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Asignatura:

Sociologia

Tema:
La cultura
Catedrático(a):
Lic: Lesdybeth Rodriguez

Estudiante:
Eduardo Daniel Irías González.
202210110094

Fecha:
22 de junio de 2022
¿Qué son la diferenciación y la desigualdad social?

Por un lado, la diferenciación social se refiere a que cada ser humano


es único y diferente a los demás. No solo hablamos de los rasgos
físicos particulares ,como altura, color de ojos, si no también hablamos
de un conjunto de caracteres psicológicos, culturales y la serie de
circustancias y experiencias que cada persona vive a lo largo de su
vida.

Por ejemplo, dos personas las cuales viven en el mismo piso de


estudiantes, uno de ellos puede ser de Madrid y el otro de Ámsterdam.
No solo sus rasgos serán dispares, si no también las vivencias y
valores que les definen.

Es decir, en este caso la desigualdad se rige por la posibilidad que


tienen las personas de acceder a determinados recursos que son
valorados en la sociedad. Como por ejemplo educación, salud,
entretenimiento, alimentación, trabajo, etc.

Los tipos de desigualdades más sufridos son la discriminación por


sexo, raza, etnia y religión. Se trata de luchar con estos día a día y se
busca evolucionar ante una sociedad igualitaria buscando los mismos
valores conjuntos para todos sus integrantes.

Entonces, ¿cómo distinguir una desigualdad de una diferencia? La


respuesta tiene implícita la forma en que pueden abordarse los
problemas sociales de distinción y estratificación social: la desigualdad
es una diferencia que se considera injusta. Para abordar esta cuestión,
se parte de identificar, admitir y superar las situaciones que
caracterizan el orden social, y especialmente al lugar que se le da a
los sujetos a los grupos y colectividades en ese entorno. La noción de
justicia como criterio para distinguir una diferencia de una desigualdad
implica que a la pregunta de por qué existen desigualdades en el
mundo se responda primero a través de la ética como ámbito
filosófico- para luego abordarla a partir de la sociología. En breve, la
desigualdad en el mundo existe porque a muchos se les ha negado la
oportunidad de vivir sus vidas con dignidad.

Reconocer esta condición y su complejidad es prerrequisito para


sociedades más justas. “Las desigualdades son creadas por los
hombres y en esta medida pueden ser alteradas”. Este argumento no
es menor, es el punto de partida de los estudios sociológicos y
filosóficos sobre la desigualdad humana. Esta es la cuestión de su
artificialidad, es decir, de su condición creada o construida, no natural
o dada.

En este punto, el reconocimiento de las condiciones históricas que


soportan la estructura de desigualdades sociales dadas en un contexto
específico, es la clave para activar un proceso en miras a la
construcción colectiva de entornos dignos y relaciones justas.

Lo anterior nos demuestra que, cuando la diferencia obedece a causas


naturales, no produce injusticia alguna; pero cuando la desigualdad
tiene su origen en causas sociales, provoca graves agravios
comparativos que dan lugar a situaciones tremendamente injustas.
En consonancia con lo expuesto, Oswald Spengler dice que “la
sociedad está basada en la desigualdad”, y no se refiere a la
diferencia.
¿Cómo se relacionan estos conceptos con el de discriminacion

La discriminación de los derechos humanos a ciertos pueblos o


grupos por causa de su identidad o sus creencias. Una forma
particularmente habitual de discriminación se basa en el género, y en
la idea de que un género o forma de expresar el género es mejor que
otra.

Dado que la definición de los roles de género es un fenómeno


principalmente cultural, dichos roles pueden variar de una comunidad
a otra, pero la forma en que las sociedades y las culturas ven y tratan
a las personas de manera distinta según su género o su sexo está
marcada por amplias tendencias globales. En concreto, muchas
culturas discriminan a las mujeres y a las niñas debido a la errónea
suposición de que las mujeres son inferiores a los hombres, cuya
consecuencia es que mujeres y niñas tienen menos acceso a la
educación, la salud y las oportunidades económicas que sus amigos,
familiares y compañeros de sexo masculino.

En las familias, la preferencia de los hombres sobre las mujeres puede


suponer que las mujeres y las niñas tengan menos acceso a la
comida, que se espere que trabajen más en el hogar o que no puedan
ir a la escuela. Al nivel de la sociedad en general, esta desvalorización
de las mujeres puede suponer que los Estados no den prioridad a
invertir en su desarrollo, su educación y su salud.

Un tratado internacional vinculante, la Convención sobre la Eliminación


de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer , pide a los
Estados que tomen las medidas necesarias para “modificar los
patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras
a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas
consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en la
idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en
funciones estereotipadas de hombres y mujeres.

En el plano individual, esta actitud contribuye a que las mujeres, las


niñas y quienes no se ajustan a las normas de género viven en mayor
peligro de sufrir violencia, discriminación y hostigamiento.

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