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La Suprema Junta Nacional Gubernativa explica a Morelos el

motivo por el cual aún se manifiesta al rey Fernando VII. Palacio


Nacional de Zitácuaro, septiembre 4 de 1811

Reservada. Habrá sin duda reflejado Vuestra Excelencia que hemos apellidado en nuestra
junta el nombre de Fernando VII que hasta ahora no se había tomado para nada... nosotros
ciertamente no lo habríamos hecho, si no hubiéramos advertido que nos surte el mejor
efecto: con esta política hemos conseguido que muchos de las tropas de los Europeos
desertándose se hayan reunido a las nuestras; y al mismo tiempo que algunos de los
americanos vacilantes por el vano temor de ir contra el Rey, sean los más decididos
partidarios que tenemos. Decimos vano temor, porque en efecto no hacemos guerra contra
el Rey; y hablamos claro, aunque la hiciéramos, haríamos muy bien, pues creemos no estar
obligados al juramento de obedecerlo, porque el que jura de hacer algo mal hecho ¿Qué
hará? Dolerse de haberlo jurado y no debe cumplirlo. Esto nos enseña la doctrina cristiana.
Y ¿Haríamos bien nosotros cuando juramos obediencia al Rey de España? ¿Haríamos por
ventura alguna acción virtuosa cuando juramos la esclavitud de nuestra Patria? ¿O somos
acaso dueños árbitros de ella para enajenarla? Lejos de nosotros tales preocupaciones.
Nuestros planes en efecto son de independencia, pero creemos que no nos ha de dañar el
nombre de Fernando, que en suma viene a ser un ente de razón. Nos parece superfluo
hacer a Vuestra Excelencia más reflexiones sobre este particular que tanto habrá meditado
Vuestra Excelencia.
Dios le guarde muchos años. Palacio Nacional de Zitácuaro, septiembre 4 de 1811. Lic.
Ignacio Rayón. Doctor José Sixto Verdusco. José María Liceaga. Por mandado de la
Suprema Junta Nacional Americana. Remigio de Yarza, Secretario. Señor teniente general
D. José María Morelos.
Este documento fue cogido entre los papeles del rebelde Morelos, en la derrota que le
causó en Cuautla el general Calleja en 2 de mayo de 1812, y se insertó en la gaceta
número 225.

El gobierno de Madrid instruye a Calleja aniquilar el Congreso.


Madrid, España, febrero 26 de 1814

Reservada. Gobernación de Ultramar.


Excelentísimo Señor Virrey de Nueva España.
El Gobernador de Veracruz ha remitido a la Regencia del Reino unos papeles de los
sediciosos que turban la tranquilidad de esas provincias, hallados a un arriero que,
introduciéndose con víveres en aquella plaza, los llevaba de orden de uno de los cabecillas
al Comandante de Lanceros,
D. José Manuel Panes, quien parece no tenía ninguna conexión con el re-misor, ni había
fundamento alguno para sospechar otra cosa que la de que era tentado a entrar y proteger
los planes de aquellos perversos.
Entre los citados papeles, hay unos que han llamado la atención de Su
Alteza, respecto de que en ellos se trata de una reunión que hizo en Chil-pancingo, con
título de Congreso, el rebelde Morelos, para hacerse elegir Generalísimo y Jefe Supremo
del Poder Ejecutivo. Esta medida, aunque violenta y con todo el carácter de impostura y
ridiculez que lleva en sí mis-ma, no dejará de haber producido algunas ilusiones perniciosas
y dándole cierto grado de autoridad entre las bandas que acaudilla, por lo que y otras
consideraciones de igual naturaleza, deberá Vuestra Excelencia tomar todas las medidas
que le sugieran sus luces y acreditado celo, para contrariar-las y desvanecer las
impresiones que pueda haber hecho, procurando en lo sucesivo impedir que se verifiquen
semejantes conventículos. Y como es natural que este paso dado por Morelos, en que
descubre toda la extensión de sus planes y la ambición desmesurada de reasumir en sí solo
todo el mando que hasta ahora se figuraba depositado en los cabecillas Rayón, Liceaga y
Verdusco, le haya indispuesto con ellos y excitado una rivalidad y desunión que puede ser
muy provechosa a la justa causa, estará Vuestra Excelencia a la mira para aprovechar ésta
y cualquiera otra coyuntura que se presente, a fin de fomentar la discordia entre estos
pretendidos jefes con el objeto de debilitarlos, atraerlos o exterminarlos con más facilidad,
particularmente a Morelos, cuya destrucción debe ser la principal mira de Vuestra
Excelencia realizarla a toda costa
Por lo que hace al Comandante de Lanceros, Panes, advertirá Vuestra
Excelencia al Gobernador de Veracruz vigile sus pasos con el mayor disi-mulo, pues
aunque hasta ahora no haya motivo de recelo respecto de su conducta leal y patriótica, la
prudencia exige estas precauciones, pero sin dar lugar a que la desconfianza ocasione
ningún resentimiento ni compro miso que lo enajene o cause su descrédito.
Todo lo participo a Vuestra Excelencia de orden de Su Alteza, que se promete de su tino y
talento el mejor éxito en éste y otros interesantes negocios.
Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Madrid, 26 de febrero de 1814. Juan
Alvarez Guerra.

Edicto por el cual se prohíbe cualquier divulgación de la


Constitución de Apatzingán. Ciudad de México, mayo 26 de 1815

Nos el Deán y Cabildo de la Santa Iglesia metropolitana de México, gobernador sede


vacante de este arzobispado. A todos los fieles estantes y habitantes de él, de cualquiera
estado, calidad y condición que sean, salud, gracia y paz en nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Sabed que el desenfrenado libertinaje de nuestros desleales y traidores hermanos los ha
precipitado ya en el abismo a que ordinariamente conduce la corrupción de costumbres. No
contentos con los innumerables males y desgracias que por su rebelión han acarreado a
este, antes feliz y bienaventurado reino, se esfuerzan en desterrar de él, la divina religión de
nuestros padres con las perversas doctrinas que han vertido en sus detestables folle-tos, y
su escandaloso menosprecio de Jesucristo y su iglesia.
Entre los artículos de la ridícula Constitución que estos fanáticos se han atrevido a formar
para la erección de su imaginaria república, uno es el tolerantismo, herejía la más
perniciosa de todas, porque a todas las compre-hende, condenado expresamente por
Jesucristo en el evangelio de San Ma-teo, por San Juan en su segunda carta, y por San
Pablo en las que escribió a los romanos y a Tito.
Ellos arrogándose una autoridad que no tienen, han reformado en su sacrílego calendario el
culto que la Iglesia tributa diariamente a sus Santos, recordando su memoria y proponiendo
en ellos a los fieles los ejemplares a que deben conformar su conducta.
Naciendo de sí mismos, sin legítima misión y desobedeciendo a sus Ilustrísimos Señores
Obispos, han establecido ministros en las parroquias, que careciendo de jurisdicción
inválidamente administran el sacramento de la penitencia, y asisten a los matrimonios,
quedando sin absolución los peni-tentes, y en un verdadero concubinato los que celebran
ante ellos un contrato que solo puede autorizar el propio y verdadero párroco.
Sin temor de las muchas censuras en que han incurrido, y con menosprecio de las leyes de
la iglesia, permanecen en aquellas sin cesar en los enormes delitos porque se les han
impuesto, ni solicitan su absolución, lo que según derecho basta para hacerlos sospechosos
de herejía, inhabilitados por lo mismo de poder recibir ni administrar los sacramentos, ni
ejercer ninguna función eclesiástica, como separados del cuerpo de la iglesia,
insolentemente se introducen en ella burlándose de las nuevas penas en que incurren por
tan escandaloso atentado.
No lo es menos el atrevimiento sacrilego con que sin respeto ni consideración a las
personas, bienes y lugares sagrados, atropellan su inmunidad, separando a los primeros de
sus destinos, apasionándolos y haciéndolos comparecer ante si, usurpando los segundos y
sirviéndose para actos criminales y profanos de los terceros.
Tales son los hechos y doctrinas de estos monstruos enemigos de Dios y del Rey, dirigidos
a la total ruina de la religión y el estado, sobre todo lo que nos reservamos hablar con la
correspondiente extensión, basándonos por ahora indicarlas para prevenir a los incautos.
Por tanto y para arrancar de raíz la cizaña que el hombre enemigo ha sobresembrado en el
campo del Señor, hemos acordado expedir el presente edicto, por el cual prohibimos bajo
pena de excomunión mayor, ipso facto incurrenda,' los folletos, la Constitución, decretos y
proclamas, hechos en el pueblo de Apatzingán relativos a la erección de la nueva República
Mexi-cana, y el calendario formado por el presente año, por los traidores de aquel mismo
Congreso de que habla el baudó publicado por el Superior Gobier no en 24 del corriente, y
mandamos que cualquiera persona de esta capital o arzobispado a cuyas manos hayan
llegado o puedan llegar todos o algunos de los indicados papeles impresos. o manuscritos u
otros semejantes. los exhiba inmediatamente en nuestra Secretaria de Gobierno bajo la
citada pena de excomunión, la que extendemos también a los que teniendo noticia de
dichos papeles no nos avisen o descubran las personas que los tengan: encargamos
estrechamente las conciencias de todos los que no quicran ser reos de alta traición y
cómplices de la desolación de la iglesia y de la lata. para que nos den noticia. o al Superior
Gobierno, o al Santo Tribunal de la Inquisición, de cualquier nacional y fundada sospecha
que tengan en tan grave y delicada materia eo que se interesan la religión, el Estado, la
felicidad de estos pueblos. y el honor. vida y bienes de los hieles americanos
Y por cuanto estamos ya en el caso de clamar sin intermisión contra estos enemigos de
Dios y del Rey, sin temor de que se nos impute lo que Abner a David, llamando a sus fieles
avisos, unos vanos clamores que inquietaban al Rey y al reino, respondiéndole David de la
otra parte de la montaña,a aquel flojo e infiel vasallo, ser hijos de muerte los que no
guardaban al rey ungido de Dios; mandamos a todos los curas, confesores y predicadores,
tanto seculares como regulares, combatan en todos sentidos a estos rebel-des, de modo
que se oiga por todas partes uniformemente el clamor de la verdad y las máximas eternas
del evangelio, en concepto de que a los que olvidados de su estado y de si mismos, se
condujeren en lo sucesivo con la fría y criminal indiferencia, con que algunos lo han hecho
hasta aquí; o en los actos públicos usados de otro lenguaje, se les removerá
inmediatamente de los beneficios o destinos que obtengan, se les suspenderá el ejercicio
de su ministerio, procediéndose a formularles la correspondiente causa, como sospechosos
no solo en materia de fidelidad, sino también de creencia.
Y al efecto mandamos que este nuestro edicto se imprima y circule por todas las parroquias
e iglesias de esta diócesis, se lea en los púlpitos, se explique por los párrocos y
predicadores, y se fije a las puertas de los templos.
Dado en la sala capitular de la Santa Iglesia Metropolitana de México, firmado de nos,
sellado con el de esta misma Santa Iglesia, refrendado por uno de los Señores Secretarios
de Gobierno a 26 de mavo de 1815. Doctor José Mariano Beristaín, Doctor José Angel
Gazano, Doctor Ciro Ponciano de Villaurrutia. Doctor Pedro González. De acuerdo del
Ilustrísimo y Venerable Señor Deán y Cabildo sede vacante, Francisco Ignacio Gómez de
Pedroso, Prebendado Secretario.

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