LAS MIGRACIONES DE LOS INSECTOS
Las migraciones son factores ecológicos que pueden
influir en la dinámica de una población animal. Se en-
tiende por migración al desplazamiento de una pobla-
ción que se produce desde el lugar de origen hacia otro
destino y que conlleva un cambio de la residencia habi-
tual, para el caso de los animales con especies migrato-
rias, implica un cambio de su hábitat natural.
Los insectos son uno de los grupos animales en don-
de se han evidenciado migraciones. Estas migraciones
generalmente responden a movimientos estacionales.
Se conoce en la naturaleza que especies de libélulas, es-
carabajos, mariposas y polillas, de las hasta el momento
descubiertas, realizan migraciones.
La distancia que recorren en los desplazamientos puede
variar de una especie a otra, pero en la mayoría de los
casos estos movimientos implican la participación de
un gran número de individuos. En algunos casos los in-
dividuos migran en una dirección de la que no pueden
volver, mientras que la próxima generación puede tener
la capacidad de migrar en la dirección opuesta, es decir,
pueden volver al lugar de donde iniciaron la migración.
Todos los insectos se desplazan en alguna medida. Este
rango de movimiento puede variar desde unos pocos
centímetros para algunos insectos pequeños como
chupadores de savia o pulgones sin alas, a miles de kiló-
metros en el caso de otros insectos como las langostas,
mariposas y libélulas.
La migración de insectos más conocida y documentada
es la migración que realiza la mariposa monarca, la cual
lleva a cabo un largo viaje desde el sur de Canadá hasta
los sitios de hibernación en el centro de México, don-
de pasan el invierno. Durante la fase final del invierno
y el principio de la primavera, las mariposas monarcas
adultos abandonan las áreas colonizadas en México y se
dirigen a diferentes puntos hacia el Norte. Se produce el
apareamiento y las hembras comienzan la búsqueda de
plantas hospederas para poner sus huevos. Las orugas
nacen y se desarrollan en adultos que se mueven hacia
el norte, donde más descendientes pueden llegar tan
lejos como el centro de Canadá, para luego comenzar
de nuevo el próximo ciclo migratorio.
Muchas especies migratorias de insectos tienden a te-
ner dentro de su población dos formas de individuos.
Aquellos especializados para la migración caracteriza-
dos por presentar alas bien desarrolladas; y aquellos
denominados individuos residentes los cuales se carac-
terizan por presentar un tamaño corporal menor y alas
reducidas. Este fenómeno se conoce como polimorfis-
mo de migración.
La migración es un proceso que implica un gran gasto
de energía, lo que ha sido tema de estudio dentro del
contexto de las estrategias de vida de las poblaciones
migratorias. Algunos especialistas han sugerido que
las adaptaciones para la migración serían más óp-
timas para los insectos que viven en hábitats
donde los cambios estacionales limitan la
disponibilidad de recursos. Otros han su-
gerido que las especies que viven en
hábitats ubicados en islas aisladas son
más propensas a desarrollar estrate-
gias migratorias.
Se ha demostrado que los insectos
migratorios utilizan el viento para
llegar a su destino. Por ejemplo
las mariposas y las polillas utilizan
sofisticados métodos para encon-
trar las corrientes de viento que les
llevarán en diferentes direcciones
a miles de kilómetros de distancia.
Estas pequeñas criaturas viajan con
ayuda de los vientos a una velocidad
cercana a los 100 km/hora y utilizan brú-
julas internas para encontrar este movi-
miento rápido que les llevará al final de su recorrido. La
mayoría de los insectos utilizan el mismo método para
evadir el invierno y viajar hacia lugares más templados, y
de esta manera en la siguiente temporada, poder volver
a realizar el mismo recorrido.
A diferencia de otros organismos que realizan grandes
migraciones como las aves, las cuales regresan al pun-
to de partida tras cada ciclo migratorio, son pocas las
especies de insectos que cierran un circuito. La mayoría
de los insectos migratorios se reproducen a lo largo del
camino y cubren una ruta a lo largo de varias generacio-
nes. De esta manera, el individuo que regresa al punto
de partida del ciclo migratorio es un descendiente del
que lo inició. En contraste con las aves, los insectos no
conocen el camino de regreso, nunca lo han recorrido
antes y es probable que no lleguen a completarlo ni si-
quiera en una dirección.
En muchos casos, cuando los insectos realizan migra-
ciones lo hacen en grandes cantidades. A pesar de su
pequeño tamaño y peso, su biomasa de migración pue-
de superar a la de algunos vertebrados migratorios. Por
ejemplo un enjambre de libélulas puede migrar con
4.000 a 6.000 millones de individuos, pesando 4.000
toneladas. En contraste las garzas pueden migrar en
bandadas de 450.000 individuos, teniendo un peso de
aproximadamente 1.500 toneladas. Las langostas alcan-
zan a tener en sus migraciones hasta 100.000 millones
de individuos, los cuales migran entre África, el Medio
Oriente y Asia, teniendo una biomasa que supera las
200.000 toneladas.
Durante su ruta de migración, los insectos interactúan
con el ambiente. Por ejemplo, pueden servir como ali-
mento de aves migratorias, controlar plagas o trans-
mitir enfermedades. La mariposa monarca se detiene
en el camino, dejando sus huevos a lo largo de la ruta
con diferentes niveles de éxito. Al no requerir atención
por parte de los padres, los huevos pueden dejarse en
la ruta, aumentando así las probabilidades de supervi-
vencia. Independientemente del lugar en donde fueron
depositados, las mariposas monarca emergerán genéti-
camente programadas para seguir la ruta de sus padres.
Además de la importancia que tienen las migraciones
de insectos y otros animales para la agricultura y la salud,
hoy en dia están adquiriendo una especial importancia
debido a los fenómenos de cambio climático. Las mi-
graciones de los animales están íntimamente ligadas a
las estaciones y a la temperatura, debido a que el clima
determina la disponibilidad de alimento, los vientos y
demás condiciones ambientales. Por otro lado, en mu-
chas especies de animales, sobre todo de especies de
insectos, no es la posición del sol sino la temperatura
la que determina el inicio de una migración. El calenta-
miento global genera cambios en la temperatura, lo que
hace que ciertas migraciones se desplacen de un lugar a
otro, alterando así todo un ecosistema.