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“TA OWN?
ARTHUR MILLER
LA MUERTE
DE UN VIAJANTE
EDITORIAL LOSADA, S.A
BUENOS AIRESPERSONAJES
(Por eden de eparicin)
Wrisy Lowey
Lixo
Birr
Harv
Benwano
La MUgeR
Cuanuey
Tio Bex
Howano Wacwen
Jexny
Staxtey
SeSonrra Fonsyrie
Lerra
Estrenada por Kermit Bloomgarden y Walter Fried,
fen el Morosco Theatre de Nueva York, el 10 de febrero
de 1949
La accién se desarrlla en la casa y el patio de Willy
Loman y en varios lugares que éste visita en el Nueva
York y el Boston de hoy.
En toda la pieza, en las indicaciones de escena, ize
quierda y derecha son las del escenario.
Primer acto
Se oye una melodia tocada por una flauta, Es una
risica leve y fina que habla de hierba, de érboles, de
Se cata ten
"Ante nosotros, la. cava del Vajante. Se perciben, trax
ella, cereindola por todos lados, formas alias y angula
res: Solo la lz azul del ceo lega ala cava yal prosce-
‘io; la zona eiroundante muestra un dspero resplandor
Ginaranjodo. Cuondo se hace mds luz, vemos una maciza
mmole de casas de tos alrededor de la casita
ae frdgil aspect. El ambiente del lugar ex el de un sue-
fo, de un suefo que surgiera de lo realidad. La cocina
en el centro parece bastante real, pues hay nella wna
‘mesa con trersllas y una heladera. Pero nose cen dt
owas. Al fondo de la cocina, hay wna puerta con cor
tna que conduce la sala.'A la derecha de la cocina, a
Detrés de la cocina, a un nivel unos dos metros mds
alto, est el dormitorio de los chicos, ahora apenas vist
i, desde la cocina, dibujando wna curva, una excalera
‘Las decoraciones som por doquiera 0 en algunos luga-
tres parcialmente transparentes, El tejado tiene una solaciudad. Siempre que ta acelin ex en presente, los
‘actores respetan los muros imaginarios y entran en la
‘casa tinicamente por su puerta de la izquierda. Pero, en
las escenas que se refieren al pasado, estos lindes que-
dan rotos y los personajes entran o salen pasando “a
traced un aro al prowena
Way Loman, el viajante, entra por la derecha, com
dos grandes maletas de muestras. La flauta sigue t0-
cando. Wry la oye, aunque sin darse cuenta de ello.
Su agotamiento es manifesto hasta cuando cruca la ex
cena hacia la entrada de a case. Abr la puerta, era
en la cocina, deja su carga con altio y palpa sus pal-
‘mas doloridas. Deja escapar wna palabra en un suspiro:
podria ser “jCielos! jOh, cielos...!" Cierra la puerta
¥y luego Weva las maletas a la sala por ta puerta de la
‘cocina que la cortina oculta
Linpa, su mujer, se ha agitado en la cama de la de
recha. Se levanta y'se pone una bata, a a escucha. Ale-
sere por lo general, ha adquirida el hdbito de reprimir
con voluntad de hierro sus reparos a la conducta de
Wruty. Hace més que quererle. Le admira, como si el
natural vivo, el genio, [os grandes sues y las menudas
‘crueldades de su marido fueran para ella tinicamente la
recordaciém costante de las turbulentas ansias que
WaLLy siente, unas ansias que ella comparte, aunque
carezca de temperamento para expresarlas y seguirlas
hasta el fir
Lixpa (al ofr a Witty en la casa, lama con clerta an-
austin). Willy!
Witty. — No past nada. He vuelto.
Lina. — ¢Por qué? 2Qué ha pasido? (Breve pausa)
alla succdido algo, Willy?
WibLy. — No, no ha sucedido nada.
Lapa. — Es que has choeado, Willy?
Witty (con irritacién natural). — Hle dicho que no ha
sucedido nada. ;No me has ofdo?
Lanpa. — ¢No te sientes bien?
WILLY. — Estoy muerto de cansanc, (La fata se ha
w
deseanecido. Wi. se sienta en la cama, junto a su
‘esposa, como entumecido.) No pude seguir, Linda
Sencillanente, no pude
Lina (cor. suo cludado, con delicadeza). — ,Dénde
cestuviste todo el dia? Thenes malisima cara,
Wuny. — Pui hasta un poco mas alld de Yonkers. Me
detuve para tomar una taza de café. Tal ver fue el
cal.
Lana. — Qué?
War (tras wa pausa).—De pronto me fue impost
ble condaci. El coche se me tba. ¢Comprendes?
Lina (tratando de ayudarle). —jOb! Tal ver fue de
nuevo esa direccién. No creo que Angelo entienda
muy bien el Studebaker. 7
Winx. — No, soy yo, soy yo. De pronto, advierto que
voy a ca cien por hora y no me puedo acordar nada
de los iitimos cinco minutos. Estoy... Se dirta
‘que no pedo Bijar mi atencién,
LiNDA. — Tal vez sean tus lentes.
te pusieran lentes nuevos.
Witty, — No, veo muy bien. Volvt a quince por hora
‘Tardé casi cuatro horas desde Yonkers.
Lanna (resignada).— Bien, tendris que descansar,
Willy. No puedes continuar as.
Witty. — Acabo de volver de Florida,
Lava. — Pero no descansé tu cabeza. Tu cabeza tra:
baja demasiado y es la cabeza lo que importa, que-
ride,
iste a que
WHLLy. —Saldré por la mafiana. Tal ver me sienta
‘mejor por la mafiana, (Linpa le estd quitando los 2a:
patos.) Estos malditos soportes del arco me estin ma-
tando
Linps. —Toma una aspirina, 2Quieres que te traiga
ina aspirna? Te aliviar.
Winty (refeerionando). — tha en el coche, ¢sabes? Y el
dia estaba lindisimo. Hasta contemplaba el. paisae,