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implementación
I. Resumen
Abstract:
Six years after its implementation, there are tensions at the national and professional levels
that are addressed in this research, delving into its main opportunities, but also its
limitations. The difficulties investigated are found at different levels according to the
educational agents, considering from the role of the Ministry of Education to the evaluative
literacy of teachers.
The conclusions that are pointed out allow a first approach towards proposals and
suggestions at governmental and school level to improve the implementation of this Decree.
II. Introducción
En el año 2018 se aprobó el Decreto 67 que establece normas mínimas nacionales sobre
evaluación, calificación y promoción para estudiantes de educación regular (Mineduc, 2018)
con el propósito de fortalecer las prácticas pedagógicas al interior de las comunidades
educativas y enfocar la educación hacía la evaluación para el aprendizaje. Esto implica
promover los procesos de enseñanza y aprendizaje a través de la evaluación formativa y la
retroalimentación efectiva.
Este Decreto surge a partir de la necesidad de poner énfasis en los procesos evaluativos
para aprender los objetivos mínimos del currículum nacional más que en la calificación
obtenida. De esta manera, se propicia el apoyo, monitoreo y acompañamiento de los
estudiantes resguardando el derecho humano a una educación inclusiva que reconoce la
diversidad en el aula.
Por lo tanto, desde su implementación hasta la actualidad, ¿cuáles han sido las principales
oportunidades y limitaciones pedagógicas de este Decreto a 6 años desde su
implementación?. El presente artículo tiene como propósito analizar estas dimensiones
desde la visión macro, meso y micro sistémica.
Förster (2017) señala que la evaluación formativa corresponde a aquellas instancias en las
que se recolectan evidencias sobre los aprendizajes de los estudiantes que sirven para
reformular el proceso de enseñanza y así potenciar el aprendizaje. Por lo tanto, las
evaluaciones formativas no tienen calificación y se enfocan en el proceso.
En un estudio realizado por William et. al (2004) se evidenció que la evaluación formativa
permite que los aprendizajes se mantengan a través del tiempo y en consecuencia se refleje
en resultados favorables en las pruebas estandarizadas. Así mismo, la evaluación formativa
fortalece el desarrollo de los procesos cálidos de los estudiantes, al aumentar su motivación
por aprender e incrementar su autoconcepto (Cauley & McMillan, 2010).
Bloom, Hastings y Madaus (1971) señalan que la evaluación sumativa es la que transforma
el aprendizaje adquirido al finalizar una unidad o un ciclo en ámbito numérico con el objetivo
de clasificar y certificar el nivel de logro de los objetivos. De este modo Shepard (2006)
indica que para evaluar sumativamente se debe haber realizado un proceso de andamiaje y
acompañamiento previo por parte de los docentes.
Las investigaciones realizadas por Rich, et. al (2008) demostraron que la retroalimentación
efectiva es fundamental para llevar a cabo la evaluación formativa, pues es la que permite
conducir y guiar el aprendizaje hacia las metas esperadas así como también, que los
estudiantes reconozcan sus logros. De esta manera, el proceso formativo resulta incompleto
sin la o las instancias de retroalimentación por parte del docente.
Murillo e Hidalgo (2016) complementan este paradigma señalando que la evaluación para el
aprendizaje o evaluación democrática consiste en transformar el rol punitivo y práctica
autoritaria de la evaluación para convertirla en una herramienta de desarrollo social. De esta
manera, describen la evaluación democrática como aquella en la que se descentraliza el
poder de la evaluación y los estudiantes adquieren un rol activo y reflexivo de su propio
proceso. Además, debe ser justa, crítica, no jerárquica y permitir el trabajo colaborativo por
parte de los estudiantes.
IV. Discusión
A 6 años de su implementación, las investigaciones recientes demuestran la existencia de
oportunidades y limitaciones con respecto a dimensiones correspondientes al macro, meso
y micro sistema.
Oportunidades
En primer lugar, este decreto está en sintonía con la evaluación para el aprendizaje, porque
tiene la visión de que el estudiante es un sujeto activo de su proceso de aprendizaje y el
paradigma evaluativo corresponde a recoger información para tomar decisiones
pedagógicas en función de mejorar distintos aprendizajes de la condición humana. Esto se
observa, en que la evaluación formativa adquiere un rol fundamental para graduar el logro
de los objetivos hasta llegar a la calificación. Asimismo, la autoevaluación, coevaluación y
evaluación de pares surgen como instancias fundamentales para descentralizar la
evaluación y promover la reflexión a través de la autorregulación de los estudiantes.
En segundo lugar, este Decreto evitaría la deserción escolar. El motivo es que la repitencia
ya no es automática, por lo que por un lado, se debe recoger toda la información sobre el
proceso de aprendizaje del estudiante para tomar esta decisión. Por otro lado, promueve
que se detecten tempranamente dificultades en el aprendizaje a través de la evaluación
formativa, ya que con la retroalimentación efectiva, los estudiantes conocen sus logros, pero
también qué y cómo deben mejorar hasta ser calificados. Esto está en concordancia con lo
planteado por Espinoza, et. al. (2014) en que plantean que uno de los factores para impedir
la deserción escolar es que los docentes sean capaces de reformular sus estrategias de
enseñanza con el objetivo de que todos y todas aprendan independiente de sus
necesidades.
En tercer lugar, las orientaciones didácticas para aplicar este Decreto en aula favorecen la
diversificación de la enseñanza, debido a que el foco se encuentra en el objeto de
evaluación y a su vez en el desarrollo de habilidades. Esto permite que los docentes sean
capaces de crear distintas estrategias y procedimientos evaluativos según las necesidades,
intereses y ritmos diversos de sus estudiantes. Para ejemplificar, se plantea la posibilidad de
incluir dentro de la planificación y de las clases, múltiples metodologías o modalidades de
enseñanza para que los estudiantes puedan representar, comunicar e implicarse con el
aprendizaje de acuerdo a sus características y necesidades (MINEDUC, 2018).
Por último, a nivel macro sistémico, este Decreto es coherente con los principios
establecidos por la UNESCO que buscan impulsar una educación acorde a las necesidades
de los estudiantes del siglo XXI. Estas características señalan que la educación debe
resguardar el Derecho Humano a una Educación basada en la calidad, equidad e inclusión.
Por ejemplo, uno de los principios señala que la educación debe preparar a los niños y
niñas para vivir activamente y beneficiar a la sociedad siendo capaces de desarrollar todas
sus potencialidades (UNICEF, 2022). De esta manera, el Decreto 67 es una oportunidad
para que la evaluación tenga como propósito mejorar el aprendizaje de los estudiantes.
Limitaciones
En este mismo nivel, Escobar (2023) en su investigación detectó que un factor que
obstaculiza la implementación de este Decreto en los contextos educativos chilenos tiene
como causa la escasez de instancias de capacitación y formación continua impulsadas
desde los establecimientos sobre evaluación para el aprendizaje. Entonces, el abordaje
específico del Decreto se ha centrado en explicaciones e informaciones administrativas de
manera superficial más que en la alfabetización educativa. Por ejemplo, generar instancias
para reflexionar sobre el mejoramiento de instrumentos de evaluación, formas de considerar
un plan evaluativo en la planificación, coherencia entre evaluación formativa y sumativa,
manera de retroalimentar efectivamente, entre otros.
López, (2023) indica sobre esto que “otro aspecto complejo recae en la motivación de los
estudiantes por aquellos procesos calificados por sobre los formativos, que lleva a los
docentes a perpetuar una fuerte cultura de la importancia de la nota, extendiéndola incluso
a los procesos formativos para que los estudiantes se sientan convocados a participar en
los procesos” (p. 51)
Entonces, resulta complejo para los docentes aplicar el Decreto 67 tal como se indica en las
orientaciones, porque manifiestan desconocer prácticas evaluativas que estén alineadas a
él. Por lo tanto, se demuestra una alfabetización evaluativa incompleta al aplicar algunos de
estos conceptos y aislar otros, como por ejemplo la retroalimentación o realizar
evaluaciones formativas que sean coherentes a la instancia sumativa (Förster, 2017).
No obstante, hay una escasa o nula consideración de las ponderaciones dentro de los
reglamentos de evaluación y así mismo en los planes de asignatura de los establecimientos,
reflejando de este modo el desconocimiento de la importancia de realizar este proceso para
la diversificación de la enseñanza. Lo que ocurre realmente es que se mantiene lo señalado
en decretos anteriores, ya que las calificaciones dentro del plan evaluativo tienen el mismo
porcentaje.
Por último, un factor que obstaculiza la implementación del Decreto dentro de las escuelas
es el tiempo destinado a trabajo no lectivo por parte del profesorado. Escobar (2023) en la
investigación desarrollada encontró que la percepción docente sobre el tiempo que poseen
para llevar a cabo los procesos educativos y administrativo de manera óptima es
insuficiente, mencionando presentar sobrecarga laboral. Esto tensiona de manera directa
las decisiones relacionadas con la evaluación lo que afecta en que los profesores
construyan y apliquen estrategias evaluativas pertinentes a la evaluación para el
aprendizaje que requiere de mayor preparación y comprensión de que evaluar no es el
resultado final.
V. Conclusiones
El Decreto 67 es una oportunidad legal para acceder a una educación de calidad, equitativa
e inclusiva tal como propone la UNESCO, ya que es coherente con el paradigma evaluativo
que pone en el centro al estudiante y su finalidad es mejorar sus aprendizajes. Sin embargo,
a 6 años de promulgado aún existen deficiencias en su implementación y desconocimiento
por parte de los docentes que obstaculizan que este Decreto sea completamente efectivo y
funcional.
Además, esto provoca que exista una tensión y constante concepción negativa de él por
parte de los profesionales de la educación, ya que se percibe como descontextualizado a la
realidad nacional por la poca supervisión desde el Ministerio; las escasas instancias de
socialización sobre este; el desconocimiento docente sobre el paradigma de la evaluación
para el aprendizaje; el tiempo no lectivo insuficiente para llevar a cabo todas las labores
pedagógicas y administrativas y la contradicción entre lo que promueve este Decreto y lo
que se espera a nivel sociocultural de la evaluación.
Para aumentar el grado de apropiación y manejo de este decreto por parte de los docentes
junto con mejorar la efectividad y eficacia de él se presentan las siguientes sugerencias:
Bloom, B. S., Hastings, J. T. & Madaus, G. F. (Eds.). (1971). Handbook on the formative and
summative evaluation of student learning. New York: McGraw-Hill.
Contreras, M., & Jara- Coatt, P. (2021). Percepción docente sobre la evaluación formativa
propuesta por el Decreto 67/2018 de evaluación, calificación y promoción escolar del
MINEDUC, Chile. Revista de Investigación y Evaluación Educativa-Revie, 8(2), 85-100.
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Espinoza, O., Castillo, D.,González, L., Loyola, J.; Santa Cruz, E. (2014). Deserción escolar
en Chile: un estudio de caso en relación con factores intraescolares. Educ. Educ. Vol. 17,
No. 1, 32-50.
Ravela, P., Leymonié, J., Viñas, J. & Haretche, C. (2014). La evaluación en las aulas de
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