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INSTITUTO SUPERIOR DE FORMACIÓN DOCENTE N° 6006 PROFESORADO DE JARDÍN DE INFANTES Y

EDUCACIÓN ESPECIAL
Profesorado en Educación Inicial Materia: Filosofía
1-. ¿Qué es el conocimiento humano?
La problemática sobre el conocimiento humano ha sido abordada por la filosofía desde la antigüedad clásica, no
obstante, como disciplina filosófica autónoma recién aparece en la modernidad con el nombre de Teoría del
Conocimiento o Gnoseología o Noetica- Teoría del pensamiento.
En la filosofía antigua encontramos una reflexión inserta dentro de la metafísica sobre el conocimiento en los
Pre-socráticos (siglo V-IV) Sócrates (470-399 a.C), Platón (427-347 a.C) y Aristóteles (949-322 a.C). Es en la
modernidad donde aparecen los primeros escritos sistemáticos sobre el problema del conocimiento. En Francia,
René Descartes (1596- 1650) escribe el “Discurso del Método” en 1637, obra considerada la Carta Magna de la
filosofía moderna. En Inglaterra John Locke (1632-1704) “Ensayo sobre el entendimiento humano” publicada
en 1690. Luego surgen otras obras fundamentales como la de Berkeley (1685-1753) “Tratado sobre los
principios del conocimiento humano” publicada en 1710 y David Hume (1711-1776) “Investigaciones sobre el
entendimiento humano” publicada en 1748. En Alemania la obra de Emanuel Kant (1724-1804) “La crítica de
la razón pura” publicada en 1781 marca un hito importante en el intento de dar una fundamentación crítica del
conocimiento humano y en especial del conocimiento científico.

El conocimiento es una dimensión de la actividad del hombre, donde la dimensión cognoscitiva es fundamental,
es decir el conocimiento es una acción humana, pero no una acción del hombre en general, sino de cada
hombre. Y la acción dentro del dinamismo humano, se encuadra en el “enfrentamiento” con el mundo, con lo
otro, el hombre es un ser que se está haciendo siempre, es inacabado, y en este ir haciéndose tiene un papel
insustituible el encuentro con lo otro, esto es el hombre como ser abierto. Y muchas de las puertas por las que se
abre son cognoscitivas: sentidos, imaginación, inteligencia, razón, esto convierte al hombre en un ser sometido
al bombardeo constante de múltiples y plurales estímulos, la única que dispone de capacidad selectiva al tratarse
de un proceso consciente es el conocimiento, porque por ella nos hacemos dueños y rectores de nuestros
conocimientos. Nos encontramos abocados al análisis de una dimensión del dinamismo del hombre, que es la
dimensión cognoscitiva. Sin dejar de ser animal y estar sometido a los estímulos biológicos e instintivos, el
hombre sobrepasa ese nivel biológico e instintivo en la captación del otro, de lo distinto de él en cuanto sujeto,
interiorizándolo en la red de significaciones que constituyen el bagaje de conocimiento de cada individuo.

1.1 El conocimiento: la relación sujeto- objeto

Fenomenológicamente–siguiendo a J Hessen1- el conocimiento se nos presenta en sus rasgos fundamentales de


la siguiente manera:
En el conocimiento se encuentran frente a frente la conciencia y el objeto, el sujeto y el objeto.
El conocimiento se presenta como una relación entre estos los miembros.
Esta relación es a la vez una correlación, el sujeto es solo sujeto para un objeto y el objeto es solo objeto
para un sujeto.
Pero esta correlación no es reversible, ser sujeto es algo completamente distinto a ser objeto. La función
del sujeto consiste en aprehender al objeto, la del objeto en ser aprehensible y aprehendido por el sujeto.
Vista desde el sujeto esta aprehensión se presenta como una salida del sujeto fuera de su propia esfera
para capturar las propiedades del objeto. El objeto sin embargo permanece fuera del sujeto. No en el
objeto sino en el sujeto cambia algo en función del conocimiento. En el sujeto surge una imagen del
objeto. Por lo tanto, podemos decir que todo conocimiento menta un objeto, que es independiente de la
conciencia cognoscente.
1
Hessen J (1973) Teoría del conocimiento. Buenos Aires. Espalsa Calpe
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A partir de ésta descripción del conocimiento, J. Hessen plantea cinco problemas fundamentales del conocimiento, cuya
problemática solo a modo de ilustración, sintetizamos en el siguiente cuadro:
PROBLEMA DEL PREGUNTA QUE RESPUESTAS HISTÓRICAS REPRESENTANTES MAS
CONOCIMIENTO INTENTA IMPORTANTES
RESPONDER
Posibilidad del ¿Puede realmente el El dogmatismo que da por supuesta esta posibilidad. Los filósofos jonios, los eleáticos,
conocimiento. sujeto aprehender al También denominado dogmatismo estricto. Heráclito, los Pitagóricos.
objeto? El escepticismo que sostiene que el sujeto no puede Escepticismo
aprehender el objeto. Y que adquiere tres formas Pirrón de Elis(360-270)
fundamentales: El subjetivismo que sostiene que se Enesidemo(s.I a.C.)
puede conocer, hay una verdad, pero esa verdad es Sexto Empírico (s.II a.C.)
limitada. El relativismo para el cual no hay verdades
universalmente válidas, las verdades están
históricamente determinadas. Y el pragmatismo, que Pragmatismo:
sostiene que el hombre no es en primer término un Charles Pierce(18 39-1914)
ser teórico sino un ser práctico de acción, su William James (1842-1910)
conocimiento esta orientado no a conocer la verdad George Herbert Mead(1863-1931)
sino para orientarse en la acción Por lo tanto lo Jonh Dewey(1859-1952)
verdadero es lo útil, lo valioso para la acción.
El criticismo que afirma que es posible el Emanuel Kant(1724-1804)
conocimiento, que hay una verdad, pero hay que
examinar de forma reflexiva y crítica cada una de
nuestras afirmaciones.
Origen del ¿Es la razón o la El racionalismo ve en la razón la fuente principal del Descartes(1596-1650)
conocimiento experiencia la base conocimiento humano. El conocimiento es Espinoza(1632-1677)
del conocimiento lógicamente necesario y universalmente válido. Los Leibniz(1646-1716)
contenidos de la experiencia no dan ningún punto de
humano?
apoyo al sujeto pensante para su actividad
conceptual.
El empirismo que sostiene que la única fuente del Locke(1632-1704)
conocimiento es la experiencia, no hay ningún Hume(1711-1776)
patrimonio a priori de la razón. Todos nuestros John Stuart Mill (1806-1873)
conceptos incluso los más generales y abstractos Wiliams James(1842-1910)
proceden de la experiencia.

El intelectualismo sostiene que tanto la razón como Aristóteles (949-322 a.C).


la experiencia tienen parte en la producción del Tomás de Aquino. (1221-1274)
conocimiento. Nace de la experiencia pero es
conceptualizado por la razón.

El apriorismo, nuestro conocimiento presenta Emanuel Kant(1724-1804)


elementos a priori independientes de la experiencia,
son formas del conocimiento que reciben su
contenido de la experiencia.
Esencia del ¿Es el objeto el que Realismo: existen objetos reales, independientes de Aristóteles (949-322 a.C).
conocimiento determina al sujeto la conciencia.
en el conocimiento o
es justamente a la Idealismo: no existen cosas reales independientes George Berkeley(1685-1753)
inversa, es el sujeto de la conciencia. Johann Fichte(1762-1814)
el que determina al F. W. Schelling (1775-1854)
objeto? Fenomenalismo: no conocemos las cosas como son Emanuel Kant(1724-1804)
en sí, sino como se aparecen a nuestra conciencia.

Formas de ¿Solo existe un Intuicionismo Dilthey (1833-1911)


conocimiento conocimiento Bergson (1859-1941)
racional o hay otras Husserl (1859-1938)
formas de
conocimiento?.
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La filosofía moderna se caracteriza por la vuelta al sujeto (filosofía del yo). Este giro fue posible de dos
maneras, la vuelta al sujeto como ser racional –racionalismo- y la vuelta al sujeto como ser sensible-empirismo.

1.2 El racionalismo

En la Edad Moderna la matemática se presenta como un ideal de ciencia, a partir de sus principios se elabora
una rigurosa construcción deductiva en base a la cual se organiza y se explican los fenómenos de la naturaleza.
Por ejemplo, la ley del movimiento de Newton (F m a) que se considera válida para cualquier sistema
dinámico considerado, ofrece una definición de todos los movimientos posibles que permite deducir un
movimiento particular.

Así, un saber construido al modo matemático permite establecer sus propias bases y fundamentarse a si mismo
como norma del pensar, espera que a partir de estas normas se formulen las reglas derivadas. El conocimiento al
modo matemático es una forma de concebir las cosas, que parte de principios elaborados por la razón desde los
cuales las cosas se determinan. Constituye así el objeto de manera independiente de la experiencia, desde
principios a priori elaborados por la razón. Tales principios son una construcción mental hecha por el científico
que establece las condiciones de posibilidad de la experiencia del objeto.

Desde allí, Galileo funda la física que tiene como punto de partida
enunciados de la propia ciencia con valor axiomático a partir de los cuales
se explican los fenómenos de movimiento de los cuerpos. Por ejemplo, el
principio de inercia y la ley de gravedad.

Los filósofos del periodo de la modernidad rechazan el argumento de


autoridad como garantía de verdad de una doctrinar y dan mucha
importancia al sujeto individual en la búsqueda de conocimiento. Dios deja
de ser el centro de la preocupación filosófica, como lo era en la edad media.
El hombre pasa a ocupar un puesto importante como sujeto del
conocimiento. Aunque no quiere decir que las cuestiones religiosas y
teológicas queden totalmente marginadas, sino que las tratan desde un
punto de vista frecuentemente polémico y critico.
Por otra parte, y en relación con esta mayor preponderancia del individuo
como reflejo de los cambios sociales, la filosofía se plantea la búsqueda de un nuevo fundamento para dar
solución a los problemas éticas y políticos.

En éste marco surge la posición racionalista de René Descartes (1596-1650), cuyo propósito es construir una
fundamentación del saber sobre principios verdaderos. Para esto necesita axiomas que sean evidentes en si
mismo, absolutamente primeros según el modo matemático.

Se llama axioma a una proposición en la cual aquello que se afirma no se toma o no depende de otros
conocimientos o proposiciones y no requiere ser justificado, pues la propia afirmación es evidente e indudable y
verdadera, lo que convierte en la base para fundamentar otros conocimientos.

Tal proposición evidente es lo que Descartes quiere encontrar para fundar el saber sobre bases cuya firmeza esté
más ala de toda duda. Para ello aplicará el método de poner en duda todo saber. Aquellos conocimientos que se
presentan como dudosos y requieran de algún sostén sobre otros saberes para poder justificarse, prueban no ser
evidentes por si mismos y por lo tanto deben ser descartados. Este método llamado duda metódica es el camino
para encontrar un conocimiento que sea seguro. Para aplicarlo, Descartes no necesita dirigirse a los
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conocimientos mismos, sino a las facultades mediante las cuales se los obtienen, a saber. Los sentidos y la
razón. Así al hacer una crítica del saber sensible y el saber racional se asegura de poner en duda los
fundamentos mismos de todo saber.

El conocimiento que nos aportan los sentidos son dudosos porque a veces nos conducen al error. El
conocimiento racional, en cambio, se apoya en ciertos principios como los de identidad, no contradicción y
tercero excluido que se nos presentan como evidentes al espíritu, es decir como indudables y seguros. Sin
embargo, si llevamos el método de la duda al extremo puede existir la posibilidad de que un genio maligno nos
induzca al engaño, dándonos seguridad sobre los principios mismos del conocimiento racional, cuando en
realidad son erróneos.

En éste punto, cuando todo conocimiento se presenta dudoso, Descartes advierte que todo el tiempo ha dudado
y si ha dudado ha pensado, de lo que no puede dudar es que piensa y si piensa, existe. El pienso, existe se
convierte así en la primera certeza. El yo pienso, es el punto de partida axiomático que estaba buscando para
construir todo el edificio del saber. Dicho axioma nos pone ante el primer ente indudablemente existente, la
actividad pensante, la res cogitans, en la que pensar y ser aparecen identificados.

Descartes deduce de este axioma un criterio de verdad: una proposición es verdadera cuando se presente a la
razón de manera evidente y es evidente cuando es clara y distinta. Se entiende por clara que se manifiesta
directamente a la razón y por distinta la idea de algo donde no hay nada que no le pertenezca a ese algo.

El sujeto que conoce debe cuidarse de afirmar o negar algo antes de haber llegado a la evidencia y tener
prevención respecto de los conocimientos que nos han llegado por educación o tradición. Solo aquello que se
haya examinado con la propia razón puede ser válido.

La res cogitans cartesiana es una cosa que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere, imagina, siente. Esta
cosa pensante es independiente del cuerpo y es más evidente que éste. Los estados o manifestaciones de la
razón son los pensamientos (imágenes de cosas, sensaciones, ideas, pasiones) Las ideas son las cosas mismas en
tanto pensadas (las representaciones).
Las ideas para Descartes se subdividen en:

Para el racionalismo se puede alcanzar el conocimiento de las cosas mediante la razón pues el orden y la
conexión de las ideas sería el mismo que el orden y la conexión de las cosas. El conocimiento basado en la
experiencia no constituye un fundamento para el conocimiento sino algo que necesita ser explicado a partir de
principios de la razón.
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A partir de la modernidad comienza a imperar la idea de una razón ordenadora de la legalidad del mundo
humano y natural. Se afirma que el universo entero es racional y que la razón humana tiene en su ser los
elementos esenciales para acceder a las leyes que lo regulan.

1.3 El empirismo
Surge en Inglaterra con Francis Bacon, quien establece el principio de que toda ciencia debe fundarse en la
experiencia siendo la observación y la experimentación los puntos de partida seguros para construir
explicaciones científicas. Plantea que el único método valido para obtener conocimiento es el inductivo.

Considera que el espíritu no nace con ideas ni posee contenidos originarios. El hombre al nacer es como una
página en blanco, que la experiencia va llenando. El espíritu se reduce a ser una mera colección de ideas que se
constituyen a partir de la sensibilidad.

Para Berkeley (1685-1753) el carácter constitutivo del ser, es ser percibido. Los objetos de nuestros
conocimientos son las ideas, las mismas se reducen a sensaciones, las cosas son combinaciones perdurables de
ideas, pero las ideas y sus combinaciones perdurables solo están en la mente, las sensaciones son concretas e
individuales, por lo que las ideas abstractas son ilusorias. Las ideas son sensaciones u operaciones de la mente
sobre sensaciones.

La distinción entre cualidades primarias y secundarias no es mas que un error peligroso y


la expresión sustancia material es contradictoria o bien no significa nada, ya que todos los
cuerpos que forman la estructura del universo no poseen ninguna subsistencia fuera de la
mente y su ser consiste en ser percibido por el hombre.
John Locke (1632-1704) en su obra Ensayo sobre el entendimiento humano sostiene que
la experiencia puede ser de dos tipos:
1. Experimentamos objetos sensibles externos
2. Experimentamos las operaciones internas de nuestro espíritu y los movimientos de
nuestro ánimo. Consecuentemente las ideas pueden ser simples o complejas.
Las ideas simples son;
Ideas de sensación: con un solo sentido (colores, sonidos, olores, sabores, etc.) con diversos sentidos
(espacio, figura, movimiento)
Ideas de reflexión (ideas de percepción, de voluntad, de distintas facultades como; distinguir, comparar,
combinar)
Ideas de sensación y reflexión a la vez (ideas de potencia y existencia)
Las ideas complejas son;
Ideas de modos: simples de los objetos de sensación (espacio duración,
cantidad) o de los objetos de ideas de reflexión (razonar juzgar) o mixtas
(acciones morales).
Ideas de substancia: corpóreas, espirituales, de Dios
Ideas de relaciones: causalidad, Identidad.

David Hume (1716-1776) se pregunta como surgen los contenidos de nuestra


conciencia. Responde indicando que todos son, en último término, percepciones
sensibles, Entiende que existen dos clases de percepciones: impresiones e ideas.
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Las impresiones se perciben de modo directo y pueden ser:

Toda impresión se reproduce en una idea que la representa y toda idea deriva de una impresión correspondiente.
IMPRESIONES E IDEAS se diferencian solo por su vivacidad o intensidad, siendo la impresión más intensa
que la idea. Ejemplo la impresión de dolor es más intensa que su recuerdo.

Además, Hume distingue dos clases de ideas: simples y complejas. Las ideas simples son copias de las
impresiones que permanecen en la mente después que ha ocurrido una impresión, y difiere de ellas sólo en que
son menos fuertes y vivaces. Las ideas complejas son las ideas que crea la imaginación combinando ideas
simples mediante asociación.
Las asociaciones se dan mecánicamente sobre la base de la semejanza, de contigüidad en el espacio y el tiempo
o bien sobre la constitución de ideas complejas, que pueden ser;

Recapitulando, el punto de partida del empirismo es la experiencia considerada como una sucesión de
percepciones diferenciables. Las percepciones son los únicos objetos de conocimiento. Las ideas no es la
representación de los objetos, sino una impresión, la cual no es representativa de ningún objeto. Por ejemplo si
tomamos el caso de silla, de la silla no tenemos una impresión, no vemos ni tocamos a la silla en si misma sino
a sus cualidades, es decir el color –marrón- , su dureza- madera- su forma- estilo antiguo, moderno-. La silla en
si no es más que una colección de ideas simples continuas que designamos con el nombre silla.
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Para Hume, impresiones e ideas proporcionan un inventario completo de los objetos de conciencia, pero no
constituyen conocimiento. Solo se puede conocer el significado de un término si se ha tenido experiencia de las
impresiones necesarias para la formación de la idea correspondiente, y un término que refiera a un objeto que
esté más allá de los límites de la experiencia es un mero sonido sin significado. El conocimiento se formula en
proposiciones. Las proposiciones refieren a ideas que contienen un significado, los términos poseen un
significado solo si refieren a ideas. Las proposiciones que contienen términos sin significado son pseudo-
proposiciones.

1.3 El Planteamiento o Idealismo Trascendental o Criticismo


En la filosofía kantiana (“Idealismo transcendental”) culminan las tres corrientes filosóficas principales de la
Edad Moderna, racionalismo, empirismo e Ilustración: al afirmar que el conocimiento se limita a la experiencia,
Kant se aproxima al empirismo, y al afirmar que no todo el conocimiento proviene de la experiencia se acerca al
racionalismo. Los dos grandes ilustrados, Newton y Rousseau, también le influyeron: Newton representó el
éxito definitivo que se puede alcanzar si limitamos la ciencia al conocimiento de los fenómenos; Rousseau
reforzó en Kant la convicción de la autonomía de la moralidad frente a las leyes que rigen el mundo objetivo y
la pertenencia del hombre a dos mundos o reinos, el Reino de la Naturaleza y el del Espíritu. El problema
tratado por Kant fue el de la posibilidad de lo metafísico, la aclaración de cómo el hombre es ciudadano de
ambos reinos. La filosofía kantiana es una filosofía crítica: se tratará de investigar la posibilidad y límites de la
Razón tanto en su aspecto teórico como en su dimensión práctica. Su proyecto consiste en establecer los
principios y límites del conocimiento científico de la Naturaleza, descubrir los principios de la acción y las
condiciones de la libertad, y delinear el destino último del hombre.

A. EL USO TEÓRICO DE LA RAZÓN


A. I. PLANTEAMIENTO KANTIANO DEL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
Responder a la pregunta ¿qué puedo conocer? exige señalar los principios y límites del conocimiento científico.
Kant defendió en un primer momento la metafísica dogmática racionalista, para la que era posible, por pura
deducción racional, alcanzar el conocimiento metafísico de la realidad, pero la lectura de Hume le despertó de
este “sueño dogmático”. Kant creyó necesario para los intereses y fines últimos del hombre una Crítica o
examen de la propia Razón sobre sí misma y sus límites, y propuso, frente a la “filosofía dogmática” una
“filosofía crítica”. El problema es el de si es posible la Metafísica como ciencia y
para solucionarlo debemos investigar antes las condiciones que hacen posible la
ciencia. En esta tarea distingue dos tipos de condiciones: empíricas (particulares y
contingentes) y a priori o transcendentales (universales y necesarias). La
investigación de estas últimas dará lugar a la filosofía transcendental. Puesto que
la ciencia es un conjunto de juicios, se preguntará por las condiciones que hacen
posibles los juicios científicos. Lo que exige establecer los tipos fundamentales de
juicios, que clasificará así: tenemos juicios analíticos si el predicado se incluye en
el sujeto (no dan información nueva alguna, no son extensivos) y juicios sintéticos
cuando el predicado no se incluye en el sujeto (son juicios extensivos y amplían
nuestro conocimiento); y juicios a priori si su verdad puede ser conocida independientemente de la experiencia,
ya que su fundamento no se halla en ésta (juicios universales y necesarios) y juicios a posteriori si su verdad es
conocida a partir de la experiencia (particulares y contingentes). Los juicios más importantes son los juicios
sintéticos a priori, que por ser sintéticos amplían nuestro conocimiento, y por ser a priori son universales y
necesarios.
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A. II. LA DOCTRINA DEL CONOCIMIENTO EN LA "CRÍTICA DE LA RAZÓN PURA"
La tarea fundamental de esta obra es averiguar cómo son posibles los juicios sintéticos a priori (tanto en
Matemáticas como en Física) y si son posibles en Metafísica. Veamos sus tres partes principales.
La Estética Transcendental se ocupa de la Sensibilidad (facultad de las sensaciones) y trata de las condiciones
transcendentales (universales y necesarias) que permiten el conocimiento sensible. El efecto de los objetos en la
Sensibilidad son las sensaciones, que son dadas a posteriori y constituyen la materia del conocer. Pero, gracias a
la forma, las sensaciones se presentan ordenadas en ciertas relaciones; la forma está ya a priori en el espíritu,
como forma de la Sensibilidad. La síntesis de sensaciones o datos empíricos, como materia, y la forma a priori
es el fenómeno. Las formas puras o principios a priori de la Sensibilidad son el espacio y el tiempo. Espacio y
tiempo son las condiciones de posibilidad de toda experiencia, ahora bien, espacio y tiempo no son propiedades
objetivas de las cosas mismas, sino formas a priori de la Sensibilidad.
Percibir no es, aún, comprender los objetos; comprender los fenómenos es poder referirlos a un concepto, y esta
es la función propia del Entendimiento (facultad de los conceptos). Kant la estudia en la Analítica
Transcendental, y distingue dos tipos de conceptos, empíricos, que proceden de la experiencia y son a
posteriori, y conceptos puros o categorías, que no proceden de la experiencia y son a priori: las categorías
(sustancia, causalidad, unidad...) son nociones que no se refieren a datos empíricos pero tampoco son
construidas empíricamente por el hombre, pues pertenecen a la estructura del entendimiento. El conocimiento es
posible porque aplicamos las categorías a la multiplicidad dada en la sensación. Los conceptos puros son
condiciones transcendentales, necesarias, de nuestro conocimiento de los fenómenos ya que el entendimiento no
puede pensarlos si no es aplicándoles estas categorías, pero las categorías solamente son fuente de conocimiento
aplicadas a los fenómenos y no tienen aplicación válida más allá de los mismos. El error de la filosofía
dogmática (basada en el uso puro de la razón) consiste en usar las categorías para referirse a realidades
transempíricas o trascendentes (Dios y el alma, p. ej.).
La Dialéctica Transcendental estudia la Razón (facultad de las argumentaciones) y el problema de si la
Metafísica puede ser un saber a priori, y concluye que la Metafísica como disciplina científica es imposible. La
Metafísica quiere alcanzar las cosas tal y como son en sí mismas, sus objetos son transcendentes ―no
empíricos―: el alma, Dios y el mundo como totalidad; pero la ciencia usa necesariamente las categorías y éstas
sólo pueden emplearse legítimamente aplicadas a los fenómenos, a lo dado en la experiencia. Kant muestra
cómo la Razón realiza argumentos aparentemente correctos pero ilegítimos. Precisamente las argumentaciones
de la metafísica son de ese tipo. El conocimiento intelectual formula juicios y conecta unos juicios con otros
formando razonamientos. Pero hay una tendencia peculiar en el uso de la Razón: la Razón busca encontrar
juicios cada vez más generales, aspira a lo incondicionado, al fundamento de los fundamentos. Cuando la
Razón, en esa búsqueda de las condiciones de lo condicionado, de leyes más generales y profundas, se mantiene
en los límites de la experiencia, su uso es correcto y no da lugar a contradicciones; pero esa tendencia lleva
inevitablemente a traspasar los límites de la experiencia empírica en busca de lo incondicionado: los fenómenos
físicos se pretenden explicar por medio de teorías metafísicas acerca del mundo, los fenómenos psíquicos de
teorías metafísicas acerca del alma, y unos fenómenos y otros se intentan explicar y unificar por medio de
teorías metafísicas acerca de una causa suprema de ambos tipos de fenómenos: Dios. "Dios", "alma" y
"mundo", son pues tres Ideas de la Razón; ideas que, sin embargo, no tienen una referencia objetiva, pues no
podemos conocer los objetos a los que se refieren.
A. III. EL IDEALISMO TRASCENDENTAL: EL "FENÓMENO" Y EL “NOÚMENO"
Para entender la aportación de su filosofía, Kant propone la analogía de la revolución copernicana: al igual que
Copérnico consiguió comprender el movimiento de los astros modificando las relaciones que se creía que
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existían entre ellos y el sol, Kant creerá que es posible comprender el conocimiento sintético a priori si
modificamos las relaciones entre el sujeto y el objeto: hasta Kant se había considerado que el sujeto era pasivo
en el acto del conocimiento y se tenía que plegar al objeto para conocerlo; pero de este modo es imposible
entender el conocimiento a priori. El giro copernicano consiste en rechazar la concepción tradicional del
conocimiento y considerar que el sujeto es activo, que son las cosas las que se deben someter a nosotros de cara
al conocimiento: sólo podemos conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas; podemos
comprender el conocimiento a priori si admitimos que conocemos únicamente los fenómenos y no las cosas en
sí mismas o noúmenos, tesis principal del Idealismo Trascendental. El Idealismo Trascendental es la
culminación del pensamiento moderno, que comienza con el planteamiento cartesiano del problema del
conocimiento y que progresivamente va centrando en el sujeto el fundamento de la experiencia humana.
Toda la filosofía anterior a la modernidad, mantiene una concepción realista del mundo: los objetos, sus
propiedades y relaciones existen independientemente de la experiencia que podamos tener de ellos. Pero con
Kant aparece la concepción idealista: no sabemos cómo puede ser el mundo independientemente de nuestra
experiencia de él; todo objeto del que tenemos experiencia ha quedado influido por la estructura de nuestro
aparato cognoscitivo. Estas ideas llevan a los conceptos de Noúmeno y de Fenómeno: Noúmeno (o Cosa en sí)
es la realidad tal y como pueda ser en sí misma, independientemente de nuestra experiencia de ella; Fenómeno
es la realidad dependiente del Sujeto Trascendental (el sujeto no empírico del cual se predican las formas a
prióricas, es la realidad estructurada por las formas de la Sensibilidad y las categorías del Entendimiento. El
sujeto no deja intacta la realidad conocida, la constituye en el propio acto del conocimiento. Por ello, el
Idealismo Trascendental se puede resumir en la afirmación de que sólo conocemos fenómenos.

EL REALISMO
Para esta posición no existen objetos reales, independientes de la conciencia. El representante más
representativo es Aristóteles (949-322 A.C) para quien “nada hay en la mente que no le haya entrado por los
sentidos”. El conocimiento comienza necesariamente por la experiencia sensible. La mente no puede pensar de
ninguna forma si se ve privada de las representaciones de los sentidos, porque sobre ellas trabaja y elabora las
ideas o conceptos.
La tesis aristotélica de la prioridad del conocimiento sensible trae como consecuencia otra tesis capital de
ontología, “todo conocimiento es a-posteriori, a partir de los datos de la experiencia. El conocimiento parte de la
representación sensible, pero termina en el concepto o idea. La imagen sensible y la idea tienen propiedades
totalmente distintas. El problema que se plantea es el siguiente: ¿cómo la mente logra transformar la imagen
sensible - concreta, singular y material -, en la idea intelectiva – abstracta, universal y espiritual? Es evidente
que ha de haber una elaboración mental que justifique este paso.
Aristóteles ofrece una explicación, un tanto detallada, de esta oculta génesis: La percepción sensible ofrece, en
primer lugar, una forma material que se graba en la mente a modo del sello que deja su imagen en la cera
(especie sensible). Cuando se sucede cierto número de estas representaciones iguales en la fantasía o el
recuerdo, se van formando representaciones de una mayor generalidad o universalidad. Es el paso
inmediatamente más próximo a la universalidad de la idea, pero todavía es de carácter sensible (especie
inteligible) y es recibida en el entendimiento pasivo, potencia corruptible y mortal. De esta forma así preparada
se apodera el entendimiento agente que “saca” de ella el concepto o la esencia ideal. Es el paso más importante:
surge, como por una especie de iluminación, la idea suprasensible o espiritual. Aristóteles ve en ello como una
especie de “creación”: lo que era solamente potencial se hace actual por esta potencia esencialmente activa. El
entendimiento agente es, pues, el “nous” o espíritu, principio creador, “separado, impasible y activo”. Por ello,
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el entendimiento agente es algo eterno e inmortal. Aristóteles utilizó la palabra “abstracción” para explicar este
proceso de lo sensible a lo espiritual. Ahora bien, lo universal no se abstrae por un proceso comparativo, sino
que se aprende por una especie de “iluminación” que puede brotar, incluso de una sola percepción; sería, pues,
como una intuición de esencia.
Para el realismo aquello que los humanos conocemos coincide en un todo con aquello que es o existe: las
cosas- lo que existe- son conocidas tal cual, lo conocido- el objeto- determina al que conoce- el sujeto- cuya
actividad se reduce a ser meramente receptiva, reproductiva de las características del objeto tal cual es.

2. El Problema de la Verdad
A lo largo de la historia del pensamiento encontramos enfoques bien distintos acerca de esta cuestión, sin que
sea posible ofrecer una respuesta única y concluyente. Si es cierto, que si la verdad empezó siendo considerada
una propiedad de los seres (verdad metafísica u ontológica), hoy existe casi unanimidad en considerarla una
propiedad del conocimiento, de aquello que afirmamos sobre los seres (verdad epistemológica).
2.1 La verdad metafísica u ontológica.
Para el pensamiento griego, la verdad (aletheia) era lo permanente de las cosas, es decir, lo que había debajo de
las apariencias, que es lo que captan nuestros sentidos. La verdad seria alcanzable únicamente por la mente, por
el pensamiento, mientras que los sentidos solo captan la apariencia, es decir, lo variable de la realidad. De esta
forma identificaban verdad y realidad aun cuando para llegar a esta fuere necesario un proceso de
“desvelamiento”, de ir mas allá de lo captable por lo sentidos, para conocer lo permanente, la autentica realidad.
2.2 La verdad epistemológica y lógica
Un nuevo sentido del concepto de verdad viene introducido por el vocablo latino veritas, que apunta mas bien a
la exactitud y el rigor en aquello que se afirma. Es verdadero aquel relato que es fiel y exacto. De este modo, la
“verdad” se desplaza de los objetos a aquello que se dice los objetos. Deja de constituir una propiedad del ser
para convertirse en una propiedad de nuestro conocimiento de las cosas, hablamos de verdad epistemológica,
por ejemplo, cuando decimos “Juan ha dicho la verdad”
Con todo, este concepto de verdad todavía implica una fuerte relación con el concepto de realidad. Es
verdadero, aquel enunciado que concuerde con la realidad de los hechos, y falso, el que no se corresponde con
dicha realidad. Por ello, surge un tercer concepto de verdad, entendida como un acuerdo del pensamiento
consigo mismo, esto es, como ausencia de contradicción, esta verdad la denominamos verdad lógica.

3. Los Criterios de Verdad


Pero no basta con saber que entendemos por verdad. Necesitamos saber cuando un enunciado es verdadero o
falso, y aquí, una vez más, no existe un criterio único, sino una pluralidad de teorías que hay que entender mas
como complementarias que como opuestas entre si.
En primer lugar, atenderemos a una distinción fundamental para determinar cuándo una proposición es
verdadera. Se trata del viejo problema de las verdades de razón y las verdades de hecho, que ya planteara
Leibniz en el siglo XVII, o, en términos actuales, el de las verdades formales y las verdades empíricas.
Esta distinción nos abrirá el camino a las dos grandes teorías de la verdad, la de la correspondencia o
adecuación y la de la coherencia o no contradicción. A estas, debemos añadir otras formas de entender la verdad
como son la teoría pragmatista o utilitarista, la relativista o, la más reciente teoría de la verdad como consenso.
3.1 Verdad empírica y verdad formal
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EDUCACIÓN ESPECIAL
Profesorado en Educación Inicial Materia: Filosofía
A partir de la época moderna, el problema del conocimiento se centra sobre todo en el conocimiento científico.
Así, al hablar de la verdad se tiene en cuenta que hoy dos tipos de proposiciones científicas: empíricas y
formales y se distingue, por tanto, entre verdad empírica y verdad formal.
a) En las proposiciones empíricas la verdad depende de la correspondencia entre lo que se afirma en la
proposición y la realidad, y solo puede determinarse por contrastación con la experiencia, por ejemplo,
la proposición “hoy llueve” sera verdadera si podemos comprobar que llueve realmente.
b) En las proposiciones formales la verdad depende de la coherencia o no contradicción de la proposición
con el resto de las proposiciones del sistema al que pertenezca. Por ejemplo “3+5=8” es una proposición
aritmética que es verdadera porque no contradice las reglas de la suma.
3.2 La verdad como correspondencia o adecuación
En líneas generales se corresponde con el criterio de verdad empírica, esta teoría expuesta por Aristóteles, tiene
la virtud de coincidir con el sentido común. Sin embargo, cuando se profundiza un poco más se torna
problemática. Situar la verdad en el acuerdo o adecuación entre el pensamiento y la realidad supone dos
premisas cuando menos cuestionables:
a) Que existe una “realidad” objetiva e independiente del pensamiento.
b) Que el pensamiento puede acceder a esta realidad externa a el y concordar con ella.
La aceptación de ambos supuestos conduce al realismo. Su negación nos lleva al idealismo. Y, en cualquier
caso, no está muy claro que la realidad sea “eso que percibimos por los sentidos”, por lo que si queremos
mantener este criterio de verdad deberemos afinar al máximo concepto de realidad.
3.3 La verdad como coherencia o no contradicción
Corresponde en términos generales al concepto de verdad formal, pero puede extenderse también al campo de
las ciencias empíricas. La verdad se entiende como coherencia de una proposición con el resto de enunciados
del sistema al cual pertenece.
Esta teoría tiene la virtud de definir el concepto de verdad sin necesidad de hacer referencia a una realidad
exterior. No necesitamos salir del pensamiento para determinar que es lo verdadero o lo falso. Basta con que
aquello que afirmemos no entre en contradicción con el resto de enunciados del sistema.
En las ciencias formales este es el criterio de verdad fundamental. Un enunciado es verdadero si es compatible
con el conjunto, es decir, si se puede deducir de los axiomas y principios de dicho sistema. En caso contrario, es
falso. Por ejemplo, el enunciado, “la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos” es verdadero en la
geometría euclidiana, porque se desprende de sus axiomas y principios, pero no lo es en las llamadas geometrías
no euclidianas, cuyos axiomas son distintos.
3.4 La verdad como evidencia
Este criterio no excluye al anterior, sino que lo complementa. Es el criterio expuesto por Descartes, para quien
solo son verdaderas aquellas proposiciones que no contengan el más mínimo motivo de duda, es decir, que se
presenten a nuestra mente de forma clara y distinta. Es el caso de los axiomas científicos “Por dos puntos
cualesquiera solo puede pasar una recta”, y de los principios lógicos “No es posible que se den A y no A al
mismo tiempo” que sirven de fundamento a las ciencias formales axiomáticas.
3.5 La verdad como utilidad
Se trata de la formulación pragmática de la verdad. La verdad coincide con lo útil, entendiendo por tal, aquello
que se verifica en la práctica, es decir, aquello que conduce a resultados positivos. Es una concepción dinámica
de la verdad, siempre provisional y muy ligada a los reclutados prácticos. La proposición “la democracia es
mejor sistema político que la dictadura” se considera verdadera por los beneficios que se derivan de adoptar
aquel sistema, tales como mayores libertades o pluralismo político.
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Esta concepción de la verdad está muy próxima al relativismo, y ha tenido defensores a lo largo de la historia,
desde los sofistas griegos hasta los utilitaristas anglosajones de los siglos XIX y XX, como W. James.
Otras teorías de la verdad que podemos mencionar son la teorías relativistas, muy extendida y según la cual, lo
verdadero y lo falso dependen de las circunstancias históricas, geográficas, economices o culturales del
momento, y la teoría del consenso, que da a la verdad un carácter intersubjetivo al entenderla como un acuerdo
entre los hablantes en una situación ideal de dialogo.

Bibliografía

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