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Torture Princess

Volumen 7

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Un Juramento de Rebelión
¡Escuchen, damas y caballeros!

Dejen que mis palabras sean un registro de nuestro servilismo. Dejenlas ser escuchadas
como un lamento de las humillantes vidas a las que nos han forzado. Dejenlas ser
escuchadas como un grito de ira ante la crueldad de los destinos a los que hemos sido
sometidos.

Y dejenlas ser escuchadas como un himno de alegría.

Hemos llorado, y hemos llorado, y hemos llorado, y no tenemos lágrimas faltantes por
derramar. ¿Qué opción tenemos, entonces, más que regocijarnos en su tiranía? Hemos
sobrepasado la resignación, hemos trascendido la desesperación, y por fin, hemos
encontrado nuestra respuesta. Pero alcanzarla cuesta más vidas de las que jamás
conocerán.

No pueden ni siquiera comenzar a imaginar las crueldades que hemos sufrido.

Verán, la mayoría de las personas no son nada más que animales ignorantes y estúpidos.
¿Y por qué no lo serían?

Después de todo, cualquiera lo suficientemente desafortunado para ser endilgado con


sabiduría y razón inevitablemente sería forzado a confrontar las contradicciones e
inconsistencias de este mundo. Y sin la ignorancia para protegerlo, la discordancia haría
que su corazón se volviera añicos. Por lo que, con el fin de protegerse a sí mismos, los
vivos se reducen a sí mismos a animales básicos.

Cuando se trata de su propio dolor, ustedes son tan sensibles como aves bisoñas.

Pero cuando se trata del dolor de otros, son tan sordos e inconscientes como un cerdo.

Sólo ven lo que quieren ver, sólo escuchan lo que quieren escuchar. Y es porque son
débiles.

Para la mayoría de ustedes, su único crimen es la cobardía—pero me importa una mierda.

No tienen mi simpatía, nunca vamos a estar de acuerdo, y encuentro la idea de


reconocerlos repugnante.

Porque es en la debilidad que las personas tienen cabida para crecer. Seguramente, había
algo que aprender de todos esos horrores que presenciaron. Sin embargo, persistieron en
su ignorancia. Muchos, muchos de ustedes insistieron en mantener su inane estupidez.

No se equivoquen—se nos ha dicho que los perdonemos una y otra vez.

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Una idea cruzó mi mente una vez—si el fin de los días realmente hubiera estado sobre
nosotros, tal vez todo habría estado bien. Al borde de la aniquilación, incluso podría recibir
su malicia con una sonrisa. Todas sus atrocidades podrían ser perdonadas, declaradas
como incidentes aislados de locura inducida por el miedo. Pero Dios y el Diablo fallaron en
bajar el martillo—

—así que yo debo hacerlo en su lugar.

Tomaré este mundo, lo haré mío, y mataré hasta el último bufón que camine sobre él. No
necesito una razón. Después de todo, la justicia murió hace mucho tiempo atrás. A este
punto, ¿qué propósito tiene alguien para algo tan decente y correcto? Y al final del día, no
importa si elijo actuar o ver desde fuera; no afectará nuestro destino final.

La salvación no vendrá, damas y caballeros. No para ustedes, y ciertamente no para mí.

Ah…me lamento como un niño a veces.

Si tan sólo Dios fuera más misericordioso.

Si ese fuera el caso…

…podría haber otro camino.

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1: Un Nuevo Escenario
Hace tres años, el mundo por muy poco conoció un final trágico. Sin embargo, ese destino
aparentemente inmutable fue alterado por una sola persona. Y quien logró esa milagrosa
hazaña no fue un gran héroe.

Fue un chico que había reencarnado de otro mundo después de una vida de abuso y una
muerte carente de propósito.

Tuvo una oportunidad en la vida, luego tuvo varias experiencias, algunas horribles y algunas
irremplazables. Luego, tras una larga sucesión de batallas, obtuvo una cantidad colosal de
maná y la usó para salvar a alguien preciosa para él.

Y mientras lo hacía, salvó al mundo.

Al sacrificarse a sí mismo.

Después de almacenar a Dios y al Diablo, el chico cayó en un profundo letargo en el Fin del
Mundo. Gracias a sus actos, las personas del mundo lograron evitar el apocalipsis. El bien
más grande para el número más grande era, seguramente, el resultado más grande.

Uno podría decir que todos vivieron felices por siempre.

Y eso estaría perfecto.

Pero siempre que la historia de alguien termina, hay algunas cosas que permanecen aún.

Con su contrato con la vida renovado, el mundo siguió. Pero las campanas con el tiempo
sonarían sobre el levantamiento de un nuevo telón.

Porque así es como son las campanas y los telones.

La continuación de la obra fue develada en las tierras de la gente bestia.

Y el nuevo escenario era la sala de audiencias de Vyade Ula Forstlast.

La cámara era un espacio tranquilo con un pedestal sobre un pequeño tramo de escaleras,
acabado con un trono en el centro del área.

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Cortinas decoradas con delicado bordado colgaban elegantemente a ambos lados. Sus
patrones florales con pétalos grandes ofrecían al salón un precioso aire, y su pesada y
gruesa tela daba a la habitación la clase de solemnidad que uno asociaría con una bestia
majestuosa.

Normalmente, cada cortina tendría varios soldados habilidosos haciendo guardia detrás de
ellas. Ahora, sin embargo, su presencia no se sentía en ningún lado.

Todos estaban muertos.

La sala del trono había sido transformada en una escena del crimen espeluznante, su
mística atmósfera rota por el olor a sangre y la lúgubre cortina de muerte. Y lo peor de todo
era lo que se encontraba sobre el trono.

Las dos princesas imperiales de la gente bestia yacían muertas.

La segunda princesa imperial, de pelaje blanco puro y cabeza de lobo, estaba sobre el
trono, inmóvil. Su cabeza se encontraba hacia abajo. La primera princesa imperial, con
pelaje rojo y cabeza de lobo—quizás habiendo intentado proteger a su hermana—yacía
tumbada sobre ella. Su pelaje blanco y rojo, además de su vestido y uniforme militar,
estaban empapados de sangre fresca.

Tampoco era probable que abriera sus ojos de nuevo.

Un par de humanos estaban ante los cuerpos de las hermanas,

“El verdadero valor de la información yace en su capacidad de poner en marcha las mentes
de las personas. Emotivo, cómo las tres razas se las arreglaron para unirse por una meta
común. Pero la información que fue compartida entre ellas y posteriormente filtrada puede
ser descrita como nada más que un total error. La posibilidad de que personas aparecieran
de otros mundos y los detalles respecto a la carne de demonio, en particular, debieron
haber sido ocultos.”

El primero en hablar fue el hombre vestido de negro de pie junto al trono.

Era alto, bien proporcionado, y, aparte de su melancólico ambiente, relativamente atractivo.


Sin embargo, parte de su rostro estaba oculto debajo de una máscara de cuervo blanca. Era
realmente peculiar, ver a un hombre llevar sólo la mitad de una máscara. Su atuendo, el
cual curiosamente se parecía al de un doctor o un investigador, era negro desde la parte
baja.

Siguió su discurso con un tono nivelado completamente inadecuado para la situación en


mano.

“Invoqué un par de demonios más débiles en un hombre y una mujer, luego destruí sus
egos. Tuvieron dos niños. Luego crucé a los niños. Al repetir ese proceso, era posible crear
un demonio puro y poderoso. Finalmente, creé un demonio lo suficientemente poderoso que

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cumpliera con mis necesidades. Por supuesto, todo el proceso fue un poco más enredado
que simplemente cruzar ratones. Como pueden ver, me tomó tres años completos alcanzar
este punto.”

“Está bien, Padre. Por favor no estés triste. ¡En realidad, solo estamos empezando!”

Al final del discurso del hombre, su tono tomó una pizca de desasosiego. Su compañera,
una pequeña adorable, le ofreció palabras de ánimo. Luego se giró hacia Elisabeth.

Su cabello era largo, abundante, y blanco, y sus ojos eran rojos. Carecía un poco de
pigmentación, pero quizás solo había nacido de esa manera.

“Escuché tu historia, Elisabeth. Es una historia muy triste. Eso es lo que pienso. Estoy
pensando en ti, aunque nadie en el mundo lo haga.”

Su vestido bondage azul estaba decorado tan considerablemente con volantes y cintas que
apenas era reconocible como uno. Era lindo, pero también tan ofensivamente femenino que
algunos lo considerarían desmesurado.

Incluso para un mundo en que existía la magia, su atuendo daba la impresión de haber
salido directamente de un cuento de hadas. Y no era solo su ropa—su expresión se veía
sobrenatural, también. Sus alrededores ensangrentados hacían que su rostro pareciera
retorcido y perverso.

La chica extendió inocentemente su pálida mano.

“¡Te ayudaré! ¡Te ayudaré, Elisabeth! ¡Te ayudaré a reunirte con las personas que te
importan!”

“…¿Quién diablos eres?”

La respuesta de Elisabeth fue concisa. La chica le dio una mirada blanca. Sin embargo,
después de recobrar la compostura, agarró el dobladillo de su falda y dio una reverencia
adorablemente incómoda.

“Es verdad; tengo que presentarme primero. Eso es lo que hiciste. Así que debería hacer lo
mismo. Mi nombre es Alice Carroll*. Soy la chica ideal de los hombres y la pecaminosa
ramera que merece ser apedreada. Sin embargo, ese es el nombre que Padre me dio, y las
palabras que se me ocurrieron. Mi nombre real, aquel que perdí, es Sara Yuuki.”

[Nt: Técnicamente debería ser “Alicia”, ya que Alice se puede traducir así, pero bueh; Alice
viene de Alice In the Worderland, y Carroll de Lewis Carroll, creador de dicha obra.]

“¿Sara Yuuki? Espera… Esa extraña pronunciación…esa auto introducción… No, no


puedes ser—”

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“Eres la Torture Princess, así que… Sí, sería extraño ser lo mismo. Ser exactamente lo
mismo sería extraño. Así que, como alguien que fue reencarnada, supongo que debería
decirlo así; yo soy…”

La chica soltó una entretenida risita.

Y con pureza en su voz, la chica—la libre de la carga del pecado original de ese mundo—
hizo su proclamación.

“…La Torture Princess de Otro Mundo. La Fremd Torturchen, si quieres.”

Por lo que el telón se alzó sobre un nuevo escenario.

Los intérpretes, quiénes finalmente habían encontrado paz, no recibieron oportunidad de


opinar.

***

“¿La Fremd Torturchen? ¿Una nueva reencarnación?”

Elisabeth repasó verbalmente la extraordinaria información. Así que alguien había


reencarnado aparte de Kaito Sena. Y había una Torture Princess aparte de ella—Elisabeth
Le Fanu—y Jeanne de Rais.

Pero combinar ambos desafiaba cada pizca de lógica en el mundo.

Tal ser no debería existir.

Elisabeth fue afectada por una sensación muy similar al vértigo. Sin embargo, rápidamente
recuperó la compostura.

Después de formar un pequeño vórtice de oscuridad y pétalos de flor, metió su mano y sacó
una espada larga. La inscripción tallada en su cuchilla carmesí brilló mientras gritaba su
nombre.

“¡Executioner’s Sword of Frankenthal!”

En resumen, estaba rechazando completamente el saludo de Alice. Sin embargo, la chica


en cuestión no parecía ofendida en lo más mínimo. Simplemente ensanchó su sonrisa.
Junto a ella, el hombre colocó un dedo sobre su quijada y acarició la línea dónde la máscara
se encontraba con la carne.

“Eres libre de actuar como desees. Pero reza para que Dios sea tu salvación.
Porque el principio, el medio, y el final yacen en la palma de Su mano. Su apariencia e
inscripción coinciden con el reporte perfectamente. Es extraño, sin embargo—nunca la he
visto en persona antes, pero, de alguna manera, tengo la impresión de haberlo hecho.”

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“Ah, sabes de mi espada. Pero mil reportes no te dirán nada de la punzada de su cuchilla.
Ven, entonces, disfruta de ella hasta el hastío. Es un honor raramente concedido a tontos
tales como tú, pero estoy preparada para hacer una excepción.”

Elisabeth escupió una clara amenaza, a la cual el hombre de negro asintió con una extraña
y erudita compostura.

Entonces retrocedió un paso y le dio a la espalda de Alice un pequeño empujón. Sus


mejillas se pusieron rojas escarlatas mientras avanzaba,

“¿Padre? ¿Puedo ir? ¡¿En verdad, en serio?! ¡Yippee, estoy tan feliz!”

“¡Pendulum*!”

[Nt: Péndulo.]

Elisabeth apuntó al techo, lanzando inmediatamente su ataque.

Oscuridad y pétalos de flor se arremolinaron en lo alto. Luego una kusarigama* salió


disparada desde lo negro y carmesí. Gracias al momentum de su caída, la cuchilla se
balanceó hacia atrás. Justo antes de golpear el muro, sin embargo, el diabólico Pendulum
se detuvo y se balanceó en la otra dirección.

[Nt: Es un arma japonesa, en realidad no aparece ese nombre, pero al buscar “sickle-and-
chain” salió esa arma.]

En otras palabras, directo hacia Alice.

Aceleró hacia ella a una velocidad mucho más grande de la que la gravedad debería haber
permitido. Varias cadenas se dispararon hacia su espalda, también. Luego Alice Carroll fue
empalada entre las dos—o más bien, debería haberlo sido.

Sin embargo, ninguna gota de sangre llenó el aire. Todo era tranquilo y callado. Elisabeth
frunció el ceño.

De repente, Alice y el hombre se habían desvanecido de encima de las escaleras. Un gran


huevo negro estaba en su lugar. Su brillante cáscara parecía haber repelido todos los
ataques. Entonces una voz jovén hizo eco desde dentro,

“Humpty Dumpty—una vez se rompe, ‘ni con todos los caballos del rey y todos los hombres
del rey se puede ensamblar otra vez.’ Pero no se romperá a menos que ‘tenga una gran
caída.’”

“Hmph. Una rima que no he escuchado, y una regla muy peculiar. ¿Influencia de tu mundo
original, supongo?”

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“Sí, así es. Hay esta historia, ya ves, y la usé como base para todo mi Fremd Torturchen—
¡H-Hey, me sorprendiste! ¡¿Por qué fuiste e hiciste eso?! Eso fue demasiado— ¡Eek!”

Alice soltó un pequeño chillido—el huevo se había acabado de alzar en el aire sobre un
Pillory* de piedra.

[Nt: Picota, ¿han visto esas cosas en las que ponían a las personas para ser humilladas
públicamente que tienen tres agujeros para la cabeza y manos? Es eso mismo.]

Elisabeth había abandonado todo el propósito planeado del dispositivo y en cambio lo


estaba usando para darle al huevo su prescrita “gran caída.”

Alice parecía sin duda alarmada. Ella y el hombre salieron despedidos del cascarón. Las
cadenas intentaron seguirlos, pero Alice repelió el ataque con un rocío de pétalos de flor. El
hombre se mantuvo en calma todo el tiempo, pero los ojos de Alice pronto se abrieron
ampliamente.

Elisabeth había preparado una montaña de clavos en su lugar de aterrizaje también.

“Solo dejen que los atraviesen y terminen con esto.”

“¿Huh? ¿Qué? ¿Clavos, también? ¡Ya es suuuuficiente!”

Pero en el momento antes de que la trampa letal de Elisabeth funcionara, Alice dibujó un
círculo. El suyo no estaba hecho de oscuridad y pétalos de flor; era solo un disco negro,
como el agujero de un conejo. Sacó un mantel parecido a uno que podría usar para una
fiesta de té desde el interior, luego cubrió suavemente las agujas con él. El suelo debajo
regresó a su estado plano

Alice y el hombre aterrizaron con un thump. Mientras recuperaba el aliento, limpió las gotas
de sudor frío.

“Jadeo, jadeo… Ahora, escucha. Elisabeth. Eres muuuuuuuucho más grande que yo, así
que creo que ataques sorpresa como ese son bastante impropios de una dama como tú.
¿Tu padre no te regañó y te dijo que era incivilizado? ¿Qu—? ¡Hey! ¡Estoy intentando
hablar contigo!”

“¿Regañarme? Al contrario. Mi padre adoptivo, en mi caso, es un bruto que tiene gran


afecto por los ataques sorpresa… My, my… ¿Bloqueaste mi ataque con tus propias manos?
Tus palabras puede que sean sosas, pero tus reacciones son una historia muy diferente.”

“Oh, ¿te estás burlando de mí? ¿O me estás halagando?”

“Ambas, a pesar de que la última me duele. Tonta.”

Elisabeth chasqueó su lengua mientras intentaba poner más fuerza tras su balanceo de
espada.

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En el momento en que Alice aterrizó, Elisabeth había corrido deprisa por las escaleras hacia
arriba e intentó cortar su cabeza. Pero Alice había atrapado el golpe mortal con una mano.
Y después de que el Pendulum regresara después de rebotar en el huevo, lo bloqueó de la
misma manera también.

En ese momento, Alice estaba de puntillas y agarrando una cuchilla en cada mano.
Graciosamente, todo su cuerpo estaba temblando. Menos gracioso, sin embargo, era la
falta completa de aperturas en su defensa.

Su técnica desafiaba toda razón.

“Hmph.”

Elisabeth soltó la Executioner’s Sword of Frankenthal, luego pateó el borde de su mango y


dio un mortal hacia atrás por el aire. Después de aterrizar a la mitad de las escaleras, saltó
hacia atrás una vez más y regresó a su posición original.

Alice seguía sonriendo. No hizo ningún esfuerzo en perseguirla. Elisabeth recordó la


presentación de la chica.

Fremd Torturchen, eh.

Aparentemente, eso había sido más que solo una broma enferma.

***

Ahora bien… ¿Qué hacer…?

Elisabeth dirigió su mirada detrás de ella. Lute y el resto de sus hombres estaban
congelados de shock.

Indudablemente aún estaban intentando procesar la combinación del horripilante


espectáculo, las muertes de las princesas imperiales, y el discurso del hombre. Después de
asegurarse de que Alice no estaba preparando un ataque sucesivo, Elisabeth chasqueó sus
dedos. Su espada, la cual Alice todavía estaba agarrando con su mano, pasó de nuevo a
ser pétalos de flor.

De repente, Alice los metió en su boca. Lamió sus labios, esparciendo sangre por encima
de ellos.

Era como mirar a un gato que recién había comido a un ratón.

“¡Mmm, es dulce! Sabe a postre. ¡Sí, como galletas y dulces! El azúcar es muy caro en este
mundo, sin embargo… Dime, ¿qué clase de postre te gusta más, Elisabeth?”

“¿Qué aspiran lograr?”

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Alice parecía estar balbuceando, así que Elisabeth la ignoró y le dirigió su pregunta al
hombre.

Había notado algo fuera de lugar durante su intercambio de golpes. Comparado con los
contratistas de demonios con los que había peleado en el pasado, había algo
decididamente sobrenatural respecto al hombre. No era que parecía una buena persona, de
por sí.

Era que parecía sumamente absurdo.

Parece extrañamente calmado, pero solo eso ni siquiera es la mitad de ello. La


mirada en sus ojos es una que no he visto a menudo.

Los ojos del hombre eran fríos y vacíos. Era como si alguien hubiera drenado toda emoción
de ellos. No estaba disfrutando su situación actual, y ninguno de los muertos y el dolor que
había causado parecían deleitarlo o entusiasmarlo en lo más mínimo.

Dado el horrible espectáculo que había creado, ese hecho era peculiar al extremo.

El hombre no ofreció ninguna respuesta. Elisabeth presionó.

“Te diste cuenta de que ‘al invocar de otro mundo un alma que está acostumbrada al dolor,
colocarla en un cuerpo inmortal, y hacerla formar un contrato con un demonio, y darle el
corazón de un individuo que ha infestado carne de demonio y acumulado una enorme
cantidad de dolor, es posible crear artificialmente una entidad capaz de revolucionar el
mundo.’ Así que, ¿qué, tu objetivo es revolución, entonces?”

“Qué pregunta tan extraña. De hecho, no entiendo por qué preguntarías algo así. ¿Por qué
recurriría a tales dolores para crear una revolucionaria, si no es para empezar una
revolución?”

El hombre alzó una ceja. Casi aterrizar en la cama de clavos ni siquiera lo había
desconcertado, pero la pregunta estúpida parecía haberlo molestado.

Elisabeth asintió con la cabeza. Había lógica en eso. Pero, debido a la particularidad del
comportamiento del hombre, tenía que preguntar. En lo que a ella respecta, él no tenía nada
similar a pasión o avaricia. Lo que sea que lo impulsara, casi ciertamente no era ambición o
sed de poder.

Francamente, es ridículo que un hombre como él hable de revolución.

Desdén llenó sus pensamientos mientras comenzaba a extender su interminable lista de


preguntas.

La meta del hombre era “revolucionar el mundo.” Sin embargo, no estaba claro
específicamente qué implicaba eso. Además, parecía completamente carente de pasión,

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haciendo difuso qué lo había impulsado a asesinar a las princesas imperiales. Y también,
era un misterio por qué no había abandonado la escena hace tiempo.

Esperando obtener una pizca de luz sobre esos puntos, Elisabeth abrió su boca para hablar.

En el momento en que lo hizo, sin embargo, una voz baja sonó detrás de ella.

“…¿Y es por eso que mataron a esas dos?”

“Lute, me alegra que finalmente te nos unas. Pero por ahora, cálmate. La situación pide
discreción.”

“¡¿Mataron a nuestras nobles princesas por el bien de algún endeble y fugaz capricho?!”

Lute rugió, su ira calentándose como un infierno. Elisabeth, todavía mirando hacia delante,
extendió un brazo al costado para impedirle atacar. Él soltó un gruñido bajo después de
detenerse de golpe por poco.

El hombre de negro ladeó su cabeza al costado un poco. En lo que parecía ser un hábito
suyo, acarició su submaxilar.

“Parece haber un malentendido. Permítanme enmendarlo. No fueron solo ‘esas dos.’


Alice…¿cuántos fueron de nuevo?”

“¡Ciento ochenta y siete, Padre! ¡Incluyendo a los veinte asistentes de la zorra*.”

[Nt: Cabe aclarar que no la insulta, sólo dice su raza.]

Alice respondió con un tono animado. El hombre la elogió al acariciar su mejilla.

Ciento ochenta y siete, incluyendo a los veinte asistentes de la zorra.

¿Qué significan esas figuras?

Elisabeth frunció el ceño. Las palabras tuvieron un tono ominoso, pero no pudo descifrar
qué quisieron decir. Detrás de ella, sin embargo, Lute y el resto de sus hombres se
quedaron sin aliento. Esta vez, parecía que habían alcanzado la respuesta primero.

“Ciento ochenta y siete…incluyendo veinte… Peso eso es…”

“¿Qué pasa, Lute? ¿Qué están…? ¿Qué es lo que los tiene tan perturbados?”

“Ciento ochenta y siete—sin contarnos, esa es la cantidad del personal que estaba
trabajando aquí en la residencia principal de Lady Vyade Ula Forstlast.”

Uno de sus subordinados, un hombre bestia con cabeza de perro que estaba bastante
orgulloso de su corto pelaje moteado de negro y blanco, la puso al corriente. A menudo era

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elogiado por su temperamento sereno, pero ahora incluso él estaba hablando con voz
temblorosa. Elisabeth rápidamente se giró al hombre de negro.

Él le dio un pausado asentimiento de cabeza, luego explicó con un tono inquietantemente


tranquilo.

“Tus hombres son admirablemente rápidos para entender. Es una rara bendición, ser capaz
de pensar tan claramente bajo circunstancias tan adversas. Están absolutamente en lo
cierto—los únicos en el predio todavía viviendo… No, déjame mejorar eso. Los únicos que
dejamos vivir fueron tú, Capitana Elisabeth Le Fanu de la Brigada de Paz, y los hombres
acompañándote.”

En otras palabras, todos, a excepción de ellos…habían sido masacrados.

Fue sólo en ese momento que Elisabeth Le Fanu finalmente lo comprendió.

La situación en la que habían sido puestos era mucho más nefasta de lo que había
imaginado.

***

¿Masacraron a todos en la residencia, muchos de ellos habilidosos veteranos


militares, sin que siquiera lo notara? ¡Qué broma tan enferma! Sin embargo…

Elisabeth presionó su cien. El hombre ciertamente no parecía estar mintiendo. Por más que
intentó, no podía sentir a nadie aparte de ellos en el edificio. Y en todo caso, él tenía poco
que ganar de engañarla a ella y a sus hombres.

Dada la situación, no había razón lógica para dudar de la horrible declaración del hombre.
Elisabeth desapasionadamente reconoció ese hecho.

En el momento en que lo hizo, una serie de rostros atravesó su mente.

El cocinero que preparaba su canasta cada mañana. La asistente real que ordenaba su
habitación tan diligentemente. El soldado que venía a ella cuando necesitaba consejos de
entrenamiento. Ahora bien, Elisabeth no había sido particularmente cercana a ninguno de
ellos. La Torture Princess era una pecadora sin igual—nunca sabía cuándo el mundo se
volvería en su contra una vez más, y por eso, evitó volverse demasiado cercana a alguien.

Pero, aún así, entre la influencia de la Wise Wolf Vyade y la deuda que todos sentían hacia
Kaito Sena, toda la gente bestia era sumamente educada y amistosa con ella. Siempre
habían tenido sonrisas en cada recuerdo que ella tenía de ellos.

Cada día, había estado rodeada de rostros amistosos.

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Pero ahora…la mayoría de ellos están muertos.

Ni siquiera habían tenido la oportunidad de decir adiós.

Y ahora nunca hablarían de nuevo.

Elisabeth sintió una punzada leve en su pecho. Sin embargo, rápidamente se aseguró de
aplastar ese frágil sentimentalismo.

En el pasado, ella misma había apilado cadáveres tan alto como el ojo podía ver. Sería la
cumbre de la absurdez que ahora esté sobresaltada por ellos. Y ni el dolor ni el
remordimiento iba a ayudarlos a salir de su predicamento actual.

Fue un golpe de buena suerte que Vyade esparciera a sus médicos por la tierra
como parte de su iniciativa de caridad… Es un grupo útil de personas que evitamos perder,
la esposa de Lute entre ellas.

Elisabeth pensó en los sobrevivientes en silencio.

Todo el tiempo, la gente bestia presente temblaba. Habían comprendido rápido la situación,
pero hacerlo les había causado tal shock que los había congelado a todos de nuevo. Sin
embargo, su ira seguro iba a superar su shock e intensificarse dentro de poco.

El hombre de negro, por otro lado, continuó casualmente, sin mostrar la más miníma pizca
de remordimiento.

“Veo que ustedes caballeros entienden la situación correctamente. Sin embargo, pido que
arreglen su comentario de ‘endeble y fugaz capricho’—sin embargo, concederé que las
dificultades que han superado fueron muy dignas de atención.”

“¡Así es! ¡Como un héroe de una historia, y los nativos que pelearon junto a él!”

“Alice, si realmente quieres convertirte en una dama apropiada, vas a tener que aprender a
controlarte. Estoy hablando ahora mismo, y es grosero interrumpir. ¿Entiendes?”

Al ser regañada por el hombre de negro, Alice hinchó sus mejillaz, luego comenzó a girar en
círculos en cambio. Su vestido azul se alzó alrededor de ella como una flor floreciente. El
hombre, dejando a Alice con sus extraños aparatos, continuó.

“La primera dificultad fue cuando los catorce demonios, liderados por Vlad Le Fanu, se alzó
contra ustedes. La segunda fue la llegada de la Torture Princess. La tercera—irónicamente
provocada por sus acciones que resultaron en la exitosa captura de Vlad—fue tener que
subyugar los catorce demonios después de que se dividieran y huyeran. Y la cuarta fue
evitar el fin orquestado del mundo. Sus esfuerzos en cada una de esas grandes batallas
fueron lo suficientemente nobles para que incluso me encontrara forzado a reconocerlos.
Mis acciones hoy, por muy vergonzosas y violentas que puedan ser, sirvieron un propósito
crucial. Verán, mientras todos estaban peleando por la salvación en la luz, una tragedia lo

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suficientemente desalentadora para justificar revolución estaba desarrollándose en el


fondo.”

“Ya veo. Fue muy instructivo. Ahora que sé eso, muy similar a Vlad, tienes un poco
demasiado afecto por el sonido de tu voz. ¡Solo ve al punto y di lo que estás intentando
decir, maldición!”

Si Vlad estuviera presente para escuchar eso, indudablemente continuaría una larga e inútil
diatriba sobre cómo la comparación era injusta, lo que inmediatamente lo prueba. Sin
embargo, Elisabeth rápidamente disipó la imagen de su padre adoptivo que había brotado
en su mente por cuenta propia mientras le daba voz a su cándida ira.

El man acarició el borde entre su máscara y su mandíbula, luego asintió con la misma
compostura inalterable de siempre.

“Reconozco que no estoy siendo muy específico. Entiende, sin embargo, que eso es un
poco intencional. Con el fin de discutir los detalles, primero deberíamos cambiar el
escenario. Eso está relacionado a por qué te dejé viva, Elisabeth Le Fanu. Te vemos como
alguien importante con quién hablar.”

“…¿’Alguien importante con quién hablar’?”

Elisabeth frunció el ceño. Esas difícilmente eran las palabras que había esperado escuchar
del hombre que había masacrado a sus camaradas gente bestia. Alice, sin notar la mirada
despectiva de Elisabeth, saltó arriba y abajo como un conejo blanco.

“¡Así es, así es! ¡Queríamos hablar contigo! Porque creo que podemos entendernos entre
nosotros, ¿ves? Te lo dije, ¿no es así? ¡Te ayudaré a reunirte con ellos! Puedes contar con
nosotros, sabes. ¡Porque, porque Padre y yo somos asombrosos! ¡Lo prometo, podrás
reunirte con las personas que te importan!”

“Con esa ya son dos veces, Alice. Contrólate ya. Estoy hablando ahora mismo, y además…”

El hombre regañó a Alice una vez más. Elisabeth salió corriendo hacia ellos.

“Umm,” Lute intentó interrumpir, pero el hombre continuó como si nada,

“…escucharte decir eso no hará nada más que llenar de ira a Elisabeth.”

Elisabeth desenvainó la Executioner’s Sword of Frankenthal mientras corría hacia adelante.

Luego la hizo caer sobre el cuello del hombre.

***

“—¿Qué tienes intención de hacer?”

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Mientras su pregunta resonaba, un ruido metálico agudo también. La oscuridad había


explotado una vez más para bloquear la cuchilla de Elisabeth,

Si esta guardia hubiera sido levantada un segundo más tarde, la cabeza del hombre habría
salido volando por el aire. Era una espléndida muestra de talento defensivo, ciertamente.
Pero quien había invocado la oscuridad, Alice, parecía completamente perpleja. Debe haber
actuado únicamente por reflejo.

“¿Qué planeas hacerle a Kaito?”

Elisabeth siguió presionando con su espada. La oscuridad chirrió. Pensando que era una
apertura, el novato con cabeza de coyote de la Brigada de Paz gritó, “¡Capitán!” y corrió
hacia adelante. Queriendo respaldarla, dio su primer paso en las escaleras—luego
abruptamente retrocedió con su cola hecha bola. El aura asesina de Elisabeth simplemente
era muy intensa.

Había sólo una persona que le importaba lo suficiente a la Torture Princess que era digna
de ser descrita como tal.

Bueno, técnicamente dos. Pero en este momento, los dos en cuestión eran inseparables.

Sí, como un solo y dulce ser.

Elisabeth no tenía intención de permitir que alguien que planeaba hacerles daño siguiera
viviendo. Y cuando trataba con un agitador potencial, no tenía intención de estar a la altura
del nombre de Torture Princess. El castigo por ese crímen particular sería rápido, primordial,
y absoluto.

No importaba si entendía completamente la situación o no. Más allá de la oscuridad, el


hombre habló sin reservas.

“Tu ira es legítima—la apoyo por completo. La manera en que esa información fue expuesta
no tomó tus sentimientos en cuenta en lo más mínimo. Ruego tu perdón por eso. Alice, tú
fuiste quién se equivocó. Discúlpate.”

“¿Qu-Quéeeeeeee? ¡P-Pero, Padre, acaba de intentar de matarte! ¿Pero yo soy quien se


tiene que disculpar? Eso no puede estar bien. ¡Vaya, es tan erróneo como puede serlo!”

“Eso fue una cosa, y esta es otra. Cuando haces algo malo, tienes que disculparte. Así que
discúlpate.”

La voz del hombre no dejó lugar para debate. Alice agarró el dobladillo de su falda. Sus
labios temblaron, pero balanceó hacia abajo su cabeza. Las cintas blancas en su gorro azul,
que se parecían a orejas de conejo, cayeron hacia adelante.

“Lo siento, Elisabeth. Todo fue mi culpa. Por favor perdóname.”

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“Una buena broma, viniendo de ti.”

Elisabeth escupió esas palabras, pero en realidad, sus inclinaciones homicidas fueron
disminuidas bastante. Aunque fue insípido, los otros dos hablaban en serio. Puede haberse
visto como una rutina de comedia, pero estaban siendo bastante sinceros.

En particular, la amonestación del hombre de “cuando haces algo malo, tienes que
disculparte” había venido del corazón.

Ergo, considera su masacre aquí y su asesinato de las princesas imperiales como lo


correcto.

Los procesos de pensamiento y morales del hombre estaban fundamentalmente rotos. Eso
estaba demasiado claro para ella ahora. Mientras tanto, el hombre en cuestión estaba
poniendo en exhibición su honestidad y cubriendo a su indiscreta custodia. Su voz sonó
muy desde el fondo.

Parecía que él, también, estaba inclinando la cabeza.

“Y ahí lo tienes. ¿Podrías buscar en tu corazón la disposición para perdonarla? Espero que
podamos ponernos de acuerdo. Todo lo que Alice dijo fue que quiere ayudarte a reunirte
con ellos. Por favor no la malentiendas. Te lo prometo, no es nada parecido a lo que temes.
Todo lo que queremos es reunirte con ellos, y según se dice, eso es algo que pareces
querer bastante.”

“Te pediré que amablemente te contengas de asumir el conocer qué quiero. Es molesto.”

“Una tragedia es una tragedia, Elisabeth Le Fanu—pero no tiene que terminar como una.”

…¿Qué?

La solicitud del hombre era sincera, pero Elisabeth frunció su ceño. Algo al respecto parecía
extraño.

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Volumen 7

Emoción había comenzado a colarse en su voz en algún punto. Había algo inquietante
respecto a esa repentina pizca de humanidad, pero era gentil y honesta, también. Y lo que
es más, su tono sincero se mezcló en la memoria de Elisabeth.

Le recordó a alguien más, lo quisiera o no. Y en el momento en que se dio cuenta de quién,
se congeló.

¡De todas las personas, es…!

Kaito Sena.

Ese fue a quién el tono del hombre le recordó. Esa sinceridad, acompañada de compasión y
empatía por los indefensos, era igual a la suya. Era una voz que sólo alguien con heridas
muy, muy profundas podría poseer. Pero eso no explicaba por qué estaba usándola
ahora…

“¿Me hablarías con ese tono de voz?”

“Por supuesto.”

El hombre intentó continuar pero hizo una pausa en el último momento. Por primera vez,
parecía vacilar. El silencio persistió.

“Te enojarás, sin embargo,” murmuró finalmente. Sin embargo, tomó su decisión y habló.

“Después de todo, Elisabeth, eres débil, y te lo han arrebatado todo.”

“Hedgehog*.”

[Nt: Erizo, no sé si es realmente un método de tortura.]

La Torture Princess inmediatamente chasqueó sus dedos, y las mil agujas que lanzó al
hombre sirvieron como su respuesta.

Una oleada infinita de ruidos metálicos resonó. La oscuridad había repelido todas y cada
una de las agujas de Elisabeth. Sin embargo, lo había previsto.

El único propósito del ataque había sido para descargar su ira. A menos que lanzara o un
ataque sorpresa o una descarga repetida de golpes poderosos, sospechó que la oscuridad
aguantaría. Sin embargo, lo último era más fácil decirlo que hacerlo. Dejar que los cuerpos
de las princesas imperiales fueran atrapados en sus dispositivos de tortura no era una
opción. La gente bestia tenía a los cadáveres en alta estima, y con las cosas tan tensas
como estaban, pisotear su cultura sólo empeoraría las cosas. Pero su ira se negaba a
disminuir.

Es inaceptable… ¡Completamente inaceptable!

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Volumen 7

Una vez todo fue dicho y hecho en la batalla por la salvación—


—¿con qué se había quedado Elisabeth Le Fanu?

Hacerle esa pregunta era un tabú que no debe ser roto.

Al final de la batalla, sus efímeros y pacíficos días le habían sido arrebatados. No lo


admitiría, pero había perdido a todos los que amaba. Pero ella había sido rescatada. El
mundo había sido salvado. Todo había terminado para mejor.

Y todos habían vivido felices por siempre.

El bien más grande para el número más grande era, seguramente, el resultado más grande.

¿Entonces qué importa?

Elisabeth Le Fanu se había quedado sin nada. Pero decir que le habían arrebatado todo era
un puente demasiado lejos*. Él la había salvado. Y por eso, no le habían arrebatado todo.
Le habían dado todo. Eso fue lo que se había forzado a sí misma a creer. Porque, ¿qué otra
opción tenía?

[Nt: Puede ser una referencia a una película llamada así, y también se usa para decir “es ir
demasiado lejos”.]

Si no lo hacía, estaría traicionando la sonrisa de él.

Estaría traicionando esa expresión final que tenía Kaito Sena.

Respondió al hombre con un tono tan frío como el hielo.

“Tú y yo no tenemos nada de lo que hablar—ahora, haz el favor de morir.”

El hombre estaba al otro lado de la oscuridad. No debería haber podido ver qué estaba
haciendo ella. Sintiendo una oportunidad, Elisabeth acercó su espada a su pecho. Luego en
silencio apuntó su punta. Después de infundirla con su maná, la empujó hacia delante. La
oscuridad se destruyó. Sin embargo, no sintió la suave flexibilidad de la carne en el otro
lado.

Un ruido metálico resonó, pero no era de una espada contra espada.

“¿Oh?”

“Por favor, Elisabeth, contrólate. Eres una dama apropiada, no una chica mala, ¿verdad?”

Esquirlas de carmesí caían por el aire como fragmentos de vidrio, y el otro lado se hizo
visible.

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Alice, quién parecía haberse movido instantaneamente, estaba delante del hombre de
negro.

Y estaba sosteniendo, de todas las cosas, una cuchara de té.

***

“Ya veo, ya veo… Inane, sí, pero diestro sin embargo.”

Elisabeth dio un ligero asentimiento con la cabeza. Alice había desviado su cuchilla con la
curva de la cucharita. Ninguna pieza normal de vajilla debería haber sido capaz de
sobrevivir a ese golpe. Las cintas blancas de Alices crujieron mientras levantaba la cabeza.

Sus ojos ardían con una extraña clase de irritación. Gritó fuertemente.

“¡Si sigues siendo mala, no puedo invitarte a mi fiesta de té! ¿Qué vamos a hacer? ¡Oh,
tengo una idea! Podemos arrancarte los brazos y las piernas y solo dejar tu boca con la que
hablar. Incluso te alimentaré con galletas y té yo misma. ¿Qué dices, Elisabeth? Si no
quieres eso, ¿dónde está tu Lo siento?”

“Ha, escuchar a una mocosa maleducada parlotear sobre damas es un humor fino
ciertamente. Te haré saber, no soy ninguna dama—y por lo mucho que me importa, puedes
tomar tus galletas y té y dárselas de comer a los cerdos. ¿Quién iría a una fiesta con gente
como ustedes?”

“¡Vaya, ni siquiera lo lamentas! ¡Ni siquiera lo lamentas, Elisabeth! ¡Y después de que me


disculpé tan cordialmente! ¡Eso no es justo! ¡Se supone que eres mayor que yo! ¡Se supone
que eres mayor que yo, pero solo estás siendo mala!”

Alice pateó con sus pies como una niña. Por cual sea la razón, las cintas en su gorro se
erizaron amenazadoramente.

Elisabeth resopló una vez más. Lágrimas brotaban en los ojos de Alice, y balanceó su
cucharita de un lado al otro.

“¡Eres una chica mala y una miserable! Sabes, Elisabeth, las chicas malas son arrojadas en
la bañera, y golpeadas cientos de veces, y atadas con cinta de embalaje, y metidas en
bolsas de basura, y—y…¡toda clase de cosas aún peores! ¡Y cuando eso pase, nadie te
escuchará, sin importar cuántas veces te disculpes!”

“¿Cinta de…embalaje? No he escuchado de… Espera, no, ¿no me digas…?”

Elisabeth frunció su ceño. El miedo en la voz de Alice era real. Elisabeth abrió su boca,
queriendo estudiar su ilación, pero antes de que pudiera, Alice gritó una vez más.

“¡Si sigues siendo así, vas a morir junto a todos los demás en el mundo!”

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“Lamento interrumpirte cuando estás teniendo un momento tan agradable con tu potencial
amiga, Alice.”

El hombre de negro de repente la amonestó. Alice hinchó sus mejillas y lo observó. Parecía
que lágrimas de descontento podrían derramarse de sus ojos en cualquier momento, pero el
hombre la tranquilizó con una mirada. Entonces le hizo un gesto a algo con su barbilla.

“Pero es hora.”

Alice siguió sus ojos, luego soltó un pequeño soplido. Elisabeth y la gente bestia estaban sin
palabras, también. Porque la persona que había agarrado la muñeca del hombre era
alguien que ninguno de ellos había esperado.

“…E-Estás bromeando, ¿verdad?”

“Oh, no en lo más mínimo… Como puedes ver…esto…no es ninguna broma.”

El murmullo de Alice provocó una respuesta temblorosa. Cada vez que la mujer hablaba,
sangre goteaba por la fina tela cubriendo su pecho, manchando más su pelaje
anteriormente blanco. Su vida literalmente se estaba drenando ante sus ojos.

Pero le sonrió a Elisabeth y a sus hombres de todas formas.

“Porque yo…aún…vivo.”

Era Vyade Ula Forstlast.

La segunda princesa imperial a quién habían declarado como muerta.

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2: El Fin de las Princesas Imperiales


Abajo, abajo, abajo.

Alice cayó por un agujero muy profundo.

Después de ser arrojada en la bañera, ser golpeada cientos de veces con un rodillo de
amasar, me ataran mis brazos y piernas con cinta de embalaje, ser metida en una bolsa de
basura, y ser encerrada en un maletero por varias horas, de repente me encontraba
cayendo por un agujero muy profundo.

Nadie me escuchaba sin importar cuántas veces me disculpara. Nadie me escuchaba sin
importar cuán fuerte gritara. Estaba tan segura de que estaba siendo una buena chica esta
vez, así que pensé y pensé y pensé, pero no tenía ninguna idea de cómo iba a disculparme.

No grité. No me enojé. No lloré. Y me disculpé apropiadamente.

Pero se enojó conmigo de todos modos, diciendo que mi disculpa era molesta, que era
espeluznante que yo no estuviera llorando, y que su brazo dolía por golpearme tanto.

Pero aunque sentía calor en todas partes y mi cuerpo dolía y dolía, y aunque la lluvía y el
barro y los bichos estaban entrando a través de los agujeros en la bolsa y moviéndose
rápidamente por todos lados y reptando en mi boca y oídos, y aunque quería vomitar y mi
panza estaba vacía y me estaba congelando y mis dientes estaban castañeando y
castañeando y castañeando y mi mente se sentía que iba a romperse—

—por alguna razón, recordé cierto pasaje una y otra vez.

“Abajo, abajo, abajo.

Alice cayó por un agujero muy profundo.”

Um, ¿cuándo fue que leí eso, de nuevo? ¿Fue en ese entonces en que Mami todavía era
amable y linda y sonreía todos los días? ¿Fue en ese entonces en que mi Papá original aún
estaba con vida? ¿Fue antes de la primera vez que nos mudamos? Y después Alice cayó
hacia abajo, abajo, abajo—

—¿qué le pasó al fondo del agujero?

Mi cabeza se siente muy pesada. Ya no puedo recordarlo.

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Pero ya, no, duele, así que


tal vez, es to, fu, e, para, mejor

sí, ah,tal ve,z, es,to fu, e, pa,ra, mejor

¿me jo jor?

¿mejor?

***

“¡¿Lady Vyade Ula Forstlast, está con vida?!”

“—¿La mataste?”

Lute gritó con sorpresa y alegría, pero Vyade, inusitadamente, no le respondió.


Simplemente miró al hombre de negro, dando voz a su propia pregunta. Se sentó derecha,
su cuerpo temblando de dolor todo el tiempo.

Cuando lo hizo, su protectora de pelaje rojo y cabeza de zorro se deslizó de su pecho.


Valisisa cayó al suelo con un fuerte y duro thump. Sangre fresca se esparcía lentamente
alrededor de la primera princesa imperial.

Elisabeth entrecerró su mirada.

La primera princesa imperial había caído como una roca.

No queda nada más de Valisisa Ula Forstlast que un cadáver, entonces.

Después de fríamente hacer su evaluación, Elisabeth dirigió su mirada a la segunda


princesa imperial, Vyade Ula Forstlast. Justo como había dicho, de hecho aún vivía.

Sin embargo…, pensó Elisabeth. Esas heridas son profundas. Por como se ve, fue
apuñalada con una cuchara.

Elisabeth había sacado esa conclusión del horrible estado en que estaba el pecho de
Vyade. Una gran franja de su fino vestido, pelaje, y carne habían sido completamente
arrancados. Sus costillas, así como los órganos palpitantes debajo de ellas, eran visibles. El
golpe que había causado esa herida debe haber sido intenso. Mientras estudiaba la herida,
Elisabeth comenzó a pensar en cómo podría salvar a Vyade.

La gente bestia tiene poca habilidad con la magia. Podría intentar curarla yo— No,
tales hechizos difícilmente son mi fuerte. Pero no hay médicos restantes en la residencia,
tampoco. E incluso si escapar y llevarla con alguien lo suficientemente talentoso para
curarla fuera una opción, dada la carga que la teletransportación tendría en ella— No, sería
inútil de todas formas. Ningún médico vivo podría curar una herida tan severa.

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No tenía sentido intentar mentirse a sí misma. La situación no tenía esperanza. Elisabeth


tenía que reconocer claramente la verdad del asunto.

Vyade iba a morir.

No tiene sentido intentar salvar a los condenados.

Sus hombres parecían haberse dado cuenta de eso, también. Cuando habían descubierto
que la segunda princesa imperial estaba con vida, inmediatamente habían corrido hacia
adelante, pero al ver su herida, se congelaron de golpe.

Varios de ellos cayeron de rodillas. Gritos vacíos se esparcieron en el aire.

“Oh… Oh, Lady Vyade…”

Normalmente, era el máximo irrespeto que un subordinado omitiera el apellido de un


miembro de la familia imperial. Y sentarse delante del amo de uno cuando dicho amo
estaba gravemente herido era la cumbre de la absurdez para empezar. Pero así de
aterradora era la herida de Vyade.

El hombre de negro pareció darse cuenta del estado en que estaba la segunda princesa
imperial. Quizás como muestra de piedad, no intentó liberarse de su agarre. Después de
ladear su cabeza al costado, finalmente habló.

“Hay muchas personas a las que eso podría referirse. ¿De quién en particular estás
hablando?”

“Mi hermana.”

Una mirada de sorpresa cruzó el rostro medio visible del hombre cuando Vyade dio su
respuesta. Con su mano izquierda libre, acarició la línea dónde su máscara se encontraba
con su piel, Dejando su mano derecha en su agarre, respondió.

“Si hubieras respondido la primera princesa imperial, estaba preparado para criticarte
severamente, aunque mis actos no me dejan en mucha posición para hacerlo. No habría
mirado con cariño que trataras a los miembros de la familia imperial de manera diferente a
tus súbditos. Preguntar sobre tu familia, sin embargo—eso es completamente razonable.
Como una hermana, tienes todo derecho que haya de cuestionarme, y todo derecho a
despreciarme.”

La voz del hombre estaba teñida de respeto mientras le hablaba a la moribunda Vyade. Sin
embargo, también estaba libre de culpa.

“Para responder a tu pregunta, sí. Asesiné a tu hermana.”

“¿Mataste a Valisisa Ula Forstlast?”

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“Lo hice. Asesiné a Valisisa Ula Forstlast.”

Vyade preguntó. El hombre respondió. Y Elisabeth se quedó sin habla.

No por la respuesta.

Por el cambio en Vyade Ula Forstlast.

En el momento en que escuchó la respuesta del hombre, Vyade contorsionó las comisuras
de su boca. Una feroz sonrisa se esparció por su rostro, una llena de pena y odio y sed de
sangre e ira. Era una expresión difícilmente adecuada para la Wise Wolf—era algo que se
esperaría ver en un monstruo o un demonio.

La segunda princesa imperial comenzó a hablar como una mujer poseída.

“Valisisa tenía la capacidad de una dinastía*. Antes del fin de los días, habría priorizado
sobrevivir incluso si significaba sacrificarme. Pero debido a que hemos entrado a una era de
paz, sacrificó su cuerpo para protegerme. Determinó que el miedo y la confusión al perder a
Vyade la Wise Wolf amenazaría la estabilidad que nuestro país finalmente ha ganado
durante estos últimos tres años. Qué gallardo en verdad. Heh, aunque, pareciera que mi
herida es bastante fatal también. Al parecer, incluso mi hermana puede cometer errores.
¿Quién lo habría pensado?”

[Nt: Lo mismo que en el volumen anterior, se refiere a gobernante en la dinastía, sigo sin
saber una palabra adecuada.]

Muy para sorpresa de todos, Vyade comenzó a reírse con divertimento. Con cada risita,
salía sangre a chorros violentamente de su boca. Pero su discurso fluido difícilmente
parecía ser el de una mujer agonizante.

Parecía extremadamente extraño.

Alice miró al hombre, sus ojos completamente aterrados. Los listones blancos en su
sombrero comenzaron a temblar también.

“Padre…¿no es raro? ¿Por qué la perra moribunda* está hablando con tanta normalidad?
Está toda cubierta de sangre, y sin embargo… Creo que es un poco espeluznante.”

[Nt: De nuevo, raza.]

“Oh sí, normalmente esto no sería posible. Puede no parecerlo, joven señorita, pero estoy
haciendo un gran esfuerzo ahora mismo.”

El rostro de Alice se congeló. Miró tímidamente a Vyade.

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Vyade le dio una sonrisa gentil. Ah, pensó Elisabeth, asintiendo con la cabeza, así que es
eso. Vyade, ignorando el hecho de que Alice acaba de llamarla un perro, guiñó
encantadoramente.

“Tengo que comprar tiempo, ya ves.”

“¿Hmm? …¡¿Qu—?!”

Alice bajó su mirada, luego soltó un pequeño aullido. En algún momento, hiedra plateada
clara se había comenzado a enrollar alrededor de sus tobillos. Y lo mismo le había pasado
al hombre de negro. Sin embargo, su expresión permaneció sin cambios.

Vyade con calma soltó la muñeca del hombre.

“No fui capaz de detener su asalto…así que quizás no estoy en posición de hablar. Pero si
deseas estar en la cima, tienes que considerar constantemente la posibilidad de quedarte
sin apoyo.”

Tranquilamente abrió su palma.

Sobre su almohadilla rosada estaba un precioso y brillante anillo.

“Justo antes de que falleciera, mi hermana se aseguró de confiarme esto.”

Mientras Valisisa estaba viva, era el ornamento que siempre había mantenido con ella. Ese
lazo plateado era de dónde provenía la hiedra. Un capullo de flor rosado estaba sellado
dentro del cristal en su centro, como si la propia primavera hubiera sido congelada en hielo.
Y ahora que ese cristal había sufrido un cambio mayor.

El capullo había florecido magníficamente.

El centro dorado de la flor del cristal dorada estaba brillando. Mientras lo hacía, diminutas
chispas lo rompían mientras el maná comprimido dentro daba vueltas como una tempestad
en una taza de té.

“¡—!”

Alice balanceó su cucharita hacia abajo y la estrelló contra las vides atando sus tobillos. Sin
embargo, hacerlo simplemente provocó un sonido como si estuviera golpeando las escamas
de un dragón y provocó que su cucharita se torciera en un extraño ángulo.

Eso fue en gran parte lo que Elisabeth había esperado que pasara. Esas vides claramente
tenían una dureza y flexibilidad anormales.

Alice mordió su labio, visiblemente alterada.

Vyade abrió su boca para hablarle a sus hombres, su mirada fija en Alice todo el tiempo.

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“Lute. Mis soldados sobrevivientes. Esta será su órden final de Vyade Ula Forstlast. Tomen
a Madam Elisabeth y huyan, ahora. Y sin importar qué, no dejen de correr. No tengo deseos
de que queden atrapados en lo que estoy apunto de hacer.”

“¡¿De-De qué está hablando, Lady Vyade Ula Forstlast?! Nunca podríamos abandonar
nues—?!”

“¡¿Me harán repetir mi órden final?! ¡Corran!”

La fuerte reprimenda de Vyade atravesó el aire, su entonación recordaba a la de Valisisa.


Lute y los otros por instinto enderezaron sus espaldas. A diferencia de su hermana dinasta*,
sin embargo, Vyade continuó con un tono más gentil.

[Nt: Dudo que exista, pero igual, cualidades de dinastía x2.]

“Todos son excelentes soldados, pero no tiene sentido proteger a una mujer moribunda.
Todos somos hijos de nuestros Tres Reyes del Bosque, y es su deber vivir mucho para que
puedan continuar sirviendo a las personas.”

Aunque muriera, habían algunas cosas que seguirían. Habían algunas cosas que tenían
que hacerse.

Los instó a avanzar, su voz tan tierna como la de una hermana y tan firme como la de una
madre.

“Ahora váyanse y no miren atrás.”

Todos al unísono, los soldados de la gente bestia lloraron. Miraron al techo y rugieron al
unísono.

Era como si estuvieran presentando sus respetos a una estrella en el cielo. Alice cubrió sus
oídos, y las cintas blancas de su sombrero se doblaron del mismo modo. El hombre no
ofreció ninguna respuesta. Elisabeth estaba sin palabras.

Los aullidos continuaron, luego se detuvieron de repente. Entonces, mientras sus ecos aún
reverberaban, los soldados se inclinaron hacia delante y arrancaron a correr desde las
escaleras y el suelo a toda velocidad. El novato todavía estaba de camino al suelo, pero uno
de los miembros más veteranos de la Brigada lo agarró del cuello y lo arrastró.

“¡Vamos, corre!”

“¡Perdón la indecencia, Madam Elisabeth!”

Lute alzó en brazos a Elisabeth y la lanzó sobre su hombro.

Mientras obedientemente lo dejaba cargarla, Elisabeth siguió observando a Vyade.

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La segunda princesa imperial se enfrentó a sus enemigos sola y abrió su boca una vez más.
Salió sangre de ella mientras hablaba. Pero esta vez, sus palabras no fueron una última
voluntad hecha para sus camaradas.

Fueron una amarga maldición, escupida a sus oponentes.

“Por los crímenes que cometieron contra mis subditos, los habría asesinado más de mil
veces. Pero lo más imperdonable de todo, asesinaron a mi hermana. Valisisa Ula Forstlast
era un tesoro precioso escogido por los Tres Reyes del Bosque, igual que yo. Éramos
realeza, escogidas por los Tres Reyes para servir como peones especiales. Éramos los
tesoros más grandes de este país, así como también sirvientes de su gente.”

“…Hmm. Todavía no tengo afecto por el estatus especial que pareces asignar a la familia
real, tu reconocimiento de tu rol como ‘sirvientes del pueblo’ todavía merece elogio… No,
perdona. Solo estoy hablando conmigo mismo. Por favor continua.”

“No recuerdo pedir tu permiso. Pero para aquellos que destruyen tales tesoros, el único
castigo adecuado es la muerte. Porque tal acto es imperdonable. Hasta el fin de los días,
nunca serán perdonados—y por lo tanto, perecerán aquí y ahora.”

El pelaje de Vyade, manchado de carmesí, se encrespó de malicia. Su presión sanguínea


debe haberse alzado, también, ya que la sangre salía a chorros de su pecho aún más
rápido. La furia oculta por mucho de la Wise Wolf llenó la habitación con su aterradora
presencia.

Mientras se ponía de pie, todavía muriendo, curvó sus labios en una adusta sonrisa.

“Ninguno de nosotros saldrá vivo de aquí.”

“Padre…”

Alice tiró del dobladillo del abrigo del hombre con miedo. Sin embargo, él no se movió.

Por un momento, la habitación estuvo en silencio.

Entonces Vyade miró al costado. Su mirada y la de Elisabeth se encontraron.

Vyade asintió con la cabeza, como si le dijera que dejara el resto en sus manos. Elisabeth
asintió en respuesta. Quizás eso fue como un alivio para ella, ya que la expresión de Vyade
se suavizó un poco. Por solo un segundo, parecía que estaba a punto de llorar.

Elisabeth pudo notar que habían dos emociones estando en guerra dentro de ella.

Una profunda ira—el deseo de derribar a sus enemigos con ella, incluso cuando se
enfrentaba a una muerte segura.

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Y un miedo infantil—el miedo a morir, especialmente después de haber acabado de ver a


sus súbditos y hermana adoptiva ser asesinados delante de ella.

Las dos emociones estaban en claro desacuerdo. Mientras permanecieran dentro de ella,
podían coexistir.

Pero la mujer agonizando sólo tenía lugar en el exterior para expresar una.

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37 | P á g i n a
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** ** **

“¡Consideren un honor morir junto a mí, villanos!”

Sin una pizca de vacilación, Vyade escogió la primera, suprimiendo su miedo y alzando en
alto su voz. No hubo ninguna falsedad en la orgullosa y elegante figura que emitía. Pero al
mismo tiempo, parecía insoportablemente trágica.

Sería un desprecio de la más alta órden darle voz a esa idea, sin embargo.

Entonces, Elisabeth decidió permanecer en silencio. Solo siguió observando a la segunda


princesa imperial.

Vyade no lloró. Miró majestuosamente a sus oponentes, sin derramar una sola lágrima. El
hombre, aparentemente en respuesta, dio un ligero asentimiento de cabeza. Entonces se
movió con intención por primera vez y movió sus dedos.

Un pequeño ruido arrastrado sonó.

El hombre había removido su media máscara, como uno podría quitarse un sombrero como
muestra de respeto.

Desde la posición de Elisabeth, todo lo que podía ver era la mitad de su rostro que había
sido visible todo el tiempo. Sin embargo, cuando Vyade miró el resto, sus ojos se abrieron
de par en par.

Entonces algo extraordinario pasó.

Toda la malicia se drenó del rostro de Vyade.

Aparentemente habiendo llegado a entender algo, soltó un bajo murmullo.

“Tú eres…”

El hombre pareció sonreír.

No hubo animosidad en ello.

Entonces Elisabeth y los otros pasaron por la entrada de la sala de audiencias. Lute y sus
hombres apresuradamente corrieron al pasillo. Y como si hubiera estado esperando eso, el
brillo del cristal alcanzó su zénit.

Un sonido similar al de un vidrio destruyéndose resonó. Un destello de luz llenó la


habitación, consumiendo las cortinas. La hiedra se retorció y se rompió como látigos. La flor
rosada giró. El aire comenzó a volverse plateado.

38 | P á g i n a
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Las retinas de Elisabeth se quemaron.

Entonces dejó de ver completamente.

No vió nada—

—y a nadie—

—ni siquiera el rostro—

que la princesa imperial hizo en sus momentos finales.

***

La visión lentamente regresó a sus retinas quemadas.

Sin embargo, el mundo todavía parecía igual—todo delante de ella era completamente
blanco.

Curiosa, estiró su mano. Cuando lo hizo, las puntas de sus dedos rápidamente se
aplanaron. La blancura era sólida. En algún momento, finalmente se dio cuenta qué había
pasado.

Estaba delante de la entrada de la sala de audiencias, y cada centímetro cuadrado en la


habitación ante ella estaba conformado por hiedra plateada pálida. Por eso fue que había
tenido la impresión de que su visión no había regresado aún.

La planta dentro del cristal creció a un ritmo explosivo, supongo.

Mientras hacía su conjetura, se estiró y tocó las vides comprimidas densamente una vez
más. Eran frías, firmes, y sólidas, como un cadáver que apenas estaba saliendo del rigor
mortis*. Le recordó a un cementerio.

[Nt: Es una fase por la que pasa un cadáver tiempo después de su deceso, hace que los
músculos entren a un estado de rigidez.]

Y en cierto modo, era uno. Después de todo, nadie dentro de la sala de audiencias podría
haber sobrevivido.

Nadie dentro podría haber escapado a ser aplastado.

“Ah, ya veo. Era un dispositivo de autodestrucción, para ser usado en caso de que un
imperial fuera capturado por cualquiera que tuviera la intención de hacer daño a la nación…

39 | P á g i n a
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Ha, ¿ese fue el artículo por el que generaciones de imperiales tomaron tan meticuloso
cuidado de legar?”

Elisabeth murmuró con exasperación, pero la voz que salió estaba teñida de ira por la
absurdez de todo ello. Frunció el ceño. No había tenido intención alguna de ponerse
emocional por la situación.

De repente, su campo de visión giró.

“¿Hmm?”

“Disculpe.”

Lute, quién debe haber querido mirar por sí mismo, se había dado la vuelta. Elisabeth
todavía estaba mirando hacia atrás sobre su hombro. No queriendo volver a ser girada, bajó
de un salto.

Lute miró en silencio la masa de plateado. De repente, sin embargo, golpeó su puño contra
el muro de hiedra.

“Lady Vyade Ula Forstlast…”

Claramente estaba reflexionando cada sílaba que salía de su boca. Cerró sus ojos y
recobró el aliento. Luego, después de prácticamente arrancarse del muro, golpeó su pecho,
asumió un saludo, y se arrodilló.

El resto de la gente bestia siguió su ejemplo. Era su manera de mostrar su luto, así como
también su respeto por su difunta ama.

Elisabeth, la única miembro de pie, esperó a que terminaran su rezo.

Finalmente, el silencio terminó. Lute sacudió su cabeza mientras se levantaba


solemnemente.

“Ese es todo el tiempo que podemos pasar lamentando nuestra cobardía e impotencia. Lady
Valisisa Ula Forstlast y Lady Vyade Ula Forstlast, la primera y la segunda princesas
imperiales, han caído. Tenemos que asegurarnos de que los Tres Reyes del Bosque y el
resto de la familia imperial estén a salvo.”

“No solo ellos. Es importante que revisemos el estado de los dignatarios de las otras razas
también.”

Elisabeth modificó la declaración de Lute con una advertencia. Sorprendido, se giró para
verla.

¿Qué la hace decir eso? Preguntaban sus ojos. La respuesta de Elisabeth vino sin emoción.

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“Alice Carroll nos lo dijo. ‘Si sigues siendo así, vas a morir con todos los demás en el
mundo.’ La gente bestia no era su único objetivo.”

Alice no había dicho eso con alguna clase de agenda en mente. Simplemente había estado
enojada. Pero, aún así, su arrebato había sido similar a una proclamación de guerra.

Desean revolucionar el mundo.

No estaba claro cuáles eran sus metas. Pero dado que habían invocado a la Fremd
Torturchen para facilitar su revolución, algo le decía que no solo estaban planeando
entregar panfletos.

Sea lo que fuere que estuvieran planeando, iba a tener un número de bajas considerable.

Vyade derribó a esos dos con ella…pero dudo que las cosas vayan a terminar tan
fácilmente.

Su intuición como la Torture Princess le decía que desarrollos peores aún estaban por
llegar.

Fluiría sangre. Personas morirían.

Y sus gritos darían a luz a la desesperación.

Hace un momento, había percibido las brasas ardiendo en el oscuro vientre del mundo.
Estaba en completa alerta, como un animal reaccionando a señales imperceptibles de una
calamidad venidera. Algo se estaba acercando. Algo comparable al fin de los días.

No sabía qué era, pero había algo de lo que estaba segura.

Era lo mismo que Kaito Sena había reconocido hace todos esos años.

“Si las cosas siguen así, todos moriremos.”

¡Skreeeeeeeeeeeeeeeeeee!

De repente, un extraño ruido cortó el tenso aire. Todos miraron hacia arriba para ver qué
estaba pasando.

El sonido venía de la ventana más lejana por el pasillo. Estaba soleado afuera, así que la
solapa de cuero a prueba de agua sobre la ventana había sido enrollada, y alguna clase de
objeto redondo estaba chocando contra su celosía de madera.

Bang, bang, bang. Golpeaba contra la ventana en una inútil muestra de perseverancia.

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Elisabeth asintió con la cabeza. Lute, desconcertado, habló en voz alta.

“Eso es… ¿Es un…?”

“Sí. Lo es.”

Elisabeth estaba bien familiarizada con esos orbes blancos alados.

Era uno de los dispositivos de comunicación de la Iglesia.

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3: La Resolución del Rey


Es hora de una historia.

No hay necesidad de alarmarse. Lo prometo, no hay nada a lo que temer.

Es solo una pequeña historia sobre una ecuación simple.

Digamos que tenemos “alguien que fue cruelmente oprimido” y “alguien que alegremente lo
oprimió.”

El primero nunca perdonará al segundo, sin importar qué diga o haga.

Es imposible disculparse para el segundo. No hay la más ligera posibilidad para el


resarcimiento.

Dados esos parámetros, hay una respuesta bastante clara.

Multiplicas odio por resentimiento, luego sustraes esa molesta ética.

Entonces, una vez la primera parte lleve a cabo su venganza sobre la segunda parte, la
historia llega a su fin.

Y todos viven felices por siempre.

Pero aquí añadimos otro parámetro. Uno que lanza toda la situación al caos.

El nuevo parámetro es el siguiente.

Digamos que tenemos “personas que no hicieron nada” y “personas que no sabían nada.”

Digamos que tenemos un mundo generoso y empático que permite a la ignorancia persistir,
diciendo, Estas cosas pasan.

Ahora, ¿cómo resolvemos esa?

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Parece complicada, ¿no es así? Después de todo, muchos de los perpetradores son
inocentes. Pero no hay necesidad de pensarlo demasiado. Al cambiar la manera en que
miras el problema, se vuelve fácil encontrar la solución.

Todo lo que tienes que hacer es acabar con todos los cordeles enredados.

En otras palabras—

—eso es lo que significa odiar al mundo mismo.

[Nt: No tiene nada que ver, pero sí me asusté y me dio risa el comienzo del cap, sorry.]

***

“La capital fue atacada por un grupo no identificado. Solicitamos que Elisabeth
regrese de su despacho exterior de inmediato.”

Las runas se desplazaron rápidamente por la superficie del orbe blanco. El mensaje fue
conciso, pero inquietante a pesar de todo.

Elisabeth giró el dispositivo de comunicación en sus dedos para volver a comprobar que lo
hubiera entendido todo. No había detalles—el mensaje debe haber sido escrito con prisa.
Soltó un profundo suspiro.

“Cronometraron sus ataques juntos, ¿hmm? No me sorprende.”

Más o menos había esperado la posibilidad de un ataque coordinado. Hasta entonces, sus
oponentes habían evitado la atención de las defensas conjuntas de las tres razas. Era
imposible que un ejército pudiera haber evitado la detección de manera tan perfecta.

Con toda probabilidad, los números del enemigo eran pequeños. Tenía sentido que fueran
capaces de moverse tan eficientemente.

Cuando tus objetivos bajan su guardia, es mejor atacarlos de repente.

¿La paz de los pasados tres años fue lo que los había vuelto a todos complacientes? No del
todo.

Después de la calamidad, el mundo fue saludado con hambruna, pobreza, ruindad, y


enfermedad. La ley y el órden se deterioraron, y el más grande conocimiento público de la
amenaza que Dios y el Diablo poseían dio lugar a toda clase de nuevos problemas. Los
restos esparcidos de la secta de reconstrucción comenzaron a reagruparse y ganar poder, y
los devotos a los demonios comenzaron a surgir por todas partes. Sin embargo, ninguno de
ellos se alzó al nivel de una amenaza seria.

En parte, fue porque nadie les prestó demasiada atención.

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Las personas tenían el poder en ellos de crear infiernos. Pero al final del día, los infiernos
hechos por el hombre palidecían en comparación con el real. Los infiernos que los
demonios hacían eran imposibles de comprender.

Durante el fin de los días, todos experimentaron ese hecho de primera mano. Se requería
mucho para conmocionar a las personas ahora.

Como resultado, las tres razas se dedicaron completamente a sus esfuerzos de


reconstrucción. Y la paz que ahora disfrutaban fue fruto de esa labor.

Nadie siquiera había considerado que un enemigo aparte de un demonio podría alzarse.

De hecho, ni siquiera Elisabeth había predicho la llegada de la Fremd Torturchen.

“Hmm… Entre las propias invocaciones y la escasez de información, pareciera que el


tiempo es esencial. Ahora bien.”

Elisabeth rumió mientras giraba el orbe. Tenía que tomar una decisión.

Como la Torture Princess, ¿debería regresar con los humanos? ¿O debería quedarse con la
gente bestia?

Su ejecución había sido retrasada indefinidamente, pero aún le pertenecía a la Iglesia. Por
supuesto, debería haber estado ayudando con los esfuerzos de restauración en la Capital.
Sin embargo, eso habría ganado una cantidad nada pequeña de respuesta negativa de los
paladines.

Como resultado, había venido a las tierras de la gente bestia por sugerencia de Vyade para
trabajar con la Brigada de Paz.

Tenía una deuda con las dos difuntas princesas imperiales. Por otro lado, tenía varios
conocidos en la Capital. Pero ninguno de esos factores constituía una razón legítima. Si
contra lo que se iban a alzar estaba a la par con el fin de los días, entonces no había cabida
para sentimientos personales en sus cálculos.

No tenemos nada más que suposiciones y especulación en cuanto a los números o


naturaleza del enemigo…pero apuesto que esos dos eran esenciales para sus planes. Si
hay muchos más con poder como el suyo, nuestras oportunidades de ganar son casi
ninguna. Atacaron la residencia de Vyade. En resumen…

En resumen, el Árbol del Mundo probablemente no había sido atacado. El hogar de los Tres
Reyes del Bosque era fácil de defender y difícil de atacar. No importaba qué clase de
fuerzas el enemigo poseía—si su meta era la completa subyugación, entonces querrían
evitar perder tropas en esfuerzos de alto riesgo. En otras palabras, la Fremd Torturchen y el
hombre de Negro habían elegido priorizar el ataque a la residencia de las hermanas.

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¿Pero por qué? Mientras Elisabeth se devanaba los sesos, la voz de Alice hizo eco en sus
oídos.

“¡Queríamos hablar contigo! Porque creo que podemos entendernos entre nosotros,
¿ves?”

"¡Lo prometo, podrás reunirte con las personas que te importan!”

Muerde tu lengua, tonta.

Elisabeth respondió con un epíteto silencioso mientras una imagen iba a la deriva hacia la
parte frontal de su mente.

Dos personas, durmiendo dentro de un cristal translúcido. Era una hermosa vista—pero
nada más.

Podía hablarles, pero no responderían. Podía extender su mano hacia ellos, pero sus dedos
jamás los alcanzarían.

¿Quería reunirse con ellos? Sólo podía haber una respuesta.

Una sola respuesta.

Una que nunca había cambiado.

Y una que nunca lo haría.

Pero cometieron un error fatal.

Elisabeth chasqueó su lengua. Si su plan era intentar tentarla con promesas de una reunión,
masacrar a la gente bestia era una manera pobre de dar paso a ello. El chico en cuestión
nunca aceptaría una reunión forjada sobre una montaña de cadáveres. En el peor de los
casos, podría incluso regresar a su letargo a propósito. Durante el fin de los días, cuando
fue obligado a elegir entre el mundo y la persona que más le importaba, escogió en cambio
balancear las balanzas al sacrificarse a sí mismo. Esa solo era la clase de persona que era.

Esa era la clase de persona que su lento sirviente era.

En verdad es un tonto sin igual… Pero supongo que eso difícilmente importa ahora
mismo.

Elisabeth sacudió su cabeza para poner sus pensamientos en lo que importaba, luego
frunció el ceño confundida.

Los dos asaltantes se habían referido a ella como “alguien importante con quién hablar.”
Pero aunque era verdad que una Torture Princess era una pieza valiosa a tener al lado de
uno, no había ninguna razón particular para que tuviera que ser Elisabeth. Dado que el

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hombre de negro había creado una Torture Princess propia, la razón para esta fijación con
ella permanecía como un misterio.

Ponderar el asunto probablemente no me llevará a ningún lado.

Elisabeth pasó a otra reflexión. Decidió confiar en su hipótesis anterior y asumir que el Árbol
del Mundo estaba a salvo.

Para empezar, aparte de Vyade y Valisisa—la Wise Wolf y la Dinasta—ninguno de los otros
miembros de la familia imperial eran particularmente impresionantes. Para ponerlo sin
rodeos, no contaban como los objetivos más jugosos.

Por otro lado, aunque la Capital—y particularmente la residencia real recién establecida—
ciertamente no era fácil de atacar, sus defensas no eran nada comparadas con las del Árbol
del Mundo. Sus armas más grandes, los santos, estaban esparcidos por la tierra
protegiendo refugiados, y encima de eso, la mayoría de ellos básicamente eran cañones
vivientes. Eran poderosos, ciertos, pero eran débiles contra ataques sorpresa, no muy
inteligentes, y sólo podían operar por cortos periodos de tiempo cada vez. Sus trabajos
actuales circulaban alrededor del apoyo emocional que su presencia proporcionaba a los
creyentes. La defensa de la Capital fue dejada principalmente a los paladines y Caballeros
Reales, pero tenían sus manos llenas derribando la secta de reconstrucción. Y la mayoría
de los magos que pelearon en el Ragnarok, aparte de los pocos que estaban cumpliendo
sus contratos, se habían ido en un viaje para establecer un taller nuevo. Comparados con la
gente bestia, los humanos probablemente estaban en mucho más peligro.

Después de todo, la raza humana estaba acostumbrada a los puntos ciegos. Fueron los que
inconscientemente fomentaron a aquellos que habían intentado provocar el fin de los días.

“Muy bien, entonces. La decisión está tomada.”

El dispositivo de comunicación giró lentamente hasta detenerse.

Elisabeth lo arrojó en el aire, luego lo lanzó en la distancia. Planeó hacia afuera a través de
la ventana libre de celosía. El sonido de sus alas creciendo de nuevo y una voz enojada
expresando sus objeciones llenó el aire.

Elisabeth ignoró ambas cosas, en cambio se giró hacia Lute.

“Lo pensé bien.”

“Ya veo.”

“Es improbable que las tierras de la gente bestia hayan sufrido ataques más grandes que
este. Como tal, te confió confirmar el estado de la familia imperial e informarles que hemos
perdido a la primera y segunda princesas imperiales, además de un gran número de vidas
valiosas. En cuanto a mí, partiré a tierras humanas. Ahora, la Brigada de Paz está
compuesta predominantemente de sobrevivientes del Ragnarok del segundo escuadrón del

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ejército privado de Vyade… Sus habilidades son auténticas, pero sus números son
insuficientes. No tomen riesgos innecesarios. Si una emergencia se presenta, llámenme. Y
reciban ayuda del escuadrón de guardia del Árbol del Mundo dónde puedan obtenerla.
Luego, una vez nuestra comprensión de la situación sea más firme, nos reuniremos.
¿Entendido?”

“Sí, ma’am.”

Probablemente aún estaba conmocionado respecto a las muertes de las princesas


imperiales, pero en el momento en que su capitana le informó que se iban a separar, Lute
asintió sin vacilación. Elisabeth entrecerró sus ojos para ver si él estaba seguro. Le
respondió a su mirada con un saludo.

“Es nuestra capitana, Madam Elisabeth, confiada a Lady Vyade Ula Forstlast por la
humanidad. Pero también es la orgullosa espada de este mundo. Si una crisis a la par del
fin de los días está sobre nosotros, entonces es su deber defender a la humanidad,
también… En ese entonces, de no ser por las discusiones de nuestras tres razas,
probablemente habrían habido muchas menos víctimas. Deberíamos haber sido capaces de
hacer algo antes de que Sir Kaito fuera forzado a tomar la decisión por nosotros.”

Sus palabras finales estaban teñidas de dolor y remordimiento. Elisabeth recordó.

En el Fin del Mundo, justo después de que Kaito descendiera al letargo, Lute fue el que más
se había afligido. “Me prometí a mi mismo que no olvidaría,” había repetido una y otra vez.

Nadie había sabido a qué se había referido con eso, pero estaba claro que nunca quería
lamentar eludir su deber de nuevo. Escogiendo no preguntarle los detalles, Elisabeth asintió
con la cabeza.

“Si no tienes objeciones, me voy. Te dejo el resto.”

“Entonces le deseo suerte. Y que las bendiciones de los Tres Reyes del Bosque estén con
usted.”

El resto de la gente bestia siguió el ejemplo de Lute. Probablemente todos tenían sus
dudas, pero nadie las expresó.

Elisabeth frunció el ceño. Aún no podía acostumbrarse a tratar con la profunda lealtad y
simple honestidad de sus hombres. Nunca había sido apta para liderar en primer lugar, y
para ser francos, compartía sus dudas.

Pasar por alto el comienzo de una tragedia es ser ciego a cómo se desarrollará.

El fin de los días, la gran calamidad que le había sucedido a las tres razas, había sido el
resultado final de una larga serie de tragedias más pequeñas. Y las vides plateadas
llenando la sala de audiencias indudablemente estaban ahí gracias a las semillas del mal
que habían sido sembradas hace mucho.

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Tenían que frenarlas de las raíces antes de que llegara el momento de la cosecha y las
flores dentro florecieran.

No sea que esta vez, en verdad perezcamos.

La situación estaba poco clara en cada aspecto, pero una parte de Elisabeth sabía que si no
abordaban el asunto apropiadamente, no habría retorno de las repercusiones. Una vez, un
amor estúpido y simple había salvado el mundo. Si alguien había venido a destruirlo,
entonces indudablemente era conducido por la emoción opuesta. Y entre sus sinceras
voces y sus ojos libres de lágrimas, una cosa sobre la Fremd Torturchen y el hombre de
negro estaba clara.

Los dos poseían esa cualidad.

Porque aquellos que han sufrido heridas tan amargas—

Elisabeth se interrumpió en medio pensamiento. Hilar teorías basadas en emoción podría


pasar más tarde.

Era hora de la acción. Elisabeth sacó una joya desde el interior de un remolino de oscuridad
y pétalos de flor. Era un dispositivo mágico que había creado al tomar una gema ya rica en
maná, tallado hechizos, y vertido sangre en ella. La arrojó en el aire.

Giró mientras caía, luego soltó un fuerte kshhhh.

En el momento en que lo hizo, hubo un torrente de negro y rojo, y un círculo de


teletransportación se manifestó a los pies de Elisabeth. Un muro cilíndrico de sangre se alzó
alrededor de ella, llenando su visión de carmesí.

Finalmente, el muro se rompió. Elisabeth cerró sus ojos.

Entonces, mientras el carmesí se hacía añicos, los abrió.

Estaba de pie en medio de un pasaje. Aunque no sería obvio para alguien con un
conocimiento superficial de magia, el pasaje en realidad fue construído de una combinación
de varios minerales raros. La sangre y la joya giraron en un círculo a sus pies.

De repente, escuchó un coro de voces fuertes. Normalmente esta área estaba en silencio,
pero ahora había una gran conmoción. Las personas estaban gritando en cada dirección y
pasando cerca de un lado al otro. Los paladines pasaban corriendo junto a ella. Una oficial
se tropezó, dejando caer los documentos que estaba sosteniendo sobre el suelo. Quizás ya
habían sido informados de que la Torture Princess estaba en camino, o quizás tenían un
pez más grande por freír, pero nadie le dio un segundo vistazo.

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Era una recepción inesperada, y un espectáculo inusual por completo. Elisabeth cruzó sus
brazos.

“Hmm, está bastante animado ciertamente… Por toda su conmoción, sin embargo,
pareciera que lo peor no ha pasado. Supongo que debería tomar eso como una bendición,
¡pero aún preferiría que no hubiera tanto maldito ruido aquí!”

Miró alrededor molesta pero pronto se dio cuenta de que sus protestas fueron en vano. Para
empezar, una gran parte del clamor era debido a cuán resonante era el material de los
muros. El lugar no había sido construído exactamente con moderación del ruido en mente.

Después de todo, el edificio al que Elisabeth se había teletransportado era subterráneo.

Estaba en la nueva residencia del rey humano, la nefasta cuna que una vez había
albergado al Primer Demonio.

El cementerio ancestral de la familia real.

***

El rey estaba viviendo en una tumba. Y la tumba que la Iglesia había usado para esconder
al Primer Demonio, no menos.

Podría haber pasado como una broma enferma si no fuera de tan mal gusto.

Como Kaito Sena había señalado una vez, la Capital había sufrido daños severos.

Reparar y recolocar edificios era costoso. Pero aunque su escasez de mano de obra y de
material no hacía falta nombrarlas, tratar con los cadáveres había sido su esfuerzo más
grande de todos.

Después de determinar imposible almacenar la enorme cantidad de cadáveres


desconocidos a largo plazo, los habían cremado. A pesar de eso, una epidemia aún así
había comenzado cerca a la sección de la capital que estaba sumergida bajo el agua, luego
se extendió desde ahí. Gracias a la advertencia que Kaito Sena y Hina les habían dejado,
su rápida esterilización y sus esfuerzos por mantener una buena higiene les habían
permitido cortar la enfermedad brotando. Pero algunas personas todavía lo tomaron como
una señal de que restaurar la Capital sería demasiado difícil y comenzaron a solicitar
recolocarla en su totalidad.

Sin embargo, había un error fatal en ese plan que lo hizo imposible de desarrollar.

La franca verdad era que era un asunto de costo.

Estar quebrado era un problema extremadamente terrenal a tener, pero era uno grave sin
embargo.

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Se dirigieron a los aristócratas, la Iglesia, y los gremios mercantiles por ayuda, pero se
encontraron con crítica severa cada vez.

Como fue señalado apropiadamente, muchas personas—creyentes o no—habían


respondido al enorme daño de los repetidos ataques de demonios con respaldar el tipo
particular de “salvación” de la secta de reconstrucción.

Como resultado, la Capital se encontraba forzada a quedarse en su lugar.

Su bendición fue la oferta de alojamiento temporal de la gente bestia, asistencia técnica, y


comida a cambio de desplegar algunos magos a sus tierras. Desde un punto de vista de
seguridad nacional, sin embargo, hacer que el rey se quede en ese alojamiento temporal no
era una opción. Y hacer que la familia real y los aristócratas claves vivan lejos de la Capital
levantaría un montón entero de problemas. Pero dada su situación financiera, no parecía
que tuvieran mucha opción.

Entonces, después de incontables reuniones, alguien propuso usar el cementerio real.

Fue un avemaría desesperado nacido por desesperación pura.

Sin embargo, una investigación rápida reveló que esta demente proposición podría no no
ser tan demente después de todo.

Aunque su barrera estaba rota y ciertamente no estaba a la altura del Árbol del Mundo, la
tumba subterránea era sorprendentemente fácil de defender.

De hecho, aunque el Rey Fiel—el tercer rey de la humanidad, y el que le había dado a la
Grave Keeper su autoridad—había ocultado los documentos que lo afirmaban, también
aprendieron que el cementerio había sido diseñado originalmente para servir una doble
función como un refugio de emergencia para la familia real.

Luego descubrieron y abrieron las innumerables rutas de escape de la tumba, las


habitaciones funcionales, y la cisterna propulsada por espíritu y suplemento de agua.
Aunque era un problema que el material del que el edificio estaba construído evitaba la
teletransportación, pudieron alcanzar a los magos antes de que se fueran y los hicieron
trabajar junto a los santos para analizarlo. Después de una larga serie de argumentos de
odio entre los dos grupos, exitosamente establecieron varios lugares donde la
teletransportación era posible.

En ese punto, el único problema restante era qué hacer con los cuerpos de los viejos reyes.

Sin embargo, a la fuerza recién habían cremado montones y montones y montones de


plebeyos, y el shock de todo ello había cambiado su ética respecto a los cadáveres. En lo
que a ellos respecta, los muertos eran todos iguales, a la mierda la realeza.

Y por consiguiente, vaciaron los mausoleos y movieron todos los cuerpos.

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Después de sellar la Habitación de Dolor, en la cual el Primer Demonio había sido


mantenido, instalaron un altar delante de ella y colocaron los ataúdes en fila sobre él. Luego
cerraron el piso más bajo de la tumba, con una excepción hecha para que la realeza viniera
a dar sus respetos, y se mudaron a los pisos superiores plenamente. Ninguna escasez de
personas reportaron ver un fantasma de aspecto disgustado del tercer rey, pero en opinión
de Elisabeth, tales reportes eran completamente indignos de su interés.

En este momento, su única preocupación era reunirse con el mensajero del dispositivo de
comunicación.

“Ahora bien… ¿Dónde en todo este clamor podría encontrar al que llamó a la Torture
Princess?”

“¡Madam Elisabeth!”

En el momento en que intentó ponerse en marcha, sin embargo, escuchó una voz solemne
llamarla desde atrás.

Elisabeth se dio la vuelta y miró a través de la multitud.

La primera cosa que vio fue una hermosa cabeza de pelo plateado. Poco después, sin
embargo, fue seguida por varias peculiaridades.

Las pálidas mejillas de la paladín tenían engranajes girando en ellas, y varias partes de su
cuerpo habían sido complementadas con extrañas piezas de metal. Su atado cabello
plateado se ondeaba mientras caminaba hacia Elisabeth.

“Por fortuna, respondiste a nuestros llamados.”

“Llamaste, Izabella, así que aquí estoy.”

Elisabeth respondió sin emoción, y la mujer le dio una sonrisa. Era rígida debido a las
placas de metal, pero gentil no obstante. Elisabeth respondió levantando la comisura de su
boca muy ligeramente.

El nombre de la mujer era Izabella Vicker.

Era la líder de los paladines, y había peleado junto a Kaito Sena durante el Ragnarok.
Gracias a su fusión con Deus Ex Machina, su apariencia no había cambiado mucho durante
los últimos tres años.

Sin embargo, el blasón de lirios blancos en su armadura estaba manchado de sangre.

***

“Ya veo… Por el estado de tu armadura, supongo que la noticia de la Capital siendo
atacada era cierta.”

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“Ciertamente. No te llamaríamos como una simple broma. Aún así, hiciste bien al responder
a llamados tan vagos. Una vez más, tienes mi agradecimiento.”

“¿Entonces por qué diablos fue tan vago?”

“Varios de los oficiales civiles entraron en pánico, y el que estaba a cargo de las
comunicaciones envió el mensaje sin esperar mi visto bueno. Estoy segura de que
encontraste alarmante la apresurada misiva, y por eso, lo lamento.”

Elisabeth asintió con la cabeza con comprensión mientras Izabella se disculpaba.


Ciertamente parecía que una situación bastante seria había surgido para causar tal pánico.
Sin embargo, luego colocó sus manos en sus caderas.

“Así que el tiempo es esencial, ¿o no lo es? Si no lo es, te pido que me dejes regresar con
mi escuadrón. Puede que no sea apta para servir como capitana, pero tomé el rol, así que
tengo la intención de cumplir mis deberes al máximo de mi capacidad.”

“Desafortunadamente, lo es y mucho. Por aquí.”

Mientras Elisabeth seguía a Izabella por el cementerio subterráneo, miraba por el corredor.

El lugar se veía completamente diferente a lo que había sido hace tres años, cuando ella
había llegado a aprender la verdad del mundo. Los residentes de la capital habían
aprovechado por completo la estructura original de los mausoleos para convertirlos en
cuarteles y oficinas vivas, y para bien o para mal, nada de la solemnidad y santidad
originales de las tumbas quedaba.

Por ejemplo, mucho del edificio fue decorado con plantas que habían recibido como regalos
de la gente bestia. El musgo creciente, las flores, y las hojas que producían el viento actual
tanto ventilaban el cementerio como regulaban su luz y humedad. Estas comodidades
ayudaban a reducir la sensación de claustrofobia inmensamente.

Mientras Izabella y Elisabeth avanzaban por el pasaje, pasaron junto a personas de todas
clases y estatus. Había maids jóvenes paseando adorablemente, duques y damas
caminando con irritación, y paladines marchando con pasos amplios. Debido a la manera en
que estaba dispuesta la tumba, era imposible segregar completamente las habitaciones
para personas con diferentes labores. Estaban ingeniándoselas con lo que tenían. Gracias a
eso, personas de todas las clases sociales eran forzados a relacionarse.

Era una vista extraña de ver en la Capital, y una bastante graciosa además.

E imagino que la conmoción actual sólo está haciendo las cosas más
desorganizadas.

Mientras esa idea ociosa cruzaba su mente, Elisabeth siguió descendiendo las escaleras
aparentemente infinitas.

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Originalmente, incluso se le había mentido a los paladines y se les había dicho que la tumba
sólo tenía cinco pisos. Por eso, el sexto piso no tenía ningún mausoleo, lo que significaba
que podían usar todo su espacio como desearan. En este momento, varias habitaciones
diseñadas para propósitos específicos habían sido construidas dentro.

Izabella se acercó a una de ellas, luego golpeó su puerta notablemente simple y habló.

“Soy yo. He traído a Madam Elisabeth.”

“¿Oh? No había esperado que llegaras aquí tan rápidamente, damita. Imaginé que
estabas perdiendo el puto tiempo en el sol como un perro guardián retirado, pero
supongo que estaba equivocada.”

Se encontró con un tono extraño. Elisabeth casi lo habría considerado nostálgico de no ser
por lo cansada que ya estaba de ello.

Izabella abrió la puerta, y Elisabeth entró tras ella. Los muros dentro estaban abarrotados
de estanterías llenas de documentos, y el suelo de la habitación estaba vacío, sin alfombra
o tapete cubriendo los raros minerales de la que estaba hecha. Después de todo, era
extremadamente estrecho. Parecía más un almacén que una habitación apropiada, y el
punto fuerte era el tosco escritorio de piedra dejado caer justo en el centro.

La persona que había hablado tan groseramente estaba de pie delante de él.

En contraste con su tono, era una chica adorable con rasgos como de muñeca. Su cabello
era rubio miel, sus ojos eran como joyas rosáceas, y su piel era tan blanca como la
porcelana. Llevaba un vestido bondage, aunque sólo calificaba como “ropa” en el sentido
más impreciso de la palabra.

“Felicitaciones y saludos, damita. Dicen, te veré en el infierno, y oh vaya sorpresa, aquí


estamos.”

Esperándola estaba Jeanne de Rais, la Torture Princess dorada.

***

Hmph.

Para una reunión, no era una particularmente nostálgica. Elisabeth y Jeanne se habían visto
bastante durante los últimos tres años. Ahora que Elisabeth la estaba mirando de frente, sin
embargo, una vez más se le recordó un cierto hecho.

Jeanne había crecido un poco.

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Sus extremidades torneadas ahora eran aún más largas, y cuando se quedaba quieta,
podría haber pasado por una pieza de arte fino en un museo. Comparada con otras chicas
de su edad, sin embargo, estaba creciendo bastante lentamente.

Mientras no envejecieran tanto como Godd Deos había hecho, los magos habilidosos más o
menos podían detener su envejecimiento a voluntad. No estaba claro por qué, pero Jeanne
estaba eligiendo hacer que su cuerpo se desarrolle lentamente.

A diferencia de su desarrollo físico, sin embargo, su lengua filosa no había sido desafilada
en lo más mínimo.

“¿Qué pasa? Has estado mirándome por un rato. La última vez que nos reunimos no fue
hace tanto tiempo, ¿recuerdas? ¿Te diste en la cabeza o algo?”

“Sí, cierto, eso hicimos. ¿Pero quién habría pensado que la situación se volvería tan
incomprensible en solo esas cortas horas? No yo, ciertamente.”

“Oh, estoy muy de acuerdo. Que la capital fuera atacada justo después de que regresé me
atrapó con la guardia bastante baja. ¡Como, a la mierda con eso, hombre!”

Esta vez, Jeanne dio un asentimiento de cabeza razonablemente franco.

Previamente, cuando la noche aún no había caído por completo, había estado sobre las
tierras de la gente bestia. A propósito, había venido porque había estado preocupada por su
relación con Izabella. Luego, después de parlotear principalmente de manera unilateral,
había regresado a la capital.

La tragedia con Vyade había ocurrido casi inmediatamente después. En otras palabras, el
ataque en la Capital debe haber pasado al mismo tiempo. Si Jeanne se hubiera quedado
incluso un poco más, habría terminado enfrentándose contra el hombre de negro.

El cabello rubio miel de la Torture Princess dorada se meneó mientras se encogía de


hombros.

“La Capital ha sido pacífica los últimos tres años. Nuestros enemigos deben ser bastante
competentes, para no haber revelado sus planes ni una sola vez. Imagino que la mierda
se puso loca de tu lado, también. ¿Cuál es el estado?”

“Tu intuición es correcta. Izabella. Deberías escuchar esto, también. Tengo graves
noticias… No, esperen, antes de eso.”

Nada era más importante que dar su reporte sobre las muertes de las princesas imperiales.
Pero aunque sabía eso, Elisabeth se interrumpió a la mitad. Se acercó rápidamente al
escritorio y miró lo que estaba sobre él.

“¿Qué es esto?”

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El “esto” en cuestión se parecía a un bebé. Sin embargo, también se veía como un simple
trozo viejo de carne, o quizás una escultura hecha de barro. Aunque claramente era alguna
clase de cadáver, también era difícil de imaginar que había estado viva.

Jeanne, con su espalda al horrible y repugnante objeto, respondió inexpresivamente.

“Deberías saberlo mejor que cualquiera, ¿no es así, lady? ¡Diablos, no me digas
que ya te olvidaste! ¡Asesinaste uno de estos cabrones tú misma!”

Era verdad—Elisabeth lo reconocía.

Había visto uno ella misma, antes del fin de los días cuando el Monarca, el Gran Monarca, y
el Rey se fusionaron en una sola masa de carne y tragaron la Capital. Al final de esa batalla,
ella y Kaito habían tenido que enfrentarse contra la misma criatura dentro de la
monstruosidad carnosa.

Se habían enfrentado contra un grotesco y cenizo bebé.

“Un hijo de demonio, ¿eh?”

Los contratistas del Rey y el Gran Monarca habían sido un hombre y una mujer. Cuando
sus cuerpos se rompieron y fusionaron, había servido como una clase de pseudocoito y dio
luz a un horrible hijo—el hijo de dos demonios.

Cierto, los dos tienen una notable similitud..

Elisabeth miró a la horrorosa criatura. La cosa delante de ella se veía casi idéntica al bebé
con el que había peleado. Ambos tenían los mismos omoplatos anchos y similares a alas.
Sin embargo, Elisabeth tuvo la impresión de que algo estaba fuera de lugar.

“Es mucho más pequeño que con el que peleé, sin embargo. Y el de ese entonces se
desvaneció corporalmente al morir, como todos los demonios hacen. ¿Qué hace a este
diferente?”

“Estás absolutamente en lo cierto, Elisabeth—la mayoría de los niños de demonios que nos
atacaron se desintegraron al morir. Sin embargo, a través de un milagroso golpe de fortuna,
pudimos capturar este en un estado comatoso y preservarlo.”

“Hace unos días, atacamos un templo de devotos a los demonios y capturamos a un mago
que había estado buscando cómo preservar cadáveres de subordinados. Pudimos
preservar a este bebé usando la información y técnicas de sus documentos. ¡La perversión
es la madre de la invención, baby! ¡No se necesita a un genio para adivinar qué
estaba haciendo el hijo de puta con todos esos cadáveres en su cama, ¿no es así*?!”

[Nt: Usa una frase que se usa para “hacer una oferta o una sugerencia”, también para
ofrecer la opinión de uno, por si queda raro lo aclaro.]

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Jeanne no hizo ningún esfuerzo por medir sus palabras. Los ojos de Izabella se abrieron de
par en par, visiblemente nerviosa.

Mientras la piel visible debajo de las placas de metal en su rostro se coloreaban de


escarlata, soltó una tos fingida.

“A-Ahem. Ahora, Jeanne, entiendo que las circunstancias de tu crianza hacen difícil cambiar
ese tono tuyo. Realmente lo entiendo. Pero te he pedido una y otra vez, ¿podrías por favor
intentar mantener la vulgaridad al mínimo? Una dama joven y encantadora como tú no
debería andar diciendo cosas tan viles.”

“Sí, ma’am. Estaré callada.”

“¿Oh?”

Jeanne cerró su boca—un suceso muy irregular, dada su arrogancia e insolencia usuales.

Elisabeth frotó sus ojos por lo inesperado que había sido el intercambio que recién había
presenciado. Mientras lo hacía, Jeanne enderezó su espalda, tan silenciosa como una
pupila modelo. Elisabeth no pudo evitar preguntar:

“¿Entonces cuánto tiempo, um…esta dinámica de relación entre ustedes ha existido?”

“Estás siendo grosera, pequeña dama. Estamos en medio de una crisis ahora mismo, así
que deberíamos dar nuestro mejor esfuerzo para evitar desvíos conversacionales frívolos.
Ahora, el problema es que fuimos atacados por varias de estas cosas. ¡Quiero decir,
estaban saliendo como las malditas moscas de cuando no pudimos deshacernos de
todos esos cadáveres!”

“Lo siento, Jeanne, ¿pero podrías por favor intentar evitar burlarte de la situación también?”

“Estaré callada.”

Jeanne cerró su boca. ¡¿Así es cómo pretenden evitar la pregunta?! Pensó Elisabeth con
indignación. Sin embargo, las palabras evasivas de Jeanne tenían un grado de verdad
consigo. Tenía razón—ahora no era el momento para eso.

Elisabeth se concentró y se giró hacia Izabella.

“Apuesto que los bebés no actuaban solos. ¿Tenían un adiestrador?”

“Sí; eran liderados por un solo mago… No, ni siquiera sabemos eso con certeza. No
podemos hacer asunciones. Sin embargo, tenían alguna clase de líder.”

“¿No lo saben? Entonces, ¿fracasaron en capturar al adiestrador?¿Seguramente


recuperaron un cuerpo, al menos? Contigo y Jeanne juntas, encuentro difícil que escapara.”

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“Tienes razón, no escapó…pero tampoco hubo algún cuerpo.”

“¿Qué?”

Elisabeth entrecerró sus ojos confundida.

Izabella frunció el ceño mientras recordaba el evento. Sus siguientes palabras salieron con
vacilación.

“Desde el fin de los días, las personas han estado absolutamente aterradas de los
demonios. Así que cuando el ataque pasó, todos se entraron en pánico. Las cosas casi se
pusieron feas, pero Jeanne y yo nos las arreglamos para darle vuelta a las cosas. Pero en
el momento en que el domador vio que las cosas no estaban yendo a su manera, tomó su
propia vida. Y para hacer las cosas peores, los bebés de demonio se comieron su cadáver.
No quedó siquiera una esquirla de hueso después.”

“Todo lo que podría haber ayudado a identificarlo fue devorado por completo. Todo fue
intencionado de su parte, aún así, estoy sorprendida. ¡Intencionado o no, tienes que estar
con mierda en la cabeza para realizar una escena como esa!”

“¿Hubo algo distintivo respecto a su apariencia? ¿Siquiera saben qué raza era?”

“Llevaba una máscara de bufón y un atuendo negro. Ni siquiera sabemos cómo se veía.”

“…¿Una máscara y un atuendo negro?”

Elisabeth se quedó en silencio y pensó.

Era imposible que pudiera ser una coincidencia. El atacante de la Capital debe haber sido
del mismo grupo que el hombre de negro con la máscara mitad cuervo. Y el hecho de que el
hombre de negro probablemente era la única persona que había notado el significado del
cruzamiento de demonios sólo servía como mayor prueba de eso.

“Invoqué un par de demonios más débiles en un hombre y una mujer, luego destruí
sus egos. Tuvieron dos niños. Luego crucé a los niños. Al repetir ese proceso, era posible
crear un demonio puro y poderoso. Finalmente, creé un demonio lo suficientemente
poderoso que cumpliera con mis necesidades.”

Recordó lo que había dicho. En lugar de “hijos de demonios,” quizás sería más apropiado
llamar a los atacantes de la Capital “nietos de demonios,” los subproductos de la búsqueda
iterativa de poder suficiente. Eso explicaba por qué sus cuerpos eran tan pequeños y
débiles.

Satisfecha, Elisabeth habló de nuevo.

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“Tengo una comprensión decente de la situación ahora. Creo que tengo información que
puede aclarar el ataque.”

“¿Hablas en serio?”

“En efecto. Pero primero, tengo noticias.”

De repente, las tres escucharon una voz ahogada a través de la puerta.

“La primera y segunda princesa imperial de la gente bestia, Valisisa Ula Forstlast y Vyade
Ula Forstlast, fueron asesinadas… ¿Eso lo resume todo?”

Elisabeth se dio la vuelta para ver quién era.

Mientras la puerta se abría lentamente, la voz continuó.

“El Árbol del Mundo acaba de transmitir las tristes noticias. Realmente es una pérdida
trágica.”

Un joven con un rostro pecoso entró. Estaba vestido con ropas finas, desde su extravagante
collar hasta sus mocasines de seda, y se comportaba apropiadamente. Sin embargo, sus
rasgos faciales simples eran más la clase que uno esperaría ver en un empleado en la
librería en alguna aldea tranquila.

Elisabeth frunció el ceño. Por alguna razón, tuvo la impresión de que lo reconocía, pero no
debe haberle dejado mucha impresión.

“Hmm, parece que no puedo recordar quién eres… Preséntate.”

“¡Su Majestad, no necesita obligarse a venir hasta aquí abajo!”

“¿Su Majestad?”

Elisabeth soltó un grito estupefacto. Izabella se arrodilló. Jeanne inicialmente no ofreció


ninguna reacción, pero después de que Izabella le dirigió una mirada, apresuradamente
cayó sobre una rodilla también. El joven levantó una mano, haciéndoles un gesto para que
pararan.

“Todo está bien. Tranquila… Eso va para ti, también, Izabella Vicker. Ha pasado tiempo
desde que nos hemos reunido en persona, pero escuché de tus hazañas antes. Excelente
trabajo, como siempre.”

“Me honra, sir. Pero…si me permite ser tan atrevida, ¿qué lo trae aquí?”

“Bueno, bueno, bueno, si no es el chico que pasó el fin de los días acobardandose en el
Árbol del Mundo y se negó a salir hasta que las cosas se arreglaron. ¿Ya encontraste tus
agallas?”

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Elisabeth cruzó sus brazos. La piel debajo de las placas de metal de Izabella se puso pálida
ante el comentario malicioso.

Durante el fin de los días, Elisabeth había servido como el pilar del Diablo. No estaba en
posición de juzgar a nadie, ni tenía realmente la intención de hacerlo. Pero el rey era el
único individuo contra el que no podía evitar arremeter.

Él había tomado la decisión de dejarle todo al Rey Loco, Kaito Sena, y huyó al Árbol del
Mundo. Si las cosas hubieran salido un poco peor, sus acciones habrían llevado
directamente a la aniquilación de la humanidad. Luego, después de dejar la seguridad de su
gente y pueblo a la benevolencia de Kaito, se había ocultado hasta que todo terminó.

Al ver que Elisabeth no tenía ninguna intención de retractar su declaración, Izabella gritó
con indignación.

“¡Madam Elisabeth, muestra algo de respeto!”

“No, no. Tiene la decencia de decirlo en mi cara, lo cual es todo lo que puedo pedir. Sé por
completo cómo mis súbditos—incluidos mis sirvientes—me llaman a puertas cerradas. ‘El
Rey Cobarde.’ ‘La Mancha de la Familia Real.’ ‘El Franchute* Sin Agallas.’ Ese soy yo.
Maclaeus Filliana, en carne y hueso. El hombre que huyó de su país y el peor rey en la
historia de nuestra nación.”

[Nt: Lo de Franchute se usa para ser ofensivo con una persona francesa, o eso dice el
diccionario.]

El joven habló con firmeza, pero no estaba siendo combativo. Simplemente estaba
reconociendo su innoble pasado—lo cual era sorprendente, dado cuán verdaderamente
patético había sido. Elisabeth levantó una ceja.

Viendo su reacción, el joven rey no pudo evitar sonreír.

“Realmente no hay necesidad de estar receloso. Me tomó un tiempo, pero finalmente


aprendí cómo enfrentar mis errores. Las personas realmente cambian, sin importar cuán
patéticos fueron antes. Todo lo que necesitan es un desencadenante.”

“¿Oh?”

“Para mí, fue encontrar un héroe que admiro.”

¿Un héroe? ¿Quién podría ser ese?

Elisabeth estrujó su rostro mientras pensaba. Seguramente, no había nadie en el mundo lo


suficientemente poderoso o benevolente para justificar el título.

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Si los héroes existieran, Kaito no habría tenido que convertirse en el Rey Loco. Antes de
que pudiera pedirle a Maclaeus que clarificara, sin embargo, dio un paso hacia delante.
Después de estirar su mano y tocar el cadáver del nieto de demonio, dio un breve discurso
sobre el pecado que había cometido y las personas que había lastimado, luego terminó con
un rezo. Después, se dio la vuelta de nuevo hacia Elisabeth,

“Hablemos, Elisabeth Le Fanu. Eso es lo que vine a hacer aquí. La Capital, así como
también mis queridos amigos la gente bestia, ha sufrido un ataque por una nueva amenaza.
Ahora bien…”

Maclaeus hizo una pausa para inhalar hondo antes de terminar su pregunta.

Su tono fue el de un hombre pensando en un héroe que había visto hace mucho, mucho
tiempo atrás.

“…¿qué haría Sir Kaito Sena, si se enfrentara a esta crisis?”

***

Pasó hace tres años, pero se sentía como si hubiera sido hace un siglo.

“Después de que regresé a la Capital, investigué a Sir Kaito Sena minuciosamente. Seré
honesto contigo—mi meta era encontrar alguna clase de defecto en el salvador de la
humanidad, el Rey Loco.”

Maclaeus habló como si diera una confesión. Cerró sus ojos verdes opacos parcialmente.

Incluso sin su explicación, Elisabeth podría haber adivinado sus motivos impuros. Después
de que el fin de los días fue evitado, Maclaeus sin duda se dio cuenta de algo molesto.
Historias falsas y retorcidas sobre un salvador ganaban mucho más elogio de lo que algo
real podía. Y no había ninguna gloria a ser tenida por un rey que había abandonado a su
gente. Rumores no oficiales sobre el Rey Loco se esparcieron como fuego descontrolado
entre la población, hasta el punto dónde todavía estaban haciendo eco en fervientes
susurros hasta ese mismo día. Porque simplemente así era cómo eran los rumores.

Pero para el joven representante de un rey, esa dura realidad fue demasiado para soportar.
Por lo que comenzó su investigación.

Si quería proteger su orgullo, tenía que poder mirar por encima del hombro a Kaito Sena.
Pero las cosas no salieron del todo de esa manera.

“Entre más buscaba, más era golpeado por mi ignorancia. Incluso mientras la secta de
reconstrucción consolidaban sus posiciones alrededor de mí, estuve cegado frente a la
demencia de la Iglesia hasta que el fin de los días finalmente llegó. Pero la siguiente cosa
que descubrí fue lo que realmente me llenó de desesperación. El hombre que se levantó
sobre esa mesa redonda, el hombre que determinó el destino del mundo, no era ningún
hombre en absoluto. Era solo un chico, más joven que yo incluso. Cuando me enteré de la

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edad de Kaito Sena, finalmente me quedé sin excusas. Salvó al mundo, mientra yo huía. Y
nada de lo que hiciera podría cambiar eso.”

Al aprender quién era realmente Kaito, Maclaeus había perdido otra vez.

Sacudió su cabeza con resignación. Elisabeth permaneció en silencio.

Era sólo natural que un rey incompetente fuera ridiculizado. Los poderosos tenían la
capacidad de tiranizar a otros, pero, también, podían burlarse de ellos y, si eran
desafortunados, incluso ser ejecutados por aquellos a quienes gobernaban. Con lo profundo
que se había hundido la posición de Maclaeus, la decisión sabia para él probablemente
habría sido o recluirse o abandonar su remordimiento y tomar la ofensiva. Pero aún no
terminaba de hablar.

“Dos princesas imperiales perdieron sus vidas por este desastre, y sospecho que puede que
esté en peligro también. De hecho, estoy seguro de ello…pero…h-he pasado toda mi vida
huyendo. Esta vez…”

La voz de Maclaeus tembló con miedo. Parecía casi estar hablando consigo mismo. Cerró
sus ojos con fuerza. Pero entonces, como si se hubiera quitado algo de encima, los abrió de
nuevo.

“Esta vez, voy a quedarme en la Capital y manejar el desastre desde aquí. Como el Rey
Cobarde, la única razón por la que evité la destitución fue porque las tres razas estaban
demasiado ocupadas con los esfuerzos de restauración para perder tiempo conmigo. Pero
si meto la pata esta vez, me destituirán del trono con certeza.”

“¿Así que el incompetente inútil está obsesionado con su estatus? Qué completamente
patético.”

“¡¿Crees que me importa una mierda mi estatus?! Si pudiera deshacerme de él, nada me
encantaría más que abdicar el trono y retirarme en paz…”

Esta vez, Maclaeus reaccionó a la mofa de Elisabeth con un grito. En el momento en que
sus palabras dejaron su boca, sin embargo, su rostro se puso pálido. Su expresión se
congeló, se giró hacia Izabella. Sin embargo, ella simplemente sacudió su cabeza,
pretendiendo que no había escuchado nada.

Elisabeth le echó un vistazo al rey. ¿Por qué pelear tan duro para mantenerlo, entonces?
Maclaeus dio su respuesta.

“Después de que la Iglesia perdió su autoridad, mis consejeros comenzaron a irse en


pavadas sin siquiera dar noticia. A este punto, el apoyo de la Iglesia no significa nada. Pero
sin una organización fuerte respaldando a alguien, la cuestión de quién tomará el trono a
continuación causará un sin fin de conflicto. Hay varias personas que puedo imaginar
ignorando a mi sucesor designado e intentando nombrarse a sí mismas rey en cambio, y es
un encantador montón de puristas raciales, partidarios de closet de la secta de

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reconstrucción, y belicistas que piensan que deberíamos priorizar fortalecer nuestro ejército
por encima de reconstruir nuestra nación. Y aunque no fueran así, la humanidad no tiene la
fuerza para sobrevivir a una disputa de sucesión en todo caso.”

Sujetó su pecho con su mano. Parecía que la presión de todo lo llenaba de nauseas.

Después de calmar su respiración, continuó.

“Sin embargo, hay algunos papeles que sólo un bufón puede interpretar. Puede que sea
poco más que un bufón coronado sentando en el trono, pero por ahora, eso es suficiente. Mi
trabajo es servir como un ‘enorme estorbo*.’ Y estoy preparado para pelear por cumplir ese
papel.”

[Nt; En realidad es “heavy butt,” “trasero/culo pesado,” pero suena mejor estorbo.]

—Como Sir Kaito Sena hizo para cumplir el suyo.

La muerte es olvido. Pero no es el fin.

De repente, se le recordó algo a Elisabeth. Incluso si alguien moría, mientras el mundo


todavía estuviera ahí, una parte de ellos vivía. Las vidas de las personas eran cortas, pero
sus logros vivían más que ellos.

Ahora, Kaito técnicamente no estaba muerto. Dado su estado actual, sin embargo, era difícil
decir que estaba vivo, también. Así que aunque su vida no había terminado, se encontraba,
en cierto modo, “muerto.” Aún así, rastros de su vida permanecían grabados en el mundo. Y
parecía que la dolorosa manera en que había vivido su vida había influenciado a un
individuo muy inesperado. La veneración de Maclaeus hacia Kaito era algo auténtico.

Un doloroso matiz de nostalgia golpeó a Elisabeth mientras rumiaba sobre algo que él había
dicho una vez.

“Por tu bien, podría hacer o convertirme en lo que sea.”

Su confesión había sido incorregible, estúpida, unilateral, y horriblemente arrogante—pero


había sido hermosa también.

Llegaban momentos en que las personas admiraban seres que desafiaban la moral y
veneraban individuos que no eran héroes. Era incomprensible. Pero esas emociones
infantiles tenían el poder de provocar cambio.

Por ejemplo, incluso podían salvar el mundo.

¿Ahora qué, Kaito? Pareciera que cuentas como un rey entre tus admiradores.

Elisabeth, todavía en silencio, le hizo su pregunta al “muerto.” Si Kaito estuviera presente,


probablemente le habría dado una mirada desconcertada y respondido, …¿Pero por qué?

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Sonrió tenuemente al imaginar su reacción, pero rápidamente quitó la expresión de su


rostro.

Entonces Elisabeth Le Fanu abrió con calma su boca.

“Tu resolución significa poco para mí. Todo lo que me importa son los resultados. Pero que
sepas esto—”

La determinación del rey podría llevar a acciones que podrían remendar su dañada
reputación. Sin embargo, también estaba el riesgo de que podría destruirlo desde dentro. La
Torture Princess no tenía intención de opinar sobre ese asunto, pero cuando continuó, su
voz estaba teñida de molestia.

“—Kaito Sena era mi lento sirviente. Era un sirviente—no un rey. Si deseas admirar a ese
autoproclamado cabeza hueca Rey Loco, entonces esa es tu prerrogativa. Pero harías bien
en dejar de rumiar sobre qué haría o cómo actuaría. Eres el rey. Si finalmente eres
consciente de ese hecho, entonces interpreta el papel y toma decisiones por ti mismo. Si te
has deshecho de tu derecho a huir y decidiste aceptar la corona, entonces vive como el
esclavo honesto y arrogante que eres y gobierna. Porque eso es lo que significa ser rey.”

Después de soltar su declaración en un solo aliento, Elisabeth cerró sus ojos y pensó en
Vyade.

Vyade había actuado como una princesa imperial hasta el amargo fin, sofocando su miedo
a morir para mantener su orgullo. No estaba claro si esa decisión en verdad había sido una
bendición para ella. Desde la perspectiva de un observador, el acto de erradicar parte del
corazón de uno parecía tanto estúpido como trágico. Pero eso, también, revelaba una
tenacidad digna de elogio.

La estupidez llevada a cabo se convierte en convicción. Es imposible criticar su


decisión.

Una vez tomabas esa decisión, tenías que levantarte. De lo contrario, simplemente te
desmoronarías. Pero ser algo aparte de regio sería imperdonable.

Elisabeth bajó su voz.

“No cometas ningún error; eres el rey. No un bufón. Y nada de lo que alguien diga puede
cambiar ese hecho.”

“Yo…”

“Pero nunca dependas de admiración por otro. Las masas colgarán a las personas, e
incluso Dios puede matar. Deja que el orgullo sea tu único alimento. Tengo el poder de
llevar a cabo mi voluntad. Forja ese pensamiento en tu cerebro. Y sin importar qué te arroje
el mundo, nunca pierdas de vista eso que está dentro de ti—de lo contrario, permanecerás
como el cerdo imbécil que eres por el resto de tus días.”

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El silencio cayó sobre ellos. Elisabeth chasqueó su lengua, medio molesta consigo misma
por entrar en tal detalle. Izabella hizo gestos frenéticamente ante el hilo de comentarios
abusivos. Maclaeus, por otro lado, simplemente parpadeó mientras curvaba las comisuras
de su boca hacia arriba,

“Gracias por ser tan franca—pareciera que aún tengo mucho en lo que reflexionar.”

“Ha. El hecho de que no pudieras lanzarme en un calabozo por mis comentarios es prueba
suficiente de eso, tonto.”

“Es verdad. Cuando se trata de lesa majestad*, ciertamente no te contienes.”

[Nt: Crimen o agravio contra el rey.]

Maclaeus asintió de acuerdo, haciendo que los ademanes de Izabella aumentaran en


intensidad. En contraste con sus palabras, sin embargo, seguía sonriendo.

Elisabeth rascó su mejilla mientras una expresión revuelta cruzaba su rostro. Con una
sacudida de su cabeza, chasqueó sus dedos, haciendo que un par de sillas pata cabriola*
se manifestaran de oscuridad y pétalos de flor. Escogió una y se sentó en ella.

[Nt: Es un tipo de patas de muebles especial, tiene como un arco, busquen en google y lo
ven mejor.]

Entonces cruzó sus bien formadas piernas.

“¡Eso no importa, sin embargo! Tengo noticias, así que escuchen bien.”

Maclaeus asintió y se sentó en la otra silla. Jeanne invocó un par de sillas simples propias, y
ella e Izabella tomaron asiento también. Se sentaron con silenciosa atención. Elisabeth
asintió con la cabeza.

“Hay varios hechos clave, la mayoría de los cuales sin duda sonarán como bromas
vulgares.”

Entonces empezó a contarles.

Sobre Alice Carroll, la Fremd Torturchen, y sobre el hombre con la máscara de cuervo.

***

“—Entonces recibí noticias por el dispositivo de comunicación y vine a las tierras humanas.”

Elisabeth terminó de relatar su corto y dramático relato.

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Realmente había sido un giro de eventos particular. Tomado en total, no podría haber
ninguna duda de que era una tragedia, pero los aspectos individuales parecían más como
una comedia. Y además, todos se sentían surrealistas. Había sido miserablemente vívido,
pero, al mismo tiempo, ridículamente ambiguo.

Cuando escuchó los detalles de las muertes de las princesas imperiales, Maclaeus mordió
su labio. Una mirada triste apareció en el rostro de Izabella. Jeanne cruzó sus piernas,
exponiendo una alarmante cantidad de su entrepierna. Su cabello rubio miel se ondeó
mientras se encogía de hombros.

“La importancia de esos que han reencarnado y la carne de demonio, revolucionar el


mundo, el cruzamiento de demonios, la Fremd Torturchen… Ya veo. Pareciera que hubo un
poco de descuido respecto a las filtraciones de información durante el fin de los días. ¡Pero
hey, ¿por qué es que ese imbécil tiene que centrarse en todas las partes
desagradables?!”

“Ciertamente, y todas las partes que ningún hombre normal siquiera notaría, además.”

“Sé que es nuestro enemigo, pero no puedo evitar estar un poco impresionada. Nadie sabe
los precios de una joya como una rata, ¿huh?”

La expresión como de muñeca de Jeanne no cambió en lo más mínimo mientras hablaba.


Elisabeth asintió con la cabeza.

Los engranajes en la mejilla de Izabella giraban rápidamente, y habló con voz tensa.

“¿Revolucionar el mundo? No me gusta el sonido de esa parte. ¿Esas personas realmente


tienen la intención de seguir causando estas tragedias? Tenemos que averiguar su plan
para que podamos ajustar la defensa de la Capital para enfrentarlo.”

“No tengo la más mínima idea. Dado que no sabemos la meta que yace tras esta revolución
suya, cualquier conjetura que se nos ocurra estará sin perfilar. Lidiamos con los atacantes
esta vez, pero tengo poca esperanza de que se detendrán en ese punto. Sin embargo, lo
repentino de su aparición vuelve el investigarlos difícil. El atacante de la Capital fue comido,
y la sala de audiencias de Vyade está acordonada.”

“¿Qué hay de los demi-humanos? Ahora que pienso en ello, ¿cómo les va en
medio de toda esta mierda a esas lagartijas bastardas tan egocéntricas*?”

[Nt: Usa “shady-ass”, puede referirse a personas que no son de confianza debido a que
mienten en su propio beneficio, o personas egocéntricas. “Shady” como tal es derogativo,
podría quizás ser más bien “a los sospechosos traseros de esas bastardas lagartijas.” No
seguro, igual, es un insulto.]

“No hay necesidad de preocuparse. Acabamos de recibir noticias de que están bien.
Pareciera que se las arreglaron para evitar ser atacados. Sin embargo, me dijeron que

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desplegaron un escuadrón de cañoneros para estar seguros, y La Christoph fue a


proveerles refuerzos,” dijo Izabella.

Elisabeth asintió con la cabeza a la respuesta de Izabella.

Desde el fin de los días, las restricciones sobre los despachos de los santos habían sido
suavizadas dramáticamente. Dado que La Christoph, el santo que sobresalía tanto en
liderazgo como en combate, había ido a ayudar, los demi-humanos deberían estar bien.

Con ese asunto arreglado, Elisabeth se puso a pensar de nuevo. Apoyó su barbilla con un
codo que descansaba su mentón sobre sus piernas cruzadas; entonces cerró sus ojos.

Había un fuego ardiendo desde el fondo del mundo. Alguien estaba gritando.

Una calamidad a la par del fin de los días se avecinaba, y todos serían incapaces de resistir
su inminente deceso.

Esa sombría premonición suya no había cambiado. Pero todavía no tenía ni idea de cómo
exactamente se iban a desarrollar las cosas.

Pasé por alto la gravedad de la información sobre el cruzamiento de demonios. Vaya


Torture Princess que soy… Aún así, sin embargo, la culpa no yace únicamente conmigo—la
manera de pensar de ese hombre simplemente es perversa.

Incluso podría decirse que soñaba con el infierno en su mente.

Simplemente así de impresionante era la diferencia entre los procesos de pensamiento y


pericia ingeniosa del hombre de negro a las de una persona normal. Era similar a un
demonio en ese aspecto—ellos, también, excedían la imaginación de la humanidad con
facilidad.

Y Elisabeth podía pensar en otra persona que encajaba con esa descripción también.

…Había esperado poder enviar mis recuerdos de ese hombre al olvido, pero qué
lástima.

Estrujó su rostro. Sin embargo, ahora no era el momento de colgarse a sentimientos


personales, y no tenía el lujo de preocuparse por lo que pasaría después. La triste verdad
del asunto era que tristemente tenían poca mano de obra.

A veces, la única cosa que podía derrotar el mal era un tipo diferente de mal.

La Torture Princess era mala; no había ninguna duda al respecto, pero habían reinos de mal
que ni siquiera ella había transgredido.

Elisabeth se rindió y aceptó la idea que había revoloteado por su mente.

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“Bueno, si debo, debo. Me voy. Como dije antes, mencionar el proceso de pensamiento de
Kaito no nos proveerá ninguna ayuda en lo más mínimo. Sin embargo, hay otro individuo
que puede tener alguna percepción en esta situación.”

“¿Crees que pueda ayudar? ¿Quién es, podría preguntar?”

“Oh my, qué inusual. ¿Visitarías al Arlequín voluntariamente? ¡Mierda, ahora sí puedo
decir que el apocalipsis está aquí!”

Maclaeus reaccionó con curiosidad, y Jeanne soltó un grito perversamente entretenido.


Luego, dándose cuenta de lo que dijo, cerró su boca y miró tímidamente a Izabella.
Afortunadamente para ella, sin embargo, Izabella estaba ocupada intentando descifrar de
quién estaba hablando Elisabeth.

“Uf, gracias al cielo,” murmuró Jeanne.

Después de mirar a Jeanne, que estaba haciendo el papel del cónyuge dominado por
mujeres, Elisabeth se levantó. Chasqueó sus dedos y deshizo su silla. Oscuridad y pétalos
carmesí se arremolinaron mientras daba su respuesta.

“Él Quién Suena Con El Infierno En Su Mente.”

Era un nombre dado al hombre en cuestión por el Káiser, el más poderoso de los catorce
demonios. Maclaeus debe haber estado familiarizado con él, ya que tragó saliva
inmediatamente. Los ojos de Izabella se abrieron de par en par. Jeanne curvó sus labios
muy ligeramente.

Entonces Elisabeth terminó su reacia proclamación.

“Voy a ver a Vlad Le Fanu.”

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4: El Nuevo Grave Keeper


Tengo que escribir Lo siento.

Suena muy fácil, pero es oh-tan difícil.

Los dedos en mi mano derecha se rompieron, ya ves, y debido a cómo se soldaron*, ya no


puedo doblarlos muy bien. Están torcidos muy raro. Y debido a que él peló las uñas de mis
dedos, las gotas de sangre se interponen. Las quemaduras de cigarro duelen, también. Mis
codos están hinchados, así que ya no puedo sentirlos, pero eso sólo lo hace más aterrador.
Y mi estómago está vacío, así que mi cuerpo no se mueve de la manera en que quiero.
Duele solo sostener la pluma.

[Nt: Se refiere a que los huesos se deformaron mientras se recuperaban.]

Pero soy una chica mala, así que nada de eso importa. Soy una “pequeña mierda” que “no
sabe cómo el mundo funciona,” así que tengo que “poner en forma mi carácter” “tan rápido
como sea posible.”

Tengo que decir Lo siento.

Tengo que escribirlo una y otra y otra vez.

Hasta que me perdonen.

Pero realmente no estoy segura de cómo disculparme mejor.

No parece que aún quede alguien en todo el mundo que no piense que soy mala.

Pero si ese es el caso, entonces debe significar que he sido muy, muy mala durante toda mi
vida.

Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento. Así es, tengo que disculparme.

Tengo que seguir escribiendo. Aunque el papel se cubra de sangre. Aunque nadie me
perdone.

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Pero ahora no tengo nada sobre lo qué escribir.

Lo siento, yo. Lo siento, Sara. Lo, sien. to.

“Yo…nunca debí…haber nacido.”

Y es por eso que

me convertí en Alice.

***

El hombre que había sido quemado hasta la muerte se había alzado de las cenizas. Sin
embargo, eso no era decir que había regresado a la vida.

El Vlad actual no era nada más que una réplica degradada de su alma, la cual había creado
mientras aún estaba con vida. Luego Kaito Sena había tomado esa réplica y la había
movido de su joya hogar a un cuerpo artificial. Aunque no había sido revivido en verdad, sin
embargo, cualquier versión de Vlad que pudiera moverse por su propia cuenta era una
amenaza a las tres razas. Después de todo, fue el hombre que había liderado a los catorce
demonios y creó a la Torture Princess. Aunque estaba degradado, su sola existencia era la
personificación del infierno mismo.

Sin embargo, el hecho era que había interpretado un papel clave en salvar el mundo. Sin él
a su lado, defender el Árbol del Mundo habría sido un desafío mayor.

Como resultado, hubo opiniones mezcladas sobre qué hacer con él después de que Kaito
Sena ya no estaba.

Deshacerse de alguien que aún podían usar parecía prematuro, y el dispositivo de


autodestrucción que Kaito Sena había instalado en la cabeza de Vlad todavía estaba
funcionando en orden. Además, el propio hombre afirmó que ya no tenía ninguna hostilidad
hacia la humanidad.

“¿Por qué formé un contrato con el Káiser y lideré a los otros trece demonios en
búsqueda de la dominación mundial? Quiero decir, puedes llamarlo sueño infantil, ¿pero no
fue oh-tan-espléndidamente malvado? Vamos, ¿qué clase de villano ve la oportunidad de
poner de cabeza al mundo y no la toma? …Pero el vivo “yo” fracasó. Y ciertamente no soy
lo suficientemente inmaduro para reintentar un desafío en el que fracasé en la flor de mi
vida, considerando mi estado actual. Y honestamente, ya me he cansado de la chuzma.
Hmm… Por ti, sin embargo, estoy preparado para hacer una excepción. Dime, ¿alguna vez
has considerado incursionar en la magia negra?”

Lo de arriba fue el testimonio de Vlad de su entrevista con La Christoph.

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Volumen 7

Después, la Iglesia había decidido dejarlo “vivo.” Afirmaron que era por respeto a los deseos
de Kaito Sena, pero en realidad, hubo una razón mucho más importante—una que fue
cuidadosamente mantenida en secreto para todos menos unos selectos pocos.

En cualquier caso, sin embargo, el hecho del asunto era que a Vlad se le permitió seguir
existiendo. Sin embargo, era la clase de persona que no podía evitar incitar malicia en otros.
Abandonarlo a sus medios era una receta para el desastre. Así que como un compromiso,
se decidió unánimemente que Vlad sería aprisionado.

A menos que una emergencia se alzara, nunca volvería a ver la luz del sol o el centelleo de
las estrellas. Sin embargo, ni una sola vez se quejó sobre su tratamiento. Después de ser
confinado, simplemente se acopló tranquilamente a su nuevo trabajo.

“Aquí, ¿verdad?”

Y ahora en el presente, Elisabeth estaba visitando su lugar de reclusión.

***

“…Hmm. Ha pasado algún tiempo desde la última vez que estuve aquí.”

Elisabeth hizo una pose desalentadora con sus brazos cruzados. Una puerta muy alta se
cernía ante ella. Hace mucho, había estado cubierta con una peligrosa barrera que
aniquilaba a cualquiera que la tocaba.

Jeanne había deshecho esa barrera, dejando la puerta sin protección, pero después había
sido reemplazada con una versión menos destructiva para evitar que cualquiera entrara.
Con el permiso de Izabella y Maclaeus, Elisabeth había conseguido la llave de la nueva
barrera. La colocó en la apertura, y cuando le dio la vuelta, la barrera se debilitó.

Cuando lo hizo, la puerta se abrió con un horrible creeeeeeeak.

Una ráfaga de aire frío se alzó para encontrar a Elisabeth mientras entraba. Echó un vistazo
alrededor de ella.

Muy similar al resto del cementerio, la habitación no se parecía en nada a su antiguo ser.
Antes, sus moros habían estado cubiertos de ominosas antenas a causa de la masa de
carne mitad rosada, mitad lechuza blanca* que había albergado. Elisabeth había escuchado
que Izabella había sido fundamental para hacer que el grotesco guardián de la habitación,
así como también los cadáveres de las víctimas de la Habitación de Dolor más allá, quedara
enterrado en una enorme tumba bien ventilada.

[Nt: No recuerdo bien a esta cosa, pero la describen más o menos de esa manera.]

Ahora, sin embargo, los muros de la habitación creados por la Santa estaban libres de
antenas. Sus suaves curvas, libres de visagras y líneas, estaban a plena vista. La
habitación estaba iluminada por varios cristales colgando de su techo hemisférico, su suave

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Volumen 7

luz intermitente recordaba al lecho de un río. Uno de los muros muy iluminados era hogar
de una escultura increíblemente bien tallada de la Santa. Estaba acunando un trozo de
carne envuelto en tela, y su asistente demi-humano estaba junto a ella.

Elisabeth dejó que su mirada perdurara en este asistente. Pero sin importar cuánto tiempo
lo mirara, la escultura permanecía quieta, y su expresión permanecía oculta bajo su
capucha. Unos segundos después, Elisabeth apartó su mirada.

Entonces, como si nada hubiera pasado, miró hacia el centro de la habitación. Los ataúdes
que pertenecían a los reyes de antaño estaban alineados uno tras otro sobre el amplio piso,
y había un solo hombre sentado entre la procesión de realeza fallecida.

Estaba sentado sobre una silla lujosa y leyendo su libro como si él fuera la imagen misma
de la elegancia. Parecía estar vivo, pero parecía extrañamente acostumbrado al mortal
silencio que le rodeaba. Cuidadosamente le dio vuelta a la blanca página. Entonces, de
repente, cerró su libro.

Un ruido seco hizo eco desde su portada de cuero. Mientras el libro mismo se transformaba
en oscuridad y pétalos de flor cerúleos, el hombre se dio la vuelta para mirarla.

“Oh, hola, preciosa hija mía. ¿Qué te trae a esta tumba de reyes, la cual no almacena más
que muerte, silencio, tedio, y a este solitario pecador?”

Su descripción del lugar era apropiada. Después de que los cadáveres de los reyes fueron
enterrados ahí, la recámara ante la Habitación de Dolor en el fondo del cementerio real fue
sellada. Y después de ser encerrado con los muertos, a Vlad se le había dado la tarea de
cuidar de ellos.

En resumen, Vlad Le Fanu había sido asignado como el nuevo Grave Keeper.

***

Si su difunta predecesora escuchara eso, los arrebatos que habría tenido podrían
haber resultado fatales… No, tratándose de esa chica, probablemente solo habría sonreído,
luego procedido a arrancar la cabeza de Vlad de su cuello.

Un pensamiento ocioso pasó por la mente de Elisabeth, acompañado por una para nada
pequeña cantidad de exasperación. La chica que había precedido a Vlad había sido muy
devota, la había pervertido irremediablemente. Tomando ese hecho en cuenta, la sucesión
era irónica al extremo. Sin embargo, el rol del nuevo Grave Keeper difería enormemente al
de las generaciones previas. El Primer Demonio ya no estaba en la tumba, y no había
ningún secreto restante para ocultar. En este momento, el trabajo del Grave Keeper
literalmente era eso—cuidar las tumbas.

Por consiguiente, Vlad mantenía un ojo atento a los ladrones de tumbas mientras cuidaba el
letargo de los reyes muertos—lo cual era una manera indirecta de decir que pasaba sus
días inmerso en libros. Aunque era molesto, vivía una vida bastante refinada para un

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Volumen 7

hombre en confinamiento. Y como siempre, carecía no sólo de devoción, sino que de


cualquier respeto por Dios en absoluto. En lugar de rezar por los muertos, era más probable
que simplemente los señalara y susurrara, Vaya, mira a este triste saco de carne podrida y
hueso.

Por lo que a Vlad respecta, los cadáveres eran solo objetos, y Dios era solo un fenómeno.
Elisabeth estaba inclinada a estar de acuerdo con él en ambos puntos. Sus sistemas de
valor en realidad eran más o menos similares, pero también guardaba un rencor contra él
tan intenso que ninguna cantidad de tortura hacia él lo sacaría de su sistema. Con eso
dicho, ella, también, era una criminal, y no tenía ninguna intención de ir en contra de la
decisión de la Iglesia y matarlo. En cambio, había decidido nunca interactuar con él de
nuevo. Debido a sus circunstancias imprevistas actuales, sin embargo, no tenía más opción
que ceder a ese plan. Abrió su boca, queriendo terminar su asunto e irse de ahí tan pronto
como fuera posible.

“La Capital humana y la residencia de la segunda princesa imperial de la gente bestia


fueron atacadas por un grupo usando nietos de demonios y alguien afirmando ser una
Torture Princess de otro mundo. De los asaltantes, uno tenía una manera de pensar que se
parecía mucho a la tuya. Estoy aquí para buscar tu consejo.”

“Oh my, ¿mi preciosa hija, dependiendo de mí ayuda? Este asaltante debe haber sido un
compañero bastante centelleante ciertamente.”

Vlad asintió con la cabeza varias veces, luego se puso de pie. Chasqueó con elegancia sus
dedos, y su silla se arremolinó en un remolino de pétalos de flor cerúleos y oscuridad. Vlad,
en el centro del vívido y oscuro vórtice, miró al techo con un rostro lleno de emoción.

“¿Tres años, sin embargo? Eso es mucho más rápido de lo que esperaba.”

Como era de esperar, tenía una sonrisa sobre sus labios.

***

“…¿Quieres decir que anticipaste este ataque?”

“Vamos, preciosa hija mía, ¿de qué estás hablando? No hace falta decir lo que era obvio,
¿no?”

Vlad soltó una risa tan libre de malicia que fue realmente inquietante. Claramente quería
expresar cuán extraña había sido la pregunta. Como siempre, tenía un perverso talento
para sacar de quicio a la gente. Elisabeth respondió con silencio.

Vlad caminó hacia delante con pasos largos, prácticamente bailando. El duro sonido de sus
pasos hizo eco por la habitación mientras pasaba entre los ataúdes.

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“Tarde o temprano, esto estaba destinado a pasar—pero seguramente, sabías eso, ¿no es
así? El escenario fue puesto. Para compararlo con una obra, todo lo que el telón necesitaba
para alzarse era un actor adecuado.”

“Cierto, dejamos que demasiada información se esparciera. Sería poca sorpresa que
alguien la tomara y la convierta en perver—”

“Oh, santo cielo, no. Eso ni siquiera es la mitad del asunto.”

“…¿Qué?”

Elisabeth levantó una ceja. Eso no era lo que había esperado escuchar de él.

Vlad se encogió de hombros en una teatral muestra de decepción. Sacudió su cabeza con
exasperación.

“¿Qué diablos te pasó? Pues, incluso mi querido sucesor era más agudo que eso, sabes.
Es como si hubieras tomado sosería y sosería y le colocaras aún más sosería encima.”

“Como siempre, hablas mucho pero dices poco—si tienes algo que deseas decirme,
entonces escúpelo de una vez.”

“¡Entonces lo pondré de forma sencilla, mi querida Torture Princess!”

Vlad colocó una mano sobre su pecho y alzó su voz como un artista de ópera. Luego,
después de dar unos cuantos pasos amplios para cerrar la distancia, acercó su rostro al de
Elisabeth.

Sus ojos carmesí brillaron directamente delante de ella, y habló con un susurro bajo y
seductor.

“¿Cuándo te volviste tan blanda?”

“¡!”

Su voz estaba llena de desdén, y cuando exhaló, su largo aliento persistió en los labios de
Elisabeth como un beso.

En el momento en que lo hizo, giró su muñeca y sacó una daga de un remolino de


oscuridad y pétalos de flor carmesí. Entonces, en un solo movimiento fluido, intentó perforar
su flanco. Él saltó hacia atrás para evitar el ataque.

Claramente había anticipado el ataque. Después de mirar hacia abajo y ver que ella había
cortado el dobladillo de su abrigo, asintió con la cabeza.

“Tu temperamento sigue siendo el mismo de siempre, ¿hmm? Debo decir, realmente no
puedo apoyar el perder tus méritos pero dejar tus defectos. Sin embargo, quizás estarás

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mejor de esta manera. Convertirte en un borrego ignorante y unirte al rebaño ciertamente


hará tu vida más fácil; eso es seguro. No es el cambio más deseable para que tomes en
esta situación, sin embargo. No a menos que quieras encontrarte servida sobre un plato.”

“Otra vez, balbuceas sobre tonterías insignificantes.”

“¡Está completamente relacionado! ¡Te estoy ‘contando una historia’ aquí! ¡Un ‘relato de
Dios y el Diablo’!”

Vlad comenzó a modular su voz como si estuviera dando un discurso. Elisabeth se quedó
en silencio.

El hombre estaba actuando como un bufón. Lo que era aterrador, sin embargo, era que
Vlad no era ningún idiota. Había una buena posibilidad de que un grano de verdad se
encontrara pudriéndose debajo de esas palabras absurdas suyas.

Elisabeth, sabiendo eso, disipó su ira. Mientras pétalos de flor caían en cascada alrededor
de ella, habló sin emoción.

“Hay algunas cosas que sólo un bufón puede ver con claridad. Continua.”

“Hace tres años, el mundo por muy poco conoció un final trágico. Sin embargo, ese destino
aparentemente inmutable fue alterado por una sola persona. Después de almacenar a Dios
y al Diablo, el chico cayó en un profundo letargo en el Fin del Mundo. Gracias a sus actos,
las personas del mundo lograron evitar el apocalipsis. El bien más grande para el número
más grande era, seguramente, el resultado más grande. Uno podría decir que todos vivieron
felices por siempre después. Y eso estaría perfecto.”

Pero siempre que la historia de alguien termina, hay algunas cosas que permanecen aún.

Vlad levantó las comisuras de sus labios, su boca se curvó en una sonrisa con forma de
media luna, y extendió sus brazos ampliamente. Cuando la luz de los cristales le golpeó, su
sombra se esparció en cada dirección como el monstruo hace mucho ausente de la
habitación.

“Con su contrato con la vida renovado, el mundo continuó. Pero las campanas con el tiempo
sonarían sobre el levantamiento de un nuevo telón.”

Porque así es como son las campanas y los telones.

Su sonrisa era desagradable, rozaba lo demoníaco. Sin embargo, por toda su gesticulación,
no parecía tener ninguna intención de llegar al punto. Irritación y sed de sangre brotaron
dentro de Elisabeth. Vlad, quizás sintiendo eso, cambió su tono.

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“¡Y oh, cómo replican! Vamos, preciosa hija mía, piensa en ello por un momento. Dios y el
Diablo—entidades con el poder de destruir y reconstruir mundos—existen. ¡Y ahora las tres
razas están completamente conscientes de su existencia!”

“Sí, es verdad…pero seguramente, eso no hace falta decirlo a este punto, ¿no?”

“Ah, pero míralo de esta manera—ahora todos saben que hay una manera de
destruir el mundo.”

“¡!”

Elisabeth se quedó sin aliento. Ninguna persona normal habría llegado a esa conclusión.
Pero de todas las personas que por poco habían sido salvadas y ahora estaban abordando
sus vidas, el hombre ante ella, y sólo él, veía las cosas con una luz totalmente diferente.

Vlad, hablando como el mal encarnado, prosiguió.

“Compartir detalles sobre los datos fue un error, ciertamente. Pero el verdadero problema, la
verdadera amenaza, era la percepción cambiada de los sobrevivientes. Ahora todos saben
que el mundo es ‘algo que se puede terminar.’ El fin de los días ya no es una quimera o una
leyenda. Es oh-tan real.”

¿Realmente nunca te diste cuenta de lo aterrador que era eso?

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Tiene razón—después de que el fin de los días fue evitado, las personas
comenzaron a concebir el mundo de manera diferente.

La voz de Vlad era dulce y estaba llena de una clase de pena. Elisabeth apretó sus puños
con fuerza.

Ella y la Iglesia habían intentado purgar la información sobre el levantamiento de los catorce
demonios, pero aún eso palidecía en comparación con la gravedad de que el fin de los días
era algo que las personas podían provocar. Era la clase de información que cambiaba cómo
las personas veían el mundo. Y como el hombre de negro había dicho, “el verdadero valor
de la información yace en su capacidad de poner en marcha las mentes de las personas.”

“Así que no sólo esta situación estaba destinada a presentarse, y no sólo está ocurriendo
mientras hablamos, sino que seguirá pasando—¿eso es lo que intentas decir?”

“Lo es. El fin de los días vendrá, y destruir el mundo es una proeza asequible. Con ese
hecho probado, las personas indudablemente surgirán de la nada para intentarlo por sí
mismas. Y en cierto modo, ni siquiera estarán haciendo maliciosamente. Porque verás…”

Vlad ahondó su desagradable sonrisa. Entonces, con un tono muy irreverente aún, dio su
siniestra proclamación.

“…¿qué clase de villano ve una oportunidad de poner al mundo de cabeza y no la toma?”

***

“Ahora entiendes, espero. Las calamidades seguirán viniendo, y el mundo de nuevo se


encontrará encogiéndose de miedo otra vez mientras los pasos del fin de los días se
acercan más y más. Por supuesto, mi querido sucesor es el que selló a Dios y al Diablo,
aquellos con dominio sobre la reconstrucción y la destrucción, así que el proceso y
conclusión dependerán enormemente en cómo él es tratado. Por ahora, sin embargo,
nuestros esfuerzos estarían mejor enfocados en tratar con la crisis a mano. No tiene sentido
preocuparse por el futuro cuando estamos a punto de unirnos a estos lamentables tontos,
después de todo.”

Vlad le dio a los ataúdes una mirada punzante y soltó una risa despectiva. Elisabeth asintió
con la cabeza.

Ahora no era el momento de descifrar qué iban a hacer eventualmente respecto a Kaito. Se
forzó a sí misma a pensar en algo más.

El hecho de que varias personas habían reportado ver al fantasma del tercer rey de la
humanidad mientras se estaban deshaciendo de las estatuas de la Santa y moviendo los
ataúdes vino a la mente. Dada la actitud del Grave Keepero, sin embargo, sólo parecía
razonable. Mientras tanto, Vlad siguió hablando.

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“Ahora bien, con mi considerable desvío del tema, regresemos nuestros pensamientos a los
atacantes, ¿quieres? Este hombre de negro usando una máscara de cuervo cortada en dos,
esta Fremd Torturchen, y esta impresión que tuviste de ellos como ser ‘oprimidos’… Debo
decir, todo es muy fascinante, y profundamente problemático. Si fueran meros villanos,
habría sido una cosa, pero si son vengadores, entonces es toda una historia diferente por
completo. Entre más rectos los motivos de un hombre, más profunda su obsesión y más
crueles sus métodos.”

“Vengadores, eh. Hmm… ¿Hmm? Espera un momento…”

Elisabeth se interrumpió a medio pensamiento. Algo respecto a las palabras de Vlad había
llamado su atención.

Hasta ahora, no le había contado detalles sobre los atacantes, pero había hecho una
referencia directa a una de sus apariencias. Con un obvio “oops,” se quedó en silencio.
Elisabeth soltó un profundo suspiro.

“Ah sí, debí haber sabido que no simplemente te sentabas aquí tranquilamente. ¿Estás
escuchando a escondidas en todo el cementerio, supongo?”

“Ha-ha-ha, es un honor ciertamente que seas tan aguda como siempre cuando se trata de
mí, mi preciosa. ¡Me declaro culpable de mi crimen! Por favor, no pensaste que la literatura
sería suficiente para prevenir mi aburrimiento, ¿o sí?”

Vlad chasqueó sus dedos, y el libro de antes se desplomó en su mano. Orgullosamente


abrió su cubierta de cuero. Letras se estaban garabateando a sí mismas automáticamente
sobre sus páginas blancas. Presumiblemente, estaban escribiendo por completo
conversaciones ocurriendo dentro del castillo. Y tras una inspección más detallada, la
cubierta no era de cuero en absoluto. Estaba hecha de incontables hojas de piel humana
procesada juntadas.

Vlad cerró el libro. Se transformó en pétalos de flor mientras hablaba.

“Es un dispositivo mágico que hice durante mi vida que fui lo suficientemente afortunado de
evitar que me confiscaran. Gracias a este pequeño ejemplar, he juntado suficiente material
de extorsión para convertir a docenas del personal del castillo en mis peones. Encantador,
¿no es así, cómo personas de cada puesto social tiene tantas imperfecciones?”

“Ah, ahora lo entiendo. En verdad, realmente no hay más opción que matarte y quemar tus
restos a cenizas.”

“Santo cielo, preciosa, no te molestes. Soy perfectamente consciente de cómo tu


sensacional nombre y apariencia choca contra tu extraña profusión de escrúpulos, pero pido
que pases por alto esta indiscreción mía. Ya me quemé hasta morir una vez, y no puedo
decir que me gustó.”

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Vlad levantó sus manos en rendición. Elisabeth lo observó llena de odio. Por muy volátil que
la situación parecía, sin embargo, ninguno de ellos realmente hablaba en serio. Si el
discurso de Vlad había sido solo un acto, entonces su pequeño intercambio era similar a su
interludio. Vlad fastidiosamente disfrutaba de discutir verbalmente con su “amada hija,” y
Elisabeth, sabiendo eso, había escogido sus palabras para persuadirlo a soltar más
información.

Como era de esperarse, Vlad en broma cerró un ojo y colocó un dedo sobre sus labios.

“Muy bien, muy bien. Ah, qué hija tan desamparada eres.”

“No tomes ese tono afectivo conmigo. Te torturaré hasta que sueltes tu último aliento.”

“Hmm, tu sed de sangre es un poco más precisa de lo que había esperado. Ah bueno,
tolerar la rebelión de su hija es el signo de un padre ideal, así que supongo que mejor te doy
mi útil advertencia de todos modos. Y a cambio, tu puedes ignorar mi pequeño hobby.
¿Cómo suena eso?”

“No información, sino una advertencia, ¿eh? No tengo la más vaga idea de qué estás
insinuando, pero muy bien. Si esta advertencia tuya resulta útil, estoy preparada para
considerarla. Prueba tu valor, y puede que aún conserves tu cabeza.”

“Entonces aquí está—¿algo similar al bombardeo suicida de Vyade habría sido


suficiente para matarte?”

De repente, la voz de Vlad se volvió muy suave y muy fría. Los ojos de Elisabeth se
abrieron de par en par.

Sus palabras eran un desprecio contra los muertos, y si Kaito Sena estuviera ahí,
probablemente se habría enojado. Pero a Elisabeth eso no le importaba. Sus recuerdos de
lo que pasó en la sala de audiencias corrieron por su mente.

La planta dentro del cristal había crecido explosivamente, llenando cada rincón y grieta de la
habitación sin darle a aquellos dentro un momento para escapar. Sin embargo, ella misma
una vez había salido de una situación similar. En la Capital, había sobrevivido a una
avalancha de carne vilentantamente rápida cayendo sobre ella. Había varias maneras en
las que podría pensar para sobrevivir a las vides.

Sin embargo, la vaga declaración de Vlad estaba insinuando algo aún más específico.

Elisabeth escarbó aún más profundo en sus recuerdos, solo para estar segura. El rostro
descarado de Alice—la chica que se llamaba a sí misma la Fremd Torturchen—flotó
vívidamente a la parte frontal de su mente. Elisabeth se dio cuenta de algo de golpe.

Ya veo… Como la Torture Princess, realmente me he vuelto blanda.

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Incluso el cuchillo más desafilado habría sido más agudo que ella. ¿Cómo pudo no haberlo
visto?

“…Humpty Dumpty.”

“Precisamente. Una vez se rompe, ‘ni con todos los caballos del rey y todos los hombres del
rey se puede ensamblar otra vez.’ Pero a menos que ‘tenga una gran caída,’ esa
quebradura nunca llegará.”

Si esos dos todavía estaban vivos, toda la situación era fundamentalmente diferente.

Elisabeth inmediatamente se giró sobre su talón. Cuando arrancó a correr, terminó


pateando uno de los ataúdes. Tuvo la impresión de que había quitado la tapa del tercer rey,
pero eso difícilmente era su asunto. Salió disparada como una flecha.

La voz de Vlad vino tras ella, su bajo y suave bajo* rebotando contra los muros y
golpeándola de todas las direcciones.

[Nt: Rango vocal, sé que suena algo redundante con el otro “bajo” pero es un adjetivo.]

“Ver a alguien hermoso sucumbir al sentimentalismo es como observar una obra de arte. Y
si era una mujer cruel, entonces con mayor razón aún. Pero como estás ahora, mi preciosa,
eres horrible. En ese entonces en que estabas llena de sombría resolución, eras mucho
más encantadora, mucho más grande, mucho más radiante, y mucho más hermosa.”

Elisabeth casi le gritó que cerrara su tonta boca, pero contuvo su lengua. Era sólo razonable
que él se burlaría de ella—la Torture Princess se había vuelto tan lenta como una vaquilla.
No tenía réplica. Cuando Vlad continuó, sin embargo, su voz estaba teñida de tristeza.

“Pensé que hiciste un juramento.”

Eras la Torture Princess, Elisabeth Le Fanu. La orgullosa loba y la humilde cerda. Ibas a
vivir la cruel y altiva vida de una loba, y luego morir como una humilde cerda.

Ah, ese fue mi juramento—y mi orgullo.

El destino de la Torture Princess era ser maldecida por todos, evitada por todos, ser
despreciada por todos, y aceptar su indecoroso destino de morir sola.

Y al mismo tiempo, tenía la fría resignación requerida para menospreciar la muerte de


cualquiera, sin importar quién hubiera fallecido. En una cronología lo suficientemente larga,
todos morirían. Nadie sería salvado—todos se convertirían en carroña por igual. Y hasta
entonces, todo lo que podían hacer era escoger un estilo de vida y llevarlo a cabo.

Aunque ese camino llevara un final repugnante adecuado a la fealdad de su vida.

Ese es el camino apropiado de las cosas, ¿así que cuándo me volví tan—?

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Elisabeth sacudió su cabeza para aclarar los lodosos e improductivos pensamientos en su


mente. Perder su compostura y denigrarse más sería imperdonable. Después de tragarse
su autodesprecio y menosprecio, estiró su mano hacia la puerta.

En el momento en que lo hizo, se abrió por su cuenta. Ella se detuvo de golpe para no
chocarse con el resplandor rubio miel ante ella.

La otra parte habló con una voz tan dura y alta como el repique de una campana.

“Ahora esta es una rara vista, lady. No todos los días veo tu trasero corriendo
por ahí todo nervioso.”

“Jeanne, ¿hmm? ¿Qué estás haciendo aquí?”

“Oh, ¿ya escuchaste las noticias? Eh, imaginé que el gamberro habría estado
escuchándonos a escondidas.”

“¡Si lo sabías, ¿entonces por qué no hacer algo al respecto?! …Espera, ¿cuáles noticias?”

¿Ahora qué?

Elisabeth hizo su pregunta, su voz era baja. El cabello rubio miel de Jeanne se ondeó
mientras abría y cerraba sus ojos color rojo rosado. Su belleza de muñeca permaneció
completamente inalterable mientras hablaba inexpresivamente.

“Recibimos un mensaje de varias fuentes a la vez. Primero, detectaron una enorme


reacción mágica en la residencia de Vyade. Inmediatamente después, un hombre
completamente de negro y una chica con un vestido con volantes aparecieron en las tierras
de los demi-humanos. Una batalla estalló, y el lado de los demi-humanos perdió. Me dijeron
que La Christoph fue tomado rehén a cambio de la seguridad de su realeza, oficiales, y
civiles pura sangre del grado más alto.”

Elisabeth chasqueó su lengua. Gracias a su descuido, la situación había dado un giro


drástico para lo peor. Sin embargo, no tuvo tiempo para lamentar su estupidez. Jeanne
desplomó su cabeza al costado. Cuando continuó, su voz fue igual de fría e indiferente que
antes.

“Nuestros enemigos han solicitado verte, sola. ¿Así que cuál es el plan, princesita?”

¿Irás—

—o no?

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5: País De Las Maravillas


Quería tener una charla contigo.

Amigablemente, como un par de amigos lo harían.

Probablemente no sabes quién soy. Justo como un humano no sabría el nombre de un


bicho reptando en el suelo. Pero yo sé quién eres. De la misma manera en que incluso el
ganado de camino al mercado escucharía el nombre de un santo.

Tal es la diferencia entre el valor de tu vida y la mía.

Sé eso demasiado bien. Pero los hechos son hechos, nada más. No es la culpa de los
santos, y no es el pecado que debes cargar.

No estoy aquí para reprocharte, para nada. Solo quiero hablar.

Como dije, amigablemente. Como un par de amigos lo harían.

Tú y yo podemos volvernos cercanos. Estoy seguro de ello. Sin embargo, desde que perdí a
mi amigo en la niñez, nunca me he vuelto cercano a alguien. Como tal, no tengo ninguna
prueba. Pero realmente espero que creas que mi deseo de volverme cercano a ti es
genuino… Gracias. Tu comprensión significa el mundo para mí.

¿Hmm? ¿Preguntas por qué tú? Es simple.

También eres débil, y también te lo han arrebatado todo.

¿Lo encuentras humillante, el ser compadecido por mí? ¿No? Ah, por supuesto, nunca lo
tomarías de esa manera. ¿Pero dices que no entiendes a qué me refiero? Debo decir,
encuentro tu línea de pensamiento bastante difícil de seguir.

Como yo lo veo, a ustedes los santos les han arrebatado mucho.

Tómate a ti, por ejemplo.

¿A dónde se desvanecieron tus pulmones? ¿Cuándo fue que tu corazón huyó? ¿Qué fue de
la carne cortada de tu pecho? Como un ser humano, ¿tu vida no fue degradada? ¿Nunca
has lamentado ese hecho?

Si tan sólo Dios fuera más piadoso.

Si ese fuera el caso, podría haber otra manera.

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¿Rezarás por mí? ¿Llorarás por mí? ¿Estarás de luto por mí, como uno lamentaría la
tragedia de un amigo cercano? No necesito perdón. Nunca se lo pediría a nadie. Pero
incluso yo tengo momentos en que quiero que un amigo cercano y distante susurre a mi
oído. Que susurre, Esta era la única manera, así podría encontrar algún consuelo
engañoso.

¿Qué dices a eso?

¿Qué dices a eso, La Christoph?

***

Las tierras demi-humanas eran hogar de arena dorada, duros vientos, líquidos ardientes,
innumerables minerales producidos en masa en el Dragons’ Graveyard*—e imponentes
muros de piedra.

[Nt: Cementerio de los Dragones.]

El destino de Elisabeth era el primer sector, hogar de los demi-humanos con la sangre más
pura.

Flores carmesí y miasma negro se arremolinaban alrededor de ella mientras aterrizaba


sobre el áspero y aneroso adoquín.

“Ahora, bien.”

Miró alrededor. Las personas a las que se les permitía vivir aquí eran todas ricas. Sus casas
de arenisca estaban decoradas con talismanes de joyas y metales, toldos cosidos, y varias
suculentas. Sin embargo, cada puerta estaba cerrada con fuerza, y no había señales de
alguien estando dentro. Elisabeth frunció el ceño.

Según recuerdo, la masacre principal durante el fin de los días fue en el tercer
sector, pero el primero no se quedó sin castigo, tampoco.

Aún así, habían pasado tres años desde entonces. Para la myor parte, los cadáveres
habían sido quemados, los edificios habían sido reparados, y los residentes habían tenido
tiempo de recuperarse emocionalmente. Aún así, era mortalmente silencioso a pesar de ser
casi el alba.

Era como si todos los residentes hubieran sido eliminados.

Elisabeth estaba acostumbrada a las ciudades fantasma. Estaba el hogar de la Torture


Princess, por ejemplo. Había convertido esa ciudad en un cementerio con sus propias
manos. Sin embargo, pensó un poco más.

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Si los demi-humanos en verdad hubieran sufrido pérdidas tan monumentales,


habríamos escuchado al respecto a estas alturas.

Hasta donde ella sabe, ninguna masacre había tomado lugar ahí.

El hombre de negro y la Fremd Torturchen parecían haber aprendido de su intento fallido


inicial de recrutarla.

Esta vez, habían hecho que La Christoph se rindiera al garantizar la seguridad de los
rehenes a cambio. En este momento, la mayoría de la clase dominante estaba aprisionada
en el templo que albergaba el cuerpo de la Reina de Arena. Aparentemente, al resto de los
ciudadanos pura sangre de alto grado, así como también los civiles de grado ligeramente
más bajo, les habían ordenado no dejar sus hogares. Eso explicaba el silencio.

Era imposible que pudieran hacer un movimiento, no mientras sus enemigos estaban
usando pura sangre de alto rango y el templo mismo como escudos. Fuera de la pureza de
sangre, el templo era la única cosa que los demi-humanos guardaban en la más alta estima.
Después de todo, el cadáver de la Reina de Arena estaba enterrado debajo de él.

La Reina de Arena era la madre de toda la raza demi-humana, y su santuario había sido
construído de los huesos de sus parientes cercanos. Algunos de los pilares se habían
mineralizado en gemas, ganándole al brillo una reputación por su solemnidad y belleza. Sin
embargo, le sería complicado a Elisabeth acercarse al edificio en cuestión y salvar a los
cautivos. Si se acercaba al templo, todos los rehenes serían asesinados. Ese era el arreglo.

Hasta ahora, los demi-humanos se han negado firmemente a permitir visitantes


humanos en el primer sector. Los esfuerzos de socorro del Rey Loco durante el fin de los
días marcan la única excepción esa regla.

Ahora esos mismos demi-humanos estaban en una posición dónde una mala jugada por la
Torture Princess—una criminal de otra raza—podría costarles muchos de los miembros de
sangre más pura de su raza. Era irónico, en realidad. Sin embargo, Elisabeth no podía
tomarse exactamente el destino de su vecino xenófobo a la ligera.

Comenzó a caminar hacia adelante.

El camino principal que llevaba al palacio estaba teñido de bermellón, y pintado sobre esa
tonalidad, había un despliegue intrincado de otros colores vibrantes. Era una representación
ilustrada de la historia de los demi-humanos, re dibujada y aumentada con cada festival que
celebraban. Un duro click hizo eco con cada paso que Elisabeth dio sobre él.

Sus tacones altos quebraron la pintura mientras avanzaba con pasos largos.

Para construir el palacio, habían tomado cortes de un tipo especial de roca, los procesaron,
y los pusieron en un patrón creciente en espiral hecho a través de cálculos meticulosos.
Relucía como una concha en espiral bajo la luz de las incontables estrellas brillantes de la

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Volumen 7

noche del desierto. Bajo circunstancias normales, ningún humano podría posar su vista
sobre su majestad.

El cabello negro de la Torture Princess se ondeaba mientras se acercaba al edificio


coloreado de color arcoíris. Estaba siguiendo las instrucciones de los rebeldes al pie de la
letra.

Bastante irónicamente, el espectáculo desplegándose ante ella era una escena salida de
una historia ilustrada de por sí.

***

“Nuestros enemigos han solicitado verte, sola. ¿Así que cuál es el plan, princesita?”

“Iré.”

Unas pocas horas antes de aterrizar en las tierras demi-humanas, Elisabeth había
respondido a la pregunta de Jeanne sin vacilación.

La Torture Princess dorada entrecerró sus rosáceos ojos. Esa fue su única reacción.
Pareciera que esta era la respuesta que había anticipado. Elisabeth pasó por la puerta y
avanzó por el corredor. Jeanne la siguió y murmuró.

“Probablemente esa es nuestra mejor opción, sí. No puedo decir que ame el postrarse,
aún así. Si te negaras y La Christoph y la realeza demi-humana fueran asesinados, ninguna
cantidad de diplomacia podría suavizar eso. Los demi-humanos podrían incluso montar una
invasión. ¡Incluso si aniquilamos a estos atacantes, todavía estaríamos en un baño de
sangre! ¡Mierda, hombre, las relaciones de razas son un dolor de cabeza y medio!”

“Son lo que son. Incluso dentro de una raza dada, las visiones políticas, religiones,
creencias, y sistemas morales de las personas difieren. Intentar entender otra por completo
es una pérdida de tiempo. Así que cuando dos razas interactúan, sus muros ideológicos son
más altos aún… No es que no tenga mis recelos sobre la obsesión con la pureza de la
sangre de los demi-humanos, eso sí. Los hace predecibles, lo cual después los hace
vulnerables.”

Elisabeth dio su respuesta con tono bajo. Puesto sin rodeos, los demi-humanos llevaron las
cosas demasiado lejos. La Reina de Arena había muerto hace mucho tiempo. Pero aunque
era verdad que las otras razas tenían dificultad en entender el lamento de los demi-
humanos porque su linaje poco a poco disminuyera, esa no era ninguna razón para ser tan
obstinadamente vocal al respecto como eran ellos.

Cuenta como un objetivo demasiado grande. Es similar a dejar la garganta de uno al


descubierto y expuesta. Tontos, todos ellos. Sin embargo…

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Torture Princess
Volumen 7

De no ser por el fatal descuido de Elisabeth, habría sido capaz de bloquear el cuchillo
metafórico. Esa culpa, seguramente, debía ser admitida. Mientras Elisabeth comenzaba a
ordenar sus pensamientos, Jeanne habló en voz alta detrás de ella.

“¿Y específicamente cuál es tu plan?”

“¿A qué te refieres con eso?”

“Vamos, no te hagas la tonta conmigo, bella dama. ¿Qué, solo vas a entrar
caminando como te dijeron y dar el día por terminado? Por favor. Eres un montón de
cosas, pero una muchacha honesta no es una de ellas.”

La voz de Jeanne fue seca como siempre, pero sus palabras fueron mordaces y duras.
Elisabeth curvó las comisuras de su boca hacia arriba.

Había muchas cosas sobre Jeanne de Rais que eran inapropiadas para alguien que tenía el
alias de Torture Princess. Aún así, la Torture Princess dorada entendía a la Torture Princess
de ébano mejor que la mayoría.

El cabello negro de Elisabeth se ondeó mientras se daba la vuelta. Habló, su voz


prácticamente una canción.

“Escucha bien, Jeanne. Tengo la intención de partir a las tierras demi-humanas,


exactamente como se me demandó. Pero mientras tanto…”

“Oh, wow, santo cielo. ¡Nunca imaginé que realmente vendrías sola!”

Una voz más joven que la de Jeanne golpeó los tímpanos de Elisabeth.

En el momento en que lo hizo, el vacío recuerdo de Elisabeth llegó a su fin.

Después de que pasó por la puerta del palacio, el adoquín vermillon dio camino a baldosas
lapislázuli mientras ella salía a su jardín trasero. Flores y árboles habían sido plantados por
todo el camino serpenteante en tierra negra de alta calidad y rica en agua que parecía
haber sido sacada de las tierras de la gente bestia. Destellos de los brillantes leopardos y
llamativos pavo reales podían ser vistos asomándose a través de las hojas verdaderamente
verdes. Una fuente de piedra con forma de flor lanzaba ráfagas de agua en el aire.

Una blanca figura e inmaculada estaba en el centro de ese genuino paraíso.

Al borde de la visión de Elisabeth, la Fremd Torturchen—Alice Carroll—dio un pequeño


brinco.

“¡Qué sorprendente! ¡Qué evento tan verdaderamente sorprendente! ¡Pues, es como si


aparecieras de la nada!”

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Volumen 7

“Mira quién habla. Nunca esperé encontrarte tan rápido.”

Elisabeth frunció el ceño. Habían llamado a su enemiga, así que la chica debería haber
estado al lado de su padre. Elisabeth se preguntó qué había estado haciendo ella, pero
pronto se hizo claro que había pasado su tiempo recogiendo flores.

Después de levantar el dobladillo de su falda para convertirla en una bolsa provisional, la


había llenado de grandes lirios blancos. Dado el exterior desértico, solo pensar en cuánto
deben haber costado era aterrador por cuenta propia. Alice, pareciendo haber llegado a
alguna clase de conclusión, asintió.

“¡Okay, lo entiendo! ¡Ahora que estás aquí, ya no tengo que matar el tiempo! ¡Hurra!”

“¿Hmm?”

Alice saltó hacia arriba como un conejo. Su vestido azul se agitó hacia arriba y abajo
precariamente haciendo que las flores blancas dentro fueran volando por el aire. Mientras
Alice aterrizaba entre los girantes lirios, sonrió.

“Pues, ni siquiera llegas tarde. Eso es muy impresionante, Elisabeth. Es muy impresionante,
y tienes mi elogio.”

Alice hinchó su pecho en una muestra simultánea de tanto inocencia como de arrogancia.
Sin embargo, rápidamente pasó a alisar su vestido. Después de ponerlo en orden
apresuradamente, dobló una rodilla y le dio a Elisabeth una elegante reverencia.

“Bienvenida, Elisabeth. Bienvenida al País de las Maravillas.”

La Torture Princess no estaba haciendo ningún esfuerzo para ocultar su hostilidad. Sin
embargo, no sólo Alice la había invitado, sino que también la estaba recibiendo con sus
brazos abiertos.

Era un acto terriblemente maravilloso, y uno que reflejaba pobremente la cordura de la


intérprete.

***

“¡Voy tarde, voy tarde!”

Alice gritó con voz aguda mientras corría. Los listones blancos en su sombrero se sacudían
como un par de orejas de conejo.

Después de darle la bienvenida a Elisabeth, había tomado abruptamente su mano y


arrancado a correr. Presuntamente, estaba llevando a Elisabeth a ver a alguien llamado
“Lewis.” Dándose cuenta de que no tenía sentido pelear mientras los rehenes estuvieran

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Torture Princess
Volumen 7

ahí, Elisabeth obedientemente le siguió la corriente. Aún así, había algo decididamente
extraño sobre la inocente figura que Alice proyectaba cuando corría. Y para agravar eso,
repetía su grito a intervalos regulares.

“¡Voy tarde, voy tarde!”

“Si realmente vas tan tarde como dices, es claramente debido a estos incesantes desvíos
que insistes en tomar.”

Incluso después de que Elisabeth señaló eso, sin embargo, Alice siguió deambulando
decidida. Todo ese tiempo, había estado haciendo una acción inútil tras otra. Mientras se
acercaban al palacio en sí, los mosaicos ante ellas comenzaron a tener patrones de piel de
serpiente quemados en ellos. Ahora Alice estaba corriendo sobre los patrones como si los
trazara con sus pies. Al momento siguiente, sin embargo, dio un giro brusco y corrió de
vuelta al jardín.

Elisabeth, naturalmente, estaba apunto de dar a conocer su disgusto, pero Alice habló
primero.

“¡Oh, son mariposas de meriendas*!”

[Nt: Las busqué y aparece así la traducción “oficial”, si han visto Alicia en el País de las
Maravillas saben mejor cómo son. Yo creía que la traducción era “mariposas de pan”, pero
bueh.]

“¿Qué?”

Las declaraciones de Alices se estaban volviendo cada vez más absurdas. Estaba mirando
a alguna clase de recinto recogido. Entró de repente a toda velocidad, arrastrando a
Elisabeth con ella.

En el momento en que lo hizo, la visión de Elisabeth fue robada por colores vívidos. Un
enorme enjambre de mariposas estaba bailando por el aire. Los residentes del palacio
probablemente se habían reunido y las criaron para entretenimiento. Contaba como un
hermoso espectáculo, como una escena sacada de un sueño.

Alice soltó un grito de alegría. Después de agitar sus pálidas manos, se las arregló para
atrapar una.

Luego vino un horrible sonido a salpicadura. Elisabeth hizo un gesto de dolor.

Sin un momento de vacilación, Alice había aplastado el abdomen de la mariposa. Mientras


se retorcía y convulsionaba arrancó sus alas también. Las cuatro escamas púrpuras
cayeron al suelo, y Alice se reía mientras las pisoteaba.

“¡Ah-ha-ha-ha-ha! ¡Hee-hee-hee-hee! Ah-ha-ha-ha, ah-ha-ha-ha,


ah……………………………………… Ahora estoy aburrida.”

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“…Hmm.”

Luego, de repente, se quedó en silencio. Le dio un tirón a la mano de Elisabeth, luego


comenzó a caminar. Mientras Elisabeth observaba a la alicaída Alice, llegó a una teoría.

Entre esto y su comportamiento en las tierras de la gente bestia, que tenga “la
crueldad particular de los niños” parece difícilmente suficiente para explicar sus acciones.

Alice Carroll estaba rota.

No estaba claro si podía ser arreglada o no, pero a Elisabeth no le importaba de una
manera u otra. Tampoco cambiaría el hecho de que Alice era su enemiga. Simplemente
llamó su atención un poco.

“¡Luego, vamos por esta dirección! ¡Porque después de eso, vamos por esa dirección!”

Además, la propia Alice no parecía darse cuenta de que eran enemigas. En cambio, estaba
arrastrando a Elisabeth como a una amiga cercana. Su enigmática carrera por el laberinto
de matorrales continuó.

Finalmente, sin embargo, Alice se detuvo delante de la tercera villa desconectada del
palacio.

***

“¡Ta-daa, lo logramos! ¡Mira, Elisabeth, llegamos!”

“Para alguien que se tomó la molestia de llamarme aquí, ciertamente te tomas tu dulce
tiempo.”

Elisabeth respondió al grito emocionado de Alice con un suspiro. Miró al edificio ante ellas,
Era una casa de campo mostrando una angosta y distintiva torre de vigilancia. Elisabeth
recordó el plano que se había asegurado de memorizar antes de venir.

La residencia para las concubinas del rey, eh.

El rey demi-humano no ejercía ningún papel en la política. Gobernar la nación era una tarea
dejada a un grupo de oficiales selectos de los ciudadanos de sangre pura con clasificación
más alta. El papel del rey era doble—servir como un símbolo y tomar esposas de sangre
pura. Con el fin de mantener su linaje, la poligamía no sólo era permitida sino que también
incentivada, y era su costumbre que él se casara con un miembro de la familia de cada
funcionario gobernante.

El mango de la puerta negra estaba adornado con un delicado diseño de guirnalda. Alice lo
agarró y tiró de él. A las concubinas no se les permitía dejar el patio interior solas, así que
normalmente había un sirviente afuera a cargo de abrir y cerrar la puerta.

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Con ese fin, fue hecha de un material increíblemente pesado. Sin embargo, por alguna
razón, Alice se negó a usar magia ya que se esforzó para intentar abrirla.

“Mmph, vamos. Verás, Padre está en medio de una ‘charla de adultos seria’ ahora mismo, y
era tan aburrida que me hizo bostezar. Pero no te preocupes. ¡Cuando escuche que estás
aquí, estoy segura, estoy seguuuuuuuuuura de que estará muy contento! ¡My, esta puerta
es pesada! Pero si uso magia, tendré la sensación de que hice trampa. Oh, encontré
algunas flores confitadas, así que las compartiré contigo luego, y podemos tener una fiesta
de té.”

“Oy, Sara Yuuki.”

Alice inmediatamente se quedó en silencio, y su energía animada se desvaneció. Un largo y


pesado silencio descendió sobre ellas.

Finalmente, la Fremd Torturchen, aún mirando hacia adelante, respondió:

“Me deshice de ese nombre…o más bien, ese nombre pertenece a una chica muerta.
Puedes llamarlo, pero nadie responderá.”

“Sin embargo respondiste… En todo caso, tengo algo que quiero preguntarte.”

“¿Algo que quieres preguntarle a ‘Alice’? ¿O algo que quieres preguntarle a ‘Sara Yuuki’?”

“No veo ninguna diferencia.”

“Oh, no, son diferentes. Son completamente diferentes, totalmente diferentes, ampliamente
diferentes.”

Elisabeth soltó un pequeño resoplido, luego continuó a la fuerza su línea de interrogatorio.

“Sí, no hay ninguna diferencia en absoluto—de todas maneras, ¿eres una Alma
Inmaculada, como Kaito lo era?”

“Qué pregunta tan extraña, Elisabeth. Es como uno de los acertijos de la Oruga en los
hongos. ¿Qué es una Alma Libre de Pecado? ¿Qué significa no tener ningún pecado?
¿Quién puede decidir quién tiene pecado y quién no? ¿Yo, Alice, soy culpable o inocente?
¿Eres la Reina de Corazones? Si ese es el caso, entonces debo decir que he sido bastante
descortés.”

Alice se quedó en silencio de nuevo. Toda la fuerza se drenó de su cuerpo, y sus brazos se
desplomaron a sus costados.

Esa fue respuesta suficiente.

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Volumen 7

No tenía que decir nada. Elisabeth lo podía notar. Sin embargo, Alice rápidamente se giró,
su vigor restaurado. Con una energía extrañamente animada, se lanzó a otro discurso de
parloteo.

“Nunca hice algo malo. Pero aunque estaba haciendo exactamente las mismas cosas que
cuando era una buena chica, me seguían transformando en una chica mala. Me seguía
disculpando, pero nunca importaba. Nadie en todo el amplio mundo me dijo que no era
mala. Y luego abajo, abajo, abajo. Alice cayó por un agujero muy profundo. Aunque no
estaba siguiendo a un Conejo Blanco. Pero, en su fin, encontré el País de las Maravillas.
Ves, es simple, ¿verdad?”

“Como sospeché… ‘Invocar de otro mundo un alma que está acostumbrada al dolor,
colocarla en un cuerpo inmortal, y hacerla formar un contrato con un demonio.’ Ese ‘Padre’
tuyo notó la importancia detrás del acto. Sin duda escogió a alguien más joven que Kaito
para que fuera más fácil de manipular… Qué criatura tan lamentable eres.”

Elisabeth sacudió su cabeza. Su impresión de Alice como “alguien que había sido oprimida”
había sido afirmada una vez más. Casualmente recordó las palabras de Vlad.

“Pero si son vengadores, entonces es toda una historia diferente por completo. Entre
más rectos los motivos de un hombre, más profunda su obsesión y más crueles sus
métodos.”

Vengadores, eh.

Alice no ofreció ninguna respuesta a la afirmación de Elisabeth. Se giró de nuevo hacia la


puerta y agarró su mango una vez más. Esta vez, sin embargo, usó magia para fortalecer
su cuerpo. La puerta empezó a abrirse lentamente.

“¡¿A quién le importa?! ¡Vaya, a quién le importa, ciertamente! ¡Elisabeth, tu historia es


aburrida! ¡Así que córtala! ¡Ya no escucharé, así que deja de hablar al respecto!”

Alice gritó infantilmente. La puerta se abrió aún más.

Mientras lo hacía, un extraño hedor vino deambulando desde el interior. Era el dulce olor a
incienso mezclado con el herrumbroso olor a sangre. Y cuando Elisabeth miró hacia abajo,
rápidamente encontró su fuente.

La sangre filtrándose del interior de la villa brillaba sombríamente.

“Si no lo haces…te mataré, también.”

Alice giró su cabeza y la miró a un ángulo peculiar.

Elisabeth ignoró los ojos rojos de Alice. En cambio, entrecerró sus ojos para mirar la
oscuridad más allá de la puerta.

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No escuchamos reportes de los demi-humanos sufriendo pérdidas monumentales, y


bastante cierto, ninguna masacre se realizó aquí. Aún así…

… eso ciertamente no significaba que no hubo ninguna víctima.

Dentro de la aldea, algunos de los demi-humanos habían sido asesinados.

Lo que había ocurrido no era inmediatamente aparente, pero lo que estaba claro es que se
habían deshecho completamente de las víctimas.

¿Habían sido soldados? ¿Concubinas? Lo poco que quedaba de ellos no era suficiente
para siquiera determinar eso. Incluso sus géneros no estaban claros. De hecho, la única
evidencia de que siquiera habían sido demi-humanos en absoluto eran las pocas escamas
mezcladas con la carne destrozada.

No sólo los cuerpos habían sido disecados, sino que también habían sido esparcidos por
todo el lugar.

Habían corazones descansando en los alféizares, globos oculares forrando el pasillo y


metidos en mirillas de las puertas, intestinos enrollados alrededor de pilares decorativos,
pulmones clavados a martillazos en las paredes, y colmillos, todavía pegados a encías,
desparramados por el suelo como guijarros.

Elisabeth recordó los lirios devastados y la mariposa aplastada.

Con el horrible espectáculo a su espalda, Alice habló.

“Pero hey, hey, Elisabeth, ¿puedes decirme algo?”

“¿Qué es? Adelante.”

Elisabeth respondió a la pregunta con indiferencia y afabilidad fingida.

Alice sonrió, como si aceptara alguna clase de desafío. Entrelazó sus dedos detrás de su
espalda y se balanceó de un lado al otro.

“¿Por qué está mal hacer a los demás lo que me habían hecho a mí?”

Una clase ingeniosa de malicia acechaba dentro de las profundidades de su voz infantil.
Elisabeth la conocía demasiado bien.

Esa era la clase de malicia que fluía de heridas enconadas—

—la clase de odio que nacía del dolor.

***

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Volumen 7

Es hora de una historia. Una pequeña historia sobre una ecuación simple.

Digamos que tenemos a “alguien que fue cruelmente oprimido” y “alguien que alegremente
lo oprimió.” El primero nunca perdonará al segundo, sin importar qué diga o haga. Hay una
respuesta bastante clara a esta ecuación. Multiplicas odio por resentimiento, luego sustraes
esa molesta ética. Entonces, una vez la primera parte lleve a cabo su venganza sobre la
segunda parte, la historia llega a su fin.

Y todos viven felices por siempre. Pero aquí, sin embargo, añadimos otro parámetro.

Uno que lanza toda la situación al caos. El nuevo parámetro es el siguiente.

Digamos que tenemos “personas que no hicieron nada” y “personas que no sabían nada.”

Digamos que tenemos un mundo generoso y empático que permite a la ignorancia persistir,
diciendo, Estas cosas pasan.

Ahora, ¿cómo resolvemos esa? Parece complicada, ¿no es así? Pero no hay necesidad de
pensarlo demasiado.

Todo lo que tienes que hacer es acabar con todos los cordeles enredados.

En otras palabras—

—eso es lo que significa odiar al mundo mismo.

Sin embargo…

“Te respondo de este modo.”

“Ah, estás aquí.”

Elisabeth había comenzado a responder la pregunta de Alice, pero antes de que pudiera
terminar, una voz masculina la interrumpió.

Elisabeth miró por el pasillo. Todas las luces hasta dónde el pasillo giraba en una esquina
estaban apagadas. Pequeños montones de vísceras estaban esparcidas por la oscuridad
como puntos de referencia.

De repente, un pie apareció y pisoteó uno de los montones. La carne en descomposición y


la sangre se dispararon al aire.

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El hombre de negro caminó con pasos largos hacia adelante, prácticamente pareciendo
surgir de la oscuridad. Miró hacia arriba lentamente. Su máscara, nítida y blanca que se
parecía a un pómulo expuesto, cortó por la oscuridad.

“¡Padre!”

Alice soltó un grito animado y corrió hacia delante. Mientras corría hacia el hombre, pisoteó
con fuerza el suelo y las tripas de los demi-humanos por igual. Sangre oscura al borde de la
coagulación volaron por el aire a su paso.

Los zapatos de Alice se mancharon, pero no pareció importarle en lo más mínimo. Abrazó al
hombre y se colgó de su cuello. Los listones de su sombrero se ondeaban alegremente.

“¡Padre, Padre, Padre! ¡Elisabeth estaba siendo horrible! ¡Estaba hablando sobre toda clase
de cosas confusas e incomprensibles que no entendía en lo más mínimo! ¡Pues, estaba tan
molesta que casi la aplasto!”

“Cálmate, Alice. Dada tu fuerza actual, intentar ‘aplastar a Elisabeth,’ como lo pones, sería
demasiado imprudente. También, parece que dejaste tu cuerpo mágicamente fortalecido
cuando comenzaste a colgarte de mi cuello. ¿No es verdad?”

“Oh, ¿es cierto? ¡Vaya, es verdad! Oh no…¿yo…?”

“Rompiste mi cuello un poco, sí. Si no lo hubiera anticipado antes de tiempo y usado magia
para reforzarlo, estaría muerto ahora mismo.”

“¡Eso sería malo! ¡Muy, muy malo! Lo siento mucho, Padre. ¿Duele?”

“Como dije, no es nada serio. Solo asegúrate de tener más cuidado desde ahora.”

Una vez más, los dos estaban teniendo un intercambio muy serio y muy estúpido. Elisabeth
estaba perpleja. Pero, al mismo tiempo, sentía una extraña sensación de rareza que no
podía poner bien en palabras.

Este difícilmente es el tipo de conversación apropiada para ser realizado delante de


los cadáveres masacrados.

En otras palabras, no era solo Alice. El hombre de negro estaba fundamentalmente roto,
también.

La palabra vengador recorrió la cabeza de Elisabeth de nuevo. Mientras tanto, el


intercambio continuó. Después de que Alice obedientemente se bajó, el hombre de negro
colocó sus manos sobre sus hombros y le hizo una pregunta altamente amena con un tono
altamente serio.

“Y además, recuerda. ¿No has estado forzando a Elisabeth a escuchar cosas confusas e
incomprensibles todo este tiempo?”

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“Ah…”

“Sí, es como dices. Comenzó con repetir ‘Voy tarde’ una y otra vez, lo cual, aunque
comprensible, ciertamente era confuso…pero luego comenzó a balbucear sobre mariposas
de meriendas, y Reinas de Corazones, y no seguir Conejos Blancos, y País de las
Maravillas, a lo cual me perdió por completo.”

Elisabeth asintió con la cabeza. Alice comenzó a verse visiblemente avergonzada. Parecía
que se había percatado de cuán poco lógica había estado siendo. Finalmente, el hombre de
negro sacudió su cabeza para reprenderla.

“Alice, te lo he dicho una y otra vez. Las personas de este mundo no están familiarizadas
con tus historias de Alicia en el País de las Maravillas y A Través del Espejo. Si quieres
hablar de ellas, tienes que al menos empezar por resumir la trama. Eres la que quería
convertirse en una dama, ¿no es así? Si es así, confundir desconsideradamente a las
personas no es la manera de hacerlo.”

“L-Lo siento, Padre… Supongo que no estaba pensando.”

“¿Soy a quién deberías estarle dando esa disculpa?”

“¡Oh, no, tienes completa razón! …Lo siento, Elisabeth. Resulta que era yo la que estaba
hablando sobre cosas confusas e incomprensibles. Espero me perdones.”

“Ni siquiera sé dónde empezar con ustedes dos.”

El desconcierto de Elisabeth había evolucionado en un dolor de cabeza completamente


desarrollado. Apretó el caballete de su nariz.

El hombre acarició la mejilla de Alice para alabarla por disculparse apropiadamente. Ella se
arrulló como un pequeño cachorro feliz. Un momento después, sin embargo, el hombre
apartó sus ojos de su inocente sonrisa.

Justo como la última vez, la mirada que le envió a Elisabeth estaba llena de simpatía. Ella le
dio una mirada frígida en cambio. Él colocó su mano sobre su pecho y le dio una reverencia
caballeresca.

“Me disculpo por convocarte tan lejos, Elisabeth Le Fanu. Sin embargo, es como dije antes.
‘Con el fin de discutir los detalles, primero deberíamos cambiar el escenario.’ Ahora
finalmente podemos discutir las cosas a un ritmo cómodo.”

“‘Discutir las cosas,’ ¿eh…? Antes de eso, tengo una pregunta. ¿La Christoph está ileso?”

“Por supuesto. Él, también, es alguien importante con quién hablar.”

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El hombre de negro respondió con naturalidad. Elisabeth frunció el ceño. No había


esperado que se preocuparan por La Christoph como algo aparte de un rehén. Era el
representante de los santos, y Elisabeth era la Torture Princess. No estaba claro qué criterio
había usado el hombre de negro para elegirlos. Si los consideraba importantes, sin
embargo, entonces probablemente era seguro asumir que encontraba algún valor en hablar
con ellos.

Por ahora, es esencial que reúna más información.

“Entonces hablaremos. ¿Y? ¿De qué es que deseas hablar?”

“Debería ser obvio.”

Entonces el hombre se giró sin realmente responder su pregunta. Su largo abrigo negro se
ondeó detrás de él cuando empezó a caminar.

Alice le siguió con prisa, luego saltó hacia él. Agarró su brazo y se colgó de él. Un terrible
ruido de chasquido resonó de su hombro, pero avanzó resuelto. Claramente, quería que le
siguieran más dentro de la villa.

Probablemente me quedaré sin manera de huir… Por otro lado…

No tenía sentido quedarse. Elisabeth asintió con la cabeza y los siguió. A mitad de camino,
sin embargo, inconscientemente entrecerró sus ojos. Alice y el hombre de negro no estaban
haciendo ningún esfuerzo por evitar las partes de los cuerpos esparcidos por el suelo,

Colmillos rotos se hicieron añicos. Intestinos expulsaron su podrido interior. Labios fueron
aplastados.

La vista era pacífica pero cruel, alegre pero sombría. Los dos estaban avanzando con pasos
largos por el infierno, tan felices como podrían estar.

Aún mirando hacia delante, el hombre terminó su interrumpida respuesta.

Es hora de una historia.

¿Qué clase de historia, preguntas?

“Una historia de arrepentimiento, sueños—

“—y odio.

***

“Llegamos. Por favor, después de ti.”

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El hombre se detuvo delante de una puerta simple. A diferencia de las otras, no tenía una
mirilla. Después de que él habló, Alice cortésmente abrió la puerta. Los zapatos de
Elisabeth hicieron eco fuertemente mientras entraba.

Dentro, toda la habitación era blanco puro.

Los muros, el suelo, y el techo estaban cubiertos de una capa blanca como de yeso. El
único mueble en la habitación era la única silla de patas de cabriolé en su centro. Los demi-
humanos tendían a preferir sus muebles un poco más robustos que eso, así que
presumiblemente había sido traída después del hecho. Originalmente, la habitación debe no
haber tenido ningún mueble en absoluto.

Eso le pareció peculiar a Elisabeth. Aparte de los festivales, las concubinas pasaban todas
sus vidas en la villa. Como tal, todas las habitaciones eran equipadas con lujosos y
elaborados interiores adecuados al hecho de que era su morada final. Sin embargo, solo
esa habitación era diferente.

Elisabeth miró alrededor e intentó darse cuenta de su propósito. Entonces de repente notó
el extraño matiz en los muros. Estaban adornados con un tallado de la Reina de Arena, el
cual cubría toda la habitación.

Si te arrodillabas en medio del suelo, estaba posicionada para que estuviera sosteniéndote
contra el pecho como un huevo.

Ya veo… Es una habitación para oración y meditación.

Satisfecha con esa explicación, Elisabeth entonces dirigió su mirada a la silla. Tenía un
extraño individuo sentado sobre ella.

El hombre tenía amplios hombros y una complexión fornida, y su traje blanco era lo
suficientemente largo que se arrastraba sobre el suelo. Su dobladillo y su abundante y en
orden cabello negro formaron un par de círculos en el suelo. Sin embargo, su verdadera
peculiaridad yace en otro lado.

Por ejemplo, tenía un conjunto de cadenas crudas atando sus brazos tal que estaba
abrazándose a sí mismo.

Elisabeth sabía que no se le habían forzado esas restricciones. Si su pecho no estuviera


sellado, ni siquiera habría sido capaz de sentarse de la manera en que estaba. Elisabeth
caminó hacia el hombre. Él alzó su vista.

Antes de que pudiera decir algo, Elisabeth se le adelantó.

“Ha pasado un tiempo, La Christoph—¿qué, dos años desde la última vez que nos reunimos
en persona?”

103 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 7

“Torture Princess Elisabeth Le Fanu—lo dijiste en tus reportes, pero me alegro de verte con
buena salud.”

La Christoph dio una respuesta tranquila. No parecía estar adolorido, y el aire de la


habitación era puro. No olía a sangre. Elisabeth asintió con la cabeza satisfecha.

Parecía que La Christoph no había sido sujeto a tortura o riguroso interrogatorio. Los santos
eran resilientes contra el dolor, pero incluso ellos tenían sus límites. Además, controlar sus
bestias divinas tomaba una gran cuota de su resistencia.

Que esté ileso fue un golpe de buena fortuna. Elisabeth le respondió con un ligero
encogimiento de hombros.

“Si algo, debería estarte diciendo lo mismo. Es alentador ver que no has sido herido.
Fortuito, supongo que este grupo tenga suficiente juicio para darse cuenta de que un rehén
sólo es útil ileso.”

“Hmm… ¿Estás…tan segura de eso?”

“¿Qué pasa? Es improbable que seas tan poco elocuente. ¿Te hicieron algo?”

“Puede que sean nuestros enemigos, pero aún así, va contra la voluntad de Dios mancillar
innecesariamente el nombre de otro. Además, por la presente doy mi testimonio. No han
cometido ningún agravio contra mí—pero mencionaré que me pidieron ser su amigo.”

“¿Perdón?”

“Me tomó un poco por sorpresa. Existe la posibilidad de que fue el paso preliminar hacia
alguna clase de forma de ataque mental, o quizás lavado de cerebro.”

La Christoph era la propia imagen de la seriedad mientras daba su reporte. Elisabeth frunció
el ceño.

Incluso antes de que fuera hecho un santo, La Christoph había vivido voluntariamente una
vida de devota devoción. Probablemente había pocas personas a las que podía llamar
amigo, si es que las había. Y especialmente ahora que era un santo, difícilmente podía ser
culpado por confundirse cuando un enemigo pedía su amistad. Sin embargo, las
probabilidades de que su predicción fuera correcta y era un preludio a alguna clase de
ataque eran bajas.

En todo caso, Elisabeth nunca había escuchado de un hechizo que requiriera un método tan
complicado.

Justo cuando estaba a punto de sumergirse en sus pensamientos, sin embargo, una voz
alegre sonó detrás de ella.

104 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 7

“¡Muy bien, está terminado! No hay mesas o dulces, ¡pero hice lindas sillas para nuestra
Loca Fiesta del Té! Elisabeth, puedes sentarte en esta, ¿está bien? Toma, la acercaré para
ti.”

Con un “zaa, zaa,*” Alice trajo una silla de pies de cabriolé y la colocó junta a la de La
Christoph. Sin embargo, el hecho de que estaban en una habitación vacía con nada más
que un par de sillas hacía que pareciera menos como una fiesta de té y más como una
celda de prisión. Quizás dándose cuenta de a qué se parecía, Alice hinchó sus mejillas.
Para equilibrar el ambiente, esparció miasma negro y pétalos de flor opuestos a ellos e hizo
otro conjunto de sillas para ella y el hombre.

[Nt: Para aclarar, es un ruido que hace una persona al levantar un objeto, no sé una buena
traducción.]

Los tres tomaron sus asientos.

Ambos pares se miraban entre sí como si trazaran alguna clase de frontera entre ellos.

La Torture Princess y el representante de los santos tomando asiento con dos


revolucionarios de primer orden en una habitación de oración demi-humana, eh.

Era casi absurdo cuán cargada estaba la escena de adverso simbolismo. Elisabeth fue
agarrada por una ominosa premonición.

Delante de ella, el hombre de negro habló con el tono del mismo nivel de siempre.

“Como el que pidió esta discusión, supongo que debería comenzar con presentarme. Mi
nombre es Lewis. Sin apellido.”

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“…Lewis, ¿verdad?”

“Si quieres más con respecto a una auto-introducción…entonces podrías intentar buscar en
tus recuerdos un grupo de ladrones de objetos mágicos que fueron detenidos en la Capital
hace unos diez años. Aunque, dudo que haya mucho relativo a registros. Y si los hubiera,
no puedo imaginar que alguien se molestara en conservarlos cerca.”

“¿Perdón?”

Elisabeth soltó otro grito inane. Después de todo, el hombre—Lewis—no ganaba nada
dando voluntariamente información de sí mismo. Una vez más, sus acciones eran
completamente inescrutables.

“Ahora bien, finalmente estamos en una ubicación adecuada para tener una conversación.
Una vez más, tengo algo que me gustaría pedirle a ambos.”

Junto a él, Alice dio un gran asentimiento con su cabeza. Ruidosamente movió sus zapatos
manchados de sangre.

Lewis la detuvo con una mirada de soslayo, luego hizo su solicitud como si estuviera
apelando a un par de estudiantes.

“Quiero que traicionen al mundo y masacren a todos los que viven en él.”

***

Elisabeth llegó a una comprensión intuitiva.

Es otra “ecuación simple,” por decirlo así.

Vlad lo había dicho, cuando aún estaba con vida. Aquellos a los que se les había
arrebatado todo tenían el derecho a arrebatarle todo a otros en cambio. Estaban preparados
para aceptar que tenían ese derecho. Con el fin de llevar a cabo grandes actos sin ninguna
consideración por el bien o el mal de los mismos, una cierta capacidad era requerida. La
capacidad de llevar el manto del tirano como si fuera el papel que uno estaba destinado a
interpretar.

La propuesta era la de un hombre al que se le había arrebatado todo.

Independientemente de sus razones o circunstancias, sin embargo, la respuesta de


Elisabeth fue la misma.

“¡Me niego rotundamente!”

“Tengo sentimientos, también, sabes. Voy a tener que insistir que al menos me escuches
antes de tomar tu decisión.”

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Elisabeth dio su respuesta tan inmediatamente como lo había hecho en una situación
similar hace mucho tiempo. Sin embargo, Lewis simplemente no le hizo caso a su
oposición.

Parecía que podía ser inesperadamente flexible. Elisabeth chasqueó su lengua, luego cruzó
en alto sus piernas.

Alice, ojos brillando con asombro, intentó imitarla. Después de amonestarla rápidamente,
Lewis continuó.

“Además, los juicios apresurados son una cosa impulsiva a realizar. Adelante, escucha tu
corazón. Después de todo, tú, también, los posees.”

“¿Poseer qué?”

“Arrepentimiento, sueños—

“—y odio.

Fueron las mismas palabras que había dicho antes. Irritada, Elisabeth iba a negar
rotundamente su declaración. De repente, sin embargo, cerró su boca. Una vívida imagen
había burbujeado a la parte frontal de su mente.

Las personas que más le importaban en el mundo, durmiendo en el Fin del Mundo.

Era una vista hermosa—pero nada más. Podía hablarles, pero no responderían. Podía
extender su mano hacia ellos, pero sus dedos nunca los alcanzarían.

Una sola y atroz pregunta estaba con ella siempre.

¿Por qué soy la que está aquí afuera, y ustedes dos los que están ahí adentro?

Kaito Sena no era la Torture Princess. No era un santo. Ni siquiera era el Rey Loco. Solo
era un chico. Sin embargo, ahora estaba durmiendo con su esposa, soportando la carga de
un mundo que sin discusión él no tenía nada que ver.

¿Por qué ustedes dos tuvieron que sacrificarse? Si espero, ¿los veré de nuevo—y
hay algo más que podría haber hecho?

Pero sin importar cuántos días y noches pasó atormentándose al respecto, no llegó ninguna
respuesta. Y entre más lo pensaba, más resentimiento comenzaba a carcomer la.

Entonces Lewis puso esa ira en palabras por ella.

“Demasiado a menudo este mundo fuerza a unos pocos a soportar la gran carga del
sacrificio.”

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Esa era la verdadera historia de arrepentimiento, sueños, y odio.

Elisabeth miró a Lewis en silencio. Se dio cuenta de algo—él estaba intentando rehacer su
reclutamiento fallido de antes. Una vez más, le estaba presentando la misma pregunta tabú.

Una vez todo fue dicho y hecho en la batalla por la salvación—

—¿con qué se había quedado Elisabeth Le Fanu?

Y esa pregunta tenía otra cara, también.

Una vez todo fue dicho y hecho en la batalla por la salvación—

—¿qué obtuvo Kaito Sena siquiera?

¿La decisión que el joven había tomado—

—con esa infantil mirada en sus ojos, realmente había sido la correcta?

O más bien, ¿en verdad era aceptable que los que permanecieron dijeran unilateralmente,
Sí, fue la decisión correcta?

“Como Kaito Sena, Alice Carroll es de otro mundo. Y como él, fue sujeta a dolor y crueldad
sin sentido. Es como te dije antes: Que sean de otro mundo es crucial. Morí, pero obtuve
una segunda oportunidad en la vida. Esta vez, voy a lograr todo lo que me proponga hacer.
Esa concepción sirve como una justificación todopoderosa. Les da esa cualidad mágica que
les permite obtener poder ilimitado. ¿Y cómo no podría?”

Mientras Lewis hablaba, Alice chocó las puntas de sus pies aburrida y soltó un bostezo.
Siendo la primera vez de La Christoph escuchando el discurso, frunció su ceño muy
ligeramente. Lewis miró a Elisabeth y continuó:

“Que ni siquiera se le permita a uno vivir su propia vida es un destino cruel y lamentable, y
uno bien merecedor de tal obsesión. Después de todo, una tragedia es una tragedia. Pero
no tiene que terminar como una.”

Nadie quiere dejar las cosas así.

La declaración fue firme y sincera. Aunque estaba usando a la Fremd Torturchen como un
arma, su voz estaba extrañamente ausente de falsedades o desdén. Elisabeth
descortesmente descansó su barbilla en su palma.

“Adelante entonces, dilo.”

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“¿Qué quieres que diga?”

“¿Qué causa tienes tú para sonsacar nuestras simpatías? ¿Qué es esta gran tragedia
tuya?”

El tono de Elisabeth era mordaz. Había conocido muchas tragedias grandes hace tiempo.

El dolor de Kaito. La devoción de Hina. La pérdida de Elisabeth. No estaba preparada para


tratar cualquier infortunio a la par de esas, Alice se encogió de miedo ante su repentina
intensidad.

Miró a Lewis nerviosamente. Lewis, no perturbado en lo más mínimo, habló con voz seca.

“Muy bien. Entonces permíteme mostrarte.”

Permíteme mostrarte mi tragedia.

De repente, Lewis levantó su brazo derecho envuelto de tela negra. Movió sus dedos.

Un pequeño ruido de arrastre sonó. Lewis había removido su media máscara, como uno se
quitaría un sombrero como una muestra de respeto. El semblante de cuervo ya no estaba, y
la sección oculta de su rostro estaba al descubierto.

Los ojos de Elisabeth se abrieron de par en par.

En un instante, todas sus dudas habían sido aclaradas.

No había necesidad de que él explicara más. Elisabeth entendió todo inmediatamente—qué


buscaba Lewis, cuál era su motivo, y de qué estaba hablando cuando habló de tragedia.

“Tú eres…”

Lewis sonrió.

No había ninguna animosidad en ella.

Sin embargo, su rostro era tan horrible que parecía ser de otro plano de existencia.

La mitad izquierda del rostro de Lewis era humana. Pero la mitad derecha era diferente. Su
ojo era dorado, su pupila era angosta. La sección que la máscara había estado cubriendo
tenía los rasgos de un demi-humano.

Los rasgos característicos de las dos razas estaban expuestos lado a lado, dando lugar a
una mezcla que era tanto altamente peculiar como profundamente desafortunada. Elisabeth
Le Fanu murmuró suavemente el nombre de la tragedia que conocía a la que él estaba
indudablemente conectado.

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“…La Masacre de los Mestizos.”

Había ocurrido en segundo plano mientras la noble batalla por la salvación continuaba con
pleno vigor.

Y fue una tragedia lo suficientemente nefasta para justificar revolucionar el mundo.

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6: La Causa de la Rebelión
Para ser sincero, comenzamos a formular el plan de nuestra rebelión hace décadas.

Probablemente ganaremos un poco de crítica por eso. Después de todo, la masacre aún no
había ocurrido. Y en ese punto, ni siquiera había nacido yo. Pero eso sólo demuestra
cuánto tiempo nosotros los mestizos hemos sido oprimidos. Cada vez que las varias razas
entran en guerra, inevitablemente quedamos atrapados en el fuego cruzado. E incluso en
tiempos de paz, demasiados de nosotros se desangran de todas formas.

Permítanme citar un ejemplo personal. Mi padre era un demi-humano, y mi madre era una
humana-gente bestia mestiza. Ahora, a diferencia de mí, mi hermana manifestó el tipo de
orejas y cola de la gente bestia que la hizo un objetivo para pervertidos. Cuando ella tenía
diez, un grupo de hombres la asaltó en un edificio abandonado. Después, cerró su corazón
y desapareció poco después de ser adulta. En cuanto a mi hermano, no manifestó ninguna
característica de mestizo. Fue a trabajar para la Iglesia como asistente, pero cuando
descubrieron que éramos parientes, el familiar del sacerdote que se suponía lo iba a
adoptar rompió relación, y él se colgó por la aflicción. Después de eso, dejé a mi familia
también. Mi amigo de la infancia fue vendido por un penique, y no los he visto desde
entonces, tampoco.

Siempre que alguien me veía, gritaba siempre lo mismo. “Está poseído por un demonio.”

Ahora, es verdad que los demonios inducen transformaciones horribles en sus contratistas.
Pero las masas no sabían eso. Sin embargo, impresiones vagas fueron más que suficientes
para que me evitaran. “Es como en los cuentos de hadas,” “las personas horribles hacen
cosas horribles.” Sin duda así era como las personas me percibían. Una vez ofrecí mi mano
a una chica que se había caído, y fui golpeado casi hasta la muerte por mi preocupación.

Por lo que anduve sin rumbo fijo, solo, planeando morir junto al camino en algún lado. Pero
un grupo planeando una rebelión me encontró y me acogió.

Hace unas décadas, un grupo de personas mestizas cuyas apariencias hacían difícil
participar en sociedad se aliaron.

Ahora, al principio, no eran nada más que un grupo sórdido de bandidos. Pero para cuando
me uní, habían adquirido varios benefactores comerciales exitosos y estaban usando sus
recursos para robar y comprar ocasionalmente remedios mágicos y artículos, adquirir
golems y espíritus, y reunir materiales raros y equipo. Incluso habían montado una clase de
escuela para aquellos con aptitud mágica.

Soñaban con separarse del mundo tanto como uno podría anhelar a un amante. Cuando
lamenté el hecho de que mi ataque requirió tres años para ponerlo en acción, ese largo
periodo de aguante fue el principal culpable.

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Cuando los catorce demonios comenzaron su asalto a la humanidad, nuestra organización


recogió información sobre ellos y la usó para volverse más fuerte. Pero justo cuando
finalmente tuvimos éxito en invocar a demonios de bajo rango, yo y el resto de la directiva
declaramos que estábamos deteniendo nuestros esfuerzos.

Estábamos asustados, ya ven. La mayoría de las personas mestizas vivían en la pobreza,


pero vivían aún así. Lo tenían difícil, pero no más difícil que los humanos luchando por
llegar a fin de mes en los barrios bajos. Y no podíamos soportar poner una marca en sus
cabezas como resultado de nuestro deseo de rebelión. No queríamos hacer que nuestros
colegas tuvieran que cargar esa pena. Así que dejamos de lado nuestra magia negra y en
cambio escogimos un camino de resistencia. Perdonamos incontables atrocidades
pequeñas y dejamos las tragedias como estaban.

Y eso estaba bien. Pensábamos que era para lo mejor.

Pero entonces el fin de los días llegó.

Y después de eso, bueno, saben el resto. Gracias por ponerme atención. Tengo una última
solicitud para ustedes—por favor recuerden esto. Fuimos los que escogimos la rebelión y
juramos venganza. Pero no fuimos los primeros en desenvainar las espadas.

Fueron ustedes.

***

“Esa es la razón por la que apunto a revolucionar el mundo. La Masacre de los Mestizos, y
las incontables y prosaicas penas que le procedieron. Ahora, en cuanto a lo primero, estaba
planeando omitir una explicación, ¿pero preferirían que lo repasara?”

“Eso no será necesario. Estoy bien familiarizada con ello.”

Elisabeth dio su respuesta inmediatamente. La Christoph indudablemente pensaba igual. Y


no solo ellos, tampoco. Básicamente cada miembro de la clase intelectual que sobrevivió al
fin de los días sabía de ello. Sin embargo, nadie siquiera lo mencionaba.

Después de todo, era un escándalo lo suficientemente serio para arruinar la conmovedora


historia de las tres razas uniéndose ante el olvido.

La serie de tragedias comenzaron antes del fin de los días, cuando la secta de
reconstrucción esparció cierto rumor.

“Atención, Oh ignorantes fieles. Recen para que Dios sea su salvación. Porque el principio,
el medio, y el final yacen en la palma de Su mano. El Fin de los tiempos está cerca.
Después de la reconstrucción, los fieles devotos serán llevados al nuevo mundo.” Eran
engaños egoístas, y no se basaban en nada más que tonterías. Pero cuando se enfrentaron
con la calamidad que fue el fin de los días, muchas personas creyeron falsamente que las
predicciones estaban resultando ciertas. Sin embargo, sólo unos escasos pocos de ellos en

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verdad podían aclamar haber sido los “fieles devotos.” Con temor a morir, acudieron a un
crimen no inscrito en su dogma.

Matar herejes.

Ese deseo de salvación provocó la Masacre de los Mestizos.

Las personas esperaban que al matar a los paganos, podían demostrar su devoción hacia
Dios.

Ahora, técnicamente, los objetos de adoración de la gente bestia y los demi-humanos, los
Tres Reyes y la Reina de Arena, respectivamente, eran creaciones de Dios, así que sus
creencias compartían los mismos cimientos. Sin embargo, incluso aquellas diferencias
simples y estéticas fueron suficientes para que las personas etiquetaran a todas las otras
razas como herejes. Y debido a que los mestizos vivían entre ellos, fueron los únicos que se
convirtieron en blancos. Sin embargo, los demi-humanos eran fanáticos de la pureza de la
sangre, y debido a todo el caos y tumulto, la gente bestia y otros humanos abandonaron a
los mestizos a su suerte también.

Los mestizos no tuvieron nadie que los protegiera ni un lugar al que correr. Incontables
vidas se perdieron en la violencia sin sentido.

Y para hacer las cosas peor, el incidente dejó marcas duraderas.

En el momento de la tragedia, la mayoría de los perpetradores habían estado


completamente trastornados. Aún así, no hubo ningún consenso sobre cuán severos
deberían ser sus castigos. Y aunque oficiales a menudo tenían sus sospechas, era raro
encontrar una escena del crimen dónde definitivamente podía ser probado que no era solo
el trabajo de subordinados de demonio. Olvida víctimas y perpetradores; era difícil incluso
determinar cuántos crimenes realmente habían sido cometidos. Aparte de los incidentes
dónde agitación maliciosa podía ser probada y los extremos casos aparte en términos de
escala y brutalidad—como el caso muy lejos de un poblado dónde docenas de personas
habían sido encerradas en un almacén y quemadas vivas—la mayoría de los perpetradores
habían sido dejados sueltos.

Y además, las tragedias siguieron pasando incluso después de que el fin de los días fue
evitado.

El estúpido rebaño son poco más que animales primitivos. Ni siquiera tienen la
capacidad de aprender.

No hubo ninguna escasez de tontos que, aún temiendo a Dios y el Diablo, habían
comenzado a cometer masacres ceremoniales, forzando a las tres razas a establecer la
Brigada de Paz para tomar medidas contra ellos. Ni siquiera eso había detenido la violencia,
pero durante el último año, los incidentes habían comenzado a disminuir apresuradamente.
Era una tendencia feliz, pero el cambio repentino y dramático había dejado a Elisabeth
desconcertada.

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Hace poco, se lo había mencionado a Kaito y Hina encerrados en el cristal.

“Ah, pero hay buenas noticias. Aunque todavía continúan, los asesinatos de
mestizos han disminuido dramáticamente durante el último año. Es un resultado natural de
la situación calmandose, aún así. Con eso dicho, hay algo extraño que me ha llamado la
atención sobre la manera en que han disminuido.”

Ahora que pienso en ello…eso puede haber sido nuestro único indicio de que este
incidente pasaría.

Lewis y sus compatriotas habían suspendido por completo sus esfuerzos justo cuando
alcanzaron un escenario dónde podrían haberlos puesto en uso práctico. Después del caos
del fin de los días, les había tomado algún tiempo volver a poner su operación en marcha. Y
mientras estaban haciendo eso, sin duda también se apresuraban a proteger a la población
mestiza.

Hace un año, esos esfuerzos finalmente deben haber comenzado a tener frutos
significativos.

Mientras Elisabeth le daba vuelta a sus conjeturas, Lewis continuó.

“Si quieren reírse de mí, adelante entonces. Mis palabras no son nada más que una
lamentación de las vidas humillantes que se nos han forzado a vivir. Un grito de ira ante la
crueldad de los destinos a los que hemos sido sometidos—porque muchos, muchos
insistieron en continuar su demente idiotes. ¿Y quién les permitió ser tan estúpidos? ¿Tan
crueles?”

¿Por qué deberíamos tener que perdonarlos?

No se equivoquen—se nos ha dicho que los perdonemos una y otra vez.

El lamento afligido de Lewis hizo eco por toda la habitación blanca. Elisabeth pudo notar
que su deseo era verdadero. En el pasado, él había perdonado una y otra vez. Después de
que “ni siquiera se le permitiera vivir su propia vida,” había intentado “dejar que la tragedia
termine como una tragedia.” Pero su resolución había sido traicionada.

Si había una respuesta a su pregunta, sin dudas él quería escucharla. Sin embargo, nadie
habló. Elisabeth simplemente pensó.

La irracionalidad es irracional precisamente porque no puede ser explicada.

¿Por qué habían pasado esas tragedias? Probablemente ni siquiera los perpetradores
podían responder a esa pregunta.

Elisabeth y La Christoph estuvieron involucrados en monitorear los problemas de las tres


razas. Sin embargo, ninguno tenía la vulgar audacia para intentar ofrecer excusas.

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Durante su tiempo con la Brigada de Paz, Elisabeth había visto una de las masacres de
primera mano.

El crimen se había llevado a cabo en la habitación ceremonial de un devoto a los demonios.


A las víctimas, todos niños mestizos, les habían arrancado sus orejas de gente bestia y
despellejaron el pelaje de sus cráneos. Y a pesar de que su cabeza había sido reducida a
poco más que un trozo de fibras musculares, un chico incluso había sobrevivido al proceso.

Eso…eso fue similar a sacrificar un animal.

“No eres igual a mí. Eres diferente a nosotros.

Somos criaturas completamente diferentes.

Eso significa que puedo hacerte lo que sea que quiera.”

Ninguna disculpa podría ser suficiente para eso. El resarcimiento nunca fue una
opción.

Y lo que es más, la escena con la que se había topado Elisabeth era de después de que el
fin de los días fuera evitado. Las que se llevaron a cabo durante ese periodo en pánico
fueron aún más crueles. Solo leer los registros de ellas había sido suficiente para hacer que
varios oficiales civiles vomitaran intensamente.

Ninguna respuesta podría explicar la irracionalidad a esa escala, En cambio, Elisabeth hizo
una pregunta.

“Entiendo tu motivo por completo. ¿Y exactamente qué tienes intención de hacer?”

“Una idea cruzó mi mente una vez—si el fin de los días realmente hubiera estado sobre
nosotros, tal vez todo habría estado bien. Al borde de la aniquilación, incluso podría recibir
su malicia con una sonrisa. Todas sus atrocidades podrían ser perdonadas, declaradas
como incidentes aislados de locura inducida por el miedo. Pero Dios y el Diablo fallaron en
bajar el martillo—”

—así que yo debo hacerlo en su lugar.

El susurro se deslizó fluidamente de los labios de Lewis. Estaba poniendo al descubierto su


corazón, pero de una manera diferente a la que había hecho cuando había expresado su
simpatía por Elisabeth. Por primera vez, estaba permitiendo que su retorcida obsesión se
filtrara.

“Tomaré este mundo, lo haré mío, y mataré hasta el último bufón que camine sobre él. No
necesito una razón. Después de todo, la justicia murió hace mucho tiempo atrás. A este
punto, ¿qué propósito tiene alguien para algo tan decente y correcto?”

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Porque aquellos que han sufrido heridas tan amargas—bien pueden intentar
destruirlo todo.

Las palabras que Elisabeth había estado contemplando antes flotaron a la parte frontal de
su mente.

Lewis se había quedado con su simpatía y su ira, pero su pasión y avaricia se habían
secado. Como lo veía, el mundo no tenía valor, y era imposible sentir pasión o avaricia por
algo sin valor. Había decidido volver el mundo suyo, pero no por alguna clase de deseo
personal.

Simplemente quería enmendar un horrible error. Nada más.

Aquellos a los que se les ha arrebatado todo tienen el derecho a quitarle a otros en
cambio, eh.

Por lo que a Elisabeth respecta, sin embargo—

—todo parecía sumamente trivial.

***

Descartarlo de esa manera era de mente estrecha y cruel.

Elisabeth era perfectamente consciente de cuán insensible estaba siendo. Pero, aún así, no
pudo evitar pensar.

¿Exactamente qué es una tragedia? ¿Una irracionalidad?

¿Exactamente qué era la ira? ¿Qué significaba no tener algún pecado? ¿Quién podía
decidir quién tenía pecado y quién no?

¿■■■ era culpable? ¿O inocente?

Solo hay una respuesta que puedes dar con certeza.

Específicamente, que pensar en ello no te llevaría a ningún lado.

Era verdad—el mundo forzaba a unos pocos a cargar la gran carga del sacrificio demasiado
a menudo. Si ella fuera forzada a decir si eso era perdonable o imperdonable,
probablemente eligiría lo segundo. El día del perdón nunca llegaría. Y las víctimas tenían
todo derecho a maldecir, resentir, y detestar el mundo. Pero por otro lado, había algo que
Lewis y Alice habían olvidado. Como tal, Elisabeth simplemente los miró.

Al encontrarse en el extremo receptor de esa mirada ostensivamente tranquila, Alice frunció


el ceño, luego asintió con la cabeza.

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“Es una lástima, Elisabeth. Realmente es una lástima. Con mirarte a los ojos, puedo notar
que no debería esperar la respuesta que quiero…pero sabes, ya lo veía venir. Decirle a la
Torture Princess mira cuán patéticos somos—por favor préstanos tu fuerza nunca iba a
funcionar, ¿verdad? Así que, verás, preparamos una recompensa para ti. ¡Ahora hablemos
de ella!”

“Una recompensa, ¿eh? Debo decir, no puedo imaginar que lo que ofrezcan me haga
cambiar de opinión.”

“¡No, no, eso no es para nada cierto! Te lo dije, ¿recuerdas? ‘¡Te ayudaré a reunirte con
ellos!’”

La ceja de Elisabeth se movió. Eso era algo que Vlad había señalado, también.

El Diablo, la entidad con dominio sobre la destrucción, y Dios, la entidad con dominio sobre
la reconstrucción, estaban sellados en el cuerpo de Kaito Sena. Dependiendo de cómo él
fuera tratado, el destino del mundo cambiaría enormemente. Y Elisabeth no tenía ninguna
intención de dejar que alguien que planeaba alcanzarlos con manos empapadas de sangre
viviera. Alice, quizás sintiendo la hostilidad brotando dentro de ella, sacudió su cabeza.

“¡No le vamos a hacer nada malo a las dos personas que te importan, en serio! ¡Solo
queremos ayudarte a reunirte con ellos!”

“Quizás sería mejor si hablo de los detalles del trato que te estamos ofreciendo, Elisabeth
Le Fanu.”

Lewis interrumpió, como si hubiera estado esperando la oportunidad para hacerlo. La


Christoph permaneció en silencio. No estaba claro si le habían ofrecido algún acuerdo
propio. Elisabeth eligió permanecer en silencio de momento también.

En este momento, su curiosidad le había ganado a su ira. Mientras Dios y el Diablo


permanecieran en su cuerpo, Kaito Sena nunca podría ser liberado. O al menos, se suponía
que ese era el caso. Y ella no creía que revolucionar el mundo fuera posible, tampoco.

Imagino que el objetivo principal de Lewis es erradicar al resto de los perpetradores


de la Masacre de los Mestizos y verlos castigados.

Después de eso, era concebible que querría poder y control para evitar que la misma
atrocidad volviera a ocurrir.

La manera más rápida de corregir un rebaño estúpido era convertirse en un pastor tu


mismo.

La Fremd Torturchen, la Torture Princess, los santos, y los nietos de demonio eran armas
valiosas con la cuales lograr ese fin. Podrían incluso ser lo suficientemente poderosos para
reescribir la estructura de poder del mundo por completo. Sin embargo, eso era todo. El
camino terminaba ahí.

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Había tres razas diferentes que vivían en ese mundo. Incluso si mantenías a raya una, las
otras dos invariablemente harían retroceder. Todos vivían en diferentes lugares y peleaban
de maneras diferentes, lo que significaba que su resistencia estaría muy arraigada.
Mantener el control sería complicado.

Para que un pequeño grupo en verdad mantenga el control, se necesitaría un poder


inimaginable para… No, espera un momento.

De repente, Elisabeth se dio cuenta de algo. Su situación actual tenía un notable parecido a
una historia que había escuchado una vez.

Era una historia de hace mucho, mucho tiempo, de los eventos que habían pasado en el
mundo anterior.

La Santa la había contado, y Kaito Sena la había registrado. Entonces, después de que se
la contó, la Santa desapareció. A pesar de la frenética búsqueda llevada a cabo por los
paladines y asociados de la Iglesia, aún no había sido encontrada. Sin embargo, a Elisabeth
no le importaba mucho eso. El problema yace en cuán similares eran sus situaciones.

Antes de la última reconstrucción, el mundo había descendido a una montaña de conflicto y


guerra. La Santa, queriendo apaciguar la pelea por su cuenta, salió en búsqueda de algo.
Específicamente, un poderoso freno—Dios y el Diablo.

¿Qué era lo que Lewis necesitaba ahora que lo ponía en la misma posición en que una vez
había estado la Santa? Como si respondiera a esa pregunta, habló.

“Invoqué un par de demonios más débiles en un hombre y una mujer, luego destruí sus
egos. Tuvieron dos niños. Luego crucé a los niños. Al repetir ese proceso, era posible crear
un demonio puro y poderoso… Ya te dije esa historia varias veces. Lo que te quiero
enseñar ahora es lo que yace más allá de ella. Verás, durante el curso de mis
experimentos, fui capaz de probar una nueva teoría.”

“Un preludio adverso, ciertamente… ¿Qué fue eso que encontraste?”

“Los nietos de demonios no están restringidos a reproducirse con contratistas disueltos que
no pudieron controlar sus demonios. Aunque tienes que usar tecnología de homúnculos
para crecer genitales artificiales para ellos, es posible hacer que nietos de demonios se
reproduzcan con humanos normales—y al hacerlo, pudimos crear especies nuevas.”

“¡—!”

Elisabeth estaba por completo sin habla. Los hombros de La Christoph se sacudieron.

Los sujetos de prueba probablemente habían sido esos que habían intentado asesinar
personas mestizas y les había salido mal. En cierto modo, simplemente era lo que se

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merecían. Sin embargo, era repulsivo simplemente imaginar el proceso que se había
tomado para finalmente alcanzar ese resultado. Además, ¿siquiera cuál era el punto?

Lewis continuó tan desapasionadamente como si estuviera hablando de cruzar ratones.

“Los nietos de demonios tienen partes humanas que están demasiado dañadas para que
formen contratos con entidades más superiores. Sin embargo, si cruzas un nieto de
demonios con alguien capaz de usar magia, no sólo aún hereda algo de la sangre de
demonio, sino que también obtiene una nueva entidad con una afinidad profunda para seres
más superiores. Entre más poderosa maga es la madre humana, más humano se vuelve el
bebé, y es más fácil que forme un contrato. Mi plan, a partir de ahora, es preparar dos
bebés, luego transferir a Dios y el Diablo de Kaito Sena a ellos. Inmediatamente después,
podemos usar a Dios para evitar que el Diablo se descontrole. Luego, al sellar a Dios en un
cristal, seremos capaces de contenerlos a ambos de la misma manera en que la Santa lo
hizo.”

“Teorías de salón, entonces. No tienes ninguna prueba real de que tu plan funcionará. E
incluso si lo hace, ¿luego qué? Lo mejor que puedes hacer es contenerlos. En el momento
en que los despiertes, el fin de los días comenzará de nuevo. Eso difícilmente cuenta como
una ventaja militar. ¿Qué ganancia hay de simplemente cambiar su recipiente?”

“No tenemos que usarlos. Solo tenemos que tenerlos.”

Alice le dio a la advertencia de Elisabeth una respuesta apática. Elisabeth dirigió su mirada
hacia ella. Pareciendo entender el plan a pesar de su juventud. Alice sonrió gentilmente.

“Tendremos a los bebés con Dios y el Diablo en ellos. Ese hecho es la única cosa que es
importante. No importa si no los usamos—mientras todos los demás sepan que si lo
hacemos, el mundo terminará. De esa manera, podemos convertirnos en pastores
apropiados.”

“Ya veo—aspiran a usarlos como frenos.”

Elisabeth soltó un profundo suspiro. Su plan era exactamente el mismo que el de la Santa
en el viejo mundo.

Las similitudes entre su situación actual y la que había precedido el fin de los días del munto
anterior eran más de las que había imaginado. Sin embargo, también habían varias
diferencias clave. Por ejemplo, la barrera más grande—la invocación—ya había sido
completada. También, sabían mucho más sobre los contratos con entidades superiores que
lo que había sabido el mundo anterior. Aunque era aterradora la perspectiva, su plan tenía
mucha más probabilidad de tener éxito que el intento fallido de la Santa de controlar al
Diablo había tenido.

El dolor de cabeza de Elisabeth empeoró. Miró al techo.

¿Pero exactamente qué es un “pastor apropiado”?

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¿Era alguien que no abandonaría ni siquiera a una oveja perdida? ¿O era alguien que
estaba dispuesto a lanzar a una sola oveja por un barranco para salvar a otras miles?

¿O quizás era alguien que estaba dispuesto a tomar cien estúpidas ovejas y cortar sus
cabezas? Habían demasiadas maneras de responder. Algo era cierto, era una estupidez
que entidades más bajas como ellos intentaran encontrar una con sus limitadas habilidades
de razonamiento y sistemas de valor. Pero si ese era el caso, entonces…

¿Exactamente a qué se habría parecido la salvación apropiada?

Incluso la conversación que estaba teniendo ahí mismo en ese momento había sido
provocada como un resultado de cómo había concluido la batalla por la “salvación.” Entre
más pensaba en ello, más se daba cuenta de cuán inane era todo. La Torture Princess
superó a la fuerza su dolor de cabeza y habló:

“Entonces…¿qué papel me harían interpretar en este horroroso plan suyo?”

“¿Hmm? Vaya, tu papel debería haber estado claro desde esa explicación de hace un
momento—¡vas a ser la madre!”

Alice saltó sobre su silla. Lewis enterró su rostro en una mano. Su estrategia de negociación
cuidadosamente expuesta claramente había acabado de salir por la ventana. La Christoph
parpadeó y ladeó su cabeza al costado. Unos segundos después, después de darse cuenta
de a qué se refería Alice, se giró para mirar a Elisabeth. Fue una reacción extrañamente
hilarante. A Elisabeth, distraída por observar a La Christoph, le tomó un poco más
entenderla.

Un momento más tarde, sin embargo, las venas en su frente prácticamente se veían en su
piel.

“Déjame asegurarme de que entiendo claramente. ¿Quieren que copule con un nieto de
demonios y tenga un bebé?”

“¡Así es! ¡Después de todo, eres una mujer, y tu cuerpo está adaptado a la carne del Primer
Demonio! ¡Y eres la pecadora sin igual de renombre mundial, la Torture Princess! ¡Y una
hermosa y madura dama! ¡Vaya, podrías también ser la mejor candidata para la madre en
todo el amplio mundo! Así que esa es nuestra condición para ti—¡y también tu
recompensa!”

“¿Mi recompensa? ¿Qué parte de eso suena como una recompensa para ti? No manches
mis oídos con estupideces.”

“Pero, Elisabeth, ¿no lo ves? ¡Todo lo que tienes que hacer es tener dos bebés, y puedes
liberar a Kaito Sena!”

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Torture Princess
Volumen 7

A través de pura obstinación, Elisabeth fue capaz de mantener su alteración al mínimo.


Alice no parecía tener mala intención. Pero, en una rara ocurrencia, sus palabras golpearon
a Elisabeth como una lanza al corazón sin embargo.

La cosa era, había una cierta verdad que Elisabeth había sabido hace mucho tiempo.

Magos habilidosos tenían largas vidas, y la Torture Princess ciertamente no era ninguna
excepción. Tenía la capacidad de vivir enormemente más que cualquier persona normal.
Sin embargo, también había hecho la cuenta. Las posibilidades eran cercanas a cero de
que, en su periodo de vida, conociera un recipiente lo suficientemente poderoso para servir
como reemplazo de Kaito y convertirse en un contratista de Dios y el Diablo. E incluso en el
improbable evento de que uno naciera, no era como si pudiera forzarlos a tomar el papel.

“Desearía poder verlos,” había dicho ella, soñando con eso algún día. Pero por otro
lado, ya había llegado a su conclusión. Ese sueño idílico no se iba a volver realidad. Y una
vez que había reconocido eso, todo lo que quedaba era la fría y dura verdad.

Jamás llegaría ese “algún día.”

Elisabeth Le Fanu nunca vería a su lento sirviente de nuevo.

Elisabeth recordó una cierta vista—una vista que era hermosa, pero nada más.

Sus dos personas más queridas, durmiendo en medio de pétalos cerúleos y carmesí. El
cristal era frío y duro. La distancia que separaba sus claros muros era pequeña, pero era
mucho más amplia que el Fin del Mundo. No podía tocarlos. No podía hablarles.

Solo una vez es todo lo que pido. Si pudiera alcanzarlos, no me importaría cortar mis
dedos. Si pudiera hablar con ellos, gustosamente cosería mis labios. Si pudiera escuchar
sus voces, encendería en llamas mis oídos y luego los aplastaría con júbilo.

Pero no había nadie a quien pudiera pagar esa cuota. La Torture Princess habló con calma
al débil yo en su corazón.

“Lo sabías, ¿no es así?” “Sí, ciertamente lo sabía.”

Su reunión nunca llegaría. Pero hace un momento, Alice había puesto una grieta en esa
conclusión sin esperanza suya. Era como si le estuviera susurrando.

Tus manos pueden atravesar ese cristal, dijo, tentándola.

Todo lo que tenía que hacer era sacrificarse y elegir empapar el mundo de sangre.

“Está bien, Elisabeth; lo sé. En su fuero interno, todos tienen una cosa que en verdad les
importa.”

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Torture Princess
Volumen 7

Y por su bien, podría hacer o convertirse en lo que sea, ¿verdad?

Alice Carroll profundizó su sonrisa, como si le demostrara su entendimiento.

Era una expresión pura, llena de nada más que preocupación hacia Elisabeth.

***

“…Ah, ya veo.”

Elisabeth tranquilamente cerró sus ojos. Estaba abrazando una pierna, la cual estaba
posada sobre la silla. Aún colocada de esa manera, se inclinó hacia atrás y descansó su
espalda contra la de la silla. Su elegante cabello negro se ondeaba mientras se acomodaba
alrededor de ella. Frunció con fuerza sus labios.

Luego se quedó quieta, como si considerara la demoníaca proposición.

El silencio llenó la habitación. Nadie dijo nada.

Incluso Alice cerró su parlanchina boca. Y no solo Lewis, sino que La Christoph, también,
estaban sin palabras.

Unos momentos después, sin ninguna advertencia en absoluto, Elisabeth abrió sus ojos de
golpe. Sus rojos iris brillaron mientras se volvía a sentar. Entonces miró directamente hacia
adelante. Sin pedir la opinión de nadie, y sin intercambiar siquiera una mirada con La
Christoph, dio su respuesta.

Como era de esperarse, su respuesta era la misma que había sido en una situación similar
una vez antes, cada elección de palabras.

“¡Me niego rotundamente!”

“Eso fue sorprendentemente rápido.”

“Y decisivo.”

“Sí, imaginé que eso no funcionaría.”

Sorprendentemente, las reacciones que obtuvo fueron bastante tranquilas. Parecía que
todos más o menos lo habían visto venir.

Elisabeth resopló con un felino “hmph.” Su angustia todavía estaba ahí, pero no mostró
ninguna vacilación.

Después de todo, era la única respuesta que podría haber dado.

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Torture Princess
Volumen 7

Los motivos y acciones de los vengadores eran razonables. Y su tentación ciertamente era
atractiva. Pero tenía su orgullo, y no estaba a punto de abandonarlo. Si esa hubiera sido
una opción, habría aplastado el cristal hace años. Después de todo, Elisabeth lo sabía.

Kaito Sena era un tonto. Un completo e incorregible tonto.

Aunque recién había sabido cuán deshonrosas, reprobables, egoístas y crueles eran las
personas, las había perdonado de todos modos. Incluso después de concluir que eran
espantosas, todavía los había llamado preciosos. Y había escogido amarlos y protegerlos.

Eso solamente significaba que el mundo merecía ser defendido.

Las cosas estimadas por las personas que te importan son hermosas.

Incluso si tú mismo no tienes ningún amor por esas cosas, ese hecho aún seguía.

Kaito Sena salvó el mundo. Su amor incondicional había salvado todo. Por lo tanto,
destruirlo naturalmente sería una acción basada en la emoción opuesta. Y de ello sigue que
aquellos salvados por amor no tenían más opción que evitar esa destrucción.

Era una ecuación extraña y cómica. Pero no sería hermosa de otra manera.

Cualquier otra cosa habría sido un prejuicio a la resolución del chico y a la manera en que
había vivido su vida.

Y además, Lewis y sus aliados habían olvidado algo.

“No eres como yo. Eres diferente a nosotros.

Somos criaturas completamente diferentes.

Eso significa que puedo hacerte lo que sea que quiera.”

Así era cómo Lewis ahora percibía a los objetivos de su venganza, también.

Era cierto—el mundo forzaba a unos pocos a soportar la gran carga del sacrificio
demasiado a menudo. Si se le forzara a ella a decir si eso era perdonable o imperdonable,
probablemente escogería lo último. El día de las disculpas nunca llegaría. Y las víctimas
tenían todo derecho a maldecir, resentir y detestar el mundo.

Sin embargo—eso era todo.

No había ninguna razón particular para que los oprimidos debieran tener rienda suelta para
oprimir a cualquiera y a todos.

“No veo ninguna razón de por qué aquellos a los que les han arrebatado deberían poder
arrebatarle a otros como les plazca.”

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Torture Princess
Volumen 7

Elisabeth hizo su afirmación fuerte y claro. Los lazos blancos de Alice se alzaron. Una
sonrisa diabólica se grabó en su joven rostro. Sin embargo, Elisabeth simplemente la ignoró
y continuó.

“Es sólo razonable buscar venganza. Tu resolución no flaqueará, eso puedo verlo. Pero si
pretendes resentir, matar, y tomar por la fuerza el control indiscriminadamente, no actúes
sorprendido cuando tu audiencia te muestre sus colmillos. Porque al final, ambos son el
perpetrador, y ambos son la víctima. Aquellos que asesinan son asesinados, y el ciclo de
venganza sólo cesa cuando el bando asesinado se rinde y voluntariamente presenta su
cuello. Tú y los tuyos enfrentaron tragedias. Es sólo razonable que maldigan el mundo—
pero no pretendan que su razonamiento es justo.”

Elisabeth fijó su vista en los dos, el horrible hombre mestizo y la chica asesinada en otro
mundo. Ambos eran víctimas inocentes. Las palabras difícilmente podrían comenzar a
describir las profundidades de las heridas que sus corazones habían sufrido. Y no tenían
manera de hacer que sus perpetradores pagaran. Era sólo natural que desearan la
destrucción. Sin embargo, no tenían ningún derecho a imponer ese deseo al mundo.

Nadie lo tenía.

Lewis tenía razón—la justicia hace mucho había perecido. Pero si ese era el caso, entonces
usar el hecho de que le habían arrebatado como justificación era completamente
contradictorio.

Aquellos que resentían el mundo nunca podrían ser amados por él.

Kaito Sena sabía eso. Incluso cuando estuvo delante de la oportunidad de matar a su
padre, la había rechazado, diciendo, “No lo necesito.” Y después de eso, había seguido
sufriendo dolorido una y otra vez. Pero nunca había intentado hacer que alguien más
cargara su agonía.

Te amo, así que la cargaré yo mismo, había dicho.

Vaya, incluso había sonreído mientras lo decía.

“Ustedes son viles.”

Elisabeth escupió el epíteto desde el fondo de su corazón. Reconocía las emociones de


ellos, pero como una persona, les tenía desprecio. No importaba si habían quitado o les
habían quitado, si eran pecadores o libres de pecado.

“Es vulgar proclamarse a sí mismo débil por el propósito de pisotear a otros.”

La habitación cayó en silencio una vez más. Alice se movió para saltar de su silla, pero
Lewis estiró su mano y agarró su brazo. Estaba esperando a que Elisabeth terminara de
hablar. La Torture Princess se rió con malicia.

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Volumen 7

“Y una cosa más. ¿A quién diablos creen que han invitado? Es difícilmente una exageración
llamar a su elección de invado fatalmente errónea—porque soy la Torture Princess,
Elisabeth Le Fanu. Soy la pecadora sin igual, odiada y resentida por todos. Soy la orgullosa
loba y la humilde cerda. Habiendo vivido la orgullosa y altiva vida de una loba, moriré como
una humilde cerda—y sí, cierto, reconozco todo eso.”

Elisabeth levantó su cabeza de manera solemne. Recordó lo que Vlad había dicho. Tenía
razón—difícilmente era adecuado para la Torture Princess afligirse de esa manera. Por lo
que se rió de nuevo, una risa atroz e inhumana.

“Me lo han arrebatado todo. Al final de mi larga batalla como la Torture Princess, me quedé
sin nada. ¿Pero y qué? No me malinterpretes, Lewis. Tu simpatía está fuera de lugar—
porque yo siempre estuve en el bando que tomaba. Masacre incontables inocentes, y con
justa razón, no tendré ni siquiera a un demonio a mi lado cuando muera. ¿Pero y qué?”

Durante la vida de Elisabeth Le Fanu, estuvo acompañada por un único y lento sirviente.

Nunca lo vería de nuevo. No podría hablarle. Ni siquiera podría escuchar su voz. Sin
embargo, aún así—

“Existió un momento tranquilo, banal y de ensueño. Ese momento ha pasado—pero que así
sea.”

Aunque ya terminó—

—una parte de ello aún vivía.

“Fue su deseo que el mundo sea salvado y que yo siguiera viviendo. Como su ama,
pretendo honrar esa decisión. Esos días fueron un milagro y una bendición de las que son
demasiado buenas para esta pecadora, y no regresarán. Pero que así sea.”

Cada sueño eventualmente terminaba. ¿Pero qué era tan malo sobre eso?

Esa no era ninguna razón para errar. Era verdad—podría dar a luz a esos viles niños,
ahogar al mundo en sangre, y permitir que la venganza floreciera. Pero no era el final que el
chico había deseado. Y debido a que sabía eso, era su deber proteger su historia, aunque
hacerlo fuera más doloroso que la muerte. Tenía que asegurarse de que alcanzara su
conclusión apropiada.

No podía permitir que algo contaminara la historia de Kaito Sena.

Incluso si esa decisión resulta errónea.

Algo hermoso y radiante existía.

Ese hecho era innegable y era verdad hasta ese día.

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Incluso arrancado de la propia belleza*, valía la pena proteger sus frutos.

[Nt: Esta parte es algo rara, dice “even rent from beauty itself,” “rent” puede ser varias cosas
(rentar, rasgar, rasgado, agujero, etc), creo yo se refiere a ese hecho, que aunque no sea
completamente “hermoso”, lo que dejó aún merece salvarse.]

“Te agradezco, Alice Carroll. Es verdad, difícilmente estaba actuando como yo, y ahora
acepto que he cometido un error. Así que permíteme decir esto en alto y con orgullo:
Ciertamente hubo significado en la supervivencia solitaria de esta pecadora sin igual,
aunque no sea para nada más que sofocar ese resentimiento suyo—porque cortar las
cabezas de aquellos que han escogido el mal es la tarea del mal después.”

Elisabeth miró con desdén desagradablemente. Saltó de su silla y lanzó su brazo al aire.
Oscuridad y pétalos de flor la envolvieron magníficamente. Desde el interior, sacó una
confiable cuchilla escarlata.

“¡Executioner’s Sword of Frankenthal!”

La voz de la Torture Princess resonó con fuerza mientras estaba de pie con su cuchilla de
verdugo en mano.

Esta vez, Alice saltó de su silla en serio. Lewis no movió un pelo. La más leve de las
sonrisas se presentó en sus labios. El cabello de Alice saltaba arriba y abajo mientras se
preparaba para arrojarse a una furiosa diatriba.

Antes de que pudiera, sin embargo, Elisabeth levantó un dedo delante de su rostro.

“Y una cosa más—sin importar qué respuesta diera, se acabó el tiempo de todos modos.”

“Escucha, Elisabeth, tú… Hmm, espera, ¿a qué te refieres?”

Alice parpadeó. Lewis levantó una ceja. Sin embargo, pareciendo haberse dado cuenta de
algo, inmediatamente digirió su mirada a una sección del muro. Elisabeth asintió con la
cabeza. Sus instintos eran agudos.

Al momento siguiente, un pesado y amortiguado BRRRRRRRRRRN hizo eco por el aire.


Toda la villa se sacudió.

Astillas y esquirlas llovieron desde el techo. Claramente algo estaba pasando. Lewis
rápidamente se puso de pie, y Alice agarró el dobladillo de su abrigo con miedo. Sin
embargo, la habitación no tenía ventanas. Era imposible para ellos ver qué estaba pasando
afuera. A pesar de eso, el ruido y el temblor definitivamente venían de la dirección a la que
Lewis estaba mirando.

Era la dirección en la que yace el Templo de Arena.

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Elisabeth sabía que eso significaba que el infierno recién se había desatado.

Porque ese sonido no era nada más que el cadáver de la Reina de Arena explotando.

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7: Un Vals para Dos


Justo antes de que Elisabeth se fuera a las tierras demi-humanas, otro acto se desplegó en
la capital humana.

El escenario era el piso más bajo de la tumba real, delante de la cámara con los ataúdes de
los reyes. El elenco tenía dos miembros. Y la obra era sobre el ataque en las tierras demi-
humanas, mientras la Torture Princess ébana le contaba muy rítmicamente a la Torture
Princess dorada.

“Escucha bien, Jeanne. Tengo la intención de ir a las tierras demi-humanas,


exactamente como demandaron. Pero mientras…quiero que hagan un movimiento en otro
lado. Mientras Alice y Lewis, la fuerza principal de los atacantes, están concentrados en
negociar, su trabajo es liberar a los rehenes.”

“Qué simple. De hecho, difícilmente siquiera alcanza el nivel de un plan. ¡Esa


mierda es básica! ¡Es tan malditamente insípido que hace que el pan sin mantequilla
parezca caviar!”

“Sí, así es. Y es por eso que vas a añadir un pequeño giro.”

Elisabeth le dio a Jeanne una sonrisa significativa. Su voz, llena de insinuaciones siniestras,
despertaron el interés de Jeanne.

Entonces, sin una pizca de vacilación, remordimiento, o indecisión, Elisbaeth le dio a


Jeanne sus instrucciones.

Para ponerlo en términos de ajedrez, su plan era tan demente como sacrificar el rey de uno.

“Concretamente, vas a volar el cadáver de la Reina de Arena.”

“Temerario…ni siquiera comienza a describirlo. Esta es una jugada arriesgada; es


directamente ilegal. Pero esta mierda no está tan mal. ¡Es tan retorcido, y tan retorcido!
¡Supongo es por esto que le pagan los billetes grandes!”

Jeanne lamió sus labios como un gato.

Su cabello rubio miel se ondeó, prácticamente rasgando el techo del Templo de Arena
mientras se movía. El templo tenía un sistema de iluminación grande, metálico y con forma
de aro con jaulas de braseros instaladas en su circunferencia, y en este momento, Jeanne
estaba sentada encima.

Cada vez que los muros se sacudían, el aro montado con cadenas temblaba violentamente,
el imponente pilar óseo ante sus ojos chirrió, y trozos de roca de varios tamaños llovieron en

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cascada desde el techo. A pesar de la escarpada lluvia, sin embargo, Jeanne ni siquiera dio
un paso atrás. Su mirada estaba fija en un solo punto.

En el profundo interior del templo, había un santuario hexagonal adornado con oro y joyas.
Era un edificio dentro del edificio, como un par de cajas de anidación. Sin pasar por su
puerta, era imposible tener una audiencia con el cadáver de la Reina de Arena. La
disposición cumplía dos propósitos; realzar la mística del templo, y protegía contra invasión
de magos invadiendolo.

El santuario interior estaba protegido por un círculo mágico que repelía a las personas en
base a su sangre.

Históricamente, el hechizo había cubierto todo el templo. Sin embargo, el resto de él había
sido alzado después del tercer tratado de paz, tanto por cuán incoveniente era cuando sus
viejos amigos, la gente bestia, quería enviar a su realeza para presentar sus respetos, como
por consideración por la carga que colocaba en los sacerdotes demi-humanos cuando
hacían peregrinajes a los otros sectores.

Como resultado, magos con suficiente poder podían abrirse paso hacia adentro desde
afuera. Pero durante los tiempos de paz, el templo estaba abierto al público de todas
maneras. Prácticamente no había ninguna razón por la que alguien necesitara escabullirse
para entrar.

Sin embargo, el santuario interior aún era inviolable, incluso hasta ese día. Si abrías su
puerta, sin embargo, serías recibido por una escalera serpenteante y sinuosa cubierta de
runas de sangre. Más allá de ella se encuentra la cámara de entierro de la Reina de Arena,
una enorme habitación cubierta de una gruesa capa de arena vidriosa. Se decía que su
colosal cuerpo, medio enterrado bajo los blancos y nubosos granos, se parecía al de un
lagarto. También se decía que su cuerpo brillaba color rojo y nunca se había descompuesto.
Durante muchas eras, había descansado ahí abajo en paz.

Ahora, sin embargo, ese reposo había sido destruído en un millón de piezas. Una explosión
había ocurrido debajo del santuario.

“…Oh my, eso es dramático. Y probablemente más efectivo que apuñalarlos en


sus corazones, también. Casi se siente demasiado fácil.”

Jeanne murmuró las palabras, las cuales sonaba como si hubieran estado mejor
acompañadas por un silbido, tan desapasionadamente como siempre.

La explosión había tenido un efecto inmediato y drástico dentro del templo. Hasta hace solo
un momento, los brazos de los rehenes habían estado atados, y todos se habían
derrumbado sin vitalidad sobre sus costados. El terror del fin de los días había regresado,
abrumandolos y dejándolos incapaces de siquiera moverse. Ahora, sin embargo, era como
si un interruptor hubiera sido volteado. Todos ellos corrieron violentamente hacia el
santuario interior.

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Volumen 7

Los mestizos armados estaban perplejos. Ni siquiera podían analizar el repentino cambio de
sus rehenes. Sin embargo, las acciones de los demi-humanos eran consistentes con sus
creencias. Incluso en situaciones de crisis, su deseo de ser “súbditos apropiados” tomaba
absoluta prioridad. Para ellos, su veneración por estirpes puros y la Reina de Arena era más
importante que su propia seguridad. Y ahora mismo, eso significaba verificar el cadáver de
su reina para asegurarse de que estaba ileso.

Uno de ellos ágilmente dio un brinco y arrancó a correr a toda velocidad. Varios otros se
tropezaban y caían, pero ellos, también, seguían batallando por avanzar.

Un largo momento después, los mestizos gritaron amenazas para hacerlos detenerse y
regresar.

“¡No se levanten sin permiso! ¡¿Quieren morir?!”

“¡Silencio! ¡Teníamos un trato, y lo rompieron! ¡Cómo se atreven escorias a poner en peligro


a Su Majestad la Reina de Arena!”

Fueron respondidas con un grito enojado tras otro. Los mestizos se encogieron de miedo.
No tenían respuestas a eso.

Después de que su asalto armado tuvo éxito, los mestizos habían usado el cadáver de la
Reina de Arena como rehén para sus rehenes.

Volarlo en pedazos sin ninguna razón haría el mantener el control del templo imposible.
Incluso podría estropear las negociaciones con La Christoph. Pero dado que una explosión
había ocurrido de todos modos, la única posibilidad en que pudieron pensar era que su vigía
había actuado por su cuenta—en otras palabras, pensaron que era su culpa.

Su respuesta se debilitó, y por un momento, los mestizos se detuvieron de golpe.

“Hasta ahora, todo de acuerdo al plan.”

Jeanne asintió con la cabeza. Sin embargo, los mestizos pronto partieron a revisar el estado
de todo en el subterráneo, y más pronto de lo que había esperado. Aplicaron más fuerza al
agarre de sus armas. Tenían que revisar qué estaba pasando en el santuario interior, y los
rehenes agrupados en su entrada estaban en su camino. Jeanne entrecerró sus ojos. Pero
entonces pasó.

Alguien golpeó con fuerza las puertas principales del templo desde afuera.

Nerviosos, los mestizos se dieron la vuelta. Jeanne asintió con la cabeza. Parece que
habían llegado a tiempo.

Voces furiosas eran audibles a través de la puerta. Los pura sangre que habían evitado el
confinamiento habían venido a toda prisa. Fue una respuesta inmediata, violenta e
impulsiva. “¡¿Le hicieron daño a la Reina de Arena?!” gritaron.

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El silencio como de cementerio que había llenado el primer sector había sido roto por
completo.

El miedo era lo único capaz de controlar a las personas durante mucho tiempo, y ese
tiempo había tenido un abrupto fin.

Los mestizos parecían perplejos. Sin embargo, su sorpresa no duró mucho. Pronto, sus
rostros se llenaron de aversión.

Su gente hace mucho había sido oprimida y perseguida, haciendo del espíritu de
autosacrificio que acompañaba al fanatismo por la pureza de sangre anatema para ellos.

Dirigieron sus armas hacia la realeza y los otros rehenes.

Imagino que creen que las personas afuera simplemente se han olvidado de la
posición en la que están debido a su ira, pero escuchar a los rehenes gritar los callará. Ya
veo, ya veo. Una solución muy práctica…¡o eso creyeron! ¡Imbéciles!

De repente, resonó un grito.

“¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGH!”

“…¿Huh?”

Sin embargo, los mestizos no habían hecho nada aún. Miraron hacia la entrada del
santuario interior al unísono.

El grito había venido a través de ella, desde abajo. Claramente, su vigía en la cámara de la
Reina de Arena había sido visitado por un visitante sin invitación. Eso significaba que el
bombardeo, también, había sido obra de este extraño, y no de su vigía.

Sin embargo, teletransportarse directamente era imposible. ¿Cuándo alguien había logrado
escabullirse les? ¿Por qué habían ido tras la Reina de Arena en lugar de ellos? ¿Y qué
posible razón podría haber querido al volar un cadáver?

Los mestizos se encontraban con preguntas sobre preguntas. Pero los furiosos gritos de los
rehenes y las personas afuera no los dejaban pensar bien. Jeanne lamió sus dedos
mientras observaba el caos debajo de ella.

“Supongo que es hora, entonces. Cuando la carne comienza a chisporrotear,


tienes que quitarla de la parrilla.”

Jeanne inhaló hondo. Luego, elegantemente arqueó su espalda y empujó su pecho atado
con bondage hacia adelante. Sus costillas dibujaron un leve contorno en su piel, y su
cabello rubio miel cubrió lujosamente su espalda. Sus largas pestañas se batieron mientras
decía su amoroso susurro.

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“Ahora bien, mi bella dama—bailemos.”

Jeanne alzó sus brazos en el aire como un conductor de orquesta.

En el momento en que lo hizo, algo salió disparado hacia la habitación llena de pilares
óseos.

Su marioneta plateada.

***

La Torture Princess dorada, Jeanne de Rais, una vez poseyó un arma excepcional.

Era un titán conformado por cuatro partes. Una de ellas era una bestia hecha de nada más
que colmillos. Otra era un autómata, con la forma de un humano excepto por su armazón
fatalmente retorcido. Uno de los otros monstruos era una lagartija con extremidades hechas
de tubos y alas hechas de vidrio. Y la última era una armadura bípeda carente de uniones
en su cuerpo. El arma era singular, y el arma era muchas. Era una, y era cuatro. Estaban
separadas, y eran un titán.

Tal era la naturaleza de Deus Ex Machina.

No sólo podía ser invocada independientemente de la naturaleza o disposición del usuario,


sino que también era un arma viviente sin igual. Sin embargo, Deus Ex Machina se perdió
debido a Jeanne. La había sacrificado para salvar a su primer amor, Izabella Vicker.

Pasó justo antes del fin de los días.

Después de ser capturada por la secta de reconstrucción de la Iglesia, Izabella fue forzada
a comer carne de demonio y transformarse parcialmente en un monstruo. Salvarla era
apenas posible, pero requería remover las partes corruptas y reemplazarlas con Deus Ex
Machina. Por consiguiente, Jeanne se enfrentó a una decisión.

Tenía el poder de salvar a Izabella. Sin embargo, hacerlo significaría tomar un arma
destinada a dar salvación y dejarla inútil. La pregunta era, ¿la vida de su primer amor era
más importante que el mundo? Y la respuesta fue clara.

Incluso los niños saben que algunas cosas son más importantes que otras. Y Jeanne había
sido creada para dar salvación. Sería una broma de mal gusto que la auto-proclamada
“opresora de esclavos, la salvadora del mundo, la santa, y la puta” priorizara su amor sobre
él. Y sabiendo todo eso, Jeanne escogió a Izabella de todos modos. La peor decisión
posible.

136 | P á g i n a
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Volumen 7

El fin de los días se avecinaba sobre el horizonte, pero abandonó su arma más grande. Sin
embargo, Jeanne no tenía ningún arrepentimiento.

Salvar al mundo y destruirlo no eran nada más que simples asuntos de arrogancia personal.
Y si se encontraba con la desición mil veces, Jeanne sin duda tomaría la misma decisión mil
veces más. Aunque sabían que era un error fatal, a veces habían decisiones que las
personas simplemente tenían que tomar.

Para Jeanne, ese momento fue uno de una elección así. Y eso era todo.

Ahora, sin embargo, todo eso no era nada más que un recuerdo distante. Más de tres años
habían pasado desde que el fin de los días fue evitado.

Si hubiera pasado ese largo periodo sin dar pasos para remediar su fuerza degradada,
habría sido su fracaso como maga.

Después de que el mundo fue salvado, Jeanne había aceptado la invitación de unirse a la
comitiva del castillo real. Entonces, mientras Jeanne llevaba a cabo sus deberes ahí,
también intentó buscar un arma nueva. Con el fin de los días evitado, había cumplido su
propósito en la vida y no tenía más razón para pelear, pero ahora que se había enamorado,
quería recuperar su poder de todos modos.

Al principio, usó las técnicas de sus conocidos y probó métodos como invocar incontables
cuchillas y materializar dispositivos de tortura. Sin embargo, nada de lo que probó le
hablaba de la manera en que Deus Ex Machina lo había hecho. Sin embargo, en gran parte
lo había previsto.

Deus Ex Machina era una entidad absolutamente peligrosa, ya que drenaba el maná de su
usuario lo quisiera o no. Con el fin de adaptarse a controlarla, Jeanne había entrenado
incesantemente desde la niñez. Finalmente, se volvió más versada en usar ese titán de
acero que en usar tenedor y cuchillo. Intentar encontrar algo para reemplazarla era como
cortarle su brazo y buscar algo más que se adapte a sus terminaciones nerviosas. Nada
podría compararse al titán de acero que había sacrificado.

Pero justo cuando Jeanne se estaba preparando para aceptar sus limitaciones, Izabella
casualmente hizo una sugerencia.

“Ahora que pienso en ello, ¿no podrías simplemente usarme?”

Había dejado caer esa particular bomba mientras estaban comiendo la merienda, de todos
los momentos. Cuando había hecho la proposición, la boca de Jeanne había estado llena
de panecillo.

Y así fue cómo la marioneta plateada comenzó a bailar.

***

137 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 7

“Santo cielo… Supongo que no soy quién para hablar, dado que me llamé a mí misma “la
opresora de esclavos, la salvadora del mundo, la santa, y la puta,” pero ¿por qué a todas
las mujeres en mi vida les faltan tantos tornillos?”

Jeanne soltó un murmullo exasperado. Mientras lo hacía, seguía balanceando sus brazos
con movimientos fluidos y apasionados.

Abajo, dónde sus ojos rosáceos se posicionaron, una luz plateada dibujaba un grácil arco.

En concordancia a los comandos de Jeanne, la mujer se abría paso entre los rehenes. Sus
piernas mecanizadas patearon los brazos de los rebeldes desde abajo, luego siguieron con
golpes a sus pechos. Uno tras otro, sus variadas armas salieron volando por el aire.

Los golpes de la mujer venían rectos pero eran curvos. Las personas normales ni siquiera
podrían comenzar a seguirlos. Los mestizos se desplomaron, incapaces de resistirse. Al
momento siguiente, sin embargo, un ruido estridente resonó y una bala la rasguñó.

“—¿Disparos?”

Jeanne ladeó su cabeza al costado. Cuando revisó, vio a un joven medio gente bestia
recargando su arma con pólvora y una bala. La metalistería de los demi-humanos era
incomparable. Después de dominar los cañones, habían comenzado a desarrollar armas,
pero todavía había muchos obstáculos por ser trabajados antes de que las armas pudieran
entrar a la producción en masa. En este momento, las únicas que podían ser encontradas
en el mundo eran los pocos prototipos que estaban en posesión de miembros de la clase
gobernante que habían agarrado interés en ellas. Los rebeldes probablemente la habían
saqueado de una de las casas de los rehenes.

“¿Qu-Qué dia…? No eres humana, no eres mestiza… ¡¿Qué diablos eres?!”

Todo el pelaje alrededor del rostro del joven se estaba erizando. Disparó una segunda vez.
Sin embargo, la mujer le dio un golpe a la bala para desviarla sin darle un segundo vistazo.
Luego se acercó al joven y hundió su rodilla en su panza.

Salió vómito volando de su boca mientras se desplomaba al suelo. Mestizos y rehenes por
igual retrocedieron ante la vista.

La manera en que se estaba moviendo estaba fuera de las capacidades de cualquier


criatura viva.

Técnicamente, no son solo sus movimientos. Eso no es la mitad de lo que mi lady


es capaz de hacer.

Mientras Jeanne observaba el pánico abajo, sus pensamientos dieron vueltas.

Ahora mismo, la mujer estaba combinando su vista con la vista elevada de Jeanne—la cual
ella le estaba enviando directamente—y las órdenes de Jeanne para tomar la decisión

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Volumen 7

óptima en cada movimiento. Era una hazaña que directamente calificaba como
superhumana.

Llevó a cabo las absurdas demandas de Jeanne una tras otra, sin hacer una pausa o
detenerse ni una sola vez.

La manera en que corría, como una patinadora deslizándose sobre el hielo, era fascinante.
Casi daba la impresión de que debería haber estado acompañada por música.

De repente, hubo un cambio en el santuario interno. Varios huevos pequeños aparecieron


en sus muros adornados con oro y joyas.

Varias esferas metálicas habían salido recién desde dentro. Mientras giraban, extendieron
sus piernas. Una vez extendidas, sus cuerpos parecían arañas. Sin embargo, no todas ellas
tenían ocho extremidades. Algunas de ellas incluso tenían un extraño número de piernas.

Rápidamente comenzaron a correr deprisa por el suelo. Persiguieron a la mujer, luego


saltaron hacia ella. Una vez que estuvieron en medio del aire, giraron de nuevo, cambiando
una vez más en toda clase de formas diferentes. Con clicks, encajaron en el pecho y parte
posterior de la mujer.

Cada una de ellas era una “criatura viviente sin vida” hecha de una parte de Deus Ex
Machina. Una vez que regresaron al cuerpo de la mujer, se volvieron simples “partes” de
nuevo y se quedaron en silencio. Parecía que todas habían regresado del subterráneo
exitosamente.

Después de asegurarse que todas estaban a salvo y daban la cuenta, Jeanne asintió con la
cabeza. Luego tranquilamente resumió la situación.

“Como se evidencia por mi presencia aquí, teletransportarse al templo fue trivial. La parte
difícil fue lo que vino después… Si no tuvieramos cuidado, los rehenes habrían estado en
peligro. Y más importante, los rebeldes tenían un vigía ubicado con la Reina de Arena, así
que estaba el riesgo de que los propios rehenes interfirieran con cualquier intento de
rescate por miedo a que los rebeldes lastimaran a su reina. Aún así, ¿tomar el obstáculo
más grande y volar toda la maldita cosa con nuestras manos? Esa fue una demente
solución.”

Jeanne se encogió de hombros exasperada. Mientras tanto, la mujer siguió su elegante


danza.

Jeanne tomó un momento para recordar cómo habían llegado a este punto.

***

Su trabajo había comenzado más o menos cuando Elisabeth partió a las tierras demi-
humanas en concordancia con la demanda del hombre de negro.

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Volumen 7

Al mismo tiempo, Jeanne y la mujer se habían teletransportado en secreto al templo dónde


el cadáver de la Reina de Arena era enclaustrado.

Una vez llegaron, Jeanne se ocultó cerca al techo, y la mujer tomó cobertura detrás de un
pilar. Entonces la mujer se desprendió similar a como Deus Ex Machina tanto como ella
pudo sin arriesgar su vida y envió las partes a invadir el santuario interno al cavar agujeros
en sus muros.

Como parte de su amenaza, los mestizos habían hecho saber que habían colocado pólvora
alrededor de la Reina de Arena. Al hacer que las máquinas golpearan sus piernas entre sí,
Jeanne y la mujer habían iniciado un fuego y provocaron una explosión. Habían seguido el
plan de Elisabeth perfectamente. Sin embargo, eso no significaba que no se encontraron
con problemas.

De hecho, no se encontraron con nada más que problemas.

Volar el cadáver de la Reina de Arena no solo era desconsiderado según la raza.


Esencialmente era una declaración de guerra. Cuando la mujer escuchó por primera vez el
plan de Elisabeth, había citado ese hecho como parte de su vehemente objeción.

Sin embargo, Elisabeth solamente había respondido con una risa indomable.

“—Sí, lo sería. Si en verdad lo destruímos, es decir. Y si nos descubrieran.”

En otras palabras, estarían bien mientras el cadáver realmente no fuera dañado y mientras
nadie descubriera quién era responsable. El plan era imprudente, pero dada la situación en
la que estaban, también tenía cierta lógica. Todo lo que tenían que hacer era alinear todo
bien y cubrir sus rastros, y no habrían problemas.

Aún así, los miedos de la mujer persistieron. Sin embargo, Elisabeth solo sonrió y continuó.

“—No te preocupes. Destruir en verdad a la Reina de Arena requeriría una explosión


lo suficientemente fuerte para demoler el santuario interior.”

Elisabeth tenía evidencia para respaldar su afirmación, también.

Habían dos trozos de información en los que se estaba basando—”el santuario de la


Reina de Arena había sido construído de los huesos de sus parientes cercanos,” y “algunos
de los pilares se habían mineralizado en gemas.” Normalmente, esa clase de cambio sería
imposible.

Mineralizar sintéticamente huesos en gemas requería que uno les aplicara alta temperatura
y presión en la caldera de un mago especial. Era difícil imaginar hacer que eso le pase
naturalmente a huesos que eran parte de un edificio. En resumen, era razonable asumir que
el cambio había sido causado por algo respecto a los materiales—los huesos de los
parientes de la Reina. Y por consiguiente había una buena probabilidad de que lo mismo le
había pasado a la propia Reina, posiblemente a un grado aún más dramático. En el corto

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Volumen 7

tiempo antes de que tuviera que partir, Elisabeth había dado una vuelta e hizo que los
oficiales civiles escarben cada registro y pieza de información que pudieran encontrar
relacionada a la Reina de Arena. Sin embargo, los demi-humanos habían contenido
información respecto a su cadáver.

La investigación parecía fútil. Sorprendentemente, sin embargo, pudieron encontrar relatos


consistentes en canciones viejas y leyendas.

“Un cuerpo abandonado por el letal reclamo de la muerte.” “Una radiante forma.”
“Una complexión reluciente.”

“Adornado con ruborizadas escamas.” “Como hermosas piedras.” “Nuestra eterna


protectora.”

Todas esas frases implicaban que el cadáver de la Reina de Arena tanto brillaba color rojo
como que no se había descompuesto. Parecía enteramente probable que sus escamas
habían crecido de su carne y hueso y transmutado su cuerpo en gemas. Y dado que esas
mismas gemas estaban siendo usadas para soportar su santuario más sagrado,
probablemente eran altamente robustas. Las historias de cómo las escamas de la Reina de
Arena la habían protegido en batalla mientras aún estaba con vida respaldaban la teoría
también. Por consiguiente, Elisabeth concluyó que un puñado de explosivos aleatorios no
serían suficiente para dañarlo. Sin embargo, eso no cambiaba el hecho de que los rehenes
estaban siendo intimidados a la sumisión por miedo de que el cadáver de la Reina de Arena
sería dañado.

Para los devotos, la simple idea de que una ídola suya fuera atacada a menudo era
aterradora. La humanidad no era diferente en ese aspecto. Por ejemplo, las estatuas de la
Santa no eran nada más que bultos de bronce, pero si tomabas un látigo contra una, los
fieles aún así alzarían sus voces en protesta.

Los mestizos estaban tomando la simple y base religiosidad de los demi-humanos y


usándola contra ellos. Elisabeth quería tomar ventaja de ese hecho.

Mientras Jeanne e Izabella pudieran salir, todo lo que quedaría atrás sería el cadáver ileso
de la Reina de Arena. Todo sería concluído eficientemente. La exploisión sería considerada
como culpa de los mestizos, o quizás solo un montón de ceniza acumulada que se quemó
espontáneamente o algo.

Como Vlad lo había puesto una vez, habían veces en que la victoria demandaba que uno
abandonara sus escrúpulos.

Era adecuado, entonces, que tal plan de batalla vendría de su amada hija.

“Estoy segura de que ese aspecto fue involuntario por parte de la pequeña lady, eso sí.
Podría ser adoptada, pero esos dos son más similares que… Ah, mierda, me distraje. Eh,
no es que mi lady realmente necesite la ayuda.”

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Jeanne parpadeó. Debajo de ella, el baile ya estaba alcanzando su conclusión.

La mayoría de los mestizos ya estaban en el suelo. Sin embargo, el último—un hombre con
partes y rasgos de las tres razas—estaba montando una resistencia desesperada. Después
de milagrosamente repeler el golpe de la mujer, arrancó a correr. Entonces estiró una mano
cubierta de escamas y pelajes y alzó a una chica demi-humana por sus brazos atados.

La chica gritó. Sus escamas azules estaban adornadas con finas sedas, lo que significaba
que probablemente era miembro de la casa de algún noble.

El hombre presionó una daga contra su delgado cuello.

“¡N-No te acerques! ¡Atrás, o la chica muere!”

Reconozco que tuviste que pensarlo en ello de improviso, pero maldición, ¿podrías
haber escogido un cliché más grande?

Jeanne pensó en ello por un momento. Habían muchos mestizos en el templo que eficiencia
no podría haber sido la meta principal de sus oponentes. En base a eso, infirió que no
tenían a alguien in situ casi tan fuerte como el atacante solitario que había ido tras la capital
y había cometido sucidio al final. Probablemente querían darle experiencia de campo a sus
miembros más jóvenes al hacerlos cuidar de rehenes sumisos. Eso era más o menos lo que
había esperado. Todo lo que se necesitaría era una sola orden, y la mujer podría terminar
las cosas justo ahí.

Ahora bien, ¿qué hacer? Creo…

Sin embargo, Jeanne intencionalmente decidió tomar acción ella misma. Avanzó hacia
delante, dejando el aro metálico y avanzando con paso largo en el espacio tan casualmente
a como si estuviera dando un paseo por la tarde.

Su cabello rubio miel se ondeó suavemente mientras su pálido cuerpo se lanzaba hacia
delante.

Entonces Jeanne cayó, muy similar a la manera en que lo había hecho una vez antes.

Apuntó a la cabeza del hombre.

***

No se suponía que las cosas salieran de esta manera.

Esas eran las palabras compartidas por todos los que alguna vez vieron cómo sus planes
perfectamente concebidos se destruían en pedazos justo ante sus ojos.

Era cierto para los humanos, la gente bestia, los demi-humanos, y los mestizos por igual.
Era una reacción natural. Y sólo hacía peor todo cuándo quien arruinaba ese plan era un

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monstruo que había aparecido de la nada. Que la asunción de superioridad de uno de


repente sea volcada lanzaría a cualquiera al pánico. Con poco juicio, sin embargo, uno
podría recomponerse, luego intentar pensar en un nuevo plan para salvar la situación.

Intentar huir sería una estupidez. No hay ayuda por ser encontrada de esa manera. Sin
importar qué tan lejos te alejes, el resultado sería el mismo.

Sin embargo, esa de todas las cosas fue la opción con la que fue el hombre. Poco a poco
comenzó a ir hacia atrás.

Pareciera que su plan era escapar por la puerta del templo. Las cosas se habían vuelto
silenciosas después de los gritos y disparos, pero los residentes furiosos aún estaban justo
afuera. El hombre estaba muy preocupado con la amenaza ante él, que este desafortunado
hecho se había escapado por completo de su mente. Pero de repente, se detuvo de golpe.
Era el último mestizo de pie, así que había razones para que sus instintos fueran agudos.
Miró hacia arriba.

Ahí, vio a una chica dorada bajando en picada hacia él como un halcón. Jeanne murmuró:

“Muy tarde—Es hora de que los buenos pequeños vayan a dormir.”

Giró su cuerpo de tal manera que parecía difícilmente posible y golpeó su mandíbula con la
punta de su pie.

Su cerebro se sacudió, haciendo que se desmayara de inmediato. Si lo hubiera querido,


habría sido trivial para Jeanne romper su cuello. Sin embargo, escogió perdonar su vida. El
retroceso de su patada hizo que desacelerara un poco. Usó la oportunidad para revisar la
condición de la chica demi-humana. Parecía aterrada, así que Jeanne intentó darle una
pequeña sonrisa.

Luego se acercó al suelo. En el momento antes de que se estrellara contra él, sin embargo,
un brillo plateado se disparó hacia ella como una estrella fugaz.

Una mano se estiró y atrapó a Jeanne.

La escena de la caballero atrapando a la princesa dorada en sus brazos se desarrolló


exactamente como lo había hecho una vez antes.

Era como una imagen directamente extraída de un cuento de hadas.

La mujer apretó con fuerza a Jeanne. Después de soltar un suspiro de alivio, suavemente
enterró su nariz en el cabello rubio miel de Jeanne. Por alguna razón, verlas así hizo que la
chica demi-humana se sonrojara y saltara alto en el aire.

Mientras tanto, la mujer—Izabella Vicker—alzó su rostro y gritó:

“¡¿Qué diablos te poseyó para que saltaras así?! ¡Pensé que mi corazón iba a detenerse!”

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“Oh my, mi lady, ¿estabas preocupada de que no lograrías atraparme? ¡Vamos,


chica, date algo de crédito! ¡Un bombón de excelencia como tu no va a cagarla así!”

Jeanne dio su vivaz respuesta. Claramente estaba recibiendo gran alegría al ser abrazada
por Izabella.

Después de todo, Izabella podría haber manejado la situación bien sola. Pero, aún sabiendo
eso, Jeanne había saltado de todos modos. Y todo eso había llevado a ese momento.

Puesto sin rodeos, Jeanne amaba ser abrazada por Izabella.

Izabella le echó un vistazo para asegurarse de que no estuviera herida. Después de dar otro
suspiro de alivio, aclaró su garganta.

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“Ahem… Ciertamente es verdad que no tenía ninguna intención de dejarte caer. Pero eso
no significa que no pueda estar preocupada por ti. Por lo que te pregunto de nuevo…
¿Puedes por favor intentar no ser tan imprudente?”

“Síiiiiii, ma’aaaaam. Copiado, Capitana.”

“Eso…no suena tan sincero como me gustaría.”

Izabella frunció sus labios irritada. Jeanne se rió. Era muy diferente a su comportamiento
normal y como de autómata. Estaba claro de que no estaba arrepentida en lo más mínimo.
Izabella frunció su ceño.

Jeanne, aunque estaba contenta, comenzó a pensar.

Ah, ya veo, qué intrigante. ¡Huh, así que esto es lo que se siente tener a alguien
que se preocupa por ti! ¡Esta mierda no está nada mal!…Aunque, espero me perdones,
mi lady. Después de todo, de no ser por lo que hice, nunca me dejarías colgarme a ti de
esta manera, ¿verdad?

Jeanne le había confesado sus sentimientos a Izabella. Sin embargo, las dos en realidad no
estaban saliendo.

Esto, también, era una vieja historia ya.

Después de que el fin de los días fue evitado, Izabella había ido con Jeanne para hacerle
una pregunta.

“Quería revisarlo contigo personalmente. ¿Es verdad que tienes sentimientos


románticos por mí?”

“No me morderé la lengua—sí, es verdad. Es por eso que fui e intercambié tu


cuerpo por pedazos mecánicos. Quería salvarte, sin importar el costo.”

“¿También es verdad que soy tu primer amor?”

“Sí.”

“…Ya veo. Reconozco tus sentimientos, y los aprecio.”

Y eso fue lo último que Izabella mencionó al respecto.

Jeanne nunca había recibido una respuesta satisfactoria a su confesión.

Izabella hizo que Jeanne fuera contratada como una maga real y se aseguró de que se
quedaran juntas. Pero eso fue todo.

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Jeanne no podía entender qué estaba pensando Izabella. No sólo Jeanne retrataba un tipo
relativamente atípico de feminidad, sino que también tenía problemas entendiendo las
sutilezas de las emociones humanas por completo. Como tal, las acciones de Izabella—o
falta de ellas—la habían dejado perdida por completo. Sin embargo, la culpable no parecía
darse cuenta del efecto que ella estaba teniendo en ella. Era completamente problemático.
Al mismo tiempo, Jeanne no tenía intención alguna de sacarle a la fuerza una respuesta.
Solo poder estar a su lado era suficiente.

Para alguien con las manos tan llenas de sangre como las de Jeanne, era más de lo que
podría haber pedido.

Aún así, se encontraba anhelando ser abrazada de vez en cuando.

Era una sed dulce, una que ella misma no entendía completamente.

Jeanne. tomando completa ventaja de su oportunidad actual, se acurrucó contra Izabella.


Viendo cuán contumaz era ella, Izabella abrió su boca para regañarla. Antes de que
pudiera, sin embargo, Jeanne selló sus labios con la punta de su dedo. Izabella parpadeó y
se quedó en silencio. Mientras los engranajes en su mejilla giraban, Jeanne estiró su mano
hacia ella cálidamente.

“¿Y qué hay de ti, mi lady? ¿Estás bien? Te pedí mucho hace un rato. Incluso con
reforzamiento mágico, debe haber sido una gran carga para tus partes de carne y hueso.
¿No es esta la parte en que una persona normal se supone que comience a escupir
sangre?”

“Aprecio la preocupación, pero he entrenado más que la mayoría. No hay necesidad de


preocuparse. ¡Soy una comandante, después de todo!”

Izabella apretó su puño. Era verdad; ni siquiera parecía un poco exhausta. Sin embargo,
Jeanne comenzó a tocarla en todas partes para asegurarse de que nada estuviera fuera de
lugar. Izabella frunció sus labios de nuevo.

El estilo de pelea similar a una danza era algo en lo que las dos habían trabajado juntas.
Durante el Ragnarok, Izabella descifró cómo hacer que sus partes mecánicas se movieran.
Y después, Jeanne le había dado una mano y le ayudó a perfeccionar la técnica.

Al pasar maná por las partes de Deus Ex Machina que conformaban el cuerpo de Izabella,
Jeanne era capaz de controlarla como una marioneta. Realmente no era ninguna
exageración decir que la propia Izabella Vicker era la nueva arma de Jeanne.

Mientras Jeanne estaba “usandola,” la destreza física y capacidad de procesar información


de Izabella aumentaban drásticamente. Y como el verdadero Deus Ex Machina, era capaz
de percibir las órdenes de Jeanne sin que Jeanne tuviera que decir algo. Una vez que se
mezclaba con su juicio, era capaz de actuar por voluntad propia mientras aún peleara como
se le instruía.

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Era como si estuviera moviendo sus piernas mientras seguía el ejemplo de su compañera.

Era como si estuvieran bailando como una pareja.

Por eso es que llamaron a su técnica Vals.

Mientras Jeanne e Izabella tenían su intercambio, la chica demi-humana las seguía mirando
boquiabierta. Quizás había sido hipnotizada por su belleza, ya que parecía que habían
despertado algo en ella. Cuando los otros rehenes vieron la vivaz figura de la chica,
parecieron darse cuenta de que el peligro a sus vidas había pasado. Se miraron
vacilantemente entre sí.

Luego todos corrieron hacia el santuario interior.

El tono de Jeanne era plano; estaba claro lo exasperada que estaba,

“No parecen aprender, ni parecen rendirse. Supongo que esto es esa mierda de
‘convicción’ en marcha, ¿huh?”

“Han pasado por mucho. Si todavía tienen tanta energía, probablemente deberíamos
contarlo como una bendición.

“Qué sentimental. De la manera en que lo veo, todos son solo un montón de


retrasados, pero…que así sea, supongo.”

Esta vez, los rehenes tuvieron éxito en abrir la puerta del santuario. Mientras los veía correr
por el subterráneo, Jeanne descansó su espalda contra Izabella. Una mirada afligida cruzó
el rostro de Izabella, ya que probablemente quería ir a desatar al resto de las jóvenes
atadas. Jeanne pretendió no notarlo. Mientras adulaba a Izabella, soltó un pequeño susurro.

“Terminamos tu absurda solicitud. En un momento, comenzaremos a mover a los rehenes y


los residentes de segunda clase a algún lugar seguro. Estás por tu cuenta ahora, Elisabeth
Le Fanu. No sé cómo van a terminar las cosas ahí, pero si vas a morderlo*, será mejor
que te asegures de conseguirnos esa maldita información primero.”

[Nt: Usa “bite it”, o sea, es como “seguir la corriente/caer en ello”.]

La Torture Princess dorada hizo una insolente proclamación.

Y muy lejos, en la villa del rey demi-humano, la Torture Princess de ébano asintió.

***

“Sí, muy bien. Creo que no hace falta decirlo. Lo haré de una manera u otra.”

La comunicación sólo fue en una dirección, pero Elisabeth respondió con un murmullo de
todos modos. Luego chasqueó fuerte con sus dedos.

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La fina membrana de sangre flotando delante de su ojo explotó, y la imagen del interior del
templo se volvió añicos. Una gota roja aterrizó en la mejilla de Elisabeth como una lágrima.

Alice se retorció con sorpresa. Lewis era tan silencioso como siempre.

Elisabeth la limpió con el respaldo de su mano mientras se ponía en guardia


imponentemente contra los dos. Cortó el aire con la Executioner’s Sword of Frankenthal. Su
mano izquierda y libre se envolvió en oscuridad y pétalos de flor.

Sintiendo su espíritu de pelea, Alice dio un paso hacia adelante para enfrentarla.

La Christoph asintió con la cabeza brevemente. Entre el alboroto del templo y el murmullo
de Elisabeth, había sentido que la situación con los rehenes había sido resuelta. Queriendo
prepararse para la batalla, se preparó para liberarse de sus cadenas.

Ahí fue cuando Elisabeth lo agarró del cuello.

“¡Arriba!”

“¿Perdón?”

Pasó maná por su mano cubierta de pétalos, luego levantó todo el cuerpo de La Christoph.
La Executioner’s Sword of Frankenthal abruptamente se desvaneció, y soltó un firme grito.

“¡Ahora huímos!”

La Christoph la miró con la mirada perdida. Un momento después, sin embargo, dijo, “Ah”
con comprensión. Le había tomado un segundo procesar qué le estaba pasando a él. En
lugar de ofrecerle una explicación, Elisabeth simplemente arrancó a correr. Sin embargo, La
Christoph simplemente era demasiado alto para que ella lo levantara apropiadamente. Su
cabello y dobladillo se arrastraban tristemente detrás de él mientras ella corría. Después de
patear fuertemente la puerta para abrirla, se dirigió hacia afuera.

La puerta se cerró con un thump sorprendentemente silencioso.

Todo lo que quedó fue un silencio ensordecedor.

“¿Hmm?” Alice ladeó su cabeza al costado. Luego, unos segundos después, estalló.

“Qu… Qu… ¡¿QU-QUÉ DIAAAAAAAAAAAAAABLOS?!”

Alice saltó. Los listones blancos en su sombrero se alzaron. Saltó arriba y abajo en una
violenta ira, sacudiendo sus puños mientras gritaba,

“¡¿Qu-Quién solo huye así sin pelear?! ¡¿Quién hace eso?! ¡No puedes simplemente decir
lo que quieras y luego huir! ¡Eso es cruel! ¡Cruel, cruel, cruel, cruel, cruel! ¡Tenemos que

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seguirlos de inmediato, Padre! ¡Más rápido que si estuviéramos persiguiendo al Conejo


Blanco!”

“No, no hay necesidad de correr.”

Murmuró Lewis monótonamente. Alice ladeó su cabeza confundida de nuevo.

Lewis tomó la máscara aún descansando en su mano y sin prisas la levantó a su rostro. Un
pequeño click resonó. Entonces, después de cubrir la mitad de sus rasgos con la máscara
de cuervo blanca, murmuró una vez más.

“Pueden correr todo lo que quieran. Pueden huir a dónde sea que sus corazones deseen. Y
ahí, pueden aprender que el mundo está acabado. No…”

…Había estado acabado desde el principio.

Mientras Lewis hacía su fría declaración, una tenue sonrisa vino sobre sus labios.

Era una expresión cansada y autodespreciativa—

—y por mucho la más impregnada en malicia que había mostrado aún.

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8: Úteros y Bebés
Ahora bien, hablemos de compensación. ¿Preguntas para qué? Pues, es simple.

Hablo de tu recompensa por traicionar todo y ayudar a destruir el mundo.

Desafortunadamente, no tengo la más mínima idea de qué puedo ofrecerte. A ustedes los
santos les han arrebatado mucho, pero no está claro si hay algún método para volver a
cambiarlos. Y las personas no han sido exactamente diligentes en la búsqueda de uno.
Después de todo, ¿por qué pensar con tanto ahínco sobre el fenómeno enigmático del
mundo cuando simplemente puedes declararlos milagros? ¿Pero la idea no ha cruzado tu
mente al menos una vez?

El ser que robó su carne, deformó sus huesos, y corroyó sus mentes…

…¿realmente es Dios?

¿Podrían sus oraciones no haber casualmente resonado con una entidad superior diferente,
una que nosotros las criaturas más bajas ni siquiera podemos percibir? Por supuesto, esto
no es nada más que una teoría de salón. Poco más que una suposición sínica. Pero es
imposible refutarla, ¿no es así? Después de todo, nadie sabe los detalles exactos del
mecanismo por el cual las personas se convierten en santos.

Pero, aun así, aún crees. Dices que toda la humanidad es capaz de orar, por lo que es
nuestro deber orar.

Que la salvación nos encuentre a todos, dices. Bendiciones para todos. Porque comportarte
con nobleza, ayudar a los débiles, y pensar en Dios es el manifiesto de la fé.

Qué dudoso.

Qué estúpido.

El fin de los días nos dio nuestra prueba—Dios no es nada más que un fenómeno. La Santa
odiaba todo, y sembró las semillas del mal. No hubo ningún Creador noble que recibiera tus
oraciones. Solo algo extraño que dio y tomó como quiso.

Vaya, eso casi suena como los contratos que los demonios hacen, ¿no es así?

No, perdóname. Esa difícilmente fue la manera en que uno debería hablarle a un amigo.
Permíteme regresar al tema. Las cosas que has perdido nunca pueden ser reclamadas. Aún
así—o más bien, por eso, ¿hay algo que desees en su lugar?

Tenemos la intención de dar castigo. Tomar al mundo y hacerlo nuestro. Y asesinar hasta el
último bufón que vive en él.

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Con el tiempo, todo esto terminará. ¿Hay algo que quieras obtener antes de que eso pase?

Sin duda alguna, debe haber al menos una cosa— ¿La…hay? ¡¿Lay hay, dices?!

Ah, mis disculpas. Aunque soy el que hizo la pregunta, tu respuesta aún me tomó por
sorpresa. Por favor, debo saber. Mientras esté en mi poder, lo obtendré para ti. Así que
adelante, La Christoph, Oh Modest Birdkeeper, Oh devoto fiel arrebatado a la humanidad.

…Ah, tenlo en mente. Escucho la voz de Alice. La Torture Princess finalmente debe haber
llegado.

Te escucharé en un momento. Pero por favor no cambies de opinión. Simplemente debo


saber.

Ese deseo que se te podría haber cumplido—

—si tan solo Dios fuera más misericordioso.

***

Los pasos de Elisabeth hacían eco fuertemente mientras corría por el pasillo.

Los muros del pasaje fueron construídos de piedra, y no había ventanas en ninguna parte.
Sin embargo, lagartos metálicos y flores montadas en pilares ornamentales hacían un
trabajo decente en romper la sofocante pesadumbre.

Afortunadamente, no se veía en ninguna parte cadáveres cortados o vísceras.


Aparentemente, la tragedia no había llegado al centro de la villa.

Aún así, sin embargo, la expresión de Elisabeth era feroz y adusta. También, un extraño
ruido de thumpthumpthumpthumpthumpthumpthump estaba haciendo eco a su paso.
Todavía estaba arrastrando a La Christoph por el suelo.

Lo estaba sujetando del cuello y llevándolo diagonalmente detrás de ella.

Aunque él aún era en gran parte erguido, La Christoph inteligentemente había elegido
dejarse llevar. La imagen de su forma resignada era como la de un cadáver arrebatado de
su ataúd, o quizás el de un gato que se había acostumbrado al abuso tiránico de su
propietario. Sin embargo, pareciendo haber recordado de repente que aún estaba con vida,
La Christoph habló.

“¿Podría tener un momento, Elisabeth Le Fanu?”

“¿Hmm? ¿Mientras estamos en medio de la huida? Si es sobre el alboroto en el templo, lo


explicaré luego.”

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“No hay problema. Una vez me di cuenta de que Izabella y Jeanne de Rais estaban
actuando de manera separada a ti, tuve una imagen bastante clara de la situación. En este
momento, tengo algo más que me gustaría discutir. ¿Podría pedirte que tengas un poco
más de cuidado con mi cabello? Se está haciendo trizas.”

“¿Hmm?”

Elisabeth se detuvo de golpe. Se dio la vuelta y miró hacia atrás.

Era verdad. Después de enredarse alrededor de sus zapatos y bata, el cabello de La


Christoph se había encontrado con un destino terrible. Había mucho de él, así que el daño
no era inmediatamente obvio, pero habían varios mechones grandes esparcidos por el
suelo detrás de ellos.

Después de inspeccionar el sombrío espectáculo, Elisabeth se quedó en silencio. Bajó a La


Christoph un poco y habló.

“Bueno, lamento eso, ¿pero en verdad esto era lo suficientemente apremiante para justificar
el detenerme?”

“Para nada, y a mí particularmente no me importa. Aunque todo mi cabello fuera arrancado


de mi cabeza, mientras mi cuero cabelludo se quede, lo consideraría una victoria.
Simplemente fue un poco de sofistería para hacer que dejaras de correr. Mi verdadera
pregunta es sobre a dónde vamos.”

“Incluso yo me sentiría culpable por dejarte calvo, pero… ¡Espera, ¿por qué no simplemente
preguntaste eso, entonces?!”

“Juzgué que el comentario de cabello sería más propenso a hacer que te detuvieras.”

“¡¿Qué clase de juicio absurdo es ese?!”

Elisabeth sacudió a La Christoph de un lado al otro. Él ladeó su cabeza. No se estaba


burlando de ella; simplemente fue una reacción automática. Entonces prosiguió como si
nada hubiera pasado, su tono tan serio como siempre.

“Permíteme repetir lo. Pareciera que memorizaste los planos del edificio por adelantado, y
parecemos estar yendo hacia afuera. Sin embargo, parece que estamos tomando una ruta
bastante indirecta. ¿Estoy en lo cierto al asumir que tomaste esa decisión cuando notaste la
irregularidad?”

“…Si ya sabes eso, ¿qué sentido hay en preguntarlo en voz alta?”

“La decisión que tomé de detenerte fue fundada en pura arrogancia. Pero te pregunto de
nuevo, Elisabeth La Fanu—como la Torture Princess, ¿en verdad crees que es algo que
deberíamos presenciar ahora?”

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Volumen 7

La mirada en el rostro de La Christoph era sincera. Elisabeth pensó por un momento. Los
santos tenían propensiones peculiares. Sin importar qué les estuviera esperando en su
destino, La Christoph probablemente estaría bien.

En otras palabras, estaba preocupado por el golpe emocional que le haría a ella. Tuvo la
impresión de que la estaban menospreciando. Sin embargo, se contuvo de vociferar sus
quejas. En cambio, simplemente revisó para ver si alguien los estaba siguiendo.

No hubo ni un alma detrás de ellos por bastante distancia. Alice no parecía estar siguiendo
los. Pero dada la situación, ese hecho parecía altamente antinatural.

La preocupación no deseada de La Christoph difícilmente es irrazonable. Alice y


Lewis no muestran señales de seguirnos…lo que significaba que las posibilidades de que
nos estén dejando deambular libremente a propósito son altas.

Ve. Continua. Corre. Presencia. Y quema la imagen en tus ojos.

Abandona hasta la última pizca de esperanza—esa era la oración que sus


oponentes parecían estarles imponiendo.

Aún así, dejar la situación como está y huir provocará una cantidad de problemas en
el futuro nada pequeña.

Elisabeth era demasiado consciente de que una vez sembradas, las semillas del mal
rápidamente echaban raíces y florecían en enormes flores. En el momento en que las
notabas, tenías que eliminarlas tan rápido como fuera posible.

Dio un pequeño asentimiento de cabeza, luego partió en la misma dirección de antes.

La Christoph dejó de hablar por respeto a su decisión, quedándose en silencio incluso


cuando su negro cabello había comenzado a destrozarse de nuevo. Su expresión era la
viva imagen de un perro viejo soportando la travesura de una niña.

En este momento, los dos se dirigían hacia afuera. Al mismo tiempo, sin embargo, ella
también se dirigía a cierta ubicación, una que está en su camino—probablemente. Sin
embargo, los detalles eran confusos, y no tenía la idea exacta de su ubicación.

Al final del día, todo lo que estaba haciendo era seguir un olor preocupante.

Lo había notado después de que dejaron la habitación de oración, y parecía que La


Christoph se había vuelto consciente de su irregularidad más o menos al mismo tiempo
Estaba avanzando en la dirección opuesta a la entrada de cadáveres desparramados, pero
entre más avanzaban, más sofocante se volvía el aire. Huir sin tratar con ello era una
proposición desconcertante, pero en el momento en que vieran su fuente, estaba la
posibilidad de que serían abrumados por la desesperación.

Mientras corrían, la mente de Elisabeth daba vueltas.

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Con el fin de revolucionar el mundo, Lewis dijo que él y su grupo crearon


innumerables nietos de demonios.

Con toda probabilidad, ese aire nauseabundo estaba relacionado a sus experimentos tabú.

El vívido hedor tenía dos partes: la pestilencia a sangre y la francia a algo que sólo los
magos que lo habían usado ellos mismos cuando elaboraban medicina probablemente
reconocerían. Un ingrediente que, en cierto sentido, era maternal en la naturaleza.

Era algo que no tenía derecho a estar deambulando por el aire.

Líquido amniótico*.

[Nt: Líquido claro y ligeramente amarillento que rodea al bebé dentro del útero durante el
embarazo.]

***

“Pareciera que llegamos.”

Click.

Los tacones de Elisabeth resonaron una última vez cuando se detuvo.

Un conjunto de puertas dobles con ornamentos metálicos estaba ante ella.

Poco antes, los dos habían llegado a un salón reservado para el rey y sus invitados de
honor. En lugar de usar su entrada principal, sin embargo, se habían colado por el pasaje a
su derecha. Entre más avanzaban, más ostentosas se volvían las decoraciones.

Ahora que habían llegado a un área con cientos de lagartijas talladas en sus muros y techo.
Cada una de los superpuestos bajorrelieves tenía brillantes joyas por ojos, y todas las
lagartijas, grandes y pequeñas, estaban adentrándose más, finalmente reuniéndose
alrededor de la puerta doble y formando un marco decorativo alrededor de ellas.

Aparte de sus mangos, todas las superficies de las puertas estaban cubiertas de escalas
hechas de plata.

Mientras Elisabeth pasaba su mano por su exterior ondulado, citó su mapa mental de la
villa.

Más allá de este punto yace la sala de banquetes.

La sala de banquetes era usada para toda clase de cosas—bailes, festines, concubinas
haciendo presentaciones para entretener a los invitados de honor, ceremonias de sucesión,
y más. E incluso cuando no estaba ocurriendo un evento, aún así debería haber sido un

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Torture Princess
Volumen 7

espacio animado. Ahora, sin embargo, parecía oscuro y sombrío. Pero eso era de
esperarse.

Después de todo, el olor a sangre y líquido amniótico era emitido tras esas puertas.

La Christoph se liberó del agarre de Elisabeth y cayó sobre una pierna. Sus brazos aún
atados con cadenas, hábilmente se giró hacia las puertas. El bajo susurro que dejó su boca
claramente era una advertencia.

“Elisabeth Le Fanu.”

“Sí, lo sé muy bien.”

Mientras estaba de pie a su lado, Elisabeth miró hacia abajo. Una gran piscina de sangre se
estaba esparciendo sobre el suelo bajo sus pies.

El líquido se estaba filtrando por debajo de las puertas. Los demi-humanos difícilmente
usaban alfombras debido a toda la arena, así que el rojo mezclado con el líquido era
claramente visible.

También, podían escuchar la risa tras las puertas.

Se parecía al sonido de niños gimoteando y llorando.

Es difícil imaginar que haya niños aquí, sin embargo.

Elisabeth miró fijamente a las puertas. Aparte de los cadáveres destrozados, no se habían
encontrado con ni un solo demi-humano en el predio. Los hijos de las concubinas y el rey
eran un hecho, pero incluso los sirvientes tenían sangre extremadamente pura, así que
todos dentro habían sido capturados y llevados al templo. Lewis y su grupo probablemente
habían decidido usar el edificio vacío como base temporal. Y cuando lo hicieron, habían
traído algo con ellos.

¿Pero qué?

La sombría premonición se volvía más y más fuerte. Una convicción repentina brotó en
Elisabeth.

Lo mejor sería dejar sin abrir estas puertas.

La barrera entre este lado de la puerta y el otro lado que estaba ocultando era una vista que
no debe ser vista. Sin embargo, no podía simplemente ignorarla. Apartar tus ojos de una fea
verdad no hacía nada para cambiar su veracidad.

Con el tiempo, te alcanzaría de todas formas. Y cuando lo hiciera, te atravesaría por la


espalda.

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Torture Princess
Volumen 7

El único problema potencial era…

Como soy ahora, ¿qué tanto el contenido del otro lado me afectará?

Era una preocupación que la vieja Elisabeth nunca habría sentido. Si alguien más se lo
hubiera mencionado, les habría resoplado. Después de todo, era la Torture Princess. Había
dado testimonio a innumerables tragedias. No solo había visto al Primer Demonio; su
cuerpo había sido atado al núcleo de su pilar.

Por supuesto, ella estuvo en el lado que creaba infiernos. Pues, Elisabeth una vez había
sumergido toda una ciudad en dolor y desesperación, disfrutado de los gritos llenos de odio
de su gente como si fueran vítores de admiración.

¡Aborrecible Elisabeth, repugnante Elisabeth, cruel, espantosa Elisabeth!

¡Una maldición sobre ti, una maldición sobre ti, una maldición, una maldición, una maldición
eterna sobre ti, Elisabeth!

¿Qué había ahí que todavía pudiera sorprenderla? Pero alardear de que podía asimilarlo
todo, sin importar qué podría ser, sería un descuido base. Era una persona diferente a la
que había sido antes del fin de los días. Cada asunción y preconcepción que había tenido
había sido volcada violentamente. Era difícil predecir qué clases de cosas le afectarían
ahora.

De todas las cosas dejadas en este mundo…

¿Realmente podía presenciar cualquiera de ellas y no sentir desesperación?

Ni siquiera ella podía decirlo con certeza.

Sin embargo, a pesar de eso, la Torture Princess estiró una mano y empujó lentamente las
puertas.

Entonces los vió.

Con sus propios ojos.

Los blancos úteros—

—esparcidos por la habitación.

***

Eran suaves—

—los úteros—

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Torture Princess
Volumen 7

como huevos recién pelados.

Los vientres eran redondos y horriblemente hinchados. Estirados con fuerza, eran suaves y
lisos. Claramente no eran nada más que sacos de carne. Sin embargo, eran más que solo
sacos. Cada uno tenía un pequeño ombligo descansando en su pico, y apenas estaban
cubiertos de piel viva. En otras palabras, eran personas, aunque se habían expandido de
maneras en que el cuerpo de ninguna persona viva debería crecer. Algunos de los úteros
eran femeninos. Algunos eran masculinos. Pero todos eran solo carne.

Eran sacos de carne.

Pero eran úteros.

“Ya…veo.”

Después de confirmar lo que estaba al otro lado de la puerta, Elisabeth soltó un murmullo
sucinto.

La escena extendida ante ella era mucho más gráfica y repulsiva de lo que había esperado.
Eso no significa que era excesivamente horripilante, sin embargo. Simplemente era una
clase diferente de tragedia a las que los demonios eran proclives.

Esa era su valoración brusca de la situación. De hecho, Elisabeth había visto algo así antes.
Los detalles habían variado enormemente, pero la impresión que había tenido era la misma.

Hace tiempo, hubo un caso que le habían encargado resolver. A las víctimas, todos niños
mestizos, les habían arrancado las orejas y les habían despellejado el pelaje de sus
cráneos. Y a pesar de que su cabeza había sido reducida a poco más que un trozo de fibras
musculares, un chico incluso había sobrevivido al proceso.

Comparado con lo que los demonios hacían, esto era juego de niños. Pero aún era tan
monstruoso que era difícil imaginar a una persona llevándolo a cabo.

Fue muy similar a esto.

“No eres igual a mí. Eres diferente a nosotros.

Somos criaturas completamente diferentes.

Eso significa que puedo hacerte lo que sea que quiera.”

Sin esa vil racionalización a la que algunas personas habían llegado, ninguna persona
podría crear un espectáculo tan macabro.

Elisabeth miró la sala de banquetes de nuevo. El interior estaba completamente vacío. La


habitación fue establecida para ser fácil de reorganizar debido a los varios eventos que se

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llevaban a cabo ahí, pero ahora incluso el mínimo indispensable de muebles con el que
normalmente estaba adornada habían sido removidos.

Todo lo que existía ahí eran los vientres.

O más bien, todo lo que “vivía” ahí eran las personas.

Mujeres adultas, hombres adultos, ancianas, ancianos, mujeres jóvenes, y hombres jóvenes
estaban revolcándose por el salón.

Sin embargo, era discutible si siquiera tenía o no sentido llamarlos aún personas. Quizás
sería más apropiado llamarlos “vientres redondos e hinchados con extremidades y cabezas
humanas añadidas a ellos.”

Así de completamente habían sido transfiguradas las víctimas.

Los vientres estaban agrandados como huesos, muy pasado el punto al que un cuerpo
humano debería haber podido expandirse.

Todos estaban desnudos, y sus genitales estaban a plena vista. Comparado con la
expansión de los vientres, sin embargo, eso difícilmente parecía digno de mención. Sus
muslos estaban manchados con excremento y líquido amniótico. Aunque estas pobres
criaturas claramente no estaban siendo cuidadas, sus pies demasiado pequeños tenían
números tallados en ellos, como las marcas que verías en trozos de carne siendo
almacenados en depósitos. Parecían números de identificación. Podrían no haber estado
recibiendo cuidados, pero claramente estaban siendo monitoreados, al menos.

Por cómo era la escena, parecía casi industrial. Cada acción que había sido realizada
precediendo a ese punto habían sido completamente amorales.

Cierto, sin embargo. Seguramente es conveniente poder dejarlos estirados así. Los
hace fácil de transportar, también.

Elisabeth tomó un segundo para pensar en cómo habían sido llevados ahí. Asintió con la
cabeza desapasionadamente.

Mientras, también reflexionó sobre las palabras de Lewis.

“Invoqué un par de demonios más débiles en un hombre y una mujer, luego destruí
sus egos. Tuvieron dos niños. Luego crucé a los niños…” Eso entra bajo el alcance a
aquellos cuyas formas humanas han colapsado y degradado. Pero entonces…

…¿Qué hay de los pasos subsecuentes? Los nietos de demonios podían cruzarse con
humanos. El propio Lewis lo había dicho.

Las cosas revolcándose en el suelo deben haber sido los frutos de esa investigación. En
base a lo que Alice había dicho, las mujeres eran más adecuadas para la tarea. Si no te

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preocupaba la calidad, sin embargo, personas de cualquier edad o sexo podían servir como
“madres.” Después de todo, los nietos de demonios que servían como “padres”
escasamente eran humanos para empezar. Su versión de copulación probablemente seguía
sus instintos humanos, pero el propio acto era más cercano a un ritual mágico. En resumen,
si la otra parte tenía o no genitales era de poca preocupación. Con eso dicho, parecía haber
alguna variación en la prominencia de las víctimas, independientemente de su sexo. Era
repugnante, pero al mismo tiempo, altamente intrigante. Elisabeth pensó un poco más.

Lewis quería que yo me reprodujera con nietos de demonios y tuviera dos bebés. En
resumen, juzgó que el primer nacimiento no sería fatal.

Aunque el método de concepción parecía más que mortífero.

Pero Alice no había parecido estar mintiendo, tampoco. Realmente planeaba reunir a
Elisabeth con Kaito Sena. Entre ella y las reacciones de Lewis, una asunción razonable
sería que los magos poderosos no pasaban deformaciones físicas. Y la correlación entre la
prominencia de las víctimas y la cantidad de maná que tenían apoyaba esa tesis.

Pareciera que los bebés consumen el maná de su huésped como nutrientes.

Sin embargo, eso daba origen a una nueva pregunta. ¿Por qué las “madres” que no tenían
suficiente maná se hinchaban? Pero la respuesta a eso era simple. Cuando los bebés no
podían obtener sus nutrientes de maná, apresuraban su crecimiento para que pudiera usar
algo más en cambio.

Después de crecer hasta que tuvieran dientes, se daban un festín con la carne y órganos de
sus madres.

Y esa no era una sola teoría; estaba siendo probada por este momento. El fuerte ruido de
masticadas estaba viniendo del interior de los úteros. Mientras los chapuceros ruidos se
hacían más fuertes, las madres comenzaron a agitar silenciosamente sus extremidades. Ni
siquiera podían abrir sus bocas para gritar. Sin embargo, las voces riendo y llorando
continuaron.

Las voces no provenían de las madres.

Provenían de los bebés no nacidos.

Los fetos no sabían nada de las voluntades de sus madres.

Sin embargo, bailaban de todos modos.

***

En ese punto, Elisabeth dejó de reflexionar y cerró sus ojos. En medio de la oscuridad,
rápidamente revisó las cosas que había visto y escuchado en su viaje para llegar a esas
puertas dobles.

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Los mestizos una vez intentaron perdonar su larga historia de opresión. Pero
entonces el fin de los días llegó y en el caos,, las masacres tuvieron lugar—tragedias lo
suficientemente estúpidas para hacer que civiles oficiales vomitaran. Y después de eso,
continuaron. A un chico le habían arrancado la carne de su cabeza mientras aún vivía, y
eventos similares eran una ocurrencia frecuente.

Si alguna de esas cosas no hubieran pasado, la escena ante ella probablemente no habría
llegado a hacerse realidad. Pero todas habían pasado.

El tiempo marchaba hacia delante sin piedad, dejando a su paso errores no reparados
eternamente. Como resultado, los mestizos escogieron deshacerse de su rol como víctimas
inocentes. Proclamarse a sí mismo débil con el fin de oprimir a otros era imperdonable. Sin
embargo, aunque sabían que no serían perdonados, sin duda continuarán por su camino.

Eso era lo que significaba ser un vengador. La malicia continua y apatía del mundo los
convirtieron en eso.

A aquellos que toman se les quita después.

Básicamente, los mestizos incluso fueron privados de su humanidad. Esa simplemente era
la manera en que eran las cosas.

Esa era la muy triste manera en que eran las cosas.

El sedoso cabello negro de Elisabeth se ondeo mientras se giraba al costado y miraba a La


Christoph.

“¿Qué planeas hacer?” le preguntó silenciosamente. Su respuesta fue un asentimiento de


cabeza circunspecto.

Entonces, solemnemente extendió sus atados brazos.

Un metálico y extraño clank hizo eco mientras las gruesas cadenas caían al suelo. Líquido
amniótico ensangrentado salpicó alrededor de ellas.

La Christoph se deshizo de sus ataduras. Sus cruzados brazos se abrieron, y su pecho


quedó a la vista.

La mayoría de los santos habían sufrido cambios en sus cuerpos y mentes que
normalmente serían imposibles, y La Christoph no fue ninguna excepción. Toda la carne
rodeando sus costillas había sido quitada, y no tenía pulmones u órganos internos de los
que hablar. En cambio, sus costillas estaban llenas con pequeñas aves, las cuales estaban
hechas de luz y se parecían a alondras. Eran bestias sagradas. Uso excesivo de sus
poderes durante el Ragnarok había dejado sus costillas abiertas, pero ahora estaban
sanadas y cumpliendo su propósito como una jaula una vez más.

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Era el Birdkeeper, y era una “jaula viviente.”

Esa era la naturaleza de La Christoph.

Y cuando el Modest Birdkeeper abría sus cadenas, sólo podía significar una cosa.

Elisabeth le hizo una pregunta en voz baja.

“¿Entonces también estás de acuerdo en que no hay otra manera de terminar esto?”

“Ya lo he confirmado. Las criaturas anidando en sus vientres poseen cantidades de maná
que ningún humano normal podría soportar. Incluso los que no se han hinchado tanto están
en un estado similar. Sus órganos están destruídos, y sus corazones se han detenido. Sin
embargo…”

“A pesar de todo eso, sus cuerpos aún están con vida… Sus sentidos—particularmente su
sentido del dolor—están intactos, ¿asumo?”

“Los demonios buscan dolor. Y los hijos de demonios no son diferentes. Es una situación
cruel. A este punto, sus únicas opciones son morir dando a luz y morir sin dar a luz. Por lo
tanto, la cuestión se convierte en qué es lo más compasivo a hacer, y por eso, me adhiero a
las sagradas escrituras y mi fé.”

La Christoph hizo su declaración sin vacilación. Su voz era fría y resuelta.

“Les concederé la salvación, Oh desdichados. ¿Porque quién más que un santo para cargar
la carga de purificarlos?”

Elisabeth no ofreció ninguna respuesta. En un raro giro de eventos, no había nada que
hacer para ella aquí.

Si Kaito Sena estuviera aquí, ¿qué haría?

Si su reacción a la Habitación de Dolor fue algo por lo que explotar, habría estado furioso.
Temblando con ira, habría gritando, ¡¿Ni siquiera tienes un poco de respeto por los vivos?!
Porque el acto al que se enfrentaría no tiene ningún respeto por ellos en absoluto. Pero, aún
así, habría elegido sacarlos de su miseria él mismo.

Esto no es purificación. Esto es asesinato—y es una carga que sólo yo debería


cargar, habría dicho.

Simplemente era esa clase de persona. Pero Elisabeth no lo era. Le importaba poco quién
en particular daba el golpe de gracia. Después de todo, no cambiaba el resultado. Los que
la muerte esperaba morirían, nada más.

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Dio un paso hacia atrás. La Christoph asintió con la cabeza, A pesar de su carencia de
pulmones, respiró hondo, luego comenzó a cantar su oración. Las palabras tenían un
agradable peso mientras resonaban por la habitación.

“Nos reunimos y esperamos.”

“Así que escuchad con atención y regocíjaros.”

De repente, una voz diferente interrumpió. Elisabeth entrecerró sus ojos.

La voz era la de Lewis, pero él no estaba ahí con ellos. Elisabeth miró al techo. Las
incontables lagartijas grabadas estaban mirando hacia abajo. Uno de sus ojos debe
contener un dispositivo de comunicación.

Los úteros responden su llamada distante al comenzar a vibrar. Entonces los sacos de
carne comenzaron a ondularse desde dentro como trozos de suave masa de pan. Risas
sonaban dentro de ellos, llantos hacían eco desde ellos, y los dos se fusionaron en una sola
melodía perversa.

Elisabeth pudo notarlo.

Es una canción.

Una canción de bendición—

—y una canción de alegría.

Las voces estaban celebrando el placer más básico conocido por cualquier criatura viva—el
nacimiento.

“¡El martillo cae sobre ti*!”

[Nt: Esto puede referirse a “karma” o “castigo divino por tus pecados”, más o menos, no es
tan literal.]

“¡Naced a la alegría y el amor!”

Las voces de La Christoph y Lewis se superponían completamente.

Las palabras de Lewis eran irónicas y rozaban lo blasfemo, pero al mismo tiempo, eran
completamente ciertas. Los mestizos buscaban armas más grandes. El nacimiento de los
bebés les provocaría alegría. Y los bebés seguramente serían amados.

Elisabeth lo sabía.

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Sin importar cuán maligna puede ser un arma…

…Cualquier cuchilla que cortara la cabeza de un oponente odiado sería amada de todos
modos.

Y el mundo seguiría girando, igual de adecuadamente como siempre.

““¡Ah, aah, ah, AH, ahh, AAAAAAaaaaaaAaAaAaAAAAAA!””

Los coros resonaban. Las costillas de La Christoph se abrieron. Una vasta bandada de
alondras tomaron vuelo.

Mientras lo hacían, los úteros se abrían con una explosión. Un ruido de chasquido
perversamente satisfactorio llenó el salón mientras la piel se dividía y rasgaba. Trozos de
grasa y carne volaron por el aire. Órganos, ahora completamente licuados, manaron
mientras los bebés alzaban sus grises brazos hacia arriba. Era un espectáculo horrible y
macabro. Pero, aún así, alguien había anhelado ese nacimiento.

Ver eso hizo que Elisabeth se diera cuenta de algo.

Quizás el mundo, el cual giraba tan apropiadamente—

—había estado condenado desde el principio.

“¡NO EN MI GUARDIA!”

“…¿Hmm?”

Entonces una voz muy fuera de lugar hizo eco por el aire.

Elisabeth instintivamente se dio la vuelta. Una masa de pelaje rojo cobrizo estaba corriendo
hacia ella como una bola de fuego. Sus ojos se abrieron de golpe. Sin un momento de
vacilación, el propietario de la voz blandió su espada.

“¡EN GUARDIAAAAAAAAAAAAAAA!”

“¡Por qué, estás—!”

Con un grito que rompe el aire, el hombre lanzó un hermoso tajo. El amplio lado de su
espada rozó el cabello de Elisabeth, luego destrozó el rostro del bebé que se había estado
acercando silenciosamente a ella. Líquido amniótico salpicó alrededor de su aspirante a
asaltante mientras se desplomaba al suelo.

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“¡Hay más viniendo!”

El hombre golpeó la parte trasera de su cuchilla contra el abdomen de uno. Hizo una
barrena por el aire, luego chocó contra el muro con un horrible ruido a salpicada. Buen ojo,
pensó Elisabeth, asintiendo con admiración.

Asestar golpes no funcionaba en nietos de demonios.

Pueden haber sido productos defectuosos, pero los bebés aún habían heredado las
propiedades físicas de sus padres. El hombre probablemente había aprendido esto de la
gran cantidad de oponentes del Ragnarok que no podían ser lastimados por espadas.
Instintivamente estaba usando su larga espada como un instrumento similar a una masa.
No sólo fue listo, sino que sus golpes también eran bastante rápidos para lo pesados que
eran.

Sin embargo, como siempre, depende pesadamente en la fuerza bruta.

“Phew… Eso debería mantenernos a salvo de momento.”

Después de confirmar que sus oponentes habían sido dejados incapaces temporalmente, el
hombre—un gente bestia con cabeza de lobo rojo cobrizo—exhaló pesadamente.

Elisabeth conocía muy bien el estilo de pelea, además del hombre que lo usaba. En la
Brigada de Paz, de la cuál era capitana, él era su segundo al mando. Era un guerrero
experimentado, y cuando Kaito Sena había estado, había sido uno de sus amigos más
cercanos.

Pero más importante, era alguien que no tenía ningún asunto para estar ahí.

“¡Lute!”

Elisabeth se volvió hacia su subordinado, quién debería haber estado en el Árbol del
Mundo, y gritó su nombre.

***

“¡Ah, Madam Elisabeth, está bien! Ah, er, Capitana Elisabeth, más bien. Pensar que ha
pasado tanto tiempo y aún no me he acostumbrado… ¡Ruego su perdón por mi persistente
grosería!”

“Está bien. No puedo decir que me importe mucho cómo te refieres a mí, ¿pero qué diablos
estás haciendo aquí?”

“Bueno, verá, Capitana Elisabeth, yo— ¡Ah, vaya!”

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Justo cuando Lute estaba a punto de responder, los bebés se encorvaron como animales y
se precipitaron hacia ellos a la vez. Tenían la curiosidad de los niños, y parecía que
Elisabeth y Lute habían despertado su interés.

Una auténtica ola de brazos grises vinieron hacia ellos uno tras otro. Lute
desesperadamente repelió sus suaves y flexibles manos con su espada.

“¡Malditos cobardes, agrupandose así! ¡Enfrentenme uno a la vez como hombres!”

“…Hmph.”

Lute al caso podría estarle hablando a un muro de ladrillos, pero seguía gritando sin
embargo. Con razón él y Kaito Sena se habían llevado bien. Mientras Lute batallaba solo,
Elisabeth rápidamente contó a los bebés.

Los que estaban en el centro del grupo habían sido quemados por las alondras, pero
muchos de ellos habían escapado a la evaporización.

Esto se se como un gran problema… Ahora que lo pienso, ¿cómo lo lleva La


Christoph?

Elisabeth miró a su costado. La Christoph estaba completamente ileso. Por alguna razón,
sin embargo, estaba ladeando su cabeza al costado. No parecía que estuviera
emocionalmente perturbado o algo, pero parecía estar teniendo problemas en comprender
la repentina llegada de Lute.

Una vez se dio cuenta de eso, Elisabeth finalmente descubrió qué estaba pasando.

“Hmm… Pareciera que aunque eres adecuado para comandar en situaciones urgentes,
cuando se trata de asuntos que te involucran o ayuda inesperada como esta, eres un poco
lento, ¿no es así? O más bien, bastante lento, pareciera.”

“Es una debilidad que todos los santos comparten, pero tengo deficiencias cuando se trata
de sentido común y conocimiento de reacciones habituales. Como tal, me temo que no
puedo hacer una comparación precisa, pero…si la cosmopolita Torture Princess dice que es
así, entonces imagino que tienes razón.”

“No sé sobre ‘cosmopolita.’ Simplemente… No sé… Parecía como si te estuvieras


desconectando—”

“¡Rgh! ¡¿Qué son estas tontas criaturas?!”

Elisabeth parpadeó con sorpresa. Ahora que se daba cuenta, la situación de Lute se había
vuelto algo nefasta.

Uno de los bebés se había sujetado de su espada y estaba mordiendo su punta. En


segundos, comenzó a desmoronarse en arena. Nervioso, Lute retrocedió.

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En el momento en que lo hizo, Elisabeth chasqueó sus dedos.

“Holy Water Sprinkler.”

[Nt: Rociador de Agua Bendita.]

Varias bolas con puntas de hierro cayeron desde el aire. Cada bola felizmente rebotó por
ahí, aterrizando sobre las cabezas de los bebés una y otras vez y llenándolas de agujeros.

Fuentes de sangre salían hacia arriba y pintaban el techo de rojo. Mientras los bebés se
desmoronaban al suelo, las balas volvieron a rebotar y con cuidado pasaron sobre sus
cuerpos. Después de un cierto punto, los bebés ya no podían atacar, y sus cuerpos se
rompieron y flotaron sobre el líquido amniótico.

Poco después, los bebés murieron.

Lute soltó un suspiro de alivio. Recuperó su espada e inspeccionó el daño a la cuchilla.


Antes de que pudiera alejarse, sin embargo, sintió la mirada inquisidora de Elisabeth sobre
él. Se puso de pie de un salto y comenzó a hablar.

“¡Ah, es cierto! Quería saber qué estaba haciendo yo aquí. Después de que nos separamos,
nuestro grupo exitosamente se reunió con el escuadrón de guarda del Árbol del Mundo. Su
predicción fue acertada, Madam Elisabeth—nadie más fue lastimado. Entonces después de
que comunicamos la triste noticia del fallecimiento de las princesas imperiales, escuchamos
sobre el ataque a los demi-humanos. Cuando descubrí que entró sola, sabía que
simplemente no podía quedarme quieto, así que busqué por todas partes una manera en
que pudiera ayudar…pero mis hombres intervinieron para detenerme antes de que pudiera
hacer el ridículo. Pero justo cuando en verdad estaba perdido, él me invitó a unirme a él.”

“…¿Quién?”

“¡Entonces decidimos rescatarlos! Ahora, um, me doy cuenta de que es un poco tarde para
preguntar, pero…¿qué eran esas cosas?”

La cola de Lute se enroscó tímidamente. Elisabeth entrecerró sus ojos.

Ahora finalmente sabía cómo Lute había podido actuar con tanta normalidad.

Nunca vio a las “madres,” ni vio a los bebés naciendo.

Elisabeth regresó su mirada al interior del salón. No sólo las madres habían explotado, sino
que muchos de ellos habían sido quemados por completo. Ahora sus carbonizados y
esparcidos restos escasamente eran reconocibles como haber sido humanos.

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Después de ver la luz del ataque de La Christoph, Lute probablemente había cargado sin
pensar en las cosas con mucho ahínco. Aún no entendía qué había pasado ahí en realidad.
Era muy propio de él. Pero quizás eso también era para lo mejor.

Alguien como Lute estaría más feliz sin saber los detalles de la tragedia.

Sin embargo, pensó Elisabeth, frunciendo el ceño, ¿quién diablos podría haberlo
invitado aquí?

Dejando de lado a Jeanne e Izabella, encuentro difícil de imaginar que alguien se


atrevería a intentar rescatar a la Torture Princess y el representante de los santos con solo
dos hombres.

De hecho, no podía pensar en una sola persona que pudiera hacerlo. Devanó sus sesos,
perpleja.

En el momento en que lo hizo, sonó un ruido peculiar. Elisabeth se dio la vuelta una vez
más.

Un nuevo individuo estaba caminando hacia ellos, sus zapatos puntiagudos chasqueaban
mientras avanzaba. Habló con voz ronca.

“No puedo decir que apruebo cargar sin confirmar la situación primero, Sir Lute. Y no sólo
eso, sino que me dejó atrás también… Nuestras razas han sido cercanas por un tiempo,
cierto, pero cielos santo, cómo la impulsividad de cabeza caliente de su gente me irrita…”

El hombre llevaba puesto una gruesa bata diseñada para mantener fuera la arena. Garras y
escamas brillaron en sus manos.

Quisquillosamente ajustó las gafas sobre su nariz de lagartija. A menudo era difícil descifrar
la expresión facial de un demi-humano, pero la sonrisa sarcástica en su rostro era
demasiado obvia.

De todas las personas que había estado esperando ver, ciertamente él no era una de ellas.

“¿Aguina? ¡¿Aguina Elephabred?!”

“Solo Aguina está bien, Madam Elisabeth Le Fanu. Soy consciente de lo problemáticos que
son nuestros apellidos para las personas que no están acostumbradas a pronunciarlos. Si
se intenta demasiado, es posible terminar mordiendo la lengua de uno.”

El alto oficial demi-humano dio una pequeña reverencia mientras respondía. Estaba a cargo
de muchos de los asuntos extranjeros de su país, así que pasaba una buena parte de su
tiempo en el Árbol del Mundo. Debe haber estado en el extranjero durante el ataque, por
fortuna permitiéndole evitarlo.

Aún así, Aguina es un purista de sangre acérrimo.

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Habría tenido sentido si se hubiera dirigido al templo, pero era imposible que se pusiera en
peligro para salvarla a ella y a La Christoph. Ese no era el Aguina que ella conocía.

Aguina pareció haber sentido las dudas de Elisabeth, ya que la mirada en sus ojos se
suavizó un poco.

“¿Por qué tan sorprendida? Según escuché, las personas en el templo ya han sido
salvadas. Y si ese es el caso, entonces no tengo nada más que un deber. Cierto,
normalmente podría no parecer mi asunto, pero lo escuché igual de bien que
cualquier—’este aquí será nuestro alba.’”

Esa línea fue parte de la declaración que el chico que se autoproclamaba el Rey Loco había
hecho.

En ese entonces, el niño que había tenido una muerte carente de sentido en otro mundo
había dicho palabras de ánimo a las tres razas congregadas.

“No hay necesidad de estar avergonzados. Levanten sus espadas y preparen sus
lanzas. Nuestra misión es asesinar a Dios, y asesinar al Diablo. Las oraciones no nos
traerán la salvación; los gritos no nos concederán piedad. La única cosa en la que tenemos
que confiar es en nuestra propia fuerza.”

“Este aquí será nuestro alba. Que comience el Ragnarok.”

“El sol de hecho se ha alzado—por lo tanto, debemos hacer todo en nuestro poder para no
dejar que se ponga.”

Y con eso, el hombre que normalmente no tenía interés en nada más que en la pureza de la
sangre le dio una sonrisa significativa.

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9: Las Decisiones que Tomaron


El grosero y viejo lagarto le dijo a la Reina de corazones,

Que esperaba en el castillo,

“Juntos iremos a la corte:

Yo le procesaré.

—Vamos, no aceptaré más dilación:

Un juicio hemos de tener:

Porque esta mañana realmente he tenido demasiado que hacer.”

Dijo la Reina de Corazones al grosero y viejo lagarto,

“Tal juicio, estimado señor,

Sin jurado o juez,

Desperdiciar palabras sería.”

“Yo seré juez, y seré jurado,”

Dijo el cruel y viejo lagarto:

“Yo juzgaré toda la causa,

y a su muerte, la condenaré.”

Oh my, Padre, no es propio de ti verte tan taciturno. ¿Qué pasa? ¿”Qué pasa con esa rara
canción,” preguntas? No es rara. ¡Eso es grosero, Padre! …Hmm-hmm, bueno, si tú lo
dices. Oh, ¿quieres saber si se me ocurrió? Bueno, un poco, pero también, para nada. La
cosa es, la basé en el poema del Ratón de Alicia en el País de las Maravillas. Así que ya
ves, se me ocurrió, pero también, no.

¿Es una canción irónica, preguntas? Oh, seguro, tal vez.

¿Es una canción feliz, preguntas? No lo creo, no.

Um, bueno, metí y saqué palabras como quise para matar el tiempo mientras esperábamos,
así que no puedo decirlo con certeza, pero…

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Torture Princess
Volumen 7

…¿quizás no es una canción triste, sino una solitaria?

Juicio, juez, jurado… Habían muchas palabras difíciles que no entendía, pero cuando lo leí
por primera vez, me aseguré de buscarlas toooooodas. ¡Impresionante, ¿verdad?! Hee-
hee…y, um, descubrí que una persona no puede hacer todas esas cosas sola.

Eso significa que el lagarto es un mentiroso.

Y mentir es una cosa muy solitaria a hacer.

***

La muerte es olvido.

Pero no es el fin.

Incluso si alguien muere, mientras el mundo aún estuviera ahí, una parte de ellos seguía
viviendo.

Kaito Sena está muerto. Pero aún así—

Había dejado rastros de su vida grabados vívidamente en el mundo.

Y parecía que la dolorosa manera en que había vivido su vida había influenciado a algunos
individuos muy inesperados.

El primero fue Maclaeus Filliana. En un sorprendente giro de eventos, el rey real había
terminado llegando a admirar al falso. Aprender los detalles de la heróica vida de Kaito
Sena lo había ayudado a encontrar la resolución para cambiar su estilo de vida pasivo y
desmotivado.

Y el segundo fue el alto oficial demi-humana Aguina Elephabred.

Las palabras con las que el Rey Loco lo había dejado lo habían conducido a venir a salvar a
Elisabeth y La Christoph. Como alguien que había heredado la sangre de la Reina de
Arena, era su deber como un purista de sangre valorar su propia seguridad por encima de
miembros de otras razas. Que él arriesgue su vida por un no demi-humano era más que
impensable. Sus acciones eran una excepción entre excepciones, hasta el punto en que
rozaban el sacrilegio.

Sin embargo, a pesar de eso, parecía seguro de ellas.

La bata de Aguina se ondeaba mientras tomaba el liderazgo y avanzaba por el pasillo.


Aunque dejó que Lute se encargara de la retaguardia, no parecía particularmente
preocupado por encontrarse a nuevos oponentes desde el frente.

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Torture Princess
Volumen 7

Le gritó a los otros.

“¡Dense prisa, todos! Sir Lute, eso va doble para usted—puede que usted esté liderando la
defensa de la retaguardia, pero ¿un hombre militar al que se le confió el defender su nación
como usted no debería poder acelerar el paso un poco más que eso? ¿Esa larga cola suya
es lo que se interpone en el camino, quizás?”

“¡Sir Aguina! ¿Iría tan lejos como para mancillar mi fina cola? Nosotros los lobos nos
enorgullecemos mucho de nuestro… ¿Hmm? Ah, ahora que lo menciona, están
comenzando a mordisquear la, ¿no es así? ¡Hey, sueltenme de inmediato! ¡Fuera! ¡Fuera,
digo!”

“…Por eso es que lo mencioné, sí.”

“Elisabeth, me preocupa que puedas haberlo olvidado, así que permíteme recordarte una
vez más que soy perfectamente capaz de caminar por mi cuenta. Apreciaría enormemente
que dejaras de arrastrarme. Estoy comenzando a preocuparme de mi cuero cabelludo
siendo arrancado.”

“¡Puedes caminar, pero no puedes correr para salvar tu vida! ¡Y además, hace mucho que
necesitabas un corte de cabello en todo caso!”

El grupo de Elisabeth se había vuelto bastante animado rápidamente.

Aguina estaba al frente de la vanguardia y los guiaba por el camino que habían venido.
Mientras pasaban zumbando junto a los tallados de lagartija en los muros, húmedos y
chapuceros ruidos hacían eco detrás de ellos.

Los bebés habían salido del salón de banquetes.

Se arrastraban por el suelo sobre sus extremidades cenicientas, los que tenían cordones
umbilicales aún adheridos a sus “madres” desgarraban y arrancaban los cordones mientras
avanzaban. Los movimientos de los bebés eran sorprendentemente torpes, pero
terriblemente rápidos de todos modos.

Era como si desafiaran toda ley que la realidad intentaba ejecutar.

Uno de ellos saltó e intentó agarrar la cola de Lute de nuevo. Todo el pelaje en su cuerpo se
erizó, y rápidamente aceleró. Los bebés aparentemente encontraron eso divertido, y
carcajearon detrás de él.

Elisabeth chasqueó su lengua.

“¡Tch, no es más que una molestia que no pudimos acabarlos rápido! ¡Vaya, tengo ganas
de aplastarlos como a insectos!”

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Torture Princess
Volumen 7

“Empatizo totalmente, pero pido que se contenga de hacerlo. Preferiría no que no seamos
quemados vivos junto a ellos. Además, piense en cuán costoso sería construir la villa.”

“Lo último es lo menos de nuestras preocupaciones, ¿no es así?”

“Se me informó que los humanos están en funestos aprietos financieros, y nuestros
cinturones están igual de ceñidos.”

Aguina reajustó sus lentes mientras daba su respuesta objetiva.

Elisabeth chasqueó su lengua de nuevo. Su plan original había sido matar a todos los bebés
dentro del salón. Pero como Aguina había señalado, su única opción en este momento era
huir.

Nietos de demonios perfeccionados—recipientes con poder que rozaba el de demonios


clasificados—habrían sido una cosa, pero no había ninguna oportunidad de que la Torture
Princess y el representante de los santos pudiera perder contra incompletos recipientes
parte humanos diseñados para el cruzamiento en lugar de pelear.

Sin embargo, incluso Elisabeth había sido forzada a admitir que continuar peleando no era
una opción.

La razón era simple.

A ese ritmo, el edificio seguramente iba a colapsar.

***

Habían llegado a ese veredicto poco después de que Aguina apareció.

Los bebés habían comenzado recién a reagruparse. La manera en que extendían sus
carnosos brazos grises parecía casi inocente.

La Christoph entrecerró sus ojos. Las alondras, siguiendo le, comenzaron a aletear sus alas
al unísono. Comenzó a cantar su oración una vez más. Antes de que pudiera llegar lejos,
sin embargo, Aguina apresuradamente corrió para detenerlo.

“¡No tan rápido! ¡Por favor mire ahí!”

“No solo interrumpas. ¿En qué diablos estás…? Ah, ya veo. Bueno, eso no es
bueno.”

Después de mirar lo que estaba señalando, Elisabeth asintió en silencio. Parte del muro
había sido completamente eliminado, y grandes grietas recorrían los pilares de soporte
alrededor de él. Mientras miraban el alarmante espectáculo, Aguina continuó.

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Volumen 7

“La villa del este no está tan fortificada como el templo, y el salón de banquetes en
particular no fue diseñado para soportar combate violento. Seguir el bombardeo
probablemente lo llevará más allá de sus límites. Y con la torre de astronomía situada
encima del salón…dependiendo de cómo caiga, podría muy bien destruir toda la villa.”

“Permitir que el daño se expanda tanto sería un problema ciertamente… Además,


usar el poder de un santo en interior fue casi suicida para empezar. Fue un descuido por mi
parte. Ahora, ofrecería usar mis dispositivos de tortura, pero entonces su resiliencia
individual se vuelve un obstáculo.”

Elisabeth dio una mirada breve al suelo. Aguina dio un pequeño asentimiento con la cabeza
demostrando estar de acuerdo.

Todo el suelo de piedra estaba cubierto de grietas y fisuras. Parecía un huevo que estaba a
punto de dividirse.

La culpa yace plenamente con Elisabeth por haber botado sus Holy Water Sprinklers y
hacerlos rebotar y girar por todas partes.

Cualquier clase de ataque a gran escala corría el riesgo de destruir la villa, pero algo menos
que eso era propenso a ser inefectivo. Siendo ese el caso, sin embargo, ¿cuál era la mejor
manera de derribarlos sin dañar sus alrededores?

Cual fuere su plan, su primer paso casi ciertamente involucraría reunir a todos los bebés en
un solo lugar.

“Hmm… Tengo varias ideas, pero simplemente hay demasiados aquí para que
alguna de ellas funcione. ¿Qué hacer, qué hacer?”

“¡Hraaaaaaaagh!”

Elisabeth comenzó a pensar en maneras de cómo atacarlos.

Mientras tanto, Lute siguió su desesperada lucha. Parecía que los bebés se estaban
reagrupando de nuevo. Lute estaba haciendo su mejor esfuerzo para mantenerlos a raya
con su espada, pero no estaba teniendo mucha suerte. De hecho, los bebés parecían
simplemente verlo como un juguete nuevo y emocionante. Aguina, no prestando atención al
continuo apuro de Lute, levantó su mano.

“Tengo una buena idea, en realidad. ¿Qué dicen?”

“¿Tú? ¿Un burócrata del gobierno que sabe casi nada de batalla?”

“Ningún otro. Estas son nuestras tierras, Madam Elisabeth, y como tal, tenemos la
ventaja.”

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Volumen 7

Aguina orgullosamente ajustó sus anteojos. Elisabeth soltó un ehem demostrando


indignación.

Sin embargo, rápidamente dio su respuesta al agarrar a La Christoph del cuello. Lute,
sintiendo sus intenciones, hizo retroceder a los bebés cercanos con un golpe como tornado.
Y en cuanto a Aguina, ya había partido sin esperar sus respuestas.

Elisabeth se dio la vuelta, entonces llamó a Lute mientras iba detrás de Aguina.

“¡Apresúrate, Lute!”

“¡Como desee!”

“Ah, así que volvimos a esto otra vez.”

La Christoph obedientemente dejó que Elisabeth lo arrastrara.

Su expresión era la misma imagen de la resignación.

***

Así fue como comenzaron su dramático escape.

Ahora, sin embargo, la situación había cambiado.

Elisabeth y los otros se toparon con el vestíbulo. Levantó su cabeza y miró alrededor.

La primera cosa que vio fue las largas escaleras que llevaban a la habitación en que se
quedaba el rey cuando andaba de visita. El pasaje a las habitaciones de las concubinas y
los niños estaba oculto discretamente detrás de ella. Y si ibas a la izquierda, podías llegar al
salón comedor.

Todo lo que tenían que hacer era abrir la entrada principal, y estarían afuera.
Probablemente también podrían encontrar el pasaje de los sirvientes si lo buscaban.
Independientemente de cuál escogieran, sin embargo, los bebés los seguirían. Elisabeth
entrecerró sus ojos.

Un círculo de teletransportación nos dejaría huir libremente…pero incluso aquí,


todavía estamos demasiado cerca a esas criaturas. Sería un desastre absoluto si Alice
fuera a notarlo e interferir con el círculo. Y además, escogimos investigar a los bebés por
voluntad propia. Es nuestro deber reducir las filas del enemigo mientras podemos, pero…

…Si los demi-humanos terminaban demandando compensación por el daño que Elisabeth y
los otros causaran, eso sería un problema por sí solo. Después de todo, eran un pueblo
bien conocido como tercos. Mientras Elisabeth reflexionaba, La Christoph levantó su mano.
Aún inclinado hacia arriba, le ofreció a Aguina una propuesta.

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Volumen 7

“Si los bombardeo después de que salgamos, la villa permanecerá ilesa. La mayoría del
jardín frontal será volado, pero…dadas las circunstancias, un sacrificio como ese parece
trivial. Esa es mi recomendación. ¿Qué tal suena?”

“¡Por supuesto debo objetar, y eso no debería hacer falta decirlo! Por favor no pida mi
aprobación si sabe que no voy a darla.”

Aguina inmediatamente soltó un rugido en protesta. La Christoph bajó su barbilla hacia su


cuello y se quedó en silencio. Era difícil notarlo dada la manera en que su cuerpo estaba
inclinado, pero quizás estaba intentando bajar la cabeza.

Ahí fue cuando los bebés entraron en tormenta al vestíbulo. Elisabeth chasqueó su lengua.

“Tch, siempre tan exigente por cada pequeña cosa. ¿Por qué no ofreces un plan tú,
entonces?”

“¡Con placer! Siéntanse libres de usar eso como gusten.”

Aguina respondió a la queja de Elisabeth al señalar por encima de la cabeza. Sus largas
garras brillaron.

Elisabeth miró hacia arriba, entonces asintió con la cabeza. Aguina tenía razón—era
perfecto.

“Ah, ya veo—entonces lo usaré.”

Levantó su brazo derecho y movió sus dedos al costado por el vacío aire. Una ráfaga
cortante de viento imitó su movimiento y cortó por el aire encima.

Pétalos de flor carmesí estallaron a su paso, como sangre saliendo a borbotones de una
herida.

A las concubinas demi-humanas se les prohibía ir afuera como quisieran. Como un


substituto, sin embargo, la aldea estaba adornada con toda clase de ornamentaciones con
las que degustaran sus ojos. Y el vestíbulo no era ninguna excepción. A diferencia del
sistema de iluminación práctico, el alto techo estaba iluminado por un candelabro de techo
complejo. Sin embargo, el diseño del candelabro era algo peculiar.

Su forma era amplia y compleja, traía a la mente la imagen de un vasto trozo de madera de
deriva en el aire.

O eso, o el interior del nido de una araña.

Su diseñador había usado metal suave para representar una masa de varios tipos de
serpientes enroscadas alrededor de otra. Desde una perspectiva humana, era suficiente
para evocar una sensación de repulsión fisiológica, pero los demi-humanos probablemente
lo veían de manera diferente.

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Cada una de las innumerables serpientes tenía una joya emitiendo luz mágica en su boca, y
el grupo se extendía por todo el amplio techo, adornado delicadamente balanceado con una
serie de finas y firmes cadenas.

Con un solo golpe mortal, Elisabeth cortó esas cadenas limpiamente.

Después del fuerte chasquido inicial, el candelabro hizo su descenso sorprendentemente


silencioso.

Mientras, Elisabeth y los otros rápidamente se alejaron de un brinco. Elisabeth también


arrojó con fuerza a La Christoph. Su expresión era igual de tranquila de siempre mientras
planeaba en un suave arco por el suelo.

Luego un ensordecedor KSHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH llenó el aire.

El candelabro había caído sobre los bebés. Sin embargo, no parecían particularmente
afectados.

Lo más que pasó fue que su carne elástica quedó un poco presionada. Pero por un
momento, se detuvieron, como si una mano gigante los hubiera presionado desde arriba.
Los que estaban cerca al perímetro exterior habían sido atrapados en el desorden de
serpientes.

Esa apertura fue suficiente.

“—Se acabó.”

Elisabeth golpeó su zapato contra el suelo.

En el momento en que lo hizo, el techo y el suelo se estrellaron entre sí, aplastando los
bebés y el candelabro por igual.

O para ser precisos, un par de losas de piedras grandes y planas los aplastó. Las dos losas
estaban adornadas con una vara que se parecía al mango de un organillo.

Elisabeth alzó su voz fuertemente.

“¡Ha pasado tiempo desde que usé este! ¡The Wheel Of Death*! ¡Que la molienda
comience!”

[Nt: La Rueda de la Muerte.]

Con eso, la vara comenzó a girar por su propia voluntad. Un horrible ruido resonó cuando
los dos bloques comenzaron a girar en direcciones opuestas. Primero, un ruido de gritos
resonó desde el candelabro mientras chirriaba y se hacía añicos. Luego los bebés

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Volumen 7

comenzaron a reducirse también. Cuando su carne se dividió, sin embargo, se desprendió


más como piedra siendo rayada que como carne siendo pulverizada.

Ninguno gritó. Simplemente soltaron pequeños chirridos fastidiosos.

Incontables manos diminutas se revoloteaban entre los dos bloques. La manera en que los
grises brazos de los bebés se estaban retorciendo, asemejaba a orugas a punto ser hechas
añicos. Una de sus cabezas salió disparada. Rodó entre los bloques, sólo se detuvo cuando
se chocó con otra cabeza. Una mixtura inquietantemente viscosa de carne y sangre
rezumaba sobre el suelo.

Lento pero seguro, las cabezas de los bebés estaban siendo aplanadas. Sus globos
oculares hacían ruidos de estallidos mientras volaban de sus cuencas.

Si no fuera tan horripilante, habría sido casi divertido. Pero entonces, de repente, la escena
llegó a su fin.

Cuando la presión superó la capacidad de soportarlo de los bebés, explotaron en oscuridad


y pétalos de flor cerúleos. Los dos bloques de piedra chocaron entre sí cuando terminaron
de pulverizar. Sólo quedó silencio.

“Hmm, tan abrupto como aburrido. Pareciera que sus capacidades mentales eran bajas
ciertamente.”

Elisabeth asintió con la cabeza, luego chasqueó sus dedos.

Cuando lo hizo, la Wheel of Death se transformó de nuevo en pétalos de flor. Carmesí,


cerúleo, y negro estaban esparcidos por la habitación. El brillante bouquet de colores
entonces dio vueltas y se desvaneció, dejando un plano trozo de metal tendido en el suelo
como la única prueba de la lúgubre escena que se había llevado a cabo.

Tras una inspección más cercana, eran los restos del candelabro. Era una extraña vista,
pero una perfectamente normal.

Y con eso, ya no estaban los bebés.

***

“Santo cielo… Me alegro de ver que se deshizo de ellos. Estuve a punto de perder mi cola
ahí.”

Lute soltó un suspiro de alivio y alzó sus caídas orejas. Sin embargo, se desplomaron
inmediatamente de nuevo una vez que vió cuán mutilada había sido dejada su cola.

“Off. No sé exactamente qué eran esas cosas, pero se parecían a subordinados de


demonios, y pude notar que no eran un grupo apropiado. Ahora finalmente podemos
concentrarnos en escapar.”

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“Precisamente. Tenemos que darnos prisa, como si estuviéramos persiguiendo a un conejo


blanco… ¿Oh? La Christoph, debo decir. Santo o no, su cabello está en un estado bastante
lamentable. Difícilmente le queda a un hombre de su talla. Pues, ¿qué clase de ejemplo
cree que está dando a su gente en ese estado? Con su permiso, permítame arreglarlo por
usted.”

Para entonces, La Christoph ya estaba de pie de nuevo. Gracias a su rudo tratamiento a


manos de la Torture Princess, sin embargo, su cabello estaba desaliñado. Aguina sonrió
con exasperación y se posicionó detrás de él.

Usando sus largas garras en lugar de un peine, comenzó a cuadrar los nudos.
Aparentemente, tenía un lado inesperadamente cariñoso. Lute los observó calurosamente
mientras envainaba su larga espada.

La expresión de Elisabeth se aligeró por reflejo.

Pero en el momento en que lo hizo, fue atacada por una enorme sensación de
incomodidad.

¿Por qué estaba a punto de sonreír?

Elisabeth estaba perpleja. Era extraño que la Torture Princess estuviera sonriendo en
primer lugar. Pero también había un problema más grande y más apremiante. Campanas de
alarma estaban sonando en su mente que esta no era una situación en la que estar
sonriendo. Elisabeth cerró sus ojos e intentó poner sus pensamientos en orden.

De repente, imaginó a alguien envolviéndola en un abrazo. Los dedos envueltos con


guantes blancos de un hombre estaban trepando su piel como si la acariciaran. Entonces su
hermoso padre adoptivo llevó sus labios a su oído.

“¿Cuándo te volviste tan blanda?”

“¡—!”

La voz goteaba desdén. Vlad en realidad no estaba ahí, por supuesto. Aún estaba
confinado en el sótano de la tumba real. En resumen, la voz fue la de Elisabeth, burlándose
de ella por su estupidez.

Rápidamente repasó sus recuerdos e intentó rastrear la fuente de su intranquilidad.


Finalmente, una imagen de Alice flotó por la oscuridad. Los listones blancos en su sombrero
se mecían de un lado al otro mientras contaba su incomprensible jerigonza.

“Y luego abajo, abajo, abajo. Alice cayó por un agujero muy profundo. Aunque no
estaba siguiendo a un Conejo Blanco. Pero, en su fin, encontré el País de las Maravillas.
Ves, es simple, ¿verdad?”

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“Alice, te lo he dicho una y otra vez. Las personas de este mundo no están
familiarizadas con tus historias de Alicia en el País de las Maravillas y A Través del Espejo.”

Después, Lewis la había regañado. Y recordar eso le recordó algo a Elisabeth.

Las historias de la chica reencarnada, Alicia en el País de las Maravillas y A Través del
Espejo, eran completamente extrañas a las personas de su mundo. Sin embargo, cierto
alguien recién había dicho algo que sonaba extremadamente similar a una cita de una de
ellas.

“…’Tenemos que darnos prisa, como si estuviéramos persiguiendo a un conejo blanco.”

Mientras Elisabeth murmuraba de nuevo las palabras para sí misma, imaginó el vasto
desierto.

Las tierras demi-humanas eran hogar de arena dorada, duros vientos, líquidos ardientes,
innumerables minerales producidos en masa en el Dragons’ Graveyard—e imponentes
muros de piedra.

Pero ciertamente no son hogar de conejos blancos.

¿Así que entonces por qué esa fue la primera analogía que había saltado a la mente de
Aguina?

Y ahora que pensaba en ello, esa no era la única cosa extraña que había pasado.

Dada la rutina estándar del hombre, era perfectamente plausible que él hubiera escapado
de la tragedia debido a estar en el extranjero.

Pero entonces…¿qué hay de su afirmación, cuando dijo, “Según escuché, las


personas en el templo ya han sido salvadas”?

Tal vez Jeanne e Izabella habían ido al Árbol del Mundo, pero dado el periodo de tiempo,
era imposible que Aguina pudiera haber llegado a la villa si había ido a su lugar de llegada,
confirmado que todos los demi-humanos—incluyendo a los del segundo sector—estaban
bien, y sólo luego reclutar a Lute en su misión. Y además, Jeanne había sabido que no
habría terminado a tiempo para ayudar a Elisabeth—por eso le había dicho que estaba por
su cuenta.

¿Cómo Aguina había sabido que la misión de rescate en el templo estaba completa?
¿Cómo había sabido que Elisabeth estaría en la villa, en lugar del palacio principal? ¿De
quién había escuchado la frase conejo blanco?

Pero debido a la entrada dramática que había hecho, nadie había pensado en hacer esas
preguntas.

“Aguina… ¡Aguina Elephabred!”

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Elisabeth gritó su nombre, omitiendo los detalles de sus preocupaciones. El alto oficial demi-
humano alzó lentamente su cabeza.

En ese momento, Elisabeth se dio cuenta de varias cosas.

O más bien, no pudo evitar darse cuenta de ellas.

Los ojos de pupila delgada de Aguina habían perdido su resplandor sarcástico habitual. En
cambio, su dorada mirada era igual de tranquila que la orilla de un lago. La mirada en sus
ojos era seria y estaba teñida con una pizca de tristeza. Pero, aún así, era curiosamente
aguda.

Era la mirada de un hombre teniendo lástima del mundo desde lo alto.

Y era la mirada de un hombre que sabía que había pecado.

Algo negro rozó suavemente la mejilla de Aguina. Cabello largo crujió junto a él mientras el
hombre ante él colapsaba. Los ojos de Elisabeth se abrieron de par en par. Sin embargo,
no estaba particularmente sorprendida, ni particularmente enojada.

Porque toda la crueldad de la escena, tenía cierta clase de sentido.

Porque simplemente así era como era él.

Por lo tanto, este era el resultado natural.

Mientras La Christoph se desplomaba al suelo—

—la resplandeciente daga con mango de escamas enterrada en su espalda se hizo visible.

***

“¿Huh?”

Al principio, Lute simplemente soltó un grito perplejo. Elisabeth y Aguina se miraron entre sí
en silencio.

La Christoph se encuentra boca abajo en el suelo, inmóvil. Sus labios parcialmente abiertos
eran débilmente visibles a través de su melena de cabello negro. Tosió sangre una y otra
vez en silencio, las gruesas gotas rojas caían débilmente al suelo.

Elisabeth le dio otro vistazo a la daga en su espalda. Todo el largo de su cuchilla estaba
cubierto de líquido púrpura. Echó un vistazo a sus recuerdos del Ragnarok, luego lo
identificó.

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Fue cuando las tres razas enfrentaron a los subordinados rodeando el pilar del
Diablo—comenzaron la batalla con una lluvia de flechas envenenadas.

Y no solo habían sido viejas flechas envenenadas, tampoco. El veneno había venido de los
propios subordinados. Los médicos de las tres razas habían analizado los cadáveres de los
subordinados, reprodujeron su veneno, y se lo pasaron a Kaito Sena para hacer que lo
fortaleciera más al imbuirlo con maná. Ni siquiera un santo tenía oportunidad alguna de
neutralizarlo.

Después de la batalla, la gente bestia había tomado el veneno sobrante para custodiarlo.
No había ninguna restricción en que los demi-humanos visitaran la sección del Árbol del
Mundo en que era guardado, pero poner sus manos encima no podría haber sido fácil. En
lugar de preguntar sobre alguno de los detalles, Elisabeth simplemente murmuró:

“Qué minucioso.”

“En esta etapa del juego, el fracaso habría picado demasiado, sabe.”

Aguina respondió despreocupadamente. Lute se quedó boquiabierto mientras miraba entre


Aguina y La Christoph. Finalmente, sin embargo, su mirada se quedó en la daga.

Parecía que finalmente se había dado cuenta de qué estaba pasando. Lute apretó sus
colmillos.

“¿Por qué?”

“¿Por qué qué? ¿Cuál parte de todo, podría preguntar?”

“¿Por qué…usted cayó*?”

[Nt: Es figurado y muy ambiguo como dice abajo, pero lo más apropiado es pensarlo como
que cometió un pecado/delito, ejemplo “cayó en desgracia después del descubrimiento de
sus delitos.”]

El intercambio fue exasperadamente vago. La pregunta de Lute, en particular, era mucho


más ambigua que acorde a un hombre de acción como él. Pero, al mismo tiempo, fue al
corazón del asunto con la precisión de una aguja.

Cada pregunta relevante había sido reducida en esas cuatro palabras. Sin embargo, Aguina
no respondió.

En un abrir y cerrar de ojos, Lute sacó su larga espada de su funda. Su rojo pelaje se erizó
como un fuego intenso, y sus ojos estaban llenos de odio, ira, y remordimiento.

Elisabeth recordó. Cuando todos los demás estaban celebrando el evitar exitosamente el fin
de los días, solo Lute había seguido agonizando. Su propia debilidad y falla en recordar lo
llenaron de un profundo remordimiento. En ese momento, probablemente se había jurado a

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sí mismo nunca perder a alguien de nuevo. Sin embargo ahora, aunque el peligro se
suponía había pasado, alguien a quién estaba encargado de proteger había muerto de
nuevo.

Literalmente lo estaba observando pasar ante sus ojos.

El rugido de Lute dividió el aire como un trueno.

“¿Se hundiría tan bajo? ¡¿SE HUNDIRÍA TAN BAAAAAAAAAAJO?!”

“¿Tiene hijos?”

“¿Qué?”

Lute estaba a punto de atacar a Aguina, pero no pudo evitar detenerse de golpe. Sin
embargo, Aguina no intentó tomar ventaja de la apertura que su inconexa pregunta le había
dado. Simplemente continuó, como si simplemente hiciera una pequeña charla.

“Bueno, todos saben lo devoto de esposo que es, así que asumí que seguramente debe
tener un animado pequeño o dos por ahí.”

“N-No, hemos estado intentando, pero…”

“Ah, ahora lo recuerdo. Su esposa es una mujer cabra, ¿no es así? Según entiendo, las
tasas de fertilidad entre subrazas diferentes son bajas… Perdonad mi descortesía. Estaré
rezando porque ambos sean bendecidos con un sano niño.”

“¿Qué clase de broma enferma está—?”

“Nosotros los demi-humanos somos iguales, saben. Nosotros, también, sufrimos de bajas
tasas de fertilidad.”

Aguina alzó su voz para cortar el furioso grito de Lute.

Lute apretó sus dientes. Una vez más, había perdido la oportunidad de atacar. Aguina habló
de forma directa.

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187 | P á g i n a
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“A diferencia de sus Tres Reyes del Bosque, nuestra Reina de Arena no es más que una
persona. Como tal, los demi-humanos no tenemos subrazas de la manera que ustedes la
gente bestia… Cielos, ¿cuándo se volvió así? Saben, cuando el fin de los días era
inminente, le dije lo mismo al Rey Loco.”

Aguina miró en la distancia. Por su expresión, parecía como si estuviera recordando con
nostalgia los eventos de un siglo pasado.

Elisabeth encontró ese hecho bastante extraño. El fin de los días hace mucho se terminó.
Un chico estúpido se había sacrificado para detenerlo. Obviamente, todos deberían estar
celebrando su nueva paz.

Así que, ¿por qué era que todos los que se encontraba parecían añorar esos días pasados
tan cariñosamente?

¿Por qué sus rostros se veían así—

—cuando recordaban esa infernal pesadilla?

Una vez más, Elisabeth recordó la misma pregunta.

¿Exactamente a qué se habría parecido la salvación apropiada?

“A diferencia de los Tres Reyes del Bosque, nuestra Reina hace mucho ha entrado en su
letargo eterno. Entender la angustia de nuestro debilitamiento constante es imposible para
otras razas—de eso es de lo que estoy hablando.”

“¿A qué se refiere?”

“A lo que me refiero es a lo que dije.”

“¿Quiere decir que eso es todo?”

“¿Qué más podría haber?”

Preguntó Lute. Aguina respondió. Sus miradas se encontraron. Entonces Aguina abrió
lentamente sus brazos y explicó. Estaba tan tranquilo que era difícil imaginar que recién
había cometido un acto de asesinato.

“Su difunta princesa imperial, Madam Valisisa Ula Forstlast, lo vio también. ‘Incluso ahora, la
gente bestia y los demi-humanos combinados no se pueden comparar siquiera con los
números de la humanidad. Si asumimos que los subordinados atacarán a las tres razas por
igual, entonces después de que la amenaza del Diablo haya pasado, cuando tomamos los
respectivos daños en cuenta, la brecha en poder entre la humanidad y el resto de nosotros
probablemente sólo aumentará.’ Y tenía razón—la probabilidad de superar esa brecha nos

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ha pasado de largo. Y para hacer las cosas peores, los demi-humanos sufrimos un golpe
adicional que ella no incluyó en su predicción.”

“…La masacre en el tercer sector, y los ataques en el primero y segundo, ¿asumo?”

“Exactamente. Gracias al Rey Loco, evitamos sufrir fatalidades incapacitantes, pero las
mujeres y los niños que perecieron ese día fueron una pérdida terrible. Si fuéramos a sufrir
otra calamidad a esa escala, seríamos incapaces de apoyar la genealogía pura por más de
unas cuantas generaciones más a lo mucho.”

“¿Qué, y crees que esto es esa calamidad? Tú mismo fuiste el que dijo que tu gente en el
templo fue salvada. ¿Eso no marca el fin de la calamidad, por lo que a ti respecta?”

Mientras hacía la pregunta, sin embargo, Elisabeth tenía un vago indicio.

Había algo que había ignorado; estaba segura de ello. Algo que nadie más que los propios
demi-humanos podrían saber quizás.

“Se nos señaló muchas veces que las defensas del sector de pura sangre eran deficientes.
Como Madam Valisisa tan frecuentemente nos recordaba, ‘las defensas del sector de pura
sangre están diseñadas para proteger contra invasores por tierra y levantamientos de
mestizos. Ni siquiera consideraron que podrían venir ataques desde arriba.’ Sin embargo,
derribar las fronteras del sector para arreglar ese descuido fue considerado inviable. Por
eso mucho, mucho antes del fin de los días, hicimos un backup*.”

[Nt: Copia de seguridad o respaldo.]

“…¿Un backup?”

Elisabeth alzó una ceja, y Lute se veía igual de confundido.

Elisabeth pensó por un momento. La Iglesia de la humanidad se había vuelto retorcida de


una manera similar. Cuando las personas se obsesionaban ciegamente con un ideal, podía
llevarlos a conclusiones que otros ni siquiera se atreverían a imaginar.

Esa ciega obsesión había llevado a que la Iglesia sonara la corneta sobre el fin de los días.
¿Qué había llevado a los demi-humanos a hacer?

“Reunimos un grupo de personas devotas a la causa de preservar nuestra pureza de sangre


y fundamos un asentamiento en el Dragons’ Graveyard. De esa manera, no tendríamos
todos nuestros proverbiales huevos en una canasta si algo fuera a pasarle al sector de pura
sangre—pero ese asentamiento cayó en garras de los rebeldes.”

“Va…¡vaya, nunca había escuchado ni una sola vez de tal asentamiento!”

“Creería que no. Hemos sido amigos de ustedes la gente bestia por muchos años, pero nos
aseguramos de nunca decirles ni una sola palabra al respecto.”

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Volumen 7

Aguina le dio a Lute una respuesta directa. Dado que este era el caso, no hacía falta decir
que no le habían dicho a los humanos, tampoco.

Después de todo, su visión de la humanidad era la de elitistas exclusivistas, ni siquiera


conscientes de cuán céntrico humanas eran sus cosmovisiones.

“¿Cómo los mestizos llegaron a enterarse de eso, entonces? Es casi absurdo, ¿no, perder
este backup suyo de tal manera?”

“El asentamiento está bien oculto entre los huesos de los dragones, así que considerando
eso y el hecho de que los subordinados se enfocaron en atacar áreas más pobladas, las
cosas no se pusieron nefastas durante el fin de los días. Sin embargo, esos mestizos
bastardos pudieron localizarlo al pasar décadas rastreando nuestras líneas de suministros.
Porque así de profundos son su obsesión y odio.”

Elisabeth asintió con la cabeza. Los demi-humanos estaban obsesionados con la pureza de
sangre, así que era razonable que los mestizos les tuvieran una aversión profunda.
Además, aquellos mestizos eran observadores y dedicados. En el momento en que notaran
una irregularidad en la red de distribución de los demi-humanos, como una caravana
viajando por una ruta a la que no estaba programada, simplemente sería una cuestión de
tiempo antes de que llegaran al fondo del asunto.

Por lo tanto, el asentamiento había caído en manos inesperadas—las del peor enemigo
imaginable.

“Si erradican el asentamiento, preservar nuestro linaje será extremadamente difícil. No…con
el mundo tan peligroso como se ha vuelto tras el fin de los días, bien puede resultar
imposible. Así que cuando ofrecieron dejar el asentamiento en paz a cambio de mi traición,
obedecí inmediatamente. Si eso era todo lo que se necesitaba, lo consideraba un precio
trivial a pagar.”

A Aguina no le importaba a quién tenía que asesinar o qué tenía que destruir.

Mientras Lute sostenía su espada, su mano se sacudió.

“Pequeño cobarde… No sólo nos dio la espalda por razones egoístas, ¿se atreve a
fanfarronear sobre el acto? ¡¿Se siente orgulloso de lo que ha hecho?!”

“Por supuesto. Ninguna cantidad de luto, jactancia, risa, o llanto cambiará quién soy
o qué tengo que hacer. ¿Por qué no ser desvergonzado al respecto, entonces? Y también,
Sir Lute, de vuelta a mi tema original…”

“¡¿Qué, cree que usted y yo aún tenemos algo de lo qué hablar?!”

Las palabras de Aguina fueron similares a las que la propia Torture Princess había
pronunciado una vez. Para las víctimas muertas, daba lo mismo. Sin embargo, estar cara a

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Volumen 7

cara con ese cruel hecho llevaría a la mayoría de las personas a la ira. Pero cuando Lute
preparó su espada, Aguina simplemente continuó.

“Mi hijo y su familia viven en ese asentamiento.”

Lute estaba visiblemente conmocionado al escuchar eso. Amor familiar era una emoción
con la que él fácilmente podía simpatizar.

Por eso,una pregunta sin dudas se había elevado a su mente. ¿Y si fuera su esposa quién
hubiera sido tomada como rehén? Si ese fuera el caso, y si tomar esa decisión
simultáneamente avanzaría los intereses de su gente, ¿cómo él podría decir que no?

Desde la perspectiva de los demi-humanos, la decisión de Aguina fue sin dudas


correcta y apropiada.

Pero, aún así, Elisabeth habló.

“Tengo dos preguntas que hacerte. ¿Por qué están tan obsesionados con la pureza de la
sangre? Y también…¿en verdad tienes intención de seguir apoyando al rebaño de mestizos
que mientras avanzan para tomar el control del mundo?”

Los demi-humanos habían dicho una y otra vez que otras razas nunca podrían entender el
apuro de su debilitamiento. Pero las creencias de Aguina estaban basadas en algo más
firme que eso. Sus acciones parecían tener razones concretas tras ellas. Y la segunda
pregunta era sólo natural de querer preguntarsela a alguien que estaba en el proceso de
traicionar el mundo. Los mestizos apuntaban a revolucionar por completo el mundo.

¿Los demi-humanos simplemente estaban esperando ganar suficiente benevolencia para


ser perdonados?

Aguina soltó un pequeño suspiro. Levantó dos brillantes garras.

“Tristemente, ambas preguntas no tienen más que una única y simple respuesta.”

“Adelante, entonces.”

“La Masacre de los Mestizos.”

“ “

Tenía razón—era simple. Habían llegado a su conclusión hace mucho. Todo, desde el
principio hasta el final, se ataba a ese estúpido acto. La humanidad había permitido que esa
tragedia se llevara a cabo, y a ese ritmo, la disparidad de poder entre ellos y el resto del
mundo sólo iba a seguir creciendo. La pregunta entonces se volvía en, ¿qué sería mejor—
ser gobernados por los mestizos o ser gobernados por los humanos?

Después de todo, esas eran las únicas opciones.

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Volumen 7

Y para ese momento, la humanidad había probado que no se podía confiar en ellos. Las
otras dos razas vieron ese hecho tan claro como el día.

Aparentemente, los humanos fueron los únicos que no habían logrado darse cuenta de las
implicaciones de vivir en un mundo que había sobrevivido el fin de los días.

***

“Hay poco amor perdido entre nosotros y los mestizos. Pero aún así, somos más empáticos
con ellos de lo que ustedes lo son—y también más pesimistas. La población de la
humanidad es grande. A medida que la sangre de nuestra gente es más y más diluida, su
gente terminará asimilando nos. Y tengo poca esperanza por el futuro que le aguarda a
nuestros hijos una vez perdamos incluso nuestra nación. Nuestra cultura será exterminada,
nuestra riqueza será saqueada, y los nuevos mestizos serán conducidos a la pobreza.
Porque así es la manera en que tales cosas inevitablemente se desarrollan. Proteger la
pureza de nuestra sangre es importante para preservar la dignidad de nuestro pueblo—de
hecho, es absolutamente esencial. Como yo lo veo, no tenemos otra opción.”

Aguina con calma explicó la razón por su obsesión con la pureza de la sangre. Lute se
encontraba sin palabras, abrumado por el fluido argumento de Aguina. Finalmente, sin
embargo, el simple hombre bestia alzó la voz.

“Pe-Pero una vez las razas se vuelvan tan entremezcladas, seguramente las leyes
cambiarán para reflejar ese hecho. En ese punto, simplemente no habrá ninguna distinción
entre humanos, gente bestia, y demi-humanos. Sólo vivirán juntos en—”

“¿Y cuánto tiempo cree que se necesitará para alcanzar ese idílico estado de paz y
equidad? Sir Lute, este no es tiempo de estar discutiendo quimeras y fantasías. Creo que
he dejado mi respuesta perfectamente clara.”

Y así lo había hecho. Era obvio que no iba a cambiar de opinión pronto. La humanidad
había pregonado el fin de los días y había cometido la Masacre de los Mestizos, y la
rebelión que se llevaba a cabo era el resultado directo de sus crímenes. Aguina continuó.

“Como el subordinado de Madam Elisabeth, usted nunca fue informado, pero ni siquiera
Madam Vyade, la Wise Wolf y la segunda princesa imperial, confiaba en los humanos.
Dados los esfuerzos de reconstrucción en desarrollo, la chispa más diminuta podría haberlo
quemado todo, así que todos contuvimos nuestras lenguas. Pero ella pasó tanto tiempo
como nosotros intentando pensar en una manera apropiada de demandar reparaciones a
los humanos por las pérdidas que sufrimos durante el fin de los días.”

“…¡¿Qué?!”

Los ojos de Lute se abrieron de par en par con shock. Estaba atónito. Sin embargo,
Elisabeth no encontró ese hecho particularmente sorprendente. Y al mismo tiempo, lo sabía.

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La única razón por la que las cosas habían sido tan pacíficas esos últimos tres años era
porque había otra razón por la que los demi-humanos y la gente bestia no podían castigar a
los humanos.

Lute, prácticamente gritando, dijo esa razón en alto.

“¡Pero el mundo no habría sido salvado de no ser por Sir Kaito Sena!”

“Sí—porque el resto de ustedes se recostaron y no hicieron nada.”

La voz de Elisabeth fue baja. Todo el cuerpo de Lute se sacudió, y Aguina entrecerró su
vista mientras la miraba. Sus ojos se crisparon, y ladeó su cabeza ante las desdeñosas
palabras siendo dirigidas a las razas que habían sufrido grandes pérdidas.

“¿Perdón? ¿Le importaría decírmelo una vez más?”

“Hasta que el fin de los días sucedió, hasta que el Rey Loco hizo su movimiento—¿qué
puedes proclamar haber hecho?”

Las semillas de la destrucción habían sido sembradas por su mundo, pero todos las habían
ignorado y asumieron que no eran su responsabilidad. Habían tomado a una horrible
pecadora y le dejaron todos sus problemas por la fuerza. Y a este lugar los había llevado
eso.

El Rey Loco no había podido evitar todas las tragedias, no. Pero había evitado el fin del
mundo.

Y el hecho de que él era de otro mundo, no obstante—

—él no era nada más que un pequeño e insignificante humano.

“Tengo poco interés en adjudicar culpa. Decide por tu cuenta como te plazca. Y soy muy
consciente de cuán lejos ha caído la fé en la humanidad. Pero permíteme decir esto: ¿Qué
pasa con tus tragedias? ¡¿Qué pasa con tu discriminación?! ¡Por lo que a mí respecta, nada
de eso importa en lo más mínimo!”

“¿Có-Cómo dice? ¿Madam Elisabeth?

Los ojos de Lute se abrieron de una manera en que nunca lo habían hecho antes. Después
de todo, su superior directa había tomado una matizada e intrincadamente enmarañada
serie de causas y efectos y la había arrojado por la ventana. Seguramente, importaban, ¿no
es así? Sin embargo, Elisabeth no tenía intenciones de revocar su declaración.

Si salvar el mundo y destruirlo no son nada más que asuntos de interés personal…

…Entonces la decisión de confiar, dudar, odiar, o amar a alguien también solo eran un
asunto de sensiblería personal.

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En base a cómo esas emociones se amontonaran, muy bien podrían provocar el fin de los
días.

El problema era, ¿quién soportaría la carga de lo que vendría después?

¿Y qué dirían aquellos que no cargaban nada?

“Sí, hubo bastante tragedia y desesperación suficientes para todos. No pediré que unan las
manos como hermanos. No pediré que se pongan de acuerdo. Ni siquiera pediré que les
perdonen. No puede haber ninguna expiación para actos como esos. ¿Pero le temerían a
una cuchilla que no ha sido desenvainada aún, hasta el punto de crear tragedias
nuevamente? ¿Abandonarían a la humanidad, traicionarían al mundo, y entrarían a la cama
con rebeldes simplemente para sobrevivir? Y además, ¿me pedirían que perdone tales
actos? No es probable, digo yo—porque al final, ustedes y la humanidad no son diferentes.
También se aferran cobardemente a la vida.”

Elisabeth mostró sus dientes. Una vez, una pequeña porción de la humanidad había
cometido actos horribles con miedo a la muerte. Y esto era exactamente lo mismo. Los
demi-humanos estaban usando la Masacre de los Mestizos para justificar sus acciones y
demandar la instancia moral suprema.

Era lo mismo. La justicia se había desvanecido hace mucho, mucho tiempo atrás.

“Después de ser protegidos por uno que creía en todos, salvados por uno que creía en
todos, y se les permitiera vivir libremente en un mundo dónde ahora él es forzado a
dormir…¿escupirían una estupidez tan descuidada? ¡Lo encuentro incomprensible!
¡Completamente incomprensible!”

Elisabeth se rio. Los humanos y los demi-humanos eran incomprensibles. El chico había
sabido cuán horrible eran las personas. Sabía que ese hecho permanecía cierto, incluso
entre mundos. Pero, aún así, vio al mundo hermoso. Porque ahí era dónde las personas
que le importaban vivían. “Así que lo protegeré,” había presumido.

Había sonreído hasta el final. Y ahora estaban intentando robarle su significado a esa
sonrisa.

Aunque fueron los que él había protegido.

“Todos son iguales. Ciertamente, incluso yo. No somos más que cerdos, horribles sin
comparación alguna. La humanidad, los demi-humanos, la gente bestia, los mestizos—
cuando nos ves no como individuos, sino como grupos, ninguno de nosotros es merecedor
de confianza en lo más mínimo. Pero aún así—”

¿Aún así?

Elisabeth abruptamente se quedó en silencio. ¿Aún así, qué? ¿Qué podía decir?

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Pues, ni siquiera ella sabía cómo lucía la salvación apropiada. Pero de repente, alguien
retomó donde ella lo dejó.

“Pero aún así—yo creo. Incluso hasta este día, yo creo. Creo que Dios está en Su cielo*, y
que todo está bien con el mundo*.”

[Nt: Hace parte de un poema bastante lúgubre, llamado Pippa Passes. En esta parte, el
protagonista canta una canción muy positiva pese a que la historia es muy lúgubre con
asesinatos y demás, o sea, hace la escena ingenua o irónica, O que todo va según el plan
de Dios.]

“¿Huh?”

“¿Qué?”

“¿Hmm?”

Elisabeth, Lute, y Aguina soltaron gritos perplejos.

Al unísono, los tres se dieron la vuelta.

Y cuando lo hicieron, vieron el cadáver, cuchillo aún incrustado en su espalda, levantarse


lentamente.

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10: La Declaración del Santo


¿Nos vamos?

No hay necesidad de que nos demos prisa como si estuviéramos persiguiendo al Conejo
Blanco. Aún así, deberíamos dejar de estar de brazos cruzados como la Oruga.

Pareciera que todo procedió según mis instrucciones. Aguina probablemente ha llevado a
cabo su tarea a estas alturas.

Realmente fue desafortunado que no pudiéramos encontrar intereses comunes con esos
dos inconformistas. Ahora que las negociaciones han colapsado, no tenemos más opción
que reducir las filas de nuestros enemigos. Sin embargo, encuentro improbable que Aguina
sería capaz de tomar por sorpresa la Torture Princess. El santo, sin embargo, es otro…
¿Qué pasa, Alice? ¿No me veo bien?

Es verdad, he estado mejor. La angustia no se ha disipado. Porque en realidad, incluso yo


lo sé.

La venganza simplemente engendra venganza. La desesperación es un círculo vicioso. Y


demandar resarcimiento a las personas sin conexión directa con la masacre es absurdo.
Nuestra rebelión no provocará nada más que nuevas tragedias y víctimas frescas.

Estamos en una situación en que probablemente no lograremos nada, y no le provocará


felicidad a nadie. Pero eso está bien.

El infierno sólo existe en la mente, y desde el fin de los días, ha habido un fuego ardiendo
dentro de mí, uno que ninguna cantidad de lluvia o lágrimas puede extinguir. ¿Entonces qué
opción tengo aparte de lanzarle más combustible encima?

De esa manera, puede arder y arder y arder y convertir todo este maldito mundo en polvo.

Luego, una vez todo el odio e ira y tristeza no estén más, finalmente podré descansar en
paz.

Ya nadie tendrá que llorar. Pero nadie podrá sonreír, tampoco.

Bueno, que así sea. Si algo, el hecho de que las personas hayan sido capaces de seguir
sonriendo después de una tragedia como esa es más perverso aún. Viven vidas tan
despreocupadas, y su tiempo de expiarse hace mucho pasó ya. Porque si no lo hacen, no
seré capaz de perdonarlos. Ni mis camaradas. Y los muertos no serán capaces de seguir
adelante. Aún así, sin embargo, una idea cruza mi mente a veces.

Si tan sólo Dios fuera más misericordioso.

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Si ese fuera el caso, podría haber otra manera.

Pero aunque la hubiera—

—estoy seguro de que aún habría escogido el mismo camino.

Es estúpido, lo sé.

Nada más que irremediable estupidez.

Solo eso.

Nada más.

***

“En primer lugar, me gustaría que se tranquilizaran. Su evaluación inicial, que yo estaba
muerto, todavía sostiene veracidad. Desde ahora, ya no puedo ser contado entre los vivos
de buena fe. Contarme entre los muertos es mucho más apropiado.”

“¡Preocuparse por otros difícilmente debería ser tu mayor prioridad en una situación así! Y
además. es ilógico que un hombre muerto se esté moviendo… Ah, no, ya veo. No tenías un
corazón o pulmones para empezar.”

Al escuchar la declaración excesivamente seria de La Christoph, Elisabeth estrujó su


caballete.

El Modest Birdkeeper había carecido de muchos órganos clave desde el principio. Como un
santo, La Christoph era un hombre que existía en la frontera entre la vida y la muerte.
Incluso el veneno cruzando por sus venas no era suficiente para volverlo incapaz de hablar.

Con eso dicho…

Pensó Elisabeth mientras movía su mirada. Después de revisar otra vez su herida, sacudió
su cabeza.

“…¿Cuánto hasta que te desmorones?”

“Me temo que no puedo decirlo. No soy ningún médico…y aunque lo fuera, imagino que me
habría costado bastante diagnosticar un cuerpo no viviente. Dejando eso de lado, la
necrosis está avanzando rápidamente. Una vez mi cuerpo se descomponga
completamente, incluso estos labios con los que estoy hablando ahora mismo se pudrirán.
No pasará mucho hasta que pase de un ‘cadáver hablante’ a un simple ‘montón de carne.’”

“S-Su cuerpo… ¿Qué dia…?”

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“Soy consciente de cuán indecoroso es, mi buen soldado gente bestia, y estoy seguro de
que no es muy placentero mirarme ahora mismo. Sin embargo, pido que reprimas tus
miedos lo más que puedas. Este cuerpo se me fue concedido por Dios, y como tal, me
enorgullezco mucho de él.”

Lute soltó un grito alarmado ante la lúgubre condición de La Christoph, y el santo le dio una
tranquila respuesta. Las mejillas de La Christoph habían comenzado a desmoronarse, y sus
encías y dientes eran visibles a través de los redondos agujeros en ellas. Mientras tanto,
sus ojos se estaban apagando desde sus perímetros exteriores hacia adentro.

Elisabeth había tenido razón—era poco más que un cadáver en descomposición. El veneno
quemaba la carne humana como si no fuera nada. Incluso sin órganos que destruir,
suficiente daño al exterior de su cuerpo sería suficiente para terminar la existencia de La
Christoph de una vez por todas.

El hecho de que aún era capaz de moverse a pesar de la horrible transformación que
estaba sufriendo parecía demasiado cruel para ser llamado protección. Si algo, era más
cercano a una maldición.

Aún así, sin embargo, Lute apresuradamente le dio un saludo*.

[Nt: Más como muestra de respeto, pero para militar queda mejor “saludo.”]

“¡Mis más profundas disculpas! Considero un gran honor poder escuchar las últimas
palabras del representante de los santos…y sólo puedo rezar para que perdone mi abyecto
fracaso de protegerlo.”

“En cuanto a eso se refiere, no tienes nada por lo qué preocuparte. Simplemente me dejé
expuesto por un momento. Más que solo un momento, de hecho. Pero eso fue todo. Que
las bendiciones y la guía de Dios estén contigo a partir de ahora.”

“Santo cielo, no puedo decir que esperaba esto… ¿Quién habría pensado que él era tan
inhumano?”

Mientras Lute expresaba su respeto por el hombre muerto, y La Christoph respondía con
gratitud, Aguina soltó un perplejo murmullo. Por reflejo ajustó sus ya perfectamente
derechos anteojos varias veces.

“Sabía cuán extraño era su cuerpo, así que debí haber tenido más cuidado. Pareciera que
he sido negligente.”

“Para nada, Aguina Elephabred. Tu plan tuvo éxito. En verdad soy un cadáver en
descomposición ahora. No veo necesidad para que alguien te reprenda. ¿No estás de
acuerdo? Estoy seguro de que esto es suficiente para satisfacerte…mi amigo.”

La Christoph dirigió la firme declaración no hacía Aguina, sino detrás de él.

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Elisabeth entrecerró sus ojos. Negra oscuridad y pétalos cerúleos estaban bailando al borde
de su visión. Después de dar vueltas en un espiral, los dos colores se condensaron en una
esfera. Entonces con un pop, la esfera estalló como un globo.

Ahora había una chica con vestido bondage azul y un hombre de negro.}

Eran Alice Carroll, la Fremd Torturchen, y Lewis, el rebelde mestizo.

Por alguna razón, Alice estaba haciendo pucheros. Miró fijamente a Elisabeth. Lewis dirigió
su inexpresiva mirada hacia La Christoph, luego murmuró suavemente al santo en la puerta
de la muerte.

“Para tu edificación de la piedad y la virtud, además de la de él… Sí, todo esto fue parte de
mi plan. Es una gran lástima, sin embargo, La Christoph. Realmente creía que tú y yo
podríamos volvernos amigos. Nada de eso fue mentira. Pero escogiste huir con Elisabeth y
asesinar a los bebés. Dada la naturaleza de los santos, es perfectamente razonable que no
pudieramos estar de acuerdo, pero…aún hay una cosa que no tiene nada de sentido para
mí.”

“¿Qué podría ser?”

“Tu compensación. La recompensa que sentiste era lo suficientemente valiosa para destruir
el mundo y traicionar a toda la creación. Me dijiste que el mundo iba a terminar de todos
modos, pero había algo que querías obtener antes de que lo hiciera.”

Elisabeth asintió ligeramente. Tenía sentido que le hubieran ofrecido una compensación a
La Christoph también.

Mientras Lewis hablaba, el hedor a carne en descomposición se hacía más y más fuerte. La
piel se deshizo de los dedos de La Christoph. Sin embargo, ninguno de ellos parecía tener
mucha prisa. Lewis hizo su pregunta con absoluta sinceridad.

“¿Exactamente qué planeabas pedirme? Por favor dime antes de que te descompongas.”

“Una estrella.”

“¿Qué?”

“Iba a pedirte una estrella.”

No solo era Lewis—Elisabeth, Lute, y Aguina parecían completamente perplejos.

La solicitud no era solo imposible; era completamente absurda. Ciertamente no era algo que
uno pudiera demandar a cambio de destruir el mundo y traicionar a toda la creación. Y
carecía de lógica que un santo lo quisiera. Era como la clase de cosa absurda que se le
ocurriría a un niño.

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La Christoph no ofreció ninguna reacción particular a su shock. Simplemente continuó, su


voz indefectiblemente tranquila.

“Cuando me preguntaste qué quería, un recuerdo de antes de que fuera canonizado de


repente brotó dentro de mí. Era de noche, y había mirado hacia arriba, por encima del techo
del sendero de un jardín. No sé qué temporada era. No sé qué pasó antes o después. Pero
por un momento, un fragmento de esa escena se extendió delante de mí como una pintura.
Vi las hermosas estrellas moteando el claro cielo nocturno, y recordé cómo, en ese día en
mi niñez, quería una de ellas para mí mismo.”

“…Eso parece poco más que un capricho insignificante.”

“¿Lo es, sin embargo? Hasta que recordé eso, nunca había sentido un solo deseo terrenal,
hasta el punto en que me hacía dudar si realmente yo siquiera era humano. Pero resultó
que incluso yo una vez tuve algo similar a un deseo.”

La Christoph habló como si estuviera hablando sobre alguien más. Parpadeó. En el


momento en que sus hinchados párpados se volvieron a abrir, su ojo izquierdo saltó y cayó
al suelo. Resuelto, hizo su pregunta con infantil seriedad.

“¿Bueno, mi amigo? Si hubiera hecho la solicitud, ¿habrías sido capaz de concederla?”

La respuesta, por supuesto, era no.

Era un deseo fundamentalmente imposible de conceder. Lewis permaneció en silencio. La


Christoph sonrió, su cuenca vacía estaba a plena vista, luego habló una vez más. Esta vez,
su voz era la de un adulto dando una lección a un niño.

“Todos somos criaturas estúpidas. Dejamos que la codicia nos ciegue, dejamos que el
miedo nos persuada, dejamos que la muerte nos aterrorice, perdemos de vista a Dios,
desatendemos nuestras oraciones, y cometemos pecados por fines egoístas. Pero, aún así,
también quedamos fascinados con ideas absurdas como desear estrellas. Simplemente esa
es la clase de seres que somos. Por muy abstractas y fugaces que son, vemos belleza en
cosas hermosas, y nos inspira a soñar. ¿Incluso negarías esa base y la lanzarías al vacío?
¿Colocarías cadenas en aquellos que no han pecado aún?”

“Por favor deja de hablar. Eso es suficiente. Tú y yo nunca estaremos de acuerdo; eso es
abundantemente claro para mí ahora. No necesitas esforzar más tu garganta antes de que
te descompongas por completo. Estoy seguro de que solo respirar es suficientemente
doloroso.”

“Hablas de mi dolor, pero…¿en verdad has considerado qué significa juzgar a aquellos
libres de pecado? ¿En verdad estás preparado para aceptar la gravedad de destruir la
posibilidad de que los niños miren al cielo y sueñen?”

“¡Dije, es suficiente!”

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“¿Será suficiente para satisfacerte, mi amigo? Oh tú que me llamaste a mí, La Christoph, un


amigo.”

No hubo reprimenda alguna en la voz del santo en descomposición, sólo preocupación


sincera. Después de todo, no había manera de saciar el hambre que era la venganza. Sólo
infierno le aguardaba a aquellos que lo intentaran.

Sin embargo, Elisabeth sabía que él estaba siendo ingenuo. La respuesta de Lewis fue
inmediata.

“Soy igual de cadáver viviente que tú. La satisfacción nunca fue mi meta. Pero como están
las cosas, no puedo morir. Eso es todo.”

Sin importar cuán duro luchara, nunca encontraría salvación. El propio Lewis admitió eso,
justo como Elisabeth había esperado que hiciera. Había escogido el camino de la venganza
después de que su perdón fue completamente traicionado. Odiaba al mundo y, como tal,
había decidido destruirlo. Sabía que sus heridas nunca sanarían, pero no tenía más opción
que seguir peleando de todos modos.

Aunque significara que nadie sería salvado.

Al escuchar las palabras del vengador, La Christoph sacudió su cabeza.

“Entonces esto es lo que tengo que decir—a ti, y a todos los otros pecadores, ojalá
encuentren la salvación.”

De repente, La Christoph movió sus brazos. Sus blancos huesos estaban manchados con
trozos de carne y exponían desde sus palmas hasta sus muñecas. Temblando, enderezó su
torso.

Dentro de su caja torácica, las alondras estaban aleteando violentamente. Podían sentir la
muerte inminente de su guardián. En marcado contraste, sin embargo, el propio La
Christoph dijo sus palabras sin prisa. Al escuchar eso, las alondras se quedaron quietas.

“Nos reunimos y esperamos.”

“Padre…”

La voz de Alice fue rígida mientras esperaba orientación de Lewis. Mientras tanto, La
Christoph continuó su oración. Mientras lo hacía, la situación dentro de sus costillas tomó un
giro aún más grande—las alondras se estaban derritiendo de manera muy similar a su
carne.

“Me inclino ante ti y hago ahora mi humilde súplica.”

…¿Hmm?

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De repente, un escalofrío atravesó a Elisabeth. Las oraciones de La Christoph eran una


manera de transmitir su voluntad a sus bestias divinas, y por medio de ellas, a Dios, a quién
estaba directamente conectado. Las palabras particulares que usaba no eran importantes.

Como tal, a menudo les hacía cambios menores para reflejar la situación. Pero eso
claramente no era lo que estaba pasando esta vez. La Christoph continuó su apelación,
extendiendo su oración más y más tiempo.

“Escúchame, Oh Señor. Ofresco mi cuerpo y oraciones como alabanzas para


ti, inclinándome ante ti y postrándome para poder hacer mi petición. Por favor,
concede piedad a todos aquellos que ruegan perdón.”

Esas…esas palabras son las Palabras de un Borrego Sacrificatorio*.

[Nt: También se puede traducir como “Chivo Expiatorio”, pero me da la impresión de ser un
poco más vulgar,]

Elisabeth podía sentirlo. Era la última oración de un santo que enviaría a Dios.

Y marcaba el momento de su muerte.

Mientras hablaba, su conexión con Dios se hacía más fuerte de lo que su carne podía
soportar. Las alondras disueltas comenzaron a fundirse de manera tan viscosa como la
miel. El líquido resultante tenía un lustre dorado brillante, y salió de sus costillas y comenzó
a pasar por sus frágiles venas. Las bestias divinas estaban invadiendo el cuerpo de La
Christoph y llenándolo hasta el borde.

Era una transformación completamente horrible.

Lewis en silencio le dio un pequeño empujón a la espalda de Alice. Sus ojos destellaron,
justo como lo habían hecho una vez antes.

“Oh sí, es verdad—¡los pequeños malos no pueden venir a nuestra fiesta de té!”

Alice sacudió su muñeca, y una cucharita se manifestó del aire. Claramente tenía intención
de matar a La Christoph antes de que pudiera lanzar su ataque. Elisabeth y Lute se
prepararon para interceptar.

Pero entonces algo pasó en el momento antes de que su pequeña mano pudiera atrapar la
cucharita.

“¿Huh?”

Whiff*.

[Nt: “Bocanada de aire, soplido,” algo así.]

203 | P á g i n a
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La muñeca de Alice la pasó, luego siguió por el aire en línea recta. Su brazo había sido
cortado limpiamente,

La cucharita repiqueteó contra el suelo. Elisabeth parpadeó, Lute hizo lo mismo. Ninguno de
ellos comprendía por completo qué habían acabado de presenciar.

Y Alice, al parecer, no era diferente a ellos. Miró su brazo y la sangre saliendo de él y soltó
un apabullado grito.

“¿Huh? ¿Qué? ¿Huh? Estoy bien, pero duele de todos modos. ¿Quién—? ¡Hweh!”

“Alice, sé que duele, pero no puedes dejar que tu confusión te distraiga. Retrocede.”

Lewis recuperó el brazo de Alice al agarrarlo en el aire, luego usó su otra mano para agarrar
a Alice del dobladillo de su vestido y tiró de ella hacia atrás. En menos de un momento
después, una cuchilla afilada pasó el aire justo dónde la cabeza de Alice había estado hace
solo un segundo.

El manipulador de la cuchilla no era ni Elisabeth ni Lute. Era una tercera parte, una que
parecía parecía notablemente familiar.

En algún momento, una figura extrañamente familiar había aparecido ante Alice y Lewis.

Era pequeña, y su cuerpo estaba cubierto de trapos harapientos. Su rostro no era visible
debajo de su capucha, pero había una daga asomándose débilmente del borde de su
manga. Y era una daga que Elisabeth reconocía bien.

Era la daga de cierto hombre que la había usado una vez para cortar su propio brazo.

“…¿Butcher?”

Las palabras se escaparon débilmente de los labios de Elisabeth. Lute se quedó sin aliento
con incredulidad. Sin embargo, la figura no ofreció ninguna reacción. Desde debajo de sus
harapos, pateó en silencio el suelo unas cuantas veces.

Sangre roja recorrió el suelo, luego formó un círculo alrededor de Elisabeth y Lute.
Oscuridad y pétalos de flor carmesíes comenzaron a flotar en el aire mientras un círculo de
teletransportación se delineaba por sí solo a sus pies. Elisabeth, dándose cuenta
inmediatamente de qué estaba pasando, apretó sus dientes.

¡¿Nos harás huir?! Sí, la situación pide la retirada. ¡Pero—!

El bombardeo de La Christoph iba a ser más fuerte que cualquiera antes visto. Estar en el
mismo lugar que él difícilmente era una opción. Ahora que no había ningún riesgo de que
fuera asesinado antes de que su ataque pudiera explotar, escapar era el curso de acción
prudente. La Christoph sin dudas había tomado la decisión porque tenía la certeza de que

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los dos lograrían irse por su cuenta a tiempo. Sin embargo, dejar esta extraña situación
como estaba no era el plan más grande, tampoco. A pesar de eso, sin embargo, el círculo
de teletransportación comenzó a activarse solo. Lute se preparó para arrancar a correr.

En un instante, Elisabeth llegó a su veredicto. Lo agarró del hombro y tiró de él para ponerlo
junto a ella.

“¡La Christoph! …¡Rgh, ¿Madam Elisabeth, por qué?!” ¡La Christoph va a—!”

“No. Quédate. Si abandonamos el círculo ahora, nunca saldremos a tiempo. No sabremos


qué está pasando, ni quién hizo esto, pero…no podemos arriesgarnos a perder más
personal valioso.”

“¡Pero—!”

“La Christoph ya está muerto. Si tu único objetivo es salvarlo, mejor lo dejas de lado. Todo
lo que causará son más cadáveres.”

La voz de Elisabeth era fría y dura. Lute tragó saliva y se quedó en silencio. Con su hombro
aún en su mano, apretó sus colmillos y dejó de intentar moverse. Mientras tanto, Elisabeth
seguía mirando fijamente la espalda de la negra figura.

La figura pequeña y cubierta de harapos se encorvó un poco. Estaba mirando a La


Christoph, y cuando lo hizo, el santo pareció ver dentro de la capucha de la figura. Su ojo
derecho restante se amplió.

Su rostro desmoronándose se curvó en una horrible sonrisa.

Pareciendo de alguna manera aliviado, soltó un murmullo.

“Ah… Así…que…vi………niste…”

Aunque su voz era inconexa y quebrada, sonó notablemente tranquila. Al momento


siguiente, su ojo derecho rápidamente brotó desde dentro y se rompió. Un líquido de sangre
y putrefacción escurría por su mejilla como lágrimas. Elisabeth dirigió su mirada hacia Alice.

Alice estaba en medio de tener problemas para recolocar su brazo cortado. Además, el
cuerpo de La Christoph estaba a punto de ceder. Ahora era su única oportunidad. Sin
embargo, era consciente de que la consciencia de La Christoph estaría difusa, así que
sabía que tenía que avisarle.

Aunque también sabía que hacerlo sentenciaría su muerte.

“¡La Christoph, ahora!”

“…Ah…sí. Gracias…por decir…me. Le pondré fin…a esto.”

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La Torture Princess le había dicho al hombre agonizante que muriera.

La Christoph abrió su boca y habló con increíble claridad. Imbuyó su firme voluntad a su
oración mientras la acercaba a su fin.

Sus palabras finales fueron absurdas, una oración que nunca sería concedida.

“—Y ojalá la salvación nos encuentre a todos.”

De repente, su espalda se dividió. Carne y columna estallaron, y una voz fuera del rango de
la percepción humana dividió el aire. Algo había sido liberado de la jaula que era La
Christoph y estaba comenzando a tomar vuelo.

Un par de alas doradas se desplegaron.

Pertenecían a un ave enorme, más grande incluso que las que La Mules una vez había
poseído.

Pareciendo haber considerado los intestinos de La Christoph un obstáculo, los esparció por
el lugar. Mientras lo hacía, un muro rojo se alzó para obstruir la visión de Elisabeth.

Pero aún así, lo vio de todas maneras.

Cuando el hombre que había dedicado su vida a la oración y la devoción conoció su fin, era
horrible, repugnante, y sorprendentemente tranquilo.

La Christoph cerró tranquilamente lo poco que quedaba de sus párpados.

Su rostro era el de alguien que no dudaba ni por un momento que su oración había
alcanzado a Dios.

Y su expresión era la de un chico alzando su vista a las estrellas.

Sonrió—

—sabiendo que Dios estaba con él.

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11: Su Suave Murmullo


“…¿Padre? Hey, ¿Padre?”

“Alice, no te fuerces a hablar. Puede que estés acostumbrada al dolor, pero estoy seguro de
que esto es severo, incluso para ti.”

“Oh, no, estoy bien… Si no hablo, no podré mantenerme tranquila. Eso fue terrible. En
verdad, en verdad terrible. La magia negra no funciona bien contra bestias sagradas.
Aunque usé a Humpty Dumpty, mis piernas y brazos están esparcidos por todas partes,
como en ‘The Untidy Man’ de Mother Goose*.Vaya, es un milagro que siquiera sobreviviera.
Pero me alegro de que no te pasó nada, Padre. No te lastimaste, ¿verdad?”

[Nt: Mother Goose puede ser “Mamá Oca,” y Alice se equivoca con el autor (creo), ya que
The Untidy Man sólo lo encontré con el autor Robert Graves y sí tiene sentido que lo
mencione.]

“No. Gracias a ti, estoy bien. Estoy seguro de que todos alzarán la voz para contarle al
mundo lo buena que eres, diciendo que no merezco tener una hija la mitad de maravillosa
como tú.”

“Tee-hee. Bueno, eso es bueno, entonces. Obtuve un cumplido de ti, Padre, y eso es
suficiente para mí. Fue terrible, sin embargo, la manera en que el hombre lagarto sobrevivió
al escabullirse en nuestro huevo.”

“Él está trabajando con nosotros, sabes. Por favor haz lo que puedas para perdonarlo.”

“Oh, muy bien… Por cierto, Padre, ¿estabas buscando un amigo?”

“…¿Qué te hace pensar eso?”

“Bueno, parecía que estabas intentando llevarte bien con ese tipo pájaro… Así que me
estaba preguntado si habías querido ser su amigo.”

“Supongo que es cierto. Pero lo juzgué mal. A él, también, le arrebataron todo, pero él y yo
no pudimos entendernos entre nosotros. Los dos nunca podríamos habernos vuelto amigos.
Las telas de las que fuimos cortados* simplemente son demasiado diferentes.”

[Nt: Es sólo una manera muy arcaica de decir que son diferentes, en español el ejemplo
más cercano creo sería el de “manzana no muy lejos del árbol.]

“Oh, ya veo… Bueno, eso es triste.”

“Y estoy seguro de que estás decepcionada también, ¿no? Habías estado esperando lo con
tanto ahínco, pero no pudiste hacer la amiga que habías esperado.”

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“¡Ah, es verdad! Es verdad; ¡Elisabeth fue antipática! ¡Se enojaba de la nada y no paraba de
hablar y hablar sobre las cosas más confusas e incomprensibles! Estaba segura de que
entendería mi dolor. Así que me pregunto, ¿por qué?”

“No debería hacer falta decirlo, creo. Su sola existencia yace fuera de su capacidad de
comprender, joven dama.”

“Cállate, lagarto. ¡La próxima vez que hables sin que te lo pida, pagarás con tu cabeza!
Pero es correcto… Tal vez simplemente tuvo la idea equivocada respecto a mí.”

“…¿La idea equivocada, hmm?”

“Está demasiado lejos para hablarle ahora…pero tienes la idea equivocada sobre mí,
Elisabeth. Somos iguales, él y yo. La posición de Kaito Sena y la mía son opuestas, eso es
todo. Y el bien y el mal pueden cambiar muy fácilmente.”

“Estoy segura de que sabes eso, también.”

“Así que tengo confianza de que no pasará mucho tiempo.”

***

La imagen de oro en llamas fue cubierta por un muro carmesí.

La sangrienta tonalidad llenó la visión de Elisabeth. Pronto, pequeñas fisuras comenzaron a


reptar por el muro. Luego, con un agudo crack, se hizo añicos, exponiendo una vista con la
que Elisabeth estaba bastante familiarizada.

Era una habitación bien esterilizada que una vez había sido establecida como la enfermería
provisional del Árbol del Mundo.

Incluso después de que el fin de los días fue evitado, habían decidido que siguiera
operando como estaba, como una contramedida contra desastres excepcionales.

En este momento, la habitación estaba llena con el olor a desinfectante—pero eso no era
todo.

También estaba el rancio hedor a sangre.

Elisabeth rápidamente pasó su vista por la habitación. Había gotas de sangre en el suelo
entre los catres, y los pacientes de la enfermería estaban amontonados en una esquina.
Debido a la abrupta llegada de Elisabeth y Lute, estaban mirándolos con shock en sus
rostros.

¿Exactamente qué pasó aquí?

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¿Qué había pasado, y cómo había terminado?

Unos cuantos médicos estaban cerca, limpiando el suelo manchado con máscaras
higiénicas cubriendo sus bocas. Una de ellos miró hacia arriba. Después de darle
instrucciones a los confundidos médicos, la mujer con cabeza de cabra se acercó a
Elisabeth y Lute y se quitó su máscara.

“No puedo decir que esa es la manera en que esperaba que regresaras, Lute. En teoría,
sólo aquellos que han recibido permiso del propio Árbol del Mundo pueden teletransportarse
adentro o afuera de él. Fue una gran sorpresa verlos aparecer así.”

“¿Ain? ¡¿Ya regresaste de tu despacho?! Y esa sangre… ¡¿Qué diablos pasó?!”

Era la esposa de Lute, Ain. Al escuchar sus palabras, Elisabeth frunció el ceño. Era verdad;
el hogar de los Tres Reyes del Bosque, el Árbol del Mundo, no era un lugar fácil de invadir.
Pero ella y Lute habían sido enviados ahí directamente, y por un misterioso individuo que
había estado vestido igual que el Butcher, no menos.

En resumen… quien sea que fuera, ¿tenía la bendición del Árbol del Mundo?

“El grupo de demi-humanos que se refugiaron en el Árbol del Mundo estaba sufriendo a
causa de una fatiga aguda, así que se me pidió regresar de inmediato. Además, escuché
que nuestra gente había sido atacada, así que sabía que necesitarían médicos habilidosos.
Regresé tan rápido como pude, pero…como pueden ver, la situación se puso fea.”

“¿Qué pasó? No estás herida, ¿verdad, cariño?”

“Si estuviera herida, ¿crees que sería tan negligente en tratar la herida?”

“No, supongo que no… ¿Entonces quién—?”

“¿Algunos de los demi-humanos los atacaron, entonces?”

Elisabeth interrumpió la pregunta de Lute con una propia. Los hombros de Lute se
sacudieron.

Era una conclusión obvia a la que llegar. Después de todo, era imposible que Aguina
Elephabred fuera el único demi-humano que se había puesto en contra de las tres razas.
Además, el Árbol del Mundo era difícil de atacar y fácil de defender.

Sin embargo, nadie habría esperado un ataque desde adentro, y los demi-humanos del
primer sector, la realeza, y los oficiales de alto nivel ya habían sido invitados a evacuar aquí.
Para los traidores, era la mejor oportunidad imaginable. Aún no sería fácil, pero si podían
causar pánico y secuestrar a los Tres Reyes del Bosque durante el caos, la victoría sería
suya. Sin embargo…

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“Dado que estás pasando tu tiempo limpiando, sin embargo, supongo que evitaron el peor
escenario.”

“Veo que no será difícil ponerlos al tanto. Después de que llegaron, y mientras estaban
siendo llevados al área con los cuartos de invitados, los demi-humanos nos atacaron. El rey
humano vino corriendo, pero lo capturaron, luego comenzaron a abrirse paso hacia los
niveles más bajos. Algunos de ellos incluso intentaron usarse a sí mismo como
bombarderos suicidas para evitar que nuestras fuerzas les siguieran—pero antes de que
pudieran, sus explosivos fueron desarmados. Debemos agradecerles a Madam Izabella
Vicker y a Madam Jeanne de Rais por eso.”

Elisabeth asintió con la cabeza. Eso tenía sentido. Jeanne se convertía en una idiota
cuando se trataba de asuntos respecto a Izabella, pero para todo lo demás, era rápida en
comprender la situación, mantenía la calma y era decisiva cuando actuaba. Desconcertar la
no era tarea fácil.

Si los rehenes que le habían asignado proteger la atacaran, no dudaría en destruirlos.

“El rey humano está a salvo ahora. La mayor parte de la pelea pasó cerca a los cuartos de
invitados, pero un grupo de demi-humanos que había sido traído a la enfermería intentó
tomar de rehenes a los otros pacientes por la fuerza, así que tuvimos que lidiar con ellos.”

“¿Hmm? ¿Quieres decir que la matanza aquí fue cosa suya?”

“No te preocupes. La mayoría de esto es debido a poco más que hemorragias nasales.
Puede que hayamos causado hemorragia en unos cuantos pulmones, pero nada lo
suficientemente serio para hacer daño permanente.”

Ain fue directa con su respuesta. Los médicos de la gente bestia no podían usar magia,
pero su habilidad con las hierbas era incomparable, y tenían extensivo conocimiento de las
fisiologías de las tres razas. Además, aunque Elisabeth no había estado enterada al
respecto, parecía que también pasaban por entrenamiento militar regular, quizás para ser
capaces de funcionar mejor cuando tenían que servir como médicos en campos de batalla.
Una mirada adolorida cruzó el rostro de Lute. Parecía que los dos podrían haber discutido
sobre el tema en el pasado, pero ahora había resultado como el lado bueno de la situación.

Sin embargo, la mirada de Ain se ensombreció.

“Con eso dicho, la situación rápidamente se complicó. La cosa es, no todos los demi-
humanos estaban trabajando con los traidores.”

“…¿No?”

“Muchos de ellos—mujeres, niños, los parientes del rey, y demás—no habían sido
informados de la rebelión venidera. ¿Así es como es?”

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“Así es. Estaban asombrados, y algunos de ellos incluso intentaron protegernos. Al


principio, no podíamos entender nada. En este momento, la mayoría de los insurgentes
están presos en las jaulas…pero los que no habían sabido sobre sus planes están siendo
reunidos en la plaza central, y los Tres Reyes del Bosque actualmente están debatiendo sus
destinos.”

Lute reaccionó a la declaración inicial de Ain con desconcierto, pero Elisabeth


inmediatamente se dio cuenta de la razón tras la división interna. De nuevo, todo regresaba
a la obsesión con la pureza de la sangre de los demi-humanos. Aguina y los otros traidores
habían querido asegurarse de que los ciudadanos con el grado de pureza de sangre más
alto y el segundo más alto no fueran completamente aniquilados, así que probablemente les
ocultaron la información sobre los rehenes y las demandas traicioneras que les hacían a
algunos de sus camaradas. Sabían que si les impedían ser complices en la traición, la gente
bestia los perdonaría.

De esa manera, aunque los mestizos perdieran, las raíces de los demi-humanos
sobrevivirían.

Elisabeth recordó las palabras de Aguina.

“Proteger la pureza de nuestra sangre es importante para preservar la dignidad de


nuestro pueblo—de hecho, es absolutamente esencial. Como yo lo veo, no tenemos otra
opción.”

Aguina estaba dispuesto a priorizar la dignidad de su gente por encima de su propia


felicidad hasta el amargo final. Su familia había sido tomada rehén, y encima de todo eso, la
traición que le estaban pidiendo realizar servía para avanzar los intereses de su gente.

A ese punto, ¿cómo alguien podría decir que no?

Desde la perspectiva de los demi-humanos, la decisión de Aguina fue sin dudas


correcta y apropiada. Es una decisión horrible, una carente de razón—pero aún así, tengo
poca duda de que ese hombre tiene intención de ir hasta el final.

Mientras Elisabeth pensaba, una expresión en conflicto cruzó el rostro de Lute.

“Madam Elisabeth, me dirigiré a las celdas para confirmar la situación. Luego tengo que ir
con la familia imperial y los Tres Reyes del Bosque y contarles lo que sabemos sobre la
traición de los demi-humanos.”

“Sí, bien. Es importante que sea dado ese reporte, y nunca me concederían una audiencia
con los Tres Reyes. Vete.”

“Discúlpeme, entonces. Y, Ain, me alegro de que no estés herida. Hablaremos más luego.”

Después de despedirse de su amada esposa, Lute dejó la habitación. Mientras Elisabeth lo


observaba irse, de repente se dio cuenta de algo. ¿Por qué Aguina le había pedido a Lute ir

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con él? Parte de ello probablemente era usar a su subordinado para hacer que ella y La
Christoph bajaran la guardia. Por ese lado, el gambito había sido un completo éxito.

Sin embargo, había otra razón importante también. En lugar de tener que transmitir la
información por medio de Elisabeth, Aguina quería que Lute, un hombre bestia, viera la
situación y la decisión que Aguina había tomado de primera mano. De esa manera, actuaba
como una pregunta.

Los mestizos están comenzando un levantamiento. Los humanos han sido


traicionados. Los demi-humanos cometieron la traición. Ahora—¿qué hará la gente bestia?

Dos de sus princesas imperiales habían sido asesinadas. Aunque era imposible que
trabajaran con los mestizos, todavía estaba la posibilidad de que unieran fuerzas con los
demi-humanos en la guerra venidera. A diferencia de los demi-humanos con su
asentamiento capturado, no tenían ninguna razón clara para pelear. Pero por eso era que
Aguina había compartido sus miedos sobre el futuro con Lute.

La humanidad había causado una tragedia. Pero incluso ahora, la brecha de poder entre
ellos y las otras dos razas seguía aumentando. En algún momento en el futuro, las minorías
iban a encontrarse absorbidas. Entonces, ¿preferirían ser gobernados por los mestizos, o
los humanos?

Esa era la decisión que tenían que tomar.

Los humanos ni siquiera eran conscientes de cuán exclusivistas eran. Y las otras razas lo
sabían.

Al final, ¿qué hará la gente bestia?

Elisabeth observó la espalda de Lute mientras él se desvanecía por el pasillo. Sin decir ni
una sola palabra apretó sus puños.

***

Es hora de una historia.

Un hermoso y emotivo cuento de hadas.

Hace tres años, el mundo casi conoció un trágico final. Sin embargo, ese destino
aparentemente inmutable fue alterado por una sola persona. Y quien logró esa milagrosa
hazaña no fue un gran héroe.

Era un chico que había reencarnado de otro mundo después de una vida de abuso y una
muerte carente de sentido.

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Obtuvo una segunda oportunidad en la vida, luego tuvo varias experiencias, algunas
horripilantes y algunas irremplazables. Luego, después de una larga sucesión de batallas,
obtuvo una colosal cantidad de maná y la usó para salvar a alguien preciosa para él.

Y mientras lo hacía, salvó al mundo.

Al sacrificarse a sí mismo.

Después de tomar a su cuidado a Dios y el Diablo, el chico entró a un profundo letargo en el


Fin del Mundo. Gracias a sus actos, las personas del mundo se las arreglaron para evitar el
apocalipsis. El bien más grande para el número más grande era, seguramente, el resultado
más grande.

Porque así es como son las campanas y los telones.

Sin embargo, cada cosa sobre la nueva historia—

—es espantosa y vil.

Una ráfaga de viento golpeó la mejilla de Elisabeth. Estaba sobre un balcón.

Había sido construído sobre una de las vastas ramas que sobresalían del Árbol del Mundo.
Simplemente se encontraba ahí de pie, mirando en silencio hacia abajo. Había una gran
cicatriz que atravesaba el bosque rodeando el Árbol del Mundo—-obra de Vlad del fin de los
días. Recatado nunca había sido parte del vocabulario del hombre exactamente.

Las cosas dentro eran tumultuosas, pero ahí afuera, era callado y tranquilo. Una parvada de
aves surcaban el cielo azul pálido.

Para entonces, el día ya había terminado. Elisabeth abrió su boca y rompió el silencio.

“¿Entonces por qué me seguiste aquí?”

“¿Por qué, ciertamente…? Ni siquiera estoy segura de poder explicarlo por completo.”

Ain había llegado a estar junto a ella en algún momento. Desde que Elisabeth había dejado
la enfermería, Ain había estado caminando junto a ella. Ain retiró la máscara de su rostro y
miró al cielo con sus ojos inhumanos.

Por un breve tiempo, el único sonido era el de las aves. Finalmente, sin embargo, Ain habló
en voz baja.

“Hubo cierto día, una vez, cuando le pregunté a un hombre que se parecía a sí mismo, pero
al mismo tiempo, a alguien más, si estaba bien. Sonrió y dijo que estaba bien. ‘Todavía soy
yo, después de todo…’ Aún hasta este día, no estoy segura de si era mi deber como médico
detenerlo o no.”

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“…Hmm. No sé de quién estás hablando, pero ciertamente suena como un hombre muy
estúpido.”

“Mm, y sospecho que este podría ser el por qué la seguí.”

“¿Hmm? No entiendo.”

“Me recuerda mucho a él. Ambos fueron injustamente heridos, ambos estaban llenos de
resignación, y ambos se negaban a perder lo que era importante para ustedes. Puede que
él haya sido un alma libre de pecado, y puede que usted sea una pecadora sin igual, pero
los dos tienen los mismos ojos. Y una cosa más.”

“¿Qué es?”

“Recién lo descubrí, pero estoy embarazada.”

“¡¿QUÉEEEE?!”

Elisabeth no pudo evitar soltar un grito histérico. Las aves descansando sobre el Árbol del
Mundo apresuradamente emprendieron vuelo. Ain era la misma imagen de la compostura,
pero en contraste, la boca de Elisabeth colgaba abierta.

“No, espera, seguramente Lute, no yo, debería ser el primero en escuchar—”

“Ahora, no puedo asegurar saber todos los detalles de qué está pasando.”

Ain interrumpió a Elisabeth y continuó. Suavemente acarició su vientre.

Elisabeth entrecerró sus ojos. Las princesas imperiales habían sido asesinadas, y los demi-
humanos los habían traicionado. Esas eran las dos cosas que Ain sabía. Sin embargo, eso
era más que suficiente para darse cuenta de que el tiempo de paz se acabó. Las siguientes
palabras de Ain sonaban casi como una oración.

“Todo lo que deseo es un mundo dónde nuestro hijo pueda vivir con una sonrisa en su
rostro.”

“¿En verdad estás preparado para aceptar la gravedad de destruir la posibilidad de


que los niños miren al cielo y sueñen?”

La razón por la que Ain había dicho eso probablemente tenía que ver con lo similar que era
la Torture Princess al Rey Loco.

Hace tiempo él había salvado el mundo, y el subconsciente de Ain la había llevado a


hacerle el mismo deseo a la persona que más se parecía a él.

Y al mismo tiempo, Elisabeth escuchó las palabras de La Christoph encima de las de Ain.

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Por un breve momento, Elisabeth estuvo sin aliento. La situación era un completo caos. No
estaba claro cuál camino tomaría la gente bestia, los humanos eran idiotas, y la Torture
Princess no tenía ni idea de cuál sería la mejor opción finalmente. Sin embargo…

En un mundo hecho equitativo a través de la venganza, algunas cosas


invariablemente se perderán.

“Disculpe, tengo que hablar con Lute.”

Había algunas cosas que simplemente no podían crecer en la tierra que quedaba tras el
paso del odio. Dándose cuenta de eso instintivamente, Elisabeth se dio la vuelta para irse.
En el momento en que lo hizo, Ain miró hacia arriba en shock. Con una ominosa sensación
en su estómago, Elisabeth se detuvo de golpe.

El pesado sonido de aleteo de alas había llenado el aire. Al momento siguiente, incontables
figuras llenaron el cielo.

Miles y miles de aves habían tomado vuelo a la vez. Era como una tormenta, como si una
nube negra bloqueara el cielo. Era una vista extraña, y ciertamente no una que había
ocurrido de manera natural. Las aves estaban completamente aterradas.

Luego, desde el medio de las incontables figuras—

—una imponente voz resonó por el cielo.

***

“¡Escuchen, damas y caballeros!

Dejen que mis palabras sean un registro de nuestro servilismo. Dejenlas ser
escuchadas como un lamento de las humillantes vidas a las que nos han forzado. Dejenlas
ser escuchadas como un grito de ira ante la crueldad de los destinos a los que hemos sido
sometidos. Y dejenlas ser escuchadas como un himno de alegría. Hemos llorado, y hemos
llorado, y hemos llorado, y no tenemos lágrimas faltantes por derramar. ¿Qué opción
tenemos, entonces, más que regocijarnos en su tiranía? Hemos sobrepasado la
resignación, hemos transcendido la desesperación, y por fin, hemos encontrado nuestra
respuesta. Pero ustedes ni siquiera pueden comenzar a imaginar las crueldades que
tuvimos que sufrir para llegar a ella.

Ustedes sólo ven lo que quieren ver, sólo escuchan lo que quieren escuchar.

Es en la debilidad que las personas tienen cabida para crecer. Sin embargo,
persistieron en la ignorancia. Muchos, muchos de ustedes insistieron en mantener su inane
estupidez. ¿Quién les permitió ser tan estúpidos, tan crueles?

¿Por qué deberíamos tener que perdonarlos?

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Porque no se equivoquen—se nos ha dicho que los perdonemos una y otra vez.

Una idea cruzó mi mente una vez—si el fin de los días realmente hubiera estado
sobre nosotros, tal vez todo habría estado bien. Todas sus atrocidades podrían ser
perdonadas, declaradas como incidentes aislados de locura inducida por el miedo.

Pero Dios y el Diablo fallaron en bajar el martillo—así que yo debo hacerlo en su


lugar.

Tomaré este mundo, lo haré mío, y mataré hasta el último bufón que camine sobre
él. No necesito una razón. Después de todo, la justicia murió hace mucho tiempo atrás. A
este punto, ¿qué uso tiene alguien para algo tan decente y apropiado? Y al final del día, no
importa si hago algo; no afectará nuestro destino final. La salvación no vendrá, damas y
caballeros. No para ustedes, no para nadie. Y ciertamente no para mí.

Es claro ahora que Dios no tiene piedad.

Es claro ahora que no hay otra manera.

El sol se ha oscurecido—ahora, que comience la matanza.

Nosotros, los mestizos, por la presente declaramos nuestra rebelión contra ustedes.”

***

“—Longinus*.”

[Nt: Es el nombre que se le dió al soldado romano sin nombre que perforó el costado de
Jesús con una lanza. La lanza, creo, también le llaman Lanza del Destino.]

Elisabeth chasqueó sus dedos.

Cuando lo hizo, una lanza atravesó a la bandada más rápido que un relámpago, como un
acto de castigo divino. El ataque de Elisabeth dio en el blanco, atravesando el dispositivo de
comunicación oculto entre las aves. Cayó al suelo con un chillido ensordecedor.

El anunció terminó. Sin embargo, todas y cada una de las personas reunidas en el Árbol del
Mundo indudablemente habían escuchado las palabras de Lewis.

Elisabeth apretó sus puños. En ese momento y lugar, la proclamación había sido hecha.

El acto de apertura se terminó, y la guerra había comenzado formalmente. Habían


escapado al fin de los días y habían sido salvados, pero ahora el telón al leal saber y
entender se había alzado sobre un nuevo escenario. Los vengadores estaban
revolucionando el mundo.

Por fin, el castigo había alcanzado al pecado.

219 | P á g i n a
Torture Princess
Volumen 7

Es sólo natural que aquellos asesinados guarden rencor.

El día del perdón nunca llegaría. Y las víctimas tenían todo derecho a maldecir, resentir, y
detestar el mundo. Sin embargo, pensó Elisabeth mientras enterraba sus uñas en sus
palmas. Antes de que pudiera terminar el pensamiento, sin embargo, escuchó una voz
familiar llamarla desde atrás.

“¡Ah, Madam Elisabeth, ahí estás! Imagino que escuchaste eso hace un momento. ¡Se
están moviendo más rápido de lo que esperábamos!”

“Esa fue una declaración bastante audaz la que acabaron de hacer. Había pensado que
mantendrían un perfil bajo por un poco más de tiempo. En todo caso, sin embargo, los
humanos y la gente bestia tienen intención de tener una conferencia, y… ¿Lady? ¿Qué
pasa? Esa cara arruina tu lindo rostro.”

Izabella y Jeanne vinieron corriendo hacia ella. Parecía que cuando escucharon el decreto,
habían venido inmediatamente a buscarla. Sin embargo, Elisabeth permaneció en silencio.
Contemplaba al ahora silencioso bosque con la mirada perdida. Luego, después de
entrecerrar sus ojos como si intentara ver el fin del mundo, finalmente habló.

“Sí, supongo que eso es necesario… Sin embargo, espero me disculpen si me retiro por un
rato. ¿Se necesitará algún tiempo para organizar las cosas, imagino? Tengo poca intención
de regresar antes de que se me necesite… O más bien, ¿yo debería—?”

Elisabeth miró a Ain. Había algo que ella tenía que decirle a Lute. Sin embargo, Ain regresó
la mirada carmesí de Elisabeth y sacudió su cabeza. Acarició su aún delgado vientre.

“Pareciera que usted y yo estábamos pensando lo mismo. Si tiene algún lugar en el que
desee estar, entonces, por favor, vaya. Hablaré con él. Además, si escuchara sobre el
embarazo de alguien aparte de mí, bien podría desmayarse.”

“Sí, cierto. Lute tiene muchas características, y quedar estupefacto en demasía por las
cosas es ciertamente una de ellas. Te lo encargo, entonces.”

Elisabeth dio un pequeño asentimiento de cabeza y se alejó caminando. Izabella la observó,


desconcertada. Con eso dicho, no se movió para detenerla. Mordió su labio con fuerza. Su
rostro, el cual aún era hermoso a pesar del drástico cambio que había sufrido, se
contorsionó con pena. Jeanne permaneció inexpresiva, pero su voz adquirió un tono
preocupado.

“Mi lady…¿pasa algo?”

“Perdóname. Acabo de recordar algunos asuntos que tengo que atender. Hay un lugar al
que tengo que ir antes de la reunión. Deberías quedarte con Su Majestad.”

“No, voy contigo. Soy tuya, en cuerpo y alma.”

220 | P á g i n a
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“Aprecio el sentimiento, pero te pido que me dejes ir sola. Por favor, no me sigas.”

Después de dejar sus deseos extremadamente claros, Izabella se alejó caminando también.
Pasó junto a Elisabeth y dejó el área.

Elisabeth miró de nuevo por encima de su hombro. La Torture Princess dorada estaba en
abyecto shock. Luego, de repente, colapsó como una marioneta a la que le habían cortado
sus hilos. Jeanne acompañó su desmesurada reacción con un pequeño susurro.

“¿Ya he sido rechazada, por casualidad? Hoooooombre…¿hablas en serio?”

“No puedo decir que sé los detalles de tu situación, ¿pero estás segura de que no solo
estás saltando a conclusiones?”

Ain inmediatamente comenzó a consolarla. Mientras las escuchaba, Elisabeth comenzó a


caminar de nuevo. Sacó su joya, luego la lanzó en el aire. Un círculo de teletransportación
se dibujó por sí mismo sobre el suelo.

Pétalos de flor carmesíes y negra oscuridad se arremolinaron por el aire, y un muro


cilíndrico con el color de la sangre se alzó alrededor de ella.

Cuando se hizo añicos, la Torture Princess ya no estaba.

Una vez más, Elisabeth se había desvanecido de las tierras de la gente bestia.

***

Se materializó en un lugar sin noche o día.

Era un lugar puro, uno creado de nieve y agua, viento y maná.

Sobre su cabeza, una cortina arcoíris se ondeaba en un cielo blanco leche sin sol o luna.
Sus alrededores eran hermosos, pero era una belleza vacía. Cristales diminutos caían del
cielo y crujían bajo sus pies mientras avanzaba.

Finalmente, llegó a un vista que había visto muchas veces.

Había dos pilares de hiedra encima, como cadáveres de gigantes.

Los dos yacían tendidos encima del otro y se apoyaban entre sí. Una cueva, similar a un
santuario, se encontraba en su centro.

Elisabeth se sentó en ella, rodeada de hiedra decorada con rosas cerúleas y carmesíes.

De repente, relajó su cuerpo. Un pequeño thump hizo eco cuando su espalda impactó el
cristal.

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Torture Princess
Volumen 7

En silencio cerró sus ojos, como lo había hecho una vez antes.

Dos personas se encontraban durmiendo dentro del cristal en su espalda.

Eran igual de silenciosos que siempre, y sonrisas inmutables adornaban sus rostros.

El cristal era frío y duro. La distancia que separaba sus claros muros era pequeña, pero era
más grande que el Fin del Mundo.

Kaito Sena no era la Torture Princess. No era un santo. Ni siquiera era el Rey Loco. Solo
era un chico. Pero ahora estaba durmiendo con su esposa, cargando la carga de un mundo
con el que obviamente no debería haber tenido ninguna relación.

Elisabeth pensó. El chico había sabido cuán horribles eran las personas. Sabía que ese
hecho permanecería cierto, incluso entre mundos. Pero aún así, veía al mundo como algo
hermoso. Porque ahí era dónde vivían las personas que le importaban. “Así que lo
protegeré,” había alardeado. Había sonreído hasta el final.

Y ahora las personas estaban intentando robarle su significado a esa sonrisa.

Todos son iguales. Ciertamente, incluso yo.

No eran nada más que cerdos, horribles sin comparación alguna.

La humanidad había cometido un error, incontables personas se habían quedado quietas y


observaron, los mestizos se habían girado hacia la venganza, las princesas imperiales
habían muerto noblemente, el hombre demi-humano había traicionado al mundo por
aquellos que le importaban, y el representante de los santos había muerto con un corazón
lleno de fe tanto en Dios como en la creación.

Ahora los sobrevivientes sentían miedo, pese a no haber ninguna razón para ello, y
comenzaban una nueva batalla.

Y el mundo seguía girando, igual de correctamente como siempre.

La humanidad, los demi-humanos, la gente bestia, y los mestizos eran todos iguales.
Cuando eran vistos no como individuos, sino como grupos, ninguno de ellos eran
merecedores de confianza en lo más mínimo. Pero aún así—

…¿Aún así?

“Dime, Kaito…”

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Torture Princess
Volumen 7

Aún mirando hacia adelante, Elisabeth soltó un susurro. La Torture Princess se negaba a
darse la vuelta.

Pero, aún así, soltó un suave murmullo, como una sola gota derramada directamente desde
el corazón.

“…¿no sería mejor que un mundo como este simplemente se acabara?”

No recibió ninguna respuesta.

Dentro del cristal, los dos salvadores del mundo simplemente seguían sonriendo.

Afterword
Se ha vuelto bastante frío últimamente, ¿no es así? Ahora, ¿quién escribió “el siguiente libro
sale este verano” al final del volumen 6*? Ah, correcto, esa idiota Ayasato. En verdad estoy
apenada. Aún así, gracias por comprar Torture Princess, volumen 7. No sólo me encontré
con varias complicaciones imprevistas después de que terminé el volumen 6, sino que
también terminé agotándome tanto que afectó mi salud. Sin embargo, gracias a que mi
editor me dio tanto consejos como tiempo, estoy segura de que fui capaz de terminar este
volumen sin tener que comprometer su calidad. Ofrezco mis más profundas disculpas a
todos los que estuvieron esperando ansiosamente la continuación de la serie, pero
realmente espero que disfruten el libro ahora que finalmente ha salido.

[Nt: Debió ser en japonés, en la versión inglesa no hace mención de esto.]

Ahora bien, me estoy quedando sin espacio aquí, así que tengo que dar los
agradecimientos bastante rápido. A Saki Ukai, por todo tu maravilloso arte; a mi editor Oh,
por toda tu amabilidad; y a Hina Yamato, por tu adaptación elaborada con amor,
muchísimas gracias. También me gustaría darle mi más profundo agradecimiento a todos
los demás involucrados en el proceso, así como también a mi amada familia,
particularmente a mi hermana.

Y sobre todo, a todos mis lectores que esperaron pacientemente el volumen 7 y ahora
finalmente lo están leyendo, tienen mi más sincero agradecimiento. Si no es demasiado
pedir, espero que vean tanto el libro como la serie como un todo a través de sus venideras
conclusiones.

¿Qué yace más allá de esa sola lamentación y esa sola reunión?

¿Es algo—o no es nada?

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Torture Princess
Volumen 7

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Torture Princess
Volumen 7

Epílogo, así como también Su Prólogo


Abajo en el fondo del pozo, Sara Yuuki tuvo un sueño.

Sus frágiles brazos estaban cubiertos de quemaduras de cigarro, sus rotos dedos estaban
rígidos por cómo habían sido doblados, la mitad derecha de su cuerpo estaba aplastada
debido al momento en que había sido arrojada ahí abajo, y sus globos oculares estaban
nublados. Era improbable que su cuerpo fuera encontrado. Su cuarto padre y su madre,
quién estaba locamente enamorada de él, probablemente sólo asegurarían que ella había
huído.

Justo como Alice había huído al País de las Maravillas.

Dirían que había ido muy, muy lejos.

Mientras el dolor seguía pesando terriblemente sobre ella, alzó vagamente su mirada al
cielo. La lluvia en caída obstruía su garganta. Para ese punto, ya ni siquiera sabía si los
bichos estaban colándose en su boca o no. Por un momento, el pensamiento No quiero
morir atravesó su mente, pero la chica ni siquiera estaba segura de si había sido provocado
por un legítimo apego a la vida o simplemente por miedo.

La vida de Sara Yuuki se estaba disipando. Pero en lugar de infinita oscuridad, vio una
danzante luz.

Era casi como si su vida estuviera mostrándose ante sus ojos, como en las historias.

Pero esto era algo completamente diferente, algo siniestro.

Había cadáveres de algunas criaturas extrañas hasta dónde el ojo podía ver.

Toneladas y toneladas y toneladas de algunas criaturas parte lagarto, parte perro, parte
humano habían sido arrojadas a un costado. Todas estaban muertas. Sus pechos habían
sido abiertos a la fuerza y sus extremidades habían sido arrancadas. Sus ojos, orejas,
dientes, y lenguas no estaban. Cada uno de los cadáveres carecía de dignidad básica.

Alguien estaba llorando delante de la montaña de cadáveres. Acariciaba afectuosamente a


cada uno mientras lloraba.

El rostro del hombre era espantosamente horrible. Su mitad derecha era reptil, y su mitad
izquierda era humana. Sin embargo, ambos lados estaban llenos de una profunda pena.
Hizo que su rostro se viera mucho más humano que los que tenían los padres de Sara. El
llanto continuó por un largo, largo tiempo.

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De repente, sin embargo, se detuvo, como si no tuviera lágrimas faltantes por derramar.

Dirigió sus dorados ojos hacia Sara. Ella se quedó sin aliento.

Estaba claro por su expresión que él era una víctima.

No, sus ojos ardían con malicia e ira, y había una retorcida sonrisa plasmada en su rostro.
Sara pudo notarlo—ese hombre estaba roto. Y justo como ella, alguien lo había roto.

Entonces una voz ensordecedora llenó el aire.

“—Dios y el Diablo fallaron en bajar el martillo.”

“—Así que yo debo hacerlo en su lugar.”

Y luego, con un firme thump, el corazón de Sara Yuuki se detuvo como si la campana que
señalaba el final hubiera sido tocada.

Sara Yuuki, la chica que debería haber estado muerta, abrió sus ojos una vez más. La luz
de una fogata llenó su visión. Parecía estar en una habitación de piedra tenuemente
iluminada. Parpadeó. Delante de ella estaba el hombre de antes. Ahora, sin embargo,
llevaba una máscara que había sido cortada a la mitad.

Su ojo visible no tenía nada de la pasión que ella había visto antes. Ahora estaba vacío y
hueco.

De repente, el hombre de negro separó sus delgados labios, miró directamente a Sara, y
habló.

“Oh Alma Libre de Pecado, asesinada de una manera sumamente horrorosa—a partir de
este día, vivirás como nuestra arma.”

Su tono no dejó espacio a la negación. Sin embargo, Sara no entendió a qué se refería.
Simplemente estaba confundida. Entonces el hombre de negro sacudió su cabeza.
Comenzó a murmurar como un hombre poseído.

“No, no. Eso no es todo. Finalmente viniste… Finalmente pude llamarte, Oh alma herida,Oh
ser puro de otro mundo, Oh luz de nuestra esperanza, Oh respuesta a nuestras plegarias,
Oh llave a nuestra revolución del mundo.”

El hombre de negro se arrodilló ante ella. Ahí fue cuando Sara se dio cuenta.

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El hombre estaba temblando tanto que no podía detenerse. Estaba llorando. Lágrimas
circulaban por su inexpresivo rostro. Se abalanzó a una desesperada súplica sin siquiera
explicar la situación.

“Nos ayudarás, ¿verdad? ¿Serás nuestra esperanza? ¿Serás nuestra alegría? Te he estado
esperando—te he estado esperando durante mucho, mucho tiempo. Oh reencarnación de
otro mundo. Oh recipiente sin límites.”

En verdad estoy feliz de poder conocerte.

Eso era lo que el hombre de negro estaba diciendo.

Y para Sara Yuuki, eso era suficiente.

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***

Dulcemente estiró sus manos. Entonces Sara—no, ahora ella no era nadie, solo una chica
muerta—abrazó al hombre con fuerza. Él se puso rígido. La chica susurró afectuosamente
para eliminar su pena.

“Me llamaste, ¿no es así? Me invitaste al País de las Maravillas… Muy bien, entonces, muy
bien. De ahora en adelante, viviré por tu bien. Seré tu esperanza, tu alegría, y todo lo que
desees que sea. Pero tengo una solicitud, si me permites.

Me temo que no sé mucho sobre armas, así que si está bien, me gustaría ser tu hija en
cambio.”

La chica sonrió.

“Por supuesto,” le respondió el hombre.

Eso marcó el momento de su reunión—la reunión entre la solitaria chica y el solitario


monstruo.

Es hora de una historia. Espero que seas lo suficientemente amable para recordarla.

Sin importar qué pueda venir, por favor, recuerda esta verdad.

Es una historia de una chica que fue brutalmente asesinada por un humano, y una historia
de un monstruo que fue cruelmente asesinado por un humano.

O quizás es la historia de una niña abandonada por sus padres, y un vengador que decidió
destruir el mundo.

Una historia de nada más que—

—arrepentimiento, sueños, y odio.

Una historia de salvación.

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