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D AT O S D E L A P R E S E N TA C I O N

Usuario conectado: GASCÓN ALFREDO JULIO MARÍA - 20149890034@notificaciones.scba.gov.ar


Usuario generador: GASCÓN ALFREDO JULIO MARÍA - 20149890034@notificaciones.scba.gov.ar
Estado Presentación: PENDIENTE
Organismo: JUZGADO DE GARANTIAS Nº 1 - LA PLATA
Nro de Causa: PP0600-47539-2300
Carátula: PP-06-00-047539-23/00 Rigau, Julio Segundo s/Hurto - Estafa - Estafa
APELA EXIMICIÓN DE PRISIÓN DENEGADA. SOLICITA EFECTO SUSPENSIVO (ART.
Título / Sumario:
431 CPP)
Tipo de Presentación: Escritos
Fecha: 13/10/2023 17:05:04
Observaciones
Personales:

Firmantes: GASCÓN Alfredo Julio María (20149890034). --- Certificado Correcto. Fecha de Firma:
13/10/2023 17:03:27 Certificado
T E X T O D E L A P R E S E N TA C I O N
APELA EXIMICIÓN DE PRISIÓN DENEGADA. SOLICITA EFECTO SUSPENSIVO (ART. 431 CPP)
Señor Juez:
Alfredo J.M. GASCON Abogado (Tº XXXVI Fº 146 CALP), Miguel Ángel MOLINA Abogado (Tº LIX Fº 214
CALP) y Alfredo M. GASCÓN, Abogado (Tº LXV Fº 253 CALP), defensores de Julio Rigaud, en la IPP
47539/23 con domicilio procesal en la calle 12 nº 817 piso 5º de esta Capital y electrónico
20149890034@notificaciones.scba.gov.ar, a V.S. nos presentamos y respetuosamente decimos:
1. OBJETO
De conformidad con los arts. 18 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional (en adelante CN), 7 y 8.2 de la
Convención Interamericana de Derechos Humanos; 10 y 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos; 10, 15, 20 y 21 Const. Prov., 106, 144, 148, 169, 170, 185 y 188 del CPP interponemos recurso de
apelación contra la resolución de fecha 12 de octubre de 2023 que deniega la eximición de prisión en favor
del Sr. Julio Rigau, toda vez que se encuentran reunidos los requisitos objetivos y subjetivos para que dicho
instituto proceda (arts. 421, 439 y 188 CPP) .
Dejamos pedido a V.E. que declare mal aplicado al caso los arts. 144, 185 y 188 del CPP y demás normas
referenciadas, case positivamente el fallo impugnado y disponga que corresponde otorgar a nuestro pupilo
el beneficio de la eximición de prisión.-
2. CIRCUNSTANCIAS PERSONALES:
2.1) Arraigo del encausado y ofrecimiento de caución
A fin de que se pondere que la eximición de prisión es procedente objetiva y subjetivamente, y que la
libertad del encausado Julio Rigau no pone en riesgo los fines del proceso, debe tenerse presente lo
siguiente:
Julio Rigau, es una persona de bien, carente de antecedentes penales ni policiales y no posee
capturas pendientes.
En la actualidad reside junto a su esposa sin solución de continuidad desde hace años casado con
Elida Palacios.
Dichos extremos acreditan suficientemente que Julio Rigau se encuentra arraigado desde hace ya
muchos años a un lugar determinado y con un proyecto de vida propio que incluye su trabajo y sobre todo
su grupo familia. (arts. 144 y 148 CPP), conformado por su mujer y sus hijos.
También a los efectos de neutralizar el peligro de fuga, resulta pertinente indicar que la pena en
expectativa del delito atribuido a nuestro defendido, defraudaciones reiteradas 177 hechos consumados y
45 hechos tentados, todos ellos en concurso real entre si , en los términos de los arts. 42, 55 y 173 inc. 15
del Código Penal) por el cual se encontraría imputado, según lo previsto por el inc. 3º del art. 169 del CPPP,
tiene prevista una pena cuyo mínimo permite, en caso de recaer sentencia condenatoria, -a diferencia de lo
sostenido por V.S- una pena que pueda ser dejada en suspenso (cfr. art. 26 del CP e inc. 7 del art. 169 del
CPP).
No obstante, Rigau ofrece caución personal o real dentro de la medida de sus posibilidades,
entregar documentación de viaje, sin perjuicio de que se pueda decretar la orden de prohibición de salir del
país, a presentarse ante los estrados mensualmente.
Entonces, vistas las condiciones personales antes referidas, las cauciones ofrecidas, y considerando
que el tipo penal reprochado como infra se expondrá, habilita objetivamente la exención de prisión requerida
(art. 169 inc. 1º y 3º CPPP), y considerando que tampoco existe peligro procesal cierto que no pueda ser
asegurado a través de una caución juratoria o en última instancia real, es que la eximición de prisión resulta
procedente.
2.2) Oportunidad de conocimiento del requerimiento jurisdiccional como extremo que
descarta el peligro de fuga
Por otra parte, a efectos de neutralizar un posible entendimiento de que la conducta de Julio Rigau
configura peligro de fuga, resulta preciso indicar el devenir fáctico referido al conocimiento personal de
nombrado del requerimiento que efectuara la jurisdicción.
Los extremos que señala el fallo como pautas exigidas para la proclividad al otorgamiento, o negativa del
beneficio conforme el art. 26 del CP es la carencia de antecedentes penales, y nuestro defendido carece
de ellos.
Julio Rigau ha designado sus defensores, y no ha entorpecido la investigación de forma alguna, ni
es su intención hacerlo. -
Dentro de las pautas del mentado art. 26 del CP, también se exige la valoración de “Su actitud
posterior al delito”, si bien es apresurado e incorrecto hablar de delito, lo cierto es que las condiciones que
llevaron a denegar la excarcelación por el magistrado han variado, siendo que desde el 21 de septiembre
del corriente, fecha en la que Julio Rigau retomo su libertad, ha estado a disposición de la justicia, lo que
echa por tierra los hipotéticos riesgos procesales sostenidos por el juzgador.-
Como ha quedado probado, resulta empleado de la legislatura local y el mismo posee el oficio de
electricista, siendo esta su tarea en la Honorable Camara de Diputados. –
Sus características personales han sido referenciadas en el acápite anterior, siendo un hombre de familia, al
cuidado de su mujer enferma, y sus hijos, y como ha quedado probado hasta el momento de su detención
administraba un merendero en su hogar donde decenas de niños comían todos los días.-
Respecto a la “modalidad del hecho”, al momento la hipótesis -primero hurto y luego defraudación-
no posee por fuera de la imputación ningún elemento corroborante de tal extremo, siendo que los testigos -
por fuera de 1- han señalado que voluntariamente entregaron la tarjeta a Riagu para facilitarles la extracción
dineraria, lo que torna atípica cualquier atribución delictiva.-
3. RIESGOS SANITARIOS
Su esposa Elida Palacios se encuentra convaleciente en su domicilio familiar de una seria y
avanzada enfermedad cardiaca sometida a varias intervenciónes quirúrgicas y con pronóstico reservado, tal
como ha sido acreditado con la partida matrimonial adjunta a la nunca resuelta incidencia de excarcelación
extraordinaria requerida por esta defensa.-
Dicho extemo -más allá de ser expuesto en el pedido de la nunca resuelta excarcelación
extraordanria- debió ser valorado a los fines de otorgar el beneficio requerido, omisiòn que convierte al fallo
en infundado por no abordar un elemento dirimente (art. 106 CPP).-
Cualquier modificación en las condiciones de convivencia puede resultar letal y no hay familiar
alguno en condiciones de suplirlo.-
Surge tal extremo a partir del informe médico que adjuntamos suscripto por el Dr. Huaqui lo que amerita su
ponderación en orden al art. 210 CPP.-
De acuerdo al informe acompañado al expediente, Elida Palacio se encuentra bajo tratamiento médico
completo con signos y síntomas de insuficiencia crónica en CF II/III a la espera de la resolución
endovascular de LEAK periprotesico aortica.-
Es decir, se encuentra en delicado estado con motivo de pérdidas de flujo sanguíneo y su actividad física
notablemente limitada tanto por disnea como por su obesidad mórbida.-
Cabe resaltar que el derecho de las personas privadas de libertad vinculadas con la prevención de la salud
-propia o de su entorno familiar-, merece un especial tratamiento en base a los Principios de legalidad,
judicialidad e individualidad en la ejecución de la pena (arts. 18 Const. Nac., 11 ap. 2 de la Declaración
Universal de Derechos humanos, 9 de la Convención Americana de Derechos Humanos, 15 ap. 1 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y políticos, 40 y 41 CP, 25 CPP,. 3, 4, 5, 6, 8, 10 y cctes. Ley 24.660, art. 3
y 5 ley 12.256).
Ese derecho a la salud tiene directa implicancia y resulta un factor preponderante para las obligaciones del
Estado (Art. 16, 18, 33, 75 inc. 22 Const. Nac., 12, 15, 20, 25, 30, 36 inc. 1 y 8, 56, 160 y 163 Const.
Prov.,12, 16 y 25 inc. 1° de la Declaración Universal de Derechos Humanos, 2, 10 y 11 inc. 1° del Pacto
Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, 17 y 23 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, 17 inc. 1° de la Convención Americana de Derechos Humanos, 6 de la Declaración
Americana de Derechos Humanos, 6, 20 inc. 1°, 22 a 26, 37, 45, 79, 80 y 87 de las Reglas Mínimas para el
Tratamiento de Reclusos de las Naciones Unidas, Principios X y XVIII de los Principios y Buenas Prácticas
sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad en las Américas, 3, 25 y 105 del CPPBA, 65, 158
a 167 de la ley 24.660, 3, 9 incs. 1, 2, 4 y 5, 10, 11, 70, 73 a 76, 85 a 92 de la Ley 12.256 y Resolución
SCBA 386/2020, entre otros antecedentes normativos).-
Que, en honor al principio de individualidad que rige la ejecución penal (Arts. 40 y 41 CP; 5, 6, 8 y ccdtes.
Ley 24.660; 5 y ccdtes. Ley 12.256) debe considerarse que, en el marco de las presentes actuaciones,
acreditada una situación sanitaria de especial vulnerabilidad en un familiar directo, se requiere el dictado de
medidas concretas y específicas, que aseguren la coerción, en un ámbito que de manera alguna implique
un riesgo cierto y efectivo en la salud de su esposa.-
Es pacifica la jurisprudencia de la SCBA, en base al precedente “Cels”, cuando señala que deberán
extremarse los recaudos para evitar encarcelamientos innecesarios, adoptando las medidas de cautela o
ejecución para asegurar los fines del proceso (causa P. 83.909 del 19-2-07).
4. SOLICITA SE CONCEDA LA EXIMICIÓN DE PRISIÓN
4.1) Considerando las circunstancias personales de Julio Rigau y ponderando que la pena en
expectativa que se cierne sobre el hecho imputado en razón en caso de recaer condena, la misma puede
ser de cumplimiento condicional es que corresponde REVOCAR el auto impugnado y conceder la eximición
de prisión del nombrado, en los términos del art. 185 en función del art. 169 inc. 3º del CPP.
En esta línea argumental, refuto los argumentos del fallo y fundamento los motivos por los cuales la
eximición de prisión resulta procedente en razón de no existir riesgos procesales que le den sustento a una
eventual medida cautelar privativa de libertad.
Esa esa dirección y como venimos refiriendo, el imputado ofrece caución en la medida de sus
posibilidades, así como también se compromete a cumplir con las reglas de conducta que se consideren
pertinentes (entrega de pasaporte) o bien a cumplir arresto domiciliario, lo que permite dar por tierra
cualquier fundamento referido a riesgo de fuga.
Al respecto tiene dicho el Tribunal de Casación de la Provincia de Buenos Aires (en adelante TCP),
que “si no se advierten tampoco indicios o razones manifiestas de probabilidades de fuga por las
características personales del encausado –ausencia de condena ni procesos penales anteriores, ni
declaraciones de rebeldía, ni capturas vigentes o anteriores, poseyendo residencia fija (…), sumado a que
el comportamiento (…) durante el procedimiento indica su voluntad de someterse a la persecución penal al
presentarse mensualmente ante los estrados judiciales, no cabe admitir la privación de libertad dispuesta
por la alzada al haber no constatarse con fundamentos reales y válidos que, conforme a su naturaleza
cautelar, puedan sustentarla en calidad de medida de coerción legítima y ajustada a la Constitución
Nacional.”( “V., E. D. s/recurso de casación” Sala II TCP, 14 de mayo de 2019, causa35.094).
Como puede observarse, la ley 13449 además de elevar el monto de pena para la procedencia de la
excarcelación ordinaria de 6 a 8 años, suprimió la última parte del inciso referente a la necesidad de la
viabilidad de la condena de ejecución condicional como requisito concurrente; no obstante que aquello se
cumpliría de todas maneras en el sub examine en tanto que el tipo penal en tratamiento.
En este punto es oportuno poner de manifiesto, que durante el debate parlamentario generado en
ocasión del tratamiento de la ley 13449, la senadora que presentó el proyecto de reforma, Mónica Edith
Litza, sostuvo en su defensa que “…como sociedad pasamos de un sistema que tutelaba la libertad como
principio general, a ponerle tantas restricciones que la prisión terminó siendo la regla...este proyecto lo que
hace es poner en cabeza de los magistrados la posibilidad de decidir con prudencia, con criterio y con la ley
en la mano, en qué momento esa libertad tutelada va a ser restringida, aplicando una pena privativa de la
libertad... por la Constitución Nacional se ratifican los Pactos Internacionales que son de cumplimiento
obligatorio. Por lo tanto hay un fondo constitucional en toda esta cuestión y creemos profundamente que
estamos poniéndonos de acuerdo con esos estándares”.
Llegado este punto, no hay dudas de que el fin de las medidas que restringen la libertad durante el
proceso es eminentemente cautelar: “…Esto es, evitar la fuga del imputado o el entorpecimiento dela
investigación (arts. 17 y 210, párr. 1º). (…) Por otra parte, en cuanto al riesgo de fuga (art. 221) y el peligro
de entorpecimiento (art. 222), la legislación introduce una descripción de “pautas” que deben analizarse al
momento de evaluar la inferencia de dichos riesgos. Cabe aclarar que tales aserciones fácticas también
deben ser debidamente acreditadas, de acuerdo con lo previsto en el art. 220, inc. b.” (Estándares
internacionales para el uso de la prisión preventiva y su recepción en el nuevo Código Procesal Penal
Federal, ley 27063, Lucas M. Oller).
De la forma en que el fallo desechò el pedido, aparece una indebida intención de un cumplimiento
adelantado de inexistente pena con prisionizacion.-
4.2) Por otra parte y respetando el principio de culpabilidad,debe considerarse que a los efectos de
analizar el tipo penal endilgado (art. 173 inc. 15 del CP), no debe realizarse un examen apriorístico de la
pena en expectativa, sino que se debe evaluar la escala penal asignada por el delito en cuestión y en base
a ella establecer, teniendo en cuenta el mínimo y el máximo, si cabe la posibilidad de que pueda proceder
condena condicional.
Si, por el contrario, se realizara un examen subjetivo de la cuestión, se perdería el norte de la
utilización excepcional de las medidas que restringen la libertad durante el proceso, además, dejando de ser
medidas de coerción procesal y se convertirían –como dijéramos- en un anticipo de pena para aquellos
casos que el juzgador subjetivamente considerara más graves.
Entonces, en autos, efectuando tal análisis, es decir, de acuerdo a las condiciones personales de
Julio Rigau, en caso de recaer pena sobre el mismo, la misma sería de ejecución condicional, por lo que
resulta aplicable el art. 169 inc. 3° y 7º del CPP y por ello también procedente la eximición solicitada.
Puesto que la detención del encausado resultaría desproporcionada al objeto de tutela, ya que la
condena resultaría menos perjudicial que la tramitación misma del proceso.
Es que “…el criterio de proporcionalidad obliga a analizar el objeto que se persigue con la aplicación
de esta medida restrictiva del derecho de la libertad personal, en tanto compensa los sacrificios que esta
comporta para los titulares del derecho y la sociedad. Esto significa, que no debe autorizarse el
encarcelamiento cautelar en supuestos en los que la pena prevista para el delito imputado no sea privativa
de la libertad, tampoco cuando las circunstancias del caso permitan, en abstracto, suspender la ejecución
de una eventual condena y que aquella debe cesar cuando se ha excedido la duración razonable de dicha
medida” (Estándares internacionales para el uso de la prisión preventiva y su recepción en el nuevo Código
Procesal Penal Federal, ley 27.063, Lucas M. Oller).
Es que sin perjuicio de la calificación legal que se pueda determinar, resulta de suma importancia
para evaluar la procedencia de la exención de prisión de Julio Rigau, que se tenga presente las
circunstancias personales, las garantías ofrecidas y el avance de la investigación. Ello por cuanto, no basta
en esta materia, para su denegación la imposibilidad de futura condena de ejecución condicional en
concreto, sino que deben valorarse en forma conjunta con otros parámetros tales como los establecidos en
el art. 148 del ordenamiento ritual a los fines de determinar la existencia de riesgo procesal. (Plenario Nro.
13 de la Cámara Nacional de Casación Penal, caratulada: "Díaz Bessone, Ramón Genaro s/recurso de
inaplicabilidad de ley"-30/10/2008).
El ordenamiento procesal ha regulado el encarcelamiento preventivo con carácter excepcional y
subsidiario garantizando de esta manera el derecho general a la libertad ambulatoria, partiendo del principio
de inocencia (arts. 14, 18 y 75 inc. 22 C.N) y la prohibición de aplicar una pena que cercene ese derecho
antes de que, con fundamento en un proceso regular previo, se dicte una sentencia de condena que
imponga esa pena.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el Informe N°86/2009, expresó que “…Al
realizar el pronóstico de pena para evaluar el peligro procesal, siempre se debe considerar el mínimo de la
escala penal o el tipo de pena más leve prevista. De lo contrario, se violaría el principio de inocencia
porque, como la medida cautelar se dispone con el único fin de asegurar el proceso, ella no puede referir a
una eventual pena en concreto que suponga consideraciones que hacen a la atribución del hecho al
imputado. Asimismo, en los supuestos en los que se intenta realizar un pronóstico de pena en concreto, se
viola la imparcialidad del juzgador y el derecho de defensa en juicio. La consideración de circunstancias
particulares como la concurrencia de delitos o la aplicación de reglas que impidan que la eventual condena
no sea de efectivo cumplimiento, podrán ser sopesadas en ese contexto y de acuerdo al fin procesal
perseguido, lo cual es incompatible con su utilización como pautas absolutas y definitivas. Admiten ser
valoradas para concretar la estimación de la mínima respuesta punitiva que, eventualmente, se habrá de
dar en el caso. (…) En este sentido, no se podrá recurrir a la prisión cautelar cuando la pena prevista para
el delito imputado no sea privativa de la libertad. Tampoco cuando las circunstancias del caso permitan,
en abstracto, suspender la ejecución de una eventual condena…”.
A estos fines, como derivación del principio de inocencia, corresponde la consideración "en
abstracto" de la pena prevista para el delito imputado y la estimación, siempre, de la imposición del
"mínimo" legal de la clase de pena más leve. Porque cualquier pronóstico de pena que se realice en una
etapa anterior a la valoración de pruebas y sentencia y que supere ese mínimo, conculcaría el derecho de
defensa en juicio y la garantía de juez imparcial” (los destacados me pertenecen).
Además, “…el argumento de la severidad de la sanción penal no puede ser el único a tener en
cuenta a la hora de evaluar sobre la procedencia del dictado de una medida cautelar de coerción personal,
pues si bien el mismo resulta claramente indicativo en orden a la posible voluntad del imputado de
someterse al proceso, otorgarle una preeminencia absoluta frente a otros parámetros que confronten con él
y que pudieran resultar plenamente acreditados en una causa, puede conducir a resultados disfuncionales e
incompatibles con el ordenamiento constitucional y legal” (Plenario Nro. 13 de la Cámara Nacional de
Casación Penal ya citado)
El legislador en el art. 144 CPPP entiende que la libertad es la regla y así se deben interpretar los
restantes supuestos y/o previsiones que restringen ese derecho Es así que, las disposiciones procesales
respectivas que regulan las restricciones a la libertad deben ser interpretadas de manera coherente el
principio de presunción de inocencia (art. 18 CN).
Por lo tanto, las reglas que surgen de los arts. 148 y 171 y cctes CPP, son siempre “iuris tamtum”,y
por tal admiten prueba en contrario y deben ser analizadas en cada caso concreto, acorde a las
circunstancias que marcan la evolución de la conducta procesal del imputado, ya que ello juega en función
de los fines del proceso y no como pena anticipada (art. 144 y ccdtes CPPP).
La privación de libertad de una persona tiene un indudable carácter penoso que por principio sólo se
justifica cuando luego de un juicio previo se haya acreditado la comisión de un delito por el sujeto imputado.
Recién entonces, probada definitivamente su culpabilidad, se puede habilitar el ejercicio del poder penal,
consistente en la mayoría de los casos en el encierro del sujeto.
En definitiva el código ritual autoriza al juez a denegar la libertad, es decir, encarcelar a quien no ha
sido juzgado, pero se trata de una excepción que se admite por razones de necesidad para asegurar los
fines del proceso. Contrario sensu esa disposición conduce a excluir la privación de libertad si no concurren
esa clase de razones.
En el sub examine se ha puesto de manifiesto expresamente que el comportamiento de Rigau
resulta de sometimiento al proceso penal que se sigue y que su incomparecencia en las oportunidades
referenciadas encuentra fundamento y explicación a parir de los dichos ya repasados.
Así, “...el derecho a la libertad se afirma en el proceso penal, de modo tal que aquélla es la regla y
su restricción la excepción, y toda norma que entrañe una limitación a ella, en caso de duda, se debe
interpretar en favor del procesado (...) el fundamento del encarcelamiento preventivo es la necesidad de
asegurar el descubrimiento de la verdad y la actuación de la ley (…) y mientras esos objetivos puedan ser
alcanzados con medidas menos gravosas, su justificación desaparece, operando como formas de evitarlo la
exención de prisión antes de que ocurra o haciéndolo cesar mediante la excarcelación cuando ya se
hubiese producido..." (Levene, Ricardo (h) y otros "Código Procesal Penal de la Nación Ley 23.984
Comentado y Concordado", 2da. ed., Depalma, Buenos Aires, 1992, págs. 237 y 272).
Es por ello que, la privación de la libertad anterior a la sentencia sólo será constitucionalmente
admisible, como razonable restricción al derecho de todo habitante a permanecer en libertad durante el
proceso sí: a) Existe sospecha sustantiva. b) El imputado ha sido oído. c) La libertad del imputado pone en
peligro los fines del proceso: peligro de fuga o peligro de entorpecimiento. d) La decisión es dictada por el
Juez natural y está fundada en la comprobación fehaciente de los extremos que la justifican. e) Los fines del
proceso no pueden ser asegurados por medidas de aseguramiento menos cruentas. (Arts. 144 y 146 CPP).
Cuando en el caso se dé una de las pautas establecidas por el legislador (art. 148 y 169 del CPPP),
de todos modos debe verificarse si existen circunstancias que demuestre que el imputado intentará eludir la
acción de la justicia o entorpecerá la marcha del proceso, por lo tanto, la pena que podría recaer en el
proceso es la que le asigna un valor indiciario.
A modo de ejemplo véase que aun en casos con condena no firme, es decir incluso cuando existe
alta posibilidad de que el imputado sea responsable por el delito endilgado, la CSJN mantiene el principio
de que la presunción de fuga emanada de aquellos delitos con una escala penal elevada, permite prueba en
contrario:“[n]o pierdo de vista que en el sub examine […] se dictó sentencia de condena que, aunque no se
encuentre firme, constituye una decisión sobre el fondo que, como tal, goza de una presunción de acierto
que incide desfavorablemente en cuanto al riesgo de fuga.
Sin embargo, estimo que ese pronunciamiento, aun así, no priva de significación a aquella omisión
del a quo, desde que el encarcelamiento no deja de ser cautelar, y entonces la decisión debe contener la
motivación suficiente que permita evaluar si se ajusta a los requisitos impuestos por la Corte Interamericana
[de] Derechos Humanos, entre ellos, el de necesidad, en el sentido de que sean absolutamente
indispensables para conseguir el fin deseado y que no exista une medida menos gravosa respecto al
derecho intervenido entre todas aquellas que cuentan con la misma idoneidad para alcanzar el objetivo
propuesto […]”
También el Supremo Tribunal, que hizo suyos los argumentos del Procurador en tal ocasión, tuvo en
cuenta que “…sostener que la gravedad delos delitos que se imputan justificaría, por sí misma, la prisión
preventiva, no se conformó a los mencionados criterios de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
sobre esta materia. Sin perjuicio de ello, estimo que la decisión apelada tampoco se ajustó a la garantía en
cuestión desde que le restó relevancia a las circunstancias personales invocadas a favor de los imputados,
aduciendo de manera dogmática que, al no exceder la regularidad de situaciones que se presentan en la
generalidad de los procesos, carecían de relevancia para contrarrestar aquella presunción en casos como el
presente, para lo cual concluyó que debían diferenciarse de ese supuesto denominador común. Y pienso
que ello es así pues, por un lado el a qua no analizó la incidencia de esas circunstancias en relación con la
situación particular de cada imputado, y por otro subordinó la posibilidad de controvertir la presunción de
fuga que resulta de la gravedad de la sanción amenazada a partir de condiciones que excederían las del
caso, pero que tampoco delineó” (Loyo Fraire, Gabriel Eduardo s/estafa reiterada, causa Nro. 161.070 del
6/03/14).
Además, “…Las reglas acerca del encarcelamiento durante el proceso siempre deben ser cotejadas
con los elementos del caso, donde la calificación de la conducta si bien es un elemento importante no es
definitivo. Por tal motivo, estas reglas no podrían tener efectos iuris et de iure [...] El criterio general es el
que surge del artículo 280 y las reglas de los artículos 316, 317 y concordantes, CPPN. Debe interpretarse
armónicamente con el principio de presunción de inocencia, es decir: dichas reglas son siempre iuris
tantum. A su vez, toda pauta que utilice criterios sustantivos también debe ser descartada [...] La resolución
que dispone la prisión preventiva del imputado por estricta aplicación del artículo 316, CPPN, con el único
razonamiento de que la penalidad de los hechos por los que se dictó su procesamiento impide que el
nombrado transite el proceso en libertad, ha efectuado una interpretación iuris et de iure de la disposición
procesal y por ende es inconstitucional” ( Eduardo M. Jauchen, Derechos del imputado, Rubinzal Culzoni
Editores, p. 228, con cita a la CNCC., Sala 1º, 10-11-2003, caratulada: “Barbara, R.”, JA. del 19-5-2004,
Lexis Nexis, II, fasc. 7º, p. 228).
De la presente causa no surge, a partir de las aclaraciones efectuadas, ningún indicio objetivo de
que Julio Rigau intentará obstaculizar el proceso, puesto que se conocen sus datos personales y filiatorios,
así como su domicilio real y el lugar donde desarrolla tareas laborales. Y además, ofrece caución así como
también sus sometimiento a reglas de conducta.
No puede obviarse que los riesgos procesales no se presumen, sino que deben ser acreditados.- En
el caso, solo se mencionan genéricas situaciones que no se apalancan en ninguna probanza.-
Por el contrario y se reitera, la prueba rendida hasta ahora en el legajo demuestra que Rigau no es
un hombre que pueda pretender eludir la acción de la justicia o entorpecer la investigación, siendo que ya
muchos testigos declararon desmintiendo incluso la infundada imputación.-
Es más y abundando sobre lo dicho, no se advierte del curso de la investigación que por el hecho de
continuar en libertad, Julio Rigau pueda entorpecerla, sea ocultando pruebas, o influyendo en los testigos,
etc -ningún testigo señalo haber sido contactado por nuestro defendido-. Entonces, ponderando las
circunstancias del hecho, las circunstancias especiales del encartado, se puede considerar que no
procurará eludir u obstaculizar la investigación ni burlar la acción de la justicia.
Y en consecuencia se requiere se analice la petición de exención de Rigau, en función del derecho a
la presunción de inocencia y del principio de excepcionalidad que rige las medidas cautelares privativas de
la libertad. Nuestro defendido, ofrece caución en la medida de sus posibilidades, entregar su documentación
de viaje, presentarse mensualmente ante las autoridades y sobre todo, el hecho que no existe peligro de
entorpecimiento procesal en razón que las pruebas necesarias para la producción del debate se
encontrarían debidamente aseguradas.
Por todo lo expuesto, la eximición de prisión resulta procedente (arts. 144, 169, 170, 185 y 187 del
CPPP), ya que no representa un riesgo para la investigación, ni para la presunta aplicación y/o ejecución de
una pena en caso de encontrar a mi defendido responsable del hecho ilícito que se le reprocha. Entender lo
contrario, no implicaría en términos reales más que un anticipo de pena (arts. 18 y 75 inc. 22 CN en
contrario).
Por ello se solicita que se haga lugar al recurso, se conceda la eximición de prisión bajo caución
juratoria, y subsidiariamente real solicitada en favor Julio Rigau.
POR LO EXPUESTO, solicitamos:
Se tenga por interpuesto el recurso de apelación contra el auto que denegó la eximición de prisión.-
Se lo conceda, con efecto suspensivo art. 431 CPP y (Plenario “Agüero” y Fallo “Olariaga”).-
Previo a resolver, se disponga la audiencia prevista en el art. 168 bis CPP
Se haga lugar al recurso, revocando el fallo apelado, concedienco la eximición de prisión
solicitada en favor de Julio Rigau bajo caución y con las pautas de conducta que VE estime corresponder.
Atento a que se encuentran vulneradas las garantías de libertad durante el proceso, debido proceso
legal y defensa en juicio consagradas en el art. 18 Const. Nac., hacemos reserva del caso federal en la
descartable hipótesis que V.E. no ampare a nuestro asistido.-
Proveer de conformidad
SERA JUSTICIA.-

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