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CAPITULO 2. El dominio No resulta facil comprender que las mujeres soporten tanto tiempo situaciones de violencia o que interpongan una denuncia para retirar- a dias después. Aunque se conozca bien el proceso de dominio y con- dicionamiento en el caso de las sectas, cuando se trata de mujeres en pareja, los psicoanalistas, confundiendo las causas y las consecuencias, continian hablando de masoquismo: «Se trata de masoquismo; es decir, una busqueda activa del fracaso y el sufrimiento, que fundamenta la necesidad de saciar una necesidad de castigo. Una fuerza irreductible impulsa a esas personas a sufrir».' No obstante, la mayor parte de los profesionales han dejado de es- tigmatizar a las mujeres victimas de violencia conyugal y estan de acuer- do en afirmar que no presentan un perfil tipico, que se encuentran en todos los grupos sociales y en todos los niveles socioculturales. «La per- sona dela mujer maltratada no presenta fallos particulares que la harian susceptible de dejarse encerrar en una relacion violenta: la configura- cin dela relaci6n basta para explicar la trampa.»* ee coals mujeres no se ponen en peli s ache do i ae = pees algae por machos, por hombres a Sue tae ee eee Brera luros, potencialmente violentos. Esto supon- GEL deal lenta que existen distintos tipos de hombres violentos y ‘0S No presentan externamente ninguna caracteristica de chismo. Igualmente, puede admitirse que una mujer pueda sentirse se- ee tte ¥ lucida por distintos tipos de hombre, sin que por ello acepte violencia. 1, Damiani, C., Les Victimes, Paris, Bayard, 1997, a Dutton, D. G., The Domestic Assault of Wormen, Newton, Mass., Allyn and Bacon, 1988. 58 MUJERES MALTRATADAS f icion social, jer muj sea su personalidad 0 su posi : ier mujer, sea cual sea sl s sone), Ce aa aufrir la violencia de su cOnyuge, pero cierto: puede verse oP/i86 dad facilitan, en ocasiones, el «enganche> # <3 nooae fensas de la mujer. Hablar de vul- epee hapa ieee Hou a una patolog{a, la mujer atraiga o aa este nod de situaciones, sino simplemente que, se esta cla- ge de agresiones, algunas presentardn una resistencia meno? ees Trl enganche se produce a partir de una complementariedad psfqui- cade los dos protagonistas, Puede ocurrir que una mujer haya quedado Sebilitada por un episodio infantil muy gravoso, como por ejemplo un Sbuso sexual, En este caso, un compajiero potencialmente violento pue- de aprovecharse de su fragilidad. Pero también puede suceder que una mujer, sin ninguna otra vulnerabilidad mas que ser mujer, caiga en la trampa, si tiene la mala fortuna de encontrarse con un petverso narci- sista que explotara cualquiera de sus defectos. La vulnerabilidad de las mujeres es de orden social, vinculado a su posicién de mujer, o de orden psicolégico, relacionado con su historia 0, incluso, con su personalidad, como vamos a ver a continuacién. LA VULNERABILIDAD DE LAS MUJERES _El hombre més optimido puede oprimir a un ser que es su mujer. FLORA TRISTAN Su vulnerabilidad social aes Sena tienen todes las mujeres para abandonar a un cén- € com, i se ti ee NaelSotS Hala ee cae Prende si se tiene en cuenta el estatus de la sie aes urea lad ylas telaciones de sumisién/dominacién que has ee zB! sey is aoe Pueden dejarse atrapar en una re- 5 lo ar que oc l i fates que do al lugar q ‘upan en la sociedad, ieee a ee de ei sonsad, Estas violencias no serian ye era inst. ici jeti vas. A pesar de una toma de meen = eee le Sesens pect ierta, la violencia conyugal contintia castigando durament. tural, vemos incluso que se 4 ey, con el Pretexto de la diversidad cul- sometidas a Ja vigilancia de los hy ‘am: i castigarlas si su comportainientone ce fouls lec SS EL DOMINIO iglo, Durante este sigio, reset i mujeres, es entre hombres y e r a jaciones ener eas la paridad va instaldndose For te continda percibienc ins mujeres como pasiva ilimentar estos estereotiPos edu rel Aan sho sociedad, nantes, ¥ 4 hijos para que $ cando a sus Diem sensibilidad y sus rf su alimentos ue no loren dejen 2100186050 90 pcs, com, es vllenes, pate que ensenan alas isa due ag, en emociones entraree en las necesidades de los °° P! j ‘rariamente, roles de Jano profesional, se atribuye a las mujeres, mayor a eo tuaa Pijdado. A pesar dela anticoncepeion y a el aborto, ey jeres sigue siendo la reproducci6n de Ja especie y la See Be gar. No sorprende que, confinadas desde hace siglos en oy atin tarden en afirmarse y pone! fin a su sumisiOn. fo aan eteneoripos de la masculinidad y la feminidad son un feyeo reciente, pues datan de la Revo lucién industrial del siglo xvii? A lo masculino se le atribufa la fuerza, el valor, la voluntad de actuar. Lo fe- menino implicaba dulzura, paciencia e instinto maternal. El Cédigo Na- poleénico confirmé esta situacién al privar a las mujeres de cualquier Serecho y al convertirlas en propiedad de su marido. Pero, en esa €PO- ca, aunque se lamentaba la violencia fisica de los hombres hacia las mu- jeres, se aceptaba la dominaci6n porque, a cambio, el hombre debia aportar, en principio, seguridad y proteccin. El articulo 213 del anti- guo Cédigo Civil francés afirmaba: «El marido debe proteccién a su es- posa, que, como contrapartida, le promete obediencia». La dominacién de los hombres sobre las mujeres es localizable tan- toen elnivel social, donde persisten desigualdades y discriminacién, co- mo en el plano de los valores, donde todo lo que atafie a lo femenino es minusvalorado sisteméticamente. La violencia ejercida contra las muje- ae “pales de modo distinto segdin el contexto, pero, en el fondo, se tata del mismo fenémeno, Se denomina «malo tratos»en una rlacién , Kagresiones sexuales» de todo ti i mal Peet ipo en la sociedad y «acoso se- omo, desde un punto de vi istorii , sta derado el tinico que tiene el poder cae es out: : ‘ a ujer cluida, esta circunstancia ha condicionads ax wenn et Wuedado ex. su modo de pensamiento 2: Mosse, G., L'lmage de Uhomme, Vinvention de la viri Z ” *, Vinventic rirtlite rm P casts La nagen del hombre lecreacin dela modes aes as Abbe culnidad, Madvia, ey 1997 rad, = = SV SeVVuuuww wo 60 MUJERES MALTRATADAS desde la cuna: «jEs asf porque siempre ha sido asi!», Esta representa: ién social, compartida por todos, manticne jos eotescon poe « pe ergs le evoluci6n de las costumbres. Asi, Jas mujeres han apr eras. sempeiiar el papel que se les ha asignado, aunaue ese papel las minus, valorara. Nos encontramos con lo que Pierre Bour: ieu ha ae nade «violencia simbélica»: «[El dominado] adopta para si, sin sal ero, el punto de vista del dominante, adaptando en cierto modo, para evaluar- se, la logica del prejuicio desfavorable».4 E! discurso feminista sobre las relaciones sociales de género puede parecer superado, ya que, desde hace unos cincuenta afios, las mujeres han adquirido mas poder en la sociedad; aun asi, esos roles sexuados no se han visto alterados ni un 4pice en sus fundamentos, ya sea en el mun- do laboral o a nivel familiar. Siempre se hace recaer en la mujer la res- ponsabilidad del éxito de la pareja y, aunque ahora se les reconoce el de- recho al placer, también se les pide que estén sexualmente liberadas, que sean atractivas y seductoras. Las revistas femeninas, en particular las destinadas a las chicas muy jovenes, rebosan de consejos para sedu- cir y satisfacer sexualmente al compafiero. Esta violencia vinculada al patriarcado y tolerada desde hace largo tiempo fue denunciada por las feministas en la década de 1970. Demos- traron que la violencia contra las mujeres, al reforzar su dependencia, permite a los hombres continuar ejerciendo su control y autoridad. Crearon redes de solidaridad, abrieron estructuras de acogida y aloja- miento, redactaron y propusieron modificaciones de la legislacién. Asi- mismo, ayudaron a las mujeres a interponer denuncias e intervinieron para que los sucesivos Ministerios de Justicia, los medios de comunica- ci6n y, después, el gran publico siguieran el tema. Al principio, se ha- blaba de mujeres golpeadas, Puesto que era necesario solucionar lo mas urgente y mas visible; es decir, la violencia fisica, El término malos tra- tos se introdujo después para demostrar que no sélo habia golpes. En los paises anglosajones se utiliza el término domestic violence (violencia doméstica), pero algunas feministas, que sosticnen que no todas las agresiones a las mujeres Se producen bajo el techo familiar, rechazan es. te término y prefieren «violencia sexista» o «violencia de género». Ade- hy te Espatia acaba de adoptarse la ley integral contra la violencia de 4. Bourdieu, P., La Domination di if Parsiods An 2, 2003), masculine, Paris, Seuil, 1998 (trad. cast.: La dominacién masculina, EL DOMINIO lencia de paresa ¥# Por mi parte, he preferido uxiizar el érmino violencia mas alld del hecho cultural relacionado con la p i i i i con la la sociedad, se trata de una violencia intima, vinculada oe fectiva. Asi, uno de los miembros de la pareja, CoP jeres 2 ide imponer su poder por la fuerza. roximidad al pendencia de su sexo, trat: te el feminismo esté superado en tanto que movi- do una influencia considerable en las mentalida- des y ha tenido el mérito de hacer visibles determinadas Se No obstante, un discurso feminista demasiado caricaturesco puce le encon- trar detractores en ‘elseno mismo de las victimas dela violencia, que no fe reconocen en él. Algunas feministas radicals, que ier que se queja de la viole allegados la aconsejen Ser fa». La prensa femenina, @ pesar continua vel reparar, curar las he: ‘nia del hogar. Asimismo, u' lino, pueden incitar a las i Cambia de novio!», «jDisfruta sin No resulta sorprendente que alguns hecho de ser «castigadas» si no lo consi que la violencia forma parte de las cosas «no bles de la vida. Aprenden a controlar el miedo, piensan nes delos hombres son un peligro como aprender a protegerse. Ademés, su madi 63 resulta dificil. ee cata actieud Basie: ndete! jNo te de} 7 com al estado de sujet les us hijos: «|Defié “156 amable, hay que S° se olencia verbal de wt o ae tun poco mas ue noha tenido su de algunos pO- hiculando imagenes de mujeres ridas afectivas de su tilizando el es- mujeres a adoptar comporta- impedimentos!»- as mujeres consideren normal iguen. En ocasiones, consideran divertidas» pero inevita- que las agresio- cualquier otro, del que hay que re ya les habia advertido cuan- i éles asi, es POrd’ do eran més jvenes: «;No hables con extrafios! {No dejes que los nifios te manipulen a su antojo!». Por un lado, se educa a las nifias para que esperen al principe encan - tado y, por otro lado, se las pone hombres. Cuando son mujeres, no en guardia contra todos los demas han aprendido a confiar en sus sen- timientos y filtrar los auténticos peligros. En caso de id os E 5 agresion, dud: su propia percepcién de la realidad e, incluso, puede suteder si a mencionen la agresién que han sufrido, por miedo a que las eos olas culpabilicen todavia més. Porsupuesto, adaptarse a los roles atribuidos tradicionalmente a |: nte alas anes teporta ciertos beneficios. gi Soe es cierto que son ae ién se sienten protegidas por ia Separacion, tendran miedo di si ie implemente, diran: «}Es mAs facil quedarse que m: Prefiero vivir con él, aunque no me a Henle con esas mujeres fra- ceca sue de los hombres, pero s. En el momento di i le considerar € encontrarse solas con los nifios y, archarse!», : di i i as, antes que tachar seis afios de vida duiera y me lo haga pagar todos los cosa. €n pare}; Pareja y tener que empezar otra huella de ese pasado no tan lejano, : su a ia adaptarse ; las expectativas de la sociedad. La femanidee padarie suchas chicas jovenes, €D ser atractivas en elp' ano isico, dades de los demas, y ellas ‘dables, dulces y estar atentas alas necesi ; yi ee ‘liacién de la sumisi6n, la dependencia, la fragilidad. demasiado, ya que, si no, po- stra violento, podrian consiste, param Jo expresan por m Es preciso que sean seductoras, Pero no drian pasar por provocativas y, si el chico se mue: decir que ellas lo han buscado. Las mujeres se forjan un «yo ideal» en funcién de las normas socia- les vehiculadas por su familia y la sociedad. Por eso algunas, siguiendo el modelo de la madre disponible y entregada, piensan que, para con- soe un hombre, hay que demostrar abnegacién y sumision. Al ha- oS aprendido de muy jévenes que para merecer el amor de sus padres o ae a litiles oon la felicidad de los demas por delante de la su- a, hacen demasia lo por el otro y se autori i Te necediciades: y orizan poco a satisfacer sus pro- Como soci: Fi . | iedcte a las mujeres se las considera responsables del Tedtessetlaee oe ‘ nyuge pierde el control y adopta aptitudes vio- ces de cambiar la oe. Sentiren creuiened HOE nO=c CADE eee ne ee por dejarse tratar asi, vergiienza cesidetrearun hogar felts lo, de satisfacer a su conyuge, incapa- MUJERES MALTRATADAS 64 j irmarse puede ser una i i Jas mujeres para afirm: ee ne tal donde debian acallar sus deseos Pa ) ) ) ) _ Tras una escena violenta dond i6 iz, si sell es mimui ues mcr A ase Coe cs colegio, me lo encontré acostado di : einen loenel i : Sy aean nea Sve aoe le fin. eis Se trata de actuar -sentimiento, soe arreglo a un modelo y dejar de lado el re edird a las mujere: ¢ ante la situacién jeres rebelarse ante la s i6n y, 5 stituird un obstacul, ulo suplementari ‘ario para po: mer- EL DOMINIO su vulnerabilidad psicolégica Es masoquismo? ultades que tienen para ayudar i las difict alistas, ante [a5 ¢ yyugal, atribuyen este blogueo os psicoan : Ale oes victimas de violencia conyug a Jas mujeres victima ma el discurso freudiano, ¢l masoquismo femenino seria algo ; de la mujer’ y estaria relacionado con su pasividad. Sin embargo, si releemos @ Sacher-Masoch, el sadomasoquismo no ae absoluto relacionado con Ja pasividad. En efecto, en este tipo ae r la- cidn, es el propio masoquista quien, mas alla de las apariencias, ejerce gn poder sobre su compaiiero sadico al marcar en cierto modo las reglas del juego; en el sadomasoquismo, los dafios corporales estan limitados, Ssdifieadlos, aceptados. Los dos miembros de la pareja escogen este mo- Se de relacion dominante/dominado y fijan conjuntamente las reglas. Esto no sucede en modo alguno en el caso de una mujer que sufre en su pareja una violencia que no ha elegido en absoluto. propio del se Como muchas mujeres victimas de su pareja han sufrido violencia en la infancia, estos mismos psicoanalistas consideran que ellas experi- mentarfan «una satisfaccién de orden masoquista al ser objeto de ma- los tratos y, de este modo, bajo los golpes de su cényuge, obtendrian placer” al recuperar la proximidad con el cuerpo del progenitor vio- lesa Al expresarse de este modo, dan cancha al cényuge violento y no hacen mas que encarcelar, todavia mAs, a las muje: i6 ai > > res en ene a una relacién Segiin ellos, po: i icid ae ne ee a eee rmaban sus padres, h servado de ella una nostalgia i i A een ae demuestran que las ae ss ah kena eee lees nics inpral daniels ee a a ee an sido objeto de maltrato fisico o vez, victimas de violencia con: : is Sige oe ee) prance mae ena oe ens ENVEE Ire timos doce meses era cuat as de violencia durante los tl- TO veces m: = a malos tratos durante la infancia. ayor entre las que habian sufrido 6. Freud, §., Le Probie, ; Elproblema cconbenico dl coe es tt masochisme, O.C, t. XVI, Te Nersenantmic del nasoquismon, Obras conpleas,t XIX, Bu Paris, PUF, 1924 (trad. cast fervateur, n° 2.099, del 27 de enero al 2 de. foe ee Amorrormu, 1976). 66 MUJERES MALTRATADAS. Eve sufrié la violencia de sus padres cuando era pequefia. eee see no existfa ninguna armonfa; era un conflicto permanente: «Por la noche, solfan despertarme los gritos y las peleas, y para m{ se convirtié en uh mo- do de funcionamiento normal. Cuando se ha conocido la violencia) uran- te la infancia, es como una lengua materna que te han ensefiado»: Como un trauma anterior ha provocado la pérdida de sus defensas, estas mujeres no saben protegerse ni reaccionar a tiempo tan bien como hacen otras; en cierto sentido, se encuentran debilitadas. ¢Es masoquis- mo 0 una consecuencia mucho ms fisiolégica del trauma que han su- frido? < I r De igual modo, estudios norteamericanos han demostrado que el hecho de haber crecido en un contexto donde el padre se comportaba violentamente con la madre incrementa la probabilidad de ser violento sise es un chico y de acabar siendo victima de un hombre violento si se es una chica. ¢Se trata de sadismo para el chico y de masoquismo para la chica, 0 es aprendizaje? Puede pensarse que estos nifios han aprendido, por imitacién, que la violencia era normal en una vida de pareja. Se explica esta debilidad vinculada con traumas pasados por el hecho de que un condiciona- mien ala violencia desde Ja infancia predispone auna dependencia mismo tipo en la vida. El nuevo condicionamiento vien itui al antiguo. Mas adelante co: A: Sone . mentaremos con mds detalle esta cuestién. ocultarse Otro perseguidor en la infancia. nio gue Pesa sobre ella. sta Ultima ¢ intensificar més el domi- ay que tener cuidado y n, i crea al verdugo. yno llegar a decir que la victima es quien 8. La cursivaes del autor. 67 EL DOMINIO probleméticas psfauuicas complementarias a ‘ ae sir de pro + uluci6n amoroeace reeliza, por lo generis AP i tarias. scaafisieas complemen reas isicns o"Ton una gran necesidad de ayucet, vrs compafiero que necesite que S¢ ceupen de eh a sco cope ws compere fr bre con peceidad de domina 1°30 rata de Dlr inmadua que le parezea sumisa Y dependents Se He 2 anno, con esta leccion, mantenga #8 equili contra sus angustias. Puede ser aceptal de reparan, : le mimen- de él, que eer ble una dependencia del companero; © nar are intercambio, una reciprocidad, un respeto- Pero hay a ears des Jas palabras con doble sentido; asi, «abandonarse» oe ie = eee: jarse ir con toda confianza, por ejemplo, en elacto se: Ps puede significar capitular ante la voluntad del otro. de Ya sea por razones socioculturales, relacionadas con su estat mujeres, como acabamos de ver, o bien por razones familiares, cot por ejemplo, una carencia afectiva en la infancia, numerosas mujeres sienten tan poca autoestima que se sittian de entrada en una posici« mn de sumisi6n. Para ellas, la violencia es una fatalidad, piensan que €s su sino y que no hay otra solucién. Al haber sido objeto de rechazo 0 malos tra- tos en la infancia, piensan que solo podran amar a hombres dificiles. Otras, como no han recibido seguridad afectiva por parte de sus padres, no se consideran dignas de ser amadas y estaran dispuestas a todas las renuncias para tener derecho a un poco de felicidad. Otras, finalmente, al haber tenido una madre poco afectuosa‘o infantil, han aprendido muy pronto que debian mostrarse «reparadoras» para merecer el amor de alguien a quien se ama. Lamadre de Carole era tina madre-nifia, sie : ‘ , siempre c siempre quejandose, Incapaz de tomar una decision, eee cst dejaba que sus his sels apafiaran solos : pes ocasiones se mostraba irritable o incluso agresi H SO agresiva, i pabs porque era débil, porque a veces tena migrafias. Qu eek le siempre ha ofdo a su padre decir: «Ten mucho cuiclach oa saaldezeeiiey 0 cuidado con tu madre: Cuando conocié a Cha do les, Carol 6 hombre sélido, Ella tenia dudas; l semmos on, 0° SBCOntHAr por fin un : sie ‘ Enseguida, se puso a criticar su fide oe 10 que habia que hacer MUJERES MALTRATANO~ aenfermo y ellale Ni taba satisfecho com ella, salvo cuando estab: junca €s! mimaba. i no saben ¢s- j demasiado tolerantes y n° § Por eso las mujeres S© muestran a ee ; a = tablecer los limites del comportamiento ate de ee Ss ps saben decir lo que es aceptable para ellas y lo que no. igm: tizarlo, le buscan excusas, esperan ayudarlo a cambiar. le confianza én si mismas, in- en ser irreprochables, ama- que existen cuando alguien las necesita. a quien desean entregarselo los demas mas que de ellas las mujeres carecen d Oo ces, como | ale da del otro. Deb tentan valorarse en la mira bles, tolerantes. Sdlo sienten Viven a través de quienes desean reparar y todo. Hacen demasiado y se preocupan de los a mismas. En su «generosidad», hacen una ‘cuestién de honor el no pedir nunca nada, comprenderlo todo y perdonarlo todo. A falta de un poder oficial, se sitian de este modo en la omnipotencia. Es posible encontrar un equilibrio, mientras el com; fieste reconocimiento por todo lo que se hace por él. Pero, a poco que se muestre ingrato 0 indiferente, la mujer que mima demasiado corre el peligro de sentirse rechazada y reclamar més afecto. El hombre, abru- mado por esta demanda, puede reaccionar de manera violenta. Veremos que los hombres suelen tener un problema contrario del de las mujeres; ala impotence apieneiga de estas tltimas, se corresponde su poder aprendido, se espera de ellos que sean omnij a otentes, no sentirse a la altura. P perejaulzsnipor Los hombres viol a sean hres olsnine shen perfectamente detectar el lado repara- aan i 2 ae atlo para justificar sus deslices de compor- ne Algun s, especialmente manipuladores, reclamaran de entr: Prien oe Eee Protectores de una mujer para seducirla. Se una infancia dic), de infantil (mi madre nunca me ha querido, tuve da), de su trabajo ne ie manag anterior (era una mujer nein e A rezco). en las responsabilidades que me me- pafiero mani-

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