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Escritos de Historia Andina: Pierre Duviols Tomo I
Escritos de Historia Andina: Pierre Duviols Tomo I
HISTORIA ANDINA
Pierre Duviols
Tomo I
Javier Flores Espinoza
César Itier
Editores científicos
985.019 Duviols, Pierre
D98 Escritos de historia andina / Pierre Duviols ; Javier Flores Espinoza, César
Itier, editores científicos ; [introducción, Gérard Borras, Ramón Mujica Pinilla].
– 1a ed. – Lima : Biblioteca Nacional del Perú : Instituto Francés de Estudios
Andinos, 2016.
3 t. : il., retrs. ; 21 cm.
Corrección:
Liz Ketty Díaz Santillán
Diseño y diagramación:
José Luis Portocarrero Blaha
Imagen de portada: Uncu de la Colección del Museo de Antropología, Arqueología e Historia del Perú.
© Instituto Francés de Estudios Andinos, UMIFRE 17, MAEDI/CNRS-USR 3337 AMÉRICA LATINA
Jirón Batalla de Junín 314, Lima 04, Perú
Teléf.: (51 1) 447 60 70
E-mail: IFEA.Direction@cnrs.fr
www.ifea.org.pe / Este volumen corresponde al tomo 345 de la Colección «Travaux de l’Institut Français d’Études An-
dines» (ISSN 0768-424X)
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HUARI Y LLACUAZ
AGRICULTORES Y PASTORES: UN
DUALISMO PREHISPÁNICO
DE OPOSICIÓN Y COMPLEMENTARIEDAD23
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Publicado originalmente con igual título en Revista del Museo Nacional [Lima],
tomo XXXIX, 1973, págs. 153-91.
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LOS HUARIS
Los huaris en la actualidad
La palabra huari (o /wari/), en quechua, que los diccionarios
modernos traducen generalmente por “hombre antiguo” —aña-
diendo a veces el calificativo “salvaje”, “indómito”— y por “animal
salvaje” o “líquido” en aimara, está muy difundida en toda el área
andina desde por lo menos Tiahuanaco al sur, hasta más allá de
Chavín por el norte, abarcando una gran variedad de sentidos. Es
todavía una de las toponimias más frecuentes del Perú. Además
de los pueblos de cierta importancia, presente o pasada, que
llevan este nombre (como el antiguo Huarivilca de los huancas,
el Huari-Viñaque de Ayacucho), hubo un sinnúmero de núcleos
aldeanos llamados Huari, que desaparecieron a consecuencia de las
reducciones españolas.
Hoy el término huari se aplica casi siempre a algún aspecto de
la realidad mágico-religiosa conservada por la tradición popular.
Enrique Oblitas Poblete indica que, en Bolivia, huari es sinónimo de
purunruna (hombre antiguo), que
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El dios Huari
El visitador de idolatrías Estanislao de la Vega Bazán recogió en
los Conchucos, en 1657, donde todavía adoraban al dios, algunos
fragmentos del ciclo mítico de Huari. Por estos fragmentos sabemos
que este era a la vez dios creador del universo, capaz de múltiples
metamorfosis, y también un héroe cultural. Bajo la apariencia de
un hombre gigantesco (“alto de tres varas”) surgió después de un
cataclismo general —el diluvio—, enseñando a los hombres que
habían logrado salvarse el arte de disponer las tierras para el cultivo
y las técnicas agrícolas.
Huari no comía pero exigía que le hicieran sacrificios en las casas,
en las chacras, y especialmente sobre unos altares situados arriba
de los pueblos, ante un asiento de piedra en el que el dios venía
a sentarse. Huari recorría el mundo transformándose en “muchas
formas de hombres y de culebras y en especial... en ayre rápido y...
en esta forma de ayre anda todos los días gouernando el mundo y
dando bueltas por él y entrando enfermedades, culebras...” (Vega
Bazán, 1971: 388 [1657]).
En Pimachi (Acas), Domingo Rimachim declaraba en 1656
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guerras unos con otros por las chacras se les aparecio y pirco
todas las dichas chacras y repartio a todos los aillos chacras,
çequias para que no se matassen y le açian un asiento de
piedra para que se asentasse y que quando biene es como un
biento fuerte y grande (Duviols, 2003: 297 [Pimachi, 1656]).
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Aquí se citó erróneamente al templo de Chavín de Huántar. Después de publi-
cado este trabajo, el Dr. Richard P. Schaedel, un buen conocedor de esta región
y autor de la tesis An Analysis of Central Andean Stone Sculpture (1952), me indicó
que el templo subterráneo descrito por Vega Bazán no debía ser “el de Chavín
sino más bien el de Pachash (con felinos de estilo recuay y también tiahuanaco,
Intermedio Tardío)”. Pachash se encuentra cerca de Cabana. Mencionó al res-
pecto un artículo de Julio Espejo Nuñez sobre Pachach, y también el libro de
Wiener (1993 [1880]). N. del autor a esta edición.
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Polia (1999: 318) lee Abari. N. del autor a esta edición.
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1. Fueron creados por el sol: “tienen vn apo que los crio y estos adoran
al sol por su padre” (Duviols 2003: 230 [Otuco 1656: 13v]), y
también: “los guaris fueron de nacion gigantes barbados los quales
crio el sol” (Duviols, 2003: 305 [Pimachi, 1971: 374 [1656]). Esta
primera creación sucedió en Titicaca: “dixo que oyo decir a sus
antepasados que vinieron de Titicaca que es donde nase el sol...”
(Duviols, 2003: 305 [Pimachi, 1971: 374 (1656)]).
2. Tuvieron un origen yunga (o costeño): los progenitores de Corcuicayán
y Capabilca —según hemos visto— eran indios antiguos que
vinieron de los llanos a fundar los ayllos Canta y Quirca de San
Pedro de Acas. En los cocales que pertenecían al mismo pueblo,
sacrificaban “a los malquis yungas que sembraron la primer coca
en dichas guertas” (Duviols, 2003: 374 [Hacas, fol. 33]). En el
pueblo de Mangas “cantaban disiendo que los ynguaris que son
de su parçialidad y ayllo sus primeros progenitores que son sus
malquis tubieron su pacarina y nacimiento y desendieron del mar
y de alla vinieron a procrear la gente de su ayllo” (Duviols, 2003:
608 [Mangas: fol. 48v]). Asimismo, el aillo Chamas que pertenece
al mismo pueblo atribuía a sus antepasados divinizados un origen
costeño: “Y tienen tradysion que el dicho malqui Auca Atama
y su madre Vrpai Vachac vinieron del mar donde tuuieron su
pacarina” (Duviols, 2003: 670 [Chamas: fol. 8]).26
3. Fueron creados en sus mismos pueblos: se encuentran muchos ejemplos
en la visita de Hernández Príncipe. Citaremos el caso del ayllu
Huahalla, de Ichoca: “Este aillo, que es de los llactas, fingieron
proceder de la huaca Cámec [sic. ed.], que estaba dentro de su
población antigua, abajo del pueblo, poco más de una legua, en
tierra templada” (Hernández Príncipe, 1923: 66). La Huaca Apu
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Sabemos que Urpai Uachac era “la madre de las dos hijas de Pachacámac” (Ávi-
la, 1966a: 27).
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Y también: “a oido deçir a sus pasados que los dichos Guaris... su origen fue
de Yarupaxa que es vn çerro grande nebado que esta en la cordillera arriba de
Mangas y tiene ocho puertas de grandes cuebas y que de ellas salieron los Guaris
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Los huancas
El huanca es una piedra oblonga y empinada cuya forma y tamaño
varía. A menudo alcanza más o menos la estatura humana. Puede ser
lisa o labrada. El huanca Tauris era “vna piedra de forma de persona
muchos a vnas partes y a otras y que los que vinieron a este dicho pueblo llegaron
a Yumay purac que esta arriba de Mangas en la Cruz y desde alli uinieron a Cussi
llaclla Canis y Guamgri por abajo de Raham y que tienen vn apo que los crio y
estos adoran al sol por su padre” (Duviols, 2003: 230 [Otuco: fol. 13v]).
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“Vuestros sabios dicen que estas huacas antes que fueran piedras y se convirtie-
ran en huacas, eran hombres como nosotros, de carne, de huessos, y que el Con-
tiviracocha, como dicen los llacuaces, o el Huichama, como dicen los yuncas, los
convirtieron en piedras” (Avendaño, 1648: fol. 43).
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Arriaga da la siguiente definición: “Chíchic, o Huanca llaman vna piedra larga,
que suelen poner empinada en sus Chácaras, y la llaman también Chacrayoc,
que es el Señor de la Chácara, porque piensan que aquella Chácara fué de aque-
lla Huaca, y que tiene a cargo su augmento, y como a tal la reverencian, y special-
mente en tiempo de las sementeras le ofrecen los sacrificios” (Arriaga, 1920: 28).
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disen representan a los ydolos guaris que crian las dichas chacras y
las adoran y mochan” (Duviols, 2003: 485 [Machaca: fol. 6]). “Y asi
mesmo mostraron tres guancas que estaban dentro del pueblo las
quales tanbien mochaban porque representaban tres yndios guaris
que fundaron el pueblo” (Duviols, 2003: 523 [Cochillas: fol. 18v]).
Encontramos la clave del problema al considerar justamente dos
datos separados que se refieren al héroe Corcuicayan. La leyenda
arriba citada informa acerca de su metamorfosis lítica, la cual ocurrió
antes de morir Corcuicayán. Por otra parte, al final de la visita de Acos,
el visitador hizo desenterrar el malqui del mismo Corcuicayán, es
decir su cadáver, de “vn tinajon enterrado... tapado con vna losa
grande” que contenía también “trese ydolos conopas... seis monedas
de plata corriente y muchos guesos de llamas quemados” (Duviols,
2003: 459 [Hacas: fol. 227v]). Esto significa que coexistían el malqui
del héroe y su huanca de piedra. En cuanto al siguiente caso: “y del
lado de la dicha olla se sacaron dos malquis llamados quiricayan y
ruricayan y se quebraron dos guancas que estaban junto a estos todo
lo qual mochaban este aillo” (Duviols, 2003: 459 [Hacas: fol. 117v]),
se trata evidentemente de los huancas correspondientes a los dos
malquis enterrados. Así como el malqui —la palabra también significa
semilla, planta— hunde sus raíces en el mundo de abajo, el huanca es
su imagen y réplica en el mundo intermedio, y su faz principal está
vuelta hacia el lado de donde sale el sol en el mundo de arriba.
Porque el huanca no es solamente signo o réplica, pues existe una
relación viva entre el malqui y su huanca, como se patentiza en el
caso de Huari Caruatarma: “... manifestó vna guanca grande llamada
guacataicuna que era donde se sentaba el malqui caruatarma el qual
estaba enterrado al pie desta guanca con tres querpos de jentiles los
quales adoraban todo este pueblo de Hacas” (Duviols, 2003: 459
[Hacas: fol. 118]). Recordamos que también el dios Huari venía a
sentarse en unos asientos de piedra arriba de los pueblos (ver supra).
Porque la conversión en piedra, en la mitología andina, no significaba
la muerte. Hemos visto ya que Corcuicayán fue convertido en piedra
antes de morir. La petrificación es perennización, sacralización. El
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LOS LLACUACES
Los habitantes de las punas
Frente a los huaris, antiguos pobladores y agricultores, se
encontraban los llacuaces en gran parte de los pueblos de la sierra
central. Esta palabra se encuentra escrita en distintas formas por
los españoles: llacua o llaqua, llachuas, llacuas o llacuaz, debiendo
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“... queste cerro alto dicho llaman en esta provincia también Yaro, porque fué
adoratorio famoso...” (Dávila Briceño, 1881, I: 71).
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Los llaman “‘tushi’ porque sus miembros crían llamas y los relacionan con el
pueblo de Carhuapampa, donde la crianza de auquénidos está generalizada”
(Cotler, 1958: 122).
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Después de terminar este trabajo, buscando las huellas de los antiguos yaros
por el altiplano de Junín y el valle del Huallaga, conseguimos localizar el repar-
timiento de los yaros yacanes, como consta por los títulos de la comunidad de
la villa de Huariaca: “...se presentó el diez y siete de agosto de mil setecientos
trece don Nicolás Huayanamalqui, cacique y gobernador de los yaros yaca-
nes de esta provincia, en cuyo repartimiento se comprendían los pueblos de
Huariaca, Chinchán, Chacos, Matihuaca, Pallanchacra, Yarusyacan y otros,
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“También llaman Illapa a los niños geminos que salen dos de un bientre y los
suelen sacrificar a los rayos y truenos diziendo son sus hijos” (Albornoz, 1967: 19).
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RELACIONES HUARI-LLACUACES
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Véase otra interpretación del llachuar en Zuidema (1973a: 17).
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Aquí y en las páginas siguientes se emplea varias veces la expresión “pueblo biét-
nico”, en el sentido de ‘pueblos de ambos grupos (huari y llacuaz)’. El concepto
de ‘etnia’ no conviene siempre en estos casos. Las declaraciones del ‘clan’ huari y
del ‘clan’ llacuaz pueden recordar el caso de los hopi de Norteamérica, señalado
por Marcel Mauss en 1906: “El carácter histórico de estos mitos es lo que crea
una confusión [...]. Como tienen un carácter muy concreto, podría pensarse que
ellos refieren acontecimientos reales, en tanto que cierto número de temas histó-
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ricos solamente justifican unos ritos o mitos. Los mitos refieren toda una teoría
religiosa, pues si un clan proviene del norte no es solo porque efectivamente
haya venido de esta dirección, sino porque debía venir de allí, dada la naturaleza
de sus atribuciones y funciones”. N. del autor a esta edición.
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Para una interpretación distinta de la palabra rebuelto, empleada en un caso aná-
logo, ver Murra (1972: 452).
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La dificultad es la misma, evidentemente, en cuanto a los pueblos monoétnicos
y biétnicos. Sobre esta cuestión véase Zuidema (1973).
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“Los actuales habitantes del pueblo de Casta conservan la tradición referente a
la existencia de cinco o seis de sus antecesores originarios, cabezas de familias, e
hijos todos del Rayo, que se hallan encantados en los altos picachos y peñones
de Kuri Pata, Soxta Kuri, Koway Kuri, Puku Wanka Kuri, Pokle Kuri y probable-
mente Kairi Achin Kuri. Estaban estos hermanos sujetos a uno de ellos, de ma-
yor autoridad, titulado Soxta Kuri; quien tenía su morada en Marka Wasi. Cada
Kuri poseía una porción limitada de terreno de cultivo, y todos disfrutaban libremente de
las tierras pastales de las punas” (Tello y Miranda, 1923: 481; el subrayado es mío).
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... assia que todos los hombres adorasen al sol por criador
dellos porque era tradision de sus antepasados que el sol crio
a los hombres en su oriente en titicaca y los crio con calsones
que llaman Carabillac y a las mugeres mandaba adorar la
40
Además coexisten en el mismo pueblo de Otuco el culto a la pareja Raupo-
ma-Zarasmamas y el culto a la pareja Huari-Zarasmamas (Cf. Duviols, 2003: 169
[Caxamarquilla-Otuco: fol. 1v]).
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DIMENSIÓN HISTÓRICA
La ocupación huari
Cabe resaltar que las numerosas referencias tradicionales al pasado
remoto y legendario de los huaris no sitúan este pasado en un tiempo
mítico, o en un “tiempo primordial” ahistórico, sino en un “tiempo
anterior”, en una época definida —aunque vagamente— respecto a
otra época posterior mejor conocida (“antes que hubiese incas o
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Un testigo del pueblo de Machaca (hoy derruido), situado a unos cinco kilóme-
tros de Acas y a unos 3 600 metros de altura, declara: “sabe que el ydolo guaca-
guaca del aillo allauca es vna guanca y no se a sacado y era yndio guari que bino
de los llanos y se conbirtio en piedra y tubo // hijos que se llamaron Caruarupai
y es malqui que adoran por ser de los llanos y ablan la lengua materna como los de
los llanos y le mochan todos” (Duviols, 2003: 496 [Machaca: fol. 13-13v]; el subraya-
do es mío).
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hijo del Trueno y huaca de los yaros, señoreó los pueblos de Ondores,
Pari, la llanura de Bombón, los grupos chupaychos del valle de
Huánuco y los yanamates de Vico y Pasco (Anónimo, 1974-76: 275-
78). Después avanzaron los yaros hacia el oeste, ocupando la parte
alta de los valles y punas de Cajatambo y Huaylas.
Su presión invasora se manifestó desde el centro Junín-Huánuco
en forma semicircular hacia los otros valles o mesetas colindantes. La
existencia de las toponimias Llacuaz y Llacuarí 42 en Jauja; el hecho de
que Yaro era el antiguo nombre de Pariacaca, así como la permanencia
de un ayllu Llacuaz en San Lorenzo de Quinti;43 la mención frecuente
en los documentos de idolatrías de “yndios guaris” (lo que supone
por oposición la existencia de yndios llacuaces) en los valles de Canta
o Chancay, parece indicar que la ola invasora pisó buena parte de las
tierras altas de los Andes centrales.
Evidentemente, no se podrán conocer con certidumbre las fechas
de la ocupación llacuaz (y huari) en Cajatambo, Recuay u otro lugar,
si no es por medio de las excavaciones arqueológicas. Sin embargo,
al mismo tiempo que abrigamos la esperanza de que la apertura
de algunos pozos estratigráficos permita conocer los niveles de
ocupación, adelantaremos una hipótesis cronológica a partir de las
genealogías proporcionadas por Hernández Príncipe.
42
Encontramos en Topónimos quechuas del Perú, de Max Espinoza Galarza (1973:
276), la siguiente etimología de Llacuarí: “De llacua, nombre antiguo de la llama.
No se sabe si es de origen quechua o huanca”. En la misma zona (Ascensión de
Mito), en 1629, doña María Yacsa Chumbi era “cacica de llacuaces” (Ms. B. N.
Lima, B. 1087). Dato gentilmente comunicado por María Rostworowski de Diez
Canseco.
43
En la narración recogida por Ávila es patente el recuerdo de una antigua inva-
sión de pueblos pastores (simbolizados por Pariacaca y sus descendientes) que
rechazó a los “yuncas” hacia las tierras bajas.
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Diagrama genealógico
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CONCLUSIONES
Oposición y complementariedad
La ola de conquistadores llacuaces venidos de las altas mesetas del
este avanzó hacia el oeste ocupando los pisos ecológicos elevados de
dos maneras:
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Por ejemplo, la siguiente oposición entre hanansayas y hurinsayas: “Travóse,
pues, entre los Indios una grande pendencia, hasta venir a las manos, y entre
otras palabras de injuria, que los de una parcialidad dezían a los de la otra; los
Urinsayas, que son los Indios Naturales de la Provincia, dezían por baldón a los
Anansayas, que eran forasteros y advenedizos, gente sin tierra, ni propia patria,
mantenidos por piedad en la suya. Los Anansayas respondieron, que ellos avían
venido, embiados por el Inga a aquella región: porque conociéndoles por malos,
y poco fieles a su señor natural, gustava que estuvieasen sugetos...” (Ramos Gavi-
lán, 1621: I pte., cap. IX).
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APÉNDICE
Las fabulas que esta gente tiene de sus dioses son muchas,
y muy semejantes a las de aquellos antiguos griegos y
romanos. Dando razon del origen de sus Huacas, y quien
los convirtió en piedras. Dicen que en tiempo muy antiguo
aun antes del Govierno de los Ingas todas las Huacas eran
hombres y mujeres como los de agora. Pero que salio del
Collao que es en el obispado del cuzco (otros dizen de la
laguna de chucuito en el obispado de la paz que llaman
de Titicaca) vn gran gigante dios de aquella tierra llamado
Huari viraccocha que tenia barbas, a cuia causa a los
españoles por tenerlas llaman Viracocha. Por parezerse en
ellas a su Dios, el qual por doquiera que pasaba convertia las
Huacas en piedras. Supieronlo los indios de esta provincia
y juntaronse con los Conchucos y trataron de hazer entre
si una casa con cierta trampa y combidar a holgarse en ella
al Huari y este entrando dar orden que caiesse en la trampa
y muriesse en ella. Dispusieron las cosas, para este intento;
pero el Huari que era muy sabio, entendio luego la maraña
y disimulando hizo que se juntassen las huacas en el lugar
señalado, y alli las [co]nvirtio a todas en piedras de varias
figuras de leones ozos etc. Y desde entonses todas quedaron
hechas piedras y esta casa es muy temida, y tenida en gran
veneracion, y llamanla casa de las Huacas y esta en los
conchucos, si bien hablaban y daban respuesta a sus hijos
los hombres, y cauesas de sus linajes que oy ay de indios en
esta tierra. Lo qual duro hasta que los españoles llegaron a
Cajamarca, porque entonses entraron otra vez en acuerdo,
y determinaron que para su conservacion les convenia no
dar respuestas publicas a los indios sino esconderse donde
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LOS “BENANDANTI”45
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Este texto reproduce dos secciones consecutivas, respectivamente tituladas “Los
‘benandanti’ y “Huari y llacuaz”, en Cultura andina y represión. Procesos y visitas de
idolatrías y hechicerías. Cajatambo, siglo XVII (LIII-LXVI), editado en 1986 por el
Centro Bartolomé de Las Casas, Cuzco.
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HUARI Y LLACUAZ
Entre los datos más interesantes que contienen los procesos de
Noboa, las visitas de Hernández Príncipe y otros documentos de
Cajatambo, destacaremos los que conciernen a los ayllus huari y
llacuaz (o llacuash). A mediados del siglo XVII esta diferenciación,
evidentemente prehispánica, persistía en varios lugares con dichos
nombres. Estos clanes o mitades estaban distribuidos entonces
irregularmente en distintos asentamientos o pueblos, quizás a
consecuencia de trastornos cuya historia conocemos muy mal.
Todos ellos tenían en común la misma conceptualización dualista
de la naturaleza, del cosmos, de la organización social y de su origen.
En la tradición oral, arrancada a los indígenas por el visitador de
idolatrías, se corresponden, superponen, entremezclan o confunden
lo mitológico, lo ritual, lo histórico. Con estos datos proponemos
la siguiente reconstitución, esquematizada, de aquel sistema
sociocosmológico basado en el principio de la oposición de los
contrarios complementarios y de su síntesis totalizadora.
Globalmente, al grupo huari le correspondían las representaciones,
categorías y funciones ligadas a la mitad territorial y cósmica baja,
mientras que al grupo llacuaz le correspondían las representaciones,
categorías y funciones ligadas a la mitad territorial y cósmica alta.
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