pe
la política nacional. En la década de 1940 evolucionó hasta con- intereses industriales y financieros, iban adquiriendo porciones
vertirse en un partido nacionalista de derecha, con una ideología
corporativista. Sin embargo, a fines de ese período, el omni-
presente Ibáñez'consiguió controlarlo y formó una organización
populista y heterogénea: el partido Agrario Laborista (PAL). Con
su respaldo, obtuvo unaarrolladora victoria en las elecciones pre-
sidenciales de 1952. Poco después de asumir el gobierno, el PAL
se desintegró.
El cambiante escenario político de los años 30 creó problemas
también al interior del partido Conservador. Bajo la influencia de
la doctrina social de la Iglesia católica, su ala juvenil comenzó a
desafiar las políticas de sus mayores. Criticaban el apoyo incon-
dicional que el partido daba al status quo y propiciaban sustan-
ciales reformas sociales y económicas para beneficiar a los sectores
más pobres de la población. Pensaban que estos cambios no sólo
debían estar de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, sino que
tenían que frenar el crecimiento del socialismo marxista. Final-
mente, en 1935, los jóvenes se alejaron para formar una organi-
zación política aparte: la Falange. A partir de-ese momento, la
pretensión del partido Conservador de ser el únicocanal de parti-
cipación política para los católicos se encontró ante un desafío
muy-serio. En lo inmediato, sin embargo, la Falange no planteó
una verdadera amenaza a la hegemonía sobre el voto católico que
ejercían los conservadores, con el sostén de la Iglesia. Entre 1935
y 1955, el porcentaje de apoyoelectoral falangista se mantuvo por
debajo del 5 porciento y el partido no obtuvo más que tres asientos
en la Cámara de Diputados. A pesar de este pobre desempeño en
materia de votos, la Falange tuvo considerable influencia política,
gracias a su participación en varios gobiernos,como aliada del
partido Radical. Fue solamente en los años 50 y con el nuevo
nombre de partido Demócrata Cristiano, que la Falange comenzó
a socavar el poderío político del partido Conservador y otros gru-
pos de derecha. . unificarse en 1965, al crear el partido Nacional.
Esta aparición de sectores disidentes al interior de sus filas no
planteó un desafío a liberales ni conservadores, como repre-
sentantes de las clases dominantes. En los años treinta habían
comenzado un período de estrecha colaboración, agrupándosepri-
mero en torno al gobierno de Alessandri y oponiéndose luego al
Frente Popular. Este fenómeno se debió en gran parte al hecho de
que, durante ese período, las diferencias entre los dos grandes
partidos de la derecha eran menos marcadas. Por una parte, las
clases dirigentes se habían cohesionado cada vez más, en las dé-
cadas precedentes. Mientras los capitalistas de las ciudades, con
42
significativas de las tierras agrícolas, los personeros de la oligar-
quíaterrateniente pasaban a controlar secciones importantes de las
modernas empresas capitalistas.? Por otra parte, la nueva Consti-
tución, promulgada en 1925, estableció la separación entre la Igle-
sia y el Estado e hizo irrelevantes las diferenciasreligiosas entre el
partido Conservador y el Liberal. A pesar de todo esto, ambas
organizaciones mantuvieron identidades políticas separadas hasta
bien avanzados los años 60. Indudablemente, hubo una falta de
visión ideológica que puede explicar este fenómeno. Los conser-
vadores seguían sosteniendo que eran el único canal legítimo de
participación política para los católicos, y contaban para ello con
el amparo de una parte de la jerarquía de la Iglesia. Pero tenían
también muy buenas razones para sospechar de los liberales, ya
que muchos miembros de ese partido simpatizaron con las ideas de
modernización económica que empezaba a formular el partido
Radical.
Ambospartidos de la derecha formaron una poderosa alianza
política, primero en apoyo de Alessandri, y con mayor fuerza
después del triunfo del Frente Popular en las elecciones presi-
denciales de 1938. Juntos controlaban suficientes asientos en el
Congreso como para bloquear cualquieriniciativa gubemamental.
Pero el fin del Frente Popular significó también el término de la
alianza. Los liberales se unieron a radicales, comunistas y socia-
listas como socios ocasionales de varios gobiernos de coalición. Al
comienzo, los conservadores fueron renuentes a dar su respaldo al
partido Radical, pero a fines de la década del 40 proporcionaron
completo respaldo al Presidente Gabriel González Videla, cuando
su gobierno auspició una ley que prohibía el partido Comunista y
reprimía al movimiento laboral. Luego, al inicio de la década del
50, y mientras los radicales perdían fuerza política, conservadores
y liberales revivieron su alianza. Sin embargo, sólo consiguieron
V Respuesta inmediata: el gobierno de Alessandri
Alessandri ganólas elecciones presidenciales con el apoyo de
una coalición de centro-derechaintegrada porliberales, radicales y
una fracción del viejo partido Democrático. Obtuvo el 55 por
ciento de los votos, mientras sus dos opositores de derecha, uno
conservador, el otro liberal, y ambos disidentes de sus propios par-
43
 tidos, alcanzaban sólo a un 10 porciento y el candidato comunista
conseguía un 1 porciento. El principal objetivo de Alessandri era
resolver la crisis provocada por la depresión mundial. Su política
consistía en una mezcla de medidas: estricta austeridad fiscal;
incentivos económicos indirectos y programas especiales para so-
lucionar el desempleo. En términos estrictamente económicos, fue
muy exitoso. En menosdeseis años, el enorme déficit fiscal crea-
do por la depresión mundial había sido eliminado; el desempleo
desapareció, virtualmente; las exportaciones se recuperaron de
manera sustancial y el índice de producción industrial mostraba
una tendencia al alza.
La administración de Alessandri concentró la mayor parte de
sus energías en equilibrar el presupuesto. Aparte de aumentar los
impuestos personales y de las empresas, el gobierno introdujo un
impuesto del 5 por ciento a las ventas y aumentólas tarifas adua-
neras en 50 porciento.% Se llevó a cabo una gran devaluación del
peso, seguida de la introducción de un complejo sistema de control
de cambios y del comercio exterior. En 1933 se promulgó una
nueva ley de la construcción que condonó los impuestos de todos
los proyectos que se iniciaran antes de 1935. Esta medida produjo
una expansión en esa industria que pronto se extendió a otros
sectores de la economía. En un intento de establecer mayorcontrol
sobre las ventas del salitre, se convirtió el comercio de este mineral
en un monopolio del Estado. En la práctica, sin embargo, esta
medida se vio frustrada porque la gestión se confió, por un período
de 35 años, a una empresa mixta: la Corporación de Ventas de
Salitre y Yodo, controlada en forma conjunta por el gobierno y las
compañías mineras que operaban en el país. Aunque ya entonces
el cobre estaba desplazando rápidamente al salitre como principal
producto de exportación, no se adoptó ninguna iniciativa seme-
jante en relación al comercio del cobre.
El índice de producción industrial creció muy rápido, de 106
puntos en 1933 (se toma como base 100 los años 1927-29), a 132
en 1934 y mantuvo ese ritmo de crecimiento hasta fines de la
década.?! El proceso de recuperación económica estaba encabezado
por la industria manufacturera, que sufrió menos que otros secto-
res durante los años de la depresión. Debe señalarse que, entre
1927 y 1937, el crecimiento en dicho sector se concentró princi-
palmente en las industrias tradicionales, como las textiles y de
fabricación de alimentos. Contra lo que se cree normalmente, el
efecto de sustitución de importaciones en el sector industrial se
produjo en general entre 1927 y 1937. Hay un cálculo que señala
que másde dostercios de esta sustitución en el área manufacturera
44
tradicional ocurrió en este período.” Junto a la recuperación de la
industria, el volumen de las exportaciones aumentó, de un ín-
dice muy bajo, de 13 puntos en 1932 a 68 en 1933 (base para
1927-29 = 100). El índice de la producción minera también se
recuperó rápidamente, de 31 puntos en 1932 a 62 en 1934 (base
para 1927-29 = 100) y llegó a 100 en 1937. Estos favorables
acontecimientos en los sectores industriales y mineros hicieron
bajar el desempleo, de 129.000 cesantes en 1932 a 59.000 un año
más tarde y a sólo 8.000 en 1935.%
Esta notable recuperación económica que tuvo lugar durante la
década de 1930 no llegó a compensar del todo los efectos de la
depresión mundial. En 1939, el PIB estaba pordebajo del nivel de
1929 en un 66 porciento y el valor de las exportaciones era sólo
un 29por ciento del máximo alcanzado en los años 20.% Además,
el peso del esfuerzo por sacar la economía de la recesión no fue
compartido equitativamente por todas las clases sociales. En ver-
dad, el éxito económico del gobierno fue obtenido a expensas de la
población asalariada. En el sector público, por ejemplo, las remu-
neraciones reales bajaron hasta en un 48 porciento, entre 1930 y
1938.% De ahí que se fuera gestando una combatividad cada vez
mayor entre los trabajadores, que se reflejó en el rápido aumento
de la actividad huelguística, durante el período de Alessandri. En
el primer año de su gestión hubo sólo 600 trabajadores en huelga;
en el segundo, 4.000; en el tercero, 5.000 y enel cuarto, 7.000.%
Para hacerfrente a este malestar cada vez mayor, el gobierno pidió
amplios poderes de emergencia, que le fueron concedidos y que
utilizó contra el movimiento laboral y contra los líderes de los
partidos Socialista y Comunista. Varios de ellos fueron encarcela-
dos o expulsados del país.
Larepresión alessandrista no tuvo éxito. Fracasó porque no fue
suficientemente fuerte como para bajar el tono de las protestas,
perosí resultó bastante fuerte como para provocar la unificación
del movimiento sindical y de los partidos Socialista y Comunista.
Esta falta de eficacia podría atribuirse tal vez a las restricciones
que imponía el sistema democrático, pero lo más probable es que
se debiera a las relaciones de Alessandri con las fuerzas armadas.
Unode los principales problemas que debió afrontar cuando asu-
mió el gobierno fue el de la disciplina militar. Los cuerpos armados
se hallaban débiles y divididos, después de la caída de su régimen,
en 1931, pero todavía quedaban variosoficiales de alta graduación
ansiosos de asumir la posición política que Ibáñez había dejado
vacante. De ahí que una de las tareas más urgentes de Alessandri
fue asegurarse de que los militares permanecieran en sus cuarteles
45

| cluio Taondsz. — Lzemerdas y Demeogarra
y respetaran el nuevo orden constitucional. Para lograrlo, llevó a
cabo una amplia reorganización entre los mandos, forzando inclu-
so a varios oficiales a pasara retiro.*” Con ello se ganó la animo-
sidad de diversos grupos y creó una atmósfera de desconfianza
entre los militares y el gobierno. Alessandri consiguió restaurar la
disciplina en el ejército, pero sólo a costa de hacer másdifícil su
tarea de mantenerla ley y el orden, ya que no podía apoyarse en
las fuerzas armadas y al mismo tiempo cumplir su propósito de
reducir su importancia política. Para resolvereste dilema, estimuló
y alertó, de manera no oficial, por cierto, las actividades de una
milicia republicana comprometida con la defensa de la democra-
cia; es decir, con la supervivencia de su gobierno.*
La milicia fue creada a mediados de 1932, durante los meses
fcbriles de la República Socialista. La dirigían miembros desta-
cados de la derecha política y económica y reunió un contingente
de más de 10.000civiles, reclutados principalmente entre las clases
media y baja. Estaba bien equipada y disponía de armas como
tanques, artillería y ametralladoras.” Alessandri la respaldó abier-
tamente, y se refería a ella como el la base más sólida del recién
restaurado 1rég nen constitucional. En la mitad de su período, en
1 de esie cuerpo para-militar desmantelaron
: on las armas al gobierno, pues pensaban
molido €con sus tareas de protegerla a 30
cierta disci-
plina entre los oficiales, pero no
o logró disminuir la combatividad
de los trabajadores. Y como, pese a sus intentos, no restringió las
libertades democráticas, el proceso de radicalización política del
electorado no disminuyó durante su período.
Dc esta forma, a fines del gobierno alessandrista se había pro-
ducido un cambio importante en la correlación de fuerzas políticas
favorables a la izquierda, que culminó en 1938, con la victoria
electoral del candidato del Frente Popular.
46
j
CAPÍTULO 3 ta Chile 1932- ¡918
EL FRENTE POPULAR: UNA NUEVA ECONOMÍA
POLÍTICA
El Frente Popular fue una coalición de centro-izquierda. Sus
principales integrantes eran los partidos Radical, Comunista y So-
cialista. Cuando se creó, en 1936, parecía poco más que una
vacilante alianza electoral formada como respuesta al bloque
constituido por los partidos liberal y conservador para apoyar al
gobierno de Arturo Alessandri. Sin embargo, su éxito en las
umas fue tan grande que, dos años después de su formación, su
candidato presidencial, Pedro Aguirre Cerda, obtuvo una estrecha
victoria sobre Gustavo Ross, el abanderado de la derecha. Poste-
riormente, el partido Radical ganó dos elecciones presidenciales
seguidas y completó un período de 14 años en el gobierno. E.
años (1938-1952) se conocen a menudo como el período del
Popular. Sin embargo, esta descripción no es del todo
puesto que la coalición frente populista se quebró apena
después de su victoria electoral y el mandato del Pi
Aguirre se vio interrurapido por su muerte, en 1541, A
ello, la influencia de su política económica se e
más allá de 1941 y estableció la orientación gene
económica haste
a formación
AS En cierto sentido, la orientación izquierdista que asumió el
partido Radical a comienzos de la década del 30 fue prosvecada por
los cambios ocurridos en su militancia. En los primeros veinte
años del siglo, los radicales representaron fundamentalmente los
intereses de los capitalistas recién establecidos en la mincría, la
industria manufacturera y la agricultura. Luego, a comienzos de
los años veinte, su base fue ampliándose y llegó a incluir a em-
pleados de los sectores público y privado y a miembros de las
profesiones liberales. En las elecciones parlamentarias de 1921 el
radicalismo obtuvo el 30 por ciento de los votos y se convirtió en
el segundo partido del país. Sin embargo, diez años después, la
caída del régimen ibañista y la confusión política creada por los
47
efectos de la recesión mundial hicieron que a los radicales no les
resultara fácil reconstituir la alianza política que funcionó con
tanto éxito en los años más prósperos del salitre. Aunque todavía
contaban con la adhesión de capitalistas situados en distintos fren-
tes de la economía, comenzaron a perder rápidamente sus mili-
tantes tradicionales de las clases media y media baja a manos de
los diversos grupos socialistas surgidos a comienzos de los años
20. Enestas circunstancias, no puede sorprendernos que, en 1931,
hicieran un viraje a la izquierda, rechazando los principios indi-
vidualistas del liberalismo y reclamando la propiedad colectiva de
los medios de producción.! Esta transformación ideológica arrojó
algunos dividendos electorales inmediatos en 1932, cuandoel par-
tido Radical surgió como la mayor organización política del país,
pese a que su porcentaje en la votación se redujo al 18 porciento;
es decir, casi la mitad de su caudal de 1921. El giro a la izquierda
fue confirmado en la conferencia de 1933, que aprobó una resolu-
ción declarando que el capitalismo provoca inevitablemente la
lucha de clases y pidiendo apoyo para las clases desposeídas.?
La transformación ideológica radical debe analizarse también,
endo en cuenta el contexto político de comienzos de los años
os dir 3 consideraban que su continua aso-
a era un desventaja política seria. La verdad
las dos prirmeras décadas d iglo, los radicales
1 y ] rales e incluso,
Presidencia
a de que no eran
o parecía probable
que la nueva alianza liberal-conservado ase a un candidato
radical, se volvieron hacia la izquierda. Sin embargo, para hacerlo
tenían que dejar establecidas sus propias credenciales izquierdistas
y eso es lo que explica sus declaraciones progresistas de comien-
zos de la década del 30. La prueba de que este vuelco ideológico
estaba determinado en gran medida por cálculos de tipo electoral
es que siguieron dando su apoyo a la administración Alessandri.
Al comienzo, en la alianza marxista hubo serias sospechas acerca
de las insinuaciones radicales, pero, en 1935, un cambio de línea
fundamental del partido Comunista los transformó en socios acep-
tables de la combinación izquierdista del Frente Popular. Con todo,
incluso después de la creación del Frente, el radicalismo mantuvo
estrechas vinculaciones con el régimen alessandrista.?
48
Tras la fundación del partido Socialista, en 1933, hubo dos
grandes organizaciones marxistas en la escena política y
ambas
tenían considerable importancia en el movimiento laboral
. Aun-
que los socialistas eran más exitosos en el planoelectoral, carecí
an
de la disciplina y capacidad de organización de los comunistas.
Durante los dos primeros años del gobierno de Alessandri,
las
relaciones entre los dos partidos fueron malas. El PC, siguiendola
línea del “Tercer período” del Comintern, que rechazaba los con-
tactos con los partidos burgueses, objetaba las tendencias parla-
mentaristas del PS, que le llevaban a formar alianzas con
grupos
disidentes de las organizaciones burguesas, como los radicales
y
los democráticos. Éste, por su parte, rechazaba la orien:
ultraizquierdista de los comunistas porque aislaba a
jadora de otros sectores sociales igualmente explota
era una mi or cl Con rn. E
lo anotábamos en
necesitado apoyarse en el
La nueva orientación del Comintern permitió a los cor:
gestionar ante el partido Radical la formación de una versi
de los frentes populares europeos. Los radicales acogie
blemente esta ini va, ya que les resultaba adecu
propósito de formar una coalición de izquierda y ele
dente de sus filas en las próximas elecciones. Y
1936, la asamblea de Santiago llamó a la creación de un Frente
Popular que incluyera a los partidos Comunista, Cocialista y De-
mocrático y otras organizaciones progresistas de la sociedad, con
el fin de luchar porla liberación nacional, las libertades democrá-
ticas y el mejoramiento de las masas trabajadoras.* Los socialistas
aceptaron, en parte porque estaban conscientes de la necesidad de
coordinar la oposición de izquierda al gobierno, y en parte porque
temían quela constitución de la alianza comunista-radical les ais-
lara y socavara seriamente su poderío electoral.
Lacreación dela alianza frente-populista, en abril de 1936, fue
seguida poco después porel establecimiento de una sola confede-
ración sindical: la Confederación de Trabajadores de Chile, CTCH.
Agrupóa las principales federaciones de sindicatos legales con-
troladas por socialistas y comunistas por intermedio de la FOCH.
El único sector laboral que rehusó participar en la CTCH fuela
federación de sindicatos anarquistas, que representaba a menos del
10 por ciento de los trabajadores organizados. De esta forma, la
nueva organización pretendía representar al grueso del movimiento
laboral, pero, a diferencia de su predecesora, la FOCH, no asumió
" yr al capitalismo por el socialis-
rao.é Aunque se hizo m
r, no gozó de gran autonomía fr
importantes, de
aspiranic a ga
bargo, la selección g .
que siempre concibieron el Frente como un medio para ganar la
Presidencia, se mostraron muy preocupados de que el inmensa-
mente popularlíder socialista, Marmaduque Grove, llegase a ganar
la candidatura con el apoyo de los comunistas y la CTCH. Tan
grande era su temor, que en la convención de 1937 aprobaron una
resolución que condicionaba su participación en el Frente al nom-
bramiento de un candidato radical.” Los socialistas, por su parte,
creían tener el mejor derecho, dado que Grove era con mucho el
más popular dirigente de izquierda en el país. Esta competencia
entre sus dos socios dejó a los comunistas en una envidiable si-
tuación de árbitros y, como no estaban dispuestos a respaldar a:
Grove, los socialistas retiraron su candidatura permitiendo así la
50
nominación del radical Pedro Aguirre Cerda, la cual fue aceptada
por consenso.
I Lapolítica económica del Frente Popular
El programa del Frente Popular planteaba diversas reformas
políticas y económicas, destinadas a modemizar el sistema de
producción, ampliar el mercado nacional y lograr una distribución
del ingreso más equitativa. Específicamente, se proponía el esta-
blecimiento de un sistema nacional de planificación, la revisión de
la estructura impositiva y la introducción de estrictos controles de
las actividades de las empresas extranjeras. También se hacía una
vaga mención de la reforma agraria, exigiendo más ayuda estatal
para los pequeños y medianos agricultores y una legislación desti-
nada a mejorar las condiciones de trabajo de los campesinos.*
Aunque hoy el progr: eclarac í 2
escrita por precursores
Unidas para América Latina
de la dependence eñ
O, h
como el “período fácil” del proceso de susitinción
nes. Durante los veinte años transcurridos entre
mundial y mediados de los años 30, la industria “manufacturera
tuvo un rápido crecimiento y la mayor parte de él puede atribuirse
ala sustitución de bienes de consumotradicionales: casi un 43 por
ciento, entre 1914 y 1927. El proceso se intensificó en la década
siguiente, y en 1937 el porcentaje de aumento subió al 73 por
ciento.' Sin embargo, hacia finales de la década, el avance se vio
seriamente restringido por la disponibilidad de divisas. El pro-
blema característico, y originario del ímpetu sustitutivo inicial
había reaparecido. Para aumentar la producción doméstica era ne-
cesario importar más bienes de capital, pero dada la escasez de
recursos en moneda extranjera, un aumento de bienes de capital
51
importados habría requerido la reducción de las materias primas y
combustibles esenciales para mantenerlos niveles existentes de la
producción industrial.* Para resolver este problema se requería
desarrollar industrias básicas e intermedias que hicieran entrar el
proceso de sustitución a una etapa nueva y más compleja. Dado
que el sector privado era incapaz de realizar este proyecto por sí
solo, el Frente Popular decidió apoyarse en el Estado.
La herramienta básica para la puesta en práctica de este plan
fue la CORFO (Corporación de Fomento de la Producción), un
organismo estatal para el desarrolio establecido en 1939, el prime-
ro de su tipo en América Latina. Se le considera con justicia el más
importante logro del Frente Popular, pero también sintetiza las
limitaciones y contradicciones de su política económice.*
El objetivo de la Corporación consistía en aumentar la produc-
ción en todos los sectores de la economía, con el fin de reducir el
déficit de la balanza de pagos Y aumentar los niveles de vida. Para
dio e fuer ignado atribuciones de inve,csugación,
esta acogida excepcional fue el viole: to de enero de
1939, que causó enorme destrucción y provocó.la muerte Ge más
de cincuenta mil personas. El desastre suavizó la reacción hostii de
la mayoría parlamentaria y la hizo más receptiva al proyecto de
CORFO, que fue introducido junto a un plan completo de recons-
trucción. Pero, aparte de este factor coyuntural, la oposición des-
cubrió que la ley de CORFO le proporcionaba una oportunidad
única de poner a prueba el compromiso del gobierno con su pro-
grama político. De ahí que las negociaciones en tomo a la aproba-
ción del proyecto contribuyeran de manera decisiva a moldear la
orientación general de la política económica del gobiern
Las más importantes organizaciones representativas del capital
52
privado apoyaban la idea de promover una mayor participación
- estatal en el proceso del desarrollo económico. Poco antes del i
envío del proyecto de CORFO al Congreso, la SOFOFA (Sociedad j
3
de Fomento Fabril), principal asociación de empleadores de la
industria manufacturera, propuso el establecimiento de un consejo
nacional de desarrollo en el cual los sectores público y privado
discutieran y entregaran orientaciones dirigidas a modernizar la
estructura productiva del país.!* Esta disposición favorable a una
mayor participación del Estado era compartida incluso por la
conservadora organización de propietarios agrícolas, la Sociedad
Nacional de Agricultura.!* Naturalmente, el papel que los repre-
sentantes del capital privado adjudicaban a la CORFOera limita-
do. Apoyaban la iniciativa de la Corporación en tanto les habría de
proporcionar créditos baratos y les daría mayor protección frente a
la competencia extranjera. Sin embargo, no creían que la finalidad
propia de CORFOfuese participar directa o indirectamente en la
( - el piHnciparaatractivodde la CORFOera que
5 el Estado y el
ata burocra
ceso Como a 12 DUPocTra-
sición rechazó el proyocio gube mamental de Enañciar la CORFO
aumentando los impuestos personales y a las empresas. En cambio,
aprobaron una cláusula que elevaba la tributación del cobre en 15
por ciento.!” Esta forma de financiamiento, basada en el sector
exportador y no en los impuestos a las actividades domésticas, fue
cálidamente apoyada por la SOFOFA.*
Las maniobras pariamentarias que tuvieron lugar durante la
discusión de la ley de CORFO formaban parte de la estrategia
general de la oposición, que aprovechó que el gobierno necesitaba
sus votos en el caso de esto proyecto, para obtener mayores conce-
53
siones políticas. Durante el debate en el Parlamento, la Sociedad
Nacional de Agricultura (SNA) envió un memorándum al Presi-
dente, expresando su gran preocupación por el clima de agitación
social que imperaba en el campo y que atribuía al proceso de
sindicalización campesina promovida por los partidos Socialista y
Comunista. La SNA estaba en condiciones de bloquear la aproba-
ción del proyecto. CORFO, debido a la sobre-representación que
los agricultores tenían en el Congreso. Por consiguiente, para con-
seguir el apoyo parlamentario, el gobierno debió suspender inde-
finidarnente la creación de nuevos sindicatos en el sector rural. A
cambio de esta concesión, los opositores abandonaron su exigen-
cia en cuanto a someter a la CORFO la tutela parlamentaria y
aceptaron que el Ejecutivo desempeñara un papel dominante en la
Corporación.'”
Los cambios introducidos en esta ley y las concesiones guber-
namentales tuvieron como consecuencia la limitación de la política
económica del gobierno. En primer lugar, al no haber logrado que
sl Congreso aumentara los impuestos a las personas ni a las empre-
sas para financiar a la CORFO, el gobierno tuvo que abandonar su
objetivo más ambicioso: reformar las leyes tributarias para pro-
' sustancial redistribución del ingreso. En segundo térmi-
presupuesto de 1 rporació a los impuestos
a garanti-
l recurso
, recurrir a
s que signiffi-
ción de los planes de
ejemplo, el proyecto para la producción de energía
arocléoctrica, que significaba competir con las compañías de
deectricidad norteamericanas se topó con gran resistencia y largos
atrasos de parte del Exim-Bank.?
Por otra parte, al aceptar la suspensión del proceso de sindi-
calización en el campo, el gobierno reconoció formalmente que la
oligarquía terrateniente tenía un poder de veto sobre sus políticas.
No cabe sorprenderse, entonces, de que la participación de la
CORFOenel sector agrícola fuese limitada y nunca significase un
desafío al sistema imperante de distribución de la tierra. La inten-
ción del Frente Popular era crear una institución que promoviera el
desarrollo en todos los sectores, pero, de hecho, el ámbito de
34
acción de la CORFOse concentró en la industria manufacturera y
su financiamiento provino principalmentedel exterior. Pese.a estas
limitaciones, los logros de la Corporación fueron impresionantes.
Ella fue creada en abril de 1939, menos de seis meses después del
arribo del Frente Popular al poder y sus actividades pueden divi-
dirse en dos etapas. La primera consistió en un programa de acción
dirigido a apoyar a empresas de distintas áreas de la economía,
pero que se concentraba en la industria manufacturera. La segun-
da, que se inició a mediados de los años 40, tomó la forma de
planes sectoriales destinados a desarrollar industrias básicas y de
infraestructura. Bajo el programa de acción inmediata se propor-
cionó asistencia a casi un centenar de empresas industriales, de
acuerdo a un criterio que daba prioridad a aquellas ramas de la
industria con mayorpotencial de sustitución de importaciones. Los
planes sectoriales de la Corporación se concentraban en un re-
ducido número de proyectos de largo plazo y destinados a satis-
facer las necesidades de la industria manufacturera en materia de
combustible, electricidad y acero. Los proyectos fueron reali-
zados directamente por CORFO a través de subsidiarias que le
ecfan en un cien por ciento. El programa de asistencia a la
1 a formas versiones de capital, más que de
rarfue duramente dotaon po los
gme
» CO Y UY
ZO
=
r de todas esas
quejas,ei gobierno mantuvo invariable la orienttación de los pro-
gramas de la CORFO.
Entre 1939 y 1943, las actividades se concentraron en el pro-
grama de asistencia a la industria. Noventa y dos empresas reci-
bieron inyecciones de capital y casi el 70 por ciento de los recursos
fueron destinados a industrias de alguna de las ramas calificadas
de prioritarias, de acuerdo a Su contribución potencial a la sustitu-
ción de importaciones: química, textil y metalmecánica.” En
cuanto al tipo de productos cuya producción era apoyada, casi el
50 por ciento de los recursos del programa se asignaron a indus-
irias clasificadas como intermedias (cn especial de productos me-
tálicos); 30 porciento a las dedicadas a la producción de productos
55
de consumo tradicionales y 8 por ciento a las de artículos de
consumo durables. Pese a que es cierto que de alguna manera la
CORFOdispersaba esfuerzos ayudando a empresas muy peque-
ñas, de las 92 que apoyó en el sector manufacturero, 18 recibieron
el 60 porciento de los recursos asignados a todo el sector. O sea
que la CORFO también hizo una contribución importante en el
sentido de impulsar el proceso de concentración de capital en la
industria.
Larealización de la segunda etapa de actividades de la Corpora-
ción, dirigida a desarrollar industrias básicas y de infraestructura, se
inició lentamente a comienzos de los años 40 y fue completada
una década más tarde. Durante ese período se establecieron subsi-
diarias destinadas a la producción de energía hidrocléctrica, acero,
ento, azúcar y combustible, Pero, en la materialización de estos
ii zo cada vez más dependiente
técnica y a de ios Estados Unidos. Entre
1940 y 1945, el porcentaje de su presupuesto financiado me-
diante AI enacoumidenses entó de 18 a130 por:ciento.2
de la rra, esta tendenci
l g
posición de derecha que
20vimiento sindical y la
Comuni: Mo obstante su orientación
ct ambos gobiernos siguieron aplicando la política econó-
mica diseñada por el Frente Popular y para comprender este fenó-
meno es preciso examinar las consecuencias de dicha política.
Sucle considerarse que la característica más importante del
período 1932-1952 fue el rápido crecimiento de la producción de
la industria manufacturera, cuyo índice subió un 126 porciento. El
índice de la producción total, en cambio, aumentó un 59 por ciento
y la población creció sólo un 36 por ciento.” En promedio, el
crecimiento anual de la industria manufacturera llegó a un récord
histórico del 11 por ciento. La tasa cayó en forma dramática a una
56
media anual de 1.8 por ciento en la segunda mitad de la década,
pero luego, en el período 1949-56 se recuperó y alcanzó un ritmo
de 4.7 al año.? Tanto el mérito de este crecimiento comola inca-
pacidad de mantenerlo a un ritmo sostenido deben atribuirse a la
CORFO.
La Corporación desempeñó un papel crucial como pionera de
las industrias básicas y como proveedora de asistencia financiera a
las empresas establecidas en diversas ramas de la industria. Su
estilo gerencial sorprendió incluso a los más acerbos de sus críti-
cos, debido a que sus funcionarios hicieron un gran esfuerzo por
conservar la autonornía técnica de su institución, manteniendo las
decisiones de gerencia separadas de la influencia directa dei go-
bierno de tumo. Además, fueron renuentes a interferir con el ma-
nejo de las empresas en las que habían hecho inversiones. De
hecho, el capital invertido fue rápidamente privatizado en varias
de ellas y el proceso de venta fue rodeado de un secreto que se
mantiene aún hoy. Lo que no se discute es que la trasferencia se
hacía a un valor sustancialmente inferior al del mercado.”
Esto lo fue resumido con mucha exaciitud po
j i de CORFO, en un discurso [
doen 1047:
cayó del 11 por ciento al 8.5 por ciento. 3 Pareciera entonces que
el Estado, por intermedio de CORFO, subsidiaba, más que com-
plementaba, la inversión privada y que ci mantener un ritmo de
crecimiento sostenido de la economía dependía de su capacidad
para orientar recursos financieros hacia la inversión productiva.
Sin embargo, la tendencia decreciente de la tasa de crecimiento en
el sector manufacturero demuestra que la capacidad estatal para
sustituir y eventualmente aumentarla tasa de inversión era limita-
da. Esta limitación se explica por el papel que desempeñaron el
cobre y la agricultura en los esfuerzos de industrialización de la
CORFO.
Uno de los principales objetivos de la CORFO consistía en
37
diversificar y expandir la producción doméstica, de manera que la
economía fuese menos vulnerable a las grandes fluctuaciones de
los mercadosinternacionales. En especial, su propósito era reducir
la proporción de ingresos fiscales derivados del comercio exterior.
La propuesta del Frente Popular, de financiar a la Corporación
aumentandoel nivel de la tributación sobre las actividades domés-
ticas era coherente con este objetivo central. Por desgracia, como
ya lo hemos explicado, el Congreso rechazó este plan y en cambio
introdujo una mayor tasa del 15 por ciento sobre las utilidades de
las compañías del cobre. Esta decisión de la mayoría parlamentaria
se convirtió en una garantía de hecho de que el gobierno no nacio-
nalizaría las minas del cobre y demostró claramente que ni el
gobierno ni la oposición estaban firmemente decididos a reducir
la dependencia de la economía respecto a las exportaciones mi-
neras.
¿Cómo explicar que el Frente Popular aceptara someter la
esencia de su política económica a los vaivenes del sector expor-
tador? Un factor importante parece haber sido que, hacia 1938, la
mayor parte de los ingresos por exportaciones no provenía ya del
abía experimentado un aumento sus-
ríodo posterior a la depresión
tribuía con un 30
on el 50,
aO y
síntoma de que el
hábito de apoyarse en el sector externo para obtener el grueso de
las rentas del Estado no se había perdido. A fines del período
1932-1952, las tributaciones sobre el comercio exterior constituían
el 52 por ciento del ingreso fiscal.** En el mismo período, los im-
puestos directos como porcentaje de la tributación total bajaron, de
casi el 40 por ciento a poco más del 30 porciento y en cambio, los
tributos de las dos compañías norteamericanas del cobre que
operaban en Chile como proporción dci total de impuestos directos
subieron del 30 al 50 por ciento. Por otra parte, la participación
del Estado en el valor de cada unidad de cobre exportada subió, de
22 porciento a casi 84 por ciento.* No obstante, este brusco au-
mento en la tributación cuprífera no significó un aumento propor-
58
cional en los ingresos fiscales, ya que el precio y la demanda del
metal rojo no eran siempre altos.
El estallido de la segunda guerra mundial aumentó la impor-
tancia estratégica del cobre en la economía mundial. La guerra
provocó un aumento de la demanda que no se vio acompañado de
la correspondiente alza del precio debido a que las exportaciones
chilenas estaban sometidas a controles de precios impuestos porel
gobierno de Estados Unidos a los productores de ese país. Pese a
que, entre 1942 y 1946 las exportaciones anuales del metal fueron
un 40 porciento más altas que en 1940 y llegaron a un promedio
de aproximadamente 450.000 toneladas métricas, el precio fue
congelado en 12 centavos de dólar la libra. Se ha estimado que la
contribución chilena al esfuerzo bélico de los aliados fue de más
de 500 millones de dólares.” Dado el volumen de la economía
chilena, esta cantidad es gigantesca, desde todo punto de vista. Por
lo demás, y aunque la causa era digna de encomio, la contribución
no fue voluntaria. No cabe extrañarse entonces de que el gobierno
chileno estuviese tan poco dispuesto a romper con el Eje y que
declarase la guerra sólo en enero de 1943, bajo fuerte presión de
los Estados Unidos.*% A cambio de ello, el gobierno norteamerica-
no autorizó nuevos préstamos del Exim-Bank, que estaban desti-
nados a compensar la pérdida por concepto de ingresos del cobre.
Estos fueron los primeros s de Estados Unidos desde el
concedido a la CORFO po
Después de 1
rrir a préstamos externos r
Banco Central. Esta opción produjo el doble efecio de aumentar la
dependencia del país respecto al gobierno de los Estados Unidos y
acelerar el proceso inflacionario. En el período de la post-guerra,
los préstamos estadounidenses fueron utilizados abiertamente para
alcanzar objetivos políticos. En 1946, el temor muy propio de la
guerra fría de que se produjera la infiltración comunista en Chile
encontró eco en los Estados Unidos, ya que el partido Comunista
era miembro de la coalición de gobierno y tenía tres puestos en el
gabinete. Esto contribuyó a que los norteamericanos condicionaran
la entrega de créditos a cambios en la política interna de Chile.
Hay documentos históricos que demuestran que el Departamento
de Estado fue un factor importante, aunque no el único (ver capí-
tulo 5) para persuadir al gobierno chileno de que debía reprimir al
59
movimiento sindical y poner fuera de la ley a los comunistas.“
Una vez más, se pudo disponer de generosos préstamos, apenas se
cumplieron los deseos de Washington.?
En la inmediata post-guerra, Chile quedó firmemente situa-
do dentro de la esfera de influencia de los Estados Unidos y se
convirtió en participante prominente en varias conferencias
interamericanas, que concluyeron con la firma del Tratado de
Asistencia Recíproca en 1947. Este documento fue esencial para la
creación de la Organización de Estados Americanos, en 1948, la
que a su vez se convirtió en una importante herramienta de la
política norteamericana en la región.
La estrecha relación entre los gobiernos de Estados Unidos y
Chile se vio fortalecida por la ratificación del Pacto de Asistencia
Mutua, en 1951, que establecía un canal de comunicación directo
entre los3 per asmmadas de los dospaísos. Sin embargo, y pese a
i la relación
ent e de con-
provenientes
sición y po lp ado internacional
subió a un el mucho mayor. que el pe do por el pacto.
Cuando éste se fimó, los 27,5 centavos por libra acordados co-
incidían con la cotización de la bolsa de Londres que era 3 centa-
vos más alta que la de Estados Unidos, pero en 1952, el precio en
Londres había subido a 32.4 centavos.
Estos hechos condujeron al gobierno chileno a dejar sin efecto
el acuerdo de 1951 y dictar una ley —en febrero de 1952— que
entregaba el control “directo dela exportación del cobre aj Banco
Ceniral. Gracias a ello, entre 1952 y 1953 Chile comercializó su
cobre directamente, al precio del racrcado londinense , que era 45
centavos más alto que el de los Estados Unidos.* Es interesante
observar que esta resolución no parece demasiado radical, juzgada
a posteriori, y en todo caso debió adoptarse al término y no al
comienzo del período en que predominóla política económica del
Frente Popular. Como lo explicaré en el capítulo 7, el manejo
independiente del cobre por parte de Chile no duró mucho, ya que
en 1955, Estados Unidos volvió a tomarlo bajo su control.
En los mismos momentos en que los ingresos derivados de las
exportaciones del cobre se hacían cada vez más insuficientes para
hacer frente al gasto público, el descenso en la producción agrícola
provocaba un drenaje creciente en los ya agobiados ingresos fisca-
les. Entre 1932 y 1952,-el producto agrícola bajó un 16 porcien-
to. Para compensar esta caída, el gobierno tuvo que aumentar la
Importación de entos. con el mayor gasto consiguiente td
za de DAgos y obligabaaa recu
105 pla
CORFO fue que, al tésemino del período de> apli licac
planes, las relaciones sociales y de la propiedad en el campo €eran
prácticamente las mismas. La concentración de la propiedad de la
tierra figuraba entre las más altas del mundo: casi las tres cuartas
partes de todos los terrenos aptos para el cultivo estaban en manos
de un reducidísimo número de dueños de grandes haciendas, O
latifundios. En cambio, una gran cantidad de pequeños o o
minifundios representaba sólo un 2 por ciento del total de la tie
arable.% Los latifundios acaparabanel 60 % del total de la produc.
ción y empleaban a casi el 40 por ciento de la fuerza laboral
agrícola. En vista de que alrededor de la mitad de los minifundios
no eran económicamente viables, los minifundistas tenían que
ganarse la vida trabajando para los latifundistas sobre la base de
contratos temporales.
El papel preponderante desempeñado por el latifundio deter-
minaba una estructura de empleo en quela relación salarial no era
predominante. Hasta fines de la década del 60, incluso, los sa-
larios eran la parte más importante de la remuneración de sólo el
50 por ciento de los trabajadores agrícolas, mientras el 20 por
ciento de elios no recibía pago alguno y estaba sujeto al sistema de
labores gratuitas para el latifundio. Otro 25 porciento eran obreros
agrícolas independientes, propietarios de pequeñas parcelas o
medieros.* En los latifundios mismos, las relaciones de salario
estaban combinadas con ciertas formas pre-capitalistas de explota-
ción. Cada gran hacienda empleaba generalmente entre 20 y 30
trabajadores permanentes, inquilinos, que trabajaban a cambio de
una alerón Comodo de dinero y especies. Para cumplir
ista mano de
ían el nom-
mbros de la
, generalmente,
que en los años 29 y 30 trató 6de caliza a los“rabajadoresd del
Durante el período de Ibáñez, entre 1927 y 1931, no per-
dieron ninguno de sus privilegios, pese a los ataques del gobierno
contra la oligarquía terrateniente. Bajo el Frente Popular utilizaron
su considerable influencia en el Congreso para obtener una ga-
rantía de que los proyectos de desarrollo y movilización política no
se extenderían al sector agrícola. Finalmente, cuando el régimen
de Gabriel González (1946-52) decidió en sus primeros años au-
torizar la organización de sindicatos campesinos, la reacción de la
derecha política fue tan dura que no sólo acarreó la anulación
inmediata del proceso de sindicalización sino que condujo a la
represión del movimiento sindical en su conjunto.
Oy
Estos éxitos de los grandes hacendados, que permitieron man-*
tener intactas la propiedad y las relaciones sociales en el campo,
no se pueden atribuir sólo al sistema electoral en vigor, que
siempre les dio el control de un número suficiente de escaños en el
Parlamento,posibilitándoles ejercer un veto sobre la política de los
“gobiernos. Lo cierto es que las medidas adoptadas por el Frente
Popular y las dos administraciones que le siguieron, para acomo-
dar su política económica a las condiciones impuestas por los
latifundistas, no sólo reforzaron su privilegiada situación, sino que
les permitieron forjar nuevas relaciones con altas esferas de las
clases dominantes, en especial en la industria y las finanzas. Este
fuc el resultado de la táctica oficial de vincular controles de pre-
cios de los comestibles y subsidios a la importación de alimentos,
con generosa tributación y créditos para la agricultura. Lo primero
respondía al afán de garantizar que la creciente población urbana
tuviera acueso a un abastecimiento de alimentos adecuado. Como
estas medidas operaban, supuestamente, como un disvasivo para el
aumento de la producción doméstica, el gobierno compensaba a
los grandes hacendados con tasas de impuestos excepe nente
bajas. H i s de la décad ival
cada,
'O se ut
vada, sino que contribufan ea crear nuevos lazos
entre la oligarquía terrateniente y los grupos industriales. Como lo
demuestra un estudio reciente, la oligarquía de la tierra estaba tan
ligada a industriales y banqueros, que debía considerárseles como
elementos inseparables de una misma clase.%
Algunos comentaristas han señalado que la política económica
del Frente Popular era discriminatoria en contra del sector agríco-
la.57 Esta apreciación resulta exacta, si se limita a las consecuen-
cias de la política oficial sobre la producción agrícola y el empleo.
En cambio, parece poco justa, si uno toma en cuenta que, en el
período del Frente, los latifundistas responsables del colapso de la
producción agrícola recibieron un trato preferencial de parte del
63
 protección gubemamental. proporcionaban todavía el 50 por ciento del empleo manufacture-
gobierno. Lo cierto es que, debido a la
a muy entrados los años e ro. Estas cifras muestran que durante los años 40, el crecimiento de
el latifundio sobrevivió casi intacto hast las ocupaciones manufactureras se dcbió en buena medida a la
rnizadora de la CORE .
y no fue afectado porla influencia mode os
del 50, existían muc recuperación de la actividad artesanal, más que a los trabajos crea-
Y eso que, ya a comienzos de la década ión de la pro- dos porlas industrias establecidas o apoyadas por el Estado.
que la declinac
síntomas y una clara conciencia de
esta ba conv irti endo en un serio obstáculo para Los decepcionantes resultados de la política económica post-
ducción agrícola se
facturera. recesión en materia de empleo resultaron compensadosporel efec-
el crecimiento sostenido de la industria manu to de distribución de la renta producido por esa misma política.
rior a la depre Entre 1940y 1950,la participación de los trabajadores en el ingre-
La política económica del período poste so aumentó, de 42.4 por ciento a 44.5 por ciento.% ls decir, el
inflacionaria, que en os
provocó una inflación crónica. La tasa
al 7 por ciento anual. impacto en la remuneración del sector laboral fue mínimo, pero
años 20 había sido del 3 por ciento, llegó
n las medidas económicas ocurre que estas cifras ocultan una gran disparidad entre dos gru-
En los catorce años en que se aplicaro
ios continuaron y la asa pos de trabajadores muy importantes. Durante este período, los
del Frente Popular los aumentos de prec
iento ni subió más salarios de los empleados crecieron en un 46 por ciento y los de los
1 18 por ciento. Nunca bajó del 8 porc
estos porcentajes obreros sólo en un 7 por ciento.% El resultado fue que, en 1950, los
130 porciento al año. Y Sin embargo,
ta del empleados, que eran el 10 por ciento de la fuerza laboral, recibían
narcada te dencia alcis
1940 casi un 20 porciento del ingreso, mientras los obreros, que eran
2 porcis
más del 60 por ciento, percibían sólo el 24 n y) a

20
todos los trabajadores manuales les fue mal con el
ya que hasta 1945, conservaban en general
de ingresos obtenid im ñ
problema
prodiera se plant
aumentó

La caí sa reales que r

años 40 se vio acompa , no sólo de una inuciór ral
f seda por el la actividad económica, sino también de una baja sustancial en los
: , 1925 y 1940 , el número ingresos del cobre, que eran decisivos, y de una fueric alza en la
060, O tasa de inflación. No obstante, a comienzos de los años 50, hubo
de perso cupadas en fábricas se mantuvo Ch 280.
5 trabajadores caía, de a ( un notable vuelco en la economía, debido a los mayores retornos
las ocupadas en talleres con menos de ro de traba ja- cupríferos derivados de la guerra en Corea y al aumento de la
creciente núme
a 140.000.2 Este personal se unió al ocup ació n en producción industrial producido por el inicio de las operaciones de
señalar que la
dores del sector servicios. Es importante 40, pasa ndo dos importantes proyectos de CORFO enlas áreas del acero y el
durante los años
el área fabril sólo comenzó a crecer
te en 1940 , a 383. 000 en 1950. poro no to o petróleo. Sin embargo, la expansión fue de corto aliento. Los in-
de 238.000, justamen gresos cupríferos disminuyeron hacia fines del conflicto coreano,
empleo en las fábricas, A
el aumento correspondió a un mayor
encia anterior, a 0 haciendo quela tasa de inflación subiera notoriamente, del 12 por
que en este período, y revirtiendo la tend ciento en 1952 al 56, el 71 y el 84 por ciento en los tres años
anales, pasando de140.
crecer la ocupación en los talleres artes siguientes.$ De igual forma, la producción industrial, que había
año, los pequeños talleres
en 1949 a casi 200.000 en 1950. Ese

65
A
E
 en la primera mitad de CAPÍTULO 4
mostrado una impresionante recuperación
5.4 porciento, durante
los años 50 y llegó a un promedio anual del
forma dramática al nivel POLÍTICA DE ALIANZAS: 1938-1952
la segunda mitad de la década cayó en
más bajo de todos los tiempos.
siado tarde para
La fugaz recuperación económica llegó dema
ido Radical. Lo cierto es,
compensar la pérdida de prestigio del part
de los radicales no había
que en 1952, aunqueel apoyo electoral I El Frente Popular en el gobierno
a o derecha, estaba dis-
disminuido, ningún partido, de izquierd
oral con ellos. Estas Cir-
puesto a participar en una alianza elect Inmediatamente después de asumir, el gobierno del Frente
victoria del General Ibáñez
cunstancias allanaron el camino parala Popular anunció que adoptaría una serie de medidas: redistribución
. En su nuevo papel de
en las elecciones presidenciales de 1952 de la tierra; construcción de viviendas para los trabajadores urba-
años 20 obtuvo un abruma-
geriátrico demócrata, el dictador de los nos; entrega de ropas y raciones escolares gratuitas a los niños y
ico de corrupción, caudi-
dor mandato para limpiar el sistema polít atención de los más urgentes problemas de salud de los sectores
llismo e ineficiencia. más pobres de la población.! Sin embargo, el gobierno no podía
io de la política econó-
Durante los catorce años de predomin pensar en llevar a la práctica estos planes por medio de normas
a de la producción expe-
mica del Frente Popular, la base doméstic legales, ya que la mayoría de los escaños del Parlamento estaban
rsificación. La mayor parte
fimentó una notable expansión y dive en manos de los partidos'de derecha, que pare cían 123 > a
stria y se concretó gracias
del crecimiento se concentró en la indu bloquear todas las iniciativas oficiales. Para presi
a fines del período, y pese
ala acción del Estado. Sin embargo, haci ción, el gobierno estimuló
Peración mencionada, el estilo de crecimiento Co-
mdo un proceso inflaciona- al mismo tiempo utilizó con fre
cl fracaso en la obtención des reguladoras de que disponía
acción del Congreso.
nómico sosienido puede atribuirse
objetivo

l agro dei resto de la economía y 00 guistas en 19

una política agrícola que a 1938 y 1939 y en 1940 se llegó a 18.000.2
la capacidad estatal para res-
jibarizó su expansión. Sin embargo, . Este abrupto crecimiento de la movilización política benefi-
y en el sector manufacturero
paldar la inversión cn la industria ció principalmente a los partidos marxistas y a la confederación
rtacionesdel cobre, y la caída
declinó junto con la baja de las expo que ellos controlaban, la CTCH, y provocó una gran preocuna-
nuevas exigencias a un presu-
en la producción industrial planteó ción en los círculos de derecha, pues parecía confirmar su propia
puesto fiscal ya sobredimensionado. propaganda. En ella se presentaba al Frente Popular como una
comienzos de los años 50,
El resultado de todo esto fue que, a asociación formada por comunistas vendidos a Moscú, degenera-
lar había perdido su impulso
la política económica del Frente Popu dos físicos y mentales, ricachones que despreciaban al pueblo y
que se necesitaba una nueva
original y era cada vez más obvio políticos corrompidos y desplazados.* Los partidos derechis-
estrategia. tas coincidían en su oposición al gobierno, pero carecíande una
estrategia clara para enfrentarlo. Los conservadores caiólicos
propugnaban una oposición total; para ellos no era más que una

67
66

coalición de masones y marxistas resueltos a socavar los valores
cristianos y los derechos de propiedad de los agricultores. El
partido Liberal adoptó una posición menos rígida, yaque estaba
muy consciente de que sus antiguos aliados del partido Radical
tenían un ala de derecha fuerte e influyente, de la cual formaba
parte, como miembro destacado, el propio Aguirre Cerda. Por lo
tanto, eran más optimistas que los conservadores y creían que los
radicales moderarían los planes políticos de la coalición fren-
les
tepopulista, o que la alianza misma no duraría mucho. Esto
-llevaba a la conclusión, en la práctica, de que al menos en una
primera etapa, la oposición debía concentrarse en utilizar a fondo
los mecanismos parlamentarios para obligar al gobierno a cam-
sus
biar sus objetivos y, en lo posible, a separar a los radicales de
flamantes aliados marxistas. Era un análisis pragmát ico, refor-
las
zado en los hechos por el descrédito en que aún se hallaban
fuerzas armadas después de la dictadura de Ibáñez y que hacía
que no se les pudiese considerar como una opción política viable.
Tampoco había en el ejército ningún líder destacado, luego que la
administración Alessandri llevara a cabo un proceso de reestruc-
s
turación bastante eficaz, destinado a enfrentar posibles quiebre
, .
de la disciplina.
decisión de la derecha de concentrar su estrategia opositora
no restó eficacia a sus actua-
e r su mayoría pa
d arel
veto preside 1 aprobada una de las
en el
acusaciones ministeriales, dado que tampoco tenía votos
derechistas lograron,
Senado como para imponerlas. Los partidos
en cambio, bloquear la legislación oficial, y en este plano demos-
traron que no estaban dispuestos a ceder fácilmente a las peticio-
nes del gobierno. . .
El violento terremoto de enero de 1939 proporcionó un respiro
y le
al Frente Popular, que acababa de instalarse en La Moneda,
de dos leyes muy
permitió obtener la aprobación en el Congreso
zonas
importantes: la que proveía recursos para reconstruir las
devastadas y la que estableció la CORFO, que habría de desempe-
Frente.
far un papel tan importante en la política económica del
Ya hemos explicado en el capítulo, que esto último se consiguió
68
gracias a que el gobierno consintió, por una parte en financiar la
Corporación mediante nuevos impuestos a las exportaciones de
cobre y, por otra, en suspender indefinidamente el proceso de
sindicalización del sector agrícola. Esta disposición del gobierno
a negociar una parte tan importante de su programa alentó a los
partidos de derecha a mantener y aumentar la presión, como se
pudo advertir en la malévola propaganda desplegada a la vez con-
tra el régimen y contra el Presidente Aguirre. Se les tachaba de
incompetentes, irresponsables y empeñados en destruir las institu-
ciones democráticas. Por ejemplo, cuando el gobierno organizó un
congreso nacional de campesinos, en mayo de 1939, que tal como
podía preverse, recomendóla redistribución de la tierra, la prensa
de derecha empezó a difundir informes falsos y alarmistas acerca
de graves revueltas y destrucción que estaban produciéndose en
los campos. Al mismo tiempo, se denunció —también en mayo de
1939— que Marmaduque Grove estaba a punto de dar un golpe
militar para imponer una dictadura marxista.S
Los intentos gubernamentales de poner coto a los excesos de la
prensa controlada por la oposición fueron presentados como un
ejercicio abusivo del poder y proporcionaron a la derecha la excusa
para presentar una acusación constitucional contra el Ministro del
Interior. Junto a esta severidad para castigar los supuestos abusos
de poder del Frente, se ignoraban, e incluso se alentaban las cons-
piraci itares organizadas por los fascistas y Otros grupos
, Que había servido antes como
agregado militar en la Italia de Mussolini y que tenía estrechos
vínculos con Ibáñez. El puisch de Herrera, conocido como “el
Ariostazo”, no consiguió suficiente respaldo al interior de las fuer-
zas armadas y en cambio ayudó al gobierno a fortalecer su propia
base de apoyo popular. Los partidos de derecha no estuvieron
abiertamente en favor del putsch y permitieron que el Congreso
entregara al Presidente poderes de emergencia para restablecer la
ley y el orden, aprovechando de advertirle que, a menos que intro-
dujera cambios en su política, la actitud no sería la misma. El
Diario Hustrado, del partido Conservador, condenó abiertamente el
intento de golpe, pero sugirió que era una reacción justificada por
la política gubernamental?
69
 Tras el intento de golpe, la derecha siguió negando al gobierno
libre.'” Junto con este boicot, los partidos de la derecha aprobaron
los votos necesarios para aprobar las leyes. La parálisis política a en el Congreso un proyecto de ley que proscribía al partido Comu-
nista (el cual fue prontamente vetado por el gobierno) y votaron en
que esto condujo, no sólo exacerbó las diferencias entre los parti-
el favordela destitución del Ministro del Interior por su incapacidad
dosdel Frente Popular, sino que creó una cierta distancia entre
mente el para mantener la ley y el orden durante la campaña de la elección
régimen y su base de apoyo político. Este era precisa
podía advertir complementaria.
objetivo que la derecha se había propuesto, como se
* El anunciado boicot electoral planteaba un desafío abierio a la
en su propaganda, que presentaba a menudo al Presidente Aguirre
legitimidad del gobierno y constituía una invitación explícita al
como un sincero demócrata manipulado por los marxistas ham-
ejército para:que lo derrocara. El Presidente Aguirre Cerda estaba
brientos de poder. La estrategia pareció dar fruto en julio de 1940,
sin duda consciente de la gravedad de la situación, pero no podía
cuando Aguirre Cerda suscribió un pacto secreto con li-berales y
- enfrentarla sin una política coherente y respaldada por todos los
conservadores, en un intento desesperado de romper el estanca
que los partidos de partidos del Frente. Y justo en ese momento, la alianza frentista se
miento pariamentario. El plan consistía en
hallaba trastornada por una seria disputa entre comunistas y so-
derecha aprobaran una serie de proyectos gubernamentales a cam-
cialistas que, de hecho, condujo a la ruptura final de la coalición en
ciertas concesiones políticas. Las iniciativas se referían al
imo de los trabajadores agrícolas, a incrementos en los meses de diciembre de 1940 y enero de 1941. En medio de
raciones yal financiamiento de la defensa nacional. estas circunstancias, no cabe sorprenderse de que, en aquel mes de
a, el gobierno aceptaba excluir del gabinete al diciembre, el Presidente hiciera grandes concesiones a la derecha,
bía aplicado sanciones administrativas al periódico con el propósito de que pusiera fin a su chantaje ciectoral. Entre
intervendría en las elias, la promesa de reprimir las huelgas en el campo, las 6r enes
Conservador, garant
1 1, aseguraba que el de desmantelar los sindicatos en el sector estatal y de clausurar
cualquier periódico —en especial los de izquierda— que amenaza-
mer

sta entonces era ul conservador. Este

C a más iraportante debido a que se logró a pesar de Frente obtuvo una victoria realmente espectacular. El partido So-
y al aislamiento del cialista logró cl 20 por ciento de los votos, con lo cual doblaba casi
las crecientes divisiones al interior del Frente
o los obtenidos en 1937 y el partido Comunista triplicó su caudal de
Presidente respecto de su propia alianza.
fue recibid a con gran aquel año, liegando al 12 por ciento. Los radicales aumentaron
En el campo de la derecha, esta derrota
plan de bloquea r las levemente su porcentaje y llegaron al 22 por ciento. Esto signifi-
preocupación, ya que parecía indicar que su
roducen te y tendía caba que las tres organizaciones juntas sumaban más de la mitad
iniciativas oficiales en el Congreso era contrap
s de los sufragios y que, unidos a los demás partidos del Frente,
a fortalecer, más que a debilitar, la base electoral de los partido
la elecció n de no- controlaban la mayoría de los escaños de ambas cámaras del
del Frente. Aprovechándose de que durante
de Congreso.* Sin embargo, a estas alturas ya el Frente Popular se
viembre sc produjeron desórdenes que provocaron la muerte
no partici paria en los había desplomado y el Presidente había cedido en algunos de los
una persona, la oposición anunció que
de- puntos cruciales de su programa. Por lo tanto, la amenaza de
comicios gencrales que debían realizarse en marzo de 1941,
zar una elecció n boicot electoral derechista logró su cometido.
bido a que el gobierno era incapaz de garanti

70
 El que Aguirre Cerda hiciera concesiones a los partidos de
Oposición puede atribuirse fundamentalmente a dos factores: pri-
mero, que estaba de acuerdo, en lo esencial, con las exigencias
hechas porla derecha. Como acaudalado agricultor, siempre estuvo
en esa posición dentro de su propio partido y se opuso con firmeza
a la formación de una alianza política con socialistas y comunistas.
De ahí que no haya que sorprenderse de que simpatizara con las
dos demandas esenciales de sus opositores: que se redujera la
intensidad de la movilización política y que se limitara el creci-
miento de los dos partidos marxistas. Segundo, que tuvo la opor-
tunidad real de intentar maniobras políticas independientes, como
consecuencia de la parálisis en que se hallaba sumido el Frente
Popular y que a su vez era fruto de los interminables conflictos
entre sus miembros. Aunque a menudo se trataba de rivalidades
nimias, la causa de fondo era el desacuerdo esencial sobre quién
había de dirigir la coalición y quién controlaría el movimiento
laboral organizado.
Las disputas sobre el liderazgo Ge la coalición afectaban a los
partidos Socialista y Radical. Los primeros pensaban que tenían un
mejor derecho a la direccióón y los radicales, que habían alcanzado
nalmente el control de / estaban dispuestos a cederlo
iali a dar su apoyo al
las elecciones si-
artido. Además, se
ás rápido
votos fue
socios
peiencia por
: icales,
ción del pro-
, frentepopulista. Durante los dos primeros años, los socia-
listas estuvieron siempre presionando para que no hubiera
desviaciones de los objetivos programáticos de la alianza, y aun-
que se mostraron llanos 2 congelar los aspectos relativos a la
política agraria, exigieron que se les reconociera pleno derecho a
establecer la Corporación de Fomento de la Producción, CORFO.
Se convirtieron también en los principales responsables de los
esfuerzos de Salvador Allende por mejorar las condiciones sanita-
rias y de salud.'* Los conflicios entre los dos partidos llegaron a
menudo a provocar crisis de gabinete, como por ejemplo la que
protagonizaron el propio Allende, Ministro de Salud, y el Ministro
de Finanzas, que era radical, en torno a la asignación de fondos
para la distribución gratuita de leche en las escuelas.
S
NS
Laluchaentre socialistas y comunistas, acerca de cuál partido
debía controlar el movimiento obrero, se agudizó considerable-
mente, una vez que el Frente Popular llegó al gobierno, y se
convirtió en la práctica en la razón inmediata del quiebre de la
coalición. Los socialistas asumieron responsabilidades plenas en el
gabinete y veían con gran recelo la decisión comunista de no
ingresar en él. El PC se justificaba con el argumento de que se
trataba simplemente de no participar, para desmentir la afirmación
de los opositores de que el Frente Popular era una creación de la
Tercera Internacional. Por su parte, los socialistas pensaban que la
decisión comunista era puro oportunismo. Les permitiría obtener
beneficios políticos si el gobierno tenía éxito y no se verían obli-
gados a asumir riesgo alguno si las cosas iban mal. Les preocupaba
en especial que el PC aprovecharaesta situación —como lo hizo—
para socavar su posición en el movimiento laboral.
Las relaciones entre ambos partidos mejoraron levemente
cuando descubrieron —en julio de 1940— el acuerdo secreto entre
el Presidente Aguirre Cerda y los partidos de derecha. Tras la
firma del pacto de no-agresión nazi-soviético, en agosto de 1939,
que los socialistas repudiaron de inmediato, los comu
dieron el entusiasmo inicial por Frente Popular y
cada vez más críticos de las opiniones claramente antifasc
algunos personeros del gobierno, y en especial de los
tantes hol Jartido Socialista. El blan incipai de su.
comoo después s$ e e había hecho demasiada
concesiones a los norteamericanos, sinAObiEnCrna compensación
financicra adecuada.
Estos ataques causaron gran preocupación en el PS, ya que
no sólo se les presentaba como vendidos al imperialismo nor-
teamericano, sino que existía la sospecha de que los radicales se
estaban aprovechando de la situación y eran cómplices de los
comunistas. En diciembre de 1940 los socialistas anunciaron que
se retiraban del Frente Popular y que sólo volverían si se expulsaba
a los comunistas. El 6 de enero de 1941, el comité ejecutivo del
Frente declaró que tales exigencias eran inaceptables y, la misma
noche, el comité central del PS resolvió no volver a la coalición,
sosteniendo que “está inspirada por el partido Comunista, cuya
73
política nacional e internacional es contraria a los intereses del
país.”
Poco después, la CTCH decidió retirarse también del Frente,
para conservar la unidad del movimiento sindical. En su declara-
ción se comprometía a no volver nunca a participar “en ninguna
combinación política que pudieran formar los partidos, con este
nombre o con cualquier otro”.!*
El colapso del Frente Popular fue celebrado por la prensa de
derecha comola extinción tan largamente esperada de la lucha de
clases.!* Sin embargo, las consecuencias políticas de la ruptura
fueron menos dramáticas de lo que se presumía. Aunque estaban
formalmente fuera de la alianza, los socialistas retuvieron sus tres
puestos en el gabinete y los comunistas siguieron apoyando al
gobierno, sin participar en el ministerio. Lo que sí ocurrió fue que
el quiebre de la coalición convirtió la Presidencia de Aguirre Cerda
en poco más que un régimen de administración. La verdad es que
ya en enero de 1941 el gobierno había perdido por completo su
irapuisooriginal y era incapaz de asumir nuevas iniciativas polí-
ticas. Estas circunstancias hicieron estéril la vicioria obtenida por
los partidos de izquierda en las elecciones parlamentarias de marzo
de
AS 194
17
su retiro d e Popular, los socialistas trataron de
¿alos ri fc r amplia alia de par-
izquierda, i i rechazó
7 ctoral estable
ta
con desesperación para C rrestarel crecimiento socialista.
rozón era que, a diferencia del PS, el PC era un aliado seguro, ya
que no tenía la ambición explícita de postular un candidato propio
a las elecciones presidenciales.
Aunquelos cálculos electorales daban al partido Radical una
apariencia unitaria, las relaciones con su gobierno se deterioraron
rápidamente y alcanzaron su nivel más bajo durante el primer
semestre de 1941. El principal problema era la orientación de la
política gubernamental y se expresaba desafiando la prerrogativa
presidencial de nombrar a los miembros del gabinete. Al asumir,
Aguirre Cerda designó en los principales puestos de la adminis-
tración a la mayoría de quienes le apoyaban en la dirección del
partido. Esto creó un vacío en los órganos de dirección partidaria
74
que fue rápidamente llenado por miembros de los grupos de iz-
quierda. La nueva directiva mostró una gran preocupación por la
voluntad del Presidente de hacer concesiones a la derecha, pues
ello podría, no sólo debilitar al gobierno, sino también socavar la
base electoral partidaria. Tratando de ejercer un mayor control
sobre la política gubernamental, el partido empezó a exigir una
mayor participación en la manera de estructurar el gabinete. El
Presidente rechazó estas pretensiones con firmeza, argumentando
que la prerrogativa presidencial de nombrar los ministros era un
rasgo esencial del régimen establecido en la Constitución de 1925
y no podía modificársele sin poner en peligro el sistema político en
su totalidad. En los dos primeros años de la administración de
Aguirre, el partido aceptó esta interpretación a regañadientes. Sin
embargo, cuando el gobierno ordenó la clausura del periódico
comuniste El Siglo, con el fin de impedir la extensión de una
huelga en las minas del salitre, se ordenó la renuncia de los seis
ministros radicales, como protesta por aquel atentado contra las
libertades ciudadanas. El Presidente hizo esfuerzos desesperados
para modificar esta decisión, pero al final se produjo la rup: y
tuvo que aceptar las renuncias.!ó
Después de la invasión de la Unión S a por
junio de 1941, las y comun
joraron y aí
gobiern:
horizon gran
ayuda de las profundas divisiones existentes al interior de la coa-
lición y con el ánimo dei Presidente de hacer concesiones. Debe
anotarse, sin embargo, que su estrategia demostró que estaba dis-
puesta a provocar una crisis institucional que conduciría al derro-
camiento del gobierno. Si esto no ocurrió no fue porque la derecha
mostrase flexibilidad de ninguna clase, sino porque el gobierno
cedió y satisfizo los intereses de la burguesía, en especial en lo
relativo a la CORFOy la decisión de no intervenir en el sector
agrario. Por cierto, algunos grupos de extrema derecha jamás
aceptaron que el partido Radical pudiera gobernar el país o que los
marxistas fuesen admitidos como actores en el sistema político.
Sin embargo, los partidos derechistas aceptaron la política econó-
753
 . da por
a y continua
.
en medio de un fuerte debate interno, que llevó incluso a una
mica modificada porel Presidente Aguirre Cerd
. a
" .

La prueba es que, división del partido, los socialistas decidieron abandonarel gabi-
los dos gobiernos que siguieron hasta 1952. alianzas
participar en nete y seguir una línea más resueltamente marxista. No obstante,
entre 1942 y 1952 estuvieron dispuestos a mantuvieron su adhesión al gobierno en el Congreso, como miem-
gubernamentales con el partido Radical. bros de la Alianza Democrática, una vaga combinación parlamen-
taria integrada por los propios socialistas, los radicales y los
comunistas. Su único propósito era apoyarlas iniciativas legislati-
s vas de Ríos, quien pronto habría de descubrir que funcionaba muy
TI Otras dos administraciones radicale pocas veces como un respaldo efectivo a su gobierno.
Cerda, era miembro Los radicales, por su parte, entraron una vez más en conflicto
Juan Antonio Ríos, el sucesor de Aguirre ones
undas convicci con el Presidente, en torno a la cuestión de los nombramientos
del ala derecha radical y sustentaba prof en gran ministeriales y llegaron a integrar formalmente la oposición en dos
anticomunistas. Sudesignación como candidato se debió
su grupo recuperó rápida períodos muy prolongados. El partido Comunista en cambio,
parte a que, tras la muerte de Aguirre,
rgo, también puede expli- siguiendo su nueva línea de unidad nacional, entregó a Ríos su
mente el control del partido. Sin emba
políticas seguidas por dos apoyo incondicional, e hizo todo lo posible por evitar una ruptura
carse como una reacción contra las
tras el PS anunciaba que se permanente entre él y su propio partido. Pese a toda esta lealtad, el
ex-aliados, los partidos marxistas. Mien
o, el PC intervenía abier- Presidente se negó sistemáticamente a aceptar a los comunistas
proponía presentar a su propio candidat
radicalismo, apoyando a como miembros de ia coalición de gobierno. Todo est
tamente en los asuntos internos del
erdista. Más aún, cuando
Gabriel González, el jefe del sector izqui
el PCintentó, sin éxito,
pretensión de ser candidato fracasó,
y erlo para que rormp con sus correli gionarios radicales y
2 como aband o independiente de la izquierda.
-
s circunstancias, es natural que el candi
s conservadores y pareciera

. sidente Roosevelt dio : 1

ue el gen te
Conse de Dura j ampaña, Ríos dio a entender claramen 2 unapolí stecimiento de armas y € dito eran
la viej a alia nza del Fren te utilizados como elementos de presión para obtener la colaboración
que no estaba interesado en revivir on obli gado s política y económica de los países latinoamericanos.'* Los Estados
nist asSe vier
Popular. Sin embargo, socialistas y comu dir un do Unidos deseaban tener acceso sin limitaciones a las materias pri-
l, para impe
a entregarle su apoyo incondiciona e mas estratégicas, a precios reducidos y ofrecían a cambio présta-
ibañista. La fuer za del gene ral se pud o apreciar por la cantida
sí sola ment e a libe rale s y mos del Exim-Bank. Chile obtuvo un crédito de ese tipo, tras haber
votos que obtuvo, pese a tener tras de aceptado un menorprecio para sus exportaciones de cobre y salitre.
res: el 44 porciento.
ltó de una heterogénea or No obstante, después del ataque a Pearl Harbour, Washington co-
er gabinete de Ríos resu
los socialistas, un ala de los menzó a exigir mayor cooperación política de parte de las naciones
binación de partidos, que incluía a de América Latina, sin ofrecerles compensaciones económicas.
icos. No fue una sorpresa
liberales, los radicales y los democrát
—tan característicadel perío- Esta nueva línea fue aceptada formalmente por los estados latinoa-
para nadie que esta insólita coalición
andar y desembocara en una mericanos en 1942, durante una reunión de los cancilleres de la
do 1942-1952— se quebrara a poco
un año en el gobierno, y región en que se adoptó una moción que recomendaba la ruptura
inestabilidad ministerial permanente. Tras

77
76
de relaciones diplomáticas conel Eje. El gobierno de Ríos cumplió
con esta resolución un año después de que fuera aprobada y sólo
tras verse sometido a considerable presión de parte de los Estados
Unidos. Esta renuencia no era una muestra de sentimientos pro-
fascistas, como ocurría probablemente en el caso de Argentina,
sino que respondía al hecho de que la economía chilena se había
visto particularmente afectada por los bajos precios de sus ex-
portaciones de salitre y cobre. Además, muchos políticos chilenos
preconizaban una actitud de neutralidad, pues no estaban con-
vencidos de que Alemania perdería la guerra.”
El término del conflicto agravó los problemas económicos de
Chile. La demanda de cobre cayó por debajo de los niveles de la
pre-guerra, pese a que se produjo un alza en los precios.?”. Esta
situación acarreó un estallido de agitación laboral sin precedentes.
Durante los dos primeros años del gobierno de Ríos (1943-1944)
el nivel de la actividad huelguística fue alto, pero en los dos años
que siguieron alcanzó una cota alarmante. Entre 1943 y 1944 hubo
un promedio anual de 109 huelgas, que afectaron a 43.000 traba-
cada año; en cambio, en 1945 y 1946 se llegó a 187
medio, con la participación de 96.000 trabajado-
o idad gremial creciente agudizóla ri-
vistas y sometió a los radicales a
ambos “partidos erían atraerlos
o licgó a su p
po 1 d tos de protesta en varios puntos
lel país. Las: demostraciones fueron violentamente reprimidas en
Santiago, y el resultado fue la muerte de algunas personas. La
CTCH convocó a un paro nacional que fue un éxito, pese a los
esfuerzos del gobierno para hacerlo fracasar. Duhalde se vio
obligado a levantar las sanciones contra los sindicatos y a aceptar
algunas de las peticiones de los huelguistas. Para acelerar el
cumplimiento del acuerdo, los sindicatos convocaron a otra jor-
nada nacional de protesta, el 4 de febrero de 1946. Esta vez, sin
embargo, los socialistas, que habían aprobado la convocatoria a
huelga, cambiaron de idea cuandoel Presidente los invitó a formar
parte del gabincte.” Para justificar su actitud, sostuvieron que su
presencia en el ministerio garantizaba el cumplimiento de las
78
promesas hechas por el gobierno a los trabajadores del salitre.?
Esta decisión de no apoyar el paro llevó a la división de la CTCH
y provocó violentos choques entre obreros socialistas y comunis-
tas. Desde entonces, la CTCHcontrolada porel partido Socialista
apoyó al gobierno, y la controlada por el partido Comunista, que
era con mucho la más grande, se mantuvo en la oposición.
Esta división también creó problemas a los radicales, que ha-
bían comenzado a virar a la izquierda, en previsión de que la
muerte de Ríos llevara a una elección presidencial anticipada.
Comoresultado de todo ello, se aliaron a los comunistas y aban-
donaron el gobierno, en protesta contra la forma en que había sido
enfrentado el conflicto salitrero. A la muerte de Ríos, Duhalde se
encontró abandonado por el partido Radical y apoyado por los
socialistas, que le pedían que aceptara presentarse como candidato
a la Presidencia. En un comienzo, aceptó, pero una vez iniciada la
campaña cambió repentinamente de idea. Esto puso al partido
Socialista en un dilema político muy embarazoso: no podía res-
paldar a González Videla, el candidato radical, porque tenía el sí
de los comunistas. Tampoco podía votar por ninguno
candidatos de la derecha, pese a que algunospro
bros del par se pronunciaronei
Finalmente, evitar vergiienz
olante unita cidieron lleva;
El ven la elección
González asumió en calidad de Presidente de izquierda, apo-
yado por el partido Comunista y el ala más numerosa del movi-
miento sindical organizado, pero muy pronto habría de desplazarse
hacia la derecha e imponer severas medidas represivas contra
ambos. Al término de su gobierno se había enemistado, tanto con
los partidos de izquierda como con los de derecha. Así se explica
que, pese a que en 1952 la fuerza electoral del partido Radical era
la misma que tenía a fines de los años 30, ya no estaba en condi-
ciones de formar las coaliciones políticas que le resultaron tan
exitosas en los catorce años precedentes.
El Presidente González heredó los problemas económicos no
resueltos por la administración anterior y se halló en una delicada
79
situación política, tanto internacionalmente como en el plano do-
méstico, debido a la participación comunista en el gabinete. No
contaba con mayoría en el Congreso, y su propio partido no había
respaldado del todo su decisión de aliarse con el partido Comunis-
ta. Tantoesasí, que, poco antes de la elección, un grupo pequeño
pero influyente de radicales formó tienda aparte y estableció el
Movimiento Radical Democrático. Al mismo tiempo, otros
miembros disgustados de su partido se aliaron con grupos de ex-
trema derecha y formaron la Asociación Chilena Anticomunista,
ACHA, una organización paramilitar dispuesta a recurrir a todos
los medios para eliminar al partido Comunista de la escena políti-
ca.* La posición de González Videla en el plano internacional era
débil, ya que los Estados Unidos comenzaban a elaborar su nueva
política de la guerra fría y estaban profundamente preocupados por
la participación del partido Comunista en un gobierno democráti-
camente elegido. Como, en esa época, Chile carecía de financia-
miento externo de una manera dramática, Washington contaba con
un arma poderosísima para convenceral Presidente radical de que
abandonara su alianza con el PC.
ratificada por el
to de la derccha,
que logró el segundo lugar,
ían los escañ e
que tu 2 ei probi sir
nas Los radicales aceptaron ambas exigencias y el resultado fue
un primer gabincte con la extraña mezcla de radicales, comunistas
y liberales.
Durante los primeros meses del nuevo gobierno, los comu-
nistas aplicaron una estrategia de doble filo: por un lado apoyaron
la restricción salarial planteada por la política económica oficial, y
por otro, aprovecharon plenamente su posición en el Ejecutivo
para llevar a cabo una vigorosa campaña de agitación y organi-
zación, que les permitió obtener grandes ventajas en términos de
popularidad. Su mayor éxito estuvo en el campo, donde, gracias a
su respaldo a la sindicalización campesina, consiguieron organizar
358 sindicatos, con un total de 11.000 afiliados.? En las elecciones
80
parlamentarias de 1945 ya habían logrado superar a un dividido
partido Socialista, y a fines de 1946 su apoyo popular era equiva-
lente al doble de la totalidad de los votos socialistas.
El crecimiento de los comunistas preocupaba grandemente a
los otros partidos, y en particular a los liberales, que se sentían
traicionados por González Videla y que tenían motivos para pensar
que el Presidente apoyaba algunas de las actividades del PC. Por
ejemplo, la política de los comunistas en las zonas rurales fue
posible gracias a la decisión del gobierno de revocar una dispo-
sición administrativa que databa de 1933 y que había decretado la
suspensión del registro de los sindicatos campesinos. Y luego,
cuando los liberales presentaron un ultimátum, amenazando con
retirarle su apoyo, a menos que los comunistas fuesen expulsados
del gabinete, el Presidente los aplacó dando órdenes de suspender
la inscripción de nuevos sindicatos rurales.” También cedió a sus
demandas de sacar al PC del ministerio, pero lo hizo de acuerdo
con el estilo político en boga; es decir, lo echó, pero lo compro-
metió a seguir apoyándole, con la promesa que dentro de un tiempo
le pediría que volviese a ocupar puestos ministeri 2 Conel
mismo sistema, la prohibición de formar sindica rurales se
convirtió en un proyecto de ley del gobierno que fus rápidamente
tramitado y aprobado porelel Congreso, en abril de 1947, Estaley,
que pretendía regularlo 10s gremiales los campesinos,
anuló en lia práctica el d i : ; 1e
gura le que la ruptura con “el PCfuese complela. Aunque la
Doctrina Truman se anunció sólo en el mes de marzo de ese año,
los norteamericanos ya llevaban mucho tiempo aplicando unalínea
de cooperación política y militar más estrecha con América Latina.
Un memorándum conjunto de los Departamentos de Estado, Gue-
rra y Marina, preparado en julio de 1945, declaraba que la ayuda
militar a la región incluiría “el adoctrinamiento, entrenamiento y
equipamiento de las fuerzas armadas de las otras repúblicas ame-
ricanas”, con el fin de facilitar la defensa del hemisferio. Más
tarde, el Presidente Truman precisó que la seguridad internacional
en el hemisferio requería medidas de solidaridad destinadas a repe-
ler ataques armados desde fuera del continente y ataques internos
provenientes del comunismo, cuya amenaza era cada vez mayor.
81
Esto significaba que la alianza existente en Chile entre el partido
Radical y el partido Comunista estaba del todo fuera dela orienta-
ción adoptada por la nuevapolítica exterior de los Estados Unidos.
Deallí que Washington, para asegurarse dela total ruptura entre el
gobierno y el PC, mantuviera el embargo informal sobre los cré-
ditos para Chile que había entrado en vigor cuando González
Videla asumió la Presidencia, en noviembre de 1946.2
La presión en torno a los préstamosinternacionales agravó la
situación económica, que ya era difícil y dio nuevo impulso a la
agitación laboral. El permanente apoyo comunista a las huelgas
contra la política del gobierno y las críticas estridentes al respaldo
que Chile prestaba a las iniciativas norteamericanas en el hemis-
ferio proporcionaron al Presidente González la justificación que
necesitaba para romper completamente con el PC. En agosto de
1947 lo acusó de actividades subversivas, expulsó a todos los co-
munistas de los cargos gubernamentales y más tarde —en octubre
del mismo año— aplicó medidas draconianas para reprimir una
huelga legal declarada por los sindicatos controlados por el partido
en las minas del carbón. Al mismo tiempo, clausuró el diario El
Siglo y rompió relaciones con la Unión Soviética.*
jue el gobierno chileno demostró que estaba dispuesto
los comunistas y alinearse con Occidente en la na-
icitud de
ict 1 y que proscribi
al PC, pero que significó también un ataque a fondo contra los
derechos y libertades sindicales. La ley dio al gobierno atribu-
ciones para cancelar los registros electorale s de casi 26.000
miembros del Partido Comunista; enviar a sus dirigentes al exilio
y ejercer un control político directo sobre la composición y activi-
dades de los sindicatos.* Tras la promulgación de esta vergonzosa
normativa, el Presidente González nombró un nuevo gabinete, que
llamó de Concentración Nacional y que incluyó a representantes
de partidos de ambos extremos del espectro político, como por
ejemplo una fracción disidente del partido Socialista. Este ministe-
rio permaneció en funciones hasta 1950, cuando fue aventado por
una nueva ola de agitación laboral, provocada sobre todo por el
82
intento de aplicar un programa de estabilización, a costa de los
asalariados.
Hacia 1951, cuando ya estaba claro que, sin un cambio impor-
tante en la política económica, la actitud anti-laboral del gobierno
no conseguiría reducir la inflación ni la inquietud en las fábricas,
González Videla y el partido Radical comenzaron a distanciarse de
la derecha. Era un esfuerzo de último minuto para evitar la derrota
en las elecciones presidenciales que tendrían lugaral año siguiente.
Así, mientras en 1949 la Convención partidaria autorizó al go-
bierno a formar coaliciones solamente con partidos dispuestos a
respaldar la democracia y apoyar la proscripción del PC, en 1951
el PR propugnó la formación de un frente amplio de izquierda,
excluyendo tanto al partido Comunista como al Conservador.
Pese a estos esfuerzos por cambiar su imagen, los rad
incapaces de formar una alianza para afront
1952. La rigurosa postura de González Videla, qu
sedujo a algunos sociali 1
casi por destruir la f
que fragmentearon el sistema político. /
dei 50, todos los grandes partidos se
había una proliferación de los grupos más diversos. Es
ción debilitó el sistema partidista y permitió la victoria clecioral de
Ibáñez, quien prometió eliminar la corrupción y abrir una nueva
era en la historia política del país.
oo
Co
 CAPÍTULO 5
LOS MARXISTAS Y LA POLÍTICA DE
COALICIONES: 1938-1952
Desde 1932 hasta fines de la década del 40, los partidos Co-
munista y Socialista fueron actores prominentes del proceso polí-
tico y se comportaron como cualquier otra organización no-mar-
xista. Su principal objetivo consistía aparentemente, en participar
en los gobiernos de coalición encabezados por los radicales, aun-
que fuese en calidad de socios menores. Para conseguirlo, se em-
peñaron en vigorosas campañas electorales, concebidas para au-
mentar su caudal de votos; formaron alianzas parlamentarias con
partidos no-marxistas; subordinaron los intereses del movimiento
laboral a sus ambiciones políticas e incluso utilizaron ocasional-
mente su influencia en el gobierno para atacarse y descalificarse
mutuamente. Esta conducta típicamente parlamentarista contrasta
con el afán de ambos sectores de vincular su accionar, cada uno a
su manera, con el objetivo programático de provocar una transfor-
mación revolucionaria de la sociedad, y con la pretensión de re-
presentar la causa de los trabajadores y de las masas populares.
era vista sultados de este accionar socialista y
1 o fueron n vos. Amt
onfusión.
abía perdido la casi totalidad de su poderoso respaldo electoral;
los comunistas estaban proscritos y el gobierno había lanzado una
fuerte campaña destinada a debilitar el movimiento sindical y
erradicar la influencia marxista del sistema político.
Esta secuela de acontecimientos no justifica precisamente la
pretensión de ambos partidos de ser los verdaderos portavoces de
los intereses de la clase trabajadora, ya que a pesar de su gran
influencia, las fronteras del mundo político chileno no se vieron
sustancialmente alteradas. En este período, el tamaño del electo-
rado en relación con el total de la población permaneció casi
inalterable: alrededor del 10 por ciento. A los trabajadores agrí-
colas se les siguió negando el derecho a formar sindicatos y la
mayoría de los obreros industriales no mejoró sustancialmente su
nivel de vida, a pesar de sus relaciones con los dos grupos mar-
84
xistas. La clase obrera en su conjunto padecía serias dificultades
económicas y las perspectivas de un cambio revolucionario pare-
cían haberse desvanecido para siempre. La supervivencia misma
de la democracia política se hallaba en peligro, ya que el sistema
partidista se mostraba incapaz de generar una alianza viable para
oponerse con eficacia a la amenaza populista de Carlos Ibáñez.
Considerando todas estas circunstancias, habría parecido ló-
gico predecir que la mejor época del marxismo había pasado y que
el movimiento laboral permanecería dividido largo tiempo. Sin
embargo, al comenzar la década del 50, los sindicatos volvieron a
unirse en torno a una sola organización, la Central Unica de Tra-
bajadores (CUT), controlada conjuntamente por socialistas y co-
munistas. Poco después, ambos grupos formaron una alianza
electoral que habría de durar más de una década. Podría pensarse
entonces que su experiencia en los gobiernos de coalición no fue
del todo negativa, ya que nuevamente constituían la fuerza do-
minante de un movimiento sindical unificado y de la izquierda del
espectro político.
Del itinerario de los dos partidos marxistas en este período
surgen algunas preguntas muy interesantes. Por ejemplo, ¿por qué
insistieron los socialistas en definirse como marxistas, en circuns-
tancias que tanto el populismo como la socialdemocracia parecían
alternativas posibles? ¿Por qué fueron incapaces de llevar a la
estos lineamientos xistas, rechazand tos que
a
1 Principales acontecimientos
En 1932, el movimiento laboral estaba débil y fragmentado. La
cantidad de afiliados a la FOCH había descendido a sólo algunos
miles, debido a la severa represión desatada por el gobierno de
Ibáñez. El partido Comunista comenzabaa retornar a la legalidad,
estaba aislado de los demás grupos políticos (debido a su estricta
aplicación de la “línea del Tercer período”, del Comintern) y hacía
frente aún al serio desafío proveniente del partido de Izquierda
Comunista, un grupo trotskysta que se había separado del tronco
85
 resi
común en 1931. Por otra parte, para 1936, la izquierda en general
había experimentado un'cambio dramático: en 1933 surgió el
partido Socialista, muy popular y resultado de la fusión de varios
grupos pequeños. Para entonces, ya el PC no estaba amenazado
porlos trotskystas. El Frente Popular quedó constituido en abril de
1936 y, un poco más tarde, los diversos sectores del movimiento
sindical se unieron para formar la CTCH.
Este fenómeno de la unidad de los trabajadores, más la aso-
ciación de comunistas y socialistas, resulió muy eficaz desde el
punto de vista político, pues permitió coordinar la oposición a los
programas de austeridad del gobierno de Alessandri y se convirtió
en instrumento de captación de votos. En las elecciones parla-
mentaries de 1937, el partido Socialista obtuvo un porcentaje de
sufragios impresionante: el 11 por ciento. Los comunistas sólo
consiguieron algo más del 4 por ciento.
LLa victoria del Frente Popular en las elecciones presidenciales
8 fortaleció nea movimientoo adi, cuyo nú- n ciones parlamentarias de 1945 su participación del 17 por ciento,
dujo una división cn el socialismo, cuya ala ultra-
izquierdistayy “no-conformista”, organizó el partido Socialista de
los Trabajadores. Pese a su retórica extremista, este grupo formó
rápidamente una alianza electoral con el PC y tras su disolución,
en 1944, la mayoría de sus miembros se unió a él.
Estos conflictos entre las cúpulas no afectaron la fuerza elec-
toral de los partidos marxistas. Ambos aumentaron sus porcentajes
de votos en las elecciones parlamentarias de 1941: los comunistas,
del por ciento y los socialistas, del 11 al 17, El ataque de
Hitier a la Unión Soviética produjo una mejoría en las relaciones
e hizo renacer el interés comunista por constituir amplias alianzas
contra el fascismo. Esic fugaz acercamiento concluyó con la mucr-
86
te del Presidente Aguirre y la elección de un nuevo mandatario.
Los socialistas procuraron, sin éxito, que los radicales apoyaran a
un candidato de su partido, y los comunistas trataron, también sin
éxito, de convertir a Gabriel González Videla en el abanderado
. radical.
Finalmente, el triunfo correspondió a Juan Antonio Ríos, un
hombre de derecha dentro del radicalismo y hostil al PC. Los
socialistas aceptaron cargos ministeriales pero los abandonaron a
poco andar, conel fin de readecuar su perfil político y adoptar una
línea marxista más estricta. Los comunistas ofrecieron un apoyo
irrestricto a Ríos, sin que éste les invitara a participar en el gabi-
nete. La retirada del PS fue muy resistida por algunos de sus
dirigentes, y en particular por Marmaduque Grove. Esto produjo
una segunda división, ya que Grove y sus seguidores formaron el
partido Socialista Auténtico (PSA), un grupo que hizo un daño
considerable al PS, desde el punto de vista electoral. En ias elec-
de 1941, bajó a un magro 7 por ciento. Los partidarios de Grove
consiguieron un 6 por ciento. Luego, a fines de la década de 1940,
este grupo desapareció y el propio Grove abandonó
Mientras tanto, aquel mismo año 1945, el partido
rimentó una baja muy pequeña en sus votos,>
cultades prosiguicron: el PC apoyó la candidatura presidencial de
González Videla, mientras el PS llevaba su propio candidato. Los
radicales ganaron la elección por mayoría relativa y los socialistas
lograron sólo un 2.5 por ciento de los votos. El PC ingresó al
gabinete de González Videla, pero la amistad duró tan poco, que a
los seis meses debió renunciar a los puestos en el ministerio y en
1948 fue proscrito de la política chilena. Estos acontecimientos
produjeron una nueva división socialista y ahora otro pequeño
grupo, dirigido por Bernardo Ibáñez, aceptó algunos ministerios en
el gobierno de González, provocando gran confusión. Aunque se
trataba de una pequeña minoría, hicieron algunas maniobras que
les permitieron quedarse con el nombre del partido. La fracción
87
mayoritaria se vio obligada a adoptar la denominación de partido
Socialista Popular (PSP). La división no hizo mucho daño en el
plano electoral, ya que los disidentes representaban sólo un 3 por
ciento de los votos. Lo peor fue la gran confusión que se produjo
entre los militantes de los sindicatos, muchos de los cuales eran
dirigentes de la CTCHcontrolada porlossocialistas.
En 1950 surgió un nuevo problema interno. El PSP resolvió
apoyaral general Ibáñez en las próximas elecciones presidenciales
y entonces, un sector pequeño del partido, pero integrado por
dirigentes de la importancia de Salvador Allende, resolvió mar-
ginarse y constituir el partido Socialista de Chile (PSCH). Allende
y sus seguidores coparon la nueva dirección partidaria y formaron
una alianza con el proscrito partido Comunista, que lanzó la pri-
mera candidatura presidencial allendista, en 1952. En suma, a
comienzos de 1932, el partido de Grove había desaparecido del
mapa y había dos nuevas fracciones socialistas: el PSP y el PSCH.
El primero contaba con el grueso de los votos y apoyó la opción
populista encabezada por el general Ibáñez, el dictador de los años
20. El segundo, carente de una militancia significativa, dio los
primeros pasos para establecer la que había de convertirse en
perdurable alianza de los dos grandes partidos marxistas.
lo Socialista
omien
ista que excluyó a
te Popula r, unido no sólo al
PC, sino a lo que entonces parecía ) derecha del partido Radical.
En los años que siguieron al triunfo de esta combinación, pareció
incapaz de ceñirse a una línea coherente, ya que su apetito por los
cargos de gobierno pasaba por encima de sus objetivos de largo
plazo. Esta conducta oportunista provocó una serie de divisiones
que debilitaron seriamente la base popular del partido, sin que
disminuyera su inagotable interés por participar en las coaliciones
gobiernistas.
Algunos observadores han calificado este comportamiento de
típicamente populista? En principio, la descripción es válida, ya
que en susinicios, los socialistas se beneficiaron grandemente de
la enorme popularidad de su líder, Marmaduque Grove, que iba
mucho másallá de las agrupaciones de trabajadores y alcanzaba a
88
gran número de votantes de clase media. y clase media baja.? Fue
gracias a esta amplia convocatoria como lograron establecer su
presencia electoral en todo el país, a un ritmo mucho más rápido y
con mayorfacilidadque el partido Comunista. En la práctica, sin
embargo, no abandonaron su ideología marxista, ni desecharon sus
pretensiones de convertirse en la vanguardia del proletariado, en
un proceso revolucionario que había de culminaren la revolución
socialista. Otros observadores, que subrayan los rasgos populistas
de los primeros años del PS, lamentan que haya optado por el
marxismo, ya que, a su juicio, el camino populista le habría dado
mayores dividendos políticos.* Esta es una sugerencia interesante,
pero al hacer un análisis del cuadro político se advierte que la
alternativa populista no era viable, en aquella época.
Puede argumentarse que, al momento de nacer el PS, en 1933,
las condiciones eran favorables para la formación de un poderoso
movimiento populista de izquierda. La economía estaba en ruinas,
a causa de la depresión mundial, y el sistema de partidos lucía muy
desarticulado, tras los años de dictadura de Ibáñez. Esto explica
que, en junio de 1932, el comodoro del aire, Marmaduque Grove,
consiguiera montar un golpe militar exitoso contra el gobiernodel
Presidente Juan Esteban Montero, elegido sólo ocho meses antes,
el 4 de octubre de 1931. Grove constituyó rápidamente una junta
militar y prota la¡República Socialista, Su
Sjemplo, «estuvo gio,y apoyado por grupos de cl 1
impacientes de introducir cambios sociales y económicos y quesisin
embargo, no aceptaban ni el comunismo ni el liberalismo. Grove
recibió también un apoyo abrumador de las masas de pobres de la
ciudad y de los trabajadores organizados. Su inspiración populista
quedó confirmada por las espectaculares medidas que adoptó en su
breve mandato, como la devolución gratuita a los pobres de sus
ropas y herramientas de trabajo empeñadas, incluso máquinas de
coser.f
Hay tres factores que explican la incapacidad de Grove de
consolidar su condición de líder de un gobierno populista de iz-
quierda. Primero, pese a sus inclinaciones izquierdistas, había
trabajado muy cerca de Ibáñez, y tanto éste como las fuerzas
89
armadas en general eran vistas con gran sospechaporlas direccio-
nes de la casi totalidad de los partidos políticos. Segundo, Grove y
su movimiento no recibieron el apoyo de los comunistas, que eran
débiles pero tenían gran influencia en el movimiento laboral. En
esa época, el PC estaba aplicando la “línea del Tercer período”, del
Comintem, y se consideraba el conductor natural del movimiento
de construcción del socialismo. Además, el propio Grove era pro-
fundamente anticomunista y éste era un rasgo que, a falta de una
ideología coherente y alternativa, no hacía más que reforzar las
similitudes con Ibáñez. Tercero, y tal vez lo más importante, al-
gunos de los seguidores de clase medida de Grove, y en especial
los jóvenes universitarios, compartían tal vez su anticomunismo,
pero no eran antimarxistas. Sus reservas frente al PC resultaban
probablemente de las políticas sectarias y ultraizquierdistas de éste
en ios añosfinales de la década del 20. A nivel ideológico, algunos
res de Grove, como car Schnake y Eugenio González,
0 o o estaban a punto de hacerlo.
s jóve
venes izquierdistas habían ya experi-
carne propia, o al menos estaban cons-
ejercida por It
que no estu-
artidos.
islas durante
Uni Mferencia interamericana que tuvo lugar en La
Habana «en 1940. Sus “puntos de vista no sólo le apartaron del
partido Coraunista, que ya se había vuelto contra el Frente Popular
a causa del pacto nazi-soviético, sino también de un importante
sector de la opinión pública que estaba dudosa en cuanio a aban-
donar una política de neutralidad, tanto por motivos políticos como
económicos. Los argumentos de Schnake a favor de alinearse junto
a los Estados Unidos eran, simplemente, que a menos que Chile y
otros países de América Latina siguieran contando con el apoyo
comercial y financiero norteamericano, tendrían que hacer frente a
a crisis política y económica tan seria como la experimentada
rante la depresión mundial. Según él, la neutralidad equivalía al
wo
Só
suicidio económico colectivo, y por lo tanto, para mantener la
estabilidad en la región era necesario aceptar el liderazgo nor-
teamericano en asuntos de política exterior.”
Tras los puntos de vista de Schnake estaba la concepción de
queel desarrollo industrial debería tener prioridad sobre los demás
aspectos de la política del gobierno. Correcto o no, en la época este
criterio era del todo coherente con las limitaciones de la admi-
nistración frente-populista. Como se ha explicado en el capítulo 3,
el objetivo del Frente Popular, de obtener un desarrollo armonioso
de todoslos sectores, se vio frustrado por la oposición parlamen-
taria, que prácticamente excluyó a la agricultura de los proyectos
económicos oficiales y limitó severamente los recursos de la
CORFO. En estas circunstancias, no puede sorprendernos que
Schnake haya procurado asegurar el financiamiento de la CORFO,
descuidando el problema agrario y sus connotaciones políticas, y
concentrándose en los proyectos de desarrollo industrial, que en su
mayoría entraron en Operaciones a comienzos del 50 i
podría calificarse su concepción de tecnocrática, pero
to describirla como populista.
Al aceptar la política económi
descarió sus inclinaciones populist
> ico, 1los partidos de
por el apare-nte populismo del PS, se ra:
partidos de la derecha tradicional, a tal punto que era la
Falange pudo imponerse en ese espacio. Los socialistas tenfansin
duda algún margen para aumentar su apoyo entre los votantes de la
clase trabajadora y lo cierto es que les fue muy bien con ellos. Pero
allí encontraban una fuerte competencia de parte de los comunis-
tas. Por eso, aunque el PS conquistó el 20 por ciento de los votos
en 1941, no hizo más que continuar con su participación en la
política electoral y de coaliciones.
El apoyo quelos socialistas brindaron a Ibáñoz enlas eleccio-
nes presidenciales de 1952 podría considerarse un síntoma de sus
persistentes tendencias populistas. Sin embargo, como lo hemos de
nu
explicar en el capítulo 8, cuando se unieron al movimiento iba-
fiista, acababan de completar un largo proceso de clarificación
ideológica que culminó con la reafirmación de su compromiso con
los principios marxistas. Por esto, al participar en el ibañismo, su
propósito era transformarlo en un instrumento revolucionario
marxista. Como se dieron cuenta muy pronto de que eso no sería
fácil, abandonaron el gobiemo y se concentraron en la tarea de
lograr la unidad del partido.
Se podría argumentar que, si el PS no pudo tomar el camino
del populismo, debió optar por la alternativa aparentemente fácil
de convertirse en partido social demócrata situado a la izquierda
del partido Radical y a una prudente distancia de los comunistas.
Después de todo, hacia mediados de los años 40 el conflicto entre
los dos grupos marxistas se había vuelto tan agudo que la recon-
ciliación parecía imposible. Por otra parte, los radicales se habían
desplazado tan a la derecha, que la transformación del PS en una
organización social-demócrata de izquierda dedicada a mejorar las
condiciones de vida de los trabajadores parecía un paso natural,
tratándose de un partido que necesitaba desesperadamente un
to> político claro y preciso. Aze 1 de todo, los socialistas
onaria de la sociedad.
fidelidad a los principios marxistas, de-
relaciones del PS con el PC y con el
- el partido
movimiento La posibilidad de convertirse en1 la fuerza
dominante de la izquierda, si no la única, no parccía tan irreal.
Durante la década anterior a la fundación de este partido, la
ideología dominante entre los trabajadores fue el marxismo. Hacia
1929 surgió el POS (Partido Obrero Socialista), que tomó el
control de la FOCH (Federación Obrera de Chile) y la radicalizó.
A partir de 1922 la estructura institucional del sindicalismo fue
casi una sola y estuvo confundida con la del PC.$ Esta identidad
entre partido y sindicato explica tal vez la pérdida de influencia de
los comunistas y del movimiento obrero. Sin embargo, el enorme
prestigio e influencia de la ideología marxista entre los trabaja-
dores, durante estos años de maduración, es también un elemento
-2 considerar cuando se hace la pregunta de por qué los socialistas,
92
no sólo adoptaron el marxismo, sino que se empeñaron en una
competencia con los comunistas por el predominio entre los tra-
* bajadores y de esa forma vieron reforzarse su compromiso con las
ideas de Marx. Otro factor que acentuó esta tendencia fue que,
hacia mediados de los años 30, los trotskystas disolvieron su
partido y se unieron al PS.
La política económica aplicada por los socialistas en el go-
bierno de Aguirre Cerda pudo considerarse algo tecnológica y no
basadadel todo en un análisis marxista riguroso de las condiciones
locales. Sin embargo, en su calidad de miembros del gabinete,
actuaron con lealtad hacia el gobierno y se preocuparon de dar
cumplimiento al programa del Frente Popular. Su conducta fue
coherente con su convencimiento de que la modernización de la
economía era un prerrequisito para provocar una transformación
socialista en una etapa posterior. En este sentido, no sólo fueron
más rigurosos que los comunistas, sino que estuvieron a la iz-
quierda de ellos.
El PS tenía motivos para considerar al PC oportunista y poco
de fiar. Su decisión de no aceptar puestos ministeriales en el go-
bierno de Aguirre fue tomada como una muestra de que no estaban
del todo comprometidos conel programa del gobierno, sino que
simplemente utilizaban su condición de miembros del rente Po-
pular para aumentar su popularidad, sin hacerse resp
frentepopulista como
yente de que el
icamericano debi C
que adoptó en la conferencia int ericana de 1940
ción de que los socialistas se habían vendido era tanto más odiosa,
si se recordaba que sólo algunos meses antes, y siguiendo la línea
del Comintem, cl PC había alabado y calificado de progresista la
Política del buen vecino, del Presidente Roosevelt.? Por todo esto,
no cabe sorprenderse de que, en diciembre de 1939, los socialistas
exigieran la expulsión de los comunistas del Frente Popular.
El comportamiento comunista durante el gobierno de Aguirre
Cerda parecía confirmar la opinión muy generalizada entre los
socialistas de que el PC no era capaz de seguir una política mar-
xista coherente, debido a su apego a los dictados de la Tercera
Internacional. En ese caso, se justificaba plenamente que el PS
tratara de convertirse en el único partido marxista que representaba
93
verdaderamente los intereses históricos e inmediatos de la clase
trabajadora. Sin embargo, en lugar de lanzarse en una campaña
masiva de agitación y movilización popular para conseguir ese
objetivo, los socialistas utilizaron el sistema de partidos y el.pro-
ceso político existente para minar la base electoral del PC y dis-
minuir su influencia en el movimiento obrero. En definitiva, no
sólo fracasarían en este intento, sino que descubrirían, hacia 1946,
que estaban políticamente aislados y que su propio caudal de
electores se había reducido de manerasignificativa.
Lospeligros de participar en gobiernos dirigidos por el partido
Radical y de utilizar el proceso electoral para competir con los
comunistas no pasaron desapercibidos en el PS. Cuando Aguirre
Cerda le ofreció algunas carteras ministeriales se produjo un serio
debate La sección juvenil y por lo menos uno de los regionales de
provincia se opusieron firmemente, argumentando que el partido
iaría de su objetivo primordial, que era llevar a cabo la
ieron presente con mucha fuerza que no debía con-
socialista en el gabincte aseguraba
rían leales al programa del Frente
como
raron
de-
20
METI
les durante los primeros
ra í Ríos, pero €en 1943 renunció a ellos con el
fin de abocarse más seriamente a su papel de partido marxista
comprometido con la revolución.Esta medida cra el resultado de
un largo debate iniciado en 1941 y que en muchos aspectos era la
continuación del que habían planteado los No Conformistas en
1938. En el fondo, reflejaba un profundo descontento con el papel
del partido en los gobiernos radicales de Aguirre y Ríos. Había
conciencia, también, de que la rivalidad con los comunistas no
llevaba a ninguna parte, y que ninguno de los dos grupos era capaz
de desplazar al otro. Este proceso de clarificación ideológica cul-
minó en 1945, cuando se adoptó una nueva postura llamada Línea
del Frente del Pucblo. De acuerdo con ella, el partido no se con-
94
centraría ya exclusivamente en la política parlamentarista, sino
queimpulsaría proyectos basados en los intereses de los trabajado-
res.
Esta nueva política no consiguió poner fin a la competencia
con los comunistas, que en ese momento proponían congelar tem-
poralmente la lucha de clases para hacer frente al fascismo. Tras
un reacomodo del Comintern en 1943, el movimiento comunista
internacional proclamó oficialmente la consigna de unidad nacio-
nal y el PC chileno la adoptó con tal entusiasmo, que declaró una
tregua conlos latifundistas y descartó su programa de lucha por la
distribución de la tierra.'* Los socialistas rechazaron con energía
esta nueva actitud conciliadora, siguieron considerándose el único
verdadero grupo marxista y en 1943 rehusaron cortésmente cuando
el PC les propuso fusionarse en una sola organización, con el
argumento de que las condiciones no estaban maduras.
Después del extenso debate que precedió a la adopción de la
Línea del Frente del Pueblo, causó gran Sorpresa que en ene
1946, menos de ocho meses después a
mente, el PS aceptara formar parie del gabi
Duhalde. Con elio, no sólo se renunció a
mulada, sino que se provocóuna
laboral. Era u isi
dicho en el
sus viejos rivales y enfrentaba la competencia de otro secior
lista, creado por su ex-líder, Marmaduque Grove. De ahí que se
pensara que la participación en cl gobierno de Duhalde permitiría
recuperarla anterior fuerza electoral. El razonamiento consistía en
que la política laboral de Duhalde había provocado la división del
movimiento sindical, lo que a su vez llevó al partido Radical a
expulsarlo de sus filas. Los socialistas apoyaron su candidatura a
la Presidencia, suponiendo —cosa que parecía razonable— que
atracría la mayor parte de los votos radicales y recibiría el apoyo
de partidos pequeños, como la Falange Nacional y el partido De-
mocrático. Por desgracia para ellos, esta alianza electoral del “Ter-
cer Frente” no se materializó, pues Duhalde resolvió de pronto
renunciar a la candidatura. El PS quedó aislado y sin candidato.
Tras fracasar en su intento de vencer a los comunistas -
recurriendo a alianzas con partidos no-marxistas, los socialistas
volvieron a sus tácticas de no formar coaliciones con sectores
burgueses. Pero esta vez decidieron elaborar un nuevo programa.
El documento, aprobado en 1947, es interesante porque confirma
la adhesión al marxismo y repudiala línea pro-soviética del partido
Comunista, pero no logra proponeruna alternativa política original
y acorde con las necesidades del país.'” Se rechaza toda forma de
totalitarismo, porser contraria a los principios socialistas, pero no
se abandona el concepto de dictadura del proletariado, que por
cierto es una frase que no aparece en el texto. Y esto se debe a que
el programa discute el tipo de organización social que se obtendrá
cuando el Estado actual se haya disipado, pero no detalla las for-
maspolíticas que se utilizarán durante el período de transición a la
sociedad socialista. Es cierto que se alude al pasar a que los ideales
libertarios del socialismo y el proceso de socialización de la pro-
ducción deben ser compatibles, pero esto no puede interpretarse
a la noción de dictadura del proletariado, que el
coua rdado, no por las formalidades democráticas
gua
) fuerza de las organizaciones de la clase
ayudó a enfrentar
da participación
/ide sea
etivo
cnazas
1 E Y 2nzó González, con
dignidad y madurez. La mayoría de sus militantes se negaron a
secundar al gobierno, comprendiendo que su política estaba impul-
sada por el estallido de la guerra fría y se dirigía no sólo contra el
C, sino contra los sindicatos y contra la izquierda en general.
ni El partido Comunista
La conducta del partido Comunista entre 1932 y 1952 fue, en
muchos aspectos, tan errática comola del partido Socialista. En un
comienzo rechazó cualquier tipo de coalición pero luego cambió
su línea y se convirtió en impulsor entusiasta del Frente Popular.
Sin embargo, la inclinación hacia la política de alianzas no duró
mucho y en 1939 ya tomaba distancias del Frente, para luego
aparecer comoactor principal de unalínea de unidad nacional que
contemplaba una tregua con los partidos de la burguesía, con el fin
de fortalecer la lucha contra el fascismo. En 1945, nuevoviraje,
para intensificar la movilización de masas y formar una alianza
con otros partidos progresistas para realizar una revolución na-
cional burguesa que sería la primera etapa en el camino al socia-
lismo. También esto se abandona en 1947. Siguiendo la línea del
movimiento comunista internacional, el PC aboga por unaretirada
en orden, con el fin de asegurar la estabilidad de las instituciones
democráticas.
Tan drásticos cambios eran en primer término la consecuencia
de la estricta observancia de la siempre cambiante política de la
Tercera Internacional. Pero la causa no estaba exclusivamente alí.
Lo cierto es que la indiscutible lealtad del PC a los principios del
internacionalismo proletario, según lo interpretaban el Co
y el partido Comunista de la Unión Soviética, exacer
notoria el conflicio latente con los socialistas chilenos
factor que probablemente contribuyó a la división
laboral en 1946 y que legó a poner en
el gobierno de
apoyo de la clase trabajadora y verse aisiado de
políticos progresistas que luchaban por la restaureci:
mocracia. :
El retorno a la legalidad no modificó esta postura. En su
conferencia nacional de julio de 1933, los comunistas definieron la
revolución como burguesa y democrática, dirigida contra la oli-
garquía terrateniente y el imperialismo. Se trataba de la primera
fase de un proceso ininterrumpido hacia la revolución socialista.
Por consiguiente, se llamaba a la creación de un frente unido
“desde abajo”, que sería el vehículo para la conquista del poder,
bajo la conducción del PC.'” Era una concepción que no dejaba
lugar para las alianzas con los partidos de la burguesía.
NO
NX
 co-
La reapertura de los canales de participación política de pues, que tanto la organización interna como la conducta del par-
mienzos de la década del 30 parecen haberreforzadoel aislamien- tido al interior del sistema político fuesen similares a las del viejo
to político del partido y sus temores de verse rodeado rápidamente POS. Después de todo, cuando éste solicitó afiliarse a la Tercera
estaban Internacional ya llevaba una década de existencia y había echado
por grupos que utilizaban una retórica de izquierda pero
De ahí que, en la firmes raíces en el movimiento laboral.
resueltos a socavar su plataforma revolucionaria.
conferencia nacional de 1933 se identificara al partid o Sociali sta . El hecho de queel partido Comunista chileno tuviese una só-
zos comuni stas por lida militancia obrera al momento de pedir su ingreso lo diferen-
como el principal obstáculo contra los esfuer
io. El PS ciaba de otros de América Latina y debe haber despertado algunas
construir un partido fuerte y verdaderamente revolucionar
—0 “Grovismo”, como le llamaba el PC— era básica mente un sospechas en el Comintem. También puede que el Comintern haya
con la oligar quía visto. alguna relación entre la debilidad organizativa del partido y
partido burgués que mantenía estrechos lazos
tanto procur aba “for- la existenciade una poderosa fracción trotskysta en su interior. De
terrateniente y el imperialismo y que por lo
allí que, hacia fines de los años 20, y bajo la supervisión del buró
talecer el capitalismo”, como objetivo principal.?
men sudamericano de la Tercera Internacional, se le introdujeran im-
En su conferencia de 1933, el PC reclamó también un re-exa
rren, ex-dir igente y portantes cambios, que le convirtieron en un verdadero partido
del rol desempeñado por Luis Emilio Recaba
del todo, se estuvo leninista. En 1928, cuando este proceso ya casi había ierminado, el
padre fundador del partido. Si no se le repudió
retrasó el Comintern le concedió la calidad de miembro con todos los dere-
cerca: se le describió como un liberal que, de hecho,
o marxis ta- chos. Después de todo esto, y como es natural,
proceso de construcción de un verdadero partid
consist ía en su retornó ala legalidad, su lealta
leninista.? El supuesto liberalismo de Recabarren
interés por formar tica estaba fuera de
participación en la política parlamentaria y en su
aliar s. Lo que es más, Re-

gicamente recha-
robó una reso-
patria que

2d A
Trotsky
. o
de la década del 30, cuando los partidarios

<a
al
ya en 1935 sus alos adicaleslisidente
otro partido. El nuevo grupo no tuvo mucho eco, y
Sin embargo, en El éxito del PS al producir una apariencia de unidad entre los
miembros se habían unido al partido Socialista.
ficac ión— que el partidos izquierdistas no hacía más que subrayar la inutilidad de la
aquellos años el PC debió pensar —no sin justi
La prueba es posición anti-socialista del PC. Por lo demás, las políticas anti-
trotskysmo podía convertirse en una seria amenaza.
candid atos a Obreras del gobierno alessandrista, que trataban con la misma
que cuando el PCy el partido Trotskysta presentaron
la misma canti- dureza a los líderes y trabajadores socialistas que a los comunistas
las elecciones presidenciales de 1931, obtuvieron
habrían de generar una solidaridad a nivel de las bases, que hizo
dad de votos: alrededor del 1 por ciento.
lo anterior que la política del PC resultara todavía más difícil de sustentar.
Hay otro elemento, que no está relacionado con
lista del PC en la
pero puede explicar la vigorosa línea internaciona
el Comin tern. Ya Dada la evolución de las políticas seguidas por la izquierda
década del 30 y es la relación que mantenía con
el partid o Comun is- durante la primera mitad del régimen alessandrista, no cabe sor-
hemos visto que la transformación del POS en
a natural, prenderse de que al PC le resultara tan fácil cambiar su línea en
ta de Chile encontró escasa resistencia interna. Result

99
98
1935, cuando el Comintern convocó a la formación de amplios
frentes anti-fascistas. Puede sostenerse que, si el Comintern no
hubiese dado luz verde a la constitución de alianzas con partidos
burgueses, los comunistas jamás habrían conseguido recuperar la
influencia política que tuvieron en los años 20. Esto nosignifica
quela formación del Frente Popular fuese fraguada por Moscú. La
unidad dela izquierda fue la culminación de un procesoligado a la
evolución de la política interna chilena desde la caída de Ibáñez.
Precisamente, la versión de que el Frente Popular era una criatura
de lá Tercera Intemacional fue divulgada por Eudocio Ravines, un
ex-comunista y agente del Comintern en Sudamérica que pasó
mucho tiempo en Chile trabajando para el partido Comunista.”
Sus puntosde vista llegaron a tener mucha influencia, no sólo por
la importante posición que ocupaba, sino porque su interpretación
coincide con la noción tan difundida de que los frentes populares
eran simples caballos de Troya diseñados para ensancharla in-
fluencia de los partidos comunistas. Recientes investigaciones
históricas han demostrado, sin embargo, que esta versión del papel
desempeñado por el Comintern en la creación del Frente Popular
chilen o era por lo menos exagerada, si no errónea. En efecto, en
poca el Cominiern parece haber tenido mayor preocupación
por lo que ocurría en otros países latinoamericanos, como Cuba y
Brasil, que en Chile, donde se suponía que se estaba ensayando la
gia frent ista. 4
S a Unión Soviética y
optaron por congelar l a lucha de clases, para concentrar los es-
fuerzos en la derrota de las potencias del Eje.% Estos vuelcos
políticos no sólo revivían el conflicto siempre latente con los so-
cialistas, sino que lo intensificaba n, porque en sus afanes de influir
en los acontecimientos domésticos siguiendola s líneas fijadas por
el Comintern, el PC siempre debió enfrentar la oposición del PS. Y
justamente allí se originaban muchos de sus ataques al grupo rival.
Otro ejemplo es lo que ocurrió en 1939, cuando los comunistas
hicieron críticas a la política pro-aliada del gobierno de Aguirre
Cerda atribuyéndola exclusivamente a los socialistas, que eran
calificados de lacayos de los imperialismos norteamericano y bri-
tánico.2 Más tarde, en 1942, después de abrazar la causa aríti-
fascista, buscaron en vano una alianza con el partido Radical y al
100
mismo tiempo se negaron a apoyar la candidatura del líder so-
cialista, Oscar Schnake. En cambio, bajo las banderas del partido
Nacional, se convirtieron en leales partidarios del Presidente Ríos,
que no sólo era un prominente anti-comunista, sino que también
criticaba la alianza de su partido con los marxistas.
Despuésdela conferencia de Teherán, celebrada en 1943 y en
la cual Stalin, Roosevelt y Churchill invitaron a los dirigentes de
otros países a unirse a la familia de las naciones democráticas, al
mismo tiempo que dividieron el mundoen esferas de influencia, el
PC comenzó a coquetear con las ideas de Earl Browder, el líder de
los comunistas de Estados Unidos.” En lo sustancial, abogaba por
mantener el frente anti-fascista de los años de la guerra, bajo el
supuesto de que la colaboración de clases era posible, ahora que el
capitalismo y el socialismo comenzaban a marchar juntos, en pro
de la paz.% Pero los comunistas chilenos no adoptaron el
browderismo como línea oficial y en cambio, siguieron como
siempre la señal emitida por Moscú. En su congreso de 1945
decidieron que ahora era posible trabajar por una revolución de-
mocrático-burguesa, aliándose con otras fuerzas progresistas que
comparticran el objetivo de luchar contra el imperialismo y la
oligarquía terrateniente. En el mismo congreso, el partido resolvió
también desarrollar una vigorosa campaña de masas para fortale-
cer y unir a todos los miembros de las clases opi 2 Estas
resoluciones hicieron posible la participación comunista en el go-
bierno de González Videla.
Si en 1946 cl PC decidi
r una parte, el gobiern Go
parecía resuelto a cumplir las tareas democráticas correspon
tes a la primera fase de la revolución socialista. Por otra, el PS,
cuyo apoyo electoral había caído a un magro 7 por ciento, no
parecía ya una amenaza seria. Pero estos éxitos fueron efímeros. A
poco andar, los comunistas se encontraron fuera del gobierno y del
sistema democrático en general. También debieron hacerfrente al
problema de reconciliar su fidelidad al Comintern con la dinámica
interna del proceso de movilización de masas que habían impulsa-
do contanto éxito. Esta inesperada serie de acontecimientos pro-
dujo el primerquiebre en la disciplina partidaria, desde fines de la
década del 20.
Como ya hemos explicado, el partido tuvo grandes éxitos en
los primeros meses de la administración de González Videla y vio
101
crecer su fuerza electoral, de 10 a 17 por ciento. Desde esta posi-
ción de fuerza, propuso ampliar la participación en cl gabinete a
todas las fuerzas progresistas dispuestas a colaborar en la reali-
zación del programa, comola Falange, por ejemplo.” Sin embar-
go, los radicales rechazaron esta proposición y además pidieron a
los comunistas que abandonaran el gobierno. Este desaire convir-
tió en una burla su presunción de que existían fuerzas progresistas
seriamente dispuestas a cumplir la modesta labor de construir una
verdadera democracia burguesa nacional. Muchos militantes se
indignaronal ver que su partido era obligado a dejar el gabinete en
el momento en que mayor era su popularidad. Para uno de ellos, el
destacado dirigente sindical Luis Reinoso, esto constituía un grave
etroceso. Como una forma de superarlo, sugirió que el partido
tomara la ofensiva y acentuara el proceso de movilización de ma-
sas que había resultado tan exitoso.**
Al PC se le planteó un serio dilema. Su línea política abogaba
porel apoyo a la democracia burguesa, combinado con una táctica
de movilización d Pero la nueva situación hacía imposible
ión de ma cambiar los métodos
Latesis de Reinoso
así demostrar
al vez, derrocar al
Esto fue rechazado
“4. En las nuevas Ccir-
cunstancias, propias de la guerra fría, este llamado significaba una
retirada del movimiento de la ciasc trabajadora, para dar tiempo a
la Unión Soviética, permitiéndole asegurar su hegemonía sobre las
nuevas democracias populares de Europa del Este y alcanzar a los
Estados Unidos en la carrera atómica.” En Chile, la línea del
Cominform significó abandonar la política de movilización de
masas y apoyar el sistema político imperante.
En 1951, mientras el PC concentraba sus esfuerzos en obtener
ei retorno a la legalidad, Reinoso y sus seguidores fueron expulsa-
dos. Para esta época, las restricciones sobre las actividades comu-
nistas habían sido suavizadas de hecho, ya que la proscripción
política no fue abolida hasta 1958. La nueva táctica —luchar por
102
el total restablecimiento de los derechos del partido— estaba en
consonancia con la línea del Cominform y por lo demás, es muy
dudoso que una línea más extrema, comola propuesta por Reinoso,
hubiere triunfado. El movimiento sindical estaba dividido; el
partido Socialista se hallaba fragmentado y el gobierno de Estados
Unidos que seguía muy de cerca los acontecimientos en Chile, no
habría dudado en intervenir para impedir la toma del poderporel
comunismo, tal como haría pocos años más tarde en Guatemala.
En todo caso, en 1951 el PC reafirmó inequívocamente que su
propósito inmediato era alcanzar una democracia burguesa plena,
como una primera etapa en el camino al socialismo.
IV Conclusiones
Las consecuencias de la participación de comunistas y socia-
listas en los gobiernos de coalición que se sucedieron entre 1938 y
fines de la década del 40 fueron negativas, al menos desde el punto
de vista de los ideales del Frente Popular. No hubo una
redistribución sustancial del ingreso en favor de los asalariados; el
crecimicnio de la industria manufacturera fue desigual y se vio
anulado —en general— por una dramática declinación del pro-
ducto agrícola; la dependencia del exterior aumentó y con ello la
i rable a los cambios de la sit
peroa ri s de la década del la rivalid ellos produjo
una división que preparó el terreno para la dictación de leyes
represivas que permanecieron en vigor hasta bien entrados los
años 50.
Tal vez uno de los efectos más desastrosos de la actuación del
PC y el PSenlas alianzas gobiernistas fue que ambos utilizaron en
una u otra ocasión su influencia en el aparato del Estado para
eliminar o destruir al otro. Por ejemplo, durante el régimen de
Duhalde, los socialistas fueron responsables, directa o indirecta-
mente, del encarcelamiento de más de cien comunistas, incluyendo
al director del periódico del partido.* La conducta del PC pocos
meses después, durante la administración de González Videla, fue
igualmente vergonzosa, ya que se empeñaron en atacar a los sin-
103
dicatos controlados porel PS y en hostilizar a los miembros de ese
partido que ocupaban puestos en la burocracia estatal,%
Mirado en perspectiva, podría decirse que todo pudoserdistin-
to si, en lugar de permitir que las pequeñas rivalidades sectarias
dominaran su política, ambos grupos de izquierda hubiesen exi-
gido la completa realización del programa del Frente Popular y
hubieran luchado vigorosamente por extender el derecho al voto y
la sindicalización campesina. Es cierto, por otra parte, que este
fracaso en la realización del programa frente-populista se debió en
gran medida a la formidable influencia que tenían los partidos de
la derecha en la política de aquella época. Su poder reflejaba
claramente cuáles eran los intereses económicos y sociales pre-
dominantes en el país. La derecha contaba con el número de
parlamentarios suficientes para bloquear cualquier iniciativa del
gobierno y no estaba dispuesta a negociar en cuestiones que le
parecían fundamentales. Entre éstas había dos que eran objetivos
importanics del Frente Popular: la sindicalización campesina yla
reestructuración del sistema tributario. La decisión de los partidos
s intereses fundamentales les llevó a
ndo Aguirre Cerda trató de utilizar
presionar al Congreso y obtenerla
cilo estaban señalando claramen-
es tenía precedencia
oc
a
umado de
de i iento de los
icales, qu ovía entre el 18
y el 27 por ciento. Estos Sadieron vencer en tres elecciones pre-
sidenciales consecutivas, gracias a su capacidad para formar coa-
liciones tanto con partidos de la derecha corno de la izquierda. Es
significativo, sin embargo, que a fines de los años 40, cuando su
situación en materia de votos era más favorable no pudieron for-
mar alianzas electorales viables con ninguno de los dos sectores.
Una característica fundamental de las relaciones entre radica-
les y marxistas desde 1932 hasta 1952, fue que el PR nunca intentó
construir una base de apoyo independiente entre los obreros de las
industrias y las minas. El control casi exclusivo de socialistas y
comunistas sobre los trabajadores organizados, más que su poderío
electoral, fue lo que les dio prestigio y acceso al poder político.
104
González Videla reconoció este fenómeno cuando dijo que su
partido había aceptado la alianza con los partidos marxistas, más
que nadaporla influencia de que gozaban entre los sindicatos. A
pesarde esto, el PR no adoptó una actitud pasiva. Por una parte le
interesabarecibir el apoyo de la CTCHy porotra deseaba provocar
conflictos entre los grupos socialista y comunista y al interior de
cada uno de ellos. De esa forma se aseguraba el control y la
dirección de los gobiernos de coalición de la época. Con ese fin,
los radicales se emplearon a fondo para enfrentar a sus aliados y
agudizar las diferencias internas del partido Socialista.
A fines de la década del 40, esta habilidad aparentemente
infinita del partido Radical para explotar las querellas entre los
marxistas llegó a su fin. En 1946, tras la división de la CTCH,
formó una coalición que lucía muy estable, con el PC. Así logró
ganar las elecciones con González Videla, quien juró solemne-
mente, poco después de su triunfo, que no habría poder humano ni
divino quele obligara a romper sus vínculos con los comunistas. %
Menos de un año después, los expulsó de su gobierno, con el
pretexto de que estabantratando de establecer un monopolio sobre
la clase tra bajadora.? Hecho esto, intentó legitiraar su gobierno
entre los trabajadores adoptando medidas que favoreci
CTCHcontrolada por los socialistas. Sin embargo, ya p
tonces la credibilidad de los radicales en el mundo del trabajo cra
muy bajay1Los o del PS que ingresaron al gobierno fueron
Fan
sp
Popular, FRAP. En general, el FRAP constituía un rechaz
política de coaliciones que prevaleció entre 1932 y 1952.
105