Don Carlos

o la fuerza del miedo

Tomás Sendarrubias
 — Don Carlos o la fuerza del miedo —
Don Carlos o la fuerza del miedo
La vida del infante don Carlos
Don Carlos de Austria y Portugal nació en Va-
lladolid en 1545 y murió en Madrid en el año
1568, con solo veintitrés años, tiempo en el
que el joven príncipe de Asturias se forjó toda
una leyenda con respecto a su persona. Hijo
de Felipe II y de la reina María Manuela de
Portugal, que murió cuatro días después del
parto, fue educado en la Universidad de Alcalá
por tutores que el rey designó, junto a grandes
personalidades, como su tío, don Juan de Aus-
tria, o su primo, Alejandro Farnesio.
Sin embargo, parecía que la muerte de su
madre hubiera extendido un velo de sombras
sobre él, ya que, desde bien pequeño fue un
niño raro: la malaria impidió que su columna
y sus piernas se desarrollaran correctamente,
de modo que no podía andar con normali-
dad. Además, don Carlos mostró una marcada
crueldad sádica desde que era muy niño. Se dice
que le gustaba asar vivas a las liebres y azotar a
las sirvientas. Asimismo, se divertía obligando
a las amas de cría a darle de mamar, mordién-
doles los pechos hasta hacerlas sangrar.
Una caída en el palacio arzobispal de Al-
calá de Henares puso al joven príncipe a las
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puertas de la muerte. No obstante, sobrevivió
gracias al hacer del médico Andrea Vesalio y a
la intervención divina mediada por el cuerpo
incorrupto de san Diego de Alcalá. Don Car-
los se recuperó, al menos físicamente, porque,
a decir verdad, tras aquel incidente su carác-
ter se tornó aún más violento. Además, deci-
dió participar en complots contra su propio
padre e, incluso, planeaó la muerte de su tío,
don Juan de Austria.
Don Carlos de Austria y Portugal murió
en 1568 confinado en el palacio arzobispal de
Alcalá de Henares, y fue enterrado en el con-
vento de Santo Domingo, en Madrid. Su fa-
llecimiento liberó a su padre de un problema
mayúsculo, ya que, a pesar de ser el heredero
legítimo de Felipe II, evidentemente, no esta-
ba preparado para reinar…
El trasfondo de la historia
Sí, un manto de oscuridad siniestra se cierne
sobre los últimos días de don Carlos. Este no
le acompañó desde su nacimiento, pues se-
ría demasiado fácil trasladar todo el peso de
la maldad humana a una influencia externa.
 — The Dee Sanction —

Quizá el príncipe era simplemente un sádico,

o, quizá, se hallaba sometido a una maldición,
si eso para ti es importante… . Adelante, ¡de-
cide tú!. Sin embargo, para contextualizar
esta historia, antes de seguir hablando de don
Carlos, vamos a centrarnos en alguien menos
conocido.
Vicente de Santo Tomé pertenecía a la
baja nobleza, por lo que tenía relación con
la familia de Beatriz Galindo, quien fue la
preceptora de la princesa Juana y las infantas
Catalina, Isabel y María en tiempos de Isabel
de Castilla. Lo cierto es que, aunque Vicente
disponía de la inteligencia y el conocimien-
to necesarios para haberse convertido en uno
de los grandes pensadores del siglo XVI, sus
intereses eran otros: sus tratos con mujeres
y hombres muy pronto se convirtieron en la
comidilla de la ciudad. No obstante, eso solo
escondía algo más siniestro: su obsesión por el
arte de la goecia y su dominio de los nombres
demoniacos.
En 1522, De Santo Tomé encontró, en un
oscuro rincón polvoriento de la Universidad,
un libro llamado La clavícula de San Alberto.
Gracias a él, aprendió oscuros rituales y cono-
cimientos sobre nuestro mundo y los que hay cuerpo incorrupto de san Diego. No obstante,
más allá. A pesar de que podría haber acabado dado que lanzó un hechizo incorrectamente,
ardiendo o sometido a garrote vil por la Inqui- al morir, su alma se quedó atrapada en el ca-
sición debido a sus siniestros estudios, no fue dáver incorrupto de ese santo.
esta quien acabó con su vida, sino otro estu- Cuando don Carlos quedó al borde de la
diante, Pedro Osorio, al pelearse con él en una muerte debido a su caída en el palacio arzo-
taberna cercana a la Catedral de San Pedro. bispal, se apeló al propio poder divino para
Herido de muerte, Vicente se adentró en el in- salvarlo y se decidió introducir el cuerpo
terior de dicha catedral con la idea de conver- incorrupto de san Diego en la cama del jo-
tir las reliquias sagradas que esta albergaba en ven príncipe, esperando un milagro. Al poco
objetos que pudiera usar en su oscura brujería. tiempo, dicho milagro se obró, pues don Car-
Sin embargo, el frío hierro con el que Osorio los se recuperó. Sin embargo, esto se debió a
le había atravesado el costado le dejó tan mal- algo diabólico y no a la intervención divina,
herido que apenas podía farfullar sus conjuros pues el desquiciado Vicente de Santo Tomé
con la boca llena de sangre. Al final, Vicente aprovechó la ocasión para escapar del cuer-
murió junto a la tumba donde se custodiaba el po muerto de san Diego e introducirse en el

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 — Don Carlos o la fuerza del miedo —
del príncipe. Desde entonces, el espíritu de-
moniaco del brujo ha ocupado parte de los
pensamientos de don Carlos y, en consecuen-
cia, este ha comenzado a servir a señores más
oscuros que sus propias ambiciones. Y es que
Eligos, decimoquinto Señor del Infierno,
tiene un ojo puesto en lo que un rey de Es-
paña podría darle si estuviera dominado por
Reunión con el arzobispo
su poder…
La historia puede comenzar en las puertas de
los aposentos privados del arzobispo de Tole-
do, Bartolomé de Carranza, o un poco antes,
cuando los personajes se encuentran en sus
celdas y los enviados del arzobispo acuden
en su busca, quizá in extremis, justo en el mo-
mento en que alguno de ellos iba a ser some-
tido a una sesión de tortura o interrogatorio
creativo.
Una vez que los personajes se han ade-
centado para presentarse ante el arzobispo,
este les espera en una sala pequeña en la que
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destacan varias tallas en madera de san Sebas-
tián, santa Cecilia y los santos niños, Justo y
Pastor. El arzobispo es un hombre delgado y
de barba rubia que va vestido de rojo oscuro;
un hombre de carácter adusto que, dentro de
unos años, se convertirá en inquisidor gene-
ral; un hombre de palabras concisas y largos
silencios que tiende a mirar fijamente a las
personas con las que habla.
Si esta es la primera partida en la que par-
ticipan los jugadores, el arzobispo sería un
buen medio para introducirles en la Sanción
de la Inquisición, aunque este preferirá obviar
la implicación de figuras importantes, como
Felipe II, en la presente trama.
Al final, de una forma o de otra, el arzo-
bispo Bartolomé terminará mostrándoles a
los protagonistas un cuaderno manuscrito,
propiedad del fallecido médico de la corte,
Andrea Vesalio. Asimismo, de forma breve,
les explicará que Vesalio atendió al príncipe
cuando este sufrió una caída en el palacio ar-
zobispal de Alcalá de Henares. También les
comentará que, en su momento, la recupera-
ción de don Carlos se relacionó con una inter-
vención divina. Sin embargo, después de que
el cuerpo incorrupto de Diego de Alcalá (aún
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quedan unos años para que sea canonizado)
fuera introducido en el lecho del joven mien-
tras agonizaba y este sanara, el médico sospe-
chó que podía haber algo más detrás de aquel
«milagro», según lo que cuenta en su diario.
Al parecer, Vesalio nunca llegó a confir-
mar sus sospechas, ya que no quería incomo-
dar a la corte con sus siniestras teorías, pero,
tras la muerte del médico en Tierra Santa, De
Carranza se ha hecho con sus diarios. El ar-
zobispo aún no ha llegado a trasmitir sus pre-
ocupaciones a la cúpula de la Inquisición. No
obstante, ha decidido investigar las sospechas
del médico. Por ello, termina enviando a los
personajes jugadores a recopilar información
sobre la «mágica» curación del príncipe. De-
bido a que no quiere que empiecen a circular
rumores sobre sus pesquisas, los Agentes no
contarán con nadie que los ayude en Alcalá de
Henares. Por tanto, tendrán que valerse por sí
mismos a lo largo de toda la aventura.
Al concluir la reunión, el arzobispo les
sugiere que, en primer lugar, investiguen la
Catedral Magistral de San Pedro, donde se
conservan los restos incorruptos del futuro
La cripta del santo
santo, Diego de Alcalá.
El camino entre Toledo y Alcalá puede ser tan
breve o tan largo y detallado como tú decidas,
pero, al describirlo, sí que debes hacer hincapié
en el calor aplastante que persigue a los perso-
najes durante su viaje. Este tiene lugar a mitad
de un julio bastante seco y el aire es pesado de-
bido al calor asfixiante que hace.
La Alcalá de Henares de finales del siglo
XVI es una ciudad viva, llena de estudiantes,
colegios y conventos, cuya vida se articula
alrededor de los comercios de la judería y las
plazas cercanas a la universidad. Los protago-
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nistas pueden ver la torre principal de la Ca-
tedral Magistral de San Pedro mucho antes de
entrar en la ciudad por la Puerta de Madrid.
Hay un corto recorrido entre esta, la iglesia
y el palacio arzobispal, donde vive confina-
do don Carlos. Por el camino, los jugadores
pasarán por un pequeño barrio de casas en-
tre las que se encuentra la plaza de la Picota
y el ayuntamiento de la ciudad. Con un poco
de inventiva, a los Agentes no debería resul-
tarles difícil gestionar ciertos temas básicos,
como conseguir un alojamiento y provisiones
en cuanto entren en la ciudad. Tras ello, ya
podrán dedicarse a lo verdaderamente impor-
tante: buscar la tumba de fray Diego.
San Pedro es una iglesia gótica tardía, que
parece pequeña si se la compara con la cate-
dral que han dejado atrás en Toledo, y que, de
alguna manera, resulta acogedora. La torre
de dicha iglesia es un punto de referencia en
la ciudad, con sus remates de tipo herreria-
no. En esta época, el concepto de turismo no
existe como tal. Por tanto, fuera de las horas
litúrgicas, este edificio religioso se encuentra
cerrado al público. Por ello, los jugadores ten-
drán que utilizar su ingenio o algunas de las
características presentes en su ficha de perso-
naje para entrar en la iglesia y evitar ser des-
cubiertos por alguno de los clérigos que hay
en su interior. Cabe destacar que, el hecho de
ser descubiertos en la iglesia de noche podría
provocar que los personajes sufrieran algunas
dificultades (ver el epígrafe «¡Descubiertos!»).
La tumba de san Diego se encuentra en
la cripta de la iglesia, junto a otras reliquias,
como los huesos de los Santos Niños, de modo
que aquellos que tengan cierta conexión con
lo espiritual podrían sentirse un tanto pertur-
bados en este lugar. Aprovecha esto también
para recalcarles a aquellos personajes espe-
cialmente religiosos que se encuentran en tie-
rra sagrada y en presencia de lo divino.
 — Don Carlos o la fuerza del miedo —
Una vez dentro de la cripta, no será di-
fícil encontrar el sepulcro de fray Diego y,
aunque a priori no habría nada extraño en él,
gracias a una exploración más pormenorizada
del mismo, los Agentes descubrirán que hay
unos arañazos en la losa de piedra que sostie-
ne el sepulcro. Estos son demasiado simétri-
cos como para ser accidentales. Si alguno de
los presentes tiene conocimientos sobre alta
magia, podrá reconocerlos como parte de un
ritual arcano. Asimismo, si es especialmente
avispado, determinará que dicho rito es uno
de goecia y, que, por lo tanto, tiene matices
demoniacos.
Los personajes pueden copiar o memori-
zar los restos del grabado, y a partir de aquí,
pueden seguir varios caminos diferentes.
¡Descubiertos!
Ser descubiertos en un lugar en el que no de-
ben estar no es cuestión baladí, así que sién-
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tete libre de utilizar este epígrafe cuando los
jugadores se muestren descuidados o dema-
siado bravucones. Los clérigos de la iglesia,
los profesores de la universidad o los simples
viandantes hartos del calor y los estudiantes
que parecen creerse dueños de la ciudad, no
tardarán en llamar a la guardia urbana si los
forasteros les molestan, y el arzobispo ya avi-
só a los personajes de que NO iban a recibir
ayuda. Asimismo, acabar en una celda fría o
en un cepo en la plaza de la Picota son expe-
riencias muy poco agradables.
Guardias de Alcalá
Entre libros
3 puntos de Heridas, (1▼, 1d8).
Después de encontrar el diagrama en la tum-
ba de fray Diego, los protagonistas podrían
 — The Dee Sanction —
pensar que, al estar en una ciudad universita-
ria, tendrán acceso a determinados libros que
les facilitarán información sobre este tipo de
cuestiones. Si es así, están en lo cierto: rastrear
libros prohibidos es posible. Además, entre los
estudiantes se suele mencionar a Luis de So-
lano como uno de los libreros que venden este
tipo de ejemplares.
Es fácil encontrar a este vendedor, pues
tiene su librería en la calle de los Libreros, no
muy lejos de la Puerta de Guadalajara. Luis
de Solano es un hombre amable y educado
que viste ropas de bachiller. Si los Agentes
le ofrecen una demostración de su nivel eco-
nómico o de sus conocimientos arcanos, les
facilitará algunos libros de gematría y saber
hermético. No obstante, por otro lado, Luis
de Solano es un devoto seguidor del duque
Eligos. Por tanto, tras un encuentro con él,
si sospecha que los protagonistas pueden ser
una molestia para los planes de su señor, es-
tos empezarán a sufrir pesadillas e infestacio-
nes demoniacas: olor a azufre, plantas que se
marchitan de golpe, arañazos en las paredes
y la típica manta que se mueve sola de noche
mientras duermen.
Sea como fuere, lo cierto es que Solano
no les dará a los Agentes ninguna pista que
relacione a Eligos con el ritual realizado en
el sepulcro, lo cual puede que termine des-
Gematría
pertando sus sospechas.
Si los personajes tienen algún conocimiento ar-
cano de alta magia y pueden evitar la librería de
Luis de Solano o si simplemente deciden buscar
fuera de los círculos universitarios, podrían ter-
minar recurriendo a los sabios de la ciudad. En
ese caso, llegarán a la pequeña joyería que Salo-
món el Viejo tiene en la judería.
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En apariencia, la tienda de Salomón es una
joyería normal, donde el anciano expone sus
piezas de cobre y plata, pero, si descubre que
los Agentes están interesados en «lo oculto»,
los llevará a la trastienda, un espacio estrecho.
Efectuando cálculos con sus nombres,
fechas de nacimiento, etc…, es decir, em-
pleando sus conocimientos sobre gematría,
Salomón puede otorgarles a los jugadores
cualquier pista que consideres necesaria, pero
sobre todo, les dará dos indicaciones:
❂ Uno de los signos del ritual es el nombre del
duque Eligos, El que Descubre lo Oculto.
❂ Ha oído que en Alcalá hay un viejo gri-
morio llamado La clavícula de San Al-
berto. Cree que hubo una copia del mis-
mo en la universidad, pero se dice que se
Una ciudad repleta de rumores
perdió hace algunos años.
En ocasiones, una cerveza puede ser la me-
jor forma de obtener información y, en las
tranquilas noches de julio, eso es más cierto
que nunca. Si los protagonistas dedican algún
tiempo, simplemente, a charlar con los habi-
tantes de Alcalá en alguna taberna, obtendrán
información muy interesante:
❂ Aunque nadie habla de ello, hace unos
años encontraron a un estudiante de la
universidad muerto en la cripta de San
Pedro. Una cerveza adicional o algún
uso creativo de la ficha de personaje,
permitirá que alguien recuerde el nom-
bre del difunto: Vicente de Santo Tomé.
❂ El nombre de Vicente de Santo Tomé
puede atraer, en determinados círculos,
la atención de Pedro Osorio, que, aunque
ya no estudia en la universidad, se ha he-
cho con un próspero negocio de encua-
dernación en la calle de los Escritorios.
 — Don Carlos o la fuerza del miedo —
Osorio sigue siendo un pendenciero desa-
fiante, pero, en función del ritmo de la par-
tida, podría enfrentarse a los jugadores de dos
maneras. Por un lado, si está en situación de
inferioridad, huirá, iniciando una escena de
persecución por las calles y callejones de la
ciudad. Por otro, si cree que tiene las de ga-
nar, no dudará en buscar la ayuda de un par
de matones que les den una buena paliza a los
personajes para que dejen de hacer peguntas
molestas.
Sea como sea, Pedro no luchará hasta la
muerte (ni tiene intención de matar a nadie
más) y, si es necesario, admitirá que él fue
quien hirió a Vicente, cerca de la plaza de la
Picota, pero que este escapó y se escondió en
la iglesia. El motivo de la disputa fue un lío
de faldas, pero Osorio sospecha que De Santo
Tomé tenía relación con cosas demoniacas, y
sabe que solía ir a todas partes con un libro
que escondía. Asimismo, Vicente pasaba mu-
chas horas en unas viejas ruinas «de antes de
los godos» (se refiere a las ruinas romanas de
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Complutum, a una media hora andando desde
En la ciudad antigua
la iglesia de San Pedro).
Prácticamente cualquier lugareño (o el pro-
pio Pedro) puede dirigir a los Agentes hacia
la antigua Complutum. Esta, antaño, fue una
ciudad romana de relativa importancia, pero,
a día de hoy, la mayor parte de sus restos (sal-
vo uno de los muros de la basílica, que puede
servir como punto de orientación) están bajo
tierra. El acceso al refugio de Vicente fue en
algún momento la bodega de una antigua ta-
berna, a la que se puede entrar por un agujero
que hay en el suelo, cubierto con matorrales.
Dicha taberna forma parte de un único alma-
cén que se halla dividido en cuatro estancias.
A. Una sencilla sala donde aún pueden en-
contrarse restos de viejos barriles podri-
dos. Era la zona que Vicente utilizaba
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para sus experimentos, por lo que aquí
se pueden encontrar dibujos, restos de
cera seca e, incluso, manchas de sangre
sobre el suelo polvoriento.
B. Otra sala de la que sale un hedor repug-
nante que se extiende por toda la bode-
ga. Aquí se encuentra el cadáver en des-
composición de un estudiante que vino
buscando el refugio de Vicente y descu-
brió que este se hallaba más protegido
de lo que pensaba.
C. Un antiguo pasillo que conectaba las
bodegas con un sótano antiguo, pero se
ha derrumbado y, por tanto, ha quedado
inservible.
D. Otra estancia, cuyo suelo está lleno de
pedazos de vasijas de garum, finos frag-
mentos de cerámica que esconden el
lugar donde Vicente guardaba La claví-
cula (dicho libro se encuentra en un rin-
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cón de la sala, bajo una trampilla tapada
con los trozos de cerámica ya descritos).
En cuanto un personaje jugador ponga
un pie en esta sala, la Sombra de Eligos
despertará de su sopor.
El guardián
La vigilancia a la que los hombres del rey
someten al príncipe ha impedido que Vicente
recupere este libro, pero su señor demoníaco
ha enviado, a instancias suyas, a una criatura
demoníaca para protegerlo. La Sombra de
Eligos es, como su nombre indica, una som-
bra negra como la tinta que va copiando el
género y la silueta de sus oponentes.
La Sombra de Eligos
5 puntos de Heridas, -1▼, 1d4. (Cualquier
Competencia de Agente puede ser justifica-
do).
 — Don Carlos o la fuerza del miedo —
[1, 2] Esconderse: cero (0) Heridas, el
guardián se confunde con las sombras natu-
rales.
[3,4] Atrapar: 1 Herida, crueles zarcillos
llenos de púas brotan de la oscuridad, enre-
dándose y hundiendo sus afilados bordes en
las extremidades del objetivo, Inmovilizado.
[5,6] Susurros: 1 Herida, el guardián su-
surra los heréticos nombres de Eligos, ator-
mentando a su objetivo y provocando que
a este le salga sangre de los ojos y los oídos,
Sangrando.
[7,8] Arma de Sombra: 2 Heridas, una
hoja de sombras golpea al objetivo de la Som-
La clavícula de San Alberto
bra, helando su sangre con el frío de la oscu-
ridad, Inmovilizado.
y ¿el final?
Vencer a la Sombra les permitirá a los Agen-
tes conseguir La clavícula de San Alberto, un
códice encuadernado en piel curtida con un
sello que recuerda vagamente a una daga gra-
bado a fuego en la cubierta. En su interior,
contiene numerosos hechizos, diagramas y
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explicaciones sobre los señores infernales.
Asimismo, en él podrán encontrar el ritual
completo que Vicente utilizó para transferir
su alma al cadáver de fray Diego, donde que-
dó latente hasta que tomó dominio del joven
príncipe.
Este es el momento en el que los Agen-
tes han cumplido su misión: hacer frente a
Vicente/don Carlos está muy fuera de sus
posibilidades, tanto por equipo como por co-
nocimientos e influencia, de modo que lo más
seguro para ellos sería entregar el libro y sus
averiguaciones al arzobispo Carranza… pero
lo más seguro no es siempre lo más divertido.
Conservar para ellos el grimorio les per-
mitirá marcar un (M) adicional en cualquier
partida, pero también provocará que mueran
por garrote vil en caso de ser descubiertos con
ese libro en su poder. Quizá, los Agentes pue-
dan convencer al arzobispo Bartolomé para
que les dé más recursos y, después, continuar
investigando… o quizá simplemente se ente-
ren, pasadas unas semanas, de que el príncipe
don Carlos ha muerto durante su encierro,
¿Puede que la muerte del heredero tenga algo
que ver con sus hallazgos en esta aventura?
Eso será otra historia…
 — The Dee Sanction —
Personajes Jugadores
Marcos Pérez
Marcos Pérez es un menestral que nació en
una población cercana a Guadalajara. Pronto
comenzó a recorrer la península aprendiendo,
así como estudiando, nuevas historias y leyen-
das durante sus viajes. Su gusto por historias
un tanto macabras y rocambolescas llamó la
atención de los agentes de la Gilda della Lan-
terna en Sevilla. Cuando uno de los maestros
genoveses de dicha compañía descubrió en él
capacidades de médium, la organización puso
en sus manos un ejemplar del libro prohibido
De Neycomancia. Posteriormente, Marcos se
trasladó a Toledo, siguiendo las instrucciones
de la Gilda della Lanterna, que le mandó allí
como correo. Sin embargo, fue denunciado
a la Inquisición debido a algunas canciones
salidas de tono… y, cuando los inquisidores
comenzaron a interrogarle, en lugar de justi-
ficar sus canciones o pedir disculpas, Marcos
se implicó en asuntos bastante más oscuros.
Recursos: Intelectual 1d8/ Físico 1d6/
Sobrenatural 1d4
Ocupación: Músico
Asociación: Gilda della Lanterna
Enfoque: De Neycomancia
Favor: Humedecer
Habilidades: Canción e Historia, Ne-
gociación, Mediumnidad
Heridas: 3
Desentrañar: 1d8
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Luis de Viega
De Viega llegó a Toledo desde Galicia cuan-
do era solo un niño. Hijo de un barbero, si-
guió los pasos de su padre en todo, tanto en su
profesión como en su predilección por cier-
tos temas considerados tabú por la sociedad
española de la época de la Contrarreforma.
Su amor por la astrología llamó la atención
de los Hermanos de la Rosa, que vieron en él
a un agente capaz de pasar desapercibido en
las calles de Toledo… No obstante, aunque
Luis es muy bueno ocultándose, parece que
los miembros de la Inquisición han sido tre-
mendamente efectivos en la labor de buscarle.
Recursos: Intelectual 1d6/ Físico 1d8/
Sobrenatural 1d4
Ocupación: Barbero
Asociación: Hermanos de la Rosa
Enfoque: El Manuscrito Voynich
Favor: Aroma.
Habilidades: Sangrado, Ocultación,
Astrología
Heridas: 3
Desentrañar: 1d8
 — Don Carlos o la fuerza del miedo —
La Paloma
Aunque ese no es su verdadero nombre, la
Paloma es el apodo por el que conocen den-
tro de la Inquisición a una de sus miembros.
Abandonada en un torno poco después de na-
cer, la Iglesia se encargó de su educación des-
de que era solo una niña, lo que les permitió
estar al tanto de sus particularidades habili-
dades. La Paloma ha servido a los agentes de
la Inquisición en varias ocasiones, infiltrán-
dose entre poetas y escritores. Un fallo en
una información que obtuvo provocó su caída
en desgracia y, ahora, trata de recuperar su
antiguo «prestigio», actuando al servicio del
Santo Oficio de Toledo.
Recursos: Intelectual 1d8/ Físico 1d4/
Sobrenatural 1d6
Ocupación: Familiar de la Inquisición
Asociación: Parnaso
Enfoque: Liber Salomonis
Favor: Chispa
Habilidades: Averiguar, Memorizar,
Detectar mentiras
Heridas: 3
Desentrañar: 1d8
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Verónica de Santa Fe
La familia Santa Fe ha dado traductores a
Castilla desde los tiempos de la Escuela de
Traductores de Toledo y de Alfonso X el Sa-
bio. Verónica habría seguido esa tradición…
de no haber nacido mujer, pues esto le cerró
todas las puertas. En consecuencia, la joven
comenzó a buscar y a leer libros prohibidos
que otros se negaban a traducir y, de ese
modo, terminó interesándose por cuestiones
prohibidas como la demonología y las artes
herméticas… Sin embargo, fue delatada por
uno de sus clientes y acabó presa en el Santo
Oficio en Toledo.
Recursos: Intelectual 1d6/ Físico 1d4/
Sobrenatural 1d8
Ocupación: Traductora
Asociación: De Profanis Regnum
Enfoque: De Principios et Regibus Dae-
moniorium
Favor: Pulso
Habilidades: Viajar, Demonología,
Nombres
Heridas: 3
Desentrañar: 1d8
Todo el mundo habla de la milagrosa curación del príncipe don Carlos, hijo
del rey Felipe, tras una caída en el palacio donde se encuentra confinado. Sin
embargo, la supuesta intervención divina que obró el cuerpo incorrupto de
san Diego colocado en el lecho del príncipe para su recuperación, levantó las
sospechas de su médico. Ahora el arzobispo de Toledo quiere llegar al fondo
de la cuestión y los Agentes son su mejor baza para conseguirlo.

Autor: Tomás Sendarrubias

Ilustraciones: Shutterstock
Edición: Francisco Javier Valverde García
Corrección: María de los Ángeles Soria, Marta de la Serna
Maquetación: Àngels Soler
Sistema: The Dee Sanction

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