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Capiruto Ill LOS DERECHOS CIVILES E INDIVIDUALES DE LOS PRESOS (II) 1, REPERCUSION DEL DERECHO FUNDAMENTAL A LA INTIMIDAD EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS, Hay que advertir que hay una serie de supuestos Hevados a cabo en los Centros penitenciarios que pueden suponer «vulneraciGn de la intimidad», pero que son pues- tos en préctica, por razones de orden y seguridad. Es el caso del principio celular dic- taminado por la normativa penitenciaria, que rara vez es respetado por el sistema, ef registro de celda, los cacheos como medida de seguridad, las comunicaciones cuando se vulnera el secreto de las mismas, etc. El contenido especifico estudiado es el derecho ala intimidad como objeto de proteccién en el ambito penitenciario, con respecto a los reclusos, por ello se han descartado preceptos como el secreto, salvo en el caso de las comunicaciones siendo constitucionalmente asf declarado; se trata de un concepto dife- rente al de intimidad, que pese a que lo intimo es secreto, éste hace referencia a lo mas personal, Ia intimidad parte del sujeto titular y queda en él, mientras que el secreto hay un tercero que lo conoce y es el asegurador de que no se conocera, Por consiguiente, la * GARRIDO GOMEZ, MLL, Derechos Fundameniales y Estado social y democnitico de Derecho. cit, p. 200 y nota n°. 20, Md Escaneado con CamScanner SerR ett ropamactites ef arucuig 17 1 ded Paine imermacnemad de Detects Caviles » Paliticds ceenadors gue «Nacho seni oterts dir iyriemcien attetranas 6 tegen on ca sett pee wads ve formes, so Goemecthe » ea cormmegemtent sa i br tage diegaice & wy honor ) opetacem-. cf tials 14 | det mewan Pate dave quer «fs perans » tae Samra me pecan Capees Se arc. ctets > lan Cotati nae eopateen, omen 8 6 ed Bet Boon Me tow Hones 7 ule OE nc tas I) el bean he 2h ds ens de (OT gd ae Kiewit “TM ar OE ah, dene a rocara C ee i RoUe Pero 4 Cera WAL MABTINE 2b) cereeme a fe commie 08 in LO SA) Mewmncore tehead [Rg ETD, ‘ Ue ESTERS. by LOT. ORI, LB rpm ceangomrumad ents 6 4 Caton anton, YB, SMa ALYARES. CONDE. b ET xpnemen ssn eset, Tavte, Minish OAR BO : © SAPO Sy PUBL 1. ry tarwomdirs Eitostaons tu Camted Camnmincinsinct Sang, Pe. Tie pp 1-361 3 Escaneado con CamScanner : as y Potifiie? reputacién»; el articulo 17.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y considera que «Nadie sera objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vids f yada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honor y reputacién»; el articulo 14.1 del mismo Pacto dicta que «La prensa y el puiblice pounin ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios [...} cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes [...]». El articulo 8.1 del Convenio para la Proteccion de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales establece que «Toda per- ne derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su yel articulo 9 de la Declaracién Americana de Derechos Humanos estima que «Toda persona tiene derecho a la inviolabilidad de su domicilio»’. mn sona t correspondence Historicamente, se encuentra regulado en la totalidad de las Constituciones de los Estados con categoria de derecho fundamental, incluso, en nuestra Constitucién, en ¢ articulo 18 se regula el derecho a fa intimidad personal y familiar, junto con el dere cho al honor y la propia imagen, teniendo proteccién tanto penal, atendiendo a la LC 10/1995, de 23 de noviembre, como civil regulada por la LO 1/1982, de 5 de maye modifcada por la LO 3/1985, de 29 de mayo. Fi articulo 18 de la CE* reconoce una pluralidad de derechos, algunos lo ha denominado «derecho tricéfalo», es el caso de Vidal Martinez’. Son derechos de | personalidad y hay autores que lo agrupan en derechos de la esfera privada’®, El di recho a la intimidad es un derecho de incorporaci6n reciente en nuestra Constitucid desde este punto de vista, la doctrina francesa considera, aunque su Constitucién | lo reconoce expresamente, que cl Consejo Constitucional lo garantiza a través de proteccién del derecho a la libertad individual''. Una parte de la doctrina entien que es un Gnico derecho el que se genera, el de la intimidad, entendido como la cultad de la persona de excluir a los demas del conocimiento de lo que se refiere ¢ * Vid. ant 10 de La Decl y citeulacion de su co icin Americana de Derechos Humanos: «Toda persona tiene derecho a {a inviolabi pondencia»: art, 11.2 del Pacto de San José de Costa Rica: «Nadie puede ser obje su vida privada, en la de su familia, en su domicilio © en su corresponds ji de ataques ileyales 4 su honra © reputaciény: art, 11.3 del Pacto de San José de Costa Rica: “Toda persona derecho a a proteccion de ta ley contra esas injerencias © esos ataques»; art, 6.2 de la Declaraci6n de los Der y Libertades Fundamentales, «Se garantizara el respeto de la esfera privada y de la vida familiar, del hons Somscilio y de las comunicaciones privadas». * Carece de antecedente en lay Constituciones espafiolas, salvo en el art. 4 del Fuero de los Espanoles de U7 d de 1945, modificado por LO del Estado de 10 de enero de 1967, aprobado por Decreto 779/1967, de 20k donde se proctama el respeto al honor personal y familiar, ‘VIDAL MARTINEZ, J., El derecho a la intimidad en la LO 5-5-82, Montecorvo, Madrid, 1984, p. 171 IDE OPEZ GUERRA, L., El régimen constitucional espafiol. 1. 1, Labor, Barcelona, | 156, ALVAREZ CONDE, E., El régimen politico espaol, Tecnos, Madrid, 1988, p. 145. FAVOREU, L. y PHILIP, L., Les Grandes Décisions du Conseil Constitutionnel, Sirey, Paris. 1986, pp. * Injerencias arbitrarias 0 abusivas ¢ Escaneado con CamScanner LOS DERECHOS FUNDAMENTALI S DE LOS RECLUSOS hes intimidad supone la delimitacién entre lo publico y lo privado. Es uno de los dere del preso que indudablemente es mas afectado por Ia privacién de libertad, perfiléndose diversas dimensiones, ya que el concepto de intimidad es extenso y abierto’. En suma, hemos de diferenciar, como acertadamente hace Guillé Sénchez-Galia- no’, que «no se trata sdlo de ampliar la legitimacién activa a olras personas respecto del mismo derecho, sino de la consagracién de un derecho a la intimidad en supuestos distintos que tascienden de la esfera meramente individual de la persona y se conec- tan con las relaciones que ésta mantiene dentro de su nticleo familiar». Pero no todos los autores participan de esta concepcidn, asi Vidal Martinez‘ considera que el dere- cho a Ja intimidad familiar es un derecho que se tiene en virtud de la pertenencia a una familia, y no por ser persona individualmente considerada. 1.1, Problematica de la conceptualizacién de la intimidad Partimos de la premisa de que estamos ante un derecho de dificil conceptualiza- cidn, en este sentido, el Committe on Privacy briténico ha manifestado que, debido a las dificultades de precisién, el concepto de intimidad no puede ser establecido de una manera satisfactoria’. La intimidad y el sentido de lo intimo es un valor social, en el que el Estado tiene la obligacién de participar y controlar cualquier manifestacién que afecte a las personas, y sobre las que el interesado estd legitimado para incidir en la forma y contenido de su divulgacién®. Es un derecho que viene reconocido en las distintas Declaraciones internacionales de Derechos Humanos, asi en el articulo 12 de La Declaracién Universal de Derechos Humanos se dictamina que «Nadie ser objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su { | | > Vid., WARREN, S. y BRANDEIS. L., «The right to privacy», Harvard Law Review; vol. IV, n°. §, 1890, WESTIN. | ‘A. Privacy and freedom, Atheneum, Nueva York, 1967. p. 350, quien afirma que el problema que subyace en este | 4mbito ¢s el derecho a Ia libertad y a la dignidad de Ia persona; STC 173/195, de 21 de noviembre, recege ls docirina mantenida al distinguir las informaciones o noticias de las opiniones y expresiones dado que el régimes de rutela y el mbito de protecciGn es diferente, | -GUILLO SANCHEZ-GALIANO, A., «ntimidad y familia», en VV.AA., Perfiles del Derecho Constitucional a ta vida privada y familiar, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1996, p. 241 + VIDAL MARTINEZ, J., «Manifestaciones del derecho a Ia intimidad personal y familiar», Revista Genera! de Derecho, n°. 432, 1980, p. 1402. | “ URABAYEN, M., Vida privada e informacién: un conflicto permanente, Universidad de Navarra, Pamplona. 177, p. 12 © SHORALES PRATS, F., La tutela penal de la intimidad. Privacy e informdtica, Destino, Barcelona, 1984, pp. !4 ry i Escaneado con CamScanner en ener ———— ticulo 17.1 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Politicos 4 objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida pri- reputacién»; ¢ considera que «Nadie se familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honor el articulo 14.1 del mismo Pacto dicta que «La prensa y el publico da, su t y reputacion podrin ser excluidos de la totalidad 0 parte de Los juicios |... cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes [....». El articulo 8.1 del Convenio para la Proteccién de los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales establece que «Toda per- sona tiene derecho al respeto de su vida privada y familiar, de su domicilio y de su el articulo 9 de la Declaracién Americana de Derechos Humanos ddit persona tiene derecho a la inviolabilidad de su domicilio»’. correspondence estima que Historicumente, se encuentra regulado en la totalidad de las Constituciones de los Estados con categoria de derecho fundamental, incluso, en nuestra Constitucién, en el articulo 18 se regula el derecho a la intimidad personal y familiar, junto con el dere- eho al honor y la propia imagen, teniendo proteccién tanto penal, atendiendo ala LO 10/1995, de 23 de noviembre, como civil regulada por la LO 1/1982, de 5 de mayo, moditicada por la LO 3/1985, de 29 de mayo. anticulo 18 de la CE* reconoce una pluralidad de derechos, algunos lo han denominado «derecho tricéfalo», es el caso de Vidal Martinez’. Son derechos de la personalidad y hay autores que lo agrupan en derechos de la esfera privada"’. El de- recho a la intimidad es un derecho de incorporacién reciente en nuestra Constitucion, desde este punto de vista, la doctrina francesa considera, aunque su Constitucién no lo reconoce expresamente, que el Consejo Constitucional lo garantiza a través de la proteccién del derecho a la libertad individual''. Una parte de la doctrina entiende que es un tinico derecho el que se genera, el de la intimidad, entendido como la fa- cultad de la persona de excluir a los demas del conocimiento de lo que se refiere a si de La Declaracién Americana de Derechos Humanos: «Toda persona tiene derecho a la inviolabilidad y circulacién de su correspondencia»; art. 11.2 del Pacto de San José de Costa Rica: «Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o reputaciény; art. 11.3 del Pacto de San José de Costa Rica: «Toda persona tiene derecho a la proteccidn de la ley contra esas injerencias o esos ataques»; art, 6.2 de la Declaracién de los Derechos y Libentades Fundamentales, «Se garantizard el respeto de la esfera privada y de la vida familiar, del honor, del domicilio y de las comunicaciones privadas». * Carece de antecedente en las Constituciones espafiolas, salvo en el art. 4 del Fuero de los Espaftoles de 17 de julio de 1945, modificado por LO del Estado de 10 de enero de 1967, aprobado por Decreto 779/1967, de 20 de abril donde se proclama el respeto al honor personal y familiar. * VIDAL MARTINEZ, J., El derecho a la intimidad en la LO 5-5-82, Montecorvo, Madrid, 1984, p. 171. © DE ESTEBAN, J. y LOPEZ GUERRA, L., El régimen constitucional espaol, tf, Labor. Barcelona, 1980, p. 156; ALVAREZ CONDE, E., El régimen politico esparol, Tecnos, Madrid, 1988, p. 145, " FAVOREU, L. y PHILIP, L., Les Grandes Décisions du Conseil Constiturionnel, Sirey, Paris, 1986, pp. 359-61 3 Escaneado con CamScanner babla del derecho a la intimidad. En opinin de Ruiz Mrguel cf derecho a la innmi- dad se configura originariamente de forma negativa. como un derecho de defensa. esta cuasideracion fue acogida por la Ley Fundamental de Bono y la Coastuciin espaiols ea los articulos 19.2 y + Es decir. supone una yisidn contractualista que adguiere vigencia a través de las garantias de derechos fundamentales y ef (STC 171/1990, de 12 de noviembre. Fj. 4). Historicamente. fee Prosser © RUIZ MIGUEL. C. La configuracicin constinicional de! derecto a te insimidad, Teoaes, Madrid. 985, 99. U8 se i ® BANO LEON. J.M.. «Ladistincion entre derecho fundamental y garantis instinscional ea in Conenitacas eypathe= Jay. ca. pp. 155 y ss. asevera que en namerasas ocasiones et TEDH ha convedido al derecho al respeae de ba ids fread como un derecho de defen tenendo pr objeo protege al indo fee aa evens aay deJox poderes pablicos, ademis lo considera como un derecho de presacis, 3 © ‘MORALES PRATS. La nutela penal de ta intimidad, ct. p. 17: GOMEZ PAVON. P. Le ida come x de prove penal, Akal. Madrid, 1989. pp. 11-12. E © PEREZ LUNO.AE. Leroi anemia cloned 9, _ Derechos econdmicos, sociales y culturates, Universidad de Murcia, Murcia, 984, p. 1S, © PROSSER, WL. «Privacy (a legal analysis). California Law Resi. 28,1980. 9. oyster tiva Ja STC 142/1993, de 22 de abril, Fj. 7. Escaneado con CamScanner LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS RECLUSOS misma. Esta es la idea que aparece recogida en la LO 1/1982, un nico derecho en sus diversas manifestaciones. Por el contrario, O'Callaghan Mufioz"* asevera que lo que varia no es el aleance det derecho a la intimidad, sino el concepto de intimidad. Atirma que dicho concepto varia segtn la persona, Entiende que esté superada la teoria de que hay un solo derecho a Ja personalidad que tiene manifestaciones miltiples'', ya que el articulo 18.1 de la CE utiliza diferente terminologia y, por tanto, estamos ante derechos auténomos e independientes gla Y, po Con respecto a si se debe seguir una posicién que asuma una teorfa subjetiva w otra objetiva, a mi juicio, lo mas acertado es seguir a un sector doctrinal que para definir el derecho a la intimidad une la vertiente objetiva y subjetiva. El argumento que defienden es entender a la intimidad como la suma de un derecho de defensa y un derecho a controlar lo que al sujeto afecta. Por consiguiente, el derecho a Ia intimidad se configuraria como un dmbito reservado ad intra, donde opera la voluntariedad del individuo respecto de aquello que debe trascender y, a la vez, es el derecho a controlar lo que ad extra puede set conocido por el ciudadano"’. Seguidor de ésta linea es Herre- to-Tejedor"* quién manifiesta que «el derecho a Ja intimidad es el conjunto de hechos © circunstancias de caricter privado, conocido por un ntimero reducido de personas. respecto al que su titular posee un interés legitimo en evitar su divulgacién». La mayoria de la doctrina identifica el término intimidad con privacy"’, siendo el limite de lo ptiblico, llegdindose a la definicidn de éste una vez se ha delimitado aquél’*. Pero, podemos advertir que se emplea la expresién intimidad y, por consiguiente, se # By el caso de DE CUPIS, A. Il rit della personalixém, Guyfiré, Mildn, 1982, p. 257, citado por REBOLLO: DELGADO, L., El derecho fandamental u la intimidad, Dykinson, Madtid, 2005, p. 188, pese a quc, este autor ha sido uno de los defensores de la pluralidad de los derectios dela personalidad, © O'CALLAGHAN MUNOZ, X., «Derecho af honor, a la intimidad y a La propia im: . mentale y libertades pablicas, XH Jomadas de Estudio, vol. 1, 1992, p. 577 ; ™ O'CALLAGHAN MUNOZ, X., Lat libertad de expresién y sus limites: honor, intimidad y propya imagen, Balers. ‘Madrid, 1991, p. 96. Es representativa la STS de 19 de marzo de 1990. REBOLLO DELGADO, L., El derecho fundamental uta intimidlad, cit. p. 144. HERRERO-TEJEDOR, F. Lat intimidad como derccho fundamental, Colex, Madrid, 1998, p. 25 es la tears aceptads como mis acorde tanto com la idea de derecho a la intimidad, como con Las necesidlades de mucstro + ‘ordenamiento juridico, concluyendo que eabe entender al derecho a la intimidad come Is protecciin ibe ba at ‘ealizacign del individuo(p. 145), A mi juicio es aceptals. debido a la evolucion Constante que Va generatdo et “derecho a la intimidad en atencidn a nuevos limites conforme a la nueva sociedad ~ Byel témmino uilizado en los pases anglosajones, en Francia se wiliza la expresion sre privée y on Aleman privetsphore, Todos los rminos se refieren la intiiidad en un sentido negative, es deve, de exclusion ~ * Ladifereocia entre to privadoy lo pblico fue un lognoreivindicado por Constant a comienzos del sigh XUN. siderando la existencia de una esfera Je autonomia y privacidad preservada de las intromstones ¢ injerenciss Set ‘poder pblico, suponiendo garantia de la posibilidad de autorrealzactin del individuo CONSTANT, B. Esetates ‘politicos, Centro de Estudios Consttucionales, Madrid, 1989. em, Lox Derechos funds Escaneado con CamScanner habla del derecho a fa intimidad. En opinién de Ruiz Miguel’’, el derecho a fa intimi- dad se configura originariamente de forma negativa, como un derecho de defensa, ésta consideracion fue acogida por la Ley Fundamental de Bonn y a Constitucién espafiola en los articulos 19.2 y 53.1. Es decir, supone una visién contractualista que adguiere gencia a traves de las garantias de derechos fundamentales y el «estado minimo», la limitacion frente a derechos y libertades del ciudadano, comportando el aspecto negati- vo de la inumidad”. Se debe subrayar, de otro lado, la tesis de aquellos que consideran que la intimidad ene relacién con la propiedad, siendo el caso de Pérez Lufio” al mani- testar que «la propiedad es la condicidn de acceder a fa intimidad». Frente al aspecto ne- gutivo, se encuentra el positive admitido por la doctrina como un aspecto de Ia libertad. A la luz de lo examinado, el derecho a la intimidad constituye, para la doctri- na, una discusion en cuanto a su concepcién y delimitacién, Sobre todo teniendo en cuenta los avances de La tecnologia, los cuales pueden incidir en Ja intimidad de los eiudadanos, es por lo que se debe articular los medios necesarios para garantizar el respeto al derecho analizado. La doctrina mas asentada piensa que el derecho a la inti- mudad y el derecho a la vida privada son una concrecién del derecho a la libertad. Por consiguicnte, la intimidad puede ser definida como aquel derecho por virtud del cual una persona tiene el poder de excluir a las demas del conocimiento de su vida personal teniendo Ja facultad de determinar en qué medida comunicard su vida. Mencidn especial merece la aplicaci6n de lo visto hasta ahora a la concepcién de intimidad con contenido sociolégico atendiendo a la sociedad y al momento hist6ri co. Desde esta perspectiva, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional manifiesta que «intimidad y honor son realidades intangibles cuya extensidn viene determinada en cada sociedad y en cada momento histérico, cuyo nticleo esencial en sociedades pluralistas ideolégicamente heterogéneas deben determinar los érganos de] Poder Ju- £ dicial» (STC 171/1990, de 12 de noviembre, Fj. 4). Hist6ricamente, fue Prosser? RUIZ MIGUEL, C., La configuracidn constitucional del derecho a la intimidad, Tecnos, Madrid, 1995, pp. 118 yess. * BANO LEON, J.M., «Ladistincidn entre derecho fundamental y garantia institucional en fa Constitucién espaiio- Ja», cit. pp. 155 y 8s.. asevera que en numerosas ocasiones el TEDH ha concebido al derecho al eespeto de ta vida frrvada como un derecho de detensatniendo por objeto proteer al ndvido frente as injerencis arbiters de los poderes publicos, ademés lo considera como un derecho de prestacidn, MORALES PRATS, La tutela penal de la intimidad. cit. p. 17: GOMEZ PAVON, P, P. La nimi come obit de proteccién penal. Akal; Madrid, 1989, pp. 11-12. ‘ » PEREZ LUNO,A.E., «La proteccién de la ini ee atom elas cpt de 178 Derechos econémicos, sociales y culturales, Universidad de Murcia, Murcia, 1981, p. 108, * 4 © PROSSER, W.L,, «Privacy (a legal analysis)», Colfer ak Revie, 4B OED pp, 346 Ye eee tiva la STC 142/193; de 22 de abril, Fj. 7. yee Escaneado con CamScanner quien establecié lo que se conoce como concepto basico de la intimidad, al indica, que comprende cuatro formas distintas de invasién, o cuatro diferentes intereses de} demandante, que han sido enlazadas bajo una misma denominaci6n, pero que no tie. nen casi nada en comin, salvo que cada uno de ellas representa una interferencia con el derecho del demandante: 1) la intrusién en el retiro o soledad del demandante, o en ados embarazosos para sus asuntos privados; 2) la revelacién ptiblica de hechos pri el demandante; 3) la publicidad que coloca al demandante bajo una «falsa luz» ante la opinion publica (tergiver n de los hechos que falsea la imagen ptiblica de una persona), y 4) la apropiacién, en beneficio del demandado, del nombre o imagen de] demandante. Una primera aproximacién a la definicién y delimitacién del derecho a la intimi- dad la encontramos en el ATS de 17 de diciembre de 1971 al manifestar que se ha de considerar referido a evitar intromisiones arbitrarias en la vida privada de una persona, su familia, honor o reputacién a que se refiere el articulo 12 de la Declaracién Univer- sal de Derechos Humanos. También, la STC 171/1990, de 12 de noviembre, al indicar que la intimidad personal y familiar es una realidad intangible cuya extensién viene determinada en cada sociedad y en cada momento histérico. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional declara que: a) se trata de un de- recho de cardcter personalisimo, «los derechos a la imagen y a la intimidad personal y familiar reconocidos en el articulo 18 de la CE aparecen como derechos funda- mentales estrictamente vinculados a la propia personalidad’, derivados sin duda de la. “dignidad de la persona” que reconoce el articulo 10 de la CE, y que implican la existencia de un Ambito propio y reservado frente a la accién y conocimiento de los demés, necesario —segiin las pautas de nuestra cultura— para mantener una calidad minima de la vida humana. Se muestran, asf, esos derechos como personalisimos y ligados a Ia misma existencia del individuo»*; b) es un derecho auténomo, con un Bajo Femindez se refiere al derecho a la intimidad como uno de los derechos de la pereclidad, BAJO FER- NANDEZ, M.. «Proteccién del honor y de la intimidad», en COBO DEL ROSAL. M. y BAJO FERNANDEZ, M., (eds. , Comentarios a la legislacién penal. Derecho penal y Constitucién, t. 1, Madrid, 1982, pp. 97-126, en ‘especial p. 99. El Tribunal Supremo en Sentencia de 17 diciembre 1981, considera la inviolabilidad del domicilio paste imtegrante de este grupo de derechos; LOPEZ RAMON, F,, «i icilio y autonomia ad- __-suntsirativa en la jorisprudencia del Tribunal Constitucional», Revista de Estudios de la Administracién Local y Aaconsimica, a. 225.1985, pp. 31 © STC 231/1988, de 2 de diciembre, indica que «el derecho a la intimidad personal y familiar se extiende a aspec- ~ ‘tom de is vida propia y personal y, a determinados aspectos de la vida de otras personas con las que se guarde sua especiat y extrecha vinculacién, como es la familiar»; SSTC 57/1994, de 28 de febrero y 202/1999, de 8 de » sexxembre, Fj 2: 206/2007, de 24 de septiembre, Fj. 4; 207/196, de 16 de diciembre, Fj. c 28 F517}. de 2 jai F. 4; TORUO2 de 3 de abril 10; 27/200, de 30 de junio, Be, 1. de noviembre, Fi. 2. Escaneado con CamScanner | | | \ | t | CAPITULO Uy contenido distinto al derecho al honor y a la propia imagen; ¢) se trata de ua dere- cho que incide en el dmbito propio y reservado para mantener una rninima calidad de vida humana®, lo que protege ante cualquier invasién de terceros que sea ilegituma”, 1.2. Relacién intimidad, privacidad y vida privada A efectos de nuestro estudio, interesa concretar la relacién entre intimidad, priva- cidad y vida privada. La intimidad, es definida por el Diccionario de la RAE como fa amistad intima o la zona espiritual intima y reservada de una persona o de ua grupo, especialmente de una familia. Junto a la intimidad, se encuentra la privacidad y vida privada, que pueden Ilevar a confusiGn, definido aquél como imbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisién. Por su parte, Parent”, define privacidad como el derecho a «ser dejado solo», y la vida privada seria la que se eje- cuta a vista de pocos, familiar y domésticamente, sin formalidad ni ceremomta alguna, particular y personal de cada individuo. En consecuencia, no hay que confundir intimidad con vida privada, pese aque en nuestro entorno social se utiliza uno u otro término de manera indistinta, Son nume~ rosas las definiciones que han tratado de diferenciarlas, llegando incluso a suscitar discusién doctrinal en el dmbito de los derechos de la personalidad. en el sentido de si.se trata de un derecho tinico o de una pluralidad de derechos", Se dice, por consi guiente, que se trata de realidades distintas, aunque relacionadas”. La vida privada, en cuanto a la revelacién de datos", sélo se considera ilicita en la medida en que afecta a su reputacién y buen nombre, y es protegida en relacién con % Se trata del derecho que toda persona tiene «a 1a propia estimacion (y) al buen nombre o reputacicite, ATC. 106/1980, de 26 de noviembre. 2 SSTC 81/2001, de 26 de marzo, Fj. 2, 156/2001, de 2 de julio, F. 3 y, 832002, de 22 de shel, Fy. 4. ™ SSTC 110/1984, de 26 de noviembre: 186/2000, de 10 de julio; 19672004, de 15 de noviembre; 23872005, de2 de septiembre y, 272/2006, de 25 de septiembre, entre otras ee ® SSTC 92/2000, de 30 de noviembre y, 127/2003, de 30 de junio, ‘ ® PARENT, WA. «Privacy. Morality andthe Lat», Philosophy and Public firs, vol. 12.8.4, 1983: 269. 3! PEREZ LUNO, A.E., Derechos humanos, Estado de Derecho y Consttucidn, cit, p. 333; CASTAN TOBEN? J, «Los derechos de la personalidad», cit., pp. 5-62; PARDO FALCON, J., «Los derechos del anicule {8 di Constitucién espafola en la jurisprudencia del Tribunal Constucional>, Revista espaiiola de Derecho Cone cional, n°, 34, 1992, p, 143, 2 GONZALEZ GAITANO, N. El deber de respet ala inimida, Universidad de Navara, Pamplona, 1990.5 %* Vid., JARENO LEAL, A. y DOVAL PAIS. A.,«Revelacion de datas personales, intimidad e informa (29 tari ala STS 238/1999, de 18 de febrero), La Ly 4, 2000, pp 162-1680, - Escaneado con CamScanner CAPHTULO MI mente protegida, o dambito irreductible de la intimidad, que se caracteriza por tratarse de un ambito reservado de la vida, necesario para mantener una calidad minima de la misma”, En conclusién, la intimidad conforma un bien instrumental para la protec- cidn del ejercicio de Ia libertad en el desarrollo de la propia vida’, se mueve entre el imbito de lo ptiblico y lo privado. No obstante, a mi juicio, el articulo 18 de la CE, s6lo protege la intimidad y no la vida privada, en este sentido, la doctrina es partidaria en entender que existe una dife- rencia en cuanto a la tutela, es decir, la intimidad opera bajo una tutela constitucional, mientras que la vida privada es civil. Con posterioridad, el derecho a la intimidad fue ligado con el honor”, la honra y el aprecio social, apareciendo nuevos derechos en relacién con la intimidad personal. Asf surgirfa el término vida privada en relacién con el tratamiento automatizado en el ejercicio de los derechos y libertades funda- mentales. Beccaria”” definié que «la palabra honor es una de aquellas que ha servido de base a dilatados y brillantes razonamientos sin fijarle alguna significacién estable y permanente». Estos derechos, de la categoria de los derechos de personalidad, re- lacionados con el dafio moral, hacen que los sujetos en cuestién tengan los medios necesarios para proteger su derecho fundamental frente a las posibles intromisiones tanto por parte de otros ciudadanos como de poderes piiblicos. 1.3. Los presos como sujetos del derecho a la intimidad La cuestién a tratar es cémo garantizar el derecho a la intimidad teniendo en cuen- ta las condiciones de los Centros penitenciarios y las condiciones en las que se en- cuentran los presos. Asf pues, es necesario situarnos dentro del contexto de la prisién, ” SSTC 232/193, de 12 de julio; 57/1994, de 28 de febrero, entre otras; MATIA PORTILLA, F.J., «Constiti: tion et secret de la vie privée: Espagne», Annuaire International de Justice Constitutionnelte, . XV1, 2000, pp. 210 y 211. ** MARTINEZ DE PISON, J., El derecho a la intimidad en Ia jurisprudencia constitucional, Civitas, Madrid, 1992, p. 81; del mismo, «La configuracién constitucional del derecho a la intimidad», Derechos y Libertades, Madrid, 1994, pp. 313-340. : : ” ENERIZ OLAECHEA, FJ., La proteccién de los derechos fundamentales. cit. p. 234; SSTC 70/1994, de de junio; 112/2000, de 5 de mayo: 46/2002, de 25 de febrero; 127/2003, de 30 de junio: la STC 196/2006.- REBOLLO DELGADO, I... El derecho fundamental a la intimidad, cit, TX * Teidem. pp: 74-75. ™ REBOLI.O DELGADO, L., El derecho fundamental a la intimadad, cit., pp NDA. Escaneado con CamScanner CAPITULO MIL mente protegida, 0 dmbito imeductible de la intimidad, que se caracteriza por tratasse de un dmbito reservado de la vida, necesario para mantener una calidad minima de la misma”. En conelusién, la intimidad conforma un bien instrumental para la protec- cién del ejercicio de la libertad en el desarrollo de Ia propia vida’, se mueve entre el Ambito de lo puiblico y lo privado. No obstante, a mi juicio, el articulo 18 de la CE, s6lo protege la intimidad y no la vida privada, en este sentido, la doctrina es partidaria en entender que existe una dife- rencia en cuanto a [a tutela, es decir, la intimidad opera bajo una tutela constitucional, mientras que la vida privada es civil. Con posterioridad, el derecho a la intimidad fue ligado con el honor”, ka honra y el aprecio social, apareciendo nuevos derechos en relacién con la intimidad personal. Asi surgiria el término vida privada en relacién con el tratamiento automatizado en el ejercicio de Jos derechos y libertades funda- defini6 que «da palabra honor es una de aquellas que ha servido de base a dilatados y brillantes razonamientos sin fijarle alguna significacién estable ¥ permanente», Estos derechos, de la categoria de los derechos de personalidad, re- Jacionados con el daiio moral, hacen que los sujetos en cuestién tengan los medios necesarios para proteger su derecho fundamental frente a las posibles intromisiones tanto por parte de otros ciudadanos como de poderes ptiblicos. mentales. Becearia’ 1.3. Los presos como sujetos del derecho a la intimidad La cuestin a tratar es c6mo garantizar el derecho a la intimidad teniendo en cuen- ta las condiciones de los Centros penitenciarios y las condiciones en las que se en- cuentran los presos. Asi pues, es necesario situarnos dentro del contexto de Ia prisién, * SSTC 232/1993, de 12 de julio; 57/1994, de 28 de febrero, entre otras; MATIA PORTILLA, F.J.. «Constita- tion et secret de la vie privée: Espagne», Annuaire International de Justice Constitutionnelte, t. XVI, 2000, pp. 210y 211. »* MARTI EZ DE PISON, J, El derecho a la intimidad en la jurisprudencia constitucional, Civitas, Madsid, 1992. p. 81; del mismo, «La configuracién constitucional del derecho a Ja intimidad», Derechos y Libertades. n°. Madrid, 1994, pp. 313-340. E * IERIZ. OLAECHEA, FJ, La proteccién de los derechos fundamentales, cit., p- 234; SSTC 170/1994, de 7 de junio; 1122000, de 5 de mayo; 46/2002, de 25 de febrero; 127/2003, de 30 de junio: la STC.196/2006, de 3 julio. Por un lado, supone el juicio que haga la sociedad respecto a una persona, en este caso al recluso, vigndose rechazado por la sociedad y excluido, y en otro sentido, la visiGn subjetiva que consiste en una estimacién reflexi- va y valorativs | persona, MUNOZ CONDE, F., Derecho penal. Parte Especial, Universidad de Sevilla, Sevilla, 1983, pp. 96-97: como el aprecio que el ser humano tiene por si, derivando de su-violacién un menosprecio de Ia VIVES ANTON, T.S.,en COBO DEL ROSAL, M., VIVES TS. y otros, Derecho penal Parte Especial, Valencia, 1990, p. 678, entre otros. “y “ BECCARIA, C., De los delitos y de las penas, cit. p. 41. - wo irs Mie Escaneado con CamScanner 1.08 DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS RECLUSOS pudiendo advertir que el citado derecho es vulnerado constantemente debido, en parte, a fa falta de infraestructuras de las carceles. Ahora bien, también es importante tener en cuenta que, conforme a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, no se trata de un derecho absoluto, en la medida en que admite limitaciones, siempre y cuando en- cuentre su fundamento en otros derechos o intereses constitucionalmente protegidos, Es un derecho que afecta directamente a la dimensién moral de la persona, pero indi- rectamente afecta también a la dimensi6n fisica. Es un derecho que alecta, en cuanto. a su protecci6n, al derecho a la vida o al derecho a seguridad personal. Pues bien, como acabo de decir, cl derecho a la intimidad es uno de los derechos fundamentales que mas afectado se encuentra por la privacién de libertad en los Cen- {ros penitenciarios, como explica el Tribunal Constitucional, «en el concreto ambit penitenciario una de las consecuencias mas dolorosas de Ia privacién de libertad es, precisamente, Ia reduccién de la intimidad de quienes la sufren, trac como consecuen- cia que Ja vida intima del preso esté expuesta a Jos demas reclusos, la vulneracién de éste derecho Heva consigo la yvulneracién de otros como el secreto de las comuni- caciones, la inviolabilidad del domicilio», que en este caso, es Ja celda, derecho que desarrollaré en su momento", Pese a ello, podemos advertir, al observar la LOGP 0 el RP, que no se encuentra una norma especifica sobre la intimidad personal o familiar de los presos pero, lo deducimos atendiendo al articulo 25.2 de la CE al proclamar que Ja actividad penitenciaria se ejerceré respetando todos los derechos, asi como a lo largo. de Ja normativa penitenciaria se deduce que el tratamiento penitenciario incide directa o indirectamente sobre el ambito de Ia intimidad personal y familiar de los reclusos y. por tanto, se debe garantizar la proteccién de 1a misma. No obstante, el articulo 4.2 by del RP hace una referencia especifica al derecho a la intimidad cuando indica que «los internos tienen derecho a que se preserve su dignidad, asi como su intimidad, sin perjuicio de las medidas exigidas por la ordenada vida en prisién, que tienen derecho a ser designados por su propio nombre y a que su condicidn sea reservada frente a terce- ros», Segtin el Tribunal Constitucional, el derecho a Ja intimidad, junto con el derecho “\ SSTC 231/988, de 2 de diciembre, F}.3, 60/1997, de 18 de marzo, Fj. 7; 89/1987, de 3 de junio, ahade que slo. podréa ser copsideradas lesivas de la intimidad aquellas medidas que ts reduzcan més alld de lo que la ordenada ‘ida en prisién requicra; 231/198, de 2 de diciembre, dictamina que se trata de un derecho personalisimo ligado al misma existencia del individuo, 143/1994, de 9 de mayo, dice que el derecho a la inumidad implica la exis tencia de un 4mbito propio y reservado frente a la accién ¥ el conocimiento de los demds, necesanio, segtin Las. ‘putas de nuestra cultura, para mantener una calidad minima de la vida humana; 209/198%, de 10 de noviembre, F} 3. ssi derecto a la intimidad no es absoluto padiendo ceder ante intereses constitucionalinente relevantes», £9 los reyuisitos de necesario para lograr el fin legftimo previsto, proporcionado para alvanzarlo y, en todo caso, | $2 Fopeturna cun el cuntenido eseacia) del derecho: 57/1994, de 28 de febrero, Ffij. 4 y 5; 151/1997, de 29 de septacrutre. Escaneado con CamScanner CAPETULO I a la propia imagen, implica «la existencia de un ambito propio y reservado frente a la accién y conocimiento de los demas, necesario —segtin las pautas de nuestra cultu- ara mantener una calidad minima de Ja vida human». intimidad, en su concepto mis estricto, en los Centros penitenciarios «ha muer- to». Los reclusos son vigilados por cuestiones de seguridad, orden y disciplina, como elementos imprescindibles para la adecuada convivencia. Lo énico que queda es que estén preparados psicolgicamente para que puedan abstraerse del mundo careelario y tener un minimo momento de intimidad personal frente a Ja constante indagacién por parte de los funcionarios. Para mayor abundamiento, parece contradictoria la medida de privacién de libertad con cl derecho a la intimidad, pero se debe abrir un espacio de respeto a la intimidad entre preso y personal funcionario, no trascendiendo mas alla 1a informacion personal obtenida*'. En este sentido, son numerosos los preceptos que tienen de fondo 1a intimidad asi, por ejemplo, una vez admitido un recluso dentro de un establecimiento, se procuraré que el procedimiento de ingreso se Heve a cabo con la maxima intimidad posible, a fin de reducir los efectos negativos que pueden originar los primeros momentos en una prisi6n (art. 15.6 RP), 0 para el caso de las comunicaciones de vis a vis se hace la exigencia por parte de la Administracién peni- tenciaria de un respeto al maximo de Ja intimidad de los comunicantes (art. 45.7 RP y SE LOGP). x 1.4. Orden de vulneracién de la intimidad en las prisiones A) DIVULGACION DE DATOS DE RECLUSOS Esta cuestién supone una garantfa dindmica e institucional que ostenta la funcién del habeas data del individuo™. En otro sentido, queda excluida la intimidad cuando se divulgan datos de personas recluidas y de su situacién.en prisién por parte de la” STC 134/199, de 15 de julio y la STS 1062/1995, de 7 de diciembre; AVILES GARCTA, J., «Algunas conside- raciones jurisprudencales acerea de los derechos ala intimidad y «Ia propia imagen», La Ley, . 3, 1989. pp. 5-849, © Lareforma del RP de 9 de febrero de 199 introduce novedades en relacidn aa protecci def detecho de inti ‘dad de 1os presos, se refiere ala proteccicn de los datos personales contenides €n fcr informsticos, 'e forma de Hlevar a cabo los cacheos y las comunicaciones con los abogades. : + GARRIDO GOMEZ. M1, Derechos fundamenales y Estado social y democtético de Bieta ha PEREZ LUNO, A.E., «Los derechos humanos en la sociedad tecnolégica», en LOSANO, M.G, AE. y GUERRERO MATEUS, ME, Libertad informatica ¥ leves de poeccién de datos personales, Estudios Constitucionales, Madrid, 1989, pp. 156 y ss. 1 Escaneado con CamScanner LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS RECLUSOS es que ésta puede dar a conocer tanto la identidad Administracién, El punto de partida de Ia persona pres como la citcunstancia de su privacién de libertad, es decir, si es J, la duracién de preventive, condenado, si cumple una pena o una medida de segurida ra, ele, Ja misma, el tiempo que leva cumplido, el grado en el que se encuent 1s circunstancias también suponen una vulneracién al derecho de intimidad de las personas reclusas, se puede entender que estamos ante una situacién ilicita por parte de la Administracién penitenciaria, Pese a ello, no hay que olvidar que ta sentencia de los condenados es ptiblica, de manera que la sociedad tiene derecho al el Reglamento penitenciario hace referencia a la conocimiento de la misma, En sum: proteccién de datos de cardcter personal de los ficheros penitenciarios en sus articulos 6 al 9, dictaminando que ninguna decisién de la Administracién penitenciaria que implique la apreciacién del comportamiento humano de los reclusos podra fundamen- tarse, exclusivamente, en un tratamiento automatizado de datos 0 informaciones que ofrezcan una definicién del perfil o de la personalidad del interno, Son las autoridades penitenciarias, responsables de los ficheros, las que adoptardn las medidas de indole ‘guridad, asf como para evitar técnica y organizativa necesarias para garantizar la su alteracidn, pérdida, tratamiento 0 acceso no autorizado, y estarin obligadas, junto con quienes intervengan en cualquier fase del tratamiento automatizado de este tipo incluso después de que haya de datos, a guardar secreto profesional sobre los mismo: finalizado su relacién con la Administracién penitenciaria. personal de los reclusos ia Dato relevante es el que indica cuando los datos de car se recojan para el ejercicio de las funciones propias de la Administraci6n penitenci: en las que no serd preciso el consentimiento del preso afectado, salvo en los relativos a su ideologia, religin 0 creencias. Tampoco sera preciso el consentimiento del recluso para ceder a otras Administraciones piblicas para que puedan ejercer las funciones respecto de los presos en materia de reclutamiento para la prestaci6n del servicio mi- litar, servicios sociales, Seguridad Social, custodia de menores u otras cuestiones and- t logas. Estos datos también se podrdn ceder, sin previo consentimiento, cuando tengan ‘ por destinatarios al Defensor del Pueblo 0 Institucién andloga, al Ministerio Fiscal © a los Jueces 0 Tribunales, en el ejercicio de las funciones que tienen atribuidas. Al i igual que cuando se trate de cesién de datos de cardcter personal relativos a la salud zt de Jos reclusos por motivos de urgencia o para realizar estudios epidemioldgicos y, ; por dltimo, pero no por ello menos importante, en los casos de justicia internacional. 5 ~ Atodo ello, se le atribuye una excepcién para los casos de datos relativos a opiniones " politicas; a convicciones religiosas o filosdficas, al origen racial y étnico, a la salud 0 a 4 vida sexual, que hayan sido recabados para formular los modelos individualizados Escaneado con CamScanner CAPITULO UE de ejecucién o los programas de tratamiento penitenciarios, en los que sélo podrin ser cedidos 0 difundidos a otras personas con el consentimiento expreso y por escrito del re- eluso afectado o cuando por razones de interés general asf lo disponga una Ley. Lo puede Solicitar un representante del preso pero, en todo caso, es necesario un poder especial y bastante otorgado por el mismo preso, Por titimo, tales datos personales pueden ser rec- tificados previa solicitud del preso, si excepeion a la cancels mpre que sean inexactos o incompletos. Existe una in de los datos y es cuando concurran razones de interés piblico, de segundad y de proteceiGn de los derechos y libertades de terceros, asi como cuando poscan un valor intrinseco de cardcter histérico y estadistico a efectos de inv tigacion. Esto dista mucho de una publicacién de una lista de presos en los distintos Centros. Ppenitencianios, pero el RP y la LOGP no se olvida de evitar, en cierta medida, actos que pucdan Vulnerat esa mtimidad, asfatendiendo al articulo 20 en el segundo parrafo de la LOGP advicrte que «en fos supuestos de salida al exterior deberdin vestir ropas que no denoten su condicion de recluidos, Si carecieran de las adecuadas se les procurard las mecesanase®. Lnel mismo sentido, se pronuncia el articulo 73, del mismo texto legal, al whotar que «el condenado que haya cumplido su pena y el que de algtin otro modo haya extinguido su responsabilidad penal deben ser plenamente reintegrados en el ejercicio se sus derechos como ciudadanos, Los antecedentes no podran ser, en ningtin caso, mo- teve de discriminaci6n social juridica», En la misma linea, el articulo 4 del RP indica que los reclusos tienen derecho a que su condicién sea reservada frente a terceros. En raz6n de los mismos, el argumento que se defiende es que queda totalmente excluido cualquier tipo de informacién referente a los presos, es decir, en cuanto a su condicidn de preso con independencia de que estén cumpliendo una pena privativa de libertad o una medida de seguridad. Supone una vulneraci6n al derecho fundamental de Ja intimidad, lo contrario supondria un rechazo, una exclusi6n por parte de la so- ciedad mds atenuada, dificultando el propésito de Ja reinsercién. Desde este punto de vista, en la normativa penitenciaria, y atendiendo a todo lo expresado con unterioridad, el derecho a Ia intimidad cede 0 queda apartado a las exigencias del orden, seguridad y disciplina que se imponen en todo Centro peniten- ciario, siendo la base para asegurar la vida y la integridad de los presos y de los fun- cionarios, y el éxito del tratamiento resocializador. Lo que queda es salvaguardar otros _ derechos fundamentales como son la vida y la integridad tanto fisica como moral. ~ Lo corrobora el art. 17.1 de las Reglas Minimas para el Tratamiento de los reclusos, el art. 45.) al indicar que ‘cuando Ios reclusos son conducidos a un establecimiento o traskudados a otro, se trataré de exponertas al pblic Jo menos posible y se tomarin disposiciones para protegetios de los insuton, de ln euesided de pabtice j per impedir toda clase de publicidad. Escaneado con CamScanner CAPITULO MI de ejecucién o los programas de tratamiento penitenciarios, en los que s6lo podran ser cedidos o difundidos a otras personas con el consentimiento expreso y por escrito del re- cluso afectado © cuando por razones de interés general asi lo disponga una Ley. Lo puede solicitar un representante del preso pero, en todo caso, es necesario un poder especial y bastante otorgado por el mismo preso. Por tiltimo, tales datos personales pueden ser rec- titicados previa solicitud del preso, siempre que sean inexactos 0 incompletos. Existe una excepcién a la cancelacién de los datos y es cuando concurran razones de interés publico, de seguridad y de proteccién de los derechos y libertades de terceros, asi como cuando posean un valor intrinseco de cardcter histérico y estadistico a efectos de investigacién. Esto dista mucho de una publicacién de una lista de presos en los distintos Centros penitenciarios, pero el RP y la LOGP no se olvida de evitar. en cierta medida, actos que puedan vulnerar esa intimidad, asf atendiendo al articulo 20 en el segundo parrafo de la LOGP advierte que «en los supuestos de salida al exterior deberin vestir ropas que no denoten su condicién de recluidos. Si carecieran de las adecuadas se les procurari las necesarias»*’, En el mismo sentido, se pronuncia el articulo 73, del mismo texto legal. al dictar que «el condenado que haya cumplido su pena y el que de algdn otro modo haya extinguido su responsabilidad penal deben ser plenamente reintegrados en el ejercicio de sus derechos como ciudadanos. Los antecedentes no podrin ser, en ningtin caso, mo- tivo de discriminacién social o juridica». En la misma linea, el articulo 4 del RP indica que los reclusos tienen derecho a que su condici6n sea reservada frente a terceros. En raz6n de los mismos, el argumento que se defiende es que queda totalmente excluido cualquier tipo de informacién referente a los presos, es decir, en cuanto a su condicién de preso con independencia de que estén cumpliendo una pena privativa de libertad 0 una medida de seguridad. Supone una vulneracién al derecho fundamental de Ia intimidad, lo contrario supondria un rechazo, una exclusién por parte de la so- ciedad mds atenuada, dificultando el propésito de la reinsercién. Desde este punto de vi: , en la normativa penitenciaria, y atendiendo a todo lo expresado con anterioridad, el derecho a la intimidad cede 0 queda apartado a las exigencias del orden, seguridad y disciplina que se imponen en todo Centro peniten- ciario, siendo la base para asegurar la vida y la integridad de los presos y de los fun- cionarios, y el éxito del tratamiento resocializador. Lo que queda es salvaguardar otros derechos fundamentales como son la vida y la integridad tanto fisica como moral. +5 Lo corrobora el art. 17.1 de las Reglas Minimas para el Tratamiento de los rectusos, y el art. 45.1 al indicar que cuando los reclusos son conducidos a un establecimientoo trasladadas a otro, se tratara de exponerlos al public * To menos posible y se tomarin disposiciones para protegerlos de los insultos, de la curiosidad del bts fa impedir toda clase de publicidad. Escaneado con CamScanner CAPITULO I A titulo ius rativo, Diaz Revorio manticne que «la relaciGn entre integridad fisica ¢ intimidad no acaba ahi, ya que algunas de las imervenciones que pueden afectar a la integridad fisica (pero no a la intimidad corporal), pueden incidir tambsén en el dere- cho a la intimidad personal», como ha manifestado, en alguna junsprudencia —STC 7/1994. de 17 de enero—, por ejemplo. en la extrac de sangre pare pruebas de paternidad en la que no se ve afectada la intimidad en si misma. La inurudad también tiene relacidn con la intimidad corporal y, a su vez, estrechamente, con la integridad sica, ambos derechos tienen como ant lente el concepto anterior de iamunidad corporal” 0 el de incolumidad personal". No obstamte, no confundamios intimidad con integridad corporal, se debe advertir que el articulo 18.1 de la CE diciamina la ga- rantia de la intimidad personal y de dicha intimidad personal operaria la intimidad cor- poral, no obstante, hay criticas doctrinales. entre ellas la de aquellos gue indican gue las matizaciones del Tribunal Constitucional hace que se cree una «inumidad light+ que resulta tan difuminada hasta el punto de desaparecer como derecho fundamental”. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha tratado de delimitar In diferente conceptualizacién. Asi, indica que «la intimidad corporal forma parte del derecho a te intimidad personal garantizado por el articulo 18.1 de la CE, el dmbito de fa intimidad corporal constitucionalmente protegido garantizada la existencia de un axubite propio y reservado frente a la accién y el conocimiento de los demas, necesario —segun Las pautas de nuestra cultura— para mantener una calidad minima de vida humana, por- que no es una entidad fisi no cultural, y determmada, en Corsecagncia, por Jos criterios dominantes en nuestra cultura, sobre el recato corporal, de tal moda gue ne pueden entenderse como intromisiones forzosas en la inumidad aquellas actuacyone: que, por las partes del cuerpo humano sobre las que se operan 0 por los pstrumente mediante los que se realizan, no constituyen, segun un sano eriteno, vielackin de pudor 0 recato de la persona»”’, © DIAZ REVORIO, Fu. «La intimidad corporal en la jurispridencts comstituctanal, Cieaiersar Comstindeeniit de la Catedra Fadrugue Furie Cervel, 8°, QM, 1997, p. 177. Asta ween ie STE 77088 de 1S ke eds, F * RODRIGUEZ MOURULLO, G , «Derecho a la vida y a la imtegridan personal y abetionin de Sa pos de waiter Comentarios al Codigo Penal, (1, Mudrid, 1982, p80, TTURRALDE SESMA, ¥._ claienencnttes corpora y derechos fundamentaless, cit, pp. 187 y xs. También se ha pronunctods e TC ¢2 fs Senteroa 28798, de de diciembre, Fj. 2, esta libertad de fa que habla ka Sentercia no agaaeee wegete oe roeseas Comsgcaan., puede entenderse de li tnterpretacnén del art, 10.1 en ef recanecuniento de fa dscns a perwonany del fre amotio de la personalidad, Admits mantiene que esta fibsstad ticos ons disensnon nezativa 9 de teemamidenl ¢ poral que se manifiestan en el art. 15 cuando provege la megritiad tinvay en el at. (8,1 sare intima corpe © LOPEZ. BARIA, J. y RODRIGUEZ RAMOS, L., «La imianidad corporal, eval Pier dittad, w 4.98 pp. 123 y ss. 5 © SSTC 37/1989, de 15 de febrero, de 28 de fohrans Hi 201990, lo 27 de juio, Ep 3252819 de TY dei Ply STF Escaneado con CamScanner LOS DERECHOS 8) INTIMIDAD CORPORAL: CACHEOS Pese a que los cacheos serdn objeto de estudio en el Capitulo de la seguridad como medida para mantener el orden y la seguridad en los Centros penitenciarios, no pode- mos dejar atrds la cuestiGn de la intimidad cuando se Hleva a cabo tanto con respecto a personas libres, como en el caso de las personas recluidas en Centros penitenciarios, A mi juicio, es vilida la definicién propuesta por Gonzalez-Cuellar“®, al entender que las intervenciones corporales son todas aquellas medidas de investigacién que se realizan sobre el cuerpo de las personas, sin necesidad de obtener su consentimiento, y por medio de coaccidn directa si es preciso, con el fin de descubrir circunstancias facticas que sean de interés para el proceso, en relacién con las condiciones estado fisico 0 psiquico del sujeto, o con el fin de encontrar objetos escondidos en él. Pero, en un sentido amplio, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional diferencia entre intervencion corporal, inspeccién y registro corporal. De esta forma, considera que las denominadas inspecciones y registros corporales son aquellas que consisten en cualquier género de reconocimiento del cuerpo humano, bien sea para la determina- cidn del imputado (diligencias de reconocimiento en rueda, exdmenes dactiloscépicos © antropomérficos, etc.) 0 de circunstancias relativas a 1a comisién del hecho punible (electrocardiogramas, exdmenes ginecolégicos, etc.) 0 para el descubrimiento del ob- jeto del delito (inspecciones anales 0 vaginales, etc.), en principio, no resulta afectado el derecho a la integridad fisica, al no producirse, por lo general, Jesi6n 0 menoscabo del cuerpo. Pero si puede verse afectado el derecho fundamental a la intimidad corpo- ral si recaen sobre partes intimas del cuerpo, o inciden en la privacidad. Por el contra- rio, en las calificadas por la jurisprudencia como intervenciones corporates entiende que son las consistentes en la extraccién del cuerpo de determinados elementos exter- nos 0 internos para ser sometidos a informe pericial (andlisis de sangre, orina, pelos, ufias, biopsias, etc.) 0 en su exposicién a radiaciones (rayos X, TAC., resonancias mag- néticas, etc.), con objeto también de averiguar determinadas circunstancias relativas a la comisi6n del hecho punible o a la participacién en 1 del imputado, el derecho que se verd por regla general afectado es el derecho a la integridad fisica, regulado en el articulo 15 de la CE, en tanto implican una lesién o menoscabo del cuerpo, siquiera sea de su apariencia externa (STC 207/1996, de 22 de enero, Fj. 2). * GONZALEZ-CUELLAR, N., Proporcionalidad y derechos fundamentales en el praceso penal, Colex, Madrid, 1990, p. 20. Coincidentes con esta conceptualizacién son MONER MUNOZ, E., «Las intervenciones corpo- Ee ralss». Cuadernos de Derecho Judicial, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1994, p. 166; REBOLLO y DELGADO. L., Et derecho fundamental a la intimidad, cit, p. 278; ITURRALDE SESMA, V., «Intervenciones ‘corporaies y derechos fundamentales», Cuademos Constitucionales, n°, 20-21, 1997, p. 188. 2 Escaneado con CamScanner CaPiTeLO tt A titulo ilustrati ¢ intimidad n integridad fi , Diaz Revorio mantiene que «la relacion entre integridad fisica ba ahf, ya que algunas de las intervenciones que pueden afectur a la ica (pero no a la intimidad corporal), pueden incidir también en el dere- cho a la intimidad personal», como ha manifestado, en alguna jurisprudencia --STC 7/1994, de 17 de enero—, por ejemplo, en la extraccién de sangre para pruebas de paternidad en la que no se ve afectada la intimidad en si misma. La intimudad también tiene relacién con la intimidad corporal y, a su vez. estrechamente, con la integridad fisica, ambos derechos tienen como antecedente el concepto anterior de inmtunidad corporal” o el de incolumidad personal*. No obstante, no confundamos intumidad con integridad corporal, se debe advertir que el articulo 18.1 de la CE dictamina la ga- rantia de la intimidad personal y de dicha intimidad personal operaria la intimidsd cor- poral, no obstante, hay criticas doctrinales, entre ellas la de aquellos que indican que las matizaciones del Tribunal Constitucional hace que se cree una «intimidad light» que resulta tan difuminada hasta el punto de desaparecer como derecho fundamental”. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha tratado de delimitar la diferente conceptualizaci6n. Asi, indica que «la intimidad corporal forma parte del derecho 4 fa intimidad personal garantizado por el articulo 18.1 de la CE, el ambito de la intimidad corporal constitucionalmente protegido garantizada la existencia de un ambite propio y reservado frente a la accién y el conocimiento de los demas, necesario—segiin las pautas de nuestra cultura— para mantener una calidad minima de vida humana, por- que no es una entidad fisica, sino cultural, y determmada, en consecuencta, por Jos criterios dominantes en nuestra cultura, sobre el recato corporal, de tal modo que no pueden entenderse como intromisiones forzosas en la inumidad aguellas actuactones que, por las partes del cuerpo humano sobre las que se operan © por Jos instrumentos mediante los que se realizan, no constituyen, segdin un sano critena, violaciém del pudor 0 recato de la persona», © DIAZ REVORIO. FJ., «La intimidad corporal en ta jurisprudencia comstitacional , Cuademers Comscunecimcites de a Ctedra Fadrique Eurio Cerio, 9°. 20721, 1997, p. 177. Ast to indica la STC 47/2489. de 15 de febwens, F}.7- * RODRIGUEZ MOURULLO, G., -Desecho ala vida ya Ta integridad persona! y abolicion dels penade migeriem Comentarios al Codigo Penal. 1, Madrid, 1982. p. 80, ITURRALDE SESMA, V,, adnvervencianes corpses: y derechos fundamentales». cit, pp. 187 y ss. También se ha prouvciade el TCen La Sentencia 20721096; de 16 de diciembre, Fj. 2, esta libertad de In que hebla la Seatencia no aparece recopida en restra Costinicién, pero” puede entenderse de la interpretacin del an. 10.1 ene reconccimiento deta dipoiad de ls persona y det bre We sarrollo de la personalidad, Ademis mantiene que esta libertad ticne una dimensisn nogativa ode inmunitad cor poral que se manifiestan ea el ant, 15 euando protege La integridadfisica y en el art. 18.1 sabre intrmidad corporal * LOPEZ BARJA. J. y RODRIGUEZ RAMOS, L., «Ls inumidad corporal, devalvadae, Pade Jadicial 4, 1990, pp. 123 y-ss. — Bes ‘ © SSTC 37/1989, de 15 de febrero, F) 3: 120/190, de27 de junio’ Fi. 12; I3TAYSO, Us 19 de julio, de 28 de febrero, Tj. 5. SE tyr Ne tage Hy 4 Fis y 57/194, SMES Escaneado con CamScanner f A titulo ilustrativo, Diaz Revorio mantiene que «1a relucién entre integridad fisica ¢ intimidad no acaba ahi, ya que algunas de las intervenciones que pueden afectar a la integridad fisica (pero no a la intimidad corporal), pueden incidir también en el dere- cho a la intimidad personal», como ha manitestado, en alguna jurisprudencia —-STC 7/994, de 17 de enero—, por ejemplo, en ta extraccidn de sangre pare pruchas de paternidad en Ia que no se ve afectada la intimidad en si misma. La intimidad también tiene relacion con la intimidad corporal y, a su vez. estrechamente. con Ja integndad fisica, ambos derechos tienen como antecedente el concepto anterior de sumunidad corporal” 0 el de incolumidad personal*. No obstante, no contundamos intundad con integridad corporal, se debe advertir que el articulo 18.1 de la CE dictamina la ga- rantia de la intimidad personal y de dicha intimidad personal operaria la intimidad cor- poral, no obstante, hay criticas doctrinales, entre ellas la de aquellos gue indican gue las matizaciones del Tribunal Constitucional hace que s¢ cree una sintimidad light» que resulta tan difuminada hasta el punto de desaparecer como derecho fundamental”. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha tratado de delimitar la diferente conceptualizaci6n. Asi, indica que «la intimidad corporal forma parte del derecho a la intimidad personal garantizado por el articulo 18.1 de la CE, el ambito de la intimidad corporal constitucionalmente protegido garantizada la existencia de un Ambito propio y reservado frente a la accién y el conocimiento de los demas, necesario - segtin las pautas de nuestra cultura— para mantener una calidad minima de vida humana, por- que no es una entidad fis ica, sino cultural, y determinada, en consecuencia, por los s dominantes en nuestra cultura, sobre el recato corporal, de tal modo que no pueden entenderse como intromisiones forzosas en la intimidad aguellas actuaciones que, por las partes del cuerpo humano sobre las que se operan © por los instrumentos mediante los que se realizan, no constituyen, segdn un sano criterio, violacién del pudor 0 recato de la persona», DIAZ REVORIO, F.J., «La intimidad corporal en la junsprodencia constitucional», Cuadernen Constinue tonales de la Catedra Fadrique Furié Ceriol, 0°. 20/21, 1991, p. 177, Asi lo indica la STC 3772989. de 15 de Febrero Fj. 7. * RODRIGUEZ MOURULLO, G., «Derecho a la vida y a la integridad! personal y sbolicivn de la pena de moerten, Comentarios al Cédigo Penal, .1, Madrid, 1982, p. 80; TTURRALDE SESMA, V,, «lnteryenciones corporates. y derechos fundamentales», cit. pp. 187 y ss. También se ha pronunciado el TC en la Sentencia 207/196. de 16 Ue diciembre, Fj. 2, esta libertad de la que habla la Sentencia no aparece recogida ca nvesira Constitacién, pero. puede entenderse de la interpretacidn del an, 10.1 en el reconocimiento de ta dignidad de ta persana y del tibre de=- sarrollo de la personalidad, Adems mantiene que esta libertad tiene una dimensién negasiva o de inmunidad cor poral que se manifestan en el art. 15 ewando protegs Ia ntegrida fsica yen el 2.18.1 sabre intimidad corporat © LOPEZ BARIA.J. y RODRIGUEZ RAMOS, L., «La intimidad corpora, devalunka, Peder ducal. 1990, pp. 123y ss. % SSTC 37/1989, de 15 de febrero, Fj. 3; 120/1990, de 27 de yonio, Fj. 125 zion ea spe 5 CORRS de 28 de febrero, Fj. 5. Escaneado con CamScanner Ademds, la jurisprudencia indica que dichas intromisiones en la intimidad corporat estin justificadas si se dan las circunstancias de proteccién de un derecho, Asimismo, tiene cardcter indispensable para alcanzar el fin propuesto, en el caso de que se diese ausencia de riesgo o quebranto de la salud y si se leva a cabo con proporcionalidad. En consecuencia, la intimidad personal forma parte de la intimidad corporal, en principio inmune en las relaciones juridico-ptiblicas frente a toda indagacién 0 pes- quisa que sobre el propio cuerpo quisiera imponerse contra la voluntad de la persona, Con lo que queda asi protegido por el ordenamiento el sentimiento de pudor perso- nal, en tanto responda a estimaciones y criterios arraigados en Ia cultura de la propia comunidad. Son numerosas las sentencias que consideran que la intimidad personal afecta al dmbito propio y reservado frente a toda accién 0 conocimiento por parte de terceros, pero no tiene por qué referirse, siempre y en todo caso, a la vida privada sino también a la manifestacién de la intimidad corporal, reconocida por el Tribunal Constitucional. Pero el mismo Tribunal mantiene que sélo afecta intimidad corpo- ral la que se refiere a ciertas partes del cuerpo que afectan al pudor™ Se entiende por intervencidn corporal todas aquellas medidas de investigacién que se realizan sobre el cuerpo de las personas, sin necesidad de obtener su consentimiento, y por medio de la coaccién directa si es preciso, con el fin de des facticas que sean de interés para el proceso, en relacién con las condiciones o estado fisico o psiquico del sujeto, 0 con el fin de encontrar objetos escondidos en é]**, Ahora bien, en el ambito penitenciario entra en contradiccidn el derecho fundamental a Ja inti- midad con el principio de orden y seguridad en los Establecimientos penitenciarios, por Jo que cabe la pregunta de qué va antes, el derecho fundamental o el orden en estos Cen- tros. Se plantea, en consecuencia, un conflicto de intereses. Se responde argumentando que ningun derecho es absoluto por lo que la proteccién a la intimidad corporal puede ceder ante exigencias del régimen penitenciario, siempre que se den unos requisitos. ubrir circunstancias En el supuesto de que, ademas de cacheos, se hagan flexiones, el Tribunal Cons- titucional considera que la medida ahadida vulnera el derecho a la intimidad corporal * §8TC 37/1984, de 15 Ue febrero; 179/191, de 17 de junio, Fj. 3; 57/1994, de 28 de febrero, Fj. 5; 97/1904, de 21 Se macau y, 207/196, de 16 de diciembre, Fj. 3 © 6 7 See miautiest que el poder orecato comporal tiene que ver con nuestra cultura, de tal manera que no pueden entenderse omen sommamisenes forzadas en la wtumidaal aquellas actuaciones que, por las partes del cuerpo humane sobre Las que © eperan o por ios instruments meante las que se realizan, no constituyen, sezin un sano eriterio, violacin del pagor & ~ eetats os a pundn de ITURRALDE SESMA. V. «{ntervenciones corporates y derechos firndamentates», cit, p. 193 Seetmimyon dada por GONZALE7-CUELLAR, N., Proporcionalidad y derechos fundamentates en ef proceso ‘pone fs 256, TTURRALDE SESMA. V., alntervenciones corporates y derechos fundamentaless, eit, p. ISS ‘Deter aberetir que se trata de una definicidin admitida por la doctrina, 3 Escaneado con CamScanner t k “# ste tan ches Racin naa ~* PEITRADOG MARISCAL, # i rein RC ote Pe CATR del recluso, como una mapifestacién especitica del derecho 2 {a intimated de Is perso- na; sobre todo atendiendo al caso de que ne eptraiiene ute ammnata pur ie segandad y el orden del Centro que hicrera imprescindible adoptarias. Puss no peiede comudcranse Justificacién suficiente de la medida, la sample slogucese de que en ia goocndadad ke las pnsiones las comunrcaciones intimas son cl medho habvtmal pars gut los-pessas. reciban desde el] exterior objetos pelignosos o cstupefacuentes. Yo gee sls poses oe caracter genérico. cuando lo relevznte a los fines de paxubcer ea raovtide gut Rema el derecho constitucional reconocido en ef articuia 18 CE es, pore] ovatrane. gar sé hubiera constatado por la Administracin penstenciaria que tal med:da cra teemaria para velar por el orden y la segundad del establecimuento, on atenceim ¢ la concept, situacién de éste o el previo comportamiento del ceciuse* EI Reglamento penitenciario prevé, en sus articules 68 y 95, ta positeieded de ore- lizar cacheos con desnudo integral de los preses por motivos de segurxdad comeretos, y especificos, cuando existan razones individuales y ouotrastedas get hagan pensar que el recluso oculta en su cuerpo algun objeto peligrose o sesumcia suscepttde de causar dafo a la salud o integndad fisica de las personas v de attersr fu segundad o convivencia ordenada del Establecimiento, y cuando se este on te meadahelad de vnds en departamentos especiales. No obstuute, para un sector doctrita) amine fos quar cate citar a Peiteado Manseal, ne produce lesion @ menoscabe det cuctyys, pear be taigee ner resulta afectado el derecho a la integndad fisica, perw si puede verse aicetade ¢) de~ recho fundamental a La untimidad corporal si recacn sobre parte astmay de} cosrpece inciden en La privacidad Las SSTC 2189/2002, de 25 de noviembre, Pj. 4, y 87/2004, dé-28 de frbrem, ak miten que el cacheo integral esta relacionade con ef densibe 51a asennddad, eebionde cumplir unos requisitos: «a) E) derecho a la uitimidad penonal ceasserady ene} att ~ 18.1 aparece configurade como un derecho fundarnental, estricumnente vincslads: la propia personalidad y que deriva, sin duda, de la digmished de da personas feemarar que ef art. 10.1 reconoce. Entrafando is extstencta de os dtibite propia s eesoreada trente a la accidn y ¢l conocimiento de los dems, asoqumg ~ vega Nay. pautas de neces coke Peis mien reacted andsann devia ssa De a OM pp ses * CAPETULO ML del recluso, como una manifestacién especifica del derecho a la intimidad de la perso- na; sobre todo atendiendo al caso de que no entrafiase una amenaza para Ja seguridad y el orden del Centro que hiciera imprescindible adoptarlas. Pues no puede considerarse justificacién suficiente de la medida, la simple alegacién de que en la generalidad de las prisiones las comunicaciones intimas son el medio habitual para que los presos reciban desde el exterior objetos peligrosos 0 estupefacientes. Ya que sdlo posee un cariicter genérico, cuando lo relevante a los fines de justificar una medida que limita el derecho constitucional reconocido en el articulo 18 CE es, por el contrario, que se hubiera constatado por la Administracién penitenciaria que tal medida era necesaria para velar por el orden y la seguridad del establecimiento, en atencién a la concreta situacin de éste o el previo comportamiento del recluso™. El Reglamento penitenc! io prevé, en sus articulos 68 y 93, la posibilidad de rea- lizar cacheos con desnudo integral de los presos por motivos de seguridad concretos ¥ especificos, cuando existan razones individuales y contrastadas que hagan pensar que el recluso oculta en su cuerpo algdn objeto peligroso 0 sustancia susceptible de causar dao a la salud o integridad fisica de las personas o de alterar Ja seguridad 0 convivencia ordenada del Establecimiento, y cuando se esté en la modalidad de vida en departamentos especiales. No obstante, para un sector doctrinal, entre los que cabe citar a Peiteado Mariscal, no produce lesién 0 menoscabo del cuerpo, por lo tanto no resulta afectado el derecho a la integridad fisica, pero sf puede verse afectado el de- recho fundamental a la intimidad corporal si recaen sobre parte fntimas del cuerpo 0 inciden en la privacidad’. Las SSTC 218/2002, de 25 de noviembre, Fj. 4, y 57/2004, de 28 de febrero, ad- miten que el cacheo integral esta relacionado con el derecho a la intimidad, debiendo cumplir unos requisitos: «a) El derecho a la intimidad personal consagrado en el art. 18.1 aparece configurado como un derecho fundamental, estrictamente vinculado a la propia personalidad y que deriva, sin duda, de la dignidad de la persona humana que el art. 10.1 reconoce. Entrafiando la existencia de un dmbito propio y reservado frente a la accién y el conocimiento de los demas, necesario —segiin las pautas de nuestra cultura— para mantener una calidad minima de vida humana. De la intimi- dad personal forma parte la intimidad corporal, de principio inmune en las relaciones juridico-ptiblicas frente a toda indagacién o pesquisa que sobre el propio cuerpo qui- siera imponerse contra la voluntad de la persona. Con lo que queda asi protegido por STC 37/1989, de 15 de febrero, Fj. 6; 231/198, de 2 de diciembre, Fj. 3. ‘ ‘ PEITEADO MARISCAL, P., La ejecucién jurisdiccional de condenas privativas de libertad, Edersa, 2000, pp. 670-671. 3 : Escaneado con CamScanner LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE LOS RECLUSOS el ordenamiento el sentimiento de pudor personal, en tanto responda a estimaciones y criterios arraigados en Ia cultura de la propia comunidad, b) Ya con referencia al con- creto dmbito penitenciario una de las consecuencias mis dolorosas de la pérdida de la libertad es 1a reduccidn de la intimidad de los que suften privacidn de libertad, pues quedan expuestas al piblico, € incluso necesitadas de autorizacién, muchas actua- ciones que normalmente se consideran privadas e intimas». Mas, se ha agregado que ello no impide que puedan considerarse ilegitimas, como violacin de la intimidad aquellas medidas que la reduzcan més alld de lo que la ordenada vida en prisién re- quiere. La STS 707/2008, de 30 de octubre, ejemplitica los conceptos de inspecciones istros corporales. No es ocioso recordar aqui que el fundamento tiltimo de la intimidad corporal es Ja dignidad de la persona, Recordemos que en el Capitulo sobre la dignidad analicé que el limite a toda intervencién es la dignidad, ello implica que ha de permanecer inalterada cualquiera que sea la situacién en la que la persona se encuentre, consti- tuyendo, en consecuencia, un minimum invulnerable que todo estatuto juridico debe asegurar, de modo que las limitaciones que se impongan en el disfrute de derechos individuales no conlleven un menosprecio para Ia estima que, en cuanto ser humano, merece la persona, aunque «s6lo en Ja medida en que tales derechos sean tutelables en amparo y unicamente con el fin de comprobar si se han respetado las exigencias _que, no en abstracto, sino en el concreto dmbito de cada uno de aquéllos, deriven de Ja dignidad de la persona, habra de ser tomada en consideracién por este Tribunal como referente», Por tanto, los cacheos han de realizarse conforme al principio de proporciona- lidad, siendo necesario que la medida sea id6nea para alcanzar el fin constitucio- nalmente legitimo perseguido por ella, segdn nuestro Tribunal Constitucional, «que haya sospechas fundadas, necesarias o imprescindibles, y que el sacrificio que se imponga no resulte desmedido en comparacién con la gravedad de los hechos o de Jas sospechas»*™. * SSTC S7/1994, de 28 de febrero 0 207/196, de 16 de diciembre, BSTC 110/1084, de'26 de noviembre, Fj. 8: 120/1990, de 27 de junio, Fj, 9 y 137/190, de 19 de julio, Fj. 7: $3/5984, de 28 de febrero, Fj. 3; 117/194, de 25 de abril, Fj. 3; 207/1996, de 16 de diciembre; 151/1997, de 29 septic. © STC Hi/1993, de 18 de noviembre, «La Ley no podria configurar supuestos de privaciGn de libertad que no corresponds a ls finalided de proteccidn de derechos, bienes o valores constitucionalmente reconocidos © que ogee se ents de indcwerminacién crearan inseyuridad o incertidumbre insuperable sobre su modo de aplicacién ‘sdssttrx y lazspoco podria incurrir en fata de proporcionalidad». También lo indica el art. 18 Convenio Europeo Escaneado con CamScanner CAPITULO MH C) OTROS AMBITOS CUESTIONADOS DI ELA INTIMIDAD EN LOS CENTROS PENITENCIARIOS A la luz de lo examinado hasta ahora, podemos advertir que existen una serie de pectos que fundamentan el binomio intimidad-recluso, Por ejemplo, Jo referente a la intimidad familiar es considerado como parte de la proteceién de ta familia, como derecho constitucionalmente protegido de toda persona, como base para la adecuada reinsereidn social del preso y no derivar en un desarraigo familiar. Pero, en este aspec- to, debemos difereneiar entre intimidad familiar y vida familiar, Se parte de la argu- mentacidn de entender que la intimidad familiar es una extensiGn de la intimidad per- sonal, la intimidad familiar es el derecho a que permanezcan desconocidos aspectos no de la persona individualmente considerada, sino como perteneciente a un grupo de personas entre las que existen determinados vinculos y que denominamos familia”. La diferencia entre ambos aspectos es a quign va dirigida la intromisiGn. Asi, es- tamos ante una violtcién de la intimidad personal si la intromisién la sufre la persona individual, © estamos ante una violacién de la intimidad familiar si la intromisién se produce contra un individuo en su calidad de miembro de una familia, Se trata, por ende, de un derecho a la intimidad en supuestos distintos que trascienden de la esfera meramente individual de la persona y se conectan con las relaciones que ésta mantiene dentro de su micleo familiar®. Para mayor abundamiento, Mieres® es de Ja opinién que la intimidad familiar opera ad extra, esto es, garantiza un ‘rea de inmunidad frente a [a intromisiones ajenas, pero no compite con ta intimidad personal, y presupuesto de Ia intimidad familiar es la existencia de vida familiar. A mi juicio, se trata de derechos, diferentes, extralimitados con argumentaciones divergentes, ya que en lo referente a Ia familia su proteccidn viene regulada por el articulo 39.1 de la CE. La doctrina ha discutido sobre el alcance y contenido del derecho a la intimidad familiar, asi surgen las reorias organicistas® que lo entiende como el derecho a Ja intimidad de las personas en cuanto miembro de una familia y no en cuanto a personas individuales, Esta tesis es la sostenida por los Convenios intemacionales en cuanto ™ REBOLLO DELGADO. L... El derecho fundamental a la innmidad, cit. pp. 283-284. © GUILLO SANCHEZ-GALIANO, A,, «lntimidad familiar», en VWAA., Perfiles del Derecho Constitucional a 4a vida privada y familiar, Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1996, p. 241: REBOLLO DELGADO, L., El derecho fundamental a la intimidad, cit, p. 284. en su opinisn habria que distinguir entre dos derechos distintos, uno el derecho a la intimidad personal stricta sensu y otro un derecho a la intimidad familiar. La janis. prudencia del Tribunal Constitucional no lo entiende asi —Sentencia 231/1988, de 2 de diciembre, MIERES MIERES, LJ, /ntimidad personal y familiar. Prontuaria de Jurisprudencia Constitucional, Arai, ‘Navarra, 2002, pp. 38-39. El Tribunal Consttucional no apoya tal postura. "© Seguidor es VIDAL MARTINEZ, J. «Manifestaciones del derecho a la itimidad personal y fansiliar, cit. pp. 1032 y ss. ' 129 Escaneado con CamScanner LOS DERECHOS FUNDAM! a la teorfa de la distingue vida privada y vida familiar, Frente a esta teorfa se encuen| situaciones de privacidad familiar, dando importancia al cardcter de las relacion: la intimidad familiar. La doctrina, asimismo, discute sobre la legitimacién procesal, tema que no sera analizado por mi parte. Por otro lado, no debemos confundir el derecho a la intimidad con acciones pri- vadas e intimas de los hombres, éste es el caso de la sexualidad, En tal sentido, Rutz Miguel entiende que es discutible sostener que la integridad psiquica y moral forma parte de la esfera del derecho a Ia intimidad, aunque el Tribunal Europeo de Derechos Humanos si lo considere. c El derecho a la intimidad personal de los presos no comporta un derecho subjetivo a una celda o habitacién individual, como lo prevé el articulo 19.1 de la LOGP. Lo tinico cierto es que esa comparticién, per se, no implica, a criterio del Tribunal Constitucional —STC 195/1995, de 19 de diciembre, Fj. 3— la vulneracién de la intimidad del recluso. No podria hablarse, por tanto, sobre la base de la LOGP, de un derecho subjetivo del recluso a Ja celda individual. Idea que fue defendida en su origen por el Tribunal. Argu- menta que pese a que la Ley y el Reglamento penitenciarios establecen que el recluso ocupard una celda individual, asimismo admiten la posibilidad de convivencia de varios sin que por ello hayan de considerarse vulnerados los mencionados preceptos de la le- gislacién penitenciaria. La argumentacién del Tribunal, en este punto, adoleceria de un esfuerzo teorizador sobre la eventual emergencia de este derecho subjetivo de kas propias previsiones de] articulo 18 de nuestra norma suprema. Por més que, como se apunta, el resultado final serfa exactamente el mismo: inexistencia de tal derecho. Sefiala cn este sentido, Duque Villanueva que «{...] al igual que no cabe inferir del contenido del derecho ala intimidad [...) 0 de la garantia a la inviolabilidad del domicilio el derecho a poseer 0 disfrutar de un domicilio espacio fisico en el que desenvolver la vida privada y familiar, tampoco creo que pueda inferirse como contenido del citado derecho fundamental en el mbito penitenciario el derecho de los internos a alojarse en celdas individuales [...»°*. concretar, como. En sentido amplio y, a efectos de nuestro estudio, nos intere: Reviriego Picdn®, que existe una muy «dificil disociacién entre la humanizacién de © Defendida por LACRUZ BERDEIO, J.L. y SANCHO REBULLIDA, E,, Derecho de familia, Bosch, Barcelona. 1983, RUIZ MIGUEL. C., La configuracién constinicional del derecho a la intimidad, cit. p. 82. ~ DUQUE VILLANUEVA, 1.C., «£1 derecho ala intimidad personal y familiar en ¢l mbito penitenciario», Pertites

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