2017 03 Primeros Auxilios Laboral

CRUZ ROJA BP RIESGOS 30/10/09 14:09 Página 1
Primeros Auxilios en el ámbito laboral

Primeros Auxilios
en el ámbito laboral
www.cruzroja.es 902 22 22 92
Humanidad Imparcialidad Neutralidad Independencia Voluntariado Unidad Universalidad

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Primeros Auxilios
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© Cruz Roja Española
Edita:
Cruz Roja Española
Reina Victoria, 26-28
28003 Madrid
Diseño y maquetación: CYAN, Proyectos

y Producciones Editoriales, S.A.
Fotografías: Base de datos Cruz Roja Española
Depósito legal: M-46.124-2009

Presentación
El Movimiento de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja se
esfuerza en prevenir y aliviar el sufrimiento de las personas
en todas las circunstancias.
Cruz Roja Española, que viene tradicionalmente colaborando en

mejorar la salud y el bienestar social de la población con accio-
nes concretas en el ámbito de la prevención, la asistencia y la
rehabilitación, ha creído necesario acercarse aún más a las per-
sonas, facilitando el aprendizaje de primeros auxilios básicos
con una metodología sencilla, práctica y asequible.
Con ese fin se edita este manual, que forma parte de una pe-
queña colección de textos que tienen en cuenta necesidades
concretas de la población, posibilitando un aprendizaje de pri-
meros auxilios en un corto intervalo de tiempo. Así, con el fin de
abordar determinadas emergencias que se pueden presentar en
situaciones cotidianas de la vida, cada uno de ellos adapta los
primeros auxilios a diferentes situaciones: la atención de bebés
y niños pequeños, personas mayores; su aplicación en determi-
nados entornos, como puede ser el hogar, la naturaleza o el
deporte, sin olvidar un módulo básico sobre primeros auxilios
generales.
Es nuestro deseo que la lectura y comprensión de este manual

sirva de estímulo para que el lector pueda realizar alguno de los
cursos sobre prevención y primeros auxilios, ofrecidos por el
centro virtual de formación de Cruz Roja Española o presencia-
les en las oficinas territoriales de la Institución.
Madrid, 24 de noviembre de 2008
Juan Manuel Suárez del Toro Rivero

Presidente de Cruz Roja Española
Índice
1. INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
1.1. La prevención y la búsqueda de “cero accidentes” . . 15
1.2. La acción preventiva y el seguimiento
de los accidentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
1.3. Accidentes laborales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
1.4. Enfermedad profesional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2. ACCIDENTES MÁS HABITUALES SEGÚN EL SECTOR . . 27
3. PRIMEROS AUXILIOS EN EL ÁMBITO LABORAL . . . . 31

3.1. Conducta PAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33
3.2. Manejo de víctimas inconscientes . . . . . . . . . . . . 37
3.3. Reanimación cardiopulmonar . . . . . . . . . . . . . . . . 40
3.4. Obstrucción de Vía Aérea (OVA) . . . . . . . . . . . . . 42
3.5. Hemorragias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
3.6. Heridas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 53
3.7. Quemaduras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
3.8. Lesiones traumatológicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
3.9. Electrocuciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61
3.10. Otras situaciones de urgencia en el trabajo . . . . 63
3.11. Picaduras y mordeduras de animales . . . . . . . . . 83
4. SALUD LABORAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
4.1. Higiene laboral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
4.2. Seguridad laboral . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
4.3. Ergonomía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 92
4.4. Consejos sobre higiene postural . . . . . . . . . . . . . 94
4.4. Psicosociología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
5. EVALUACIÓN DE RIESGOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
6. EQUIPOS DE PRIMERA INTERVENCIÓN . . . . . . . . . . 125

7. EL BOTIQUÍN DE EMPRESA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
8. BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 141
1. Introducción
La situación real a la que estamos expuestos en el día a día, y
concretamente en el ámbito laboral, en estos momentos, con-
lleva plantearse diversos aspectos fundamentales que aún la
sociedad no tiene del todo presente: el desconocimiento de gran
parte de la población en materia de primeros auxilios y los ries-
gos existentes en el desarrollo de nuestra labor diaria en el tra-
bajo, que suponen un gran porcentaje de nuestro tiempo diario.
Por lo que podemos decir, estamos expuestos durante un 60-
70% del día a accidentes o percances laborales, aunque afortu-
nadamente, si aparecen, suelen ser de carácter leve, pero po-
drían evitarse o minimizarse con unos conocimientos básicos en
prevención de accidentes y primeros auxilios, así como de los
riesgos más habituales en nuestro lugar de trabajo o vida diaria.
Uno de los problemas que nos encontramos a la hora de poder

llegar a la población para mostrar estos contenidos preventivos
y vitales es la falta de tiempo o de interés por parte de los posi-
bles afectados, así como pensar que esa labor a nivel empresa-
rial no es suya.
El artículo 20 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL)

describe claramente que “el empresario, teniendo en cuenta el
tamaño y la actividad de la empresa, así como la posible pre-
sencia de personas ajenas a la misma, deberá analizar las
posibles situaciones de emergencia y adoptar las medidas
necesarias en materia de primeros auxilios…”, donde se puede
entender que la facultad de la prevención o de atender o asistir a
posibles heridos es por cuenta del empresario, pero en realidad, si
seguimos leyendo el artículo: “… designando para ello al perso-
nal encargado de poner en práctica estas medidas y compro-
bando periódicamente, en su caso, su correcto funcionamien-
to. El citado personal deberá poseer la formación necesaria,
ser suficiente en número y disponer del material adecuado, en
función de las circunstancias señaladas”, muestra claramente
que cualquiera de nosotros puede ser el personal encargado para
aplicarlos tras obtener una formación básica y suficiente. Para ello,
9
Cruz Roja Española trata de realizar campañas de Formación en

Primeros Auxilios, Jornadas Técnicas de Prevención de Riesgos
Laborales y otros eventos de gran interés, como el presente docu-
mento que usted tiene en sus manos.
Si desde nuestros valores básicos nos quedáramos únicamente

en la formación de primeros auxilios, estaríamos dando la razón
a ese, cada vez más pequeño, grupo de personas, que aún con-
sideran que el saber más conlleva aplicar conocimientos sin
querer desarrollarlos, solamente por tener presión social o porque
le ha “tocado” ser el responsable en la empresa.
El acto de prever el peligro e imaginar sus consecuencias, en

ocasiones, fatales, nos da la posibilidad de tomar medidas pre-
ventivas para minimizarlas o evitarlas, por lo que, finalmente, la
acción que estamos consiguiendo es la de proteger a todas las
personas, bienes y medio ambiente que se encuentren en nues-
tro círculo laboral.
Un ejemplo de esta suma de buenas prácticas preventivas para

obtener el resultado de protección es el hecho tan sencillo de
utilizar, por ejemplo, el casco y los guantes de trabajo, ya que
puedo prever lo que me va a suceder si no lo utilizo en un lugar
necesario (cortes o heridas en la cabeza) y, por lo tanto, tomo la
decisión preventiva de ponérmelo (minimizar o evitar dichas
lesiones), por lo que estamos protegiendo.
Esta pequeña ecuación es la que tratamos de mostrar y difundir

con todos y cada uno de nuestros manuales y actividades for-
mativas y, cómo no, no iba a ser menos el presente, dirigido a
todas aquellas personas que están inmersas en el ámbito labo-
ral, sea cual sea su sector.
Como hemos podido comprobar hasta el momento, debemos

tratar de implicar a la mayor cantidad de personas posible pa-
ra prever acciones arriesgadas o inadecuadas, previniéndolas
para poder conseguir una protección eficaz de todos y entre
todos.
10
1. Introducción
Además, debemos conocer una de las obligaciones más impor-

tantes de los trabajadores en materia de prevención de riesgos
(punto 1 del artículo 29 de la LPRL), como es la de: “Corres-
ponde a cada trabajador velar, según sus posibilidades y
mediante el cumplimiento de las medidas de prevención
que en cada caso sean adoptadas, por su propia seguridad
y salud en el trabajo y por la de aquellas otras personas a
las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de
sus actos y omisiones en el trabajo, de conformidad con su
formación y las instrucciones del empresario”.
La prevención es cosa de todos
Empresarios
Trabajadores
Organizaciones
sindicales,
Administración
Pública, etc.
Prevención
Todos sabemos que existen servicios de prevención ajenos (ser-

vicios contratados exteriores tipo mutuas) o propios (servicios
internos), que se dedican, entre otras tareas, a evaluar, estudiar
y aplicar medidas preventivas en las diferentes funciones de la
11
organización, así como a reali-

zar un seguimiento periódico
para ver la satisfacción de las
acciones adoptadas, pero so-
mos cada uno de nosotros los
que deberemos colaborar con
ellos para mostrar las posibles
deficiencias que dan lugar a
riesgos previsibles y así poder
conseguir el objetivo final, evi-
tar o minimizar accidentes la-
borales, o sea, prevenir.
Creemos que no es necesario

explicar que el no cumplimiento
de las obligaciones en materia
de prevención puede conllevar
daños irreparables a la vida, a
los bienes o al medio ambiente
y, con ello, medidas disciplina-
rias por parte de la organización
hacia nuestra persona más que
justificadas, considerando que el daño, ya sea físico o psicológico,
que podemos contraer al producir un daño o lesión a nuestra per-
sona o compañero no tiene vuelta atrás. Por eso debemos tratar
de tener presente siempre la prevención, el sentido común y pen-
sar nuestras acciones dos veces antes de llevarlas a cabo.
La verdad es que si nos paramos a leer las estadísticas existen-

tes ante los diferentes accidentes, podemos encontrar que los de
carácter leve (si se pueden considerar así) superan con creces a
la suma de accidentes graves y mortales. Pero en los últimos diez
años, los accidentes calificados como mortales se han visto
aumentados un 25% aproximadamente, llegando a una media de
una muerte cada dos días, tres accidentes graves diariamente y
poco más de 400 accidentes leves al día. Esto no quiere decir que
desde la promulgación de la LPRL en 1995, o su modificación en
2003, seamos más imprudentes, sino que por fin se ha conseguido
12
1. Introducción
realizar un seguimiento más

exhaustivo capaz de mostrar la
realidad de los accidentes y si-
tuaciones adversas que exis-
ten en nuestra sociedad.
Otras labores contempladas en

la LPRL para evitar o minimi-
zar la siniestrabilidad laboral por parte del trabajador son:
• Usar adecuadamente la maquinaria, aparatos, herramientas, sus-

tancias peligrosas, etc., para desarrollar nuestra actividad diaria.
• Utilizar correctamente los medios y equipos de protección facilita-
dos por el empresario, de acuerdo con las instrucciones recibidas
por éste.
• No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los
dispositivos de seguridad existentes.
13
• Informar inmediatamente al superior jerárquico directo de cual-

quier situación que pueda conllevar unos riesgos para la segu-
ridad o la salud de los trabajadores.
• Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas
por la autoridad competente en materia de prevención de ries-
gos laborales.
• Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar
unas condiciones de trabajo óptimas y seguras.
Como se puede comprobar, el trabajo eficaz es el trabajo en

equipo, donde todos los miembros de la organización se involu-
cran dentro de sus capacidades y conocimientos del día a día
de la actividad desarrollada por cada uno de ellos, para conse-
guir una conducta preventiva global.
14
1. Introducción
1.1. La prevención y la búsqueda de “cero accidentes”

Si observáramos los teledia-
rios y las noticias de los pe-
riódicos, todos pensaríamos
que el sector empresarial que
menos se implica en la pre-
vención de riesgos laborales,
ya sea a nivel directivo u
operacional, es el sector de
la construcción, donde se
producen, por desgracia,
los accidentes más graves
e impactantes. Pero las esta-
dísticas nos muestran que
este sector es el que más se
ha estabilizado en cuanto a
accidentes ocasionados en
los últimos años, al contrario
que el sector servicios (el
sector principal de nuestra
sociedad), que salvo en algún
año concreto, tiene un in-
cremento paulatino, siendo el
sector con mayor siniestrabi-
lidad laboral.
Estas estadísticas lo único

que muestran es que aún no
existe una cultura de la pre-
vención bien implantada en
nuestra sociedad, ya que
considerar como positivo un
ligero aumento o una estabi-
lización de los accidentes
laborales no es más que un
error. Desde las activida-
des formativas de Cruz Roja
15
Española sólo podemos

considerar la no existencia
o un descenso importante
de los accidentes labora-
les como un punto favora-
ble para todos nosotros.
Por ello, continuamos con
todo tipo de campañas for-
mativas a nivel institucio-
nal, para que entre todos
podamos conseguir el “cero
accidentes”.
La inestabilidad laboral y la
subcontratación son otras
circunstancias existentes en
la actualidad, que tampoco
deberían ser un impedimento
para disminuir la siniestrabi-
lidad o conseguir los “cero
accidentes” que persigue y perseguirá como objetivo principal nues-
tra institución, ya que, como hemos expuesto anteriormente, es labor
de todos (empresarios, delegados, empleados, sindicatos, organiza-
ciones e instituciones públicas…):
• Minimizar puestos de trabajo con

riesgos.
• Informar y formar a cada uno de los
empleados dentro de la actividad a
desarrollar y la actividad global de la
empresa.
• Planificar la prevención.
• Ajustar la maquinaria que se va a utilizar
a las características de las personas.
• Participar en la elección de los equipos
de protección generales e individuales.
• Obligar a utilizar los medios de preven-
ción y protección existentes.
16
1. Introducción
• Utilizar equipamientos adecuados a la actividad.

• Combatir los riesgos en su origen.
• Conseguir la no disminución de la atención en la actividad de-
sarrollada.
• Mantener un orden con criterio de seguridad en los materiales
de la empresa.
• Fomentar y facilitar el mantenimiento de una higiene corporal
adecuada.
• Aumentar la colaboración en las auditorías internas para con-
seguir el “cero accidentes”.
• Realizar controles médicos y seguimientos a todos los trabajado-
res.
• Y un largo etcétera, que se aplicaría con el sentido común de
cada persona.
En los últimos años, ha existido un avance más que evidente en la

organización laboral, así como en su tecnificación, lo que ha
producido en los trabajos un fuerte cambio, apareciendo nuevas
profesiones, aumentos de requerimiento de cualidades intelectua-
les, disminución del esfuerzo físico y, con ello, nuevos riesgos
laborales, tanto los físicos de siempre, como psicológicos. Estos
últimos son los que más han aumentado, apareciendo así otro tipo
de accidente o enfermedad laboral.
17
Estos cambios producidos no

deberían ser una excusa para
entender la siniestrabilidad, ya
que, al igual que los cambios
aparecen poco a poco, las con-
ductas preventivas y la preven-
ción en general deben avanzar
junto a ellos, para implantarse de
una manera única y poder prever
y solucionar prematuramente los
riesgos antes de su aparición.
1.2. La acción preventiva y el seguimiento

de los accidentes
Ya hemos comentado anteriormente los principios generales de
la acción preventiva que quedan recogidos en el artículo 15
de la LPRL, pero ya es el momento de introducirnos un poco
más en ellos y entenderlos.
Toda empresa debe tener un Plan de Prevención de Ries-

gos Laborales (de ahora en adelante PRL) que deberá inte-
grarse en el sistema general de gestión de la empresa, tanto en
sus actividades diarias como en sus estructuras jerárquicas,
incluyendo las responsabilidades, procesos, estructura organi-
zativa, funciones, procedimientos y recursos necesarios para
realizar la acción de prevención.
Para que este Plan se pueda llevar a cabo desde todos los
puntos afectados, existirá una evaluación, análisis y control de
riesgos.
Este Plan se utilizará como herramienta continua para obtener y

procesar la información necesaria para que la organización esté
en condiciones de tomar una decisión apropiada sobre la adap-
tación de acciones preventivas e implantar medidas correctoras
sobre las actividades estudiadas y poder eliminar o reducir los
18
1. Introducción
posibles riesgos aparecidos, así como cumplir los requisitos

básicos de nuestro Plan de Prevención inicial.
evaluación
Plan de Prevención
de Riesgos
Laborales
control de análisis
riesgos
En todo este Plan de Prevención también está incluida la reali-

zación de una vigilancia de la salud (artículo 22 de la LPRL)
adecuada y específica al puesto de trabajo de cada empleado,
para poder comprobar su estado de salud en cada momento de
su vida laboral (desde que se incorpora a la empresa) y su
seguimiento en la misma.
Este tipo de reconocimiento médico es voluntario pero acon-

sejable de realizar por parte del trabajador, pudiendo exigir al
empresario que facilite su realización. Sólo se exceptuará la vo-
luntariedad cuando por circunstancias de la tipología de trabajo
desarrollada, y previo informe de los representantes de los
trabajadores, se considere necesaria la realización de dicho
reconocimiento para verificar y evaluar los efectos de las con-
diciones de trabajo sobre la salud del trabajador, valorar si la
salud del trabajador pudiera constituir un peligro para el mis-
mo u otras personas, o porque desarrolle una labor de espe-
cial peligrosidad.
En ninguno de los casos expuestos, el empresario tiene derecho

a conocer los resultados de los mismos, siendo éstos confiden-
ciales y comunicados directamente al trabajador para respetar
19
la intimidad y dignidad de la persona, y no podrán utilizarse para

discriminarle o perjudicarle laboralmente.
Si aun existiendo un Plan de Prevención, y llevándolo a cabo por

parte de todos los miembros de la organización, ocurriera cualquier
tipo de accidente, dando igual su gravedad o alcance, el artículo
16.3 de la LPRL expone claramente que “cuando se haya produ-
cido un daño para la salud de los trabajadores o cuando, con
ocasión de la vigilancia de la salud prevista en el artículo 22
aparezcan indicios de que las medidas de prevención resultan
insuficientes, el empresario llevará a cabo una investigación al
respecto, a fin de detectar las causas de estos hechos”.
1.3. Accidentes laborales

En un primer momento, cualquier tipo de lesión corporal que
se produce dentro del horario y del lugar de trabajo, y mientras
se lleva a cabo la labor para la que está encomendado (ya
sean habituales o no), se considerará accidente laboral, por
eso la importancia de realizar un seguimiento de las activida-
des desarrolladas en la empresa, así como una vigilancia de la
salud de cada trabajador, para poder comprobar las posibles
variaciones físicas o psíquicas de éste y poder obtener la
mayor cantidad posible de información que evite o minimice
posibles daños presentes y futuros. También se considerarán
accidentes laborales, como norma general, todos los expues-
tos a continuación:
• Accidentes in itínere: son aquellos que sufre el trabajador o

trabajadora al ir o al volver del trabajo.
• Accidentes en misión: son aquéllos sufridos en el trayecto que ten-
ga que realizar para el cumplimiento de la misión encomendada.
• Cargos electivos de carácter sindical: son aquéllos sufridos
con ocasión o por consecuencia del desempeño de un cargo
electivo de carácter sindical.
• Actos de salvamento: son los accidentes ocurridos en actos de
salvamento.
20
1. Introducción
• Enfermedades o defectos
anteriores: son aquellas en-
fermedades o efectos que se
agravan como consecuencia
de un accidente de trabajo
(importancia de la vigilancia
de la salud).
• Enfermedades intercurren-
tes: se entiende por tales
las que constituyen compli-
caciones del proceso pato-
lógico determinado por el
accidente de trabajo mis-
mo.
• Enfermedades comunes: las
enfermedades comunes que
se contraigan con motivo de
la realización del trabajo.
21
• Los debidos a imprudencias profesionales: aquellas impruden-

cias derivadas del ejercicio habitual de un trabajo.
Ya vistas las consideraciones básicas para saber cuándo se pue-

de considerar un percance accidente laboral, es necesario cono-
cer también cómo debe ser el procedimiento de actuación ante
este tipo de contratiempo.
En la actualidad los pasos a seguir son pocos y sencillos:
1. Acudiremos rápidamente al servicio médico de la empresa o

de la mutua que tengamos concertada, salvo que por la grave-
dad de las lesiones debamos acercarnos al servicio de urgen-
cias más próximo para su tratamiento.
2. Notificaremos a nuestro responsable inmediato la circunstan-
cia ocurrida (si no fuera riesgo vital).
3. En cualquier caso deberemos ponernos en contacto a la ma-
yor brevedad posible con la mutua laboral, para que conozca
nuestra situación y tome las medidas oportunas (conocer el
accidente, seguimientos, investigación, etc.).
Con estos pasos básicos, podremos conseguir una mejor rela-

ción laboral entre todas las partes afectadas (empresa, trabaja-
dor y mutua) y evitaremos posibles problemas de interpretación
que pudieran dar lugar a sospechas o a errores administrativos que,
posteriormente, son más complicados de explicar.
Una vez atendidos por los servicios médicos, si la lesión no requi-

riera baja laboral, simplemente se reclamará un justificante de
asistencia médica, y salvo que el personal facultativo recomenda-
ra reposo, el trabajador se incorporará inmediatamente a su pues-
to de trabajo, notificándoselo a su responsable inmediato.
En el caso que sí existiera baja laboral, por considerar que la

lesión debe tener un seguimiento médico y un reposo adecuado,
el médico entregará dos partes de baja, uno para la empresa,
que se deberá entregar antes de tres días, y otro como justifican-
te para el trabajador.
22
1. Introducción
Si la baja laboral continuara, el trabajador deberá acudir a los

cuatro días de la misma a revisión médica para confirmar ésta,
y así, cada siete días, mientras dure dicha baja.
En el momento del alta, el trabajador se incorporará a su pues-

to de trabajo, comunicándoselo a su responsable inmediato y
entregando el parte de alta firmado por el médico.
Como podemos comprobar, el proceso de accidente laboral no

conlleva mucha dificultad administrativa, aunque en ocasiones
parezca lo contrario. Lo único que debemos conseguir por todas
las partes implicadas es aplicar el sentido común y empatizar
con los responsables y afectados de cada área.
1.4. Enfermedad profesional

En el texto refundido de la Seguridad Social se define la enfer-
medad profesional como “la contraída a consecuencia del tra-
bajo ejecutado por cuenta ajena, en las actividades que se
especifiquen en el cuadro que se aprueba por las disposicio-
nes de aplicación y desarrollo de la ley, y que esté provoca-
da por la acción de los elementos o sustancias que en dicho
cuadro se indiquen para toda enfermedad profesional”.
Pero existen ciertas enfermedades profesionales no contempla-

das en los cuadros de éstas y contraídas como consecuencias
del trabajo diario, que se considerarán, a efectos legales, acci-
dentes de trabajo.
De todas formas, y tras lo expuesto, para entender un poco

mejor esta definición y utilizar una terminología más sencilla, la
definición viene a decir que la enfermedad profesional o enfer-
medad derivada del trabajo es un deterioro lento y progresivo de
la salud del trabajador que por el desarrollo de su actividad está
expuesto a una exposición crónica a situaciones adversas, ya
sean éstas producidas por un trabajo mal organizado o por el
ambiente donde se desarrolla su actividad laboral.
23
Una vez comentado esto, las características básicas que dife-

rencian la enfermedad laboral del accidente de trabajo son que
ésta aparece lenta y progresivamente, no se suele manifestar
de forma violenta, suele esperarse su aparición (estudios labo-
rales previos) y a veces es difícil de diferenciar de enfermeda-
des comunes no relacionadas con el trabajo.
Los factores determinantes para considerar una enfermedad

profesional son:
• Tiempo de exposición a la condición o ambientes adversos.

• Concentración o intensidad del contaminante, basándose en
las recomendaciones y consejos del fabricante de tiempos de
exposición y de la concentración.
• Existencia en el ambiente de trabajo de varios contaminantes.
• Características personales previas de los trabajadores (el tra-
bajo o maquinaria se debe adaptar al trabajador, no al revés).
Esta introducción realizada creo que deja más que evidente la

importancia de implicarse en la prevención de accidentes en el
entorno laboral y la necesidad de conocer técnicas básicas
de primeros auxilios. De todas formas, a continuación vamos a
exponer dos tablas de la VI Encuesta Nacional de Condiciones
de Trabajo, donde veremos reflejada la población activa por sec-
tores laborales y por comunidades autónomas, para poder tener
una percepción más amplia de dónde se encuentran ciertos sec-
tores distribuidos y qué cantidad de trabajadores se encuentran
en el mismo desarrollando su actividad profesional.
Distribución de la población de trabajadores por sector de actividad

y tamaño de plantilla
Autónomos 1a9 10 a 49 50 a 249 250 a 500 Más de 500 Total
Agrario 358.805 266.337 177.460 97.310 28.308 23.139 951.359
Industria 463.125 549.962 829.016 704.730 227.267 307.459 3.081.559
Construcción 496.878 645.479 718.621 382.248 58.229 47.521 2.348.976
Servicios 1.980.456 2.844.567 2.195.239 2.023.203 842.768 2.250.317 12.136.550
Total 3.299.264 4.306.345 3.920.336 3.207.491 1.156.572 2.628.436 18.518.444
Fuente: Censo de Afiliación de Trabajadores a la Seguridad Social, actualizado a 31 de diciembre de 2006.
24
1. Introducción
Distribución de la población de trabajadores por sector de actividad

y comunidad autónoma
Agrario Industria Construcción Servicios Total
Andalucía 368.367 410.990 338.224 1.775.204 2.892.785
Aragón 31.838 67.450 129.235 334.754 563.277
Asturias 18.474 50.382 69.559 253.763 392.178
Baleares 7.539 63.874 42.696 289.332 403.441
Canarias 23.910 111.322 62.831 592.931 790.994
Cantabria 9.018 31.622 40.857 138.542 220.039
Castilla-La Mancha 49.384 129.680 140.971 391.590 711.625
Castilla y León 68.118 127.067 176.485 569.686 941.356
Cataluña 61.862 366.958 676.958 2.233.235 3.339.013
Comunidad Valenciana 81.261 266.196 379.294 1.243.016 1.969.767
Extremadura 42.624 48.467 44.770 212.413 348.274
Galicia 87.758 133.090 194.977 624.300 1.040.125
Madrid 11.839 315.373 338.395 2.325.220 2.990.827
Murcia 53.316 88.931 95.251 333.437 570.935
Navarra 11.306 31.358 75.238 153.700 271.602
País Vasco 13.179 90.229 242.448 593.827 939.683
La Rioja 11.566 15.987 33.370 71.600 132.523
Total 951.359 2.348.976 3.081.559 12.136.550 18.518.444
25
2. Accidentes más habituales según el sector

Una de las misiones que tiene el presente libro es la de no centrar-
se en ningún sector en particular y poder llegar a todo tipo de acti-
vidad laboral, para hacer más asequible su entendimiento y, por lo
tanto, las conductas preventivas y de primeros auxilios a tomar.
En el presente capítulo comentaremos accidentes y enfermeda-

des laborales que podemos ver en muchos de los lugares de tra-
bajo en los que podremos desarrollar nuestras funciones, así
como relacionarlos con las técnicas de primeros auxilios básicas
que se desarrollarán ante los mismos.
Como hemos comentado al inicio del libro, el sector de la

construcción es el que está expuesto, según los trabajadores,
a mayores accidentes y dolencias, con el sector servicios su-
biendo a pasos acelerados para alcanzarle, pero todos los sec-
tores laborales coinciden en determinar las lesiones físicas
como el principal mal en la empresa (caídas, golpes, cortes, pin-
chazos…), sin dejar atrás los problemas psíquicos que última-
mente están en aumento por las exigencias laborales, que con-
llevan ansiedad, estrés, depresión…
Datos en % Agrario Industria Construcción Servicios Total

Cortes y pinchazos 39,4 38,9 42,1 23,1 29,0
Golpes 40,1 33,4 48,8 19,6 26,6
Caídas de personas
al mismo nivel 27,4 14,2 31,7 17,5 19,3
Caídas de personas
desde altura 19,4 12,1 59,3 8,0 15,8
Caídas de objetos,
materiales o herramientas 7,5 18,3 38,9 7,6 13,3
Accidentes de tráfico 7,3 9,0 6,7 14,1 11,9
Quemaduras (contacto
con superficies calientes, con
productos químicos, etc.) 3,9 15,7 7,7 9,3 9,9
Sobreesfuerzos por
manipulación manual de cargas 14,5 11,0 15,2 6,8 9,0
27
Datos en % Agrario Industria Construcción Servicios Total

Atracos, agresiones físicas
u otros actos violentos 0,7 1,9 0,6 10,2 7,1
Atrapamientos
o aplastamientos
con equipos o maquinaria 8,4 16,2 15,0 2,0 6,3
Atropellos, atrapamientos
o aplastamientos por vehículos 8,4 9,5 9,4 4,3 6,0
Desplomes o derrumbamientos 2,3 5,1 26,3 1,8 5,5
Proyección de partículas
o trozos de material 2,6 11,7 17,8 1,5 5,3
Contactos eléctricos (líneas
de alta tensión, conexiones,
cables o enchufes en mal
estado, etc.) 1,3 6,2 12,9 3,6 5,1
Intoxicaciones
por manipulación
de productos tóxicos 8,8 7,2 3,9 3,3 4,3
Daños producidos por un
exceso de exposición al sol
(quemaduras, insolación, golpe
de calor) 14,1 1,3 9,7 1,2 3,0
Incendios 1,5 4,5 2,4 2,8 2,9
Explosiones 0,1 3,3 1,2 1,6 1,8
Daños producidos por animales
(mordeduras, coces, picotazos,
picaduras de insectos, etc.) 17,7 0,5 0,5 0,8 1,6
Otros riesgos 3,0 2,7 1,1 5,0 4,0
Por lo tanto, podemos deducir que el trabajador está expuesto en

todo momento a sufrir algún tipo de percance físico o psíquico; de
hecho, la VI Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo mues-
tra que sobre el total de trabajadores estudiados, el 70,9% de los
mismos reconoce estar expuesto a tener un accidente laboral,
aunque únicamente en el 10,6% haya ocurrido en los últimos dos
años, y sólo un 0,8% está de baja por un accidente en el trabajo.
Estas estadísticas demuestran claramente que aún sigue habien-

do un alto nivel de preocupación por los trabajadores en sus fun-
ciones diarias, bien por no sentirse seguros, bien por percibir
riesgo durante su jornada laboral.
28
2. Accidentes más habituales según el sector
Trabajadores expuestos a riesgo(s) de accidente en su puesto de trabajo Datos en %

Expuestos a riesgo(s) de accidente en su trabajo 70,9
No expuestos a riesgo(s) de accidente en su trabajo 28,6
NC 0,5
Total 100,0
Trabajadores que han sufrido un accidente de trabajo en los dos últimos años Datos en %
Han sufrido un accidente de trabajo 10,6
No han sufrido un accidente de trabajo 89,2
NC 0,2
Total 100,0
Trabajadores de baja por accidente de trabajo en el momento de la Encuesta Datos en %
Están de baja por accidente de trabajo 0,8
Están de baja por otras razones 5,0
Están trabajando 94,2
Total 100,0
Hablar aún de más del 10% de accidentes trabajando supone un

porcentaje demasiado elevado para que todos y cada uno de no-
sotros lo consintamos.
Ahora bien, si hablamos de la causa de los riesgos más habitua-

les, los factores psicosociales intervienen prácticamente en todos
ellos. La falta de concentración, los ritmos de trabajo y dos de sus
consecuencias, el cansancio y la fatiga, hacen que los trabajado-
res sufran en su puesto, acarreando lesiones y accidentes.
% trabajadores
con riesgo
Distracciones, descuidos, despistes, falta de atención 45,0
Se trabaja muy rápido 19,4
Por cansancio o fatiga 17,8
Causas relacionadas con el tráfico 12,5
Por posturas forzadas o realización de sobreesfuerzos durante la tarea 12,3
Por aberturas o huecos desprotegidos, escaleras o plataformas en mal estado 8,7
Falta de espacio, de limpieza o desorden 6,3
El terreno tiene zanjas, taludes, desniveles, etc., que pueden provocar el vuelco
de vehículos de trabajo o la caída o tropiezos de personas 5,9
29
También los factores personales des-

tacan como uno de los riesgos de sufrir
accidentes, sobre todo en las empre-
sas pequeñas con su reducida estruc-
tura organizativa, que dependen más
de este factor y de las deficiencias liga-
das a ellos.
La falta de formación en prevención de

riesgos laborales específicos para el
área de trabajo es uno de los proble-
mas detectados por Cruz Roja en el
desarrollo de sus actividades formati-
vas. Por eso, este libro se centra en
prevenir esos riesgos y tratar de aten-
derlos desde su aparición, tanto con la
prevención como con la atención sani-
taria básica.
El porqué de la insistencia desde nuestra institución en llevar el

conocimiento de los primeros auxilios a toda la población en
general, y a los trabajadores en particular, está más que justifica-
do por la tipología de los accidentes laborales mostrados en los
porcentajes anteriormente expuestos (caídas, golpes, pinchazos,
crisis de ansiedad, estrés…).
Consideramos que conocien-

do los riesgos más habitua-
les y una atención sanitaria
básica, podríamos evitar el
aumento del porcentaje de
lesiones físicas y psíquicas
y, con ello, aumentaríamos
la confianza del trabajador
en los Servicios de Preven-
ción y en los encargados de
desarrollar los diferentes pro-
gramas preventivos.
30
3. Primeros auxilios en el ámbito laboral

La aplicación de primeros auxilios básicos en situaciones de
emergencia puede realizarse por cualquier persona en cualquier
situación. En muchos casos, la primera persona en la escena es
una persona que desea ayudar, y no alguien con preparación
sanitaria (suceso que Cruz Roja trata de evitar con campañas
de sensibilización a los primeros auxilios y otras actividades for-
mativas con el mismo fin).
La Constitución española encomienda a los poderes públicos la

misión de velar por la seguridad en el trabajo. Este mandato se de-
sarrolla en la Ley de PRL, que además tiene como propósito fomen-
tar la cultura preventiva, involucrando al conjunto de la sociedad.
Como hemos comentado en el primer capítulo, gran parte de

esta responsabilidad recae sobre el empresario que, en función
del tamaño de la empresa, deberá analizar las posibles situacio-
nes de emergencia que pudieran producirse y adoptar las medi-
das necesarias en materia de primeros auxilios.
Por su parte, es obligación del trabajador adoptar todas las medi-

das preventivas puestas a su disposición (por ejemplo, Equipos
de Protección Individual-EPI) para prevenir los riesgos laborales y
evitar sus consecuencias. También se contempla, según el tama-
ño de la empresa, la figura de los delegados y encargados de rea-
lizar diferentes actuaciones concretas en materia de primeros
auxilios, recomendando que éstos tengan capacidad para apli-
carlos, voluntariedad, compromiso, responsabilidad, formación e
información necesaria y adaptada a las situaciones más habitua-
les que se puedan encontrar, así como a las más ocasionales.
También se recomienda la existencia de un libro de asistencia o

registro, donde se anoten los datos e informaciones básicas de las
incidencias aparecidas en la empresa durante su jornada diaria,
con la finalidad de estudiar, conocer y adaptar estas situaciones
para formar a los colaboradores descritos anteriormente en conse-
cuencia, así como volver a realizar una evaluación concreta de los
31
riesgos aparecidos, para verificar el plan de actuación existente o

modificarlo, y valorar su eficacia.
Existen situaciones de emergencia esporádicas que son prácti-

camente imposibles de evaluar y entrenar en consecuencia, pero
se deberán realizar simulacros periódicos (dos al año, uno avi-
sando previamente y otro sin avisar) para poder ver la viabilidad
y compromiso de todas las partes de la empresa.
Todos debemos luchar contra los accidentesa
Este libro o registro de accidentes debería contemplar los siguien-

tes datos:
• Nombre completo de la víctima.

• Ocupación laboral (puesto de trabajo).
• Fecha de anotación de la incidencia.
• Fecha y hora del accidente.
• Lugar exacto del suceso.
• Descripción del trabajo que realizaba en el momento del accidente.
• Detalles relacionados con la lesión y con el tipo de asistencia
prestada.
• Firma de quien anota la incidencia.
Ya conociendo la normativa general existente sobre los primeros

auxilios y la empresa, debemos comenzar a centrarnos en las téc-
nicas concretas a desarrollar ante cualquier tipo de situación de
emergencia, siendo unas de las técnicas básicas de primeros auxi-
lios que debería conocer toda persona en el trabajo y en su vida
personal la de autoprotección y la de conducta preventiva PAS,
que veremos en el siguiente apartado.
Para ello, deberemos conocer nuestro lugar de trabajo y de

influencia, y prever los sucesos que puedan conllevar otros acci-
dentes con la idea de minimizar y evitar las situaciones dañinas
para los trabajadores y posibles visitantes.
32
La aplicación de primeros auxilios puede ser desarrollada por

cualquier persona con conocimientos básicos en socorrismo, ya
que la finalidad de ésta es la prevención de accidentes o preven-
ción primaria, y la realización de las técnicas adecuadas al suce-
so o prevención secundaria.
Siempre prevenir antes que curara
De la primera respuesta que se dé al percance ocurrido depen-

derá, en gran medida, la resolución de cada caso, pero la pre-
misa principal a adoptar en cualquier situación será la preven-
ción y la formación.
De estas dos palabras tan nombradas a lo largo del presente

libro, debemos destacar que son las personas más próximas las
que deberán actuar primero (primeros actuantes), mejorando o
aumentando la calidad o posibilidad de supervivencia del herido
en el accidente del trabajo.
3.1. Conducta PAS

Las pautas generales de actuación ante una situación de emer-
gencia o vital están contempladas en la conducta preventiva
PAS, que son las siglas de:
PROTEGER AVISAR SOCORRER
• Proteger: a nosotros mismos, al entorno, a los demás y al pro-

pio accidentado.
33
• Avisar: a los servicios de emergencia mediante el teléfono

único 112.
• Socorrer: al accidentado, enfermo o quien precise de nuestra
colaboración.
A continuación vamos a describir más detenidamente estos

puntos importantes en este tipo de conducta preventiva para
aclarar la actuación a adoptar en cualquier situación de emer-
gencia.
Proteger
¿Qué hacer?
• Proteger y valorar el entorno de forma cuidadosa, a fin de

detectar posibles riesgos que puedan ponernos en peligro y
afectar a otras personas o al propio herido.
• No agravar más la situación del paciente.
• Tomar medidas de autoprotección adecuadas siempre.
• Valorar nuestras propias capacidades, conocimientos y me-
dios.
• Tomar las medidas oportunas para evitar riesgos adicio-
nales.
• Obtener ayuda de terceros para telefonear, mantener la inti-
midad, mover a la víctima (si fuera oportuno y sin provocar
lesiones mayores), buscar material de autoprotección y de
primeros auxilios, controlar a curiosos o al tráfico (debida-
mente y sin riesgo para la persona que colabore).
¿Qué no hacer?
• Incumplir las medidas básicas de autoprotección.

• Agravar la situación del paciente.
• Poner en peligro nuestra vida o la de otras personas por
imprudencia o desconocimiento.
• Tener visión túnel (sólo ver el percance sin cuidar el resto del
entorno de trabajo) del accidente o accidentado, olvidando la
valoración de riesgos presentes en el lugar.
34
• Tratar de aplicar técnicas de primeros auxilios o de protec-

ción para las que no estamos capacitados.
• Poner aún más nerviosos a los presentes, dificultando la asisten-
cia o la coordinación de la valoración, evacuación o asistencia.
Avisar
¿Qué hacer?
• Llamar al teléfono 112 e identificarnos facilitando nuestro

nombre y el número de teléfono desde el que llamamos.
• Atender a las indicaciones del operador u operadora que nos
irá guiando mediante preguntas sencillas.
• Explicar de forma concreta, concisa y breve lo ocurrido (caí-
da, incendio…).
• Describir la localización exacta de los hechos, dirección com-
pleta, población, número de teléfono de contacto, punto de
referencia (esculturas, glorietas, edificios con renombre…).
• Pedir a alguien que espere la llegada del personal de emer-
gencia en un lugar seguro, fácilmente visible y en vías prin-
cipales, para colaborar en la localización del lugar exacto (si
fuera de difícil acceso).
• Hacer una estimación inicial y general de las víctimas:
– Número de afectados.
– Tipos de lesiones, signos visibles (hemorragias, deformi-
dades…) o síntomas que comentan (dolor, mareo…).
– Antecedentes personales que puedan ser de importancia
(enfermedades previas, discapacidades…).
– Características especiales del accidente como riesgo de
incendio, acceso difícil, mercancías peligrosas…
• Intentar que la llamada la realice la persona que esté más

tranquila y pueda responder fácilmente a las indicaciones del
operador u operadora.
• No es preciso que alerte a los servicios de emergencia la
misma persona que realice la valoración inicial del paciente.
• No colgar el teléfono hasta que se lo indiquen.
35
¿Qué no hacer?
• Hablar demasiado rápido.

• No seguir las indicaciones del operador u operadora.
• No identificarse correctamente o dar una dirección errónea.
• Colgar antes de que lo haga nuestro interlocutor.
• Exagerar o mentir sobre la gravedad de la víctima o víctimas
implicadas.
• Dar más explicaciones de las necesarias sobre la situación
o sobre alguna información concreta.
Socorrer
¿Qué hacer?
• Valorar el nivel de consciencia del paciente mediante la téc-

nica AVDN:
– Alerta: observar que te sigue con la mirada, se mueve por

sí mismo, habla…
36
– Verbal: trabajar con estímulos verbales para ver su grado

de consciencia (nombrarle, gritarle, silbar o cualquier ruido
sencillo que consideremos suficiente en la situación y
lugar que nos encontremos).
– Dolor: aplicar estímulos dolorosos para ver su grado de cons-
ciencia (sacudir de los hombros suavemente, algún pellizco…).
– No responde: asegurarse de que se encuentra la persona
inconsciente, entonces urge la colaboración de personal
de emergencia.
• Ver la posible existencia de grandes hemorragias.

• Observar posibles signos de incompatibilidad con la vida, es
decir, cualquier tipo de lesión con la que una persona no pue-
de seguir viviendo (decapitación, múltiples heridas penetran-
tes por arma blanca o de fuego, etc.).
¿Qué no hacer?
• Olvidar los pasos anteriormente dados para valorar el nivel

de consciencia.
• Perder demasiado tiempo en evaluar al herido, ya que se-
gundos de más podrían ser vitales.
• Realizar técnicas no reconocidas para la valoración de un herido.
• Sobrepasar los treinta segundos para realizar una estima-
ción inicial de la gravedad y del estado de la consciencia.
3.2. Manejo de víctimas inconscientes

El sector servicios es uno de los más afectados a la hora de sufrir
el riesgo de encontrarse con una víctima inconsciente, ya que
los factores psicosociales que están en aumento por las exigen-
cias psicológicas de los trabajos, produciendo ansiedad, estrés,
depresión…, pueden llevarles a sufrir alteraciones de la cons-
ciencia. Tampoco podemos dejar de lado al resto de los sectores
laborales, donde por diferentes accidentes (de tráfico, caídas,
intoxicaciones por inhalación…) pueden suceder percances de
este tipo.
37
Destacamos el sector servicios, por el aumento progresivo de la

presión de las empresas, las familias y sus economías, y las
metas propias propuestas, así como que este tipo de sector es
el más extendido en nuestro país.
¿Qué hacer?
• Colocar a la víctima, siempre que sea posible, boca arriba

(decúbito supino) (1).
• Exponer el pecho del paciente lo suficiente para la valora-
ción de la respiración (2).
• Abrir las vías aéreas mediante la técnica frente-mentón y man-
tener esta posición (3).
• Si no son efectivas las ventilaciones observaremos la posibi-
lidad de que tenga objetos extraños en la boca u objetos que
pudieran obstruirla (dentadura postiza…).
• Acercar nuestra cara a la de la víctima, no más lejos de 2-3 cm,
con nuestra oreja a su nariz y nuestra mirada a su pecho (4).
• Valorar su respiración mediante la técnica VOS:
– Ver: mirar la elevación del pecho, ya expuesto.

– Oír: escuchar la respiración (fuerte, continua, ruidos, ine-
xistente...).
– Sentir: sentir el aliento caliente que sale de la boca del
paciente en nuestra mejilla.
• No utilizar más de diez segundos en realizar la técnica anterior,

ya que deberíamos escuchar un mínimo de 1-2 respiraciones.
• Si vemos, oímos o sentimos la respiración:
– Colocar a la víctima en posición de recuperación o seguridad.

– Valorar su respiración cada cierto tiempo.
– Informar a los servicios de emergencia de esta situación.
• Si no viéramos, oyéramos o sintiéramos la respiración:
– Informar rápidamente a los servicios de emergencia de

este hecho.
38
– Solicitar un Desfibrilador Externo Automático (DEA) (si exis-

tiera la posibilidad de obtenerlo).
– Comenzar inmediatamente la reanimación cardiopulmo-
nar.
– Pedir colaboración de otra persona con conocimientos
en esta técnica para tenerlo cerca de nosotros el relevo
necesario.
1 2 3 4
¿Qué no hacer?
• Técnicas que pudieran agravar las lesiones de la víctima.

• Técnicas no conocidas o arriesgadas.
• Dejar de informar al servicio de emergencias.
• Abandonar a la víctima.
• Introducir los dedos en la boca del paciente para extraer
algún objeto extraño sin haberse asegurado del nivel de
consciencia del mismo o meter los dedos a ciegas.
• Demorar la petición de ayuda, de colaboración de otro cono-
cedor de las técnicas de reanimación o postural, o de solici-
tud del DEA.
• Utilizar más del tiempo indicado en detectar una posible
PCR (parada cardio-respiratoria) con la consecuente dismi-
nución de posibilidades de supervivencia.
• Realizar la reanimación sin conocer técnicas básicas de pri-
meros auxilios.
39
3.3. Reanimación cardiopulmonar

Una parada cardio-respi-
ratoria puede ocurrir en
cualquie trabajo. Aunque
este tipo de suceso no
es habitual, es muy fácil
prestar ayuda a la vícti-
ma para mantenerla con
vida, al menos, hasta la
llegada de soportes vita-
les necesarios.
La no realización de las
técnicas de reanimación
o la incorrecta solicitud de
ayuda pueden producir la
muerte de un compañero
o un familiar, siendo este
hecho el menos deseado
por cualquiera de noso-
tros, de ahí el insistir tan-
to en conocer las técni-
cas básicas de primeros
auxilios.
¿Qué hacer?
• Anotar la hora de la detección de la Parada Cardio-Respira-

toria (PCR).
• Retirar todos los elementos de joyería que pudieran dificul-
tarnos las maniobras.
• Exponer el pecho del paciente completamente.
• Colocar los dos talones de las manos con los dedos entrelaza-
dos sobre el centro del pecho del paciente (sobre el esternón).
• Comenzar a realizar lo más rápido posible las compresiones
torácicas (con seguridad) a un ritmo cómodo (a cien compresio-
nes por minuto) y deprimiendo el pecho unos 4-5 cm (adulto).
40
• Comprimir treinta veces consecutivas

de la manera descrita anteriormente.
• Realizar dos ventilaciones durante no
más de un segundo, sellando su boca
con la nuestra, pinzando la nariz y
manteniendo la vía aérea permeable,
si la situación o autoprotección nos lo
permite. Actualmente, si no puede o
no quiere dar las ventilaciones, puede
realizar la RCP exclusivamente con
las compresiones torácicas a un ritmo
de cien por minuto.
• Seguir pidiendo el DEA, si existe la
30 compresiones
posibilidad de obtenerlo.
• Si llegara el DEA, seguir las indicacio-
nes que nos describa en cada momen-
to y tomar las medidas oportunas de
seguridad:
– Colocar bien los electrodos o pegati-

nas del DEA (rasurar, sin burbujas…).
– No tocar al paciente en el momento
de valoración del DEA o descarga.
– Seguir las indicaciones verbales del
DEA.
• Reclamar a otra persona que se encuen- 2 ventilaciones

tre presente que pida ayuda urgente vía
telefónica, informando al operador del 112 de todas las atencio-
nes que se están llevando a cabo con la víctima y el tiempo
transcurrido desde el inicio de estas técnicas.
• Si no llegara o no hubiera DEA, seguiríamos con las compre-
siones y ventilaciones hasta:
– La aparición espontánea de respiración.

– La llegada de los servicios de emergencia.
– Cansancio de los intervinientes (de ahí la importancia de
conseguir un relevo).
41
• Siempre que sea posible nos alternaremos cada dos minutos

con otro compañero en la realización de las técnicas de RCP.
¿Qué no hacer?
• No comenzar las maniobras de reanimación.

• Realizar técnicas arriesgadas o desconocidas.
• Dejar de llamar al 112 para comentar las actuaciones que
estamos realizando.
• No estar formados e informados de estas técnicas básicas
de atención sanitaria.
Medidas preventivas
• Controles continuos mediante la vigilancia de la salud.

• Formar a todo el personal para identificar signos y síntomas de
aviso, y de las técnicas básicas de reanimación con y sin DEA.
• Adaptar el trabajo a las características físicas y psíquicas del
trabajador y no al revés.
• Informar a algún compañero de trabajo o al Servicio de Preven-
ción de la empresa (si lo hubiera) de las alergias, medicaciones
y enfermedades que sufre para notificárselo al servicio de emer-
gencia sanitaria y así poder enviar el recurso más apropiado
(Soporte Vital Básico, SVB, o Soporte Vital Avanzado, SVA).
• Mantener un entorno físico adecuado para los trabajadores
(temperatura, iluminación, ruidos, vibraciones…) dentro de
los valores especificados por la legislación vigente y las ca-
racterísticas del trabajo.
3.4. Obstrucción de Vía Aérea (OVA)

El conocimiento de las maniobras de desobstrucción de vía
aérea o cuerpo extraño es una técnica fundamental para ciertos
sectores laborales, como el de la hostelería (camareros, cocine-
ros…) y los relacionados con la misma (cuidadores, auxiliares
de comedor…), donde es más sencillo sufrir el riesgo de encon-
trarse situaciones complicadas que puedan llevar a una persona
42
a sufrir una PCR si no se realiza la técnica rápidamente. Por

ello, todo trabajador en este ámbito laboral debe estar formado
para prevenir un agravamiento de la persona en caso de sufrir
la obstrucción de la vía aérea.
La OVA o atragantamiento puede ser incompleta o completa, y

la persona puede estar consciente o inconsciente, por lo que la
técnica puede variar en varios aspectos.
OVA incompleta
¿Qué hacer?
• Nos limitaremos a animar a toser a la víctima.
¿Qué no hacer?
• Los golpes en la espalda no están indicados.
OVA completa con víctima consciente
¿Qué hacer?
• Solicitar ayuda lo antes posible.

• Dar hasta cinco palmadas enérgicas o golpes entre los omó-
platos.
• Comprobar la efectividad a cada golpe interescapular; si no
funciona esta técnica, seguiremos los siguientes pasos:
– Realizar hasta cinco compresiones abdominales con una

fuerte presión hacia adentro y hacia arriba en la “boca del
estómago”.
– Comprobar con cada maniobra si ha salido el cuerpo extraño.
– Repetir el ciclo de cinco golpes interescapulares con cinco
compresiones abdominales, comprobando la efectividad
en cada actuación hasta que la obstrucción se haya
resuelto, la víctima quede inconsciente o llegue la ayuda
especializada.
43
¿Qué no hacer?
• No ventilar a la víctima hasta desobstruir la vía aérea con las

técnicas comentadas.
• No se deben realizar las maniobras seguidas sin comprobar
tras cada actuación la efectividad o no de las mismas.
OVA completa con víctima inconsciente
¿Qué hacer?
• Colocar a la víctima sobre el suelo con cuidado, en posición

de RCP.
• Alertar al 112.
• Iniciar la RCP.
44
¿Qué no hacer?
• Descuidar a la víctima, pudiendo golpearse al caer.

• Realizar otras técnicas descritas en algoritmos anteriores (a
horcajadas...).
OVA en edades pediátricas
Aunque parezca paradójico hablar de OVA en pediatría en un

manual de primeros auxilios laborales, la realidad es que el
conocimiento de este tipo de técnicas por parte de trabajadores
de servicios y de cara al público puede ser de utilidad y llegar a
salvar vidas, dado que el atragantamiento es de las lesiones
más comunes en las edades pediátricas.
Hablaremos de lactantes cuando la edad no supera el año y de

niños desde el año hasta la pubertad. Por tanto, en caso de obs-
trucción de las vías aéreas en pediatría y de forma general
deberemos actual de la siguiente manera.
¿Qué hacer?
• Si el niño respira, tose o llora espontáneamente deberemos

estimularle a toser y expulsar el cuerpo extraño. Si esto no
fuera efectivo seguiremos los siguientes pasos.
• Solicitar ayuda.
• Extraer manualmente del objeto, si éste es fácil de ver y
extraer.
• Si el niño o lactante está consciente pero no respira, inicia-
remos las maniobras antes descritas, con la precaución de
cambiar las compresiones abdominales por compresiones
torácicas en el lactante.
¿Qué no hacer?
• Extraer manualmente a ciegas por riesgo de empujar el

cuerpo extraño hacia el interior provocando una mayor obs-
trucción.
45
Maniobra de expulsión en lactantes
¿Qué hacer?
• Colocar al lactante boca abajo, apoyado sobre nuestro ante-

brazo, sujetándolo firmemente por la mandíbula con los dedos
pulgar e índice.
• Mantener la cabeza ligeramente extendida procurando que
esté en posición más baja que el tronco.
• Golpear cinco veces con el talón de la mano en la zona inte-
rescapular con impulsos secos y enérgicos, dejando trans-
currir breves segundos entre ellos para valorar la efectivi-
dad.
• Voltear al lactante y cambiarlo al otro antebrazo, ponerlo boca
arriba, sujetarle la cabeza con la mano y en posición más
baja que el tronco.
• Efectuar cinco compresiones torácicas en la misma zona
e igual que el masaje cardiaco pero más fuerte y algo
más lento, comprobando la efectividad con cada compre-
sión.
• Examinar la boca y eliminar cualquier cuerpo extraño vi-
sible.
• Volver a realizar nuevos ciclos hasta conseguir la desobs-
trucción o que el lactante quede inconsciente, en cuyo caso
iniciaremos la RCP, preferiblemente por las compresiones
torácicas.
¿Qué no hacer?
• Utilizar las maniobras de adulto o edades pediátricas para

lactantes.
• Dejar de comprobar tras la actuación la efectividad de las
maniobras.
• Dejar de pensar que es un lactante, por lo que las maniobras
deben ir adaptadas a él.
46
Maniobra de expulsión en niños

(desde un año a la pubertad)
¿Qué hacer?
• Se realizarán las mismas maniobras que para el adulto de-

pendiendo del tamaño del niño.
• Según el tamaño del niño, se puede hacer poniéndonos de
rodillas detrás de él o bien sujetándolo y utilizando un punto
de apoyo para nosotros, como la pared.
• Si el niño o lactante pierde el conocimiento, realizaremos los
siguientes pasos.
– Alertar al 112 si no lo hemos hecho antes.

– Colocar suavemente a la víctima en el suelo o en una su-
perficie dura.
– Iniciar las técnicas de RCP, pudiendo iniciar directamente
las compresiones torácicas.
¿Qué no hacer?
• Dejar de comprobar tras actuación la efectividad de las ma-

niobras.
• Dejar de pensar que es un lactante, por lo que las maniobras
deben ir adaptadas a él.
Medidas preventidas
• Difundir buenos hábitos alimenticios (introducir en la boca

trozos pequeños, masticar un mínimo de veinte veces…).
• Difundir el conocimiento de estas técnicas entre la mayoría
de los trabajadores de la empresa, especialmente los que
estén relacionados con la hostelería, educación y, en gene-
ral, los ámbitos relacionados con este colectivo.
47
3.5. Hemorragias
Como hemos comentado en la mayoría de los capítulos, los gol-
pes, caídas, pinchazos, etc., son los riesgos de lesiones más
habituales sufridas por los trabajadores en el ámbito laboral, por
ello, la aplicación de técnicas de hemostasia y sus pasos a
seguir son más que necesa-
rios de conocer. No existe nin-
gún sector que destaque por
encima de los demás en cuan-
to a las heridas y hemorragias.
El menos castigado por este
tipo de lesión es el sector ser-
vicios con un 23,1%, frente al
42,1% de la construcción.
Una herida, una erosión o una

epistaxis (sangrar por la nariz)
son hemorragias y sucesos que
podemos encontrar también en
cualquier ámbito laboral.
La sequedad o el calor del ambiente, el corte con un folio o una

máquina de trabajo, un tropiezo en las escaleras o caída de
una altura, y muchos otros ejemplos, nos permiten observar que
el trabajar en una oficina o en una fábrica pueden llevar los mis-
mos riesgos y lesiones. Aunque en un lugar de trabajo existe
mayor facilidad de que se produzcan que en otro, esto no exime
de conocer las técnicas básicas a aplicar en cada caso, que en
la mayoría de las situaciones son las mismas.
El objetivo de la persona que aplica los primeros auxilios es el

de detener la pérdida de sangre, producida por la salida de
ésta de los vasos sanguíneos, del accidentado siempre que
sea posible. La gravedad de la misma viene dada por el volu-
men de sangre perdida, a mayor volumen perdido, mayor el
riesgo para sobrevivir. También influyen otros factores como
la edad, el peso, enfermedades previas…
48
Hemorragias externas
Son aquellas hemorragias en las que la sangre se vierte al exte-

rior del organismo a través de una herida.
¿Qué hacer?
• Utilizar elementos de protección (guantes).

• Valorar la pérdida sanguínea (es preferible calcular en exceso).
• Controlar y detener la hemorragia mediante compresión directa.
• En caso de que se haya detenido la hemorragia, se procede-
rá a cubrir la herida y se trasladará al accidentado a un cen-
tro sanitario.
• Controlar el estado de la consciencia y actuar en consecuencia:
– Alertar al 112, si es necesario.

– Tender a la víctima en el suelo boca arriba y elevar ligeramente
sus piernas, siempre que las lesiones que presenta lo permitan.
– Estar preparado para iniciar una RCP.
¿Qué no hacer?
• Aplicar un “torniquete” sobre la extre-

midad.
• Aplicar remedios como poner pimien-
ta, pegamento… sobre el punto san-
grante.
• Ir levantando el apósito para ver si
sangra sin que haya transcurrido el
tiempo necesario de compresión.
Hemorragias internas
Son las que se producen dentro del organismo, sin verter al exte-
rior, por lo que no se ve, y esto es su peligro. La forma de produ-
cirse la lesión (mecanismo lesional) nos puede hacer sospechar
de una hemorragia interna, así como los signos y síntomas que
presente la víctima (sudoración, frialdad, palidez, elevación de la
49
frecuencia cardiaca y respiratoria, salida de sangre por orificios

naturales del cuerpo…).
¿Qué hacer?

• Controlar la consciencia. En caso de paro cardio-respiratorio
iniciar el protocolo de RCP.
• Alertar al 112.
• Tranquilizar al herido.
• Tratar las lesiones detectadas, si es posible.
• Tender a la víctima en el suelo boca arriba y elevar ligeramen-
te sus piernas si las lesiones que presenta lo permiten.
• Aflojar todo aquello que comprima al accidentado, a fin de
mejorar la circulación sanguínea.
• Evitar la pérdida de calor corporal: abrigarla.
• Vigilar posibles vómitos.
¿Qué no hacer?
• Dar alimentos o bebida.

• Efectuar cambios bruscos de posición (de tumbado a senta-
do), ya que pueden provocar alteraciones de consciencia.
Hemorragias por el oído
Las hemorragias que fluyen por el oído se llaman otorragias.

Habitualmente son banales y no revisten gravedad, excepto por
un traumatismo craneal.
Pueden estar producidas por una rotura del tímpano, una ero-
sión por un cuerpo extraño o un traumatismo.
¿Qué hacer?

• Ayudar a la víctima a reclinarse con la cabeza apoyada
sobre el lado que sangra para facilitar la salida de la sangre.
50
• Sujetar con suavidad un apósito o compresa para absorber

la sangre.
• Alertar al 112.
• En caso de sospecha de traumatismo craneal no mover la
cabeza.
¿Qué no hacer?
• Taponamientos para evitar que

sangre.
• Intentar retirar objetos extraños cla-
vados o introducidos en el conduc-
to auditivo.
• Mover la cabeza si sospechamos
de traumatismo craneal.
Hemorragias nasales
¿Qué hacer?

• Tranquilizar a la víctima.
• Pedir a la víctima que se siente y que incline la cabeza hacia
adelante para permitir la salida de la sangre por los orificios
nasales.
• Decir a la víctima que respire tranquilamente por la boca y
que se presione la nariz por la parte blanda, con los dedos
pulgar e índice. Si la víctima no puede colaborar, los hare-
mos nosotros.
• Debe permanecer con la nariz pinzada.
• Al cabo de diez minutos, liberar la presión. Si la hemorragia
no se ha detenido, habrá que repetir la operación. Si la he-
morragia no se detiene, llamaremos al 112.
• Una vez que la hemorragia esté detenida, limpiar los alrede-
dores de la nariz con agua.
• La aplicación de frío local puede ayudar a detener la hemo-
rragia y aliviar el dolor.
51
¿Qué no hacer?
• Hablar, tragar, toser, sonar-

se o escupir, ya que estas
acciones afectan a la for-
mación del coágulo dentro
de la nariz.
• Inclinar la cabeza hacia atrás
para evitar sangrar por la
nariz, ya que puede dirigir
la sangre hacia las vías
respiratorias.
• Hacer taponamientos para
que no sangre.
• Intentar extraer objetos cla-
vados o introducidos en las
fosas nasales.
• Despinzar la presión antes de tiempo.
Hemorragia por la boca
¿Qué hacer?
• Utilizar elementos de pro-

tección (guantes).
• Pedir a la víctima que se
siente con la cabeza incli-
nada ligeramente hacia
adelante.
• Si la situación lo permite,
poner una gasa sobre la he-
rida y hacer compresión
unos diez minutos seguidos.
• Si la hemorragia es por la
pérdida/extracción denta-
ria, poner una gasa tapo-
nando el espacio y pedir a
la víctima que la muerda.
52
• Si la hemorragia continúa, añadir otra gasa a la que ya está

empapada de sangre y seguir realizando presión.
• Si la hemorragia persiste, la herida es grande o se está
tomando medicación anticoagulante, alertar al 112.
¿Qué no hacer?
• Realizar enjuagues bucales en sangrado activo.

• Tomar líquidos o comida caliente en unas horas, ni rozarse
con la lengua si la hemorragia se detiene.
• Tirar las piezas dentales caídas (posibilidad de reimplante).
• Quitar la compresión antes de tiempo.
Medidas preventivas
• Promover conductas preventivas entre el personal de la empresa.

• Evitar trabajar con objetos que puedan engancharse y pro-
ducir cortes (anillos, relojes metálicos…).
• Utilizar los Equipos de Protección Individual para evitar cor-
tes, heridas…
• Eliminar todo objeto punzante o sobresaliente de estante-
rías, pasillos, etc.
• Mantener la atención en la actividad concreta que se está rea-
lizando, sin dejar de lado una visión global del lugar de trabajo.
• Evitar conductas arriesgadas que puedan conllevar lesiones
en los trabajadores.
• Dejar realizar las tareas más específicas a personal cualifi-
cado para ello.
3.6. Heridas
Una herida es una pérdida de continuidad de la piel o de las
mucosas que produce una comunicación entre las estructuras
profundas de la piel y el exterior.
Están ocasionadas por cortes, erosiones, lesiones punzantes,

que suelen ser resultado de caídas o accidentes domésticos.
53
El riesgo principal de las heridas será la hemorragia en un pri-

mer momento y la infección posteriormente, además de una
cicatriz anómala si no se atienden adecuadamente.
Signos y síntomas comunes a las heridas:
• Dolor.
• Hemorragia visible.
• Separación de bordes.
Consideramos herida potencialmente grave y que precisa asis-

tencia sanitaria aquella que no sea erosión superficial y, en par-
ticular, las siguientes:
• Heridas con bordes que no se juntan o son rugosos y que

miden más de 2 o 3 cm.
• Si el tamaño de la herida, aunque sea erosión, es más gran-
de que la palma de la mano de la víctima.
• Con presencia de hemorragia que no se detiene.
• Aquellas que dejan ver tejido subcutáeo, músculo o hueso.
• Las que afectan a articulaciones, manos o pies, ojos y genitales.
• Heridas punzantes.
• Heridas que penetran en cavidades.
• Enclavamiento de cuerpos extraños.
• Las heridas que no se pueden limpiar de manera adecuada.
• Mordeduras de personas o animales.
¿Qué hacer?
• Si hay sangrado, evitar el contacto con la sangre de la vícti-

ma o con otros líquidos corpóreos. Tanto para evitar la infec-
ción de la lesión, como para nuestra protección, hemos de
ponernos guantes desechables, siempre que sea posible.
• Detener la hemorragia presionando directamente sobre la
herida.
• Si la herida no sangra, nos lavaremos las manos con agua y
jabón, si no lo habíamos hecho antes, o nos pondremos
guantes, antes de empezar con los primeros auxilios.
54
• Limpiar la herida con agua

limpia corriente y fría a cho-
rro. Si no hay ningún grifo a
nuestro alcance, utilizar otra
fuente de agua potable.
• Dejar que el agua corra
directamente encima de la
herida para arrastrar los cu-
erpos extraños (tierra, res-
tos de tejidos). Seguir de
este modo hasta que no
quede suciedad alguna. Si
no conseguimos dejar la
herida limpia con este pro-
cedimiento, la considerare-
mos herida sucia, la tapa-
remos y recurriremos a la
atención médica.
• Después secar los tejidos
que haya alrededor, si es
necesario, pero evitar tocar
la herida.
• Si un cuerpo extraño está
clavado en la herida, intentar sujetarlo para evitar su movi-
miento.
• Cubrir la herida con un apósito estéril. Si no tenemos nin-
guno al alcance, utilizar un pañuelo seco y limpio.
• Recomendar a la víctima acudir al médico. Éste valorará si con-
viene vacunar contra el tétanos.
• Volverse a lavar las manos después de haber prestado el pri-
mer auxilio.
Recordemos que, debido a la herida, aunque ésta sea leve, o

mientras se realiza la cura, puede haber personas que, ante su
visión, la sangre y el dolor, sufran mareos y desvanecimientos
fugaces, por lo que intentaremos preservar la discreción. Se
procurará realizar la cura de forma que la víctima no sufra
lesiones en caso de caerse.
55
¿Qué no hacer?
• Frotar la herida para quitar la suciedad.

• Colocar pimienta, pegamento u otros remedios para evitar
que sangre.
• Poner vendajes o adhesivos (esparadrapo) circulares apre-
tando para que no sangre.
• Cauterizar la herida.
• Poner antisépticos.
• Poner pomadas, ungüentos o antibióticos sobre la herida.
• Intentar extraer un cuerpo extraño clavado en la herida.
• Usar algodón y alcohol, en cualquiera de sus formas.
3.7. Quemaduras
Las quemaduras son habitualmente el accidente menos conoci-
do, pero, en ocasiones, el más grave. El riesgo de quemaduras
más graves suele producirse en el sector de la industria (15,7%),
por encima de los otros sectores (el sector servicios en segun-
do lugar con un 9,3%), debido al trabajo con grandes máquinas
de fricción, almacenes de congelados, altos hornos, etc., pero
en otros sectores como el de servicios (¡cómo no!) también nos
encontramos quemaduras, normalmente menos graves. Las co-
cinas, los hornos, las planchas en la hostelería o sucesos en
viviendas para los bomberos, policías o personal sanitario ex-
puestos habitualmente a situaciones más extremas y extrañas
de lo habitual.
¿Qué hacer?
• Utilizar guantes de protección siempre que se pueda.

• Enfriar la herida cuanto antes con agua fresca y corriente
durante 15-20 minutos o hasta que el dolor remita.
• Retirar las ropas afectadas, así como todos los objetos que
puedan comprimir y retener calor (anillos, piercings, brazale-
tes, pulseras, relojes…), si no están adheridos a la piel y no
precisan de maniobras complicadas.
56
• Aplicar apósitos mojados (gasas o pañuelos limpios) des-

pués de haber enfriado la quemadura.
• Aconsejar a la víctima que acuda a un médico. Él valorará e indi-
cará el tratamiento y la necesidad de vacunación antitetánica.
• Alertar al 112 siempre que la quemadura aparezca:
– En niños menores de cinco

años.
– En cara, orejas, manos, pies,
articulaciones o zona genital.
– Comprometiendo la respira-
ción o vía aérea.
– De forma circunferencial (afec-
tando a la totalidad o casi to-
talidad del perímetro del cue-
llo, torso o extremidades).
– Afectando a las capas más
profundas de la piel.
– Causada por el efecto térmico de la electricidad, por pro-
ductos químicos o radiaciones ionizantes.
– Cuando en el ambiente hay humos, por el riesgo de
intoxicación con gases, CO, etc.
– En más del 5% de la superficie corporal total en niños y
personas mayores. Se calcula el porcentaje de superfi-
cie corporal, teniendo en cuenta que el 1% es la palma
de la mano de la propia víctima.
• Controlar el estado de la consciencia y actuar en conse-

cuencia:
– En caso de paro cardio-respiratorio, iniciar el protocolo de

RCP.
– Alertar al 112.
• En el caso de quemaduras químicas, siempre las conside-

raremos graves, por lo que es necesario acudir al hospital
más cercano. Además, hay que seguir las siguientes reco-
mendaciones:
57
– Ventilar correctamente el área para que se dispersen los

gases.
– Lavar con agua a chorro la quemadura durante al menos
20 minutos.
– Retirar con cuidado cualquier prenda contaminada.
– Acudir al hospital más cercano.
¿Qué no hacer?
• Romper las ampollas intactas de una quemadura. La cura

adecuada se hará en los centros de salud.
• Aplicar pomadas, ungüentos o antibióticos cuando se presta
el primer auxilio.
• Excederse en el enfriamiento, sobre todo en quemaduras
extensas, por riesgo de hipotermia.
• Retirar ropas adheridas a la piel.
Medidas preventivas
• Promover conductas preventivas entre el personal de la

empresa.
• Utilizar los Equipos de Protección Individual para evitar que-
maduras, erosiones…
• Dejar realizar las tareas más específicas a personal cualifi-
cado para ello.
• Mantener la atención en la actividad concreta que se está
realizando, sin dejar de lado una visión global del lugar de
trabajo.
• No entrar a oscuras y sin protec-
ción adecuada en lugares desco-
nocidos (inhalación de humos o
gases producidos por productos
químicos…).
• No tocar sin protección adecuada
para ello zonas que puedan conte-
ner gran cantidad de calorías (hor-
nos, calderas, piezas de fricción,
productos químicos…).
58
3.8. Lesiones traumatológicas

En este apartado no podríamos destacar ningún sector laboral
concreto en cuanto a cantidad de percances por golpes y caídas
de diferente índole, ya que la construcción, la industria y el sec-
tor agrario son los más perjudicados en cuanto a este tipo de
accidentes. El sector servicios también sufre lesiones traumato-
lógicas pero en menor proporción (únicamente un 19,6% frente
al siguiente sector, la industria, con un 38,9%).
Las lesiones traumatológicas se pueden producir en cualquier parte

del cuerpo, ya sea por el golpeo de dicha parte contra un objeto
(caídas o tropiezos), por movimientos bruscos (cargas con material)
o por posturas inadecuadas prolongadas (tensión muscular).
El nivel de gravedad de la lesión puede depender del mecanismo

lesional que inició el incidente (accidente de tráfico o una mala
pisada), destacando como los más dañinos los traumatismos cra-
neales (golpes en la cabeza), por desconocer el desenlace y los
problemas a posteriori, y las lesiones traumatológicas producidas
con una fuente de energía importante (accidente de motocicleta),
en los que se pueden encontrar varias lesiones en un mismo inci-
dente (traumatismo craneal, pélvico, ortopédico, etc.).
Habitualmente, tanto en el entorno laboral como fuera de él, nos

encontramos con lesiones traumatológicas menores, tipo heridas,
contusiones o torceduras, pero en otras ocasiones las situacio-
nes nos pueden desbordar como en las fracturas, luxaciones o
incluso esguinces muy dolorosos. En todas estas situaciones
deberemos aplicar el sentido común y la conducta preventiva
como principal premisa, conociendo nuestras limitaciones y los
medios de los que disponemos para poder atender inicialmente
a nuestro compañero o a nosotros mismos.
Nunca deberemos olvidar que existen diferentes eslabones en la

cadena asistencial, y cada uno de nosotros sólo somos el prime-
ro, por lo que, si consideramos que la persona dañada pueda
tener una lesión mayor de lo que inicialmente parece, evitaremos
59
arriesgar su integridad y el agravamiento de la lesión, solicitando

ayuda al siguiente eslabón.
¿Qué hacer?
• Asegurar la zona para evitar mayores lesiones u otros lesio-

nados. Autoprotección.
• Tranquilizar a la víctima y crear un entorno relajado.
• Poner a la víctima cómoda y estable, siempre que no sospeche-
mos de un agravamiento de la lesión (lesión de columna…).
• No mover la zona lesionada si es evidente la lesión.
• Aplicar frío en la zona afectada, nunca hielo directo en la
zona lesionada (recubrir con gasas…).
• Valorar posibles hemorragias (véase el apartado sobre ello).
• Evaluar otros signos o síntomas evidentes de lesión mayor
(pupilas, amoratamientos alrededor de ojos u orejas…).
• Buscar otras lesiones que en un principio no fueran fácilmen-
te visibles sin realizar palpaciones bruscas.
• Controlar el estado de la consciencia y actuar en conse-
cuencia.
¿Qué no hacer?
• Mover a la víctima.
• Dar de beber, comer o administrar medicación a la víctima.
• Dejar marchar a la víctima si consideramos que puede agra-
varse su lesión.
• Aplicar directamente hielo sobre la zona afectada.
• Inmovilizar la zona afecta de forma laboriosa, si luego va
a tener que valorar el personal sanitario, con lo que pudie-
ra conllevar una segunda movilización de la zona afec-
tada.
• Reducir miembros que presentan deformidad (luxados o
fracturados) de apariencia anormal (se puede causar mayor
lesión).
• Obviar otras lesiones o signos evidentes de lesión grave de
la víctima.
• Trasladar a la víctima sin necesidad alguna de hacerlo.
60
Medidas preventivas
• Hacer evaluaciones periódicas de riesgos.

• Realizar informes o buzón de sugerencias para describir
posibles peligros visualizados o considerados.
• Utilizar los Equipos de Protección Individual (guantes, man-
ga larga…).
• Promover hábitos saludables entre los trabajadores, facilitan-
do con ello cierta facilidad de lesionarse ante esfuerzos físi-
cos concretos o percances producidos.
• Formar a todo el personal para identificar peligros en su
puesto de trabajo o en el lugar.
(temperatura, iluminación, ruidos, vibraciones…) dentro de los
valores especificados por la legislación vigente y las caracte-
rísticas del trabajo, para evitar posibles desconcentraciones
que pudieran ocasionar despistes con caídas, golpes, etc.
3.9. Electrocuciones
El riesgo de electrocución esta fácilmente presente en el ámbi-
to laboral, ya que las tensiones que alimenta la maquinaria son
peligrosas.
En caso de aplicarse por accidente a una persona, pueden pro-

ducir desde el conocido “calambrazo” hasta la muerte por paro
cardiaco. El peligro que entraña un contacto eléctrico se hace
mucho mayor cuando la persona está en un ambiente mojado o
descalzo sobre el suelo.
El contacto accidental con un objeto que esté en tensión puede

darse de dos formas distintas:
• Cuando se tocan directamente elementos eléctricos que estén

con tensión:
– Por existir cables pelados, con aislante defectuoso o insuficiente.
61
– Por conectar aparatos con cables desprovistos de la clavija

correspondiente.
– Al tratar de desmontar o reparar un aparato sin haberlo des-
conectado.
– Al introducir objetos en los agujeros de los enchufes.
– Por manejar aparatos que carecen de carcasa protectora.
• Cuando se toca la carcasa de maquinaria que se ha puesto en

contacto con la tensión como consecuencia de una deficiencia
en los aislamientos interiores.
¿Qué hacer?
• Antes de tocar a la víctima asegurarse de que la fuente de

tensión ha sido desconectada.
• Poner apósitos estériles sobre las heridas.
• Tranquilizar a la víctima.
¿Qué no hacer?
• Entrar en contacto con la víctima sin las medidas de autopro-

tección adecuadas.
62
3.10. Otras situaciones de urgencia en el trabajo

Síndromes coronarios
En este tipo de situación es fundamental la participación de los

primeros actuantes, ya que dependerá en gran medida de la evo-
lución del trabajador afectado. Conocer los signos y síntomas, así
como los antecedentes de la persona, nos servirá para solicitar la
ayuda adecuada de la manera más rápida posible. En un infarto
al corazón no puede demorarse la solicitud de personal sanitario.
¿Qué hacer?
• Identificar una posible situación de in-

farto (dolor en el pecho o brazo, an-
gustia, etc.).
• Alertar al 112.
• Hacer que cese toda actividad inme-
diatamente.
• Poner a la víctima en reposo en una po-
sición cómoda y estable.
• Mantener un entorno seguro y tranquilo.
• Tranquilizar a la víctima, recordándole
que la ayuda está en camino.
• Facilicitar la respiración, aflojar ropa,
cinturones…, cualquier cosa que pue-
da dificultar la expansión del tórax.
• Permanecer al lado de la víctima, con-
trolar sus signos vitales (consciencia y
respiración). Estar preparados para iniciar una RCP.
• Si la víctima toma medicación habitualmente pautada por su
médico para estas situaciones, podemos ayudar a adminis-
trársela.
¿Qué no hacer?
• Hacer andar a la víctima hasta llegar a casa, al centro de salud…

• Darle medicación no pautada.
63
• Retrasar la demanda de ayuda. Ya se le pasará, esto le ha

pasado otras veces…
• Crear un entorno hostil (comentarios de gravedad, gritos, ner-
viosismo…).
Medidas preventivas
• Conocer antecedentes de enfermedad cardiovascular, episo-

dios previos o factores de alto riesgo.
• Promover hábitos saludables entre los trabajadores.
• Formar a todo el personal para identificar signos y síntomas
de aviso.
gencia sanitaria y así poder enviar el recurso más apropiado
(SVB o SVA).
rísticas del trabajo.
ACV (Accidente Cerebro-Vascular)
Un ACV es el suceso por el cual una parte del cerebro se dete-

riora gravemente por la alteración del riego sanguíneo, debido a
un coágulo o a la rotura de un vaso. Suele darse en trabajado-
res o personas de edad avanzada, pero cada vez más también
aparece en jóvenes con factores de riesgo cardiovasculares e
hipertensivos.
¿Qué hacer?
• Si está consciente:
64
– Proporcionar a la víctima un espacio estable, cómodo y

seguro.
– Ayudarla a que se eche, manteniendo la cabeza y el tron-
co apoyados y ligeramente incorporados.
– Alertar al 112.
– Tranquilizar a la víctima, recordándole que la ayuda está
en camino.
– Poner una toalla o un paño bajo la cabeza de la víctima,
inclinándole la cabeza ligeramente hacia el lado afectado,
facilitando así la salida de la saliva.
– Facilitar la respiración de la víctima y aflojar las prendas
que pudieran dificultarle la respiración.
– Controlar la respiración y la consciencia hasta la llegada
de la ayuda sanitaria.
• Si no está consciente:
– Iniciar el algoritmo de reanimación.

– Abrir la vía aérea, comprobar la respiración. Estar prepa-
rados para iniciar una RCP si es preciso.
– Si respira, poner a la víctima en posición lateral de seguri-
dad (PLS).
– Alertar al 112.
65
¿Qué no hacer?
• Dejar sola a la víctima en una posición o en un sitio no estable

y seguro (sentada en una silla, en el borde de una cama…).
• Darle bebida o alimentos por vía oral (riesgo de atraganta-
miento o aspiración).
• Crear tensión ambiental, discusiones, gritos… (que no pue-
da hablar no significa que no oiga).
• Darle medicación sin orden médica.
Medidas preventivas

de aviso.
• Informar a algún compañero de trabajo o al Servicio de Pre-
vención de la empresa (si lo hubiera) de las alergias, medi-
caciones y enfermedades que sufre para notificárselo al ser-
vicio de emergencia sanitaria y así poder enviar el recurso
más apropiado (SVB o SVA).
los valores especificados por la legislación vigente y las
características del trabajo.
Dificultades respiratorias (disneas, asfixias,

asma…)
Son situaciones donde el trabajador tiene una sensación de

mala respiración o falta de aire. Puede presentarse de forma
súbita, siendo el comienzo de un proceso pulmonar o un fallo de
la función cardiaca.
Este tipo de patología se suele dar en sectores laborales donde

suelen estar expuestos a aerosoles, pinturas u otros materiales
66
que puedan estar en suspensión en el aire. Los Equipos de Pro-

tección Individual son fundamentales de utilizar.
¿Qué hacer?
• Alertar al 112.
• Tranquilizar a la víctima, recordándole que la ayuda está en
camino.
• Colocarla de una manera que respire con menos esfuerzo
(generalmente sentada y ligeramente inclinada hacia ade-
lante).
• Aflojar las prendas de vestir para facilitar la respiración.
• Crear un ambiente tranquilo y aireado.
• Pedirle que respire poco a poco y profundamente; podemos
ayudarnos con la musculatura abdominal.
• Si dispone de medicación prescrita por su médico para estas
situaciones, ayudar a la víctima a administrársela.
• Estar preparados para una RCP si fuera necesario.
¿Qué no hacer?
• Tender a la víctima, ya que aumentaríamos la dificultad res-

piratoria y la sensación de ahogo.
• Agobiarla, ponerla más nerviosa.
• Desplazarla innecesariamente.
Medidas preventivas

• Utilizar los Equipos de Protección Individual para prevenir
enfermedades respiratorias (máscaras de protección de dife-
rentes niveles, ventilaciones generales o localizadas en las
tareas que conlleven peligros…).
• Realizar un ritmo de trabajo y pausas adecuado a la exposición
y características de los materiales con los que se trabajan.
de aviso.
67

más apropiado.
Crisis convulsivas
Son contracciones involuntarias y repetidas de la musculatura

corporal. Se deben a una alteración de la actividad eléctrica cere-
bral. Hay alteración de la consciencia y desconexión del medio.
Se pueden dar en cualquier lugar de trabajo y pueden venir pro-
vocadas por traumatismos craneales, intoxicaciones (alcohol,
disolventes, drogas…), enfermedades (embolias, ictus, epilep-
sia, tumores…), bajo nivel de oxigenación (según el ámbito de
trabajo por la presencia de gases, humos o CO), bajo nivel de azú-
car y también por infecciones y en niños por fiebres altas.
Se suelen identificar cuatro fases básicas: inicial (pérdida de

consciencia), contracción (rigidez generalizada), sacudidas
(contracciones-relajaciones breves y generalizadas con saliva-
ción y pérdida de control de esfínteres) y, por último, la postcon-
vulsiva (somnolencia, desorientación, confusión…). Aunque se
pueden manifestar de formas variadas, siempre con alteración
de la consciencia.
¿Qué hacer?
• Autoprotección.
• Si nos damos cuenta de la caída, intentar suavizarla.
• Crear un entorno seguro para la víctima (apartar objetos peli-
grosos, poner un cojín bajo la cabeza…).
68
• Facilitar la respiración, aflojando la ropa.

• En la fase final asegurarnos de la apertura de la vía aérea.
• Controlar los signos vitales (consciencia y respiración).
• Colocarla en posición lateral de seguridad en la fase post-
convulsiva.
• Si la convulsión es febril, procurar bajarle la fiebre, por ejem-
plo con la aplicación de paños fríos.
• Anotar la hora de inicio, el tipo de contracciones, el estado
de los ojos, si hay relajación de esfínteres, duración de la
crisis.
• Darle tiempo para recuperarse; no atosigar, presionar o asus-
tar a la víctima; tranquilizarla.
¿Qué no hacer?
• Sujetar a la víctima por las extremidades; hay que dejar que

la crisis evolucione.
• Intentar introducir objetos en la boca para “que no se muer-
da la lengua”. No colocaremos nuestros dedos en la boca
de la víctima.
• Si está febril, bañarla en agua fría o aplicar bolsas de hielo
puede empeorar la situación.
• Zarandearla, crear tensión ambiental…
Medidas preventivas

• Realizar procesos de adaptación a los nuevos trabajadores
sin aumentar la presión propia de lo nuevo y desconocido,
conllevando estrés y situaciones psicológicas adversas para
la persona.
• Realizar un ritmo de trabajo y pausas adecuado a la carga
de trabajo evitando sobrecargas, cargas mentales...
de aviso.
69

más apropiado.
Lipotimias y síncopes
Es la pérdida o disminución de consciencia breve, ligera y de

corta duración (segundos o minutos) debido a una disminu-
ción repentina del flujo sanguíneo cerebral. Es la forma más
ligera de perder la consciencia.
Este tipo de percances se suelen dar en ambientes físicos

desfavorables como lugares con altas temperaturas (hornos),
cambios de ritmo de trabajo bruscos (bomberos, policía…) y
en cualquier trabajo por algún movimiento inadecuado.
70
¿Qué hacer?
• Si la víctima advierte el desmayo, aconsejarla que se tum-

be en el suelo, y a ser posible en un lugar con ambiente
fresco o aireado, boca arriba (en decúbito supino), elevan-
do las piernas por encima del nivel de la cabeza.
• Aflojar la ropa (corbata, cinturones, sujetadores, etc.) que
le oprima el cuello o la cintura.
• Tranquilizar a la víctima. Evitar las aglomeraciones a su
alrededor.
• Una vez recuperada, la ayudaremos, sin prisa, a sentarse
poco a poco. Si se notase que vuelve otro desmayo, hacer
que se tienda otra vez hasta que se recupere del todo.
• Si la víctima tarda en recuperarse, o pierde la consciencia,
alertar al 112 y estar preparados para realizar maniobras de
RCP. Pensar en posibles intoxicaciones ambientales y valo-
rar su seguridad.
¿Qué no hacer?
• Dejar a la víctima en un lugar inestable (sentada en una silla,

de pie…) por el riesgo de caída.
• Crear tensión ambiental (pánico…).
• Efectuar cambios bruscos de posición.
• Dar líquidos cuando el nivel de consciencia está disminuido.
• Dar bebidas alcohólicas (copita de coñac, agua del Carmen…).
• Dar medicación sin estar pautada.
71
Medidas preventivas

• Realizar controles ambientales periódicos para evitar cam-
bios bruscos de temperatura.
• Realizar un ritmo de trabajo y pausas adecuadas a la carga
de aviso.
más apropiado.
Hipoglucemias
Cuando el nivel de azúcar desciende por debajo de lo normal, la

función cerebral se ve afectada. Suele conllevar un descenso
rápido del nivel de consciencia. Se puede dar en personas sin
ningún antecedente similar anterior y sobre todo en personas
diagnosticadas con diabetes, así como en personas que se
encuentren en situaciones que pueden propiciar su aparición,
tales como ingesta de alcohol, deshidratación, aumento de la
actividad física, déficit de ingesta…
El sector laboral más afectado por este tipo de situaciones sue-

le ser el relacionado con el deporte (instalaciones deportivas,
gimnasio, etc.), donde en la actualidad los usuarios suelen ser
personas que acuden al finalizar la jornada laboral, antes de la
comida o a primera hora de la mañana, siendo en la mayoría de
72
las ocasiones personas que no han realizado ingestas alimenti-

cias apropiadas a la actividad que van a desarrollar.
También se puede dar en cualquier situación por otras circuns-

tancias, siendo importante valorar y conocer los pasos a seguir,
por la peligrosidad que puede conllevar una situación de este
tipo.
¿Qué hacer?
• Ayudar a la víctima a sentarse o tumbarse.

• Si disponemos de aparato para mirar la glucosa y sabemos
utilizarlo, lo haremos.
• Si la víctima está consciente, darle bebidas azucaradas o
comida con azúcar. Si tiene su propio compuesto de glucosa,
la ayudaremos a tomarlo.
• Si la víctima responde con rapidez, darle más de comer y de
beber y procurar que descanse hasta que se encuentre
mejor. Suministrarla también hidratos de carbono de absor-
ción más lenta.
• Le recomendaremos que se someta a un control médico
cuando esté recuperada.
• Si no mejora, controlar el
nivel de consciencia, bus-
caremos otras posibles
causas y alertaremos al
112.
• Si la víctima está incons-
ciente, alertaremos al 112
y nos prepararemos para
iniciar la RCP.
¿Qué no hacer?
• Dar a la víctima bebidas alcohólicas.

• Dar alimentos sólidos o líquidos por boca si está inconscien-
te o con bajo nivel de consciencia.
• Darle insulina.
73
Medidas preventivas

• Promover hábitos saludables, sobre todo dietéticos, entre los
trabajadores.
de aviso.
más apropiado (SVB o SVA).
Alteraciones térmicas
Cualquier trabajador expuesto a temperaturas extremas o al pro-

pio sol (peones de obra, socorristas acuáticos, vigilantes, perso-
nal sanitario de alta montaña…).
Calambres
Es el trastorno más leve de todos los expuestos. Con la sudora-

ción, perdemos abundante cantidad de agua y sales minerales,
y esto provoca que nuestros músculos pierdan capacidad de
recuperación durante la actividad o el esfuerzo.
¿Qué hacer?
• Reposo de la persona temporalmente a la sombra.

• Beber abundante agua fresca o bebidas isotónicas o gluco-
sadas.
• Según donde se produzca el calambre, dar pequeños masa-
jes o estiramientos.
• Si mejora la dolencia, moderar la actividad que desarrollaba,
evitando situaciones agotadoras, y continuar bebiendo líqui-
dos abundantes.
74
¿Qué no hacer?
• Continuar con la actividad con la misma intensidad.

• Tomar bebidas muy frías.
• Dar bebidas alcohólicas.
Insolación
Suele aparecer después de una exposición muy prolongada al sol

o bien deberse al ejercicio o trabajo físico extenuante en un ambien-
te muy caluroso. Concretamente, consiste en un agotamiento por
calor o deshidratación extrema, afectando a todo el organismo.
¿Qué hacer?
• Trasladar a la persona a un lugar fresco y a la sombra.

• Mantenerla en posición cómoda y confortable.
• Facilitar su respiración.
• Refrescar el cuerpo mediante compresas mojadas.
• Crear ventilación con el objeto de producirle algo de corrien-
te de aire.
• Si está consciente, darle de beber abundante agua fresca.
• Si las molestias son fuertes, consultar con un servicio sani-
tario. Alertar al 112.
¿Qué no hacer?
• Continuar la actividad.
• Refrescar a la víctima con agua helada.
• Darle bebidas muy frías.
• Dejar a la víctima expuesta al sol.
• Darle bebidas alcohólicas.
Golpe de calor
Es el trastorno por calor menos frecuente pero el más grave.

Puede llegar a incapacitar al organismo a adaptarse al aumen-
to de calor y no mandar sangre al cerebro. Suele surgir por la
75
realización de un esfuerzo excesivo con temperatura elevada,

creando confusión, pérdida de conciencia, etc. Es una urgencia
que precisa una rápida actuación.
¿Qué hacer?
• Alertar al 112.
• Trasladar a la víctima a un lugar fresco y a la sombra.
• Refrescar el cuerpo con compresas mojadas.
• Ventilar con el objeto de crearle algo de corriente de aire.
• Si está consciente, darle de beber abundante agua fresca.
• Si tiene convulsiones:
– Crear un entorno seguro para la víctima.

– Asegurarse de la apertura de la vía aérea.
– Controlar su respiración.
– Colocarla en posición de seguridad cuando cese la con-
vulsión.
76
¿Qué no hacer?
• Enfriar a la víctima bruscamente.

• Darle de beber agua excesivamente fría.
• Permitir que siga expuesta a la fuente de calor.
• Si convulsiona:
– Introducir objetos o nuestros dedos en la boca de la víctima.

– Sujetar con fuerza a la víctima por las extremidades, hare-
mos que la crisis evolucione.
Hipotermia
Al bajar la temperatura ambiental, nuestro organismo reacciona

provocando el estrechamiento de los vasos sanguíneos (vaso-
constricción), limitando, por tanto, el aporte de oxígeno de san-
gre a la zona periférica, con lo que se consigue que la pérdida
de calor sea menor.
¿Qué hacer?
• Alertar al 112.
• Valorar el tiempo de exposición del afectado.
• Controlar el estado de consciencia. Estar preparados para
iniciar la RCP.
• Trasladar a la víctima a un lugar cerrado, seco y caliente.
• Cambiar la ropa mojada o húmeda por ropa seca.
• Aportar calor externo, empezando por la parte exterior del
cuerpo. Debemos realizar un calentamiento gradual.
• Si la víctima está consciente, podemos darle de beber líqui-
dos calientes azucarados.
• Mantenerla en reposo.
¿Qué no hacer?
• Darle bebidas alcohólicas.

• Provocarle cambios bruscos de temperatura.
• Mantener ropa mojada o húmeda.
77
• Permitir fumar a la víctima.

• Darle friegas con alcohol o bálsamos alcanforados.
Medidas preventivas

de trabajo evitando sobrecargas.
de aviso.
gencia sanitaria y así poder enviar el recurso más apropiado.
Hipertermia
Se produce cuando la temperatura corporal se encuentra por

encima de 38 ºC. Suele producirse debido a enfermedades in-
fecciosas. Pequeñas variaciones no suelen ser peligrosas, ya
que estar expuesto a ambientes fríos o calientes puede variar la
temperatura de la piel (donde habitualmente se realiza la toma).
En cualquier sector se pueden encontrar este tipo de fiebres, o

hipertermia, destacando los lugares de ambientes húmedos y de
temperatura alta. También es verdad que este tipo de patología
puede venir dada por enfermedades adquiridas fuera del lugar
de trabajo, por lo que se deberá fomentar entre los trabajadores
líneas de comunicación para evitar este tipo de consecuencias
78
pudiendo tener origen vírico y ser de alto poder contagioso entre

los trabajadores.
¿Qué hacer?
• Mantener a la víctima fresca y cómoda, poco abrigada.

• Darle bebidas frescas y ligeras con tal de reponer líquidos
perdidos por el sudor.
• Refrescala con agua tibia, por medio de compresas, como
regla general.
• Seguir la pauta de medicación (antitérmicos) recomendada
por su médico.
• Acudir a su centro de salud si está preocupado por su esta-
do o tiene algún antecedente de interés.
• Solicitar ayuda si hay:
– Deterioro del nivel de consciencia.

– Respiración dificultosa.
– Mareo con imposibilidad para ponerse de pie.
– Aparición de manchas en la piel.
– Si la fiebre dura más de 48 horas.
¿Qué no hacer?
• Abrigar y tapar a la víctima “para que sude”.

• Darle bebidas calientes.
• Bañarla o ducharla con agua fría.
• Darle antibióticos u otra medicación no prescrita por su mé-
dico para la situación.
• Exponerla a corrientes de aire.
Medidas preventivas

79

de aviso.
más apropiado.
los valores especificados por la legislación vigente y las ca-
racterísticas del trabajo.
Vértigos
Es la alteración del sentido del equilibrio. Es una sensación anor-

mal de movimiento, sintiéndose la víctima mareada, como si
estuviera girando y sin estabilidad.
Este tipo de patología puede producirse por diferentes causas, en

el lugar de trabajo, en ocasiones por cambios de intensidad de luz,
intensidad física requerida, actividades muy específicas que re-
quieran una mayor concentración o simplemente por antecedentes
similares que pueden conllevar este percance, con lesiones muy
peligrosas como caídas, golpes, inconsciencias, etc.
¿Qué hacer?
• Proporcionar a la víctima un sitio estable y seguro.

• Recomendarla que se siente o se tienda cómodamente.
• Preguntarle si ha tenido anteriormente episodios de vértigo o
similares.
• Si la víctima tiene tratamiento pautado específico para el vér-
tigo o las náuseas, la ayudaremos a tomárselo.
• Si el cuadro no mejora, buscar consejo médico. Ponerse en con-
tacto con su centro de salud o alertar al 112.
80
¿Qué no hacer?
• Dejar sola a la víctima.

• Realizar movilizaciones innecesarias.
• Dar medicación si no está pautada.
Medidas preventivas

• Realizar controles lumínicos periódicos para evitar cambios
bruscos de iluminación que puedan afectar a trabajos espe-
cíficos o generales (miniaturas…).
de aviso.
Vómitos y diarreas
Este tipo de lesión suele deberse a irritación del aparato digestivo

por diferentes motivos, tales como comidas copiosas, reacciones
alérgicas, ingesta de alcohol…
También se puede ver en cualquier ámbito laboral, ya que, como

hemos comentado anteriormente, no tiene una causa única, sino
que diferentes factores pueden facilitar su aparición.
¿Qué hacer?
• Tranquilizar a la víctima si está vomitando.

• Facilitar la ingesta de líquidos en pequeños sorbos.
81
• Si vuelve a tener apetito, ingerir cosas ligeras, digestivas, sin

especias.
• Reevaluar el estado de la víctima periódicamente.
• Si el estado de la víctima es preocupante, si los vómitos o la dia-
rrea no ceden, debe acudir a su centro de salud o llamar al 112.
¿Qué no hacer?
• Dar medicación si no está pautada por el médico.

• Dar grandes cantidades de líquido (puede provocar el vómito).
• Dar bebidas estimulantes, fuertes o con gas (café, colas…).
• Forzar la ingesta de alimentos.
• Dar alimentos pesados o con especias.
Intoxicaciones
Cualquier sustancia que, una vez introducida en el organismo,

es capaz de lesionarlo, ya sea a largo o a corto plazo o bien de
manera inmediata, será considerada como un agente tóxico
para el organismo. Habrá que conocer la tipología, la cantidad,
el medio de entrada al organismo (digestivo, respiratorio o cutá-
neo), tiempo de exposición…
¿Que hacer?
• Alertar urgentemente al 112 tras asegurar la zona si tenemos

medios, capacidad y material para realizarlo por nosotros
mismos.
• Protegerse ante la autoin-
toxicación.
• Eliminar el riesgo o alejar a
la víctima de dicho riesgo.
• Asegurar la permeabilidad
de la vía aérea.
• Identificar el tóxico, la can-
tidad y el tiempo que ha
pasado desde la exposi-
ción al mismo.
82
• Recoger, si se puede, una muestra de tóxico.

• Airear la estancia en caso de disolventes o hidrocarburos.
• Estar preparados para iniciar la RCP.
• Llamar al 112 o al teléfono de toxicología (91.562.04.20) para
obtener información o alertar a los servicios de emergencia.
¿Qué no hacer?
• Administrar remedios caseros.

• Provocar el vómito, si no nos lo han recomendado los servi-
cios especializados.
• Entrar en el lugar del siniestro si no es seguro el lugar.
• Demorar la solicitud de ayuda especializada (sanitarios, bom-
beros, policía…).
3.11. Picaduras y mordeduras de animales

Cualquier entorno es válido para sufrir este tipo de ataque. De
todas formas, tienen más probabilidades las personas que tra-
bajan al aire libre y cerca de vegetaciones como agentes fores-
tales, guías de la naturaleza, arqueólogos, etc.
También en zonas grandes tipo almacenes, donde existen gran

cantidad de huecos, agujeros y lugares más apartados pueden
aparecer insectos o animales peligrosos para nuestra integridad
y contagio de enfermedades.
¿Qué hacer?
• Tomar precauciones por posibles picaduras a nosotros, a

otras personas o de nuevo a la víctima.
• Calmar a la víctima y mantenerla sentada o tumbada.
• Limpiar la picadura como si fuese una herida, siempre que
no hubiera existencia de aguijón o similar.
• Colocar compresas frías, lo que aliviará el dolor y el picor.
• Alertar al 112 si observáramos una rápida evolución de la
hinchazón o enrojecimiento, así como si comenzara a perder
83
el nivel de consciencia, dificultad respiratoria u otros signos

evidentes de shock (es un deterioro del estado circulatorio
caracterizado por una falta de perfusión de los órganos vita-
les, que si no es corregida, puede llevar a la muerte. Estos
signos suelen manifestarse en forma de bajo nivel de cons-
ciencia, dificultad respiratoria, taquicardia, taquipnea, sudo-
ración profusa, palidez, ansiedad, inquietud, náuseas, etc.).
¿Qué no hacer?
• Frotar o rascar la zona de la picadura.

• Aplicar calor local.
• Poner pomadas o ungüentos.
• Intentar quitar el aguijón si no tenemos medios o no sabe-
mos cómo hacerlo.
• Favorecer el movimiento de la víctima.
• Tomar medicamentos sin prescripción de un médico.
• Evitar acudir a un centro de salud o alertar al 112 si observa-
mos empeoramiento de la víctima.
Medidas preventivas

• Utilizar los Equipos de Protección Individual para prevenir
picaduras y mordeduras (guantes, manga larga…).
de aviso.
84
4. Salud laboral
Para entender desde un punto de vista general la definición
o lo que se puede entender como “salud laboral”, debemos
conocer unos términos básicos que nos hagan ver los dife-
rentes aspectos a los que estamos expuestos como trabaja-
dores.
Muchos de estos agentes externos o internos que pueden

llevarnos a tener algún tipo de lesión física o psíquica no
tienen por qué aparecer en el mismo entorno laboral; algu-
nos de ellos, como el estrés, pueden tener su origen en el
trabajo, pero seguramente aparecerán en el momento que
más tranquilos, relajados e incluso cuanto más lejos este-
mos de nuestra empresa (lo veremos detalladamente más
adelante).
4.1. Higiene laboral

El término de “higiene industrial” o “higiene en el trabajo”, tan
utilizado en la actualidad con demasiada facilidad, pero no
siempre bien utilizado, lo único y fundamental que nos viene
a decir es que tenemos que prevenir los posibles riesgos
existentes en el lugar de trabajo para evitar, reducir o minimi-
zar, en la medida de lo posible, la aparición de una enfermedad
profesional por exposición a la acción de agentes ambientales
presentes en el puesto de trabajo, mediante la aplicación de
unas técnicas determinadas.
Algunos de los objetivos a cumplir por la higiene laboral son:
• Conocer las características de los principales agentes quími-

cos, físicos o biológicos y sus efectos asociados.
• Detectar la presencia en el ambiente de factores que puedan
conllevar algún daño para la salud.
• Evaluar los agentes presentes en el medio laboral, su concen-
tración, nivel o intensidad.
85
• Establecer los valores de

base o límites mínimos y má-
ximos, a partir de los cuales
se pueda garantizar la salud
del trabajador durante su ex-
posición en una jornada labo-
ral.
• Aplicar las medidas correc-
toras que se consideren ne-
cesarias para evitar, elimi-
nar o minimizar los posibles
riesgos detectados.
Para seguir entendiendo de una

forma más práctica y más fácil
de aplicar u observar durante
el desarrollo de nuestras fun-
ciones en el trabajo, vamos a
ver una serie de ejemplos a
continuación.
Ejemplos de agentes físicos

presentes en el lugar de trabajo:
• Radiaciones electromagné-
ticas como microondas, ra-
diación infrarroja, radiación
ultravioleta, etc.
• Ruido generado por maqui-
naria pesada, garajes, ofici-
nas administrativas, ascen-
sores, cocinas, etc.
• Zonas de trabajo con exce-
so de iluminación para fun-
ciones o mala proyección de
la misma (monitores de or-
denador, reflejos, etc.), así
como la falta de iluminación
86
4. Salud laboral
para labores más minuciosas (tareas de pequeña costura o

trabajos de pedrería).
• Vibraciones por utilización de diferentes máquinas de trabajo
(taladradoras, lijadoras, etc.).
• Temperaturas extremas o cambios excesivos de las mismas y
humedades, ya sea por una mala ventilación general del lugar de
trabajo o por un puesto de trabajo mal desarrollado y planificado
(trabajar al aire libre, almacenamiento de congelados, hornos,
etc.).
Ejemplos de agentes químicos presentes en el lugar de trabajo:
• Vapores existentes en el ambiente que provienen de pinturas,

gasóleos, etc.
• Materias en suspensión (partículas) generadas por lijados,
cortes y otros procesos de manipulación de diferentes materia-
les (por ejemplo madera).
• Aerosoles líquidos proyectados con pistolas a presión (pintura
de paredes, mobiliario, etc.).
Ejemplos de agentes biológicos presentes en el lugar de trabajo:
• Enfermedades infecto-contagiosas que pueden encontrarse

en desechos o en materiales de trabajo (agujas, jeringas, cris-
tales, etc.), así como en otras personas o trabajadores tales
como VIH, hepatitis, tuberculosis, etc.
• Apariciones de alergias por contacto con microorganismos
(bacterias, parásitos, etc.).
87
Ejemplos de higiene personal en el lugar de trabajo:
• Problemas de olores y lesiones por falta de higiene personal

tipo hongos, rozaduras, etc.
• Problemas de imagen en ciertos trabajos de cara al público o
peligros durante maniobras de manipulación de materias
(pelo suelto, barba, vender imagen en ciertos puestos de tra-
bajo…).
Una vez que conocemos los diferentes riesgos a los que nos
enfrentamos cuando hablamos de higiene laboral, también es ne-
cesario saber las diferentes formas o vías de entrada en nuestro
organismo para causarnos el daño.
La más habitual para la entrada de agentes químicos y biológicos

es la vía inhalatoria (nariz y boca), por donde pueden entrar los
gases, aerosoles, humos y otros productos volátiles presentes en
el ambiente laboral, llegando a la faringe, la laringe, la tráquea, los
bronquios, los alveolos pulmonares y los pulmones.
88
4. Salud laboral
La vía dérmica o cutánea (a través de la piel) es más difícil de

encontrar, pero existen agentes ambientales capaces de atrave-
sar esa defensa natural incluso en condiciones sanas, aumen-
tando la facilidad de la entrada a nuestro organismo si existieran
heridas, erosiones e irritaciones.
La vía digestiva es otra de las vías de acceso más habituales,

siendo ésta por descuido del trabajador habitualmente o por no
tener las condiciones de trabajo óptimas, produciendo un des-
censo en la atención de la actividad desarrollada, conllevando
su posible entrada por ingesta de alimentos o bebidas en mal
estado o contaminadas.
La vía parenteral es una de las más conocidas y de las más pre-

venidas, ya que los Equipos de Protección Individual y la correc-
ta atención en las labores que estamos realizando prácticamen-
te eliminarían este tipo de entrada de agentes biológicos en
nuestro organismo (cortes, heridas y pinchazos, así como expo-
sición a ciertos agentes peligrosos).
Y la menos conocida, pero no por ello la menos peligrosa, es la

entrada por vía conjuntiva producida por exposición a salpicadu-
ras o agentes aéreos, o radiaciones como las producidas en los
trabajadores de soldadura que sufren lesiones oculares.
Con estos conocimientos básicos y generales sobre la higiene

laboral esperamos que todos nosotros seamos capaces de en-
tender mejor otro tipo de lesiones que nos pueden ocurrir sin
apenas darnos cuenta, o dándole poca importancia a diferentes
agentes expuestos en el trabajo, por lo que aprovechamos para
recordar que lo mejor es una buena prevención.
4.2. Seguridad laboral

La seguridad en el centro de trabajo es posiblemente la discipli-
na de la prevención de riesgos laborales más extendida y más
conocida, ya que, al basarse principalmente en aspectos físicos,
89
visibles y fácilmente medibles, se pueden dar a conocer con

cierta facilidad entre los trabajadores y la propia organización de
la empresa.
Cuando aplicamos la seguridad lo único que estamos realizan-

do es aplicar una conducta preventiva, corporativa y de pro-
tección para todos los miembros de la organización, buscando
el “cero accidentes”. Para conseguirlo debemos evitar conduc-
tas arriesgadas y peligrosas que puedan llevar acarreadas
dolencias, lesiones o incluso la muerte.
Como en toda actividad laboral, existen siempre unos riesgos,

en la disciplina de la Seguridad Laboral, que son más sencillos
de reconocer:
• Condiciones generales de los locales.

• Maquinarias y equipos de trabajo.
• Herramientas manuales o mecánicas.
• Equipos de elevación y transporte.
• Manipulación mecánica de cargas.
• Manipulación manual de cargas.
• Condiciones de almacenamiento de los materiales.
• Utilización de equipos electrónicos.
• Utilización de la electricidad.
• Condiciones de protección contra incendios.
• Condiciones de los planes de evacuación.
En un principio, según el sector laboral al que pertenezcamos,

pensaremos que estos factores de riesgo expuestos están
íntimamente relacionados con las fábricas, almacenes y cons-
trucción, pero en realidad si ponemos algún ejemplo de otros
trabajos como una oficina, también están expuestos continua-
mente a estos riesgos.
Por ejemplo, una persona que trabaja en una oficina o despacho

durante ocho horas diarias sentado en una mesa frente a un orde-
nador está expuesta a una incorrecta utilización de los medios
eléctricos, a un riesgo mayor de incendios y a una incorrecta
90
4. Salud laboral
evacuación (espacios confinados y a veces no bien señalados), a

una incorrecta manipulación de cargas (folios, ordenadores, cajas
de documentos…), a unas condiciones inapropiadas de construc-
ción del local en el que trabaja, etc.
Lo que venimos a decir con este ejemplo es que todo trabajador

en activo, así como el personal externo que pueda acceder a
nuestras instalaciones de la empresa, está expuesto constante-
mente a riesgos, de todo tipo y en especial los relacionados con
la seguridad, ya que éstos son fácilmente evitables, siempre y
cuando se aplique el sentido común y se sigan las normas de
seguridad básicas.
El personal externo tiene aún mayor riesgo que nosotros en

nuestras instalaciones, debido al desconocimiento de las mis-
mas, por lo que se recomendará siempre el ir acompañado,
91
guiado e instruido para la seguridad por algún trabajador capa-

citado para esta tarea.
En este apartado se podría incluir la Inspección de Seguridad,

pero consideramos que las inspecciones deben ser aplicadas
a todas las disciplinas de la prevención de riesgos laborales,
por lo que hemos dedicado un apartado más adelante para su
correcta aplicación y conocimiento junto con la evaluación de
riesgos. Consideramos que las inspecciones laborales se deben
aplicar como un conjunto de riesgos, agrupando los físicos y los
psíquicos.
4.3. Ergonomía
Otro de los términos utilizados en PRL, de los cuales se tiene
menos conocimiento de él, es la ergonomía. Para entender la
definición de ergonomía, basta con decir que es el estudio de los
factores humanos de cada persona con el ambiente y la maqui-
naria de trabajo, o sea, por mucho que la persona sea relativa-
mente adaptable a la maquinaria y al puesto de trabajo, lo que
trata la ergonomía es de poner unos límites de adaptabilidad y
que sea la maquinaria o puesto de trabajo quien se adapte a la
92
4. Salud laboral
persona, para no forzar o producir accidentes o enfermedades

laborales.
Y profundizando un poco más, este término también se aplica a

situaciones de la vida diaria que puedan afectar a la persona,
como malos hábitos deportivos, posturas durante el descanso,
actividades de tiempo libre, etc.
Por lo tanto, si leemos todos los puntos relacionados con la

salud laboral, nos daremos cuenta de que están relacionados
entre ellos, ya que son complementarios.
Por ejemplo, la higiene industrial trata de evitar las enfermedades

laborales y la ergonomía estudia los diferentes factores que
influyen en el trabajador (temperatura, vibraciones…). Asimismo,
la seguridad laboral busca los denominados “cero accidentes” y la
ergonomía trata de estudiar los factores de desencadenamiento
de los mismos (malas posturas, hábitos incorrectos…).
Existen diferentes tipos de estudios ergonómicos tales como:
• Ergonomía geométrica: estudia las condiciones del tamaño

del puesto de trabajo, considerando al hombre como un ser
móvil con unas necesidades de espacio.
• Ergonomía ambiental: busca el bienestar del trabajador,
estudiando los factores ambientales que puedan afectarle.
• Ergonomía temporal: estudia los ritmos de trabajo, horarios
y jornadas laborales, la carga física producida, etc.
• Ergonomía de seguridad: busca conservar la integridad físi-
ca del trabajador, utilizando criterios ergonómicos (diseños de
materiales y puestos de trabajo, proyecto de instalaciones…).
• Ergonomía de la comunicación: estudios de procesos cog-
nitivos del hombre producidos desde la introducción y empleo
de nuevos procesos laborales como los ordenadores y las
pantallas de visualización de datos.
Si nos damos cuenta de la realidad y de los trabajos realizados

por cada uno de nosotros a lo largo de nuestra vida laboral,
93
seremos conscientes de los

problemas que han ido me-
jorando (y quedan aún por
mejorar) en el diseño de los
trabajos y maquinarias que
han existido. Aun así, los pro-
blemas o dolencias más
destacadas por los traba-
jadores en activo en el de-
sarrollo de sus funciones
siguen siendo las relaciona-
das con daños físicos como
dolor de espalda y dolor de
cuello-nuca, lesiones muy
habituales por malos hábi-
tos posturales y bajo segui-
miento de la vigilancia de la
salud y de los responsables
del diseño del puesto de tra-
bajo.
Como venimos exponiendo en todo el presente libro, la preven-

ción es el paso principal y fundamental en cualquier trabajador y
empresa, para minimizar o evitar los accidentes laborales, enfer-
medades laborales y, por lo tanto, poder encontrar el “cero acci-
dentes”.
4.4. Consejos sobre higiene postural

La prevención de lesiones durante el horario de trabajo viene
dada, en gran parte, por adoptar unas posturas ergonómicas
correctas y apropiadas a la actividad a desarrollar.
Aplicar conductas adecuadas y tener unos hábitos saludables

(hacer deporte, descansar, alimentarse de forma correcta…)
pueden conseguir una prevención y una mejora de nuestra salud
importante.
94
4. Salud laboral
Sentado
Una de las posiciones más

utilizadas a lo largo del día
laboral e incluso en nuestro
tiempo libre es la posición de
sentados. Si mantenemos ma-
las posturas continuadas, mo-
vimientos erróneos o al colocar
el asiento de forma inadecua-
da, podemos ir generando ten-
siones articulares y muscula-
res que conllevarán lesiones
a medio plazo sin conocer el
origen en muchas de las oca-
siones, ya que no tendemos
a asociar las lesiones apareci-
das con las malas posturas
diarias.
Altura
Los pies deben apoyarse completamente en el suelo y mantener

las rodillas al mismo nivel o por encima de las caderas. Los repo-
sapiés existentes en algunos lugares de trabajo que se colocan
en el suelo, bajo las mesas o escritorios deben situarse con una
inclinación entre 0º y 15º sobre el plano horizontal.
Respaldo
La silla, con una suave prominencia en el respaldo, debe suje-

tar la espalda en la misma postura en la que la columna está al
estar de pie, es decir, respetando las curvaturas normales.
Los respaldos de las sillas deben ser ajustables en altura e incli-

nación y respetar el arco lumbar, o sea, sentirnos apoyados y
sujetos. Este tipo de respaldos con diferentes posiciones se
ajustarán de forma eficaz a las diferentes espaldas.
95
Uno de los problemas existentes de las sillas o asientos en el

trabajo son los que disponen de giro o ruedas giratorias, ya que
permiten la posibilidad de realizar giros del tronco de la perso-
na, en vez de realizar el movimiento con el cuerpo entero, evi-
tando posturas forzadas.
Otro consejo básico al trabajar en posición de sentados duran-

te muchas horas consecutivas es la de levantarse y dar un
pequeño paseo cada 40-50 minutos aproximadamente, aprove-
chando esos momentos para ir al lavabo, comer algo de fruta o
entablar pequeñas conversaciones con otros compañeros y
compañeras, siempre que sea posible (todo ello son hábitos
saludables que nos reforzarán tanto de manera física como psí-
quica).
Trabajar con el ordenador
El ordenador ha sido unos de los mayores avances existentes en

las últimas décadas. Ha sido de gran importancia en el trabajo
actual y creando nuevas profesiones y, cómo no, nuevas lesiones.
La pantalla de visualización de datos debe ser de baja radiación,

poder orientarse y poder inclinarse para adaptarse a cada perso-
na. Nunca deberá colocarse a menos de 45 cm de distancia fren-
te a los ojos y preferiblemente a su misma altura (o ligeramente
96
4. Salud laboral
por debajo), no a los lados de la mesa, ya que nos obligaría a

realizar posturas forzadas.
El teclado y el ratón del ordenador deberán estar bajos, para no

obligar a levantar los hombros y forzarlos, o tener la posibilidad
de apoyar los antebrazos en la mesa.
El teclado no deberá superar los 25 grados de elevación, exis-

tiendo para estas posturas unas pestañas traseras en el mismo,
dando la posibilidad de tenerlo plano o ligeramente elevado.
97
Los brazos y antebrazos deben estar rectos y alienados al tecla-

do, con los codos flexionados a 90 grados aproximadamente,
utilizando también un reposamanos de al menos 10 cm de pro-
fundidad para reducir la tensión estática.
El ratón deberá ser ergonómico

y preferiblemente inalámbrico o
con un cable “generoso” para
dejar al brazo que lo utilice con
movimientos libres y cómodos,
con posibilidad de variarlos
según nuestra función y conti-
nuidad de postura. Siempre que
se pueda por habilidades propias, se recomendará cambiar el ratón
de mano para no sobrecargar la muñeca predominante.
La iluminación debe ser,

dentro de lo posible, natural
y evitar reflejos en la panta-
lla, para evitar deslumbra-
mientos, movimientos pos-
turales y lesiones paulatinas
de la capacidad visual.
En la mesa de trabajo, se
deberán colocar los objetos
imprescindibles como telé-
fono, teclados, agendas,
etc., en un radio no superior
a 70-80 cm. El resto de materiales que utilicemos con menos
frecuencia se colocarán a mayor distancia, obligándonos a cam-
biar de posición cada cierto tiempo y así minimizar tensiones
articulares y musculares.
También es recomendable evitar giros continuados del cuello, por

lo que, aplicando las recomendaciones anteriores, tendremos
todo el material necesario para un trabajo eficaz, relativamente
cerca de nuestro círculo y así evitaremos posturas forzadas.
98
4. Salud laboral
Conducir el coche
Como todos sabemos, cuando nos sacamos el carné de condu-

cir, la posición ideal, más ergonómica y segura para la conduc-
ción es la que nos permita alcanzar los pedales sin estirar las
piernas, mantener la espalda bien apoyada en el respaldo del
vehículo, las rodillas al mismo nivel de las caderas o ligeramen-
te por encima de ellas:
1. Espalda apoyada en el
respaldo.
2. Rodillas al nivel de las
caderas.
Desde la posición de senta-

do, como hemos dicho ante-
riormente, deberíamos girar
la totalidad del cuerpo para
realizar los movimientos, y no
movimientos parciales, ya
no sólo por las tensiones
que podemos producirnos,
sino también por el peligro
que conlleva durante la con-
ducción (colocaremos todo
lo que podamos tener que
utilizar en un momento dado,
cerca del volante, si no estuviera ya integrado en él, por ejemplo
micrófonos, bluetooth... Hay que realizar pequeñas paradas para
evitar tensiones en la conducción.
Manejo de cargas
Aunque la musculatura de nuestro cuerpo y las tareas diarias

puedan obligarnos a realizar tareas de carga, debemos enten-
der que el ser humano actual dispone de instrumentos más que
seguros y sencillos de utilizar para evitar cargas innecesarias y,
por lo tanto, evitar lesiones.
99
Carga vertical apropiada
Debemos doblar las piernas, no más de 90 grados respecto del

suelo, mantener la espalda recta o ligeramente arqueada hacia
atrás (obligamos a forzar los músculos de las piernas y no los
músculos lumbares), los pies correctamente apoyados en el
suelo y ligeramente separados (no más de las caderas) y man-
tener el peso lo más cerca posible de nosotros.
Al levantar el peso, tendremos

que estirar las piernas (llevando
éstas prácticamente toda la car-
ga), y seguiremos manteniendo
la carga cerca del cuerpo. Tam-
bién es recomendable no levan-
tar más del peso que podamos
controlar (aproximadamente un
máximo de 20 kg, aunque de-
pende de la persona).
Si el peso lo consideramos ex-

cesivo para nuestra capaci-
dad, mantendremos las pier-
nas ligeramente flexionadas
mientras lo trasladamos y lo
cargamos y, en su caso, soli-
citaremos ayuda.
Transporte de la carga
En todo caso, si se debe transportar la carga, hay que hacerlo

lo más cerca posible del cuerpo. Llevar el peso con los brazos
extendidos puede hacer que su columna soporte una carga
hasta diez veces superior al peso que está cargando. Si el
peso de la carga es considerable, mientras la transporta ande
con las rodillas flexionadas. No se incline nunca con las pier-
nas estiradas, ni gire, mientras esté sosteniendo un peso en
alto.
100
4. Salud laboral
4.4. Psicosociología
Y, por último, pero no el menos importante, vamos a conocer
uno de los riesgos más extendidos en la sociedad actual y que
todo trabajador habrá sufrido en mayor o menor medida duran-
te sus ciclos vitales, personales y laborales: los riesgos psicoso-
ciales, los cuales pueden conllevar accidentes, bajas e incluso
enfermedades laborales.
La psicosociología como técnica preventiva estudia los facto-

res psíquicos y sociales existentes en el trabajo, que pueden
originar lesiones, enfermedades y, en general, pérdida de la
salud de los trabajadores.
Una definición sobre los riesgos psicosociales realizada por

la Organización Internacional del Trabajo es: “Las interaccio-
nes entre el trabajo, su medio ambiente y las condiciones de
su organización, por una parte, y, por otra, las capacidades
101
del trabajador, sus necesidades, su cultura y experiencias,

todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, pue-
den influir en la salud, en el rendimiento y en la satisfacción
en el trabajo”.
Este tipo de estudio, por error, comienza a realizarse cuan-

do aparecen en el trabajador situaciones de tareas repetiti-
vas, infravaloración de destrezas, expectativas no cubier-
tas, presión social, inseguridad laboral, etc., por lo tanto, se
aplica habitualmente tarde, ya que debemos ver claramen-
te que cualquier persona puede encontrarse dentro de este
riesgo por muy bien que parezca estar durante su jornada
laboral.
En el lugar de trabajo, la empresa debería prever y prevenir

ciertas circunstancias que aparecen por las condiciones de
trabajo del día a día, para evitar posibles pérdidas de la salud
de sus trabajadores, realizando actividades grupales, accio-
nes formativas, estudios de satisfacción, etc., y así poder
conocer en todo momento la situación más agradable para el
trabajador.
El insistir en este tipo de riesgos, el psicosocial viene dado por

la necesidad emergente de reconocerlo a nivel público y por las
instituciones como tal, ya que, hasta la fecha, todavía sigue
siendo el gran desconocido y apartado de los accidentes o
enfermedades laborales que salen en los medios (los físicos).
Pero, en innumerables ocasiones, estas posibles lesiones físi-
cas tan fáciles de demostrar, en ciertas ocasiones, lo que
están ocultando en la realidad es un “accidente psicosocial”
que el cuerpo humano o la mente en particular no es capaz de
sacar o de exponer claramente (falta de integración laboral,
falta de promoción en la empresa, ambiente laboral entre com-
pañeros, estrés, etc.).
Estos “accidentes psicosociales” aparecen fácilmente en los lu-

gares menos sospechados como oficinas, puestos de dirección
o de cierta responsabilidad, tareas de negociación, coordinación,
102
4. Salud laboral
publicidad, sueldos por objetivos, etc., donde visualmente todos

los trabajadores están en ciertos puestos de trabajo cómodos,
adinerados y relativamente envidiados por otros trabajadores,
apartados de las inclemencias meteorológicas, con dificultad de
tener accidentes físicos, etc., pero con un nivel de exigencia, pre-
sión desde la dirección u otros departamentos y por conseguir el
objetivo final, que puede conllevar este tipo de lesión no física
(del todo).
Es verdad que en las últimas Encuestas Nacionales de Condi-

ciones de Trabajo (2003 y 2007) el estrés no es la primera cau-
sa de baja laboral, es la segunda, pero ha pasado de un 5,3%
en 2003 a un 27,9% en 2007, dentro de las personas que han
sufrido dolencias o afecciones atribuidas al trabajo.
También debemos destacar que ya el estudio realizado por la

Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida
y Trabajo en 1999 reflejó que un 28% de los trabajadores de
la Unión Europea padecían estrés laboral, y que la única dolen-
cia que la superaba eran las afecciones musculoesqueléticas,
destacando los dolores lumbares y cervicales.
Lo que se puede deducir por este crecimiento tan desmedido es,

principalmente, que a día de hoy están empezando a conside-
rar como un accidente real los factores psicosociales, así como
los trabajadores comienzan a expresarse con mayor libertad
sobre sus dolencias, sin tener que ocultarse detrás de lesiones
musculoesqueléticas u otra afección en particular.
También coincide con un mayor crecimiento del sector servicios

y las exigencias de calidad que ello conlleva (docencia, sanidad,
servicios de empresa, etc.), así como la edad de los afectados
en mayor número, de 24 a 34 años, franja de edad de personas
que empiezan a tener ciertos cargos de responsabilidad laboral,
responsabilidad personal y toma de decisiones que les podrán
marcar para el resto de su vida (cambios de trabajo, unión de
parejas, compras de viviendas, finalización de estudios superio-
res y entrada al mundo laboral…).
103
Los riesgos psicosociales son a los que se les presta aún menos
atención, pero son los que más están creciendo, entre ellos, los
que vamos a comentar a continuación de forma particular, aunque
en ocasiones interactúen conjuntamente, son los considerados
más relevantes.
El “mobbing”
Es el riesgo más destacado en los últimos años por los medios

de comunicación y por las grabaciones de los móviles y cáma-
ras de seguridad en los trabajos es el comúnmente conocido
con un término inglés denominado mobbing.
El mobbing o acoso psicológico laboral (también se le cono-

ce como acoso moral u hostigamiento laboral) tiene por obje-
tivo intimidar, humillar, consumir emocionalmente e intelec-
tualmente al trabajador (sea subordinado o un compañero
más) con el único propósito de apartar o eliminar a la perso-
na de la organización para la que trabaja, o simplemente el
hecho de satisfacer ciertas conductas de controlar, agredir o
destruir a una persona cercana. También se podrá considerar
acoso laboral por otras personas ajenas al núcleo del proble-
ma cuando presencien estos actos y los apoyen o hagan la
vista gorda, considerándose cómplices del acosador o del
grupo de acosadores. El miedo es libre, pero el acoso es un
delito.
También debemos dejar claro que existen diferencias claras

entre un acoso laboral y unos simples roces o discrepancias
entre compañeros o superiores ante una toma de decisión o
una convivencia en la empresa. No todo el mundo piensa igual
que nosotros. Por lo tanto, el respeto mutuo y el don de la
palabra tendrán que prevalecer siempre para buscar el objeti-
vo final de la forma más consensuada posible, respetando a
todas y cada una de las personas que se puedan ver afecta-
das (a veces es complicado, pero debemos dirigirnos hacia
ese criterio).
104
4. Salud laboral
Para poder conocer las diferencias entre los que se considera

acoso laboral y no, debemos tener presente las fases por las
que pasa un acoso laboral.
La primera fase, y la que suele ser más corta, es la del con-

flicto. Se genera por problemas interpersonales no resueltos
anteriormente o por deficientes e inadecuadas gestiones de la
organización ante toma de decisiones o puestas en común.
En ocasiones, puede desaparecer o pararse el acoso en esta
fase, por cambios de la dirección de la empresa, de proyectos
o simplemente nuevas actitudes de las personas.
La fase de acoso es más prolongada que la anterior y se carac-

teriza por un hostigamiento contra el desarrollo diario de su tra-
bajo, agresiones verbales, dificultar la comunicación…, donde el
afectado no entienda lo que está sucediendo; puede llegar a
negar la evidencia y no encuentra apoyo, sino incomprensión.
Debe tratar el problema con la persona concreta o con la direc-
ción de la empresa lo antes posible.
La tercera fase es la de intervención desde la empresa, pudién-

donos encontrar una actitud positiva para arreglar el conflicto
mediante los pasos necesarios y que no vuelvan a aparecer.
O podemos encontrarnos con actitud negativa por parte de la

empresa, conllevando un círculo peligroso de acoso, ya que, en
cierta manera, la empresa está apoyando al acosador por no
poner los mecanismos necesarios para frenar el problema que
se está generando.
En esta actitud negativa podemos comprobar que el hostigador

u hostigadores aumentan su presión y confirman sus acciones,
ya que, como hemos comentado, la empresa no se ha presta-
do a ver el problema o, en realidad, está de acuerdo o lo ha
generado ella misma.
La cuarta fase o de marginación es la más dura para el trabaja-

dor acosado, ya que comprueba por sí mismo que el problema
105
no va a tender a desaparecer o a mejorar, consiguiendo su sali-

da de la institución para la que trabaja, o mediante bajas médi-
cas sucesivas que conllevan cierta invalidez, autoexclusión,
despido del trabajador, etc.
Se considera acoso laboral No se considera acoso laboral

(pero puede conllevar un factor de riesgo)
Acciones repetitivas. Acciones aisladas.
Acciones prolongadas. Acciones puntuales.
Desprestigio personal o laboral. Autoritarismo excesivo de un superior.
Manipulación de personas. Conflictos laborales.
Pueden existir problemas personales. Malas condiciones de trabajo.
Las malas condiciones laborales se utilizan Ciertos trabajos individuales o aislados
para la agresión personal. por necesidad del mismo.
Hacer el vacío al trabajador. Comentarios personales no invasivos.
Generar mentiras o rumores sobre temas Falta de comunicación o mala organización
personales. del trabajo.
Ocultar información o dificultarla. No mejorar laboralmente por falta de méritos.
Humillar y hostigar a la persona. Roces o tensiones, conflictos.
Crear cierta invalidez en la persona. Ineficacia para realizar un trabajo.
Una vez más, nos remitimos a esa palabra clave que destaca-
mos en todos y cada uno de los capítulos del presente libro: la
prevención es la mejor acción.
Violencia laboral
Por desgracia, es un problema presente en el día a día y lo sue-

le sufrir mayoritariamente un perfil concreto de trabajadores con
características comunes como portar o trabajar con dinero o ma-
teriales de valor, atención al cliente, horas con menos presencia
de gente, trabajos solitarios o aislados, servicios sanitarios, servi-
cios de seguridad…
Sin intención de justificar este comportamiento, suelen ocurrir

en ocasiones en momentos de crisis económicas, así como por
personas altamente conflictivas e inestables emocionalmente
106
4. Salud laboral
que tienden a tener comportamientos agresivos por un lucro pro-

pio, ajeno o por satisfacer necesidades personales de autoridad,
intimidación o poder.
En este punto podemos ver claramente cómo en ciertos matices

se relacionan los diferentes riesgos psicosociales que estamos
comentando.
Aunque estos episodios de violencia laboral suelen aparecer

de forma esporádica, debemos realizar acciones preventivas,
tomar decisiones inmediatas y apoyarnos en los diferentes de-
partamentos especializados en contratación y recursos huma-
nos para eliminarlos o minimizarlos dentro de lo posible. No
debemos caer en el error de basarnos en actitudes, prejuicios
o estereotipos erróneos por antecedentes o imagen de los tra-
bajadores. Todos somos iguales.
Insatisfacción laboral
Este riesgo psicosocial es más difícil de diagnosticar claramen-

te, ya que son las propias ideas, metas, ilusiones e intereses del
trabajador por su propio trabajo los que le llevarán a poder caer
en él. También puede aparecer ante la mala o distorsionada
información de un puesto de trabajo concreto y su futuro a cor-
to y medio plazo expuesto desde un principio.
La actitud positiva siempre se deberá considerar como un fac-

tor de prevención ante cualquier circunstancia laboral o perso-
nal, pero concretamente en este riesgo que comentamos se
va a considerar fundamental para evitar su aparición. El pro-
ceso adaptativo de una persona a las diferentes circunstan-
cias que pueden aparecer durante toda su vida laboral es
básico para mejorar como trabajador y sobre todo como per-
sona.
Un buen trabajo en equipo, conductas laborales positivas y un

control de la salud física y psíquica pueden ayudarnos a mejo-
rar laboralmente y a evitar la insatisfacción laboral.
107
Aun así, siempre pueden aparecer aspectos externos a nosotros

que colaboren para la aparición de la insatisfacción, tales como
condiciones de trabajo inadecuadas, mal ambiente laboral (com-
pañeros y mandos), falta de promoción, remuneración inapropia-
da a nuestra labor y problemas personales que puedan afectar al
trabajo.
Toda causa positiva y negativa puede ser entendida por la insti-

tución en la que desarrollamos nuestra actividad, pero en oca-
siones no es comprendida, por lo que una buena prevención
mediante actividades formativas, trabajos grupales o un buzón
de sugerencias (que se lean y gratifiquen de cualquier manera
apropiada al emprendedor), son actitudes positivas de la orga-
nización hacia los trabajadores, proyectando en éstos un apoyo
positivo.
Acoso sexual
Una circunstancia no habitual en los medios de comunicación,

pero conocida por todos o al menos escuchada alguna vez (con
el peligro que conlleva la rumorología comentada en el acoso
laboral), es la existencia de acoso sexual en el trabajo, ya sea
por superiores, subordinados, compañeros, clientes, profesores,
personal sanitario, personal de seguridad o cualquier otro “per-
sonaje” que trate de romper la dignidad e intimidad de otra perso-
na sin su consentimiento.
Es destacable que no se considerará acoso sexual si existe con-

sentimiento por ambas partes, pero se deben cortar de raíz
estas posibles insinuaciones o actos en el ámbito laboral, para
prevenir ciertas conductas, estereotipos o futuros problemas in-
terpersonales que afectarán en mayor o menor medida a la or-
ganización y al trabajo diario.
En la actualidad, el acoso sexual no se debe fijar en la naturale-

za del sexo del acosador y del acosado, ya que han existido y
existen acosos entre diferentes y mismos géneros, por lo que
cualquier daño de la intimidad, sin consentimiento o ataque físico
108
4. Salud laboral
o verbal con alusiones sexuales, deberá ser sancionado de acuer-

do a la legislación vigente.
Tampoco se deben aceptar insinuaciones sexuales o relaciones

sexuales por parte de ninguna persona para conseguir una
mejora salarial o laboral, ya que esto puede conllevar problemas
organizacionales o personales, con sus posteriores consecuen-
cias legales y empresariales (objetivos finales y económicos).
Como se puede comprobar, no mencionamos ciertos comentarios

“graciosos” que se realizan en el trabajo ocasionalmente, ya que
entendemos que toda persona debe aplicar el sentido común ante
cualquier comentario o ataque personal, pero sí queremos desta-
car nuestra disconformidad con los mismos, por los problemas
que pueden surgir y hemos comentado anteriormente.
Desde este libro seguimos tratando de evitar riesgos innecesa-

rios y peligrosos buscando desde un principio la prevención
como mejor forma de trabajo.
Depresión laboral
También denominada como Síndrome de Amotivación Laboral,

donde el trabajador por diferentes motivos laborales o persona-
les puede caer en depresión pasajera o prolongada (mayor gra-
vedad), según el alcance del suceso, pudiendo llevar a éste a
sufrir una enfermedad y actitudes inadecuadas para el desarro-
llo diario de sus funciones.
También está íntimamente relacionado con otros factores

psicosociales de riesgo como la ansiedad, la insatisfacción
laboral, el acoso laboral…, que pueden aparecer antes, du-
rante o después de la depresión, por falta de motivación,
pérdidas de interés, falta de apoyo entre compañeros y otros
aspectos.
En ocasiones, se identifica fácilmente por ver a la persona que

se aísla, no tiene ganas de comunicarse con nadie, interioriza
109
su dolor, pierde la motivación, llora y solloza, se desespera, no

se concentra, sufre insomnio, se encuentra irritada y ansiosa.
El trabajo puede ser el desencadenante inicial de una depre-

sión laboral o también puede llegar a ser un mecanismo de me-
jora personal, por eso, la continua vigilancia de la salud de los
trabajadores deberá valorar a la persona y su entorno para
estudiarla continuamente y poder apoyarla y evitar que aumen-
te su dolencia si consideran que existiera.
Ansiedad laboral
La ansiedad, conocida comúnmente como nerviosismo sin moti-

vo, es en la actualidad una de las afecciones psíquicas más
popularizadas junto con el estrés laboral, principalmente motiva-
do por los cambios sociales, sucesos traumáticos o expectativas
personales del individuo.
A veces, puede creer el individuo que no tiene un origen concre-

to, pero siempre tiene una fuente de iniciación que para algunas
110
4. Salud laboral
personas puede ser incomprensible, ya sea por la razón o por el

tiempo de aparición.
La persona se siente nerviosa, inquieta, cansada, desconcentrada,

tensa, insomne y con miedo a sufrir algún tipo de percance, que en
la mayoría de las ocasiones es irracional o improbable, pudiendo lle-
gar a producir fobias a situaciones normales y diarias (subir en ascen-
sor, miedo a la gente, falta de telefonía cercana a su ubicación…).
Aún se sigue uniendo este tipo

de riesgos psicosociales al es-
trés, pero ser complementarios
no quiere decir que sean uno.
Las Encuestas Nacionales de
Condiciones de Trabajo sólo
hablan de estrés, depresión e
insomnio, y no reconocen por
sí misma a la ansiedad. No qui-
ta que en muchas ocasiones el
estrés produce ansiedad, pero
no en todas.
Hace unos años nadie podría poner nombre a dos o tres medi-
camentos administrados para la ansiedad. Hoy en día, seguro
que muchas personas son capaces de nombrar más de tres e
incluso, en ocasiones, los tendrán en casa, los habrán tomado o
han considerado hacerlo tras la consulta médica oportuna (no
debemos tomar medicación si no es necesaria y si se puede
solucionar de otra manera y, por supuesto, sin consultar previa-
mente con el especialista adecuado).
Los bomberos, cuerpos y fuerzas de seguridad pública o priva-

da, trabajadores de servicios sociales, docentes y personal sani-
tario son los más expuestos a este tipo de riesgo.
Es importante saber que, de no encontrarse dentro de las cita-

das profesiones, se está menos expuesto a sufrir ansiedad labo-
ral, pero no queremos decir que si no realizamos y organizamos
111
nuestro tiempo laboral, tiempo libre, tiempo de descanso y vida

familiar o amistades adecuadas, no podamos sufrirla.
La crisis de ansiedad o también llamada ataque de pánico es un

suceso aislado y temporal que produce malestares intensos y
está ocurriendo con más frecuencia en los trabajadores en acti-
vo actualmente. Suele ir acompañada de algunos de los siguien-
tes signos o síntomas:
• Dolores abdominales.
• Náusea o vómitos.
• Temblores.
• Palpitaciones.
• Sudoración.
• Taquicardias.
• Miedo a perder el control, a morir o a la repetición del episodio
(si ya sucedió).
• Parestesias (sensaciones de hormigueo localizadas).
• Sensación de ahogo y sensación de atragantarse.
• Opresión en el pecho.
• Mareos o inestabilidad.
• Desdoblamiento de la personalidad (verse a uno mismo en
esa situación).
Otro tipo de ansiedad existente y creciente es la ansiedad a las

nuevas tecnologías. Ésta afecta tanto a no iniciados como a ini-
ciados, a unos por miedo a lo desconocido y a la posible inadap-
tación, y a otros por exceso de exigencias, horarios continuados
frente a una pantalla o maquinaria más específica de lo habitual-
mente conocido y desarrollado.
De hecho, se está produciendo un gran volumen de movimien-

to de personal informático a otras áreas laborales completamen-
te distintas a las suyas, siendo la causa mayoritaria la angustia
a estar “toda su vida” delante de una pantalla de ordenador,
encerrado en una oficina o edificio “frío” y ver cómo empeora su
salud cada año (todos debemos cuidarnos y la empresa favore-
cer esos “mimos” mediante la vigilancia de la salud).
112
4. Salud laboral
El estrés
¿Qué podemos exponer del estrés que no hayamos vivido ya

nosotros mismos y comentado anteriormente?
Es complicado y a la vez sencillo explicar lo que es el estrés,

porque muchas personas lo habrán vivido y otros ni siquiera
conocerán el término, ya que sólo lo habrán leído o escuchado
en los medios de comunicación.
Estas personas que no conocen o dicen no conocer el estrés

suelen ser personas hiperactivas, personas con poca responsa-
bilidad o simplemente trabajadores que no se involucran dema-
siado en la organización para la que trabajan, o sea, gente que
cree estar por encima de los problemas psicológicos de los
demás, pero, en realidad, en algún momento de su vida, por
cualquier motivo, ya sea laboral o personal, habrá sufrido estrés,
con mayor o menor grado de afectación, pero no lo recuerda o
no lo quiere asociar a situaciones estresantes.
De todas las formas, para entender el estrés sin definirlo como un

término médico que asuste a cualquier persona, podemos verlo
como un desequilibrio entre lo que es solicitado y lo que podemos
dar, con más que probables consecuencias negativas. Así suce-
de cuando una persona trata de dar más del 100% de sí misma
113
ante alguna o varias situaciones que le vienen encima o se intro-

duce en ellas y le superan, aunque externamente no lo parezca.
Para algunas personas, simplemente el hecho de realizar una

mudanza, tener que ponerse delante de un ordenador para rea-
lizar cierta tarea concreta, coger el teléfono para atender alguna
demanda o problema, planear unas vacaciones, organizar su
casa o tener que coger la agenda del trabajo o acercarse a
su puesto de trabajo (a la empresa) le produce un aumento de su
presión arterial, congestión, nerviosismo… y alguno de los sig-
nos y síntomas comentados anteriormente en la ansiedad labo-
ral, que es una de las formas de mostrarse a la persona y al
mundo la existencia del estrés laboral.
Cualquier persona inmersa en el mundo laboral actual, en algún

momento, habrá sufrido cierta tensión o signos-síntomas com-
patibles por querer adaptarse demasiado rápido al trabajo nue-
vo, por tratar de mejorar rápidamente, por marcarse metas a
corto plazo demasiado elevadas, por inexperiencia, por exceso
de confianza, por no conciliar una vida laboral y personal ade-
cuada, por no mantener hábitos saludables (deporte, alimenta-
ción…) y por un sinfín de otros motivos reales y entendibles por
cualquier persona.
Existen factores comunes y concretos que pueden desencade-

nar ciertas conductas estresantes en el ámbito laboral como:
• Formación: las inadecuadas o inexistentes actividades formativas

para realizar labores concretas en nuestros puesto de trabajo.
• Contexto físico: cualquier molestia en el ambiente físico que
dificulte el adecuado desarrollo de las funciones encomenda-
das al trabajador.
• Responsabilidad: las propias generadas por cualquier labor
realizada en la empresa por muy básica o complicada que sea
la misma (labores arriesgadas, toma de decisiones que afec-
ten a una generalidad, responder por otras personas, etc.).
• Exceso de supervisión: estricta y estrecha vigilancia sobre el
trabajador inhabilitándole la iniciativa y mejora personal.
114
4. Salud laboral
• Infracarga o sobrecarga laboral: el volumen del trabajo puede

estar demasiado por debajo del necesario para mantener la
atención necesaria en la labor realizada, o, por el contrario, un
exceso de volumen laboral llevando a la persona a no poder
desarrollar con la calidad necesaria y requerida su labor, o a
no poder llevarla a cabo.
• Ambigüedad de rol: no dejar clara la función concreta del tra-
bajador en su puesto.
• Conflicto de rol: realizar funciones que no son de su compe-
tencia o recibir órdenes que impliquen actividades a las que no
esté cualificado y se deban realizar por otras personas.
• Infrautilización de habilidades: la persona está más capacita-
da en experiencia y en formación que las misiones que tiene
encomendadas.
• Inseguridad en el trabajo: la incertidumbre sobre la estabilidad
laboral.
• Promoción: no ayudar o colaborar en la formación y capacita-
ción de los trabajadores para mejorar en la jerarquía de la
empresa, o ver cómo personas con menos antigüedad y
menos capacidades son promocionadas.
• Relaciones personales: los problemas existentes en las rela-
ciones interpersonales entre compañeros de trabajo, ya sean
superiores, subordinados o al mismo nivel pueden conllevar
una situación estresante.
• Falta de participación: no realizar consultas a los trabajadores,
o no poder colaborar en ciertas tomas de decisión de la em-
presa.
• Repetitividad: en ciertos trabajos el no poder cambiar una acti-
vidad muy concreta puede llevar a rutinas aburridas con los
peligros que puede conllevar de baja concentración o control
de la acción desarrollada.
• Ritmo de trabajo: no poder, en cierta forma, controlar nuestro
ritmo laboral pudiendo atrasar o adelantar el trabajo desarro-
llado, así como dejar que el ritmo de trabajo lo marque la
maquinaria y no la persona.
• Características personales del trabajador: dependiendo del
momento o ciclo vital en el que esté inmerso por su edad,
sexo, vulnerabilidad (física o psíquica)…
115
• Cambios en la organización: cualquier cambio en la organiza-

ción (directiva, compañeros, departamentos, objetivos…) que
conlleve un proceso adaptativo por parte del trabajador.
Tras leer estos factores estresantes que pueden ocurrir en el

ámbito laboral, nos habremos dado cuenta de que en más de
una ocasión no aparecen de forma aislada, sino que, habitual-
mente, cuando aparecen, suelen ir acompañados de otros fac-
tores que lo hacen aún más peligrosos.
El estrés laboral, como hemos dicho al empezar el apartado,

puede ser un desequilibrio y como tal debe ser prevenido por el
trabajador y la empresa, como colaboradora, permitiendo a los tra-
bajadores una buena conciliación familiar, personal, deportiva,
conocimiento individual y grupal, promoviendo acciones y activi-
dades saludables.
A día de hoy sobre los trabajadores que consideran que el traba-

jo puede afectar su salud, y según refleja la VI Encuesta Nacio-
nal de Condiciones de Trabajo realizada por el Instituto Nacional
116
4. Salud laboral
de Higiene y Seguridad en el Trabajo (Ministerio de Trabajo y

Asuntos Sociales), el sector más castigado por el estrés es el
sector servicios con un 17,5%, seguido del sector agrario con un
11%. El trabajar para dar un servicio a nuestra comunidad y los
cambios constantes en el contexto laboral, económico y climato-
lógico que se producen en el campo hacen de estos dos secto-
res los más vulnerables para padecer estrés en el trabajo.
También esta encuesta refleja que el estrés laboral es la tercera

causa de dolencias atribuidas al trabajo con un 27,9%, únicamen-
te superada por el dolor de espalda (57,6%) y dolor de cuello o
nuca (28,1%). Aunque, en ocasiones, el estrés y otros riesgos psi-
cosociales están escondidos en este tipo de dolencias más físicas
que psíquicas, saliendo, a posteriori, la realidad del problema.
Tras haber comentado todos los aspectos negativos y peligro-

sos del estrés, que suelen ser los más dañinos, por no tener la
capacidad de controlarlos y poder llegar a superarnos, también
es necesario exponer que existe un estrés conocido como
estrés positivo. Éste nos permite en el ambiente laboral estar
motivados, activos y desplegar una serie de capacidades inna-
tas para resolver diferentes problemas o incluso poder realizar
toma de decisiones de una forma rápida y óptima para conse-
guir el objetivo propuesto (recordando que si estos niveles se
mantuvieran en el tiempo, podrían ser perjudiciales).
La base fundamental de este tipo de estrés se debe cuidar e

incluso entrenar con algunos hábitos: mantener una vida cotidia-
na saludable con buena alimentación, descanso adecuado, des-
conectar del ámbito laboral, conciliar una vida laboral, social y
familiar positiva, dedicar tiempo a nuestras aficiones y activida-
des de recreo, ser organizado y planificado, saber relajarnos y,
sobre todo, mantener el entusiasmo y adaptarnos a las diferen-
tes situaciones que se nos puedan aparecer.
Cuidando y cultivando todo lo expuesto anteriormente podremos

conseguir beneficios muy positivos en el entorno laboral y fami-
liar, tales como desarrollar una mayor creatividad, mantener una
117
actitud positiva incluso en momentos adversos, tener más capa-

cidad de atención y concentración haciéndonos mejorar y apro-
vechar el tiempo, aumentar la capacidad de resolver problemas
o toma de decisiones apropiadas y rápidas y, sobre todo, alejar
el estrés perjudicial con lo que estaremos haciendo una correc-
ta prevención de riesgos laborales.
118
5. Evaluación de riesgos
Todo tipo de evaluación de riesgos tendrá que venir precedida
de una buena planificación preventiva de la organización cuyo
objetivo será el de eliminar, controlar y reducir las situaciones de
riesgo detectadas mediante acciones correctoras o medidas
preventivas.
Deberá incluir estudios parciales sobre los medios humanos,

medios naturales, medidas de emergencia, información y forma-
ción de los trabajadores, y la vigilancia de la salud.
La Ley de PRL, en el punto 1 del artículo 14 del Capítulo III de los

Derechos y Obligaciones, refleja que “los trabajadores tienen dere-
cho a una protección eficaz en materia de seguridad y salud en el
trabajo. El citado derecho supone la existencia de un correlativo
deber del empresario de protección de los trabajadores frente a los
riesgos laborales”, por lo que, para una correcta prevención, se
deberá realizar una evaluación de riesgos adecuada a la actividad
o sector laboral específico y superar las posteriores auditorías e
inspecciones a las que fuera requerida o considerasen necesarias
para seguir cumpliendo el objetivo marcado por dicho artículo.
Ahora bien, sin desmarcarnos de lo expuesto en el párrafo ante-

rior, pero para entender de una forma más sencilla el capítulo
presente, vamos a definir dos conceptos básicos:
• Peligro: cualquier activi-

dad realizada que pueda
conllevar una situación de
lesión. El peligro está pre-
sente en todo el trabajo
diario.
• Riesgo: probabilidad de
que la lesión expuesta en
el peligro aparezca. El ries-
go es, normalmente, fácil
de prever.
119
Un ejemplo claro para entender estos dos términos es el peligro

que conlleva conducir un vehículo, únicamente por el hecho de
conducir y estar expuestos a diferentes situaciones que pueden
conllevar una situación de lesión (accidente de circulación), y el
riesgo aparecería cuando aumenta la probabilidad de la lesión
como puede darse al conducir por encima de los límites de velo-
cidad, bajo los efectos del alcohol u otra droga, o con un vehícu-
lo sin pasar las correspondientes inspecciones o con un mante-
nimiento defectuoso.
120
Una vez entendidos estos dos términos básicos y el porqué

de la evaluación, estamos preparados para ver la definición
de Evaluación de Riesgos del artículo 3 del Reglamento de
Servicios de Prevención (RD 39/1997), donde se califica a
esta evaluación como el “proceso dirigido a estimular la mag-
nitud de aquellos riesgos que no hayan podido evitarse, obte-
niendo la información necesaria para que el empresario esté
en condiciones de tomar una decisión apropiada sobre la
necesidad de adoptar medidas preventivas y, en tal caso,
sobre el tipo de medidas que deben adoptarse”.
Desde Cruz Roja consideramos que todo riesgo es posible de

evitar o minimizar al máximo posible su probabilidad de efec-
to lesivo sobre la persona, los bienes o el medio ambiente,
siempre y cuando todas las partes de la organización colabo-
ren hacia un fin común, “cero accidentes”, con cuatro pilares
básicos:
• Trabajo en equipo efectivo por toda la organización.

• Formación adecuada y apropiada para todos y cada uno de
los trabajadores.
• Prácticas reales para mejorar la calidad del proceso de eva-
luación continua.
• Auditorías y consultas a todos los departamentos de la
organización, haciéndoles partícipes de la prevención corpo-
rativa.
Aplicando los cuatro pilares básicos o simplemente aplicando

el término responsabilidad preventiva, podríamos obtener re-
sultados más que aceptables en cualquier organización, pero,
para ello, el primer paso es… querer ser preventivos e implicarse
en ello.
Para realizar una apropiada evaluación de riesgos deberemos

seguir una serie de pasos en los cuales se implicará todo el per-
sonal de la organización para poder tener una seguridad en el
estudio realizado y creer en él.
121
1. Recopilar la mayor cantidad de información posible sobre:
a. La organización.
b. Funciones concretas de cada trabajo.
c. Equipos de trabajo utilizados.
d. Materiales de origen.
e. Estado de la salud de los trabajadores.
2. Determinación de:
a. Elementos peligrosos.
b. Trabajadores expuestos.
3. Valoración de los riesgos en función de:
a. Criterios objetivos.
b. Conocimientos técnicos existentes.
c. Criterios consensuados con trabajadores.
4. Conclusiones sobre:
a. Evitar el riesgo.
b. Controlar el riesgo.
c. Reducir el riesgo.
Como hemos comentado anteriormente, todo este proceso se

debe reevaluar de forma constante, aparte de las auditorías e
inspecciones específicas correspondientes, para seguir com-
probando de forma continua la no existencia de riesgos o el
control adecuado de aquellos que fueran inevitables.
De toda evaluación de riesgos deberá existir documenta-

ción que dé fe de este hecho para evitar posibles problemas
legales, así como poder realizar los estudios oportunos
sobre las posibles variaciones que se hayan detectado tan-
to en las actividades desarrolladas como en los daños a la
salud que hubieran podido aparecer (controles de la salud
periódicos).
122
Esta documentación contendrá los siguientes apartados:
• Identificación del puesto de trabajo.

• Riesgo o riesgos existentes y relación de los trabajadores
afectados.
• Resultado de la evaluación y medidas preventivas aplicadas.
• Exposición de los métodos de estudio de la evaluación de ries-
gos (mediciones, análisis o ensayos realizados).
Si se realizara todo lo comentado anteriormente, la evaluación

del riesgo y el control del mismo (esta unión se denomina ges-
tión del riesgo) podríamos evitar o minimizar la mayoría de los
peligros y situaciones arriesgadas en el medio laboral. La impli-
cación de todos los estamentos de la organización favorecerá la
realización de los mismos y su seguimiento, con la importancia
que conlleva el trabajo en equipo en la prevención de riesgos
laborales.
123
6. Equipos de primera intervención

La organización de los intervinientes en los diferentes tipos de
percances que puedan ocurrir en la empresa deberán estar bien
gestionados, formados y compenetrados para poder obtener en
caso de accidente o lesión el mejor resultado posible, evitar o
minimizar el daño.
Estos equipos estarán formados por personal propio de la em-

presa, conocedor de la misma, y serán asignados (preferible-
mente) de forma voluntaria y según sus características persona-
les y del trabajo desarrollado, para orientarlos a los equipos en
los que mejor puedan encajar.
Existen diferentes equipos de intervención ante los percances

que puedan aparecer en la organización, donde ante un inicio
de emergencia podría hacerse cargo sin tener que solicitar apo-
yo externo (bomberos o ambulancias):
• Equipos de primera intervención: serán grupos de un mínimo

de dos trabajadores, con conocimientos básicos contra incen-
dios y emergencias que actúen directamente contra las causas
de la emergencia. Todo el personal debería estar formado como
equipo de primera intervención.
• Equipos de segunda intervención: este equipo requerirá for-
mación y entrenamiento suficiente para luchar contra cualquier
tipo de emergencia (bomberos de empresa).
• Equipos de alarma y evacuación: son grupos de dos o tres
trabajadores. Han de dirigir ordenadamente a las personas
hacia las salidas de emergencia correspondientes, verificando
que nadie quede sin evacuar, auxiliar a los heridos y colaborar
con los equipos de primeros auxilios.
• Equipos de comunicaciones: su función es alertar a los dife-
rentes equipos y coordinadores según el tipo de emergencia.
Deberán estar cerca de los equipos de comunicación para
poder localizar rápidamente al coordinador de la emergencia
(suele ser el personal de seguridad situado en la entrada de
las empresas).
125
• Coordinador de la emergencia: es la persona de máxima res-

ponsabilidad. Deberá coordinar los diferentes equipos y dará
las órdenes oportunas, siendo informado en todo momento de
los acontecimientos. Suele ser una persona con carisma y res-
ponsabilidad en la empresa, así como con disponibilidad, capa-
cidad de decisión, conocedor de la organización y de sus ins-
talaciones, etc.
Como hemos comprobado, la importancia de tener conocimien-

tos apropiados ante cualquier tipo de emergencia puede ser
algo fundamental para la organización. Si nos basáramos en los
accidentes o dolencias que ocurren en el día a día, los primeros
auxilios básicos serían la función principal a tener en cuenta,
debido a que cada día ocurren situaciones en las cuales una
atención precoz, así como la solicitud de ayuda apropiada al
accidente, podría evitar desenlaces desafortunados en el ámbi-
to laboral.
Por eso, desde Cruz Roja nos planteamos la formación de la

mayor cantidad posible de población en general y de trabajado-
res de empresa, para llegar a conseguir el tan ansiado “cero
126
6. Equipos de primera intervención
accidentes”, donde ustedes son el eslabón principal dentro de la

cadena asistencial.
Formarse para mejorar-formarse para ayudar

La formación en primeros auxilios es un objetivo principal a des-
tacar en cualquier organización que se precie y que busque la
prevención como paso básico e inicial para obtener una cultura
de prevención corporativa.
127
7. El botiquín de empresa
El botiquín de empresa es una de las herramientas fundamen-
tales a tener en cualquier organización, adaptando sus conteni-
dos a las situaciones más probables que pudieran surgir, si apa-
reciera algún accidente fortuito. Como hemos comentado a lo
largo de todo el libro, en ocasiones por mucha prevención que
se realice evitando un porcentaje muy elevado de los aconteci-
mientos indeseados, ocurren accidentes o percances bruscos e
inesperados en el lugar de trabajo.
Para que tal herramienta “salvavidas” sirva para el fin para el que
está definida, debemos impartir conocimientos de primeros auxi-
lios entre todos y cada uno de los trabajadores, con la intención
de ser cada uno de nosotros quien pueda aplicar las técnicas
básicas apropiadas para la situación concreta con un material de
apoyo que haga la resolución más segura, eficiente y efectiva.
129
Uno de los problemas más habituales en las empresas sobre los

botiquines de las mismas es el desconocimiento de su ubicación
o del material que existe en él, así como dejar este tipo de ins-
trumento fundamental a manos de las mutuas o servicios de
prevención externos de trabajo sin exigir unos contenidos míni-
mos indispensables de materiales de primeros auxilios para la
actividad que se desarrolla en la empresa, o las situaciones
anteriores vividas que nos facilitan el conocimiento de los acci-
dentes más habituales o posibles.
Con esto no queremos decir que las mutuas o servicios de pre-

vención no realicen correctamente su trabajo, sino lo único que
buscamos es que todos los miembros de la organización se
impliquen en el desarrollo y elaboración de los contenidos de los
botiquines de empresa, claro está que para ello se deben formar
previamente en técnicas básicas de primeros auxilios y poder
adaptar los contenidos del botiquín a las actividades de la
empresa.
Lo que desarrollaremos a continuación sería útil para cualquier

tipo de empresa, ya que, con la multitud de trabajos que existen
en la actualidad, sería prácticamente imposible determinar los
contenidos exactos para cada ámbito laboral. Aun así, destaca-
remos los materiales que consideramos más necesarios en un
botiquín de empresa.
Para comenzar, cualquier caja de metal o plástico resistente

que cierre herméticamente podría servir de botiquín, siempre
que pueda ser transportable. Por ello, consideramos que las
mochilas con refuerzos existentes en el mercado actual po-
drían ser más que válidas, ya que contienen apartados para
diferentes tipos de materiales y son fácilmente transportables
(son más ligeros que los botiquines o cajas de plástico o
metálicos).
El botiquín de empresa deberá estar siempre en un lugar ni

demasiado húmedo ni demasiado seco, lejos de fuentes de
calor.
130
7. El botiquín de empresa
Todo el personal de la empresa deberá conocer su ubicación

exacta, guardándose siempre en el mismo lugar y reponiendo
los materiales que se usasen en alguna actuación.
Tampoco debe estar en un lugar en el que cualquier persona pue-

da alcanzarlo con demasiada facilidad, nos referimos a los niños u
otras personas que estén dentro de la empresa o actividad que desa-
rrollemos (colegios, prisiones, centros de formación especial…).
Siempre deberá existir una persona encargada de revisar de for-

ma periódica el botiquín, siendo sustituida por otra si ésta primera
no se encontrara trabajando (baja laboral, vacaciones, comisión de
servicio…), con la función de verificar la cantidad y el material exis-
tente, así como la caducidad de ciertos productos de uso.
Se debe exponer claramente que el botiquín de empresa está úni-

camente para atención ante percances de aparición fortuita, en
los que haya que aplicar técnicas básicas de primeros auxilios,
debiendo colocar en otro lugar los medicamentos de uso habitual
o prescritos por su médico (analgésicos, antitérmicos…).
La composición del botiquín, como hemos comentado antes,

variará dependiendo de los conocimientos del primer actuante y
de la actividad a realizar en la empresa. A continuación destaca-
mos los materiales más básicos a disponer:
• Material de autoprotección:
– Mascarillas de protección para realizar ventilaciones.

– Guantes de un solo uso (vinilo o nitrilo).
– Toallitas limpiadoras sin alcohol.
– Gafas antisalpicaduras.
– Mascarillas de protección facial.
• Material de curas:
– Manta térmica.
– Suero fisiológico (envases de plástico).
131
– Gasas estériles para cubrir

heridas o quemaduras (di-
ferentes tamaños).
– Esparadrapo hipoalérgico
de papel o plástico.
– Banda de tiras adhesivas
para adaptar al tamaño de
la lesión (banda de tirita).
– Dos pañuelos triangulares.
– Tijera de punta redondeada.
– Pinzas sin dientes.
– Vendas elásticas de varios
tamaños.
– Caja con varios imperdibles.
– Varias bolsas de frío quí-
mico.
– Termómetro.
– Mordedor (crisis convulsi-
vas).
– Linterna pequeña con recambio de pilas y bombilla.
– Bolsas de basura para residuos.
– Guía de teléfonos útiles y de interés (ambulancias, policía,
bomberos, etc.).
– Un cuaderno de notas con un lápiz y rotulador.
• Otro material:
– Oxigenoterapia portátil.
– Desfibrilador semiautomático.
– Camillas de trasporte rígidas (tablero espinal).
– Mantas.
– Cascos de protección auditiva.
– Cascos antifragmentos.
132
8. Bibliografía
• VI Encuesta Nacional sobre Condiciones de Trabajo. Instituto
Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo, Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales.
• Apuntes Prevención Riesgos Laborales. D. Mercado, M. Tato,

A. Marcos, 2004-2008.
• European First Aid Guidelines. S. Van de Velde, P. Bross, M. Van

Bouwelen, R. de Win, A. Sermon, J. Verduycky, A. Van Tichelen,
D. Lauwaert, B. Vantroyen, C. Tobback, P. Van den Steene, S.
Villere, C. Urkia, G. Göbl, S. Davoli, M. Sabee, G. Lo, M. de Vries,
B. Aertgeerts, en nombre del European First Aid Manual Project
de la Belgian Red Cross. Flanders: Resuscitation, 2007, vol. 72.
• European First Aid Manual. S. Van de Velde y cols. Flanders: Bel-

gian Red Cross, diciembre de 2006.
• Formación en socorros. Guía del formador. Madrid: Cruz Roja

Española, 2008.
• Formación en socorros. Socorrismo y primeros auxilios. Manual

del alumno/a. Madrid: Cruz Roja Española, 2008.
• Manual de Primeros Auxilios de Cruz Roja. Madrid: El País

Aguilar, 5ª edición, 2008.
• Manual de Primeros Auxilios de Cruz Roja. Madrid: Pearson

Educación, 2007.
• Primeros Auxilios Básicos. Madrid: Cruz Roja Española, 2ª edi-

ción, 2009.
• Servicios preventivos. Formación básica en socorros. Madrid:

Cruz Roja Española, 2005.
133
Normativa consultada
• Decreto de 26 de julio de 1957, por el que se fijan los trabajos
prohibidos a mujeres y menores (derogado en lo relativo al tra-
bajo de las mujeres por la Ley 31/1995).
• Ordenanza General de Seguridad e Higiene en el Trabajo de

9 de marzo de 1971.
• Ley 31/1995, de 8 de noviembre, sobre Prevención de Ries-

gos Laborales.
• Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que

se aprueba el texto refundido de la Ley del Estatuto de los Tra-
bajadores.
• Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, del Reglamento de los

Servicios de Prevención.
• Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se estable-

cen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los
lugares de trabajo.
• Real Decreto 485/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones

mínimas en materia de señalización de seguridad y salud en
el trabajo.
• Real Decreto 486/1997, de 14 de abril, por el que se estable-

cen las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los
lugares de trabajo.
• Real Decreto 487/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones míni-

mas de seguridad y salud relativas a la manipulación de cargas que
entrañe riesgos, en particular dorso lumbar, para los trabajadores.
• Real Decreto 488/1997, de 14 de abril, sobre disposiciones

mínimas de seguridad y salud relativas al trabajo con equipos
que incluyen pantallas de visualización de datos.
134
8. Bibliografía
• Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo, sobre disposiciones

mínimas de seguridad y salud relativas a la utilización por los
trabajadores de equipos de protección individual.
• Real Decreto 1215/1997, de 18 de julio, sobre disposiciones

mínimas de seguridad y salud para la utilización por los traba-
jadores de los equipos de trabajo.
• Real Decreto 216/1999, de 5 de febrero, sobre disposiciones

mínimas de seguridad y salud en el trabajo en el ámbito de las
empresas de trabajo temporal.
• Real Decreto 393/2007, de 23 de marzo, por el que se aprue-

ba la Norma Básica de Autoprotección de los centros, estable-
cimientos y dependencias dedicados a actividades que pue-
dan dar origen a situaciones de emergencia.
• Orden TAS/2947/2007, de 8 de octubre de 2007, por la que se

establece el suministro a las empresas de botiquines con
material de primeros auxilios en caso de accidente de trabajo,
como parte de la acción protectora del Sistema de la Seguri-
dad Social.
135
Notas
Notas
Agradecimientos
La base de los contenidos que se reflejan en esta

serie de manuales surge de la experiencia y de
los fondos documentales de Cruz Roja en mate-
ria de Socorrismo, Primeros Auxilios y Prevención
de Riesgos Laborales, los cuales se han ido
constituyendo a lo largo de los años con las apor-
taciones de voluntarios, voluntarias y trabajado-
res de la Institución.
Nuestro agradecimiento a los artífices de la

recopilación de materiales o la redacción de los
textos: Daniel Mercado, Azahara Marcos, Erika
Rodríguez y Cristina Díez.
También extender el agradecimiento tanto a

las personas que han realizado las fotografías,
Santi Carbonell y Antonio Fabián, o el maqui-
llaje, Demelza Sánchez y Juan Antonio Ji-
ménez, así como a todas aquellas personas
que han accedido a ser fotografiadas para faci-
litar la compresión de los contenidos: Abel
Martínez, María José Cruz, Cristina Vega,
Daniel Mercado, José Carlos García, María
Mediero, Juan Antonio Jiménez, Vega Orozco,
Victor Padilla, María José Moreno, Francisco
Sánchez, Raquel Toledo, Cristina Díez, Lluis
Corominas, Ricardo Lafuente, Manel Alfaro,
Rosa Colell, Susana Cuesta, Martha Isabel
Hurtado, Sonia Martínez, Maite Manso, David
Alfaro, Rafael de la Torre, Carlota Basols,
Emma Claude, Gerard Martí, Ernesto Pérez,
Francisco Latorre, Marina Cañestro y Demelza
Sánchez.
Además, han tenido la oportunidad de realizar

la lectura previa de los materiales y aportar
sugerencias y recomendaciones el grupo for-
mado por las siguientes personas: Abel Mar-
tínez, Alfonso Delgado, Alicia Campos, Ana
Gómez, Ángel López, Antonio Pérez, Carlos
Campanales, Carlos Oroz, Carlos Urkía, Esme-
ralda Fernández, Francisco Sánchez, Félix Zubia,
Isabel Ferrera, Jesús Fuentes, Joaquim Ventura,
José Carlos García, José Mª Benedicto, Juan
Antonio García, Juan Antonio López de Vega,
Lluís Corominas, Mª Teresa de Miguel y Vicente
Sánchez-Brunete.
El seguimiento global de los trabajos ha sido

realizado por José Carlos García y José María
Benedicto.
Cruz Roja Española

formacion@cruzroja.es
www.cruzroja.es
Cruz Roja Española pertenece a la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de

la Media Luna Roja, que promueve las actividades humanitarias de las Sociedades nacionales en
favor de las personas vulnerables.
Mediante la coordinación del socorro internacional en casos de desastre y el fomento de la

asistencia para el desarrollo, se propone prevenir y aliviar el sufrimiento humano.
La Federación, las Sociedades nacionales y el Comité Internacional de la Cruz Roja constituyen,

juntos, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
Humanidad
El Movimiento de la Cruz Roja de la Media Luna Roja, al que ha dado nacimiento la
preocupación de prestas auxilio, sin discriminación, a todos los heridos en los campos de
batalla, se esfuerza, bajo su aspecto internacional y nacional, en prevenir y aliviar el sufrimiento
de los hombre en todas las circunstancias. Tiende a proteger la vida y la salud, así como a hacer
respetar a la persona humana. Favorece la comprensión mutua, la amistad, la cooperación y una
paz duradera entre todos los pueblos.
Imparcialidad
No hace ninguna distinción de nacionallidad, raza, religión, condición social ni credo político. Se
dedica únicamente a socorrer a los individuos en proporción con los sufrimientos, remediando
sus necesidades y dando prioridad a las más urgentes.
Neutralidad
Con el fin de conservar la confianza de todos, el Movimiento se abstiene de formar parte en las
hostilidades y, en todo tiempo, en las controversias de orden político, racial, religioso o ideológico.
Independencia
El Movimiento es independiente. Auxiliares de los poderes públicos en sus actividades humanitarias
y sometidas a las leyes que rigen los países respectivos, las Sociedades nacionales deben, sin
embargo, conservar una autonomía que les permita actuar siempre de acuerdo con los principios
del Movimiento.
Voluntariado
Es un Movimiento de socorro voluntario y de carácter desinteresado.
Unidad
En cada país sólo puede existir una Sociedad de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, que debe
ser accesible a todos y extender su acción humanitaria a la totalidad del territorio.
Universalidad
El Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en cuyo seno todas las
Sociedades tienen los mismos derechos y el deber de ayudarse mutuamente, es universal.
CRUZ ROJA BP RIESGOS 30/10/09 14:09 Página 1

Primeros Auxilios
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Humanidad Imparcialidad Neutralidad Independencia Voluntariado Unidad Universalidad

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Primeros Auxilios en el ámbito laboral

Humanidad Imparcialidad Neutralidad Independencia Voluntariado Unidad Universalidad

© Cruz Roja Española

Diseño y maquetación: CYAN, Proyectos

Fotografías: Base de datos Cruz Roja Española

Depósito legal: M-46.124-2009

Cruz Roja Española, que viene tradicionalmente colaborando en

Es nuestro deseo que la lectura y comprensión de este manual

Madrid, 24 de noviembre de 2008

Juan Manuel Suárez del Toro Rivero

2. ACCIDENTES MÁS HABITUALES SEGÚN EL SECTOR . . 27

3. PRIMEROS AUXILIOS EN EL ÁMBITO LABORAL . . . . 31

5. EVALUACIÓN DE RIESGOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119

6. EQUIPOS DE PRIMERA INTERVENCIÓN . . . . . . . . . . 125

7. EL BOTIQUÍN DE EMPRESA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129

Uno de los problemas que nos encontramos a la hora de poder

El artículo 20 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL)

Primeros Auxilios en el ámbito laboral

Cruz Roja Española trata de realizar campañas de Formación en

Si desde nuestros valores básicos nos quedáramos únicamente

El acto de prever el peligro e imaginar sus consecuencias, en

Un ejemplo de esta suma de buenas prácticas preventivas para

Esta pequeña ecuación es la que tratamos de mostrar y difundir

Como hemos podido comprobar hasta el momento, debemos

Además, debemos conocer una de las obligaciones más impor-

La prevención es cosa de todos

Todos sabemos que existen servicios de prevención ajenos (ser-

Primeros Auxilios en el ámbito laboral

organización, así como a reali-

Creemos que no es necesario

La verdad es que si nos paramos a leer las estadísticas existen-

realizar un seguimiento más

Otras labores contempladas en

• Usar adecuadamente la maquinaria, aparatos, herramientas, sus-

Primeros Auxilios en el ámbito laboral

• Informar inmediatamente al superior jerárquico directo de cual-

Como se puede comprobar, el trabajo eficaz es el trabajo en

1.1. La prevención y la búsqueda de “cero accidentes”

Estas estadísticas lo único

Primeros Auxilios en el ámbito laboral

Española sólo podemos

• Minimizar puestos de trabajo con

• Utilizar equipamientos adecuados a la actividad.

En los últimos años, ha existido un avance más que evidente en la

Primeros Auxilios en el ámbito laboral

Estos cambios producidos no

1.2. La acción preventiva y el seguimiento

Toda empresa debe tener un Plan de Prevención de Ries-

Este Plan se utilizará como herramienta continua para obtener y

posibles riesgos aparecidos, así como cumplir los requisitos

En todo este Plan de Prevención también está incluida la reali-

Este tipo de reconocimiento médico es voluntario pero acon-

En ninguno de los casos expuestos, el empresario tiene derecho

Primeros Auxilios en el ámbito laboral

la intimidad y dignidad de la persona, y no podrán utilizarse para

Si aun existiendo un Plan de Prevención, y llevándolo a cabo por

1.3. Accidentes laborales

• Accidentes in itínere: son aquellos que sufre el trabajador o

Primeros Auxilios en el ámbito laboral

• Los debidos a imprudencias profesionales: aquellas impruden-

Ya vistas las consideraciones básicas para saber cuándo se pue-

En la actualidad los pasos a seguir son pocos y sencillos:

1. Acudiremos rápidamente al servicio médico de la empresa o