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I

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CUENCA


Comunidad Educativa al Servicio del Pueblo
UNIDAD ACADÉMICA DE SALUD Y BIENESTAR

CARRERA DE PSICOLOGIA CLINICA

CONDUCTA SUICIDA EN NIÑOS, NIÑAS Y


ADOLESCENTES DE LATINOAMERICA: FACTORES
ASOCIADOS.

TRABAJO DE TITULACIÓN PREVIO A LA OBTENCIÓN DEL


TÍTULO DE PSICOLOGAS CLINICAS

AUTORES: KAREN VIVIANA CORREA SERPA

GICELA ALEXANDRA RODRÍGUEZ TAPIA

DIRECTOR: PSI. CLI. AMANDA DE LOS ANGELES TORRES


MOSCOSO MGST.

CUENCA - ECUADOR

2021

DIOS, PATRIA, CULTURA Y DESARROLLO


II

UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CUENCA


Comunidad Educativa al Servicio del Pueblo
UNIDAD ACADÉMICA DE SALUD Y BIENESTAR

CARRERA DE PSICOLOGÍA CLÍNICA

CONDUCTA SUICIDA EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DE


LATINOAMÉRICA: FACTORES ASOCIADOS

TRABAJO DE TITULACIÓN PREVIO A LA OBTENCIÓN DEL


TÍTULO DE PSICOLOGAS CLINICAS

AUTORES: KAREN VIVIANA CORREA SERPA

GICELA ALEXANDRA RODRIGUEZ TAPIA

DIRECTOR: PSI. CLI. AMANDA DE LOS ANGELES TORRES


MOSCOSO MGST.

CUENCA- ECUADOR

2021

DIOS, PATRIA, CULTURA Y DESARROLLO


III

CÓDIGO: F – DB – 34
DECLARATORIA DE AUTORÍA Y VERSION: 01
RESPONSABILIDAD FECHA: 2021-04-15
Página 3 de 49

Declaratoria de Autoría y Responsabilidad

Karen Viviana Correa Serpa y Gicela Alexandra Rodríguez Tapia portadoras de la cédula de
ciudadanía Nº 0302660006-0302890736, respectivamente. Declaramos se autoras de la obra:
“Conducta suicida en niños, niñas y adolescentes de Latinoamérica: Factores asociados”, sobre la
cual nos hacemos responsables sobre las opiniones, versiones e ideas expresadas. Declaramos que la
misma ha sido elaborada respetando los derechos de propiedad intelectual de terceros y eximimos a
la Universidad Católica de Cuenca sobre cualquier reclamación que pudiera existir al respecto.
Declaramos finalmente que nuestra obra ha sido realizada cumpliendo con todos los requisitos
legales, éticos y bioéticos de investigación, que la misma no incumple con la normativa nacional e
internacional en el área específica de investigación, sobre la que también nos responsabilizamos y
eximimos a la Universidad Católica de Cuenca de toda reclamación al respecto.

Cuenca, 10 de noviembre del 2021

F: F:

Karen Viviana Correa Serpa Gicela Alexandra Rodríguez Tapia

C.I. 0302660006 C.I. 0302890736


IV

INFORME DE APROBACIÓN DEL ARTÍCULO CIENTÍFICO DEL TUTOR

Cuenca, 01 de Septiembre del 2021

En calidad de tutor(A), informo que una vez revisado el trabajo de investigación presentado
por las estudiantes: Karen Viviana Correa Serpa Y Gicela Alexandra Rodríguez Tapia, del
10mo ciclo, paralelo “A”, previo a la sustentación, con el tema: “Conducta suicida en niños,
niñas y adolescentes de Latinoamérica: Factores asociados .”, ha sido aprobado.

Para constancia firma

Atentamente,
Ps. Cl. Amanda Torres. Mgs.
TUTORA INVESTIGACIÓN TITULACION
V

DEDICATORIA

Este logro va dirigido primeramente a Dios, por bendecirme con una grandiosa familia, por

permitirme poder seguir compartiendo muchos momentos de felicidad, alegría junto a los seres

que quiero y aprecio, por haberme guiado, encaminado en cada momento difícil, ha sido un

pilar fundamental para poder continuar y superar cada adversidad que se ha presentado durante

toda esta etapa. Este logro profesional dedico con cariño a mi padre y madre, Rubén Correa y

Enma Serpa quienes han estado a mi lado durante todo este arduo proceso, por haberme

formado como una mujer de bien, proporcionándome de ejemplos de humildad y sencillez sé

que, con la guía acertada, amor, esfuerzo, sacrificio, palabras de aliento, me han motivado a

alcanzar todas mis metas. Gracias les doy por todo el cariño y paciencia que me tienen, por

haber confiado en mí, son los protagonistas de este sueño hecho realidad, estoy segura de que

siempre cuento y contare con ustedes. Expresó mis agradecimientos de manera especial a mis

hermanos mayores Luis Correa y Catalina Correa gracias por el apoyo incondicional que me

han brindado. Los quiero mucho.

Karen Correa Serpa


VI

DEDICATORIA

Dedico esta tesis principalmente a Dios, por que ha estado conmigo en cada paso que doy

dándome fortaleza para llegar a este momento tan importante de mi formación profesional. A

mi padre, por ser el pilar fundamental que estuvo brindándome su apoyo y cariño incondicional.

A mi madre, que desde el cielo me ilumina para seguir adelante con mis metas. A mi hermano,

que ha compartido cada una de mis alegrías y tristezas. Los amo familia.

Gicela Rodríguez Tapia


VII

AGRADECIMIENTO

Este agradecimiento va dirigido a la Universidad Católica de Cuenca por toda la formación

brindada y por habernos permitido culminar nuestros estudios.

A nuestra tutora Psi. Cli. Amanda Torres Moscoso Mgst., por su paciencia, dedicación y por

proporcionarnos su ayuda para concluir este trabajo.

A nuestros docentes quienes nos supieron brindar sus conocimientos y sabiduría.

Somos un reflejo de todas sus enseñanzas.

Karen Correa

Gicela Rodríguez
8

CONDUCTA SUICIDA EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES DE


LATINOAMÉRICA: FACTORES ASOCIADOS

Karen Viviana Correa Serpa


Gicela Alexandra Rodríguez Tapia
Universidad Católica de Cuenca
Unidad Académica de Salud y Bienestar
Cuenca – Ecuador
9

Resumen

El suicidio en los niños, niñas y adolescentes, es un problema de salud pública de considerables

implicaciones a nivel personal y familiar, con severas repercusiones sociales y económicas

sobre la sociedad. Bajo esta premisa, surgió el presente estudio, con el objetivo de: Determinar

los factores asociados a la conducta suicida en niños, niñas y adolescentes de Latinoamérica.

La presente investigación es un metaestudio, desarrollado bajo un nivel explicativo, de tipo

bibliográfico, diseño descriptivo y enfoque cualitativo, haciendo uso del método deductivo y

analítico. Entre los principales resultados obtenidos, están: La conducta suicida conlleva el

hecho de idear el acto suicida, planear la manera de hacerlo, los intentos de poner en marcha

lo planeado y la consumación del suicido. En América Latina, los pensamientos de quitarse la

vida se presentan en mayor grado en los individuos con una edad que oscila entre los 12 a 16

años, siendo el sexo femenino quien posee mayor tendencia. A las conclusiones que se llegó

con la investigación: El desarrollo de una conducta suicida, es una situación multifactorial, es

decir, no hay un único elemento que aumente la vulnerabilidad de un sujeto, para desarrollarla.

Entre los factores asociados al desarrollo de conductas suicidas en los niños/as y adolescentes

de América Latina, denotan la depresión, la ansiedad, los problemas conductuales, la

disfunción familiar, la situación económica del entorno próximo, el haber sufrido de algún

abuso sexual, el acoso u hostigamiento por parte de sus pares y el consumo de sustancias

psicoactivas.

Palabras clave: conducta suicida, suicidio, niños/niñas, adolescentes, factores de riesgo.


10

ABSTRACT

Suicide in children and adolescents is a public health problem of serious personal and family
implications, with severe social and economic repercussions on society. Under this premise,
the present study arose to Determine the factors associated with suicidal behavior in children
and adolescents in Latin America. The present research is a meta-study, developed under an
explanatory level, bibliographic type, descriptive design, and qualitative approach, making use
of the deductive and analytical methods. Among the main results obtained are: Suicidal
behavior involves the fact of devising the suicidal act, planning the way to do it, the attempts
to implement what was planned, and the consummation of the suicide. In Latin America,
thoughts of taking one's own life occur to a greater degree in individuals aged between 12 and
16, with the female sex having a greater tendency. The conclusions reached with the research:
The development of suicidal behavior is a multifactorial situation, that is, there is no single
element that increases the vulnerability of a subject to develop it. Among the factors associated
with the development of suicidal behavior in Latin American children and adolescents are
depression, anxiety, behavioral problems, family dysfunction, the economic situation of the
immediate environment, having suffered sexual abuse, bullying or harassment by peers, and
the use of psychoactive substances.

Keywords: suicidal behavior, suicide, children, adolescents, risk factors.


11

INDICE
1. Introducción ................................................................................................................................ 12
2. Objetivos ..................................................................................................................................... 16
Objetivo descriptivo ........................................................................................................................ 16
Objetivos específicos ...................................................................................................................... 17
3. Método ....................................................................................................................................... 17
Nivel de investigación ..................................................................................................................... 17
Tipo, diseño y enfoque de la investigación ..................................................................................... 17
Criterios de inclusión ...................................................................................................................... 17
Criterios de exclusión ...................................................................................................................... 18
Fuentes de información .................................................................................................................. 18
Métodos.......................................................................................................................................... 18
Proceso de selección, extracción y procesamiento de datos .......................................................... 19
4. Desarrollo ................................................................................................................................... 19
La conducta suicida y el suicidio en niños, niñas y adolescentes .................................................... 20
La conducta suicida en niños/as y adolescentes, un problema de salud pública en América Latina
........................................................................................................................................................ 22
Relación existente entre el género y las conductas suicidas de los niños, niñas y adolescentes de
América Latina ................................................................................................................................ 23
Factores asociados a la conducta suicida en niños, niñas y adolescentes de Latinoamérica. ......... 24
5. Conclusiones ............................................................................................................................... 39
6. Referencias bibliográficas ........................................................................................................... 43
7. Anexos ........................................................................................................................................ 49
12

1. Introducción

Desde su concepción, el ser humano afronta de manera secuencial, una serie de etapas que

hacen parte de su ciclo vital (niñez, adolescencia, adultez y ancianidad), presentando diversos

cambios que coadyuvan en su formación integral, lo que implica una madurez física,

psicológica y emocional; además, en cada fase, los individuos se exponen a diferentes factores

de riesgo que pueden comprometer su estado de salud de manera significativa (Rosales, 2017).

A diario cuando escuchamos el término niño o infancia, lo relacionamos rápidamente con

individuos -hombres y mujeres- que atraviesan la etapa escolar, sin embargo, su definición

como lo refiere la Organización Mundial de la Salud, aborda a todo ser humano vivo desde el

momento mismo que es expulsado del útero de la madre, es decir, a partir de su nacimiento

hasta el inicio de su periodo de adolescencia, que viene marcado por el aparecimiento de la

pubertad (OMS, 2016).

La niñez, según Duek (2016), “está comprendida desde los 0 años hasta aproximadamente

los 11 – 12 años de edad” (p. 12); concibiéndola entonces, como la primera fase del ciclo vital

de toda persona, independientemente de su sexo, condición social, ubicación geográfica o

identidad cultural. En este periodo, un individuo desarrolla múltiples habilidades que le

permiten llevar a cabo una mejor interacción con su entorno socio familiar próximo, denotando

sobre todo, la dependencia hacia un adulto en la satisfacción de necesidades básicas como la

alimentación, higiene personal y atención sanitaria, aspectos que se consolidan como factores

determinantes en el estado de salud infantil (MSP, 2018).

Posterior a la niñez, se encuentra la adolescencia, definida por Valencia & Chapa (2017),

como “un período que inicia cuando aparece la pubertad, lo que implica el desarrollo de los

rasgos sexuales de todos los individuos y el alcance de la facultad para reproducirse” (p. 375);

es decir, una etapa de transición entre la infancia y la adultez, donde el hombre y la mujer,
13

presentan diversos acontecimientos que sirven de base para la formación de su conducta y

personalidad, como resultado de la continua interacción con sus pares, frente a un contexto

determinado.

Para Iturralde (2019), la adolescencia, es una etapa de significativos cambios a nivel físico,

cognitivo y psicoemocional, donde los seres humanos consolidan su maduración sexual,

desarrollan su capacidad reproductora, fortalecen su criterio personal, razonamiento lógico -

reflexivo, asumiendo ciertos hábitos o prácticas que facilitarían su adaptación e interacción a

un medio y/o situación específica cuando sea adulto. Según la Organización Mundial de la

Salud, este período de transición, se presenta entre los 10 a 19 años, pudiendo abordar tres

subetapas: temprana (10 – 13 años), media (14 – 17 años) y tardía (18 – 19 años); situación que

depende de la herencia genética de cada individuo y el contexto de interacción social en la que

se desenvuelva (OMS, 2018).

Tanto la niñez como la adolescencia, son etapas de mayor incidencia en la formación

integral de todos los seres humanos, por cuanto las diversas experiencias suscitadas tras

afrontar el sin número de cambios físicos, cognitivos, emocionales y psicoafectivos que se

presentan, inciden directamente en la percepción personal sobre el mundo que lo rodea, fijando

además, las bases para su conducta y personalidad; aspecto fundamental para consolidar una

convivencia armónica, fruto de efectivas relaciones interpersonales con su entorno

sociofamiliar próximo (Waterman, 2019).

Al respecto, según Palacios (2018), durante estos periodos vitales, los individuos buscan

afianzar elementos tangibles e intangibles de su identidad personal, buscando la aprobación del

contexto sociofamiliar del que forme parte y un efectivo desarrollo psicofísico de su

sexualidad. Como lo refiere Hernández & Valladares (2017), si bien en la niñez sobresale una

dependencia hacia el adulto, en la adolescencia hay un notable incremento de las relaciones


14

interpersonales con sus pares, disminuyendo el contacto social con los progenitores, siendo un

momento fundamental para promover acciones y espacios que contribuyan en el

fortalecimiento de aptitudes, valores, hábitos y otras prácticas necesarias para su progreso

personal en distintas ámbitos sociales.

Bajo esta premisa, el entorno consanguíneo, social y académico de los niños/as y

adolescentes, es un aspecto que incide en la manera de afrontar los diversos cambios que tienen

lugar durante estas etapas. Por ello, muchos podrían evidenciar sentimientos de miedo,

frustración, ansiedad e inclusive, depresión, como resultado del permanente confrontamiento

entre su apreciación personal sobre determinada realidad y la de los demás, por cuanto, quizá

lo que para ellos es correcto o innegable, para el contexto social donde se desenvuelve no lo

es, y viceversa (Pérez M. , 2017).

Según refiere Santoro (2016), la salud es “el bienestar general que gozan los individuos, lo

que conlleva un equilibrio entre lo físico, mental y psicosocial” (p. 16); es decir, no solo la

ausencia de enfermedades o dolencias corporales, pueden dar fe de un estado saludable, por

cuanto aborda todas las afecciones físicas y trastornos mentales que puedan condicionar el

correcto funcionamiento del organismo de una persona, dificultado su desenvolver y capacidad

de adaptación a un contexto y/o situación determinada.

Ante lo expuesto, según Fayad (2016), desde el momento que el ser humano es concebido

en el vientre de la madre, necesita una serie de atenciones que ayuden a controlar y prever

situaciones de riesgo, que pudieran dar paso a un sin número de afecciones, trastornos o

conductas nocivas sobre el estado de salud. En consecuencia, los niños, niñas y adolescentes,

sobresalen como uno de los grupos de mayor vulnerabilidad, para desarrollar actitudes o

procederes perjudiciales para su bienestar, exponiéndolos a severos problemas de salud

pública, tal es el caso del suicidio.


15

De acuerdo a la perspectiva de Clayton (2019), el suicidio es el hecho de quitarse la vida, a

consecuencia de actos personales concebidos como la puerta de escape a diversos trastornos

mentales, que surgieran en el desenvolver diario de un individuo bajo ciertas circunstancias

específicas; en este contexto, la comunicación intrafamiliar y el seguimiento brindado en los

diferentes establecimientos educativos, son aspectos fundamentales para prevenir que los

niños, niñas y adolescentes desarrollen conductas suicidas, donde atenten sobre su propio

bienestar y el de su entorno familiar próximo, como respuesta a condiciones de considerable

ansiedad, estrés o depresión.

Esta premisa es corroborada por Suarez & Vélez (2018), quienes refieren que, el bienestar

físico y mental de los niños, niñas y adolescentes, es una realidad que requiere la injerencia o

intervención parental y la participación de los diferentes profesionales que hacen parte de su

proceso educativo. Estos expertos deben actuar de manera conjunta, promoviendo las acciones

y espacios pertinentes, que colaboren en la prevención de conductas suicidas, garantizando con

ello, una convivencia armónica, donde prime el bienestar común y la formación integral de

toda esta población.

En la actualidad, según informa la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 800 mil

personas, han fallecido como resultado de actos suicidas, siendo la segunda causa del deceso

de individuos jóvenes con una edad entre los 15 a 19 años, es decir, los adolescentes denotan

como un grupo de significativa vulnerabilidad para el cometimiento de actos suicidas,

particular que en un 79% de casos, sucede en los países de bajos y medianos ingresos (OMS,

2019).

Esta premisa es corroborada por Piqueros (2019), quien refiere que el suicidio en los niños,

niñas y adolescentes, es un problema de salud pública de considerables implicaciones a nivel

personal y familiar, por cuanto, no solo le cuesta la vida al suicida, sino que también, hay un
16

impacto duradero en las personas allegadas, sin dejar de mencionar, las repercusiones sociales

y económicas sobre la sociedad. Esta realidad, según la Organización Mundial de la Salud,

puede ser prevenida en su totalidad, por medio de intervenciones oportunas e integrales, con

un enfoque multisectorial, que se ajusten a las necesidades de los individuos y las

características de su entorno familiar.

Teniendo en cuenta todas las aseveraciones referidas, surgió la idea de realizar la presente

investigación, que conlleva el desarrollo de un artículo académico, con el objetivo de

determinar los factores asociados a la conducta suicida en niños, niñas y adolescentes de

Latinoamérica, mediante un estudio de tipo bibliográfico – documental debidamente

referenciado, brindando la veracidad y probidad académica que requiere un trabajo de esta

índole.

El desarrollo del presente artículo académico, servirá como fuente de consulta fiable, por

cuanto se abordará un sustento teórico apropiado y debidamente referenciado, pudiendo

fácilmente, ser utilizado como antecedente para la realización de futuras investigaciones que

sean de carácter bibliográfica y/o sigan la misma línea de investigación. En lo que concierne a

su importancia práctica, se sustenta en exponer de manera clara y comprensible, los principales

factores que inciden en el desarrollo de una conducta suicida en los niños, niñas y adolescentes

de Latino América.

2. Objetivos
Objetivo descriptivo

 Realizar una revisión bibliográfica sobre los factores de riesgo que influyen en la

conducta suicida de los niños, niñas y adolescentes latinoamericanos.


17

Objetivos específicos

 Diferenciar los conceptos entre conducta suicida y suicidio.

 Identificar la relación existente entre el género y las conductas suicidas.

 Determinar los factores asociados a la conducta suicida en niños, niñas y adolescentes

de Latinoamérica.

3. Método
Nivel de investigación

Considerando que el nivel de una investigación, se refiere al grado de profundidad con el

que es abordado un estudio sobre cierto fenómeno o situación conflictiva puesta de manifiesto

en un espacio y tiempo determinado; el desarrollo del presente estudio, se lleva a cabo bajo un

nivel explicativo, por cuanto se pretende indagar y exponer de manera clara y compresible, los

diferentes factores asociados a la conducta suicida en los niños, niñas y adolescentes.

Tipo, diseño y enfoque de la investigación

La presente investigación es un metaestudio, que conlleva el desarrollo de un artículo

académico, de tipo bibliográfico/documental, con un diseño descriptivo y bajo un enfoque

cualitativo, que se sustenta en el análisis de una serie de fundamentos teóricos debidamente

referenciados.

Criterios de inclusión

Para concretar el desarrollo de la presente investigación, se procedió a considerar aquellos

estudios que cumplieran con los siguientes criterios:

 Artículos empíricos publicados en revistas científicas en los últimos 10 años.

 Publicaciones realizadas en idioma inglés y español.

 Investigaciones que hayan sido realizados en América Latina y Ecuador.


18

 Artículos que utilizarán como método para la recolección de datos:

evaluaciones psicológicas, marcadores biológicos, entrevistas y exámenes de

salud mental.

 Con referencia a la autoría: los estudios a considerar, pueden ser de autoría

individual o grupal.

Criterios de exclusión

Para el desarrollo de la presente investigación, se procedió a excluir todos los estudios que:

fueran artículos teóricos, resúmenes de ponencias o concretos, que no hayan sido abordados

desde un enfoque cualitativo, que su publicación no se encuentre en fuentes de información

científicas y/o que daten del año 2010 o antes.

Fuentes de información

Los estudios que se utilizaron para el desarrollo de la presente investigación, fueron

obtenidos de fuentes de información como: Google Académico/Google Acholar, Redalyc,

SciELO, SCOPUS y las bases de datos de la Universidad Católica de Cuenca.

Métodos

Para el desarrollo de la presente investigación, fueron necesarios los métodos:

 Deductivo, porque en base a una análisis crítico-reflexivo, se pudo plantear diversas

afirmaciones sobre la información obtenida de diferentes fuentes.

 Analítico. permitió descomponer toda la información obtenida, en partes más

pequeñas, facilitando su posterior análisis (Corona, 2017).


19

Proceso de selección, extracción y procesamiento de datos

Considerando los criterios de inclusión y exclusión respectivos, se procedió a obtener un

número significativo de estudios, los cuales fueron sometidos a dos lecturas posteriores, donde

se aplicaron distintos filtros que permitieron reducir dicha cantidad de publicaciones.

Los estudios seleccionados para el análisis final de la revisión bibliográfica, fueron

descargados en formato PDF, para facilitar el proceso de búsqueda y lectura respetiva. Posterior

a ello, considerando los objetivos e interrogantes de la investigación, se procedió a realizar un

minucioso análisis del contenido, obteniendo información clave que facilitó el desarrollo de la

discusión.

4. Desarrollo

Los niños, niñas y adolescentes, son referidos por Inzuna & Navia (2017), como un grupo

de notable vulnerabilidad, para desarrollar conductas suicidas que en gran parte de los casos,

terminan con la consumación del acto de quitarse la vida, sin que ningún individuo de su

entorno sociofamiliar próximo, siquiera lo imaginara.

En este sentido, los pensamientos negativos que motivan el accionar de un niño/a o

adolescente y la consumación de dichas ideas, sobresalen a nivel mundial, como un serio

problema de salud pública, ubicándose entre la segunda causa de morbi/mortalidad de dicho

grupo etáreo (Packard, 2019).

Los niños/as y adolescentes son individuos vulnerables a desarrollar ciertos cuadros de

estrés, ansiedad y depresión, como resultado de afrontar las diferentes circunstancias y

contextos que los rodean. Por consiguiente, la conducta suicida de esta población, es una

realidad que deriva de diferentes factores físicos, psicológicos y socioculturales, por lo que es
20

fundamental una correcta injerencia parental y la guía acertada de un adulto, sea este de su

entorno familiar o ajeno al mismo (Mosquera, 2018).

Si bien en los últimos años, se han promovido diferentes acciones y espacios a favor de la

prevención del suicidio en niños, niñas y adolescentes; el porcentaje de suicidios se ha

incrementado de manera notoria, no obstante, es una realidad de la cual no todos hablan, por

cuanto deja entrever distintos cuestionamientos al sistema sociofamiliar en el que nos

desenvolvemos (Elia, 2019).

La conducta suicida y el suicidio en niños, niñas y adolescentes

La conducta suicida, es referida por Cañón & Parra (2018), como “todos los pensamientos

negativos que motivan el proceder de un individuo, hacia su autoeliminación, sin considerar

las implicaciones que esto puedo traer consigo sobre su entorno sociofamiliar próximo” (p.

126); es decir, conlleva cualquier acción o comportamiento que motiva al ser humano,

indistintamente de su sexo, edad, condición socioeconómica o pertinencia cultural, a cometer

ciertos actos que terminen con su auto deceso.

Al respecto, según la Organización Mundial de la Salud, la conducta suicida es una realidad

que inicia con la concepción o imaginación de la manera en la que podría quitarse la vida, esto

implica inclusive, prever momentos, espacios y elementos necesarios. Estas ideas son

concebidas por Clayton (2019), como claros indicadores de vulnerabilidad a un posible

suicidio, por parte de los niños/as y adolescentes, a consecuencia de no poder afrontar cualquier

circunstancia específica, puesta de manifiesto en un contexto sociocultural cualquiera.

Por consiguiente, para la Organización Mundial de la Salud, una conducta suicida aborda

todos los pensamientos en los que el proceder de los niños, niñas y adolescentes, están

orientados específicamente, a atentar sobre su propia vida, como resultado de una acción que

se ejecute de manera improvisada o debidamente planificada (OMS, 2019).


21

La Organización Panamericana de la Salud, menciona que dichos comportamientos suicidas

pueden ponerse de manifiesto de las siguientes maneras:

 Fantasear acciones sobre la manera en que podría quitarse la vida.

 Prever de los momentos y recursos necesarios para atentar sobre su vida.

 Preparar cartas de despedida o actos que expliquen la razón de su proceder.

 El cometimiento final del suicidio (Déu, 2019).

Una conducta suicida puede presentarse a lo largo del desarrollo vital del individuo, siendo

la niñez y la adolescencia, las etapas de mayor vulnerabilidad, por lo que es fundamental una

guía acertada de su entorno sociofamiliar adulto, con la finalidad de reconocer dudas e

inquietudes que incidan en su bienestar integral.

En este punto, se debe mencionar que las personas que desarrollan una conducta suicida,

están expuestos a continuos estímulos o situaciones causantes de estrés, ansiedad, depresión y

desesperanza. Además, la vulnerabilidad del individuo ante estos comportamientos, aumenta

significativamente, ante la presencia de aspectos como: antecedentes familiares, situación

socioeconómica, acoso, intimidación escolar, bullying, discriminación social, limitaciones

físicas, pérdida de miembros de su entorno familiar próximo, ser víctima de agresiones físicas,

sexuales o emocionales (SAC, 2019).

En tanto que el suicidio, según Cammarata (2018), implica la consumación de todas las

ideas y comportamientos suicidas desarrolladas en un momento dado de su existencia, es decir,

se refiere al hecho de quitarse la vida de manera intencional, tras el cometimiento de una acción

determinada, sabiendo de las secuelas que esto traería consigo sobre su bienestar e integridad.

Esta aseveración es ratificada por la Organización Mundial de la Salud, que la refiere como

una prioridad de salud pública a nivel mundial, sobre todo en los niños/as y adolescentes,
22

población de notable vulnerabilidad a desarrollar ciertos trastornos mentales que inciden de

manera directa en el desarrollo de conductas suicidas (CDC, 2019).

El suicidio implica la muerte de un niño/a o adolescente, a consecuencia de actos violentos

propiciados por el mismo individuo, realidad que trae consigo una serie de implicaciones sobre

su entorno sociofamiliar próximo.

En la actualidad, gracias a los continuos avances en el cuidado de la salud, el suicidio es un

acto de violencia que puede ser prevenido por medio de un correcto proceso de promoción y

prevención de salud, abordado en la Atención Primaria, dentro de una dependencia medica

gubernamental o particular (Grande, 2020).

Bajo esta premisa, el suicidio es entendido como un hecho prevenible, donde es fundamental

la participación de su entorno sociofamiliar, para detectar de manera oportuna cualquier

situación conflictiva que termine con el desarrollo de conductas suicidas que finalmente se

consuman.

La conducta suicida en niños/as y adolescentes, un problema de salud pública en


América Latina

En Latinoamérica, naciones como Bolivia y Uruguay, evidencian una significativa tasa de

suicidio en dicho grupo poblacional, abordando un promedio de 450 jóvenes escolares que

decidieron quitarse la vida, con mayor prevalencia en el sexo masculino de entre 15 a 19 años

(Ríos, 2018).

En el caso del Ecuador, para el 2018 se registraron 270 suicidios de niños y adolescentes,

con una edad comprendida entre los 5 a 19 años. Esas cifras, según el Instituto Nacional de

Estadísticas y Censos, representan más de la cuarta parte de todos los suicidios acontecidos,

por ello, la Organización de las Naciones Unidas, recomienda que es fundamental asegurar los
23

recursos públicos necesarios para garantizar los derechos de esta población y reformar de

manera urgente, el Código Orgánico de la Niñez y la Adolescencia (Guerrero, 2019).

La idea de quitarse la vida, es un particular que los niños, niñas y adolescentes desarrollan

de manera paulatina, percibiéndolo como la única manera viable de afrontar ciertas situaciones

conflictivas que surgen en su diaria interacción social; pero, ¿Qué lleva a un niño, niña y

adolescente a tomar la fatal decisión de acabar con su vida?, ¿Cuáles son los factores asociados

a las conductas suicidas desarrolladas por este grupo poblacional?, son algunas de las

incógnitas que surgen en nuestro diario convivir, al enterarnos de la aparición de un nuevo caso

en cualquier parte del mundo.

Relación existente entre el género y las conductas suicidas de los niños, niñas y
adolescentes de América Latina

En Latino América, el suicidio en niños, niñas y adolescentes denota como un problema de

salud pública prioritario para los gobiernos que administran un territorio determinado. Al

respecto, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, el desarrollo de conductas

suicidas tienen mayor prevalencia en el sexo masculino, que el femenino, situación que ha

terminado con el 18.2% de suicidios en hombres, por sobre el 5.9% de mujeres (UNICEF,

2019).

Estos datos son corroborados por Páez (2019), quien refiere que en la mayor parte de los

países de América Latina, las conductas suicidas y el suicido de los niños, niñas y adolescentes,

son la segunda causa de muerte en dicha población, superado únicamente por los accidentes de

tránsito y fenómenos naturales. Además, el autor concluye que el 68% de suicidios en esta

población, fueron actos cometidos por el sexo masculino, frente al 42% de casos donde los

protagonistas han sido las mujeres.


24

Al respecto, según Hunt (2019), la mortalidad por suicidio en la población de niños, niñas

y adolescentes con una edad comprendida entre los 10 a 19 años, evidencian mayor prevalencia

en el sexo masculino, sobre el femenino; llegando a 8 suicidios de cada 100 mil varones, y 3

de cada 100 mil mujeres, dejando entrever que los hombres tienen mayor vulnerabilidad a

desarrollar distintos comportamientos que lamentablemente terminan con la consumación de

las ideas suicidas.

Finalmente, según la Organización Panamericana de la Salud, la población en una edad

comprendida entre los 10 a 19 años de edad, denotan como un grupo de significativa

vulnerabilidad para desarrollar diferentes comportamientos suicidas. Si bien, estas conductas

se hacen presente en ambos sexos, son los varones quienes evidencian mayor prevalencia de

suicidios, por encima de las mujeres (OPS, 2020).

La conducta suicida y el suicidio son acciones que tienen un vínculo entre el sexo y la

genética de los niños, niñas y adolescentes, y es que, a la fecha, en América Latina se registra

un mayor número de decesos en el sexo masculino que en el femenino. En lo que concierne a

las tentativas de suicidios, son las mujeres quienes reflejan mayor número de intentos

(Guajardo, 2017).

Factores asociados a la conducta suicida en niños, niñas y adolescentes de


Latinoamérica.

La adolescencia es entendida como un periodo de transición entre la niñez y la adultez, que

la atraviesa todo individuo, indistintamente del sexo, condición socioeconómica o identidad

cultural. Durante esta etapa del ciclo vital del ser humano, se presentan una serie de cambios

físicos, psicológicos y emocionales, que muchas veces desencajan en una crisis emocional, que

dificultan las relaciones interpersonales y aumentan de manera significativa, su vulnerabilidad


25

para desarrollar ciertas conductas riesgosas sobre su bienestar y el de su entorno familiar

próximo (Montés, 2018).

Todos los cambios antes mencionados, inciden para que los niños/as y adolescentes,

desarrollen a menudo, posibles trastornos caracterizados por el miedo, temor, inquietud,

tristeza, perdida de interés y otros sentimientos que dan paso a otras afecciones como la

depresión y la ansiedad, configurando un escenario endeble para el desarrollo de una conducta

suicida, por percibir en ella, la salida más efectiva y oportuna ante todas las situaciones

conflictivas que atraviesa.

En este punto, es preciso diferenciar dos condiciones de suma importancia, la primera,

aborda aquellos niños, niñas y adolescentes que perciben en la idea de suicidio, una forma

práctica y válida para poder entablar un acto comunicativo con su entorno sociofamiliar

próximo, es decir, lo idealizan como una herramienta para expresar sus sentimientos y

pensamientos desarrollados en su convivir diario, sin embargo no ejecutan estas ideas. Por otro

lado, se encuentran todos los individuos que deciden consumar el hecho de quitarse la vida, sin

medir las implicaciones que conlleva esta grave decisión (MayoClinic, 2018).

El suicido en la población infantil y adolescente, según Humanium (2017), es un problema

de salud pública de notable prevalencia en todo el territorio de América Latina, el cual, si bien

es un fenómeno que puede ser prevenido con la oportuna participación del entorno

sociofamiliar y educativo donde se desenvuelve el individuo, en los últimos años, ha reflejado

un considerable aumento de casos, a consecuencia de una serie de factores que se presentan en

toda la población referida, sin diferir sexo, condición socioeconómica, ubicación geográfica o

pertinencia cultural.

En el estudio abordado por Forteza (2017), titulado “Suicidios en niños y adolescentes de la

ciudad de Córdoba”, de tipo descriptivo, desarrollado bajo un enfoque cuantitativo y con un


26

diseño transversal, se concluyó que Argentina es el país de América Latina, con mayor

prevalencia de individuos entre 10 a 17 años de edad, quienes en algún momento de su vida,

desarrollaron ciertas conductas suicidas, de los cuales, un 37% terminaron consumando sus

ideas de suicidio, ubicándolo como uno de los problemas de salud pública de significativas

repercusiones sociales, políticas y legales.

En este sentido, es de suma importancia diagnosticar de manera oportuna, las posibles ideas

suicidas en los niños, niñas y adolescentes, por cuanto es el primer paso para que el individuo

decida quitarse la vida en un momento dado. Esta realidad se caracteriza por la presencia de

pensamientos intrusivos y repetitivos, que abordan la forma en que el individuo desea morir,

lo que implica además, diferenciar los instrumentos, situaciones y escenarios en lo que se

propone auto infringir su muerte.

El suicidio entonces, es una penosa realidad que aqueja de manera notable a la población

infantil y adolescente, por cuanto su vulnerabilidad aumenta significativamente ante la

presencia o ausencia de ciertos factores, que infieren tanto para desarrollar una conducta

suicida, como para consumar dichas ideas.

Al respecto Cañón (2018), en su estudio titulado “Factores de riesgo asociados a conductas

suicidas en niños y adolescentes”, abordado en Manizales – Colombia, refiere que la edad y el

género, son aspectos que aumentan la vulnerabilidad para desarrollar pensamientos negativos

que motiven el proceder del individuo, hacia su autoeliminación. La autora concluye que el

grupo de mayor prevalencia al suicido, está conformado por adolescentes con edades que

oscilan entre los 14 a 17 años, por cuanto atraviesan una etapa de transición entre la niñez y la

adultez, donde se presentan una serie de cambios físicos y emocionales que los llevan a tomar

decisiones nocivas sobre su vida.


27

Esta premisa es corroborada por Sauceda (2018), quien afirma que en países de Latino

América como Ecuador, Colombia, Perú y Bolivia, los individuos con una edad de 12 a 16

años, que atraviesan los niveles finales de la primaria y el bachillerato, son quienes evidencian

una mayor tendencia a desarrollar ciertas conductas suicidas, que en un 37% de casos

terminaron con la consumación de estos pensamientos suicidas. Además, se pudo determinar

que la prevalencia del intento de suicido, es mayor en el sexo femenino, que el masculino, con

una proporción de 3 mujeres por cada varón que haya intentado quitarse la vida.

Al respecto, Gerstner & Lara (2019), es su trabajo “Tendencias del suicidio en los niños,

niñas y adolescentes ecuatorianos”, desarrollado bajo un enfoque cuantitativo, con diseño

descriptivo y de corte transversal, abordando un análisis de los datos de la población y

defunciones registradas en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos del Ecuador, pudieron

concluir que entre este periodo de tiempo 1990-2017, se dio un promedio de 313 suicidios al

año, de los cuales la mayor prevalencia recayó en una edad comprendida entre los 13 a 19 años,

quienes vieron el suicidio, la puerta de salida a diferentes problemas económicos y de

relaciones interpersonales.

Estos datos guardan relación con países como Argentina, Chile y Colombia, donde las

edades de mayor prevalencia al desarrollo de conductas suicidas y consumación de estas ideas,

está entre los 13 a 19 años de edad. Esta realidad, deriva de varios factores, como la pertinencia

cultural, pérdida de identidad, abusos sexuales, adicción de sustancias psicoactivas y trastornos

psicológicos como la depresión y la ansiedad (Cuesta, 2017).

Por otro lado, la edad de los niños, niñas y adolescentes que hubieran intentado quitarse la

vida, es otra realidad compleja de abordar; sin embargo, autores como Suelves (2017), en

informe “Aspectos sociodemográficos del suicidio en los niños, niñas y adolescentes de Chile”,

refieren que, el porcentaje de intentos de suicidios, es significativamente mayor al suicidio o


28

consumación del acto de quitarse la vida. Según este reporte, el 10% de suicidios, se cometen

en un periodo de 10 años posteriores, al momento de idealizar los escenarios de su suicidio,

siendo la edad y el género, factores de riesgo sumamente relevantes.

A medida que aumenta la edad de los niños, niñas y adolescentes, el riesgo de concretar una

conducta suicidio también incrementa, es así, que los suicidios antes de los 15 años de edad, es

una realidad inusual, por cuanto desde estas edades, el individuo se muestra más vulnerable a

diversos psicopatologías asociadas a ciertos trastornos de ánimo como la depresión, abuso de

sustancias psicoactivas y malas relaciones interpersonales.

Por otro lado, en América Latina, según Carmona (2018), el abuso sexual denota como otro

factor asociado al desarrollo de las conductas suicidas, por cuanto estas experiencias

traumáticas tienen secuelas físicas y psicológicas a corto, mediano y largo plazo, siendo la

ideación y el intento de quitarse la vida, las de mayor connotación. El autor menciona también,

que la población femenina que haya sido víctima de algún ataque sexual, reflejan más

vulnerabilidad a cometer actos suicidas.

En este marco, es necesario mencionar, que el abuso sexual conlleva cualquier acto o

estimulación sexual ejercida por un individuo con vasta experiencia y conciencia del hecho, en

contra de un niño/a o adolescente, produciendo un severo daño físico o mental sobre la víctima,

configurando un escenario vulnerable para desarrollar conductas suicidas que en un notable

porcentaje, termina con la consumación del hecho (Rodríguez, 2018).

Al respecto, según Pérez & Martínez (2017), en los niños/as y adolescentes que hubieran

sufrido de algún tipo de abuso sexual o maltrato familiar, son quienes presentan mayor riesgo

para desarrollar conductas suicidas. En Colombia, de acuerdo al Instituto Nacional de Medicina

Legal y Ciencias Forenses, se registraron más de veinte mil casos de delitos sexuales, de esta
29

población, el 85% fueron individuos con una edad comprendía entre los 10 a 14 años (Forensis,

2017).

Ramos & González (2018), en su publicación “Abuso sexual e intento suicida cometido por

los niños, niñas y adolescentes”, abordado desde un enfoque cualicuantitativo o mixto, con

diseño explicativo y corte longitudinal, donde participaron 936 estudiantes de secundaria del

Centro Histórico de La Paz – Bolivia. En este trabajo, los autores concluyeron que el 7% de

mujeres y 2% de hombres, sufrieron algún tipo de abuso sexual; de estos porcentajes, el sexo

femenino fue la población que más intento suicidarse en relación a los varones, con una

ponderación del 11% frente al 4% respectivamente. No obstante, los intentos no guardan

relación con la consumación del hecho, por cuanto se pudo comprobar que las mujeres fueron

quienes más suicidios evidenciaron frente a los hombres.

Estos datos guardan relación, con los resultados expuestos por Louredo (2018), quien

menciona que el abuso sexual en niños, niñas y adolescentes, es el escenario de mayor

vulneración de sus derechos, reconocidos por diferentes organismos internacionales y el Estado

a cargo de la administración de diferentes circunscripciones territoriales.

Por consiguiente, los jóvenes hombres y/o mujeres que hayan sido víctimas de algún abuso

sexual durante su infancia o adolescencia, reflejan mayor riesgo para desarrollar conductas

suicidas, sobresaliendo precisamente, la población conformada entre los 11 a 19 años de edad;

si bien los intentos de suicidio alcanzaron hasta un 35%, el 19% de casos, terminaron con la

consumación del acto, siendo las mujeres, quienes evidencian mayor prevalencia (Lourido,

2018).

Estos porcentajes guardan concordancia con lo expuesto por Pérez & Martínez (2017),

quienes en su publicación “Conducta suicida y abuso sexual en adolescentes escolares de

Colombia – Boyacá”, estudio abordado con un enfoque cualicuantitativo o mixto, bajo un


30

diseño descriptivo y corte transversal, con una población conformada por 1292 individuos, que

reflejaban una edad entre los 11 a 20 años de edad, a quienes se les aplico una encuesta

sociodemográfica y una lista de cotejo que permitió validar la ideación suicida. Según este

trabajo, los niños, niñas y adolescentes que hayan sido víctimas de cualquier tipo de abuso

sexual, con o sin penetración, reflejaron una mayor vulnerabilidad para desarrollar conductas

suicidas, de los cuales el 23% intentaron suicidarse en algún momento de su vida y el 2.9%

concretaron su cometido, siendo el sexo femenino el grupo de mayor prevalencia.

Otro aspecto asociado al desarrollo de las conductas suicidas, según Gómez & Bohórquez

(2018), es la depresión, por cuanto se pudo comprobar que en América Latina, el 50% de

adolescentes que decidieron suicidarse, evidenciaron cuadros depresivos significativos con

trastornos de ansiedad en un 43% de casos.

Esta aseveración es ratificada por Chávez & Medina (2018), quienes mencionan que en gran

parte de América Latina, el 81% de niños/as y adolescentes se han sentido deprimidos en algún

momento de su diario convivir, por problemas ligados a su entorno sociofamiliar próximo y las

implicaciones que derivan de su condición de niño y adolescente. De esta población, el 30%

de individuos en etapa escolar, reportaron ideas suicidas, a consecuencia de tener una visión

distorsionada del mundo o pensamientos negativos sobre sí mismo, al no ajustarse a la

percepción de lo “normal” en una sociedad (Miranda & Cubillas, 2018).

La depresión en los niños, niñas y adolescencia, es un problema de salud pública de

considerable connotación en América Latina, trastorno que produce sentimientos

caracterizados por la frecuente tristeza, melancolía y la pérdida de interés o motivación por

ciertas actividades que antes parecía gustarles mucho. Esta patología tiene severas

implicaciones sobre el comportamiento y conducta del individuo, desatando ciertos problemas


31

emocionales, funcionales y físicos que pongan n amenaza su desenvolver en un contexto

determinado (MayoClinic, 2018).

La depresión deriva de varias situación que el niño, niña o adolescente debe afrontar en su

entorno social, familiar o educativo, denotando entre ellos, la presión recibida por parte de sus

pares, las expectativas académicas, el hostigamiento o acoso escolar, ciertos abusos recibidos

en un contexto determinado y otras condiciones que pueden causar cambios emocionales en

los individuos, que los pueden empujar a tomar decisiones apresuradas o impulsivas, con

severas repercusiones a corto, mediano o largo plazo, tal es el caso del desarrollo de una

conducta suicida o el cometimiento del hecho .

Amaral, Uchoa & Matos (2020), en su publicación “Depresión e ideación suicida en niños

y adolescentes de América Latina”, investigación del tipo antes y después, desarrollada bajo

un enfoque cuasi experimental, con una población conformada por 102 niños y adolescentes

de una institución educativa de Sao Paulo – Brasil, a quienes se les aplicó los siguientes

instrumentos de recolección de datos: la escala de Ideación Suicida de Beck, el Inventario de

Depresión de Beck y la escala de Desesperanza de Beck, obteniendo los siguientes resultados:

el 33% de individuos evidenciaron cuadros de depresión leve, un 57% moderada y un 10%

severa, de los cuales el 29.4% desarrollaron ciertas conductas suicidas, siendo necesario la

implementación de programas de intervención donde participe el entorno sociofamiliar

próximo de los escolares.

Para Bella & Fernández (2018), en países de América Latina, como Argentina, Colombia,

Brasil, Cuba y Ecuador, el 69% de niños/as y adolescentes entre 8 a 17 años de edad, que

desarrollaron conductas suicidas, presentaron ciertos trastornos conductuales, asociados a

situaciones como el consumo de sustancias psicoactivas, adicciones y problemas de

aprendizaje.
32

Lo referido, deja entrever que es fundamental prestar atención a los cambios conductuales

por parte de los niños/as y adolescentes, por cuanto ciertos comportamientos impulsivos o

agresivos, puestos de manifiesto en sus relaciones interpersonales o hábitos diarios

(alimentación, actividad física, higiene, vestimenta), pueden dejar en evidencia cierta

vulnerabilidad para desarrollar una conducta suicida, por cuanto los llevan a actuar de forma

impetuosa, sin medir las posibles implicaciones que esto podría traer consigo, a nivel personal,

familiar, social o educativo.

La ansiedad es otro factor de riesgo asociado al desarrollo de conductas suicidas en la

población infantil y adolescente de América Latina, así lo refiere la Organización

Panamericana de la Salud, por cuanto el 38% de niños/as y adolescentes que tuvieron un intento

de quitarse la vida, presentaron un nivel alto de ansiedad. Al respecto según Larraguibel &

Martínez (2018), los varones que presentan ansiedad mostraron menores intentos de suicido

que las mujeres, quienes ven reducida su ansiedad tras intentar quitarse la vida.

Finalmente, en América Latina, aspectos como la situación económica, la desintegración

familiar y el acoso o intimidación entre pares (bullying) que pudieran sufrir los niños/as y

adolescentes, aumentan significativamente la vulnerabilidad para desarrollar conductas

suicidas, por cuanto, en estos pensamientos negativos encuentran la salida más factible para

afrontar dichas problemáticas (Socha & Hernández, 2021).

Para el 2019, en países como Ecuador, Perú y Bolivia, el suicidio se ubicó como la primera

causa de muerte en niños, niñas y adolescentes; es así, que las diversas acciones que terminaron

con lesiones autoinfligidas producidas de manera intencional, han provocado la defunción del

18% de muertes en este grupo etario, abordando un total de 348 muertes auto provocadas. Estos

datos, según Soriano & Kestel (2018), guarda relación con la condición socio económica de su

entorno familiar, por cuanto el no poder satisfacer distintas necesidades, que giran en torno a
33

su alimentación, educación, salud, vestimenta y otros aspectos necesarios para su bienestar

integral, incide para que esta población, vea en el suicidio, la puerta de salida a todos sus

problemas económicos.

Lo que más llama la atención, según Bernal (2019), es la poca comunicación intrafamiliar

que se ha presentado en la mayor parte de casos, donde los niños, niñas y adolescentes,

desarrollaron alguna idea o conducta suicida, en medio de una situación socioeconómica baja

o deplorable. En este escenario, es importante la injerencia parental ejercida por los

progenitores o cuidadores legales del niño, niña o adolescente, por cuanto, el permitirle

expresarse con confianza, sin temor a un posible castigo físico y / o verbal, contribuye en la

efectiva resolución de los conflictos que pudieran presentarse en su diario convivir, sin tener

que llegar a la toma de una decisión impulsiva, que acabe con su vida.

Es innegable entonces, que los padres o representantes legales de los niños, niñas y

adolescentes cumplen un rol fundamental en el desarrollo integral de un individuo, lo que

aborda su dimensión física, cognitiva y psicoemocional. Por ello, es imprescindible promover

acciones y espacios donde se les brinde confianza y seguridad, para que puedan sentirse

apoyados ante cualquier circunstancia o situación conflictiva, previniendo con ello, el

desarrollo de ciertos hábitos o comportamientos nocivos para su bienestar, que terminen con

decisiones desmedidas, tal es el caso de las conductas suicidas y la respectiva consumación del

hecho (Bernal, 2019).

Gómez & Bohórquez (2018), en su estudio titulado “Factores de riesgo que inciden en la

conducta suicida de los pobladores de la nación colombiana, cuyo objetivo se centraba exponer

el perfil y los aspectos asociados al intento de suicidio en una población de Colombia, para lo

cual se trabajó bajo un enfoque cualitativo, con diseño descriptivo, de corte transversal, con

una muestra conformada por 25132 individuos entre 12 a 36 años de edad. Como resultados,
34

se obtuvo que, el 68% de individuos que desarrollaron conductas suicidas, lo hicieron en una

edad comprendida entre los 12 a 21 años de edad, de los cuales el 63% de casos, estuvieron

relacionados directamente con la situación económica de los sujetos y su entorno familiar, con

una prevalencia significativa del sexo femenino, sobre el masculino; no obstante, los hechos

consumados son mayores en los hombres.

Londoño & Cañón (2019), en su publicación “Factores de riesgo para el desarrollo de una

conducta suicida en los escolares”, trabajo abordado bajo un enfoque cualitativo, que conllevó

el análisis de un sin número de trabajos publicados en distintas bases de datos científicas

internacionales, en un tiempo no menor al año 2016, ya sean en inglés o español, cuya autoría

fuera individual o colectiva. Entre los resultados obtenidos con dicha revisión, otro de los

factores de riesgo asociados al desarrollo de conductas suicidas en los niños, niñas y

adolescentes, es precisamente, el consumo de alcohol u otras sustancias psicoactivas, sean estas

de carácter legal (fármacos, tabaco) o ilegal (marihuana, cocaína y otros estupefacientes).

Al respecto, según Larraguibel & Martínez (2018), en su trabajo denominado “Factores de

riesgos conductuales y el desarrollo de conductas suicidas en niños y adolescentes escolares de

Chile”; investigación bibliográfica / documental, desarrollada bajo un enfoque cualitativo, con

un diseño descriptivo, que abordó el análisis de distintos estudios publicados en revistas

científicas, con el objetivo de revisar los aspectos que inciden en los intentos de suicidio de los

niños, niñas y adolescentes, información que serviría de base, para delimitar los grupos de

mayor vulnerabilidad e implementar programas de prevención y tratamiento terapéutico.

Tras dicho análisis bibliográfico documental, se pudo concluir que, el suicidio es la segunda

causa de muerte en los individuos con una edad comprendida entre los 11 a 19 años, mostrando

una significativa prevalencia del género femenino; no obstante, los hombres son los individuos

que mayormente concretan sus ideas suicidas, es decir, logran con el objetivo de quitarse la
35

vida. Además, el 59% de los intentos de suicidios registrados en la última década en la nación

Chilena, sucedieron en la etapa de la niñez y la adolescencia, de los cuales el 47% de casos,

estaban asociados a trastornos conductuales, caracterizados por el consumo y dependencia a

ciertas sustancias psicoactivas como el alcohol, tabaco y otras drogas ilegales, realidad que

derivó de situaciones conflictivas con sus relaciones interpersonales, en el entorno social,

familiar y educativo en el que se desenvuelve (Larraguibel & Martínez, 2018).

Valdivia, Silva & Sanhueza (2017), en su trabajo titulado “Factores de riesgo que inciden

en la prevalencia de los intentos de suicidios en los escolares de una provincia de Concepción

– Argentina”, desarrollado bajo un enfoque mixto, con un diseño descriptivo y de corte

transversal, con una población conformada por 195 estudiantes del establecimiento educativo

“Liceo Nueva Zelanda”, a quienes se les aplico un Cuestionario de Suicidad de Okasha y un

Apgar Familiar. Estos instrumentos permitieron determinar que, el 47% de niños, niñas y

adolescentes que desarrollaron una conducta suicida, evidenciaron trastornos conductuales

caracterizados por el consumo de alcohol y otras sustancias psicoactivas, consolidándolas

como uno los de aspectos de mayor prevalencia para impulsar estas conductas o ideas de

suicidio.

En América Latina, según Luna & Dávila (2018), en su publicación denominada “Factores

de riesgo para la conducta suicida en escolares: Revisión Sistemática”, desarrollada bajo un

enfoque cualitativo y diseño descriptivo, que contempla el análisis de los trabajos publicados

en distintas bases de datos científicas, en un tiempo no mayor a los 5 años, sean en español o

inglés, cuya autoría fuese individual o colectiva.

Con el desarrollo de este minucioso análisis bibliográfico – documental, se pudo determinar

que la conducta suicida es un fenómeno multifactorial, por cuanto son varios los aspectos, cuya

presencia o ausencia, inciden de manera directa en el desarrollo de una conducta riesgosa,


36

denotando la ingesta de alcohol y el consumo de tabaco u otras sustancias psicoactivas, como

factores que incrementan la posibilidad de que los niños, niñas y adolescentes intenten

suicidarse, en una ponderación de hasta en 4 a 1 (Luna & Dávila, 2018).

En este sentido, es fundamental poner de manifiesto que, las conductas suicidas en los niños,

niñas y adolescentes, implica una serie de acontecimientos que se presentan de manera

progresiva, empezando con simples pensamientos sobre un plan suicida, para terminar con una

o varias ejecuciones de dichos planes, hasta que uno de estos intentos, pueda concretar con el

objetivo pretendido, quitarse la vida. Entre otro de los factores de riesgo asociado al desarrollo

de una conducta suicida, en los niños, niñas y adolescentes, destaca el acoso, hostigamiento o

intimidación sufrida por estos individuos en su etapa escolar, ya sea en las escuelas o colegios

donde afrontar el proceso educativo de carácter formal escolarizado, reconocido en América

Latina, como un derecho inherente al ser humano (Londoño & Cañón, 2019).

Un número considerable de estudiantes de primaria y secundaria, evidencian una notable

vulnerabilidad para convertirse en víctimas de bullying, un hecho que conlleva actos de acoso,

hostigamiento o intimidación por parte de sus pares, configurando un escenario donde los

niños, niñas y adolescentes perciben en las conductas suicidas, la única puerta de salida a toda

esta penosa realidad (Suárez & Vélez, 2018).

Bajo esta premisa, según Suárez & Restrepo (2018), el acoso escolar sufrido por los niños,

niñas y adolescentes, denota como una de las problemáticas de mayor repercusión en su

bienestar integral, es decir, sobre su dimensión física, cognitiva y psicoemocional, limitando

su desenvolver y capacidad de adaptación a un contexto y / o situación determinada, por ello,

se lo considera como uno de los factores de mayor incidencia en el desarrollo de las conductas

suicidas e intentos de suicidio.


37

Esta aseveración es corroborada por Cañón, Castaño & Arias (2018), quienes en su estudio

denominado “Factores asociados al intento de suicidio en los escolares de centros educativos

de Pancora – Colombia”, desarrollado bajo un enfoque cuali cuantitativo o mixto, con diseño

descriptivo y corte transversal, con el objetivo de determinar los factores asociados al intento

de suicidio y la prevalencia de casos presentados en los niños, niñas y adolescentes de dos

establecimientos educativos de una ciudad colombiana, abordando una población conformada

por 180 estudiantes, entre 14 a 20 años de edad, para lo cual, se recurrió a la aplicación de

escalas de dependencia alcohólica de Cage, un Apgar Familiar y una escala de Ansiedad.

Estos instrumentos de recolección de datos, permitieron obtener los siguientes resultados:

el principal factor que incide en el desarrollo de conductas suicidas e intento de suicidio, es el

bullying u hostigamiento propiciado por los sujetos que hacen parte de su entorno socio

familiar y educativo. La prevalencia del acoso fue del 19%, seguido de la baja autoestima con

un 16%, abuso sexual con un 15%, trastornos mentales en un 15% y otras condiciones que

aumenta significativamente la vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes, para planificar

actos que terminen con su vida, sin medir las implicaciones que esta decisión podría traer

consigo (Cañón & Castaño, 2018).

Estos datos, guardan relación con lo expuesto por Sandoval, Vilela & Mejía (2018), quienes

en su investigación titulada “El riesgo a un suicidio por parte de los escolares, a consecuencia

del bullying en una ciudad norteña del Perú”, abordado bajo un enfoque mixto, con diseño

descriptivo y enfoque transversal, que contemplaba la aplicación de un cuestionario de salud

mental para determinar el riesgo de suicidio en los estudiantes, y el Test European Intervention

Project, con el objetivo de determinar la existencia de casos de acoso u hostigamiento por parte

de sus pares en un contexto dado.


38

Esta investigación, permitió determinar que el 20% de escolares presentaron un significativo

riesgo suicida, situación caracterizada por la presencia de cuadros depresivos, a consecuencia

del bullying recibido por parte de sus pares en un 61%, es decir, mientras mayor es el acoso u

hostigamiento recibido, mayor es la vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes, para

desarrollar conductas e ideas suicidas (Sandoval, Vilela, & Mejía, 2018).

Por otro lado, en el trabajo titulado “Factores de riesgo asociados al intento suicidio en niños

y adolescentes escolares de Santiago de Cuba”, realizado por Álvarez, Colas & Barceló (2017),

bajo un diseño descriptivo, enfoque cuali cuantitativo o mixto y corte longitudinal, con una

población conformada por 87 educandos del Instituto “José Martí Pérez”, que habrían atentado

contra su vida, entre el periodo de enero 2012, a diciembre 2014, con el objetivo de establecer

los factores de riesgo que incidieron en el desarrollo de conductas e intentos suicidas por parte

de los individuos que participaron en la investigación.

En lo que concierne a la metodología, se procedió con una revisión y análisis minucioso de

las historias de salud individual y familiar de los participantes, lo que permitió determinar que,

el grupo de mayor vulnerabilidad para desarrollar conductas suicidas, estaba encabezado en un

74% por el sexo femenino, de los cuales, el 61% tenían una edad predominante entre los 15 a

19 años, siendo los principales factores de riesgo, en un 23% el bullying o acoso recibido por

sus pares, en un 20% los antecedentes familiares y en un 18% los trastornos de conducta o

depresión desarrollada por varias condiciones a las que se haya expuesto en su entorno

sociofamiliar o educativo.

Teniendo en cuenta estas aseveraciones, el desarrollo de ciertas intervenciones a nivel socio

familiar o educativo, son fundamentales para prevenir este severo problema de salud pública,

que a diario aqueja a más países de América Latina. Torre (2018), afirma que la conducta

suicida desarrollada por los niños, niñas y adolescentes, se pone de manifiesto de forma oral /
39

verbal, es decir, el individuo manifiesta en cierto momento de su vida, la idea airosa de quitarse

la vida por cualquier circunstancia que pudiera atravesar en un contexto y/o circunstancia

determinada.

Ante esta realidad, es fundamental que las personas adultas que hacen parte de su entorno

social, familiar y educativo próximo, tengan la capacidad de diferenciar las señales o

manifestaciones que dejen entrever, la inconformidad o poca satisfacciones personal, mostrada

por los niños, niñas y adolescentes sobre cierta realidad que lo rodee. Esto, sumado, a una

efectiva comunicación intrafamiliar y el desarrollo de distintos programas o talleres

informativos, permitirían frenar el desarrollo de una conducta de suicidio rígida, ayudándolos

a diferenciar las cosas buenas de la vida, comprendiendo que cualquier situación problemática,

tiene solución (Larrea, 2019).

5. Conclusiones

La conducta suicida conlleva el hecho de idear el acto suicida, planear la manera de hacerlo,

los intentos de poner en marcha lo planeado y la consumación del suicido.

La Organización Mundial de la Salud, refiere que alrededor de ochocientas mil personas

deciden suicidarse cada año, es decir, cada 40 segundos, un individuo se quita la vida, por ello,

se la ubica como la segunda causa de defunción en niños, niñas y adolescentes, abordando un

aproximado de 539 casos, conformado por sujetos con una edad que oscila entre los 10 a 21

años.

En América Latina, los pensamientos de quitarse la vida se presentan en mayor grado en la

población adolescente, con una prevalencia significativa en individuos con una edad entre 12

a 16 años, siendo el sexo femenino las de mayor tendencia a desarrollar estas conductas

suicidas.
40

Entre los factores asociados al desarrollo de conductas suicidas en los niños/as y

adolescentes de América Latina, denotan la depresión, la ansiedad, los problemas conductuales,

la disfunción familiar, la situación económica del entorno próximo, el haber sufrido de algún

abuso sexual, el acoso u hostigamiento por parte de sus pares y el consumo de sustancias

psicoactivas que terminan en fuertes adicciones.

Los niños/as y adolescentes en etapa escolar, pueden tomar decisiones nocivas sobre su

bienestar integral, que traigan consigo serias implicaciones a corto, mediano y largo plazo,

percibiendo en el desarrollo de las conductas suicidas, la puerta de salida a estos actos

impensados.

Al ser la niñez y la adolescencia, etapas importantes en la formación integral de cualquier

individuo, es imprescindible la injerencia parental o el acompañamiento de un adulto, a fin de

auscultar dudas e inquietudes que giran en torno a los diferentes cambios que se presentaran en

su diario accionar, lo cual facilitaría o dificultaría su desenvolver y adaptación a un contexto

y/o situación determinada.

Los niños y los adolescentes que pudieran presentar un significativo riesgo para desarrollar

conductas suicidas, pueden evidenciar rasgos característicos como el aislamiento social, baja

autoestima, problemas para conciliar el sueño, contar con pocos amigos, presentar un bajo

rendimiento académico, dificultad para concentrarse y una excesiva depresión, como que todo

lo que hace no tiene sentido.

El abordaje de la problemática relacionada al desarrollo de las conductas suicidas en

niños/as y adolescentes, es una realidad reciente en América Latina, reflejando la imperiosa

necesidad de dar un minucioso seguimiento antes de que surjan los factores de riesgo, cuando

estos se presenten en la vida de los individuos y en el momento en que se presentara un

pensamiento que lo lleva a atentar sobre su vida.


41

La prevención de estas conductas suicidas y la consumación del hecho, debe ser abordada

por medio de acciones y espacios donde se puedan integrar la psicoeducación de los hábitos de

autocuidado. Además, es imprescindible concienciar al entorno familiar sobre la importancia

de la comunicación intrafamiliar, basado en la confianza y el dialogo asertivo, a fin de

determinar de manera precoz los posibles riesgos y generar los elementos necesarios que

coadyuven a protegerlos.

El desarrollo de una conducta suicida, es una situación multifactorial, es decir, no hay un

único aspecto o elemento que aumente la vulnerabilidad de un sujeto, para desarrollarla en un

momento dado, al contrario, son varios los factores genéticos, sociales y psicosociales que

pueden inferir en la aparición de estos pensamientos negativos.

El desarrollo de una conducta suicida en niños, niñas y adolescentes, es un hecho que puede

ser prevenido de manera efectiva, por medio de distintas intervenciones que hacen parte de la

atención primaria en salud, lo que implica promover acciones desde la escucha activa, dirigida

a su entorno familiar, por cuanto son los responsables directos, de detectar y prever ciertas

situaciones conflictivas que incidan en la aparición de estas ideas suicidas.

Es fundamental, que tanto los estudiantes como los docentes, reciban información pertinente

sobre los factores de riesgo e implicaciones que conlleva sobre el bienestar general de los niños,

niñas y adolescentes, a fin de facilitar la creación de redes de apoyo, que faciliten la efectiva

orientación personal, encaminada a una convivencia social armónica.

Las conductas suicidas, es un fenómeno que se pone de manifiesto con mayor prevalencia

en el sexo femenino, sin embargo, los niños y adolescentes varones, son quienes dejan

distinguir un mayor porcentaje de suicidios consumados.


42

En lo que concierne al ámbito escolar, el factor de riesgo de mayor riesgo para el desarrollo

de una conducta suicida, es el acoso o bullying recibido por parte de sus pares; por ello, es

fundamental, diseñar e implementar acciones en los establecimientos educativos, donde se

fomente valores como el respeto, la solidaridad y la tolerancia hacia los demás, entendiendo

que todos somos seres únicos, con gustos y creencias distintas, pero con iguales derechos.

A pesar de los innumerables esfuerzos ejercidos por diferentes países en el mundo, a la

fecha, el suicido en los niños, niñas y adolescentes, mantiene una considerable prevalencia,

hecho que se ha caracterizado por no diferir sexo, edad, condición socioeconómica o

pertinencia cultural del suicida.


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6. Referencias bibliográficas

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7. Anexos

CÓDIGO: F – DB – 30
AUTORIZACIÓN DE PUBLICACIÓN EN EL VERSION: 01
REPOSITORIO INSTITUCIONAL FECHA: 2021-04-15
Página 49 de 49

Karen Viviana Correa Serpa y Gicela Alexandra Rodríguez Tapia, portadoras de la cédula de
ciudadanía Nº 030260006-0302890736, respectivamente. En calidad de autoras y titulares de los
derechos patrimoniales del trabajo de titulación “Conducta suicida en niños, niñas y adolescentes de
Latinoamérica: Factores asociados” de conformidad a lo establecido en el artículo 114 Código
Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación, reconozco a favor de
la Universidad Católica de Cuenca una licencia gratuita, intransferible y no exclusiva para el uso no
comercial de la obra, con fines estrictamente académicos y no comerciales. Autorizamos además a la
Universidad Católica de Cuenca, para que realice la publicación de éste trabajo de titulación en el
Repositorio Institucional de conformidad a lo dispuesto en el artículo 144 de la Ley Orgánica de
Educación Superior.

Cuenca, 10 de noviembre del 2021

F: F:

Karen Viviana Correa Serpa Gicela Alexandra Rodríguez Tapia

C.I. 0302660006 C.I. 0302890736

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