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Sotelo, gracias K.

Cross & Botton


Brother’s Best Enemy
TROPING THROUGH THE SNOW SERIES

ALEXA RILEY

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


A todos los que vivimos para los tropes de fiestas...

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Brother’s Best Enemy
BY ALEXA RILEY

Tinsel es la sheriff del pueblo de Troping y le encanta su trabajo.


El único inconveniente es el mejor amigo de su hermano, Jack,
que también resulta ser su némesis. Él hace todo lo posible para
meterse en su piel, pero ella siempre tiene una multa lista para
pasar a molestarlo de regreso.
Jack ha estado enamorado de Tinsel desde que su mejor amigo
lo llevó a casa para las fiestas. El único problema es mantener la
distancia cuando lo único que quiere es tenerla cerca. Durante
años ha mantenido el control, pero no va a durar mucho más.
¿Cómo puede ser la mujer de sus sueños una mujer que se
empeña en hacerle la vida imposible?
Advertencia: ¡Enemigos a amantes y el mejor amigo del
hermano nunca fueron tan divertidos! Acompáñanos a Troping,
¡donde encontrarás las mejores historias!

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Capítulo 1
TINSEL

Está aquí de nuevo, y esta vez no está solo. Jack se detiene junto
a mi coche patrulla en su lujoso todoterreno que cuesta más que las
casas de algunas personas. Emily, que trabaja en la recepción y es la
mano derecha de Jack, se sienta en el asiento del copiloto.
Es el segundo día consecutivo que vienen juntos a Snow Baked
para tomar su dosis matutina de café y algún tipo de pastelería
deliciosa. Yo estoy aquí todas las mañanas, pero sobre todo porque
vivo encima del local. ¿A quién quiero engañar? Aunque no lo hiciera,
seguiría viniendo por mi café matutino de galletas de azúcar.
Emily solía venir sola a recoger el pedido de Jack, pero ahora
vienen juntos. ¿Por qué? Emily ni siquiera es de Troping. Supongo que
tampoco lo es Jack, pero él y mi hermano son mejores amigos, y ha
estado por aquí durante años.
Cuando mi hermano North volvió a casa de la universidad, trajo
a Jack con él. Jack decidió abrir una estación de nieve para la gente
que visitaba el pueblo durante las vacaciones. También está muy
ocupado en verano, cuando hacemos la Navidad en julio. Troping
siempre está engalanado con la alegría de las fiestas porque nadie
quita sus luces. Si lo hacen, es porque las cambian por un nuevo color.
La primera vez que conocí a Jack fue cuando North lo trajo a
casa para las fiestas en su primer año de universidad. Recuerdo que
me emocionó que mi hermano trajera a alguien a casa. Me había

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contado que Jack había perdido a sus padres y no tenía a nadie con
quien pasar las vacaciones. Me sentí fatal y me desviví por hacerlo
sentir bienvenido. Incluso me aseguré de que tuviera regalos bajo el
árbol para que no se sintiera excluido en la mañana de Navidad.
Error. Jack era más un idiota. Mi hermano no mencionó que
Jack era un imbécil rico de la ciudad. Desde que lo conocí, fue un
imbécil, pero por alguna razón, soy la única que obtiene ese lado de
él.
Realmente duele porque cuando entró por primera vez en la casa
de mis padres, mi corazón dio un pequeño aleteo. Estaba segura de
que era la misma sensación que mamá me dijo que tuvo cuando
conoció a papá y cómo supo que era el indicado. Bueno, si Jack es el
indicado, prefiero vivir mi vida sola. Supongo que moriré virgen
mientras lo hago.
Por qué se mudó aquí cuando mi hermano regresó después de la
universidad, no tengo la menor idea. Pero luego fue y abrió la estación
de nieve, lo que me confundió. Es aún peor porque, aunque quería
odiar el lugar, es tan adorable que apesta. También es bueno que la
gente tenga un lugar donde alojarse cuando pasa por nuestro pueblo.
Las fiestas son las que mantienen esta ciudad viva y próspera. Luego,
en la temporada baja, podemos descansar y disfrutar de nuestra
pequeña ciudad para nosotros solos. Me encanta cómo tenemos un
poco de ambos mundos en la ciudad de Troping.
—Estás mirando hacia atrás. — dice Frostie desde detrás del
mostrador.
Somos las mejores amigas de toda la vida. Se hizo cargo de la
panadería de su abuela hace dos años, justo cuando me convertí en
comisario. Compartimos el apartamento sobre la panadería, y yo vigilo
el pueblo mientras ella mantiene a la gente alimentada.
Fingiendo que mi café me parece súper interesante, lo miro
fijamente mientras Emily y Jack salen del vehículo. No quiero que me
atrapen mirando. No tengo que mirar para saber que Emily estará
arreglada. ¿Cómo lo hace? Sinceramente, estoy impresionada. La
mayoría de las veces también lleva tacones, mientras que yo apenas
puedo ponerme rímel y brillo de labios. Suelo llevar el pelo recogido
para que no me moleste, pero Frostie me lo ha trenzado esta mañana.

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Quiero odiar a Emily, pero no es culpa suya. Aunque quiera
ahogar a Jack, no puedo detener la atracción que siento por él, y eso
me molesta. ¿Por qué se ven tan perfectos uno al lado del otro? Emily
siempre es amable conmigo, y lo odio. ¿Por qué no puede ser una
perra?
Jack suele llevar un traje o algún jersey que le quede bien. Debe
usar el gimnasio del complejo, ya que es el único de la ciudad. Por
supuesto, deja que todo el mundo lo use aunque no esté alojado en el
complejo porque es muy amable. Pongo los ojos en blanco pensando
en ello.
— ¡Buenos días, Tins!— Emily chilla al entrar en la panadería.
—Buenos días. — le doy una sonrisa antes de bajar la mirada
para no tener que encontrarme con la mirada de Jack.
—Buenos días a ti también. — murmura Jack.
Lo ignoro, algo que se me da fatal. Mordiendo el interior de mi
mejilla, no digo una palabra mientras grito internamente. Recojo el
donut escarchado y cubierto de chispas verdes y rojas y me meto la
última mitad en la boca. Eso debería ser suficiente.
—Quizá debería comer el donut. Tiene que estar bueno. — Emily
se ríe mientras mastico con las mejillas hinchadas. Apuesto a que
ahora mismo me parezco a una ardilla.
Mis ojos captan los de Jack y, una vez más, me mira fijamente.
Emily se mueve hacia el mostrador, su atención ahora está en la
vitrina, revisando las donas.
— ¿Tienes un problema de mirada?— digo mientras me trago el
resto de mi donut.
— ¿Va eso contra la ley?— Jack sonríe, y detesto su tono
arrogante. ¿Por qué está reservado solo para mí?
Llevo el uniforme, y aunque nunca me he sentido realmente
acomplejada por mi cuerpo o mi aspecto, al ver a Emily, la rubia
perfecta que adorna el árbol de Navidad, hace que mi uniforme se
sienta un poco ajustado.
—Ya has roto bastantes de esos, ¿no crees?— Le devuelvo a
Jack-ass (idiota).

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—Pasaré por el Ayuntamiento y me encargaré de esas multas
más tarde. — Me guiña un ojo y aprieto los dientes.
—Haz eso. — respondo. Los ojos de Frostie y Emily rebotan entre
los dos, y las cejas de Emily se levantan del todo. —Que tengan un
buen día, señoras. Me encantan los tacones, Emily. — digo con
dulzura. Odio que Jack pueda sacar el lado insolente de mí como
nadie.
Me llevo bien con todos en Troping. Diablos, también conozco a
todo el mundo. Entonces, ¿por qué Jack es tan diferente? ¿Por qué
hace todo lo posible por agravarme y sacarme de quicio cuando ni
siquiera me da la hora?
Tiro el envoltorio, cojo mi café y me dirijo a mi coche patrulla.
Una vez adentro, saco los registros de todas las multas que le he
puesto a Jack.
Seguro que hay muchas, pero eso es porque ficho al hombre por
todo lo que puedo. No importa lo pequeño que sea el delito, tengo la
necesidad de irritarlo tanto como él me irrita a mí. No es que no pueda
pagar las multas.
Una sonrisa se me dibuja en los labios cuando veo que hoy es el
último día que tiene que pagar la que le había puesto por estacionar
en el lugar para discapacitados. Si no lo hace, se emitirá una orden de
arresto contra él.
De acuerdo, puede que no estuviera totalmente estacionado en
una plaza de discapacitados, y que la rueda de su todoterreno
estuviera en la línea, pero realmente espero que se olvide de pasar por
el Ayuntamiento y se encargue de ello.
Nunca he llegado a arrestar a nadie antes, pero no me importaría
que Jack fuera el primero.

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Capítulo 2
JACK

— ¿Qué será?— pregunta Frostie, y desvío mi atención de la


ventana donde veo a Tinsel sonriendo como si fuera el gato que se
comió al canario.
—Solo un café, por favor. Lo de siempre.
— ¿Macchiato de caramelo con una pizca de canela? —
pregunta, y asiento.
—Oye, Frostie, ¿puedo preguntarte algo?
—Adelante. —sigue preparando mi café mientras me muevo
hacia el otro extremo del mostrador.
—Cuando Tinsel sonríe así, ¿debería preocuparme?
Se ríe y Emily se acerca a mi lado. —No sé qué le has hecho, pero
siempre es amable conmigo. — Agradece a Frostie el donut y se acerca
a charlar con el doctor Grayson, que está desayunando con su hijo.
—Ustedes dos simplemente no se darán por vencidos. — Frostie
suspira y sacude la cabeza.
—Ella empezó. — me burlo mientras dejo caer algo de dinero en
el tarro de las propinas.
—Si yo fuera tú, me mantendría alejado de ella hoy.
— ¿Y qué gracia tendría eso?— digo mientras le doy las gracias
a Frostie por el café y Emily y yo nos vamos de Snow Baked.
Ella solía venir sin mí, pero luego empezó a mencionar que veía
a Tinsel ahí todas las mañanas, y decidí acompañarla. No podía perder
la oportunidad de ver a la mujer que ocupa cada uno de mis
pensamientos y quizás molestarla un poco por ello.

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Claro, ella me presiona, pero me gusta pensar que yo la presiono
a ella. Eso es lo que pasa cuando te enamoras de la hermana pequeña
de tu mejor amigo y ella está al cien por cien fuera de los límites.
Recuerdo la primera vez que la vi como si fuera ayer. Llevaba un
delantal de Navidad con pequeñas gomitas y algunos de sus rizos se
habían caído de la cola de caballo. Todavía tenía un poco de harina en
la mejilla, y cuando sonrió, me dio un golpe en el corazón. Nunca me
había sentido así, y la única vez que me he sentido así desde entonces
es cuando la miro. Cada maldita vez que la miro, para ser precisos.
Ella estaba ahí con ojos brillantes, curvas exuberantes, y una
boca hecha para chupar...
—Yoo hoo, tierra a Jack. — dice Emily, y me devuelve a la
realidad. —Te has pasado la vuelta.
—Mierda, lo siento. — conduzco por Candy Cane Lane y hago un
giro en U. —Supongo que me distraje por...
Mis palabras se detienen cuando oigo el sonido de una sirena
detrás de mí, y entonces veo luces azules en el espejo retrovisor.
— ¿Cinco minutos enteros?— Emily mira su reloj. —Eso debe
ser un récord.
—No necesariamente. — discrepo. —Me atrapó aquella vez por
tirar la basura cuando se me cayó el café y luego me citó por desfigurar
la propiedad pública cuando salpicó la peluquería.
—Ah, sí, me había olvidado de eso.
Poniendo mi sonrisa más brillante, bajo la ventanilla justo
cuando Tinsel se detiene al lado. Ya está escribiendo la multa antes
de que yo haya tenido la oportunidad de decir una palabra.
—No hay ninguna señal que diga que no puedo dar la vuelta. —
digo, pero Tinsel me ignora mientras arranca la multa y la entrega.
—Que tengas un buen día. — dice Emily por encima de mí, y
Tinsel sonríe. Lo que daría por tener esa sonrisa dirigida a mí.
—Hasta luego, Ems. — La sonrisa de Tinsel cae y se convierte en
una mirada fulminante antes de volver a su coche patrulla.

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—Sabes que atraparías más renos con azúcar. — bromea Emily,
y pongo los ojos en blanco.
—Créeme, este es un reno que no quiere ser atrapado.
Mientras entro en la posada, Emily se dirige a la sala de
conferencias para reunirse con el personal y repasar las operaciones
diarias. Yo soy el propietario de Snowed Inn, pero ella es la encargada
de que todo funcione. Es muy buena en su trabajo cuando no se
lamenta de lo enamorada que está de su novio, que está en el
extranjero hasta el año nuevo. Solo puedo escuchar lo bueno que es
el amor durante un tiempo antes de tener que desconectarme.
Estar enamorado es lo peor. Lo sé porque he estado enamorado
de Tinsel durante años, y he tenido que sufrir en silencio. A veces
pienso en ponerlo todo sobre la mesa, pero no podría soportar el
rechazo. No con lo mucho que me odia y cómo podría estropear
definitivamente mi relación con su hermano North. Es la única familia
que tengo, y no querría dañarla por ser el tonto que se enamoró de su
hermana. Una hermana que me desprecia.
Ahí estaba ella con ese maldito delantal mirando como si yo fuera
Santa hecho realidad y lo único que podía pensar era, joder. Había
perdido a mis padres y no tenía a nadie más que a North. Cuando la
miré, me enojé mucho porque sabía que no podía tenerla. Todo el
dinero del mundo no podía comprar lo que realmente quería. Ya me
habían quitado tanto y no podía soportar perder algo más. Algo tan
importante.
—Me dirijo al Ayuntamiento. — le digo a Emily mientras cojo el
abrigo y el café.
Está al otro lado de la calle, así que decido atravesar la capa de
nieve y disfrutar de la fresca mañana. Días como este me hacen añorar
a Tinsel, y sé que es porque se acercan las fiestas. Todos los años, las
paso con su familia, y todos los años, tengo que sentarme a su lado y
usar todo mi control para no poner mi mano en su muslo y hundir
mis dedos entre ellos.
—Buenos días, Jack. Está en su oficina.

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—Gracias, Joy. — le digo a la secretaria del alcalde. Está
mirando algo en su escritorio, pero no le presto atención mientras
regreso.
Cuando entro en el despacho de North, éste levanta la vista de
su escritorio y me sonríe. — ¿Por qué te ha atrapado ahora?
—Por hacer un giro en U ilegal. — Arrojo la multa sobre su
escritorio y la recoge.
—Yo me encargo. — Suspira y sacude la cabeza. —Entiendo que
en Troping no hay muchos delitos, pero parece que le encanta
convertirte en un objetivo.
—Qué suerte tengo. — murmuro mientras miro por su ventana
hacia la concurrida calle. Es entonces cuando veo pasar el coche
patrulla y detenerse mientras un grupo de niños cruza la calle. Es el
mismo lugar en el que me puso una multa por cruzar
imprudentemente. Mientras tanto, esos niños consiguen un pase con
una sonrisa y un saludo.
Otra vez esa maldita sonrisa. ¿Qué tengo que hacer para llamar
su atención?

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Capítulo 3
TINSEL

Miro al cielo mientras empieza a nevar. Tenemos nieve todo el


año, pero es más espesa y esponjosa en invierno. Cierro los ojos y dejo
que los copos me den en la cara, y aunque sea una tontería, por alguna
razón, la nieve puede calmarme. No sé por qué hoy estoy más molesta
con Jack de lo normal.
¿Ahora él y Emily son algo? Creí haber oído que tenía un novio
en el extranjero. Podrían haber roto. ¿Rompieron porque ella y Jack
se dieron cuenta de que tenían algo entre ellos? Apuesto a que harían
lindos bebés.
¡¿Qué demonios?! ¿De dónde salió ese pensamiento al azar? Le
echo la culpa a mi madre. Es su culpa porque siempre está hablando
de que nunca tendrá nietos. Tengo que apartar de mi mente todos los
pensamientos sobre bebés y Jack.
Hoy ha sido bastante tranquilo, pero la mayoría de los días lo
son. Solo hubo una llamada al 911, y fue de Sally. Estaba preocupada
porque su alarma no había sonado. La semana pasada, dijo que
alguien había entrado y sustituido algunas de sus bombillas por otras
que estaban fundidas. En realidad, solo quería que alguien fuera a
cambiárselas.
Siempre voy a ayudarla. Hoy ha puesto el despertador a la hora
de la tarde en lugar de a la de la mañana. Siempre es alrededor de la
hora de la comida, que me tiene convenientemente preparada para
que pueda comer con ella.
A medida que se acerca el final de mi turno, saco las multas de
Jack-ass para ver si ha pagado alguna. — ¡Qué bola de nieve!— siseo
cuando veo que se han ido todas, y no me refiero a que se hayan
pagado. Han sido completamente sacadas del sistema.
Solo hay una persona que ha podido hacer esto, así que enciendo
las luces y me dirijo al Ayuntamiento, donde sé que estará mi hermano

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North. El hombre es un adicto al trabajo. Si no está en su oficina, está
haciendo algo que tenga que ver con el trabajo. Mi hermano tiene una
personalidad un poco obsesiva.
Los ojos de Joy se abren de par en par cuando entro con fuerza.
Le doy una rápida sonrisa, pero entro directamente en el despacho de
mi hermano sin llamar a la puerta.
— ¡Qué demonios!— grito, y North levanta la vista de los papeles
que estaba leyendo.
— ¿No eres un rayo de sol? ¿Sally ha hecho ensalada de atún?
No es la mejor, pero no es terrible.
—Lo sé, ¿verdad? Solo necesita un poco más de mayonesa o... —
Me quedo con la boca abierta mientras mi hermano sonríe. —Has
limpiado todas sus multas.
—Lo hice. — Ni siquiera intenta ocultarlo. Aunque mi hermano
no es de los que mienten. Nunca. A veces creo que puede ser un poco
demasiado por el libro. —El resort de Jack trae más dólares de
impuestos que el resto de esta ciudad combinada. No es necesario
poner multas estúpidas sin razón.
— ¿Estúpidas?— Siseo a mi hermano. North no se equivoca;
Jack hace un montón de cosas para la ciudad de forma gratuita. Es
porque es amable con todos menos conmigo.
—No sé cuál es tu problema con Jack, pero es un buen tipo. Deja
de ser idiota. — Me quedo boquiabierta.
— ¿Yo soy idiota? Él es el que es grosero conmigo. — Mi hermano
no puede estar tan ciego. —Eres un traidor. — lo señalo con el dedo y
niega antes de volver a leer los papeles de su escritorio. — ¿De verdad
quieres jugar conmigo, North?— Pongo las manos en las caderas.
—No puedes ponerme multas. — No se molesta en volver a
mirarme.
—No, supongo que no, pero seguro que se me ocurren otras
cosas que hacer. — Mi tono dulce hace que levante la mirada con
desconfianza.
—Tins. — advierte.

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—North. — Se lo devuelvo. —Sabes que la reelección está a la
vuelta de la esquina.
—Nadie se presenta contra mí. Buen intento.
—A partir de ahora. — estoy mintiendo.
—Voy a llamar a mamá. — dice y toma su teléfono.
— ¡Soplón!— Me abalanzo sobre su escritorio, intentando
arrancárselo de las manos.
— ¿Eres policía y me estás llamando soplón? — se ríe.
— ¿Sabes qué?— Me empujo de su escritorio e ignoro la mierda
que he tirado.
Mi hermano, siendo el tipo A que es, se levanta y empieza a poner
todo en su sitio. Mientras lo hace, me pongo el uniforme en su sitio y
me quito el pelo de la cara.
—Vamos.
— ¿Qué?

—Dijiste sabes qué.


—Ah, claro. — vuelvo a la tarea que me ocupa. —Has elegido tu
bando. Ahora tendrás que lidiar con las consecuencias.
— ¿Las consecuencias son una bola de nieve en mi cara?
—Podría añadir eso, supongo.
— ¿Hemos terminado aquí? Tengo cosas que hacer. — Se deja
caer de nuevo en su silla detrás de su escritorio.
— ¿Vas a trabajar toda la noche?— Se encoge de hombros. Por
supuesto que sí.
—Sr. North. — dice Joy mientras asoma la cabeza en la oficina.
Se mudó a Troping hace dos años para ayudar a cuidar a su
abuela enferma. Es dulce, pero la timidez se apodera de ella y hace
que sea difícil conocerla. Incluso ahora, sus mejillas se vuelven rosas.
—Joy. — Mi hermano se levanta y abandona sus papeles.

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—Solo te hacía saber que iba a salir. A menos que haya algo más
que necesites.
—Te acompaño a la salida. — interrumpo antes de que mi
hermano pueda responder. No me pierdo el tic en su mandíbula.
—Oh, no tienes que hacer eso. — Joy empieza a hacerme señas
para que me vaya.
—La acompaño a la salida. — dice North, y la cara de Joy se
vuelve más rosada.
— ¿Como todos los días? ¿Es por los locos crímenes que hay por
aquí? Todavía hay luz afuera.
— ¿No deberías estar trabajando?— North me gruñe, y miro mi
reloj.
—No. — Sonrío. —Te acompaño, Joy. Me dirijo hacia ahí, y tengo
un arma si hay algún problema real. Ya sabes, alguien que nos lance
una bola de nieve o algo así.
— ¿Les dispararías?— Los ojos de Joy se abren de par en par.
—Son balas de goma. — susurro mientras la agarro el brazo. —
Deberíamos ir al Jingle Bar. Aperitivos a mitad de precio y chocolate
caliente.
— ¿Ahora mismo?— se muerde el labio inferior.
—Sí, ahora mismo. Bueno, primero tengo que cambiarme, pero
también podemos ir por Frostie. — La guío hacia mi coche patrulla.
—Pero mi vehículo... — lo señala.
—Estará bien.
—Supongo. —cede a mi presión de grupo. —Nunca he estado en
un coche patrulla antes.
— ¿Quieres conducir?
— ¿Conducir? — chilla.
—Te estoy tomando el pelo. — me río mientras me pongo el
cinturón de seguridad. No me pierdo a mi hermano de pie en lo alto

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de las escaleras que llevan al Ayuntamiento mirándome por el
retrovisor.
¿Cuándo aprenderá mi hermano que soy mejor que él en esto?

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Capítulo 4
JACK

—Es tarde y estoy cansado. Recuérdame otra vez por qué me


sacas a rastras. — suspiro mientras meto las manos más adentro de
mi abrigo de invierno y subo la siguiente manzana con North.
—Está literalmente al otro lado de la calle, ¿cómo voy a
arrastrarte? Además, esto valdrá la pena.
—Lo dudo. — Incluso puedo oír el gruñido en mi propia voz.
El Jingle Bar es el peor bar de Troping. Por suerte para nosotros,
también resulta ser el único bar. Está decorado para la Navidad
durante todo el año, como el resto de la ciudad, pero este lugar se
quedó atascado en 1975 y no se ha movido desde entonces. Lo peor es
que todos los adornos son espeluznantes, como algo que tu abuela te
obligaba a poner todos los años por mucho que asustara a los niños.
Ah, y hay karaoke, lo que hace que este sea oficialmente el último
lugar en el que querría estar un viernes por la noche.
No es que haya mucho que hacer en la ciudad, pero esta no es
mi primera o decimoquinta opción de entretenimiento en Troping.
Jingle Bar cae justo debajo de visitar el criadero de peces en Route 4.
El olor a cerveza rancia, cigarrillos viejos y perfume barato me
golpea al abrir la puerta. Luego, el sonido de alguien chillando —Jingle
Bell Rock— en un micrófono.
—Muy bien, creo que es suficiente para mí. — digo y me doy la
vuelta para salir.
North me pone una mano en la espalda y me empuja hacia la
barra. — ¿No quieres saludar a mi hermana?
— ¿Qué? ¿Por qué iba a hacerlo?— es entonces cuando veo a
Tinsel en el escenario con un micrófono en una mano y un cóctel en
la otra. —Mierda.

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Antes de saber lo que estoy haciendo, me alejo en el bar para ver
mejor. Lleva un vestido de jersey rojo oscuro que se le pega al cuerpo
y está cortado por delante. Nunca la había visto con este vestido ni
con nada parecido. Me doy cuenta de que se me ha abierto la boca y
la cierro antes de que la baba me baje por la barbilla.
—Es terrible. — digo, más bien para mí, pero no puedo apartar
los ojos de ella. ¿Por qué mierda me ha traído North para ver esto? No
sabe que estoy enamorado de su hermana. Es imposible.
Cuando Tinsel canta la última nota, el público estalla en vítores,
y la veo reír mientras hace una reverencia y pasa el micrófono a otra
persona. Antes de que pueda parpadear, desaparece entre la multitud
y tengo que encontrarla.
North ha desaparecido, pero finalmente localizo a Tinsel después
de abrirme paso hasta la barra. Cuando llego a ella, ella y Frostie están
bebiendo un trago y chupando una lima. Ver sus labios carnosos
moviéndose así me pone jodidamente duro.
—No tenía ni idea de que no supieras cantar. — digo, y entonces
los ojos de Tinsel se encuentran con los míos.
Me mira fijamente antes de sacarse la lima de la boca y tirarla
por encima del hombro sin miramientos. — ¿Quién te ha preguntado,
Jack-ass?
Frostie resopla y luego se tapa rápidamente la boca como si no
hubiera querido hacerlo. Entonces Tinsel intenta mantener una cara
seria, pero fracasa estrepitosamente al caer en un ataque de risa con
su mejor amiga y compañera de cuarto.
— ¿Cuánto tiempo llevan aquí?— Miro los vasos de chupito
vacíos que hay en la barra y Tinsel se endereza lo suficiente como para
fruncir el ceño.
—No eres mi hermano, Jack-ass. — Me toca el pecho y luego
hace un ruido. —Tu pecho me ha hecho daño en el dedo. Debería
ponerte una multa por eso.
— ¿Por qué, por ser demasiado duro?— Tan pronto como las
palabras salen de mi boca, desearía poder retirarlas.

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Tinsel resopla y luego, de alguna manera, atrapa sus
ridículamente altos tacones en la nada y empieza a caerse. La agarro
por la cintura antes de que se caiga y gruño de frustración. ¿Por qué
sus curvas tienen que ser tan jodidamente suaves?
—Buena captura, Jack-ass. — dice Frostie y luego se aclara la
garganta. —Me refiero a Jack. Lo siento, se me está pegando.
—Puedo ver que es una terrible influencia. — Por alguna razón
sigo agarrado a sus caderas, pero es algo bueno porque empieza a
balancearse de nuevo.
—Eres lo peor, ¿lo sabías?— Tinsel está empezando a arrastrar
las palabras mientras apunta con su dedo tan cerca de mi cara que
me toca la nariz. —Tú, con tu pelo y tu cuerpo perfectos. — Y luego
me toca el pelo también. —Simplemente el Sr. Perfecto, eso es lo que
eres, Jacky.
—Estás borracha. — digo, y se encoge de hombros.
—Puede ser, pero eso no es asunto tuyo. — Se gira hacia Frostie
y levanta la mano para chocar los cinco. —Una quemadura de
enfermedad, ¿verdad?
—Totalmente. —le da una palmada en la mano, y entonces las
dos casi se caen.
—Bien, creo que es suficiente por esta noche. — Miro a mi
alrededor buscando a North mientras oigo que las dos empiezan a
protestar. Él fue quien me arrastró y ahora no se le ve por ningún lado.
—Que se diviertan. — dice Frostie mientras coge su abrigo. —Le
prometí a mi prima que le haría rollos de canela frescos para su fiesta
de revelación de género de mañana. Me quedo con ella esta noche, y
ella es mi conductora designada.
Saluda a alguien en la puerta, y veo a Carol de pie con su
redonda barriga toda abrigada. Frostie se despide de Tinsel por última
vez y aún no hay rastro de North.
—Mierda. — digo en voz baja, y cojo el abrigo de Tinsel de la silla
que hay detrás de ella e intento abrigarla. No necesita mostrar tantas
curvas, al menos en público.

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— ¿Qué estás haciendo? No estoy lista para irme. — grita por
encima de la música. —Tengo que cantar siete canciones más.
—Esta noche no. — La agarro por la cintura y prácticamente la
saco del bar con ella quejándose todo el tiempo.
—Lo arruinas todo. — dice y me da un fuerte codazo en el
costado. —Soy la única persona en toda esta maldita ciudad que no
soportas.
—Eso no es cierto. — intento defenderme. —Gary, el de la oficina
de correos, es un imbécil.
—Eso es porque no le diste un regalo el año pasado por Navidad.
— se burla. — ¡Es el único cartero que tenemos y no le diste propina!
—Por supuesto que lo hice, yo... — Dejo de hablar porque intento
pensar si realmente lo hice o no.
— ¿Ves?— Sus tacones vuelven a tambalearse y empieza a caer.
—Mierda.
Me agarro a ella justo a tiempo, pero en el proceso resbalo en
parte de la nieve húmeda. Mis brazos rodean a Tinsel y la aprieto
contra la pared de ladrillo del callejón entre el Jingle Bar y la barbería.
Está oscuro en esta pequeña franja de espacio, pero hay suficiente luz
para que pueda ver cómo me mira y lo cerca que estamos.
—Quizá si dejaras de gritarme el tiempo suficiente, verías lo
mucho que me gusta pelear contigo.
Su aliento me hace cosquillas en los labios, y huelo el cítrico de
la lima y el sabor del chupito que se ha tomado. El momento se alarga
tanto que puedo sentir los latidos de su corazón contra el mío mientras
me inclino más cerca. ¿Podemos tener este momento robado?
¿Podemos darnos solo un beso? La idea de hacer esto y perderla para
siempre es demasiado dolorosa. Ha bebido demasiado y sé que
mañana se arrepentiría. No dejaré que esto suceda y que se abra una
brecha entre nosotros.
—Vamos, dulzura. — le digo mientras me inclino hacia atrás y
le acomodo los rizos sueltos detrás de la oreja. —Vamos a llevarte a
casa.

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Capítulo 5
TINSEL

Un gemido me abandona mientras empiezo a despertarme. Estoy


muy contenta de no tener que trabajar hoy porque no hay manera de
que pueda entrar. ¿Cuántos chupitos me he tomado? ¿Podría estar
todavía borracha?
Me froto los ojos, pensando que todo esto es culpa de Jack. Él
fue la razón por la que un trago se convirtió en dos y luego en tres.
Espera, creo que podría haber habido otros tres después de esos.
¿Cuándo dejará de molestarme su existencia?
—Frostie, voy a necesitar comida.
—Tu donut está en la mesita de noche. — mis ojos se abren de
golpe al oír la voz de Jack.
Qué. Demonios.
Está de pie al final de la cama, y es entonces cuando me doy
cuenta de que la cama no es mía. Abro y cierro la boca porque no tengo
ni idea de qué demonios ha pasado.
La noche anterior me viene a la memoria y recuerdo que Jack
me hizo salir del bar. Pensé que había dicho que me iba a llevar a casa.
¿Qué ha cambiado? Gimoteo cuando recuerdo de repente que vomité
en su lujoso Mercedes.
Está de pie en el extremo de la cama con los brazos cruzados
sobre el pecho mirándome fijamente. Ya está vestido con pantalones y
una camisa abotonada. Espero algún comentario sarcástico, pero no
llega nada; sin embargo, parece bastante enojado en este momento.
— ¿Dónde estoy?— echo un vistazo a la habitación.
Estoy en una cama gigante y mullida que parece una nube.
Mientras observo las paredes de troncos de madera, deduzco
rápidamente que ésta es la casa de Jack. Nunca he estado aquí, pero
la hermosa cabaña que mandó construir se encuentra más arriba y al

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lado de su complejo con vistas al pueblo. La hizo construir hace un
año, cuando antes se alojaba en el complejo turístico.
—Estás en mi cama. — deja caer los brazos solo para pasar la
mano por su cara. — ¿Podrías subir la sábana, por favor? —
refunfuña, y miro hacia abajo para ver mi pecho desnudo.
— ¡Ah! — grito antes de tirar de las mantas por encima de mí y
caer de nuevo en la cama para cubrirme por completo. La única ropa
que queda en mi cuerpo son las bragas. — ¿Por qué estoy desnuda?
—Porque tuve que limpiarte y te negaste a ponerte una de mis
camisas.
¿Me ha limpiado? De nuevo, mi mente se traslada a la noche
anterior, y recuerdo a Jack llevándome a su casa y directamente a su
baño, donde había vuelto a vomitar. Me sujetó el pelo con una mano
mientras con la otra me frotaba la espalda. ¿Me besó la parte superior
de la cabeza? No, debo estar inventando esa parte.
Luego recuerdo que me lavó la cara con un paño húmedo y me
obligó a lavarme los dientes. Dios, incluso me hizo beber agua y tomar
algo para evitar el dolor de cabeza. Puede que haya funcionado porque
no me late la cabeza aunque estoy agotada.
— ¿Quieres ponerte la camisa ahora?— Tira de la manta hacia
abajo lo suficiente como para descubrir mi cabeza.
La camisa cuelga de su mano y se la arrebato. Sonríe, y un
gruñido brota de mí.
—Tranquila, amor. — bromea, y se me corta la respiración.
¿Me ha llamado amor? No, he tenido que oírlo mal. Mi cerebro
aún está nublado por todos esos tragos.
—Estaré en la cocina. Vas a necesitar algo más que tu donut
matutino. — Se da la vuelta y me deja sola en la cama.
Me siento rápidamente y me pongo la camisa por encima de la
cabeza antes de salir de la cama. Mis ojos se detienen en él y me
pregunto si habrá dormido aquí conmigo. Todo está borroso después
del baño, y ahora que lo pienso, me hace mucha falta.

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—Oh, eso es malo. — murmuro cuando me veo en el espejo.
Agarro el cepillo de dientes que usé anoche y limpio mis dientes antes
de lavarme la cara. El maquillaje que me puso Frostie ya ha
desaparecido porque Jack lo ha lavado. Recuerdo que me senté en el
fregadero mientras me lavaba la cara con delicadeza y que era tan
dulce.
Me froto el centro del pecho porque tengo una extraña sensación
de ardor ahí. Totalmente ardor de estómago, o lo que yo supondría que
se siente en el ardor de estómago. Las ganas de salir de aquí me
golpean con fuerza.
En el dormitorio, no encuentro nada mío: ni el bolso ni la ropa.
El donut está en la mesita de noche, y eso significa que ha ido a
buscarlo a la ciudad. ¿Sabe Frostie que estoy aquí? Tiene que saberlo,
o ya se habría puesto en marcha un grupo de búsqueda.
—Esto sigue mejorando. — refunfuño antes de dar un gran
mordisco al donut.
Cuando salgo de la habitación, casi me atraganto con el dulce
cuando veo el enorme salón de Jack con una gran chimenea de piedra.
Esta tiene que ser la casa más hermosa que he visto o en la que he
estado. Es acogedora y no es lo que yo pensaba.
—Siéntate. — me ordena, señalando una de las sillas de la isla
de la cocina. Todo el espacio es abierto, pero lo más impresionante son
las ventanas que dan una vista perfecta de Troping. Seguro que es
increíble por la noche, cuando todo está iluminado.
Solo me acerco a la isla porque veo mi bolso junto con mi vestido
doblado ordenadamente y mi sujetador encima. También debe haber
limpiado mi ropa anoche. Jack está de pie junto a los fogones
cocinando huevos y bacon, y doy un respingo cuando salen tostadas
de la tostadora. Jack se ríe y lo miro fijamente.
—Jugo de naranja y tu café con galletas de azúcar. — Señala las
dos tazas.
— ¿Has ido a la ciudad para conseguir esto?— Me sorprende, y
es algo dulce.
—Fue Emily.

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De acuerdo, y que se joda entonces. —No tengo sed.
—Mentirosa.
—Debería ir.
—Deberías comer. Hice que Emily corriera al pueblo porque no
quería dejarte sola.
— ¿Crees que voy a robar algo? Soy policía.
—También eres muy entrometida.
Maldita sea, ¿por qué no había revisado su mierda cuando tuve
la oportunidad? Claramente debe haber algo que no quiere que
encuentre. Debería haber revisado su mesita de noche. Se me revuelve
el estómago cuando pienso en lo que podría haber ahí. Probablemente
no sea más que condones. ¿No es eso lo que los hombres guardan al
lado de la cama? Jack no ha salido con ningún local, pero mucha gente
va y viene del complejo. He visto a mucha gente coquetear con él.
—Emily no sabe que estás aquí. Solo Frostie lo sabe. — añade
cuando no respondo. ¿Por qué eso también me enoja? Ahora no quiere
que ella sepa que estoy aquí. ¿Por qué?
—Debería irme. — vuelvo a decir, y Jack apaga la estufa antes
de darse la vuelta para mirarme.
— ¿Qué acaba de pasar?— su rostro se suaviza.
— ¿Qué quieres decir?— ahora miro a cualquier parte menos a
él.
—Tu tono ha cambiado.
—Mi tono no ha cambiado. — digo a la defensiva porque tiene
razón.
— ¡Jack!— Emily llama un momento antes de que se abra la
puerta principal.
Entonces, ¿supongo que se deja entrar sola?
Emily se congela y sus ojos se abren de par en par antes de
rebotar entre los dos. —Lo siento, yo... ah... Sí, lo siento.

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Se tambalea antes de darse la vuelta rápidamente para irse. Jack
murmura algo en voz baja que no capto antes de coger un plato y
poner los huevos y el bacon en él. Me quedo de pie, incómoda,
preguntándome por qué no va a decir nada al respecto mientras deja
el plato a mi lado.
—Come. — Ahora es él quien tiene un tono, y es malhumorado.
La suavidad que tenía hace unos momentos ha desaparecido.
—Quiero ir a casa. — digo, aferrándome a mi rabia. Demasiadas
otras emociones intentan escapar, y no quiero pensar en ellas.
—Come y te llevaré a casa. — negocia, y nos miramos el uno al
otro.
Soy la primera en parpadear, maldita sea. Así que me meto en la
boca un trozo de bacon y luego unos huevos. Me unta la tostada con
mantequilla y le pone mermelada de melocotón. ¿Sabe que es mi
favorita? Me la como también antes de coger el bolso y la ropa y de ir
a cambiarme rápidamente a su habitación. No sé por qué, pero meto
su camisa en el bolso y decido que ahora es mía.
— ¿Podemos irnos?— Pregunto al salir de su habitación. Lo cual
es algo que probablemente no vuelva a hacer.
—Bien. — Saca las llaves del bolsillo y lo sigo hasta el garaje.
Mantengo la boca cerrada cuando no cogemos su Mercedes
normal, sino el Land Rover blanco. Nunca voy a olvidar haber
vomitado ahí.
Genial, ahora voy a pasar de ponerle a Jack un millón de multas
y molestarlo cada vez que pueda a evitarlo a toda costa.

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Capítulo 6
JACK

—Joder. — gruño mientras aprieto la base de mi polla y luego


tiro del largo tronco. Estoy lo más grueso que he estado nunca
mientras pienso en Tinsel y sus gordas tetas en mi cama. —Joder. —
vuelvo a decir mientras bombeo cada vez más rápido.
He dormido a su lado toda la noche y la he visto dar vueltas en
la cama. Cada vez que vislumbraba sus apretados pezones, se me
hacía agua la boca y mi polla goteaba. Ahora estoy en la ducha
haciéndome una paja mientras pienso en las ganas que tenía de
apartar esas bonitas bragas y lamer entre los labios de su coño.
Seguro que son tan bonitos y suaves, y mi polla se deslizaría entre
ellos. Lo que daría por tenerla en mi polla.
Ella es siempre la fantasía cuando me froto, pero ahora tengo un
carrete de lo más destacado en tecnicolor reproduciéndose
constantemente en mi cabeza. Cada curva y cada hueco están
tatuados en mi cerebro, y ahora la deseo más que nunca. Siempre he
tenido que adivinar su aspecto bajo ese uniforme, y ahora que lo sé,
me resulta imposible mantenerme alejado.
La imagen de ella sentada con la boca abierta y las tetas a la
vista hace que me flaqueen las rodillas y que salpique la pared de la
ducha con semen. Sigo bombeando y rezando para que se me pase el
efecto, pero incluso cuando las últimas gotas de mi descarga se van
por el desagüe, sé que no es suficiente.
Con rabia, cojo la boquilla y cierro el grifo. Mientras me seco con
la toalla, pienso en la última vez que la vi. Hace dos días, estacioné
frente a su casa y ella salió corriendo del coche y subió a su
apartamento tan rápido como pudo. Estaba demasiado ansiosa por
alejarse de mí, y ese pensamiento me enfureció.
Tal vez le daba vergüenza que la viera así, pero a mí no me lo
parecía. Nunca se detuvo a considerar cómo era mi lado de los
acontecimientos, y que me abandonara de esa manera me dolía. Si no

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estuviera tan jodidamente obsesionado con ella, esto nunca habría
ocurrido.
Después de vestirme, tomo mi abrigo y paso por la casa de Emily
para recogerla. Mira mi coche con escepticismo antes de subir.
— ¿Está el otro en el taller? — pregunta, y niego. No hemos
hablado desde que nos descubrió a Tinsel y a mí, y no estoy dispuesto
a discutirlo ahora.
—Me lo están detallando. Dijeron que tardarían unos días más.
— Parece animada esta mañana, así que asumo que habló con su
prometido anoche. Lo cual es bueno porque me da la oportunidad de
cambiar de tema. — ¿Cómo está Jacob?
— ¡Genial!— Se aferra a la pregunta y se sumerge en una de sus
expediciones y en cómo están contando los días hasta que se reúnan.
Por mucho que me guste Emily, mi corazón no está en ello hoy.
Me distraen los pensamientos sobre Tinsel y el hecho de que esté fuera
de los límites. También que no salió de su apartamento en todo el
maldito fin de semana. Lo sabría porque la he acosado como un
psicópata desesperado. Ella y su hermano tienen eso en común,
supongo. He intentado localizarlo desde que me dejó tirado en el Jingle
Bar, y todo lo que conseguí fue un mensaje diciendo que me alcanzaría
más tarde. ¿Qué mierda está pasando con ellos dos?
—Es increíble. — digo por décima vez mientras finjo escuchar lo
que dice Emily. Estoy siendo un amigo terrible, pero Tinsel se ha
metido en mi piel de alguna manera, y no puedo sacármela de la
cabeza.
—Parece que la casa está llena en Snow Baked.
Estaciono delante y veo que tiene razón. El local está lleno, pero
no hay ningún coche patrulla a la vista. Sé que Tinsel debería estar de
servicio, y suele estar aquí a la misma hora todas las mañanas. Que
es la única razón por la que vengo con Emily ahora.
Es la temporada alta, y debería saberlo porque la posada está
llena para los próximos dos meses. Me encanta estar ocupado y tener
tantos visitantes en la ciudad, pero hace que sea difícil moverse por
los mejores lugares locales.

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Cuando entramos, busco inmediatamente a Tinsel, pero no la
veo. Frostie tiene otros dos ayudantes con ella hoy, y están ocupados
haciendo café y tomando pedidos. Emily y yo esperamos en la cola, y
yo estoy inquieto todo el tiempo. Parece que se tarda horas, pero
probablemente solo sean cinco minutos de espera antes de llegar al
frente.
—Hola chicos, ¿qué puedo pedir...?
— ¿Dónde está Tinsel?— pregunto con un poco más de fuerza de
la que pretendía y detengo a Frostie en el proceso.
—Um. —mira hacia arriba y luego sus ojos se alejan rápidamente
mientras se encoge de hombros y finge no saber. —Creo que se tomó
el día por enfermedad.
—Aww, qué pena. — dice Emily, y Frostie se aferra a ella.
—Lo sé, ¿verdad?
Está mintiendo.
—Un día de enfermedad. — me burlo porque Tinsel no se ha
tomado un día libre en su vida.
—Es verdad. — La voz de Frostie sube de tono y es toda la prueba
que necesito.
—Puedes conducir de regreso. — le digo a Emily mientras le paso
las llaves. —Voy a subir.
— ¡Eso es allanamiento de morada!— Frostie grita detrás de mí,
pero la ignoro mientras camino hacia la parte trasera de la panadería.
—Esto es una barbaridad. — Oigo reír a algunos de los que están en
la cola mientras empujo la puerta de la cocina y salgo por la parte de
atrás.
Unas escaleras me llevan hasta el apartamento situado en la
parte superior de la panadería, y cuando llego a la puerta, la golpeo
fuertemente con el puño. Se oye música del otro lado, y vuelvo a
golpearla para llamar la atención de Tinsel.
—Jesús, sácate las bragas del culo... — deja de hablar cuando
abre la puerta de golpe y me ve ahí de pie. — ¿Qué haces aquí?

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—Podría preguntarte lo mismo. — digo, y cuando estrecha los
ojos, me acuerdo de lo mucho que me gusta pelearme con ella.
Esto es lo que he echado de menos los dos últimos días. Las
bromas, la tensión, la forma en que sus ojos se suavizan en las
esquinas cuando es presumida. Mierda, estoy obsesionado con ella.
—Yo vivo aquí, Jack-ass. — cruza los brazos sobre el pecho y me
doy cuenta de que lleva mi camisa.

¡Lleva mi puta camiseta!


—Bonito camisón. — digo mientras me tomo mi tiempo para
mirarla de arriba a abajo. Mis ojos se detienen en sus piernas
desnudas, y no tengo vergüenza.
—Es el día de lavar la ropa. — se apresura a decir, y la mentira
se le atasca en la garganta. —Esto, um, era todo lo que me quedaba.
— ¿Sí?— digo mientras entro en su apartamento y me acerco. —
Bueno, estoy aquí para recuperarla.

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Capítulo 7
TINSEL

¿Por qué está aquí? No puede ser por una camisa. He echado un
pequeño vistazo a su enorme armario, es más grande que toda mi
habitación y está lleno de ropa.
—No. — dejo caer los brazos y vuelvo a cruzarlos sobre el pecho
de forma protectora.
— ¿No?— repite la palabra, con una sonrisa en los labios.
— ¿Tartamudee?— da un paso hacia mí y yo retrocedo un paso.
Maldita sea. Tengo que mantener el espacio entre los dos. Ha
funcionado durante los últimos días. Ha sido difícil evitarlo, pero tengo
que hacerlo. No solo porque estoy avergonzada, sino porque mis
emociones están por todas partes. Ahora está aquí, y tengo que hacer
que se vaya.
—No has tartamudeado. — patea la puerta para cerrarla detrás
de él. Oh, mierda. ¿Qué está pasando aquí? —Ahora dame mi camisa.
— extiende su mano.
— ¿Hablas en serio?— lo miro fijamente, lo cual es difícil con él
encima.
—Muy en serio.
—Sabes que soy policía, ¿verdad?
—No me importa. — dice. La dinámica de poder ha cambiado, y
ahora no estoy segura de haberla tenido alguna vez.
—Claramente porque ni siquiera pagas tus multas.
—Bien, haré un cheque a la ciudad.
—Esa no es la cuestión. — murmuro.
—Empiezo a preguntarme cuál es la cuestión.

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—El punto, Jack-ass, es que... — Me quedo sin palabras. ¿Cuál
es la cuestión? Inclina la cabeza hacia un lado mientras espera a que
termine. No me deja escapar. —La cuestión es que no nos gustamos
y...
—Nunca he dicho que no me gustes. — interrumpe, y pongo los
ojos en blanco. Se le nota mucho.
—Te devolveré la camiseta más tarde. Puedo pasar y dejársela a
Emily en la entrada.
—Ya estoy aquí.
— ¿No te está esperando abajo? Sé que eres un idiota conmigo,
pero no necesitas serlo con ella. Es agradable.
—Lo es. — asiente, y un destello de ira me golpea con fuerza.
Antes de saber lo que estoy haciendo, empujo el pecho de Jack.
—Vete de aquí. — no se mueve ni un centímetro. ¿De qué está
hecho, de cemento?
—No voy a ninguna parte. No sin mi camisa.
— ¡Bien!— me la quito y se la lanzo, dejándome solo en bragas.
Agarra la camisa y luego sus ojos recorren mi cuerpo de arriba
abajo. Me niego a cubrirme porque no voy a darle la satisfacción.
—Estás jugando con fuego.
— ¿Perdón?— Me pongo las manos en las caderas,
preguntándome qué quiere decir con eso.
—Tinsel. — Mi nombre sale como una advertencia, y el aire de la
habitación cambia. Se espesa de alguna manera, y el espacio se hace
más pequeño.
—Ese es mi nombre. — animo. No estoy segura de sí estoy
intentando provocarlo, pero no tengo ni idea de lo que espero que
ocurra.
— ¿Siempre tienes tantas ganas de desnudarte delante de los
hombres?
— ¿Siempre miras a las mujeres desnudas cuando tu novia está
abajo?

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Su expresión cambia a confusión. — ¿Estás hablando de Emily?
Ella tiene un hombre. Todo el mundo lo sabe.
Mis dedos tiemblan, y aunque se está volviendo muy difícil no
cubrirme, no voy a perder esta batalla de voluntades. No hace ningún
esfuerzo por apartar la mirada o marcharse. De hecho, sus ojos siguen
recorriendo mi cuerpo, una y otra vez.
— ¿Sabe su hombre que ella va y viene de tu casa y que
desayunan juntos cada mañana?
—En primer lugar, Emily es como una hermana para mí. En
segundo lugar, no me meto con las mujeres que tienen relaciones.
—Qué noble de tu parte. Es bueno que preguntes antes de
tirártela.
—Tinsel, tu actitud no va a funcionar conmigo ahora mismo.
— ¿Qué vas a...?— mis palabras se detienen cuando Jack
desciende sobre mí.
Estoy tan conmocionada que no me doy cuenta de lo que está
pasando hasta que me tiene doblada sobre el lado del sofá y mis
manos están atadas a mi espalda con su camisa. Intento levantarme,
pero es inútil. Su mano en la espalda me mantiene presionada
mientras la otra me baja las bragas por los muslos. Intento juntar las
piernas, pero él me lo impide bloqueándolo con el pie.
— ¿Qué demonios estás haciendo?— mi voz tiembla mientras un
estremecimiento de excitación recorre mi cuerpo.
—Sinceramente, no tengo ni puta idea, pero te lo has buscado.
— su mano desciende sobre mi culo, y dejo escapar un fuerte jadeo.
—No acabas de hacer eso. — siseo. — ¿Acabas de nalguarme?—
su mano frota el punto en el que ha pegado antes de volver a hacerlo
en mi otra mejilla. —Soy un agente de la ley. — mi protesta es débil.
—Ponme una multa. — vuelve a frotar el punto en el que me ha
pegado, y aunque me digo que debo luchar, no me muevo. Su mano
se desliza entre mis muslos y cierro los ojos, sabiendo lo que va a
encontrar. —Mierda, creo que te gusta casi tanto como a mí.

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Su dedo se desliza por los pliegues de mi sexo para acariciar
suavemente mi clítoris. Demasiado suavemente. No es suficiente
presión para hacerme venir, solo para provocar.
—Tan húmedo. — lo dice como si estuviera sorprendido.
—Ha pasado un tiempo, y una chica tiene necesidades. No he
tenido la oportunidad de llenarlas.
—Amor, será mejor que me tomes el pelo. — su dedo se desliza
hacia abajo y me muerdo el interior de la mejilla para no gritar. —
Supongo que lo descubriré por mí mismo.
Me separa los muslos hasta que las bragas que me rodean las
rodillas no me dejan avanzar más. Cuando siento que se mueve detrás
de mí, me asomo por encima del hombro y lo veo arrodillado.
— ¿Jack?— Susurro.
—Tú me obligaste a hacer esto, amor. — presiona lentamente un
dedo dentro de mí y gime. —Eres una pequeña mentirosa. Nadie ha
estado dentro de ti. — mi sexo se contrae alrededor de su dedo y lucho
por no empujar para que entre más adentro.
—Por favor. — La única palabra que se me escapa y mi clítoris
empieza a palpitar. Giro la cara para que no pueda ver lo sonrojada
que estoy porque prácticamente estoy jadeando.
— ¿Por favor, que te meta una polla?— El sonido de una
cremallera es fuerte en la habitación. Dios, ¿esto está sucediendo
realmente? —Ya que por una vez lo has pedido amablemente.
Gimo mientras presiona la cabeza de su polla dentro de mí, luego
su mano se acerca y sus dedos acarician mi clítoris.
—Jack. — gimo.
Sus empujones son superficiales y no me penetra más
profundamente. Sus dedos me frotan el clítoris hasta que grito de
placer. El calor estalla en mi cuerpo cuando me corro, y el orgasmo es
tan fuerte que tengo que jadear antes de que mi cuerpo se quede sin
fuerzas.
Jack suelta un gemido, y entonces siento que su polla se desliza
fuera de mí. Un chorro de líquido caliente me recorre los muslos y me

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pregunto si es por mí o por él. No pregunto porque mi mente sigue
dando vueltas.
Me desata las manos y me levanta para que me gire y lo mire.
Jack no dice nada mientras su boca se posa sobre la mía en un duro
beso.
—Evítame otra vez y volveré a darte otra nalgada. — me quedo
boquiabierta mientras se arregla la ropa. —Puedes quedarte con la
camisa, amor.
Es lo último que dice antes de darse la vuelta y salir por la
puerta.
Qué. Demonios.

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Capítulo 8
JACK

Me está evitando de nuevo.


Ayer se me fue de las manos, pero joder, nunca he sentido nada
tan bueno en mi vida. Nunca había nalgueado a nadie antes, pero de
alguna manera sabía que eso era lo que Tinsel necesitaba, y Dios, me
puso duro. Su bonito y redondo culo de color rosa brillante con la
huella de mi mano en él fue una visión que nunca olvidaré. Estaba
tan mojada y necesitada cuando le froté el clítoris y la vi correrse.
Debería haber pensado bien lo que estaba haciendo antes de
poner mi polla en su abertura y correrme dentro de ella, pero todo lo
que pude hacer fue seguir mi instinto. La cosa dentro de mí que me
decía que la sujetara y le diera unos azotes en el culo era la misma voz
que me gritaba que me corriera dentro de ella. Todo lo que podía
pensar era en hacer de Tinsel mi juguete personal mientras la criaba.
Esta mañana no estaba en la panadería, así que decidí ir al
Ayuntamiento y saltarme el café. Lo que más ha pesado en mi mente
es North. Por mucho que quiera a Tinsel, necesito que North también
esté de acuerdo. He pensado en ello toda la noche, y no estoy seguro
de lo que haré si él no quiere que esté con ella. Por un lado, que se
joda, pero por otro, es mi mejor amigo. Ha sido como un hermano para
mí y me ha dado una familia cuando no tenía ninguna.
Cuanto más pensaba en ello, más sabía que, pase lo que pase,
he terminado de fingir que no quiero a Tinsel. Cuando ella deje de
fingir que no me quiere también, podremos hacer esto de verdad.
La nieve está cubriendo la ciudad ahora, y parece una imagen
sacada de una revista. Troping es realmente algo especial, y el
Ayuntamiento está justo en el centro. Cuando entro, me sorprende ver
a North inclinado sobre el mostrador de recepción. Joy, su nueva
empleada, lo mira con los ojos muy abiertos, como si fuera un ciervo
sorprendido por los faros.

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Al oír mi entrada, North levanta la cabeza y le dice algo que no
entiendo antes de enderezarse y acercarse a mí.
—Hola Jack, ¿qué te trae por aquí? ¿Otra multa?
—Necesito hablar contigo. — le digo, y su sonrisa vacila.
— ¿Va todo bien?
—Vamos a tu despacho.
Cuando cierra la puerta, se gira para mirarme con preocupación
en los ojos. —Dime qué pasa. ¿Qué está mal?
El suspiro que sale de mí es pesado, y parece que esta conversión
ha tardado años en producirse. Supongo que sí, pero por fin estoy
preparado para dejar de fingir. He pensado en cómo decírselo y aún
no estoy seguro. Quiero facilitarle las cosas para que no se asuste. Le
debo una explicación completa y reflexiva.
—Jack, ¿de qué se trata?
—Estoy enamorado de Tinsel. — suelto y me doy cuenta de que
esto no es nada de lo que había planeado.
North se queda congelado durante dos segundos y empiezo a
sentir pánico. —Lo siento, no era mi intención, es decir, lo digo en
serio, pero no quería que saliera así. Joder, lo estoy haciendo mal.
Pasando los dedos por mi pelo, me doy la vuelta y me froto los
ojos mientras intento controlar mis emociones. Desde que toqué a
Tinsel y la besé, he perdido todo el control de mi cerebro.
—North, eres como un hermano para mí, pero eso ya lo sabes.
— miro fijamente a la pared porque no soporto ver la mirada de
decepción o desaprobación en su rostro. —La primera vez que conocí
a Tinsel, me enamoré, pero fue tan buena amiga para mí que no quise
cruzar esa línea. Ella lo es todo para mí y lo único en lo que puedo
pensar. Entiendo que estés enojado, pero no me alejaré de ella. Lo he
intentado, de verdad, pero ya no puedo amarla a distancia.
Hay otro largo tramo de silencio, y cuelgo la cabeza, odiando que
North no se tome esto bien. Estoy tratando de pensar en cómo explicar
mejor esto cuando escucho un sonido que no esperaba.

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La risa de North crece y crece hasta que me doy la vuelta y lo veo
agachado y agarrándose la cintura. Hay lágrimas en sus ojos mientras
ríe más fuerte, y mi confusión se convierte en ira.
—No es gracioso. — digo, con la voz fría.
North levanta un dedo mientras intenta, sin éxito, contener la
risa. La última vez que lo vi así fue cuando nos quedamos encerrados
en nuestro dormitorio y tuve que trepar por la ventana del segundo
piso y terminé siendo arrestado por la seguridad del campus. Puede
que me haya orinado un poco en el proceso, pero eso no es algo que
me guste mencionar.
— ¿De qué mierda te ríes?— Cruzo los brazos sobre el pecho y le
doy otra oportunidad para que lo deje.
—Lo siento. — dice North mientras se seca las lágrimas y trata
de recuperar el aliento. —Es que estabas muy serio cuando lo dijiste.
—Sí, lo sé. — Empiezo a enojarme por cómo desestima lo que
acabo de decir. —Voy en serio con ella.
—No, me refiero a la forma en que lo has dicho, como si no lo
supiera. — Vuelve a reírse y me quedo de pie, confundido.
— ¿Qué?
— ¿Crees que no lo sabía?— Me mira, y su sonrisa se vuelve
imposiblemente más amplia. —Vaya, no puedo decidir si crees que soy
tan estúpido o que tú eres realmente tan estúpido.
—Cuidado, North. Te di una patada en el culo una vez, y lo
volveré a hacer.
—Que me hayas golpeado accidentalmente cuando salté y te
asusté no cuenta como que me hayas pateado el culo. — North se
acerca a su escritorio y se apoya en él con su gran sonrisa estúpida.
—Pensé que estaba luchando por mi vida. — Agito la mano para
cambiar de tema. — ¿Qué mierda, North? ¿Lo sabías todo este tiempo
y nunca dijiste nada?
—No me correspondía. — Se encoge de hombros como si no
hubiera estado sufriendo en silencio durante años. —No has echado
ni una sola mirada a otra mujer desde que la conociste. Diablos, lo

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supe la primera vez que te lleve a casa y no podías dejar de mirarla.
Solo asumí que un día ustedes dos finalmente lo resolverían.
—Todo este tiempo. — Siento que North me mintió, pero no lo
hizo. Me quito un extraño peso de encima, y ahora tengo que averiguar
qué hacer con él.
—Sabes lo que siento por ti, Jack. Eres mi hermano de otra
madre. — Me da un codazo en el costado. —No podría desear a nadie
mejor para salir con mi hermana. Pero hay un problema.
— ¿Qué?— Me incorporo, preguntándome qué clase de bomba
está a punto de soltarme.
—Tienes que convencerla de ello.
—Joder. — susurro mientras miro por la ventana de su despacho
hacia Main Street. — ¿Qué demonios?
Levantándome del escritorio, me acerco a la ventana y veo a
Tinsel entrando en la tienda de vestidos de Carol. Lleva una gabardina
larga y...
— ¿Se ha puesto una peluca?— pregunta North, y yo niego.
—Esto va a ser más difícil de lo que pensaba. — admito, y North
se ríe.
—Bienvenido a la familia.

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Capítulo 9
TINSEL

Carol hace una doble toma cuando entro en su tienda de ropa.


— ¿Qué demonios estás haciendo, Tins?
— ¡¿Me reconoces?!— Estaba segura de que este disfraz era
perfecto.
Hago lo posible por evitar a Jack a toda costa. Después de lo que
pasó, no creo que pueda mirarlo a los ojos. Me azotó y luego se corrió
dentro de mí antes de irse. ¿Una chica no puede tener un tiempo de
abrazos? No es que quisiera ninguno, pero me hubiera gustado tener
la opción de rechazarlo.
—No quiero herir tus sentimientos, pero quizás el trabajo
encubierto no es lo tuyo.
—No estoy haciendo trabajo encubierto. — murmuro.
— ¿Entonces qué haces?— Carol se ríe mientras se frota el
estómago. Nunca he visto a nadie más adorable embarazada que ella.
Tiene una barriga perfecta que acaba de salir.
— ¿Por qué tantas preguntas? Yo soy la policía aquí. ¿Quieres
decirme de dónde has sacado esa barriga?— le señalo la barriga y
Carol se sonroja.
— ¿Tu madre nunca te habló de los pájaros y las abejas? — se
burla.
Oh, me lo contó. Solo que omitió la parte en la que las abejas
azotan a los pájaros.
— ¿Por qué se llama así?— arrugo la nariz.
—Creo que tiene que ver con que las abejas polinizan las flores,
lo que simboliza la fecundación masculina, y que los pájaros ponen
huevos equivale a la ovulación femenina.
—Creo que tienen que hacer una historia actualizada.

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Carol suelta una carcajada. — ¿Por qué no escribes una?
—Soy policía. — ¿Por qué tengo que seguir recordando esto a la
gente? Carol me sacude la cabeza como si fuera ridícula. Debería
investigar qué abeja polinizó a Carol. Ese es un misterio que me
encantaría resolver.
— ¿Hay algo que te haya traído aquí? ¿Quieres comprarle a tu
madre un vestido para Navidad?
—Oye, ¿y si quiero un vestido? Me puse ese vestido de jersey rojo
la otra noche.
—Ese era de Frostie.
—Dios, ¿tienes que llamarme?
—Muy bien, déjame sacar algunos vestidos para que te los
pruebes. — me reta, y me doblo como una silla barata.
—Vaya, vamos a calmarnos. Solo estaba probando mi disfraz.
—Bueno, si crees que va a funcionar con Jack, estás muy
equivocada. Ya estuvo en la cafetería tratando de encontrarte.
— ¿Qué Jack?— Carol se ríe. —Espera... — Chasqueo los dedos.
—Es el dueño de ese centro turístico, ¿verdad? El lugar es un
basurero.
—Si es así como quieres interpretarlo. No es como si Frostie y yo
no lo hubiéramos visto subir a tu apartamento y no bajar durante un
tiempo.
Genial, ¿cuánta gente vio eso? Los secretos en esta ciudad nunca
permanecen así por mucho tiempo. Probablemente sea por eso que
Carol no dice quién es el padre de su bebé. He echado cuentas y creo
que ocurrió cuando ella estuvo fuera de la ciudad una semana, pero
podría equivocarme.
—De acuerdo, me besó. — admito. —Pero no hubo lengua. —
Suena el timbre de la puerta y entra Frostie. —Le dijiste que estaba
aquí.
—Lo hice. — Carol se encoge de hombros sin disculparse
mientras Frostie cierra la puerta tras ella.

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—Un negocio debe permanecer abierto durante el horario
establecido. — les recuerdo, y me ignoran.
—Me has estado evitando. — Frostie pone las manos en las
caderas. —Ni siquiera has bajado por tu café esta mañana.
— ¡Soy la policía de aquí! No necesito café extra y estereotipos de
donuts.
— ¿Qué pasa entre tú y Jack?— Frostie insiste, decidida a
sacarme información.
—Querrás decir Jack-ass. — corrijo.
—Lo que sea. ¿Qué pasa?
—Nada. — Me quito la estúpida peluca. Esta cosa es jodidamente
caliente. —Nos odiamos. ¿No se acuerdan todos?
—No, todos hemos hecho apuestas sobre cuándo se romperían
por fin. — me informa Carol.
— ¿En serio?— Las dos asienten. — ¿Me estás diciendo que
Jack-ass tiene cara de idiota conmigo porque le gusto? ¿Qué estamos,
en cuarto curso? — Ahora me estoy enojando, aunque no creo que me
importe que me tire del pelo. Dios mío, Tinsel. Contrólate.
—Todos vemos cómo te mira fijamente. — Frostie asiente.
—Quieres decir que me mira fijamente. Me mira fijamente.
—En el último festival de invierno, había un grupo de
universitarios aquí de Townsin, y estaban hablando de lo caliente que
estabas. Uno iba a invitarte a salir, y Jack se volvió loco. Agarró a uno
por el cuello y lo amenazó con una paliza si él o alguno de sus amigos
se acercaba a ti.
—Me estás jodiendo. — dije. —Podría haberlo atrapado por
agresión. Habría sido una buena multa.
—No estaba segura de sí era una cosa de hermano mayor o de
celos. — admite Frostie. —Por eso no te dije nada al respecto.
—Oh, fueron celos. Te lo prometo. Nunca he visto a Jack tan
enojado en mi vida.

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— ¡Esto es una mierda! ¿Has estado en la estación? Esas
conejitas de nieve acuden a él, y no digo nada, pero ¿él está asustando
a alguien que podría querer salir conmigo? Eso es un desastre.
—Nunca he oído hablar de que se haya enrollado con ellas. —
dice Carol, que es una fuente bastante buena. Conoce la mayoría de
los buenos chismes.
—Sí, pero puede llevarlas a escondidas a una de sus
habitaciones o a su elegante cabaña aislada y nadie lo sabría. No solo
eso, si lo que dices es cierto, pero si le he gustado todo este tiempo,
¿por qué no ha hecho nada al respecto? En cambio, me trata como a
una idiota. — Frostie se encoge, sabiendo que tengo razón.
—Seguro que tiene que ver con tu hermano. — Carol siempre
intenta ser la voz de la razón.
—Entonces puede salir con mi hermano. Por lo visto no merece
la pena luchar por mí. — Me doy la vuelta para salir furiosa de la
tienda de ropa, pero cuando muevo la cerradura, no se mueve. Se echa
a perder la idea de salir enojada cuando no se puede abrir la puerta.
—No vas a ninguna parte. — Carol me arrastra hacia atrás. —
¿Por qué no le damos a probar su propia medicina?
— ¿Qué quieres decir?— Me animo al oír eso.
—Esta noche, el centro turístico organiza ese cóctel que tienen
cada dos miércoles durante la temporada de invierno. Hacen bebidas
festivas y comida para los invitados, pero podemos colarnos. Estoy
segura de que habrá gente de fuera de la ciudad, ya que no salimos
con los locales.
— ¿Jack va a esos cócteles?— Sé que son en su complejo, pero
estoy segura de que no puede participar en todo.
—Déjame ver. — Carol saca su teléfono y envía un mensaje de
texto. Un segundo después, suena una alerta.
—Emily ha dicho que pasará por ahí para comprobar las cosas,
pero que normalmente no se queda.
—Sí, pasa para recoger a alguna chica. — murmuro.

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—Estás realmente atrapada en que él se conecte con otras
mujeres.
— ¿Por qué no iba a estarlo? Ha estado ahuyentando a hombres
con los que podría estar saliendo todo porque podría tener un estúpido
enamoramiento de mí mientras hace lo que le da la gana. Que se joda.
—Wow. — Los ojos de Frostie se abren de par en par. —Tal vez
esto no sea una buena idea. Está bastante loca y tiene una pistola.
—No, voy a hacer esto. Arréglenme, chicas. Voy a entrar en ese
bar y besar al primer hombre que vea.
—Esto va a ser malo. — dice Frostie.
—Creo que va a ser perfecto. — A Carol se le dibuja una sonrisa
malvada en la cara. —No solo tengo vestidos. Espera a ver la lencería
que tengo también.

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Capítulo 10
JACK

—Vas a venir, ¿verdad?


— ¿Qué?— Me doy la vuelta para ver a Emily de pie en la puerta
de mi oficina y parpadeo para alejar las visiones de mi polla enterrada
dentro de Tinsel. —Oh, el cóctel.
— ¿Estás bien?— Me frunce el ceño, pero la hago a un lado.
—Solo estoy distraído. Pasaré un minuto o dos. Tengo algunas
cosas de las que ocuparme esta noche. — La principal es localizar a
Tinsel y cumplir mi promesa por evitarme.
—De acuerdo, te veré ahí.
Después de que Emily se vaya, me obligo a concentrarme y a
terminar las últimas cosas que tenía que hacer antes de irme. Mi
mente está tan distraída con pensamientos sobre Tinsel y cómo voy a
hacerla mía. Ella es muy reticente a dejar que esto ocurra, pero planeo
demostrar que este es el único camino que puede tomar.
¿Cómo se supone que voy a vivir mi vida sin ella? No hay parte
de mi futuro en el que no la vea a ella, y ahora que he probado un
poco de ella, la quiero entera.
A mitad del pasillo, ya puedo oír la música de una de las salas
de fiesta. Tenemos algunas que alquilamos para bodas o eventos, pero
todas las semanas tenemos una fiesta. Es una oportunidad para que
la gente de fuera conozca a algunos lugareños y se suelte. Me han
dicho que pueden ser muy divertidas, pero nunca me he quedado para
comprobarlo. Me paso por ahí solo para ver cómo están las cosas.
Parece más lleno de lo habitual, pero entonces recuerdo que es
la temporada turística. Es cuando se produce la gran afluencia por las
fiestas, y esta noche está en su punto álgido. Caminando entre la
multitud, saludo a algunos lugareños y a un par de visitantes que
recuerdo. Cuando consigo un respiro entre la multitud, veo el bar

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delante y decido que tomar una copa puede ser exactamente lo que
necesito.
Cuando me acerco, una pareja mayor que me precede se hace a
un lado y, de pie, hay una mujer con curvas peligrosas. El ajustado
vestido azul marino está ceñido a la cintura y alrededor de su culo, un
culo que reconocería en cualquier lugar.
Tinsel se da la vuelta y se apoya en la barra, pero aún no me ve.
Menos mal, porque me quedo mirándola y bebiéndola. La parte
superior de su vestido es un corsé que tiene sus tetas atadas como
una ofrenda a los dioses.
—Joder. — susurro para mis adentros, porque verla así me deja
literalmente sin aliento. Tiene el pelo recogido hacia un lado y la línea
de su cuello me hace querer clavarle los dientes.
¿Me he convertido de repente en un vampiro?
La miro fijamente durante tanto tiempo que se me secan los ojos
y tengo que parpadear varias veces para despejarlos. ¿Estaba tan
preocupado de que desapareciera si cerraba los ojos? Tal vez.
Decidiendo que no puedo soportar la distancia entre nosotros ni un
segundo más, me dirijo a la barra y me agolpo en su espacio.
Al principio se queda sorprendida y luego mira a su alrededor
para ver quién la está mirando. Me importa una mierda que esto sea
televisado. Ella sabía lo que hacía cuando se puso ese vestido.
—Me estás presionando. — digo con los dientes apretados, y
entonces oigo al camarero aclararse la garganta.
—No sé de qué estás hablando. — Le quita el champán y se lo
lleva a los labios mientras sus ojos no se apartan de mí.
—Esa es la cuestión, amor. — Pongo mis manos a ambos lados
de la barra con ella entre ellas. La he bloqueado de la multitud en la
sala y lo único que veo es a ella. —Ya sabes lo que haré cuando me
lleves al límite. — Me agacho y acerco mis labios a su oreja. —Y te
gusta.
Se le corta la respiración y observo cómo suben y bajan sus
pechos. Me relamo los labios mientras los miro, y no me extraña que

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me mire. El calor que emana de ella podría calentarme durante toda
la eternidad, y aun así querría más.
—Te equivocas. — Lo dice con una cara seria, y le sonrío con mi
mejor sonrisa arrogante. Es entonces cuando veo el destello de ira que
tanto me gusta.
—Mentirosa. — le digo, y se gira para dar un trago a su
champán. —Acaba con eso. — le digo, y estrecha los ojos.
—No me digas lo que tengo que hacer. — Bebe otro trago y me
mira de reojo. — ¿Por qué?
—Porque en cuanto la última gota de eso esté en tus labios, te
arrastraré a mi oficina y te quitaré ese vestido del cuerpo.
La flauta de champán se detiene en sus labios mientras sus ojos
se abren de par en par. Prácticamente puedo oír los latidos de su
corazón mientras me inclino hacia ella y respiro su dulce aroma. Es
tan perfectamente Tinsel que estoy condicionado a ponerme duro cada
vez que la huelo.
— ¿Y si no es lo que quiero hacer?— No puede mirarme mientras
hace la pregunta porque ambos sabemos que es una mierda y que está
dando largas.
—No recuerdo haber preguntado.
Normalmente, este sería el momento en el que me devuelve el
golpe o me dice que me va a multar por algo indecente. Espero que se
ponga a gritar y me empuje, pero no hace nada de eso. En lugar de
eso, mantiene la mirada baja mientras bebe lo último del champán y
coloca la flauta en la barra.
—Mírame. — le digo, y sus ojos tardan un momento en encontrar
los míos. Cuando lo hace, sus labios están entreabiertos y brillantes
como si acabara de pasar la lengua por ellos. —Sabías lo que hacías
cuando entraste aquí con ese vestido. No te sorprendas de las
consecuencias.
Con eso, le agarro el codo en un abrazo posesivo y me abro paso
entre la multitud. Hay gente por el camino que intenta hablar con
nosotros, pero los ignoro a todos. He esperado años para tenerla y que
me condenen si espero más.

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Capítulo 11
TINSEL

Esto no era parte del plan. Vine aquí para poner a Jack en su
lugar, pero ahora estoy dejando que me manosee, y maldita sea, me
encanta. Durante mucho tiempo he querido su atención, y la única
vez que podía conseguirla era cuando lo molestaba, y entonces él me
la devolvía.
Puede que haya sido yo la que ha instigado muchas de las cosas
que han pasado entre nosotros, pero él siempre ha dado tanto como
ha recibido. Aun así, eso no niega el hecho de que si realmente le
gustaba todos estos años, ¿por qué nunca hizo nada al respecto? Esa
mierda quema.
Todos esos pensamientos se desvanecen de mi mente cuando
Jack cierra la puerta de su despacho y el sonido de la cerradura hace
eco en la habitación. Estoy segura de que todo el mundo lo ha visto
prácticamente arrastrándome fuera de la fiesta. Si la gente no estaba
hablando ya, lo hará ahora. Espero que lo hagan. Había oído a algunas
de las mujeres que son huéspedes del complejo hablar de Jack y
esperar que apareciera para el cóctel. Lo hizo, pero luego pudieron
verlo sobre mí.
Echo un vistazo a su despacho y me fijo en el espacio. Es
acogedor, con una chimenea que tiene dos sillas sentadas frente a ella,
y también hay un sofá contra otra pared. Su escritorio está frente a
una ventana que tiene una hermosa vista de la montaña y de su casa.
— ¿Y ahora qué?— Intento liberar mi codo de su agarre, pero es
inútil. Ahora no me suelta, y no sé si eso debería asustarme o
excitarme.
Si le resultó tan fácil alejarse de mí durante tanto tiempo,
también podría serle fácil alejarse ahora. Sé que puedo ser un poco
exagerada a veces, pero no voy a cambiar.

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—Ahora te vas a desnudar para mí. — Se suelta la corbata
mientras se acerca al sofá y toma asiento.
— ¿Perdón?
—No me gusta repetirme, amor.
—No me llames así.
—Te llamaré lo que me dé la gana. Ahora quítate ese maldito
vestido, o lo haré yo por ti. Te he desnudado antes, y lo haré de nuevo.
Maldita sea, ¿por qué está tan caliente? Odio lo mucho que me
gusta que me mande, porque hace estragos en todas mis emociones.
¿Por qué querer esto me hace sentir débil? ¿Estoy cediendo con
demasiada facilidad?
—Si quieres que me lo quite, lo harás tú mismo. — lo desafío,
tratando de mantener algo de terreno.
Durante años, ha sido un imbécil conmigo, ¿y ahora cree que me
desnudaré a petición suya? De acuerdo, puede que sí, pero no puedo
quitarme el vestido con corsé yo sola. No es que tenga que saberlo.
Me doy la vuelta, dándole la espalda, y estoy preparada para
cualquier tipo de enfrentamiento que vayamos a tener. Jack me
sorprende acercándose por detrás de mí al instante y desabrochando
los cierres del vestido corsé hasta que cae al suelo. Ahora estoy de pie,
completamente desnuda. Con la parte superior del corsé no he
necesitado sujetador, y como los tangas nunca han sido lo mío, he
decidido ir sin ropa interior del todo.
— ¿Por qué me haces esto?— raspa con sus dientes la columna
de mi cuello y suelto un pequeño grito. Se aferra a mi cuello y luego
siento que chupa con fuerza en un punto.
Empujo mi culo hacia él porque estoy desesperada por sus
manos, pero la única parte de él que me toca es su boca. Quiero
exigirle que me agarre, pero no me permito suplicar. Me suelta el
cuello y me da un suave beso en el lugar que acaba de atacar. Luego,
lentamente, Jack se inclina y recoge mi vestido antes de dejarlo sobre
su escritorio.
—Ahora es mío.

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— ¿Así que voy a salir de aquí desnuda?
—Tendrás suerte si puedes caminar cuando termine contigo. —
lentamente, me giro hacia él.
—Tinsel. — gime, dando un paso atrás para tener una visión
completa de mí.
— ¿Solo vas a mirar o hay una razón por la que me has traído a
tu oficina?— Levanto la barbilla desafiantemente.
—Realmente no sabes cuándo dejarlo, ¿verdad? No tienes ni idea
de lo que quiero hacerte.
— ¿Por qué no me lo dices, Jack?
Una sonrisa de oreja a oreja le arranca los labios mientras
sacude la cabeza. —Si te lo dijera, entonces sí que me arrestarías. —
Se acerca y puedo sentir el calor que desprende. —Ahora, por una vez,
sé una buena chica y sácame la polla.
Mis manos se mueven antes de que pueda intentar detenerme.
Estoy ávida de él, y por muy enojada que esté con él, sé lo que puede
hacerle a mi cuerpo, y quiero más. Ayer, después de que se fuera de
mi casa, intenté correrme, pero no lo conseguí. Un orgasmo de Jack y
me arruinó. Le quito el cinturón de un tirón y abro el botón de su
pantalón lo suficiente para sacar su polla.
—Rodillas. — me ordena. —Tú te lo buscaste cuando te
presentaste aquí vestida de esa manera.
Como si de alguna manera controlara mi cuerpo, caigo de
rodillas. Todavía no me ha tocado, y eso me está volviendo loca. Todo
mi cuerpo palpita por su contacto mientras me da órdenes sobre lo
que debo hacer a continuación.
—Cógeme con la mano y abre la boca.
Rodeé con mi mano la base de su polla y por un momento solo
sentí su dura longitud, apretada y caliente. Separo los labios y
finalmente me toca agarrando mi pelo con fuerza.
—No te mueves ni un centímetro. Todo lo que haces es chupar y
nada más. — Asiento. — Esa es mi buena chica.

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Un gemido me abandona ante sus elogios, y mis pechos se
sienten pesados mientras el deseo empapa mis muslos. Mi clítoris
palpita al ritmo de mi corazón, y está pidiendo cualquier tipo de
atención. Es casi doloroso.
Tan lentamente, desliza su polla en mi boca mientras el agarre
de mi pelo no vacila. Luego, entra y sale suavemente de mi boca
mientras yo me arrodillo ahí y toma lo que quiere. Está metiendo y
sacando su polla de mi boca y utilizándome para su placer. Ahueco
mis mejillas y hago lo que me ordena. A pesar de que todo esto me
está excitando, quiero que se corra rápidamente. Puede que no
conozca el cuerpo de un hombre, pero quiero que recuerde esto y lo
que se ha perdido todo este tiempo. Quiero que se arrepienta de todas
las veces que me ha mantenido a distancia.
—Sí, así de simple. — gruñe, su agarre se hace más fuerte. —
Voy a correrme en tu boca y quiero que te lo tragues.
De alguna manera, dejo salir un gemido, y se escapa alrededor
de su polla mientras ruge mi nombre y empuja hasta el fondo de mi
garganta. Mientras su polla palpita, me lo trago y sigo chupando. Sus
muslos tiemblan antes de que se sacuda hacia atrás y su polla caiga
de mi boca.
—Joder. — Su respiración es agitada y me mira con los ojos muy
abiertos.
Me relamo los labios y sonrío. — ¿Ya hemos terminado?
Parece que no es lo que hay que decir, pero de eso se trata.

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Capítulo 12
JACK

— ¿Terminado?— La sonrisa que le regalo es del mismísimo


diablo. —Oh, amor, solo estamos empezando.
— ¿Qué...?
Antes de que pueda formular su pregunta, la pongo en pie y la
dirijo hacia el sofá. Empieza a preguntar algo de nuevo, pero decido
que es hora de dejar de contenerme. Es todo lo que puedo hacer para
no follarla ahí mismo, en el suelo, pero ella lo habría querido. Por eso
sigue presionándome, para ver hasta dónde puedo llegar.
En un movimiento fluido, me siento y luego coloco a Tinsel sobre
mi rodilla antes de tirar de su culo tan alto en el aire que su cabeza
casi toca el suelo. Desde este ángulo, no puede zafarse de mi regazo y
la tengo completamente controlada.
— ¡Jack! — grita, y aunque sé que no puede moverse, sigue
contoneándose para intentar zafarse de mí.
— ¡Suficiente!— le grito y luego bajo mi mano sobre su nalga
redondeada. El fuerte chasquido de mi palma en su carne la hace
chillar, y entonces veo cómo empuja su culo hacia arriba en un intento
de encontrar alivio. — ¿Tienes idea de lo mojada que estás?— La forma
en que está colocada deja sus piernas abiertas, y deslizo mis dedos
por su culo hasta su coño. —Puedes oírlo, amor. Aunque no lo
admitas. — El sonido de mis dedos empujando en su sexo es lascivo y
sexy como la mierda.
—Oh Dios, no pares. — Ahora está abierta para mí mientras froto
su clítoris, y sonrío cuando se mece contra mis dedos.
Con la otra mano, decido empujarla un poco más y le doy otro
fuerte golpe en el culo mientras sigo frotando su coño. El sonido que
emite es una mezcla entre un gemido y un quejido, ya que sigue
frotando su coño contra mis dedos mientras la azoto de nuevo. De un

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lado a otro le enrojezco el culo mientras ella se acerca cada vez más al
orgasmo.
—Te estás comportando como una mocosa. — le digo, golpeando
la mancha roja que está floreciendo en su redondo culo. —Creo que
necesitas una buena follada para desahogarte.
—Quizá tenga que encontrar a alguien que me la dé. — saca y
luego se queda quieta como si acabara de darse cuenta de lo que ha
dicho.
Esta vez, cuando mi mano baja sobre ella, es la que ha estado
frotando su clítoris. Golpeo su húmedo coño con mis resbaladizos
dedos, y ella grita y tiembla.
—Deja de empujarme. — gruño, golpeando su coño dos veces
más.
A estas alturas, Tinsel está cubierta de sudor y su cuerpo está
flácido y complaciente. Tiene tantas ganas de correrse que por fin se
ha entregado a mis exigencias, y no podría estar más orgulloso.
—Así me gusta —digo mientras le meto dos dedos en el coño y le
froto el punto G—. Mira lo necesitada que estás.
Está tan excitada que ha goteado sobre mi pierna y ha empapado
mis pantalones. Me encanta ver eso ahí y saber que soy yo quien la ha
hecho hacerlo. Agachándome, rozo con mis labios su bonito culo rosa
y beso todos los lugares en los que la he azotado. Con unos rápidos
roces de mi pulgar sobre su clítoris, finalmente cede y deja que su
cuerpo obtenga lo que ha estado buscando desesperadamente.
Cuando Tinsel se corre, es fuerte y largo, y sigo frotando su coño
para arrastrarlo lentamente. Se hace eterno, y lo único que puedo
hacer es ver lo hermosa que es cuando está bañada en placer.
Después de que el último de sus orgasmos se haya extendido por
su coño, la retiro suavemente de mis rodillas y la tumbo en el sofá.
Tiene los párpados pesados y las mejillas sonrojadas cuando me
levanto del sofá.
— ¿Adónde vas?— hay preocupación en sus ojos cuando me
inclino y le doy un beso en los labios.

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—A ningún sitio. — Luego me arrodillo en el suelo y separo sus
muslos antes de enterrar mi cara en su coño.
Me agarro a sus caderas con fuerza mientras cubro mi cara con
su desahogo y sumerjo mi lengua en su abertura. Lamo su clítoris y
lo chupo como si mi único trabajo fuera hacerla correrse. Se corre
rápidamente con mi boca en su coño y se vuelve a correr justo
después. Es como si ese primer orgasmo hubiera ablandado su cuerpo
y le hubiera dado permiso para hacerlo todo lo que quisiera. Es muy
fácil seguir haciéndola correrse, pero ahora la quiero sobre mi polla.
—Oye. — digo, poniéndome encima de ella y bajándome los
pantalones hasta el final. Todavía estoy completamente vestido, pero
mi polla está en su suave y húmeda abertura, y mi polla está doliendo
por entrar en ella. —Mírame. — Los ojos de Tinsel encuentran los míos
mientras empujo la cabeza de mi polla dentro de ella y la mantengo
ahí. —Buena chica. — le digo cuando abre un poco más las rodillas y
le meto otro centímetro. —Ayúdame a hacerlo.
Tomo su mano y la muevo entre nosotros para que sus dedos
rodeen mi longitud mientras la punta de mi polla se aloja en su coño.
Tira de mi polla para que entre más profundamente, así que le doy
solo un poco más.
—Por favor, Jack. — Su voz es suave mientras levanta sus
caderas y luego las baja de nuevo en el sofá. Lo hace de nuevo, y es
como si estuviéramos follando aunque yo no me mueva.
—Di que me perteneces. — Las palabras salen de mi boca antes
de que tenga tiempo de considerarlas, pero nunca he tenido nada que
fuera solo mío. En este momento, me doy cuenta de que tal vez eso es
lo que me ha estado manteniendo a distancia más que su hermano o
más que ella alejándome. Quizás todo el tiempo ha sido el miedo a
perder a Tinsel como perdí a mi familia. —Dime que nunca me dejarás.
—Jack. — dice suavemente y luego se acerca para tocar mi cara.
—Dilo.
—Soy tuya. — Hay una luz en sus ojos mientras empujo todo el
camino dentro de su coño virgen y sello su destino al mío.
Estoy tan jodidamente cerca por los azotes y de comerle el coño
que, en cuanto me rodea su calor húmedo, empiezo a correrme Me

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mantengo profundamente dentro de ella mientras me muevo contra
su clítoris y la lleno. La fricción es tan dulce y entonces siento que se
aprieta y se corre también.
Juntos caemos en el olvido mientras nuestro placer compartido
se combina en uno solo. Es el mejor momento de mi vida, y no quiero
dejarla ir.

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Capítulo 13
TINSEL

Con cada paso que doy, todavía puedo sentir a Jack por todo mi
cuerpo. Después de esa primera vez, las cosas no habían terminado
en su oficina. Rápidamente fuimos a su casa, y perdí la cuenta de
cuántas veces habíamos hecho el amor o follado sin más. No hay otra
forma de decirlo. A veces parecía estar fuera de control, y sus ojos
adquirían un aspecto primitivo. Otras veces, era suave y dulce, y
realmente lo amaba de ambas maneras.
No eran solo las cosas que hacíamos, sino las cosas que me hacía
decir. Que le pertenecía y que nadie me tocaría más que él. En ese
momento, aunque fue intenso, me encantó cada segundo. Ahora que
el sol ha empezado a salir, la duda y la realidad de nuestra situación
han empezado a volver a mí. Ni una sola vez dijo que me pertenecía.
—Esto es un paseo de la vergüenza. — se ríe Frostie con la
ventanilla bajada. Le dije que me esperara al final del camino de
entrada. Todo lo que tengo puesto es un par de botas de nieve de gran
tamaño que pertenecen a Jack y uno de sus jerseys que cuelga casi
hasta mis rodillas.
—Cállate. — Abro de un tirón la puerta del coche y subo
rápidamente.
— ¿Por qué nos escabullimos?— Frostie vuelve a mirar hacia el
camino de entrada. Estoy segura de que está pensando que Jack está
a punto de bajar a toda velocidad.
Salir a escondidas no fue fácil. Fue un lento deslizamiento, pero
afortunadamente, creo que lo agoté. Esa es mi historia al menos.
—Porque cuando pone esa boca en mí, me olvido de que no me
gusta.
—Pero lo amas. — dice, y miro fijamente a mi mejor amiga.
— ¿De qué lado estás?

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—Del tuyo, lo juro, pero no vas a llegar muy lejos. Hay pocos
lugares en Troping donde una chica puede esconderse.
—No se trata de esconderse. Se trata de darme un minuto para
pensar.
—Probablemente solo tendrás segundos. — canta Frostie
mientras empieza a salir de la calzada.
—Podría haberlo esposado a la cama. — Eso debería darme un
poco de tiempo extra.
— ¡Qué! — aúlla.
—Fue solo una mano, y su teléfono estaba justo ahí. Estará bien.
— le explico, y Frostie sigue riendo.
—Se va a enojar mucho. — No tiene ni idea. Todavía me escuece
el culo. — ¿Por qué te resistes a esto? — pregunta cuando consigue
controlar su risa.
—Duele. — admito finalmente.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Por qué ahora? He estado enamorada de ese hombre desde
el momento en que entró en casa de mis padres, pero por alguna razón
no fui lo suficientemente buena. ¿Qué ha cambiado? ¿Por qué ahora?
¿Me rindo después de cómo me ha tratado?
—Has estado repartiendo tan bien como él. — señala Frostie.
—Él empezó. — Cruzo los brazos sobre el pecho.
— ¿Tal vez sea por tu hermano, y le preocupaba cruzar esa línea?
— Sé que puede ser cierto, pero ¿por qué no valía la pena luchar por
mí? Puede casarse con mi hermano si está tan preocupado por lo que
siente por esto.
—Eso no compensa que haya ahuyentado a cualquiera que
hubiera querido salir conmigo. Dios sabe lo que ha estado haciendo
todos estos años. — Cierro los ojos cuando el repentino ardor de las
lágrimas me golpea. No puedo pensar en él con nadie más.
— ¿De verdad crees que habrías salido con alguno de ellos? —
Niego, pero no se trata de eso.

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—Me siento... — Se me corta la respiración. —Patética.
—Oh, cariño. — Frostie entra en la parte trasera de la panadería
y se desprende del cinturón de seguridad para acercarse y abrazarme.
—Los hombres son estúpidos. — me susurra al oído. —Todos tenemos
nuestros complejos y algunos tenemos demonios. Pero estás haciendo
que te persiga y estoy segura de que te dirá por qué.
—Quizá. — murmuro mientras salimos del coche. Me apresuro
a entrar y subir a nuestro apartamento para ducharme y ponerme el
uniforme. Compruebo mi teléfono, pensando que Jack lo va a reventar,
pero de momento nada.
Más tarde, cuando llego a mi coche, mi teléfono suena, pero es
Carol.
—Hola. — contesto, poniéndola en el altavoz mientras salgo
hacia Reindeer Lane.
—Creo que algo va mal.
— ¿Qué quieres decir?
—No lo sé, no puedo explicarlo. — Puedo oír el miedo en su voz.
—Tenía algunas manchas de sangre, y yo solo... — Se detiene, incapaz
de decir más.
— ¿Estás en tu tienda?
—Sí.
—Estaré ahí en dos. Vamos al hospital. — Enciendo las luces y
las sirenas y salgo hacia la tienda de ropa. Cuando llego, ya está
saliendo por la puerta.
—Tal vez estoy exagerando.
—Entra en el coche. — Le abro la puerta y hace lo que le digo. —
Es mejor estar seguras.
—Despacho. — Llamo a mi radio después de subirme y salir
hacia el hospital.
—Chica, estás en un gran problema. Jack está...
—Sophie. — la detengo. —Necesito que llames al Hospital
Central y les digas que estaré ahí en quince minutos. Tengo una mujer

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embarazada con manchado y dolor abdominal. Está de veinte
semanas. Diles que quiero un perinatólogo y un obstetra en la planta
de urgencias cuando llegue.
—En ello. — responde Sophie.
—Vaya, nunca te he visto hablar en serio. — Carol se frota el
estómago.
—Sigo diciéndoles que soy policía. — bromeo, lo que me produce
una pequeña sonrisa. —Fui a un entrenamiento y todo.
—Lo sé. Además, el sheriff no te habría nombrado ayudante del
sheriff si no creyera que puedes manejar las cosas cuando el momento
lo requiera.
Me detengo en la carretera que conduce fuera del pueblo y hacia
la ciudad. — ¿Cómo te sientes?
—Creo que tal vez exageré, no lo sé. — Sigue frotándose la mano
en el estómago.
— ¿Hay alguien a quien debamos llamar?
—Yo... ah. No lo sé. — Carol deja escapar un largo suspiro, pero
no la presiono. No es el momento.
— ¿Por qué no me cuentas que te has escapado de casa de Jack
esta mañana y que Sophie ha dicho que tienes problemas? Eso me
hará olvidar las cosas.
— ¿Qué demonios? ¿Te lo ha contado Frostie?— Carol se encoge
de hombros. —Los soplones obtienen suturas.
—Eres policía, no puedes decir eso.
—Sí, bueno, esposé a alguien a una cama y lo dejé ahí. No estoy
segura de seguir todas las reglas. Soy pícara. — Eso me provoca otra
carcajada de Carol y realmente eso es lo único que me importa en este
momento.
—Deberías hablar con él. Ponerlo todo sobre la mesa. — Carol
vuelve a hablar de mi vida de pareja, aunque no estoy segura de que
se pueda llamar así.
—Es sexo y pelea. Esas son las dos únicas cartas.

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— ¿Estás usando protección?— se toca la barriga.
—Tengo una pistola aquí mismo. — Me doy un golpecito en el
pecho. —El chaleco también está puesto.
—Tomaré la evasión de mi pregunta como un no. Esto no se trata
de sexo y peleas. Jack es un hombre inteligente. Si no está usando
protección, lo está haciendo por una razón.
— ¡Atraparme!— Grito.
—Eso no es una trampa. Tendría que estar atrayéndote a
cometer un crimen.
—Lo está haciendo. Asalto.
—Estás tan llena de eso. O debería decir llena de él.
— ¡Carol! Se supone que estás en modo de emergencia, no
haciendo bromas. — Me salgo de la carretera cuando la voz de Sophie
llega por la radio, avisándome de que el personal del hospital está
afuera esperando.
— ¿Te quedas conmigo?— pregunta Carol, poniéndose seria
cuando entro en la zona de urgencias.
—No me voy a ninguna parte. — le aseguro mientras rezo para
que haya algo de magia navideña.

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Capítulo 14
JACK

Es tarde cuando veo a Tinsel salir de la sala de espera de


urgencias y atravesar el vestíbulo. Me levanto de la incómoda silla y
me doy cuenta de que llevo horas en esa posición. No podían decirnos
qué pasaba y Tinsel no tenía su teléfono.
Así que Frostie y yo esperamos en el vestíbulo en silencio hasta
que podamos recibir alguna noticia. Tinsel tiene un aspecto sombrío
mientras mira al suelo, sin ver que ninguno de nosotros se acerca a
ella.
— ¿Tinsel?— dice Frostie, y finalmente Tinsel levanta la vista. —
¿Cómo está?
Durante medio segundo, Tinsel se queda congelada al verme,
pero se sacude rápidamente mientras se dirige a Frostie. —Se va a
poner bien. No ha sido grave, pero tiene que tomárselo con calma y
tratar de descansar. — Tinsel deja escapar un largo suspiro de alivio.
—Lo cual podría ser más pronto que tarde con lo grande que es.
—Menos mal. — dice Frostie, y veo que toma su móvil. —Voy a
poner al día a algunas personas.
— ¿Por qué no me has llamado? — le pregunta a su compañera
y va a buscar su teléfono en el bolsillo. —Mierda, lo habré dejado en
el coche. No estaba pensando.
—Eso explica una cosa. — digo, y Tinsel corta sus ojos hacia los
míos. —Tenemos que hablar. — Sin decir nada más, la tomo por la
parte superior del brazo y la conduzco fuera del hospital.
—No se puede, Jack-ass. Tengo cosas que hacer.
Fuera del hospital, hay una zona ajardinada para que la gente
se siente y disfrute de las vistas o almuerce cuando el tiempo es más
cálido. Ahora mismo, está todo cubierto de nieve, pero sigue siendo

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igual de tranquilo. Por suerte, está vacía cuando llegamos a ella, y la
suelto antes de darme la vuelta para mirarla.
—Suficiente, Tinsel. — digo, sintiendo que la ira me atraviesa. —
Es suficiente.
—Pensaba que me follarías unas cuantas veces más antes de
terminar las cosas, pero ya veo cómo es. — Va a alejarse y la agarro
de la mano para detenerla.
— ¿Qué?— Ahora mi enojo se funde con la confusión. — ¿De qué
estás hablando?
—De todo esto. — Agita las manos y veo lágrimas en sus ojos. —
¿Sabes lo que estaba pensando cuando estaba ahí con Carol?— Antes
de que tenga la oportunidad de responder, continúa. —Estaba
pensando, ¿y si estoy embarazada y tengo que hacer esto sola como
ella? ¿Y si mi bebé tiene un padre que lo mantiene a distancia hasta
que un día, bam, finalmente decide que vale la pena? No le haré eso a
mi hijo, Jack.
La rabia que sentía se disuelve al instante al ver a Tinsel
angustiada, y me replanteo todo lo que ha pasado y por qué ha salido
corriendo esta mañana.
—Nuestro hijo. — interrumpo, y resopla antes de intentar decir
algo de nuevo. —No, no voy a dejar que sigas una línea de pensamiento
que es una completa mierda. — Parpadea y me acerco a ella, atrayendo
su cuerpo contra el mío. —Te he deseado desde el momento en que
puse mis ojos en ti, Tinsel. Desde el puto momento en que te vi, Tinsel.
Mantuve la distancia no porque no te quisiera, sino porque tenía
miedo de perderte. Ahora lo veo, y veo cuánto puto tiempo he perdido
por ello.
Hay una chispa de esperanza en sus ojos, pero la aplasta
rápidamente. —No importa. Es demasiado tarde. — Se encoge de
hombros y me inclino hacia ella.
—Tienes razón, es demasiado tarde. Es demasiado tarde para
volver a ser como antes. Nunca he tocado a una mujer desde la
primera vez que te vi, Tinsel. ¿Lo sabías?
—Pero... pero qué pasa con todas las...

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—Nadie. — Mi voz está llena de convicción mientras le acaricio
suavemente la cara. Nunca he sido un gran donjuán. Siempre he
querido lo que tenían mis padres, pero después de perderlos, tenía un
millón de otras cosas en las que preocuparme y pensar. —Nunca ha
habido nadie más que tú para mí, y siento haber tardado tanto en
dejar de tener miedo. El miedo a no poder tenerte nunca en mis brazos
por la noche, o a verte caminar por el pasillo con un vestido blanco, o
a verte acunar a nuestro bebé, o a tocar tu mano mientras vemos a
nuestros nietos jugar en la nieve, es mucho mayor que mi miedo a
perderte. Mi vida sin esas cosas no significa nada, Tinsel.
—Jack. — Dice mi nombre en voz baja mientras las lágrimas
caen, pero estoy ahí para secarlas.
—Había una parte de mí que tenía miedo de lo que pudiera decir
North, pero me di cuenta de que, en el fondo, eso no era lo que me
mantenía a distancia todos esos años. Era solo una excusa para que
no me hicieras daño.
Deja escapar un profundo suspiro y siento que su cuerpo se
relaja contra el mío. Puede que sea la primera vez que la sostengo que
su corazón y su mente están realmente abiertos.
—Te amo, Tinsel. Siempre te he amado. Nunca tendrás que
preocuparte por tener nuestro hijo por tu cuenta o por librarte de mí.
Puedes intentar todo lo que quieras, pero no me alejarás. A menos que
realmente te guste la persecución, en cuyo caso puedo complacerte en
ocasiones especiales. — Se ríe y me inclino para apretar mis labios
contra los suyos.
—Yo también te amo. — dice entre besos, y mi corazón se aprieta
tanto que creo que va a estallar.
—Entonces es hora de hacer esto oficial. — digo mientras doy un
paso atrás, y me mira confundida.
— ¿Qué estás...?— Por segunda vez, sus palabras se detienen
cuando me arrodillo frente a ella.
—Cásate conmigo. — digo, y no es una pregunta. —Ya eres mi
media naranja, mi mejor amiga, mi orgullo y mi alma gemela. Ahora
quiero que también seas mi esposa.

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—Sabes que probablemente podría encontrar la manera de
ponerte una multa por esto. —resopla mientras su sonrisa se amplía,
y extiende su mano. —Pero déjame ver la roca, y puede que lo deje
pasar.
—Es bueno saber que estás abierta a los sobornos. —Le beso el
dedo antes de sacar el anillo del bolsillo y deslizar el gran diamante de
forma ovalada en su mano.
—Mierda. — dice un poco fuerte, y la miro, riendo.
—Si te dijera que lo compré al día siguiente de conocernos,
¿pensarías que estoy loco? — pregunto mientras la atraigo contra mí
mientras sigo arrodillado en la nieve.
—Pensaría que estás loco por tenerlo todo este tiempo y actuar
como un imbécil.
—Menos mal que me amas. — le digo mientras le agarro el culo
con las dos manos.
—Tienes mucha suerte. — Su sonrisa es perversa mientras
presiona sus labios contra los míos y sellamos oficialmente nuestro
destino.

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Epílogo
TINSEL

— ¿Qué estás haciendo?— Le digo a Jack cuando se mete en el


asiento del copiloto de mi coche.
¿De dónde ha salido? Apostaría mi vida a que tiene un rastreador
sobre mí. Supongo que es justo, ya que tengo uno en su teléfono. A
algunos les parecerá raro, pero no es como si compartiéramos una
cuenta de Facebook o algo así. Jack no tiene redes sociales, lo cual es
bueno porque las usaría para acosarlo más.
—Podría estar preguntándote lo mismo. — dice. —No llamé a la
policía, así que técnicamente estás entrando sin autorización.
Miro fijamente a mi prometido y él se encoge de hombros.
— ¿Hablas en serio ahora mismo?
—Es decir, si estuviéramos casados, este complejo también sería
tuyo, pero de momento estás invadiendo.
Pongo los ojos en blanco. Si fuera por él, ya estaríamos en el
ayuntamiento y casados. Ni mi madre ni yo vamos a tener eso. Puede
que no sea súper femenina, pero quiero una boda, y más que eso,
quiero que Carol me haga el vestido de novia y que Frostie haga el
pastel. En este momento, se supone que Carol se lo está tomando con
calma, así que las cosas están en suspenso hasta que esté bien.
—Estoy de incógnito, y tú lo estás arruinando.

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— ¿De incógnito? ¿En un coche de policía?— El sarcasmo gotea
de sus palabras, así que me acerco y le doy un golpe en el pecho.
—Oye, yo soy la que fue a la academia de policía. No tú. Yo no te
digo cómo hacer tu trabajo; no me digas cómo hacer el mío.
— ¿No me dices cómo hacer mi trabajo?— Se ríe. Puede que haya
hecho algunas sugerencias, pero ¿qué puedo decir? Soy útil.
— ¡Ahí!— Susurro como si el hombre en cuestión pudiera oírme
desde el interior de mi vehículo.
Se pasea por las puertas delanteras del complejo, justo donde
me imaginé que acabaría. Este es el único lugar para alojarse en la
ciudad. Saco mi teléfono y le envío un mensaje a Emily. Si se está
registrando, ella tendrá su nombre. Su vehículo no me dio una mierda
porque es de alquiler, pero tengo la sospecha de que algo pasa.
— ¿Quieres decirme por qué estás investigando a este hombre?—
Jack refunfuña.
—Ha estado vagando por la ciudad y metiendo la cabeza en los
sitios.
— ¿No es eso lo que hacen la mayoría de los turistas por aquí?
—Ves, esto es por lo que soy la policía y tú eres el sugar daddy.
— ¿Sugar daddy?— Jack suelta otra carcajada.
— ¿Qué? Me voy a casar con el hombre más rico de la ciudad.
Creo que puedo llamarte mi sugar daddy. Quiero decir, mira esto. —
Levanto la mano, mostrando mi anillo de bodas. —Además, me das
muchas nalgadas.
—Bien, lo acepto.
—Bien, ese árbol gigante que pusimos el fin de semana pasado
tiene mucho espacio para mis regalos. — me burlo de él, pero
sinceramente, estoy segura de que Jack se pasará de la raya y llenará
todo el espacio que hay debajo.
Ha estado intentando compensar los años que cree que hemos
perdido. Al principio, me molestó que esperara tanto tiempo para
hacer su movimiento, pero luego me hizo entender. Ha perdido tantas
cosas en su vida que entiendo que pensara que si nos juntamos y las

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cosas van mal, no solo me perdería a mí, sino también a mis padres y
a mi hermano. Todos ellos se han convertido en su familia a lo largo
de los años, y le preocupaba que todo pudiera desaparecer.
Además, creo que necesitaba un poco de tiempo para crecer por
mi cuenta. Era joven, y sé que habría estado muy pendiente de él.
Diablos, ya lo estoy haciendo ahora. Me mudé con él el día que me
pidió que me casara con él, y ya estoy poniendo mis toques por todas
partes en nuestra casa.
Puede que haya cubierto la oficina de su casa con fotos mías.
Era una broma, pero me explotó en la cara. Algunos de los mejores
momentos que he pasado con Jack es cuando nos tomamos el pelo,
pero éste salió como lo había planeado. A él le encantaron todas las
fotos y pensó que estaba siendo dulce cuando en realidad estaba
tratando de ser una sabelotodo.
— ¿Vamos a hablar de esta vigilancia y de que todavía estás en
servicio activo?
—No tienes ni idea de si estoy embarazada. — Podría estar
embarazada, pero no iría a las llamadas si lo supiéramos con
seguridad. Además, no es como si las calles de Troping estuvieran
plagadas de crímenes. —Han pasado cinco segundos. De ninguna
manera ya me pusiste un bebé. — Maldita sea, ¿por qué eso suena
caliente?
—Nunca he estado cinco segundos.
—No lo sé; esas primeras veces estuvieron cerca. No es que
pueda culparte. Quiero decir, mírame. — Muevo las cejas.
—Dios, te amo. — Me agarra la barbilla y me gira la cabeza para
mirarlo y robarme un beso.
—Podría multarte por eso. No puedes besar a un policía así como
así.
—Haré lo que quiera cuando se trata de ti.
Sonrío contra su boca. —Me encanta... — Me detengo cuando
suena mi teléfono y lo cojo rápidamente.

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— ¿Emily te acaba de dar información personal de uno de
nuestros huéspedes?— pregunta Jack mientras lee mi pantalla. Es
uno de los que habla; está echando un vistazo al teléfono de un policía.
— ¿Quién es Emily?— finjo no saber de quién está hablando.
—Nena.
—Creo que es el papá del bebé.
— ¿Papá del bebé? — pregunta confundido.
—El papá del bebé de Carol. Se quedó fuera de la tienda de
vestidos toda la mañana, pero hoy no está abierta. Incluso se ha
asomado a las ventanas y ha intentado abrir la puerta. Debería ir a
arrestarlo.
— ¿Bajo qué argumentos?
— ¿Y si espero a que salga y luego me pongo delante de él y me
caigo y grito que me ha empujado? Entonces lo arrestamos y comienza
el interrogatorio.
—En primer lugar, eso no es legal. En segundo lugar, ¿qué pasa
con el nosotros?
—En realidad no lo ficharía. — digo a la defensiva. —Solo una
pizca de abuso de poder. Los hombres lo hacen todo el tiempo, así que
¿por qué yo no? — Jack me ignora.
—En tercer lugar, no te estás tirando al suelo. Estás
embarazada.
—No tienes ninguna prueba de ello, y no digas que lo sabes
porque tengo un sabor más dulce. Siempre soy dulce. — Sonrío.
—Muy bien, entonces vamos a ver de cerca al tipo. — Se acerca,
saca las llaves del contacto y se las mete en el bolsillo. —Ponme una
multa. — dice antes de salir del coche y acercarse a abrirme la puerta.
Jack está lleno de mierda. No me va a llevar a ver nada más que
el sofá o el escritorio de su despacho. No es que vaya a quejarme. Le
envío un mensaje a Sophie para que empiece a indagar en el nombre
que me ha enviado Emily.

Sotelo, gracias K. Cross & Botton


Cuando entramos, no se me escapa el hombre que está en la
barra cerca de la entrada. Desde donde está sentado, puede ver a
todos los que entran y salen. Está muy atento. No estoy segura de sí
debería avisar a Carol o no, y no tengo tiempo de pensarlo porque Jack
me hace pasar rápidamente a su despacho.
—Desnúdate. — me ordena en cuanto la puerta se cierra tras
nosotros. Hago lo que me dice, sabiendo el placer que me espera.
Solo hay una cosa mejor que la mañana de Navidad, y son los
orgasmos que me da Jack. Son como despertarse con regalos todos
los días.

Fin…

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