ESCRITOS-27
EL NUEVO CINE DE TERRORHORROR: EL NUEVO CINE
DE TERROR
1, LO ATROZ Y LO MONSTRUOSO EN
LA CULTURA POPULAR
Que las llamadas “clases populares”
siempre han gustado de cierto tipo de
literatura y de espectaculos, que podria
mos denominar como morbosos 0 maca-
bros, parece una evidencia irrefutable. En
la actualidad tenemos ejemplos tan
ilustrativos como la prensa sensacionalista
britanica, dedicada a la exposicién minu-
ciosa de crimenes, o en nuestro pais el ya
veterano “El Caso”. Esta prensa, espe-
cializada en “sucesos”, parece la heredera
més reciente de una tradicién cultural, que
va desde los romances de ciegos, con sus
relatos de crimenes, a toda una serie de
manifestaciones de la cultura popular, en
las que lo obsceno, lo escatolégico y lo
monstruoso se dan a menudo la mano.
Por otra parte poseemos también el
ejemplo hist6rico de las ejecuciones puibli-
cas, que si bien eran organizadas desde el
Poder del momento, estatal o eclesiastico,
gozaban de una gran aceptacion por parte
de la llamada plebe. Junto a ellas podemos
rastrear una constante presencia, alo largo
de la historia, de rituales de tipo sacrificial.
Ritos sangrientos, fiestas populares,
excesos verbales: todos estos fendmenos
tienen en comtin, al menos en apariencia,
un cierto regodeo en lo atroz, en lo mos-
truoso. Pero quizas se trate solo de hechos
engafiosamente semejantes y, sobre todo,
alejados de experiencias actuales, como la
propia obscenidad macabra del especta-
culo televisivo, el ya descrito fenémeno de
laprensa sensacionalista o, lo que al fin de
cuentas aqui pretendemos estudiar, el
nuevo cine de terror.
Comencemos por el principio, por tratar
de encontrar y separar los caminos que,
desde la cultura popular, nos pueden llevar
a comprender prdcticas culturales
institucionales contemporaneas. Y lo pri-
mero es intentar definir que entendemos
aqui por “cultura popular”, un termino que
procede fundamentalmente de la antro-
pologia, y que casi todos los autores
equiparan al concepto de “fiesta”. En este
sentido los ritos populares, la fiesta popular,
no serian sino el desarrollo “de un discurso
casi completamente ajeno a la politica,
desinteresado de los axiomas de jerarquia
y estratificacién promulgados por el Estado
y que proyecta un cédigo de moral social
esencialmente distinto del de aquel” (1). En
esto el autor citado coincide plenamente
conun clasico de los analisis, ain hoy muy
escasos, de la cultura popular, como es
il Bajtin. En efecto, Bajtin habla, a pro-
pésito de los ritos y espectaculos carna-
valescos en la Edad Media, de una “dua-
lidad de mundos”, de como estos espec-
taculos “ofrecian una visién del mundo, del
hombre y de las relaciones humanas total-
mente diferente, deliberadamente no-ofi-
cial” (2). Eran una segunda vida, otro uni-
verso cultural en el que se parodiaba a la
vida normal construyendo provisional-
mente una especie de “mundo al reves”.
De este modo, los andlisis que efectua
Bajtin del Carnaval, pueden extrapolarse,
segun deducimos del citado texto de
Delgado Ruiz, a todo el universo simbélico
de la cultura popular, constituido en “un
auténtico reino del absurdo, del escandalo,
donde lo sublime y lo obsceno, lo atroz y lo
carnal se confundian en un nudo de refe-
rencias completamente ininteligibles fuerade su Idgica” (3). Dos mundos, dos univer-
sos simbélicos (el de la cultura oficial del
poder jerarquico, del Estado, y el de la cul-
tura no-oficial o popular) que han existido
uno al lado del otro no sin problemas. La
cultura oficial ha ignorado, rechazandolo
como absurdo, el universo cultural popular,
almismo tiempo que ha tratado de anularlo,
percibiendo en él siempre un peligro para
‘sus intenciones de lograr una hegemonia
absoluta.
Estos recelos por parte de la cultura
oficial han llevado a lo largo de la historia a
la adopcién de una variada gama de acti-
tudes, desde la simple prohibicién (del car-
naval, de rituales sangrientos con ani-
males, etc) al olvido mas absoluto por parte
de la literatura y la ensayistica “culta” de los
relatos tradicionales. El interés parcial que,
sin embargo, hoy percibimos por estudiar
estos fenémenos, incluso desde la Univer-
sidad, quizds obedezca a su desactivacién
como potencialmente nocivos. En este
sentido es posible que los antroplogos
solo sean “aves crepusculares; aves que
tan solo planean cuando las tradiciones se
hallan en su ocaso para dar testimonio de
como se desvanecen en la noche" (4).
Retomaremos mas adelante este tema,
el de la aceptacién por parte de la cultura
Oficial del mundo tradicional cuando este ya
es soloun fésil, una inocua pieza de museo.
Ahora lo que nos interesa es separar,
diferenciar los multiples aspectos que con-
figuran ese universo ritualistico y mitico po-
pular. Para ello vamos a dividirlo en tres
ordenes 0 registros: el de la palabra, el de
las representaciones y el de los ritos
2. LATRASGRESION DE LA PALABRA
El registro de la palabra en el universo
simbdlico popular es aquél que configura
toda una TRADICION ORAL, no escrita,
que va desde el folklore obsceno de los
nifios hasta los cuentos populares. Lo que
C. Gaignebet ha denominado “folklore obs-
ceno de los nifios”, es decir los cuentos y
pequefios relatos que se van trasmitiendo
en el mundo infantil, con muy leves varia-
ciones, a lo largo del tiempo, es sin duda
alguna un hecho lingiiistico, es decir una
trasgresién que opera en el registro simbo-
Jico de la palabra. Trasgresiones que sobre-
pasan, con mucho, toda otra trasgresién
posible en la realidad empirica. “El folklore
oral infantil, que no se distingue del lengua-
je infantil, se nos presenta, pues, como la
forma socializada y fijada de abuso del
lenguaje” (5); tomando aqui el concepto de
abuso del lenguaje enunciado por Levi-
Strauss, como signos de los cuales se abu-
sa cuandg nose les dé el empleo reservado
alos signos, es decir, ser comunicados.
La obscenidad, de este modo, es enlos
niflos un hecho lingliistico: “Se podria ima-
ginar un estadio de racjonalidad tal que
estando prohibidos unos actos determina-
dos, esta prohibicién no afectara igualmen-
te alas palabras que los designan’ (6). A
partir de aqui, y segun C. Gaignebert, enla-
zariamos con un concepto de la obsce-
nidad como forma de lo sagrado, de la tras-
gresi6n caracteristica de la fiesta (siguien-
do la definicién de Roger Caillois en “L'hom-
me et le sacré”).
En perfecta continuidad con esta tradi-
cidn oral infantil se situan los cuentos popu-
lares. La misma o parecida temdtica, que
siempre sorprende al lector actual, por lo
atroz o desmedido de la trasgresién verbal
que enuncian. Veamos algunos ejemplos,
tomados de trascripciones literales de frag-
mentos de cuentos populares:
“El guisado de carne de culo”
Era un matrimonio que dice la mujer:
—WMira, mafana voy a poner cocido.
Y dice el marido:
—Pos bueno, pon cocido.
Conque ya dice ella:
—Anda, ahora no me he acordao de
traercarne. Pos nada, yo me corto un cacho
del culo y se lo echo al cocido.Conque ya llega el marido y se ponen a
comer cocido; se comen el cocido y dice el
marido:
—Uy, que sabor tan raro tiene el cocido;
a culo 0 yo no se a que sabe.
Conque salta el gallo:
—ikikiriki,
icarne de culo comen aqui! (...)
“La asaura del muerto”
Esto erauna madre que mand6 a su hija
a comprar carne a la carniceria y se habia
acabao, o lo que sea; cogié y se fue al
cementerio y le arrancé la asaura a un
muerto que hab/an enterrao aquel dia; y se
trajo la asaura. La trajo y por la noche la
estaban friendo, asi, pa hacer la cena y
saltaba mucho la asaura, saltaba mucho.
total, que yalacomieron. Y se acostaron: se
acostaron la madre con la hija.
Entonces, cuando llegé ya, asi la me-
dianoche, llegé el muerto Ilamando a la
puerta; y decia:
—jDame miasaura ura,
que me la quitaste de la sepul-
tural! (...) (7).
Antropofagia, automutilacién caniba-
Iistica, necrofagia..., las trasgresiones
verbales parecen retomar temas clasicos
en la mitologia infantil y popular: el cuerpo
fragmentado, la reapropiacién de los muer-
tos dentro del corpus social, etc.
3. REPRESENTACIONES
CARNAVALESCAS
El carnaval es,.o mejor dicho fue, un
espectaculo sin parangén posible dentro
del universo de representaciones cultu-
rales institucionales que hoy conocemos.
En efecto, son muchas las diferencias que
separan, desde la misma topologia y
puesta en escena espacio-temporal del
espectaculo, al carnaval de, por ejemlo, el
teatro ala italiana que se impone a partir del
Siglo XIX. En el carnaval todo el pueblo, la
totalidad de la sociedad, es, o puede ser,
actor y espectador al mismo tiempo, ambos
papeles son intercambiables, no existe la
barrera del “escenacio”. Por lo mismo, el
espacio de la representacién, el escenario,
es la ciudad toda, la totalidad del espacio
ptiblico, las calles, plazas y demas lugares
en los que se desenvuelve la vida social.
“Los festejos de carnaval, con todos los ac-
tos y ritos cémicos que contienen, ocupan
un lugar muy importante en la vida del
hombre medieval. Ademas de los carna-
vales propiamente dichos, que iban acom-
pafiados de actos y procesiones compli-
cadas que llenaban las plazas y las calles
durante dias enteros, se celebraban tam-
bién la “fiesta de los bobos" (festa stulto-
rum) y la “fiesta del asno”, existid también
una “risa pascual” (risus paschalis) muy
singular libre, consagrada porla tradicién.
Ademas, casi todas las fiestas religiosas
pose/an un aspecto comico popular y pu-
blico, consagrado también por la tradicion.
Es el caso, por ejemplo, de las “fiestas del
templo”, que eran seguidas habitualmente
por ferias y por un rico cortejo de regocijos
populares (durante los cuales se exhibian
gigantes, enanos, monstruos, bestias “sa-
bias”, etc)” (8).
Exhibicién de lo monstruoso corporal,
junto a trasgresién, también, de ciertas
barreras que limitaban, ena vida normal, la
expansién del cuerpo, fundamentalmente
entorno ala comida y el sexo. Estas fiestas
carnales, eran ante todo una vivencia de
cierto caos, de la abolicién de las jerar-
quias, del poder, de la ley. Y aqui, como
ocurria con las trasgresiones puramente
verbales, volvemos a entroncar con la idea
de la fiesta como experiencia de lo sagrado
primitivo, de un momento en el que la
experiencia del caos no es sino latransici6n
entre un tiempo viejo, que ha de morir, para
que surja un tiempo nuevo. Pues, segun
Cardini, la fiesta es un sistema de dominio
del tiempo que el grupo social sabe que
podra administrar. Pero, como se logra
ese dominio del tiempo?. A través de algo,
sin duda, parad6ji
Como dijo Louis de Thomasin, el alma mis-
ma de la fiesta es el sacrificio.4, RITUALES DE SACRIFICIO: LA
VIOLENCIA Y LO SAGRADO
De este modo enlazamos con lo que
hemos considerado eltercer registro dentro
de la llamada cultura popular: el de los
rituales. Ritos que siempre son, de un modo
u otro, de sacrificio. Normalmente se trata
del sacrificio ritual de animales, un ejemplo
de lo cual serian los rituales taurinos popu-
lares que aun hoy, y de forma asombrosa,
perviven en la peninsula ibérica. El proble-
ma aparece cuando se trata de los sacri-
ficios humanos. Algunos antropélogos han
generalizado al decir que todo ritual no es
sino la puesta en escena del sacrificio de
una victima humana inocente. El ejemplo
més caracterisitico es René Girard y su
teoria del “chivo expiatorio” (9), segin la
cual toda sociedad en crisis busca una
victima propicia, generalmente alguien ex-
terno a ese grupo social y que, ademas, no
pueda proseguir el destructor circulo vicio-
so de la venganza. A partir de aqui extrae
Girad conclusiones muy discutibles.
Quizas el problema esté en que se mete
en un mismo saco, a la hora de hablar de
practicas rituales sacrificiales, a las prove-
nientes de ambos mundos culturales, como
se da a entender en el siguiente texto: “La
practica del sacrificio humano y de otras
formas de violencia ritualizada se remonta
hasta el alba del hombre. Incluso los Nean-
derthales lo habian efectuado..”. Pero mas
adelante el mismo autor, ala hora de poner
ejemplos concretos, encuentra el ya tépico
de los aztecas, quienes “ejecutaban sus
sangrientos sacrificios con una asombrosa,
por lo moderna, angustia ante la degra-
dacién energética del universo” (10). En
estas palabras esta presente, de forma
implicita, la propia contradiccién que supo-
ne globalizar todo tipo de rituales: los
aztecas son asombrosamente“modernos”,
ya que no tenemos que olvidar que cons-
tituyeron una sociedad culturalmente
avanzada y, sobre todo muy jerarquizada,
con estructuras estatales fuertes y sdlidas.
Por eso creemos conveniente establecer
una diferencia respecto a los rituales, que
es la misma que hemos sefialado para los
otros dos registros de la cultura popular: por
un lado estarian aquellos ritos pertene-
cientes al universo simbdlico ‘popular’ y por
otro los que se inscriben dentro de las
prdcticas institucionales de un poder de tipo
estatal.
Para establecer esta diferencia convie-
ne pensar los diversos Ambitos de cada uno
de estos dos universos: ambos tienencomo
objetivo fortalecer determinados lazos so-
ciales, dotandolos de legitimidad y, portan-
to ambos han de establecer un universo
moral. Lo que ocurre es que el Ambito de la
cultura popular es “ese cosmos cerrado,
que raras veces transciende las pequefias
comunidades humanas (la familia, el pue-
blo, el barrio.." (11). En este pequefio mun-
do los lazos que el ritual sacrificial, por
ejemplo tdurico, pretende reforzar son los
de los hijos con la madre. Nos moveriamos
en.un universo de lo materno, en el que el
orden del mundo se perpetua gracias a la
sumisién, puramente cultural, de los
instintos, y a la vivencia ritual de la expe-
riencia de caos. Sin embargo una sociedad
organizada a una escala mucho mayor
requiere otro orden, necesita del Estado y,
portanto de otros vinoulos sociales que Son
los del intercambio y la produccién.
Para establecer este nuevo orden, el
Estado intenta utilizar elementos prove-
nientes de la cultura popular, ya que la
“fiesta” es impensable dentro del marco
cultural institucional. Mas adelante detalla-
remos algunos mecanismos de apropia-
cién. Ahora lo que nos interesa es algo que
ha quedado en el aire: el problema de la
violencia y su relacién con la cultura. Pare-
ce claro que la violencia hacia el otro, la
destruccién del semejante, no es sino la
abolicién total de la ley, y por tanto la diso-
lucién del lazo social y del mismo concepto
de cultura. Por eso la violencia ritualizada
que supone el sacrificio de animales es una
eficaz valvula de escape para impedir la
propagacién desordenada de la violenciaen la comunidad: este es al menos el
método que fundamenta el universo sim-
bdlico popular. El sacrificio ritual de ino-
centes por parte del Poder, para reforzarlos
vinculos sociales, intentaria inscribirse
también dentro de esta dindmica. Servirfan
como ejemplo, de lo que decimos, desde
los sacrificios aztecas hasta la caza de
brujas o los autos de {é, practicas todas
ellas en las que se pretende subrayar las
diferentes jerarquias sociales y la constitu-
cién del otro (la victima) en algo diferente,
en el “enemigo”, aboliendo su estatuto de
semejante, es decir de hijo, el también, de
una madre.
Dentro de esta apropiacién del ritual por
parte del Estado estaria la puesta en
escena de la guerra (que intenta comenzar
siempre como una fiesta), ldgico desarrollo
de la dinamica establecida por las socieda-
des jerarquiadas, en lasque la trasforma-
cién del otro en enemigo, y por tanto en
objeto a destruir, no es sino la natural pro-
longaci6n del orden social instaurado. En
cualquier caso guerras y sacrificios huma-
nos Sonmomentos de abolicién de laley, en
los cuales se hace posible el fracaso de
toda cultura y la posibilidad real de devo-
racién del otro. Aqui nos encontrariamos
con una presencia de lo real (en sentido
lacaniano), tras un déficit de los simbélico.
‘Aunque despues de esta catarsis, que vie-
ne a ser la violencia ritualizada, surguird
siempre un nuevo orden, esta vez mucho
més estable.
5. LOS MECANISMOS DE APRO-
PIACION CULTURAL: LA FIESTA
FRENTE A LA EXPERIENCIA
ESTETICA
Esta apropiacién del rito sacrifical por
parte de la cultura jerarquizada (cuyo expo-
nente mas significativo quizds sea el auto
de fé medieval), no es sino el modelo maxi-
mo de apropiacisn, por parte del universo
simbélico oficial, de la riqueza cultural
tradicional. No olvidemos que la violencia
ritual es la puesta en escena del propio
fracaso de la cultura, es decir el cuestio-
namiento del dominio de lo simbélico y lo
imaginario, de la palabra y la representa-
cién, sobre lo real. La violencia sobre el
otro, como puesta en practica de un fantas-
ma canibalistico, es el fin de la ley, y por
tanto la imposibilidad de cualquier lazo
social. Por eso, cuando llega la crisis, oca-
sionada por la paulatina disolucién de los
débiles lazos del intercambio social, la
institucion estatal se ve abocada a la catar-
sis de la violencia ritualizada, como forma
de evitar, por asi decirlo, males mayores.
La violencia del sacrificio seria una
forma de eliminar el maximo desorden, la
violencia individual y no jerarquizada. Por
eso la cultura moderna, puesta en pie por el
desarrollo de! estado burgués, quizas no
sea sino el intento de evitar toda violencia
no socialmente util (es decir no economi-
camente productiva), incluso la sacrificial.
Para poner en marcha este proceso la
cultura oficial ha necesitado apropiarse,
cada vez mas, de elementos simbdlicos
tradicionales. Trataremos de hacer una
breve historia de ese proceso.
Por lo que respecta ala tradicién oral de
la cultura popular, hay un largo camino que
comienza con el mismo paso del relato
desde lo oral a lo escrito. Todo el rico
universo de los cuentos, de los romances
de ciego y del vocabulario carnavalesco va
transformandose paulatinamente en la no-
vela moderna. Es este un proceso que
puede observarse en miltiples autores,
desde Frangois Rabelais hasta Miguel de
Cervantes, como muy bien analiza Bajtin en
su obra ya citada. Para Bajtin, Don Quijote
y Sancho Panza reflejan a la perfeccién el
conflicto entre los dos universos culturales
(oficial y no-oficial). También sefiala este
autor, de forma muy pertinente, como las
representaciones carnavalescas son la
base del teatro burgués, en el cual se ha
establecido ya la barrera que separa a los
espectadores de los actores, Entre medias
estar el modelo del “globo”, o teatro circu-
lar en el que se representaban las obras de
Shakespeare.Estos mecanismos de apropiacién de la
cultura popular alcanzaran su maximo
apogeo durante el siglo XIX, con la narra-
tiva y el teatro constituidos en practicas
culturales dominantes. De este modo, la
experiencia “estética”, como un acto mas
del sujeto moderno, individualista y auto-
suficiente, viene a sustituir a la experiencia
de la fiesta, un acto cultural colectivo. La
vivencia estética trata, asu modo, de poner
de nuevo en relacién al sujeto con lo sa-
grado, como forma de reforzar el azo so-
cial, convirtiendo en innecesarias tanto ala
violencia ritual como ala fiesta. Nos encon-
tramos pues, frente a frente, con dos for-
mas diferentes de hacer posible lo social
desde las dos culturas: la experiencia esté-
tica (como un mecanismo puesto en mar-
cha por la cultura oficial) y la fiesta (como
mecanismo tradicional). En ambos casos
se trata de un reforzamiento de lo simbdlico
y lo imaginario frente a lo real de pasar al
acto, que siempre es acto canibalistico de
destruccién del otro. Lo que ocurre es que
“experiencia estética’y “fiesta” parecen ser
incompatibles, pues la primera trata siem-
pre de apropiarse de todo el territorio, de ser
la Unica forma posible de cultura.
6. LA ECLOSION DE LA IMAGEN-
ANALOGICA: DE LA PINTURA AL.
CINE.
Hemos hablado del desarrollo, alo largo
de toda la época moderna, de la experien-
cia estética, a través del teatro y la novela.
Pero junto a ellas también se encuentra otro
Ambito de la cultura que hasta ahora hemos
ignorado: el de las representaciones pictéri-
cas. La pintura, tal y como hoy la entende-
mos, configura un aspecto quizas insdlito
hasta el Renacimiento y la llegada del
Estado Moderno; puesto que en las cultu-
ras institucionales pre-modernas la “ima-
gen" es siempre una prolongacién del dis-
curso, es decir de la simbologia del Poder.
“El Roménico y el Gético suministran ejem-
plos innumerables de pinturas plenamente
discursivas, prolongacién literal del discur-
so que en el interior del recinto sagrado
pronunciaran sus sacerdotes: cada icono
es un simbolo que encuentra su equiva-
lente en el discurso religioso; igualmente,
su ordenacién en el fresco —su ubicacién y
dimensiones— responde a un sistema de
valores plenamente estructurado, jerarqui-
zado. Asi lo fue hasta el Renacimiento.
Pero con el Renacimiento aparece un pro-
blema nuevo: el naciente sistema de repre-
sentacién es analégico con la percepcién
visula: el ojo empieza a engafiarse, a con-
fundir la representacidn con el referente (es
decir con la imagen perceptiva): lo imagi-
nario —es decir, el Ambito de las identifica-
ciénes y seducciones visuales exteriores y
anteriores ala economia del signo— emer-
ge en un terreno hasta entonces dominio
absoluto de lo simbélico)” (12). A partir del
Renacimiento se instaura la imagen-ana-
légica, como una practica cultural en cierto
sentido nueva. Junto a ella habria que citar
a la musica, pues no olvidemos que la lla-
mada musica “clasica” habré de transfor-
marse en el mas puro exponente de la
“experiencia estética”.
De este modo, y tomando como inicio a
la pintura renacentista, y sus técnicas
perspectivistas, es facil establecer un cierto
desarrollo histérico de la imagen-analé-
gica. La fotografia seré un nuevo hito y el
cine la culminacién de todo un proceso. En
efecto, con la llegada del cinematégrafo, a
finales del XIX, confluyen diferentes préc-
ticas culturales institucionales: el teatro, Ta
novela y la imagen-andldgica, funda-
mentalmente. El cine puede considerarse
como sintesis perfecta de todas las prac-
ticas culturales modernas. Del teatro toma
lasala, el Ambito espacial en el que se lleva
acabo elacto social de la exhibicién de una
pelicula. También toma el escenario, tras-
formado en pantalla rectangular (de dimen-
siones similares a la embocadura teatral).
De la novela, las estructuras narrativas, el
narrador omnisciente (un cédigo funda-
mentala la hora de establecer el sistema de
representacién {ilmico clasico). La pintura
figurativa y la fotografia serdn la misma
base del espectaculo cinematografico; esdecir un tipo de representacién que, al
afiadir el movimiento, lleva la imagen ana-
Iégica a su maximo desarrollo. Es la cul-
minacién de un proceso légico.
Pero la llegada del cine supone ademas
algo muy importante: nos encontramos
ante un arte de masas. Por primera vez en
la historia, el Poder logra poner en marcha
una practica cultural institucional de carac-
ter universal, que se acopla perfectamente
a la macro-escala del sistema estatal. El
cine permite, también, llevar los codigos de
la cultura oficial moderna hasta las clases
populares, haciéndoles asi participes de la
“experiencia estética”. Ello supone intentar
ocupar, esta vez de manera definitiva, un
amplio espacio que, hasta ese momento
estaba reservado a la cultura popular. Un
ejemplo muy caracter'stico de lo que deci-
mos es lo que ocurrié en el ambito de la
cultura anglosajona (en la que luego el cine
habriade triunfarcon prontitud): “A partirde
los afios 1840 y, especialmente, despues
del fracaso final del cartismo revolucionario
(1853), las clases dirigentes (del Reino
Unido) lanzan un movimiento de gran en-
vergadura, cuyo objetivo sera ni mas ni
menos que el control (la “recuperacién”
dirfamos hoy) del conjunto de los ocios
obreros (...).Los blancos principales eranla
crueldad con los animales (deportes de
calle con animales), la profanacién del
sdbado y la intemperancia” (13). Un aspec-
to paralelo a este control de las manifes-
taciones culturales populares sera el paula-
tino desarrollo de espectaculos con “linter-
nas magicas” primero, y el cine despues.
No olvidemos que en la Gran Bretafia, con
la llamada “escuela de Brighton”, se dan,
con muchos afios de anticipacién, las pri-
meras experiencias de un “lenguaje” cine-
matogrdfico que luego configuraria lo que
Burch ha denominado M.R.1. (Modelo de
Representacién Institucional).
7. EL CINE PRIMITIVO Y LA CULTURA
POPULAR
Sin embargo cuando surge el
cinematégrafo en Europa, este debe de-
senvolverse, sobre todo en paises como
Francia, dentro de un marco ambiguo, en el
que atin predominan muchos elementos
provenientes de la cultura popular. Son
varios los autores que han sefialado como
la topologia del espectaculo cinemato-
~ grafico “primitivo” no tiene nada que ver con
lo que luego ser el MRI (y su maximo
exponente, el cine de Hollywood). En estos
primeros afios el cine es un espectaculo de
barraca de feria o de music-hall, lugares en
los que confluye un publico abigarrado,
participativo que se situa, dentro de esa
dualidad que hemos establecido, mucho
més cerca de la légica de la fiesta que de la
experiencia estética.
Las similitudes entre el cine primitivo y la
cultura popular no se refieren unicamente a
una topologia del espectaculo comin, sino
que, y estonos interesa ahora més, hay una
tematica también comtn. El ejemplo mas
fe nos lo aporta el cine de Geor-
. Aunque no podemos detene-
mos ahora en este apasionante asunto, si
que podemos sefalar como hay una clara
presencia en las peliculas de Méliés de lo
popular, Cualquier espectador un poco
atento puede percibir hoy un “encanto”, de
cuento infantil o tradicional, en los maravi-
llosos filmes de Méliés que se conservan.
En estas peliculas aparece de nuevo lo
teratolégico (monstruos, enanos, gigantes,
etc) y el cuerpo fragmentado, sobre todo las
decapitaciones: “El melémano” o “El hom-
bre de la cabeza de caucho”, ambas de
1901, son juegos con cabezas separadas
del tronco. Esto aparece de forma mas
explicita en “L’homme de téte ou les quatre
tétes embarrasantes”, cuyo truco consiste,
segun el historiador Georges Sadoul, en
“cabezas cortadas vivas y sobreimpresio-
nadas en fondo negro” (14). El tema de las
decapitaciones se hace totalmente expli-
cito en peliculas que tratan de representar
una ejecucién famosa en la época, como si
la camara hubiera estado dentro de la
prisién. Es por ejemplo el “cuadro” final de
“Historia de un crimen” (1906), en el que se
ve la decapitacién mediante la guillotina delcriminal y la posterior exhibicién de la
cabeza recien cortada al publico. La repre-
sentacién cinematogratica de decapita-
ciones fué prohibida por el gobierno francés
en 1911.
Estas prohibiciones se producen al
mismo tiempo que el ptiblico se va acos-
tumbrando a la sala cinematografica, de-
jandose atrapar y fascinar por unos relatos
que suponen la simbolizacién perfecta de
toda esa profusin de lo imaginario, que
hab/a supuesto el cine primitivo. Acabado
el modelo de representacién primitivo, el
cine alcanzarfa su edad de oro y su maxima
capacidad para ser una practica cultural
institucional de amplisima aceptacién
popular.
8. LA CULTURA DE MASAS Y LA T.V.:
EL ESPECTACULO
TERATOLOGICO.
Conelpropio desarrollo légico del M.R
que, al mismo tiempo supone su crisis,
llega, después de la II Guerra Mundial, un
auténtico monstruo: la “cultura de masas”,
es decir unas practicas culturales hibridas,
que no pueden ser inscritas ni dentro de la
“fiesta” (cultura poular) ni de la “experiencia
estetica” (cultura institucional). La cultura
de masas, que duda cabe, emerge del
Poder, del sistema, pero de algtin modo es
algo que, a diferencia de la experiencia
estética, escapa por completo a su control.
Dentro de este magma proliferativo, can-
cerigeno, de la actual cultura de masas, se
pueden situar mejor fendmenos a los que
hacfamos alusién al principio de este
trabajo, como la prensa sensacionalista-
amarilla o la propia T.V., que es el modelo
paradigmatico de la cultura masmediatica.
Enefecto, laT.V.,cada vez mas, retoma
los temas de la cultura popular. Incluso
Burch ha sefialado una especie de vuelta al
cine primitivo: "Nos sorprende constatar
que en muchos aspectos la T.V. de los
networks americanos constituye una
“vuelta” a la 6poca de Nickelodeon: espec-
taculo permanente cortado en trozos de un
maximo de diez minutos de duraci6n; un
pubblico de entra y sale, pasa y vuelve a
pasar, al ritmo de sus actividades cotidia-
nas, segun el capricho de los botones de
mando; una “mezcla adultera” de géneros;
y, sobre todo, quizas, la confusién entre
realidad y ficcién” (15). Este supuesto
retorno a ciertas formas superficiales de la
cultura popular se puede observar con solo
mirar un “telediario” o cualquier otro progra-
ma informativo y su insistencia en mostra-
mos cadaveres mutilados, bien por acci
dentes o bien por el terrorismo. Lo esca-
toldgico, lo obsceno, es la base del espec-
taculo televisivo. De nuevo asistimos a un
despliege de lo imaginario solo que ahora
enun ambito muy diferente: lo privado.
De este modo, el afan monopolista de la
cultura institucional ha dado lugar a un
monstruo: una cultura que ha logrado llevar
lo imaginario “popular” (que antes se
desarrollaba en el contexto socializador de
la fiesta) al Ambito de lo privado (lugar de la
experiencia estética). Al haber ocupado lo
“popular”, devaluado y banalizado, el am-
bito individual de la estética, hace imposible
tanto la experiencia de la fiesta como la
puramente estética. Anulado, pues, todo
posible contacto con lo sagrado, el ritual
cultural pierde su funcién. Sin querer ser
apocalipticos, tenemos que sefialar aqui
como la actual violencia difusa de nuestras
sociedades no puede ser leida ni desde el
Ambito de la cultura popular ni desde la pro-
pia cultura institucional que la ha generado
Aunque en este terreno las buenas in-
tenciones parecen no servir de mucho, la
Unica solucién quizds esté en el fin de la
légica de dominio absoluto por parte de la
experiencia estética, reservando un lugar
que haga posible, de nuevo, la fiesta. En
nuestro entorno tenemos un ejemplo increi-
ble, maravilloso, conmovedor, de sintesis
entre experiencia estética y fiesta: no referi-
mos alos ritos tauricos que sonlas “corridas
de toros”, que se alimentan tanto del univer-
s0 simbélico popular (las capeas y encie-
ros) como de la estética (el arte del toreo)Sin embargo, y por desgracia, estamos
asistiendo a una nueva campatia de des-
prestigio de estos rituales culturales (ver
sino las campafias del diario “El Pais” y de
la propia T.V.E., apoyados por algunos
“intelectuales") en nombre de un proyecto
estatal todavia mas fantasmal y difuso
llamado “Europa’.
9. LOS NUEVOS GENEROS
CINEMATOGRAFICOS Y EL CINE
DE TERROR
Dentro de este marco, en si terrorifico,
del espectaculo teratolégico que suponen
los mass-media y la T.V.; el cine, una vez
pasada la crisis del cine clasico de Holly-
wood, se ha adaptado a la situacién pro-
duciendo nuevos géneros: el pornogratico
y el cine de “horror”. A partir de los afios 60
se hacen presentes estos géneros que
pretende ir mas alla de la representacién,
es decir mostrar lo inmostrable, alcanzar lo
real.
Sin embargo tanto el cine pornogratico,
que pretende representar el goce, ir mas
alla del principio de placer; como el cine de
horror, que intenta mostrar lo real del
cuerpo (incluso su propio y crudo soporte
anatémico), denotan una terrible falta de
simbolizacién. Son monstruosos en si,
pues despliegan un imaginario no sujeto a
lo simbélico (como ocurria en el cine de
Hollywood), pero que ademas, y dada la
propia disposicién topolégica del espec-
taculo, se desenvuelve en un dmbito en el
que lo social no puede intervenir, al haber
sido abolida toda posibilidad de fiesta.
Y cuando lo imaginario no puede engan-
charse con lo simbélico, cuando es la pro-
pia representacién la que lo impide, surgue
lo real. Es decir el sufrimiento, lo insopor-
table. El actual cine de terror pretende
ahogar lo real enunbafio de sangre, enuna
proliferacién de visceras. Pero, glo logra?.
LUIS MARTIN ARIAS
(1) Delgado Ruiz, Manuel, “De la muerte de un
dios. La fiesta de los toros en el universo
simbélico de la cultura popular’. Ed,
Peninsula. Barcelona, 1986, pag. 17.
(2) Bajtin, Mijail. "La cultura popular en la Edad
Media y en el Renacimiento. El contexto de
Frangois Rabelais”. Ed. Barral. Barcelona,
1974, pag. 11.
(8) Delgado Ruiz, M. op. cit., pag. 258.
(4) Cardini, Franco. "Dias sagrados”. Barce-
lona, 1984.
(6) Gaignebet, Claude. "El folklore obsceno de
los nifios”. Ed. Alta Fulla. Barcelona, 1986,
pag. 235,
(6) Ibidem, pag. 235.
(7) Camarena Laucirica, Julio. “Cuentos
tradicionales recopilados en la provincia de
Ciudad Real’. LE.M. C. Real, 1984, pags. 43
y 154,
(8) Bajtin, M., op.cit. pag. 10.
(9) Girard, René. “El chivo expiatoric
grama, Barcelona,1986.
Ed. Ana-
(10)Antén, Jacinto. “El homicidio sagrad
Diario “El Pais/Temas de nuestra époc:
Madrid, 1-9-88, pag. 8.
(11)Delgado Ruiz, M., op. cit. pag. 256.
(12)Gonzalez Requena, Jestis. “Del lado de la
fotografia; Una historia del cine en los
margenes del sistema de representacién
clasico”, Publicado en “Los afios que con-
movieron al cinema” A.W. Filmoteca G.
Valenciana. Valencia, 1988.
(13) Burch, Nol, “El tragaluz del infinito". Ed.
Cétedra. Madrid, 1987, pag. 97.
(14)Sadoul, Georges. “Historia del cine mun-
dial". Ed. Siglo XXI. México, 1979, pag. 31.
(15) Burch, N., op. cit. pag. 264.PROGRAMA
CICLO: “HORROR: EL NUEVO CINE
DE TERROR”
OCTUBRE 1988
Lunes 3 - 7,30 h.
“VIERNES 13, ULTIMO.
CAPITULO”
(Friday the 13th - the final chapter)
de JOSEPH ZITO
EEUU. 1984 Color. 89 minutos.
GUION: Barney Cohen, segin un argumento de
Bruce Hidemi Sakow.
FOTOGRAFIA: Joao Fernandes.
MUSICA: Harry Manfredini.
INTERPRETES: Kimberly Beck, Peter Barton,
Crispin Glover, Barbara Hower.
A partir del enorme éxito de piblico obtenido por
“Viernes 13° (Friday the 13th, 1980) de Sean S.
Cunningham, durante los cuatro siguientes afios se
realizarian otras tres peliculas, conformando una
auténtica serie, Con "Viernes 13, ultimo capitulo” se
acaban los relatos en torno alos sangrientos crime-
nes de Jason. La pelicula es fruto de la colaboracion
de un experimentado realizador de films de psi
tas, que ya habia dirigido otto titulo de éxito "El
asesino de Rosemary” (Rosemary's Killer, 1982), y de
Un experto en truculentos efectos especiales
Martes 4 - 7,30 h.
“LA COSA”
(The Thing)
de JOHN CARPENTER
EE.UU. 1982. Color. 97 minutos
GUION: Bill Lancaster, segiin un argumento de John
Campbell.
FOTOGRAFIA: Dean Cundey.MUSICA: Ennio Morricone,
INTERPRETES: Kurt Russel, Wilford Brimley, T.K.
Carter, David Glenon, Keith David.
El ocupante de una nave extraterrestre que habla
liegado hacia mucho tiempo al Polo Sur es liberado de
su_tumba de hielo por unos imprudentes expe-
dicionarios. Una de las mejores “peliculas de mons-
truos”, con unos excelentes efectos especiales de
Rob Bottin; basada en el guién de John W. Campbell
para una pelicula producida en 1951 por Howard
Hawks (‘EI enigma de otro mundo"), con la que sin
embargo mantiene importantes diferencias.
Miércoles 5 - 7,30 h.
“LA MOSCA”
(The fly)
de DAVID CRONENBERG
EE,UU. 1986. Color. 100 minutos.
GUION: Charles Edward Pogue y David Cronenberg,
Basado en una historia de George Langelan.
FOTOGRAFIA: Mark Irwin.
MUSICA: Howard Shore,
INTERPRETES: Jeff Goldblum, Geena Davis, John
Getz, Joy Boushel.
Un ciontifico realiza experimentos para lograr la
desintegracién de la materia y su teletransportacién a
otra terminal donde vuelve a ser reconstruida. Des-
pués de conocer a una joven y atractiva periodista,
intenta teletransportarse é| mismo, pero un fatidico
accidente ocurre en su viejo y solitario laboratorio.
Este "remake" do un film dirigido por Kurt Neumann en
en 1958 es, sin embargo, bastante diferente del
original, del que prdcticamente sélo tomala idea base,
Jueves 6 - 7,30 h.
“HELLRAISER. LOS QUE
TRAEN EL INFIERNO”
(Hellraiser)
de CLIVE BARKER
G. B, 1987. Color. 93 minutos
GUION: Clive Barker
FOTOGRAFIA: Robin Vigdeon
MUSICA: Christofer Young
INTERPRETES: Androw Robinson, Clare Higgins,
Ashley Laurence, Sean Chapman
Una familia ocupa una vieja casa en la que ha vivido
el hermano del marido, un aventurero que
supuestamente ha desaparecido. En el desvan de la
casa comenzaran a ocurir extrafios fenémenos: apa.
recerd un atroz mensajero del otro mundo, sediento
de la sangre que necesita para volver a ésie.
Un espeluznante film, leno de terrorificos efectos
especiales en los que continuamente se pone a
prueba la capacidad del espectador.Viernes 7 - 7,30 h.
“LA MATANZA DE TEXAS”
(The Texas chainsaw massacre)
de TOBE HOOPER
EE, UU, 1974. Color. 83 minutos.
INTERPRETES: Marilyn Burns, Allen Danziger, Paul
A. Partain, Gunnar Hansen.
En una apartade zona de Texas, un grupo de jévenes
son atacados por una enloquecida familia de
matarifes. El film que, sin duda alguna, mas influencia
ha ejercido sobre el nuevo cine de terror, retomando
un tema mitico, que aparece continuamente en la
simbologia de la cultura popular y mitolégica: el
cuerpo fragmentado, como poderoso fantasma que
nos conecta con vivencias inconscientes, como el
temor a la pérdida de_miembros, al descuartiza-
rmiento, ala vuelta, en definitiva, a un estadio en ol que
peligra la unidad corporal.=) CAJA rovu.an feeb