"Nadie es la patria, pero todos lo somos", escribió Borges.

Y hoy, en este día de la escarapela, reflexiono sobre cómo se siente esa patria en mi pecho.

No es un orgullo brusco y abrasador, sino una llama tranquila y constante.

Es la determinación de mirar hacia el futuro y ver oportunidades en lugar de obstáculos.

Es el deseo de unirnos en vez de dividirnos, de levantarnos juntos en lugar de caer solos.

Es el compromiso con el sueño compartido de una patria justa, libre y próspera.

La patria no se limita a un lugar, es algo que llevo conmigo, incluso si me alejo de Argentina.

Es el amor por mi tierra, mis raíces, mi cultura y mi gente.

Pero también es la capacidad de construir un futuro mejor dondequiera que vaya.

La patria vive en mi corazón y se refleja en cada acción que tomo.

Celebremos hoy la patria que llevamos dentro y la oportunidad de hacerla crecer aún más.