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Se logra entender que las principales víctimas de la trata de personas, que se viene dando continuamente en nuestro país, por

lo que
mayormente son mujeres, quienes son obligados hacer estos tipos de actos, ya sea por falta de dinero, por alguna necesidad o porque
están amenazadas, lo cual las drogan y hacen que se prostituyan, por lo que vendrían ser mercancías para los clientes. Mediante la
explotación de cualquier trabajo correspondiente, lo cual vulnera un derecho principal, como es el de la Libertad, ya que no pueden
disponer por sí mismos.

(El Comercio 2019) Manifiesta “que la mendicidad se presenta como una figura más en la trata de personas pues involucra otra forma de
explotación y esclavitud, siendo las niñas y niños entre los 6 a 12 años, la población más vulnerable a este tipo de explotación.

Vemos a muchos niños por las calles de ambulantes, subiendo a los carros vendiendo caramelos, pidiendo alguna colaboración, esto
suele pasar a diario. Cabe indicar que son tratados por una persona mayor, que pueden ser sus mismos padres donde hacen que sus
hijos trabajen y se ganen la vida como mendigo, que las personas que los ven les sientan lastima. Así mismo, podemos apreciar que
muchos de los padres alquilan a sus hijos a otras personas para que les hagan los favores, sin tomar conciencia de lo que le puedan
hacer, es por ello que mayormente son maltratados verbalmente o son abusados sexualmente, al no cumplir con lo indicado.

Muchos de los niños al ser completamente explotados, suelen quedarse callados porque estas mismas personas les tienen amenazados
y ellos con temor a que no les hagan más daño, no piden ayuda, no les comentan a nadie, ni mucho menos hacen la denuncia
correspondiente.

Según información del Ministerio Público, las principales manifestaciones de trata son la explotación sexual (34,9%) y explotación laboral
(7,8%). En el 2014, después de Lima, Madre de Dios fue la región con la mayor cantidad de denuncias por este delito. (Comercio, 2015)

Cabe resaltar que el gobierno está tomando medidas sobre este problema tan latente en nuestro país, pero los resultados no son muy
alentadores, es por ello que como ciudadanos debemos estar atentos a estos hechos tan repudiables; estar pendiente con nuestra
propia familia en especial a los niños ya que son más vulnerables, cuidarlo de las redes sociales ya que por este el medio existe más
captaciones de menores, denunciar estos actos inhumanos para que las autoridades puedan actuar rápidamente y salvar así la vida de
las personas.

El tráfico es un delito y una violación de los derechos humanos que afecta individualmente a cada país de la región ampliada de Centroamérica en su
conjunto. Las mujeres y los niños son traficados con fines de explotación sexual dentro de los países, dentro de la región y a nivel internacional. Las
redes de contrabando y tráfico explotan las necesidades económicas y las ambiciones de una vida mejor de los ciudadanos más vulnerables de la
región. El comportamiento de estas redes delictivas –que existen a todos los niveles de organización y perfeccionamientos siguen prácticamente
incontroladas, lo que estimula aún más el tráfico. Los niños, muchos de los cuales han sufrido abuso sexual en el pasado, se tornan especialmente
desprotegidos contra las bandas de explotación nacional e internacional, estimuladas por un creciente mercado de prostitución infantil.

Los traficantes actúan primordialmente mediante engaño, con falsas promesas de un empleo decente en maquilas, restoranes, bares, hoteles y
hogares, entre otros. Luego de estas promesas de prosperidad, las mujeres y los niños son forzados a la servidumbre sexual para solventar los gastos
de transporte y otras deudas. El control se mantiene mediante violencia y amenazas, deudas y multas, restricción al acceso a sus ingresos,
restricciones físicas y uso de guardias armados, y demostraciones de impunidad mediante una colaboración abierta con las autoridades. La inversión
inicial en migración y la falta de alternativas visibles una vez transportados, dejan a las mujeres y los niños sin opciones. El riesgo de deportación, de
devolución o institucionalización (en el caso de los menores) mantiene a muchas víctimas en silencio acerca de su situación.

En el curso del tráfico, los traficantes violan los siguientes derechos humanos de sus víctimas:

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