Liderazgo

Liderazgo, Ética y Responsabilidad

Social de las Empresas
CONTENIDO
1. Introducción.

2. Liderazgo. Una aproximación conceptual.

3. Liderazgo en las empresas.

4. La importancia del líder en la dirección de empresas.

5. Resumen.

6. Bibliografía.

Introducción
A lo largo de la historia, en cada una de las distintas
civilizaciones se ha identificado y se ha señalado a
distintas personas que han sido capaces de inspirar y
guiar a grupos de personas, influyendo en estos para
lograr un propósito que todos pretendían lograr. Este
tipo de personas han sido y son reconocidos como
modelos de referencia y como líderes.
El concepto de liderazgo se fundamenta, en general, a
partir de la capacidad que tiene un ser humano de influir
positivamente en otros seres humanos para lograr una
finalidad, cualquiera que sea. En este marco conceptual,
un breve análisis histórico permitiría relacionar las
actividades desarrolladas por esas personas que
han influido en el desarrollo de la humanidad, con sus
cualidades, capacidades y habilidades.
En efecto, el término de liderazgo ha ido asimismo
evolucionando a lo largo del tiempo, de igual forma que
las sociedades se han ido transformando. No obstante,
conforme con lo anterior, el término ha ido cambiando
a lo largo de la historia, a medida que las sociedades se
han ido transformando y, con ellas, han ido cambiando
los parámetros sociales por medio de las cuales se
interpreta el concepto de liderazgo. De hecho, el concepto
de liderazgo aún se sigue evolucionando en la actualidad.
Así por ejemplo, siguiendo al profesor Javier Fernández
Aguado, todos los tiempos han sido complejos, si bien
la gran diferencia en el momento presente es que, se es
más conscientes de la fragilidad y los seres humanos
se obsesionan en buscar entornos de certidumbre
para buscar un futuro inalterable que les facilite tomar
decisiones, sin darse cuenta que sólo desde la humildad
se consigue un liderazgo capaz de adoptar decisiones
consistentes que permitan a cualquier persona liderar,
con más motivo si esta tiene responsabilidades.
Aunque a lo largo de la historia ha existido multitud de
definiciones acerca del término liderazgo, es importante
destacar cómo en la Roma clásica ya se prestaba
especialmente importancia al término de liderazgo,
vinculada a dos componentes:
• Potestas, o poder de una persona que alcanzaba
por su rango.
• Auctoritas, el reconocimiento que una persona
genera con independencia del puesto que ocupe.
Dado el presente tema se abordará los siguientes
objetivos:
• Analizar el concepto de liderazgo y su importancia
en la sociedad.
• Identificar la importancia del liderazgo en las
empresas.
• Identificar y estudiar el liderazgo directivo.
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Liderazgo. Una aproximación
conceptual
El concepto de liderazgo se
fundamenta, en general, a partir
de la capacidad que tiene un ser
humano de influir positivamente
en otros seres humanos para
lograr una finalidad, cualquiera
que sea.”
Una primera aproximación al concepto de liderazgo
en su concepción más reciente se puede vincular al
estudio que sobre este término realizó Kurt T. Lewin,
profesor, psicólogo y filósofo alemán nacionalizado
estadounidense, que ha sido reconocido como uno de
los pioneros en la disciplina de la psicología social.
Las investigaciones del profesor Lewin en torno al
concepto de liderazgo le llevaron a identificar tres
tipos distintos de liderazgo en entornos relacionados
con el management organizacional. Estos tres tipos
de liderazgo son el autoritario, el democrático y el
denominado “laissez-faire”. Si bien todos presentan
sus propias ventajas y desventajas, Lewin afirmó que el
liderazgo democrático es el más efectivo de los tres.
Liderazgo autoritario, el que tiene
un carácter dictatorial
Según el profesor Lewin, en entornos de trabajo
autoritarios el líder monopoliza la toma de decisiones.
Se trata de un tipo de líder que establece desde los
roles de los subordinados, las técnicas y métodos
que deben seguir para completar sus tareas, hasta las
condiciones en que se desarrolla el trabajo. Se trata de
un estilo de liderazgo muy extendido en la mayor parte
de organizaciones, en especial las más jerarquizadas y
tradicionales.
Para Lewin este tipo de líder no siempre genera un
entorno socioemocional desagradable, toda vez que,
si bien con este tipo de liderazgo las críticas a los
empleados pueden llegar a ser habituales, también es
habitual el reconocimiento a los empleados. En este tipo
de liderazgo, los líderes apenas participan en realización
de tareas laborales.
Este tipo de liderazgo según Lewin conlleva el riesgo
de que se produzca una “revolución” por parte de los
subordinados, riesgo que será tanto mayor cuanto mayor
sea el carácter autoritario del líder.

Liderazgo democrático, un tipo
de liderazgo en el que se toman
decisiones de manera colectiva
El estilo democrático que describió Lewin es muy distinto
al anterior. Los líderes que siguen este tipo de conducta
o este patrón no toman las decisiones solos. Por el
contrario, las decisiones surgen como resultado de un
proceso de debate colectivo y el líder interviene con un rol
de experto que aconseja/recomienda a los subordinados,
pudiendo intervenir en la decisión final si es necesario.
Liderazgo “Laissez-faire” o
“dejar hacer”, en el que el líder
realiza una supervisión mínima
de las tareas que realizan los
subordinados
El concepto “laissez-faire” o “dejar hacer”, se podría interpretar
asimismo como un enfoque de “no intervencionismo” o
“liberalismo”, utilizado por el propio Lewin. En este tipo de
liderazgo, los líderes dejan que sus subordinados tomen sus
propias decisiones, incluso aunque no necesariamente se
deban responsabilizar de los resultados alcanzados.
En general, se considera que este último tipo de liderazgo es el
menos eficaz de los tres, toda vez que puede llevar a mermas
en la productividad de la empresa y en ocasiones es necesaria
una mayor proactividad por parte del líder. No obstante, este
tipo de liderazgo funciona bien en determinados entornos,
por ejemplo, cuando es necesaria mucha comunicación entre
los trabajadores, o cuando los subordinados son personas
capaces y con un alto nivel de motivación.
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De acuerdo con las investigaciones aplicadas del profesor
Lewin, la mayoría de las personas prefieren el liderazgo de
tipo democrático por encima del resto, sobre todo cuando
han tenido malas experiencias con uno de estos estilos.
Por su parte, el liderazgo democrático conlleva también
ciertos riesgos, como por ejemplo el riesgo de que se
produzca una pérdida de eficiencia, especialmente en
relación con la toma de decisiones colectivas.
Liderazgo en las empresas
Se puede argumentar que el liderazgo empresarial consiste
en la habilidad o proceso por medio del cual una organización
empresarial es capaz de influir en su entorno para conseguir
llevar a cabo sus objetivos, llegando a satisfacer al mismo
tiempo las necesidades corporativas.
Este concepto de liderazgo empresarial lleva implícita, en
primer lugar, la capacidad de la empresa para identificar una
misión y una visión estratégica que le permita desarrollar
esa capacidad de liderar en un entorno actual, cada vez
más global a la vez que incierto.
Asimismo, esta conceptualización del liderazgo en la
empresa incluye la capacidad de la organización de
desarrollar al máximo el potencial de la organización y de
las personas que trabajan en la misma.
Lo anterior justifica la importancia y al mismo tiempo la
necesidad del liderazgo en las empresas, y por ende, de
poder contar con líderes.

Características del liderazgo
empresarial
A continuación, se identifican algunas de las principales
características del liderazgo empresarial:
a) Visión de futuro: Las empresas líderes tienen clara
su visión a largo plazo y son capaces de alinear
perfectamente su misión, sus principios y sus
valores, a esa visión de la organización, haciendo
partícipes a todos sus grupos de interés.
b) Estrategia: El liderazgo empresarial requiere, como
en otros ámbitos, de una estrategia corporativa, bien
diseñada y planificada, que permita un desarrollo
metodológico alineado con su visión.
c) Escucha activa: Las empresas líderes son aquellas que
mantienen una escucha activa permanente, un “radar”
que les permite identificar riesgos, oportunidades y en
consecuencia tomar decisiones a corto, medio y largo
plazo.
d) Disciplina: El liderazgo empresarial requiere de una
mínima disciplina organizativa y metodológica para
poder avanzar en el proyecto corporativo, en la misión
y en la visión.
e) Honestidad y humildad: Sólo se concibe el liderazgo
empresarial desde la honestidad, y la humildad,
factores íntimamente relacionados con la necesaria
integridad y ética que toda empresa debe incorporar
a su identidad.
f) Capacidad de resolución: Las empresas líderes
son capaces de tomar decisiones en un entorno de
incertidumbre en el que se exige inmediatez, eficiencia,
flexibilidad, adaptación al cambio y competitividad.
g) Comunicación e imagen reputacional: Las empresas
líderes incorporan a su estrategia la comunicación
corporativa, tanto a nivel interno como a nivel externo,
orientada siempre hacia sus grupos de interés. Son,
además, capaces de generar impactos positivos
derivados de su actividad y generan confianza en sus
respectivos entornos.
h) Innovación y emprendimiento: El liderazgo de las
empresas requiere de la incorporación, en su forma
de funcionar, de una cultura de innovación y de
emprendimiento constantes que les permite avanzar
proactivamente, por delante de las empresas de su
entorno.
i) Motivación: Sólo desde la cultura de la motivación
es posible conseguir un liderazgo corporativo.
Las empresas líderes están permanentemente
motivadas, incluso a pesar de realizar sus
actividades en entornos de incertidumbre.
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Siendo las anteriores, algunas de las principales
características del liderazgo empresarial, lo cierto es
que, dependiendo de la tipología de la empresa y del
negocio, de su dimensión organizativa, así como de su
estrategia corporativa, unas empresas darán más valor
que otras a algunas de estas características. Lo anterior,
determinará el tipo de liderazgo que cada empresa
puede llegar a conseguir, de ahí la importancia de
identificar en ésta a través de qué habilidades y/o
procesos, la empresa será capaz de influir en su entorno
y generar impactos positivos a través de su capacidad
de liderazgo.
Responsabilidades del líder
El liderazgo en la empresa es imprescindible porque es
lo que hace posible, en gran medida, la alineación de la
misión y la visión de la empresa. Como un capitán de
avión o un capitán de barco, que son los más importantes
de toda la tripulación, o el director de una orquesta es el
más importante de toda la orquesta, el papel del líder es
fundamental en las empresas.
Dependiendo del tamaño de la empresa, así como de
su configuración, la figura del líder en una empresa
coincide con su propietario, o si ésta es muy grande,
con el máximo directivo responsable que la dirige. Es,
en estas personas, donde recae un liderazgo que es
imprescindible, por varias razones.
1. Visión: Las empresas deben contar con una misión
que permita identificar el rumbo hacia el que éstas
se dirigen. Uno de los primeros elementos que
no puede faltar en un buen líder es la visión de
futuro. La visión del líder se traduce así en la visión
de la empresa y, por tanto, en el liderazgo de la
empresa. Como en el caso de las personas, esta
es una de las diferencias esenciales entre lo común
o corriente y lo distinto, en términos de liderazgo.
Los líderes, sean personas físicas o jurídicas,
tienen la capacidad de prever qué va a suceder y
de planificarse para afrontar los retos del futuro.
Esto es lo que permite a las empresas estar
siempre avanzando, cumpliendo objetivo tras
objetivo.
2. Empatía: Otro aspecto muy importante en el ámbito
del liderazgo es la empatía. Ésta es imprescindible
para que el ambiente en la empresa sea lo más
reconfortante posible, y asimismo en su entorno, a
través de la empatía que ésta genera en los grupos
de interés. Derivado de ello, los trabajadores se
sienten cómodos trabajando en la empresa, aumenta
su prestigio y el reconocimiento por parte de los
grupos de interés, que además transmiten una mayor
confianza en la empresa, etc.

3. Capacidad de adaptación. En el contexto actual, es
esencial que las personas sean capaces de trabajar
en entornos cada vez más multidisciplinarios, lo que
a su vez requiere la capacidad de trabajar en equipos
y, por ende, de liderar grupos y equipos de trabajo,
por ejemplo. En el ámbito de la empresa, sucede
algo similar, por cuanto la capacidad de liderazgo
se mide asimismo a través de la capacidad de
generar acuerdos con terceros, sinergias y ventanas
de oportunidad a través de la colaboración y del
liderazgo proactivo de las empresas.
4. Dinamismo: Es esencial que un líder sea capaz de
innovar y de emprender continuamente. El contexto
actual ya no es estático, sino dinámico, y se
requiere flexibilidad y dinamismo para adaptarse y
evolucionar en con entorno en ocasiones inestable.
Como en el caso de las personas, las empresas
líderes deben ser capaces de adaptarse y pivotar
continuamente, dando respuesta a las situaciones
que se devienen y seguir avanzando en un entorno
de incertidumbre.
Si bien es imprescindible para cualquier empresa la
capacidad de contar con el liderazgo necesario para
crear la empresa y hacerla crecer en sus inicios, no
es menos importante que exista ese liderazgo en la
empresa una vez ésta se haya estabilizado, cuando
afronte el proceso de escalabilidad y de crecimiento
orgánico, así como incluso en los momentos más duros.
En esencia, el liderazgo es un elemento imprescindible
en el mundo de la empresa. Una empresa sólo podrá
liderar si cuenta en su organización con uno o varios
líderes que le permitan afrontar constantemente los
retos a los que se enfrenta.
Se puede argumentar que el
liderazgo empresarial consiste
en la habilidad o proceso por
medio del cual una organización
empresarial es capaz de influir
en su entorno para conseguir
llevar a cabo sus objetivos,
satisfaciendo al mismo tiempo
las necesidades corporativas.”
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La importancia del líder en
la dirección de empresas
En la Roma clásica se prestaba especialmente importancia
al concepto de liderazgo vinculado a la responsabilidad y
a la toma de decisiones. Para ellos, el liderazgo era una
habilidad conformada por los siguientes componentes:
• Potestas, o poder de una persona que alcanzaba
por su rango, el poder político capaz de imponer
decisiones mediante la coacción y la fuerza.
• Auctoritas, un poder moral, basado en el
reconocimiento o prestigio de una persona, esto
es el reconocimiento que una persona genera con
independencia del puesto que ocupe.
Ambas conformaban dos de las tres maneras distintas1 de
interpretar el poder, junto al imperium, que se identificaba
como el poder absoluto propio de quienes tenían en Roma
capacidad de mando.
En los dos primeros conceptos (la potestas y la
auctoritas), descansaba en el equilibrio del Estado
Romano.
En lo que respecta a la identificación del término del
liderazgo a partir de la estructura de poder que existía
en la Roma clásica, la auctoritas hace referencia a un
poder no vinculante pero socialmente reconocido. Era
básicamente propiedad de los miembros del Senado
y de los juristas, aquellos estudiosos o “sapientes” del
Derecho, que debido a su capacidad y reputación eran
requeridos para interpretarlo. Tenían la capacidad moral
para emitir una opinión cualificada sobre un asunto.
Aunque hay que aclarar que esa decisión no era vinculante
legalmente, ni podía ser impuesta, por lo que cuando
alguien era investido de auctoritas, era obedecido, no
porque pudiera imponer sus decisiones, sino porque, en
teoría, sus decisiones eran sabias y justas.
Por el contrario, la potestas era propia de los magistrados,
nombrados y dependientes de la autoridad estatal, esto
es, del poder establecido. En este caso sus decisiones
eran obligatorias, siendo impuestas no a través de su
bondad o corrección, como en el caso de los juristas
auctoritas, sino porque así lo decía la Ley.
En la Roma clásica era frecuente que los potestas
recurrieran a los jurisconsultos, o auctoritas, a fin de
interpretar los pasajes oscuros de la ley. Así se producía
un equilibrio simbiótico entre ambos poderes asentado en
la necesidad y beneficio mutuo. Mientras unos conseguían
la opinión de un experto y así dictaban resoluciones con
apego a la justicia, otros obtenían la oportunidad de
conocer en la práctica casos reales a los que aplicar las
fórmulas que en teoría desarrollaban.
Como síntesis a la manera en que descansaba el equilibrio
del Estado Romano, todo se simplifica identificando la ley
en la Potestas, basada en un poder que no se cuestiona,
que se tiene y que se ejerce, mientras que la Auctoritas
se identificaba como un poder que no concede la ley,
pero que en cambio se gana demostrando a los demás,
a través de la experiencia, que se es digno de respeto.

Auctoritas Potestas
Poder moral Poder político
Jerarquía
Reconocimiento
y prestigio Imposición,
coacción y fuerza
Figura 1.
A partir de ese marco conceptual antecedido por la
diferencia entre “potestas” y “auctoritas”, que se basa en
que la primera se otorga y la segunda hay que ganársela, es
fácil entender cómo en el contexto actual un empresario,
un directivo y/o un jefe, tendrán capacidad de liderazgo
no sólo porque sus subordinados sepan que ellos toman
las decisiones, sino porque además les consideran y les
respetan como tales.
Para ello, es indispensable que los líderes sean capaces
de demostrar a diario determinadas habilidades, no con
la finalidad de ser identificados como omniscientes, sino
con el objetivo de que a través de esas habilidades se
identifiquen las destrezas que estos tienen, de manera
que las decisiones adoptadas sean siempre las más
adecuadas y oportunas en cada momento. Entre estas
habilidades, saber delegar se convierte cada vez más
en una piedra angular para liderar en un contexto como
el actual, en el que los entornos de trabajo son cada vez
más multidisciplinares, sujetos a cambios imprevistos, a
entornos de inmediatez y a una exigencia cada vez mayor
de orientación a resultados.
Propiedades que debe desarrollar
todo líder
Siguiendo al profesor Javier Fernández Aguado2, se
identifican a continuación, una serie de propiedades que
todo líder directivo debería desarrollar y maximizar con
motivo de sus responsabilidades en la empresa:
a. Sentido Común
Quizás el menos utilizados de los sentidos del ser
humano en la actualidad. Un directivo líder no tiene
por qué saber mucho, ni siquiera debe destacar en
todas las materias, pues lo importante es cómo
gestiona adecuadamente sus propias cualidades
y, a través de ellas, los recursos que tiene a su
disposición.
Liderazgo | 7
En ocasiones, profesionales, científicos, políticos y/o
mandatarios de referencia tienen casi todas las cualidades
que se prevé que deben tener, salvo la de cómo saber
gestionar dichas cualidades. En las empresas, aquellos
líderes que consiguen el necesario equilibrio entre todas
las capacidades y/o cualidades que tienen, en aplicación
del sentido común, son los que tienen más éxito y los que
consiguen ser incluso más felices.
b. Equilibrio armónico
En relación con lo anterior, cabe entender que
la felicidad se convierte en un objetivo cada vez
más utópico de alcanzar, sobre todo cuando se
obsesiona por el futuro olvidando el presente.
Muchas personas se obsesionan demasiado por
conseguir objetivos a largo plazo, no dando valor y
olvidando los éxitos que alcanzan en la consecución
de objetivos a corto plazo.
Algunos se proyectan tanto en un futuro que no saben
si llegará que van destrozando relaciones que deberían
disfrutar hoy.
c. Humildad
De igual forma que la humildad, como actitud del
espíritu humano, es poco valorada, en el ámbito de
los directivos de las empresas, la humildad no se
valora suficientemente como parte de las cualidades
que estos deben tener. Es esencial, sin embargo,
tener capacidad de autocrítica, de reconocimiento de
las personas y de la profesionalidad ajena, así como
incluso del sentido del humor, hasta ser capaces
de reírse de sí mismo, relativizándose incluso uno
mismo, para entender la importancia y el potencial
que la humildad aporta al liderazgo, tanto a nivel
personal como a nivel directivo.
d. Humanismo y orientación a las personas
Se trata de un término, inicialmente vinculado a
la ética empresarial y luego a la Responsabilidad
empresarial, y que hoy en día se enfoca por algunos
autores como humanismo. En cualquier caso, se
trata de una cualidad mediante la cual los líderes
directivos entienden la importancia de poner en el
centro de las decisiones a las personas.
e. Relativización del presente
En la sociedad actual, considerada como de la
inmediatez, argumenta el profesor Javier Fernández
Aguado que muchas personas han delegado la
necesidad de pensar por cuenta propia y depositan
en otros ese requerimiento. Esta evidencia justifica la
importancia de entender la sabiduría de la paciencia
como instrumento para encontrar soluciones viables
a los problemas actuales.

f. Adaptabilidad
Todo directivo debe evitar en lo posible la rigidez.
La excesiva burocracia o una normativa estricta
lastran la capacidad del talento y del liderazgo. Es
por tanto necesario, que los líderes desarrollen la
habilidad para reinventarse, pues en palabras del
profesor Aguado, “lo que ayer fue revolucionario,
hoy probablemente quedó obsoleto y mañana será,
sin más, añoso”.1
g. Agilidad
Es trascendente entender cómo la velocidad a la que
se genera el cambio es cada vez mayor. La adaptación
al cambio, la capacidad de transformación y de
reinvención, la flexibilidad y la agilidad en la toma
de decisiones es un factor crítico para cualquier
directivo.
h. Aprendizaje optimista
El optimismo y las ganas de aprender son términos
que responden más a una actitud mental y un
talante, a una forma de ser, que al factor cronológico.
Eso explica por ejemplo que profesionales con
mucha experiencia acumulada en tareas de
responsabilidad y en toma de decisiones críticas
para sus empresas, siguen mostrando un interés
y una apertura envidiable, mientras que en otros
casos profesionales de poca experiencia aparentan
estar desganados y/o no mantienen ese interés y
en ocasiones, incluso, se encuentran en el umbral
de la depresión.
1 Fernández Aguado, J (2012) “El idioma del Liderazgo”. LID Editorial Empresarial.
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i. Visión estratégica global
Los líderes contemporáneos han de tener una
visión, ser capaces de estimular a sus entornos y
mantener un afán por alinear su liderazgo con la
misión y con la visión estratégica de la empresa.
Para ello, deben ser conscientes de la importancia
de liderar sus equipos e impulsar proactivamente,
con entusiasmo y motivación, su capacidad
de liderazgo en un entorno de incertidumbre e
inestabilidad creciente.
j. Ética
Mención aparte merece la ética como propiedad
o característica que todo profesional con
responsabilidades corporativas debe tener, como
parte de su condición de líder.
La actuación ética e íntegra de un directivo refuerza su
autoridad moral y le identifica en la empresa como un
referente y un líder en la organización.
Si la actuación del líder influye directamente en la
formación de la cultura empresarial, la incorporación de
una conducta ética a dicha actuación logrará forjar una
cultura basada en la integridad, el rigor, la honestidad, la
confianza, el sentido de la responsabilidad y el respeto
hacia las demás personas, valores todos inherentes a la
ética de un líder y su capacidad de influir en el entorno
de la empresa.
Se valora de esa forma una cultura ética en la que se
premie el esfuerzo, el trabajo, el reconocimiento, la justicia
y la integridad como valores inherentes a la cultura de la
empresa.

Si la ética debe formar parte de la identidad de cualquier
persona, en el caso del líder es, por tanto, esencial. En
el ámbito empresarial, el liderazgo ético requiere el
compromiso del líder para asumir su responsabilidad
de una manera íntegra, lógica, racional y respetuosa con
los trabajadores de la empresa, así como con el resto de
las personas que, a nivel externo, forman parte de los
grupos de interés de la empresa.
El líder ético propicia siempre marcos de colaboración
que sólo pueden crearse desde la visión y desde el
compromiso ético con el entorno. Asimismo, el liderazgo
ético requiere que el líder adopte siempre decisiones de
responsabilidad sobre la base de una serie de principios
y valores, alineados con la organización, que generen,
asimismo, entornos de confianza.
Lo anterior, es especialmente importante en determinados
casos en los que, como en momentos de crisis, las
empresas necesitan que sus líderes tomen decisiones que
permitan gestionar con solvencia ese tipo de situaciones.
Gestionar un entorno de crisis, en cualquier empresa,
conlleva tomar decisiones con celeridad y precisión, pero
al mismo tiempo con rigor y solvencia. La capacidad de
análisis y de reflexión, de visión, de gestión de equipos, así
como la capacidad para incorporar criterios de integridad
y de ética a las decisiones que se adoptan, constituyen
algunos de los elementos clave que permiten identificar
el liderazgo ético en las empresas que se enfrentan a
situaciones de crisis.
La ejemplaridad es otro de los elementos clave que
permiten identificar el liderazgo ético. Así, un líder que
incorpora la ética y la integridad a su forma de actuar
es identificado por todos como un modelo de referencia
y de conducta a seguir por todos los miembros de la
organización. La ética y la integridad permiten al líder, en
la empresa, hacer lo correcto en todo momento, justificar
sus decisiones, ser escuchado y respetado a todos los
niveles y, en definitiva, dar ejemplo.
No obstante, en relación con lo anteriormente mencionado,
en todas las empresas existen ocasiones en las que, en
determinadas circunstancias, no es posible llevar a cabo
las mejores prácticas ni tampoco adoptar decisiones
que se sustenten en una perspectiva ética. Se trata de
situaciones o circunstancias (legislaciones que afectan a
las empresas, determinados factores externos o internos,
etc.), que dificultan la actuación del liderazgo ético.
Así, por ejemplo, los lideres pueden encontrar con
situaciones diversas, como las siguientes:
• En algunos casos, en los que el líder no es el
máximo responsable jerárquico de la empresa.
En estos casos, en ocasiones los máximos
responsables corporativos pueden sentir
comprometida o cuestionada su autoridad,
adoptando una postura que lastra el desempeño
del líder.
Liderazgo | 9
• En otros casos, la resistencia interna de
determinados trabajadores y/o colectivos a nivel
interno en la empresa, unida a un proteccionismo
legal que ampara ciertas posturas de resistencia
al cambio, condicionan la capacidad de adoptar
medidas e incluso de motivación, del líder de la
empresa.
• En alguna ocasión, el ambiente laboral, la
conflictividad laboral o incluso personal, a nivel
interno, impiden a los líderes tomar decisiones que
permitan mejorar la gestión de las empresas.
En estos casos, se puede argumentar que no siempre
es posible desarrollar un liderazgo ético e íntegro en las
empresas, debido a factores intrínsecos a la realidad de
las empresas, que condicionan las decisiones a adoptar
por sus líderes.
Por otro lado, en otras ocasiones, determinados
factores, en este caso atribuibles a los propios líderes
y a su personalidad, en un momento dado, son los que
condicionan un adecuado ejercicio de liderazgo. En
estos casos, se trata de factores que pueden incluso
impactar negativamente en el devenir de las empresas.
Sin intención de que resulten exhaustivos, cabe destacar
los siguientes factores:
• Excesivo ego. En ocasiones, el líder desarrolla una
confianza desmedida en sí mismo, en la mayoría
de los casos correlacionada con una evidente falta
de humildad. En este tipo de situaciones, el líder no
es capaz de aplicar criterios éticos e íntegros a sus
decisiones, lo que afecta incluso a sus relaciones
con los demás.
• Distorsión de la realidad. Los líderes, en ocasiones,
pierden el contacto con el día a día de la empresa, o
dejan de tomar decisiones basadas en información
rigurosa y en el análisis previo que necesitan realizar
para tomar decisiones que impactan en la empresa.
En algunos casos, incluso, se desvían de la visión de
la empresa a medio y largo plazo. Pierden el contacto
con el día a día de la empresa en relación con los
trabajadores, los clientes, los proveedores, otros
grupos de interés, etc., y en definitiva se percibe una
situación de la empresa que poco tiene que ver la
realidad. Esto conlleva riesgos para la empresa y
pone en cuestión el liderazgo en la misma.
• Obsolescencia no programada. En el entorno actual,
cada vez más global y cambiante, los líderes deben
evitar mantenerse en la denominada zona de confort
y procurar estar permanentemente actualizados, a
través de la mejora continua de sus competencias,
sus cualidades y habilidades. El liderazgo ético
conlleva entender la necesidad de una adaptación
constante a los cambios que surgen, tanto desde el
punto de vista profesional, como desde el punto de

vista corporativo, garantizando con ello y a través
de ese liderazgo la competitividad y el desarrollo
sostenible de la empresa.
• Falta de motivación. Los líderes deben mantener
intacta su motivación y su capacidad de motivar
a los demás. El liderazgo ético permite impulsar,
desde esa convicción, su capacidad de motivar
permanentemente a sus equipos, liderando así a
través de un liderazgo ejemplarizante al conjunto de
personas que trabajan en la empresa. Para ello, es,
además esencial que esa motivación esté alineada
con la visión, los principios y los valores corporativos.
Como parte de esa motivación constante, el
liderazgo ético incorpora como instrumentos
estratégicos en la empresa, el reconocimiento y la
recompensa al mérito y al esfuerzo, contribuyendo
así a crear una cultura corporativa que incorpora la
motivación como parte de su quehacer diario.
• Relevo. Como en cualquier organización, los líderes
deben entender cómo gestionar su relevo, como
parte del intercambio generacional que cualquier
empresa debe prever, planificar, diseñar y, por tanto,
gestionar. La ética y la integridad permiten tener en
cuenta esta necesidad e incorporarla al desempeño
del líder en la empresa, como parte de sus
responsabilidades, para gestionar adecuadamente
el trasvase del conocimiento, del talento e incluso
del liderazgo y con ello mitigar riesgos que impacten
negativamente en el devenir de la empresa.
Es esencial, por tanto, que los líderes, además de incorporar
la ética y la integridad a su liderazgo, establezcan medidas
preventivas que les permitan evitar que factores como
los anteriores limiten o influyan negativamente en su
liderazgo.
Así por ejemplo, los líderes que incorporan la ética y
la integridad a su quehacer diario, adoptan medidas
preventivas para mantener su liderazgo, medidas tales
como estar permanentemente informados sobre la
situación de la empresa, crear equipos de asesores que,
con una visión crítica y rigurosa, tengan la capacidad
de llevarles la contraria en aquellos casos en que sea
necesario, evitando así conductas subjetivas y no íntegras
que puedan poner en peligro su ética y, por ende, la de la
propia organización, etc.
Como complemento a todo lo anterior, cabe recordar
el concepto de inteligencia emocional aportado por
el psicólogo estadounidense Daniel Goleman, que
introdujo el término en relación con el liderazgo en las
empresas. Para Goleman, la inteligencia emocional
puede ayudar al crecimiento de las organizaciones. Así,
si en una empresa existen las aptitudes que brotan del
conocimiento de los líderes, de la autorregulación, de la
motivación y de la capacidad de empatizar con terceros,
así como la capacidad para desarrollar el liderazgo y
una comunicación abierta con los distintos grupos de
interés, la empresa tendrá una mayor capacidad para
afrontar el futuro.
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Resumen
El concepto de liderazgo se fundamenta, en general, a
partir de la capacidad que tiene un ser humano de influir
positivamente en otros seres humanos para lograr una
finalidad, cualquiera que sea.
En la Roma clásica se prestaba especialmente
importancia al concepto de liderazgo vinculado a la
responsabilidad y a la toma de decisiones. Para ellos, el
liderazgo era una habilidad conformada por los siguientes
por componentes: Potestas y Auctoritas.
Se puede argumentar que el liderazgo empresarial
consiste en la habilidad o proceso por medio del cual, una
organización empresarial es capaz de influir en su entorno
para conseguir o llevar a cabo sus objetivos, llegando a
satisfacer al mismo tiempo las necesidades corporativas.
Algunas de las principales características del liderazgo
empresarial son la visión de futuro, la capacidad
estratégica y de escucha activa, la disciplina, la honestidad
y la humildad, la capacidad resolutiva, la capacidad de
comunicar y de generar una buena imagen reputacional de
la empresa, así como la capacidad de innovar, emprender,
y por supuesto, de motivar.
Siguiendo al profesor Javier Fernández Aguado, se
identifican una serie de propiedades que todo líder
directivo debería desarrollar y maximizar con motivo de sus
responsabilidades en la empresa. Propiedades tales como
el sentido común, el equilibrio armónico, la humildad, el
humanismo y la orientación a las personas, la relativización
del presente y la adaptabilidad, la agilidad y el aprendizaje
optimista, y la visión estratégica global.
Cabe mencionar aparte que la ética como propiedad o
característica que todo profesional con responsabilidades
corporativas debe tener, como parte de la condición de
líder. La actuación ética e íntegra de un directivo refuerza
su autoridad moral y le identifica en la empresa como un
referente y un líder en la organización.
No obstante, relacionado con lo anteriormente mencionado,
en todas las empresas existen ocasiones en las que, en
determinadas circunstancias, no es posible llevar a cabo
las mejores prácticas ni tampoco adoptar decisiones que
se sustenten en una perspectiva ética. Son situaciones o
circunstancias que dificultan la actuación del liderazgo ético.
En otras ocasiones, determinados factores, en este caso
atribuibles a los propios líderes y a su personalidad, son
en un momento dado los que condicionan un adecuado
ejercicio de liderazgo. En esos casos, se trata de
factores que pueden incluso impactar negativamente en
el devenir de las empresas.
Es esencial, por tanto, que los líderes, además de incorporar
la ética y la integridad a su liderazgo, establezcan medidas
preventivas que les permitan evitar que ese tipo de factores
limiten o influyan negativamente en su liderazgo.
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Bibliografía
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nacional. Ministerio de Defensa del Gobierno de
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https://publicaciones.defensa.gob.es/media/
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