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Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


Sotelo, gracias K. Cross & Botton
No todos los días encuentras a tu alma gemela ligeramente
desvestida colgada de un árbol esperando a que la rescaten, pero
voy a aprovechar mi buena suerte y correr con ella.

Lo que empieza como un día normal en la estación de bomberos


se convierte en cualquier cosa menos eso cuando acudimos a la
primera llamada de la tarde. Parker Scott se las arregló para
caerse por la ventana de su habitación y aterrizar en la rama de
un árbol, sin ropa.

Una mirada a la pequeña damisela en apuros y siento que mi


vida nunca volverá a ser la misma. Mi oso interior se despierta y
declara que es “mía” y sé que no hay forma de luchar contra mi
destino.

Después de rescatar a mi impresionante compañera, voy a atar


su precioso trasero a mí para toda la eternidad.

Si te gustan las historias de osos cambiaformas, chicas con


curvas, con mucho humor y un poco de drama, esta historia
corta es perfecta para ti.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 1
ASHER

El camión de bomberos da la vuelta por el tranquilo carril que


bordea Honey Pot Hollow cuando una anciana nos hace señas. —Mi
vecina necesita ayuda para salir de un árbol. — La señora Walker
señala hacia la calle oscura.
Conrad, el conductor, se asoma por la ventanilla para hablar con
ella. — ¿Qué ha pasado?
—No tengo ni idea. — La Sra. Walker se encoge de hombros. —
Estaba paseando a Pookie y la oí pidiendo ayuda, así que llamé al
nueve-uno-uno.
— ¿Y no se le ocurrió ayudarla? — Conrad niega.
No me sorprende. La señora Walker no tiene fama de ser la mujer
más amable de la ciudad.
—Pedí ayuda. — La mujer canosa resopla y mira el reloj. —
Ahora, por favor, discúlpenme. Pookie necesita un bocadillo antes de
acostarse. — Se da la vuelta y camina en dirección contraria antes de
que Conrad pueda responder.
—Bonita vieja. — refunfuña Conrad y sigue conduciendo por la
larga carretera de grava. Doblamos una esquina y vemos una casita
azul.
—Bueno, esto es algo que no se ve todos los días. — Warrick
señala a la hermosa mujer desnuda sentada en una rama a media
altura del árbol, con aspecto mortificado. Está sujetando una rama
superior delante de ella en un intento de cubrirse, pero hace poco para
ocultar su impresionante y curvilíneo cuerpo. Miro desde la rama unos
metros más allá hasta una toalla blanca que cuelga de una ventana
abierta en el segundo piso de la pequeña casa azul claro y supongo
que así es como se ha subido a la rama.

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La polla casi me estalla en los pantalones al contemplar su
cuerpo exuberante. Incluso desde esta distancia, puedo ver sus
impresionantes curvas y su piel blanca como la leche. Es difícil saber
la longitud de su pelo rubio y rizado porque lo lleva recogido en un
moño húmedo y desordenado, pero supongo que es bastante largo.
Entrecierro los ojos con la visión nocturna de mi oso y veo la vergüenza
brillar en sus ojos azules.

Sacudo la cabeza mientras el oso que llevo dentro gruñe: —Mía.


Me entran ganas de esconder su delicioso culo de la vista
mientras asimilo la situación.
— Dejen de jodidamente mirarla —les ladro a mis buenos amigos
y compañeros bomberos mientras Conrad estaciona junto al viejo
roble— o les arrancaré los ojos de la maldita cabeza.
Warrick, mi mejor amigo desde primer curso, me sonríe
satisfecho. — ¿Te has levantado con el pie izquierdo?
—Es mía. — ¿Es esa mi voz? O estoy perdiendo la maldita cabeza
o acabo de encontrar a mi compañera.
—Santa mierda. — murmuran los dos al mismo tiempo.
Warrick sonríe. — Mira, primero rescatemos a la damisela en
apuros, y luego podrás orinarla y marcarla. — Como es un
cambiaformas lobo, supongo que esa mierda tiene sentido para él.
—Los osos tenemos un método más elocuente para marcar a
nuestras compañeras. — Le doy la espalda y gruño: —Quédate aquí.
Puedo encargarme de esto yo solo. — Salto y cojo una manta de la
plataforma mientras miro a mí alrededor. Por suerte, mi compañera
parece vivir en las afueras de la ciudad. No veo un alma a la vista. Es
un milagro que la vieja la oyera y pidiera ayuda. Sacudo la cabeza.
—Odio que se quede con todos los trabajos buenos. — refunfuña
Warrick y vuelve a sentarse antes de sacar el teléfono del bolsillo. —
Oh bueno, jugaré mi juego mientras tú vas a salvar a tu damisela
desnuda.
Joder. Cuando la loca llamada llegó a la estación, todos
pensamos que nuestro capitán nos estaba gastando una maldita
broma.

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Recibimos frecuentes llamadas pidiendo ayuda para bajar a
gatos, y a veces a niños descarriados, de los árboles, pero nunca a
preciosas mujeres desnudas.
Mientras corro hacia el árbol, mi mente da vueltas a lo que voy
a decir. — ¿Es una buena noche para pasar el rato desnuda bajo la
luna llena?— Joder, eso no era lo que quería decir, pero mi boca se
escapó sin consultar a mi maldito cerebro. Levanto la vista y veo los
impresionantes ojos aguamarina de mi compañera entrecerrarse e
intento de nuevo. — ¿Está bien, señorita?— Eso es lo que quería
preguntar en primer lugar.
—Estoy bien, Smokey. ¿Puedes dejar de mirar y darme la maldita
manta? Entonces quizá puedas ayudarme a salir de este estúpido
árbol. —añade en voz baja, y mis sensibles oídos de metamorfo captan
cada palabra.
— ¿Smokey? —Me río, me encanta que mi compañera ya tenga
un apodo para mí. Cuando le lanzo la manta, la coge con facilidad. —
Tápate y traeré la escalera para rescatarte.
—Gracias. — Mientras se envuelve en la manta, cojo la escalera
extensible y me dirijo a rescatar a mi compañera.
Después de asegurar la escalera en la base del árbol, subo y le
ordeno a mi compañera que me siga por la escalera. — ¿Cómo te las
has arreglado para subir desnuda? — Le señalo la rama que hay tres
metros por encima de nosotros y le pregunto después de llegar al
suelo.
—Es una historia larga y embarazosa. — Suspira y se ciñe la
manta alrededor de su cuerpo curvilíneo. — ¿Por qué no salió nadie
más del camión de bomberos? — Mira por encima de mi hombro a los
otros tres hombres sentados en el camión.
—Era un trabajo de un solo hombre. — Y soy el único hombre
que salvará a mi preciosa compañera desnuda. —Realmente necesito
tu versión para mi informe. — Eso es una pequeña mentira. Sí, el
departamento pide que hagamos informes detallados, pero hacen
excepciones con los trabajos pequeños.

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Mi compañera suelta un suspiro. —Joder. — Se aleja de mí, y mi
oso protesta bajo mi piel, echando de menos su cercanía. — ¿Puedo al
menos ponerme algo de ropa antes de explicarme?
Mi oso gruñe en mi mente, te prefiero desnuda, pero ignoro al
cabrón y dejo que mi lado humano responda. —Claro. —La acompaño
hasta su casita de dos plantas. Cuando tropieza con la larga manta,
me arrodillo frente a ella, recojo la parte inferior y la doblo.
—Gracias. —sonríe y mete una mano por la abertura para
agarrar la parte inferior doblada contra su pecho. Mi compañera
parece una descarada curvilínea acurrucada en la manta de lana gris.
La terquedad de su barbilla me dice que me va a mantener alerta. Mis
ojos se posan en las diminutas pecas que recorren su nariz y sus
mejillas, y apenas resisto el impulso de besarlas. Me fijo en una
pequeña cicatriz que recorre su mandíbula y me pregunto qué la habrá
provocado. De repente, me doy cuenta de que ni siquiera sé el nombre
de mi compañera.
—De nada. — le digo y le tiendo la mano. —Soy Asher Coburn.
— Cuando entramos en el vestíbulo poco iluminado, mi compañera
vuelve a deslizar la mano por la rendija de la manta y extiende la mano
para estrechármela. Cuando su suave piel toca la mía, casi me auto
exploto.
—Parker Scott.
Su nombre encaja perfectamente con ella, excepto el apellido,
que pienso cambiar jodidamente cuanto antes. —Encantado de
conocerte, Parker.
—Igualmente. —Sonríe, y un pequeño hoyuelo aparece en su
mejilla derecha. —Ojalá no estuviera desnuda en un árbol cuando nos
conocimos. — Cuando da un pequeño y adorable estremecimiento,
lucho contra el impulso de acercarme a ella.
—No me quejo. — Ahí va mi boca otra vez.
Entrecierra los ojos y murmura en voz baja: —Ya lo creo. — antes
de señalar el pequeño sofá que hay en medio del salón, a la derecha.
—Siéntate mientras me cambio.
—Estaré aquí. —La observo subir lentamente las escaleras y mi
polla se pone cada vez más dura a cada paso que da. Cuando dobla la

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esquina, miro por la ventana delantera y veo a Warrick de pie junto a
la plataforma, señalando su reloj.
Me desabrocho la chaqueta, saco el móvil del bolsillo interior y
escribo un mensaje rápido para el imbécil de mi amigo.

Yo: Se está vistiendo luego le tomo declaración.

Pozo sin fondo: Date prisa. Puedes orinarla más tarde. Me estoy perdiendo
la cena.

Yo: Puedes permitirte perderte algunas comidas.

Pozo sin fondo: Vete a la mierda, imbécil. Estoy creciendo. Ahora date prisa
antes de que entre y saque a rastras tu lamentable culo.

Yo: Hay una barrita de proteínas en el bolsillo de mi asiento. Cómetela y


cállate.

Pozo sin fondo: No, no la hay. Ya la he encontrado. Ahora, date prisa.

Debería haber sabido que el lobo cambiaforma olería esa barra a


una milla de distancia. Warrick come el doble que el resto de nosotros.
Jura que es porque es un alfa nato, pero el resto de nosotros creemos
que se necesita una tonelada de calorías para ser tan imbécil.

Yo: Eres un maldito pozo sin fondo. Enseguida salgo.

Le respondo con un emoticono del dedo corazón y me siento en


el sofá a esperar a que mi compañero reaparezca.

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Capítulo 2
PARKER

—Fuiste un gatito malo, malo. Te voy a dejar sin golosinas


durante una semana. — Agito el dedo señalando a Gilbert, pero mi
despreocupado gato negro ignora mi amenaza y sigue lamiéndose las
patas. —Esta vez lo digo en serio. — añado, pero los dos sabemos que
estoy mintiendo. La primera vez que mi intratable gatito se frota contra
mis piernas y me da su maullido de Te tolero, humana, me doblo como
un traje barato.
Con la suerte que he tenido últimamente, no me sorprende
haberme caído por la ventana desnuda intentando salvar a mi gato de
una muerte segura.
Las cosas han sido un poco locas desde que me mudé a Honey
Pot Hollow. Hace unos meses, me gradué de la universidad y empecé
a buscar puestos de enseñanza. No estoy segura de dónde surgió el
impulso de aceptar un puesto de profesora de tercer curso en la
comunidad de cambiaformas, pero decidí seguirlo. Busqué y encontré
un piso de segunda mano en las afueras de la ciudad y me mudé aquí
antes de darme la oportunidad de cambiar de opinión. Y aquí estoy.
Me pongo un pantalón de chándal y una camiseta del concierto
y me tomo mi tiempo para cepillarme el pelo largo y rizado. Una vez
recogido en un moño desordenado, me doy cuenta de que se me han
acabado las formas de posponer el trato con el bombero que está en
mi salón. Dios, me pregunto si será un cambiaforma.
Me acerco a la puerta y me dirijo a Gilbert. —Vamos a tener una
larga charla cuando vuelva. — Pone los ojos en blanco y se acurruca
entre mis cálidas mantas. Exactamente donde estaría ahora si el
pequeño apestoso no me hubiera jugado una mala pasada.
—Siento mucho haberte hecho esperar. — Cruzo los dedos
detrás de la espalda y entro en el salón. Sus ojos oscuros se mueven
lentamente por mi cuerpo, haciendo que la electricidad fluya por mi
espina dorsal. —Tenía que ver cómo estaba mi gatito.

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Cuando los ojos del bombero alto, moreno y más caliente que
Hades se abren de par en par, me doy cuenta de lo que acabo de
murmurar y siento que se me calienta la cara.
Una sonrisa se dibuja en sus labios pecaminosamente malvados,
y no sé si quiero besarlos o quitarle la sonrisa de un manotazo. —
¿Está bien tu gatito? — me pregunta mientras me siento en el extremo
opuesto del sofá. Bueno, lo más lejos que puedo llegar en el maldito
sofá diminuto que heredé con la casa.

—Está bien. — Por ahora, añado para mí misma y me giro hacia el


ardiente bombero. No intento coquetear con Asher, pero parece que
no puedo evitarlo. Me sale de forma completamente natural, y me
imagino que es señal de que estoy perdiendo la cabeza. — ¿Podemos
terminar con tu informe? Estoy cansada y necesito irme a la cama.
—Claro. —Parece un poco culpable y me pregunto qué está
pasando. —Solo necesito una descripción rápida de cómo acabaste en
el árbol. — Asher saca una libreta y un bolígrafo de su chaqueta.
—De acuerdo. Esta es la versión rápida. — Tenerlo tan cerca me
está convirtiendo en un montón de baba derretida. —Después de
ducharme, fui a mi habitación a vestirme y descubrí que mi maldito
gato había saltado por la ventana y estaba atrapado en el árbol. —
Dios, eso suena tan estúpido. —Intenté asomarme a la ventana y
agarrarlo, pero el apestoso seguía alejándose. — Debería haber
adoptado al lindo cachorro que me sugirió la empleada del refugio en
lugar del gato gruñón que apenas me tolera. —Acabé cayéndome por
la ventana y enganchándome en la rama. Lástima que mi toalla
decidiera quedarse atrás.
Me mira y casi me derrito ante el calor que desprenden sus ojos
oscuros. — ¿Segura que no te has hecho daño?

Me pregunto si me besaría mejor. Me callo antes de decirle: —Estoy


bien. Solo me ha golpeado el orgullo. Al menos solo la malhumorada
señora Walker y ustedes fueron testigos de mi humillación.
Asher me da una palmadita en la mano y mi corazón se acelera
cuando su cálida piel toca la mía. —Yo no me preocuparía. Te
sorprenderían algunas de las cosas que vemos, y nadie en el pueblo
toma en serio a la señora Walker.

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—Bueno, muchas gracias por rescatarme. No tenía muchas
ganas de pasar la noche en mi árbol con Gilbert riéndose desde la
ventana.
— ¿Gilbert?— gruñe mientras todo su cuerpo se pone rígido, y
estoy bastante segura de que sus ojos parpadearon en rojo.
—Mi gato gruñón. — le explico y observo cómo la tensión
desaparece de su musculoso cuerpo. —Juro que lo hizo para protestar
por la nueva comida dietética que le compré. — Miro el reloj que cuelga
sobre mi escritorio y me fijo en la hora. ¿Cómo se ha hecho tan tarde?
—Siento precipitarme, pero mañana tengo que madrugar. — Eso es
quedarse corto. Ningún ser humano debería levantarse antes del
amanecer. —Es mi primer día de escuela. — No estoy segura de qué
me impulsó a explicarlo.
Asher me sonríe. —Por supuesto. — Mientras camina hacia la
puerta de mi casa, lo sigo justo detrás. Cuando llega a la puerta, se
gira y pregunta: —Una cosa más, ¿me darías tu número de teléfono?
Por si necesitamos más información. — añade, aplastando mis
esperanzas de que quiera llamarme.
Después de darle mi número, me apresuro a salir por la puerta
y me paso por la cocina para coger un litro de mi helado favorito, con
la esperanza de que me refresque un poco.

Mientras salgo hacia mi coche tras el día más largo de mi vida,


me pregunto si es demasiado pronto para empezar a beber. Mi primer
día tratando con cambiaformas y sus hijos me ha abierto los ojos. Me
doy cuenta de que voy a tener que mejorar si quiero sobrevivir a mi
primer trabajo como profesora.
Mi teléfono suena en el bolsillo cuando llego al coche y contesto
sin comprobar quién llama. —Hola.

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—Hola, Parker. — Casi se me cae el bolso cuando su voz
profunda me envuelve. —Quería saber cómo estabas y ver cómo te
había ido el primer día de clase.
—Oh. — Tiro mis cosas en el asiento del copiloto antes de
sentarme y cerrar la puerta. —Sobreviví. — Es todo lo que puedo decir
al respecto.
—Eso suena mal. — Veo como el director del colegio pasa por
delante de mi coche y me hace un pequeño gesto con la mano. — ¿Va
todo bien?— asco. Mi jefe me da escalofríos.
Le devuelvo el saludo al señor Strickland antes de contestar a
Asher. —Sí. Solo era el primer día de clase y los niños estaban un poco
alborotados. — Y estoy agotada. Como mi coche viejo no tiene
Bluetooth, tengo que terminar esta llamada antes de salir. — ¿Por qué
llamas?— Casi me golpeo la frente cuando se me escapa la pregunta.
Llevo hambrienta desde la última hora y mi estómago vacío habla por
mí.
—Quería invitarte a cenar. — No parece importarle mi franqueza.
—Puedes desahogar todas tus frustraciones del primer día conmigo.
Una vocecita en el fondo de mi mente me advierte de que nunca
volveré a ser la misma si acepto su invitación, pero la ignoro y me
lanzo con pies de plomo.

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Capítulo 3
ASHER

—Me encantaría cenar contigo. — Su dulce voz fluye sobre mí, y


alejo el teléfono de mi oreja para mirarlo fijamente, preguntándome si
la he oído bien. —Aunque puede que te arrepientas de habérmelo
ofrecido; tengo mucha frustración que desahogar. — Ya estaba
preparando mis argumentos por si se negaba, pero mi compañera me
sorprende y acepta una cita. Entonces sus siguientes palabras borran
el júbilo. —Pero no puedo hacerlo esta noche. Tengo tanto que hacer
antes de mañana si quiero sobrevivir a otro día enseñando en tercero
de primaria.

Secuéstrala y llévatela a tu guarida. Ignoro la insensata sugerencia de


mi impaciente oso y le pregunto a mi compañera: — ¿Qué noche
funciona mejor para ti? — Dejo la decisión en sus manos, sabiendo
que haré que funcione.
— ¿Estás libre el viernes por la noche? — me pregunta, y el
corazón se me estruja en el pecho al pensar en esperar tres días más
antes de verla.
—Lo estoy. — no lo hago, pero encontraré a alguien que
intercambie turnos conmigo o llamaré. — ¿A qué hora quieres que te
recoja?
—Puedo estar lista a las siete.
—Nos vemos entonces. — le digo mientras mi mente da vueltas,
intentando encontrar la manera de verla antes del viernes.
—De acuerdo. — me dice y cuelga.
Me paso el resto de la tarde mandando mensajes a todos los hijos
de puta que me deben favores, intentando encontrar a alguien que me
cambie el turno. Warrick finalmente acepta cuando le prometo que
será el padrino de nuestro primer hijo.

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Esa noche, más tarde, me tumbo en la cama y me paso media
noche mirando al techo con la polla dura como una piedra mientras
fantaseo con mi compañera. El malhumor de mi oso no ayuda a
mejorar la situación. Nada va a ayudar hasta que le pongas tu marca en el cuello,
gruñe. Necesito controlarme y controlar a mi oso, salgo de la cama y
me dirijo a la ducha, con la esperanza de que una ducha fría me ayude.
Pongo el agua a cero y me meto bajo el chorro. El agua helada
hace muy poco efecto en mi polla dura. Después de coger el bote de
gel de ducha y echarme un puñado, me envuelvo la erección con la
mano y cierro los ojos. Mi mente se llena de visiones de las hermosas
curvas de mi compañera mientras me acaricio la polla.
Detrás de mis párpados cerrados, imagino las deliciosas tetas
rosadas de Parker rebotando mientras cabalga mi polla. Entre las
visiones que danzan por mi mente y mis fuertes caricias, no tardo en
correrme mientras gruño el nombre de mi compañera. El agotamiento
recorre mi cuerpo y me doy cuenta de que la sesión de amor propio en
la ducha no ayudó en nada a mejorar mi situación. Cuando mi oso
refunfuña: —Te lo dije. — le saco el dedo mentalmente y me apoyo en el
frío mármol, respirando hondo varias veces.
Como todo lo demás ha fallado, decido salir a correr alrededor
de mi propiedad, con la esperanza de que el ejercicio nocturno me
ayude.
Casi pierdo la cabeza mientras transcurre lentamente el resto de
la semana. Como ahora no me interesa mi trabajo, convenzo al jefe
para que me deje tomarme vacaciones el resto de la semana. Warrick
está un poco enojado porque al final tiene que trabajar su turno
original y mi turno del viernes, pero el imbécil tendrá que superarlo.
He pasado las últimas tardes rondando por la propiedad de mi
compañera, asegurándome de que todo está bien y ella está a salvo
antes de volver a casa para un poco de amor propio y una larga
carrera. Mi oso dejó de intentar convencerme de secuestrar a Parker y
empezó a darme el trato silencioso.

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Cuando por fin llega el viernes, respiro aliviado y comienzo mi
rutina diaria de seguir a Parker hasta el colegio mientras me digo a mí
mismo que no es acoso si me aseguro de que mi compañera llega de
una pieza. Cuando está a salvo en el edificio del colegio, me dirijo a
casa para pasar el día mirando cómo pasan los segundos en el antiguo
reloj de pie que ha pertenecido a mi familia durante generaciones.
A las seis y media, abandono la lucha y me dirijo a su casa
temprano. Durante los siete minutos que dura el trayecto, le advierto
a mi oso que se aparte de una puta vez y deje que yo me ocupe de
cortejar a mi compañera. No sé si me hará caso, pero al menos lo he
intentado. Después de estacionar junto a su garaje, me acerco a la
puerta y respiro hondo antes de llamar al timbre.
—Ya voy. — me llama desde algún lugar de la casita, y mi oso
me murmura al oído: —Todavía no, pero espero que más tarde. — lo
hago callar y sonrío cuando mi compañera abre la puerta de golpe.
—Llegas pronto. — jadea mientras me quedo sin habla. Un
hambre intensa mezclada con una rabia ardiente me bombardea.
Sacudo la cabeza con fuerza y suelto lo primero que se me ocurre antes
de poder contenerme.
— ¿Qué demonios llevas puesto? — gruño y al instante me
arrepiento de mis palabras cuando se le borra la sonrisa de su
preciosa cara. El ajustado vestido negro se ciñe a sus curvas, sin dejar
casi nada a la imaginación, y termina a unos diez centímetros al norte
de donde me siento cómodo. Mis ojos descienden por sus largas y
sedosas piernas y se detienen en los altísimos tacones rojos que hacen
que sus piernas parezcan interminables. Siento que el sudor brota y
me recorre la espalda. Mi polla se convierte en piedra en mis
pantalones de vestir, y sé que esta vez va a hacer falta algo más que
una ducha fría y una sesión de amor propio para arreglar al cabrón.
—Mi vestido favorito. — resopla Parker. —Si no te gusta, vete. —
Veo un destello de dolor en sus ojos azul aguamarina y me dan ganas
de patearme el culo. Siento que está poniendo una barrera mental
entre nosotros que es inaceptable y totalmente culpa mía.
—Me gusta demasiado. — me retracto, necesitando arreglar esto
antes de que ponga más distancia mental entre nosotros. —Y no

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quiero que ningún otro hombre vea tu delicioso cuerpo con ese
precioso vestido.
Parker me mira durante unos segundos mientras debate sus
opciones. El rostro expresivo de mi compañera me permite ver de cerca
sus pensamientos. Casi me desmayo de alivio cuando da un paso atrás
y me deja entrar en el vestíbulo.

Maldita sea, estuvo cerca, gruñe mi oso. Tienes que mejorar, idiota.
No necesito tu maldita opinión. Siseo, sabiendo que estoy a
punto de perder la puta cabeza y que todo es culpa de mi compañera.
Una vez que atrape su culito, planeo descargar todo mi dolor y
sufrimiento en su delicioso cuerpo.
—Eres la mujer más hermosa que he visto. — Me acerco a ella y
me inclino para darle un suave beso en la mejilla. —Me va a resultar
difícil no tocarte esta noche, pequeña descarada.
—Oh. — Me mira fijamente a los ojos y traga saliva. — ¿Te das
cuenta de que tus ojos se ponen rojos?

Santa mierda. No tiene ni idea de que soy un maldito cambiaformas, pasa por
mi mente.
—Es mi oso interior intentando tomar el control de mí. — Sus
ojos se agrandan hasta casi tragarse su cara. El miedo se dibuja en
su expresivo rostro. —No te preocupes, pequeña descarada. Lo tengo
bajo control y nunca te haría daño. Voy a pasarme el resto de mi vida
cuidando de ti.
—Espera un momento, Smokey. — Parker da un paso atrás y
odio la maldita distancia que nos separa. —Estás saltando de
encantado de conocerte a voy a arrastrarte por el pelo mientras te
inclinas ante mí. No sé con qué mujeres estás acostumbrado a tratar,
pero no soy una de ellas. Eso de cavernícola no va a funcionar
conmigo.

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Capítulo 4
PARKER

Deja que me enamore de un cavernícola cambiaformas gruñón.


Desde el momento en que me rescató del árbol, he sentido algo loco
por él. Ahora, me pregunto si es una loca reacción hormonal al
cambiaforma, y si tiene cura. ¿A quién quiero engañar? No quiero
curarme.
—No quiero que te inclines ante mí. — Me sonríe y siento que
mis partes femeninas se derriten mientras mi corazón se ablanda. —
Lo de arrastrarte por el pelo suena divertido. Si te gustan esas cosas.
— Mueve las cejas y no puedo evitar la carcajada que se me escapa.
—En serio, pequeña descarada, tenemos varias cosas que discutir. —
Cuando me pasa el dedo por un lado de la mejilla, cierro las rodillas
para mantenerme en pie. —Por favor, dime que no he arruinado
nuestra velada. Tengo reserva en The Porterhouse Mansion y
realmente quiero mostrar tu hermoso trasero.
—Déjame coger mi bolso. — No estoy segura de hacia dónde se
dirige esto, pero no hay forma de que pueda resistir el impulso de
aguantar el viaje salvaje y averiguarlo.
Entro en mi habitación y me retoco el pintalabios antes de coger
el bolso. —Gilbert. —llamo, preguntándome dónde se esconderá el
pesado de mi gato. Oh, bueno, tendrá su recompensa cuando llegue a
casa.
Al doblar la esquina, me detengo en seco y veo al alto y
musculoso cambiaforma abrazando a mi gato, que suele ser muy
antisocial. —Veo que conociste a Gilbert.
Oh, hombre. Juro que mis ovarios explotan cuando Asher
sostiene a Gilbert contra su pecho mientras le canturrea suavemente.
—Eres un buen chico, ¿verdad?
—Tiene sus momentos. — refunfuño, recordando mi caída
desnuda por la ventana. Por supuesto, ese pequeño incidente trajo al

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cambiaforma a mi vida, así que el jurado aún no ha decidido si es algo
bueno o no.
—Tuve una agradable charla con él. — Asher coloca a mi gato en
el sofá y le da otra palmadita en la cabeza. —Se va a portar bien a
partir de ahora. — Lo creeré cuando lo vea.
— ¿Eres un susurrador de gatos además de un cambiaforma?
—No, pero mi oso interior se aseguró de hacerle saber al felino
quién manda aquí. Gilbert no está contento con el giro de los
acontecimientos, pero sabe que no debe enfrentarse a mi oso.
—Si ese imbécil te hace más caso a ti que a mí, le quitaré todas
sus golosinas. — Miro fijamente a mi gato, intentando hacerle
entender mi amenaza. Ambos sabemos que es una amenaza vacía,
pero al menos lo he intentado.
Cuando Asher se muerde el labio y sonríe, me doy cuenta de que
no me cree más que Gilbert.
Un silencio incómodo llena el espacio entre nosotros mientras
busco algo que decir. —Entonces, ¿eres un cambiaformas de oso? —
Eso es mejor que algunas de las cosas que casi suelto.
—Sí. —Me envuelve los hombros con el chal y me lleva a la
puerta. —Un cambiaformas de oso. — ¿Hay diferentes tipos de
cambiaformas? Estoy alucinada. —Te lo explicaré todo.
Cuando acepté el puesto en la escuela primaria Honey Pot
Hollow, leí algo sobre los cambiaformas y su descendencia, intentando
prepararme para tratar con ellos, pero todavía no sé muy bien cómo
distinguir a un cambiaformas de un humano. Y no tengo ni idea de
cómo diferenciar a los distintos cambiaformas. Estoy fuera de mi
alcance, pero no puedo resistirme a Asher.
Me ayuda a subir al elegante deportivo y se inclina para
abrocharme el cinturón antes de sentarse en el asiento del conductor.
—Me gusta tu coche. — le digo mientras conduce lentamente por la
carretera de grava. —Te imaginaba más como un tipo de camioneta o
todoterreno.
—Gracias. —Me lleva la mano a los labios y me besa suavemente
los nudillos. —También tengo un todoterreno, pero lo uso en ocasiones

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especiales. — Mientras sus cálidos labios recorren mi sensible piel, me
derrito en el mullido asiento de cuero y apenas comprendo lo que dice.
La joven anfitriona sonríe a Asher, y de repente siento el impulso
de limpiar el suelo con ella por atreverse a coquetear con mi hombre.
Espera un momento. ¿Mi hombre?
Intento hacerme a la idea de lo que me está pasando mientras
nos lleva a un reservado oscuro al fondo del restaurante. —Hazme
saber si puedo hacer algo por ti. —inclina sus tetas falsas demasiado
cerca de Asher, pero él la ignora y se acerca más a mí.
—Tengo todo lo que necesito aquí mismo. — Me pasa el brazo
por los hombros, acercándome, y siento el impulso de sacarle la
lengua a la otra mujer antes de que se escabulla.
Cuando un simpático camarero de edad universitaria se acerca
y nos pone vasos de agua delante, siento que la tensión desaparece de
mi cuerpo y se traslada al de Asher. — ¿Qué quieres beber, pequeña
descarada? — Me acerca aún más a su cuerpo musculoso y me doy
cuenta de que estoy a punto de estar en su regazo.
—Tomaré una copa de vino. — Automáticamente pido lo de
siempre y escucho a Asher pedir un whisky.
— ¿Qué tal el día?— Asher me pregunta una vez que el camarero
se va con nuestros pedidos.
—Fue mucho mejor que el lunes. — Me quedo corta. Ninguno de
mis alumnos cambió a su forma de oso durante la clase.
—Me alegro de que te vaya mejor. — me dice y recorre con sus
dedos la piel expuesta de mi hombro.
— Uh-huh. — le digo y cojo el vaso de agua. Después de beber
un buen trago, vuelvo a intentarlo. —Los niños se están instalando.
— Ya está. Mi voz suena mucho más fuerte. —Y los padres se están
metiendo en la rutina. No tenía ni idea de que enseñar a niños
cambiaformas sería completamente diferente de enseñar a niños
humanos, pero me estoy dando cuenta. — A duras penas resisto el
impulso de abanicarme mientras mi temperatura corporal se dispara
y me pregunto si tendré fiebre. Estupendo. Justo lo que necesito es
ponerme enferma la primera semana de clase.

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— ¿Estás bien, pequeña descarada? — Me mira con
preocupación.
—Solo hace un poco de calor aquí. — Eso es quedarse corto. Me
siento como si estuviera sentada en un horno. Cada vez que me acerco
a Asher, siento que me quemo por dentro.
—Creo que estás reaccionando a las feromonas de mi oso. — Me
pasa la mano por la condensación del exterior de uno de los vasos y
luego me la frota lentamente por la parte superior del pecho. Se me
pone la piel de gallina mientras masajea lentamente mi piel
sobrecalentada.
—Bueno, ¿puedes decirle a tu oso que baje el tono de las
feromonas?
Asher echa la cabeza hacia atrás y se ríe de mi petición. —En
realidad no funciona así, pequeña descarada.
—Por favor, explícame cómo funciona. — también me bebo todo
su vaso de agua, esperando que el camarero llegue pronto con mi vino.
—El efecto que tengo en ti no es algo que pueda controlar. En
cuanto te vi, perdí mi corazón y mi alma por ti. — Eso debería
aterrorizarme, pero curiosamente me excitan sus palabras.
— ¿Tu oso interior siente lo mismo?
—Mi oso interior te reconoció como mi compañera unos
segundos antes de que mi lado humano se diera cuenta, y no podría
estar más contento de que el universo te haya elegido como mi alma
gemela. — Su cálido aliento me roza la oreja mientras habla, haciendo
que mi temperatura aumente aún más.
— ¿Tengo elección en esto? — pregunto, sabiendo que estoy
perdiendo la capacidad de luchar contra esta atracción entre nosotros
y, sinceramente, ni siquiera estoy segura de querer hacerlo.
—Como humana, sí tienes elección, pero espero que no me
rechaces. — Se sienta y me mira fijamente a los ojos. —Si lo haces,
pasaré el resto de mi vida solo porque ninguna otra mujer, excepto mi
alma gemela, me interesará jamás.
El maldito camarero vuelve a la mesa con mi vino un segundo
antes de tiempo. Bebo un sorbo enorme para fortalecerme y siento

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cómo el alcohol me corre por la sangre. — ¿Por qué no me explicas en
qué me estoy metiendo? — Le sonrío, intentando relajar un poco el
ambiente.
— ¿Qué quieres saber?
— ¿Cómo funciona ser un cambiaformas de oso? ¿Te conviertes
en oso cuando quieres o necesitas un hechizo o algo así? ¿Y quién
demonios tiene el control cuando estás en forma de oso? — La verdad
es que debería haber investigado más sobre los cambiaformas antes
de aceptar impulsivamente el trabajo de profesora en un pueblo
mayoritariamente cambiaforma, pero algo me atraía del puesto. Se lo
pregunté a la madre de Timmy Cole después de que cambiara de forma
a mitad de clase, pero en general no le dio importancia a mi pregunta.
—Me muevo a voluntad y tengo el control total de mi oso en todo
momento. Suele refunfuñar y quejarse, pero el cabrón sabe que mando
yo. — Asimilo mentalmente la información mientras mi mente se llena
de preguntas.
—Antes de mudarme aquí, leí un poco sobre cambiaformas en
Internet, pero la información de Google sobre cambiaformas oso es
escasa. — Encontré todo lo que pude, pero ni siquiera arañaba la
superficie.
—Todos los cambiaformas son una combinación de su animal
huésped y genes humanos. La mayoría de los cambiaformas viven en
una comunidad de su propia especie, ya que cada raza es muy
diferente. Nos mezclamos bien con los humanos y, la mayoría de las
veces, los humanos ni siquiera se dan cuenta de que hay
cambiaformas cerca.
Cada vez que responde a una pregunta, se me ocurren varias
más. Ni siquiera sé qué preguntar a continuación. — ¿Es normal que
los cambiaformas se apareen con humanos? — Realmente necesito
saber en qué me estoy metiendo.
—Lo es. —Me sonríe y su mirada íntima me derrite por dentro.
—Cuando los cambiaformas encuentran a su verdadera alma gemela,
ya sea humana o cambiaforma, marcamos la base de su cuello para
sellar nuestro vínculo. El mordisco une nuestros destinos para toda la
eternidad, y además la pequeña marca le dice al mundo entero que
perteneces a un cambiaforma muy posesivo.

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— ¿Los cambiaformas son inmortales?— No puedo creer que le
esté preguntando a mi cita si va a vivir para siempre.
—En absoluto. Somos más fuertes que los humanos, y nuestros
animales interiores nos protegen del daño, así que tendemos a tener
una vida un poco más larga que los humanos, pero moriremos algún
día.
— ¿Y yo también viviré más?
—Sí, el vínculo de compañera conecta nuestras fuerzas vitales,
así que dejaremos este mundo y pasaremos juntos a la otra vida.
— ¿Podremos tener hijos juntos?— A pesar de todo lo que siento
por él, estoy segura de que no tener hijos sería un problema para mí.
—Podemos, y planeo tener muchos. Creo que siete u ocho para
empezar.
Parpadeo varias veces, preguntándome si lo he oído bien. —
¿Siete u ocho?
—Para empezar. — confirma.
—Entonces será mejor que encuentres la forma de parirlos,
porque yo no voy a ser tu nodriza.
—Ahí está mi chica atrevida. — Sonríe y me aparta un mechón
de pelo de la frente. —Te estabas asustando un poco, así que he
decidido aligerar las cosas.
Sacudo la cabeza y una sonrisa se dibuja en mis labios. —
¿Cuántos hijos te imaginas que tendremos? ¿Y serán cambiaformas?
—Tú eres lo que necesito para sobrevivir. Los niños son un extra,
y realmente no me importa si tenemos uno o diez. — Ahí va diciendo
cosas que me derriten por dentro. —Los niños cambiaformas son
humanos durante sus primeros años. El primer cambio suele
producirse en torno a los cinco o seis años, y tardan un tiempo en
controlar por completo sus cambios. Algunos tardan mucho más que
otros.
—Esta semana he tenido unos cuantos niños que han cambiado
en clase.

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—Apuesto a que fue impactante para ti la primera vez que
ocurrió. — Se echa hacia atrás y me pasa el brazo por la espalda.
—Eso es quedarse corto. Cuando levanté la vista y me encontré
un pequeño oso pardo sentado en el asiento de Timmy Cole, casi me
desmayo. Por suerte, la profesora de al lado vio lo que pasaba y vino a
ayudarme. No tenía ni idea de que cuando el colegio pedía ropa extra
para los niños era para que tuvieran algo que ponerse si se rasgaban
los trajes durante sus turnos.
El camarero interrumpe con nuestra comida y me siento aliviada
por la distracción. — ¿Podemos cambiar de tema por ahora y volver
para terminar nuestra conversación cuando haya tenido tiempo de
asimilar todo esto?
—Por supuesto. — Asher me sonríe.

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Capítulo 5
ASHER

Veo que a mi compañera le cuesta entender todo lo que le estoy


contando, así que decido pasar el resto de nuestra primera cita
concentrándome en temas más ligeros. Tiene tiempo de sobra para
descubrirlo todo, toda nuestra vida.
—Háblame de tu familia. — me sonríe y me doy cuenta de que el
vino le ha dado un toque rosado a sus mejillas sedosas.
—Soy el menor de tres hermanos. — le digo y le tiendo la mano.
—Y el más guapo. — Le guiño un ojo y echa la cabeza hacia atrás para
reírse de mí.
—No me cabe duda de que lo eres. — Me devuelve el guiño. —
Háblame de tus hermanos. ¿Viven aquí en la ciudad?
—No. —Sacudo la cabeza. —Me mudé a Honey Pot Hollow
después de la universidad para escapar de mi familia. Mis padres son
profesores en el Helton College de Celestial Falls. Griffin, mi hermano
mayor, es fiscal del distrito de Moon Crest, que está a una hora de
Celestial Falls. Nuestro hermano mediano, Brody, es médico de
urgencias en Celestial Falls.
— ¿Te hacen sentir mal por tu elección de carrera? — El fuego
relampaguea en los ojos azules de mi compañera. —Porque creo que
ser bombero es mucho más impresionante que discutir en un tribunal,
y la mayoría de los médicos que conozco son unos imbéciles. —
resopla, y el corazón se me estruja en el pecho cuando me doy cuenta
de que mi compañera me está defendiendo.
—No me dan problemas. — beso su suave mejilla. —Siempre
supe que haría algo diferente a los miembros de mi familia. Al crecer,
yo era el que estaba fuera todo lo posible. Mis padres no se
escandalizaron cuando les dije que quería ser bombero.
— ¿Pero antes sacaste la carrera universitaria?

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—Sí. Mis padres querían asegurarse de que tuviera algo a lo que
recurrir en caso de que me cansara del trabajo físico. — Mi oso pone
los ojos en blanco ante la vieja discusión que tuve con mis padres.
— ¿En qué te especializaste? — Apoya la barbilla en la mano y
espera mi respuesta.
—Ingeniería informática. — ¿Qué puedo decir? Me encantan los
ordenadores.
Parker se queda boquiabierta. — ¿Cómo te decidiste por esa
carrera?
—Mis padres lo achacan a mi afición por los videojuegos. — Me
encojo de hombros. —Y no están del todo equivocados.
— ¿Así que te gustan los videojuegos? — Se le iluminan los ojos
y junta las manos.
—Sí.
— ¿Cuál es tu juego favorito?— Parece que mi compañera y yo
tenemos más en común de lo que pensaba.
—The Dead Rise.
— ¿En qué nivel estás?— Parker casi vibra de emoción.
—En el veintisiete. — le digo con orgullo. Me llevó meses llegar a
este nivel, y en realidad lo hice más que nada para restregarle mi logro
en la cara a Warrick.
—Estoy en el veintinueve. — Sus ojos azules brillan de emoción
y me doy cuenta de que esta chica me ha robado el resto del corazón.
Desde el primer momento en que la vi, supe que estaba destinada a
ser mi compañera, pero no tenía ni idea de lo perfecta que es. —
Deberíamos jugar alguna vez.
—Me encantaría jugar contigo. — Y no solo a los videojuegos. Mi
oso sacude la cabeza con tristeza y refunfuña: Déjate de tonterías y cierra
el trato.
—Estoy deseando patearte el culo. — A mí atrevida descarada le
gusta hablar mal. No sé si podría ser más perfecta.

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—Veremos a quién le toca. — Le guiño un ojo y veo cómo sus
mejillas se ponen rosadas.
—Sí, ya veremos. — Se acurruca más y me doy cuenta de que
necesito saber todo lo que hay que saber sobre mi compañera.
— ¿Y tu familia?— Le pregunto.
—Mis padres murieron en un accidente de coche cuando yo tenía
siete años, y me criaron en una casa de acogida. — Se me aprieta el
pecho al pensar que mi compañera se crió en el sistema. —Pero tuve
suerte. Mi última madre de acogida es una dulce abuelita. Siempre me
trató bien y seguimos en contacto aunque hace cuatro años que no
vivo con ella. Intento volver a Nueva York para verla siempre que
puedo. — Me da la versión extremadamente abreviada de su vida, pero
no la presiono para que me cuente más. Lo que haya ocurrido en el
pasado ya ha pasado. A partir de ahora, pienso tratarla como a una
reina.
Al final de la noche, sé sin lugar a dudas que no sobreviviré sin
Parker. Ahora, necesito asegurarme de que mi compañera sienta lo
mismo.
—Gracias por la cena. — Parker suspira y apoya la cabeza en mi
hombro mientras la acompaño hasta la entrada de su casa.
Teclea un código y abre la puerta antes de girarse hacia mí. La
rodeo con los brazos y le susurro al oído: —Gracias por darme la
oportunidad de explicarte las cosas. — Aprieto su delicioso cuerpo
contra el mío y veo cómo sus ojos aguamarina se oscurecen hasta
convertirse en azul marino. Cuando me inclino y cubro sus suaves
labios con los míos, suspira por mi nombre.
Tenerla entre mis brazos casi me hace caer de rodillas. Deslizo
la lengua por el borde de sus labios y gimo al sentir su sabor. Mi oso
me insta a olvidarme de darle tiempo para que se adapte, pero no le
hago caso y me retiro.
—Espero no haberte asustado. —Le rodeo la nuca con los dedos
y la miro fijamente a los ojos.
—En absoluto. — respira contra mis labios. —Pero me gustaría
ver tu oso interior.

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— ¿Estás segura de que estás lista para eso?— Mi oso no quiere
nada más que conocer a mi compañera, pero no quiero perder todo el
progreso que he hecho con Parker por precipitar las cosas.
—Estoy preparada. —da un paso atrás y me mira mientras
retrocedo y busco los botones de mi camisa.
—Tengo que estar desnudo para cambiarme o me haré jirones la
ropa.
—Lo sé. —Se muerde el labio inferior y observa cómo me desvisto
lentamente.
Una vez que dejo la ropa en el porche, me estiro y siento un
hormigueo en todo el cuerpo mientras mi cuerpo se expande y se
desplaza. El mundo parece diferente a través de los ojos de mi oso, y
ver a mi compañera a través de su visión mejorada por primera vez
casi me hace caer de rodillas.
Miro fijamente a Parker, buscando signos de incomodidad, pero
ella me sonríe y me pasa los dedos por el pelaje. —Vaya, eres precioso.
— Explora mi forma animal. —No sabía que fueras tan grande. —
Tanto mi polla como mi oso se toman el cumplido a pecho.
Al cabo de un rato, vuelvo a mi forma humana y busco mi ropa.
Encuentro la camisa en una de las macetas del porche y los
pantalones en la barandilla blanca. Cuando cojo los pantalones,
Parker me pone su suave mano en el brazo. —Espera.
— ¿Qué pasa?— Veo cómo un ligero rubor rosa sube por su
cuello mientras sus ojos recorren mi cuerpo desnudo.
Luego respira hondo y murmura: —No pasa nada. Solo pensé
que no hay razón para que te vistas si vas a volver a quitarte la ropa
en unos minutos.

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Capítulo 6
ASHER

Parpadeo varias veces, preguntándome si la he oído bien. La


sangre me hierve mientras mi puño de oso golpea el aire. Ignorando al
cabrón, apoyo la frente en la suya y le pregunto: — ¿Sabes lo que me
estás pidiendo, pequeña descarada?
—Te pido que me hagas tuya. Es rápido y una locura, pero no
puedo luchar contra la atracción que hay entre nosotros.
— ¿Qué te hizo cambiar de opinión?— ¿De dónde demonios viene
esta voz de la razón, y puedo callar al cabrón?
Me pasa la mano por delante del pecho y sonríe seductoramente.
—No puedo luchar contra lo que pasa entre nosotros, ¿para qué
intentarlo?
—Esto es para siempre. — Le beso la punta de la nariz y la
acompaño hacia las escaleras. —No puedes cambiar de opinión
mañana y esperar que las cosas vuelvan a ser como antes de que te
hiciera mía. — Cierra el pico, imbécil, gruñe mi oso.
—Deja de intentar disuadirme. Ya he tomado una decisión. —
Parece que mi compañera está de acuerdo con mi oso. Dando gracias
a mis estrellas de la suerte, gimo y cubro sus suaves labios con los
míos. Mientras sus suaves curvas se funden conmigo, levanto su dulce
cuerpo contra el mío y subo las escaleras a trompicones. Cuando llego
a la puerta de su habitación, la polla se me ha puesto dolorosamente
dura, pero ignoro al cabrón y me concentro en el placer de mi
compañera.
La pongo en pie y la hago girar para que baje la cremallera de su
vestido negro de seda. Cuando va a quitarse los tacones rojos, la
detengo. —Déjatelos puestos. Quiero sentirlos clavándose en mis
hombros mientras te como tu dulce coño.
Supongo que mis palabras acaloradas son demasiado para el
maldito gato, porque nos sisea antes de salir corriendo de la

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habitación. —Al menos no traumatizaremos a Gilbert. — Parker me
mira por encima del hombro y me guiña un ojo.
—Será mejor que ese cabrón se acostumbre a esto. Esto va a ser
algo habitual durante los próximos sesenta años. — Levanto a Parker
y la tumbo sobre el edredón rosa con volantes. —Vamos a tener que
hablar de nuestros gustos decorativos. — Le sonrío y doy un paso
atrás para contemplar sus deliciosas curvas.
—Me gusta el rosa. —Se muerde el labio inferior y me mira
fijamente. —Pero podemos negociar.
Mi polla golpea contra mi estómago mientras debato qué
centímetro perfecto quiero tocar primero.
Los ojos de mi compañera se abren de par en par y la vena de la
base de su cuello late furiosamente mientras me mira fijamente. —
Tócame.
—No tienes que pedírmelo dos veces. — Tiro de su dulce culo
hasta el borde de la cama y me arrodillo entre sus piernas abiertas.
Deslizo un dedo bajo el borde de su ropa interior negra de encaje y
acaricio su suave piel mientras mi polla derrama semen sobre el suelo
de madera.
Le arranco el tanga negro y chilla: —Oye, es mi ropa interior
favorita.
—La mía también. — le digo, y me acerco a ella para
desabrocharle el sujetador, necesitando ver su cuerpo desnudo. —
Pero ahora me gustan mucho más. — Coloco sus sedosos muslos
alrededor de mis hombros y le meto un dedo hasta los nudillos en su
húmedo coño mientras mi compañera me aprieta la espalda con los
talones.
Paso la lengua por su clítoris mientras sus uñas me agarran la
nuca y me acercan. Me lo meto lentamente en la boca mientras
presiono un poco más con el dedo en su húmedo interior. Inhalo
profundamente y su dulce y delicado aroma me llena los pulmones
mientras la electricidad me recorre la espina dorsal.
Cuando me doy cuenta de que estoy demasiado cerca de
correrme, retrocedo y la levanto, recostándola contra las almohadas.
Me inclino para acariciar cada uno de sus pezones rosados, y mi

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compañera me deja boquiabierto cuando se introduce entre nuestros
cuerpos y envuelve mi polla dura como una roca con su suave mano.
Mientras pasa su suave pulgar por la sensible cabeza, cuento hacia
atrás desde mil, con la esperanza de controlarme. Me meto uno de sus
pezones en la boca y lo muerdo suavemente antes de besar el otro lado
y darle el mismo tratamiento.
Me aprieta la polla con el puño y me envía pequeñas descargas
de electricidad por los nervios. Como quiero ir más despacio antes de
ponerme en ridículo, me suelto de ella y empiezo a besar y
mordisquear su delicioso cuerpo.
Paso la lengua por su ombligo antes de volver a centrarme en su
clítoris. Me agarra la nuca con las dos manos y tira de ella mientras
lamo y mordisqueo el clítoris.
Sus sedosas piernas tiemblan cuando deslizo la lengua en lo más
profundo de su apretada raja. Mi oso me insta a darme prisa, pero
ignoro sus exigencias y me tomo mi tiempo para devorar la dulzura de
mi compañera. —Me gusta. — grita mientras paso el pulgar por su
clítoris.
Grita mi nombre cuando introduzco un segundo dedo en su
húmedo coño. Sus músculos internos ondulan alrededor de mis dedos
mientras empujo un poco más profundo con cada embestida. Me rodea
los hombros con sus sedosas piernas y me clava los tacones en los
hombros.
Mi polla me suplica que me dé prisa mientras me tomo mi tiempo
para hacer estallar la mente de mi compañera. Cuando se corre, sus
músculos internos aprietan mis dedos. Disminuyo la velocidad de mis
movimientos y dejo que aguante el orgasmo antes de subir por su
cuerpo flácido. Se quita los tacones y oigo cómo caen al suelo junto a
la cama.
—Por favor. — me suplica y se inclina para besarme. Abro la
boca y succiono su lengua mientras alineo mi polla con su húmeda
abertura.
—Eres mía. — gruño y empujo lentamente hacia su estrechez.
—Para siempre. —Introduzco la mano entre los dos para frotar su
clítoris y presiono profundamente de un solo empujón.

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—Sí. — asiente, y mi oso interior suspira aliviado.
Giro las caderas y aumento lentamente la velocidad hasta
penetrar su dulce coño con cada embestida. Cuando los músculos
internos de mi compañera se agitan alrededor de mi polla, mi oso me
ordena morderla y sellar nuestra unión.
—Te amaré para siempre. — gimo contra su suave piel y cierro
suavemente los dientes sobre la piel donde se unen su hombro y su
cuello.
—Entonces hazme tuya. — me ofrece mientras la muerdo.
Cuando mis dientes atraviesan la delicada piel, la electricidad me
recorre la sangre y los fuegos artificiales estallan tras mis párpados
cerrados. Las chispas me recorren la espina dorsal mientras nuestras
fuerzas vitales se combinan y el universo nos une para la eternidad.
—Eres mía. — suspiro contra su sedoso cuello y continúo
empujando. Mi compañera me rodea la cintura con su pierna sedosa
y levanta las caderas para recibir mis embestidas frenéticas.
Cuando nos corremos juntos, derramo mi corazón y mi alma en
el interior de mi deliciosa compañera.

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Capítulo 7
PARKER

Te amaré para siempre. Sus palabras resuenan en mi mente en


un bucle continuo mientras mi corazón late sin control. Cuando se da
la vuelta y me estrecha en sus brazos, dejo caer la cabeza sobre su
pecho e intento controlar la respiración.
Aún siento un hormigueo en cada centímetro de mi cuerpo por
el recuerdo de su mordisco. Me agacho y toco suavemente la zona, y
el placer se dispara desde la punta de los dedos de los pies hacia
arriba. Oh, hombre. Me va a costar acostumbrarme.
— ¿La marca va a seguir así de sensible? — Apoyo la barbilla en
su pecho y le pregunto cuando recupero el aliento.
Sus ojos oscuros se abren lentamente y me sonríe. —Estará muy
sensible durante un tiempo, pero al final te acostumbrarás.
—Tengo que acordarme de no tocarlo en público. No me gustaría
pasar vergüenza. — bromeo a medias.
—La idea de que toques el mordisco y te pongas cachonda me da
ganas de golpearme el pecho.
—No me escandaliza. — Me río y me acurruco a su lado. —Tienes
un exceso de tendencias cavernícolas.
—Y tú te quedas con todas mis tendencias cavernícolas. — Me
pasa la nariz por la mejilla y siento un cosquilleo en mis partes
femeninas.
—Te amo a ti y a tus tendencias cavernícolas. — Las palabras se
me escapan antes de que pueda pensar en ello. No puedo creer lo
rápido que van las cosas, pero amo a este cambiaforma con todo mi
ser.
—Bien. Porque estás atrapada conmigo.
—Bien por mí.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Pasamos el resto del fin de semana trasladando mis cosas a su
enorme casa. Quiero decir, ya le prometí pasar el resto de la eternidad
con él, así que ¿por qué esperar a vivir juntos? Después de un largo
día desempacando, estoy demasiado cansada para cocinar nada, así
que Asher pide pizza.
Cuando suena el timbre, se dirige por la cena y Gilbert se acerca
para silbarme. A mi maldito gato no le hace mucha gracia que nos
hayamos mudado al medio de la nada.
—Deberías estar contento. Ahora puedes explorar hasta que tu
corazón esté contento. — Mi gato negro me mira fijamente, poco
impresionado.
— ¿Sigues haciendo de las tuyas?— Asher entra en la cocina y
coloca la enorme caja de pizza en la barra del desayuno.
—Santa vaca. ¿Tienes hambre?— Me río, preguntándome a
quién cree que está alimentando.
—Me muero de hambre. —Sus ojos oscuros recorren lentamente
mi cuerpo. —Después de darte de comer, voy a cenar. — Su acalorada
mirada no deja lugar a dudas sobre lo que va a comer.
Mi apetito por la pizza se evapora y es sustituido por el deseo de
saltar sobre sus huesos.
— ¿Por qué no cenas tú primero y luego nos comemos la pizza?
Da la vuelta a mi taburete y me levanta contra su duro pecho. —
Me gusta cómo piensas, pequeña descarada.
Asher mueve la pizza al otro mostrador y me tumba sobre la fría
encimera. Cruzo los ojos cuando se inclina y cierra los labios sobre mi
duro pezón y lo succiona en su boca a través de mi camiseta. Levanto
la pierna y le rodeo la cintura, acercando su musculoso cuerpo al mío.
Me inclino y le ayudo a quitarme la camiseta por la cabeza. Sus
ojos oscuros brillan de hambre mientras mira mis tetas desnudas. —
¿No llevas sujetador? —Sonríe y me pasa un dedo por el pezón.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—No tengo muchos sujetadores buenos y tiendes a romperlos en
pedazos. — Me río.
—Lo siento. —Sonríe y cierra los labios alrededor de uno de mis
pezones.
—No lo sientas. Me encantan tus maneras cavernícolas. — gimo
mientras me chupa con fuerza mientras me pasa el otro pezón entre
el pulgar y el índice.
—Bien, porque te quedas conmigo para toda la eternidad. — No
es una amenaza.
Me olvido de nuestra conversación mientras me besa por todo el
cuerpo. Me quita los pantalones de yoga y el tanga de un tirón antes
de arrodillarse sobre el duro suelo de baldosas. Miro fijamente al techo
mientras me separa los labios del coño antes de meterme la lengua
hasta el fondo.
Cuando me presiona el clítoris con el pulgar, veo las estrellas.
Mientras el orgasmo recorre mi cuerpo, Asher me levanta contra su
cuerpo y me lleva al dormitorio.
Me pone de pie y retrocede para quitarse la ropa. Después de
quitarse los pantalones, me abraza y me besa. Su dura erección me
oprime el estómago y meto la mano entre los dos para rodearla.
Mi compañero se estremece cuando caigo de rodillas y lo miro a
los ojos. —Ahora puedo hacer lo que quiera contigo.
Gime mientras le doy un beso en la punta antes de rodear su
polla con los labios y chuparla. No tengo experiencia en esto, así que
apago mi mente y hago lo que me parece correcto. A mi compañero no
parece importarle, si es que sus gritos roncos y los temblores que
recorren su enorme cuerpo significan algo.
Paso la lengua por su piel suave y aterciopelada mientras
acaricio el resto de su polla. —Ya basta. — Retrocede y me levanta en
brazos.
—Hey. — Hago un puchero. —No había terminado.
—Puedes terminar todo lo que quieras después de que te deje
embarazada. — Me tumba en la cama y se inclina para sonreírme. —
Estoy haciendo horas extras, así que no tardaré mucho.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Mi respuesta se pierde cuando sus cálidos labios cubren los
míos. Alinea su dureza con mi abertura y empuja lentamente hacia
delante mientras clavo mis uñas en su musculoso trasero y me agarro
para disfrutar del salvaje viaje.
Gira lentamente las caderas y luego empuja con poca
profundidad hasta que creo que voy a perder la cabeza, pero mi
hombre de las cavernas no se deja llevar por las prisas. Se inclina
sobre mí y me susurra todas las cosas sucias que piensa hacerme
durante los próximos sesenta años.
Cuando desliza su lengua en mi boca, el pequeño mordisco en la
base de mi cuello empieza a cosquillear y el placer recorre todo mi
cuerpo. Cuando me corro, mis músculos internos aprietan su
erección, arrastrándolo conmigo. —Te amo. — Ahora es tan fácil
decirlo.
—También te amo, pequeña descarada. — Se da la vuelta y me
estrecha.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 8
ASHER

El lunes llega jodidamente pronto, y volver a la realidad es una


puta mierda. — ¿Estás segura de que vas a estar bien aquí sola? — le
pregunto a mi compañera mientras corre por la cocina, recogiendo sus
cosas del colegio.
Debería haberme ido a la estación hace veinte minutos, pero me
está costando dejar a Parker.
—Estaré bien. — Me sonríe y me coge la taza de café. —Tengo a
Gilbert aquí para hacerme compañía, y tu casa es una fortaleza.
—Nuestra casa. — le recuerdo. —Y no me impresiona la
capacidad de Gilbert para hacer otra cosa que no sea comer, dormir y
cagar.
—No te preocupes, Smokey. Tengo las cosas bajo control.
—Te voy a dar unos azotes en el culo por llamarme Smokey. —
refunfuño y cojo mi almuerzo de la nevera antes de atraer a mi
compañera a mis brazos y besarla.
—Promesas, promesas. — Sonríe contra mis labios. —Nos vemos
mañana.
Nunca me importaron los turnos de veinticuatro horas antes de
tener compañera. Ahora, me muero por pasar cada momento con ella.
—Llámame si necesitas algo. — Le doy un beso más y salgo por
la puerta.
Mientras conduzco por la ciudad, ignoro las quejas de mi oso por
dejar a mi nueva compañera en casa. Estaciono detrás de la estación
de bomberos y respiro hondo, intentando encontrar la motivación para
entrar.
— ¡He ganado!— grita Warrick cuando atravieso la puerta. —Me
deben veinte pavos cada uno, cabrones.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


— ¿A qué demonios estás apostando? — Abro mi casillero y meto
mis cosas antes de colocar mi lonchera en el refrigerador.
—A si aparecías o no hoy. — Mi amigo resopla. —Estos imbéciles
pensaban que llamarías y te quedarías en casa para hacer cachorritos.
—Créeme, estuve tentado. — refunfuño, esperando que las
próximas veinticuatro horas pasen rápido.

Durante el turno, rescatamos a un gato del gran roble de la plaza


del pueblo, ayudamos a la Sra. Johnson a descargar la compra del
maletero de su coche y asistimos a un motociclista atascado en el
arcén de la carretera. Un día típico para el Cuerpo de Bomberos de
Honey Pot Hollow.
A las cinco y media de la mañana, saco el culo de la pequeña
cama de dos plazas hecha para niños y personas que no hacen turnos
y me dirijo a la cocina por una taza de café.
Estoy sentado en la sala de recreo mirando por la ventana
cuando entra Warrick. —Estás de mal humor desde que llegaste. —
Se deja caer en el gastado sillón reclinable de cuero que hay a mi lado
y suspira. —No estoy seguro de poder soportar mucho más tu actitud.
Me da indigestión.
—Los cambiaformas no se indigestan. Deja de ser una pequeña
perra. — No estoy de humor para sus estúpidos comentarios, así que
dejo que mi oso responda por mí. —Vete a la mierda y luego toma
algunos Tums.
Me da la espalda y saca el móvil del bolsillo. Mientras él ve las
noticias de la mañana, yo doy un sorbo a mi café y miro el reloj,
deseando que las próximas dos putas horas pasen rápido para poder
ir corriendo a casa y ver a mi compañera antes de que se vaya a
trabajar.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Entro por la puerta principal y dejo caer mi mierda al suelo. —
Cariño, estoy en casa. — Me moría por usar esa frase.
—Hola. — Parker sale de la cocina y me rodea la cintura con sus
suaves brazos. —Esperaba que llegaras a casa antes de irme. —
Cuando me inclino y beso sus suaves labios, todo en mi mundo se
acomoda, y la inquietud que he estado experimentando desde ayer por
la mañana se evapora. Mi oso se acomoda en su sitio mientras mi
compañera se acurruca contra mí.
— ¿Por qué no dices que estás enferma y te quedas en casa
conmigo? — Paso la lengua por el lateral de su suave cuello antes de
morder suavemente la marca de la base de su garganta. Su suave
gemido llena el vestíbulo, haciendo que mi polla se convierta en piedra.
—Lo haría en un santiamén si el Sr. Strickland, el director
gruñón, no estuviera ya encima de mí.
Sus palabras apagan mi lujuria. Me echo hacia atrás y frunzo el
ceño. — ¿Qué pasa?
—Se ha dado cuenta de que nos hemos apareado. — Parece
confusa y me doy cuenta de que olvidé advertirle de que otros
cambiaformas podrían oler mi marca en ella. —Y me advirtió que los
humanos solteros que viven con cambiaformas están mal vistos.
Ese hijo de puta acaba de poner su culo de comadreja en mi lista
de mierda. —No te preocupes, pequeña descarada. — La abrazo fuerte.
—Hablaré con la mazorca de maíz de Barry Strickland. — El maldito
zorro cambiaformas sabe que un vínculo de compañera es permanente
y más vinculante que una ceremonia de boda humana. No estoy
seguro de por qué el cabrón le está haciendo pasar un mal rato a mi
compañera, pero voy a ponerle fin. Hoy. —No hay cambiaforma vivo
que cuestionaría nuestro apareamiento eterno una vez que ponga mi
marca en ti. No tengo ni idea de por qué Barry está siendo un imbécil,
pero no es nada de lo que debas preocuparte. Si intenta llevarte ante
el consejo escolar, se reirán de su estúpido culo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 9
PARKER

Me froto el mordisco en el cuello para calmar mi ansiedad


cuando veo que el señor Strickland se dirige hacia mí. —Señorita
Scott. — La forma en que pronuncia mi nombre con desprecio hace
que se me erice el vello de la nuca. —Necesito hablar con usted en mi
despacho.
Mierda. Prefiero que me metan palillos bajo las uñas a
encontrarme en una habitación pequeña a solas con ese imbécil. —
¿Puede esperar hasta después de comer?— Gano tiempo. —Tengo
servicio de cafetería.
—Le diré a la Srta. Simmons que te cubra. — Vaya. Como no
tengo excusas y no puedo decirle a mi jefe que no, lo sigo por el pasillo
hasta el despacho de la entrada.
—Que la Sra. Simmons cubra el servicio de cafetería. — le ladra
a Thelma Stephens, la secretaria del colegio. —Y que no nos molesten.
Thelma me llama la atención cuando paso junto a su escritorio
y me dice: —Enseguida voy a ver cómo estás. — El día que empecé,
me di cuenta de que algo raro pasaba con el director del colegio.
Ninguna de las mujeres que trabajan en Honey Pot Hollow Elementary
tiene nada bueno que decir de él. Meg Murphy, la otra maestra de
tercer grado, me llevó aparte el primer día de clases y me advirtió que
me mantuviera alejada de ese imbécil.
—Toma asiento. — Me señala el sofá que hay junto a la pared
del fondo de su despacho, pero hago caso omiso de su sugerencia y
me siento en una de las pequeñas sillas de plástico duro que hay frente
a su escritorio.
Se apoya en el lateral del escritorio, demasiado cerca de mí, y me
reclino en la silla para alejarme de él. — ¿Para qué querías verme? —
le pregunto, con la esperanza de salir rápidamente de esta reunión.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Quiero hablar de tu vida personal. — Entrecierro los ojos y me
pregunto si he oído bien al muy imbécil.
Mi espalda se endurece y miro fijamente a mi jefe. —Mi vida
personal no es asunto suyo.
—Creo que sí lo es. — Parpadeo varias veces, preguntándome si
este cretino ha perdido la cabeza. —Sentí la atracción entre nosotros
cuando te entrevistaste para el trabajo. Te contraté para que
pudiéramos conocernos.
Me quedo con la boca abierta mientras busco qué decir. —Sr.
Strickland. — empiezo, pero me detiene.
—Llámame Barry. — Qué asco. No. Estoy tan asombrada por su
audacia que apenas me doy cuenta de que se acerca a mi silla. Me
pone la mano en el hombro y se me eriza la piel.
—Disculpa. —Le quito la mano de un manotazo y me pongo en
pie de un salto para fulminarlo con la mirada. —No tengo ningún
deseo de conocerte, y tengo un compañero. Un compañero que te
pateará tu escuálido trasero si eres tan estúpido como para ponerme
las manos encima.
Estoy bastante segura de que acabo de perder mi trabajo, pero
no me importa.
— ¿Cómo te atreves a hablarme así? — sisea y me agarra del
brazo.
—Suéltame. — Tiro del brazo hacia atrás, pero me agarra con
más fuerza. Con un gesto de dolor, le doy varios tirones más antes de
perder la paciencia. —No quiero hacerte daño, pero lo haré si no me
sueltas de una maldita vez.
—Me gustaría ver eso. — Barry me empuja demasiado cuando
intenta arrastrarme contra su cuerpo. Qué asco.
—Tú te lo has buscado. — Levanto la rodilla apuntando a su
trasero y doy en la diana. Me alejo del hombre lloriqueante y me giro
cuando la puerta se abre de golpe y mi enfurecido compañero entra.
Sus ojos brillan en rojo y miro hacia abajo para ver que sus manos ya
se han convertido en garras. Vaya. Son unas garras largas, gruesas y
desagradables.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


La cara del pobre Barry se pone morada y cae de rodillas
agarrándose las partes dañadas mientras sus patéticos gemidos
llenan la habitación. Con un poco de suerte, esto le enseñará al
imbécil a guardar sus sucias manos para sí mismo.
— ¿Qué haces aquí, Smokey? —Ignoro al que pronto será mi ex
jefe y me acerco para rodear con mis brazos la cintura de mi
compañero. Cuando tira de mí, sus garras vuelven a convertirse en
manos humanas.
—He venido a salvarte, pero parece que te has encargado tú sola.
— Echa un vistazo a mi alrededor y mira al hombre que sigue
retorciéndose en el suelo duro. —Thelma estaba preocupada por ti y
me llamó. — Mi compañero me abraza con fuerza contra su cuerpo, y
siento su corazón latir furiosamente contra mi pecho.
—Siento que hayas hecho el viaje hasta aquí para nada. —
bromeo y sonrío a Asher. La tensión desaparece lentamente de su
musculoso cuerpo mientras recorro su espalda con la mano.
—Valió la pena ver a mi hermosa compañera patearle el tonto
trasero a Barry. — Me recorre la mandíbula con la nariz y susurra: —
Nunca dejaré que nada te haga daño.
—Voy a procesarte por agresión. — Barry consigue chillar y se
agarra al borde del escritorio, intentando ponerse en pie.
—Y yo voy a procesarte por acoso sexual. — Le doy una patada
en las piernas, enviándolo al suelo duro.
—Maldita sea, pequeña descarada. Patea al hombre mientras
está en el suelo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Capítulo 10
ASHER

Bromeo sobre ello ahora que sé que está bien, pero nunca
olvidaré el terror que rugió en mi alma cuando recibí la llamada de
Thelma Stephens. Conduje hasta aquí como si los sabuesos del
infierno me pisaran los talones.
Encontrarme al imbécil retorciéndose en el suelo después de que
mi compañera le pateara el culo fue una agradable sorpresa, pero no
estoy dispuesto a dejar a Barry libre de culpa. Para cuando acabe con
este imbécil, estará preguntando — ¿Quieres papas fritas con eso?—
el resto de su vida.
No suelo pedir favores a mi familia, pero me tragaré mi orgullo y
le pediré a Griffin que se asegure de que el fiscal del distrito de Honey
Pot Hollow procese a este imbécil.
La puerta se abre detrás de nosotros y, con mi compañera en
brazos, veo al sheriff Brock Hodges entrando en la habitación. — ¿Qué
demonios pasa?— Mira entre nosotros y el hombre que gime en el
suelo.
—Barry intentó agredir a mi compañera y ella le pateó el culo. —
Estoy tan jodidamente orgulloso de ella que mi oso asoma la cabeza.
—Maldita sea. — Brock se frota la nuca y hace una mueca de
dolor ante el evidente dolor en la cara de Barry. —Apesta ser él. ¿Por
qué no se sientan en el despacho exterior mientras le pongo las
esposas a este imbécil? Una vez que le lea sus derechos y lo lleve a la
comisaría, necesitaré breves declaraciones de ustedes dos.
— ¿Por qué me detiene?— Barry balbucea, y la saliva vuela de
su boca.
Mi compañera hace arcadas y se acurruca más a mi lado
mientras el sheriff le explica al imbécil: —Has intentado agredir a un
empleado. — Pone los ojos en blanco y habla despacio. —Tenía todo el
derecho a patearte el culo.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Sujeto a mi compañera mientras Brock y su ayudante sacan al
director del despacho. Cuando llegan a la puerta, el sheriff se gira
hacia Thelma. —Gracias por llamarme enseguida. ¿Puedes llamar a la
junta y hacerles saber que tendrán que convocar una reunión de
emergencia para tratar este asunto?
—Será un placer. — La secretaria sonríe y saluda con la mano
mientras los agentes sacan a su antiguo jefe del colegio.

Damos a Brock su declaración, y luego llevo a mi compañero a


casa. — ¿Segura que estás bien?— La siento en el sofá y veo cómo
Gilbert salta y se acurruca en su regazo.
—Estoy bien. — me tranquiliza. —No me ha hecho daño.
Me siento a su lado y aprieto su cuerpo curvilíneo contra el mío.
Su delicado aroma me llega a la nariz y noto que es mucho más fuerte
y ligeramente más dulce. Respiro hondo, arrastrando el aire hasta mis
pulmones. —Hoy me has dado un susto de muerte, pequeña
descarada. No sobreviviría sin ti.
—No me voy a ninguna parte. — Parker apoya la cabeza en mi
hombro y pasa su suave mano lentamente por mi pecho mientras el
puto gato mimado intenta abrirse paso entre nosotros.
—Jodidamente te amo. — Mi oso no está dispuesto a olvidar lo
que ese imbécil le hizo a nuestra compañera embarazada.
¿Compañera embarazada? Mientras las palabras se filtran en mi
mente, me doy cuenta de lo que significa la diferencia en su dulce
aroma. Jódeme. Estaba tan aterrorizado de perderla que ni siquiera
sumé dos más dos.
—También te amo. — Parker bosteza, y me digo que quizá no sea
el momento de contarle nuestras noticias.
—Deja que te prepare un baño y podrás relajarte mientras
preparo la cena. — La levanto en brazos y me dirijo al dormitorio
principal.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


—Tengo una idea mejor. — Me pasa la mano por el pecho. —
¿Por qué no te duchas conmigo y luego pedimos pizza? Se me antoja
una “meat lovers” con extra de carne.

Ese es mi pequeño cachorro. Mi oso se golpea el pecho con orgullo.


—Me encanta cómo piensas. — Beso sus suaves labios antes de
poner a Parker de pie dentro del baño. Abro el grifo mientras ella se
desnuda. Dándome la vuelta, contemplo sus curvas desnudas y
deliciosas y me arranco la ropa.
— ¿Impaciente? — me pregunta cuando dejo caer al suelo los
restos destrozados de mi polo.
—Te necesito. — Levanto sus suaves curvas contra mi cuerpo y
me meto en la ducha.
Parker me rodea la cintura con sus sedosas piernas y coge la
botella de jabón. Me recorre un escalofrío mientras me pasa
lentamente las manos enjabonadas por el pecho. Cuando se zafa de
mi agarre y se introduce entre nosotros para agarrarme la polla, toda
la sangre de mi cuerpo fluye directamente hacia mi erección.
Me acaricia lentamente mientras yo recorro con mis manos sus
deliciosas tetas. Pellizco ligeramente uno de sus pezones, y mi
compañera gime mi nombre. —Me gusta.
—Me alegro. — murmuro contra su piel húmeda y cierro los
labios sobre el otro pezón rojo. Mi compañera me agarra con fuerza
mientras chupo y mordisqueo su sensible capullo.
Meto un dedo en su apretado coño y presiono su clítoris con el
pulgar. Cuando grita mi nombre, la levanto contra mi cuerpo y deslizo
mi polla hasta el fondo de su húmedo interior. —Esto va a ser rápido.
— murmuro contra su cuello. —Te lo compensaré más tarde.
Giro las caderas, con la necesidad de entrar lo más profundo
posible en su coñito. Sus paredes internas agarran mi polla con fuerza
mientras apoyo su cuerpo curvilíneo contra la fría pared de mármol.
Mi compañera me clava las uñas en los hombros y me sujeta mientras
la penetro.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


El agua caliente recorre nuestros cuerpos mientras me inclino y
cubro sus suaves labios con los míos. Deslizo la lengua en su boca y
exploro su dulzura antes de morderle suavemente el labio inferior.
El vapor se acumula a nuestro alrededor mientras le hago el
amor a mi compañera. —Te amo. — respiro contra su suave piel y
muerdo suavemente la marca de la base de su cuello. Sus músculos
internos se agitan alrededor de mi polla mientras mi compañera se
corre gritando mi nombre.

Tiro de las mantas sobre su delicioso cuerpo desnudo y me


inclino para darle a Parker un beso en la frente. —Voy a pedir la pizza.
—No te olvides de la carne extra. — me recuerda, y siento la
tentación de ofrecérsela, pero el cansancio que marca su preciosa cara
me detiene.
—No lo haré, pequeña descarada. — Beso sus suaves labios una
vez más antes de contarle nuestro pequeño secreto. —Mi pequeño
cachorro ya está haciendo acto de presencia.
Mi compañera se sienta en la cama y jadea. — ¿Pequeño
cachorro?
—Así es. —Le paso un mechón de su sedoso pelo por detrás de
la oreja. —Debí dejarte embarazada la primera vez que hicimos el
amor.
—Eso fue hace solo unos días. ¿Cómo lo sabes tan pronto?
Mi pequeña compañera tiene mucho que aprender sobre los
cambiaformas. —Puedo olerlo en ti.
—Eww. — Arruga la nariz y resopla: — ¿Ahora apesto?
—No. —Le sonrío. —Tu olor es un poco más profundo y dulce.
— Señalo mi marca en la base de su cuello. —Sobre todo aquí. — Me
inclino y le doy un beso. —Hueles tan dulce; quiero comerte.

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—Dame de comer mi pizza con extra de carne y luego podrás
comerme todo lo que quieras.
—Esa es una oferta que no puedo rechazar. — le digo y cojo el
móvil para pedir dos pizzas extra grandes para meat lovers con carne
extra. Mi pequeña compañera va a necesitar todas sus fuerzas para lo
que tengo planeado para ella.

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Epílogo
PARKER

Seis años después…


Estoy doblando la última colada cuando miro por la ventana y
veo a mi hija torturando al pobre Gilbert.
Me acerco y grito por la puerta trasera: — ¡Smokey! Mira en lo
que se está metiendo tu hija. — Mientras Asher y Warrick ven el
partido de fútbol en la pantalla plana que hemos instalado en el patio,
nuestra hija de cinco años está aterrorizando al gato.
—No te preocupes, pequeña descarada. — Mi compañero se ríe
y mira cómo Iris engancha pasadores en el pelo del gato negro. —El
cabrón se lo merece. — Asher todavía está un poco resentido porque
Gilbert vomitó en sus zapatillas favoritas.
Mientras Gilbert mira fijamente a los dos hombres sentados en
el patio, me doy cuenta de que mi gato está tramando algo nefasto. El
gato mimado está acostumbrado a tenerme en casa, y normalmente
hay muy pocos trastornos en su vida. Poco después de enterarnos de
que esperaba a Iris, decidimos que debía quedarme en casa con
nuestra pequeña. Además, todo el asunto de Barry Strickland dejó a
mi compañero un poco conmocionado. Cada vez que me pierde de
vista, mi compañero empieza a pensar que algo va a pasar.
Cuando dejé mi trabajo y empecé a quedarme en casa todos los
días, mi mimado gato se acostumbró a tener a alguien en casa la
mayor parte del tiempo. Desde hace más o menos un año, el viejo gato
se ha acostumbrado a sus costumbres, y le está costando adaptarse a
todos los cambios que se están produciendo en nuestra familia.
No hace mucho, Asher fue ascendido a capitán. Aunque tiene
más responsabilidad con el puesto, ahora trabaja en un horario
normal de nueve a cinco, lo cual es muy agradable para mí, pero
nuestro gato aún no se ha acostumbrado al cambio.

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Además, dentro de unas semanas vamos a tener gemelos y nos
hemos estado preparando para el trastorno que supondrán las nuevas
incorporaciones a nuestro hogar.
No solo nuestro gato se porta mal durante semanas después de
cada pequeño cambio, sino que nuestra hija está acostumbrada a ser
hija única y la niña de los ojos de su padre.

Puedo ver que los próximos meses van a ser difíciles, pero valen la pena, le
digo mentalmente a mi pareja a través de nuestro vínculo de
compañero. Es un pequeño truco que aprendí poco después de
aparearnos.

Tendré que comprarme varios pares de zapatillas, refunfuña Asher en mi


mente.

Sigo diciéndote que Gilbert no quería estropearte los zapatos. En realidad,


estoy bastante segura de que mi malhumorado gato se estaba
portando mal porque Iris empezaba la guardería, pero no tengo ni idea
de por qué el tonto animal decidió descargar sus frustraciones con
Asher.

Jodidamente mentira, refunfuña mi compañero. Esa amenaza sabía


exactamente lo que estaba haciendo. Asher ha aprendido a decir palabrotas
solo cuando nos comunicamos mentalmente para no tener que poner
dinero en el tarro de las palabrotas de nuestra hija.
Pongo los ojos en blanco y salgo al patio trasero mientras
Warrick se gira y se ríe ante la patética visión de mi gato vestido con
lazos y botines. —Definitivamente, el rosa es su color.
—Deja de ser malo con mi gato. — Miro al mejor amigo de mi
compañero.
—Dejaré de echarle mierda cuando deje de ser un imbécil.
Antes de que pueda callarlo, mi hija interviene. —El tío Warrick
ha dicho dos palabrotas.
Me giro hacia el mejor amigo de mi esposo y lo miro con una ceja
levantada mientras suelta un suspiro. —Se supone que tienes que
estar de mi parte, pequeño duendecillo. — refunfuña y me entrega dos
billetes de un dólar para que los añada al tarro de las palabrotas de

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Iris y luego se gira hacia Asher. —No puedo creer que dejes que tu hija
financie su viaje a Disney World extorsionando a tus amigos. Es un
puto atraco a mano armada. — refunfuña Warrick a mi compañero y
saca otro dólar de la cartera. A este paso, nos llevaremos a Iris de
vacaciones el próximo verano.
—Si cuidaras tu lenguaje, ella no estaría recibiendo dinero de ti.
—Voy a necesitar un segundo jo... —se detiene y se corrige— un
segundo trabajo para mantener mi hábito de decir palabrotas.
—Te quiero, tío Warrick. — Mi hija se sube a sus brazos con el
pobre Gilbert fuertemente abrazado, y veo cómo el gran lobo
cambiaforma se derrite en el acto.
—Yo también te quiero, mocosa. — La abraza con fuerza y sonríe
al ver al gato negro con tres lazos rosa intenso recortados en el pelaje
y botines de satén rosa en las cuatro patas.
Mi hija se desploma contra su padrino y bosteza, indicando que
es hora de tomar una siesta. — Vamos, Iris. Necesitamos que te
limpies. Es la hora de la siesta. — Tomo su mano y la llevo a la puerta
trasera.
—Esa es mi señal para ayudar a mi esposa a acostar a nuestra
hija. — Asher salta y nos sigue.
—Maldito mentiroso. — refunfuña Warrick y acomoda a Gilbert
en su regazo. —Me estás abandonando para tener un rapidito con tu
esposa.
Apuro a Iris por el pasillo mientras mi compañero le devuelve la
llamada a su amigo: —Cabrón celoso.
Iris se da la vuelta y señala el tarro casi lleno de billetes de dólar
que hay en el borde del mostrador. —Pon un dólar en el tarro, papi.
Sí. Sin duda pronto tendremos esas vacaciones.
La vida no podría ser mejor.

Fin…

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Sotelo, gracias K. Cross & Botton

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