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HACE unos veinte afios, cuando en el paisaje literario empezaron a surgir autobiografias y memorias con profusién, era posible proponer la publicacién de la historia de tu vida con cierto grado de confianza. Los ectores respondian a las vidas de la gente comin con interés no menor que a las de los famosos. A saber qué fue lo que incit6 esta nueva inclinacién hacia un géne- ro antiguo. Habia, para empezar, entre muchos aficio- nados ala literatura, cierto cansancio con la narrativa experimental, en que estructura, juegos de lenguaje y tun estilo artificioso desbancaban al drama de la vida, y recibieron con gusto los retratos de personajes rea- les, de carne y hueso. Esta hambre de experiencia direc- ta, de las luchas, los sufrimientos, las esperanzas y los desvarios de personas auténticas, también prendis en el ptiblico general. Pero hoy, cuando el mundo edito- rial se encuentra en serias dificultades y el mercado estd saturado de memorias, las expectativas del escri- B torse reducen considerablemente, Mas atin, recin, revelaciones de memorias falsas 0 noveladas — hayan socavado la confianza del lector y Posiblemen. te degradado el estatus de este género, Asi pues, smas memorias? Sf, absolutamente; no tengo alternativa: he de contar mi historia. Pero {por qué mivida ys vidas que relato habrian de tener inte. rés para los desconocidos? Ante todo, porque config en que satisfagan las exigencias de una buena narra. cién: que sea singular, conmovedora, histérica y social mente informativa, psicolégicamente reveladora, intelectualmente sugerente e iluminadora, entreteni- da y, por tltimo, aunque no en importancia, que esté bien escrita. Imagine el lector que es el tinico nifio judio en cien kilémetros a la redonda en haber escapado a la ola genocida nazi en Hungria; que junto a su padre esta escondido en un bosque, rodeado de peligro constan- tey mortal, Sigue vivo porque un desconocido esté dis- Puesto a arriesgar su vida y las vidas de su mujer y sus Cinco hijos para darle alimento. Imagine que el dia des- pués de la liberaciGn un soldado borracho del ejérci- to rojo le pone una pistola en la cabeza a su padre, perp isies cate Imagine que otro solda- Tigao, ee rs intento frustrado de vio- abies primeron a tiro, Estos son algunos ie estas memorias. Sigue 4 después el relato de la vida tras el tel6n de acero, una estancia de tres anos en Santiago de Chile y, por tilti- mo, la residencia en Estados Unidos. En este punto la historia aborda experiencias mas familiares, como la Ilegada a la mayoria de edad en el Chicago de los afios cincuenta y sesenta, yel desenlace de una relacién dificil entre padre e hijo. Seguimos la vida de un joven emigrante mientras despierta al mundo de las ideas, encuentra su vocacién en la ensefianza y el estudio, y es victima de las intrigas del ambiente aca- démico. La dimensién personal e intima del narrador cobra vida con una serie de experiencias amorosas con- tadas con expresividad e insobornable franqueza, entre elas una racha prolongada de obsesiones erdticas, los goz0s, agonfas y misterios del amor y el matrimonio, ya devastaci6n del divorcio, Finalmente, también trata sobre Espaiia; su gente y su cultura y algunos retratos de espafioles eminentes. Por el camino, el lector topa con una mezcla de personas extraordinarias, interesantes, complejas. Una madrastra de tonos tragicémicos comparada con la cual la versi6n de los cuentos infantiles parece una her- manita de la caridad; un hermano mafioso, companias turbias dignas del cine negro, pero también amigos de ejemplar carifio y generosidad, y colegas de inteli- gencia, sabidurfa e ingenio notables. Un espacio sus- tancial est4 dedicado a figuras de prominencia consi- erable especialmente del mundo de la literatura his. pana con quienes] autor mantivo COFrespondencig 6. las cuales conocié en persona, como el premio Nobel de Literatura Octavio Paz, los escritores Fran disco Ayala y José Jiménez Lozano, ganadores del Premio Cervantes, € intelectuales estadounidenses tan destacados como el te6logo de la muerte de Dios, Thomas J. J. Altizer. ; _ . Las memorias cubren casi setenta afios y comien- zan en una region de Europa oriental de fronteras his- téricamente fluctuantes. Esta zona es conocida como Rutenia o Rusia subcarpatica, ha pertenecido a Hun- griay Checoslovaquia, y hoy esta en Ucrania. En 1944, cuando se inicia este relato, Hitler la habia devuelto a Hungrfa, que habia per este territorio al ser entre- gado a Checoslovaquia en la primera guerra mundial. ‘Aunque formaba parte del Eje, Hungria no fue lo bas- tante colaboradora en la ejecucién de la solucién final ylos alemanes ocuparon el pais en marzo de 1944 para agilizar el proceso de exterminio, La madre del autor se encontraba entre el casi medio mill6n de victimas. Unas cuantas palabras sobre la estructura. Aunque no indiferentes a la cronologfa, estas memorias se organizan por criterios temdticos, que abrazan prin- ac enc de ger ysupervveni, we Gitkitn muy een es Sn amor y amistad, Aborda- ° fe, un problema con el que % ee a menudo topa el memorialista: el del decoro, es decir, Jos limites de la autorrevelaci6n. He procurado encon- trar un equilibrio entre franqueza y contencién, ver- dad y circunspeccién, Evitando la practica, comiin en demasia e inmodesta, de «decirlo todo», no he rehui- do sin embargo una descripcién franca de la experien- cia erética. Dado lo delicado del tema, lo trato con Jevedad bajo seudénimo. Empecé a escribir estas memorias en 2002, cuando Ja ruptura de una relaci6n larga e infeliz desat6 una ola de emociones, un liberador flujo de sen ¢ ideas que, dia tras dia, encontraron expresiGn en estas paginas. Algunos escritores ilustres, como Miguel de Unamuno y mi buen amigo Francisco Ayala, han dicho que el memorialista se parece mucho al novelista que crea un personaje, en este caso ¢l protagonista de su propia vida, en virtud de lo cual se inventa y descubre asimismo simulténeamente en el proceso de escribir. Por mucho que intente hacer de mi un personaje real, seré inevitablemente percibido como una entidad fic- ticia. En un intento —fitil, desde luego- de evitar esta abstraccidn de mi persona, concluyo este prefacio con el retrato mds grafico del que soy capaz, que Ilama- ré el Cuerpo ante el Espejo. Me miro al espejo. Empiezo por los pies, Veo una fila de dedos palidos, finos, huesudos, frégiles, algunos arquea- dos, torcidos, montados sobre el vecino, con aspecto Pa de pretzels antes de hornear. Levanto la mirada lenta mente, sigo la linea de dos zancas delgadas y conten, plo avergonzado mis piernas larguiruchas. Cony, poco de benevolencia pueden parecer los miembros esbeltos y musculosos del corredor de fondo que fui un dia, Sigo mi ascenso visual y lego al apéndice legen. dario: jes una excrecencia de piel?, ;una serpiente de campo?, tin hongo? No, es Junior. Ahi esta, tranquilo, colgante, arrugado, plegado en suetio, pero puede des. pertar caprichosamente, y convertirse, como por arte de magia, en una vara de carne s6lida, imptidica, En una vida anterior, este adlétere mio, desvergonzado, travieso, actuaba a mi antojo cuando yo sofiaba con aventuras y conquistas. Ahora, domentado, domestica- do, sirve obedientemente al placer de su sefiora. Contintio; desde un tronco hirsuto hasta un pecho y hombros bien desarrollados de los que cuelgan dos brazos algo nervudos. El narcisismo y la vanidad de la adolescencia los habian desarrollado hasta adquirir proporciones presentables. Sibitamente me encuen- tro cara a cara con él autor de estas palabras: frente alta, p6mulos prominentes, nariz pronunciada, delica- da, ojos pardos, redondos y brillantes, orejas perfectas (segiin su esposa), boca bien formada. Sonrisa gene- Sie cabello, en su dia abundante, casta- oes an ernie n cutis por lo dems terso y bien 2 conservado. Las manos, moteadas de manchitas de vejez, parecen ramas secas, Los dedos son largos, del- gados, delicados. Y sin embargo, por alguna razén, a Jas damas les agradaba, porque éste era un hombre ansioso por com- placer: caritioso, atento, protector. Armado con el en- canto paterno y la cortesia del Viejo Mundo, se hizo querer, sedujo. Si, se ha aprovechado, ocasionalmente ha mentido y enganado, falseado, desdenado, decep- cionado expectativas, abandonado bruscamente a mu- jeres cuya confianza se habia ganado. Una vez, cegado por la lujuria, destrozé sin piedad un alma delicada. Pero también se esforz6 para evitar el dolor, para ser claro y sincero. Amaba a las mujeres. Un esbozo maxi mamente compacto de su caracter, digno de un epita~ fio: Siempre fue puntual / amé los libros, a las mujeres yelvino. (viejo verde, viejo verde / la muerte te muerde) Hay hombres que se pasan la vida buscando el Santo Grial; yo me paso la mia buscando cuartos de bao. Es por esa maldita glindula con forma de almendra, azote del macho, y sus dramas de la edad tardia que no dejan vivir a algunos hombres de mis afios. Esta afecci6n te inquieta en el teatro, en la sala de conferencias, en el coche; te hace buscar ansioso, anhelante, a veces de- 29 sesperado, el mégico cartel de SERVICIOS para pode encontrar l punto un pequetio espacio privadoy, pe fin, hacer p-i-s-8-s. Me tengo que irrigar y lubricar las fosas nasales regu. larmente, resultado de una intervencién innecesaria y chapucera de un matasanos. Si alguna infecci6n me subiera ala cabeza, soy hombre muerto. La parte baja de la espalda me recuerda su existencia cuando dejo la cama por la mafiana. Hago ejercicio: pongo a tono al viejo mulo tres dias a la semana. En general sigue obe- deciendo, tiene vigor considerable. «I grow old, I grow old / Lill wear the bottoms of my trousers rolled». ' sEmvejeico, envejerco / tengo que llevar los bajos del pantalén vueltos», vera dl poems dT. Eat conn damarde led Proc (de, 30 PRIMERA PARTE han confirmado incontables relatos del periodo, fue un momento en que las actitudes y practicas sexua- les, tanto tiempo encorsetadas por los Puritanos afios cincuenta, estallaron en una gran variedad de expre- siones y de experimentacién que fueron por veces libe- radores y traumaticos. El Zeitgeist se trocé en un auténtico Zeitlust. En peliculas y publicidad la sexua- lidad se mostraba de forma mis directa y explicita. Hugh Hefner, gran sacerdote del hedonismo, seriali- 26 una apologia del placer erdtico libre de culpa en las paginas de Playboy. El Living Theatre ponja en esce- na rituales anti-sistema durante los cuales los actores circulaban entre el publico, descubrian sus genitales y quemaban dinero. Los jovenes y los menos jévenes, ebrios de marihuana, danzaban con total abandono al ritmo de Janis Joplin y Jefferson Airplane. La gue- rra de Vietnam y la desigualdad racial provocaron pro- testas cuyos objetivos politicos se mezclaban con causas de tipo mas personal. La vida social de la comunidad universitaria —al menos en nuestra universidad— era un enclave de pro- miscuidad y caldo de cultivo para el adulterio. Una ideologia revolucionaria, junto al naciente movimien- to feminista y la cultura del narcisismo, contribuian al ambiente libre, abierto y, a veces, carnavalesco de nuestro campus. Entre las manifestaciones y las sen- tadas, entre clases, aulas, seminarios y talleres, profe- 207 oo, sores y estudiantes se entregaban a las lamadas q deseo con extraordinaria facilidad. Podias perder m inhibiciones con la misma rapidez que a tu cényuge, La tradicional costumbre del coqueteo pasé de is convenci6n expansiva, relativamente inocua que solia ser, a una proposicion clara de romper la fidelidag matrimonial. Una plétora de libros, populares 9 aca. démicos, ensalzaban el imperativo de vivir las llama. das «lineas no vividas» de nuestro cuerpo (con todos mis respetos para Norman O. Brown). La gente sucum- bid a la musica del dios Pan y, en el vértigo de la danza, perdié convenciones, compromisos y, muy a menudo, Ja razon. No era infrecuente que un padre de cinco hijos abandonara a la que habia sido su mujer duran- te veinte afios por una joven estudiante; o que a éstale reconocieran un curso de «estudios independientes» en torno a sus seriales relaciones sexuales con otros estudiantes o con quien fuera. O que una mujer aban- donara temporalmente a sus hijos y su marido y, con el renuente consentimiento de éste, viviera abierta- mente con su amante hasta que pudiera decidir a cudl de los dos preferia. Y habia un semidiscreto intercam- bio de esposas. Una pareja conocida de nosotros organizaba reunio- nes los sébados en su espaciosa casa de campo. Tras unas cuantas copas, aperitivos y algo de conversacion, invitados y anfitriones desaparecian a primera hora de 208 Ne CAPITULO 9 Loco aMoR Una lonza leggera e presta molto, che di pel macolato era coverta, («Una muy 4gily veloz pantera, que de man- chada piel estaba cubierta.») Dante, Infierno, Canto I ante de 1986, antes del divorcio, asisti a un congreso de estudiantes de posgrado en Ia univer- sidad donde ejercia yo como docente. Me senté en un asiento de la primera fila del aula magna y esperé a que comenzara la sesidn. Mientras ojeaba el progra- sma, me distrajo sabitamente una voz aguda a mi espal- da que se destacaba claramente del tono y la charla normal del creciente ptiblico. Me volvi y pude ver a una joven esbelta de poco mas de treinta afios, elegan- temente vestida con un traje sastre corto color rosado, avanzando con los brazos abiertos hacia una amiga que al parecer llevaba tiempo sin ver. Media alrededor de un metro setenta, llevaba el cabello rubio muy tiran- te, recogido en una cola de caballo. Tras unos cuantos EN algtin inst: 285 besos y abrazos, las amigas se enftascaron Versacion breve de puesta al dia e en una con, recién llegada He a vod sada era claramente audible, Pasadec Tomentos empezaron a caminar por el an unos Ja mesa del conferenciante y vi que lajoven yee cabeza aun lado y otto comio si estuvicra moval un marionetista. Agitaba los brazos con febrile, siasmo y saludaba a los demas participantes con end, gicos apretones de manos. Se uni6 a un grupo de oradores sentados en una de €sas mesas portitiles de corcho y aluminio con patas plegables que se ven en los gimnasios de las escuelas en os mercadillos de las iglesias. Solo la parte de art, ba estaba cubierta con un pano, de tal modo que la Parte inferior de los cuerpos de los participantes era visible desde el publico. La joven nerviosa y eferves- cente ya se habia calmado un poco. Aunque su rostro seguia estando perceptiblemente tenso, al menos es- taba quieta y tranquilizada. Cuando Ileg6 su turno hablé con frases mesuradas, enfiticas. El tema parecia interesante, pero mi atencién quedé repetidamente captada por sus piernas, que estaban bonitamente des- cubiertas hasta medio muslo, mas o menos. Eran p nas bien formadas, y las medias y los zapatos de tacén alto resaltaban sus estupendas lineas. Hacia la mitad de su intervencién perdi todo interés en lo que decia y quedé del todo absorto en las facciones exdticas de 286 am especial, en esas piemnas largas yex- e satisfacian mis criterios que las piernas ideales de eso hecho carne en la persona de ~miré 2p exandra Ruslanova. La llamaré Sasha. mitanme servirme Un poco mas de la metd- sanica: arrastrado por su potente atraccién, fora platOne*conducido no a los goces del empi- con el Oia sino a un lugar més similar a su caver- reo platen ego a toda raz6n y encadenado a mi donde ea suelta a los demonios de mi luju- mo es evident ates. Me parec pero per na, donde bsesion, di ie -, durante quince aiios. ae jento yo estaba en las ultimas fases de En aquel mom sn matrimonio agotado y no evitaba nuevas relacio- ves Sasha, a Ja vista de sus hermosas piernas asi como fe otros méritos, me parecié una buena eleccidn. El ‘nodo como puse fin ami infeliz matrimonio para pode estar con esta otra mujer fue feo e indigno, mos- tn6 lo peor de mi. Fui culpable de una conducta que todavia hoy no llego a entender plenamente, a perdo- narme o siquiera a reconocer como propia. Ni pue- do tampoco entender mi capacidad para permanecer jumo a Sasha, la mas desconcertante, compleja y difi- «il de todas mis relaciones largas. Cuando concluyé el congreso me uni a los partici- Pantes para comer y me senté frente a Sasha. La con- versacion ligera pronto derivé hacia nuestras comunes 287 rafces en Europa del Este, las mias judias, dloxas rusas, una coincidencia no falta tras los mfos eran masacrados por lo: dres, rusos blancos zaristas, alemanas Para huir de una muerte segura a may sjército rojo. Pasamos después a otros anne cificamente a la profesién académica, Ellas ‘ treba en mitad de una tesis doctoral con Poca fe en un, rect i mcmeretn asec tr Sasha habfa leido y admiraba “Gon a ate abia le : a franqueza y tuna persistencia no carentes de encanto, me pidi6 orien. tacién. Dado que yo no formaba parte de su institu- cin, sélo podia actuar como «segundo lector»,! funcién que me fue facilmente otorgada, y pasé a formar parte oficialmente de su tribunal. Por entonces ella vivia en otro estado con su familia, de modo que tuve que ejer- cer mi direccién por correspondencia y mediante oca- sionales llamadas telefénicas. Durante mas de un aio la relacién fue estrictamente profesional, pero de vez en cuando alguna insinuaci6n burlona por su parte sugeria que habia posibilidad de algo mis. Asi se sem- braron las semillas de la tentacion. las SUYaS org, lc ironta: mice § nazis, sus pa Tetrocedian con las fuerza s » Spe. encor "En las tess doctorales presentadas en ls upiversidades estadounidenses puede haber un segundo y tercerslector», profesores de disc {arias ala dell tesis,cuyss recomendaciones y opiniones suelen renerse en estudiar teatt donde, junto # pico adquir! una En ltime atisctes eee aon. Pero en retrospectiva, a la vista de cabo su scar ep pl omy i tac universitarias, considero el hecho de n abtenido el titulo en una institucién prestigiosa como un serio obsticulo vocacional. Preferirfa que no me preguntaran dénde cursé mis estudios, pues para gran mortificacin, recuerdo dénde no los realicé. Quiz: sea un esnob; quiz se piense que soy sin duda elitis- ta,y acepto el epfiteto; en todo caso, la mayoria de la gente no tiene la mas leve idea de lo que significa el eltismo. Estoy convencido, con raz6n 0 sin ella, de que un titulo de una universidad de la Ivy League no solo habria fortalecido mi seguridad en mi mismo sino que quiza también me habria dado acceso a pues- tos donde habria podido duplicar mi rendimiento, sin elobstaculo de las cargas docentes brutalmente one- tosasy las aulas hasta los topes que he soportado duran- tel vi F ‘4 Mayor parte de mi vida profesional en el sistema City University, Disfeu fi inoue Snsefiando y al principio estaba since- iclonalmente dedicado a mis alumnos, en do de cosas. Huelga decir que nada de onstante satisfaccidn que me produ- alumnos motivados de todo tipo de todos los niveles. electualmente y pron ador esta especial alos desventajados. Pero la mala pe Patacigy mé la yelalto grado de analfabetismo entre elle la fuerte erosién de estindares ~alegremen; n° tada por los educadores en nombre de ly ie lad de to gané el respe- oportunidades- terminaron minando mi entus, sé int Enalgtin momento decid{ jugar al cuento de eee mejores en 2 A ey eb del emperador y aprobar a estudiantes que, nyo rodelos slogiado por lo que decia yescribia. 1,0 obs, antes congres©s Y he estado en compania de los mejo- tante mis esfuerzos, no sabfan diferenciar un adjeti aunque os o en pagi P ee Ne P salas de co ‘ ; de un nombre, ni serian nunca capaces de escribir y on ia ee aaa ni relrucerdles b s 5 ya fuer insti carta de solicitud coherente para un puesto de trab : : nunca consegu estar 8 wi pourien, pt a | gas jo. C Y jpor qué no les enseié usted?, me Preguntarin, Por decirlo en lenguaje de Pierre Bourdieu, pude Lo intenté, créanme.) La desaprensiva decisign de celar considerable capital intelectual, pero mi cuerpo docente de no aplicar a los desfavorecidos y apical institucional no me ha servido de nada en lo Jos faltos de preparacién los mismos criterios de cal vnfesional. En el nivel més fundamental es simple- dad con que ellos habian adquirido su educacién ha ree tuna cuestiOn de prestigio, orgulllo y satisfac- entorpecido intelectualmente, no, ha incapacitado e cin el poder decir que habia obtenido mi titulo en toda una generacion. Este es sin duda el sentido mis Yale, o en Chicago. negativo y censurable de «elitismo» segtin se entien- Hubo, no obstante, un momento en mi vida en que s re Baty, sass ha sido incalculable. Algin estuve a punto de lograr el reconocimiento y catego- Se me . oe que nuestros centros educativos tia profesionales que tanto ansiaba. Si bien no habia (hacia 1 $80), i aoe a los aspectos de calidad podido titularme en una institucién de primera, quiza comenté que et una sre de Educacién, T. H. Bell, pudiera al menos ensefiar en una como profesor per- cainuntids iimponeren oe ay ae goa a tiempo completo (alguna satisfaccion me nivel educativo que tenemos fe. i * ce ae ae ensenar un curso de verano en el St. John’s considerado un acto de guerra» oS i fo hat i ie _ lege de Annapolis, una filial del Programa de los escribir estas péginas no veo nin pea andes Libros de la Universidad de Chicago). Con- tin cambio en este luiré esta letania de lamentaciones y decepciones con 34 325 se mi experiencia en la Universidad de p, donde fui invitado a ensefiar un curso deen en 1990 y mi candidatura fue «considersd? 8% puesto permanente. Me encontraba lerani eaten cima de mis capacidades. Aquel mismo afto mela caron un ensayo en The Proceedings of the Moi ” guages Association (PMLA), la revista acadéia” mayor prestigio y circulacién en nuestro a és s6lo acepta entre el dos y el cinco por ciento de bee! culos que recibe. El resto de mis articulos, ey : de treinta, han aparecido en revistas conocidas en . las colaboraciones son seleccionadas por un omit de profesionales, Habfa escrito dos libros y estaba a biendo otro mas. Los estudiantes de la Universidad de Pennsylvania estaban muy contentos con mis clasesy transmitieron sus impresiones y juicios a otros profe- sores, asi como al director del departamento. Ahora bien, desde el principio sospeché que la mia era una falsa candidatura, un subterfugio, una tactica desho- nesta muy frecuente en las universidades cuyo fin es frazar un nombramiento ya decidido como une seleccién auténtica. Tave la impresién desde muy pron 7 de que la invitacion iba a ser s6lo para un semestre: inlaid ae mis compafieros, su cortesia ¥ sen ado as cruzébamos en los pasilos, indi- aA paso por alli seria simplemente trans 326 sg la confirmacion en una escena cuyo izas como una trituradora. Fue el dar clase. Estaba comiendo solo edor de la universidad cuan- a seis u ocho miembros de mi departa- un hombre, cuya posicin dentro del grupo n con sus integrantes sugeria que era un entaron a una mesa a cierta distancia de ¢ vieran, quizd no. Fl invitado tendria oco mas de cuarenta anos, era de juvenil, altura media, comple- piel clara; su sentido del fan que podia ser espaitol itaban una escena de obsequiosidad y entonces lle or a esquina del cO™ govientt mento.con e jnteracci6 jnvitado. Se s Jamia; quizd m probablemente P aspect joven ¥ hasta xi6n enjuta, pelo oscuro y decoro y sus modales suger! (yloera). Sus anfitriones represen! cordialidad institucional mezclada con gray comtin en los rituales de candidaturas académi- tas, Pronto surgié del grupo lo que percibi como un aire de tenso compafierismo profesional, donde la charla sobre el trabajo, las bromas ingeniosas y el coti- lleo pretenden ganar favor, son estrategias de seduc- cién, preludio de negociaciones. Todo parecfa indicar que aquél era su verdadero candidato. Sentado como un principe entre cortesanos solicitos, aduladores, mirando de uno a otro, él daba evidencia de la valia que los dems le suponfan. El puesto fue suyo. Ena fiesta de fin de curso, el alumno mis inteli- gente de mi clase se acercé a un grupo de profesores, 327 entre los que figurabamos e] que do y yo. Mirindomea mi, pero diriaes TISiENdose Pregunté: No podemos hacer que ae 2 dems, sonrisas tensas; algunos miraron a eine Ruby nerviosamente, ala copa que sujetaban 4, tos, sor encargado de contratarme se son rojé yen Sonrisa avergonzada, forzada, como Tespuesta, a __ Prestigio, distincién, reconocimiento: import importaban a mi, vanidad de vanidades, Yencn™ guro de que importan a todo el mundo, aun, ne diplomacia y la modestia impidan a la tnayorts ey nocerlo. Como el dinero el talento ola belle, exg circunspeccién y discrecién. No Soy tan ingenuo, sin embargo, para ignorar la posibilidad de que no fuer aceptado entre los més eximios sencillamente porque yo no lo era. Acaso mis trabajos eran menos sélidos, acaso no estaban al dia, o mi investigacién no fuer exactamente puntera, 0 no estuviera en boga. Yo es- cribi, con cierta originalidad, creo, sobre teor{a reté- rica contempordnea, es decir, sobre el modo comod autor implica al ptiblico lector y construye argumen- tos eficaces, pero nunca sobre asuntos de raza, género 0 clase, los temas de rabiosa actualidad. Temas impor tantes, de ello no hay duda alguna, que abrieron pets Pectivas nuevas, atractivas y estimulantes en las humanidades y las ciencias sociales, una revolucion copernicana en teoria y critica. Pero a mi simpleme™” bia Contra, 328 «seresaban en el sentido profesional y asi, nr aie tren. «La culpa, querido Bruto, no ale Huelga decirlo: todas estas lamen- es de las este ima instancia consecuencia de mis teciones 500 OF “isiones, mis inclinaciones intelectua- opciones encias y omisiones, mi ignorancia. kes, mis aque’ enos podia vestirme como ellos, ya Pues bit das chaquetas de tejido grueso y espi- menudo © fuerzos en los codos, corbatas de repre- guile con je vez en cuando, pajarita, No demasiado rnin estiradamente profesoral. Yo buscaba la solem- wal de un profesor de Oxford con toques de estu- diado descuido: el pelo algo despeinado, la raya del pantalon apenas visible, zapatos sin abrillantar, Paté- tico, La mayoria de los Ivy Leaguers no estaban tan aten- tosa estas sefiales de clase; por el contrario, muchos se vestian de forma desalinada, Su seguridad en si mis- mos el orgullo in-terior eran su distincién. Cuando ahora escribo, ya hace tiempo fuera de la burbuja académica, todas estas ambiciones y aspira- ciones, tan llenas de ansiedad y desilusiones, squé sig- nifican hoy? Nada. Como dije anteriormente, senti las primeras inquie- ‘udes de la mente en mi ultimo ano de instituto. Este despertar intelectual continué en las aulas de Illinois Wesleyan, en especial en los cursos de humanidades, donde un grupo de profesores de excepcionales dones 329 a CAPITULO 12 LEER, PENSAR, ENSENAR, ESCRIBIR YO era hispanista. Hispanista es la persona dedicada alestudio y transmisién de la lengua, la literatura y la cultura del mundo hispanico, Espaiia e Hispanoamé- rica. Lo que diferencia al hispanista del profesor de espanol es en teoria su dedicacién a la investigacion. Dicha investigacién se difunde primordialmente en revistas especializadas y congresos. Estos pueden ser intelectual y socialmente gratificantes 0 un aburri- miento mortal, Suelen ser largos, y tener lugar en fi- nes de semana en el campus de la universidad organizadora o en un hotel de una ciudad grande. Las novelas de David Lodge, Allison Lurie y Richard Russo, entre otros, hacen superflua cualquier descripcion de este tipo de encuentros. Prefiero —por fin— hablar de libros e ideas. Sé el tole la fila, el lugar exacto de practicamente todos ia ros de mi biblioteca personal. Algunos los he Y otros no. Cada titulo incita un pensamiento, 393 sufre un acelerado desmoronamier, rastras de sus infernales cépsulas 4 tarlos, artebatarles sus detestablesj en el vertedero local y dinamitatlos 10°” sia, montar altavoces por toda la ciudad yup 2 cabrones con las melodias triunfales cele t oot3 Concierto de Brandemburgo de Bach, Otra agresién a la libertad de eleces Ja publicidad, en la que nos encontramos « vo fenémeno, Los anuncios de television sono mis largos y mas frecuentes, hasta el punta fea ‘como en la pelicula de terror de 1958 La oe &: probable que pronto se traguen l mayor “te ntenido mismo del programa. Cuando come tse asunto con un amigo scislogo lo denoming . nel anscus de Programa ~una pelicula, digamos~ el tlevidene es repetidamente distraido con breves flashes public ics ue aparecen ena are baja oen una xin lspaalrmpiendo el Ajo naratio, ponitavierssepacden elas noicias one sing pipedira anaes derecha e izquierda, arriba 0 dts surando cl espacio de tur tan de nas (aan Lan losstores dead y tevin rps oso dra chilones clogs rete tina e dsc, etimulr, audi Hi gen y el sonido: asegurarse le que iS Quiero seca, 98 culpables, nt de un i6n proviene de 08 mirar hacia dentro, para estar contigo mismo. Esto es algo sabernos, pero jewantas personas 50M COns- sf que les estan haciendo? jA cunts lesim- egos en una version actualizada de La nv a por invocar otra pelicula de los ia esta siendo colo- re tados pos cincuenntas nUESTTA conscienci rr en efecto, sarurada por los medios de com + una ocupacién indefinida Suando yo estaba en la universidad, un profesor sola recordarnos que ser libres para es més importan- ‘ar libres de, Sin duda, pero creo que ha lle- gado el momento de recon derar la importancia y mcesidad de estar ibres de. Lo cual me lleva ala cues- tion de la ciudadania y mi responsabilidad hacia los ‘dems, mis obligaciones sociales, ;CSmo armonizar el interés privado y los derechos personales con los dere- chos y necesidades de los demas? Una cuestion muy vieja. Como Ortega, yo estoy encantado de dar lo que pueda para el bien comin, de contribuir a una socie~ dad mas equitativa y justa. Prestaré con gusto mi ayuda alos necesitados, pagaré mis impuestos para el bien- ‘star general... sf, para mejorar la educacién y la vivien~ dade los pobres, para Ja sanidad universal y todo lo dems, Pero no tengo por qué aceptar la cultura de mi vecino ni de nadie més, y me la estén metiendo por nia cacion. ¥ va a 8et te que est 408 res i grea Soha Ysctivided centrados en lap dela politica es bastante Yl. Miya astante negativa, En e| 1 sos la Veo como simples argucias, imendasigc’ tunismo; en el siguiente Nivel la sitéo ae y manifestaciones violentas, come Gierta inquietud y en los que ticipar. En raras ocasiones ¥ he vivido la Politica (incluid: ficas) como una implicacién sobre politica nacional o asu mi una actividad mas grata, tanto como debiera. lelos co. Yopor. otestas actos que contemplo con siempre fui reacio apo. en un entorno Timitado, as manifestaciones Pack Constructiva en debates Intos comunitarios, para aunque no la he ejercida Mi general aversién a la politica surge del miedo la autoridad. En la experiencia familiar con el nazis- mo y el comunismo, nuestra existencia quedé bajo dominio de una forma aberrante y maligna de auto- tidad, visible e invisible. A consecuencia de ello, me senti durante mucho tiempo intimidado por todo tipo de autoridad y sumamente reacio a hacerle frente. La vista de una persona uniformada desataba grados di- versos de injustificados respeto y sumisién de mi auto- nomia. 410 jog nos proporciono un sentido de edad que nunca conocimos en mos en los dirigentes nortea- Jon benévola de autoridad. Duran- una ver yi como dichas normalidad, seguri- san desafiadas por la izquierda radi- ei n violentos enfrentamientos estudian- ca Envend OV gomo una. forma absurda de empujar ees con sta el borde mismo de la tolerancia, 2 [2 aut eaccion que hundiria al pais en la dic- y predife une viase de sociedad de la que habfamos radoradenterent me equivoqué, pero algunos de maida. Bes no eran del todo infundados. Cuando Fragilidad de los contratos sociales alo sigue atin admirandome la mila- mis contemplo la largo de los siglos, n a mi grosa supervivencia de nuestro sistema democratico, que siempre cref que podrfa desintegrarse bajo las exi- gencias excesivas e impacientes de una juventud inge- nua, Ahora, cuando veo el daito que ha hecho a nuestra democracia el sefior Bush hijo, recuerdo aquellas pro- testas juveniles con nostalgia. El idealismo romanti- co revolucionario de los aftos sesenta fue un tonico necesario para la sociedad esclerotizada, claramente encorsetada, de la generacion de posguerra. Fue tam- bién una critica valida al racismo norteamericano y a una guerra sin sentido. Pero los principios anarquis- {as y las ambiciones utdpicas de algunos de sus por- 4 Pe tavoces radicales no eran la mejo ellos querfan més; lo querian ea et Todo o nada. Sin zonas grises de c sino la insurreccion podia contentarla «° zentonces qué? Con mucha probabiliie na, Pero, ironicamente, las suyas seria to Sil caberas en rodar; los poderosos los coy is Prine en fin, demasiado radicales. considera, Otro fallo de la mentalidad revolucionari extremo -la derecha— ni siquiera merece 12” y con demasiada frecuencia de los intel tale general, sla falta de probidad y discernimmiane we” do prescinden de estos valores estén vralcioneeae esencia misma de su vocacién, que consiste en ae Gio imparcal el pensamiento ponderado ya denn eee tendenciosas. Digémoslo con ¢: un punto de vista contrario no nei ia- a many fascismo; ni es toda sehen ml i ir tos: ni toda ivesigaion gubermanent Tacs tetca estilo Gestapo, ni es Estados Unides dienes as amenazante del mundo, etcétera. Hay Sic te = gnificado, y formularlos © guid no haya legade adn eco ete o simplemente imposibles. Gurenes Bascom on po les. Quienes buscan un para- iso terrena| token I deben recordar que Europa es un auten- Menterio de utopias na Pol © ¥10 queria OMPromiso, M4, ada ran, an ee en mi opinién, se for- jones politicas, je nuestra visién de la conviceTedida a partir d Puedes ser agustiniano y creer que son intrinsecamente defectuosos € hus pecado original) o puedes ser pelagi- fectos (1 Pe cial bondad y perfectibilidad de la Tucionarios son pelagianos con una Timitada y poco realista de la natu- limitacion consiste, irénicamente, itadas nuestras posibilidades en este ihumanos y las sociedades pueden tuchos sentidos, pero no son per- faciencia ni mediante la religion ideologia. La peor clase de alin denominé «ingenie- piensan que con s6lo humanos a. Su enconsiderar limit mundo. Los seres fermejorados en 1 fectibles, ni mediante nininguna otra clase de utépicos son aquellos que St 10s del alma humana», los cuales tatirpar este o aquel elemento nocivo del cuerpo social sea una clase, una raza 0 una religién— o aplicar esta teoria cientifica o este sistema politico, la gente seré feliz para siempre. Algunos de estos ideales ut6picos son en principio humanitarios y generosos, como lo eran en los afios sesenta. Pero esos mismos idealistas, muchas veces ins~ pirados por la teoria marxista, nunca se percataron del ismo dela practica marxista. Eran ciegos 0 indife- bend es horrores genocidas del comunismo y nunca n contra la monstruosa distorsién y el abuso 43 que del marxismo hizo la bu ban a acepta a eptar que Euro por una potencia i a el Este est potencia imperialista y aurea’ ada por estados policiales, Yo debuae e>Y ae 5 * ys = el cionario a mis amigos de la izqui 2 de parece inne tierda a al igual que muchos intelectuales d Dotteamericay desconfiaron d 1 Este eropeo gg le algunos de los I TOpeo de Paris y Chi slemas olny y Chicago. La izquierda estadounigen™ idounic guiso creer que la famosa Primavera de P; ens og simplemente un Woodstock europe si oe Tia Goce tea que a glenda exo es ; n juierda estab diendo de forma acritica en Cuba, Indochina i puntos. Dicho est é es esto, no creo que debamos ab nunca el idealismo politi ae ames) 10 politico. En el espectro de la evo- won universal, la raza humana es relativamente joven y ; muy poco lo que se ha intentado. Lo que hace fa es uc ¢ imaginacién ~en especial imaginacién- moe leladas por las lecciones de la historia. 7 a claramente éste es un juicio incompleto . to sentido injusto de la izquierda de los afios st- ae a la que habia diversidad de matices y age és poll ticas, siendo la indiferencia a los crimenes del . ‘ ee sélo uno de ellos. Fueron los jovenes on aus revolucionarias de este pais los que arties- ~ a vida -y algunas veces la perdieron- ©? el Sur pe te los negros pudieran Hegar a ser ciudadane’ pleno derecho de esta nacidn, Fue el moment ™ cia says 4 SOVibticg, Se ep, yen 414 6n. Fue un «deberia ser» que no luché més alla y participar en un par de marchas sto a Ja vivienda (oper housing." aber hecho més. politica es el sustil on demasiadas personas las demas, asi como todos los através del prisma de ba «poli- tuto moderno turales, ‘ticas. Ortega denominal tegrale a una posicion en Ja que prefiero no neste punto. Una forma perniciosa de es! una enfermedad conocida como correccion ara la que no parece haber mas cura que la al de quien la padece, Debo aclarar aie hay sin duda una forma correcta de correccion politi- caque apruebo de todo coraz6n y que practico, Ja cual prohibe el dafio yerbal y la burla de otros en razon de Jigidn, género, orientacion sexual, na estuipida de mania es politica, P muerte natu su etnia, color, rel etcétera, Pero hay también una form! corteccién politica, He aqui un ejemplo. Pali estadounidense que arranca de ls aos ese lease aa jnados en un mov ee dscrimvinacion racial en el aller y adquisicion de vivien da, sae bya johnson, el Congreso aprobe una ley fe- Silat semi tte 1968 que prohibia esta pric Mientras estaba en Brooklyn Col], de un grupo de lectura dirigido por Boe ot Per Asckoff, directores del Instituto de Huse Ve8Y Lo, le Wolf. Bob es un eficaz y activo cream iy. bre de apetitos intelectuales pantagradlcn ne? Hom. nante habilidad dialécticas es ademas une simpatico provocador. Lou es un Homie nonede afable, de considerable talento poético, con ee? cada en The New Yorker. Los participantes eee gir un libro para su comentario: yo lew! Thee Strangers de Michael Ignatieff. Eramos unos ane! tados en tornoa Ja mesa, representantes de di - disciptinas, pero sobre todo de literatura y flosof primera andanada vino de una feminista que ana saber a quién se le habfa ocurrido seleccionar ea, mierda humanista». Cuando le pedi que explicaras agtia descalificacién del libro, nos pidié que lo abr. ramos en las primeras paginas, donde se describe a una vagabunda que escarbaen un cubo de basur Por qi ae ie ane Pregunto, con indignacion Se fia o intenté quitar hierro a lo absur- hibeck ee ee ta y le recordé que Ja mitad de la raza maane : femenina por pura asulda a pono Alero tas we ae su ventana era una mujer. vacién dvca dela cand feo nen cal rode i dea eldadl de un cientfico soi menor la posibilidad de prefere”- cia o prejuici : Jutclo. No bien hube terminado mi frase ut 46 negro, leno de santa indignacién, me ley6 com jlla: Era una falta de sensibilidad por parte del rito el libro de esa manera y por la mia 230 Pa agido. Cuando rememoro este episodio me haberlo tieff y Mermall evados a la guillotina, far i ywariados, de todas las art, colores ynaci nalidades. Los habia listos y tontos, timidos y agresi- os; estaban los artistas del timo, los atormentados y Jemente indiferentes, También topé con muchos simp! . i nas cuantas personas scr1as, curiosas y motivadas. Algunos vivian en condiciones de extrema privacién; tin buen nimero sucumbid y dejé los estudios, pero otros se superaron y triunfaron. Muchos tenfan una preparacién lamentable. Hubo uno o dos genios. Las clases mas numerosas solian ser las de lengua. Mis mejores alumnos de lengua eran mujeres negras. Poralguna raz6n, a los chicos negros se les daba peor. Se- ria interesante estudiar este hecho y descubrir el por- qué, Muchos estudiantes no Hegaban a un rendimiento aceptable. Las razones son una mezcla compleja de fac- tores evidentes: un entorno familiar apenas alfabeti- zado, preparacion insuficiente, inseguridad, baja autoestima, etcétera. Los que superaron estos obsticu- losy alcanzaron los estandares més altos brillan en mi Memoria hasta el dia de hoy. Pero estaban también los Profesores vulgares y oportunistas de ensenanza pr- 47 maria y media, que s6lo querian lo, los que obtener una subida de suelda aos tt eran arrogantes, insolentes, siempe, r | Banos g preparacin, intereses, sensibilidad y req infimos. Nada hay mas desalentador = un estudiante que la combinacién de x rancia y estupidez. Hubo unos cuantos estudiantes de do consideré mis iguales. Llegaban el Primerdga = habiendo eid la mayor parte dels textos de seca ma junto ala bibliografia pertinente. Hoy ge sores en universidades cercanasylejaitée tee destacan por su brillantez: ellos fueron capaces 4 Gee gar en los mérgenes einterstcios de las ideas ona a cutstinnes iiterariat'desde perapectivetdingulenn, 4ngulos inesperados, y dotarlas de nuevos thie ‘on textos, Razonaban con exquisita sutileza y code profundidad. Observar el funcionamiento de sus wes tes, finamente aguzadas, me supuso un gran placer. TOS cop ee, + eNsiya,¢ dimieng *2perante TOBANCIA, jong Amar, leer, ensefiar, escribir: he aqui mi tetragréma- ore eal mi tiempo escribi sobre lo que lis limes fiber leian y escribian también sobre los nos 0 vespert i yo. En mis solitarios pascos matuti- (pth cies o Ade . ae el Parque, en mi mesa de traba- ‘ojos final del ee, 0, justamente antes de cerrar los viera solo yino ie en cualquier momento en que est ts tuviera pensando en las mujeres, and eala busqueda de una idea que poder des- 2p articulo o un libro. Cuando alguna me rla cabeza, Ja examinaba con detenimien- papel, hacia un apunte rapido y aba a ensayal Y elaborar aquella primera chis- aron en nada, otras funcionaron. Des- arme empecé a leer mucho més al margen salidad y comencé a escribir estas paginas, je mi espe™ 3 . ir a forma de escritura diferente, mas libre, pero no u vnenos ardula- Tr éxito en la vida académica exige ler y escribir sobre los libros de una determinada forma: examinar- Jos con unt conocimiento y objetividad supuestamen- tecientificos, dar cuenta y razén de sus elementos, estructura Y desarrollo, y contribuir con algo nuevo a nuestra comprension y apreciacion de la obra en cues- tién. Pero un producto de la imaginacion es mucho is partes y funciones; tiene una mis que una suma de su tualidad inica, un alma, siasi se quiere, yla plena apre= ciacién de la creacion literaria requiere considerable experiencia en la lectura, y una sensibilidad estética bien formada y ejercitada. Sin todo ello, el resultado del andlisis literario es misero y pedestre, Verdad es que laobra literaria posee estructura y leyes de realizacion esenciales a su comprensi6n, pero cada poema, nove- la, obra teatral y ensayo contiene un factor X, que la teoria por si sola no creara nunca. a9 a : Durante mis treinta y tantos altos ej démico presencié una explosion de teorh, fo ag parte dela cual era esotérica y plagads tg de prosa grandilocuente y un obstaculg e2'Silign tica apreciaci6n literaria. El crecimien;e tria doctoral creé un nivel nuevo de coo! formas distintas de gestionar la categoriay del profesorado. Ser buen docente era jn como entonces decian, (y siguen diciendo) weit publicaro perecer. Fra lamentable vera prof o* talento y gran dedicacién perdidos en el Lhe de la teoria forzados a producir a trancasy abe” cas un tipo de trabajo para el que tenfan eSCng fa nacion y aptitud. Muchos perecieron, y en consecuer, se perdieron algunos buenos profesores, Por sern mi me gustaba escribir, me gustaba confrontar a ideas con las opiniones de mis iguales, aunque no a] ritmo que me veia obligado a hacerlo, Escribi aprox madamente una cuarta parte de mis articulos bajo pre- sion de supervivencia y desearia no haberlos escrito, Todo ello pertenece ahora al pasado. Sélo leo por pla cer; leo y escribo. Me gusta hilar palabras, ordenarlas y teordenarlas. Me regocijo cuando creo haber com- Puesto una frase acertada, Los viejos deben ser explo- tadores, dijo. 8, Eliot.!Yo lo soy. " Verso del poema det tet0s. (dela) a én, dus, iény idag “East Coker», perteneciente a Las cuaito ct 420 smenologiaafirma que no existe a concien- un estado de inconsciencia vacia, por- +e coexistimos con algo, ya sea el mundo satidos, ideas, recuerdos, deseos, fanta- dela. Yo privilegio la coexistencia con las ideas ce oy en modo alguno indiferente ala belle Augie eres de los sentidos (todo lo contrario!), goa los PUN Uae abstraigo de lo que me rodea, de muy ame ce la gente. La Vida estd en otro sitio yese Joque me is pensamientos, Exige algin jo es para mi mi atraer mi atencién, obligarme a escuchar. Las particular tenacidad, No puedo por nada del mundo. td: el coraz6n de mi existencia. Ante todo y sobre todo esta el fundamento emocional del amor, que sostiene inspira todos los demas apetitos, el pri- mero dé los cuales es para mi la curiosidad, la buisque- dade conocimiento y el delicioso placer de la lectura. Satisfecha la necesidad de amor, nada hay que mas anhele que la compaiiia de un libro. Siempre llevo uno conmigo, a todas partes. Siempre me siento deseoso impaciente de lectura. Sin algo que leer me siento in- completo y solo. Apropiéndome del Lieben und Arbei- ten -amor y trabajo de Freud, hago de Lieben und Lesen ~amor y lectura— mi lema. esfuerz ideas me captan con soltarlas, yahies 421

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