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VII. LA POESIA VISITA AMERICA Besides, a fate attends on all I writ, That when Taim at praise, they say Tbite. “ALEXANDER POPE Ex rumen niimero de la Biblioteca Americana, publicada en julio de 1823, fue un Iujoso volumen de 470 paginas con varias es- tampas a color de escenas del Nuevo Mundo. Frente a fs rimera pagina hay una litografia que muestra una mujer en ata- Vio elésizo que visita a una mujer indigena de pechos desnudos y plumas en la cabeza. La india est rodeada de palmeras y est sentada en un escabroso afloramiento al pie de una montafia. Al fondo se puede ver una lama. Entre las dos mujeres hay tres nifios semidesnudos jugando con regalos que parecen haberles sido ofrecidos por la mujer clasica, que esta de pie con el brazo derecho extendido. Los regalos incluyen una esfera, un telesco- pio, una lira, un libro, un busto, una paleta y un pincel. Al pie de la litografia se lee la dedicatoria del periédico: “Al Pueblo Americano”. a Desde la primera pagina, la Biblioteca Americana insiste en su americanismo, Anuncia que esté patrocinada por una sociedad de americanos, y el prospecto, firmado por Garcia del Rio, declara: “Daremos en todo un lugar distinguido a cuanto tenga relacién con la América”. Los editores explican que no mostrarén prefe- rencia por este o aquel pafs del nuevo mundo; se dirigiran a to- dos los habitantes del continente americano: “No consideraremos exclusivamente en ella al colombiano, al argeritino, al peruano, al chileno, al mexicano; escribiendo para todos éstos, la Biblioteca sera eminentemente Americana”. leben “Amér Fj Qué, cabe preguntar, significa la palabra “América” para los editors dela revista? Mis especificamente, .qué clase de relacién contemplan entre Europa y América, entre el Viejo Mundo y el Nuevo? La litografia presenta una respuesta emblemitica: Euro- a, vestida a lo clasico, visita la América y trae consigo los uten- a8 LAPOESIA VISITA AMERICA 239 silios y objetos que caracterizan la civilizacién occidental. Los hijos de América, a su vez, absorben Avidamente esta cultura, como lo simboliza el que estén hojeando un volumen impreso 0 Sosteniendo un busto clésico. El prospecto de la revista desarrolla esta estrecha dependencia cultural: asi, el saber acumulado de Oc- cidente debe ser diseminado a través del Nuevo Mundo, poniendo fin a tres siglos de aislamiento y de ignorancia, Garefa del Rio, con 4a mente colmada por las transacciones financieras que lo pre- ccupaban en aquel tiempo, expresa la relacién entre Europa y América como una de acreedor y deudor. En el parrafo de cierre del prospecto, eleva el tono de su prosa, expresando que prevé el dia cuando los rayos de la verdad brillarén por todo el Nuevo Mundo, cuando la América andard con pasos gigantes los cami. nos de los pueblos civilizados que han progresado antes, “hasta que llegue la época dichosa, en que la América, a la sombra de gobiemos moderados y de sabias instituciones sociales, rica, flo. reciente, libre, vuelva con usura a la Europa el caudal de luces que hoy le pide prestado, y lenando sus altos destinos, reciba el incienso del mundo”. La Biblioteca esta dividida en tres secciones: a primera esté dedicada a poesia literatura y filologia; la segunda, a ciencias y tecnologia; y la tercera, a politica e historia, o—para usar el térmi no preferido por los editores— “Ideologia”, vocablo que tomaron Prestado de Destutt de Tracy y los idéologues franceses.* Unica- mente el primer volumen del periédico se publicé completo, Del segundo y ultimo volumen s6lo Ia seccién dedicada a literatura se Publicé, en octubre de 1823, La primera pieza en el nitmero inaugural de la Biblioteca es un Poema de Bello: “Alocucién a la Poesia, en que se introducen las alabanzas de los pueblos e individuos americanos que més se han distinguido en la guerra de independencia. Pragmento de un poe. na inédito titulado “América’.)” En el primer volumen, Bello pu- blieé los primeros 447 versos del poema. Los restantes 387 versos abrian el segundo volumen de la publicacién. Los originales manuscritos de la “Alocucién” revelan que Bello complet6 una Porci6n grande del poema entre 1821 y 1823, es decir, durante + Para la influencia del témino “itéologie” sobre cia del ros spec ae la a a PP. 58-93, 98-109. = LONDRES (1810-1829) los afios cuando trabajé como asistente de Irisarri. Las hojas 9, 12 y 28 hasta la 25 (que contienen unos 300 versos del poema), to- das muestran marcas de agua de esos afios. Otros manuscritos que contienen versos de la “Alocucién” no estén fechados, con la excepci6n de la hoja 5, que tiene una marca de agua de 1814 (véa- se“ Apéndice”). ; EI fen maa dividido en dos secciones, as cuales pudiéramos lamar “ge6rgica” (1-206) y “épica” (207-834). En la seccién geér- sica el poeta invita a la diosa Poesia a visitar el Nuevo Mundo, y para tentarla describe la vegetacién exuberante y el potencial agricola del continente. Pero en el verso 207 el poeta interrumpe su peén a la belleza apacible de América y pregunta a la Poesia si refiere cantar mas bien los hechos de la guerra. El resto del poe- ma es una evocacién de los héroes que han perecido en las sues de independencia. La “Alocucién” es por tanto una reconstruc- cin de las dos etapas en la composicién poética que hemos se- fialado en los afios de Bello en Londres. Primero enfoca la belle- za natural de América y después —incapaz de pasar por alto el fema de la guerta— comienza a escribir sobre los hombres que dieron sus vidas por la independencia. El pasaje que sirve de pivo- te entre estas dos secciones es uno que he fechado alrededor de 3815 (hoja 5, marca de agua 1814), el afio que marcé un punto de viraje en el renuente compromiso de Bello con la causa patrio- ta, Los versos 207-215, en los que Bello pregunta a la Poesfa sino preferiria cantar més bien acerca de “Ia guerra impia”, recuer~ dan al lector que este poema, que aparentemente celebra la revo- lucién, es también una denuncia de esas guerras. El poema comienza en tono de ristia serenidad, cuando Bello invita a la “divina Poesia” a que abandone la “culta Europa” y que visite “el mundo de Colén’”: Divina Poesta, td dela soledad habitadora, a consultar tus cantos ensefiada con el silencio de la selva umbria ‘iia quien la verde gruta fue morada, y el eco de los montes compafia; tiempo es que dejes ya la culta Europa, que tu nativa rustiquez desama, | | LA POESIA VISITA AMERICA, nat ¥ dirijas el vuelo adonde te abre el mundo de Colén su grande escena, (OC, vol. 1, p. 43, vv. 1-10) Desde que Pedro Henriquez. Urefia describis el poema de Bello como una declaracién de independencia espiritual e intelectual de Hispanoamérica, estos versos han llegado a ser la piedra an- gular del “americanismo”, una palabra que expresa la blisqueda dle autonomia cultural. Henriquez, Urefia no fue el primero en con, ferir esta funcién a Bello; antes que él, Juan Maria Gutiéeres he ia puesto el poema de Bello al frente de la més famosa antolo. fa de la poesia hispanoamericana del siglo xix, Amériaa Poétcn, que estaba dedicada enteramente a producciones de poesia des, de la revolucién.* Fi se quiere entender lo que América significa para Bello y la ‘elacin entre el Nuevo y el Viejo Mundo en la “Alocucién”, po- demos mizar primero el contexto del poema publicado. La “Slo. cucién” abre una revista cuyas manos dirigentes eran dos his. Fanoamericanos, Bello y Garcia del Rio, quienes hasta la vispera le publicarlo habfan puesto todas sus energias en la operacion de instalar a un principe de una casa real europea para encabezar Enz monarqu‘a en el Nuevo Mundo. Los coeditores habian acep- {ado con anterioridad la emancipacién hispanoamericana en fl Censor Americano y La Biblioteca Columbiana, un periédico editado Por Garcia del Rio en Lima en 1821. Pero el ideal de ambos era tuna emancipacién con estrechos lazos con las monarquias del continente europeo. Para el momento cuando la Biblioteca Ameri- cana entr6 en prensa, la formula monérquica ya no era viable, pero todavia se encuentran testimonios del deseo de dependen, Gia de América con Europa en cada pagina del periédico. La Htografia muestra a América recibiendo de Europa el regalo de Saber y gloria acumulados y a los hijos de América prometiendo misitn Maria Gutiérrez, América Pottca, Valparaiso, 1846, pp. 11-16; Pedro Hentiquez Urea, “El desconocimiento y la promesa”, Seis ieiyos cn fare ne pain apres, Buenos Aites, 928, idem, Las correnteslterarzs ela Amérow fi, pinks, México, 2978, exp. p. 103 (ed. en inglés, 1943]. Fara comentoring tog Tegantes Sobre la “Alocucion” como hito del americana, véase Donald hast p_tmercanness'in Spanish American Literature Compartive Critic, 8 (2980, B. 213. Arturo Ardao, “Primera idea del americanismo lteratio” ene be ae igencinIntinocmericona,préxino a publicatse, aa LONDRES (2810-3825) un nuevo florecimiento de las artes y las ciencias del Occidente. La-metéfora financiera de Garcia dei Rio va todavia més lejos en cuanto sugiere que América hoy esta tomando prestada la cul- tura europea y que a la vuelta de los afios el Nuevo Mundo can- celaré este préstamo. Luego viene la “Alocucién” de Bello, cuyo americanismo se ajusta estrechamente al del periédico. La Poesia y América son los dos elementos que establecen el drama de su poema. Bello in- vita a la Poesia a abandonar Europa porque el Viejo Mundo ya no puede ofrecerle e] ambiente natural que ella necesita para prospe- rar. Pero la “Poesfa” de Bello es en todos los sentidos un invento clasico, un tépico de invocacién de los poetas griegos, romanos e ingleses. Como Ja mujer vestida al uso clésico de la litografia del frontispicio, la Poesia es la personificacién del espiritu europeo en busca de un nuevo escenario sobre el cual se extiende la mar- cha de la civilizacién. Si el comienzo de la “Alocucién” es el grito de la independen- cia cultural de Hispanoamérica, la piedra angular de su emanci- ppaci6n espiritual, Bello define esa autonomfa no como tna rup- tura con Europa, sino como la incorporacién de la esencia misma de la cultura europea. América habré de ser el novisimo hogar para una diosa que antes ha visitado las diferentes tierras del conti- nente europeo y de las islas briténicas. En “The Progress of Poesy” (‘El viaje de la poesia”), Thomas Gray, un poeta inglés que Bello clogia en la Biblioteca, muestra en forma parecida la ruta seguida por las Musas, que abandonan Grecia e Italia —que han sido en- cadenadas por la pompa, el poder y el vicio— y egan a las costas de Inglaterra: Alike they scom the pomp of tyrant-Power, ‘And coward Vice, that revel in her chains. ‘When Latium had her lofty spirit lost, ‘They sought, oh Albion! next the sea-encizcled coast gual desdefian la pompa del Poder tirano, y del cobarde Vicio, que goza en sus cadenas. Cuando Lacio su alto espititu hubo perdido, Ellas buscaron, luego ;Oh Albin! la costa que el mar rodea] > Thomas Gray, The Complete Poems, H. W. Starry J-R. Hendrickson (comps), Oxford, 1966, p. 15. LA POBSIA VISITA AMERICA = Los versos de Gray son, sin duda, el antecedente directo del comienzo de la “Alocucién”. El tema de la Poesia peregrina que abandona la tirania y decadencia del continente europeo en bus- cade un ambiente fresco y natural es idéntico en ambos poemas. La misma distancia se establece entre el nuevo ambiente de la dio sa y los que previamente ha visitado. La apertura de la “Alocu- cién” bien pudiera ser el punto de partida del americanismo, Pero para Bello este término implicaba algo esencialmente afin a “lo inglés” (Englishness) de Gray, una especie de patriotismo ret6- ico, con distinguidos antecedentes clisicos, que reafirmaba la Posicién central y la permanente importancia de la civilizacién europea. Igual que en el poema de Gray, hay en la “Alocucién” una rup- tura con Europa, pero es una ruptura con Ja decrepitud del conti- nente europeo. En el comienzo de su poema, Bello ofrece a la Poesia un marco ambiental que la propia Europa ya no puede ofrecerle. Su estrategia sera tentar a la Poesia a que abandone las corruptas cortes de la Europa continental y se asiente en las frescas tierras transatlénticas que todavia conservan el vigor original de Ia Creacién (“el vigor guardan genital primero”). Bello, en conse- cuencia, adopta un t6pico utilizado por los enemigos del antiguo régimen desde el siglo xvmi, de acuerdo con el cual Europa es una ‘tierra vieja y cansada, y América una tierra de frescura y libertad: {Quéa ti silvestre ninfa, con las pompas de dorados alcézares reales? 2A tributar también irés en ellos, ‘en medio de la turba cortesana, el torpe incienso de servil lisonja? (wv. 24-28)4 El poema mismo comienza asi con una sonora condena de la clase de poesfa que Bello habia practicado en los dias coloniales, cuando puso a Carlos IV en medio de nubes de incienso. No, ar- guye ahora, ése no es el lugar de la Poesia. En la juventud de la humanidad ella no asistfa a los lujosos palacios, sino que simple- mente trat6 de cantar las primeras leyes al pueblo ya sus reyes. {Para la importancia de este tépico en la década de 820, véase Llotens, Libe- rales y rominticos, p. 330. 134 LONDRES (1810-3829) En estos versos Bello también pide una poesfa “natural”, una esté- tica que evite los excesos del neoclasicismo y regrese a los mode- los de la Edad Media espafiola y de la edad de oro.s Bello entonces renueva su ataque al continente europeo, pero ahora es més especifico: Note detenga, oh diosa, esta region de luz y de riser, endonde fu ambiciosa rival Filosofia, (quel virtud a célculo somete, de los mortales te ha usurpado el culo; donde la coronada hidra amenaza traer de nuevo al pensamiento esclavo In antigua noche de barbarie ycrimen, donde libertad vano deirio, felaservilidad, grandeza east, Ja corrupcign cultura se apelida, (ov. 35-49) Arturo Ardao ha expuesto de manera convincente que los pri- meros versos de este pasaje son un ataque contra Ia “aritmética moral” de Bentham y su uso del “célculo” en la ética En segui- da, Bello asalta la “coronada hidra”, la monarquia absoluta y tird- nica, personificada por la Santa Alianza, que amenaza restaurar el viejo orden. Bello tambign critica las condiciones de Europa, so- bre todo las de Espafia y Francia en 1823; estas condiciones han distorsionado el sentido de las palabras y exacerbado las tensio- nes internas. Y Bello censura por igual a los liberales por haber » Bello compart este ideal estético con espafioles contemporineos como Blanco White, Mora y Alcalé Galiano. En una resefia sobre Cienfuegos en la Bi- bliotce,expresé este ideal en un pSrrafo memorable: ~}en los antiguos [es doce, en ls poetas y dramatuzgos de ls sighs xvty ‘inl hay ide Satasiena yn ls Hrodercos ts ane Ea agua eae amos lr, gai fag, fecundad oan ecuntente regular fn desert pro Guten suo miss egos leg un carder Se ranileza y de atzvimiento que impone respeto, No asi por lo geneal ent poetas que han floreido desde Lusk” [OC vol. 9, pp 1s 200) El articulo sobre Cienfuegos fue el primer escrito publicado por Bello que 4 frmé —pero solo con sus iniciales A. B. * Arturo Ardao, “La etapa filoséfica de Bello en Londres”, en Bello y Londres, vol. 2, p.158 LAPOESIA VISITA AMERICA a5 transformado el significado de la libertad en “vano delitio”, y a los serviles por ocultar su atraso politico tras la mascara de la fe religiosa. Aqui por primera vez Bello emplea la palabra “fe” para describir el espiritu reaccionario de la Iglesia catélica y su apoyo a la causa absolutista. En el capitulo 9 veremos el signifi- cado de esta palabra en “La Agricultura de la zona t6rrida’”. Todo este pasaje, en breve, es una critica de las condiciones politicas que han existido en Europa, y especificamente en Espafia, al menos durante la década precedente. ‘Mas adelante, en la “Alocucién”, Bello dirige una critica mas ex- plicita a ambos lados de la politica continental —el lado de los li- berales y el de los serviles—. En un pasaje donde se describen los sucesos en Espafia desde la reconquista por Femando, los “calcu los” de Bentham aparecen de nuevo: Puebla la inquisici6n sus calabozos de americanos; 0 espafiolas cortes dana la servidumbre formas nuevas? Colombia vence; libertad los vanos calculos de los déspotas engafia. (wv. 546-548, 552-552) Los dos partidos de Ia politica espafiola son presentados sen- cillamente como dos versiones diferentes del despotismo. Una an- tigua, que Bello lama “inquisici6n”, su sinécdoque preferida para significar la alianza de la Corona y la Iglesia; la otra nueva, las Cortes liberales, cuya tiranfa sobre Hispanoamérica es atin mas absoluta? La Poesia, por lo tanto, debe abandonar las regiones ahora dominadas por la filosofia de Bentham y la servidumbre al pasado. Como una alternativa, Bello ofrece a la Poesia los atractivos de Aanérica. Ella pudiera asentarse cerca del claro rio de Buenos 7 Ff “Reflexiones sobre la presente Constitucién de Espaiia”, EI Censor Ameri- camo, 3 (3820), p. 33 Sila Consttucin de 1812 legase a establecerse permanentemente (que por for {una es poco probable), is cadenas de Espana pesarian ms que Sunes sobre nosotros Un pucbl ibe ha egido sienpre hn vasa de fico ts exes cimientosdstantes El gobierno ce un Monarcasbsoluto,rodeado de una noble 2 opulena,y de letras envejecidos en la mapistatia, es cle su naturaiea ‘mucho menos opresivo para lascolonias, que elle un Congreso popula 26 LLONDRES (1810-3825) Aires, donde los héroes de Albién fueron derrotados; o en los va- Iles de Chile, donde la inocencia y el candor del mundo antiguo se combinan con el valor y el patriotismo; o en la ciudad de los aztecas, rica con inagotables venas que casi saciaron la avaricia de Europa; o en Quito, en Bogoté, 0 en los valles de Venezuela. Cual- quiera de estos lugares seria acogedor para la Poesia, y el dia ven- dra cuando un Virgilio americano cante a la agricultura del nuevo mundo: Tiempo vendra cuando de ti inspirado algtin Marén americano, joh diosa! también las mieses, los rebafios cante, 1 rico suelo al hombre avasallado, y las dadivas mil con que la zona 4e Febo amada al labrador corona; donde cénndida miel llevan las cafias, yanimado carmin la tuna cria, donde tremola el algodén su nieve, yeel ananés sazona su ambrosia. (vv. 189-198) El “Marén americano” es, desde luego, el mismo Bello, y estos versos son el anuncio de su préximo poema, “La Agricultura dela zona torrida”. Pero Bello ha comenzado ya a cantar la belleza de América en la primera parte de la “Alocuci6n”; ya hemos proba- do su pasion gedrgica, su don para describir la naturaleza y la transformacién humana de la naturaleza. Hasta aqu{, Bello ha definido su americanismo como el rechazo de una visién especifica de la cultura europea, de la cual la Es- pafia de la década de 1820 ofrece el mejor ejemplo. En el primer cuarto del poema ha utilizado el t6pico contemporaneo de la co- rrupeién europea y la juventud de América, tema ubicuo en la era posnapolesnica, y ha dado cuenta de la vegetacién rica y pura del Nuevo Mundo. Ahora la “Alocucién” pasa de la geo- grafia a la historia, y las restantes tres cuartas partes del poema estén dedicadas a los héroes de las guerras de independencia. Los nombres de los héroes mayores —Bolivar, San Martin, OHiggins—, sin embargo, no figuran en el catdlogo de Bello. A San Martin se le menciona brevemente en una perifrasis. De (O'Higgins, que acaba de perder el poder, nada se dice. Y Bolivar es “alabado” en una recusatio al fin del poema, cuando Bello dice LA POESIA VISITA AMERICA 7 que las hazafias del Libertador serdn tema para una més diestra pluma: Mas no a mi débil voz la larga suma de sus victorias numerar compete; a ingenio més feliz, mas docta pluma, ‘su grata patria encargo tal compete, Pues como aquel samain que siglos cuenta, de las vecinas gentes venerado, que vio en torno a su basa corpulenta el bosque muchas veces renovado, ¥ vasto espacio cubre con la hojosa copa, de mil inviernos victoriosa; asi tu gloria al cielo se sublima, Libertador del pueblo colombiano; digna de que la leven dulce rima ¥ culta historia al tiempo més lejano. (vv. 821-834) En la “Alocucién”, la gloria de Bolivar es enaltecida fuera del Poema. Pero tenemos que regresar al poema para damos cuenta de que el Virgilio americano declina alabar al nuevo Augusto Por razones que tienen poco que ver con la “débil voz” del poeta. Entonces podemos comprender por qué su nombre no esté in. cluido en la lista de hispanoamericanos “que se han distinguido nds en las guerras de independencia”. Para su lista de héroes Bello se inspir6, como se apunté en el capitulo vz,en el catalogo de héroes de Anquises en el libro 6 de Ja Eneida, En un pasaje dedicado a Francisco Javier Ustatiz, Bello nombra los héroes clasicos que acompaiiarén a los nuevos hé- toes hispanoamericanos en los campos eliseos: ‘De mértires que dieron por la patria la Vida, el santo coro te rodea: Régulo, Trésea, Marco Bruto, Decio, cuantos inmortaliza Atenas libre, ‘cuantos Esparta y el romano Tiber. (vv. 653-657) Cada uno de estos romanos republicanos nos hace pensar en Augusto, quien, desde luego, no se nombra en el poema. Los De- ab LLONDRES (1810-1825) cios, por ejemplo, fueron los héroes preferidos de Virgilio, elo- giados tanto en las Geérgioas como en la Eneida. El nombre sim- boliza el sacrificio personal: de toga purpura, la cabeza velada, e invocando los dioses romanos, el primer Decio corrié hacia stt muerte, causando terror entre los enemigos de Roma. Aftos des- pués, el mismo acto fue imitado por el segundo Decio. Los De- cios aparecen en el verso 169 del libro 2 de las Geérgicas, un verso antes que César, y de nuevo en el verso 824 del libro 6 de la Enei- «ia, poco después que Anquises ha descrito a Augusto para Eneas (wv. 789-807). Régulo, el héroe inmortalizado en la oda 3.5 de Horacio, urgié al senado romano a que rechazara los desfavorables términos de paz propuestos por los cartagineses, y anuncié que preferiria ser torturado en la defensa de la integridad de la repiblica romana que ceder ante sus pérfidos enemigos. Pero Horacio alaba a Ré- gulo en un poema dedicado a Augusto, "In honorem August En su cambio del monarquismo al republicanismo, Bello alude asia un poema en el que el monarca divinamente inspirado (‘divas Augustus”) destaca sobre un fondo de vida republicana Pero a diferericia de los poetas augustales, Bello rehisa celebrar monarca algun6 o aspirante a monarca. Si Régulo y Decio sugieren imagenes positivas del princeps, Mar- co Bruto y Trésea son renombrados por su oposicién a la monar- quia absoluta. Bruto, junto con Casio y otros senadores romanos, asesinaron a Julio César en el aio 44 a. C. Mas tarde, fue derrotado ppor las fuerzas de Antonio y Octavio en Filipos, habiendo fracasado en su intento de restaurar la repiblica de los optimates. El archiene- migo de la monarquia, Marco Bruto, es puesto por Dante en el il mo circulo del infiemo. Trésea representa a los estoicos que aspira- bban preservar la fuerza de los viejos valores republicanos durante un periodo de opresién imperial. Senegé a adular a Nerén y a creer ena divinidad de Popea. Su injusta muerte, decretada por esa més- cara de legalidad en que se habia convertido el senado bajo los wes, cerra el texto que se conoce de los Anales de Tacito, que fue, como se sabe, el enemigo clasico de Augusto, De modo que Augusto esta ausente de la “Alocucién” y sus ceniemigos son enalteciclos. Lo mismo es verdad en el caso de Boli- var, pues un gran mimero de héroes conmemorados en Ja segun- da parte del poema —Ribas, Castillo, Miranda, Piar— estuvieron LAPOESIA VISITA AMERICA x9 desavenidos en alguna forma im importante con el Libertador. (vv. 490-509) culpé a Bolivar por el desastre de ney ae capatas son las largas secciones acerca ce Miranda (Vv, 674-700 son las (vv. en cuya caida Bolivar estavo implicado, y de Piar (vv eno ue fue ejecutado en 1817 por haber desobedecido al Li al Libertador. Mas atin, una velada pero dcida critic lean Pello esgrime este cargo contra la Iglesia (vv. 605-620), pero tam- bin contra los patriotas que actuaron deslealmente Después de {inter loas a Miranda, Bello defiende su capitulacion y staca la ‘taicién de aquellos que lo entregaron a los espafioles: Y si, de contratiempos asaltado que humanos medios resist no es dado, te fue el ceder forzoso, yen cadena a manos perecer de una perfidia, fu espiritu no ha muerto, no; tema dela perfdia sala también la Sale dedlicado a Morillo (vv. 509-581), El comienzo de este eoene 8 derecho, sincero. Igual que en el Bosqusjo, Morillo es acustelo ne ctueldad, particularmente en sus acometidas asesinas on Carne Bena y Bogoté. El pasaje contintia con lo que a primera vist Pareciera una arenga dirigida a Morillo, quien es comparsie desfavorablemente, con conquistadores espafioles como Cortes y Pizarro y con el duque de Alba. Pero el pasaje termina con nce. saciones que son enteramente inapropiadas a Morillo: ‘Quien te pone con Alba en paralelo, ioh cuanto yerra! En sangre ban el suelo de Batavia el ministro de Felipe; Pero si fue citl y sanguinario, « bajo no fue; no acomodando al vario sg0 LONDRES (1810-1825) semblante de los tiempos su semblante, yadesertor del uno, yadel otro partido, S6lo el de su interés sigui6 constante; no alternativamente fue soldado feroz, patriotafalso; no dio ala inquisicién su espada un dia, y por la libertad ldi6 el siguiente; ni trafcanteinfame del cada, 0 de los indultos graneri, 7 (wv. 567-581) Elasunto de estos versos no puede ser Morillo, quien defendis 4a causa realista con persistente intransigencia. Nadie pudo decir ue entregara jamds su espada a la Inquisicién, Esto implicaria que en algtin momento Morillo hubiera sido enemigo de Eepata, ‘Tampoco habfa luchado Morillo alguna vez por la causa libertad. Hasta 18:20, el aio en que salié de Venezuela después de verse forzado a firmar un armisticio con los patriotas, Morillo fue un enemigo implacable dela causa patriota, e {De quién,entonces, habla Bello en este pasaje? {Quin es este hombre que un dia se rindi6 a los espafioles y al siguiente os batié por la causa de la libertad? Los detalles sugieren episo Ba en la vida de Bolivar, especialmente los sucesos que rodearon caida de Miranda. Pareciera que Bello ha velado su afilada cen- sura de Bolivar en la apariencia de un ataque a Morillo. Como veremos en el capitulo x, la critica de Bello no escapé a la aguda vista de Bolivar, quien hizo una a fascinante de la “Alocu ” conversaciones con Perti de Lacroix fos sntimdenton de Bello hacia Bolivar abarcaron todo el es- pectro de la emocién humana, desde la admiracién hasta la a. En 1820 Bello todavia expresaba, aun a intimos amigos, su ad- miracién por el Libertador. En una de sus cartas,Irisari hace oa ferencia a la amistad invariable de Bello y Bolivar, y Alamiro de Avila ha sugerido que una biografia muy favorable de Bolivar, que aparecié como un apéndice a la Carta al Obseroador de Lon dres, fue escrita por Bello,* Otros documentos, especialmente una * 0c, vo. 2, p. 205; Alamiro de Avila Martel, Des logis cilenos «Baar en 2819, Siting 1976. LAPOESIA VISITA AMERICA = {arta de noviembre de 1826, comprueban parecidos sentimien- ‘fs. Pero en la poesfa de Bello se percibe una corriente soterrada de aguda critica a Bolivar. En la “Alocucién’” esta eritica ce velada; Tega es Poemas —especialmente la “Carta” a Olmedo de 1827 Mega a ser explicita. {Las razones del enojo de Bello son comprensibles. Para octubre de 1823, detalles de las negociaciones de Guayaquil probable, ete habian llegado a Londres, y se pudo ver claro que el ver. jenemigo de la causa de los monarquicos era Bolivar. Bello no pudo sino redefinir otra vez su perspectiva politica. El conti. nuado ascendiente de Bolivar acab6 con las esperanzas de Bello 62 Ja Inglaterra del siglo xviu: en politica, una monarquia cone trolada o limitada; en literatura, una emulacién de la estétien Jomano-augustal redisefiada por la ausencia de Augusto Come {os augustales ingleses, Bello y los monarquicos esperaban lena fl centto del poder con una figura que preservase el legado de Jas instituciones monarquicas y al mismo tiempo revocase los ele, mentos absolutistas y tirénicos que esas instituciones habian ad. quirido desde el siglo xv1. En la visién de los monarquicos, el trono no podia ser confiado a un hispanoamericano. El lustre del linaje, el casi inmemorial picenso al Poder, daban a ls casas reales de Europa un privilegio ¥ respeto que no podian ser emulados por cualquier advenediso, tturbide era la prueba de los peligros de cualquier “monarquia Gtiolla”. Primero la simulacién de la libertad, despues la tirana, El nico ensayo, de monarquta hispanoamericana habja caido en ci absolutismo 0, como escribié Bello, “la coyunda de Iturbide” (Alocucion”, v. 286). Ahora, cuando Bolivar habia cancelado tas Speranza de establecer una casa real europea en América, Bello crea un Poema que enaltece a los enemigos de Bolivar y declare due Bolivar tendré que buscar su poeta en otra parte. Las alusicn nes finales a la gloria futura del Libertador y la recusatio de ciene son una forma elegante de ataque politico, Aunque Bello ha roto con el nuevo Augusto, guarda una cierta nostalgia por el orden augustal, por su pompa y solemnidad, Hl me. [Jara erica sobre August etre los poeta ingleses cel siglo wim, vénse Weinbrot guts Casa "Aupustey- bie " we LONDRES (1810-1829) delo augustal de poder nunca llegé a disgustar completamente a Bello: @Doesté la torre bulliciosa {que pregonar solia, de antorchas coronada, . Ja pompa augusta del solemne dia? Entre las rotas ctipulas que oyeron. sacros ritos de ayer, torpes reptiles anidan, yen la sala que gozosos banquetes vio y amores, hoy sacude Ja grama del crial su infausta espiga. (wv. 423-430) Pero el modelo politico de la Caracas colonial ya no podia so- brevivir. Bello se vio forzado, igual que los filésofos y poetas de la Tlustracién, a encontrar un modelo politico que pudiera susti- tuira Ja monarqufa absoluta. Su segunda opcién, una monarquia al estilo inglés, no podria ser. Después de ésta, habria estado dis- puesto a convenir en el modelo sobre el cual las monarquias limi- tadas o constitucionales a menudo se basaban, el de la Roma re- publicana. Como Voltaire, Bello—aunque probablemente seguia creyendo en las ventajas de la monarqufa— podia considerarse un republicano. Como Montesquieu, podfa con facilidad desplazar sus lealtades entre la monarqufa limitada inglesa y el republi- canismo romano. Tanto como Horacio y Virgilio, podia celebrar a los héroes republicanos. Para el afio 1823, Bello estaba convencido de que el futuro de Hispanoamérica estaria vinculado al republicanismo. Su tarea seria moldear esta frmula politica, para adaptarla tanto como fuera posible a un modelo de monarquia constitucional. En cuan- to al lustre de los reinos, la gloria de los imperios —éstos, como Roma, habian caido—. Para cerrar la seccién literaria del segun- do volumen de la Biblioteca Americana, Bello escogié el famoso poema de Quevedo sobre lo que queda de la gloria romana. Las iniciales de Bello siguen el poema, como una firma al fin de su revista, esto por seguro, pero casi como si hubiese prestado jura- mento de fidelidad al tema de Quevedo: Buscas en Roma a Roma, joh peregrino!, yen Roma misma a Roma no la hallas: LA POESIA VISITA AMERICA 233 cadaver son las que ostenté murallas, ¥y tumba de si propio el Aventino. Yace donde reinaba el Palatino; Y, limadas del tiempo las medallas, zis se muestran destrozo a las batallas de las edades, que blasén latino. Sélo el Tiber qued6, cuya corriente si ciudad la reg6, ya sepultura la ora con funesto son doliente, 10h Romat En tu grandeza, en tu hermosura, ‘huy6 lo que era firme, y solamente Jo fugitivo permanece y dura. AB IX. “LA AGRICULTURA” Dans les pays Despotiques, ot Vesclave nose parler a son ‘maitre, la langue prendra un ton allégorique et mysté- vieux: et c'est la que naftront les apologues et le style fi- guré. Jacques Duis En 1823 la revolucién tocaba su fin y los hispanoamericanos co- menzaban a gozar de paz y apoyo internacional. Mientras Castle- reagh habfa persistido en una politica de neutralidad, Canning estaba decididamente a favor de la independencia, considerando- la inevitable a la larga y también deseable para los intereses comer ciales briténicos. En octubre, Canning obtuvo de Polignac, el emba- jador francés en Londres, un memorandum donde se declara que Ias tropas francesas no invadirian Hispanoamérica. Ese mismo mes Canning despaché cénsules a Buenos Aires, Montevideo, San- tiago y Lima, allanando el camino para el reconocimiento pleno dela independencia de Hispanoamética. En diciembre el presiden- te Monroe anuncié que los Estados Unidos se opondrian a cual- quier potencia europea que lanzara una invasién en cualquier parte del continente americano.+ A pesar de estas sefiales inequivocas de apoyo, quedaba el no resuelto problema del Peri. Como habia dicho Bello en la “Alo- ° cucién”: “la ciudad que dio a los Incas cuna / atin gime esclava”. Los espafioles ocupaban todavia grandes zonas del altiplano pe- ruano y los patriotas estaban decididos a expulsarlos. No podria haber vestigio de imperialismo en el Nuevo Mundo. El9 de agos- to de 1824, tropas de caballeria de Colombia, Pert, Irlanda e In- glaterra, comandadas por Bolivar, detrotaron a los espaiioles en la batalla de Junin. No se disparé un tiro y los espafioles huyeron después de una hora de combate. Como escribié Bolivar a Pe- alver en una de sus escasas referencias a este evento: “El crédito » John Lynch, “Great Britain and Latin American Independence, 1810-1830", ‘en Bello y Londres, vol. x, pp. 46-47 4 “LA AGRICULTURAY BS de nuestro ejército es tan grande que los espaficles no se han atrevido a batirse con nosotros. Son prodigiosos los. ts Progresos que hemos hecho en este pais sin tirar un solo tiro de fusil” = Sucre se, atriotas, en su mayor parte colombianos, derrotaron a las del virrey La Serna en Ayacucho, ie En tanto, Bello habia perdido el cargo d i _ En ta 2 el cargo de secretario de la mi- sion chilena. Después de la caida de O'Higgins, el nuevo gobier. no de Freire envié a Mariano Egafia a Londres, prineipalmente Para resolver el asunto del empréstito de Irisarri, {criores, en agosto de 1824, para solicitar tn cargo en la misién Colombiana. Parece que Bello habia considerado primero la posi- bilidad de trasladarse a Chile, pero pronto desistié de la ides ‘La idea de trasladarme al polo antattico y de abandonar para siempre mi patria, me es insoportable” (OC, vol. 25, p. 133). ical gscribio otra vez a Gual en enero de 1825 y renov6 su pe- ticion, Comienza su carta evocando la juventud feliz de ambos carat antes universitatios y luego le pide noticias de la uni. 2 qué es de nuestra anciana y venerable nod : venerable nodriza? .Ha desechado nteramenteetonilo de a docrna aistteicatorktica yan Uiguallas con que se trataba de dar pabulo a la imag és lo a la imaginacién mas que alentendimiento de los americanos... [OC, vol. 25, p 1421 " Bello repite a Gual que no quiere terminar en el polo ¥en pardfrasis de la primera Sgloga de Virgilio, dice pare Sta morit entre los chilenos, que estén tan lejos del resto del mans do: “Por otra parte, me es duro renunciar al pais de mi nacimnien. ‘oy fener tarde o temprano que ir a morir en el polo antartico entre los foto divisos orbechilenos, que sin duda me mirarlan como, ® Cartas det Li poaag. Me Mbertader, 2 et, Vicente Lecana (comp.), Caracas, 1965, vol. 4, 136 LONDRES (1810-1825) un advenedizo”. En ambas cartas Bello expresa la esperanza de que podré contar todavia con el apoyo de Bolfvar. A fines de 1824, Pedro Gual escribié a Bello nombrandolo se- cretario de Manuel José Huztado, el enviado de Colombia en Lon- dres. En enero del afo siguiente el gobierno briténico anuncié a Espafia su intencién de reconocer a Buenos Aires, México y Co- Jombia, Bello, que asumié su nuevo cargo el 7 de febrero, parti 6 en las negociaciones que condujeron al pieno reconocimiento diplomatico de Colombia; El reconocimiento por Inglaterra era Ja sefial por largo tiempo esperada que mareé el fin de las gue- rras de independencia; pero los problemas de Hispanoamérica estaban lejos de quedar resueltos. La revolucién habia dejado en bancarrota a los nuevos estados. Varios paises contrafan pesadas deudas con Gran Bretafia pero s6lo una pequefa fraccién de los. £ 21000000 tomados en préstamo fue invertida en los nuevos paises. Para comenzar, los préstamos fueron fuertemente des- contados: Buenos Aires, por ejemplo, recibié £ 600000 por un préstamo de £ 1000000. Ademés, una porcién grande de ios fon- dos recibidos habia sido usada para financiar las guerras, contra Brasil en el caso de Buenos Aires, contra Espafia en las campafias de Junin y Ayacucho en el caso de Colombia, Por wltimo, un gran flujo de capital salié de Hispanoamérica por la importacién de bienes de consumo. Tampoco fueron capitalizados los nuevos paises con inversiones extranjeras directas. Las inversiones que fluyeron a Hispanoamérica en 1824 y 1825 se destinaron sobre todo a negocios especulativos de minteria que pronto resultaron insolventes. En 1825 Chile, Colombia y Peri suspendieron los agos de sus deudas, causando la quiebra de siete insttuciones financieras en Inglaterra y una crisis que tuvo repercusiones en toda Europa.t Ademis de la crisis econémica, Hispanoamérica suftia por las s6rdidas manipulaciones del derrotado Fernando, quien en 1824 > Amundtegui, Vida, p. 200; Waddell, “Las relaciones britnicas con Venezuela”, 80, - PP Sumpheeys, eration in South Americ, cap 9; Lynch, “Great Britain and Latin American Independence”, pp. 75-81; John Ford, "Rudolph Ackermann, Publisher to Latin America’, en Bello y Londres, vol. i pp. 204-205. Para la des. Cripeién y el andlisis mas detallados de la crisis de la deuda, véase Jaime Rodri- ‘guez, “The Politics of Credit”, en The Emergence of Spanish America: Vicente Roc fuer and Spanish Americanism, x808-1833, Betkeley, Calif, 1975, pp. 108.328. | | i “LA AGRICULTURA” 37 utiliz6 su influencia con el papa Leén XII para montar una tiltima tentativa por recobrar las colonias. La enciclica del papa, que ur- fa a las naciones hispanoamericanas a reconocer al monarca es- Pafiol como su conductor legitimo, contribuy6 a la inestabilidad de las nuevas reptblicas, aunque encontré una oposicion sdlida, Servando Teresa de Mier escribié un vehemente Discurso sobre la enciclica del papa Leén XI. Su lenguaje era lacerante: “Es una carta de mera formalidad escrita en jerigonza mistica, 0 més exacta. mente: es una artimafia italiana tipica de las que utiliza la corte de Roma para salirse de los aprietos y lazos en que la ponen las {estas coronadas”, Acusa a los espafioles de crear divisiones en. ite los hispanoamericanos por medio de “un pergamino goti- co-ultramontano”. Hasta reta a la Santa Alianza a que ataque el Nuevo Mundo. Que venga Ja Santa Alianza a nuestras costas, dice. Y si el papa quiere formar parte de la expedicién, como princi. pe temporal, se hara guerra contra él, como en los tiempos de Car- los V y Felipe Il. El fraile concluye su diatriba advirtiendo a todos los mexicanos que no se dejen seducir por las maniobras de Fer nando VIL y Leon XILS El Vaticano poco después acepts el hecho de que Espaiia habia Perdido las Indias, y se establecieron relaciones diplomaticas, A medida que el peligro de una nueva invasion desde Espaia se hacia menos probable, las nuevas naciones comenzaron a dar muestras de un equilibrio doméstico inestable. Bolivar habia di- cho alguna vez que temia més la paz que la guerra, y los acon. tecimientos confirmarian su premonicion, Gran parte del debate de la posguerra en Colombia era sobre cl papel de la Iglesia, Personalidades gubernamentales, de un lado, deseaban preservar la primacfa regalista del Estado sobre la. Iglesia y fomentar la tolerancia religiosa. La Constitucién de Ci cuta permitia a los extranjeros radicarse en Colombia y también permutfa que organizaciones mas6nicas y protestantes hiciesen ptt- blicaciones en oposicién a la supremacta de Roma, Las figuras prin- cipales del gobierno colombiano, més atin, se interesaron perso- nalmente en promover un nuevo aire de tolerancia. Santander, el vicepresidente de Colombia, y Restrepo, el ministro del Interior, ; Servando Teresa ce Mier, Discurso sobre l ncn del papa Lan XII, México, 1825, pp. 4,14. 8 LONDRES (1610-1829) alentaron las asociaciones masénicas y el anticlericalismo. Y Pedro Gual lleg6 a ser el primer presidente del capitulo de Colombia de la Sociedad Biblica Briténica (British Bible Society), un capitu- Jo fundado por James Thompson durante sus prolongados viajes por Hispanoamérica. Elclero ultramontano, que vio el surgimiento del anticlericalis- ‘mo patrocinado por el gobiemo como una amenaza directa al monopolio de que habia gozado, no estaba dispuesto a ceder. No fue, sin embargo, en el centro del poder colombiano, en Bo- got4, donde la confrontacién entre el clero y el Estado se sintié con més intensidad, sino en Caracas. Aqui la Iglesia se opuso a la distribucién de la Biblia en espaftol y echo manos de la conocida ‘téctica de incitar a Jos esclavos a la rebelién. En 1824 los esclavos. de Petare, un suburbio de Caracas, se levantaron en defensa de Fernando; un cura fue acusado de promover la insurreccién. Otros incidentes similares ocurtieron después, y se sospechaba que la Iglesia estaba coordinando los esfuerzos por la rebelién con las fuerzas de Espaiia y Francia.S Alentados por el progreso diplomatico con la Gran Bretafa, pero descorazonados por la crisis religiosa, econémica y politica, Bello y Garefa del Rio decidieron reiniciar la publicacién de una revista. Esta vez, sin embargo, se apegarian més a la realidad y disefarian un formato més corto y menos costoso. EI titulo de la nueva publicacién fue El Repertorio Americano, del que aparecie- ron cuatro voliimenes entre 1826 y 1827. Guillermo Guitarte pro- bablemente tiene raz6n cuando afirma que Garcia del Rfo asumi6 el papel principal en la Biblioteca, pero se equivoca cuando ex- tiende esta observaci6n a El Repertorio. Una consulta del indice de Ja edicién facsimilar de EI Repertorio revela que Bello firmé 29 poc- ‘mas, traducciones y articulos. En contraste, Garcia del Rio firmé sélo 13 articulos.? * Esta descripcin del auge del anticlericalismo en Colombia sigue de cerca la obra de Mary Watters, A History ofthe Church in Venezuela, 1810-1930, Chapel Hill, N.C, 1933. * Guitarte, “El papel de Juan Garcia del Rio en las revistas de Londres", ‘pp. 59-73; El Repertorio Americano, edicion en facsimile con notas y prefacio por Peciro Grases, Caracas, 1971. Para la actividad de Belo de solictar materiales para ublicacién en E! Repertorio, véase el primer tomo de sa correspondencia (OC, ol. 25, PP, 203,285, 261,270,279, 310,341,343, 345, 350, 364, 377). El papel pro- tagénico de Bello en el periédico lo confirma José Joaquin de Mora, quien “LA AGRICULTURA” 39 fuando la necesidad de preservar vinculos con Europa, incluso con Espafa, y con la cultura clasica y la Hustracion, Su “america. Pismo" es como el de Miranda, caracterizado por una compleja trama de tradicién occidental y la energia de las naciones emer. gentes. En un articulo sobre Colén, la figura tutelar de Miranda, Bello trata de resolver a cuestin de la animosidad entre Espatia ¥ la América espafiola, lo cual es quizés el tema més espinoso en cualquier discusi6n del “americanismo”. Bello dice: No tenemos la menor inclinaciGn a vituperar la conquista, Atroz 0 no atroz, a ella debemos el origen de nuestros derechos y de nuestra existencia, y mediante ella vino a nuestro suelo aquella parte de la civilizacién europea que pudo pasar por el tamiz de las preocupa-

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