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Michel Mourre & Serge Berna revisando el discurso

Hoy día de Pascua del Año Santo


Aquí en la insigne iglesia de Notre-Dame de París
Acuso a la Iglesia católica universal de haber desviado letalmente nuestra fuerza
vital hacia un cielo vacío
Acuso a la Iglesia católica de estafa
Acuso a la Iglesia católica de infectar el mundo con su moralidad fúnebre de ser
la llaga que se extiende en el cuerpo descompuesto de Occidente
En verdad os digo: Dios ha muerto
Vomitamos la agonizante insipidez de vuestras plegarias pues vuestras plegarias
han sido el humo pringoso de los campos de batalla de nuestra Europa.
Hoy día de Pascua del Año Santo
Aquí en la insigne iglesia de Notre-Dame de Francia
proclamamos la muerte de Cristo-Dios, para que el hombre pueda vivir por fin.

El escándalo de Notre Dame

Catedral de Notre Dame, 9 de abril de 1950, 11:10h. de la mañana. Alrededor de diez mil
feligreses asisten a la misa de Pascua que por primera vez se retransmite en directo por la
televisión francesa. El ala más radical del movimiento letrista, principalmente Serge Berna,
autor del discurso y Michel Mourre, el ejecutante, entran en acción. Mourre, ataviado de monje
dominico, aprovecha una pausa después del rezo del credo, sube al púlpito y ante el micrófono
lee un discurso declarando la muerte de Dios. La guardia suiza, que custodia el templo sagrado,
intenta impedirlo y les ataca con sus sables. Los amigos presentes de Mourre y Berna intentan
pararles, a uno de ellos (Jean Rullier) le cortan la cara, el organista intenta ahogar las palabras
de Mourre, los feligreses más cercanos intentan cortar el cable del micrófono. Las consecuencias
sobrepasaron las previsiones de los jóvenes anti-clericales. Berna, Mourre, Marbaix y el resto
de conspiradores escapan como pueden, perseguidos por una masa colérica de fieles católicos
(reaccionarios) que quieren acabar con ellos. Cerca del Sena les esperaba un cómplice con un
coche en marcha, pero ante la avalancha enardecida, entra en pánico y huye sin sus amigos.
Según cuentan, la policía les detuvo y a la vez les salvó del linchamiento por parte de los fieles
ofendidos (agresivos).
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Johannes Baader (Dadá).
día 17 de noviembre de 1918

En Alemania, “Dadá” iba a lo grande…¡ya estaba bien del “señor Antipirina” y trajes cilíndricos de cartón!..
Baader (“superdadá”) se había unido a Dadá, siguiendo a Hausmann (“ dadásofo”).
En su seno pasaba, más o menos, desapercibido: Grosz (“publidadá”) de los más “políticos”
(bolchevique*), lo testifica.
Así pues, el “superdadá” y “dadásofo” (allí todos tenían sus honoríficos títulos) tomaron la
“Under der Linden” y se dirigieron hacia la Catedral. Se estaba oficiando la misa principal del
domingo (¡Siempre en domingo!) 17 de noviembre, del año 1918. Irrumpieron como ñus:

--¡Señor cura!…¿qué es para vd. Jesucristo?...¡Para mí, soy YO!...¡Idólatras!...¡Que se


vaya al infierno vuestro Jesucristo!...¡”Dadá” salvará al mundo! ¡Cristo es una
salchicha!

Las bocas de los concurrentes salivaron.

El orate (Baader) no paraba quieto: murió y resucitó como “Presidente del Espacio”…Era evidente que el mundo se le
quedaba pequeño como un traje a un adolescente en pleno crecimiento. La barba, sin embargo, le seguía creciendo.

En la sesión inaugural de la Asamblea de Weimar, cuando ya todo estaba perdido para nosotros, se precipitó sobre la mesa
presidencial y arrojó a la jeta de aquellos usurpadores cientos de copias de “Le Chevall vert”, un panfleto firmado por toda
la gente que le vino a la cabeza: Tzara, Grosz, Janko, Arp, Jung y algún otro: “El Presidente del Globo Terrestre está en el
retrete dadá”.

Entre sus otros títulos, los de: Presidente de la “Sociedad de las naciones Intertelúricas Surdadaístas” y
Presidente del “Club de la Vía Láctea” (¡presioso título!).

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