You are on page 1of 22

DERECHO CANÓNICO TEMA 8

LA LIBERTAD DE CREENCIAS.

1. - CONFIGURACIÓN CONSTITUCIONAL.

1.1. PRECEDENTES HISTORICOS.


1.2. ELABORACIÓN DEL TEXTO CONSTITUCIONAL.
1.3. SIGNIFICADO DE LA NORMA CONSTITUCIONAL.

2. - DESARROLLO NORMATIVO.

2.1. CONCEPTO LEGAL. SIGNIFICADO DE LA LIBERTAD


RELIGIOSA.

3. - RÉGIMEN JURÍDICO.

3.1. ÁMBITO.
3.2. CONTENIDO.
3.3. LIMITES.
3.4. GARANTÍAS JURÍDICAS.

4. - MANIFESTACIONES.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

LA LIBERTAD DE CREENCIAS.
1. - CONFIGURACIÓN CONSTITUCIONAL.

1.1. -PRECEDENTES HISTÓRICOS: LA CUESTIÓN RELIGIOSA

La transición política española no ha sido tan sólo el tránsito de un régimen autoritario a un


régimen democrático. A este hecho, hay que añadir la tarea de conciliación nacional de una nación
fracturada por una Guerra Civil.

Estos hechos históricos han estado presenten las decisiones dc los responsables políticos de la
transición. (Gobierno y oposición) y en toda la sociedad española.

En ese pasado histórico inmediato la religión había vivido dos escenarios políticos, claramente
distinto:

 Una situación de crisis como consecuencia de la política republicana, que..


desembocó en lo que se denominó “la cuestión religiosa”
 Otra situación claramente diversa, convertida en soporte del nuevo régimen
autoritario.

El Constituyente de 1978 tenía dc esta forma ante sí dos posturas en cierto modo
irreconciliables, y al mismo tiempo la urgencia dc ofrecer una solución que pudiera ser asumida por
todos.

Este ambiente previo no impidió que la política republicana (aspectos de la Constitución de


1931) en materia religiosa se plasmara en la Constitución de 1978 en tres aspectos fundamentales:

 La separación Iglesia-Estado.
 El reconocimiento de la libertad religiosa.
 El sometimiento de las asociaciones religiosas a una ley especial.

1. 1. 1 La separación Iglesia-Estado

Esta declaración constituye una novedad en el constitucionalismo español.

La Constitución de 1812, mantuvo el principio tradicional de confesionalidad del estado con


el agravante de una radical intolerancia religiosa. El reflejo de la Ilustración y de la Revolución
francesa, que se tradujo en numerosos preceptos constitucionales, fue totalmente ignorada en materia
religiosa.

Por tanto, la confesionalidad católica, formulada de una manera expresa en la Constitución de


1812, se reiterará en las Constituciones de 1845 y de 1876 y, de manera tácita, en las de 1837 y de
1869.

La separación Iglesia-Estado, en los términos expresados en la Constitución de 1931,


constituye una novedad rechazada y condenada por la Iglesia Católica.

1.1.2. La libertad religiosa

En la historia del constitucionalismo español la libertad religiosa brilla por su ausencia. Los
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

Constituyentes de Cádiz, no solo no reconocen en el texto constitucional la libertad religiosa, sino que
establecen un régimen estricto de intolerancia, prohibiendo el ejercicio de cualquier otra religión.

Lo mismo ocurrirá con las demás constituciones, a excepción de la de 1869, donde es sustituida
por un régimen de tolerancia.

1.1.3. Régimen de las asociaciones religiosas

El laicismo estatal, objetivo de los partidos republicanos y de izquierdas, no se debe identificar


con el separatismo Iglesia-Estado. El laicismo defendido en los debates de las Cortes Constituyentes se
identifica con el laicismo francés de la Ley de 1905 que estipula que la República no reconoce ni
subvenciona a ningún culto.

Esto significa que el Estado no desea mantener ningún tipo de relaciones con las religiones y
desea simplemente afirmar que el hecho religioso deja de ser hecho público, de lo donde se deduce que
la Republica no ayudará financieramente a ningún culto. El hecho religioso se reduce a un problema de
conciencia

La identificación con este concepto dc laicidad quedó claramente reflejado en el discurso


pronunciado por Azaña en el Congreso de Acción Republicana, donde manifiesta que el problema
religioso es un problema intimo de conciencia, pero no un problema político.

El Art. 26 de la Constitución de 1931 fue el principal receptor de esta actitud laicista y el que
provocó las reacciones más airadas.

Establece cl principio de sometimiento de las confesiones religiosas a una ley especial,


señalando las bases a las que deberá ajustarse dicha ley, que, en síntesis, eran las siguientes:

 disolución de las que por sus actividades constituyan un peligro para a seguridad
del Estado
 inscripción en un registro especial dependiente del Ministerio de Justicia:
 Incapacidad para adquirir y conservar bienes, salvo aquellos destinados a su
vivienda y fines privativos:
 Prohibición de ejercer la industria, el comercio o la enseñanza:
 Sumisión a todas las leyes tributarias del país y obligación de rendir cuentas al
Estado anualmente de la inversión de sus bienes en relación con los fines de la
asociación:
 Los bienes de las órdenes religiosas podrán ser nacionalizados.

Junto a este sometimiento de las confesiones a una ley especial se establece la prohibición al
«Estado, regiones, provincias y municipios de mantener, favorecer o ayudar económicamente a las
iglesias, asociaciones e instituciones religiosas, así como la extinción, en un plazo de dos años, del
Presupuesto del Clero

Finalmente, se dispone la disolución de la Compañía de Jesús, bajo la formula: «Quedan


disueltas aquellas órdenes religiosas que estatutariamente impongan, además de los tres votos
canónicos, otro especial de obediencia a autoridad distinta de la legítima del Estado.»

La reacción de los diputados católicos se manifiesta en términos así de tajantes: «... el proyecto
de Constitución, tal como está concebido y solamente con enunciarlo, es ya un reto a la conciencia
católica del país, es lanzarlo a la guerra.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

Tal vez la mejor exposición de lo ocurrido en el debate constituyente en torno a la cuestión


religiosa corrió a cargo de Gregorio MARAÑON en un articulo publicado en El Sol titulado «La
sugestión del mito”, precisamente la víspera del debate del Art. 26: “... pesa sobre el juicio dc los
diputados un mito alucinante. Es el mito dcl clericalisrno-anticlericalismo, al cual se achaca, con
profunda verdad, aunque con interpretaciones erróneas, gran parte dc la razón dc nuestro atraso. La
mitad de los españoles suponen que el cáncer que nos roe y que nos impide desenvolvernos al torno de
los demás países Europeos es la influencia excesiva de los poderes clericales. La otra mitad cree que
sin esa hegemonía clerical España dejaría de ser un pueblo dotado dc vitalidad y de estructura
genuina y que acabaría por desaparecer»

Las palabras de Gregorio MARAÑÓN permiten ilustrar lo ocurrido desde aquella fecha de
1931 hasta I978:

 El anticlericalismo triunfó con advenimiento de la II Republica.


 El clericalismo en cambio, vencería con el régimen político surgido de la Guerra
Civil.

Esta cohabitación Iglesia-Estado se va a ratificar aún más con la consiguiente declaración del
Estado recogida en los principios dcl Movimiento Nacional aprobados en 1958: «La nación española
considera como timbre de honor el acatamiento a la ley de Dios, según la doctrina de la Santa Iglesia
Católica, Apostólica y Romana, única verdadera y fe inseparable de la conciencia nacional que
inspirará la legislación. El ordenamiento jurídico español quedará sometido de esta forma a la
doctrina y a la moral católica, de tal manera que la posible vulneración legislativa
podría dar lugar a la nulidad dc las leyes y disposiciones que menoscabaron este principio”

Más profunda e intensa fue la conmoción producida por el Concilio Vaticano II, al replantear
íntegramente las bases doctrinales de las relaciones Iglesia-Estado.

La exigencia de la independencia y autonomía de la Iglesia respecto al poder civil y la petición


a los Estados católicos de la renuncia de privilegios que obstaculizaban esa autonomía suponen la
quiebra del antiguo modelo de relaciones Iglesia-Estado que había inspirado el nacional-catolicismo
del Régimen y, muy en concreto, el Concordato.

Como consecuencia de esta doctrina conciliar y de la propia confesionalidad del Estado


español se tuvo que proceder a la modificación de las Leyes fundamentales para sustituir la fórmula de
la tolerancia por el reconocimiento del derecho de libertad religiosa y a la promulgación de una ley de
libertad religiosa en 1967.

La confesionalidad del Estado, sin embargo, no tuvo la misma eficacia a la hora dc proceder a
la renuncia de los privilegios mutuamente reconocidos.

La petición del Papa Pablo VI pidiendo al jefe del Estado que renunciara al privilegio de
presentación de obispos fue contestada con un asentimiento condicionado a que se revisaran todas las
cuestiones Iglesia-Estado de una manera global.

Este hecho no se produjo y sí, en cambio, se agudizó la crisis entre ambas instituciones,
bloqueándose el nombramiento de obispos e incrementando la represión policial sobre aquellos
clérigos que desde sus opciones políticas o sindicales se enfrentaban al orden establecido.

El nacional-catolicismo había llegado a su fin, al igual que el régimen personal que lo había
sustentado.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

1.2. LA ELABORACIÓN DEL TEXTO CONSTITUCIONAL

Los ponentes de 1978 al abordar la cuestión religiosa tenían ante sí:

 unas experiencias históricas concretas y unas soluciones políticas y normativas


agotadas y fracasadas,
 Un importante material proporcionado por los documentos de Naciones Unidas, en
todos sus Tratados reconoce y garantiza la libertad de pensamiento, conciencia,
religión y de manifestación, tanto individual como colectiva, en publico o en
privado.

Junto a estos datos, los ponentes no podían olvidar que Adolfo Suárez como presidente del
Gobierno, se había firmado el Acuerdo entre el Estado y la Iglesia Católica, en virtud del cual el
Estado español renunciaba al privilegio de presentación de obispo y la Ig1esía al privilegio de fuero.

Y e1 compromiso comportaba la derogación del Concordato y su sustitución por un nuevo


marco jurídico para la Iglesia adaptado a las nuevas circunstancias, pero a la vez, este compromiso
eximía a la Iglesia de la posibilidad de quedar sometida a un régimen común y general para todas las
confesiones. Este hecho tendrá una influencia decisiva en la elaboración del texto constitucional y en
su posterior desarrollo.

El primer borrador dc Constitución sobre el que trabajó inicialmente la ponencia fue


filtrado a la prensa el 23 de noviembre de 1977, apareciendo en el periódico La Vanguardia,, los
primeros 39 artículos de dicho borrador.

Según esta información, la Constitución garantizaba la libertad religiosa y de culto, al igual que
proclamaba la aconfesionalidad del Estado.

La aconfesionalidad del Estado no provocó ningún comentario negativo por parte de la


jerarquía española, que se limitó a expresar la independencia y autonomía del Estado y de la Iglesia,
reclamando, sin embargo el pleno reconocimiento civil de su realidad institucional.

El segundo borrador constitucional hecho público por la ponencia, garantizaba la libertad


religiosa y de cultos dc los individuos y de las comunidades, así como la profesión filosófica e
ideológica, con la única limitación del orden público protegido por la ley. También declaraba que
ninguna confesión tendrá carácter estatal, y que los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias
religiosas dc la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación.

Si comparamos los principios que inspiraron la regulación constitucional de 1931 y la del


segundo borrador de la constitución de 1978 se observaran que existen evidentes coincidencias y
notorias discrepancias.

Ambos textos coinciden en el reconocimiento del derecho a la libertad religiosa y el carácter


aconfesionalidad el Estado, pero existe una diferencia en cuanto a la jerarquía de ambos. En la actual
constitución, la libertad es un valor superior del ordenamiento jurídico, y hay que interpretar la
aconfesionalidad desde la libertad religiosa no solo como derecho individual o colectivo, sino también
como principio informador dela legislación en esta materia. En la Constitución de 1931 la jerarquía era
inversa, y la libertad religiosa quedaba supeditada a la separación Iglesia- Estado y a su manifiesta
aconfesionalidad.

El reconocimiento del asocialismo religioso y su presencia pública es un derecho reconocido en


los textos internacionales, que han supuesto una clara superación del laicismo clásico. Pero el mandato
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

constitucional españo1 que instaura la obligación dc los poderes públicos dc cooperar con las
«creencias religiosas de la sociedad española», constituye una auténtica novedad en el Derecho
internacional y comparado.

La incorporación de este apartado en el segundo borrador parece inducido por los propios
compromisos del Gobierno, asumidos en un texto preconstitucional como era el Acuerdo del Estado
con la Iglesia Católica de 1976.

El Texto todavía sufrirá nuevas modificaciones al precisar que dichas relaciones de


cooperación se mantendrán con “la Iglesia Católica y las demás confesiones. Esta modificación
provocó una firme protesta del grupo socialista y la retirada de Peces-Barba de la ponencia.

Recuperado posteriormente el consenso constitucional y reincorporado a la ponencia Peces-


Barba, la formula constitucional final, ha hecho posible dar por zanjada la cuestión religiosa.

Art. 16. CE.


1. “Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y
las comunidades sin más limitaciones en sus manifestaciones que la
necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.
2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o
creencias.
3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en
cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las
consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás
confesiones”.

1.3. SIGNIFICADO DE LA NORMA CONSTITUCIONAL

1.3. 1. - Precedentes doctrinales.

a) El origen histórico de la libertad religiosa

La Constitución eleva la libertad a la categoría superior del ordenamiento jurídico. Más tarde al
desarrollar los derechos fundamentales y las libertades públicas enumera diversas libertades,
comenzando esta especialización por la libertad ideológica y religiosa.

Las circunstancias históricas concretas que motivaron la quiebra religiosa de la cristiandad


medieval, tuvieron unas consecuencia políticas concretas que se tradujeron en la entronización del
principio de confesionalidad del Estado y la adopción de un régimen de intolerancia religiosa que
condujo a la persecución de los súbditos que profesaban cultos disidentes con la religión oficial.

Esta política religiosa de los Estado Europeos trascendió del ámbito interno de cada uno de
ellos para convertirse en un conflicto entre Estados, en guerra por motivos religiosas.

Precisamente como reacción a estos hechos surge la doctrina de la tolerancia, que conducirá al
reconocimiento del derecho de la libertad religiosa o de conciencia.

Su proclamación oficial corresponderá a la colonia americana de Virginia, que la reconoce en


su declaración de Derechos de 1776.

Esta declaración hay que situarla en el ámbito de las doctrina contractualistas y de


reconocimiento.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

Aquí aparece la libertad como derecho innato e inalienable, pero para evitar que se convierta
en un concepto genérico y abstracto se concreta y se pone especial énfasis en algunas manifestaciones
de la libertad, como la libertad religiosa o de conciencia, la libertad de prensa y la libertad política.

b) La comunidad política y las creencias religiosas

¿Qué significado tiene fuera de este contexto histórico la libertad religiosa?.

Durante siglos, las creencias religiosas han constituido un elemento estructurador de la vida
cultural de un pueblo. El individuo, como miembro de esa comunidad, tiene el deber cívico de profesar
esas creencias, y no hay esferas de libertad individual que autoricen la profesión de creencias
contradictorias con las propias de la comunidad. Esto significa que la concepción de la vida, es uno de
los elementos identificativos de cada comunidad, y ello posibilitará, en principio, que el Estado pueda
ser confesional.

El antecedente más significativo del separatismo Iglesia-Estado lo constituye la primera


enmienda a la Constitución de los EEUU, en la que establece una expresa prohibición al Congreso, de
que el Estado asuma como propia una confesión o grupo religioso determinado.

Pero el vaciamiento de las creencias religiosas del contenido ideológico del estado se va a
producir a través del laicismo y del ateismo científico.

El laicismo excluye del sustrato ideológico del Estado cualquier referencia religiosa,
reduciendo el ámbito de las creencias religiosas a la autonomía individual.

El ateismo científico, no solo elimina las creencias religiosas de la ideología del Estado, sino
que asume una actitud antirreligiosa, que en la experiencia histórica concreta, se ha traducido
frecuentemente en la prohibición de la libertad religiosa y en la persecución de personas e instituciones
portadoras de creencias religiosas.

Estas actitudes no pueden ser consideradas como manifestaciones de la neutralidad ideológica


del Estado, ya que lejos de la neutralidad han asumido una determinada ideología, (unas creencias no
religiosas) y han actuado parcialmente en un intento d eliminar o suprimir las creencias religiosas
presentes en la sociedad.

La superación de estas opciones ideológicas se han producido con la adopción de la libertad


como contenido ideológico del Estado y su proyección, a nivel individual, a través del reconocimiento
y protección de la libertad de creencias religiosas o no religiosas.

La constitución se inspira, por tanto, en una ideología y se funda en unos valores, es decir,
tiene:
 una dimensión ideológica y
 Una dimensión axiológica.

Esta doble dimensión no impide la neutralidad estatal, favoreciendo por tanto, la existencia de
un legitimo pluralismo social, pero por otra parte constituye un limite a la propia libertad ideológica y
religiosa, en cuanto esas creencias puedan estar en contradicción con los contenidos ideológicos y
axiológicos constitucionales, garantizados por la cláusula del orden publico protegido por la ley y, en
concreto, por la salvaguarda de la seguridad pública, la salud pública y la moralidad pública.

La polaridad individuo comunidad, se traduce así en:


DERECHO CANÓNICO TEMA 8

 El reconocimiento del derecho a elegir individualmente la propia opción ideológica.


 El control por parte de la comunidad, que actúa como limite de las libertades individuales,
dando lugar a supuestos evidentes de colisión entre el individuo y la comunidad política.

1.3.2. Interpretación.

a) El significado constitucional de la libertad religiosa.

La Constitución garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y de las


comunidades.

La constitución utiliza una pluralidad de expresiones para referirse a esta materia, como
libertad de pensamiento, de conciencia, de religión, de creencias, de convicciones...

Esta diversidad terminológica no pretende describir una haz de libertades diferenciadas, sino
que pretende referirse a una única libertad, cuyo origen y fundamento puede encontrarse tanto en un
sistema filosófico, ideológico, ético, religioso, etc..

Esta autonomía individual es garantizada constitucionalmente, de igual manera cualquiera que


sea el origen de ese ámbito en el que se albergan las creencias o las convicciones personales.

Las expresiones constitucionales libertad ideológica y libertad religiosa no son, pues, dos
libertades alternativas, sino una sola libertad sobre un mismo contenido: la propia cosmovisión
personal.

El derecho a tener unas creencias o convicciones implica el derecho a elegir o cambiar la


propia cosmovisión y a gozar de inmunidad de coacción en ese proceso de elección, así como respecto
a la libertad de manifestarla o de negarse a declararla.

Pero no se agota ahí el contenido de este derecho, la adopción de decisiones existenciales de


acuerdo con las propias creencias constituye una exigencia propia del contenido de este derecho, que
se manifiesta a través de la libertad de conciencia o libertad ética.

Existe pues una relación causal necesaria entre la libertad ideológica, libertad religiosa y
libertad de conciencia, aunque no haya sido citada expresamente en el texto constitucional.

El mundo de las ideas y creencias, y de la ética individual se proyectan de manera especial en


el campo de la educación.

La formación de los nuevos ciudadanos fue una preocupación de los filósofos clásicos y más
tarde de los dirigentes religiosos. Hoy se ha convertido en un reducto de la familia, de tal manera que
la educación en esos valores es un derecho de los padres que tanto en el ámbito domestico como en el
sistema educativo tiene la facultad de elegir esa formación moral o religiosa de acuerdo con sus
propias convicciones.

Este derecho presenta una doble dimensión:

 Una negativa, porque esta vetado al centro educativo o a los profesores cualquier
actitud proselitista o de adoctrinamiento contrario alas convicciones previamente
elegidas.
 Una positiva, que incluye la libertad de elección del centro educativo, más afín a
esas convicciones de los padres.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

Este derecho no incluye, un derecho prestacional exigible ante los poderes públicos.

Libertad de creencias, libertad ética o de conciencia y libertad de educación constituyen así,


junto con la libertad de expresión el núcleo fundamental de los que la jurisprudencia española califica
de las libertades de la conciencia.

Estas manifestaciones concretas de la libertad personal se extiende a su dimensión colectiva,

b) El Estado y las comunidades religiosas

La Constitución declara expresamente «ninguna confesión tendrá carácter estatal»

Se ratifica así el principio del separatismo Estado-confesiones religiosas, cuyo antecedente


normativo se encuentra, como hemos dicho, en la primera enmienda de la Constitución de los Estados
Unidos.

Se quiebra de esta manera en España una tradición secular de confesionalidad católica del
Estado, solo interrumpida por la Constitución de 1931.

La separación Iglesia-Estado proclamada en la norma constitucional es una garantía de


neutralidad religiosa por parte del Estado y del eficaz funcionamiento del pluralismo religioso y de los
principios de libertad e igualdad religiosa.

La separación Iglesia-Estado no debe identificarse con actitudes laicistas o antirreligiosas por


parte del Estado. El vaciamiento de creencias religiosas dc los contenidos ideológicos y axiológicos de
la comunidad política no implica su sustitución por otros dc contenido opuesto. La neutralidad se
garantiza mejor y más adecuadamente cuando el Estado asume, como valor superior de un
ordenamiento jurídico, la libertad.

La formula constitucional permite conciliar el separatismo con la cooperación institucional


entre el Estado y las confesiones religiosas.

La traducción de este mandato constitucional se ha realizado a través de la Ley orgánica 1980,


de 5 junio, de Libertad Religiosa, que además de reconocer los derechos antes mencionados
garantiza:
 El derecho de las Iglesias, confesiones y comunidades religiosas a establecer
lugares de culto o de reunion y comunidades religiosas,
 a designar y formar sus ministros,
 A designar y propagar su propio credo y a mantener relaciones con sus propias
organizaciones o con otras confesiones religiosas, sea en territorio nacional o
extranjero.

La Ley de Libertad religiosa ha creado un Registro Público en el Ministerio de Justicia para la


inscripción de las Iglesias, confesiones, comunidades religiosas y sus federaciones.

La inscripción en este registro produce unos efectos jurídicos concretos como:

 El reconocimiento de la personalidad jurídica.


 Plena autonomía.
 Cláusulas de salvaguarda de una identidad religiosa y carácter propio, etc.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

El problema principal que plantea este Registro reside en la propia calificación administrativa
respecto a la Asociación que solicita la inscripción en el Registro, en relación con cl requisito de los
fines religiosos exigido en el Art. 5.2 de la ley.

La interpretación administrativa de este requisito ha dado lugar a diversos recursos ante la


jurisdicción ordinaria, con pronunciamientos diversos que no han logrado una doctrina jurisprudencial
común.
La cuestión es compleja, porque al final se trata de encontrar una respuesta adecuada a la
pregunta ¿qué es una religión?¿, ¿Qué son las creencias religiosas? Esta pregunta, aparentemente
simple, fue planteada en el Parlamento Mundial de las Religiones y no fue posible encontrar una
respuesta unánime.

Pero junto a este régimen unilateral la ley autoriza la posibilidad de establecer Acuerdos o
Convenios de cooperación con las Iglesias, Confesiones o Comunidades religiosas. Este régimen
bilateral permite la creación de un marco jurídico más amplio y beneficioso para las propias con-
fesiones signatarias en orden a la concreción de sus propios fines religiosos.

Con anterioridad a la promulgación de la Ley de Libertad Religiosa el Estado español había


suscrito cuatro Acuerdos con la Iglesia Católica el 3 dc enero de 1979.

Dichos Acuerdos tienen una doble finalidad:

 Proceder a la derogación del Concordato de 1953;


 Crear un marco jurídico cronológicamente constitucional.

A través de estos instrumentos bilaterales, con rango de Tratados Internacionales, se crea un


marco jurídico para la Iglesia Católica distinto del común para las demás confesiones. Las diferencias
se centran en los contenidos prestacionales que asume el Estado, especialmente en cl ámbito de la
educación, cultura, asistencia religiosa y sostenimiento económico de la Iglesia Católica ~

Como contrapunto a estos Acuerdos, y en cumplimiento de las previsiones contenidas en el


Art. 7 dc la Ley Orgánica dc Libertad Religiosa, en 1992 se han firmado varios Acuerdos con las
confesiones minoritarias:

Habrá que completar esta reseña, respecto al Derecho acordado, con la referencia a los
Acuerdos suscritos por las Comunidades Autónomas con la Iglesia Católica y otras confesiones dentro
el ámbito de su competencia, y singularmente en asuntos culturales y protección del patrimonio
artístico-religioso.

2. - DESARROLLO NORMATIVO

2.1. CONCEPTO LEGAL. EL SIGNIFICADO DE LIBERTAD RELIGIOSA

El Art. 16 de la Constitución ha sido desarrollado parcialmente por la Ley Orgánica de


Libertad Religiosa de 5 de julio de 1980.

Ha quedado excluido, en principio, de este texto legal la libertad ideológica y limitada la


libertad de creencias a las creencias religiosas.

En consecuencia, la ley garantiza la libertad religiosa y de culto, ignorando la libertad ideo-


lógica, cuya equiparación con las citadas libertades ha sido expresamente reconocida en la
Constitución, en los textos internacionales y recientemente en la Declaración sobre esta materia
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

aprobada en el Tratado de Ámsterdam.

La ley no ofrece un concepto o definición de la libertad religiosa y dc culto; se limita a


enumerar una serie de manifestaciones de esta libertad protegidas por la ley y algunas actividades
concretas excluidas dcl ámbito de protección de la misma. (entre estos últimos incluye a «las
actividades, finalidades y entidades relacionadas con el estudio y experimentación de los fenómenos
psíquicos o parapsicológicos o la difusión de valores humanísticos o espiritualistas u otros fines
análogos ajenos a los religiosos

Ciertamente resulta una tarea difícil y compleja definir la libertad religiosa, sin embargo, la
delimitación operada en la ley obliga a intentar precisar el significado de lo religioso, pues así lo va a
exigir la propia interpretación de algunas normas contenidas en el texto legal.

La propia norma da una definición negativa al excluir determinadas actividades del ámbito de
protección de la ley, pero al mismo tiempo, ampara y protege la ausencia de creencias religiosas y, por
consiguiente, las creencias agnósticas, ateístas y antirreligiosas

En efecto, la equiparación entre religión y convicciones, a los efectos de protección jurídica, se


extiende a:

 La práctica del culto o de celebrar reuniones en relación con la religión o convicciones y de


fundar y mantener lugares para estos fines;
 La de fundar y mantener instituciones de beneficencia o humanitarias adecuadas;
 La de confeccionar, adquirir y utilizar en cantidad suficiente los artículos y materiales
necesarios para los ritos o costumbres de una religión o convicción;
 La de escribir, publicar y difundir publicaciones pertinentes en estas esferas;
 La de enseñar la religión o las convicciones en lugares aptos para estos fines;
 La de solicitar y recibir contribuciones voluntarias financieras y de otro tipo de particulares
e instituciones;
 La de capacitar, nombrar, elegir y designar por sucesión los dirigentes que correspondan
según las necesidades y normas de cualquier religión o convicción;
 La de observar días de descanso y de celebrar festividades y ceremonias de conformidad
con los preceptos de una religión o convicción;
 la de establecer y mantener comunicaciones con individuos y comunidades acerca de
cuestiones de religión o convicciones en el ámbito nacional y en el internacional

La Declaración añade que: «Los derechos y libertades enunciados en la presente Declaración se


concederán en la legislación nacional de manera tal que todos puedan disfrutar de ellos en la práctica»

Aunque la fuerza vinculante de esta Declaración no es equivalente a la dc un Convenio, sin


embargo la doctrina entiende que se trata de una interpretación del Art. 18 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, en cuyo caso tendría la misma fuerza vinculante que el propio Pacto
Internacional.

La equiparación de las organizaciones confesionales y de las organizaciones ideológicas o


filosóficas no existe en la ley de libertad religiosa. Que excluye expresamente a algunas
organizaciones ideológicas e, indirectamente, a todas, al exigir el requisito de fines religiosos para la
inscripción en el Registro de Entidades Religiosas.

Esta exclusión ha reabierto la polémica sobre qué es lo religioso, produciéndose


manifestaciones al respecto en el campo doctrinal y en la praxis administrativa y judicial.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

2.1.1. Interpretación doctrinal

Las opiniones doctrinales al respecto han sido plurales.

Así se ha afirmado que una organización tiene fines religiosos cuando existe: un conjunto dc
creencias, doctrinas y preceptos que se aceptan por los miembros con vinculaciones unitivas muy
profundas de naturaleza religiosa, y una organización sobre normas propias que requiere, suficiente
número de adeptos,

Otros autores requieren la existencia de unas comunidades con una finalidad religiosa, es decir,
«un fondo doctrinal que haga referencia a la divinidad, dotada de una praxis ritual y moral y de una
estructura permanente con normas de organización autónoma»

Otros autores requieren la existencia de la creencia en un Ser superior, de una doctrina o


dogma, de una moral, una organización, etc.

Es evidente, en la mayoría de estas definiciones, la influencia del estereotipo de la Iglesia


Católica, cuyos elementos integrantes parecen considerarse imprescindibles para que exista una
entidad religiosa.

No faltan quienes apuntan, como elemento específico dc lo religioso, el culto, llegando a


afirmar que la existencia o no de culto permite distinguir el hecho religioso de las meras creencias
filosóficas con contenidos metafísicos

Esta diferencia tampoco es admitida en la doctrina dc Naciones Unidas, que entre las libertades
dimanantes de la libertad religiosa reconoce: la dc practicar el culto o de celebrar reuniones en relación
con la. Religión o las convicciones y de fundar y mantener lugares para esos fines.

El culto no es, por tanto, un elemento exclusivo y diferenciador dc las confesiones religiosas.
Pero es más, ni siquiera algunas corrientes religiosas con una gran tradición y arraigo incluyen en su
definición una relación con la divinidad ni la exigencia de un culto. A modo de ejemplo, «el budismo
no es una religión con Dios. El budismo es una religión de la sabiduría, de la iluminación y de la
compasión.

2.1.2. Interpretación administrativa

La Administración ha elaborado también su propio concepto de confesión religiosa,


manifestado, sin embargo, a través de rasgos diversos. Así, por ejemplo, en diversas Resoluciones de
la Dirección General de Asuntos Religiosos se exigen los siguientes requisitos:

 Un cuerpo de doctrina propio que exprese las creencias religiosas que se profesan y que se
desean transmitir a los demás.
 Una liturgia que recoja los ritos y ceremonias que constituyen el culto, con la existencia de
lugares y ministros de culto en sus distintas denominaciones y funciones.
 Unos fines religiosos que respeten los límites al ejercicio del derecho de libertad religiosa
establecidos en el Art. 3 de la LOLR.
 Con carácter previo e indispensable, un número significativo de fieles que constituyen el
sustrato de una persona jurídica, toda vez que antes de calificar la naturaleza religiosa de la
entidad peticionaria es necesario que se acredite la existencia de una verdadera y real
entidad.

A la vista de estos requisitos resulta sorprendente encontrar una serie de comunidades budistas
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

inscritas en el Registro de Entidades Religiosas. Teniendo en cuenta Declaración budista, estas comu-
nidades no reúnen ninguno de los requisitos exigidos por la Administración.

2.1.3. Interpretación jurisprudencial

Tampoco los Tribunales, en los casos que ha tenido que conocer, se han recatado dc
pronunciarse sobre el concepto de religión.

Así, acogiéndose a la definición de la Real Academia Española, se dice que «es un conjunto de
creencias o dogmas acerca de la divinidad, de sentimientos dc veneración y temor hacia ella, de
normas morales para la conducta individual y social y de prácticas rituales, principalmente la oración y
cl sacrificio para darle culto».

2.1.4. La interpretación del Art. 10.2 de la Constitución

La Constitución española establece, con carácter imperativo, que «las normas relativas a los
derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce se interpretarán de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los Tratados y Acuerdos inter-
nacionales sobre las mismas materias ratificados por España»

La Constitución establece un mandato consistente en que dicha interpretación se realice de


acuerdo con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los demás Tratados Internacionales
ratificados por España. La Constitución —dice el Tribunal Constitucional— se inserta en un contexto
internacional en materia de derechos fundamentales y libertades públicas, por lo que hay que
interpretar sus normas en esta materia de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos y los Tratados y Acuerdos Internacionales que menciona el precepto. Y no sólo las normas
contenidas en la Constitución, sino todas las del ordenamiento relativas a los derechos fundamentales y
libertades públicas que reconoce la norma fundamental»

La interpretación de la libertad religiosa, regulada en la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, no


puede hacerse descomponiendo su contenido en dos apartados (libertad y religión) e interpretando el
significado religión de acuerdo con el sentir nacional tradicional. La libertad religiosa ha de
interpretarse a la luz de la Declaración Universal de Derechos Humanos y de otros Tratados, en los
términos expresados con anterioridad, apoyándonos en los textos internacionales y en la interpretación
oficial de los mismos realizada por los organismos internacionales.

En consecuencia, y siguiendo el comentario oficial del Comité de Derechos Humanos de las


Naciones Unidas es posible establecer los siguientes criterios hermenéuticos aplicables al Art. 16 de la
Constitución española y a la Ley Orgánica de Libertad Religiosa:

1. El derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión (que incluye la libertad de


creencias) en el Art. 18 es amplio y denso; abarca la libertad dc pensamiento sobre cualquier
tema, las convicciones personales y la adhesión a una religión o a unas creencias, ya sea mani-
festado dc forma individual o colectiva.
2. Libertad de pensamiento y dc conciencia se protegen en la misma medida que la libertad de
religión y de creencias.
3. El carácter fundamental dc estas libertades se refleja cii que no pueden ser derogadas ni
siquiera en situaciones de emergencia.
4. Las creencias deístas, no deístas y ateas, así como el derecho a no profesar ninguna religión o
creencia están protegidas por el Art. 18.
5. Los términos creencia y religión han de ser interpretados ampliamente. No puede limitarse la
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

aplicación del Art. 18 a las religiones tradicionales o a las religiones o creencias con
características institucionales o prácticas análogas a las de las religiones tradicionales.

Estos criterios cuestionan la interpretación administrativa y jurisprudencial, así como dc una


parte de la doctrina que se viene haciendo de la libertad religiosa, ofreciendo una versión restringida y
limitada dc esta libertad, que pone en riesgo la seguridad jurídica de los individuos y dc las
comunidades.

España, como Europa en general, observa con preocupación creciente la presencia de nuevos
movimientos religiosos o ideológicos que no encajan en los moldes tradicionales de lo religioso, y con
Carácter preventivo y cautelar se establecen mecanismos de control (Registro dc Entidades Religiosas,
Informes policiales e incluso la posible creación dc un observatorio parlamentario sobre las sectas) de
estos nuevos movimientos, denominados genéricamente sectas.

Esta tendencia, presente en la vieja Europa y en otros continentes, ha motivado que el propio
Comité de Derechos Humanos muestre su preocupación por la tendencia a discriminar religiones o
creencias por distintas razones, incluyendo el hecho de que se hayan implantado recientemente o
representen a minorías religiosas que pudieran ser objeto dc hostilidad por parte de la confesión
religiosa mayoritaria.

3. - RÉGIMEN JURÍDICO,

3.1. ÁMBITO.

La Ley Orgánica dc Libertad Religiosa dispone en su Art. 1.1 que el Estado garantiza el
derecho fundamental dc libertad religiosa y dc culto reconocida en la Constitución.

Para hacer efectiva esta garantía la ley, a través de siete artículos, protege:

 la no discriminación por motivos religiosos


 describe el contenido de este derecho fundamental
 establece los límites al ejercicio del derecho de libertad religiosa y las actividades,
finalidades y entidades no protegidas por esta ley
 así como la protección jurisdiccional que otorga como garantía efectiva de los derechos
dimanantes de esta libertad
 El reconocimiento estatal de las entidades religiosas y los derechos derivados de este
reconocimiento
 se ocupa de la creación de una Comisión Asesora de Libertad Religiosa que hay que
encuadrar en el organigrama del Ministerio de Justicia,

3.2. CONTENIDO

La interpretación oficial de los textos internacionales distingue dos aspectos fundamentales


en relación con la libertad de pensamiento, conciencia, religión o creencia:

o La libertad de tener y
o La libertad de manifestar.

La libertad de tener se describe en la Ley de Libertad Religiosa como el derecho a profesar las
creencias religiosas que libremente elija o no profesar ninguna, cambiar de confesión o abandonar la
que tenía, manifestar libremente sus propias creencias religiosas o abstenerse de declarar sobre ellas.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

La libertad de tener o elegir unas creencias es un derecho absoluto que no tiene límites.

Esta consideración de la libertad de tener o elegir unas creencias como un derecho absoluto que
carece de límites no está expresamente reconocida en la Ley de Libertad Religiosa, pero de acuerdo
con lo dicho anteriormente, el imperativo constitucional de interpretación de las normas sobre
derechos fundamentales y libertades públicas, de acuerdo con los Tratados Internacionales, exige que
la interpretación de la ley española se adecue a la citada interpretación oficial del Pacto Internacional
dc Derechos Civiles y Políticos y, por consiguiente, se garantice igualmente cl carácter de derecho
absoluto del derecho de tener y elegir las creencias libremente.

La posible intervención de los poderes públicos en el ámbito de la vida privada sólo podría
justificarse cuando se produjeran dentro de ese ámbito relaciones transitivas o interpersonales y se
derivara de las mismas un atentado a los derechos o libertades del Otro u otros sujetos de la relación
interpersonal.

Sin embargo, cuando se trata de relaciones intra personales relativas al propio sujeto, ya sea de
carácter espiritual (creencias, sentimientos, etc.) o de carácter físico (el propio cuerpo, la salud
personal, etc.), la intervención exterior o injerencia ajena (poderes públicos, terceras personas. etc.)
está absolutamente vedada.

3.3. LA CUESTIÓN DE LOS LIMITES.

Contrariamente a la libertad de tener, la libertad de manifestación de las propias creencias está


sometida a los límites enunciados en el Art. 3 de la ley,

La ley traduce en estos términos cl límite establecido en la propia Constitución

Los límites establecidos al derecho de libertad de creencias se encua dran en una doble
dimensión:
o En primer lugar, los derechos y libertades dc los demás;
o En segundo lugar, el orden público protegido por la ley, que se concreta en la
seguridad, la salud y la moral públicas.

3. 3.1. Los derechos fundamentales y las libertades públicas dc los demás

El primer aspecto confronta la libertad dc creencias con otras libertades públicas o derechos
fundamentales.

Al no existir una jerarquía entre libertades y derechos fundamentales será necesario que los
Tribunales ponderen los derechos en conflicto y determinen la solución adecuada al caso.

Aunque la libertad ideológica y religiosa se proyecta a través dc la libertad de conciencia, de


educación y de expresión, cada una dc estas manifestaciones tiene sus propios límites.

Así, al confrontar la libertad ideológica y la libertad de expresión el Tribunal Constitucional


declara que la posible equiparación entre los límites de ambas libertades exige que «cuando el hecho
imputado a un ciudadano afecte principalmente a su libertad ideológica, su enjuiciamiento ha de
ponderar y analizar también principalmente de qué manera se ha vulnerado el orden público
protegido por la ley»

Los límites de la libertad de expresión (derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen)


DERECHO CANÓNICO TEMA 8

pueden o deben desaparecer ante la protección de la libertad ideológica que consagra el Art. 16.1 dc la
Constitución, por lo que es necesario partir de este derecho fundamental y no entenderlo simplemente
absorbido por las libertades dc expresión y de información «~.

Los derechos fundamentales de los demás, como límite del ejercicio del derecho de libertad
ideológica y religiosa, suscita un conflicto entre derechos constitucionales que, al no existir una
jerarquía entre ellos, debe ser objeto de ponderación por los órganos judiciales.

Sin embargo, no basta con que el órgano judicial ordinario efectúe una ponderación entre los
derechos constitucionales en conflicto; esta ponderación deberá realizarse de modo que se respete la
correcta valoración y definición constitucional dc los derechos fundamentales en presencia, tarea que
corresponde verificar al Tribunal Constitucional.

Corresponde, por tanto, a la jurisprudencia constitucional establecer los criterios dc


interpretación de los contenidos dc los derechos constitucionales y la solución de los conflictos que
puedan surgir entre ellos.

Esta función, en cuanto legítimo intérprete de la Constitución, que exigirá la adopción de una
solución casuística, a la vista de las circunstancias concretas, por el propio Tribunal Constitucional.
Ello no excluye la posibilidad de señalar las líneas dc tendencia de la jurisprudencia constitucional,
como, por ejemplo, el carácter prevalente de las libertades de expresión e información, que constituye
una doctrina constante del Tribunal.

Esta prevalencia es aplicable a la libertad ideológica.

En consecuencia, el carácter prevalente de la libertad de expresión es aplicable a la libertad


ideológica y religiosa cuando se exterioriza a través de la libertad de expresión. En cuyo caso, además,
los límites dcl Art. 20.4 deberán ser ponderados y analizados principalmente en cuanto violación del
orden público protegido por la ley

3.3.2. El orden público

El orden público, como ya hemos dicho, debe ser interpretado desde tres perspectivas:

a) la salud pública
b) La seguridad pública;
c) La moral pública.

Se trata, en principio, de conceptos jurídicos indeterminados que deberán ser concretados por
la actividad jurisdiccional y, en concreto. Por la doctrina del Tribunal Constitucional.

a) La salud pública

El Art. 43.2 de la Constitución dispone que «compete a los poderes públicos organizar y
tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios sanitarios.
La ley establecerá los derechos y deberes de todos al respecto».

La salud pública se suele identificar con la medicina preventiva, que se hace efectiva a través
dc las llamadas prestaciones colectivas, y cuyo objeto se suele centrar en las medidas de higiene social

Esta disposición se completa con la habilitación a la autoridad sanitaria para que, con cl fin de
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

controlar las enfermedades transmisibles, además de realizar las acciones preventivas generales, pueda
adoptar las medidas oportunas para el control de los enfermos, dc las personas que estén o hayan
estado en contacto con los mismos o del medio ambiente, así como las que se consideren necesarias en
caso dc riesgo de carácter transmisible

En este caso, el derecho del enfermo a aceptar, rechazar o elegir entre diversos tratamientos
cede ante cl interés general, que autoriza la adopción de tratamientos coactivos para evitar la
transmisibilidad de la enfermedad o la existencia de un riesgo para la colectividad.

El conflicto entre la libertad individual y cl derecho a disponer sobre su propio cuerpo y


adoptar libremente las decisiones que considere oportunas sobre su salud cede ante el riesgo que su
enfermedad pueda suponer para la salud pública, es decir, para la salud dc la población

Para alcanzar estos objetivos se considera como actividad fundamental dcl sistema sanitario la
realización de los estudios epidemiológicos para orientar con mayor eficacia la prevención de los
riesgos para la salud, así como la planificación y evaluación sanitaria.

Este conjunto de actuaciones es preciso encuadrarlas en las competencias otorgadas por el Art.
43.2 a las Administraciones Públicas respecto a la organización y tutela de la salud pública a través de
medidas preventivas y de las prestaciones y servicios necesarios.

Tal como se establece en el Art. 43.2, los ciudadanos tienen derechos y obligaciones en
relación con la salud pública, cuya determinación deberá hacerse a través de la ley.

Estos derechos y deberes desbordan el campo estricto de la sanidad, al extenderse a otros


campos (medio ambiente, ámbito escolar, laboral, vivienda, consumo, comercio, etc.), por lo que ¡a
configuración dc los derechos y deberes de los ciudadanos miembros dcl grupo social afectado deberá
hacerse desde una concepción multidisciplinar que abarque todos los campos que puedan incidir en la
conservación y mejora de la salud pública.

Es aquí donde pueden entrar en conflicto la libertad individual y colectiva, en nuestro caso, la
libertad ideológica y religiosa con las medidas dc prevención de ¡a salud pública y los consiguientes
deberes dc los ciudadanos, en cuyo caso deberán ceder ante las propias exigencias del interés colectivo
o general.

b) La seguridad pública

La interpretación dcl significado jurídico dc la seguridad pública plantea mayores dificultades


que el anterior.

La Constitución utiliza esta expresión en cl Art. 149.1.29 al reconocer como competencia


exclusiva del Estado la «Seguridad pública, sin perjuicio dc la posibilidad de creación dc policías por
las Comunidades Autónomas en la forma que se establezca en los respectivos Estatutos en el marco de
lo que disponga una Ley Orgánica».

La referencia a la creación de policías autonómicas, en el precepto transcrito, podría inducir a


pensar que la seguridad pública se identifica con la seguridad ciudadana.

Pero la seguridad púb1ica no parece agotarse en la seguridad ciudadana, sino que abarca un
ámbito más amplio, cuya determinación, en todo caso, corresponde al legislador mediante la
promulgación de las leyes necesarias para preservar esa seguridad y al Tribunal Constitucional al
ejercer su competencia en relación con el examen de la constitucionalidad de esas leyes o al precisar si
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

los derechos o libertades públicas limitados por la cláusula de la seguridad nacional gozan de una
fundamentación constitucional o constituyen una restricción arbitraria o injustificada de la libertad
personal.

El Tribunal Constitucional ha descrito cl contenido de la seguridad pública con aquella


actividad dirigida a la protección de personas y bienes (seguridad en sentido estricto) y al
mantenimiento de la tranquilidad y el orden ciudadano, que son finalidades inseparables y mutua mente
condicionadas»

Al abordar en este caso una cuestión de competencias estatales y autonómicas, el Tribunal


Constitucional establece la relación existente entre seguridad pública y salud pública. Así, declara que:
«Afirmar esto no supone negar que una crisis sanitaria pueda amenazar la seguridad pública y
justificar, en consecuencia, una intervención dc las autoridades a las que corresponda su custodia.
Incluso es de recordar que crisis sanitarias tales como epidemias y situaciones de contaminación
graves puedan motivar la declaración de estado de alarma

En nuestra opinión, existe una correlación evidente entre la libertad y seguridad personal,
garantizada en el Art. 17 dc la CE, y la seguridad pública y la paz social, a que se refiere el Art. 10.1
de la CE. En efecto, así como la seguridad personal constituye una garantía de la libertad indi vidual y
se produciría una interpretación o aplicación perversa de la seguridad personal, si se adoptan medidas
que para garantizar la seguridad personal menoscaben cl legítimo ejercicio de la libertad personal, dc
la misma manera habría que interpretar la seguridad pública como un instrumento al servicio dc la paz
social.

c) La moralidad pública

Este límite del ejercicio de la libertad religiosa nos introduce en de los conceptos jurídicos más
imprecisos, indeterminados y complejos.

La Comisión de Derechos Humanos dc Naciones Unidas advierte que el concepto de moral se


infiere dc numerosas tradiciones sociales, filosóficas y religiosas; consiguientemente, las limitaciones
a la libertad dc manifestar la propia religión o creencia decretadas con la finalidad dc proteger la moral
deben hasarse en principios que no deriven dc una sola tradición.

Según nuestras indagaciones, sólo en dos ocasiones se ha referido cl Tribunal Constitucional a


la moral como límite del ejercicio dc los derechos fundamentales y las libertades públicas.

La moralidad pública no puede ser interpretada a la luz de una moral o una ética confesional o
no confesional, pues ello comportaría la quiebra dcl pluralismo y de la propia aconfesionalidad dcl
Estado.

Ello ha llevado a pensar en la imposibilidad dc construir un concepto dc moralidad pública que


pudiera ser utilizado como criterio de limitación de los derechos fundamentales y de las libertades
públicas. La neutralidad ideológica del Estado y la remisión de la ética al plano de la conciencia
individual reforzarían esa argumentación. Sin embargo, cada vez son más las voces que reclaman la
construcción de una ética común, aunque sea dc mínimos, que vincule a todos los ciudadanos

En el plano legislativo esta cuestión se planteó a propósito de la Ley Reguladora de las


Técnicas de Reproducción Asistida.

Antes de iniciarse el procedimiento legislativo el Congreso de los Diputados creó una


Comisión de Expertos, entre ellos de Ética, Moral, etc., para valorar los dilemas éticos que plantean
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

estas nuevas técnicas y conocer sus opiniones.


La Imposibilidad de adscribirse a una determinada Ética confesional dio lugar a un debate
sobre qué podría entenderse por Ética cívica o Ética civil.

La Exposición de Motivos recoge las soluciones avanzadas por aquella Comisión y que expone
en los siguientes términos: «Desde una perspectiva ética, el pluralismo social y la divergencia en las
opiniones se expresan frecuentemente sobre los distintos usos que se dan a las técnicas dc repro-
ducción asistida, Su aceptación o su rechazo habrían de ser argumentados desde el supuesto de una
correcta información y producirse sin motivaciones interesadas ni presiones ideológicas,
confesionales o partidistas, sustentándose únicamente en una ética de carácter cívico o civil no exenta
de componentes pragmáticos y cuya validez radica en una aceptación dc la realidad una vez que ha
sido confrontada con criterios de racionalidad y procedencia al servicio del interés general; una
ética, en definitiva, que responda al sentir de la mayoría y a los contenidos constitucionales pueda ser
asumida sin tensiones sociales y sea útil al legislador para adoptar posiciones o normativa».

3.4. GARANTÍAS JURÍDICAS.

La libertad de creencias goza de la protección jurídica prevista con carácter general a todos los
derechos y libertades públicas, con la singularidad, en este caso, de que esta libertad no podrá ser
suspendida en los casos previstos en el Art. 5.5 de la Constitución.

3. 4.1. Garantías legislativas

Las libertades garantizadas en el Art. 16 sólo podrán ser reguladas por Ley Orgánica, que en
todo caso deberá respetar su contenido esencial.

Esto significa que en la regulación de la libertad de creencias se deberá observar el principio


de reserva de ley, por lo que su regulación a través de cualquier norma de carácter inferior produciría
su nulidad inmediata, salvo que se produzca como desarrollo de una ley para su ejecución.

El legislador al regular los derechos fundamentales y las libertades públicas debe respetar el
contenido esencial de dicho derecho. Se trata, una vez más, de un concepto jurídico indeterminado
cuya concreción ha de realizar ad casum el Tribunal Constitucional, a quien corresponde juzgar acerca
de la constitucionalidad de las leyes.

El Art. 16, como hemos visto, ha sido desarrollado parcialmente por:

o la Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa, que a su vez ha


tenido un desarrollo reglamentario a través del Real Decreto 142/1981, de 9 de
enero, sobre organización y funcionamiento del Registro de Entidades
Religiosas, y
o por el Real Decreto 198/1981, dc 19 dc junio, sobre constitución de la
Comisión Asesora de Libertad Religiosa en el Ministerio de Justicia.

La protección jurídica de la libertad ideológica y religiosa se realiza, además, a través de otras


leyes reguladoras de:

 la objeción de conciencia y de la prestación social sustitutoria


 de la protección de datos personales
 del derecho a la educación
 de la protección dc la intimidad personal y familiar, etc.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

Esta protección se extiende al Código Penal, que entre los delitos relativos al ejercicio de los
derechos fundamentales y de las libertades regula expresamente los delitos contra la libertad dc
conciencia y los sentimientos religiosos

3. 4.2. Garantías jurisdiccionales

La Constitución atribuye a los jueces y tribunales la tutela efectiva de todas las personas en el
ejercicio legítimo de sus derechos e intereses legítimos, sin que en ningún caso pueda producirse
indefensión.
Junto a esta tutela común, la CE refuerza la tutela de los derechos fundamentales y de las
libertades públicas al disponer que cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de las libertades y
derechos reconocidos en cl Art. 14 y la Sección primera del Capítulo segundo ante los Tribunales
ordinarios por un procedimiento basado en los principios de preferencia y sumariedad y, en su caso, a
través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

Como consecuencia dc la tutela reconocida en la CE, cualquier ciudadano o persona jurídica en


cl ejercicio de su libertad ideológica y religiosa y de sus manifestaciones podrá hacer efectiva su tutela
judicial efectiva mediante ¡os siguientes instrumentos jurídicos:

 Invocando directamente ante los Tribunales dc Justicia la vulneración del derecho


o libertad garantizada constitucionalmente, aunque se haya producido el
correspondiente desarrollo legislativo
 La regulación normativa de estos derechos y libertades que carezca del rango dc
Ley Orgánica o vulnere el contenido esencial del derecho podrá dar lugar al
planteamiento de un recurso

Como consecuencia de la actividad de la jurisdicción ordinaria y de la jurisdicción


constitucional existe ya un pronunciamiento jurisdiccional sobre distintas cuestiones que afectan a la
significación y alcance del derecho de libertad ideológica y religiosa.

3. 4.3. Garantías parlamentarias: el Defensor del Pueblo

El Parlamento tiene encomendadas en la actualidad dos funciones relevantes:

 la elaboración y aprobación de las leyes y


 El control del Gobierno. La Constitución dispone expresamente que el
Gobierno responda solidariamente en su gestión política ante el Congreso
de los Diputados.

Por su parte, los ciudadanos pueden dirigirse a las Cámaras, en cl ejercicio del derecho de
petición, presentando escritos individuales y colectivos.

Las Cámaras podrán remitir estas peticiones al Gobierno y exigir explicaciones sobre su
contenido. Las Cámaras gozan, por tanto de instrumentos suficientes para ejercer una tutela efectiva de
los derechos y libertades fundamentales cuando la vulneración haya sido responsabilidad de la
Administración.

Sorprende que no exista en la organización interna del Parlamente español alguna Comisión
dedicada especialmente a los Derechos Humanos o a los Derechos fundamentales y libertades
públicas. Tal vez se haya intentado suplir esta carencia mediante la creación de la Comisión Mixta
Congreso-Senado para el Defensor dcl Pueblo.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

La institución dcl Defensor del Pueblo ha sido creada en el Art. 54 dc la Constitución. Se


configura como un alto comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas para la defensa de
los derechos fundamentales y de las libertades públicas, a cuyo efecto podrá supervisar la actividad de
la Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.

Existen en el Derecho comparado dos grandes modelos de Defensor del Pueblo:

- el sueco y
- El anglo-francés.

La diferencia fundamental entre ambos radica en que:

- En el primero el Defensor es nombrado por el Parlamento, tiene un amplio poder


fiscalizador, puede actuar de oficio o a instancia de parte y los ciudadanos tienen
acceso directo al mismo.
- El segundo se caracteriza por ser nombrado por el Gobierno, tener un limitado
poder fiscalizador y no poder actuar de oficio

Es evidente que el modelo seguido por la CE es el modelo sueco, configurando una institución
dependiente orgánicamente del Parlamento y con una autonomía funcional dc la que responde “dando
cuenta” al Parlamento.

Sin embargo, la Ley Orgánica 3/1981, de 6 de abril, por la que se desarrolla esta Institución,
provee al Defensor de los instrumentos necesarios para una eficaz tutela dc los derechos y libertades
fundamentales.

Para ello cl Defensor puede actuar dc oficio o a instancia dc parte, y en la defensa dc los
derechos dc los ciudadanos podrá supervisar la actividad dc la Administración.

Esta actividad dc supervisión puede referirse a un caso concreto suscitado por una queja de un
ciudadano o referirse al funcionamiento de un sector de la Administración, en cuyo caso y tras la
investigación realizada, el Defensor del Pueblo podrá sugerir la reforma o modificación de una
decisión de la Administración que resultara lesiva para cl ciudadano o incluso la modificación de una
norma que impida el pleno ejercicio de los derechos y libertades.

Junto a estas actividades de supervisión de la Administración la Institución tiene atribuidas


competencias singulares en el ámbito jurisdiccional al estar legitimado para interponer los
consiguientes recursos dc inconstitucionalidad y de amparo ante el Tribunal Constitucional.

Aunque el Defensor del Pueblo no ha hecho uso hasta ahora de su legitimación para interponer
el recurso de amparo, sí ha interpuesto diversos recursos de inconstitucionalidad

4. - MANIFESTACIONES

Con anterioridad, al comentar los límites de la libertad de creencias, hemos distinguido entre la
libertad de tener y la libertad de manifestar.

De la primera hemos dicho que se trata de un derecho absoluto que carece de límites; por el
contrario, la libertad de manifestar es un derecho limitado, por lo que su ejercicio se verá afectado por
los límites comunes a los derechos y libertades públicas y, en concreto, el orden público protegido por
la ley, en los términos explicados en páginas precedentes.
DERECHO CANÓNICO TEMA 8

A esta libertad de manifestar nos vamos a referir en el presente epígrafe.

La LOLR se refiere a estas manifestaciones de la libertad religiosa en cl Art. 2.1.y reconoce


los siguientes derechos:

- A practicar los actos de culto y a no ser obligado a practicar actos de culto.


- A recibir asistencia religiosa de su propia confesión y a no ser obligado a recibir
asistencia religiosa contraria a sus convicciones personales.
- A conmemorar sus festividades.
- A celebrar sus ritos matrimoniales.
- A recibir sepultura digna, sin discriminación por motivos religiosos

En el segundo bloque la ley reconoce los siguientes derechos:

- Recibir e impartir enseñanza religiosa.


- Recibir e impartir información religiosa.
- Elegir para sí y para los menores e incapacitados, bajo su dependencia, dentro y fuera del
ámbito escolar, la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones.

En el tercer bloque la ley enumera los siguientes derechos:

- El derecho de reunión con fines religiosos.


- El derecho de manifestación con fines religiosos.
- El derecho a asociarse para desarrollar comunitariamente sus actividades religiosas.

De los tres bloques de derechos que hemos transcrito el tercero se refiere a los derechos y
libertades colectivas, que examinaremos en el Capítulo decimosegundo y siguientes al estudiar
precisamente las libertades colectivas.

Respecto al segundo bloque, los derechos allí enunciados hacen referencia a las libertades de
educación y expresión que, por su carácter específico de proyección de la libertad ideológica y
religiosa, analizaremos detenidamente cada una de ellas en unos Capítulos dedicados a cada una de
estas libertades (Capítulos décimo y undécimo).

You might also like