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MAYORDOMÍA INTEGRAL

Sesión 08: Mayordomía de la Personalidad


Introducción

Cuando una persona recibe a Jesucristo como Señor y Salvador de su vida todo cambia.
Todos somos diferentes, pero desde que nacemos se despunta lo que será nuestra
personalidad. Los pensamientos, sentimientos, actitudes y hábitos reflejan la conducta
de cada individuo. Es nuestra responsabilidad parecernos cada día más al Señor, por lo
tanto, los elementos que constituyen nuestra personalidad, dada por Dios, deben ser la
manifestación del buen uso y desarrollo de nuestro carácter. Lo único que nos
llevaremos al cielo será nuestro carácter.

1. Definición de la personalidad

Primero debemos de definir la personalidad como:

“Es un conjunto de características o patrones que definen a una persona, es decir, los
pensamientos, sentimientos, actitudes y hábitos y la conducta de cada individuo, que
de manera muy particular, hacen que las personas sean diferentes a las demás.”

La manera en que cada ser pensante actúa sobre situaciones diversas nos dice algo sobre
su personalidad, en otras palabras, es el modo habitual por el cual cada ser piensa,
habla, siente y lleva a cabo alguna acción para satisfacer sus necesidades en su medio
físico y social. Ahora debemos definir el carácter como:

“La tendencia hacia un tipo de comportamiento que manifiesta la persona. Todos los
elementos que integran el carácter se organizan en una unidad que se conoce como
estabilidad y proporciona al carácter coherencia y cierto grado de uniformidad en sus
manifestaciones, con los cambios lógicos que ocurren a lo largo de la vida.”

Resumiendo, el temperamento es la combinación de rasgos con los cuales nacemos; el


carácter es nuestro temperamento "civilizado"; la personalidad es el "rostro" que
mostramos a los demás. Podríamos decir:

La personalidad = Temperamento + Carácter

https://www.ecoportal.net/econciencia/vida-consciente/test-para-descubrir-tu-
temperamento/

2. El propósito de nuestra personalidad

Dios nos ha repartido su gracia y nos dado diferentes temperamentos a cada uno, pero
¿Esto tendrá algún propósito? ¡Claro que sí!, Dios nos ha dado diversidad de
temperamentos para cumplir diversos objetivos que tienen una sola finalidad: “para
que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en
él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.” (2 Tes. 1:12).

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Cada uno de los siervos usados por Dios, tuvieron un temperamento diferente y vivieron
circunstancias distintas, pero eso les ayudo a cumplir el plan divino de Dios en dos
momentos y circunstancias diferentes. Ejemplo: Moisés (Ex.3: 4-6; 4:10-17) y David (1
Sam 16:11-12) tuvieron personalidades muy diferentes, sin embargo, los dos fueron
grandes instrumentos en las manos de Dios.

“Estoy casi convencido que la tarea que le dio Dios a Moisés, David nunca
lo hubiera podido cumplir, ellos eran diferentes y tendrían tareas
diferentes y Dios los hizo así para cumplir sus propósitos eternos.”

No debemos menospreciar el temperamento que Dios nos ha dado, sino buscar el


propósito de Dios en todo ello, tenemos un Dios grande que desea usarnos para cosas
grandes, pero con objetivos diferentes para cada uno.

“Todos tenemos un mismo propósito glorificar a Dios, pero para cumplir


ello Dios nos usa de distintas maneras, porque somos diferentes.”

3. Administrar bien la personalidad

A. CONOCER NUESTRA PERSONALIDAD

“…aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón…” Mateo 11:29

Jesús conoce como es su personalidad y se define “como manso y humilde de


corazón”, y aunque en lo que respecta a Jesús es muy difícil poder identificar el
temperamento más sobresaliente, consideramos que por su equilibro Él pudo
haber tenido los cuatro (sanguíneo, colérico, melancólico, flemático) en un
balance perfecto (aunque Jesús fue completamente hombre no podemos
encasillarlo en pensamientos humanos porque Él también es Dios).

Al igual que Jesús para nosotros debe ser importante conocer qué tipo de
personalidad tenemos, nuestra personalidad como ya hemos indicado, está
compuesta por nuestro temperamento que es la parte genética y no variable,
pero si controlable, y por el carácter que son nuestras actitudes frente a las
circunstancias, el ambiente y todo lo que hemos desarrollado teniendo como
base nuestro temperamento. Por ende, debemos conocer cuál es nuestro
temperamento y las virtudes y los defectos que este tiene, y también nuestro
carácter y las fortalezas y debilidades del mismo.

Existen diversos test que nos pueden ayudar, pero lo importante es reconocer
que tipo de personalidad tenemos y aceptarnos tal y como somos y ser
agradecidos con Dios por la personalidad que nos ha dado:

“Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor
Jesucristo”. Efesios 5:20

B. SOMETER NUESTRA PERSONALIDAD

“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”. 1 Corintios 11:1

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Si bien es cierto que debemos agradecer a Dios por la personalidad que


tenemos, no debemos quedarnos ahí, como si ella fuera perfecta o no
necesitaríamos cambiar nada en ella, cuántas veces hemos escuchado frases
como: “Yo soy así, nadie me va cambiar”, “Tienes que aceptarme tal y como
soy”, “Yo soy como soy”, etc. Y aunque es cierto que debemos aceptar a las
personas y a nosotros mismos como somos, los creyentes no podemos ser
indiferentes a los errores de nuestra personalidad, debido a que debemos ser
imagen de Cristo como dice Pablo y además debemos reconocer que estamos
en un proceso de santificación. Dios tiene que moldear muchas cosas en
nosotros.

“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la


perfeccionará hasta el día de Jesucristo”. Filipenses 1:6

Por ello debemos someter nuestra personalidad a la personalidad de Cristo,


cada día de nuestra vida, debemos buscar en oración a Dios para que nosotros
mengüemos y Cristo crezca, sólo sometiendo nuestra personalidad a la de
Jesús estaremos cumpliendo una correcta mayordomía de nuestra propia
personalidad a tal punto de exclamar como Pablo “Ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí.”

“El mundo necesita ver la personalidad de Jesús en nuestras vidas, sólo eso
causará el mismo impacto de Jesús causo.”

C. CONOCER LA PERSONALIDAD DE LOS DEMÁS

No sólo es importante conocer nuestra personalidad, y someterla a la de Jesús,


sino conocer también la personalidad de mi prójimo, pero ¿Con qué fin?, con
el fin de comprenderlo y ayudarlo, porque el cuerpo no es sólo la mano sino
todos los miembros, y todos debemos ayudarnos para nuestro crecimiento.

De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas
que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
crecimiento para ir edificándose en amor. Efesios 4:16

Debemos de preocuparnos por los hermanos, el poder de la iglesia no está en


nuestros “grandes representantes” sino en la unidad de la iglesia, por tanto,
debemos clamar como dijo Pablo:

“Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea
formado en vosotros”. Gálatas 4:19

La personalidad de Cristo debe de ser formado en la vida de cada miembro de


nuestra iglesia y es nuestra clara responsabilidad ello, a pesar de lo que pueda
costar, es parte del segundo gran mandamiento que nos enseñó nuestro Señor
Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

“Nuestra responsabilidad como miembros de la iglesia de Cristo, es que todos


los miembros puedan mostrar la personalidad de Cristo”

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Conclusiones

1. Juan 12:24, Rom 6:3-4, Ga 2:20 Debemos preocuparnos por conocer nuestra
personalidad y someterla a la personalidad de nuestro Señor Jesús.

2. 1 Cor 11:1; 2 Tim 1:3-6; Ga 4:19 Debemos preocuparnos porque Cristo no sólo sea
formado en nosotros sino también en cada miembro de nuestra iglesia.

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