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UNIDAD 4: LA VEJEZ EL ENVEJECIMIENTO PSICOLÓGICO, BIOLÓGICO Y SOCIAL

Temas:

• La vejez. Concepto. Nuevo paradigma: concepción del adulto mayor (Convención Interamericana sobre la
protección de los derechos humanos de los adultos mayores) Características demográficas, diversidad entre la
población anciana. Perspectivas teóricas acerca del envejecimiento: mitos y estereotipos: imágenes de la vejez en
diversas épocas históricas, prejuicios hacia la persona anciana. Edad cronológica, edad funcional. Diferentes
formas de envejecer.
• Las relaciones interpersonales. El apoyo social en la vejez. Teoría de la desvinculación, teoría de la actividad -
teoría de la continuidad. La jubilación y sus etapas.

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ENVEJECIMIENTO PSICOLÓGICO, BIOLÓGICO Y SOCIAL

Vejez

Proviene del latín clásico "vetulus", diminutivo de "vetus": viejo. Constituye una etapa más del ciclo vital. Se producen
cambios. Proceso.

Henri Ey, distingue la “senescencia” o envejecimiento respecto de la “senilidad” o decadencia de las funciones
psicofisiológicas. La “senescencia” es un fenómeno psicobiológico general que se manifiesta en todos los niveles del
organismo, por ejemplo, a nivel celular, a nivel tisular o de los tejidos, a nivel de los órganos y de sus funciones, a nivel de
la personalidad y de los vínculos interpersonales. El fenómeno psicobiológico de deterioro de las capacidades corporales
se acompaña de un déficit en la actividad psíquica como la pérdida de la fluidez mental, una dificultad creciente de
adaptación a las situaciones nuevas, una disminución del control de las reacciones emotivas. La “senescencia” es un
fenómeno directamente ligado a la vida que a veces, con el pasar del tiempo, desemboca en la “senilidad” que es su
expresión patológica. El autor considera a ésta no sólo como una mera aceleración del proceso de envejecimiento, sino
como un envejecer distinto y anormal. Este deterioro progresivo de las funciones facilita la instalación de cua-dros
psicopatológicos tales como depresiones, psicosis confusionales y demencias, entre otros.

Aspectos y datos demográficos (a nivel mundial)

Población mundial, envejece a pasos acelerados (2000-2050, la proporción de los habitantes del planeta mayores de 60
años se duplicará, 11% al 22%). El cambio demográfico será más rápido e intenso en países de ingresos bajos y medianos.
Incrementará el número de personas octogenarias (80 o +) y nonagenarias (90 o +). Envejecimiento y calidad de vida
(dependerán numerosos factores: socio-culturales, económico- políticos, psicológicos y biológicos). Riesgos durante dicha
etapa: incrementarán notablemente casos de demencia (25 y 30%) especialmente en países subdesarrollados; mayor
vulnerabilidad. Estadísticas a nivel mundial afirman que es el grupo etario más gravemente afectado.

TEORÍAS SOBRE LA VEJEZ

Cada una de estas teorías nos muestra diversos aspectos de este complejo fenómeno. Desde una perspectiva psicosocial
del envejecimiento surgieron diferentes interpretaciones:

1) Teoría del Desapego: E. Cummings y W. H. Henry formularon la “teoría del desapego, apartamiento o descompromiso"
(disengagement) la cual sostiene que a medida que el ser humano envejece se va produciendo una reducción del interés
vital hacia las actividades y objetos que lo rodean. Este es un proceso normal, que es en parte deseado por el anciano,
mediante el cual acepta abandonar los roles, actividades y funciones propias de la edad adulta. Podemos reflexionar que
esta aceptación implica desde ya un dudo por el rol adulto.

2) Teoría de la Actividad: Roberr Havighurst fue uno de los principales críticos a la teoría del desapego. Sostiene que
cuanto más activo ("teoría de la actividad") se mantiene el sujeto mayor son sus posibilidades de un envejecimiento
exitoso. Esta teoría se ha popularizado y ha sido la base de muchos programas diseñados para ancianos que incentivan su
actividad. Señala que las necesidades psicológicas y sociales son prácticamente las mismas en la mediana edad que en la
vejez. Diversas investigaciones han comprobado la existencia de una correlación positiva entre el mayor número de
actividades desplegadas por los sujetos y el mayor grado de satisfacción con su vida como anciano. Pero no se ha
comprobado que la ausencia o escasa actividad disminuya el grado de satisfacción (correlación negativa). Pero la teoría
de la actividad considera que no existen posibilidades de adaptación del hombre que envejece a un nuevo rol basadas en
el renunciamiento y apartamiento social (teoría del desapego). Para esta teoría el apartamiento es considerado como una
expresión patológica de la vejez. Algunos críticos consideran que la teoría de la actividad está diseñada para los “viejos
jóvenes”, o “adultos mayores”.

3) Teoría de los Nuevos Roles: Streib y Schneider formularon la teoría de los “nuevos roles”, que se sitúa en una postura
intermedia respecto de las teorías del desapego y de la actividad. Reconocen el descenso de las actividades sociales con
la edad y, a la par, el deseo de permanecer activo y plenamente “enganchado” lo más posible. Proponen el refuerzo de
nuevos roles, no impuestos, que tengan en cuenta las motivaciones personales y las capacidades físicas, así como también
los resortes del medio.

4) Teoría de la Continuidad: sostiene que el hombre envejece como ha vivido. A medida que se produce este proceso trata
de asegurar la continuidad de aquello que ha adquirido. Por ejemplo, los ancianos que buscan nuevas amistades y
actividades son generalmente aquellos que en los estadios previos estaban abiertos a nuevas experiencias.

5) Teoría de la Discontinuidad: S. Danish, O. Brim y C. Riff formularon la “teoría de la discontinuidad” en la que sostienen
que los cambios cognitivos y comportamentales de la ancianidad son causados por situaciones tales como la jubilación, la
vulnerabilidad a las enfermedades, la viudez, entre otras.

6) Teoría de la Variabilidad y la Diversidad comportamental: Muchos gerontólogos como W. Schaie y S. C. Me Kenzie


sostienen que la “variabilidad y la diversidad comportamental” se incrementan con la edad, por lo tanto, la multiplicidad
de patrones de conducta y de rasgos de personalidad, es mayor que en cualquier otro estadio. Para estos autores la gran
diversidad de estilos de vida de las personas ancianas impide comprenderlas desde las categorías como el desapego, la
actividad o la discontinuidad.

PARA ROMANO GUARDINI

Romano Guardini, desde un modelo personalista espiritualista, afirma que en el buen camino del envejecer el hombre
encuentra que espera cada vez menos, es decir, disminuye la expectación y el análisis de las posibilidades futuras.
Simultáneamente, se intensifica la sensación de transitoriedad. Los acontecimientos, sin perder su valor, impresionan o
impactan menos al anciano porque los juzga desde su sabiduría y no desde la dinámica adulta.

Este autor describe por lo menos tres actitudes ante la vejez:

1) Los que no se aceptan como viejos apartan la mirada del fin que se acerca se aferran al estadio vital pasado y a veces
pretenden equipararse a los jóvenes.

2) Otros capitulan ante el envejecimiento, renuncian a la búsqueda de su plenitud y se aferran a lo que aún tienen. Éstos
desarrollan un egoísmo senil, un afán de valer, de dominar tiránicamente su entorno para obtener la sensación de que
toda- vía son alguien muy importante.

3) Si hay aceptación del fin esta crisis, que Guardini llama del desasimiento (del desprendimiento), es superada, es decir,
disminuyen tanto la envidia hacia los jóvenes como el rechazo a lo nuevo." Así surge la imagen vital del hombre viejo cuyo
valor central es la sabiduría. El hombre sabio es el que sabe acerca del final y lo acepta. El final mismo de la vida es todavía
vida y él puede aún descubrir y vivenciar valores, que únicamente entonces puede encarnar. El envejecimiento no se
expresa sólo en limitaciones, en ser menos capaz de, sino en adquisiciones propias de este estadio. El viejo sabio no es
aparentemente muy activo, pero irradia sabiduría y experiencias, su conducta manifiesta de modo transparente su vida.
Así, se evidencia su experiencia y su capacidad de juicio.

MODIFICACIONES CORPORALES

Modificaciones de la capacidad de rendimiento de las funciones psíquicas

Numerosas investigaciones sostienen que en el transcurso de la vida se modifican de modo diverso las funciones
psicológicas. Estas funciones alcanzan su punto máximo en momentos diferentes. Comenzaremos por abordar los
procesos psicológicos fundamentales como los cambios sensoriales y perceptivos, la memoria, la inteligencia y el
aprendizaje.

Las capacidades sensoperceptivas como ya dijimos, disminuyen como consecuencia del envejecimiento, esta disminución
varía considerablemente de un individuo a otro. Por lo general, se observa una reducción en la capacidad de recibir y de
tratar las informaciones concernientes al entorno. Son frecuentes las deficiencias tales como la presbiacusia (pérdida de
la audición en las zonas de alta frecuencia) y la presbiopía (disminución de la plasticidad del cristalino y de su poder de
acomodación, que exigen el uso de gafas bifocales), ambas influyen en la realización de la vida cotidiana. El sujeto afectado
de presbiacusia sufre de una pérdida de audición selectiva. No logra percibir adecuadamente los sonidos agudos que son
de frecuencias altas lo que obstaculiza la interpretación de la expresión verbal del otro. En efecto, las consonantes
comportan sonidos agudos y si no resultan percibidas generan en el sujeto la fantasía de que el emisor sólo mascullado
su discurso, es decir, le hablan entredientes como si ni se dirigieran a él. De modo que el sujeto cree que quienes lo rodean
murmuran y les acusa de no hablar con claridad, esto incrementa a veces fantasías persecutorias.

El olfato y el gusto también tienden a disminuir con la edad. Estos cambios pueden perturbar la ingesta y el tipo de
alimentos consumidos. Además, esta disminución sensorial incrementa la inapetencia. Podemos señalar que muchos
ancianos que viven solos en ocasiones padecen de diarreas e intoxicaciones por no detectar alimentos en mal estado. Los
cambios alimentarios en la vejez suelen ser marcados por la conjunción de varios factores, en los que intervienen los ya
señalados —disminución de la capacidad sensorial— y enfermedades dentarias que en muchos casos exigen el uso de
prótesis de reemplazo, o enfermedades crónicas como la hipertensión, enfermedades coronarias o diabetes, que implican
dietas restrictivas. Asimismo, los cuadros depresivos incrementan la falta de apetito.

De la misma manera que las dificultades sensoperceptivas aumentan con la edad, la realización de una tarea que exige
rapidez y coordinación también se ve obstaculizada. La mayoría de estas dificultades proceden de la pérdida de velocidad
de las reac-ciones, de una disminución de la coordinación, como asimismo de la pérdida gradual de masa muscular. Así se
ve afectada la capacidad para entregarse a actividades difíciles y fatigosas y sobre todo la de mantenerlas.

Donde se observa una mayor pérdida de capacidad de memoria con la edad es en la llamada “memoria secundaria” o a
“corto plazo” y no en la “memoria primaria” o “inmediata”. Es decir, el anciano presenta dificultades para recordar un dato
cuando le es solicitado después de varios minutos u horas de haberle sido informado (por ejemplo, si se le pregunta qué
cenó anoche es factible que no lo recuerde). A diferencia de ello no presenta problemas en la memoria primaria, es decir,
la que le permite recordar un dato inmediatamente después de haberle sido informado. Paradójicamente, los ancianos
conservan la información mnémica de lo sucedido muchos años antes (“memoria terciaria”) y suelen hacer un uso
marcado de la “memoria terciaria” en el diálogo interpersonal.

MODIFICACIONES DE LA PERSONALIDAD

Los cambios corporales antes mencionados proponen la tarea de modificar la imagen corporal. Estos ajustes van
acompañados de sentimientos depresivos respecto de lo perdido y de temores ante la creciente pérdida de control,
vulnerabilidad y torpeza de su cuerpo para adaptarse a las exigencias del medio. Suele disminuir la autoestima frente a lo
cual generalmente se defiende negando el envejecimiento del cuerpo, al que vive como ajeno, o proyectando todos sus
conflictos e inseguridades en él y a veces atribuyendo todos sus problemas a meras do-lencias físicas (tendencia a la
hipocondría).

¿Qué es el duelo?

El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus
veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.

Marta Leonor Méndez, siguiendo el modelo de Arminda Aberastury sobre los duelos de la adolescencia, propone cuatro
pérdidas básicas en la ancianidad:

1) El duelo por el cuerpo potente: es una toma de conciencia de su declinación física.

2) El duelo por su rol paternal: este se produce cuando dicho rol, o la generatividad a la que se refiere Erikson, no lo puede
desempeñar total o parcialmen-te por impedimentos físicos, psíquicos o sociales (enfermedad, asilo). De modo que, en
muchos casos se ubican en el lugar de “hijo” de sus propios hijos.

3) El duelo por el rol social: Se desencadena generalmente por la jubilación, por la pérdida del rol laboral, profesional y
económico. Conlleva a la pérdida del lugar y la valoración dentro de la red social. Éstas traen como consecuencia la
búsqueda de otros lugares y fuentes de autoestima que respondan a sus nuevas necesidades.

4) El duelo por la pérdida de relaciones objétales significativas (decatectización): surge ante la viudez, la pérdida de
familiares o amigos. Como defensa ante el dolor que conlleva se aferra al pasado que fue gratificante a expensas de la
posibilidad actual de comunicarse con los demás.
ABUELIDAD

'El vínculo entre los nietos con los abuelos es el vínculo más significativo con representantes del mundo
adulto después de la relación con los padres.

Arthur Kornhaber en sus investigaciones observó que los niños que mantenían una estrecha relación con uno de los
abuelos por lo menos, eran diferentes a los que lo hacían en forma intermitente o infrecuente. Los que poseían un estrecho
vínculo con sus abuelos tenían un alto sentido de pertenencia a la familia y a la comunidad, una mejor socialización.
También, disminuía la actitud prejuiciosa hacia los viejos porque ellos se sentían queridos por personas de edad avanzada.
Del mismo modo, disminuye en ellos el temor a la vejez.

Los abuelos les ofrecen a los nietos, por el sólo hecho de estar con ellos, un marco más general de contención y aceptación
afectiva. Además, les brindan un lugar de encuentro personal diferente del grupo de pares y de sus padres. Allí pueden
aprender de sus experiencias a través de historias de otros tiempos y de otros modos de vida. Constituyen la segunda
línea de seguridad y protección para el niño.

Los abuelos influyen en la crianza de dos modos: directamente suministrando, por ejemplo, cuidados, paseos, consejos;
indirectamente, orientando o apoyando a los padres del niño.

Este rol conlleva a veces cierto grado de conflictividad. Así, algunos abuelos escapan o evitan asumirlo (“yo ya crie a mis
hijos y ya he cumplido”); otros, compiten con los padres por la crianza de los nietos, como resultado de ello los padres
suelen recriminar sus actitudes entrometidas, intrusivas y controladoras.

EL DOLOR, LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE

Viktor Frankl afirma que toda situación vital posee sentido, es decir, posee una razón de ser, una finalidad, posee un
significado que es necesario descubrir; éste es su valor desde el cual nace su estimabilidad. Por lo tanto, aun aquellos
aspectos que podrían considerarse negativos de la existencia humana, como el sufrimiento y la enfermedad, pueden
transformarse con una adecuada disposición y actitud cuando el sujeto les encuentra un por qué. Frankl para justificar
esto solía citar a Nietzsche: “Quien tiene un por qué para vivir encontrará casi siempre el cómo”, de modo que, si vivir es
sufrir, sobrevivir es encontrarle sentido a dicho sufrimiento. Pero nadie puede decirle a otro en qué consiste dicho sentido,
sino que cada uno debe hallarlo por sí mismo y aceptar la responsabilidad que conlleva su respuesta. Esta actitud que se
adopta ante las limitaciones de la vida y ante el destino pone en juego la realización de los “valores de actitud”, en la cual
el hombre es un ser consciente y responsable de la conformación de su propio sentido. La enfermedad o la proximidad de
la muerte nos urgen a aprovechar al máximo las ocasiones para la realización de estos valores.

La enfermedad y la muerte movilizan frecuentemente intensas fantasías en los parientes del anciano que se expresan en
frases como: “que sufra lo menos posible”, “es mejor muerto que invalido”. Unos quieren mantenerlo en casa a toda costa
otros, por el contrario, consideran su posible internación o residencia extrafamiliar. Adoptar una decisión implica evaluar
por un lado el impacto afectivo de estar en un lugar extraño y separado de los familiares, por otro lado, la asistencia
profesional constante y la aparatología médica a disposición inmediata.

En el anciano la enfermedad reactiva el conflicto dependencia-independencia. Unos reclaman cuidados, pero temen
depender excesivamente de los demás, algunos no aceptan ningún tipo de ayuda; otros se someten pasivamente a sus
eventuales cuidadores.

Tanto el anciano, como la familia, proyectan generalmente en el médico una figura omnipotente, salvadora, protectora,
omnisciente. Así ha ocurrido ya en las civilizaciones primitivas, desde el brujo al sacerdote, desde el curandero al
profesional actual acompañado con elementos de una alta tecnología. Siempre el médico puede asumir o no está fantasía
de poder que le es conferida, es decir la de tener la vida y la muerte en sus manos.

TIEMPO, MUERTE Y ETERNIDAD

El destino más trágico para el hombre por su soma, por su materialidad, es el de estar sometido a la temporalidad, a pesar
de que un ansia interna lo impulsa incesantemente a desligarse del tiempo, para formar parte de lo eterno. Así, toda vida
está inscripta en el tiempo y es tiempo. La voluntad no puede vencer al tiempo ni a su voracidad, esta situación se
constituye tal vez en su mayor frustración, es su límite. El anciano ha retirado su yo del mundo, se ha replegado de la lucha
diaria y en este retroceso a su interioridad, al núcleo más íntimo de su ser, comprueba que algo se ha salvado de aquella
corriente tempestuosa y tumultosa de la vida pasada. La interioridad brinda testimonio de un eterno sentido que
trasciende el orden temporoespacial del mundo.
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VIEJISMO. LOS PREJUICIOS CONTRA LA VEJEZ

Viejismo

El término viejismo define el conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a los viejos
simplemente en función de su edad. En sus consecuencias son comparables a los prejuicios que se sustentan contra las
personas de distinto color, raza o religión, o contra las mujeres en función de su sexo. La diferencia radica sólo en el hecho
de que los viejos no poseen ese estado en razón de su nacimiento en un medio determinado, sino que lo adquieren en
razón de la acumulación de cierto número de cumpleaños.

Hay otro término, gerontofobia, que también es utilizado con frecuencia pero que debe ser convenientemente distinguido
del viejismo. Gerontofobia se refiere a una más rara conducta de temor u odio irracional hacia los viejos, de manera que
es menos abarcatlva y debe ser incluida dentro del viejismo y no utilizarla como sinónimo.

Los prejuicios contra la vejez, como cualquier otro pre-juicio, son adquiridos durante la Infancia y luego se van asentando
y racionalizando durante el resto de la vida de los seres prejuiciosos. Generalmente son el resultado de identificaciones
primitivas con las conductas de personas significativas del entorno familiar y, por lo tanto, no forman parte de un
pensamiento racional adecuado, sino que se limitan a una respuesta emocional directa ante un estímulo determinado.
Estos orígenes quedan luego sumergidos en el inconsciente, y a los individuos prejuiciosos les resulta difícil, cuando no
imposible, reconocer el tremendo impacto que estas identificaciones tienen sobre su pensamiento o conducta, que
resultan en una mala interpretación de los hechos, reacciones inapropiadas, desinterés o rechazo según el caso. Busse
(1980) señala que las personas prejuiciosas muestran una llamativa disociación en sus conductas, pues al serles requerida
una explicación sobre su manera de comportarse la dan en términos lógicos y adultos, en tanto que sus respuestas
emocionales muestran una sobre exageración irracional de la ansiedad, desesperación, temor o furia que corresponden a
patrones de conducta infantiles de respuesta a estímulos externos difíciles de controlar.

El Group for the Advancement of Psychiatry enumeró en 1971 algunas de las razones de las actitudes negativas de los
psiquiatras para tratar a las personas viejas:

- Los viejos estimulan a los terapeutas temores sobre su propia vejez.

- Reactualizan en los terapeutas conflictos reprimidos en relación con sus propias figuras parentales.

- Los terapeutas piensan que no tienen nada que ofrecer a los viejos porque creen que éstos no van a cambiar su conducta
o porque sus problemas están relacionados con enfermedades cerebrales orgánicas intratables.

- Los terapeutas creen que no vale la pena hacer el esfuerzo de prestar atención a los psicodinamísmos de los viejos porque
están muy cerca de la muerte; algo similar a lo que ocurre en el sistema médico militar de urgencia, en el cual el más grave
recibe menos atención porque es menos probable su recuperación.

- El paciente puede morir durante el tratamiento, lo cual afecta el sentimiento de importancia (¿omnipotencia?) del
terapeuta.

- Los terapeutas se sienten disminuidos en su esfuerzo por sus propios colegas. Habitualmente se escucha decir que los
gerontólogos o los geriatras tienen una pre-ocupación morbosa por la muerte; su interés por los viejos es o “enfermizo”
o, por lo menos, sospechoso.

Prejuicio más común contra la Vejez

Uno de los prejuicios más comúnmente extendidos, tanto entre legos como entre profesionales, es el de que los viejos
son todos enfermos o discapacitados. Palmore (1980) señala que un tercio del común de la gente asegura que los viejos
“pasan mucho tiempo en cama a causa de enfermedades"; “tienen muchos accidentes en el hogar”; “tienen pobre
coordinación psicomotriz”; “desarrollan infecciones fácilmente”. Otros estereotipos comunes que se escuchan es que una
gran proporción de los viejos están hospitalizados, viven en residencias geriátricas o en otros establecimientos
especializados, y que la salud y las capacidades de los viejos muestran un alto grado de declinación según pasan los años.

El resultado de estos prejuicios es que se establece una fuerte sinonimia: viejo=enfermo que entraña un enorme riesgo,
pues pasa a comportarse como una profecía autopredictiva que termina por internalizarse aun en los destinatarios del
prejuicio, es decir en los propios viejos.
La relación entre edad cronológica y enfermedad es bien conocida y está bien documentada en las tablas de expectativa
de vida al nacer y en los estudios epidemiológicos sobre la distribución de las enfermedades por edades.
Cronológicamente la edad es el factor que se toma como indicador último de la predicción de los índices de mortalidad;
la edad es también asociada con morbilidad y se toma su incidencia en la prevalencia de enfermedad o discapacitación.
Las estadísticas pasan a ser una mera abstracción, números sin sujetos, deformadores de la realidad.

La definición alternativa de la salud de los viejos según su nivel de funcionamiento, que por otra parte es la que va ganando
adeptos día a día. está resumida por el Advlsory Group de la OMS (1959): “La salud de los viejos es mejor medirla en
términos de función; ...el grado de ajuste más que la falta de patología debe ser usado como la medida del monto de
servicios que el viejo requiere de la comunidad”. De esta manera, las cosas que una persona vieja puede, o cree que puede,
son usualmente indicadoras del grado de su salud tanto como de los servicios que necesita. Naturalmente, la perspectiva
funcional de la definición de salud lleva a desestimar las generalizaciones estadísticas a las que he hecho mención
anteriormente (que forman parte, por supuesto, del modelo médico propuesto) y crea un conflicto entre ambos puntos
de vista. Sin embargo, pueden no ser irreconciliables si se tienen en cuenta las sensaciones que relatan los propios viejos
y se confrontan con los hallazgos de los exámenes físicos. Un estudio realizado en Polonia (Piotrowsky. 1970) ha
demostrado el valor del modelo funcional comparando las respuestas de los viejos a un conjunto de preguntas
estandarizadas en un vasto estudio nacional que trataba de establecer su capacidad funcional con los resultados de un
examen físico completo (Shanas 1976).

CARACTERÍSTICAS DE LA MEDIANA EDAD

Partiré de la base de que en la mediana edad hay dos temas predominantes que prestan una especie de telón de fondo
sobre el que aquélla se desarrolla y que son: la progresiva loma de conciencia del paso del tiempo con él consiguiente
envejecimiento personal, por un lado, y por el otro, que los cambios en los patrones vitales muestran que los hijos crecen,
los propios padres envejecen cada vez más y mueren, y que eso lo coloca al individuo ante la sensación ineludible de ser
“el próximo en la fila”. Las formas de expresión intrapsíquicas de esta temática son las siguientes:

1) Incremento de la interioridad: Este repliegue sobre sí mismo podrá tener las características de reminiscencia, en cuyo
caso se conseguirá la integridad del sujeto, o adquirirá la forma de nostalgia, y al no poder establecer la integridad se
transformará en desesperación. De cualquier manera, el narcisismo pasa a ser la consecuencia y no la causa del incremento
de la interioridad.

2) Cambio en la percepción del tiempo: En su mediana edad la gente comienza a pensar el tiempo, su tiempo, desde una
perspectiva distinta; comienza a medir el tiempo más en función de lo que falta por vivir que de lo que ha pasado desde
el nacimiento. No hay solamente una inversión de la direccionalidad, sino que aparece la conciencia de que el tiempo es
finito. Neugarten (1970) señala que en esta época existe una marcada dificultad para situarse en la propia edad y que
cuando a algunas personas se les pregunta de improviso por su edad no pueden dar de inmediato la respuesta adecuada;
interrumpen su pensamiento y frecuentemente dicen: “¿Cuántos... 51? No, 52. Si, sí, 52".

3) Personalización de la muerte: íntimamente relacionado con lo anterior aparece la personalización de la muerte. La


muerte de pares y amigos, especialmente los últimos, hace que ésta se convierta en una posibilidad real para uno mismo
y que deje de ser la mágica o extraordinaria ocurrencia que parecía cuando éramos jóvenes. La muerte — en el nivel
consciente—, en lugar de ser una concepción general o un acontecimiento experimentado en términos de la pérdida de
algún ser, se convierte en un problema personal, la propia muerte, la propia mortalidad real y actual".

FACTORES BIOLÓGICOS Y SOCIALES QUE INCIDEN EN LA PSICOLOGÍA DEL ENVEJECIMIENTO

¿Qué es la mediana edad?

Periodo entre los 45 y los 65 años, época en que la mayoría de la gente ha encontrado el modo de subsistencia propio y
el de su familia, y el momento en el cual han terminado la crianza y cuidado de sus hijos, actividad que suele suplantarse
con el cuidado y preocupación por los propios padres, cuando éstos aún existen. En ciertos sectores de la población, en la
mediana edad se está al mando de la sociedad en términos de poder, influencia y toma de decisiones, lo cual trae
aparejado suma responsabilidad en el manejo de temas tales como los relacionados con la juventud y la vejez, por
ejemplo.

Para otras personas la mediana edad constituye un “nicho ecológico”, es decir que se han adaptado a un entorno limitado
y que su ajuste a las actividades de la vida cotidiana se reduce a una rutina regular, lo cual les proporciona sentimientos
de seguridad y así se sienten protegidos de los conflictos que podrían provocarles ansiedad. La experiencia los provee de
la paciencia necesaria para hacer frente a los problemas y, al mismo tiempo, para sentir confianza en sí mismos. La gran
profusión de contactos sociales que surgen del status y la jerarquía conseguidos hacen que se esté en condiciones óptimas
de recoger la información necesaria para resolver los problemas, tanto en el campo de la investigación científica como en
el mundo de los negocios. Como es fácil comprender, el objetivo de todas estas conductas es el mantenimiento de un
adecuado nivel de autoestima.

Factores Psicológicos en el Envejecimiento

En la edad que nos ocupa, el conflicto principal, según Erikson, se plantea entre generatividad y estancamiento. La primera
debemos entenderla fundamentalmente como la preocupación por afirmar y guiar a la generación siguiente, sin que se
refiera esto, por supuesto, solamente a una relación con personas de filiación directa. Este concepto incluye los otros más
estrechos de productividad y creatividad. “La capacidad de entregarse por completo en el encuentro de los cuerpos y de
las mentes lleva a una expansión gradual de los intereses del yo y a un vuelco de catexia libidinal hacia aquello que se está
generando”. Pero cuando este enriquecimiento falla hay una regresión a una necesidad obsesiva de seudointimidad
acompañada por un sentimiento de estancamiento, aburrimiento y empobrecimiento interpersonal.

La resolución, satisfactoria o no, del conflicto planteado en este estadio dará lugar al última que se planteará entre
integridad y desesperación. La primera es el fruto de los otros siete ciclos vitales y madura gradualmente en las personas
que envejecen, pero sólo en aquellas que se han ocupado de las cosas y de la gente y se han adaptado a los triunfos y a
los desengaños de ser, por necesidad, el que ha dado origen a otros y ha producido objetos e ideas". El fracaso de esta
lleva al sentimiento de desesperación, que expresa el sentimiento de que el tiempo es corto, demasiado corto para iniciar
el intento de otro tipo de vida que lleve a la integridad.

Factores Biológicos en el Envejecimiento

El aspecto general refleja el envejecimiento; la silueta se pone pesada por la gordura que predomina en ciertas regiones
(vientre, caderas). La piel pierde su hidratación y su elasticidad, se arruga; las varicosidades se acusan, las venas
sobresalen, los cabellos encanecen y se hacen escasos. A esto se suman las alteraciones autoperceptibles de las funciones
oculares y auditivas, el incremento de la fatigabilidad muscular y un cambio en la velocidad de respuesta adaptativa a
ciertos estímulos (por ejemplo, sexuales). Por supuesto, estas modificaciones muchas veces pueden corroborarse
mediante el estudio de las alteraciones producidas en las moléculas, en las células, tejidos, órganos y aparatos tal como
lo demuestran los trabajos publicados en el excelente libro de Finch y Hayflick (1977).

Factores Sociales en el Envejecimiento

Las personas víctimas del viejismo se consideran desde el punto de vista social como enfemas, seniles, deprimidas, rigidas,
asexuadas, pasadas de moda y una multitud de rótulos descaliflcatorios más. Sus problemas físicos y mentales tienden a
ser fácilmente ignorados y con frecuencia no se tienen en cuenta sus necesidades económicas y sociales. El viejismo lleva
a las generaciones jóvenes a ver a los viejos como diferentes, a no considerarlos como seres humanos con iguales derechos
y, lo que es peor. no les permite a ellos - a los jóvenes- identificarse con los viejos. Resultado: se tiende a ver la vejez como
algo que no nos pertenece, como algo que está allá, en un futuro muy lejano y, por lo tanto, al no sentir que nos concierne,
no nos permite prepararnos para enfrentar nuestro propio envejecimiento.

Para entender adecuadamente la interacción sociopsicológica de la transición que va de la mediana edad hacia la vejez,
hay que referirse a los conceptos de Neugarten (1970) sobre el factor tiempo, que describo extensamente en el capítulo
7. Esta autora considera que todos los individuos, no importa el grupo social al que pertenezcan, desarrollan la idea de un
“ciclo vital normal y esperable", es decir, que ciertos eventos deben ocurrir en de- terminados momentos de la vida, y que
un reloj mental interno les va señalando si “están en tiempo” o si están “fuera de tiempo". La existencia de estos relojes
se demuestra por la facilidad y adecuación con que la gente se refiere a ellos frente a un interlocutor; rápidamente le
comentan cuál es para ellos la mejor edad para casarse, para tener hijos, para convertirse en abuelos, cuándo un hombre
debe estar asentado en su trabajo, cuándo cree que debe alcanzar el rango más alto, cuándo debe Jubilarse y, además,
cuáles deben ser las características sobresalientes en las sucesivas edades. “Estar en tiempo o fuera de tiempo es una
autoimposición apremiante. Hombres y mujeres se comparan con sus amigos, hermanos, compañeros de trabajo, con sus
padres, para decidir si han hecho bien, pero siempre teniendo en mente la línea del tiempo. El llegar a los 40, 50 o 60 años
no es en sí mismo tan importante, sino más bien el preguntarse ¿estoy haciendo lo que corresponde a mi edad?"

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DESARROLLO EN LA EDAD ADULTA TARDÍA (Rodriguez)


Desarrollo Psicosocial

Cuando se habla de psicología social son indudables los aportes de Erick Ericsson (1902-1994). En todas las etapas fue el
autor de mayor importancia. Esta etapa de la vejez la consideró como la fase final, la llamó integridad del yo vs
desesperanza, señalándola como una crisis característica de la misma. Según este autor los ancianos pueden manejar
mucha ansiedad, ya que, a estas alturas han tenido que manejar mucho dolor por el fallecimiento de seres queridos, por
la aceptación de no poder hacer o valerse en algunas cosas por sí mismo. Disminuye su vinculación social, apareciendo
una preocupación inherente a lo inesperado. Sin embargo, destaca que las personas desarrollan unos mecanismos para
enfrentar las situaciones adversas que les ofrece la vida.

Estilo de vida y aspectos sociales relacionados con el envejecimiento

La cultura y las sociedades tienen que ver mucho con el estilo de vida de los ancianos. En los países orientales, por ejemplo,
el adulto mayor hace su vida pasando sus conocimientos de vivencias y de experiencias a las nuevas generaciones. Siempre
se utiliza a estas personas para contar de primera mano la historia, pero también para perfeccionar funciones, es decir,
que la experiencia y el hábito mejore con lo novedoso y experimental. Así entre uno y otro se complementan, logrando
un avance significativo en áreas de especializaciones.

Estilo de vida: el estilo de vida del adulto mayor, va a depender de muchos factores: lo primero es tomar en cuenta cuales
cimientos fueron dejando en sus años anteriores, es decir, si sentaron las bases económicas, familiares, de seguridad, de
ritmo social o de socialización con personas y amigos.

Relaciones familiares y personales en la vejez

El sentirse útil o necesitado, hace que le busque mayor sentido a su vida y que pueda alargarla más. El rol de abuelos,
implica una nueva etapa de ayuda, cariño y de renovación, siempre y cuando, no se excedan los límites de ese apoyo. El
mismo debe estar canalizado dentro de las posibilidades, sin quitar calidad de vida a ambas partes.

Relaciones matrimoniales

Las relaciones de pareja en la tercera edad no son con carácter romántico, es raro las personas que permanezcan y que se
consideren afectuosas, más bien, se consideran compañeros. Sin embargo, el hecho de estar en la vejez no significa que
las personas dejan de amar, este sentimiento, desaparece con la muerte. Señala que la Dra. Ana Plaza Montero (2016),
coordinadora en diversas áreas de la Universidad Católica de Ponce en Puerto Rico, crea una teoría que se llama:
dimensiones básicas de la relación de pareja la cual consiste en:

- La intimidad: no solo se refiere a la necesidad inherente de establecer un contacto físico con la persona amada, sino, al
apoyo y comprensión en doble vía. Diálogo constante, convivencia, conexión, emociones, gustos, metas, comunicación
efectiva, compartir va- lores, actividades.
- La pasión: un anhelo de pasar tiempo con la otra persona.
- El compromiso: Es la dedicación, la permanencia superando obstáculos, analizando los conflictos, afrontando las
situaciones y buscando el bien común.

Divorcios y nuevas nupcias

En esta etapa, los divorcios suelen ocurrir por choques que se dan luego del nido vacío, en ocasiones por tener más tiempo
libre; ya que, no trabajan o están en jubilación. Esto permite que existan muchos enfrentamientos y fricciones, si las
personas no saben manejar sus emociones, que los lleve a tomar este camino de la separación. Es preciso señalar que en
la vejez son extraños los casos de rupturas o divorcios, generalmente, a esta edad prefieren estar con esa persona
conocida. Sin embargo, cuando esto ocurre, nace en ellos el deseo de tener una nueva relación que implique unir su vida
a otro nuevo ser de su etapa, pero consiguen frenar esto por las familias.

Se indica que en la adultez tardía las relaciones nuevas entre personas con edades parecidas, son mucho más sólidas y
duraderas que aquellas en las que la diferencia de edad es mucha. Algunos indican que la salud genera un impedimento,
como lo son algunos factores motrices, circulatorios, presión arterial; Sin embargo, diversos autores indican que el hecho
de estar junto a alguien que pueda entenderle, mejora los síntomas de su situación física.

Viudez

Afrontamiento ante la pérdida: Es una situación muy difícil y sobre todo por estar hablando del adulto mayor, esa
vinculación creada a través de los años, conlleva un grado afectuoso y de dependencia, algunas costumbres que hacían
juntos. Si tomaban café a la hora del almuerzo, caminatas, leer la biblia, rezar; entre otras, indican una serie de actividades
que a la hora de morir uno u otro, dejan un gran vacío en el que queda, provocando aislamientos y tristeza. El estar en
fechas específicas donde cada persona hace su rutina con sus parejas, o con otras personas, esto les provoca mucha
incomodidad. El periodo de duelo como tal, será dependiendo el tipo de personalidad, cultura, ambiente, circunstancias
de la muerte, sexo, entre otros.

Desarrollo Físico

Muchas de las enfermedades a partir de los 65 años, son somáticas, es decir, reacciones emocionales que se ven afectadas
o reflejadas en lo físico. Algunas de ellas pueden ser: alergias cutáneas, respiratorias, dolores en algunas partes del cuerpo,
calambres entre otras.

Los factores de riesgo de los trastornos mentales en adultos mayores

Son innumerables los casos en los cuales un familiar o cuidado ejerce maltrato hacia el anciano, como lo visualizan a la
par de un niño, o por verlos desvalidos con grandes necesidades de atención. Este hecho da pie a que las personas no
sepan cómo hablarles, tratarlos y conducirlos, presentando muy poca dedicación o paciencia para lidiar con ellos.

Demencia

Es una alteración que se determina por la falta de memoria y la capacidad para procesar y pensar. Dicha alteración o del
comportamiento e invalidez para realizar las acciones de la vida diaria. Afecta, aunque no de forma exclusiva al adulto
mayor, pero no es algo que necesariamente se presenta en la vejez, dependerá de algunos factores. Es decir que está
considerada como la pérdida del funcionamiento intelectual en el anciano, afectando su desenvolvimiento en la vida
diaria.

Envejecimiento cerebral

El sueño al adulto mayor se ve afectado en las etapas 3 y 4 no Rem, ya que, este reduce en cuantía. Por otro lado, existe
una alteración en las normativas habituales de las etapas del sueño, perturbando todos los hábitos que existían
anteriormente. En pequeña cuantía, el REM reduce con el tiempo. Esto explica las razones por las cuales el sueño del
adulto mayor se altera con facilidad, se interrumpe de forma fácil con el ruido del ambiente.

- Fase 1: Entre vigilia y sueño por la disminución del ritmo alfa, en frecuencia y amplitud. Domina el ritmo theta. Dura
alrededor de 10 minutos.
- Fase 2: es el sueño más ligero
- Fase 3: va aumentando de forma vertiginosa la actividad lenta formada por ondas Delta. No registra movimientos
oculares
- Fase 4: Es la fase de sueño profundo

Funcionamiento sexual en el adulto

López Sánchez Félix (2014) indica que en esta edad los cambios son muy evidentes en el factor sexual al igual como hemos
visto en otras áreas. Los cambios en cuanto a la mujer llegan con resequedad vaginal, falta de apetito sexual, pero en los
hombres es más evidente, por supuesto por la poca frecuencia de las erecciones, la eyaculación o con erecciones flácidas.

Enfermedades Crónicas

En esta etapa las enfermedades crónicas, son en muchas ocasiones producto del mismo envejecimiento, o por otras
afecciones que se dificultan o agravan con la edad. Aunque presentan algunas enfermedades producto de otras
circunstancias que se agravan con la enfermedad. Este capítulo del libro es dedicado al desarrollo físicos; los problemas
en ese sentido son muchos, estos pueden ser: Diabetes, Parkinson, artritis, la incontinencia urinaria, esclerosis múltiples,
cáncer, cardiovasculares, circulatorios, insomnio, entre otros. Es preciso ver algunas que influyen en lo cognitivo,
impactando de igual forma lo físico como lo son: Alzheimer (la cual ya abordamos en capítulos anteriores), las demencias
y los problemas emocionales, entre otros.

Desarrollo Cognoscitivo

1) Sensación: es toda información recibida a través de los órganos sensoriales o sentidos.

- Sensación Visual
- Sensación Auditiva
- Sensación Olfativa
- Sensación Táctil
- Sensación Gustativa

2) Percepción: Definida como la acomodación de una información recibida acorde a las experiencias vividas. Es todo lo
que hacemos con lo que nos envía la sensación.

3) Pensamiento: procesos que subyacen con el individuo y permiten el vínculo con el interior arraigadas a la imaginación,
procesos abstractos, razonamiento y generalización.

- Pensamiento Inductivo: De lo particular o individual a lo global o a lo general. Indica que, si algo es de una forma, no
habrá variación, será de la misma forma siempre.

- Pensamiento Deductivo: Es aquel que permite la búsqueda de algo conocido, y lo compara dentro de sí con lo ya
conocido. De lo global o general a lo particular.

4) Atención: es la forma de captar una información selectiva, sostenida. Es la capacidad del cerebro, para sostener un
estímulo importante. Hay diferentes tipos de atención como los son: atención sostenida, atención selectiva o focalizada,
atención dividida, atención encubierta y atención externa.

5) Funcionamiento cerebral y psicomotor: Es un concepto que refiere la pérdida de características o propiedades


asociadas a controlar y coordinar todos los movimientos que realizamos y para procesar la información sensorial.

6) El mal de Parkinson: Considerado como uno de los trastornos del movimiento, característico de la vejez. Alrededor de
los 65 años comienzan a verse algunos rasgos del mismo. Caracterizado por rigidez muscular, temblores constantes,
acompañado de un deterioro cognitivo, esto por la ruta sensorial que mencionamos anteriormente. Dificultad para realizar
actividades físicas y mentales.

7) La plasticidad cerebral: consiste en la capacidad que tiene el cerebro para regenerar funciones perdidas. Mediante la
rehabilitación neuropsicológica se estimula las funciones que no se han perdido. Esto permite que las neuronas exciten
sus axones, los alarguen de forma lenta pero gradual.

8) La memoria: según la Real Academia Española de la Lengua, es una habilidad mental por medio de la cual se retiene,
almacena y procesa una información, para luego ser recuperada en su debido momento.

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