You are on page 1of 21

ARTE CONCEPTUAL

A lo largo de la historia, el arte ha apostado más por los aspectos


perceptuales que por el concepto; esto significa que el artista centraba
su interés en los recursos por medio de los cuales iba a transmitir un
mensaje al espectador, como los colores en una pintura o las formas y
volúmenes de una pieza escultórica, pues esto es lo que el público
percibe al acercarse a la obra. Había, pues, una preocupación por el
resultado final, por la obra terminada.

Se considera como arte conceptual a aquel que supone que la


verdadera “obra de arte” no debe ser un objeto tangible, material,
producido por el artista, sino que consiste en los conceptos o ideas que
éste genera. Expresado de otro modo, la visión conceptualista del arte
sitúa a la idea o concepto en el centro del proceso creativo; eso es,
precisamente, lo que el artista busca transmitir. Dicha idea es el
aspecto más importante de la obra.
Cuando un creador usa una forma artística conceptual, significa que
todos los planes y decisiones se toman previamente y la ejecución es
un asunto secundario. El arte se vuelve intuitivo, se compromete con
los procesos mentales –que no con los materiales- y no tiene un
propósito específico. Por ello, no importa en realidad cómo se vea la
obra; no son relevantes la perfección técnica y formal, sino la capacidad
que tenga el recurso expresivo para transmitir la idea, de manera que
tampoco son relevantes los aspectos físicos, pudiendo la obra ser
inmaterial o intangible, como un sonido, una palabra o un movimiento.
Y algo fundamental: son los procesos de concepción y realización los
que incumben al artista, no los de recepción o interpretación. Esto
quiere decir que, una vez que el artista le dio realidad física, la obra
está abierta a la percepción de todos, incluido el propio artista, que
puede reinterpretar su sentido. Como decía Sol LeWitt (s/f), “no
interesa realmente si el observador entiende los conceptos del artista al
ver la obra de arte. Una vez que está fuera de sus manos, el artista no
tiene control sobre el modo en que un observador percibirá la obra.
Cada persona comprenderá la misma cosa de manera diferente”; y
esto, en lugar de ser un problema, sirve para enriquecer el trabajo
artístico. Ésta es otra condición propia del arte conceptual
contemporáneo: la implicación del público no sólo en cuanto a la
percepción, sino con su acción y participación en el proceso de
generación de la obra.

El objetivo de un artista conceptual es hacer que su obra sea


mentalmente interesante para el espectador; que le haga pensar y
plantearse preguntas, o bien que le provoque una emoción relacionada
con la idea central que se está expresando. El resultado, como se ha
dicho, es que la producción material se subordina a la ideación mental,
por lo que la obra se puede volver efímera, innecesaria, multimedia o
francamente narrativa y, por tanto, procesual. Estamos frente a la
"desmaterialización" de la obra artística y a la necesidad de que se
genere un cambio en los mecanismos perceptivos de público, que
debe ampliar su visión para poder acercarse a estas nuevas
representaciones simbólicas.

Aunque no es un fenómeno nuevo, han sido los desarrollos


tecnológicos del último siglo los que impulsaron en gran medida el
sentido conceptual en el arte. Perdido el sentido de la obra como única
e irrepetible, como un objeto singular y acabado del todo, que
caracterizó el quehacer artístico por siglos, los artistas han encontrado
otras vías de expresión, como el acto, la acción o la investigación
procesual. También se ha acabado con la lógica y la racionalidad del
trabajo artístico; en su lugar, el espectador se encuentra producciones
realizadas con base en ideas simples, sorprendentes y a veces
perceptibles sólo a partir de la intuición.

Otra constante entre los artistas conceptuales es el rechazo de los


aspectos comerciales relacionados con el mercado del arte; como el
producto artístico dejó de consistir en un objeto, se aleja de los
sistemas convencionales de compra y venta de las obras o su
exhibición con fines comerciales. A esto se suma que los trabajos
muchas veces se encuentran vinculados con preocupaciones sociales,
ecológicas o intelectuales, rechazando, en cambio, el arte utilitarista y
funcional.
En consecuencia, es imposible calificar a los creadores dentro de una
línea de trabajo, pues sus obras pueden ser, al mismo tiempo,
instalación artística, “performance”, videoarte y otras muchas cosas que
trataremos de explicar a continuación.

INSTALACIÓN ARTÍSTICA

Cuando la pintura y la escultura no fueron suficientes para satisfacer las


necesidades creativas del artista, fue preciso ir más allá; y en esta
búsqueda se llegó a la instalación.

No es fácil definirla. De manera simplista, es el arreglo de un espacio


concreto con obra exclusivamente diseñada para su acondicionamiento
y que involucran infinidad de posibilidades técnicas y compositivas. En
este sentido, la instalación depende del espacio donde se coloque, de
tal modo que sería casi imposible repetirla en un sitio distinto; por ello
se le considera una producción efímera en lugar de permanente y, en
consecuencia, es difícil que pueda ser vista como un producto
comercial. Además la instalación no se vuelve una obra de arte
completa hasta que el espectador toma parte en ella.

De lo anterior se desprenden algunas características que identifican a la


instalación artística:

 Se diseña para un espacio específico


 Se exhibe sólo por un tiempo determinado.
 Utiliza recursos como los “ready-made” u objetos encontrados: un
objeto es sacado del contexto que le es habitual para situarlo en
otro y darle una utilización estética.
 Una vez desmontada, la instalación deja de existir para quedar
solamente registrada en fotos o vídeos, aunque a veces puede
pasar a ser colocada en otro sitio e incluso –aún contra uno de sus
fundamentos, que era la no comercialización- puede ser vendida a
un coleccionista o un museo.
 La instalación no está completada si no es integrada por el
espectador. Se motiva la participación multisensorial de éste.
 Las instalaciones son híbridas y eclécticas en cuanto a temáticas y
recursos expresivos.
 En el arte de la instalación, los artistas pueden hacer uso de
cualquier medio o material, desde materiales naturales y
tradicionales hasta otros más controversiales como animales y,
desde luego, los más novedosos medios de comunicación; incluso
existen artistas que han llegado a utilizar la energía pura como el
plasma o el fuego.
 Otro elemento importante a acotar dentro del género instalativo
es que existen instalaciones en las que el artista incorpora no sólo
medios físicos, sino visuales y sonoros, además de olores,
sensaciones térmicas, etc., e incluso “performance”.
VIDEOARTE

El origen del videoarte está vinculado a la intención de hallar una


aplicación artística o estética para los medios de comunicación, de
manera que una televisión o un reproductor de películas pueden
convertirse en dispositivos para exhibir producciones artísticas que,
además, se alejan de los canales comunes de comercialización. Por
decirlo así, representa un uso alternativo de la televisión y de los
dispositivos de grabación y reproducción vinculados con ésta.

En este sentido hay que aclarar que existe una diferencia notoria entre
el cine y el videoarte, pues este último no necesita tener una narración;
su objetivo, a diferencia de lo que sucede con un filme, no es contar
una historia, sino provocar una sensación, generar un estado de ánimo
en el observador o expresar un concepto a través de la manipulación
de colores, formas o efectos gráficos. Es por eso que se le considera
como una línea de trabajo dentro del arte conceptual.

Es un movimiento artístico que comenzó a desarrollarse en la década


de 1960 y que consiste en crear manifestaciones artísticas mediante
sonidos e imágenes en movimiento. En sus orígenes se encuentran
influencias del cine experimental, la fotografía, las artes plásticas, la
música y el teatro; y a su gran difusión contribuyó decisivamente la
comercialización de las cámaras portátiles de videograbación, que
pusieron al alcance del público en general la oportunidad de realizar
sus propios videos.

El videoarte del siglo XXI mantiene una explícita vinculación con las
vanguardias artísticas y con las nuevas tendencias dentro de las artes
visuales, destacando su afán innovador, su espíritu de ruptura y la
experimentación. Todo ello lo ha convertido en un versátil medio de
expresión al alcance de artistas de distintas disciplinas relacionadas,
sobre todo, con las artes visuales y escénicas, sin que sea importante
que dominen la técnica para realizar videos.
Estas obras se pueden elaborar, registrar y exponer de diferentes
maneras: integrándolas en una instalación, exhibiéndolas en un museo
mediante pantallas o monitores, proyectándolas en vivo o
distribuyéndolas a través de internet o mediante algún soporte (como
un DVD).

Las vertientes del videoarte son muy amplias y complejas. Puede tener
diálogos o carecer de ellos; y en algunas obras hay actores y otras sólo
imágenes abstractas o referidas a objetos. Unos trabajos usan
grabaciones, mientras otros se inclinan por la música en vivo. Lo
importante es el uso de imágenes en movimiento y de audio para
acompañarlas.

En la sección de “Recursos” puedes encontrar un breve ejemplo de lo


que es el videoarte.

“PERFORMANCE”

La denominación deriva de la expresión en inglés “performance art”,


que puede traducirse como “arte en vivo”. En términos simples, es una
práctica artística en la que el medio es el propio cuerpo del artista y la
obra de arte toma la forma de una acción llevada a cabo por éste con
el objetivo de provocar en el público una reacción, cualquiera que ésta
sea. Su énfasis está en ese acto creador que realiza el artista. Tiene sus
orígenes, sobre todo, en los años sesenta del siglo pasado y, por las
características que lo definen, también suele llamársele “accionismo” o
“arte de acción”.
El “performance” puede ocurrir en cualquier lugar, iniciarse en
cualquier momento, girar en torno a cualquier tema y puede tener
cualquier duración. Una acción artística así entendida vendría a ser
toda situación que involucre cuatro elementos básicos: tiempo,
espacio, el cuerpo del “performer” y una relación entre éste y el
público. No sucede aquí como en las artes plásticas convencionales,
donde un objeto constituye el foco de la obra artística.
En el “performance” hay una insistencia para que el público deje de ser
un sujeto pasivo frente a la acción artística; se espera que el artista, con
su actividad, logre una expresión emotiva por parte de los
espectadores, quienes deberán dar su propia interpretación de lo que
están presenciando y generar posteriormente un proceso de reflexión
al respecto.

En la sección de “Recursos” encontrarás un ejemplo de un ejercicio de


“performance” que puede ayudarte para comprender mejor el tema.

El “happening” se encuentra estrechamente relacionado con el


“performance”; tiene como finalidad producir una obra de
arte que no se focaliza en objetos, sino en el evento a organizar y en la
participación de los espectadores. La característica distintiva entre uno
y otro es que el “happening” se distingue por su improvisación (al
menos en apariencia) y por su imprevisibilidad, en el sentido de que no
se sabe qué va a suceder cuando el público tome conciencia de lo que
está pasando, dado que no es posible prever su reacción. Por eso es
que los “happenings” suelen producirse en lugares públicos, siendo
percibidos como una ruptura con la cotidianeidad que sorprende y
provoca a los espectadores.

“BODY ART”
La esencia del “body art” es, de acuerdo con Gómez-Peña (2005, p.
204), la idea de que el cuerpo humano debería ser el verdadero sitio
para la creación artística y, al mismo tiempo, la materia prima de ésta;
es decir, el cuerpo es “el centro absoluto de nuestro universo
simbólico” y por eso el artista manipula el suyo de manera tal que la
práctica creativa se vuelve una reafirmación del control absoluto que
tiene sobre él.
Es esa identidad corpórea la que debe ser pintada, vestida, decorada,
marcada, “culturalmente intervenida, re-politizada, trazada como un
mapa, relatada y finalmente documentada” (Gómez-Peña, 2005, p.
205). Lo anterior significa que se trata de un arte donde el cuerpo
humano es el soporte material de la obra; es visto como una materia
plástica, dúctil, maleable, sobre la que el artista puede trabajar de muy
diversos modos

Este movimiento artístico surgió en los años sesenta, se desarrolló en la


década siguiente y continúa teniendo gran vigencia dentro del arte
contemporáneo del siglo XXI. En él confluyen el teatro, la danza y las
artes plásticas en conjunto; y hoy en día es una de las actividades
creativas más controversiales.
Dada su característica básica (y aunque existe una sutil diferencia entre
la vertiente estadounidense, más analítica, y la tradición europea, que
se inclina por el dramatismo), los procesos artísticos calificados como
“body art” se centran en temas como la violencia, la autoagresión y la
automutilación, la sexualidad, el exhibicionismo o la resistencia
corporal a fenómenos físicos y a prácticas extremas. El cuerpo del
artista puede presentarse al público siendo utilizado como un lienzo
para la realización de pinturas o dibujos; tatuado de manera temporal
o permanente; alterado a través de los “piercings” y otras formas de
modificaciones corporales; transformado por un disfraz; trasvestido
para mostrarse como si perteneciera al género opuesto; y muchas
veces siendo agredido o puesto a prueba hasta los límites del dolor,
por mencionar algunas alternativas.
Dada la gran variedad de vertientes de esta disciplina, y lo complejo o
repulsivo de muchas de sus puestas en práctica, no todas las acciones
del “body art”, o los resultados de las mismas, pueden ser expuestas al
público en vivo, como si fueran un “performance”; cuando esto no es
posible, la situación se registrada en fotografía y video para ser
exhibida posteriormente en museos, galerías e internet.

ARTE POSCONCEPTUAL

Para cerrar este tema haremos una breve mención de lo que se ha


dado en llamar “arte posconceptual”, visto como el siguiente paso
después de la revolución estética e intelectual que ha representado el
arte conceptual.
Vasquez Rocca (2007) afirma que frente al arte conceptual, donde la
obra tiene un discurso que la constituye semánticamente (una
descripción lingüística que sirve de correlato), aparece el arte
posconceptual, en el que la obra tiende a la interacción directa, a una
comunicación no verbal con el espectador.
“Posconceptual” no es un término nuevo; ya fue usado desde los años
setenta del siglo XX; pero ha adquirido mucha vigencia en las teorías
de Peter Osborne, quien afirma que no es un tipo particular de arte,
sino un término que define “la condición ontológica e histórica de la
producción de arte hoy” (Haber, 2014). Él considera que el arte
contemporáneo tiene un carácter post conceptual porque está
constituido por conceptos; no obstante, a la vez posee un grado de
materialización y nuevas dimensiones estéticas. Se puede decir que es,
a la vez, estético y conceptual. Se caracteriza por una expansión hacia
el infinito de los materiales y medios expresivos; registra herencias del
conceptualismo y, al tiempo, se manifiesta en la integración de la
pintura y la escultura a las instalaciones.
Algunas veces relacionado con el “action painting” del siglo pasado, es
descrito como un arte gestual, inmediato, violento y primitivo, mientras
que en otros casos se le explica como “un arte de la mediación reflexiva
de conceptos y afectos” (Osborne, 2010, p. 36), que maneja pluralidad
de espacializaciones y que posiblemente represente una de las líneas
de trabajo más significativas para los artistas de los próximos años.

BIBLIOGRAFÍA

 BEARD, R. (2012). ¿Qué es Video Arte? ¿Es posible contestarnos la


pregunta?. En Sin Embargo.mx. México: Sin Embargo. Recuperado de
http://www.sinembargo.mx/02-03-2012/167211.
 Capítulo 3. La instalación. Rescatado de
http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lap/lemarroy_g_ms/capitu
lo3.pdf.Del videoarte al Net.art. El video como expresión artística.
Recuperado de https://delvideoartealnetart.wordpress.com/el-video-como-
expresion-artistica/.
 DE MEDEIROS, M.B, (2016). Consideraciones sobre el arte del performance.
Respuesta a Avelina Lesper, Ursula Ochoa y Carlos Monroy. En Esfera
Pública. Espacio de discusión sobre prácticas artísticas e institucionales.
Recuperado de http://esferapublica.org/nfblog/consideraciones-sobre-el-
arte-del-performance/.
 ESCAMILLA A., E. (2013). La instalación artística, emblema del arte
conceptual [comentario en el blog “Arte Contemporáneo”]. Recuperado de
https://blogdeartecontemporaneo.wordpress.com/2013/02/26/la-
instalacion-artistica-emblema-del-arte-conceptual/.
 GÓMEZ-PEÑA, G. (2005). En defensa del arte del performance. En Horizontes
Antropológicos. Año 11, no. 24. Porto Alegre: Programa de Posgrado en
Antropología Social del Instituto de Filosofía y Ciencias Humanas de la
Universidad Federal de Rio Grande do Sul. Recuperado de
http://www.scielo.br/pdf/%0D/ha/v11n24/a10v1124.pdf.
 HABER, A. (2014). De la pintura-pintura al campo expandido. En Arte. El
País.com. Recuperado de http://arte.elpais.com.uy/de-la-pintura-pintura-al-
campo-expandido/#.V2Xa4o-cHIU.
 LA PUNTA DE MI LENGUA (2007). Body art en Europa. Arte corporal en
Europa [comentario en el blog “Performance07”]. Recuperado de
http://performance07.blogspot.mx/2007/01/body-art-en-europa.html.
 LeWITT, S. (s/f). Párrafos sobre arte conceptual. Recuperado de
http://blogs.fad.unam.mx/asignatura/raquel_garcia/wp-
content/uploads/2015/05/P%C3%A1rrafos-sobre-Arte-Conceptual-Sol-
LeWitt.pdf.
 MORGAN, Robert C. (2003). Del arte a la idea. Ensayos sobre arte
conceptual. Col. Arte Contemporáneo. Madrid: Akal.
 OSBORNE, P. (2010): El arte más allá de la estética. Ensayos filosóficos sobre
arte contemporáneo. Murcia: Cendeac.
 PASTOR, R. (2011). El arte del performance. En Culturamas. La revista de
información cultural en internet. Madrid: Culturamas. Recuperado de
http://www.culturamas.es/blog/2011/01/18/el-arte-del-performance/.
 PÉREZ BERGLIAFFA, M. (2008). Performance, un arte transgresor y polémico.
En Ñ. Revista de cultura. Recuperado de
http://edant.revistaenie.clarin.com/notas/2008/05/03/01663279.html.
 SÁNCHEZ ARGILÉS, M. (2009). La instalación, cómo y por qué. Claves y pistas
para entender su desarrollo en España. En El Cultural. Madrid: Prensa
Europea del Siglo XXI. Recuperado de
http://www.elcultural.com/revista/arte/La-instalacion-como-y-por-
que/25543.
 VASQUEZ ROCCA, A. (2013). Arte conceptual y postconceptual; la idea como
arte: Duchamp, Beuys, Cage y Fluxus (1ª parte). En Revista Almiar.
MadridMargen Cero. Recuperado de
http://www.margencero.com/almiar/arte-conceptual-duchamp-beuys-
vasquez-rocca/.
o (2007). Arte conceptual y postconceptual. En Escáner Cultural. Revista
virtual de arte contemporáneo y nuevas tendencias. Año 9, no. 91.
Santiago de Chile. Rescatado de http://revista.escaner.cl/node/42.

You might also like