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Antonio Caponnetto

METODOLOGÍA DE ESTUDIO
Y DE EXPOSICIÓN ORAL

CUATRO LECCIONES
CLASEt

·9

Clase l Porque el término inteligencia no está explicado ni aplicado


debidamente, y entonces todo se presta a una fatal confusión.

1. Los ARGUMENTOS SOFÍSTICOS La inteligencia no es sinónimo dé destreza _o de habilidad.


Una cosa es que la inteligencia suponga el despliegue y el de-
En El Tra:ado de los argumentos sofisticos, Aristóteles clasi- sarrollo de habilidades o destrezas, y otra cosa es que podamos
fica a las falacias o sofismas en dos grandes grupos: definir a la inteligencia por la mera habilidad o destreza.
Hay sofismas que proceden de la ambigüedad del lenguaje. Como la inteligencia humana es, de modo eminente, capa-
Hay otros que proceden del razonamiento defectuoso. cidad de abstraer (separar, distinguir, jerarquizar, etc.), y de
leer adentro (intus legere), no podemos analogar al hombre y al
En la práctica estos dos grupos de sofismas son conv rgentes; chimpancé por la presencia en ambos de la inteligencia. Es algo
porque Y~ ~ea que elaboremos una falacia utilizando ambigua- que tienen en común, pero que precisamente los separa. Puesto
mente el !<liorna o razonando defectuosamente, el resultado O el que no es de la misma naturaleza la inteligencia sensitiva del ani-
fruto es siempre el mismo: una ficción, un engaño, una nrgucia. mal que la inteligencia racional e intelectual del hombre. No es lo
Pongamos -simpli~cando- algunos ejemplos d I primer gru- mismo una inteligencia preeminentemente constituida de habili-
p~ de sofismas; es decir de aquellos causados por I mal uso del dades, que una inteligencia racional, espiritual y contemplativa.
id10ma.
Sólo la ambigüedad en el uso de la palabra inteligencia, o la
0
. _S 1!~mas de ~o~onimia. Son los debidos a la in orrecta torcedura del significado de la palabra inteligencia, hace que lle-
utihzacio~ ~e los sigmficados, sea por equivocidad semántica 0 guemos a la falsa conclusión que contiene este argumento puesto
por suposic10nes o conjeturas torcidas. como ejemplo inicial.
Aquí va un ejemplo, tomado de la obra Sofismas de Camilo Otro ejemplo todavía más dramático y más reciente para noso-
Tale: ' tros es el de la falsa definición de la palabra matrimonio que se ha
dado en los últimos meses para justificar las uniones contranatura.
L?facultad más característica del hombre es la inteligencia
E! chzmpan_cé posee inteligencia, luego el hombre y el chimpan~ La palabra matrimonio contiene en su raíz etimológica a la
ce son lo mzsmo. palabra madre. La palabra madre remite indefectiblemente a la
palabra mujer; sin embargo se ha escamoteado a sabiendas el sig-
, ~s un sofisma c?nst_ruido a partir de una ambigüedad idio- nificado real de la palabra matrimonio para hablar de "matrimo-
matica,_ d~ un_a eqmvocidad de significados, de un abuso de la nio igualitario" o de personas del mismo sexo. Por el camino de
homommia o igualdad aparente de sentidos. un significado falseado se llega a justificar un gravísimo atentado
a la Ley de Dios y al Orden Natura!.
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A partir de ahora, y dada la decisión de un puñado de hom- La palabra bustrofedismo alude al movimiento zigzagueante
bres públicos movidos por el sectarismo partidario, los signifi- que hace el arado, o el buey que antiguamente lo arrastraba. Por
cados pueden ser construidos arbitraria e ideológicamente de lo tanto la forma de escribir o de hablar bustrofédica sería aque-
espaldas a la realidad. Cuidar la pureza de los significados, como lla zigzagueante, ambigua, bipolar, que nunca define. Llena de
se advierte, no es sólo una cuestión lingüística o estética. La rele- rodeos para no jugarse con una definición taxativa.
vancia de la integridad idiomática es mayor. Trasciende el plano
semántico para alcanzar el plano del ser. La palabra circiterismo a su vez, de origen latino, significa
"masomenismo". Las cosas no son sí o no; no son de un modo o
Sofismas de anfibología. Son los causados por la oscila- de otro. Son más o menos. Es el lenguaje propio de los cobardes.
ción, el bipolarismo, la dualidad, el péndulo o vaivén de significa- Pero también de los tibios; esto es, de los incapaces del sí e inca-
dos. También por el uso de eufemismos o de elipsis idiomáticos. paces del no.
Un ejemplo: "No debe devolverse mal por mal. Si se castiga Vayamos al segundo grupo de sofismas, aquellos que s_e fun-
a un delincuente se devuelve mal por mal; por lo tanto no se dan en un razonamiento defectuoso. Sólo pondremos algunos
debe castigar a los delincuentes". ejemplos.
Es un planteo típicamente garantista, muy común tristemen- El sofisma de premisas falsas. Un ejemplo. "Todo cono-
te entre los juristas de nuestros días. Hay un uso intencional- ·imiento científico es acerca de cosas verificables empiriométri-
mente dual de la palabra "castigo" y de la palabra "mal". Porque ·amente. Luego, no son ciencias aquellas disciplinas en las que
si yo digo: "no se debe devolver mal por mal", estoy queriendo no se pueden desarrollar verificaciones empiriométricas".
decir que es reprobable la venganza personal, el desquite, el ren-
cor. Estoy sancionando una conducta moral privada, la de aquel Todo un rico y vasto ámbito científico, y el conocimiento con-
que es rencoroso o vengativo. Pero si yo pido castigar a un delin- siguiente, quedan descalificados por culpa de esta falsa e indocta
cuente estoy hablando de una acción pública legal, permitida, ne- premisa. Todo lo que no pueda ser objeto de una vivisección en
cesaria, justificada. Si prohíbo o evito esa sanción pública a quien un laboratorio, ya no sería ciencia. Con tamaño criterio, la teo-
viola la ley, estoy privando a la autoridad de su legítima acción logía y la filosofía no serían saberes científicos. Lo científico se
punitiva. angosta así al terreno de las disciplinas cuánticas, físicas o de la
naturaleza. Error típicamente positivista que parece no disiparse
Romano Amerio, en su obra Iota Unum, utiliza dos neolo- nunca.
gismos muy claros para entender el problema de los sofismas de
anfibología, sobre todo en el terreno de la doctrina eclesiástica o Hay que tener mucho cuidado con la elaboración de las pre-
de los textos sacros o litúrgicos. misas falsas. Lo que le sigue a una premisa falsa es cualquier cosa,
·orno dicen los escolásticos. Exfalso quodlibet sequitur.
Amerio habla de bustrofedismo y de circiterismo.
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El sofisma de antecedente incompleto. Por ejemplo: "si 11i virtuosa. Si yo sigo la corriente de un mundo que va a la ruina
una decisión atañe al cuerpo de una persona, esa persona tiene moral, esa adaptación no parece ser demasiado saludable. H_ay
derecho a tomar tal decisión. Por lo tanto existe el derecho al 11daptaciones que pueden ser pecaminosas, desde el punto de VIS-
aborto, porque la persona (mujer) tiene derecho a interrumpir ta moral, y otras que pueden ser ilógicas desde el punto de vista
su embarazo".
argumentativo. Y como la lógica es la ética de la inteligencia, si
Al m_argen del uso de un peligroso eufemismo, cual es el de me muevo sin logicidad cometo un error análogo al que incurro
llamar "mter~~pción del embarazo" al crimen del aborto, aquí si obro sin eticidad.
vemos en acc10n las consecuencias de un antecedente incomple-
:º· M;~ están diciendo que si algo atañe al cuerpo de una persona,
esta tiene ?erechos. Pero no me están diciendo otra cosa, y es que
En elogio de Don Quijote dice Cervantes: "Parecíales [a los
demás] otro hombre de los que se usaban". El Caballero no esta-
ba de moda, no se había adaptado a las circunstancias decaden-
lo que esta en el cuerpo de la madre, desde el instante mismo de tes. Vivía los ideales nobles de otro tiempo.
la concepción, también es una persona que tiene derechos.
El sofisma de cambio de asunto. Por ejemplo, alguien
El sofisma de falsa disyuntiva. Por ejemplo: "o dejarnos dice: "Han pasado ya varios años y los famosos fondos de Santa
que el ;chico se exprese libremente, o somos represores". Cruz no aparecen". Y el interlocutor responde: "¿Pero han visto
Cuando no hay bien no hay que elegir, nos recuerda el Padre la cantidad de curas abusadores que hay en la Iglesia?". Como el
Castellani en sus Elementos de Meta.fisica. Y aquí nos están obli- primer tema es incómodo para ciertos sectores, lo quitan del cen-
gando a una falsa opción, acompañada del uso de una .palabra tro de la conversación, y lo remplazan por otro para incomodar
cuyo significado ha sido vaciado: la palabra represión. a los católicos, a pesar de las aclaraciones y rectificaciones que al
respecto ha hecho el Santo Padre. Se puede hablar objetivamente
La respuesta a este sofisma es sencilla. Del hecho de que al- de los dos temas. Pero no se puede sacar uno para tapar al otro.
guien no esté dispuesto a consentir el libertinaje o el permisivis-
mo de los alumnos, no se sigue que sea un represor. No al menos Hay otros sofismas de este tipo, cuyo conocimiento es muy
un represor injusto, arbitrario o despótico. Porque podría un do~ útil para estar prevenidos, pero estos son sólo algunos casos co-
cente, con todo derecho, ejercer la represión del caos o de la falta rrientes.
de respeto entre los alumnos, y desplegar entonces una represión Sin embargo, conviene no olvidarse de aquellos argumentos
legítima y encomiable. Al vaciamiento semántico de un término falaces causados por el mal uso de las figuras retóricas.
se le agrega una falsa opción.
Apelar a la ira, al miedo o al placer pueden ser recursos váli-
. El so~sma de las falsas peticiones de principios. Por dos en el orador. Pero si tales sentimientos o pasiones se mueven
eJemplo: hay que adaptarse a los tiempos". en el sentido equivocado, suelen causar estragos.
Depende; porque no toda adaptación es válida, ni necesaria, El orador o expositor pueden mover legítimamente la ira del
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a~ditorio hacia un objeto que merezca nuestro enardecimiento. d, spierta en el niño el temor a los cables eléctricos, está buscan-
Si estamos percatando una injusticia, si estamos describiendo el o proteger al hijo de una amenaza real. Pero el político que nos
una monstruosid~d o un horror, siempre será un recurso legíti- 11111cdrenta diciéndonos que si no lo elegimos a él la inflación au-
~? q~e. el orador mvoque la santa ira hacia esa monstruosidad 0 111l•11tará un 100%, nos está queriendo envolver con temores que
IIl]ustic1a. El problema es suscitar la cólera desordenadamente. 1111 nea sabremos si son ciertos. Quiere llevar agua para su molino,
Muchas veces se hace. Por ejemplo, las cámaras se detienen 1•111110 dice el refrán. Pero no infundirnos un temor genuino y ne-

en ~na multitud de jóvenes que están enardecidos porque no han t'L'Hano.


podido aprobar el examen de ingreso universitario. Entonces se No hagamos usos indebidos o inmorales de ciertas figuras re-
mueve retó,rica~ente _la ira, pero no para fustigar la vagancia, la 1 iricas, porque las consecuencias van a ser lamentables.
holga~anen~, la meptitud o la incapacidad, sino para pedir el in-
~reso 1_rrest~1cto, que es una injusticia. Porque como decía Genta: PRIMERAS CONCLUSIONES
la Um~~rs~dad no es ~ara los ricos ni para los pobres, es para los
capaces . S1 los estudiantes son aplazados masivamente, puede Recomendamos sobre el particular dos lecturas. Aristóteles,
~ab~r g:aves fallas e~ ellos, en los adultos, en los docentes, en las
ne los argumentos sofisticas. Edición castellana a cargo de Fran-
mstituc1ones educativas. Pero el enojo o la indignación que me 1·i!'>co de Samaranch, Buenos Aires, Aguilar, 1983. Y Camilo Tale,
cause constatar el fracaso generalizado de muchos postulantes . ;<~fi.smas, Córdoba, Ediciones del Copista, 1996.
no se debe ~irigir al legíti,mo recurso de querer preparar, exami- Lo primero será ir directamente a las fuentes, ejercicio más
n~r Y selecc10nar a los mas capacitados. Un mal nunca se reme- 11 ue recomendable en la vida intelectual, y garantía de seriedad.
dia con otro mal.
l .o segundo será acudir a un eximio manual, rico en distinciones
y jemplificaciones didácticas. Ambas cosas se necesitan para es-
Lo mismo podríamos decir del placer o del miedo. Hay pla-
1udiar bien: las fuentes y los buenos manuales.
ceres que son totalmente legítimos, pues están dentro del Orden
Moral Y re?idos por la virtud de la templanza. Y hay otros ilegíti- Recomendamos asimismo que cada profesor, según el área
mos que solo c~ndu<;en al hedonismo. El mal uso de la apelación científica en la que se especialice, presente argumentos sofísti-
al placer -desvmculandolo del Bien- también da lugar a muchos c·os clasificados en consonancia con los rubros que hemos visto.
sofismas. Esto sucede a menudo en el mundo de la publicidad. Qu~ queden presentados, pero también replicados. O que se elija
C?nsumamo~ t~les productos que nos otorgarán placeres inme- p} camino inverso aunque complementario. Que los estudiantes
diatos. Pero sm importarnos las consecuencias éticas o espiritua- localicen diferentes modos de argumentos sofísticos y que pre-
les de tal consumo.
senten a la vez sus respectivas refutaciones.
Otro ~anto podríamos decir del sofisma del miedo. Se pue-
den suscitar temores razonables y saludables. La madre que

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LA_s REPERCUSIONES ONTOLÓGICAS
DE LOS ARGUMENTOS SOFÍSTICOS l d el sentido común, la modificación
Porque negado o a tera o . , n oral y escrita, terminan
kiosa de los gestos, de ~a expres10 omportamiento apartados
Hablamos de repercusiones ontológicas, esto es en el ser. En ,•,instituyendo un pensamiento y un c
el ser del hombre. Porque expresarse mal es señal de que pensa- d1·l Bien. .
mos mal; y pensar mal es señal de que estamos mal.
.
De allí que los clásicos tu':eran en t an alta estima
re untaelsisentido
la nie-
Digámoslo de otro modo, un poco más claro. El hombre es l'omún. Aristóteles llega a declf que ~q~f!i::~ s!nción, porque
capaz de expresarse -en forma oral, escrita o gestual- porque es VI' es blanca no merece una re~pues a
capaz de pensar. Pero es capaz de pensar porque es capaz de ser; Ita perdido el sentido de lo obvzo. .,
porque es o existe.
No sólo en el aspecto indi~dual o~u;i~i:~~d ~~n: ~~:~~~~i::
Si quiero formar un hombre virtuoso cuido la pulcritud, la ,·I orden colectivo. No es 1o mismo_ un dificantes veraces y ar-
rectitud, la lógica, la integridad y la pureza de sus expresiones; . •d <losa de las expres10nes e , .
,·clucativa cm a . d d 1 se permite O se promoc10na
evito los argumentos sofísticos. Porque a la corta o a la larga ar- ,nónicas, que una socie ª, en a que n adas y de las menti-
güir de modo sofístico me envilece o degrada.
1•I desborde de las grosena~, geJas g~:::c~mienda la redacción

Recíprocamente, un camino tristemente eficaz para corrom- l'as. No es lo ?1!smo una s~cied aN i:~J·a que otra que le confía su
< 1 su Gramatzca a Antomo e e ' . .
per al hombre, es destruir su capacidad expresiva. Se puede 1 •ngua a los descerebrados animadores teleVIsivos.
destruir la capacidad expresiva del hombre por varios medios o
recursos -hoy desdichadamente abundantes- pero en todos los , 1 una tarea que corresponda
Recuperar la palabr~ no es~~ ~iteratura No es únicamente
casos el daño no se queda en la faz lingüística sino que avanza 11
los letrados o a l?s pro es~res b •olad~ -tal como está en
hacia el ser.
una cuestión estética. Puedsla p:
1
a ·:tarhumana y a toda la dig-
n uestros días- afecta a to a a igm '
Los ideólogos se han dado cuenta de este procedimiento y lo nidad del cuerpo social.
utilizan con fines aviesos. Es el caso de Antonio Gramsci (1891-
1937), uno de los representantes más destacados y más nocivos Debemos entenderlo, alumnos y ddº~.entes Un gran
, ~uchos sacerdote
años a aler-
del pensamiento marxista contemporáneo.
:1rgentino, el Padre Petit de _Mu~ª\st:si~~ "la palabra violada".
1arnos sobre las consecuencias n
Gramsci propuso copar hasta las últimas estribaciones del Meditemos sobre este preocupante tema.
sentido común. Porque si yo anulo al sentido común todo los so-
fismas me pueden ser impuestos. O me puedo convertir en un EL COMÚN DENOMINADOR DE LAS FALACIAS
victimario de los sofismas, como decía Karl Mannheim; esto es,
en alguien que lleve intencionalmente a otros al error. Conviene saberlo para poner en práctica el antídoto corres-
pondiente. •
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Por lo general este común denominador consta de cuatro
, vema, la dialect1zac
. . ión . En un1 polo. se presentaba ~l
pasos. Reduccionismo, dialectización, emocionalismo y mate-
matización. Despues
ltombre como el victimario, Y fn el
111ida· o viceversa, pues para e caso
ºJ:~: :~:¿_
1
~
como la opn-

El reduccionismo consiste en reducir la realidad. La rea-


lidad puede ser reducida, o bien porque yo encubro una parte , ., . , 1 emocionalismo. Había que hacer
A continuac10n
. ·1rrumpia
tos de leas VIC
, t·1mas • Hablaba el marido in-
de la misma, o bien porque introduzco de manera forzosa en esa hablar a los sentlmien d . xhibía desbordadamente
hel o la mujer maltrata?ª· fa a ~~~~ ~onvertido en norma.
realidad algún elemento que le es ajeno.
, ,1s sensaciones. Lo anoma o que ,
Una vez reducida la realidad viene la dialectización, la faz
disyuntiva. Presento dos polos, casi siempre artificialmente en- . . , 1 t frenia o numerolatna, al de-
Por último mtervema a cuadn º. 1 todo a una cifra mágica.
frentados y obligo a optar por uno de ellos. . k' L anía de re uc1r o ,

Una vez que la realidad fue reducida y dialectizada, viene el


emocionalismo. Acallo a la razón y hago hablar a las emocio-
en· de Soro m. a m, "
Alguien dijo 9-ue babia dos
rehacer su v1da por au~enc
i;~::~a
·u s de parejas que no podzan
lalta más. El número se impuso con
ley divorcista", y no hizo
la fuerza de un dogma.
nes, en lo posible desbordadamente. Aquí entran en juego esas
figuras retóricas que decíamos antes. Todos estos pasos conducen a 1~ ment1ra. · y h ay un Manda-
.
nuen o,t el 8º , que nos prohíbe ment1r. ..
Y una vez que la realidad fue reducida, dialectizada y emocio-
nalizada viene la matematización. Porque ya se sabe que para
el común de la gente los números mandan. Hay que hacer hablar
No podemos ni debe~os_ co;s:; 1• fi O permltir que
:~~a~~~~pide el estudio
1-1e impongan. El prevaleczmz~n ~ de la ciencia la eficacia del
1
a las cifras, aunque sean ficticias.
de la verdad, el aprovechlamz:,n o io de la verdad. Ser testigos
~aber Lo importante es e tes imon
Estos cuatro pasos se dan concatenadamente, y cada vez que ~le la ~erdad y no constructores de sofismas.
se utilizan de modo escalonado pero completo, acaban dañando
la inteligencia y la voluntad e imponiendo la insensatez. , d s artes tratemos de detec-
Ya que los sofismas estan en tol a pde enseñar cómo hay que
fut 1 de desmontar os Y
Cuando se aprobó en la Argentina la ley del divorcio, se empe- lados, de re ar os, iento sofístico. Porque podemos
zó primero con un reduccionismo. Toda la riqueza matrimonial y hacer para recono~~r un p~ns:e%tar un error específico de una
toda la complejidad de la realidad matrimonial fue reducida in- no estar en cond1c1ones e 1 e sí podemos hacer y es forjar
tencionalmente a un solo punto; la supuesta o real incompatibi- 'iencia pa~icu~ar. ~ero hay~ ~~ci~ criterio cualquiera que sea el
lln recto crzterzo. 81 tengo u 1 a poder detectar.
lidad entre el hombre y la mujer. Todo lo demás no contaba. Esa 'mbuste que se me presente, o voy .
compleja, valiosa y rica realidad matrimonial quedaba reducida
a una sola cuestión. , . lica el octavo mandam1en-
Cuando Santo Tomas de ¿qumo exp tiende a la disolución del
to, dice que la mentira es <lanosa porque


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El primer remedio contra los argumentos sofísticos es saber
alma humana Ya la disolución d I ·
se puede edificar en la mentir e ,ª sociedad. Una sociedad no
d1 ·/i11ir.
sostener en el embuste. a, as1 como un alma no se puede
l ,a doctrina clásica aristotélica sobre la definición establece
, ,mo norma general que una definición tiene que incluir el géne-
SEGUNDAS CONCLUSIONES
, n ,¡ la especie. Es decir, por una parte, cuando se define algo, se
Sería muy
damiento L provech<loso que se estudiara. a fondo el 8º Man- 1\i•line la clase a la que pertenece lo definido; pero por otro lado
. o que man a y ordena t I i 'nen que incluir las diferencias específicas que le agregan al
reprueba No es lo · ' que reprueb a Y por qué lo
lo
y.11iero de lo definido su particularidad, sin que pueda ser con-
. mismo conocer detallada t 1 1
os peligros de los
1delicada cuestión. distintos modos d 1 ~en e os a canees y
e ª ment1ra, que ignorar tan l1111dido con otra cosa.
'i estoy hablando de botánica y quiero definir la palabra rosa
Hay al respecto un tratado de S , ptwclo decir que es una flor. Pero es una definición incompleta
Comentario a los Mandamient anto Tomas de Aquino, el
mendable. Existe una edición ~:,
de! año 2006 Ha ·a •
;:[.ª
lectura e_s _más que reco-
_g ma, de Edic10nes Gladius
porque sólo alude a Za clase. Si yo quiero especificar, la definición
l1 •11dría que agregar algo más:" ...de la familia de las rosáceas, ar-
li11: tos espinosos, trepadores, de tallos semileñosos ... etc.".
ticas de Santo· Tomás
s1 o impresa JUnto con otras obras catequís-'
Para tener muy en cu~;:.or eso se llama "Catecismo Tomista". Una definición tiene que incluir la clase, el género y la espe-
1·11•. Definir es siempre poner fin, es ceñir, es circunscribir. Sin ca-
Instamos también a los alumno .e pacidad de definir no hay antídoto posible contra los sofismas.
plos a través de los cual b s y pro1esores a buscar ejem-
es se o serve el funci · d l!.n general hoy se ha perdido el hábito de la definición. Pri-
cuatro pasos que hacen las veces d , onam1en~o e esos
la sofística. Puesto el e.em ~ un_ ~o~un denommador de 11u•ro por orfandad idiomática. Segundo, por pereza intelectual. Y
mascarado. ~ plo, el eJerc1c10 mtelectual es desen- \t'tT ro por ausencia de una debida exigencia en la materia. Cada
1''/. nos conformamos con menos. El vocabulario se ha ido em-
Recomendamos asimismo contra on d . pobreciendo, y en muchas ocasiones definimos con gestos, con
un hombre o una sociedad enn bl .[ er os eJemplos. El de ,nomatopeyas, con ejemplos. La incapacidad para definir no es
labra; y e~ caso contrario, el de fa ;;~r~J:C~~:l ctidado de lapa- olo una señal de indigencia idiomática. Como ya lo hemos dicho,
a ~ que
gar un suJeto o una comunidad cuan do su 1enguaJe puede lle-
se disuelve. 1,·lll'ja y trasunta una carencia ontológica.
! lay varios tipos de definiciones. Pongamos algunos ejemplos.

2• LA DEFINICIÓN Definición Lexicológica. Es descriptiva e inclusiva. Es


l1•cir que trata de describir e incluir los distintos significados que
Hecho el a·1agnost1co
el remedio. , · d e la enfermedad, tratemos de buscar p1wde tener una misma palabra. Una definición lexicológica de
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cuadra, no sólo debería aludir a


que van de esquina a esqui·n . nuestr~~ conocidos 100 metros v nocivas si, como construcciones arbitrarias y circunstanciales,
espac10sa,
· a la altura del bu a, smo
l tambien a una pieza
· grande o w etenden extenderse.
hor~ear el pan, etc. Entonc~~eí:S ~spac_i~ grande ~onde se suele
de dimensiones inclusivas d , . .efimc10nes lexicológicas son Supongamos que quiero entrar gratis a un museo que tiene
' escnptivas Yexhaustivas. 1m cartel diciendo: "Estudiantes gratis". Y no me dejan ingresar,
Definición Extensiva o E . ,,unque yo jure que todos los días estudio a Aristóteles y a Santo
~ermiten definir algo enunciand:;ns1ona~. Son aquellas que ·1umás. Alguien tendrá que aclararme lo estipulado. "Vea, buen
tlcular, el tipo de objeto definido Si as~ particul~r por caso par- u1ciano, por estudiantes entendemos a los chicos de la secunda-
la palabra océano, puedo haced~ qm~ro defimr de este modo da o de la universidad, con el carnet correspondiente".
nos. Porque es factible No d , ~enc10nando todos los océa-
"monte". · po na acerlo con la palabra "río" 0 Definiciones Operacionales. Son aquellas que sirven para
nperar, es decir que sirven para obrar en una ciencia determi-
Este ~~po de definición es le íti . nada. Hay muchas definiciones operacionales en el campo de la
madurac10n y de aprendiza. N g ma en determmado nivel de lísica, de la arquitectura, de la psicología. El problema suele con-
casos. Je. 0 puede aconsejarse en todos los ,dstir en proyectar esas definiciones operacionales a ámbitos que
110 son los específicos y sólo en los cuales deberían manifestarse.
Definición Ostensiva C Palabras como homeostasis, ósmosis o catársis corresponden a
en definir mediante ejempl . orno en el caso anterior, consiste
que esos ejemplos se pued os concr~tos, pero sin necesidad de ,·iencias determinadas, y permiten determinadas operaciones.
Sin embargo se suelen usar con ligereza en cualquier ámbito.
niño le puedo definir el colo:;oj:~!1~~a~ efhaustivamente. A un
frutilla". Pero no puedo ava icien o e que "es el color de la Definiciones Persuasivas. Son definiciones que se hacen
las definiciones, sólo con es;zt~r ende} saber m en el noble arte de rnn la intención de afirmar un bien o valor determinado y ne-
e ipo e recursos.
par otro. Son muy importantes en el mundo de las letras, porque
Lamentablemente y debid l . . ponen a prueba la capacidad irónica y mordaz del lenguaje; la
y ontológico al que antes al d' o a empobrecimiento idiomático
las definiciones ostensivas ~ú iam~s, 1ºn cada vez más frecuentes riqueza satírica, o simplemente el don creador. No buscan la pre-
ni fomentemos este tipo de d ~ e~ ~e os adultos. No permitamos cisión semántica sino la persuasión. Persuadir al otro de que tal
·osa es como la estamos definiendo mordazmente. Guarda rela-
de la infancia, donde es salud:b~ic10~es ~<:ra del ámbito natural
. . e y simpatico que tengan lugar. ·ión con el aspecto lúdico del idioma.
. Defin1c1ones Estipulativas S Giovanni Papini, en su libro Diccionario de un hombre sal-
estipula que para este caso . on aquellas por las cuales se
va a significar tal cosa porqconcr;to, esta palabra o este término vaje, trae un verdadero y ocurrente despliegue de definiciones de
dan los hechos. Estipdlan e/e as! co~viene al contexto en que se este tipo. Son definiciones ingeniosas, desopilantes, pero que no
cepc10na mente algo. Son peligrosas pretenden precisión científica. Con algún desenfado mayor que
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Hasta los antiguos romanos, ~ p~sar


el del escritor italiano, hizo algo parecido Adolfo Bioy Casares en u11l c el Autor de la Palab:ª· ue había una relación inescmd1ble
su Breve Diccionario del argentino exquisito. d, · .·u paganismo, advertian q l men (la palabra) era com-
el numen Dar e no .. 'd d
t· 11I re e1 nomen Y . · ºd d (luz lumbre) de la d1vm1 a ·
Definición Precisadora. Como su nombre lo indica, esta- prometerse ante la nummos1 a '
blece precisiones técnicas, que al común de la gente o a los legos
TERCERAS CONCLUSIONES .
les resultan desconocidas. Cuando un abogado distingue entre
.. ráctica todas las formas pos1-
hurto y robo, o un médico entre sobrepeso y obesidad mórbida Conviene ut1hzar Y, polnerd~nt_ ptas áreas científicas en las que
o un psicólogo entre neurosis y psicosis, o un ingeniero entre · · ' n segun as is
bles d e d efi mc10 ' Nomdivorciemos la semant1ca
, · d e la
conexiones en estrella y delta de transformadores, está defi- ,,,·túen profesore_s y _alumnosd. l osas de la naturaleza de las
niendo cosas ignotas para el común de los mortales. Pero sin n\ ,tafísica; los s1gmficados e as c
tales precisiones las distintas ciencias particulares no podrían
expresarse. cosas. l '
d l más simple hasta o mas
Exijamos definici_ones. J?esz e d;.¡:;nición es un hábito. Habi-
Definiciones Negativas. Son aquellas en las cuales es más . E última mstanc1a, a :J
1eJO. l l
fácil decir lo que no es, que lo que es. También son definiciones t·omp n. , d rofundidad intelectua •
1uarse a defimr es garantia e p
legítimas pero hay que valerse de ellas moderadamente y según
convenga. Porque yo no puedo pedir una definición de silla y ob- ELffÁBITO
tener como respuesta "la silla es un no escritorio". Por lo tanto L fundamental lo básico en la
Es la repetición de un acto. o t de repeti~ión de un acto.
las definiciones negativas se deben circunscribir al ámbito de lo .. , d h'bito es el concep o
necesario y prudente. defimc1on e un ª d. a virtud· actos ma1os un
ctos buenos repetidos engen ran un . ' .
San Agustín escribe que "de Dios es más fácil decir lo que no oicio.
es que lo que es". Tiene razón. . o arece Porque el h'bºt a 1 o fiene
Pero no es tan _sencillo c?.m rtp" espi.ritual· un "cuerpo" y un
El padre Castellani, agustinianamente, dice en su Catecismo: una "parte" mecam ' ca ' y una pa . e. , del acto' puede ser mera-
"Dios no es pequeño como nosotros, está en todas partes. No es "alma" dice Castellani. La repet1c10,n tºmo que sea el acto repe-
' , · en ese caso por op 1 . l
débil como nosotros, es todopoderoso. No es limitado como no- mente mecamca, y .d 'rarme virtuoso. Necesito e com~
sotros, es infinito. No tiene cuerpo como nosotros, es un espíritu t ido no me basta para cons1 e te de mi inteligencia y m1
promiso .
activo, l uc
' 1·do y perseveran
purísimo. No es mortal como nosotros, vivirá siempre. No enve-
jece como nosotros, existió siempre y siempre existirá. No sufre voluntad. d
como nosotros, no le falta nada". . l . teli encia y de la volunta no
Sin el compromiso de_ a m t [ cho Puede haber una cos-
En todos los casos, definir es comprometerse con la verdad de hay un hábito total y propiame?- e 1 h¡sta una adicción. Pero
rutina un mecamsmo y
las cosas definidas; porque el que da la palabra queda involucrado t.umb re, Una '
· 27

1111·l'i0Ha y valiosa, y que por eso mismo deseo repetir. Debo en-
el hábito. es algo _más importante, más difícil y trabajoso, puesto 1111 rnrle una finalidad, debo encontrarle un orden, y sobre todo,
que da pie al umverso de las virtudes y de los vicios sobre los \t-l,n hallar el Amor en que ese acto bueno repetido se sostiene Y
cuales reposa nuestra vida moral. '
IH' l1111da.
Cuentan que ~on Miguel de Unamuno, todos los días, al /\daremos un poco más estos conceptos, porque vamos a ne-
entrar a la Umvers1dad de Salamanca de la que era rector le en- t t" ita r de los hábitos en la vida intelectual. Son imprescindibles.
tr~gab~ una moneda a un mendigo. Un día se la arrojó c~n dis-
phcenc1a. El mendigo lo sigue y se la devuelve diciéndole: "En mi En todo hombre hay inteligencia, hay voluntad y hay sen-
hambre mando yo". iQué lección de señorío y de ética! • hilidad. Lo propio de la inteligencia es el conocimiento de la
,·nlad. Lo propio de la voluntad es alcanzar el bien, y lo propio de
Si el i_nendigo de la anécdota hubiese leído a Santo Tomás (0 In i Pnsibilidad es alcanzar la belleza. Esto es de orden natural. En
ta~ vez as1 fue, no lo sabremos nunca), le hubiese dicho: "Vea Don 111,cliciones naturales, normales, equilibradas, el hombre busca
Miguel, ust~d sólo puso en práctica la faz mecánica del hábito, tos tres objetivos con estas tres potencias preciosas que todos
pero. al ar~oJarme la moneda de mala gana no comprometió su t,·,wmos, que son la inteligencia, la voluntad y la sensibilidad.
mtehge~c1,a Ysu ~oluntad, no vio en mí a un cristiano sufriente,
no practico la candad. De modo que así yo no la quiero a la limos- Para que la inteligencia pueda alcanzar su objeto propio que
na. Lo ofende y me ofende". t , la verdad se necesita una virtud que es la prudencia. Para
, p11· la voluntad pueda alcanzar su objeto propio que es el bie!1,. s_e
Per~ no se a~ti_cipe~ a sacar c~nclusiones. Cuando se empie- 11t'l' •sita una virtud que es la fortaleza. Y para que la sens1b1h-
za a fo~a~ un habito Virtuoso esta bien que se comience por la 1I 1tl pueda alcanzar su objeto propio que es la belleza, se necesita
:,ªz ~ecamca. Cuando un padre le dice a su hijo una y mil veces:
1111a virtud que es la templanza.
pedz las cosas por favor" o "decí gracias", lo que está intentando
hacer, a _fuer:ª de reiterar y reiterar un mecanismo, es inculcarle Cuando la inteligencia movida por la prudencia alcanza la
una habztu~lzdad normativa virtuosa. Y esto no es en sí mismo •1• rdad, cuando la voluntad movida por la fortaleza alcanza el
algo desdenable o reprobable. l1ii 1 n, y cuando la sensibilidad movida por la te~planza alcanza
111 b lleza, ese hombre es justo. En él se dan cita mancomuna-
Pero ~? debe~os bajo ningún punto de vista quedarnos en la 111 mente las cuatro virtudes cardinales: prudencia,justicia,for-
faz. repet1t1va mecanica. Si lo hacemos, no sólo no educamos ni t11 /c>7,a y templanza. Es fácil deducir, de acuerdo con lo dicho,
ÍOIJam?s ~ombres justos, si no que amaestramos o adiestramos. llll lo primero que necesito, en el plano temporal, es formar
Desp~es VIe!1en otros, o cambian las circunstancias, y un amaes- lo. hábitos de la virtud de la prudencia, de la fortaleza y de la
t:am1en;o _d1fe:ente y opuesto lo arruina todo. No está mal adqui-
nr un habito Virtuoso empezando por repetir mecánicamente un 1,•111planza.
acto. Pero a es~ acto que repito mecánicamente le tengo que en-
contrar un sentido, tengo que advertir que tiene una significación
28.

lQUÉ ES ENTONCES UN HÁBITO? Poseer un hábito virtuoso, además de poseer un tesoro, signi-
El hábito es una disposición permanente de una potencia, qu f11 a poder dominar su ejecución. Una vez que el hábito se obtiene,
la perfecciona haciéndola alcanzar su objeto. Esa disposición, es lr1llamente, gradualmente, se vuelve estable. Y rige con naturali-
inclinación, actúa sobre una potencia y la perfecciona, y hace qu dad la vida del hombre. La naturalidad es lo que permite distin-
la potencia alcance al fin su objeto. v111r cuándo alguien tiene hábitos plenamente adquiridos o no.

Una repetición intensa es más decisiva y definitoria que mil /.QUÉ DIFERENCIA HAY
repeticiones remisas. Por eso también tenemos que lograr noso- ENTRE HÁBITO Y ADAPTACIÓN?
tros que la repetición de un acto bueno sea una repetición llena La sola adaptación no define al hábito humano.
de convencimiento. No la repetición forzada o negligente o re-
ducida a pura costumbre. Tiene que ser una repetición intensa, Las adaptaciones del hombre (hablamos de las adaptaciones
movida por el convencimiento de que repitiendo tal acto bueno illl 'lectuales, espirituales y morales), para que sean virtuosas,
seré virtuoso. t11•nen que estar regidas por la prudencia. La prudencia tiene va-
1i:ts "partes", de las cuales una consiste en la capacidad de adap-
El hábito vuelve a un acto, posible y fácil de realizar. Cuando l11rse a lo súbito, a lo imprevisto, pero de manera tal que, en ta-
ya tenemos el hábito incorporado, los actos que con ese hábito 1, •s circunstancias, salga gananciosa la cordura. Esa "parte" de la
repetimos lo hacemos con gusto, con prontitud, con facilidad, prudencia que rige estas adaptaciones se llama solercia.
con deleite.
Por lo tanto, no es que esté mal que el hombre se adapte, lo
Es cierto que la virtud es siempre ardua; siempre cuesta por- que está mal es que el hombre se adapte a cualquier precio, a
que es una ascensión. Pero el hábito me ayuda y me auxilia a r11alquier costo, y sin prudencia. Si me adapto prudentemente. 1~
sobrellevar esas dificultades y a vencer las tentaciones. rdad quedará intacta. Si me adapto imprudentemente, segmre
El hábito es el producto de una actividad superior del espíri- In corriente pero ya no seré virtuoso.
tu, porque es el testimonio visible del grado de intervención que Debe evitarse la confusión frecuente entre hábito y adapta-
tienen la inteligencia y la voluntad en la vida del individuo. dón. El hábito es propio del hombre, producto y testimonio de
HU libertad. La adaptación al medio físico, en cambio, es común a
Cuando estoy frente a una persona que posee, por ejemplo,
el hábito de la prudencia, me suscita admiración y me comunica lodos los seres vivientes.
seguridad, porque percibo en él un señorío del espíritu. No hay EL HÁBITO Y EL INSTINTO
pura mecánica en su conducta. Hay una principalía del espíritu,
un señorío natural en esa persona. Desde la antigüedad siempre se consideró que el instinto era
algo heredado. Es decir, la naturaleza primera, patrimonio de la
specie que heredamos por el sólo hecho de nacer. Es por eso que
· 31
30 •
Es entonces cuando los adultos nos preguntamos en qué es-
al hábito, para diferenciarlo del instinto, ~: lo llam~ ~egunda tamos !allando. lEstamos enseñando mal? Puede ser. lEstamos
naturaleza. El hábito es naturaleza adqmnda, adqmnda por el comumcando ma!? P1:1ede ser. Pero una de las razones por la cual
esfuerzo de la inteligencia, y por el esfuerzo de la vol unta~.. En se da este cortocircmto es porque entran en colisión segundas
cambio el instinto es la naturaleza primera. Naturaleza recibida, naturalezas distintas.
heredada.
L~s segundas naturalezas que tienen los jóvenes, forjadas en
Cuando alguien posee un hábito, ese hábito constituye en esta hipertrofia de los hábitos audiovisuales choca con las segun-
esa persona una segunda naturaleza. Por esto 1~ p rsoi;.a 9-ue das n~turalezas que tenemos nosotros que venimos de otras ge-
realmente ha adquirido un hábito, resulta genuma, autentica, neraciones, con otros hábitos.
creíble.
Urge ~u~ alumnos yyrofesores, jóvenes y adultos, recupere-
CUARTAS CONCLUSIONES mos l~s ~abitos necesarios para la vida intelectual. Urge contro-
Algunos han dicho que la crisis educativa que vivimos se debe lar Yh~Itar este e:ceso de "audiovisualismo" y consagrar nues-
a que los profesores somos modernos y l~s al_um~o~ son posmo- tr?s _meJores empenos a la rehabilitación y reivindicación de los
dernos . Es decir que hay como un cortocircmto taclto, pero ~re- habztos del pensamiento riguroso, de los que hablaremos a la
sente, que hace que no nos podamos entender del todo. ¿_A_ q_ue se brevedad.
debe este cortocircuito? A muchas razones, pero h ay una vmcu- lCóMO SE FORMA UN HÁBITO?
lada a este tema que queremos mencionar.
Un_ solo acto, un primer ensayo, siempre es un ascenso o un
Los muchachos han adquirido ciertos hábitos qu formaron pequeno logro. De modo que la primera determinación que hay
en ellos una segunda naturaleza. El común denominador d~ esos que tener para formar un hábito virtuoso es empezar a repetir el
hábitos que han adquirido, son hábitos audiovisuales. S?mdos e ª;t~ b_u~no. Toda escalera, por empinada que sea, posee un esca-
imágenes emergen la~ 24 ho~~s de la co,~put~dora, ,~e mten:et, Ion micial y hay que subirlo.
de la cibernética, de la mformatica, de los emoticonos Oas caritas
usadas en el chateo), de los mensajes de texto, etc. _E~ ejer~icio perfecciona al hábito. Pero también se necesita de
1~ vigila1;1c~~ de la conciencia. Porque el hábito al que la concien-
Han hipertrofiado tanto el hábito audiovisual, q~e_h an_sufri-
c~a. no vigiha, ,se_ adormece. Si la conciencia está alerta, atenta,
do un desmedro grave del hábito r_netafísico, del ~a1:>ito sil~nt~, vigilante, el habito se porta bien, digámoslo así. Si la conciencia
contemplativo, lucubrador. E;'t~ hipertr?~ª del habito aud10~- duer~e, ~e relaja, se evapora, el hábito puede cobrar mala vida
sual y esta cuasi atrofia del habito metafrsico ha~e que ~etermz- pro~ia. ~1 s~ relaja la vigilancia, el hábito puede quebrarse, pue-
nados conocimientos que nosotros les queremos zmpartzr les re- de ?-1smmmr, puede corromperse. O puede convertirse en simple
sulten impenetrables. Porque no tienen el recipiente apto para rutma, que es la parodia del hábito.
recibirlos.
· 33

Los HÁBITOS DEL PENSAMIENTO RIGUROSO de alguna particularidad. Distinguir es caracterizar a alguien o a
algo de modo tal que no se lo pueda confundir con otra persona
uien fuera uno de los maestros argenti?-os en el ter~eno de o con otra cosa. Por último, distinguir es ver un objeto, algo o al-
la ir~estigación científica, el Dr. Roberto Bne, nos ha deJado un guien, a pesar de alguna dificultad o de muchas dificultades que
valioso opúsculo sobre este tema. yo pueda tener para hacer esa operación inteligible.
Resumamos sus principales enseñanzas. Lo más difícil en el hábito de la distinción es distinguir cuan-
. .t fundamentalmente seis hábitos d l P nsamiento ri- do me lo impiden, sea por condiciones contingentes o impuestas
Exis en · · d f · • 1 nosotros por la malicia de un tercero. Es como manejar en la ruta con tor-
todos los cuales deberíamos tratar e Ol'JHl 1 . menta. O con el parabrisas roto por obra de algún dañino.
guroso, 1 El hábito de la definición. El hábito de la
Yen nuestros a umnos. . '/ / {¡ l · d l
. . . , El hábito de la relación Y causahctacl. 1'. l 'nto e a La importancia que tiene este hábito de la distinción es que
d ~stmcw~. . , El ha' bito de la crítica. y el h{1bito de In síntesis.
sistematizacwn. · si el hombre se habitúa a distinguir puede distinguir para unir.
Es decir puede hacer separaciones para después reunir las partes
Del rimero de estos hábitos, el de la dcftniciún, ya he~os
que ha separado con mayor o mejor sentido. El que tiene el há-
habladoplo suficiente. Conviene acotar sin n~b_;11y,o, que se n~e
bito de la distinción puede desagregar, separar, clasificar. Queda
por ciertas reglas, las famosas reglas de la d fimrtón . Algunas e
perfectamente habilitado para el análisis.
estas son las siguientes:
El hábito de la relación y de la causalidad consiste en la
- L0 definido se debe adecuar exclusiva1:1 't1tl' a lo defü~.ido y
s· 1 definición de casa. me Sll"V pa rn d fimr ª la posibilidad de unir temas o ideas o personajes o cuestiones, por
no a otra cosa. 1 a d · , l defini- un medio, pasaje o camino, que sea el adecuado. Relacionar es
silla no es definición de casa ni de ?11la. Es ce1r, qu .. ª. unir adecuadamente, no disparatadamente. No toda relación es
ción' se debe ajustar a lo definido y s1 solam nl a lo d fimdo.
veraz, coherente o adecuada. Es pertinente aquella relación que
.. , debe dar nada por supuesto. La definición es fruto del hábito de la relación, de aquel que sabe relacionar
- La d efi mc10n no ¡ l · L d finible
suele ser el primer acercamiento que tenemos a o lJ • o e por las causas. Para lo cual se impone también estudiar los tipos
y, por lo tanto, no podemos presuponer nada. y géneros de causas.

- No se debe definir algo apelando a ese n~ismo algo. Lo que El hábito de la sistematización. Para que exista un sis-
se llama comúnmente redundancia o tautolog1a. tema tiene que haber coherencia en los elementos que interre-
lacionamos. Además, tiene que haber, en forma explícita, una
En segundo lugar tenemos el hábito de la distinción. finalidad o teleología.
Distinguir es conocer la d1"ferenc1a
· que h ay entre una cosa
dº De modo que este hábito es el que nos permite interrelacionar
y otra. Es hacer que algo se diferencie de otra cosa por me 10 elementos coherentemente en vistas a un fin. Eso será posible si
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34·
existe un principio ordenador, del cual se parta, y que a su vez síntesis, con el resumen. Un resumen lo podemos hacer todos
Y podemos pedirles a nuestros alumnos que hagan resúmenes:
resulte vertebral. porque es un buen modo de comenzar. Pero una síntesis no es un
La mera yuxtaposición de elementos, la mera adición o su- resumen.
matoria de elementos no me forja el hábito de la sistematización.
Estará bien que un sistema sea coherente. Pero lo más_ import_an- , L~ sínt~sis es ~l hábito por el cual se logra de algo la visión
te es que sea veraz. Tenemos que procurar qu esa s1stemat1za- mas 1~clusiva posible. La visión más totalizante. La visión más
ción que es coherencia en la interrelación y en la finalidad, es!é es~ncial, más s~stantiva y más condensada. Esto exige entrena-
al servicio de la verdad. De lo contrario, con la mera coherencia mien~o y trabaJo. Rumiar, meditar, experimentar, haber vivido
estudiando.
puedo inducir a otros al error.
El hábito de la crítica. No es malo el j r ·icio de la críti- . , Tiene que haber, para adquirir estos hábitos, una predisposi-
ca si entendemos qué cosa es la crítica. Som t r u n juicio a una ci?°; natu~al. Pero también tiene que haber un entrenamiento. El
pr~eba de validez es criticar. Examinar, v rifi ·ar criticar. El ha?lto se mculca, se genera, se cultiva y se ejercita desde adentro.
Existe u~a fuerza externa motivadora, pero el hábito lo engendra
arte de la apreciación de algo, es criticar.
cada qmen desde adentro.
También hay algunos recursos para formar el hábito de la
crítica. Al principio cuando uno empieza a culliv~r al hábito ~e Finalmente, hagamos una referencia a los distintos aspec-
la crítica lo más común es la apelación a la autoridad. Es decir, tos que pueden tener los hábitos.
yo quiero criticar tal obra, tal objeto; como todavía n~ tengo ele- Se puede hablar de los aspectos fisiológicos del hábito. De
mentos propios de juicio busco refugio en las autoridades que los aspecto~ ~sicológicos. De los aspectos éticos. De los aspec-
previamente han criticado lo que yo quie~ criticar. Es~e ~s un tos p~~agogicos. De los aspectos filosóficos. Y de los aspectos
camino perfectamente legítimo, es un cammo de aprend1zaJe ne- teologicos.
cesario, y que además hacemos todos naturalm nte.
Los aspectos fisiológicos son aquellos que, por ejemplo
Ahora bien en un momento determinado de mayor madurez, se refieren a la adquisición de habilidades y de destrezas. El cuer~
la apelación al ~ecurso de la autoridad (que no hay por qué aban- P?va ~?quiriendo ,ci~rtas predisposiciones físicas que facilitan la
donar) cede paso a la elaboración de un juicio propio. Que puede eJecuc10n de ese habito. El cuerpo se va habituando a determina-
ser complementario o suplementario o matizado ~on_ r~specto al das acciones y reacciones, que después uno ejecuta naturalmen-
de la autoridad en la que busqué amparo en un prmc1p10. te. Es~os aspectos fisiológicos del hábito dejan cierta huella en el
Llegamos al último de los hábitos, el hábito de la sínte- orgamsmo.
sis. Diría Aristóteles: "se necesita una vida de análisis, para un , ~ería un error desvincularse de los aspectos fisiológicos del
minuto de síntesis". Y es verdad. Por eso, no confundamos la habito, porque no somos ángeles. Si alguien quiere tocar bien la
36 •
·37
guitarra, lo principal es el talento, la inspiración, el arte, la musa: decir de o~ra~ compañías: la de la música, las lecturas, las pintu-
lo sabemos. Pero va a tener que encontrarle la vuelta a los dedos ras, los paisaJes, los objetos, etc.
de ambas manos para que no se traben en las cuerdas. Y eso es
fisiología. "La pintura está en la inteligencia, no en la mano", de- D~sde. el punto de vista ético el hábito simplemente tiene
cía Fray Petit de Murat. Y es cierto. Pero lo que quiso decir es que dos direcc10nes . O engendramos virtudes o engendramos vicios
primero está en la inteligencia. La mano secunda, recibe órdenes, Ya nos hemos referido a ello. ·
ejecuta.
,En su aspecto filosófico el hábito es la disposición que
No sobreestimemos, como hacen ciertas corri ntes mate- actua sobre una potencia. Para esto nosotros, como docentes 0
rialistas, los aspectos fisiológicos del hábito cr yendo que quien como alumnos, vamos a tener que estar preparados a los efectos
tiene estos aspectos domina una habitualida<l. P ro tampoco de hacer un descubrimiento de esas potencias.
descartemos la importancia, por menor qu s •a, d los aspectos
. El aspecto teológic~ del hábito ya no depende sólo ni prin-
fisiológicos del hábito. Ni "fisicismo" mat rialisla ni angelismo
cipalmente de nosotros, smo de la gracia sacramental de Dios y
desencarnado. Unidadjerárquica, que eso es ·1 hombre.
de nues!ra docilidad y fe teologal para saber pedir y conserv'ar
En cuanto a los aspectos psicológicos el ,1hábito, estos es- esa gracia.
tán vinculados principalmente a las asocia ion ' S d ideas, actitu-
T~~as las virtudes son necesarias para la vida intelectual.
des mentales derivadas de la experiencia. Tambien las teologales.
Hay que evitar un riesgo desde el punto cl , vista psicológi-
co. El riesgo es que el acostumbramiento a algo pu de reducir la
motivación o la incentivación respecto de se algo. Hay un refrán
latino que dice: "la costumbre engendrad precio".
En su faz psicológica el hábito debe ser 1al •rta de la concien-
cia que impide la mecanización. Una de las formas de evitar que
la excesiva familiaridad engendre menospr cio no familiari-
zarnos con cosas o personas connaturalmente menospreciables.
Si yo me rodeo de excelencias, el contacto con éstas me obliga
psicológicamente a estar a la misma altura. Hay personas cuyo
trato nos distingue, y hay personas cuyo trato nos menoscaba.
Hay personas cuya compañía buscamos porque son compañías
suscitadoras de una elevación espiritual. Lo mismo podríamos
CLASE2
40 ·
La vehemencia, la arduidad y la disponibilidad son las tres
Clase 2 condiciones generales.
No puede haber estudiosidad si ese anhelo o deseo de saber
LA VIRTUD DE LA ESTUDIOSIDAD no es vehemente. La vehemencia es la fuerza, el ardor, la pasión.

Una cosa es el conocimiento de la Verdad. Otra el apetito o La consagración y aplicación al estudio tiene que tener esta
deseo de conocerla. primera condición. Sin ganas ni ímpetu ni coraje, no se puede
anhelar el conocimiento de la Verdad. Máxime en un mundo do-
La estudiosidad se dirige a este último aspecto. Es la virtud minado por la mentira.
por la cual tenemos el anhelo ferviente de conocer la Verdad.
La arduidad es la capacidad de afrontar lo difícil; de no des-
Al mismo tiempo, es la virtud que regula, modera y ordena mayarse ni amilanarse ante los obstáculos; y hasta es -incluso-
ese anhelo, evitando excesos o defectos. la decisión de preferir lo que supone alguna dificultad provecho-
sa antes que el facilismo conformista.
Mientras mejor estudiosos seamos, mejor conoceremos y des-
cubriremos la Verdad, pudiendo servirla y comunicarla a otros. Se dice que lo arduo es un terreno áspero y fragoso. Cuesta
más caminar por él. Pero en muchas ocasiones se nos propone un
Estamos obligados éticamente a ello. Es uno de nuestros de-
terreno llano que no nos lleva a buen puerto. Nos hace cómodos,
beres. Conviene saberlo en esta época en la que se insiste tanto
simplotes, elementales, siempre prontos para conformarnos con
en los derechos. lo que está de moda, sin sentirnos obligados a conquistar lo me-
Por eso, Juan Pablo II, en su encíclica Veritatis Splendor, ha- jor. El facilismo arruina la vida intelectual.
bló de la diaconía de la Verdad. Esto es, del servicio prestado a
Un viejo proverbio latino, atribuido a Séneca, dice: ad astra
la Verdad, y del servicio que la Verdad nos presta. per aspera. ¿Qué significa? A las estrellas, o hasta las estrellas se
El acto propio de conocer pertenece específicamente a la in- llega mediante el camino más difícil, o mediante el camino del
teligencia. Pero el apetito, deseo o anhelo de conocer pertenece a sacrificio. Una pequeña gran lección.
la voluntad. Entonces, la estudiosidad es una virtud moral y está
La disponibilidad del alma es la tercera condición general de
vinculada a la gran virtud cardinal de la templanza. El estudioso
la estudiosidad.
es un hombre templado. Quiere conocer la Verdad pero con sere-
nidad, dominio de sí y sentido de la proporción. La disponibilidad es la entrega generosa, desinteresada, siem-
pre lista. "No estar disponible" -dice Gabriel Marcel- "quiere
LAs CONDICIONES GENERALES DE LA ESTUDIOSIDAD
decir estar ocupado consigo mismo". Al egoísta le es indiferente
Hay tres condiciones generales y siete específicas. la Verdad. La reemplaza por el provecho privado. Es propio del
egoísta que la verdad le resulte negociable, según su beneficio.
· 43

La disponibilidad, en cambio, sabe decir con el Gral. San Mar- Comparable con el desierto es el silencio. "No vamos al de-
tín: "mi vida es lo menos reservado que poseo". La he de ofrendar sierto para huir de los hombres, sino para aprender a encontrar-
gustoso en defensa de la Verdad. los", decía Thomas Merton. Y en eso al menos tenía razón. No
buscamos el recogimiento para aislarnos, desentendiéndonos del
prójimo. Lo buscamos como medio para descubrir y estudiar la
LAs CONDICIONES ESPECÍFICAS DE LA ESTUDIOSIDAD Verdad, y ofrecérsela a ese prójimo, tantas veces sumido en el
-La primera es establecer en nosotros una zona de silencio. error o el engaño.
En el bullicio, en el estrépito, en el vértigo, no se puede estudiar. -La tercera es la soledad. No necesariamente sinónimo de
Prestando atención a todos los ruidos e interferencias, tampoco. aislamiento físico, pero sí necesariamente sinónimo de ausencia
Y mucho menos, siendo nosotros los artífices de esos ruidos o de malas compañías, sean materiales o espirituales.
interferencias.
Existe una falsa soledad, hay que tener mucho cuidado. Quien
El silencio es la matriz de la palabra, y es el mejor resguardo está solo para evitar todo control, toda norma y todo orden, en
para el pensamiento fecundo. El ocio contemplativo necesita del nada le aprovecha ese estado. Quien es capaz de preservar su vida
silencio. Hay que procurárselo en el interior de nuestro ser. So- interior en medio del contagio exteriorista y consumista, habrá
bre todo, cuando las condiciones externas no nos ayudan mucho ganado mucho.
a ser silentes.
Esta pureza de la soledad, como la llamaba San Agustín, se
Ya sabemos que no todos poseen la hermosa y elevada voca- puede conservar en todas partes, aún en medio de la ciudad más
ción de monjes de clausura. Pero si nuestras vidas no tienen mo- turbulenta. Es cuestión de proponérselo con disciplina.
mentos de "monasticismo", será difícil emprender con sabiduría
la actividad intelectual. En las horas tristes de su destierro, Juan Manuel de Rosas
confesó en una de sus cartas: "Estoy tan solo, que mis únicas
-La segunda, prolongación de la anterior, es el recogimiento. compañías son el mate y el Ángel de la Guarda". Buena metáfora
El recogimiento es la capacidad para apartarse de lo superficial, para un criollo. Permite inteligir mejor lo que decimos. Sin esa
de lo frívolo, de lo insustancial y exterior. Es asimismo la capa- posibilidad de rumiar a solas, bajo una tutela celeste, no es posi-
cidad de ceñirse, de moderarse, de saber retirarse a tiempo de ble la estudiosidad.
lo mundano. Y es, principalmente, el deseo y la decisión de abs-
traerse de todo aquello que me impida la contemplación. -La cuarta condición específica de la estudiosidad es el ca-
rácter.
Uno de los grandes consejos de Santo Tomás de Aquino para
emprender la vida intelectual es el siguiente: "huye sobre todo Debemos entenderlo docentes y alumnos: para emplear bien
del vano activismo". El "hacer por hacer", siempre y en todo la inteligencia se requieren cualidades que no radican propia-
momento, es un obstáculo para el recogimiento. mente en la inteligencia.
·45
44·

Esas cualidades -firmeza, coraje, perseverancia, tesón, etc.- Son sólo algunos casos de pasiones desordenadas. Pero todos
suelen estar en el carácter. Esa señal o marca de nuestro obrar; ese podemos constatar cómo repercuten negativamente en la vida
estilo de nuestra conducta, ese sello de nuestra personalidad. intelectual.

Tener carácter es tener fuerza y elevación de ánimo. Y estos -La sexta condición es consecuencia de la anterior. Es la ne-
rasgos pertenecen a la voluntad. cesidad de las virtudes morales. ,

Por eso suele decirse, un poco vulgarmente pero no sin ra- También aquí pongamos un ejemplo para comprender mejor.
zones, que una persona dotada de gran inteligencia pero sin vo- Es el ejemplo de la humildad.
luntad, fracasa. Contrariamente, alguien de inteligencia media o
baja pero dotado de gran carácter, alcanza las metas propuestas. Sin humildad no se puede estudiar. Sólo el humilde se sujeta
gozosamente a la Verdad y está en la Verdad, decía Santa Teresa
Va de suyo que lo ideal es mancomunar la inteligencia despe- de Jesús.
jada con el carácter acerado.
Con la humildad buscamos, hallamos, descubrimos. Con la
-La quinta condición es el ordenamiento de las pasiones. soberbia caemos en todas las ficciones.
Lo dice Santo Tomás comentando la Metafisica de Aristóte- Nadie pierde la dignidad intelectual por saberse pequeño apo-
les: "El ejercicio de las virtudes morales por las cuales son domi- yado en los hombros de gigantes. Nadie pierde entidad si acepta el
nadas las pasiones, importa sobremanera para la adquisición de magisterio de los hombres sabios que nos precedieron. Nadie se
las ciencias". · rebaja si admite que importa la Verdad, no quien la dice. A estas ac-
Sumidos como estamos en un ambiente inmoral, se ha ido titudes nos conduce la humildad. Y estas actitudes son las propias
produciendo entre nosotros ese triste fenómeno que denunciara de quienes deseen tener los hábitos del pensamiento riguroso.
el Papa Pío XII con clarividencia: el cansancio de los buenos y el - La séptima y última condición específica de la estudiosidad
acostumbramiento al mal. es la plegaria.
Entonces, ya no solemos reparar en el daño que nos causan No consiste solamente en rezar antes de estudiar, hábito dig-
los desórdenes en la vida pasional. Creemos que es pura retórica nísimo y loable que siempre deberemos mantener.
moralista. Pero esos desórdenes existen y son funestos. La pere-
za, por ejemplo, disipa la memoria. El orgullo nos aleja de la ne- Enbuenahora quien tenga por costumbre comenzar la jorna-
cesaria docilidad ante la realidad. La envidia me mueve a recha- da de estudio con una oración.
zar una verdad enseñada por un maestro, porque no fui yo quien
Pero la plegaria aquí invocada es algo más hondo. Es impregnar
la descubrí. La iracundia me convierte en un personaje obstinado
el estudio de un espíritu de adoración a Dios; consagrar a Dios
en el error o en la confusión.
46-
·47
los estudios, y tener nuestra mirada abierta hacia la trascenden- Hay muchos buenos consejos al respecto. Quevedo, por ejem-
cia, para no conformarnos solamente con lo terrenal. plo, pedía andar "con pocos pero doctos libros juntos"; y nues-
Los grandes científicos e intelectuales han sido hombres de tro Martín Fierro nos dice que "es mejor que aprender mucho el
Fe. Contrariamente a lo que suele decirse, el ateísmo no es la ca- aprender cosas buenas".
racterística dominante en los hombres de estudio. "El hombre Los dos consejos apuntan al mismo fin: si podemos leer mu-
encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir", cho y bueno, mejor. Pero en la disyuntiva es preferible leer lo
enseñaba Pascal. bueno. "No hay tiempo para todo -recomendaba el Padre Caste-
Llegados a este punto una recapitulación elemental se impo- llani-. Lea a los clásicos".
ne, y es para examinarnos y saber discernir si nuestra estudio- Podrá discutirse qué significa "leer lo bueno". Pero sobre la
sidad es un hábito virtuoso o una simple rutina. Y para darnos conveniencia de no leer lo malo podríamos llegar a un acuerdo sin
cuenta de cuáles son las condiciones que tenemos y cuáles son sobresaltos. Esos innúmeros libros fabricados como best seller,
las que nos faltan. como lecturas de verano, de ocasión, de última moda, de escánda-
Los INGREDIENTES DE LA ESTUDIOSIDAD los y de amarillismos, no merecen nuestra atención. Son golosinas
para el alnia, como decía Sócrates protestando las enseñanzas de
Son seis. Veámoslos individualmente. los sofistas. Parecen alimentar, pero causan indigestión.
- El primero es la concentración. Es sabido que cuando se De allí que Gustavo Thibon acuñara la frase "embrutecidos
concentra la luz, mediante una lupa, el calor se acumula. Contra- por la lectura", para referirse a los lectores compulsivos de pági-
riamente, cuando se difunde demasiado la luz, se debilita. nas superficiales, tóxicas, banalizantes y masificadoras. Con esta
clase de "lectores" se forma el pensamiento único, que tanto daño
Nuestra inteligencia ha sido comparada con una lupa, en este causa a la inteligencia.
sentido. No resulta recomendable el vaivén, el ir y venir sin re-
poso, el ocuparse de varias y diversas cosas simultáneamente. Lo - El tercer ingrediente es la memorización.
recomendable es ocuparse de un objeto de estudio a la vez. Del
modo más exhaustivo posible. Prefiriendo la profundidad a la ex- A pesar del descrédito que padece hoy, memorizar sigue sien-
tensión, la hondura al volumen. do un ejercicio pedagógicamente aconsejable. Porque lo que se
une al espíritu por el lazo de la memoria actúa desde nuestra in-
Sigue siendo válido el famoso refrán español: "quien mucho terioridad e influye de manera decisiva.
abarca poco aprieta".
Está claro que no hablamos aquí de una memorización mecá-
- El segundo es la lectura. nica, monocorde, forzada y sin significaciones. Pero sí de esa no-
ble capacidad de retener lo esencial, de conservar lo sustantivo,
·49

de grabar lo conveniente para engrandecer nuestro horizonte técnica, ciencia u oficio. Acaba siendo un técnico bien dotado
cultural. para su particular tarea, pero carente de un criterio totalizador.
Puede separar una pieza del todo, y analizarla con detallismo y
Poesías, oraciones, textos litúrgicos, pasajes bíblicos, citas
precisión. Pero pierde de vista el todo y la capacidad por reinte-
magistrales, bien valen el esfuerzo de nuestra memoria activa, en
grar a él la pieza separada.
acto, esforzada y fiel.
La especialización que es ingrediente de la estudiosidad, en
Es una paradoja que los mismos que se oponen a la memo-
cambio, es otra cosa.
rización -alumnos o profesores- suelen hacer alarde de retener
interminables listas de jugadores de fútbol, de actores, de marcas Este especialista no ignora lo universal ni las grandes totali-
de automóviles o de cualquier otro conocimiento baladí. dades, ni las imprescindibles ampliaciones cosmovisionales. Si
es cardiólogo, sabe que importa antes el hombre que la aurícula
- El cuarto ingrediente es la profundización.
derecha del corazón. Si es urbanista, sabe que el ciudadano es
Sencillamente porque no conviene "tener un océano de cono- más importante que el puente o la autopista; y si es ingeniero
cimientos de un milímetro de profundidad", sino conocimientos hidráulico no olvidará que esa represa que no tiene secretos para
fundamentales, bien asentados, ahondados, con espaciosas raí- él, llevará auxilio a una aldea o a una comarca formada de seres
ces echadas en nuestra alma. concretos.
Conocer es conocer por las causas; y las causas están ente- Cuando la especialización abandona esta perspectiva univer-
rradas en los hondones de la realidad. Hay que tomarse el grato sal, el especialista deja de ser un hombre sabio. La tierra no pue-
pero arduo trabajo de cavar lejos de la superficie, hasta encontrar de prescindir del cielo, y el cielo debe iluminar la tierra. Estará
el agua fresca de la sabiduría. bien que la filosofía quiera recibir el amparo de la técnica. A con-
dición de que la técnica no se decapite a sí misma cerrándose al
- El quinto es la especialización. ventanal de aire puro que le abre la filosofía.
Hay un riesgo en esto, que ya denunciara en su momento Or- - El sexto ingrediente es la apertura al misterio.
tega y Gasset. Él lo llamaba "la barbarie de la especialización".
Consiste en el error de desdeñar.lo universal para ceñirse a lin La noción de misterio no puede estar ausente en quien se
área cada vez más reducida, que nos atrapa y esclaviza haciéndo- aboca al estudio.
nos perder la necesaria cosmovisión integradora.
Ante todo, porque paradójicamente, la palabra misterio no
Este especialista rechaza por indebida la formación huma- significó originalmente lo que con ella designamos ahora. No sig-
nística, los grandes estudios literarios, filosóficos o históricos, y nificó lo oculto, lo velado, lo secreto, sino lo diáfano y transpa-
se circunscribe por lo general a los detalles meticulosos de su rente y luminoso.
50 ·

Quien penetraba en esta claridad era un iniciado, que es otra de La estudiosidad es una virtud para ser aplicada. Con ella, ten-
las acepciones etimológicas más antiguas que tiene esta palabra. go que ser un cooperador activo de la Verdad.
Dicho en forma breve y simple: el estudioso tiene que ser un ini- En su encuentro con los seminaristas, en la Iglesia de San
ciado en claridades. Un descubridor y portador de cosas diáfanas. Pantaleón, en Colonia, el 19 de agosto de 2005, el Papa Benedic-
Pero hay un segundo sentido por el cual decimos que la aper- to XVI les dijo: "Es necesario un estudio profundo. Todo debe
tura al misterio es un ingrediente de la estudiosidad. Y en este enlazarse con las preguntas de nuestra razón. Este estudio, a
segundo sentido, la palabra se asocia más a su significado co- veces, puede parecer pesado, pero constituye una parte insusti-
tuible de nuestro encuentro con Cristo, y de nuestra llamada a
rriente. anunciarlo".
El que cree que todo es obvio, decía García Morente, jamás
llegará a ser un buen filósofo. Tenía razón, pero no sólo se aplica Lograda síntesis de la misión pendiente que tenemos por de-
lante.
el duro enunciado para el filósofo.
El que cree que ya descubrió todo, que obviamente nada tie-
Los VICIOS CONTRA LA ESTUDIOSIDAD
ne secretos para él, que ya ha llegado al fondo de la cuestión, que Son dos. Uno por defecto, y se llama negligencia. El otro por
ha agotado el tema de investigación, ése, indudablemente, carece exceso, y se llama curiosidad.
del don de la estudiosidad.
La negligencia es la voluntaria omisión de estudiar lo que me
El que ha perdido la capacidad de asombro y de admiración, corresponde, según mi condición y mi estado. O lo que me co-
el que se conforma con lo inmanente sin buscar jamás lo tras- rrespondería conocer para hacer fructificar mis talentos.
cendente, el que se juzga a sí mismo un "sabelotodísimo", como
escribía irónicamente el Padre Castellani, ése no tiene pasta de Un estudiante de abogacía que se niegue a estudiar Derecho
hombre de ciencia. Penal, o que lo estudie al modo corriente, para sacarse la asigna-
tura de encima cuanto antes, cae en negligencia. Lo mismo al-
Entonces, abrirse al misterio es buscar la luz plena. Pero no guien con probado talento natural para la música, por su oído o
debemos creer que la hallamos al primer encendido de una vela. por la habilidad de sus manos ante ciertos instrumentos, y que
Llegados a este nuevo punto, se impone una segunda recapi- por pereza o descuido no quisiera sacar legítimo provecho de sus
dones.
tulación.
Debemos saber con qué ingredientes contamos y con cuáles Este vicio se agrava cuando lo cometen aquellos que tienen
no. Cómo adquirir los que nos faltan y cómo utilizar los que ya más altas responsabilidades educativas, culturales o profesiona-
les. Es decir aquellos que estando obligados a saber determina-
tenemos.
das cosas, las ignoran con desaprensión.
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Es la ignorancia culposa, fruto de la desidia, de la pereza o de Imitemos al buen Sancho Panza, ejemplo de docta ignoran-
la soberbia. O de sendas cosas combinadas. cia. Y repudiemos al indocto culto, cuyo mejor retrato trazó Mi-
Para comprender mejor lo que decimos conviene distinguir guel de Unamuno en su soneto Don Juan de las ideas:
entre la docta ignorancia y la indocta cultura. · Don Juan de las ideas que cortejas
todas las teorías, libertino
. Poseen docta ignorancia los hombres de sentido común, que
sm haber estudiado en forma sistemática tienen, sin embargo, del pensamiento, eterno peregrino
esa sapien~ialidad esencial de las cosas, movidos por el buen tino, del ansia de saber, sé que te quejas
la prudencia, el respeto por las sanas tradiciones y la recta expe- de hastío de inquirir y que aconsejas
riencia. Es admirable encontrarse con esta clase de personas. Así á los mozos que dejen el camino
le sucedió a Chesterton conociendo a los campesinos de Italia y de la ciencia y encierren su destino
de España. iQué cultos son estos analfabetos!, exclamaba feliz. de la santa ignorancia tras las rejas.
No amor á la verdad, si no lujuria
Poseen indocta cultura aquellos que -tal vez cargados de tí- intelectual fué siempre el alimento
tulos universitarios- pagan tributo a la superficialidad, al pensa- de tu mente, lo que te <lió esa furia
miento único políticamente correcto, a la masificación de ideas y de perseguir á la razón violento,
de criterios, a los artificios ideológicos, a los snobismos y modas mas ella se vengó de tal injuria
culturales. haciendo estéril á tu pensamiento.
Siempre existieron esta clase de personajes. Pero como bien El pecado por exceso contra la virtud de la estudiosidad es la
di~eAugust_o del Noce, parecería que ahora se ha descubierto que curiosidad.
la ignorancia se puede enseñar; y que este gran descubrimiento
conforma una industria que deja buenos dividendos a sus artífi- Es querer saber sin orden, ni mesura y -sobre todo- sin la
ces, principalmente los dueños de los grandes medios masivos de menor preocupación por la Verdad. Estudiar para pecar, para ma-
comunicación. nipular a otros, para dedicarse a fines espurios o deshonestos.
Es esa "ciencia que hincha", según el buen decir de San Pablo
. Para evitar la negligencia el mejor antídoto es consagrar la
VI<la a la Verdad. Los antiguos romanos lo dijeron con un aforis- (1 Cor 8.1). No saber esencial sino fatuo, arrogante, fanfarrón,
mo muy preciso: vitam impendere vero. totalmente desencaminado.

Para evitar la indocta cultura -que también es un modo de Santo Tomás de Aquino nos explica que este vicio puede afec-
negligencia, pues consiste en el fondo en una renuncia a la ardui- tar a dos ámbitos:
dad y en una preferencia por el facilismo- el mejor remedio es el a. al conocimiento intelectual
sentido común. b . al conocimiento sensible
54 · ·SS

Veamos cómo afecta la curiosidad al conocimiento intelectual. seas tampoco curioso en conocer demasiadas cosas". Todo cono-
cimiento guiado por la presunción o la arrogancia es malo.
-Cuando se estudia en orden a un fin malo. Alguien que estu-
diara química o farmacología para propagar una enfermedad. Veamos cómo afecta ahora la curiosidad al conocimiento
sensible.
-Cuando se estudia para engañar al prójimo, haciéndosele
creer incluso que el hallazgo de la Verdad es inmodestia. A veces Los casos más corrientes y vulgares son los de aquellos hom-
se nos acusa de creernos los dueños de la Verdad. Hay muchas bres lujuriosos que se valen de los sentidos, no para conocer sino
respuestas ante esta torpe acusación. Pero hemos escuchado una para pecar.
que nos sigue pareciendo ocurrente y justa: "no somos los due-
ños de la Verdad, pero somos los hijos del dueño". En efecto, so- La vista, el tacto, el oído, el olfato, el gusto, son vías legítimas
mos hijos de Dios, que es la Verdad. Por lo tanto, hacemos bien y necesarias de conocimiento. Pero cuando esas vías se apartan
en buscarla, descubrirla, amarla, servirla y proclamarla. de la virtud de la templanza producen efectos nocivos.

-Cuando por estudiar novedades pasajeras e insustanciales Esta clase de pecadores suelen ser patológicamente curiosos.
descuidamos el estudio de lo perenne y duradero. Nunca se conforman con las imágenes sucias que llevan vistas, ni
con la pseudomúsica que van escuchando, ni con los mil sabores
-Cuando pretendemos estudiar de la mano de falsos maes- que van consumiendo. Terminan siendo adictos.
tros, tenidos públicamente por tales. Es el caso de quienes acu-
den a adivinos, magos, ocultistas, futurólogos o los llamados Psicológicamente es un problema serio de tratar. Pero moralmen-
"opinólogos", tan tristemente abundantes. te, para llamar a las cosas por sus nombres, es una degeneración.

-Cuando no se quiere ordenar el conocimiento de las creatu- Y llegados ahora aquí, nuestra tercera recapitulación apun-
ras al conocimiento de Dios. Así obran quienes pretenden esta- ta sencillamente a saber discernir si algunos de estos pecados
blecer una feroz dialéctica entre la Fe y la Razón, regocijándose contra la estudiosidad nos está afectando. Es preciso examinar
vanamente cada vez que creen realizar algún descubrimiento que nuestra conciencia para saber si somos negligentes o curiosos.
"probaría" la inexistencia de Dios. En ambos casos hay antídotos probados que podemos aplicar.
Por eso comenzamos esta clase analizando las condiciones y los
-Cuando se aspira a conocer lo que trasciende o supera la ingredientes de esta gran virtud.
propia capacidad. O se está convencido de que nada humano o
divino me puede resultar ajeno a mi limitada inteligencia.
"No busques lo que está sobre tus fuerzas" -dice el Eclesiás-
tico (3, 22-23)- ni investigues lo que no está a tu alcance, ni
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Dos TEXTOS DE SANTO ToMAs DE AQUINO QUE Nos l. No mires quién lo dice, mas lo que diga de bueno encomién-
PUEDEN AYUDAR AL CULTIVO DE LA ESTUDIOSIDAD dalo a tu memoria.
Consejos para el Estudio. Carta al hermano Juan m. Trata de comprender aquello que lees y que oyes.
"Mi amadísimo en Cristo hermano Juan: Me has preguntad0 n. Aclara tus dudas.
cómo te conviene estudiar de modo que llegues a adquirir el teso-
ro de la ciencia. Estos son los consejos que te doy: o. Esfuérzate por ubicar todo lo que puedas en el cofre de tu
mente, como quien desea llenar un vaso.
a. No te lances de golpe al océano, sino entra en él por los
arroyuelos, porque es conveniente que de lo más fácil p. No investigues las cosas que te superan.
desemboques en lo más difícil. Si sigues estas huellas llevarás y producirás, durante el tiem-
b. Quiero que seas tardo en el hablar, y tardo para acudir allí po de tu vida, hojas y frutos útiles en la viña del Señor de los Ejér-
donde se habla. citos. Si te atienes a todo esto podrás alcanzar lo que deseas.
c. Conserva la pureza de conciencia. Oración para antes del estudio
d. No dejes de entregarte a la oración. Inefable Creador, que de los tesoros de tu sabiduría designas-
te tres jerarquías de ángeles, colocándolas de maravillosa mane-
e. Gusta de frecuentar tu celda si quieres ser "introducido en ra en el cielo empíreo, y dispusiste todas las partes del universo
la celda del vino". con singular orden y hermosura.
f. Muéstrate amable con todos. Tú Señor, que eres llamado fuente verdadera de luz y de la
g. No quieras andar averiguando los hechos ajenos. sabiduría, y principio supereminente, dígnate infundir en mi en-
tendimiento un rayo de tu claridad, apartando de mí las dos os-
h. No seas demasiado confianzudo con nadie, pues el exceso curidades con que he nacido, a saber, el pecado y la ignorancia.
de familiaridad engendra el menosprecio y da ocasión de
sustraer tiempo al estudio. Tú que haces elocuentes las lenguas de los niños, instruye mi
lengua y derrama en mis labios la gracia de tu bendición.
i. No te entrometas de manera alguna en palabras y obras de
los hombres del mundo. Dame viveza para entender. Capacidad para retener. Facul-
tad y modo para aprender. Sutileza para interpretar y gracia co-
j. Huye por sobre todo del vano activismo. piosa para hablar.
k. No dejes de seguir la huella de los santos y de los hombres En todas mis obras, enséñame a comenzarlas debidamente,
de bien. dirígeme a la ejecución y corónalas con un éxito feliz.
58- · 59

Tú que eres verdadero Dios y verdadero hombre, y vives y El entendimiento no debe ser tomado aquí como sinónimo
reinas por los siglos de los siglos. Amén. de facultad intelectiva sino como la recta captación, la recta
aprehensión de los primeros principios que nos permiten
LAs PARTES DE LA PRUDENCIA actuar.
La prudencia es la madre de todas las virtudes. Sin ella las Esos primeros principios son los que el hombre puede encon-
demás pueden resultar inconducentes. trar en su interior con naturalidad, y que no necesitan demostra-
Ya la mencionamos en la clase anterior. Pero detengámonos ción alguna. Por ejemplo, "lo que es, es, lo que no es no es"; "la
ahora en sus partes. operación sigue al ser", es decir la voluntad sigue a la inteligen-
cia; "la causa es anterior al efecto", etc.
La memoria es aquella parte de la prudencia por la cual sa-
bemos aprovechar rectamente las experiencias vividas. Tanto las Son axiomas que no necesitan prueba, que no necesitan de-
vividas individualmente como por los hombres, en general. mostración. Sabemos que las cosas son así.

Experiencias, tradiciones, legados, herencias: todo le sirve a Todos estos principios que son de orden natural, que son de
la memoria para aprender y aplicar lo aprendido. Una de las ma- sentido común, ¿con qué los captamos nosotros?, ¿con qué lo in-
yores ventajas que nos ofrece es que nos permite determinar una teligimos nosotros? Con esta parte de la prudencia que se llama
regla segura: dadas determinadas causas se producirán invaria- entendimiento. Cuando falla el entendimiento el hombre es im-
blemente los mismos efectos. Y esto, desde el punto de vista cien- prudente.
tífico, desde el punto de vista pedagógico, es fundamental. Saber Muchos casos concretos de imprudencia se deben a la pér-
que si me encuentro con las mismas causas me voy a encontrar dida del entendimiento. Muchas conductas imprudentes son
con los mismos efectos es indispensable para el provecho intelec- consecuencia del deterioro del entendimiento o del abandono in-
tual. Me impide repetir errores y me insta a reiterar aciertos. tencional del entendimiento. Y por el contrario, cuando tenemos
La memoria puede ser considerada como sinónimo de his- abundante cantidad de principios axiomáticos incorporados, más
toricidad. La propia y la ajena, pero que igualmente incide en fácil nos resulta entender en el sentido prudencial de la palabra.
nosotros. Tengamos presente, en consecuencia, lo que decía el Cuando estamos ante una materia nueva cuyo estudio tene-
Papa León XIII repitiendo a Cicerón: "la primera ley de la histo- mos que encarar, si nos falla el entendimiento se nos hace más
ria es no atreverse a mentir; la segunda, no tener miedo de decir difícil la captación y el aprendizaje.
la verdad".
Luego tenemos la docilidad.
La segunda parte que forma la virtud de la prudencia es el
entendimiento. Es ante todo docilidad a la realidad. El hombre prudente es el
hombre dócil a la realidad, el que no cree que las cosas son lo que
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a él le parecen, sino lo que realmente son. Estamos hablando de o espiritual por la cual yo digo: "no sé esto, lo pregunto"; la so-
un acatamiento a la naturaleza de las cosas. Si quiero salir por la lercia es la actitud complementaria: "no sé esto, lo investigo por
ventana de un décimo piso conjeturando -y porfiando- que para mis propios medios". Ambas conductas son necesarias para ser
mí es la puerta del ascensor, tendré una rápida aunque dolorosa prudentes.
lección de realismo y de docilidad.
Es cierto que a veces, por comodidad, aplicamos más la doci-
Bien dice Gilson que el punto de partida prudencial de un lidad que la solercia. No sé y pregunto, y quiero que alguien me
realista es afirmar: las cosas son, por eso pueden ser cosas cono- conteste pronto, corto y sencillo. Pero en condiciones normales o
cidas. Lo contrario es el idealismo que lleva al relativismo ético, ideales las dos partecitas de la prudencia se necesitan y se com-
tantas veces condenado por el Santo Padre. plementan. No sé y con humildad pregunto. No sé y con humildad
Pero también la docilidad como parte de la prudencia signi- busco quien me conteste. No sé y soy dócil al requerimiento que he
fica algo más que apunta al orden moral. Es sinónimo de humil- hecho a mis mayores. Pero no sé e investigo. No sé y me preocupo
dad. La persona dócil es aquella que acepta sus límites y que, por por tomar la iniciativa, por buscar con mis propios medios.
lo tanto, sabe a quién tiene que pedir auxilio, consejo o guía. La otra parte de la virtud de la prudencia es el razonamiento.
No lo sabemos todo, por eso es importante saber a quién po- El razonamiento al que nos referimos es la recta aplicación de
demos acudir para que nos respondan las cosas que no sabemos los principios a un hecho concreto. Antes enunciábamos algunos
nosotros. de esos principios. Ahora estamos diciendo otra cosa. Estamos
Luego tenemos la solercia, palabra prácticamente desconocida. diciendo que por el razonamiento no solamente recuerdo esos
principios o los conozco sino que los puedo aplicar. No se olviden
Por solercia entendemos dos cosas. Por un lado, la capaci- que la prudencia es eminentemente una virtud práctica.
dad de reaccionar ante lo imprevisto, ante lo súbito, ante lo que
acontece de una manera inesperada. Si sucede algo súbito, algo Si yo sé que la causa es anterior al efecto estoy sabiendo un
imprevisto, algo inesperado y reacciono para bien, esa reacción principio axiomático. Pero si sé aplicar ese principio a un hecho
es prudente, esa reacción está impregnada de solercia. concreto que me toca protagonizar como intelectual, como cien-
tífico o como estudiante, pues entonces habré utilizado esta par-
Siempre suceden cosas imprevistas que nos descolocan. En tecita de la prudencia que llamamos razonamiento.
la vida intelectual es muy frecuente. La solercia es la parte de la
prudencia que nos permite reaccionar virtuosamente frente a lo La prudencia siempre opera de este modo. Principios o
imprevisto, frente a lo inesperado. instancias que iluminan a las circunstancias concretas.

Pero algo más es la solercia y sirve de complemento a la La otra parte de la virtud de la prudencia es la que llama-
docilidad. Porque si la docilidad es la actitud mental, intelectual mos providencia. Se conoce popularmente como la previsión.
~ ,. --:..,_.,,_~

·. ' - - - - -· - -

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El arte de ser previsores. Si sé que tengo que dar un examen en el aquello que sea necesario para que mi condición prudente quede
mes de marzo empiezo a prepararlo prudencialmente en el mes en evidencia.
de diciembre. Esa parte de la prudencia que me permite regular
los futuros y tener señorío sobre esos tiempos venideros, es la Lo propio también del circunspecto es ~l cuidado; est_o es,
providencia. la cautela que necesitamos para no confundirnos. La sagacidad,
que no debe ser confundida con su parodia que es la astucia.
No se trata del don de profecía, sino del elemental y posible
don de organizar nuestras vidas con las debidas precauciones. Por ejemplo, hay circunstancias en las cuales somos elogiados
Santo Tomás dice que es el ordenamiento de la razón de las cosas y otras en las cuales somos reprendidos. El cuidadoso y sagaz es,
que se me han impuesto cumplir. tanto el que sabe elogiar o reprender, como el qu~ sabe eval_nar
los elogios y las reprimendas que recibe. Hay u~ tipo de el?~10 Y
No conozco ni sé lo que tengo que hacer de acá a diez años. de alabanza que es adulación y que quiebra la circunspec:10n. Y
Pero conozco lo que tengo que hacer de acá a 3 o 6 meses. Y si lo hay un tipo de reprensión que también quiebra la prudencia! Yes
conozco puedo ordenarlo, regularlo, y de acuerdo con el fin que aquella que humilla o asfixia, o que le impide al hombre rectificar
me impone esa obligación futura organizar y estructurar los me- el yerro por el cual lo estamos reprendiendo.
dios necesarios. Todo esto lo puedo hacer gracias a esta parte de
la virtud de la prudencia que se llama providencia. Quedan tres partes más por mencionar que son también muy
importantes.
Después tenemos una parte, lamentablemente muy descui-
dada, que es la circunspección. La eubulia, palabra de origen griego que podría traducirse
como buena consejera.
La circunspección significa el respeto por la naturaleza de las
circunstancias que me tocan vivir. Saber descifrar la naturaleza Es decir que la eubulia es la parte de la prudencia por la cual
de las circunstancias que me tocan vivir es propio del hombre puedo dar y pedir un buen consejo.
circunspecto.
Este es todo un tema, porque desde el punto de vista b~ológi-
Gran parte de nosotros pecamos de falta de circunspección. co el consejo es un don del Espíritu Santo. Y este don consiste en
No puede uno comportarse en misa como en una festichola. Uste- resolver las situaciones límites o cruciales de la vida de manera
des me dirán que algunos o muchos lo hacen, pero lo hacen por- tal que, en principio, quede intacta la ley de Dios.
que lamentablemente no tienen la virtud de la circunspección. Entonces, no hay nada más opuesto al consejo que ese gesto
Se respeta la naturaleza de las circunstancias en todo, en popular, según el cual, le colocamos la mano en el hom~ro -cam-
los gestos, en las palabras, en los ademanes, en el talante y todo pechanamente- al otro y le decimos lo qu~ el otro qmere, escu-
char. O cualquier zoncera para que quede bien parado. Estan tan

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64 ·
es que sean todo esto ante los hechos naturales de la vida intelec-
mal las cosas, que parecería que aconsejar es el modo práctico de
asegurarse que el fin justifica los medios. tual y universitaria.

Luego tenemos la synesis que es otra palabra griega, y que Sepamos algo más para concluir.
significa sensatez o buen sentido. Es complemento de la eubu- La prudencia tiene dos riesgos. Un riesgo es la impremedi-
lia, ¿por qué? Porque la eubulia busca los buenos consejos o da tación y el otro riesgo la inconstancia. Se puede pecar contra la
buenos consejos, mientras que la synesis añade el recto juicio es prudencia por impremeditación o por inconstancia.
decir la sensatez.
El impremeditado es el que actúa sin meditar, el atolondra-
Busco consejo y me lo dan; y busco un segundo y un tercer con- do. El inconstante es el que tiene iniciativa pero no terminativa,
sejo y me lo dan también, pero ¿cómo discierno cuál es el consejo como decía Castellani.
adecuado para mí? Mediante la synesis, mediante la sensatez.
No necesitamos ni impremeditados ni inconstantes, sino
Y finalmente tenemos la gnome. prudentes.
Es la parte de la prudencia por la cual resolvemos situaciones A nuestros alumnos, y a nosotros mismos, no tenemos que
que son extraordinarias. Es decir que salen de lo ordinario, de ofrecerles u ofrecernos sólo la definición de cada parte de la pru-
lo corriente. Porque cuando los hechos con los que tenemos que dencia. Está bien para empezar. Pero en rigor no debemos ser
enfrentarnos son los hechos ordinarios nuestras reacciones son teóricos de las virtudes. Tenemos que ponerlas en práctica. Cada
las reacciones habituales. Pero ¿qué sucede cuando estoy ante un uno en el área que le toque desempeñarse.
hecho extraordinario? Un hecho extraordinario es el que sale de
lo ordinario, no un hecho maravilloso. Cualquier hecho que salga
de lo ordinario es extraordinario. No puedo resolver un hecho
extraordinario como resuelvo un hecho ordinario. Para resolver-
lo necesito esta parte de la virtud de la prudencia que se llama
gnome.
Nuestra última reflexión recapitulatoria, por hoy, es la si-
guiente:
Estará muy bien que nuestros alumnos enriquezcan su vo-
cabulario, y conozcan nuevas palabras como eubulia, synesis y
gnome. Pero el objetivo es otro. El objetivo es que sean eubúlicos,
synésicos y gnómicos, que sean prudentes. Y además el objetivo
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CLASE3
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68 · · 69

Los primeros en importancia son los bienes honestos a los


Clase 3
cuales se ordenan los otros. No es ilegítimo el bien útil si esta or-
denado al bien honesto. No es ilegítimo el bien deleitable si esta
LAs REGLAS PARA LA VIDA INTELECTUAL ordenado el bien honesto. Pero un bien útil que se quiera conse-
DE SAN BERNARDINO DE SIENA guir a expensas del bien honesto produce el mal del utilitarismo.
Y un bien deleitable que se quiera conseguir a expensas del bien
Vamos a completar el estudio de las partes de la prudencia honesto provoca el mal del hedonismo.
con la mención de unas reglas muy prácticas y muy sencillas de
San Bernardino de Siena, que nos enseñó el Dr. Bernardino Mon- De modo que la primera regla, que es la regla del aprecio,
tejano. Datan del año 1427, pero tienen una asombrosa vigencia. supone sencilla y redondamente saber apreciar el estudio, los sa-
beres y los bienes. Apreciar a los maestros, a sus lecciones, a los
La primera regla es la del aprecio. La segunda la separación, grandes libros. Apreciar esa luz intelectual plena de amor, amor
la tercera la tranquilidad, la cuarta la del orden, la quinta la de del sumo bien pleno de alegría, alegría que trasciende todo do-
la perseverancia, la sexta la discreción y la séptima la de la de- lor, como lo sintetizara Dante.
lectación.
Esta regla del aprecio también consiste en saber -como lo
lPor qué la primera es la regla del aprecio? Porque nadie enseña el Padre Alfredo Sáenz- que es preferible ser confidente
puede consagrarse a la vida intelectual si no tiene aprecio por de las grandes ideas y no inventores mediocres. Sin humildad no
ella, si no tiene amor por la vida intelectual. Uno nunca llega a se puede dar este paso.
estudiar en serio si primero no aprecia el estudio.
La segunda regla es la de la separación. San Bernardino la
Apreciar al estudio significa, por lo pronto, jerarquizar los sa- explica mediante un ejemplo gracioso, típico de la época:
beres. Hay un saber de información, hay un saber de formación
y hay un saber de salvación. A este último deben ordenarse los Había una vez un vendedor ambulante que ofrecía un remedio
restantes. Por lo que decía el Catecismo de primeras nociones: eficacísimo para protegerse de las patadas del burro. Y ese remedio
estaba contenido en una pequeña y misteriosa cajita. El vendedor,
La ciencia más acabada con la verborragia propia de los de su oficio, consigue vender la ca-
es que el hombre bien acabe. jita. Cuando la abren, quienes la iban adquiriendo, se encuentran
Porque al fin de la jornada, absortos con que en ella hay nada más que una soga de dos metros.
aquel que se salva, sabe "Este es el mejor remedio", les dice el negociante. "Aléjense del bu-
y el que no, no sabe nada. rro lo que marca la soga y nunca recibirá patada alguna".
Apreciar el estudio significa, además, jerarquizar los bienes, iAléjense de los burros! Para poder estudiar hay que separarse
distinguiendo entre los útiles, los deleitables y los honestos. de muchas cosas y de muchos personajes cuya compañía no nos
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70.

resultan edificantes. Separarse de todo lo que sea disipación, di- Despojar a las cosas del orden es despojar a las cosas de lo m~
vagación, pseudointelectualismo. De los titulares de la "intelli- que tienen. Pero el orden al que se está refiriendo Santo Tomás, y
gentzia" con sus zonceras o perversidades, de los fabricantes de al que se refiere San Bernardino, no es sinónimo de ordenancis-
"libros para el verano", de las modas culturales impuestas por el mo exterior o superficial, sino de concordia interior, de armonía
pensamiento único, como ya hemos dicho. de las cosas, de funcionamiento natural de la realidad, sin defor-
maciones. Es un orden interior que se traduce en el exterior, o
Al comienzo del Quijote, Cervantes imagina un diálogo asom- que se exterioriza.
broso, bajo la forma de un soneto, entre Babieca y Rocinante. El
caballo del Cid le dice al del Manchego: "Metafísico estáis"; y Ro- No puede existir este orden si no hay sentido de la docilidad,
cinante le contesta: "Es que no como". La enseñanza paradojal es de la responsabilidad y de la disciplina.
clara: para estar metafísico hay que evitar el mal alimento, sien- La otra regla mencionada es la de la perseverancia. Allí
do preferible el ayuno a la indigestión de tonterías. donde hay una voluntad hay un camino, dice San Bernardino. Si
La tercera regla es la de la tranquilidad. La tranquilidad es te caes siete veces te tienes que levantar ocho. Leonardo Da Vin-
el sosiego. Tengan en cuenta esto: se puede sosegar el mar pero ci, por su parte, solía repetir una fórmula con buenos resultados.
no un charco de agua estancada. El charco de agua estancada Él hablaba del obstinado rigor, porque no puede haber estudio,
nunca se sosiega, pero el mar sí, y es admirable ver un mar sose- si no se tiene esforzada dedicación. El facilismo es la trampa a
gado, después de haberlo contemplado embravecido. la que nos conduce la pérdida del obstinado rigor. Como con las
dietas adelgazantes, no son viables las tretas mágicas y rápidas.
Quiere decir que el sosiego es una virtud, propia de los hom- Lo único que sirve -dice San Bernardino- es la perseverancia.
bres fuertes, de los grandes temperamentos. No es sinónimo de
cobardía, liviandad o debilidad. Por eso, uno de los grandes elo- La sexta regla es la de la discreción.
gios que el juglar le hace a Rodrigo Díaz de Vivar es llamarlo so- La discreción es, en primer lugar, la cualidad de ser cauteloso
segado. y reservado cuando se habla. En segundo lugar, la discreción es
El sosiego se impone al hombre de estudio, puesto que sin la capacidad de tomar decisiones responsablemente. Y en tercer
mesura no habrá logros serios. Pero ni el sosiego ni la mesura lugar, es tener un juicio individual sustentable, solvente.
quieren decir pusilanimidad. La palabra discreción tiene origen griego y significa juzgar o
La cuarta regla es la del orden. Palabra demonizada hoy en separar. Ser discretos es ser capaces de juzgar y de separar. De
día. Tanto que, para descalificar a ciertos políticos, los llaman pesar y pensar nuestra palabras. Y sobre todo de hacernos cargo
"hombres de orden". de las consecuencias que tienen nuestras palabras. Por el contra-
rio, lo que conspira contra la discreción es el chisme, el sarcasmo
Santo Tomás dice que el orden es lo mejor que las cosas tienen. y la manipulación de las personas. En el Libro de los Proverbios
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podemos leer esta sentencia: "la discreción te guardará y te pre- cualidad. Es una capacidad del intelecto por medio de la cual éste
servará la inteligencia". puede alumbrar e iluminar.
El otro factor que impide la discreción es el deseo de vengan- La realidad así iluminada, a su vez, puede ser retenida por la
za, el vivir en estado permanente de pleito. Por eso hay otro pro- memoria de una manera inteligente, no mecánica. Una retención
verbio que dice: "la respuesta suave aplaca la ira, pero la palabra puramente mecánica sólo en ocasiones me sirve.
áspera hace subir el furor".
Si insistiéramos con este modo de hablar figurativo, diríamos
Otra forma de la discreción es el cuidado de los modales, que que así como la atención puede ser comparada con un acto solar,
hoy se ha perdido completamente. Puede admitirse que las anti- iluminativo, también la atención puede ser comparada con un
guas "reglas de urbanidad" acentuaban demasiado el lado proto- acto de vigilia. Porque atender es estar despierto, como bien dice
colar o solemne de la existencia, pero la pérdida de toda urbani- el Padre Irala, a quien estamos siguiendo en estas reflexiones.
dad, tal como se da en nuestros días, es un mal enorme. Ha traído
un daño a las almas, por la grosería permanente con la que todo La atención es estar despierto hacia algo, estar despierto ha-
el mundo hoy se trata. cia alguien. Prestarle atención a una persona es estar despierto
ante esa persona.
La última regla que da San Bernardino es la delectación,
que es el gozo que causa el estudi0. Estas dos cosas que la atención comporta, la iluminación y la
vigilia, presupone, por un lado, un cierto estado físico, una dis-
Bien decía Hugo Wast: prefiero no leer lo que me convendrá posición física; porque no podemos atender bien si estamos con
olvidar. En sentido contrario cabría decir: deseo leer lo que me un problema físico serio.
hará bien saber y recordar. Me traerá un bien intelectual y moral,
pero también un gozo o deleite espiritual. Pero también tiene que haber una expectativa. Esto es, una
esperanza de realizar o conseguir algo, una posibilidad razonable
Traten de aplicar estas reglas a cada jornada de estudio. Me- de que algo suceda.
diten con franqueza cuáles creen que les están faltando y cuáles
creen tener. Y en tercer lugar, la atención presupone una selección.
De las múltiples impresiones externas que recibo, y de las
LA ATENCIÓN, LA CONCENTRACIÓN Y LA MEMO~
múltiples urgencias internas, yo selecciono. Las que selecciono
La atención, figurativamente hablando, se podría decir que son las que entiendo, las que me impresionan, las que necesito, las
es como el sol. Al no atender andamos a oscuras y al atender las que colman mis expectativas. Porque seleccionar es dejar entrar
cosas se iluminan. Al atender los objetos son iluminados y la rea- algo en la conciencia y en la inteligencia. Pasan mil cosas, pero
lidad es vislumbrada. De modo que la atención es una importante selecciono a cuáles les presto atención. A veces es una selección
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momentánea, para no enloquecer ante todo lo que sucede o me Lo que ocurre es que la atención entra en conflicto con los
sucede. Otras veces es una selección involuntaria, porque la mis- factores de desatención. Si no localizamos cuáles son los factores
ma mente hace de filtro. Y otras es una selección constante, pues de desatención no vamos a poder tener más que una atención
decido que ciertas cosas no tendrán lugar en mi cabeza. espontánea y por lo tanto fugaz. No maduraremos.
Repasemos este primer concepto. La atención es una capa- Otra clase de atención es la llamada habitual. Cuando
cidad intelectual iluminativa de la realidad. Supone la realidad. cesa el conflicto con los factores de desatención, cuando el hom-
Estar atentos es aclarar lo que está oscuro. Estar atentos es ilu- bre controla los factores de desatención, el esfuerzo por atender
minar lo que no se ve. Prestar atención es echar luz sobre lo que ya no se nota. Es fruto de la disciplina, del carácter, del ejercicio
todavía no veo. Pero también la atención es vigilia, lucidez, estar intelectual, del esfuerzo sostenido. Esta atención habitual es a la
despiertos. Y en tercer lugar la atención es selección, pasar por que tenemos que aspirar nosotros y nuestros alumnos.
una criba las urgencias internas y los fenómenos externos. Las
cosas que pasan y las cosas que no pasan. CARACTERÍSTICAS DE LA ATENCIÓN
EFICIENTE O HABITUAL
LAs CLASES DE ATENCIÓN
- La primera característica es que se concentra en un punto
¿cuántas clases de atención hay? central. Supera las distracciones y las llamadas ideas parásitas y
obsesivas.
Hay una atención que llamamos espontánea. Si un rui-
do ensordecedor interrumpiera esta clase, nuestra atención es- Todos tenemos ideas parásitas que a veces son obsesivas. Hay
pontáneamente se dirigiría a la explosión o al ruido intenso. Si ideas parásitas que son eventuales y otras que son recurrentes.
algo agradable o desagradable irrumpe súbitamente en forma Hay personas que no pueden atender porque están pendientes
imprevista, la atención repara en esto que sucede "de golpe", ya de algo que les ha quedado parasitariamente grabado en la cabe-
sea para bien o para mal. za. Algo legítimo, a veces, como un recuerdo feliz o una tristeza
grande, o un temor fundado.
Es la atención espontánea, y es la que predomina en los chi-
cos. Los niños tienen un modo de atención espontánea y fugaz. Si esas ideas parásitas se vuelven obsesivas, en algunos casos
No deja de ser encantadora la atención espontánea de los peque- se necesita un adecuado tratamiento médico o psicológico.
ños, porque se desconectan mágicamente cada vez que ,algo no
les interesa. Mantener atento a un niño durante un tiempo pro- No es una culpa; no estamos diciendo: "maldito sea el que
longado es un verdadero misterio. tiene una idea parásita obsesiva". Estamos sugiriendo la cura de
un trastorno, nada más. Para lo cual hay que diferenciar, como
Hay otra forma de atención que llamamos la atención volun- mencionábamos, entre simples ideas parasitarias momentáneas
taria. Requiere un esfuerzo; un aprendizaje y un hábito. Su pro- (el famoso "me quedé colgado con ... "), y aquellas que nos domi-
longación dependerá del grado de entrenamiento que tengamos. nan y nos tiranizan, sin que podamos superarlas.
·77

- La otra característica de esta atención eficiente o habitual, A Santo Tomás de Aquino le decían "el buey mudo". Porque
es que jerarquiza la voluntad de aprender. No se detiene en lo era gordo y callado. Una vez habló ... y la Iglesia se puso de pie
superfluo. para escucharlo.
Solamente quien está muy entrenado en la atención sabe en No estamos negando la participación que se exterioriza. Al
qué momento lo superfluo debe ser desechado. No tiene prisa y contrario. Pero hay muchas clases, o grupos de estudio, en los
espera la llegada de lo esencial. Esta es una característica notable cuales abunda la participación exteriorista y todo es un revoltijo
del hombre atento. Sabe aguardar lo esencial. Como sabe aban- "participativo". Nadie puede aprender nada en un clima así. Bus-
donar lo superfluo con discreción. cando la atención de los alumnos, la atención acaba siendo foco
de desatención. Pero el profesor moderno se queda feliz pues no
- La tercera característica de esta atención es que necesita de ha sido expositivo. Como no tiene ni quiere tener una palabra sa-
condiciones y de requisitos físicos básicos. Todos aquellos facto- bia y cautivante, le otorga la palabra a los alumnos, "democrática-
res que aumenten la fatiga o que propendan a la molicie, no son mente". Estos la toman, sepan o no qué decir, sean introvertidos
aptos. Un aula helada en invierno o caliente en verano, asien- o extrovertidos. La "participación" se ha logrado. La verdad no.
tos estrechos o sillones comodísimos que se reclinen haciéndose
cama, van a dificultar nuestra atención No es un pecado que el profesor sea "expositivo". En todo
caso lo es el que no sepa exponer.
Esta atención no es meramente receptora; es elaboradora,
creadora y discursiva. LA ATENCIÓN RECEPTORA
El mejor alumno es el que vive la clase como propia. Está Puede ser concentrada, distraída u obsesionada.
muy bien que los alumnos participen en clase, que fomente-
mos la participación y todo aquello que nos han enseñado desde Concentrada es cuando se fija en una idea con exclusión de
siempre. Pero es un error confundir la participación con exterio- otras. En algún momento, cuando queremos prestar atención a
rización verbal o física. O reducirla sólo a estas manifestaciones algo, tenemos que excluir otras atenciones subalternas.
elementales. La atención receptora distraída es cuando se interrumpe en
Hay un modo de participación que es silencioso, ensimisma- el primer instante. Es propia de quien nunca arranca, del que
do, inadvertido a primera vista. Propio de espíritus introvertidos. nunca empieza a estar atento. En ocasiones se conecta, pero al
No podemos negar o subestimar esa participación. Es un aprio- perderse el resto de las ocasiones no puede hilvanar. El hilo con-
rismo creer que participar en clase es sinónimo de ir y venir, su- ductor queda roto.
bir, bajar, estar todo el tiempo inquieto y conversador, porque a La atención receptora obsesionada es aquella que no nos per-
veces eso es mero exteriorismo, vacío de contenido. mite salir de las ideas parásitas. Hay recuerdos que son tenebrosos
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o paralizantes o inhibitorios, y que vuelven sobre nosotros, una y y al que tenía más miedo: la gramática.
otra vez, impidiéndonos avanzar. Hice girar resuelto el bolillero,
las dieciséis bolillas del programa
Muchos alumnos fracasan en sus exámenes por esta causa. resonaron en él lúgubremente
Comúnmente escuchamos la expresión: "se me puso la mente en y un eco levantaron en mi alma.
blanco". O "yo estudié, pero no recuerdo nada". Si la atención es Extraje dos: adverbio y sustantivo,
distraída, puedo permanecer horas y horas con la vista sobre el me dieron a elegir una de ambas
escrito, o las orejas paradas ante el expositor, pero nada aprove- y elegí la segunda. -¿Y qué es el nombre?
charé. díjome uno y me asestó las gafas.
Ya sabemos que puede ser un truco decir ante la examinación Sentí luego un sudor por todo el cuerpo,
que se ha suscitado una laguna mental. Pero el profesor avezado se me puso la boca seca, amarga,
debe estar en condiciones de discernir. Porque si es una estrate- y comprendí, con un terror creciente
gia para mover la misericordia, estará en nosotros ser piadosos o que yo del nombre no sabía nada.
no con ese alumno. Pero si es verdad, nosotros debimos habernos Revolvía allá adentro, pero en vano,
enterado antes de que tenía ese problema de atención, y debimos me quedé en absoluto sin palabras.
hacer lo posible para ayudarlo.
Y empecé a ver la quinta en que vivíamos:
Si es una "laguna mental", con un buen interrogatorio y algo el camino de arena, cierta planta,
de paciencia se puede saber la verdad, e incluso lograr que el el hermano pequeño, mi perrito,
alumno dé un examen razonable. Si es una patraña, se desvanece el té con leche, el dulce de naranja,
ante la primera requisitoria seria. iqué alegría jugar a aquellas horas!
Pero no descartemos que -además de las tácticas envolventes Y sonreía mientras recordaba.
de los muchachos- pueda influir nuestro modo de tomar examen -iPero señor -rugió una voz terrible-,
en la generación de esos estados de nerviosismos inhibitorios. el nombre sustantivo, una pavada!-
Torné a la realidad: sobre la mesa
Escuchen este hermoso poema de Baldomero Fernández Mo- los dedos de un señor tamborileaban,
reno. Se llama "Romance de un aplazado": cabeceaba blandamente el otro,
el tercero bebía de una taza.
De pronto, como un breve latigazo,
mi nombre, Friedt, estalló en el aula. Hacía gran calor. Yo tengo una
Yo me puse de pie, y un poco trémulo cara redonda, simple, colorada,
avancé hacia la mesa, entre las bancas. los ojos grises y los labios gruesos,
Era el examen último del curso
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el pelo rubio, la sonrisa clara. Las seis de la tarde. Se encienden candelas.


Yo quería jugar, no dar examen Se cierran las puertas. La casa es distinta ...
darlo otro día, sí, por la mañana ... Dan miedo, dan miedo, las tres carabelas,
Se me nubló la vista de repente, la Santa María, la Niña y la Pinta.
los profesores se me borroneaban,
adquirió el bolillero proporciones La atención del niño obligado a estudiar algo de memoria -tal
gigantescas, fantásticas, vez sin que se lo hayan hecho gustar o inteligir previamente- se
oí como entre sueños: Señor mío, distrae, se inhibe, se desconcentra. Sobreviene la desatención, el
puede sentarse ... - Y me llené de lágrimas. aburrimiento y la irrupción de las famosas ideas parasitarias. Es
un retrato de esa atención espontánea que mencionábamos an-
Si el tribunal examinador, y el contexto general del examen tes. Y de sus causas de desconcentración.
hubieran sido un poco más benignos y menos inhibitorios ei
aplazado, tal vez, hubiera podido rendir mejor su asignat~ra. Sin embargo, o por lo mismo, la atención espontánea tiene su
Tampoco es para lamentarlo en demasía. Se perdió un "aproba- valor en el estudio. Existen algunos recursos probados para que
do", pero se ganó un buen poema. una atención dormida se convierta en fresca y espontánea.

Ahora reparemos en este otro poema de Horacio Rega Moli- Es sabido que los cuentos infantiles empiezan diciendo "Ha-
na, titulado "Domingo de infancia" bía una vez ... " por algún motivo. Porque la frase es lo suficien-
temente incentivadora como para suscitar una concentración
Mañana el maestro dará prueba escrita. inicial. A nadie se le ocurriría narrarle un cuento a una criatura
(Mi infancia no tuvo sino días malos). diciéndole de entrada: "Epistemológicamente hablando, el relato
Sentada en un banco mi infancia recita: que escucharás pertenece al género de los discursos feéricos ... ".
"Colón ha partido del Puerto de Palos"
También con los adultos hay recursos similares. La apelación
Es día domingo. Llovizna. Hace frío ... a la anécdota, por ejemplo. A la experiencia personal vivida in-
...el cuarto es muy grande, yo estoy solo en él. tensamente.
Parece que arrastra en el cuarto sombrío Si somos capaces de encontrar esos recursos y despertar la
Su cola de seda la reina Isabel. atención espontánea, por temporaria que sea resultará aprove-
chable. Existen situaciones pedagógicas especiales en las cuales
Es día domingo. Con una constancia no queda otra alternativa más que la del aprovechamiento inten-
que más dolorosa no pudo haber sido, so de fragmentarias atenciones espontáneas.
sentada en un banco, repite mi infancia:
"del Puerto de Palos, Colón ha partido"
· 83

LA ATENCIÓN VOLUNTARIA leemos, por lo que observamos o por lo que escuchamos, y no nos
damos cuenta de otra cosa esa atención es concentrada.
Es aquella que se presta por libre decisión. Admite ser disci-
plinada y entrenada, pero tiene límites. Querer sobrepasar esos Cuantos más sentidos participan en el acto del aprendizaje
límites es inadecuado, es desaconsejable. Si a los 50 minutos de o en la vida intelectual, más alto es el nivel logrado de atención
clase, de exposición o de estudio no damos un breve recreo, la y de concentración. En estos casos, es todo nuestro ser con la
mente se lo toma solo. En el mejor de los casos vuelve a los pocos concurrencia de todos los sentidos, el que se vuelca al objeto que
minutos. tenemos que atender.
Hay casos excepcionales, claro. Hay casos de científicos en- Antes habíamos comparado retóricamente hablando a la
trenados para una atención voluntaria prolongada. O casos de atención con la luz solar; pues bien, en el caso de la atención con-
ajedrecistas que entablan 20 o 25 partidos simultáneamente, sa- centrada es como si esa luz solar se dedicara exclusivamente a un
liendo airosos o vencedores de todos ellos. objeto.
En el común de los casos la atención voluntaria tiene un lími- La atención concentrada es equivalente al caminante que lle-
te. De todas maneras, hay que procurar entrenarla y fortalecer- ga a un sitio sin desviarse por ningún atajo, en línea recta. Mien-
la con exigencias gradualmente mayores. No hagamos esto con tras que el caminante que se desvía por distintos atajos, aunque
espíritu competitivo, sino como un esfuerzo de nuestro propio finalmente llegue, al desviarse del camino se desconcentra.
rendimiento para alcanzar mejores metas.
Ser absorbido totalmente por un objeto es la señal inequívoca
En un número importante de casos, nos encontramos hoy de que tenemos una atención concentrada. Nos ocurre con una
con alumnos y docentes que poseen una atención espontánea, buena película o con un libro notable.
fragmentaria, eventual, disipada. El desafío nuestro es convertir
esa atención en atención voluntaria y habitual. Existen recursos Una de las causas de la inexistencia de la atención concen-
para lograrlo. Ya veremos. trada, puede estar, y está de hecho, en los estudiantes sin disci-
plina, ni intereses ni hábitos. Pero examinémonos para saber si
LA ATENCIÓN RECEPTORA no pudiera estar la causa en la monotonía de nuestras clases o de
nuestras jornadas de estudio.
Es la atención voluntaria, pero ejecutada de modo tal que en
ella prevalece el elemento receptivo y pasivo. lCóMO SE MEJORA LA CONCENTRACIÓN?

Esta atención receptora puede ser concentrada, distraída o Podemos proporcionar una respuesta general y una específica.
disipada y obsesionada.
La respuesta general es la siguiente: hay que quitar las causas
Cuando toda nuestra conciencia queda ocupada por lo que de la divagación o de la dispersión. Esas causas, en la mayoría de
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los casos, son el fruto del clima de insustancialidad en que hoy se computadoras. El salto que debía dar la inteligencia para pasar
vive. Alberto Caturelli enseña, con toda razón, que vivimos bajo del antiguo sistema al moderno, era cualitativamente importante.
el signo desdichado del inmanentismo exteriorista y dispersivo. Y hasta el cuerpo pedía cambios, pues no era lo mismo manejar
las viejas y pesadas máquinas de escribir que los modernísimos
Pero podría darse el caso de causas más profundas, con raíces teclados y el liviano mouse. Fue necesario un ajuste.
neurológicas, como se detectan a veces en el llamado Síndrome
de Hiperactividad y Déficit de Atención. O de causas espirituales No tengamos prisa en esto. El sabio -como ya lo dijimos- es
-que casi nunca quieren verse ni estudiarse- como en el caso de el que sabe esperar la llegada de lo esencial.
la acedia, pecado capital que consiste (dicho en dos palabras) en
la acidez espiritual. El segundo paso es la profundización, que dicho en
pocas palabras significa lo que nos dice el refrán: el que mucho
Otra respuesta general posible es desarrollar la capacidad abarca poco aprieta. Conviene conocer en hondura, no en exten-
de observación. Esto se entrena, porque los sentidos se pue- sión. Conviene conocer en profundidad. Es más, para mejorar la
den entrenar. No al modo conductista o reflexológico, creando concentración lo que ayuda es el conocimiento en profundidad y
reflejos condicionados, mecánicos o automáticos. No; los sen- en hondura, no en extensión. El conocimiento en extensión sue-
tidos se pueden entrenar más desde el espíritu que desde la le ser un factor obstaculizante de la concentración. Si en un día
materia. El incremento de la motivación mejora notablemente quiero que aprendan los nombres de todos los faraones de Egip-
la capacidad de observación. Lo mismo el compromiso afectivo to, y no lo logran, la culpa es mía. Amén de que no sabemos bien
con el objeto de estudio. Y ese incremento de los incentivos o qué sentido tendría retener esa nómina.
esa involucración afectiva, radican en la vida interior, no en los
sentidos externos. El tercer paso es estar alertas a la llegada del momen-
to de la saturación y la fatiga.
Pero decíamos que además de una respuesta general hay una
respuesta específica. En algún momento el cansancio aflora. San Ignacio daba un
consejo práctico acerca de la conveniencia de no estudiar más de
Son los pasos que podemos dar gradualmente para pulir dos horas seguidas. Dos horas ininterrumpidas, sí. Después, aflo-
nuestra capacidad de concentración. jar un poco la cincha, como dice el criollo, y continuar. Así y todo,
para dos horas continuadas hay que estar entrenados.
El primer paso es el ajuste, durante el cual la menfe y el
cuerpo se van adaptando al nuevo objeto de estudio. Esa adap- Sea como fuere, pues se trata de un consejo prudencial, no de
tación varía; por ejemplo en los melancólicos es más lenta y en un dogma, la recomendación es estar atentos al momento de la
los sanguíneos es más rápida. En ocasiones la mente rechaza saturación y de la fatiga.
un nuevo conocimiento, y hasta el cuerpo parece rebelarse. Nos
pasó a quienes tuvimos que aprender de grandes el uso de las
86 ·

ATENCIÓN DISTRAÍDA O DISIPADA Primera causa objetiva de la disipación. Que no nos


presenten correctamente lo que vamos a estudiar o a
¿Qué significa estar distraído? Para seguir con las figuras re- investigar. Presentar un nuevo objeto de estudio desordenada-
tóricas empleadas anteriormente a efectos de definir la atención, mente es causa de desconcentración. Si no hay sistematización
diríamos que estar distraído equivale a estar nublado. De repente (que es uno de esos hábitos del pensamiento riguroso ya mencio-
desapareció la luz del sol, se nubló, y ya no reconozco la fiso- nados), no podemos enseñar, aprender o estudiar.
nomía de las cosas. Imaginemos un eclipse de sol, sucedido de
golpe, cuando hasta unos minutos antes todo era diáfano. Estar La pérdida o el deterioro de la sistematización en el que ense-
distraído o estar disipado, equivale en primer lugar a estar nu- ña es causa objetiva de desconcentración.
blado.
Hay una segunda causa que se llama camino sin des-
En segundo lugar equivale a estar dormido. Es decir no vigi- canso.
lante, no expectante, y por lo tanto no lúcido.
Es el camino monótono, es el aprendizaje sin ejemplos, sin
Y en tercer lugar estar distraído significa estar incapacitado comparaciones, sin experiencias y sin interactuación.
para seleccionar. Esto último es muy problemático. Porque si
todo lo que me llega lo hago penetrar en mí sin previa selección, Eso sí; no confundamos la interactuación, no tergiversemos
llego a la saturación, a la indigestión, al empacho. Pero no me su sentido. No la convirtamos en la manifestación exterior y su-
alimento. perficial de contactos múltiples y recíprocos. Porque en rigor es
otra cosa. Es el diálogo de las almas. Es estar compenetrados
Además, estar distraído es perder el hilo. O no poder asociar. mental y espiritualmente, persiguiendo la misma meta.
¿Qué remedio encontrar para la disipación? La tercera causa objetiva, que también tiene un nombre
técnico, se la conoce con el nombre de camino cortado o piso
Por lo pronto hay que averiguar si las distracciones tiene sin escalera. Esta tercera causa consiste en pasar de lo desco-
siempre la misma causa. Si la causa es afectiva o es intelectiva. nocido a lo que se quiere conocer pero sin explicaciones.
Si la causa está en mí o si es exógena. Asimismo, tenemos que
averiguar si estas causas son continuadas o si son secuenciales. lPor qué se llama así? Porque se compara a esta causa objeti-
Lo más común es que sean secuenciales. Pero si son disipaciones va con querer pasar de la planta baja a la planta alta sin escaleras.
continuadas el problema es más serio. En tanto docente, tengo que construir la escalera adecuada, o por
lo menos darles los elementos a mis alumnos para que constru-
En una palabra hay que distinguir entre causas objetivas de yan la escalera adecuada.
distracción y causas subjetivas. Es decir, entre causas externas y
causas internas. Vamos a ver las dos clases. En la práctica esto significa lo siguiente. Cuando uno empieza
a dictar una materia o a ejecutar un programa de investigación,
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no necesariamente el que se incorpora al programa de investiga- El segundo remedio es catalogar las ideas parásitas que van
ción o el que recibe la asignatura nueva trae antecedentes para conformando la atención obsesionada.
poder estar a la altura de los nuevos procedimientos o conteni-
dos. Dar por sentado esos antecedentes es un riesgo. Salvo que Por un lado están las ideas parásitas impulsivas, y por
previamente se avise y se advierta al respecto. otro, las ideas parásitas depresivas.
En cuanto a las causas subjetivas, la más común es la debi- Las primeras me mueven a hacer más de lo que estoy ha-
lidad orgánica, es decir el padecimiento de algún problema de ciendo, más de lo posible. Es un frenesí activista que no me deja
carácter corpóreo. concluir nada bien. Es un modo de dispersión: el zapping inte-
lectual.
Llegar al estudio mal alimentado, mal dormido o mal enfer-
mo, no es lo más indicado, para nadie. El inconformismo también es una idea parásita impulsiva.
Puede llegar a convertirse en inestabilidad de lugar, espacio y
Otra causa subjetiva es la vida disipada, desde el punto de condición, uno de los frutos de la acedia. Cuidado con esto.
vista moral. La vida viciosa, hablemos claro. El que se quedó has-
ta las seis de la mañana en un boliche, es difícil que a las ocho El inconformista debe preguntarse si está cumpliendo res-
pueda empezar su clase de :filosofía medieval. ponsablemente con sus deberes de estado. Si la repuesta es afir-
mativa, no tiene demasiados motivos para ser inconformista.
Una tercera causa es la falta de entrenamiento. El desga-
no, la holgazanería, la inconstancia, la pereza permanente, son Luego están las ideas parásitas depresivas, que lamenta-
todos factores que me impiden entrenar la vida intelectual blemente abundan.
ALGUNOS REMEDIOS PARA ESTAS CAUSAS Las inseguridades, las dudas, las opciones múltiples, los pro-
SUBJETIVAS DE LA DISTRACCIÓN blemas profesionales y la conciencia escrupulosa.
El primero es la concentración visual externa. Por ejem- Hay una conciencia laxa y una conciencia escrupulosa. La
plo, retener la vista al comienzo en un fragmento, después abar- conciencia laxa es aquella para la cual todo está permitido. Yo
car un punto y aparte, después una página. acabo de matar a mi vecino, llego a mi casa con sangre en las
manos, pero la conciencia laxa no me acusa de nada. Y está la
Lo más aconsejable desde el punto de vista lógico es la lectura conciencia escrupulosa. Aquella para la cual todo es falta, peca-
total y luego parcial, y finalmente, de nuevo una lectura total. Ir do, merecimiento de una sanción.
leyendo por pedacitos o por fragmentos, no es lo más aconseja-
ble. Es preferible leer un capítulo entero, después detenerse en LA MEMORIA
ciertas partes con cuidado, y luego volverlo a leer.
Existen distintos tipos de recuerdos cuya clasificación con-
viene saber.
Tenemos, por un lado, los recuerdos llamados seguros. Ya sabemos entonces que hay dos vías para obtener recuerdos
Por otro lado los recuerdos pasivos o potenciales, y por seguros: la vivencia afectiva y la reiteración exhaustiva suma-
otro lado los recuerdos activos. da al uso.
Los recuerdos seguros se llaman así porque son aquellos Luego tenemos los recuerdos pasivos o potenciales.
que ya están grabados en nosotros, sin que se nos vayan a borrar, Son aquellos que pueden ser actualizados, así como hay obje-
excepto por anomalías no comunes. tos que no vemos porque nadie nunca los utiliza. Es bueno volver
Son, por ejemplo, los recuerdos que surgen de una vivencia actuales recuerdos potenciales. Un modo de lograrlo es mediante
afectiva irrepetible: el día de mi boda, las circunstancias de la preguntas que actualicen potencias. Para eso sirve el famoso mé-
muerte de mi padre, el nacimiento de mis hijos. todo socrático.
Si hay recuerdos seguros y si sabemos que se forjan en primer Al fin, tenemos en tercer lugar los recuerdos activos.
lugar como una fortísima vivencia afectiva, es legítimo pregun- Los recuerdos activos son aquellos que puedo reproducir
tarse por qué no tratar de adquirir por esta vía los recuerdos que cada vez que los necesito. Porque ya son seguros, porque están
necesitamos para la vida profesional o intelectual. Una enseñan- actualizados, pero sobre todo porque están ordenados.
za dotada de una fuerte carga afectiva podría hacer más indeleble
lo aprendido. Los recuerdos son como los libros en una biblioteca; no los
van a encontrar si no están ordenados.
Hay otro tipo de recuerdos seguros: los que se dan por reite-
ración exhaustiva. .ALGUNOS RECURSOS PARA MEJORAR LA MEMORIA

Nadie se olvida del 25 de Mayo, ni de la tabla del 5, ni del Enunciemos estos recursos con algún orden.
nombre de los dedos de la mano, ni del orden de los meses del
año. La reiteración exhaustiva ha logrado este resultado. O el uso, -Se graba y se recuerda mejor lo que atrajo más la aten-
si se prefiere completar el concepto. ción. Por ejemplo, cuando viajamos. También lo que nos resultó
imprescindible. No hay como una necesidad para que la memo-
Hagan la prueba de recordar el primer recuerdo. ria se agilice.
Lo que ha tenido más tiempo para fijarse, mejor se recuerda. -A mayor concentración, mayor y mejor grabación. Lo que
Es lo que pasa con los ancianos. No retienen lo que han comido estudiamos con desgano o dispersión no se graba. Si ingresa un
al mediodía, pero nos cuentan los detalles de la Segunda Guerra libro nuevo a mi biblioteca cuando yo no estoy, no lo voy a encon-
Mundial. trar nunca. A mayor concentración mayor grabación.

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92. · 93

-Se graba mejor lo que entró por más vías sensoriales. Si -Dividir y/o juntar los nombres complejos también ayuda.
algo lo oímos, lo vimos, lo tocamos, lo leímos, lo escribimos, se- ¿cómo hacen los médicos para retener los nombres intermina-
guramente nos quedará grabado. Cada uno debería saber cuál bles de los fármacos? Los descomponen.
es el sentido que tiene más desarrollado. Pero es aconsejable la Los APORTES DE SANTO TOMÁS SOBRE LA CUESTIÓN
concurrencia de los sentidos para reforzar la retención. DEL MÉTODO
-Se graba mejor lo que entra por el sentido predominante. Los aportes fueron al estilo, al lenguaje, a la recurrencia a
-Se recuerda mejor lo más elaborado. Aquí se advierte la im- las fuentes y a la sistematización.
portancia de clasificar, rotular, catalogar, etc. Al estilo metodológico, porque contrariamente a lo que la
Un buen bibliotecario tiene elaborada su catalogación biblio- gente supone, (la gente que no ha leído a Santo Tomás o que no
gráfica. Y además existen las leyes asociativas y la ley del con- quiere leerlo), Santo Tomás es un docente tanto cuando expone
traste. Puedo recordar los Mandamientos, pero por eso mismo como cuando escribe. Es un profesor, es un confesor y es un pre-
-asociativa y contrastantemente- recordar también los pecados dicador, sendas cosas a la vez. Es un hombre que encontró las
opuestos a cada mio de ellos claves para presentar ordenadamente los elementos que quiere
enseñar.
-Lo mejor repetido es lo mejor recordado. Una buena poesía
bien recitada, impacta tanto, que la memoria quiere retener ese Encontró también la clave de la perspectiva histórica; lo que
instante grato. Se recuerda mejor lo que mejor es escuchado. Lo se llama hoy el estado actual de la cuestión. Cuando queremos
repetido asociativamente es más seguro que lo repetido mecáni- investigar un tema, si somos investigadores probos, tenemos que
camente. No obstante, bien sabemos que hay repeticiones mecá- empezar por determinar el estado actual de la cuestión que se in-
nicas que nos resultan imprescindibles. Nadie se pone a filosofar vestigará. Cuanto más actualizado esté el estado de nuestro tema,
para recordar qué día sigue al sábado o cuánto es 4 x 5. y nosotros más actualizados estemos, mejor. No porque lo actual
o lo novedoso sea lo mejor. No; tal vez lo último o lo reciente
-Lo que es más familiar se recuerda antes. Aprender en el pueda ser lo peor de todo, pero no podemos desconocer cuál es
idioma nativo es más fácil que en un idioma extranjero. Salvo, el estado actual de la cuestión abordada.
claro, que se haya obtenido la familiaridad con el mismo.
Santo Tomás se destaca también por su capacidad inagotable
-Conviene recapitular lo ~studiado. Si la recapitulación la para recurrir a las autoridades. ¿se acuerdan cuando decíamos
hago cuando pasó mucho tiempo, no me va a servir. Si quiero re- que una de las partes de la prudencia era la docilidad? La acep-
capitular antes de dormir, puedo hacerlo, porque después no hay tación humilde del juicio de las autoridades que nos precedieron.
interferencias. Al no haber interferencias, al despertarme, esa re- Pero correlativamente señalábamos la otra parte, el razonamien-
capitulación es válida. La otra alternativa es a la mañana cuando to propio.
me levanto. Depende de cada quién y de sus hábitos.
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· 95

Tomás hizo las dos cosas. Recurrió a todas las autoridades esto con los autores católicos, y si lo hacen, tergiversan lo que
pero las pasó literalmente por la criba de su propio y peculiar' ellos dicen.
entendimiento. No caigamos en este error. Todas las fuentes pueden ser con-
La conclusión brota sola: tenemos que presentar ordena- sultadas. Dejémoslas hablar. Que por intermedio nuestro se en-
damente aquello que queremos que se aprenda. Tenemos que tienda bien qué quiso decir cada uno. Y después, eso sí, tenemos
saber presentarlo en perspectiva histórica, y estar al día. Sobre todo el derecho y el deber del mundo para someterlo a crítica
todo para criticar y rechazar "lo último", si es necesario. Pero sin En cuanto a la sistematización, es conocido que Santo Tomás
omitirlo. dividía la exposición en partes, las partes en cuestiones, las cues-
El segundo aporte de Santo Tomás es en el lenguaje. tiones en artículos, los artículos en objeciones y respuestas.

Santo Tomás cada vez que habla dice: esto lo digo en sentido Esto es muy importante. Ayuda mucho a entender. Es un
propio, esto en sentido específico, esto en sentido análogo, esto modo ordenado y didáctico de presentar las cosas.
lo digo por extensión, esto lo digo accidentalmente, esto lo digo Pero además estaba la lección, y tenía dos momentos. La lec-
en el sentido estricto, etc. tio y la meditatio.
Tiene la gentileza de aclararnos en qué sentido está hablando, La lectio era el aspecto pasivo. Leer con los ojos, silenciosa-
cosa que no suelen hacer los modernos. No solamente porque no mente con los labios, y en voz alta. O escuchar a quien bien lea.
tienen su altura y su precisión idiomática, sino porque no tienen
la sencillez de decirnos qué es lo que quieren decirnos. Como Después de este triple aprovechamiento sensitivo venía la
lo enseñara Verneaux criticando a ciertos filósofos existencia- meditatio.
listas, creen que "hablar en difícil" los convierte en pensadores
En el acto de la meditación el estudiante o investigador re-
profundos.
flexiona, se compromete y quiere aplicar lo aprendido.
El tercer punto en el que Santo Tomás hace una aportación
metodológica es el de la recurrencia a las fuentes, que es algo
que también deberíamos aprender.
Porque fíjense lo que son los prejuicios y los pruritos anti-
cristianos. Santo Tomas cita a todo el mundo, fuentes cristianas,
fuentes paganas, fuentes judías, fuentes árabes, nadie quedaba
sin ser citado. Todo el mundo era convocado a la disputa, a la
discusión intelectual. Los enemigos de la Iglesia no suelen hacer
CLASE4
LA EXPOSICIÓN ORAL
·99

Clase 4 LA EXPOSICIÓN ORAL ¿y cuáles son algunos de esos desaciertos? Veamos.


El anacoluto. Consiste en apartarse del tema del que se
está hablando; en evadirse del núcleo o del meollo de la cues-
ALGUNOS ERRORES FRECUENTES tión. Nosotros solemos aludir a este problema, cuando decimos
sin tecnicismos: "Fulano se fue por las ramas", o "se escapó por
Vamos a empezar por lo más urgente, pero no por lo más im- la tangente".
portante.
Pueden existir anacolutos intencionales e incluso simpáticos .
. , Lo 11;ás importa?te es saber que la clave para una recta expre- Por ejemplo, dispersarse a sabiendas para quitarle tensión a una
s10n esta en el ser. Sm ser no hay pensamiento, y sin pensamiento circunstancia, y luego regresar al fondo de lo tratado, conservan-
no hay expresión. do el hilo de la exposición. Sin embargo, la mayoría de las veces,
Par_a pensar,correctamente están las reglas de la lógica; para los anacolutos ocurren por falta de solvencia intelectual o de con-
ser meJo~es estan las reglas morales, específicamente, los Diez centración. En cualquier caso, una cosa es segura: no puede ser
Man~a1~11~ntos. Y para expresarse del mejor modo posible exis- un recurso para responder una pregunta que no conocemos. En
ten disciplmas olVIdadas, como la Retórica y la Gramática. esos casos, el único recurso, tanto para los docentes como para
los alumnos, es admitir que no sabemos la respuesta, y buscarla
. Este orden jerárquico de bienes y de conocimientos es lo más con honestidad y prontitud.
im~o~ante para alcanzar la plenitud de la expresión. Ese estado
espiritual en_ el que se p~eda decir, como enseña el Evangelio, "de La ambigüedad sintáctica. Es la carencia de precisión en
la abundancia del corazon hablan los labios" (Mt 12, 34). las concordancias fundamentales que exige la sintaxis. Si deci-
mos: "En la Avenida Nº 2 venden pañales para adultos descarta-
. Pero sin~llegar tan lejos aún, comencemos por otras urgen- bles", no sabremos nunca si los descartables son los pañales o los
cias. Por senalar los errores más frecuentes que se cometen al adultos. Tal el caso de esa clínica oftalmológica, sita en el centro
expresarse. de Buenos Aires, que se promueve a sí misma con un cartel que
reza: "Clínica privada de ojos"; o el intranquilizante anuncio de
. N~ se ~r~ta d~ inst~u 7ar una especie de Servicio de Inteligen- que estamos próximos al "Hospital de La Matanza". No quisiera
ci~ Id10matico, m de VIVIr con un Diccionario en la mano persi- uno hacerse atender en tales instituciones, si no supiera que sólo
gu~endo a los h~blantes. Tampoco es cuestión de purismos irri- estamos ante ambigüedades sintácticas subsanables.
tativos que pudieran quitarle espontaneidad y fluidez a nuestra
lengua: Simplemente: no debemos permitir que se destruya el La apócope. Es la pérdida o desaparición de uno o varios fo-
lenguaJe, ta! como sucede en nuestros días, sin hacer lo posible nemas o sílabas, por lo general al final de las palabras, aunque
para corregir los desaciertos más habituales. también la parte desaparecida o perdida puede estar al comienzo.
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· 101

Hay apócopes necesarios y legítimos. Muy por mucho, tan nuestra comunicación. Es de esperar que los neologismos de hoy
por tanto, san por santo o cien por ciento, si están bien emplea- -surgidos ya no del ámbito del refinamiento idiomático sino de
dos, respetando las concordancias sintácticas, no ofrecen repa- su degradación- se conviertan con prontitud en arcaísmos que
ros. Hay otros que brotan de la ccmveniencia de abreviar térmi- nadie quiera usar.
nos interminables, como "otorri.no" por otorrinolaringología.
Quien haya tenido alguna urgencü1 en su garganta, buscando con Los barbarismos. Son voces extranjeras que reemplazan a
desesperada premura al especialista, habrá agradecido este salví- las palabras propias de un idioma o a las expresiones autóctonas.
fico acortamiento terminológico. Si se utilizan por necesidad, para mejorar la calidad técnica de la
comunicación, o porque su reemplazo por alguna voz nativa sería
Pero hoy, la mayoría de los aJpócopes en uso y abuso, o son aún más complicado, su uso no puede objetarse. En cambio, es
fruto de la mala costumbre, como el famoso "no es nesario", por absolutamente objetable el uso que predomina en nuestros días,
"no es necesario"; o de la pereza s:nobista, como el "finde" en lu- fruto, por un lado, del snobismo cultural, y por otro, de un estado
gar de "fin de semana"; o del lenguaje doméstico convertido en mental de sometimiento a ciertas influencias de los centros de
norma de todo lenguaje. De mod() que el Sr. Maximiliano sella- poder mundial.
mará indefectiblemente "Maxi", l;a_ Señora Verónica "Vero", y el
televisor "la tele". Quedándonos en ascuas si alguien es nombra- Decir e-mail por "correo electrónico" no puede asustar a
do "Vale", tan apto para una Valer-ia o un Valeriano. ningún defensor de la cordura o de la soberanía idiomática. Es un
tecnicismo impuesto universalmente. Pero andar diciendo, muy
Los arcaísmos. Son palabrais o expresiones que han caído suelto de cuerpo, que "el affaire me dejó out" o "say no more", es
en desuso, tal vez para mal, por vulgarización o envilecimiento puro snobismo, propio de quienes creen que, para posar de cul-
del lenguaje. Pero en otros casos; como una mera e inofensiva tos, hay que incorporar al idioma propio, y sin ton ni son, una di-
consecuencia de los cambios accitdentales que siempre ocurren versidad de voces extranjeras. Lo paradójico es que quienes más
en un idioma vivo.
insensatamente promueven el uso y el abuso de los barbarismos,
La preposición cabe, significa "al lado de", o "cerca de"; ma- suelen ser, a la vez, los más retóricos denostadores del "Imperia-
güer significa "a pesar de que"; otrosí, "además de esto"; por ce- lismo".
jas o nejas, "de un modo o de 01tro"; ras en ras, "a un mismo El argot. Es una jerga marginal, por lo común utilizada en
nivel" o "a una misma línea", y así :podríamos continuar con estos los ambientes carcelarios o burdelescos. No pondremos ejemplos
pintorescos ejemplos.
porque resultan disonantes y hasta obscenos, pero cualquiera pa-
No parece aconsejable ignorar: la existencia de estos antiguos dece a diario el abuso de esta terminología. Es mejor desterrarla.
usos, sobre todo cuando tales pala1bras o giros poseen corrección En ningún caso es recomendable. Porque conduce a lo que
lingüística. Pero es evidente que : el uso actual de estas expre- técnicamente se llama la coprolalia; esto es el lenguaje esca-
siones, o el abuso de las mismas, , podría tornar incomprensible tológico, excrementicio, de bajo fondo.
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Se puede admitir que, en contadas ocasiones, la interpolación En cambio, cuando los eufemismos son recursos para enmas-
de una de estas palabrotas en un discurso culto o limpio, suscita carar la realidad y falsificar los hechos, resultan de por sí absolu-
una hilaridad buscada y disfrutada a modo de ocurrencia pícara1 • tamente condenables. Sostener como en el presente, que no hay
Pensamos, por ejemplo, en la prosa chispeante de Ignacio Brau- "inflación" sino "dispersión de precios", o que no vivimos bajo el
lio Anzoátegui 2 • Pero a la menor pérdida del sentido del límite en delito desatado impunemente sino que sólo existe una "sensación
este recurso, el idioma pierde decencia y gana en ruindad. Acaso de inseguridad", es pura falacia. Mentira lisa y llana amparada en
sería mejor decir que el hombre que se vale de tal "idioma" es eufemismos.
quien se degrada. A veces es el ideologismo el que lleva a estos extremos. Por
El eufemismo. Es disfrazar lo que debe decirse de manera ejemplo, se insiste en sostener que hay "personas con capacida-
franca y directa, mediante vueltas, rodeos o subterfugios. Hay des diferentes", para no "discriminar". ¿cuál es el problema de
eufemismos que son corteses, nacidos de la urbanidad o de la llamar a los ciegos, sordos y paralíticos por estos nombres rea-
caridad en el trato. No está mal que los incorporemos. ¿Para les? ¿Disminuye el drama si los califico pedantemente como "in-
qué mortificar a los pacientes con síndrome de down, llamán- videntes" o "hipoacúsicos"?
dolos despectivamente "mogólicos"? Esta última palabra no na- El amor y el respeto hacia estas personas sufrientes no se
ció con sentido despectivo, pero hoy, lamentablemente, lo tiene. mide adulterando lo que les sucede, sino prodigándoles el trato
Evitémosla. digno y señorial que todas las creaturas merecen, aunque estén
seriamente enfermas, o por lo mismo. No discriminarlos injus-
1. Don Pedro Muñoz Seca era un fino humorista español, a esinado por los comunistas
tamente no implica dejar de llamar a las cosas por sus nombres
en la masacre de Paracuellos de Jarama, el 28 de noviembre de 1936. Uno de esos para disimular el dolor o disfrazar la tragedia. Implica, por el
genocidios políticamente incorrectos que nadie quiere recordar. Dueño de su señorío contrario, no perder de vista que, ante el mayor sufrimiento del
hasta el final, mientras los asesinos le gritaban con crueldad todo lo que le iba a pasar prójimo, mayor ha de ser nuestra capacidad de entrega.
antes de morir y aún después, él respondió: «Podéis quitarme la hacienda, mis tierras,
mi riqueza, incluso podéis quitarme, como vais a hacer, la vida, pero hay una cosa El folclorismo. Sería lo contrario del barbarismo. Es abusar
que no me podéis quitar ... y es el cagazo que tengo». La irrupción de una palabrota
en momento tan solemne y tan trágico sirvió, por un lado, para mostrar la gallardía de las expresiones típicas de un país. Subrayamos nuevamente lo
de su temple -genio y figura hasta el final- pero por otro lado hizo reflexionar a sus de "abusar", porque utilizadas en su justa medida, estas expre-
verdugos. Cuentan que estos, avergonzados y contritos, le pidieron que los perdonase, , siones autóctonas no sólo tienen su encanto incomparable, sino
aduciendo que recibían órdenes para cometer tamaño crimen. Don Pedro los consoló
diciéndoles que estaban ya perdonados, que no se molestaran ... «aunque me temo que
que también le dan al lenguaje una coloratura inconfundible que
vosotros no tenéis intención de incluirme en vuestro círculo de amistades». lo tornan distintivo y característico
2. Anzoátegui era un finísimo poeta y eximio prosista, pero cultivaba también el género
de los aforismos. Era en esas ocasiones cuando gustaba interpolar, muy de vez en vez, Pero de cuantos más folclorismos dependa un idioma, más
alguna palabrota subida para potenciar el efecto de sus comentarios. Cfr. Por ejemplo, universalidad pierde. Si el abuso de los folclorismos es intenso el
sus libros De tumbo en tumba (Buenos Aires, Theoria, 1966, y Allá lejos y aquí mismo, idioma pierde universalidad.
Buenos Aires, Sudestada, 1968).
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Los genéricos. Cometemos este error cuando omitimos los Por cierto que hay laconismos gloriosos en la historia, ya no
genéricos; esto es, cuando nos referimos a las marcas y no a los el fruto de estas torpes modas culturales, sino de la asombrosa
objetos que las representan. Nosotros seguimos hablando de facultad sintetizadora de quienes los proferían. Todo el mundo
"cinta scotch" por cinta adhesiva, o de "prestobarba" por hojas recuerda el "Alea iacta est" (la suerte está echada), o el "vini, vidi,
de afeitar, o de "geniol" por analgésico. No muere nadie con estos vinci" (vine, vi y vencí), atribuidos a Julio César por su biógrafo
equívocos, pero prueben ustedes conseguir tales productos en al- Suetonio. Si alguien vio la película 300, dirigida por Zack Snyder,
gún país extranjero, y se verán en aprietos. tal vez pueda recordar un pasaje significativo. Es aquel en el que
le advierten al jefe espartano que la superioridad y el número de
La impropiedad. Consiste en alterar el significado real de los arqueros persas era tan grande que las flechas bloquearían la
una palabra, porque no se tiene el conocimiento de su significado luz del sol. El jefe responde seguro: "Pelearemos a oscuras". Con
propio. No es grave desconocer el significado de una o de varias menos palabras no se podría decir mejor.
palabras. A todos nos sucede. Lo grave es inventar un significado
que no es tal. En rigor, el término laconismo tiene origen en aquella épo-
ca y en aquellos pagos. Según la anécdota más segura, estando
Un ejemplo de uso común tiene lugar con la confusión de las sitiados los pobladores de Laconia, los sitiadores remitieron a
palabras devastar, desvastar y desbastar. Desde ya que "des- un jactancioso mensajero para exigir la rendición de los sitia-
vastar" no existe, aunque así la pronuncien altos funcionarios. dos, con la siguiente conminación: "Si gano esta guerra, serán
Devastar es destruir o arrasar, y desbastar con B es quitar lo esclavos para siempre". A lo que el comandante de Laconia con-
basto. ¿y qué es lo basto? Es lo tosco, lo rústico, y por extensión testó escuetamente: "Si ganas". Desde entonces se usa el térmi-
se puede aplicar también a lo grosero o guarango. no lacónico para lo breve y conciso que alguna vez procedió de
Otro caso de impropiedad frecuente se manifiesta con el uso Laconia.
de la palabra enervar. Se usa como sinónimo de ponerse nervio- La muletilla. Es una palabra o frase breve que se repite de
so; y si bien es cierto que el bendito Diccionario de la Real Acade- modo permanente, interrumpiendo el discurso. Casi siempre es
mia Española incorporó esta acepción en el último lugar del tér- una repetición automatizada que sirve de soporte al habla. A ve-
mino, la verdad es que toda la vida "enervar" significó debilitar, ces se acude a ella para ganar tiempo y poder coordinar mejor las
quitar las fuerzas, despojar de razones a un argumento ideas. En ocasiones toma la forma de un inevitable "tic nervioso".
El laconismo. Es una brevedad exagerada o sobreactuada, "Últimamente, al menos en nuestro país, hay palabras groseras
utilizada por lo general como muletilla, por carencia de vocabu- o carentes de lógica, que se interpolan al idioma oral corriente,
lario o de sentido común. Andar todo el tiempo diciendo "digo", como si fueran de uso obligatorio. "Viste", "o sea", "loco", "cha-
"tipo", "nada", "obvio", no es señal de austeridad expresiva o de bón", "mina", son algunos de los ejemplos más inofensivos. En
capacidad sintética, sino de tontería, mal gusto y orfandad en la España el "vale" y el "tío" están a la orden del día; como en Co-
comunicación de las ideas. lombia el "pues" o el "órale" en México.
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El pleonasmo. Es una redundancia viciosa, com? "salir
En cualquier caso las muletillas afean el idioma; por eso el afuera" "entrar adentro", "bajar abajo", etc. Un poco mas sofis-
mejor consejo es desprenderse de las mismas. ticado ;ero igualmente errón~o :s el dicho "lapso de tiempo"• El
Los neologismos. Son palabras nuevas, surgidas en ocasio- lapso es un tiempo entre dos limites.
nes por la necesidad de adaptar el lenguaje a ciertos avances téc- Pueden considerarse pleonasmos algunas figuras retóricas
nicos; y en otros casos como consecuencia de la superficialidad, aceptables. Aquellas en las cuales se repite o reitera un,a _pala-
de las modas efímeras o de ciertas circunstancias. bra, 0 varias, de suyo innecesariamente, pero co1!- el proposi~o de
"Chatear", "formatear", "escanear", son verbos espantosos acentuar, subrayar O enfatizar a~guna i~ea. ~or eJemplo, lo 01 con
pero necesarios para comprender la ejecución de ciertas accio- mis propios oídos o lo vi con mis propws OJOS.
nes, hoy corrientes. ¿cómo reemplazaríamos estos vocablos sin El solecismo. Es un error en la conjugación de ciertos v_er-
caer en purismos innecesarios? Pero valerse del neologismo "bi- bos. Por ejemplo, es común escuchar el ~erbo "ha~ría" (potencial)
zarro" para designar lo grotesco, o del neologismo "transar" para en vez de "hubiera o hubiese" (subjuntivo) . La ~1ficultad p~ra la
calificar una seducción sexual, es francamente un disparate. conjugación del modo subjuntivo es uno de los smtomas mas lla-
La perífrasis. Consiste en dar un rodeo para no designar mativos de la actual degradación idiomática.
a las cosas o a los hechos de un modo directo sino después de El vulgarismo. Es la equivocación que afecta principalmen-
varias frases o aproximaciones. A veces es señal de elegancia, so- te a la fonología, a la acentuación de las palabras.
lemnidad, o de calculada parsimonia expresiva. Decir "Fulano,
después de largos y sufrientes días de postración, dio su último Casi sin excepciones se utiliza la palabra "in_terín" como voz
suspiro", es una perífrasis cortés de "Murió Fulano". aguda. y es una palabra esdrújula: ínterin. ~o mismo s~cede con
"icono", que es palabra grave, y fue convertida en esdruJula.
Sin embargo, muchas perífrasis tienen hoy origen periodísti-
co, y consisten en alargar innecesariamente el discurso para ga- Los verbos "adecuar", "licuar" y" evacuar" d~berían co,njugar-
nar tiempo, hasta encontrar la imagen o el concepto necesarios. se como "averiguar". Yo averiguo; luego: yo adecuo, yo licuo,_1/º
El ingenio popular ha llamado a estas situaciones "versear" o evácuo (no llevan tilde, las ponemos para indi~ar la _acentuac10n
"hacer el verso"; esto es, entretener al auditorio con banalidades, correcta). El mal uso terminó imponiendo su VIgencia.
estirando las palabras, repitiendo las frases, pretendiendo decir
La onomatopeya. Es el uso de una palabra o de varias, cuy~
algo sin decir nada.
pronunciación imita O recuerda el sonido de aquello que se esta
iCuidado! Porque ciertos alumnos y docentes practican hoy evocando o retratando.
este mal arte para hacernos creer que tienen facilidad de pala-
Existen no pocas ocasiones en que son inevitables. El famoso
bras o dominio del tema. En realidad, tienen facilidad para la
"haga clic" sobre tal figura en la pantalla de la computadora, o
audacia. La ignorancia es audaz, la sabiduría cautelosa.
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108· , 109

el "bum" para designar una explosión. En los relatos para niños, sino la de enmendarlos. En nosotros y en los estudiantes. De lo
además, las onomatopeyas son recomendables, pues agregan un contrario, se vuelven hábitos. Hábitos malos, engendradores de
cierto verismo o teatralizan los discursos volviéndolos más sig- vicios, como ya hemos visto. Recordemos que expresarnos im-
nificativos o atrapantes. Si le estamos contando un cuento a un propiamente no es sólo hacerle un daño al idioma sino al ser.
chiquito, y aparece la figura de un cerdo, es más razonable explicar-
le que el animal dice "oink-oink" que valerse del verbo "hozar", ALGUNOS RECURSOS PARA MEJORAR LA EXPRESIÓN
para designar con propiedad idiomática lo que hace el chancho Como en el caso anterior, no existe un reglamento o un có-
con su hocico. digo que podamos llevar bajo el brazo para consultar a la hora
El error se hace patente cuando muchísimos jóvenes, y aún de exponer nuestras ideas. La letra suele matar al espíritu (2 Cor
adultos, por falta de vocabulario preciso, por inmadurez expresi- 3, 4-5), y una dependencia artificial y obsesiva de las fórmulas
va o por vulgaridad extrema, reemplazan las palabras que no co- puede acarrear problemas análogos al desconocimiento de las
nocen por un sinfín de sonidos guturales. Entonces, la expresión mismas.
oral pierde dignidad y se transforma en un enjambre de sonidos Veamos sencillamente algunos recursos al alcance de todos
y de gestos. para perfeccionar nuestras exposiciones.
La antonomasia. Consiste en reemplazar una palabra por La polisemia. Es la variedad de significados que puede te-
un atributo específico de lo que esa palabra designa, refiere o ner un término, usándolos correctamente en cada caso.
menciona. Por ejemplo, si yo digo El Filósofo, es Aristóteles, El
Libertador es San Martín, La Docta es Córdoba, La ciudad de las Aclaremos, por las dudas, que no estamos proponiendo bajo
diagonales, La Plata. ningún punto de vista la ruptura de la necesaria unicidad semán-
tica. Ya hemos aludido reiteradas veces al valor de la definición,
Prestan un servicio para hacer del idioma algo más grato, o y al necesario coraje de llamar a las cosas por sus nombres, sin
para no tener que repetirnos tanto al expresarnos. simulaciones, dobleces o ambivalencias.
Pero hay algunas antonomasias muy vulgares que se han La polisemia aquí mentada es la posibilidad de enriquecer y
convertido en muletillas, y cuyo uso reiterado y trillado vuelve al de precisar nuestras exposiciones en tanto estemos atentos a los
idioma un muestrario de cursilerías. "La Feliz" por Mar del Plata, diversos significados legítimos que puede contener un término.
"El zorzal criollo" por Gardel o "El Diez" por un afamado futbo-
lista, son algunos ejemplos de lo que decimos. Puede darse, por ejemplo, un cambio de aplicación. La pala-
bra "tecla" me evoca antiguamente un instrumento musical; des-
Tratemos de no dejar pasar estos errores que hemos men- pués una lejana máquina de escribir; hoy, cualquier minúsculo y
cionado. Si recordamos sus nombres técnicos, mejor. Pero la in- ligero botón que se apriete para encender algo.
tención no es la de memorizar las denominaciones de cada error,
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Existe asimismo la polisemia por especialización científica o Algunas paradojas han gozado de cierta popularidad. Por
profesional. La "masa" no será lo mismo para un esforzado alba- ejemplo: "gracias a Dios soy ateo" o "trae mala suerte ser supers-
ñil sobre su andamio, para un experto cocinero o para un sesudo ticioso". Pero las más elaboradas reflejan hasta qué punto su uso
físico. Un mismo término se traslada de un área a otra, pero al es propio de los espíritus finos.
trasladarse varía su significación.
Chesterton ha sido y es el maestro insuperable de las para-
En tercer lugar, y puede ser el ejemplo más común, suelen dojas. Internarse en sus obras es un gozo espléndido, no sólo por
darse casos de polisemia cuando hablamos en sentido figurado. la recta doctrina que ellas nos ofrecen, sino por este estilo para-
La "copa" de un árbol quiere decir que la parte superior del mis- doja}, incisivo, penetrante y sutil, pleno de sapiencialidad. En su
mo semeja uno de esos recipientes donde vertimos líquidos. Los libro "Ortodoxia" dice, por ejemplo: "loco es el que ha perdido
enólogos y los borrachines no admiten confusiones al respecto. todo; todo, menos la razón. Mientras haya misterio habrá salud".
"Lomo de burro" apenas si es hoy un montículo prominente de Con solo esta breve paradoja se puede reflexionar largamente.
cemento, en medio de las rutas, para conseguir que los automó-
viles disminuyan su velocidad. Si viviera Juan Ramón Jiménez, Hay otras que hacen hincapié en cuestiones científicas, y que
que elaboró tantas delicias literarias y espirituales sobre el lomo pueden servir para que retengamos algunos conceptos. Esto es,
de burro de su Platero, moriría de desazón. sirven además de "ayudamemoria". Existe, por ejemplo, la pala-
bra "heterológico"; y significa algo que no se puede definir a sí
Apuntemos un cuarto caso, el más fastidioso de todos. Lapo- mismo. No es de uso común. Una paradoja sería decir: ila pa-
lisemia por barbarismos. Asusta oír a ciertas personas que se labra heterológica es heterológica? No sé si llegaremos a una
presentan como "organizadoras de eventos". Lo eventual es lo respuesta convincente, pero al menos habremos incorporado un
contingente, lo imprevisto, lo no programado, aquello que pue- término novedoso.
de suceder o no. ¿cómo será posible organizar un evento? Pero
el "event" inglés ha ganado la partida. En algunos países hispa- El retruécano. Es la posibilidad de reorganizar de modo di-
noparlantes, muy soberanos ellos, los ciudadanos "aparcan" sus ferente una oración o una frase, alterando la ubicación de sus ele-
"carros" en vez de estacionar sus automóviles. El verbo "to par- mentos. De ese modo las palabras se repiten, el sonido es similar,
king" salta de alegría. El castellano llora a solas su ruina. pero los significados cambian completamente.

La paradoja. Es una declaración en apariencia verdadera y Si Chesterton fue el gran maestro de las paradojas, Quevedo
en apariencia falsa porque está armada sobre una auto-contra- parece serlo de los retruécanos.
dicción. En rigor, es una calculada auto-contradicción, o tam- Dice el español, por ejemplo, "hay muchos que siendo pobres
bién una deliberada impugnación del sentido común. Choca al merecen ser ricos y que siendo ricos merecen ser pobres". Juega
principio, hasta que le encontramos su recóndito y valioso signi- con las palabras potenciando sus significados.
ficado.
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"Los que mueren con h onra son los vivos, los que viven sin Puede darse el caso de una ironía con expresa intención
honra son los muertos; por eso hay muertos que en el mundo vi- agresiva, en cuyo caso estaríamos frente a un sarcasmo. Terrible
ven, Yhombr~s que viven en el,mundo muertos". Es de Becquer, combinación de recursos, si la hay. Es famoso ese ejemplo de un
claro; y ~uy citada por los romanticos de todos los tiempos. "Hay joven galante que le dice a una muchacha: "soy fotógrafo y me he
grandes hbros en el mundo y grandes mundos en los libros". Pa- pasado la vida buscando un rostro como el tuyo". Ella le contesta
rece ser de origen anónimo, pero paradójicamente, y por lo mis- sin hesitar: "yo también, soy cirujana plástica".
mo, se la pueden adjudicar a quien deseen. La atenuación. Es un recurso más moral que lingüístico.
Pa~icular gracia causan esos retruécanos espontáneos, que Porque consiste en saber atenuar una verdad categórica (que
se mamfiestan a veces entre los payadores o entre contertulios siempre debe ser dicha), encontrando el modo de decirla, para
despabil~dos y chispe~ntes. Nuestro Martín Fierro ha registrado que quien la reciba sea sacudido pero no agraviado.
ese pasaJe en el que Fierro, medio entonado, ofende a una more- Lo sintetizó oportunamente Quintiliano cuando dijo: Suavi-
na obesa diciéndole al verla ingresar: "vaca ... yendo gente al bai- ter in modo,fortiter in re: suavemente en el modo, fuertemente
le". La mujer no s~/ queda atrás en los reflejos y le dice: "más vaca en la cosa. Es asimismo un consejo paulino: hallar la caridad ne-
será su madre". Y allí acaba en paz el entredicho para deleite de cesaria para testimoniar la Verdad, sin olvidarnos de quien es su
l~s letras y de la picardía criolla. En estos tiempos garantistas,
destinatario.
Fierro y la Negra hubieran sido llevados a los tribunales para di-
rimir el singular pleito. También Santo Tomás, en el De Veritate, distingue entre la
Verdad como virtud (veracidad) y la Verdad como trascenden-
La ironía. Es el recurso idiomático por el cual se da a enten- tal del ser. Si en este último caso siempre ha de ser categórica,
d~r lo contrario de lo que se dice. En algunos casos es imprescin- taxativa y absoluta; en el primer caso, y en tanto virtud, reclama
dible el acompañamiento del lenguaje gestual. Un ademán un el término medio. Entre el defecto de callarla por complacencia
mm¿mi_ento con las manos o con la vista pueden causar verd~de- cobarde y el exceso de decirla sin misericordia al que la necesita.
ra hilaridad. Sea que acompañen a la palabra ocurrente o no.
Es cierto que hoy, en nombre de la atenuación, se cometen
Hay infinidad de ejemplos de ironías en la historia de las le- los peores pecados de pusilanimidad y de contemporización con
tras Yaún de la cultura, en general. Pero es imposible no mentar el mal. Es más; cada vez que se peca de contubernio con lamen-
a Sócrates, que hizo de la ironía un genuino sello de su misión tira, se disfraza la acción innoble con el mote de "atenuación" o
pedagógica. "diplomacia". Dios nos libre de estas conductas inmorales. Pero
I

Sin duda que no es fácil ser irónico. Por eso se confunde ha- una cosa no quita la otra.
bitualmente a la ironía con la desfachatez o con el humor vulgar Sin ponernos tan dramáticos, digamos que hay atenuaciones
o el doble sentido. domésticas, comunes y corrientes, a las que todos nos vemos
'
. .
• e •. , •. ; •, . -• .. º·

- - -

'

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-Gaucho: "Tiene razón, Comandante, si hasta creo que me
éticamente obligados a apelar para no tener que pasarnos la vida
a los golpes con el prójimo. Ante una persona que no tiene la me- está sobrando una ... "
nor idea de lo que está diciendo, una atenuación corriente consis- La anécdota pinta de cuerpo entero todo el espíritu de aque-
tiría en reconvenirlo con alguna frase parecida a ésta: "me parece lla gesta.
que usted no está bien informado".
ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA MEJORAR 1A EXPRESIÓN
Si alguien me objeta o me refuta este recurso, indicándome
que hay casos en los que no cabe ninguna atenuación sino una Las distinguimos de los recursos que acabamos de mencio-
santa indignación, no resistiré el reproche. Primero porque es- nar, no porque sean algo sustancialmente distin~?, sino porque
toy totalmente de acuerdo. Y segundo, porque es otro ejemplo de se trata de procesos más elaborados, cuya aplicac10n reqmere, tal
atenuación ... vez, un tiempo mayor de aprendizaje y de práctica.

La anécdota. Es un cuento breve, que narra un hecho biográ- Lo primero es considerar la cuestión d~l pá~ico _e,s~énico,
fico sugestivo. Se diferencia de otros relatos en que tiene una base en ocasiones convertido en fobia. Es una situac1on difícil, tanto
real y c~erta, pero se le agrega algún condimento legendario, no para el docente como para el alumno. Existe el temor a hablar
necesariamente irreal, que lo tiñe de mayor poder convocante. en público causado por distintos factores inhib~torios. Y muc~os
-jóvenes o adultos- no rinden cuanto potencialmente podrian
Es importante constatar el poder fascinante que tienen los rendir por incapacidad para superar este obstáculo.
anecdotarios entre los jóvenes y los adultos. Tanto, que no debe-
ríamos dejar de aprender y de aplicar algún episodio anecdótico Si me permiten una primera sugerencia muy general _les dirí_a
que le diera mayor sabor a nuestras exposiciones. lo siguiente: no esperen a dar la primera clase o a rend1r el pri-
mer examen para detectar este problema. O para discernir si ~e
En plena Guerra Gaucha, durante uno de los múltiples y dia- trata de pánico escénico o de una simple triquiñuela para evad1r
rios entreveros, uno de los gauchos de Güemes perdió una pier- responsabilidades. Estas situaciones conflictivas deben detectar-
na; le fue arrebatada de un sablazo. Pasada la refriega, Güemes, se antes y durante el proceso de enseñanza y de aprendizaje.
como era su costumbre, recorría el campo de batalla o el impro-
visado hospital de sangre, y trataba de ver el estado en el que se Algunos docentes me dirán que lo que les faltaba era ponerse
encontraban sus hombres, para socorrerlos o darles ánimo. Así a detectar y a resolver este inconveniente. Les contesta:ía que sí;
f1;1e 9-ue se encontró con este gaucho mutilado. El diálogo fue el que lo que nos falta es emprender esta tare_a. Por9-ue s1 no le da-
s1gmente: mos un buen encauzamiento, en un futuro mmed1ato tendremos
sólo dos clases de personas: o los ignorantes desfachatados o los
-Güemes: "iDecime!, ldesde cuando precisaste dos piernas sabios irrecuperablemente tímidos. También podemos tener a
para montar a caballo? Demóstenes y a Cicerón, pero es más difícil.
116·
. 117

Con un poco de paciencia, de sagacidad, de buena voluntad y pueden seguir jugando a convertirse en el "Sindicato de _los Per-
?ealgunos conocimientos elementales sobre el punto se pueden
mtentar algunas mejorías. '
donavidas". "Está bien, profe, por ser usted, hoy lo deJaremos
dar clase".
. El miedo escénico es una respuesta psicofísica negativa del ¿cómo se vence el pánico escénico? Veamos si hay algunas
S~Jeto ante un auditorio individual o colectivo. Es consecuencia fórmulas. Pero una síntesis de todas ellas sería la siguiente: en-
directa del pensamiento catastrófico anticipatorio. ''Me va a ir trenamiento duro, combate fácil. Si alguien es entrenado, exigi-
mal, lo mío será una catástrofe, un papelón. Mi examen será el do, adiestrado, incentivado y equipado convenientemente, cuan-
peor, voy a titubear, no encontraré las palabras adecuadas no do llega el momento responde.
sabré cómo expresar mis ideas, etc.". '
Que los alumnos pasen a dar lecciones en público, como en
Al pensamiento negativo -por algo somos una unidad de los viejos· tiempos; que lean en voz alta, sabiendo lo 9-ue e~tán
alma Y cuerpo- le suceden los principales rasgos característicos leyendo; que reciten, que recuerden textos de memona -~i, de
de este estado en el plano fisiológico: la alteración del ritmo car- memoria-y que los puedan expresar con soltura y elegancia de-
díaco, la sudoración continua y copiosa, el malestar estomacal, lante del aula. Los más tímidos tendrán vergüenza. Los más au-
los dolores de cabeza, el rubor facial.
daces estimularán. Es preferible equivocarse "de entrecasa" para
El plano cognitivo también resulta alterado. El miedo escé- no tener que equivocarse ante grandes auditorios.
~ico produce congestión mental, confusión, olvido, las famosas Los ensayos permanentes ayudan mucho a ganar confianza.
lagunas".
En ellos solemos darnos cuenta de nuestras aptitudes y de nues-
. Ante estas manifestaciones visibles, psicosomáticas y cogni- tros puntos flojos. Hay personas que son más propensas a hablar
tivas, las conductas más habituales del sujeto están vinculadas delante de muchedumbres, cuyos rostros no alcanzan a ver. Pa-
~ la evasión, 1~ fuga, el retroceso. La persona afectada se quiere recería que el anonimato de los escuchas los tranquilizara. Otras,
Ir, Y a veces directamente se va, avergonzada o excusándose fal- en cambio, únicamente se sienten cómodas ante pequeños cená-
sam~n~e. Otra~ ~onductas son los automatismos, expresados en culos. Precisamente porque puede ver las caras de cada uno de
movimientos ngidos y tartamudeos, o en la disminución disfóni- sus oyentes. No forcemos los talentos. Aprovechemos el don de
ca del volumen de la voz. aquellos que pueden enfrentar a las multitudes, y el ~e ~q~ellos
otros que saben llegar al corazón de unos pocos en la mtimidad.
Todos estos problemas, insisto, los tengo que detectar y en-
carar an_tes del examen o de mi primera clase en público. N 0 ¿cuáles serían algunos de estos antídotos para el pánico es-
puedo m deb~, ante un alumno con estos desarreglos, tener un cénico?
trato cruel mientras los padece. Ni mucho menos debo ser la Ante todo, una valoración realista de lo que se espera de cada
causa directa o indirecta de ese pánico. Los alumnos tampoco uno. No nos ayuda en esto ni la desmesura ni la subestimación.
· 119
118·

Un sensato equilibrio en la valoración de nuestras capacidades Esto es elemental, pero por eso mismo ~ !ªe~:d:!~~~:S
nos permitirá ser expositores correctos, sin aspirar al Foro Ro- toda exposición que se J?;ecie de tal, no jlp::b~e que permita el
mano o a suceder a Jorge VI. un título, una introduccwn, un es9uem?, , .
desarrollo, una conclusión, recap1tulacwn o smtesis.
Paralelamente, hay que poseer una valoración realista de la
opinión ajena. Considerar el juicio del prójimo es atinado; máxi- Será breve el introito, al igual qu~ ,el ednuncidad~; dele glor~eps~s~:
me que, cuando hablamos, le hablamos a un prójimo. Pero no , d 11 l conclus10n epen era
consagrara al esarro o, Y ª · · sidad otras
todos están en condiciones de opinar sólidamente. Muchos de anteriores. Algunas conclusiones reclaman mmuc10 '
quienes opinan sobre nuestras exposiciones, no sabrían cómo re- un redondeo fugaz pero certero.
solver ellos el problema. Pero están prontos para la crítica. Pres- . .d · orar un paso en las
temos una jerárquica atención a las opiniones de los demás.
Todos los oradores comci en en mc~rp " n·O b -
1 11 ma técmcamente capta e
exposlicitzo_n~s.esEsdeªcf~ela~:ep::ci:n de la benevolencia del audito-
Al fin, conviene tener también una justa estimación de las nevo en a, ,
ideas de aceptación y de rechazo. Esto es, recordar con lama- rio. Ganarse al público de entrada.
yor precisión cuáles fueron las circunstancias bajo las cuales una Se han escrito páginas sobre este tem_a. ~ero ~o cierto es que
exposición nos resultó exitosa, y recrear esas circunstancias en
aquello que de nosotros dependa. A la par que un escudriña- no hay ninguna
hay que ser muy
r~~!:i~l:s1:s.~~:~:;~~~:~~:,~:::.:~~J~s~:~
, · son garan-
::i:S!it~'. to~::i~ ;~:;~;,,~~
miento pormenorizado de aquellas otras circunstancias adversas 0
nos permitirían evitarla. ~ 0~ :;~n~=~i~~d y se~cillez
Recuerdo haber ido a hablar a una ciudad mendocina sin es- procurando que se advierta que estamos dispuestos a pres ar un
tar suficientemente informado de la duración de mis clases. Hice servicio con nuestras palabras.
un cálculo equivocado de tiempo. El resultado fue pésimo. Lamo- En una de mis tantas incursiones punitivas, conferen~.i~nd
raleja es sencilla: no se debe repetir esa circunstancia. Recuerdo , y acullá me tocó hablar delante de una gran candi a 1
en cambio otra conferencia en una localidad puntana, prevista d o aqm ' b mi O había adorna o e
para un auditorio académico que no era tal. Oculté los numero- de maestras bon~erenses. Un uend a ~0 que el público y yo
. · n un mmenso florero, e mo
sos papeles que portaba para efectuar otras tantas citas eruditas, escntono ,co 'l p dí afablemente que lo retiraran. Eso
y opté por hablar ex abundantia cordis, desde la abundancia del desapareciamo~ tras e : eme ocurrió decir: "sigo viendo flores".
corazón. Todo salió aceptablemente. También aquí la moraleja hicieron, y no se por que se d ta¡.;o benevolentia de mi vida.
es obvia: conviene estar preparado para un cambio imprevisto
de planes.
1 · l más impensa a cap u
f
ru;a~fr1~~:ra mprovisada galantería yo podía S?~tener c?1;1~i-
ción voladora de los porcinos, que todo era asentl o con rmc10;~
1 .

Una segunda estrategia importante es respetar los pasos Si quieren repetir el truco, asegúrense un flo\ero td;~c~:unal y
necesarios de una exposición. auditorio femenino propenso a los halagos a go n a .
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Si alguien hará una presentación formal de nosotros, como muletilla gestual. Aunque estos últimos yerros hoy sean Política
expositores, también hay que extremar la delicadeza. Los largos de Estado, ningún buen expositor ha caído en tales desafueros.
elogios incomodan aún al más jactancioso. El desconocimiento
de quién es uno y de cuál es nuestra obra, también. El presen- Confíen en la palabra. Los actuales auditorios están hartos d
tador .debe ser austero, medido, proporcionado, conocedor del "novedades" audiovisuales. Hoy, lo verdaderamente novedoso es
expositor y de su trayectoria. Evitará los halagos innecesarios la la palabra clara, armónica, precisa, encendida y bella.
excesiva familiaridad, la improvisación y las interminables lectu-
ras curriculares. Una oportuna sugerencia es impedir los lugares Destierren en lo posible las muletillas, las alusio1:es _aut?r~-
comunes: "Fulano no necesita presentación"; y otra oportuna re- ferenciales excesivas, las reconvenciones o los retos md1scrirr:11-
comendación es evitar la displicencia o falta de dedicación para nados, las adulaciones demagógicas: La joviali~ad y ~~ dramat1~~
con el presentado. Una vez más, la virtud está en el justo medio. mo expresivos dependerán de las c1rc~nstanc1as: peJenl~s flun
con espontaneidad. Se puede ~rever la ,n~corp?ra_c1~n de parrafos
La tercera estrategia se refiere al modo de exponer. Mien- alegres, emocionantes, reflexivos, poetlcos, mt1m1stas. Pero lo
tras hablamos, tratemos de mantener algún contacto visual con mejor es que surjan naturalmente sobre la base del esquema d
los. que estamos hablando. Me objetarán que depende del audi- desarrollo temático que nos hayamos trazado.
torio y es verdad. Pero por inmenso que sea, siempre podremos
r:posar la mirada en distintos sectores. La vista perdida o en el La cuarta estrategia guarda relación con el carác~er del .~x-
piso no son buenas compañías de un orador. Tampoco estamos positor. Aristóteles estudió larga y sabiamente esta VI?-culac10n,
h_ablando para uno solo, que elegimos al azar y al que miramos determinando la incidencia de la palabra sobre las pas10nes.
siempre en desmedro del resto. Un orador puede mover el júbilo, la ira, la esperanza; o ~uedc
Controlemos el timbre natural de nuestra voz. Agudos y gra- sumirnos en el miedo, la desazón, la angustia. Como las pas1on s
ve_s muy acentuados suelen ser factores de dispersión. El engola- son neutras, dependerá la legitimidad de las mismas del fin al q~w
mien~o, el escucharse a uno mismo, la afectación, la solemnidad se ordenen. Si alguien me mueve a odiar el pecado y a amar la vir
excesiva tampoco son recomendables. tud serán un odio y un amor razonables. Lo contrario merecería
nu¡stro repudio. Si se despierta nuestro júb~lo ante el recuerdo
No hablen susurrando ni a los gritos, ni con lentitud exas- de los santos y de los héroes, enbuenahora. S1 se nos sumerge ( n
perante ni con un vértigo pasmoso. Pero las modulaciones de la la depresión indebidamente, mediante exposicion:s fa~sament
voz juegan un papel decisivo. De modo que, si en algún tramo trágicas, al solo objeto de manipular nuestras conc1enc1as, va d
del discurso hay que elevarla o bajarla, acelerarla o lentificarla suyo que estamos ante un hecho condenable.
háganlo sin dudar. '
En todos los casos, el común denominador deseabl_e es que l
No ,1e ~ablen al power point, ni a la pizarra, ni le den la espal- orador sea una persona prestigiosa, imbuida de autoridad natu
da al publico. No usen el atril como refugio ni el micrófono como ral para dirigirnos la palabra.
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Los ~l~mnos no están excluidos de esta regla. Deben crecer saber qué clase de gente podrá asistir. Hasta el tipo de silla que
en prest1g10 y en autoridad exponiendo con propiedad y funda- nos pongan puede influir. He hablado en Posadas, Misiones, con
mentos. casi 50º de calor, sobre un asiento de "pana". Al término de la di-
sertación descubrí que no podía despegar la ropa del primoroso
. La quinta estrategia es la de la superación de ciertas cri- trono que se me había adjudicado.
sis que se pueden presentar cuando exponemos.
La sexta estrategia es sobre la improvisación y el repaso.
Las hay de diversa índole. Algunas pueden parecer minúscu-
ldas, Ytal vez. lo sean, pero el padecimiento de las mismas no se lo Hablando con rigor, la improvisación plena no existe. Lo que
eseo a nadie. llamamos improvisar, habitualmente, puede hacerse porque te-
nemos todo un bagaje previo. El que improvisa selecciona, escoge
Por ejemplo, el estado de nerviosismo previo que se torna in- y organiza en un momento determinado, una serie de conceptos
controlable. Cada cuerpo humano tiene un depósito adonde a que ya poseía previamente. De la nada, nada puede salir, excepto
a parar los nervios, eligiendo los muy malditos -casi por reg~a~ para Dios. Para los simples mortales, lo que fluye y emerge en
aposentarse en el estómago, la cervical o el pecho. ese momento no previsto, es el fruto de nuestro patrimonio an-
Quienes se dediquen profesionalmente a exponer y no puedan terior.
r:ontrolar est~ estado, tendrán que consultar con algún especia- No disimulen que están improvisando -en el sentido de que
h_sta. En ocas1?~es bast~ con respirar hondo, hacer algún ejerci- la exposición los tomó de sorpresa, si esto es cierto- pero no fin-
c~o ~ elongac10n, vocalizar y hablar en voz baja para calibrar la jan que lo están haciendo cuando no es verdad, ni usen el recurso
7
d1cc1on. Son J?rácticas corrientes entre los cantantes líricos O los como captatio benevolencia. Es el más gastado de todos; y por
actores. ConVIene conocer estos sencillos pero eficaces recursos. ende, el menos creíble.
. ~ay "crisis" externas a nosotros. La mala iluminación la acús- De todos modos, nadie le pide sensatamente a otro que "im-
tica 1~apropiada, el micrófono destemplado, la impuntu~lidad de provise" si no lo tiene por capaz de ejecutar con rapidez esa se-
los asistentes, la falta de espacio o el espacio excesivo, etc. lección y organización de conceptos que ya trae. A un historiador
afamado le pueden pedir que "improvise" unas palabras sobre
_Todo se puede solucionar si permanecemos serenos. El Padre
Pet1t ~e Murat usaba la metáfora de "encasquetarse la cabeza"· h,evolución de Mayo pero no sobre la teoría de los agujeros
es decir, colocarse la cabeza sobre los hombros, como quien s~ ne os.
coloca un casco. Es un buen consejo. n cuanto al repaso de lo que vamos a decir, muchos se pre-
guntan cuál es el límite. Si llegado un punto no se vuelve obsesi-
Igua~mente es de gran ayuda ser previsor. Sin caer en manías
comp~ls1vas, no estará mal, antes de hablar en público, conocer vo, corriéndose el riesgo de que se convierta en un factor descon-
el recrnto, probar las luces, medir el volumen del micrófono y centrador de la totalidad del discurso.
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. Algunos.tienen por costumbre repasar hasta el segundo pre- que no puede superar el miedo escénico se aferran a algún objeto.
VIO, sumergidos en un tumulto de papeles que revisan nervio- Como los chiquitos que van con su objeto transicional a cuestas
sa?1ente. Otros confían en su pericia y apenas si echan alguna todo el día. Estos expositores no salen detrás del escritorio, o se
mirada a los apuntes varios días antes del compromiso. Ninguno apoyan en él, o se recuestan sobre una pared. Dan vueltas una la-
de los dos caminos es seguro. picera, se toman sus propias manos, retorciéndolas, y una decena
más de conductas inhibitorias que buscan alguna descarga.
No hay dudas de que repasar ayuda a fijar, a -retener y a es-
t~ucturar ,1~ 9-ue vamos a decir. Todo esto, claro, si el trabajo pre- También en este ámbito el consejo es el equilibrio. Si no están
VIO de anahsis y de comprensión ya fue hecho. Hasta unas horas seguros de alejarse de los papeles que les sirven de guías, tampo-
antes del compromiso asumido se puede hacer. Insistir hasta el co se alejen del escritorio. Si van a dar clases de pie no se convier-
segundo final, coI?-o decíamo~, puede ser causa de un bloqueo tan en estatuas, pero tampoco en péndulos. No quieran tener un
mental. La an~ustia por no olVIdarnos de nada nos juega la mala gesto para cada palabra, ni tener un gesto sólo alguna vez duran-
pasada de olVIdarnos de todo después. Dejen que la memoria te el mes. Ni molinos de viento ni faraones embalsamados.
haga su propio proceso de fijación.
En cuanto a la proximidad con el público, es aconsejable se-
La séptima estrategia es la del lenguaje corporal. gún los casos. Hay auditorios o personas que lo perciben como
una invasión. Otros que lo necesitan. Hay acercamientos que son
P~ginas sumamente interesantes se han escrito sobre la psi- actos de espionaje o de requisa; otros de sencilla mano tendida,
cologia del gesto. Hay un libro clásico de Charlotte Wolff otro de
paternal o filial. Zambullirse en el público es demagogia pura.
Flora Davis, otro de Bergson, específicamente sobre la ;isa etc.
En fin, bibliografía no falta. ' Pero marcar una distancia que no esté dispuesta a acortarse nun-
ca, resulta frío y desalentador. Otro buen consejo que da la expe-
Aquí sólo queremos decir algo muy simple. En los buenos ex- riencia: sean sobrios.
positores el lenguaje corporal armoniza con el lenguaje oral por-
La última estrategia que analizaremos es la de las pre-
que ha~ toda u?? disposición armónica entre la figura corporal guntas.
que esta al serVIc10 de la palabra, y la palabra que se continúa y se
prolonga en ademanes naturales, hechos hábitos. Los malos ex- Hay varias clases de preguntas que podemos recibir y formu-
positores viven desencajados. Las manos se crispan por un lado, lar. Están las preguntas hipotéticas, aquellas que se formulan en
la boca se tuerce por otro, los brazos se agitan asimétricamente tono conjetural. "¿Qué hubiera pasado si San Martín no hubiera
la cabeza gira de lado a lado. No; no es el retrato de una posesión' cruzado Los Andes?". No sé. La historia no se ocupa de lo futu-
pero quien haya sido víctima de algunos de estos oradores enfu~ rible, sino apenas de lo pasado. ¿Estos juegos hipotéticos tienen
recidos, corroborará el cuadro que aquí trazamos. valor? En algunas disciplinas pueden ser ocasión de creatividad,
como por ejemplo en literatura; en otras disciplinas científicas es
. En los e~positores comunes y corrientes el control de los gestos pura dispersión y curiosidad.
exige una cierta prudencia. Por lo general, las personas tímidas
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También existen las preguntas tendenciosas o provocadoras. Si ponen al otro en un aprieto, sin que lo merezca (como podría
Está en cada uno aceptarlas o no, e incluso dar lugar o no a ellas. ser, a modo de escarmiento, por ejemplo}, no esperen respuestas
No aconsejo entrar en este juego; y si él nos sobreviene involun- delicadas.
tariamente, por causa de algún factor externo y ajeno a nuestro En sentido contrario, están las preguntas indirectas o ge-
deseo, lo mejor es cortar cuanto antes la situación. Preguntas nerales. También cumplen su papel motivador, y en situaciones
insidiosas o capciosas no ayudan al clima de necesaria concor- tensas o monocordes, pueden dar lugar a un recreo mental.
dia que debe prevalecer durante una exposición, incluso si está
abierta al debate. O por lo mismo. Las preguntas de sondeo. Son las que se necesitan hacer para
ahondar y profundizar, toda vez que una primera respuesta no
Pueden manifestarse también preguntas confidenciales. No ha sido satisfactoria. No pregunten hasta llegar a lo que no se
son problemáticas per se, sino en tanto algunas personas las ha- conoce y castigar la ignorancia. Pregunten hasta saber lo que se
cen públicas, sin importarles demasiado la pérdida de la privaci- conoce y estimular nuevos aprendizajes. Y si hay algo que debió
dad. Hay ocasiones en que algunos escuchas están tan angustia- saberse y no se aprendió por negligencia, entonces sí; apliquen
dos por lo que les sucede, o tan ensimismados en sus situaciones una sanción.
privadas, que no advierten la necesaria intimidad que tienen
ciertos interrogatorios. En esos casos, coloquen ustedes la cuota En fin, existen todo tipo de preguntas. Unas reafirman con-
de discreción que el preguntón ha perdido, y sepan comprender ceptos, otras recapitulan, otras sugieren afinaciones analíticas
que, a veces, la angustia, provoca estas desmesuras. o críticas, y otras varían intencionalmente el estímulo, cuando
advertimos que los que estamos entregando al auditorio son in-
Si las preguntas sólo me dejan un margen para responder suficientes.
sí o no, hagamos eso. No es recomendable, en cambio, tamaño
laconismo motivado por la pereza del expositor. Recuerden lo Distingamos también entre las preguntas cerradas y abiertas;
que decíamos al comienzo sobre el anacoluto. No nos vayamos y he dejado para el final esta división por la importancia que tiene.
por las ramas. Sí hay que responder afirmativa o negativamente
algo, y allí concluye bien la pregunta, pues concluyamos allí. Si pregunto cuántos planetas hay y cómo se llaman, la res-
puesta que admite esta pregunta es cerrada. No puedo inventar
Hay preguntas directas o dirigidas a alguien en particular. ni opinar ni conjeturar, ni hacer valer mi propia experiencia. Sé
No las hagan en tono de amenaza, de acorralamiento o de pasa- o no sé cuántos y cuáles son los planetas. Las preguntas cerradas
porte hacia el ridículo seguro. Deben ser respuestas motivantes, exigen respuestas predeterminadas.
incitadoras, causantes de legítimos y amables desafíos. Las pre-
guntas no pueden ser un arma contra un indefenso, pero pueden Pero si pregunto qué experiencia tienen ustedes en el estudio
ser una estocada inteligente y sutil para que el otro,·conveniente- de las distintas y probables formas de vida orgánica e inorgánica
mente provisto de su "espada", sepa encontrar la réplica exacta. en los planetas, la respuesta será abierta.
128.

Y aquí viene el quid. En la vida académica, en la vida univer-


sitaria, las preguntas abiertas deben existir, y a veces, en abun-
dancia. Pero eso no quiere decir que las respuestas no deban ser
científicas, racionales, fundadas y sustentables en conocimientos
senos.
Las preguntas abiertas no admiten respuestas al modo de:
"yo siento que hay vida en Marte"; "tengo la sensación de que
crecen perales en Venus", o "ayer me pareció ver a un marciano".
Confundir las respuestas abiertas con charlas de café es lo peor
que le puede pasar a la vida universitaria.
Sepamos preguntar y responder.
ANEXO
La concordia
entre la Fe y la Razó
130.

en el gozo del Señor, como canta el Salmista; para que le sea posi-
LA CONCORDIA ble ingresar en la recóndita intimidad del Creador, el mismo Dios
Anexo ENTRE LA FE Y LA RAzóN
ha querido revelarse al hombre y concederle la gracia de poder
recibir en lafe esa revelación que en lafe es entregada.
l. UNA RELACIÓN INESCINDIBLE
Las pruebas racionales le harán demostrable y evidente la
Hay en el hombre -en todo hombre sano y recto- dos fa- existencia de Dios, otorgando disponibilidad a la fe. La fe lo hará
cultades que lo dignifican y distinguen. Dos capacidades que lo crecer en gracia y en sabiduría, enseñándole que sin ella la razón
ennoblecen y atestiguan a la vez su condición creatural. La ca- se debilita y enferma. La racionalidad abre y allana un camino
pacidad de razonar; esto es de pensar, de entender relaciones, que la credulidad convertirá en recta vía.
de descubrir los grandes principios, de inteligir las esencias. Y la
La Iglesia Católica -que es madre y maestra en humanidad,
capacidad de creer, de tener confianza, de asentir con reverencia
y convicción. como bien se ha dicho- no podía sino ratificar este equilibrio de
atributos que adornan la naturaleza del hombre. Y ha enseñado
No son dones que se excluyan o que pugnen entre sí. Antes así durante dos mil años, que Dios, alfa y omega, puede ser cono-
bien, semejan las alas de un ave, que al concordar sus movimien- cido con certeza mediante la luz natural de la razón humana, a
tos le permiten alcanzar la cumbre, y contemplar desde lo alto lo partir de las cosas que Él ha creado. Puede hacerlo precisamente
que no se observa en la planicie. porque es imago y simillitudo Dei. Pero como bien lo recordara
Pío XII en la Humani Generis, librada a sus propias fuerzas, la
Así lo entendieron los Antiguos, cuando un Séneca, por ejem- razón tropieza con una diversidad de obstáculos. Porque en la
plo, dice en su Epístola 37: "si quieres que te estén sometidas travesía del conocimiento no faltan las peripecias ni las dificulta-
todas las cosas, somételas a la razón". Pero agrega Siro Publilio des. Por eso mismo, el hombre necesita ser elevado e iluminado
en sus Sentencias: "quien perdió la fe, no puede perder ya más". por la revelación divina. No solü" respecto de aquello que supera
Exacta sinfonía de aptitudes que siglos más tarde sintetizaba su entendimiento y reclama el sostén de la fe, sino en relación
Pascal al escribir en sus célebres Pensamientos: dos desmesuras con aquellas mismas verdades cuya naturaleza religiosa y moral,
deben evitarse, excluir a la razón y no admitir más que la razón. exigen esa "certeza firme y sin mezcla de error" de la que habló el
La primera lleva a la oscuridad en demasía. La segunda a no te- Concilio Vaticano l.
ner el consuelo de la luz.
Confianza en la razón, por un lado. Mas conciencia de sus
Razón y Fe marchan juntas, y en unidad convergente se ne- limitaciones, por otro. Agradecimiento a Dios que puso en no-
cesitan. sotros la potencia inteligible del pensamiento. Acatamiento in-
Por sus disposiciones racionales, el hombre es capaz de cono- condicional a su manifestación con una fe hecha virtud teologal.
cer la existencia de Dios. Pero para que ese hombre pueda entrar La qU:e define San Pablo en el capítulo once de su Epístola a los
·133
Hebreos: "firme seguridad de lo que esperamos, segura convic- caer en tentaciones vanas. Y entonces, como lo escribiera New-
ción de lo que no vemos". man enApología pro vita sua, "diez mil dificultades no hacen una
Mediante la razón natural, sabe y puede el hombre dirigirse sola duda". La fe es cierta; más verídica que todo conocimiento
a las obras de Dios, y deducir sin sobresaltos su presencia y su humano, pues se sostiene y se edifica en la Palabra Divina, que no
grandeza. Pero existe asimismo otro orden de saberes que sobre- admite dobleces ni falsías.
pasan su raciocinio y que pertenecen al ámbito de la Revelación Así como es cierta es comprensiva. Porque es inherente a la
Divina. Ámbito en el cual se hace patente el misterio del Padre, fe querer comprender lo que le ha sido revelado. Todo creyen-
la Encarnación del Hijo y el Amor del Espíritu Santo. Ámbito que te ansía desentrañar y discernir del mejor modo posible a aquel
Dios nos da a conocer por una decisión enteramente libre y una en quien ha depositado su fe. Mayor penetración comprensiva
benevolencia suma. Negarse a la Revelación por la Fe es una mu- redundará en un mayor afecto, porque se abren "los ojos del co-
tilación gnoseológica que nos despoja de plenitud ontológica. razón", como dice San Pablo en la Primera Carta a los Efesios,
Porque la fe es conocimiento, pero la enamorada adhesión a Je- pero redundará asimismo en una intelección más luminosa de
sucristo que ella suscita, como centro y recapitulación del men- la Revelación. Nadie lo ha dicho mejor que San Agustín en su
saje revelado, es la única garantía de vivir una vida cabalmente célebre Sermón 43: "creo para comprender y comprendo para
humana.
creer mejor". Jamás podrá haber discordancia, puesto que "el
La fe no contradice a la inteligencia, y la inteligencia es pilar mismo Dios que revela los misterios y comunica la fe, ha hecho
de la fe. descender en el espíritu humano la luz de la razón. Dios no po-
dría negarse a si mismo, ni lo verdadero contradecir jamás a lo
Creemos a causa de la autoridad de Dios mismo que revela, verdadero" (cfr. Denzinger, 3017).
y que no puede engañarse ni engañarnos, nos dicta el Catecismo
(I, 3, III, 156). Mas para que el testimonio de nuestra credulidad Resulta claro de este modo que la fe y la ciencia peregrinen
no le resultase incongruente a la razón, Dios ha dispuesto que, juntas, que la religión y el saber, si son genuinos, marchen al mis-
a los auxilios interiores propios del espíritu, se le sumasen los mo ritmo, cada cual con sus pasos. Porque las realidades profanas
auxilios exteriores de la Revelación, aptos para ser recibidos por y las realidades de fe -y esto ha sabido recordarlo la Gaudium et
el intelecto común. Así, por ejemplo, los milagros de Jesucristo y Spes- tienen su origen en el mismo y único Dios.
de los santos de todos los tiempos; las apariciones marianas y el Creer es un acto tan plenamente humano como razonar. Lo
cumplimiento de las profecías, la fecundidad y estabilidad de la que el Credo nos propone puede admitirlo la razón sin violencia,
Iglesia, a pesar de las persecuciones. se dijo en Trento hace cinco siglos. Tiene preeminencia sobre-
Es verdad que la razón contemplante de estos auxilios exte- natural la fe, como tiene eminencia natural la razón. Sin razón
riores, puede padecer la tentación de las dificultades propias del no habrá actividad científica, pero sin fe no habrá salvación.
oficio intelectual. Pero atenta y solicita está la fe, para no dejarla Y en definitiva, "la ciencia más acabada es que el hombre bien
·135
acabe; porque al fin de la jornada, aquel que se salva, sabe y el
que no, no sabe nada". La fe -viene a decirnos Santo Tomás en importante reiterarlo- corresponden a aquellos que abrazan con
su Compendium Theologiae (1,2)- "es un gusto anticipado del sendas fuerzas de sus almas el derrotero de la verdad. ~a verd~d
conocimiento que nos hará bienaventurados en la vida futura". busca la razón del hombre sano. La verdad busc~ra tambu~n
Sin este sabor no hay sabiduría; y no es un juego de palabras, sufe; y la verdad encontrarán porque existe, y se deJa descubrir,
sino cuestión de etimologías y de buena teología. querer, contemplar y servir.

La persona humana es la misma -en su indivisible unidad- En las peripecias del pueblo de la Antigua ~i~nza, con sus
que puede razonar y creer. Pero habida cuenta de que la inteli- lealtades y sus graves defecciones, la fe no ~arti~ipa para me-
gencia y la voluntad fueron heridas por el pecado, era necesaria nospreciar la autonomía o el señorío d~ }ª 7azo~, srn~ para m~s-
la diafanidad de la Revelación y la luz de la Fe, para que esa in- trarle a ese pueblo que el Dios de los ~Jer~ltos i_n~~rviene, actua,
teligencia y esa voluntad no se desviaran de su cauce y llegaran a está presente en la historia. La fe les hmpia la vision, les pule los
buen puerto. sentidos internos y externos, y les abre la m~nte, para_ que sean
capaces de reconocer la fuerza viva y directriz d~e la,pivina Pro-
Esta relación inescindible; esta concordia o sinfonía de ambas videncia. La razón se fija un trayecto, pero el Senor aseg~ra sus
facultades, ha dado lugar a dos fórmulas orientadoras, que desde pasos" como se lee en el capítulo dieciséis de los Proverbzos. No
siempre aconsejó y comunicó la Iglesia, y que recientemente ra- hay ri;alidad de facultades, cuando la razón se abre limp~ame~te
tificó el Papa Juan Pablo II, en su notable encíclica Fides et Ratio al misterio divino, dejándose elevar por s~ tra_nspar_enci~ Y dia-
del año 1998. Son esas dos fórmulas, el credo ut intelligam, por fanidad, que eso significa precisamente el termmo misterio. Pero
un lado, y el intellego ut credan, por otro. Esto es, el creo para para dar lo mejor de sí, que es esta apertura a lo trascend~nte,_ la
entender y el entiendo para creer. Veámoslas sucintamente. razón debe aplazar su orgullo, abatir su insolente autosu~ciei:icia;
y sobre todo -como tantas veces insisten estos libros sapienciales
que venimos glosando- reconocer que en el timar _Domini ~stá el
11. LA_ UNIDAD CONVERGENTE DE LOS SABERES principio de la sabiduría (Prov 1,7). De lo contrario sobrevienen
la necedad y la estulticia de la que dan larga cuenta los autores
Si abrimos las páginas de la Sagrada Escritura -pensamos sagrados. Para el hombre insensato la razó~ ha cortado las,a~a-
principalmente en los Libros Sapienciales del Antiguo Testa- rras con la fe queriendo ser libre. No advierte que el. aut~ntico
mento- veremos allí claramente establecida la unión profun- reaseguro de la libertad racional es un estado de obediencia a la
da de la fe y de la razón entre los hombres que buscan y aman lumbre de la fe.
sinceramente la Verdad. En el Eclesiástico, por ejemplo, llega
el elogio y la promesa de la felicidad, para aquel que "razona Desde esta perspectiva bíblica, la razón es jerárquicamente
valorada. Se admite y se afirma que lo que busca y puede alcanza ,
con inteligencia" y a la vez "escucha atentamente" la sabiduría
si está ordenada, es ciertamente lo verdadero. Y se acepta asi-
7
del Altísimo. Pero este elogio y esta promesa de felicidad -es
mismo que el sujeto que hace uso de ella es como un explorador,
·137

según ~ic~ el Eclesiastés_ ~I, 13). Por lo mismo, ha de saber explo- a ningún hombre. Se los dijo San Pablo a los atenienses cuando
rar, resistiendo la tentacion del titubeo constante; comportándo- les habló del "Dios escondido" (Hechos 17, 22-23), y de la posibi-
se como un peregrino de lo Absoluto y no como un turista de la lidad de que al fin lo conocieran por su verdadero nombre, ayu-
duda. Si lo primero, su vocación será metafísica· si lo segundo su dados con las fuerzas de la razón. Es que con la fuerza racional
oficio será la incertidumbre. ' ' se puede recorrer un camino, iniciado en la comprensión de las
realidades contingentes pero concluido en la percepción intelec-
Y algo más al respecto nos mostrará la Escritura, que no es tual de lo Absoluto. El célebre "todos los hombres desean saber",
d~ ~enor monta. Valorar jerárquicamente la razón, según que- con el que inicia Aristóteles el libro primero de su Meta.fisica,
do ?-i:ho, es afirmar que la misma fue encadenada a su propio parece prefigurar lo que afirma el Misal Romano en la Liturgia
arbitrio c~,ando se rebeló contra la ciencia divina; y que solo la del Viernes Santo, cuando alaba a Dios que creó a los hombres
Encarnac10n del Verbo la rescató del cautiverio. Desde allí exac- para que lo buscasen y encontrasen, y al encontrarlo reposaran
tament_e ~desde la ,~ncarnación del Verbo- Dios distinguió con en ÉL Porque el entendimiento que desea saber, del que hablaba
fuer~~ miguala?le, lo que el mundo tiene por necio", según ex- el gran maestro griego, solo se sacia cuando lo que sabe es la Ver-
pn~s10n d~l A~ostol (1 Cor, 1,20), y lo que debe considerarse ge- dad, que es el objeto propio y natural de su deseo. Y el reposo al
numa sabiduria. El pecado original -en tanto sustitución de la que alude la liturgia, es el reposo del entendimiento y del corazón
ciencia del Creador por el pretendido saber de las creaturas- es que han llegado a Dios.
la mayor de las necedades. La Cruz en cambio es la más alta de
todas las Cátedras. ' La razón no se conforma con hipótesis, conjeturas o dudas
metódicas al estilo cartesiano. Tampoco con verdades parciales,
. Cor:vendrá r~cordarlo con énfasis en estos tiempos raciona- que suelen ser mentiras a medias. Hay en ella un reclamo de ver-
listas e mma_n~nt~stas, en el que no faltan ideólogos y pseudoteó- dad perenne, inamovible y fija. De Verdad incólume que no cesa
l?gos que reivmd1can el pecado original como el primer grito de con el tiempo ni muda en el espacio. Y cuando no la halla, sobre-
libertad humana. Del hombre izado en la vanagloria de su razón vienen entonces esas diversas formas de enfermedad de la inteli-
se sigue la pena del infierno. Del non serviam de la inteligencia gencia, que Sciacca sintetizó con la expresiva palabra estupidez.
surge la contracultura posesa que nos asfixia. Del hombre arro- Una inteligencia oscurecida por no saber ni querer encontrar la
di~lª?-º con su fe al pie de Jesucristo Resucitado, se sigue la ale- Verdad, es además la causa eficiente de una existencia temerosa
gria 11:efable ~e la Redenci~n. Del Quius ut Deus, exclamado por y errática. Como el río que concluye en un mar transparente, la
el Arcangel _Miguel, y repetido como consigna por los auténticos mejor desembocadura de la razón está en el Credo. Creyendo,
doctos, se sigue la cultura de la vida y de la gracia defensora del el hombre confía en la Verdad, hacia la cual la razón le abrió
Bien y de la Belleza. ' las puertas iniciales del camino. La creencia le certifica su evi-
dencia, tanto como la evidencia lo encolumna hacia la creen-
. La capacidad d~ entender para creer -el otro y complemen- cia. Pero una vez surgida la confianza en la Verdad, ella obra
tario aspecto de la formula que ya enunciamos- no le está vedada
·139
prodigios en la existencia humana; el mayor de los cuales, cier-
tamente, es la disposición al martirio. Derramando su sangre por Si no creéis no entenderéis, ha profetizado Isaías. Texto cl~-
Cristo, los mártires de todos los tiempos, han sellado la victoria sico de la Sagrada Escritura, al que oportu.~arnente ~e ha apli-
de la confianza extrema en la Verdad; así corno han demostrado cado Carlos Lasa la exégesis de Alonso Schockel? s~~~n la cual,
su mejor significado es éste: si no creéis no subs1stzre1s, no per-
el cabal perfeccionamiento y santificación de la vida, cuando la
maneceréis. Porque "la palabra de Dios es el punto de apoyo de
misma se funda en semejante confianza. Y no es preciso explicar
esto estando en tierras de Jalisco, nobilísirnarnente fecunda por la historia de la salvación, la fe es el centro de graved~d; la fe
la sangre martirial y santa de los heroicos Cristeros. No es preciso funda la existencia del pueblo y la conserva, por la fe. ~ven. La
explicarlo, pero sí en éarnbio rendirles un homenaje renovado a fe se ha de apoyar en la palabra de Dios, que se curnphra, frente
aquellos hombres impares. a los planes humanos, que no se cumplirán". Para perrn~necer Y
subsistir, sea como persona o corno comunidad, ~e ne~~slta de la
A la verdad absoluta llega la recta razón, filosofando. A la fe. Admitiendo la fe, la razón acoge de ella la grat1ficac1on -~e una
misma se llega también confiando en Aquel que por amor se nos inteligibilidad que aumenta en profu:"didad ~ en extenswn. De
revela. La unidad de la verdad excluye el principio de contradic- una inteligibilidad que la encauza h~c1a la beatitud, y que le so~u-
ción. Es por ello que los grandes sabios, investigadores y cien- ciona una encrucijada que no podna _resolver e~ta_ndo sola. S1 el
tíficos, no han sido personajes incongruentes o fragmentados, hombre cree en la vida eterna, y no qmere rnatenahzarse ama?d_o
sino atestiguadores de la unidad del saber; y esto, sencillamente, lo efímero sino eternizarse amando lo eterno, su fin gnoseol?g1-
porque "las realidades profanas y las de la Fe tienen origen en un co no quedará satisfecho con un conocimiento raciona~ de D1~s,
mismo Dios" (Gaudium et Spes, 36). "Todo lo verdadero" -ense- sino cuando lo conozca cara a cara. En esto consi_st~ el Cielo, Y sm
ña San Agustín- "es verdadero por la verdad" (De vera religione, la fe no nos será posible ingresar en él. El entend1~1ento h~n:iano
39,73). Por la verdad entonces, se arriba a "todo lo verdadero", se purifica en la sabiduría beatificante, en la umon defimt1va Y
tanto con la razón corno con la fe. plena con la verdad; y a esta clase de unión con~uce ,1~, fe. "~na
filosofía que intente ser verdadero ª~-~r a la sab~duna , escnbe
Para alcanzar la beatitud sin embargo, no basta la sola razón Gilson, "debe partir de la fe. Una rehg1~n q~e qu~ere ser_ absolu-
que discierne el fin, sino la caridad que nos mueve a amarlo. Y tamente perfecta, debe tender ha~i~ la mtehgencw partzend? de
estas ansias de enamorado no pertenecen al ámbito del pensa- la fe". Es el procedimiento agustmiano acuna?-º en 1~ consigna
miento, sino principalmente al de las nupcias místicas adonde la fides quaerens intellectum. Hacia la inteli~enc1a, part1end~ ~e 1~
contemplación nos conduce. Por eso el mismo Agustín ha escrito fe. Mas la fe no es un grito destemplado, m una pura ernoc1on m
que la mayor caridad es la verdad. Y su firme aseveración res- un conjunto de imágenes; es una virtud teologal.
ponde a todos aquellos argumentos falaces que ven en la verdad
férrearnente sostenida, servida y proclamada, un obstáculo para Cuando la razón partiendo de los datos _que ~lla misma_ ~es-
el ejercicio del amor. cubre y ordena, arriba al conocimiento de D10s, eJecu~~ u~ 1tz~e-
rario ascendente. Cuando Zafe partiendo de la revelac10n mtehge
140 ·
. 141

el sentido de todas las cosas creadas, procede en cierta manera de


intuitiva y aprehensiva, las honduras y las alturas del espíri:u.
un modo descendente. En ese ascenso y descenso entrelazados,
en este cruce de caminos, se juega la perfección y la salvación del En semejante perspectiva -que toma muchos nombres. segun
alma humana. las ideologías que la hacen propia- la_reli~ió~ no pu~de smo ser
juzgada como un infantilismo que la cie_ncia disu~l~e mexora~le-
Pero decir que los caminos se entrelazan y convergen lleván- mente. Lo inexorable sin embargo, ha sido el ~atetico espectacu-
donos al mismo fin, no significa decir que son un solo camino. Es lo brindado por los racionalistas de todos l~s tie_mpos, cuando _se
necesario respetar la naturaleza de ambas rutas, sin pedirle a la ven obligados a callar ante el milagro y el misterio que se desplie-
religión lo que transita por el derrotero de la filosofía, ni querer gan con fuerza convocante.
suplir con el recorrido filosófico el sendero sacro y mistérico. Lo
primero nos llevaría al fenomenologismo religioso; lo segundo A su turno, elfideísmo fulmina a la razón, d~sconfía de _ella, Y
nos haría caer en la gnosis. El mismo Mircea Eliade, en su Tra- no le reconoce prácticamente ningún papel capital en la vida ~e
la fe; antes bien, la juzga como una peligrosa amenaza. Bastana
tado de Historia de las Religiones, insiste en el respeto que me-
rece el carácter sagrado de la fe, así como en la inconveniencia con señalar al respecto, los anatemas lanzado,s por"Lute~o Y sus
de traicionarla con aprehensiones ajenas a su ser. Advertencia seguidores, tendientes a demostrar que la razon es la ~as feroz
y réplica que se aplica, entre otros, al planteo volteriano, toda- enemiga de Dios". También en este caso ha sobre~emdo lapa-
vía esgrimido por algunos, a pesar de su fatal anacronismo. Pues radoja; y ha venido a consistir ella en el auge desdichado_de l_as
bien ha enseñado la historia que no solo existen creyentes inteli- sectas que, en nombres de credulidades_ libres d: toda ciencia,
gentes y geniales, sino escépticos e incrédulos de una inagotable han acabado siendo las verdaderas enemigas de D10s.
necedad.
Se impone en consecuencia volver las cosas a su cauce original.
Así las cosas, dos gruesos errores deben evitarse. La razón puede establecer las grandes tesis de una filoso-
fía realista, que empiece confirmando la naturaleza creatural
Llámase uno -el más conocido y promocionado- racionalis-
mo; y el otro que se le contrapone,fideísmo. del hombre -su origen y su destino trascendente- Y c~n:luya
sosteniendo la causalidad incausada de Dios. Puede asim1~m_o
Para el racionalismo, la razón humana es una deidad, y como determinar .motivos de credibilidad, que sin provocar mecam-
tal, principio y fin de lo existente y cognoscente. Ella es exclusiva camente la fe, sabrá suscitarla, despertarla y valo~ar:a co~~ una
y omniabarcadora, todo lo puede y lo sabe, de nadie ni de nada convicción legítima. Lafe por su parte, en_ su propia mtenondad,
necesita. Cualquier aserción que no brote de su mismo funcio- se dedica a pensarse, a iluminar el contemdo de lo que cree, p~es
namiento será considerada inválida. Error tanto más grave si se siempre hay algo que es el blanco pensado por la fe, como sostie-
piensa que la razón aquí divinizada, es apenas la ratio, la mera ne Louis Jugnet. La luz de la Revelación le permite aceptar ~?e
capacidad discursiva y argumentativa, desdeñando por lo gene- misterios como el de la Santísima Trinidad o el de la Encarnacion
ral los racionalistas, el llamado intellectus, esto es, la capacidad del Verbo, no son absurdos ni contrasentidos, ni repelen a la recta
142 ·
·143
inteligenc~a. L: permite incluso tener una comprensión analó ica de los dogmas, fue la tarea ímproba de los apologetas y de los
de tales mist~nos,_que facilitan su aceptación; relacionar los Jog- apóstoles. La fe y la razón fueron aliadas en tales circunstan-
mas en una smtesis ordenada y establecer conclusiones sólidas. cias. Pero aquella filosofía heredada que mencionábamos antes,
. f :i~lesia C~tólica no ha propuesto nunca el racionalismo no solo no fue siempre garantía del tránsito a la religión verdade-
me eismo; m el Credo quia absurdum de ciertos apologetas ra, sino que conspiraba contra ella por su fuerte acento gnóstico,
extremosos. Ha p~opue~to Y_ sigue proponiéndonos la concordia sofístico y esotérico. Tomar distancias de la misma -cuando no
fr:
entre la y la_ razon, la mtehgencia en busca de la fe la fe ilumi- romper lanzas, lisa y llanamente- también fue parte de la misión
evangelizadora. Las palabras del Apóstol a los Colosenses (2,8),
nando la mtehgencia. '
exhortándolos a que no se dejen confundir por "la vacuidad de
una engañosa filosofía", cobran hoy una imperativa actualidad.
111. ESBOZO HISTÓRICO DEL ENCUENTRO Una segunda etapa parece marcarla San Justino, cuando en
Y DESENCUENTRO ENTRE LA FE y LA RAZÓN su Diálogo con Trifón declara haber encontrado en el cristia-
nismo "la única filosofía segura y provechosa", pero sin dejar de
Cabe preguntarse cómo se ha dado en el tiempo este encuen- asombrarse por las anticipaciones o prefiguraciones de la Verdad
tro y de~encuentro decisivo entre la fe y la razón; binomio de Revelada que fue encontrando en las fuentes culturales e inte-
cuya amistad o ruptura tantas consecuencias se siguen. Ensaye- lectuales del mundo clásico. Posición análoga a la que adoptaron
m,osl una respuesta esquemática que nos permita acercarnos al Clemente de Alejandría y Dionisio, Orígenes, los Padres Capado-
nuc eo substancial del dilema.
cios y por supuesto, ese gran converso que fue San Agustín. Lo
, Los pri1:1eros misioneros, y aún los discípulos directos de Je- admirable en estos autores -en la Patrística toda, aunque resulte
sus, n~ podian pensar en evangelizar al mundo pagano apoyados obvio decirlo- es el equilibrio con que acogieron el pensamien-
exclusivamente en el mensaje veterotestamentario. Era im or- to helénico y romano, y aún el oriental, mientras lo depuraban,
:n~e para ell~s ap~lar a la recta razón, a los principios del ofaen iluminaban y encauzaban con la claridad de la Revelación. No
~ ~~ental mscnptos en la conciencia, a los basamentos de la rechazaron las razones de la inteligencia previas a la Encarnación
~ehg10sidad n~tural. y les pareció prudente incluso -así lo certi- y a la manifestación del Mensaje Salvífico. Es más, Clemente de
can l~s ensenanzas de San Pablo- partir en algunos casos de la Alejandría, y es solo un ejemplo, elogia bellamente a la filosofía
filosofia ~;redada por civilizaciones como la griega, para enta- griega, llamándola "empalizada y muro de la viña", porque supo
f lar un _dialogo co1:1 ella, buscando las semillas del Verbo donde
as hubiere:, o rectrfic~ndo extravíos cuando se hacía necesario.
defender la verdad de las embestidas sofísticas. Pero tanto esas
razones, como esa filosofía y esa inteligencia necesitaban la lum-
fa superac!~n de las idolatrías por un lado, la erradicación de bre de la teología católica, el encuentro fecundo con la Palabra
.as s_upersticiones y de los mitos, la purificación de la fe de las de Dios. Y los Padres obraron la hazaña de ser los artífices de ese
rnevitables heterodoxias iniciales, y la ordenación cosmovisional logrado ensamblaje.
·145

Cuenta San Agustín en las Confesiones, el modo soberbio con énfasis se ocupó de resaltar- es perfectamente conciliable con
que antes de su conversión, le ofrecían la ciencia las doctrinas la pesquisa inherente a la razón. Porque no se le pide a ésta un
mundanas, despreciando a la Fe, para caer en "fábulas absurdí- juicio sobre los contenidos de aquella, sino hallar los sentidos y
simas"; y lo contrapone a la humildad de la Iglesia, que sin des- los argumentos que nos permitan inteligirlos y aceptarlos. Los
preciar lo que había de sabiduría en el patrimonio de los antiguos argumentos racionales, en suma, están al servicio de los con-
pensadores, fue capaz de darles albergue, volviendo más resplan- tenidos de la fe. La inteligencia debe ir en pos de lo que ama; Y
deciente y más verdadero todo aquello que tenían de rescatable cuanto niás intenso es su amor, más fuerte el deseo de conocer.
sus enseñanzas. El anhelo de posesión de la Verdad mueve a la razón enamorada.
"He sido hecho para verte", le dice la inteligencia a la Verdad, "y
No eran ingenuos aquellos Padres -comenta Juan Pablo II todavía no hice aquello para lo cual fui hecho". Sin embargo, en
en la Fides et Ratio, cuando asume su defensa-; no desconocían el recorrido por poseer esta verdad amada, la razón descubre que
los riesgos de su apostolado intelectual, ni se limitaron a formu- no puede llegar por sí sola hasta el final de la cima. Es allí cuando
lar filosóficamente las verdades reveladas, como no redujeron la fe la enciende y la desentenebrece.
la Revelación a un mensaje acomodable a la inteligencia que los
había precedido. Hicieron una verdadera artesanía del espíritu, Al final de este croquis sobre el encuentro concorde entre la
una obra maestra de fe y de razón. Dieron a luz y actualizaron fe y la razón, nos espera "el más santo entre los doctos y el más
lo que aún permanecía a oscuras y en potencia en el pensamiento docto entre los santos", como lo llamó León XIII; el "maestro
de los maestros de la antigüedad. Lo que en ellos era implícito insustituible de sabiduría humana y divina", el Doctor Angélico
lo explicitaron. Lo que resultó propedéutico lo pusieron de ma- Santo Tomás de Aquino. Nadie como él elevó a un grado tan alto
nifiesto. Lo que se constató como pálpito, presagio o vaticinio, y tan acabado este encuentro de la filosofía y la teología, de la
lo asumieron limpiamente como tal, para demostrar que en Je- ciencia y la religión, de la credulidad y la racionalidad, del credo
sucristo se habían cumplido todas las expectativas. Por ellos la y del intellego. Nadie como él dotado para conmover al mundo
razón se abrió a la trascendencia, y la fe hundió sus raíces en el con la potencia argumentativa de su inteligencia y la sencillez y la
suelo fértil de la tradición milenaria. Por ellos, una vez más en la hondura de una fe sin fronteras.
historia, razonar y creer fueron verbos que se conjugaron en la En la Summa contra Gentiles (I, VII) ha sintetizado su pos-
tierra y resonaron en las alturas. tura con tal precisión que nos exime de comentarios: "la luz de la
Si cabe hablar de un tercer momento en este improvisado es- razón y la luz de la fe, proceden ambas de Dios; por lo tanto, no
quema histórico que venimos esbozando, el mismo debería con- pueden contradecirse entre sí". La naturaleza racional del hom-
ceder un sitial de importancia a la figura de San Anselmo y su bre que filosofa, sabe y puede contribuir a la comprensión de la
valoración del intellectus fidei. Revelación Divina. La fe, por su parte, no se atemoriza de la ra-
zón ni se amilana frente a ella, la busca y deposita su confianza.
Para San Anselmo la preeminencia de la Fe -que con tanto La fe supone y perfecciona a la razón. La razón encendida por
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la fe, abandona el cautiverio de sus limitaciones y debilidades, y nominador de estos errores es la separación intencional entre
encuentra el ímpetu desbordante para arribar al conocimiento lafe y la razón; la ruptura deliberada entre la ciencia y la re-
de los misterios divinos. La razón no se degrada dando su asenti- ligión; el divorcio arbitrario entre la filosofia y la teología; la
miento a los contenidos de la fe; antes bien, se yergue soberana y discordia y la confrontación dialéctica entre el hombre que cree
señorial en sus capacidades. La fe no desdibuja su origen sobre- y el hombre que se dedica a la ciencia.
natural reclamando ejercicios del pensamiento a la razón. Con-
trariamente, evidencia así su magnanimidad y su certidumbre. El Magisterio de la Iglesia por un lado, y los auténticos investi-
gadores científicos por otro, no cesaron de lamentar y de condenar
Una cosa, dirá entonces el Aquinate, es la sabiduría como esta penosa escisión, que venía a derrumbar la noble arquitec-
virtud intelectual que se adquiere con los años de cultivo de la tura del conocimiento humano, levantada por la Patrística y la
razón. Otra cosa la sabiduría como don del Espíritu Santo, que Escolástica, con la misma belleza y el mismo decoro con que se
recibe gratuitamente el hombre de fe. Cosas distintas pero no levantaron las catedrales góticas.
opuestas, como él mismo enseñaba. Sin esta gracia de la sabi-
duría concedida por el Altísimo, es vana la ciencia puramente Es cierto que no han faltado ni faltan reacciones a favor de
terrena. Mas si la ciencia terrena conduce a la corroboración de la unidad del saber. A favor de la restitución armónica del credo
los misterios inefables de Dios, es porque la fe la ha asistido con ut intelligam y del intellego ut credam. En tal sentido, bien po-
su fuego. "Todo lo verdadero" -dejó dicho en la Summa Teolo- dríamos encomiar a esa legión de sabios, tanto en Europa como
giae (I, II, 109, 1 ad 1)- "donde quiera que esté es del Espíritu en Hispanoamérica, que en medio de las ruinas del siglo que ter-
Santo". mina, tuvieron el coraje de devolver Dios a la ciencia y la ciencia
a Dios.
Lamentablemente, las corrientes de pensamiento dominan-
tes del siglo XIV en adelante, no guardaron fidelidad a la visión
de Santo Tomás, ni respetaron el patrimonio cultural de la Cris- IV. LAs SECUELAS DE LA DISCORDIA
tiandad, cimentado con el paso de los siglos. Y sobrevinieron en ENTRE LA FE Y LA RAZÓN
consecuencia, como en un doloroso amontonamiento, una diver-
sidad y multiplicidad de errores que no solo subsisten sino que Pero la realidad indica que la separación se ha impuesto de-
se enseñorean hoy en el panorama espiritual de nuestro tiempo. jando secuelas, que no llamaremos irreparables pero sí difíciles
Nominalismo, racionalismo, cientificismo, historicismo, inma- de modificar.
nentismo, evolucionismo, materialismo, culturalismo, moder-
Una de esas secuelas es lo que bien ha calificado el Cardenal
nismo. Muchos son los nombres y los ropajes que estos errores
Danielou, el escándalo de la Verdad. No se admite que la verdad
han ido tomando. Muchos también sus funestos corolarios y sus
sea proclamada y testimoniada sin mediatizaciones de ninguna
negativas repercusiones en todos los ámbitos. Pero en el punto
índole. No se admite la verdad perenne, inequívoca, absoluta,
concreto al que temáticamente hemos de ceñirnos, el común de-
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innegociable. No se soporta siquiera la sola idea de la verdad in- solo los resultados, sin medir la.fidelidad a los principios. Como
victa, sin cambios ni retaceas. Segura, inconmovible y diáfana, se pretende que la apariencia sustituya al ser y las opiniones a
tal como es. De la Verdad se escandalizan los eclécticos y relati- la sabiduría. No es la Verdad el resultado de un consenso; no
vistas, los pragmáticos y los nihilistas, los ignorantes de todo jaez depende de las mayorías volubles y tornadizas ni de las modas
y los vencidos bajo el oprobio de una contracultura mentirosa. pasajeras. "Lo que es Verdad debe ser Verdad para todos y siem-
La reciente reacción, durante el pasado mes de septiembre, ante pre", se lee en la Veritatis Splendor; y es ante la Verdad que he-
la Declaración Dominus Iesus de la Sagrada Congregación para mos de caer rodilla en tierra, sin permitir jamás que sea concul-
la Doctrina de la Fe, nos lo ratifica y confirma. No hay sectario, cada o humillada.
cabalista, heresiarca o vulgar espíritu medroso que no se haya
rasgado las vestiduras ante la proclamación sin ambages de la La segunda secuela de esta confrontación dialéctica entre la
Verdad Crucificada. fe y la razón, es la prepotencia cientificista. Consiste ella por un
lado en la desacralización de la ciencia, reduciéndola a un campo
Sin embargo, a pesar de quienes se escandalizan, la Verdad de verificaciones empiriométricas, de comprobaciones cuánticas
sigue siendo un bien de derecho común, porque es el alimento de y de precisiones puramente mensurables. Desacralización que en
la inteligencia de toda creatura sana que sabe afirmar el princi- el criterio modernista equivale a un avance, pues para la mentali-
pio de identidad. Sigue siendo el bien de la sociedad, pues si se dad secular el progreso consiste en apostatar. De este modo, todo
la suprime, como de hecho ocurre, no puede haber paz ni justi- lo que no puede ceñirse a la constatación de un laboratorio es
cia, sino fraudes y recelos. Y sobre todo, sigue siendo el bien de desechado con altanería y soberbia, empezando por los dogmas
Dios, Verdad por esencia; Camino, Verdad y Vida; fuente de toda de Fe. La ciencia ha caído en esa enfermedad que Sanguinetti
ve:dad; palabra y ley verdadera. El que niega la Verdad niega a llama ideología y tecnolatría combinadas; que Max Weber de-
Cnsto; pero como "Crux stat; dum volvitur orbis": la Cruz per- nominó desencantamiento y Sorokin cuantofrenia, o reino de la
manece mientras el mundo cambia, según el emblema cartujo cantidad según Guenon; y que le permitió a Giuseppe Sermonti
la Revolución no prevalecerá sobre la Revelación. Y a pesar de 1~ diagnosticar "el crepúsculo del cientificismo"; esto es, el entene-
propaganda niezstcheana, siempre habrá un García Moreno o un brecimiento del mundo y de las ideas vueltos de espaldas hacia
Anacleto González Flores, dispuestos a proclamar que "Dios no el Creador.
muere", aún bajo las descargas de los trallazos enemigos.
Esta prepotencia cientificista no solo desnaturalizó a la cien-
Este horror por la Verdad-primera y grave secuela de la rup- cia y ridiculizó a la fe, sino que pretendió demostrar la absoluta
tura entre la fe y la razón- reemplaza la certeza por la aproxi- incompatibilidad entre la investigación científica y la credulidad
mación, la exactitud por la duda, el encuentro gozoso de los va- religiosa, llegando a identificar al ateísmo con la única garantía
lores perennes por la búsqueda sinsentido, el testimonio por la posible de seriedad intelectual. Se cumplió una vez más lo que
desconfianza, y la objetividad por el punto de vista. Se pretende entreveía Fedro en sus Fábulas (IV, 6, 26): "con el fin de que los
que la sinceridad y el éxito sean criterios de validez, contando tengan por sabios, blasfeman contra el cielo".
lfil

Lo cierto es que el ateísmo, constituido en poder en las na- la ciencia sin fe, se puede decir aquello que cantaba Nunt 'l. el
ciones dominadas por el sistema marxista, la única seriedad y Arce:
superioridad que ha podido exhibir, ha sido la de la capacidad ge- "¿Qué es la ciencia sin fe,
nocida, contándose en el siglo :XX cien millones de víctimas, por corcel sin freno
cuyos derechos no ha gemido todavía ningún tribunal internacio- que al impulso del vértigo se entrega,
nal. Del ateísmo puede brotar la náusea sartreana, la demencia y a través de intrigadas espesuras,
del marcusianismo, la criminalidad de los Gulags o el odio gue- desbocado y a oscuras
varista, pero no la genuina sabiduría que supone la humildad y la avanza sin cesar y nunca llega".
magnanimidad de pedir la iluminación de la fe. "Cuando un sabio
abre una puerta", predicaba Pascal, "detrás encuentra a Dios". Y
si no lo encuentra es porque no es verdaderamente sabio. V. LA RECUPERACIÓN DE LA CONCORDIA
Lo cierto asimismo es que la historia nos proporciona infini- Hay caminos o vías posibles para restablecer la concordia o~-
dad de casos de científicos renombrados que han sido hombres vidada entre la ciencia y la fe. No son recetas que puedan_aph-
de fe, sin haber hallado en sus prácticas religiosas impugnación carse al modo casuístico; más bien podrían remedar las antiguas
alguna para sus estudios académicos. El sacerdote jesuita Anto- Ordenanzas que procuraban imbuir un estilo al que se lanzaba a
nin Eymieu, por ejemplo, publicó entre 1920 y 1928, en París,
su famosa obra "La parte de los creyentes en los progresos de la acción.
la ciencia en el siglo XIX". Examina en sus páginas 461 casos Es preciso ante todo reconocer una Verda~ que no viene_ de
de célebres especialistas en las disciplinas exactas y naturales, mí; que no brota del sujeto, inm~~en~emente; smo que s~,me im-
resultando ser la casi totalidad de ellos, hombres de explícitas pone, no al modo de una coaccwn smo_ de un~ revelacw~. V~r-
conductas religiosas. Ya con anterioridad, en 1878, otro sacerdo- dad que me exige reverencia y homenaJ~, gratit~d y obediencia,
te francés, el Padre Francisco María José Moigno, había escrito docilidad a lo real. Disposición para decirle a Dios, como el pa-
en cinco volúmenes, una eruditísima obra con el mismo propó- triarca Abraham: Adsum; heme aquí, Señor (Gén, 22, ~). Esta
sito, titulada "Los esplendores de la fe o armonía perfecta de la afirmación de la verdad supone la confrontación irreduc~~ble con
Revelación y de la Ciencia, de la Fe y de la Razón". Sirva agregar todos los matices y los grados de la mentira; la adec~ac10n de la
que el Padre Moigno era él mismo matemático, físico, políglota, inteligencia a la realidad y la conformidad de la p~opia volu~tad
director de una revista científica y autor de trabajos sobre el cál- con la Voluntad del Padre. No es hombre. de ciencia el 9-ue mega
culo diferencial y el telégrafo eléctrico. este lúcido acatamiento en nombre de la libertad. Es el insensato
del que hablan las Escrituras. N_o es ~ombr~ de fe el que desecha
Lo cierto al fin es que la fe, sólida, esclarecida y operante, ha el entendimiento para distingmr y discermr estas en~umbradas
sido germen y matriz de empinada sabiduría, mientras que de realidades. Es apenas un supersticioso. Se pregunta Gilson en El
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Filósofo y la Teología, cuál es el arte de ser tomista. "Un tomista
es un espíritu libre" -responde cmI agudeza-. Esta libertad no Todas las ciencias pueden ser oídas en la Fe. Si nos dedica-
consiste en no tener Dios ni maesti'O, sino más bien en no tener mos a la historia escucharemos entonces la voz de los santos en
otro maestro que Dios, pues Él es fa única protección del hom- el tiempo; si a la medicina, la del dolor lacerante de quienes se
~re contra las tiranías del hombre~ ... ] Como la caridad, Zafe es saben prontos a la muerte y buscan alivio; si a las matemáticas, la
lzberadora". de las proporciones danzando en numérica sinfonía como un eco
l~no de una exactitud ordenadora inicial; si al derecho, la de los
Cuando i~;7ocando la ciencia moderna, por ejemplo, se quie- n~,rles códigos que garantizan la equidad para las almas; si a la
re llamar opczon de género al pecaJo contra natura, o derecho al geografía, la de los horizontes que limitan con la patria celeste.
cuerpo al asesinato de un inocente, la fe y la razón deben alistarse Todos los saberes pueden contemplarse y practicarse en armonía
cod~ ~ codo para preservar esa verdad que no es mía, pero a cuyo con el Plan de Dios.
servic10 he de estar, oportuna e ir}oportunamente. y cuando la
~isma fatuidad cientificista preterida desalentarnos o acomple- Cerrando su Pides et Ratio, nos recuerda el Papa un antiquí-
~arnos, acusándonos de faltar a la solidaridad con posturas tan simo texto monástico, que bien vendría de colofón para estas Or-
irrevocables, recordaremos una ve~ más con San Agustín: la ma- denanzas que estamos proponiendo. Es aquel en el que el Pseudo
yor caridad es la Verdad. Epifanio llama a María Santísima "la mesa intelectual de la Fe".
Porque Ella, con su "hágase en mi según tu palabra", se convierte
En s~g~ndo lugar,_ se necesita eje~citar ese clásico principio en el gran arquetipo de la razón dócil, despierta y atenta a los re-
n:1-;todolo~ico del audztus fidei, que sm pretensiones de traduc- clamos de la Fe; en el bello paradigma de una inteligencia ascen-
c10n especial parecería indicarnos ~l valor de lo escuchado y oído dente y de una credulidad fundante. Por eso los santos monjes de
en la Fe. Será esa atención prestafa a lo sobrenatural esa aco- la tradición eclesiástica sostenían orgullosos que era necesario
gf da a lo trascendente que podamJs cultivar en nuest;a interio- philosophari in Maria.
ridad, lo que nos dará la medida de nuestra auténtica estatura
racional. Pocos lo han dicho mejm que San Buenaventura en su Filosofar en María es reconocerla como Sedes Sapientiae,
Itinerarium mentis in Deus (ProPgus, 4): "No es sufici~nte la como sabedora de las esencias que no cambian, como contem-
lectura sin el arrepentimiento, el ~onocimiento sin la devoción pladora de la inmovilidad del Ser. Es emular su sencillez y su
la búsqueda sin el impulso de la s<'rpresa, la prudencia sin la ca~ silencio, su humildad inefable y su alegría serena. Es escoltarla
pa~i~a~ de abandonarse a la aleg;a, la actividad disociada de la en su estremecedora obediencia y acompañarla en el dolor del
rehg10s_idad, el saber separado de la caridad, la inteligencia sin Calvario. Y es además, por sobre todo, vueltos filialmente ante
la humildad, el estudio no sosten do por la divina gracia la re- Nuestra Señora de Guadalupe, proclamarla Emperatriz de Amé-
flexión sin la sabiduría inspirada 1or Dios". ' rica, pidiéndole que se cumplan aquellos versos inspirados de
Perfecto Méndez Padilla:
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canonizarlo, el Papa Juan XXII, resumió su figura con pala?ras


"Levanta, oh patria tu gallarda frente, inspiradas: "su doctrina y su ciencia", dijo, "no pueden explicar-
de mirtos y laureles coronada,
porque tu Reina ha sido proclamada se sin el milagro".
Emperatriz del Nuevo Continente" Abramos las páginas de la Suma. Santo Tomás habla de los
atributos divinos, y se funda desde luego ~n ~os datos d~ la fe.
Por Ella y ante Ella: Invoca al Libro del Éxodo, pero a renglón sigment~,_Yª esta ra!o-
"México se unirá con Argentina nando las famosas cinco vías. Al tratar de la simph~idad de D10s,
y de Iturbide y San Martín los manes las objeciones que presenta son bíblicas. La solución que apor-
se alegrarán en la región andina" ta es racional. A la sabiduría divina la demuestra po_r un texto
del Apóstol a los Romanos (11,23). Sin ~mbar?º' relac10nando l_a
Esta concordia entre la fe y la razón que estamos proponien- ciencia con la inmaterialidad, adjunta mmediatamente la expli-
~o, este filosofar ~eologante - como diría Pieper- cristiano y ma- cación filosófica. En el Tratado de la Trini~~d, la distir_ición de
riano, y por lo mismo, capaz de amalgamar la ciencia y la creen- las divinas personas se apoya en la Revelaci~n; las noc10n~s de
cia, necesita ser percibido como un ideal posible. Como un móvil relación, de procesión, de persona son accesibles por med10_ ,de
que el hombre puede encarnar y vivir. la argumentación racional. En los Trata~os de la Enc~rnacwn,
de los Sacramentos o de las Virtudes, siempre la razon Y la ,fe
Siempre será significativo al respecto abrevar en el modelo se complementan orgánicamente, sin inconveni~ntes. La raz?n
irreemplazable y perenne de Santo Tomás de Aquino. Porque conoce y demuestra· la fe certifica y afianza. El obJeto de la razon
pocos como él concretaron con tanta fuerza la unidad del creer puede admitir posibilidad de error; la fe es ineq~í-~oca Y certer~.
y del entender, conduciendo la inteligencia a sus mejores cum- Fe y razón libran juntas el buen combate de la vision, del asenti-
bres y acrecentando la fe con un esplendor irradiante. Su vida es
la de un santo y un sabio. Su ciencia, la arquitectura admirable miento y de la ciencia.
fruto de un intelecto dotado para la visión universal. Su piedad Lo ha dicho con la galanura de un soneto el Padre Luis Goro-
y devoción, las de un niño; su perseverancia y tenacidad en la sito Heredia:
defensa de la verdad, la de un atleta de Dios. Su Fe la de los
mártires del Coliseo. Su humildad, la virtud extraordinaria que "La enorme catedral de teología
lo l~evaba a inclinarse ante el Sagrario, pidiendo que la gracia subía de su mente y de su pluma,
cop10sa le abriera la mente día a día, librándola de toda posibili- piedra firme entre océanos de _es~uma,
~ad de error. Chesterton lo ha llamado con justicia, "aristócrata razón y fe en perfecto med10dia.
mtelectual... el más valiente y magnánimo de los lebreles del Cie-
lo". Y Louis de Wohl, en aleccionadora novela, nos lo retrató con Ya daba sombra al suelo y se perdía
la maestría de "una luz apacible". Quien tuviera el privilegio de cerca del sol en ópalos de bruma.
Triunfaba la Escolástica en la Suma
y a Dios tocaba en nueva geografía. ÍNDICE

Cuando este enorme atlante hundió la mano


y el corazón en el celeste arcano,
soltó la pluma y la amorosa herida Clase 1 .............................................................................. . 8

no conoció ya alivio ni cauterio. 1 2


Case ························"························
·························· 40
Pétalo en muerte fue, si llama en vida.
iOh Inteligencia hermana del Misterio!". l
Case 3 ··················································· ························· 68
A imitación de Santo Tomás, entonces, y a pesar de nuestras 1 4 ····················································· ······················••98
Case
humanas limitaciones, hemos de querer consagrarnos al estudio, Anexo ........................................................ .···················130
a la actividad académica y universitaria, a la investigación cientí-
fica, al apostolado intelectual. A pesar de las penurias, de las ad-
versidades, de los enemigos de la Iglesia y del odio del mundo.
Hasta que al final de nuestras vidas, podamos decirle con San-
to Tomás al Señor: "Te recibo a Ti, rescate de mi alma, viático
en mi último viaje. Te recibo a Ti, por cuyo amor durante toda
mi vida he estudiado y velado, he predicado y he enseñado, sin
haber dicho nunca nada contra Ti. Me ofreces recompensa por
mi trabajo. Señor, yo no quiero otra cosa mas que Vos mismo."

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