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GENERALIDADES DEL SISTEMA LINFÁTICO

A lo largo de la historia, se ha notado que quienes se recuperan de ciertas enfermedades como la varicela,
el sarampión y las paperas adquieren resistencia (es decir, inmunidad) a la misma enfermedad. Otra
observación desde hace mucho tiempo es que la inmunidad es específica, o sea, que la inmunidad para la

OM
varicela no evita la infección con sarampión. También se reconoce ahora que el sistema inmunitario puede
reaccionar contra el propio cuerpo de la persona y causar enfermedades autoinmunitarias, como el lupus
eritematoso, la anemia hemolítica autoinmunitaria, algunas formas de diabetes mellitus y la tiroiditis
autoinmunitaria (tiroiditis de Hashimoto).

El sistema linfático está compuesto por un grupo de


células, tejidos y órganos que vigilan las superficies
corporales y los compartimentos internos con fluidos, y

.C reaccionan frente a la presencia de sustancias


potencialmente nocivas. Los linfocitos constituyen el tipo
celular que define al sistema linfático y son las células
efectoras en la respuesta del sistema inmunitario a
DD
sustancias nocivas. Este sistema incluye el tejido linfático
difuso, los nódulos linfáticos, los ganglios linfáticos, el
bazo, la médula ósea y el timo. El conjunto de los
diferentes órganos linfáticos y tejidos linfáticos suele
denominarse sistema inmunitario. Los vasos linfáticos
LA

comunican partes del sistema con el sistema vascular


sanguíneo.

Los tejidos linfáticos son los sitios donde los linfocitos


proliferan, se diferencian y maduran. Además, en el timo,
la médula ósea y el tejido linfático asociado con el
FI

intestino (GALT), los linfocitos están “educados” para


reconocer y destruir antígenos específicos. Estas son las
células inmunocompetentes que pueden distinguir entre
lo “propio” (moléculas normalmente presentes dentro del
organismo) y lo “no propio” (moléculas extrañas; es decir,


aquellas que normalmente no están presentes).

Un antígeno es una sustancia que puede inducir una


respuesta inmunitaria específica.
El cuerpo está constantemente expuesto a organismos
patógenos (que causan enfermedad) y sustancias
peligrosas del medio externo (microorganismos
infecciosos, toxinas, y células y tejidos extraños). Además,
en las células se pueden producir cambios (como la
transformación de células normales en células cancerosas)
que les imparten características de células extrañas. Una
respuesta inmunitaria se genera contra un antígeno
específico, que puede ser una sustancia soluble (p. ej., una

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proteína, un polisacárido o una toxina extraños) o un organismo infeccioso, un tejido extraño o
un tejido transformado. La mayoría de los antígenos deben ser “procesados” por las células del
sistema inmunitario antes de que otras células puedan montar la respuesta inmunitaria.

OM
.C
La respuesta inmunitaria puede dividirse en defensa inespecífica (innata) y específica
DD
(adaptativa).
El cuerpo tiene dos líneas de defensa inmunitaria contra los invasores extraños y las células
transformadas: la inmunidad inespecífica y la inmunidad específica.
• En la inmunidad inespecífica (innata), las defensas inespecíficas preexistentes
constituyen la respuesta inmunitaria innata. En todos los organismos vivos, la
inmunidad innata representa la primera línea de defensa contra la agresión microbiana.
LA

Estas defensas consisten en:

1. barreras físicas (p. ej., la piel y las membranas mucosas) que impiden que
organismos extraños invadan los tejidos
2. defensas químicas (p. ej., pH bajo) que destruyen muchos microorganismos
invasores
FI

3. varias sustancias secretoras (p. ej., tiocianato en la saliva, lisozimas,


interferones, fibronectina y complemento en el suero) que neutralizan las
células extrañas
4. células fagocíticas (p. ej., macrófagos, neutrófilos y monocitos)


5. células asesinas naturales (NK, natural killer).

• Con la inmunidad específica (adaptativa), si fallan las defensas inespecíficas, el sistema


inmunitario provee defensas específicas o adaptativas que atacan a los invasores
específicos. El contacto inicial con un antígeno específico o un agente extraño inicia una
cadena de reacciones en la que participan células efectoras del sistema inmunitario y
con frecuencia conduce a un estado de “memoria” inmunitaria. La inmunidad
adaptativa induce la resistencia adquirida contra la agresión microbiana a través de
reorganizaciones somáticas aleatorias de los genes que codifican inmunoglobulinas y los
receptores específicos de los linfocitos T (TCR). Durante las respuestas inmunitarias
adaptativas, los linfocitos B y T específicos se activan para destruir organismos
invasores. Se han identificado dos tipos de defensas específicas: la respuesta humoral
consiste en la producción de proteínas denominadas anticuerpos que marcan invasores
para su destrucción por otras células inmunitarias, y la respuesta celular en la que se

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identifican células transformadas y células infectadas por virus para su destrucción por
células asesinas específicas.

Tabla 14-2. Características de las inmunoglobulinas humanas.


Porcentaje de
Peso
Nivel sérico todas las IG de Células que se fijan a
Isotipo. molecular Funciones principales
(mg/ml). la sangre del través de su región 𝑭𝒄 .
(kDa).
adulto.
Ig principal en la respuesta inmunitaria secundaria
Tiene la vida media más prolongada de todas las Ig (23
Macrófagos, linfocitos días)
IgG 145 12,0 85 B, linfocitos NK, Activa el complemento

OM
neutrófilos, eosinófilos Estimula la quimiotaxis
Atraviesa la placenta para conferir inmunidad pasiva al
neonato.
Ig principal en la respuesta inmunitaria secundaria
Tiene la vida media más prolongada de todas las
Ig (23 días)
IgM 𝟏𝟗𝟎(𝟗𝟓𝟎)𝒂 1,5 5–10 Linfocitos B Activa el complemento
Estimula la quimiotaxis
Atraviesa la placenta para conferir inmunidad pasiva

.C al neonato
Ig presente en varias secreciones del organismo,
como lágrimas, calostro, saliva y fluido vaginal, y
en las secreciones nasales, bronquiales, intestinales
DD
y prostáticas.
IgA 𝟏𝟗𝟎(𝟗𝟓𝟎)𝒃 2,0 5–15 Linfocitos B Protege contra la proliferación de microorganismos
en estos líquidos y contribuye a la defensa contra
microbios y moléculas extrañas que penetran en
el organismo a través de los revestimientos celulares
de estas cavidades.
Actúa como receptor antigénico (junto con IgM) en
LA

IgD 185 0,03 <1 Linfocitos B la superficie de los linfocitos B maduros (sólo hay
trazas en el suero)
Estimula la liberación de histamina, heparina,
leucotrienos
y factor quimiotáctico eosinófilo de la
anafilaxia por los mastocitos.
IgE 190 𝟑𝒙𝟏𝟎−𝟓 <1 Mastocitos, basófilos
FI

Es responsable de las reacciones de hipersensibilidad


anafiláctica
Aumenta su concentración en las infestaciones
parasitarias.

En consecuencia, poco después de la invasión por bacterias u otros agentes patógenos, el




sistema inmunitario se activa (respuesta inflamatoria) para destruir microorganismos


infecciosos y para generar memoria a largo plazo contra patógenos.

CÉLULAS DEL SISTEMA LINFÁTICO

Generalidades
Las células del sistema inmunitario comprenden los linfocitos y diversas células de sostén.
Los linfocitos y una gran variedad de células de sostén constituyen las células del sistema
inmunitario. Se reconocen tres tipos principales de linfocitos: linfocitos B, linfocitos T y linfocitos
NK. Las células de sostén interactúan con los linfocitos y cumplen funciones importantes en la
presentación de los antígenos a los linfocitos y la regulación de las respuestas inmunitarias. Estas
células incluyen monocitos, macrófagos, neutrófilos, basófilos, eosinófilos, células reticulares,
células dendríticas, células dendríticas foliculares, células de Langerhans y células epitelio

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reticulares. Además, una serie de células epiteliales y del estroma especializadas proveen el
ambiente para que se produzcan muchas reacciones inmunitarias mediante la secreción de
sustancias específicas que regulan el crecimiento, la migración y la activación de las células
efectoras y las células de sostén.

Las células de sostén en los órganos linfáticos están organizadas en mallas laxas
En los nódulos linfáticos, los ganglios linfáticos y el bazo, las
células reticulares y las fibras reticulares producidas por
estas células forman mallas elaboradas. Los linfocitos, los
macrófagos, las células dendríticas, las células dendríticas
foliculares y otras células del sistema inmunitario residen en

OM
estas mallas y en el tejido conjuntivo laxo del organismo. Las
células de Langerhans se encuentran sólo en las capas medias
de la epidermis. En estos sitios, llevan a cabo su misión de
vigilancia y defensa. En el timo, las células epitelio-reticulares
forman la malla estructural dentro del tejido. A pesar de su
nombre, estas células no producen fibras reticulares ni están
relacionadas con ellas.

.C
Los diferentes tipos de células del tejido linfático se
identifican por medio de los marcadores de cúmulo de
diferenciación (CD) que hay en sus superficies.
Las diferentes células del tejido linfático y del tejido
DD
hematopoyético poseen moléculas de superficie celular
exclusivas. Estos marcadores específicos, denominados
moléculas de cúmulo de diferenciación (CD), son designados
con números de acuerdo con un sistema internacional que los
relaciona con antígenos expresados en diferentes etapas de
su diferenciación. Las moléculas CD pueden visualizarse
LA

mediante métodos inmunohistoquímicos que utilizan


anticuerpos monoclonales y son útiles para la identificación
de subtipos específicos de células linfáticas o
hematopoyéticas. Algunos marcadores CD son expresados
por células durante toda su vida; otros se expresan sólo
FI

durante una fase de la diferenciación o durante la activación


celular.

LINFOCITOS


Los linfocitos circulantes son los principales componentes celulares del tejido linfático.
Para entender la función de los linfocitos, debemos tomar en cuenta que la mayoría de los
linfocitos (alrededor del 70 %) en la sangre o la linfa constituyen una reserva circulante de
células inmunocompetentes. Estas células participan en un ciclo durante el cual abandonan la
circulación sistémica para entrar en el tejido linfático. Mientras están en el tejido linfático, se
encargan de la vigilancia inmunitaria de los tejidos circundantes. Los linfocitos después regresan
a la circulación sistémica. Esta población de células corresponde principalmente a linfocitos
maduros, de vida larga (en su mayor parte linfocitos T) que han desarrollado la capacidad de
reconocer y responder a antígenos extraños y se encuentran en tránsito desde un sitio de tejido
linfático hacia otro.

El 30 % restante de linfocitos en los vasos sanguíneos no circula entre los tejidos linfáticos y la
circulación sistémica. Esta población comprende en su mayor parte células inmaduras o células

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activadas de vida corta cuyo destino es un tejido específico. Estas células abandonan los
capilares y migran directamente hacia los tejidos, en especial hacia el tejido conjuntivo
subyacente al epitelio de revestimiento de los sistemas respiratorio, gastrointestinal y
urogenital, así como hacia los espacios intercelulares de esos epitelios. Desde el punto de vista
funcional, se presentan tres tipos principales de linfocitos en el cuerpo: los linfocitos T, los
linfocitos B y los linfocitos NK. La clasificación funcional de los linfocitos es independiente de sus
características morfológicas (de tamaño).

Los linfocitos T se diferencian en el timo y representan la mayoría de los linfocitos circulantes.


Los linfocitos T (células T) reciben su nombre porque se diferencian en el timo. Tienen una vida
útil larga y participan en la inmunidad mediada por células. Representan entre el 60 % y el 80

OM
% de los linfocitos circulantes. Los linfocitos T expresan los marcadores CD2, CD3, CD5 y CD7, y
los receptores de célula T (TCR). Sin embargo, se subclasifican de acuerdo con la presencia o
ausencia de otros dos marcadores de superficie importantes: CD4 y CD8.

• Los linfocitos T 𝑪𝑫𝟒+ cooperadores son los linfocitos T que también expresan
marcadores CD4. Estas células se subdividen, además, según su capacidad de secretar
citocinas. Los linfocitos T cooperadores que sintetizan interleucina 2 (IL-2), interferón g

.C
(IFNg) y factor de necrosis tumoral a (TNF- a) se denominan células TH1. Estas células
interactúan con los linfocitos T 𝐶𝐷8+citotóxicos (CTL), los linfocitos NK y los macrófagos
en las respuestas inmunitarias mediadas por células y son esenciales para el control de
patógenos intracelulares como los virus y ciertos microorganismos. El otro grupo de
DD
linfocitos T cooperadores sintetiza IL-4, IL-5, IL-10 e IL-13 y las células se denominan
células TH2. Estas células interactúan con los linfocitos B y son esenciales para el inicio
de las respuestas inmunitarias mediadas por anticuerpos que controlan los agentes
patógenos extracelulares.
• Los linfocitos T 𝑪𝑫𝟖+ citotóxicos (CTL) son linfocitos T que también expresan
LA

marcadores CD8. Intervienen en la destrucción de células diana, como las células


infectadas por virus, células transformadas por cáncer, células infectadas con
microorganismos intracelulares, parásitos, y células trasplantadas.
• Los linfocitos T reguladores (supresores) constituyen una población de linfocitos T,
diversa en cuanto a fenotipo, que puede suprimir funcionalmente una respuesta
FI

inmunitaria a los antígenos extraños y propios mediante su influencia sobre la actividad


de otras células del sistema inmunitario. Por ejemplo, los linfocitos T reguladores
provistos con marcadores 𝐶𝐷4+ 𝐶𝐷25+ 𝐹𝑂𝑋𝑃3+ son un clásico ejemplo de células que
pueden disminuir la capacidad de los linfocitos T para iniciar las respuestas inmunitarias.
El marcador FOXP3 indica una expresión de factores de transcripción de la familia


forkhead que son característicos de muchos linfocitos T. Otro linfocito T asociado con
tumores provisto con los marcadores 𝐶𝐷8+ 𝐶𝐷45𝑅𝑂+ es capaz de suprimir la activación
del linfocito T. Otros linfocitos T supresores también pueden funcionar en la supresión
de la diferenciación de linfocitos B y en la regulación de la maduración de los eritrocitos
en la médula ósea.
• Los linfocitos T gama/delta (𝜸/𝜹) constituyen una pequeña población de linfocitos T
que poseen en sus superficies un TCR distinto compuesto por una cadena 𝛾y una cadena
𝛿. Casi todos los otros TCR están compuestos por dos cadenas de glucoproteínas
denominadas cadenas a y b de TCR. Estas células se desarrollan en el timo y migran
hacia varios tejidos epiteliales (p. ej., la piel, la mucosa oral, los intestinos y la vagina).
Una vez que colonizan un tejido epitelial, estas células no recirculan entre la sangre y
los órganos linfáticos. Los linfocitos T gama/delta (𝛾/𝛿) se posicionan estratégicamente
en las interfaces de los medios internos y externos y funcionan como la primera línea de

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defensa contra los organismos invasores. Se encuentran con el antígeno en la superficie
de las células epiteliales, aún antes de su ingreso en el organismo.

Los linfocitos B se diferencian en los órganos equivalentes a la bursa y participan en la


inmunidad humoral.
Los linfocitos B (células B) se denominan así porque fueron identificados inicialmente como una
población separada en la bolsa (bursa) de Fabricio de las aves o en órganos equivalentes a la
bursa, como la médula ósea y el GALT, en los mamíferos. Estas células tienen vidas útiles
variables y participan en la producción y en la secreción de los diferentes anticuerpos
circulantes, también denominados inmunoglobulinas (Ig), que son las proteínas inmunitarias

OM
asociadas con la inmunidad humoral. Los linfocitos B constituyen entre el 20 % y el 30 % de los
linfocitos circulantes. Además de secretar inmunoglobulinas circulantes, los linfocitos B
expresan formas de inmunoglobulina limitadas por membrana denominadas receptores de
linfocitos B (BCR) que sirven como sitio de fijación para antígenos específicos. Durante la
diferenciación, el isotipo del BCR cambia de inmunoglobulina M (IgM) en los linfocitos B
inmaduros a inmunoglobulina D (IgD) en las células maduras. Los linfocitos B también expresan
las moléculas del complejo mayor de histocompatibilidad II (MHC II) en su superficie celular.

.C
Sus marcadores CD son CD9, CD19 y CD20.

Los linfocitos asesinos naturales (células NK) no son linfocitos T ni linfocitos B y están
DD
especializados en destruir ciertos tipos de células diana.
Los linfocitos NK son parte de la inmunidad inespecífica (innata). Los linfocitos NK, que se
desarrollan a partir de las mismas células progenitoras linfoides (CLP) que los linfocitos B y los
linfocitos T, reciben su nombre (células asesinas naturales) por la capacidad para destruir ciertos
tipos de células diana. Constituyen entre el 5 % y el 10 % de los linfocitos circulantes. No
maduran en el timo y, por lo tanto, no expresan TCR. Sin embargo, durante su desarrollo, se
LA

programan genéticamente para reconocer las células transformadas (p. ej., células infectadas
con un virus o células tumorales). Los linfocitos NK destruyen células diana en forma semejante
a la de los linfocitos T 𝐶𝐷8+ citotóxicos. Después del reconocimiento de una célula
transformada, los linfocitos NK se activan y liberan perforinas y granzimas (fragmentinas),
sustancias que crean conductos en la membrana plasmática celular e inducen la fragmentación
FI

del ADN. Estos fenómenos conducen a la apoptosis o lisis de la célula diana. La regulación de los
linfocitos NK es mediada por la activación y la inhibición de receptores de citotoxicidad natural
(NCR) en su superficie celular. Sus marcadores específicos incluyen CD16a, CD56 y CD94.

Desarrollo y diferenciación de los linfocitos




Los linfocitos sufren diferenciación independiente de antígeno en los órganos linfáticos


primarios.
En los seres humanos y otros mamíferos, la médula ósea y el GALT (denominados en conjunto
órganos equivalentes a la bursa), y el timo se han identificado como órganos linfáticos
primarios (centrales). Los linfocitos se diferencian en células inmunocompetentes en estos
órganos. Al principio, los linfocitos son programados genéticamente para reconocer un antígeno
individual entre un número casi infinito de antígenos posibles, un proceso denominado
diferenciación y proliferación independiente de antígeno. Estas células inmunocompetentes
ingresan, entonces, en la sangre o la linfa y son transportadas hacia todo el organismo, donde
se dispersan en el tejido conjuntivo.

Los linfocitos sufren activación dependiente de antígeno en los órganos linfáticos secundarios.
Los linfocitos inmunocompetentes (junto con las células plasmáticas derivadas de los linfocitos
B y con los macrófagos) se organizan alrededor de las células reticulares y sus fibras reticulares

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para formar los tejidos y los órganos linfáticos efectores adultos (es decir, nódulos linfáticos,
ganglios linfáticos, amígdalas y bazo). Dentro de estos órganos linfáticos secundarios
(periféricos), los linfocitos T y B sufren una activación dependiente de antígeno para convertirse
en linfocitos efectores y linfocitos con memoria.

OM
.C
DD
Respuestas inmunitarias frente a antígenos
La inflamación es la respuesta inicial frente a un antígeno.
La reacción inicial del cuerpo frente a la invasión de un antígeno, ya sea una molécula extraña o
LA

un organismo patógeno, es la defensa no específica conocida como respuesta inflamatoria. La


respuesta inflamatoria puede secuestrar el antígeno, digerirlo físicamente con enzimas
secretadas por los neutrófilos o fagocitarlo y degradarlo en el citoplasma de los macrófagos. La
degradación de los antígenos llevada a cabo por los macrófagos puede conducir a la posterior
presentación de una porción del antígeno a los linfocitos inmunocompetentes para obtener una
FI

respuesta inmunitaria específica.

Las respuestas inmunitarias específicas pueden ser primarias o secundarias.


Cuando las células inmunocompetentes se encuentran con un antígeno extraño (p. ej., antígeno
asociado con microorganismos patógenos, trasplante de tejido o toxinas), se genera una


respuesta inmunitaria específica contra ese antígeno.

Una respuesta inmunitaria primaria se refiere al primer encuentro del organismo con un
antígeno. Esta respuesta se caracteriza por un período de latencia de varios días, antes de que
puedan detectarse en la sangre los anticuerpos (principalmente IgM) o los linfocitos específicos
dirigidos contra el antígeno invasor. La primera respuesta a un antígeno es iniciada por un solo
linfocito B o unos pocos de ellos, que han sido programados genéticamente para responder ante
ese antígeno específico. Después de esta respuesta inmunitaria inicial, unos pocos linfocitos B
específicos para el antígeno permanecen en la circulación como células de memoria.

La respuesta inmunitaria secundaria suele ser más rápida y más intensa (caracterizada por una
concentración mayor de anticuerpos secretados, por lo general de la clase IgG) que la respuesta
primaria, porque ya hay linfocitos B de memoria que están programados para responder ante
ese antígeno específico. La respuesta secundaria es la base de la mayoría de las inmunizaciones

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contra enfermedades bacterianas y víricas comunes. Algunos antígenos, como la penicilina y los
venenos insectos, pueden desencadenar respuestas inmunitarias secundarias intensas que
producen reacciones de hipersensibilidad, como las de tipo I, también conocidas como
hipersensibilidad anafiláctica. Sin embargo, los anticuerpos por sí mismos no destruyen los
antígenos invasores, sino que simplemente los marcan para su destrucción por las células del
sistema inmunitario.

OM
.C
DD
LA
FI


Los dos tipos de respuestas inmunitarias específicas son la respuesta humoral y la respuesta
mediada por células.
En general, un encuentro con un antígeno dado desencadena una respuesta que puede ser
humoral (producción de anticuerpos) o mediada por células. No obstante, es normal

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que participen tanto el sistema inmunitario celular como el humoral, si bien suele predominar
uno de los dos, según el estímulo.

• La inmunidad humoral (mediada por anticuerpos) actúa en forma directa sobre el


agente invasor. Estos anticuerpos son producidos por los linfocitos B y por las células
plasmáticas derivadas de los linfocitos B. En algunas enfermedades (p. ej., el tétanos),
una persona no inmune puede convertirse en inmune al recibir una inyección de
anticuerpo purificado de la sangre de una persona o un animal inmune. La eficacia de
esta transferencia pasiva prueba que el responsable de la protección es el anticuerpo.
• La inmunidad celular es mediada por linfocitos T específicos que atacan y destruyen las
células propias o extrañas infectadas por virus. La inmunidad mediada por células es

OM
importante en la defensa contra infecciones por virus, hongos y micobacterias, así como
también contra las células tumorales. La inmunidad mediada por células también es
responsable del rechazo de los trasplantes.

Los linfocitos T cooperadores y los linfocitos T citotóxicos (CTL) reconocen y se fijan a los
antígenos que están unidos a moléculas MHC.
Para entender cómo se inician las respuestas inmunitarias específicas (respuesta humoral y

.C
respuesta mediada por células), se debe comprender el papel central desempeñado por los
linfocitos T cooperadores y citotóxicos. Los linfocitos T cooperadores y citotóxicos actúan como
“patrullas” del sistema inmunitario. Ambos tipos de linfocitos tienen un receptor de célula T
DD
(TCR), una proteína transmembranal cuya porción expuesta se encuentra en la membrana de la
célula T en estrecha proximidad con el marcador CD3. El TCR reconoce al antígeno sólo cuando
está unido a “moléculas de identificación”, las moléculas MHC. Además, los linfocitos T
cooperadores solo pueden reconocer un antígeno cuando es “presentado” a ellos por células
denominadas células presentadoras de antígeno (APC). Los linfocitos T citotóxicos sólo pueden
reaccionar ante un antígeno “extraño” expuesto en otras células del organismo, como las
LA

transformadas por cáncer o infectadas por un virus.

Las dos clases de moléculas MHC exponen péptidos en la superficie de las células.
Las moléculas MHC exponen fragmentos cortos de proteínas extrañas digeridas en la superficie
de las células. Estas proteínas se fijan a las moléculas MHC dentro de las células y después son
transportadas hacia la superficie celular. Las moléculas MHC I y MHC II son productos de un
FI

“supergen” localizado en el cromosoma 6 en los seres humanos, conocido como complejo


génico mayor de histocompatibilidad. La expresión de este complejo génico produce moléculas
que son específicas no sólo de la célula individual que lo produce sino también del tipo de tejido
y del grado de diferenciación celular. El MHC I se expresa en la superficie de todas las células


nucleadas y de las plaquetas. Las moléculas MHC I actúan como una diana para permitir la
eliminación de las células propias anómalas (p. ej., células infectadas por virus o transformadas
por cáncer). Las moléculas MHC I realizan esta función al exponer en su superficie fragmentos
cortos de todos los péptidos que son sintetizados activamente por la célula. Por lo tanto, todos
los péptidos endógenos “propios” se exhiben en la superficie de cada célula en el organismo,
pero los péptidos de virus o específicos de cáncer sólo se exhiben en la superficie de las células
infectadas o transformadas. Las moléculas MHC I presentan fragmentos de péptidos (de 8 a 10
aminoácidos de longitud) a los linfocitos T 𝐶𝐷8+ citotóxicos.

El MHC II tiene una distribución limitada. Se expresa en la superficie de todas las APC y es
decisiva en las interacciones inmunitarias. Las moléculas MHC II presentan péptidos extraños
que han sufrido endocitosis y que han sido parcialmente digeridos (de 18 a 20 aminoácidos de
longitud) a los linfocitos T 𝐶𝐷4+ cooperadores.

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Activación de los linfocitos T y B.

OM
.C
DD
LA
FI


La activación de los linfocitos T requiere la presencia de señales coestimuladoras.


Tanto los linfocitos T cooperadores como los linfocitos T citotóxicos necesitan dos señales
estimuladoras para activarse completamente y para diferenciarse y proliferar a continuación. La
interacción del TCR y las moléculas CD4 o CD8 con el complejo antígeno-MHC se conoce como
la primera señal. La segunda señal, que se denomina señal coestimuladora, se consigue por la
interacción de moléculas de la membrana de los linfocitos T con moléculas superficiales de las
APC.

Las interacciones más importantes se producen entre la molécula CD28 expresada en la


membrana de la célula T y la molécula B7 (CD86) expresada en la membrana de la APC.
Otro par de señales coestimuladoras se genera por la interacción de CD40 (en las células APC)
con CD40L (CD154) en los linfocitos T.

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OM
.C
DD
Cuando un linfocito T (CD4+) cooperador reconoce un antígeno unido a una molécula MHC, el
TCR se une al complejo antígeno-MHC II. La unión del TCR al complejo antígeno- MHC II en
presencia de una señal coestimuladora (derivada de la interacción CD28-B7) activa el linfocito T
LA

cooperador para que libere químicos inmunitarios o citocinas. Las citocinas son sustancias
inmunitarias (proteínas) que actúan como moduladores biológicos de las respuestas
inmunitarias. Las citocinas específicas secretadas por los linfocitos T CD4+ cooperadores se
denominan interleucinas (IL). Las interleucinas estimulan a otros linfocitos T, linfocitos B y
linfocitos NK para que se diferencien y proliferen.
FI

Cuando un linfocito T CD8+ citotóxico (CTL) reconoce un complejo antígeno-MHC I, el TCR se


une a él. Si se presenta una señal coestimuladora (derivada de la interacción de CD40 y CD40L),
el CTL se activa. Una vez activado, el CTL también libera citocinas que estimulan la proliferación


celular y la destrucción de las células propias anómalas. Algunos CTL pueden no necesitar
señales coestimuladoras después del reconocimiento del antígeno para destruir las células diana
con antígenos extraños expuestos.

Los linfocitos T CD8+ citotóxicos están restringidos al MHC I y los linfocitos T CD4+
cooperadores están restringidos al MHC II.
Las moléculas MHC son reconocidas por los linfocitos T CD4+ cooperadores o por los linfocitos
T CD8+ citotóxicos, según la clase de molécula MHC que participe. Esta presentación restringida
de antígenos extraños por moléculas MHC a los linfocitos T citotóxicos o a los linfocitos T
cooperadores es un componente clave de la vigilancia inmunitaria.

La molécula MHC I con el antígeno peptídico expuesto en su superficie interactúa sólo con el
TCR y la molécula CD8 expresada en los linfocitos T CD8+ citotóxicos. En consecuencia, estas

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células se describen como restringidas al MHC I. Esta interacción permite a los linfocitos T
citotóxicos reconocer células diana infectadas o transformadas.

OM
.C
DD
En cambio, la molécula MHC II con el antígeno peptídico expuesto en su superficie, interactúa
sólo con el TCR y la molécula CD4 expresada en los linfocitos T CD4+ cooperadores (fig. 14-5b);
se dice que estas células están restringidas al MHC II. Las moléculas MHC II se encuentran en las
APC, como los macrófagos, cuya función principal es presentar antígenos a los linfocitos T.
LA

Para que los linfocitos B se activen y se diferencien en células plasmáticas, tienen que
interaccionar con los linfocitos T cooperadores.
FI


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Cada linfocito B reacciona sólo con un antígeno individual o con un tipo de sitio antigénico que
ha sido programado genéticamente para su reconocimiento. La activación de los linfocitos B
necesitan dos señales. Una deriva de la interacción entre los BCR y el antígeno. Las moléculas
del antígeno fijadas se incorporan en los linfocitos B por endocitosis mediada por receptor y,
luego, los fragmentos del antígeno se exponen en la superficie celular con la ayuda de las
moléculas MHC II. Los linfocitos T cooperadores con TCR complementarios se fijan a los linfocitos
B y proporcionan la señal coestimuladora secundaria. La unión suele comprender la reacción
entre las moléculas CD40 en la superficie de un linfocito B con sus ligandos (CD40L o CD154) que
residen en la superficie del linfocito T cooperador.

Estas interacciones completan el proceso de activación de

OM
un linfocito B e inducen en un linfocito T participante la
secreción de citocinas específicas que estimulan la mitosis y
la diferenciación de un linfocito B. Los linfocitos B activados
se diferencian en células plasmáticas y en linfocitos B de
memoria.
• Las células plasmáticas sintetizan y secretan un
anticuerpo específico. Durante este proceso, los linfocitos B

.C
activados sufren un cambio: en vez de sintetizar sus BCR
como proteínas integrales de la membrana pasan a producir
una versión soluble, que recibe el nombre de anticuerpos.
• Los linfocitos B de memoria responden con más rapidez
DD
ante el próximo encuentro con el mismo antígeno.

El anticuerpo específico producido por una célula


plasmática se une al antígeno estimulador para formar un
complejo antígeno-anticuerpo. Estos complejos se eliminan
de diferentes maneras, entre ellas la destrucción por
LA

linfocitos NK y la fagocitosis por macrófagos y eosinófilos.

En la citotoxicidad mediada por células dependiente de


anticuerpos (ADCC), las moléculas IgG dirigen a los
linfocitos NK hacia sus dianas.
FI

Las membranas de muchas células, incluyendo los linfocitos


NK, los macrófagos, los neutrófilos y los eosinófilos, poseen
receptores de Fc de inmunoglobulinas y pueden destruir ciertas células diana. Los linfocitos NK
reconocen la región Fc de los anticuerpos y atacan y destruyen en forma preferencial las células
diana, en general las que están cubiertas con anticuerpos de IgG. El reconocimiento y la


posterior destrucción de las células diana cubiertas con anticuerpo se denomina citotoxicidad
mediada por células dependiente de anticuerpos (ADCC). Los anticuerpos en la ADCC que
cubren las células diana suelen incluir anticuerpos específicos para tumores. Esta unión (a través
de la región Fc) produce la apoptosis y la lisis de la célula diana.

Si el antígeno es una bacteria, el complejo antígeno-anticuerpo también puede activar un


sistema de proteínas plasmáticas denominado sistema del complemento y hacer que uno de
sus componentes, por lo general C3, se una a la bacteria y actúe como un ligando para su
fagocitosis por macrófagos. Las células extrañas unidas al complemento también son dianas de
la ADCC.

María Paula Lorenzo

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En la respuesta inmunitaria mediada por células, los linfocitos T CD8+ citotóxicos (CTL)
alcanzan y destruyen las células infectadas por virus y las células transformadas.
Cuando el TCR de un CTL reconoce y se une a un complejo antígeno-MHC I en la superficie de
una célula infectada por virus o una célula transformada, se
desencadena el proceso de activación. Primero, los CTL son
sometidos a la “expansión clonal” al ingresar en el ciclo
celular y proceden con las mitosis celulares seguidas por la
diferenciación en células efectoras (“destructoras”).
Durante la diferenciación, se forma una gran cantidad de
vesículas secretoras que contienen proteínas específicas,
entre las que se hallan perforinas y granzimas

OM
(fragmentinas). Como consecuencia de la interacción con el
antígeno, los CTL secretan estas proteínas. Las perforinas
son proteínas formadoras de poros que ingresan en la célula
diana mediante la formación de conductos
transmembranales anulares en sus membranas celulares.
Estos conductos causan un incremento en la permeabilidad
de la membrana que contribuye a la muerte celular. Las

.C
granzimas son serina proteinasas exógenas que se liberan
desde los gránulos citoplasmáticos y pasan a las células
diana a través de los poros creados por las perforinas. Una
vez dentro de la célula, las granzimas activan las caspasas
DD
que inducen la apoptosis celular. Después de la destrucción
de la célula diana, la mayoría de los CTL activados se
destruyen (por apoptosis), pero algunos de ellos que
interactuaron con linfocitos T cooperadores se convierten
en células de memoria.
LA

Los linfocitos T 𝐂𝐃𝟒+ 𝐂𝐃𝟐𝟓+ 𝐅𝐎𝐗𝐏𝟑+ reguladores


(supresores) inhiben las respuestas inmunitarias de otros
linfocitos.
Una vez que las reacciones inmunitarias se inician por contacto con el antígeno, el sistema
FI

inmunitario es capaz de controlar la magnitud de esta respuesta y de terminarla en el transcurso


del tiempo. Ciertos linfocitos T denominados linfocitos T reguladores (supresores) disminuyen
o suprimen las respuestas de otros linfocitos al antígeno. Desempeñan un papel importante en
la regulación y el mantenimiento de la auto tolerancia inmunológica para evitar las
enfermedades autoinmunitarias. La caracterización de estas células ha resultado difícil, pero


estudios recientes han demostrado en forma convincente que estas células pertenecen a la
población de linfocitos TCD4+ que coexpresan las proteínas marcadoras CD25 y FOXP3+. Los
linfocitos T 𝐂𝐃𝟒+ 𝐂𝐃𝟐𝟓+ 𝐅𝐎𝐗𝐏𝟑+ se originan en el timo y constituyen cerca del 5 % de la
población total de linfocitos T. Secretan citocinas como la IL-10 y el factor de crecimiento
transformante b (TGF- b), siendo este último un potente supresor de la proliferación de clases
específicas de linfocitos efectores T y B.

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Los linfocitos T reguladores (supresores) disminuyen o suprimen
la formación de anticuerpos por los linfocitos B, al igual que
reducen la capacidad de los CTL para desarrollar una respuesta
inmunitaria mediada por células. Cumplen funciones importantes
en las reacciones de hipersensibilidad retardada (reacciones de
hipersensibilidad tipo IV) mediante la inhibición de las
respuestas a los antígenos que entran al cuerpo a través de la piel
o de las mucosas. El típico ejemplo de las reacciones de
hipersensibilidad retardada es la prueba de detección de
tuberculina (Mantoux) en la cual, la tuberculina (extraída de la

OM
Mycobacterium tuberculosis) es inyectada entre las capas de la
dermis, con lo que se produce el endurecimiento de la piel y el
eritema (enrojecimiento) en los individuos expuestos a la
tuberculosis. La reacción de Mantoux alcanza su pico 48 h
después de la inyección de tuberculina.

Los linfocitos T reguladores (supresores) participan en la

.C
patogénesis de muchas enfermedades autoinmunitarias e
infecciosas y también cumplen un papel importante en la
prevención del rechazo de injertos. Los linfocitos T supresores
también pueden funcionar en la regulación de la maduración de
DD
las células eritroides en la médula ósea.

Los linfocitos T activados sintetizan gran variedad de citocinas.


Las citocinas son sustancias polipeptídicas solubles, sintetizadas
principalmente por los linfocitos T activados, que afectan la
función de las células efectoras del sistema inmunitario
LA

(linfocitos T y B), los monocitos, los macrófagos y otras APC. En


general, las citocinas y los factores de crecimiento son de índole
semejante. La diferencia entre ellos está relacionada con sus
efectos sobre sus poblaciones de células diana. Las citocinas se
definen como sustancias que participan en los mecanismos de
FI

defensa inmunitaria y actúan sobre los linfocitos, mientras que


los factores de crecimiento actúan sobre otras células somáticas.
Entre estas sustancias se encuentran agentes quimiotácticos y
mitogénicos, factores inhibidores de la migración, interferón e
interleucinas. Las citocinas funcionan como mensajeros químicos entre las células del sistema


inmunitario y actúan localmente sobre la misma célula que las secreta (control autocrino) o
sobre las células vecinas (control paracrino). En una forma semejante a la de las hormonas,
también pueden comunicar el estado del sistema inmunitario a las células en otros sistemas (p.
ej., el sistema nervioso central, el sistema endocrino y el sistema hematopoyético). Las citocinas
funcionan a través de receptores específicos. Por lo tanto, las células reguladas por citocinas
poseen receptores de citocinas.

Las interleucinas son sintetizadas principalmente por los linfocitos T CD4+ cooperadores y en
menor medida por los monocitos, los macrófagos y las células endoteliales. Las interleucinas
promueven el crecimiento y la diferenciación de los linfocitos T, los linfocitos B y las células
hematopoyéticas. Actualmente, se han identificado más de 29 interleucinas. La interleucina 2
fue la primera citocina que se descubrió y se caracterizó. En varios trastornos de
inmunodeficiencia, en la sepsis bacteriana, en ciertos cánceres linfáticos y en enfermedades
autoinmunitarias, se han identificado mutaciones en los genes que codifican varios receptores

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de citocina. Por ejemplo, las personas con una mutación en el gen del receptor de IL-12 no
pueden generar una respuesta inmunitaria eficaz contra las infecciones micobacterianas
(fúngicas). Las citocinas se han utilizado con resultados prometedores para prevenir el rechazo
al trasplante, revertir las insuficiencias celulares después de la quimioterapia y la radioterapia y
tratar ciertos cánceres.

Células presentadoras de antígeno

Las células presentadoras de antígeno (APC) interactúan con los linfocitos T CD4+
cooperadores para facilitar las respuestas inmunitarias.
La interacción entre la mayoría de los antígenos y los anticuerpos es insuficiente para estimular

OM
respuestas inmunitarias. El antígeno debe ser fragmentado en péptidos pequeños y presentado
por las APC especializadas en conjunto con las moléculas MHC II a los linfocitos T CD4+
cooperadores adecuados. El antígeno también puede ser procesado como una parte del
mecanismo de activación de los linfocitos B.

Las APC, en su mayoría, pertenecen al sistema fagocítico mononuclear. Entre las APC se
encuentran los macrófagos, los macrófagos perisinusoidales (células de Kupffer) del hígado, las

.C
células de Langerhans en la epidermis y las células dendríticas del bazo y de los ganglios
linfáticos. Dos APC que no pertenecen al MPS son los linfocitos B y las células epitelio reticulares
tipo II y tipo III del timo.
DD
Para presentar un antígeno al linfocito T cooperador, la APC primero procesa el antígeno
intracelularmente y después expone los péptidos antigénicos en su superficie por medio de
moléculas del MHC II. El procesamiento del antígeno comienza cuando la APC lo incorpora por
endocitosis y lo descompone en péptidos de 18 a 20 aminoácidos. En el compartimento
endosómico de la APC, los péptidos se unen a las moléculas del MHC II. Después, el complejo
antígeno-MHC II se transloca a la membrana plasmática de la APC y se expone en la superficie
LA

celular.

Además de actuar como APC, los macrófagos cumplen otras funciones decisivas en la
respuesta inmunitaria.
Además de presentar antígenos a los linfocitos T y a los linfocitos B, los macrófagos tienen otras
FI

funciones importantes, si bien no específicas, en la respuesta inmunitaria:

• Incorporan por endocitosis y degradan parcialmente tanto los antígenos proteicos como
los antígenos polisacáridos antes de presentarlos en conjunto con las moléculas del
MHC II a los linfocitos T CD4+ cooperadores.


• Digieren microorganismos patógenos a través de la acción lisosómica en combinación


con los linfocitos T CD4+ cooperadores.
• Secretan múltiples citocinas entre las que se encuentran linfocinas, componentes del
complemento e interleucinas, así como hidrolasas ácidas, proteasas y lipasas.

Los macrófagos activados destruyen bacterias fagocitada y antígenos extraños.


Después del contacto con un antígeno, los macrófagos sufren uno de dos procesos de activación
caracterizados por múltiples cambios funcionales y morfológicos. Los macrófagos que son
activados por interferón g (IFN-g) se denominan macrófagos de activación típica (macrófagos
M1). Estos macrófagos aumentan de tamaño, como lo hacen muchos lisosomas y vacuolas
citoplasmáticas. Los macrófagos M1 se tornan ávidamente fagocíticos con una gran capacidad
para la lisis de microorganismos patógenos ingeridos y antígenos extraños. Promueven la
inflamación, la destrucción de la matriz extracelular y la apoptosis. En cambio, los macrófagos

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que son activados por las interleucinas se denominan macrófagos de activación alterna
(macrófagos M2). Éstos inhiben la inflamación, promueven la reconstrucción de la matriz
extracelular y la proliferación celular, y estimulan la angiogénesis.

Los macrófagos también cumplen una función vital al secuestrar y eliminar materiales extraños
y microorganismos que no despiertan una respuesta inmunitaria o que son fagocitados, pero no
digeridos. Aquí se incluyen partículas orgánicas e inorgánicas (p. ej., partículas de carbono),
pigmentos (p. ej., de los tatuajes), celulosa y asbesto, así como los bacilos de la tuberculosis y
de la lepra, y los microorganismos que causan paludismo y otras enfermedades. En estos
ejemplos, los macrófagos suelen fusionarse para formar las células gigantes multinucleadas de
cuerpo extraño, denominadas células gigantes de Langerhans, que aíslan estos patógenos del

OM
organismo.

TEJIDOS Y ÓRGANOS LINFÁTICOS.

VASOS LINFÁTICOS

.C
Los vasos linfáticos son la vía a través de la cual las células y las grandes moléculas retornan a
la sangre desde los espacios del tejido.
Los vasos linfáticos comienzan como redes de capilares ciegos en el tejido conjuntivo. Son más
abundantes debajo del epitelio de la piel y de las membranas mucosas. Estos vasos eliminan
DD
sustancias y líquido desde los espacios extracelulares de los tejidos conjuntivos para formar la
linfa. Debido a que las paredes de los capilares linfáticos son más permeables que las paredes
de los capilares sanguíneos, las grandes moléculas, como los antígenos y las células, logran
entrar con más facilidad en los capilares linfáticos que en los capilares sanguíneos.

A medida que la linfa circula a través de los vasos sanguíneos, atraviesa los ganglios linfáticos.
LA

Dentro de los ganglios linfáticos, las sustancias extrañas (antígenos) transportadas en la linfa son
atrapadas por las células dendríticas foliculares. El antígeno expuesto en la superficie de las
células dendríticas foliculares puede ser procesado por las APC que están dentro del ganglio
linfático.
FI

Los linfocitos circulan a través de los vasos linfáticos y de los vasos sanguíneos.
La circulación de linfocitos a través de los vasos linfáticos y del torrente sanguíneo les permite
desplazarse de un sitio del sistema linfático hacia otro en diferentes etapas de su desarrollo y
alcanzar sitios dentro del cuerpo donde se necesitan. Los linfocitos transportados por la linfa
ingresan en los ganglios linfáticos a través de los vasos linfáticos aferentes, mientras que los


linfocitos transportados por la sangre ingresan en el ganglio a través de las paredes de las
vénulas poscapilares (vénulas de endotelio alto [HEV]. Los linfocitos B y T migran hacia
diferentes regiones dentro del ganglio linfático donde se asientan. Algunos linfocitos atraviesan
el parénquima ganglionar y lo abandonan a través de los vasos linfáticos eferentes, que los
conducen hacia el conducto linfático derecho o hacia el conducto torácico. A su vez, estos dos
conductos desembocan en la circulación sanguínea a la altura de las uniones de la yugular
interna y las venas subclavias en la base del cuello. Los linfocitos se transportan hacia varios
tejidos linfáticos, y desde ellos, a través de los vasos sanguíneos.

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OM
.C
DD
Tejido linfático difuso y nódulos linfáticos
El tejido linfático difuso y los nódulos linfáticos protegen el organismo contra los agentes
patógenos y son el sitio de la respuesta inmunitaria inicial.
El tubo digestivo, las vías respiratorias y el sistema urogenital están protegidos por
acumulaciones de tejido linfático que no están envueltas por una cápsula. Los linfocitos y otras
células libres de este tejido se encuentran en la lámina propia (tejido subepitelial) de estos
LA

sistemas. Esta forma de tejido linfático se denomina tejido linfático difuso o tejido linfático
asociado con las mucosas (MALT) por su relación con las membranas mucosas. Estas células
están ubicadas en forma estratégica para interceptar antígenos e iniciar una respuesta
inmunitaria. Después del contacto con el antígeno, se desplazan hasta los ganglios linfáticos
regionales, donde sufren proliferación y diferenciación. La progenie de estas células regresa,
FI

entonces, a la lámina propia como linfocitos B y T efectores.

La importancia del tejido linfático difuso en la protección del organismo contra los antígenos,
está indicada por dos factores:
• La presencia habitual de grandes cantidades de células plasmáticas, especialmente en


la lámina propia del tubo digestivo, que es una indicación morfológica de secreción local
de anticuerpos.
• La presencia de gran cantidad de eosinófilos, también detectados con frecuencia en la
lámina propia de las mucosas digestivas y respiratorias, que es una indicación de
inflamación crónica y reacciones de hipersensibilidad.

Los nódulos linfáticos son concentraciones bien definidas de linfocitos contenidas en una
malla de células reticulares.
Además del tejido linfático difuso, en las paredes del tubo digestivo, las vías respiratorias y el
sistema urogenital, suelen encontrarse concentraciones localizadas de linfocitos. Estas
concentraciones, llamadas nódulos linfáticos o folículos linfáticos, se encuentran bien
definidas, aunque no encapsuladas. Un nódulo linfático que consiste principalmente en

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pequeños linfocitos recibe el nombre de nódulo primario. Sin embargo, la mayoría de los
nódulos son nódulos secundarios y tienen características distintivas que incluyen las siguientes:

• Un centro germinativo ubicado en la región central del nódulo que en los cortes
histológicos aparece teñido pálidamente. El centro germinativo se desarrolla cuando un
linfocito que ha reconocido un antígeno regresa a un nódulo primario y prolifera. La
tinción más pálida es atribuible a los linfocitos inmaduros grandes (linfoblastos y
plasmoblastos) que contiene. Estos linfocitos tienen grandes cantidades de
eucromatina dispersa en sus núcleos en lugar de la heterocromatina densa de los
linfocitos pequeños. Las células dendríticas foliculares (FDC) también están presentes
en los centros germinativos dispersas entre las poblaciones de linfocitos B. El centro

OM
germinativo es una indicación morfológica de respuesta del tejido linfático al antígeno.
La presencia de un centro germinativo es el resultado de una cascada de fenómenos que
incluyen la activación y la proliferación de linfocitos, la diferenciación de células
plasmáticas y la producción de anticuerpos. En los centros germinativos suelen
observarse figuras mitóticas, lo cual es un reflejo de la proliferación de nuevos linfocitos
en estos sitios. La cantidad de FDC y macrófagos en el centro germinativo, con
frecuencia sufre un drástico aumento después de un período de respuesta intensa a un

.C
antígeno.
• Una zona del manto o corona que corresponde a un anillo externo de pequeños
linfocitos que rodea el centro germinativo.
DD
Los nódulos linfáticos suelen hallarse en las estructuras asociadas con el tubo digestivo como
las amígdalas, el íleon y el apéndice vermiforme.
Generalmente, los nódulos están dispersos individualmente en manera aleatoria. En el tubo
digestivo; no obstante, algunos cúmulos de nódulos se encuentran en ubicaciones específicas.
Estas ubicaciones comprenden las siguientes:
LA

• Las amígdalas, que forman un anillo de tejido linfático en la entrada de la orofaringe.


Todas las amígdalas contienen aglomeraciones de nódulos linfáticos: las amígdalas
faríngeas (adenoides, localizadas en el techo de la faringe), las amígdalas palatinas (o
simplemente amígdalas, localizadas a cada lado de la faringe y entre los arcos
palatofaríngeo y palatogloso) y las amígdalas linguales ubicadas en la base de la lengua.
FI

Las amígdalas palatinas consisten en acumulaciones densas de tejido linfático localizado


en la membrana mucosa. El epitelio escamoso que forma la superficie de las amígdalas
se invagina en el tejido conjuntivo subyacente en numerosos sitios para formar las
criptas amigdalinas. Las paredes de estas criptas suelen tener nódulos linfáticos
abundantes. Al igual que otras acumulaciones de nódulos linfáticos, las amígdalas no


poseen vasos linfáticos aferentes. No obstante, la linfa drena desde el tejido linfático de
la amígdala a través de los vasos linfáticos eferentes.
• Las placas de Peyer, que están localizadas en el íleon (porción distal del intestino
delgado) y consisten en múltiples acumulaciones de nódulos linfáticos que contienen
linfocitos T y B . Además, a lo largo de los intestinos grueso y delgado se localizan muchos
nódulos linfáticos individuales (solitarios) que están aislados.
• El apéndice vermiforme que nace del ciego. La lámina propia está muy infiltrada de
linfocitos y contiene muchos nódulos linfáticos. Si bien el apéndice suele describirse
como un órgano vestigial, el abundante tejido linfático que contiene durante las
primeras etapas de la vida indica que está funcionalmente asociado con órganos
equivalentes a la bursa. Con la edad, la cantidad de tejido linfático dentro del órgano
involuciona y se torna difícil de reconocer.

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OM
.C
DD
Como ya se ha mencionado, el tejido linfático difuso y los nódulos
linfáticos reciben su nombre según la región o el órgano en donde
aparecen. En el tubo digestivo, se conocen con el nombre colectivo
de tejido linfático asociado con el intestino (GALT); en las vías
respiratorias se llaman tejido linfático asociado con los bronquios
LA

(BALT). El término tejido linfático asociado con la mucosa (MALT)


incluye el GALT y el BALT. El tejido linfático difuso y los nódulos
linfáticos del MALT están presentes en varias otras regiones del
organismo (p. ej., el sistema reproductivo femenino) donde la
mucosa está expuesta al medio externo. Todos los nódulos
linfáticos aumentan de tamaño como consecuencia de los
FI

encuentros con antígenos.

GANGLIOS LINFÁTICOS


Los ganglios linfáticos son órganos encapsulados pequeños, que


filtran la linfa localizada a lo largo de la vía de los vasos linfáticos.
Los ganglios linfáticos son órganos linfáticos encapsulados,
pequeños de forma arriñonada. Su tamaño oscila entre 1 mm
(apenas visible a simple vista) y cerca de 1 a 2 cm en su mayor
dimensión. Los ganglios linfáticos están interpuestos a lo largo de
los vasos linfáticos y sirven como filtros a través de los cuales la
linfa se filtra en su camino hacia el sistema sanguíneo vascular. Si
bien su distribución está generalizada en todo el organismo, se
concentran en ciertas regiones como las axilas, la región inguinal y
los mesenterios. Dos tipos de vasos linfáticos sirven al ganglio linfático:

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• Los vasos linfáticos aferentes transportan la linfa hacia el ganglio y lo penetran en varios
puntos de la superficie convexa de la cápsula.
• Los vasos linfáticos eferentes extraen la linfa del ganglio a la altura del hilio, una
depresión en la superficie cóncava del ganglio que también sirve como entrada y salida
para los vasos sanguíneos y los nervios.

Cabe destacar que los linfocitos activados, los cuales permanecen en el ganglio linfático para
proliferar y diferenciarse, son transportados hacia el ganglio principalmente por los vasos
sanguíneos.

Los elementos de sostén del ganglio linfático son:

OM
• La cápsula, compuesta por tejido conjuntivo denso que rodea al ganglio;
• Los cordones, también compuestos por tejido conjuntivo denso, el cual se extiende
desde la cápsula hacia el parénquima del ganglio para formar un armazón grueso; y
• El tejido reticular compuesto por células y fibras reticulares que forman una fina malla
de sostén a lo largo del resto del órgano. La malla reticular de los tejidos y órganos
linfáticos (excepto el timo) está formada por células de origen mesenquimatoso y la
sustancia fundamental producida por esas células.

.C
DD
LA
FI


Células de la malla reticular

La malla reticular del ganglio linfático contiene varios tipos de células que llevan a cabo
diferentes funciones en la generación de respuestas inmunitarias.
Las células de la malla reticular aparecen como células estrelladas o alargadas con un núcleo
ovalado eucromático y una pequeña cantidad de citoplasma acidófilo. Estas células pueden
captar colorantes y materiales coloidales. La microscopía electrónica de transmisión y las
técnicas inmunocitoquímicas han permitido identificar varias poblaciones de estas células.

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• Las células reticulares son indistinguibles de los fibroblastos normales. Estas células
sintetizan y secretan colágeno tipo III (fibras reticulares) y la sustancia fundamental
asociada que forma el estroma visible con el microscopio óptico. Las evaginaciones
citoplasmáticas alargadas de estas células envuelven los haces de las fibras reticulares,
con lo que aíslan eficazmente a estos componentes estructurales del parénquima de los
tejidos y los órganos linfáticos. Además de su función de sostén, expresan moléculas de
superficie y producen sustancias que atraen linfocitos T, linfocitos B y células
dendríticas.
• Las células dendríticas (DC) son APC singulares derivadas de la médula ósea. Las DC
vigilan el entorno local para detectar sustancias extrañas que después procesan y
presentan a los linfocitos T específicos de antígeno. Son mucho más eficaces en la

OM
presentación de antígenos que otras APC y pueden presentar casi cualquier forma de
antígeno proteico en las moléculas MHC I y MHC II. Expresan un nivel excepcionalmente
alto de MHC II y moléculas coestimuladoras necesarias para la activación de los linfocitos
T. En el ganglio linfático, las DC a menudo se ubican en las áreas con abundancia de
linfocitos T.
• Los macrófagos son células fagocíticas y presentadoras de antígenos que expresan MHC
I, MHC II y moléculas coestimuladoras. Sin embargo, los niveles de expresión de MHC II

.C
y de moléculas coestimuladoras son mucho más bajos que los de las células dendríticas,
lo que las convierte en APC menos eficientes. En cambio, tienen una inmensa capacidad
para la endocitosis y la digestión de materiales internalizados.
• Las células dendríticas foliculares (FDC) tienen múltiples evaginaciones citoplasmáticas
DD
muy finas y ramificadas, semejantes al pelo, que se interdigitan entre los linfocitos B en
los centros germinativos. Los complejos antígeno- anticuerpo se adhieren a las
evaginaciones citoplasmáticas dendríticas por medio de los receptores para el
fragmento Fc de los anticuerpos, y la célula puede retener un antígeno en su superficie
durante semanas, meses o años. Si bien este mecanismo es similar al de la adhesión de
los complejos antígeno- anticuerpo a los macrófagos, el antígeno no suele sufrir
LA

endocitosis, como ocurre en el caso del macrófago. Por lo tanto, las FDC no son APC
porque carecen de moléculas MHC II.

Arquitectura general del ganglio linfático.


FI

El parénquima del ganglio linfático se divide en una corteza y


una médula. La corteza forma la porción externa del ganglio
excepto a la altura del hilio. Consiste en una masa densa de
tejido linfático (armazón reticular, células dendríticas, células
dendríticas foliculares, linfocitos, macrófagos y células


plasmáticas) y senos linfáticos que son conductos para la linfa.


La médula es la parte interna del ganglio linfático.

Los linfocitos en la corteza superficial están organizados en


nódulos.
Como en todos los sitios, los nódulos linfáticos de la corteza se
llaman nódulos primarios si están compuestos principalmente
por linfocitos pequeños, y nódulos secundarios si poseen un
centro germinativo. Los nódulos linfáticos se encuentran en la
parte externa de la corteza, denominada corteza superficial
(nodular). La porción de la corteza entre la médula y la corteza
superficial está libre de nódulos y se denomina corteza
profunda (paracorteza). Esta región contiene la mayoría de los

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linfocitos T en el ganglio linfático. Debido a su dependencia del timo, la timectomía perinatal en
los animales impide el buen desarrollo de la corteza profunda. Por este motivo, la corteza
profunda también se denomina corteza dependiente del timo.

La médula del ganglio linfático está compuesta por


cordones medulares y senos medulares.
La médula, la porción interna del ganglio linfático, está
compuesta por cordones de tejido linfático separados por
senos linfáticos denominados senos medulares. Como ya se
describió, una red de células reticulares y fibras atraviesa los
cordones medulares y los senos medulares, y sirve como un

OM
armazón del parénquima. Además de las células reticulares,
los cordones medulares contienen linfocitos (en su mayor
parte linfocitos B), macrófagos, células dendríticas y células
plasmáticas. Los senos medulares convergen cerca del hilio,
donde desembocan en los vasos linfáticos eferentes.

La filtración de la linfa en el ganglio linfático ocurre dentro

.C
de una red de conductos linfáticos interconectados
llamados senos.

En el ganglio linfático hay tres tipos de conductos linfáticos


DD
llamados senos. Justo debajo de la cápsula del ganglio
linfático hay un seno interpuesto entre la cápsula y los
linfocitos corticales denominado seno subcapsular (cortical).
Los vasos linfáticos aferentes drenan la linfa hacia este seno.
Los senos trabeculares, que se originan a partir de los senos
subcapsulares, se extienden a través de la corteza a lo largo
LA

de la trabécula y desembocan en los senos medulares. Los


linfocitos y los macrófagos, o sus evaginaciones, van y vienen
con facilidad entre los senos linfáticos y el parénquima del
ganglio. Los senos tienen un revestimiento de endotelio que
es continuo donde está en contigüidad directa con el tejido
FI

conjuntivo de la cápsula o trabécula, pero discontinuo donde


enfrenta el parénquima linfático. Si bien un macrófago
puede residir en el parénquima linfático, con frecuencia envía pseudópodos (evaginaciones
citoplasmáticas largas) hacia el seno a través de estas discontinuidades endoteliales. Estos
pseudópodos vigilan la linfa a medida que se filtra a través del seno.


Los senos linfáticos no son espacios abiertos, como lo son los senos sanguíneos. En particular
en la médula, las evaginaciones de los macrófagos junto con las fibras reticulares rodeadas por
evaginaciones de las células reticulares, atraviesan la luz del seno y forman una malla
entrecruzada que retarda el flujo libre de la linfa y mejora su filtración. El material antigénico y
las células transformadas del cáncer metastásico son atrapados por este filtro mecánico y
después fagocitados por los macrófagos. En el cáncer metastásico, el sistema puede ser
superado en su eficacia por una cantidad excesiva de células cancerosas que fluyen a través de
los senos linfáticos. Como resultado de esto, las células pueden establecer un nuevo foco de
metástasis en el ganglio linfático.

Las vénulas de endotelio alto (HEV) especializadas son el sitio de absorción de líquidos y la
entrada de los linfocitos circulantes en el ganglio linfático.

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Además de la linfa, los linfocitos también circulan a través
de los ganglios linfáticos. Si bien algunos linfocitos entran
a los ganglios a través de vasos linfáticos aferentes como
componentes de la linfa, la mayor parte (cerca del 90 %)
entra al ganglio a través de las paredes de las vénulas
poscapilares ubicadas en la corteza profunda. Dado que las
vénulas poscapilares están revestidas por células
endoteliales cubicas o cilíndricas, se las conoce como
vénulas de endotelio alto (HEV). Las células de las HEV
cumplen una función importante en la circulación y
concentración de la linfa porque transportan directamente

OM
hacia el torrente sanguíneo alrededor del 35 % del líquido
y electrolitos que entran a través de los vasos linfáticos
aferentes. Las células de las HEV expresan una alta
concentración de conductos acuosos (moléculas de
acuaporina-1 [AQP1]). La reabsorción rápida del líquido
intersticial hacia la sangre a través de los conductos
acuosos hace que la linfa que entra a través de los vasos

.C
linfáticos aferentes sea atraída hacia la corteza profunda
mediante el mecanismo de arrastre del disolvente.

Estas células endoteliales especializadas también poseen


DD
receptores para linfocitos estimulados por antígenos. Le
envían la señal a los linfocitos para que abandonen la
circulación y migren hacia el ganglio linfático. Tanto los
linfocitos B como los linfocitos T abandonan el torrente
sanguíneo a través de las HEV, cuyo endotelio atraviesan
por diapédesis, es decir, mediante la migración entre las
LA

células endoteliales, de modo similar al que se describe


para los neutrófilos. Los linfocitos T permanecen en la
corteza profunda dependiente del timo y los linfocitos B
migran a la corteza nodular. La mayoría de los linfocitos
abandonan el ganglio linfático entrando en los senos
FI

linfáticos desde los cuales fluyen hacia un vaso linfático


eferente.

El ganglio linfático es un sitio importante para la


fagocitosis y el inicio de las respuestas inmunitarias.


La fagocitosis de partículas realizada por células fagocíticas


dentro de los ganglios linfáticos es un paso importante en
el inicio de una respuesta inmunitaria. La acumulación física
de microorganismos y partículas transportados por la linfa
y la fagocitosis de estos materiales contribuyen a
concentrar el antígeno, lo cual mejora su presentación a los
linfocitos. Los antígenos transportados en la linfa se filtran
a través de los senos y penetran los nódulos linfáticos para
iniciar la respuesta inmunitaria. Algunos antígenos quedan
atrapados en la superficie de las células dendríticas
foliculares, mientras que otros son procesados por los
macrófagos, las células dendríticas y los linfocitos B, lo que
conduce a la activación y la diferenciación de linfocitos B

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en células plasmáticas productoras de anticuerpos y linfocitos B de memoria.

Las células plasmáticas migran a continuación hacia los


cordones medulares, donde sintetizan anticuerpos
específicos y los liberan en la linfa que fluye a través de los
senos. Las células plasmáticas representan del 1 % al 3 % de
las células en los nódulos linfáticos en reposo. Su cantidad
aumenta drásticamente durante una respuesta inmunitaria,
con lo cual se incrementa la cantidad de inmunoglobulinas
en circulación. Los linfocitos B de memoria pueden
abandonar los ganglios linfáticos y circular hacia varias

OM
regiones a lo largo del organismo, donde pueden proliferar
en respuesta a la exposición posterior a su antígeno
específico. La presencia de linfocitos de memoria en varios
sitios de todo el cuerpo, asegura una respuesta más rápida
a un antígeno, la respuesta secundaria.

Los ganglios linfáticos en los que los linfocitos se encuentran

.C
respondiendo a antígenos, con frecuencia aumentan de
tamaño, lo que es un reflejo de la formación de centros
germinativos y de la proliferación de linfocitos. Este
fenómeno se observa con frecuencia en los ganglios
DD
linfáticos del cuello en respuesta a una infección nasal y
orofaríngea y en las regiones axilar e inguinal debido a una
infección en las extremidades. La linfadenitis, un
agrandamiento reactivo (inflamatorio) del ganglio linfático,
es una complicación común de las infecciones microbianas.
Estos ganglios linfáticos agrandados suelen denominarse
LA

glándulas inflamadas.

TIMO
FI

El timo es un órgano linfoepitelial localizado en el mediastino superior.


El timo es un órgano bilobulado localizado en el mediastino superior, anterior al corazón y los
grandes vasos. Se desarrolla bilateralmente a partir de la tercera (algunas veces la cuarta) bolsa
faríngea (orofaríngea). Durante el desarrollo embrionario, el epitelio se invagina y el rudimento


tímico crece caudalmente como una proyección tubular del epitelio endodérmico en el
mediastino del tórax. El extremo en avance prolifera y finalmente se desconecta del epitelio
branquial. Las células progenitoras linfoides comunes (CLP) de la médula ósea, cuyo destino es
desarrollarse en linfocitos T inmunocompetentes, invaden el rudimento epitelial y ocupan
espacios entre las células epiteliales, de tal modo que el timo se transforma en un órgano
linfoepitelial.

El timo está completamente formado y funcional al momento del nacimiento. Se mantiene como
un órgano grande hasta el tiempo de la pubertad, donde la diferenciación y proliferación de
linfocitos T se reduce y la mayor parte del tejido linfático es reemplazado por tejido adiposo
(involución). El órgano puede ser reestimulado en situaciones que demandan una rápida
proliferación de linfocitos T.

Arquitectura general del timo.


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El timo está rodeado por tejido conjuntivo que lo divide
en lobulillos tímicos.
El timo posee una delgada cápsula de tejido conjuntivo
desde donde se extienden los cordones hacia el
parénquima del órgano. La cápsula y los cordones
contienen vasos sanguíneos, vasos linfáticos eferentes
(pero no aferentes) y nervios. Además de las fibras de
colágeno y los fibroblastos, el tejido conjuntivo del timo
contiene una cantidad variable de células plasmáticas,
granulocitos, linfocitos, mastocitos, células adiposas y

OM
macrófagos.

Los cordones establecen dominios en el timo llamados


lobulillos tímicos. En realidad, no son verdaderos lóbulos
sino casquetes corticales sobre porciones de tejido medular
interno, muy retorcido pero continuo. En algunos planos de
corte, la disposición “lobular” del casquete cortical y del

.C
tejido medular determina que se vean semejantes a un
nódulo linfático con un centro germinativo, lo cual suele
confundir a los estudiantes. Otras características
morfológicas (que se describen más adelante) permiten la
DD
identificación positiva del timo en los cortes histológicos.

El parénquima tímico contiene linfocitos T en desarrollo


en una malla extensa formada por células epitelio
reticulares.
La porción externa del parénquima, corteza tímica, es muy
LA

basófila en los cortes teñidos con hematoxilina y eosina


(H&E) debido a que los linfocitos T en desarrollo están muy
juntos con sus núcleos teñidos con intensidad. Estos
linfocitos T, también denominados timocitos, ocupan
espacios dentro de una extensa malla de células epitelio
FI

reticulares. Entre las células corticales también hay macrófagos dispersos. Los linfocitos T en
desarrollo derivan de las CLP, las que a su vez se originan en la médula ósea. A medida que
progresa el desarrollo en el timo, las células derivadas de las CLP atraviesan una serie de etapas
evolutivas que se distinguen por la expresión de diferentes moléculas CD.


Como su nombre lo indica, las células epitelio reticulares tienen características tanto de células
epiteliales como de células reticulares. Proveen un armazón o estroma para los linfocitos T en
desarrollo; por lo tanto, son los equivalentes de las células reticulares y sus fibras reticulares
asociadas en los otros tejidos y órganos linfáticos. Las células de tejido conjuntivo reticular y sus
fibras, sin embargo, no están presentes en el parénquima tímico. Las células epitelio reticulares
exhiben ciertos rasgos característicos del epitelio, como las uniones intercelulares y los
filamentos intermedios.

Se reconocen seis tipos de células epitelio reticulares según su función: tres tipos en la corteza
y tres en la médula. Cada tipo está designado con un número romano. En la corteza, se
reconocen los siguientes tipos de células.

• Células epitelio reticulares tipo I, que están ubicadas en el límite de la corteza y la


cápsula de tejido conjuntivo, así como entre el parénquima cortical y los cordones.

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También rodean la adventicia de los vasos sanguíneos corticales. En esencia, las células
epitelio reticulares tipo I sirven para separar el parénquima tímico del tejido conjuntivo
del órgano. Las uniones oclusivas que hay entre estas células son un reflejo de su función
como barrera que aísla los linfocitos T en desarrollo del tejido conjuntivo del órgano; es
decir, de la cápsula, los cordones y el tejido conjuntivo perivascular.
• Células epitelio reticulares tipo II, que se localizan dentro de la corteza. El microscopio
electrónico de transmisión (MET) permite ver macula adherens (desmosomas) que se
unen a las evaginaciones citoplasmáticas largas de las células adyacentes. El cuerpo
celular y las evaginaciones citoplasmáticas contienen abundantes filamentos
intermedios. Debido a sus evaginaciones, estas células tienen forma estrellada. Poseen
un núcleo grande que se tiñe pálidamente con H&E por su abundante eucromatina. Esta

OM
característica nuclear permite la fácil identificación de la célula en los preparados para
el microscopio óptico. Las células tipo II compartimentalizan la corteza en regiones
aisladas para los linfocitos T en desarrollo. A diferencia de lo que ocurre con las células
tipo I, las células tipo II expresan moléculas MHC I y MHC II, que participan en la
educación de los timocitos.
• Células epitelio reticulares tipo III, que están ubicadas

.C
en el límite entre la corteza y la médula. El MET permite
detectar las uniones oclusivas entre las evaginaciones
citoplasmáticas laminares de las células contiguas. Al igual
que las células tipo I, las células epitelio reticulares tipo III
DD
crean una barrera funcional, en este caso, entre la corteza
y la médula. Como las células tipo II, poseen moléculas MHC
I y MHC II.
• Macrófagos, que están dentro de la corteza tímica y son
responsables de la fagocitosis de los linfocitos T que no
LA

cumplen con las exigencias de la educación tímica. Estos


linfocitos T están programados para morir antes de
abandonar la corteza. Alrededor del 98 % de los linfocitos T
sufre apoptosis y después es fagocitado por los
macrófagos. Los macrófagos en la corteza son difíciles de
FI

identificar en los preparados teñidos con H&E. Sin


embargo, la reacción de ácido periódico-reactivo de Schiff
(PAS) los define con facilidad porque tiñe sus numerosos
lisosomas grandes. A causa de esta propiedad tintorial, se
dice que los macrófagos son PAS positivos.


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Si bien las células epitelio reticulares de la corteza tímica desempeñan un papel importante en
el desarrollo de los linfocitos T inmunocompetentes, datos recientes indican que los linfocitos T
en las diferentes etapas de la diferenciación, controlan la microarquitectura de las células
epitelio reticulares tímicas, un fenómeno denominado intercomunicación. Por consiguiente, los
linfocitos en desarrollo y las células epitelio reticulares influyen unas sobre otras durante el
desarrollo de los linfocitos T.

OM
.C
DD
LA

Los corpúsculos tímicos o de Hassall (que derivan de las células epitelio reticulares tipo IV) son
una característica distintiva de la médula del timo.
FI

La médula tímica, la porción interna del parénquima, contiene gran cantidad de células epitelio
reticulares y linfocitos T agrupados en forma laxa.

La médula se tiñe con menos intensidad que la corteza porque, como en los centros


germinativos de los nódulos linfáticos, contiene principalmente linfocitos grandes. Estos


linfocitos tienen núcleos pálidos y cuantitativamente más citoplasma que los linfocitos
pequeños. Al igual que la corteza, la médula también contiene tres tipos de células epitelio
reticulares:
• Células epitelio reticulares tipo IV, que están localizadas entre la corteza y la médula
cerca de las células tipo III. Poseen evaginaciones laminares con uniones oclusivas entre
células adyacentes, así como entre ellas y las células tipo III. En cooperación con las
células tipo III, crean la barrera a la altura de la unión corticomedular.
• Células epitelio reticulares tipo V, que se distribuyen por toda la médula. Al igual que
las células tipo II localizadas en la corteza, las evaginaciones de las células adyacentes
están unidas por desmosomas para proporcionar el armazón celular de la médula y para
compartimentalizar grupos de linfocitos. Sus núcleos presentan un marcado contraste
con los núcleos de linfocitos que se tiñen con gran intensidad.

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• Células epitelio reticulares tipo VI, forman el rasgo más
característico de la médula tímica, los corpúsculos tímicos
(de Hassall). Los corpúsculos tímicos son masas aisladas de
células epitelio reticulares tipo VI muy juntas, dispuestas en
forma concéntrica, que exhiben núcleos aplanados. Los
estudios de estas células realizados con el MET revelan
gránulos de queratohialina, haces de filamentos
intermedios e inclusiones lipídicas en el citoplasma. Las
células están unidas por desmosomas. El centro de un
corpúsculo tímico puede presentar indicios de
cornificación, un rasgo que no es una sorpresa dado que

OM
estas células derivan del epitelio orofaríngeo. Los
corpúsculos tímicos son componentes multicelulares
activos desde el punto de vista funcional, distintos desde el
punto de vista antigénico y exclusivos de la médula. Si bien
su función no se comprende por completo, se cree que los
corpúsculos tímicos producen interleucinas (IL-4 e IL-7) que
actúan en la diferenciación y la educación de los linfocitos

.C
T en el timo.

Los vasos sanguíneos abandonan los cordones para


ingresar en el parénquima del timo. Normalmente, los
DD
vasos sanguíneos entran en la médula desde las partes más
profundas de los cordones y llevan consigo una vaina de
tejido conjuntivo. Esta vaina de tejido conjuntivo
perivascular tiene un espesor variable. Es más gruesa
alrededor de los vasos de mayor calibre y se afina
gradualmente alrededor de los vasos más pequeños.
LA

Donde es gruesa contiene fibras reticulares, fibroblastos,


macrófagos, células plasmáticas y otras células halladas en
el tejido conjuntivo laxo; donde es delgada, puede contener sólo fibras reticulares y fibroblastos
ocasionales.
FI

Barrera hematotímica y educación de los linfocitos T.

La barrera hematotímica protege a los linfocitos en desarrollo en el timo de la exposición a los


antígenos.
A los linfocitos que alcanzan la corteza tímica se les impide el contacto con antígenos por medio


de una barrera física denominada barrera hematotímica. Los siguientes componentes


constituyen la barrera hematotímica entre los linfocitos T y la luz de los vasos sanguíneos
corticales, desde la luz vascular hacia afuera:

• El endotelio que reviste la pared capilar es del tipo continuo con uniones oclusivas. Es
muy impermeable a las macromoléculas y se considera un componente estructural
importante de la barrera en el parénquima cortical. La lámina basal subyacente de las
células endoteliales y los pericitos ocasionales son parte de la pared capilar.
• Los macrófagos que están en el tejido conjuntivo perivascular circundante, pueden
fagocitar las moléculas antigénicas que escapan de la luz capilar hacia el parénquima
cortical.
• Las células epitelio reticulares tipo I con sus uniones oclusivas proveen protección
adicional a los linfocitos T en desarrollo. Las células epitelio reticulares rodean la pared

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capilar en la corteza y, junto con su lámina basal,
representan otro componente estructural importante
de la barrera hematotímica.

El timo es el sitio de la educación de los linfocitos T.


Durante la vida fetal, el timo está poblado por células madre
linfoides multipotenciales que provienen de la médula ósea y
están destinados a convertirse en linfocitos T
inmunocompetentes. La maduración y diferenciación de las
células madre en linfocitos T inmunocompetentes se denomina
educación tímica. Este proceso se caracteriza por la expresión

OM
y la desaparición de moléculas CD superficiales específicas.

La expresión de las moléculas CD2 y CD7 en la superficie de los


linfocitos T indica una etapa inicial (etapa negativa doble) de
la diferenciación. El término negativo doble hace referencia a
la falta de moléculas CD4 y CD8. A esta etapa inicial le sigue la
expresión de la molécula CD1, que indica la etapa intermedia

.C
de la diferenciación de los linfocitos T. A medida que la
maduración progresa, los linfocitos T expresan TCR, CD3, y las
moléculas CD4 y CD8. Esta es la etapa doble positiva de la diferenciación de linfocitos T. A
continuación, las células epitelio reticulares tipo II y tipo III les presentan a los linfocitos los
DD
antígenos propios y extraños. Si el linfocito reconoce moléculas MHC propias y antígenos
propios y extraños sobrevivirá, un proceso que se conoce como selección positiva. Si no lo hace,
la célula morirá. Las células que pasan la prueba de selección positiva abandonan la corteza e
ingresan en la médula. Aquí, son sometidas a otro proceso de selección en el cual los linfocitos
que reconocen el antígeno propio presentado por las moléculas MHC son eliminados, un
proceso que se denomina selección negativa. Las células que sobreviven se convierten en
LA

linfocitos T CD8+ citotóxicos (al perder CD4 y retener CD8) o linfocitos T CD4+ cooperadores (al
perder CD8 y retener CD4). Esta etapa recibe el nombre de etapa positiva simple de la
diferenciación de los linfocitos T. Ahora los linfocitos abandonan el timo al pasar desde la médula
hacia la circulación sanguínea.
El proceso de educación tímica es promovido por sustancias
FI

secretadas por las células epitelio reticulares, entre las que


se encuentran las interleucinas (IL-4 e IL-7), factores
estimulantes de colonias e interferón γ.


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BAZO

El bazo tiene el tamaño aproximado de un puño cerrado y es el órgano linfático más grande. Se
ubica en el cuadrante superior izquierdo de la cavidad abdominal y tiene una irrigación
sanguínea abundante.

OM
.C
DD
LA
FI

El bazo filtra sangre y reacciona inmunitariamente a los antígenos transportados por ella.
El bazo posee funciones de filtración morfológica e inmunitaria. Además de una gran cantidad


de linfocitos, contiene espacios o conductos vasculares especializados, una malla de células


reticulares y fibras reticulares, y un suministro abundante de macrófagos y células dendríticas.
Estos componentes permiten que el bazo controle la sangre desde el punto de vista inmunitario,
del mismo modo que los macrófagos y las células dendríticas de los ganglios linfáticos vigilan la
linfa.

El bazo está rodeado por una cápsula de tejido conjuntivo denso desde la cual los cordones se
extienden hacia el parénquima del órgano. El tejido conjuntivo de la cápsula y de los cordones
contiene miofibroblastos. Estas células contráctiles también producen las fibras extracelulares
del tejido conjuntivo. En muchos mamíferos, el bazo almacena grandes volúmenes de eritrocitos
como reserva. En estas especies, la contracción en la cápsula y en los cordones contribuye a la
liberación de los eritrocitos almacenados hacia la circulación sistémica. El bazo humano
normalmente retiene poca cantidad de sangre, pero tiene la capacidad de contraerse por acción
de las células contráctiles capsulares y trabeculares.

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El hilio, ubicado en la superficie medial del bazo, es el sitio por donde pasan la arteria y la vena
esplénicas, los nervios y los vasos linfáticos. Los vasos linfáticos se originan en la pulpa blanca
cerca de los cordones y constituyen una vía por la cual los linfocitos abandonan el bazo.

La mayor parte del bazo consiste en pulpa esplénica. Desde los puntos de vista funcional y
morfológico, la pulpa esplénica puede dividirse en dos regiones: la pulpa blanca y la pulpa roja,
según el color de cada una en el estado fresco. En el corte, la pulpa blanca aparece como
regiones blanco grisáceas circulares o alargadas rodeadas por la pulpa roja.

La pulpa blanca está compuesta por una gruesa acumulación de linfocitos alrededor de una

OM
arteria.
La pulpa blanca está compuesta por tejido linfático, en su mayor parte linfocitos. En los cortes
teñidos con H&E, la pulpa blanca aparece basófila debido a la heterocromatina densa en los
núcleos de los numerosos linfocitos. Las ramas de la arteria esplénica atraviesan la cápsula y los
cordones del bazo, para introducirse en la pulpa blanca. Dentro de la pulpa blanca, la rama de
la arteria esplénica se denomina arteria central. Los linfocitos que se aglomeran alrededor de la
arteria central constituyen la vaina linfática periarterial (PALS). La PALS tiene una configuración

.C
más o menos cilíndrica que se ajusta al trayecto de la arteria central. En los cortes transversales,
la PALS presenta un aspecto circular y puede parecerse a un nódulo linfático. La presencia de la
arteria central, sin embargo, distingue la PALS de los nódulos linfáticos típicos encontrados en
otros sitios. En la PALS, los nódulos aparecen como expansiones focalizadas y desplazan la
DD
arteria central, de manera que ésta ocupa una posición excéntrica en lugar de central.

Los nódulos son el territorio de los linfocitos B; otros linfocitos de la PALS son principalmente
linfocitos T que rodean los nódulos. Por lo tanto, la PALS puede considerarse una región
dependiente del timo, como la corteza profunda del ganglio linfático. Los nódulos suelen
contener centros germinativos que, como en otros tejidos linfáticos, se desarrollan a medida
LA

que los linfocitos B proliferan después de su activación. En los seres humanos, los centros
germinativos se desarrollan dentro de las 24 h siguientes a la exposición a un antígeno y pueden
tornarse grandes en extremo y visibles a simple vista. Estos nódulos grandes se denominan
nódulos esplénicos o corpúsculos de Malpighi (pero no deben confundirse con los corpúsculos
renales, que tienen el mismo nombre).
FI

La pulpa roja contiene una gran cantidad de eritrocitos, a los que filtra y degrada.
La pulpa roja es de color rojo tanto en el estado fresco como en los preparados histológicos,
debido a que contiene una gran cantidad de eritrocitos. En esencia, la pulpa roja está compuesta
por sinusoides esplénicos separados por los cordones esplénicos (cordones de Billroth). Los


cordones esplénicos están compuestos por la ya conocida malla laxa de células reticulares y
fibras reticulares, que contienen moléculas de colágeno tipo III y tipo V. Dentro de la malla
reticular de los cordones esplénicos, hay abundancia de eritrocitos, macrófagos, linfocitos,
células dendríticas, células plasmáticas y granulocitos. Los macrófagos esplénicos fagocitan los
eritrocitos dañados. El hierro de los eritrocitos destruidos se utiliza en la formación de nuevos
eritrocitos; los macrófagos esplénicos comienzan el proceso de degradación de hemoglobina y
el reciclaje del hierro. Los megacariocitos también están presentes en ciertas especies, como
roedores y gatos, pero no en seres humanos, excepto durante la vida fetal.

Los senos esplénicos o venosos son vasos sinusoidales especiales revestidos por células
endoteliales con forma de bastón.
Las células endoteliales que revisten los sinusoides esplénicos son muy largas. Su eje
longitudinal corre paralelo a la dirección del vaso. Existen pocos puntos de contacto entre las

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células adyacentes, por lo que se producen espacios intercelulares prominentes. Estos espacios
permiten que los eritrocitos entren y salgan de los sinusoides con facilidad. Las evaginaciones
de los macrófagos se extienden entre las células endoteliales y dentro de la luz sinusoidal para
detectar antígenos extraños en la sangre circulante.

Los sinusoides carecen de una lámina basal continua. Las bandas anulares de material de lámina
basal se enlazan alrededor de la parte externa del sinusoide como si fueran los anillos metálicos
que sostienen unidas las duelas de un barril. Estas bandas forman ángulos rectos con respecto
a los ejes longitudinales de las células endoteliales. Este material se tiñe con impregnaciones
argénticas o con la reacción de PAS. En la pared de los sinusoides esplénicos no hay células de
músculo liso ni pericitos. Las evaginaciones de las células reticulares pueden extenderse hacia la

OM
superficie basal de las células endoteliales y es probable que estén asociadas con las fibras
reticulares que parecen mezclarse con los anillos perisinusoidales de la lámina basal. La sangre
llena tanto los sinusoides como los cordones de la pulpa roja y con frecuencia oculta las
estructuras subyacentes, lo que dificulta la distinción entre los cordones y los sinusoides en los
cortes histológicos.

La circulación dentro de la pulpa roja permite que los macrófagos detecten antígenos en la

.C
sangre.
Las ramas de la arteria esplénica se introducen en la pulpa blanca desde los cordones. La arteria
central emite ramas hacia la pulpa blanca y hacia los sinusoides de su periferia denominados
sinusoides marginales. La arteria central continúa hacia la pulpa roja, donde se ramifica en
DD
varias arteriolas bastante rectas llamadas arteriolas peniciladas. Estas arteriolas terminan por
convertirse en capilares arteriales. Algunos capilares arteriales están rodeados por
acumulaciones de macrófagos y, por lo tanto, se denominan capilares envainados. Los capilares
envainados, entonces, terminan directamente en la malla reticular de los cordones esplénicos
en lugar de conectarse con los sinusoides esplénicos revestidos de endotelio. La sangre que
entra en la pulpa roja de esta manera se filtra a través de los cordones y queda expuesta a sus
LA

macrófagos antes de retornar a la circulación, colándose a través de las paredes de los sinusoides
esplénicos. Este tipo de circulación se denomina circulación abierta y es la única vía por la cual
la sangre retorna a la circulación venosa en los seres humanos. En otras especies, como ratas y
perros, parte de la sangre de los capilares envainados pasa directamente a los sinusoides
esplénicos de la pulpa roja. Este tipo de circulación se conoce como circulación cerrada.
FI


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OM
.C
DD
LA

La circulación abierta expone la sangre en forma más eficiente a los macrófagos de la pulpa roja.
FI

Las fotomicrografías electrónicas de transmisión y de barrido suelen mostrar eritrocitos en


tránsito a través del endotelio sinusoidal que, según se presume, están reingresando en el
sistema vascular desde los cordones de la pulpa roja. La sangre recogida en los sinusoides drena
en las tributarias de las venas trabeculares, que después convergen en venas más grandes y,
finalmente, abandonan el bazo a través de la vena esplénica. La vena esplénica, a su vez, se une


a las venas que drenan el intestino para formar la vena portal hepática.

El bazo lleva a cabo funciones inmunitarias y hematopoyéticas.


Debido a que el bazo filtra la sangre, como los ganglios linfáticos filtran la linfa, funciona tanto
en el sistema inmunitario como en el hematopoyético.

Las funciones del bazo en el sistema inmunitario comprenden:


• presentación de antígenos por las APC (sobre todo células dendríticas y macrófagos) e
iniciación de la respuesta inmunitaria,
• activación y proliferación de linfocitos B y T,
• producción de anticuerpos contra antígenos presentes en la sangre circulante, y
• eliminación de antígenos macromoleculares de la sangre.

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La activación y la proliferación de linfocitos T y la diferenciación de linfocitos B y células
plasmáticas, así como la secreción de anticuerpos, se producen en la pulpa blanca del bazo; en
este sentido, la pulpa blanca es el equivalente de otros órganos linfáticos.

OM
.C
DD
Las funciones hematopoyéticas del bazo comprenden:
LA

• captación y destrucción de eritrocitos y plaquetas envejecidos, dañados y anómalos;


• recuperación del hierro de la hemoglobina de los eritrocitos;
• formación de eritrocitos durante la vida fetal inicial y
• almacenamiento de sangre, en especial de eritrocitos, en algunas especies.
FI

El papel de la pulpa roja es principalmente la filtración de la sangre (es decir, la eliminación del
material particulado, los antígenos macromoleculares y los eritrocitos y plaquetas envejecidos,
anómalos o dañados de la circulación sanguínea). Estas funciones se llevan a cabo por los
macrófagos incluidos en la malla reticular de la pulpa roja. Los eritrocitos envejecidos, dañados
o anómalos son degradados por los lisosomas de los macrófagos; el hierro de la hemoglobina se


recupera y se almacena en la forma de ferritina o hemosiderina para su reciclaje futuro. El grupo


hemo de la molécula se degrada a bilirrubina, la cual se transporta hacia el hígado a través del
sistema portal y allí se conjuga con ácido glucurónico. La bilirrubina conjugada se secreta hacia
la bilis que adquiere su color característico.

Los macrófagos reconocen los eritrocitos envejecidos o anómalos por varios mecanismos
diferentes:
• Los mecanismos inespecíficos comprenden cambios morfológicos y bioquímicos que
ocurren en los eritrocitos envejecidos; éstos se tornan más rígidos y, por lo tanto, son
atrapados con más facilidad en la malla de la pulpa roja.
• Los mecanismos específicos comprenden la opsonización de la membrana celular con
anticuerpos IgG anti- banda 3, lo cual desencadena la fagocitosis eritrocítica
dependiente de receptor de Fc. Además, los cambios específicos en la glucosilación de
las glucoforinas en los eritrocitos que envejecen, actúan como una señal de

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reconocimiento que desencadena la eliminación de eritrocitos envejecidos por los
macrófagos.

A pesar de estas importantes funciones, el bazo no es indispensable para la vida humana. Puede
extirparse quirúrgicamente (esplenectomía), lo cual se realiza con frecuencia después de un
traumatismo que causa rotura esplénica con hemorragia incontenible. La captación y la
destrucción de los eritrocitos envejecidos se producen, entonces, en la médula ósea y en el
hígado.

Tabla 12-4. Comparación de los órganos linfáticos principales

OM
Nódulos linfáticos
Características Ganglios linfáticos Timo Bazo
(BALT, GALT, MALT)

Función principal .C
Vigilancia
inmunológica
de las membranas
Filtran la linfa
Generan respuestas
inmunitarias a los
Desarrolla linfocitos T
inmunocompetentes
Filtra la sangre
Elimina eritrocitos viejos
Genera respuestas
DD
inmunitarias
mucosas. antígenos en la linfa
a los antígenos circulantes
Cápsula de tejido
No Sí Sí Sí; contiene miofibroblastos
conjuntivo
Corteza No Sí Sí No
Médula No Sí Sí No
LA

Sí; sólo en la corteza


Nódulos linfáticos Sí No Sí; sólo en la pulpa blanca
superficial
Vasos linfáticos Sí; atraviesan la
No No No
aferentes cápsula
Sí (pocos); se originan
FI

Sí; inconspicuos, se originan


Vasos linfáticos Sí; abandonan el en el tabique y la
Sí en la pulpa blanca cerca de
eferentes nódulo en el hilio cápsula del tejido
los cordones
conjuntivo
Sí; en nódulos linfáticos
Vénulas de bien establecidos (es


Sí; asociadas con la


endotelio alto decir, amígdalas, No No
corteza profunda
(HEV) apéndice, placas de
Peyer)
Pulpa blanca con nódulos
Lobulillos tímicos esplénicos a lo largo de la
Presencia de
Tejido linfático difuso Malla de células PALS, que contienen la
sinusoides
con nódulos linfáticos epitelio arteria central
Rasgos linfáticos
distribuidos en forma reticulares Pulpa roja que contiene
característicos aleatoria subyacentes
(subcapsular,
Corpúsculos de sinusoides esplénicos,
trabecular y medular)
a la superficie epitelial Hassall sólo en la arterias peniciladas,
Malla reticular
médula capilares envainados y
cordones esplénicos.

Puntos esenciales pág. 531-544

María Paula Lorenzo

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