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LA ESCRITURA A LO LARGO DE LA HISTORIA

¿Qué es la escritura?
Se denomina escritura a un conjunto de tecnologías de representación del lenguaje
verbal. Se trata de un sistema de representación secundaria del pensamiento, que se realiza
mediante signos o caracteres visuales inscritos en alguna superficie de soporte.

En términos más simples, la escritura es un conjunto de técnicas de preservación de


información, inscritas en un sistema de signos que representa de manera convencional
al lenguaje hablado.

La escritura, como toda tecnología, es una invención exclusivamente humana que sirve como
extensión o ayuda del cuerpo o de la mente.

Origen de la escritura
Los primeros vestigios de
escritura surgieron
aproximadamente a inicios
del neolítico, en el año 6.000 a.
C.

Son conocidos como proto-


escritura debido a que carecían
de vínculo con la lengua
hablada, siendo representaciones
visuales: dibujos,
pictogramas, símbolos.

Se trata de los antecesores inmediatos de la escritura jeroglífica, cuneiforme y pictográmica,


características de las antiguas culturas egipcia, sumeria y china, respectivamente.

Sin embargo, se puede afirmar que la escritura propiamente dicha se inventó en muchos
lugares a la vez y en distintos momentos de la antigüedad remota.

Uno de los más conocidos fue el Oriente Próximo alrededor del año 3500 a. C., cuando los
antiguos sumerios adaptaron un sistema previo de fichas de barro con que se
representaban bienes y unidades de tiempo.

El resultado fue la escritura cuneiforme: una serie de inscripciones que se hacían sobre arcilla
flexible.
Su primer alfabeto apareció en ese entonces: un silabario que reflejaba la fonología y sintaxis
de su idioma, y que fue pronto copiado y reproducido en los idiomas vecinos, como el arcadio,
eblaíta, hitita y ugarita.

Historia de la escritura
La Historia como la entendemos
hoy, inicia justamente con la
invención de la escritura y con la
posibilidad de registrar los
eventos de la civilización. Todo
lo previo se considera prehistoria.

Poco después del surgimiento de


la escritura en Sumeria, Egipto y
China (entre otros), se desarrolló
el primer modelo de alfabeto,
basado en el silabario sumerio, y perteneció a los ugaritas, habitantes cananeos de lo que hoy es
Siria.

En dicho alfabeto se representaban sólo las consonantes, pero sentó las bases para que
surgieran posteriormente los alfabetos arameo y griego, siendo este último el que introdujo las
vocales.

Los griegos, una cultura dominante en la época y en muchas posteriores, lo esparcieron por las
zonas aledañas, dando origen a otros alfabetos diferentes, incluyendo el proto-itálico del cual
surgiría el latín.

Al mismo tiempo, la Cultura del Valle del Indo, en el actual subcontinente indio, ya había
desarrollado su propio sistema de protoescritura y luego de escritura, en la cual tuvo participación
el arameo.

Se dio origen así a las familias bráhmicas o índicas, madres de las lenguas actuales del
Sudeste asiático y el Asia meridional, así como partes del Asia Central: las lenguas
indoeuropeas, sino-tibetanas, mongólicas, drávidas, tai y probablemente coreanas.

El alfabeto latino, como sabemos, se impuso luego a Europa y norte de África durante el Imperio
Romano.

El alfabeto latino fue heredado por las lenguas romances, muchas de ellas impuestas luego a
sus colonias americanas, todas con más o menos el mismo alfabeto.

Este último también sería empleado por las lenguas germánicas: alemán, polaco, anglosajón y
las lenguas nórdicas.

Soportes de escritura
La escritura no siempre requirió de los
mismos soportes que en su época inicial.
De las tablillas de arcilla de los sumerios pronto
se pasó a superficies más blandas y portátiles,
más duraderas.
Se usó también la madera, el interior de pieles de animales y sobre todo el papiro: una suerte de
papel elaborado con las fibras de una planta acuática muy común en el Nilo, invención de los
egipcios. Estos papiros se enrollaban y transportaban en envases cilíndricos.

La invención del papel de celulosa fue, en ese sentido, una gran revolución, ya que
los textos podían ser más portables, duraderos.

Además podían coserse por el borde, formando así los primeros libros, que serían patrimonio
exclusivo de la Iglesia durante el Medioevo europeo.

A esto seguiría la invención de la Imprenta en el siglo XV, lo cual permitió la masificación del
libro y su producción mecánica, sin necesidad de copistas o amanuenses, como se hacía hasta
entonces.

El nacimiento de la industria del libro que dura hasta nuestros días no habría sido posible de
otra manera.

Tipos de escritura
Existen diversos sistemas de escritura, entre los cuales están:

 Escritura sintética e ideográfica. Se componía de ideogramas, es decir, dibujos, en los que estaba
contenida toda la información mediante diversos símbolos e ilustraciones, como en los jeroglíficos o
pictogramas.
 Escritura hierática y demótica. En el Antiguo Egipto se emplearon estos dos modelos de grafía (uno
para la élite y otro para el pueblo, respectivamente), que combinaba los símbolos o pictogramas con
cadenas de símbolos interconectados para lograr significados más complejos (una suerte de escritura
de corrido).
 Escritura silábica y alfabética. Se trata de aquellas escrituras que representan las sílabas básicas de
un idioma (como la grafía del chino) o aquellas que representan cada sonido individual de cada letra
(como la del español).

¿Cuáles son sus funciones?

La escritura cumple diversas


funciones en la vida humana.

Inicialmente, la palabra poseía un


rol mágico, ritual o religioso en
las comunidades, ya que se la
vinculaba con lo sagrado (de allí los
libros sacros) o con el poder (como
en los edictos reales).

En todo caso, la escritura sirve para la comunicación de ideas: la transmisión de un mensaje,


por simple o complejo que sea, entre un emisor y un receptor que pueden estar separados en
tiempo y distancia, esto es, una comunicación en ausencia del emisor.
Del mismo modo, la escritura sirve como memoria alternativa: podemos escribir las cosas que
sabemos para volver a ellas después, sin temor a que el olvido nos arrebate el conocimiento.
La escritura tiene mayor duración que la palabra hablada y más que el pensamiento, como se
evidencia en las bibliotecas o en Internet.

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