You are on page 1of 2

CUADRO XXVI

SEÑORA GIBBS: ¡Rebeca, ya es hora de que apagues la luz y te vayas a dormir! Tienes
diez minutos para acabar los deberes… ¿Y tú qué estás haciendo George?
DOCTOR GIBBS: Hoy he tenido una charla con el chico.
SEÑORA GIBBS: ¿Y qué?
DOCTOR GIBBS: Estoy muy preocupado. No hay nada en el mundo que dé más
preocupaciones que un hijo. George está empeñado en casarse con Emilia. Dice que
quiere irse a vivir a la granja, sin pasar por la escuela especial.
SEÑORA GIBBS: Me parece bien. Siempre le ha gustado el campo. Lo ha heredado de
mi familia.
DOCTOR GIBBS: Si no me parece mal que empiece a trabajar, pero es demasiado joven
para casarse.
SEÑORA GIBBS: Pues a mí lo que me da miedo es que estuviera solo, tan lejos de
nosotros, y en una gran ciudad. Que los sábados por las noches ande por las calles
como un granjero más que se pone a buscar… Seguro que caería en un sitio malo. Y
quién sabe si a la vuelta ya no le divirtiese pasar el tiempo sentado delante de la estufa
haciendo manitas con Emilia. Puede que ella ya no le interesara. Frank, conozco bien a
Emilia, George ha tenido suerte. ¡Con la de chicas locas que hay por el mundo!
DOCTOR GIBBS: Pero Julia, ¿te imaginas a George casado?
SEÑORA GIBBS: No, pero… ¡Pero Frank! ¿Qué haces con los cuellos? ¿Los muerdes? No
habrá un hombre que destroce los cuellos tanto como tú.
DOCTOR GIBBS: Julia, ¿sabes cuál es la preocupación más grande que yo tenía cuando
nos casamos?
SEÑORA GIBBS: No…
DOCTOR GIBBS: Que al cabo de unas cuantas semanas no supiéramos de qué hablar.
Tenía miedo de que pudiéramos estar sentados a la mesa, comiendo y sin encontrar
nada que decirnos. Y, ya ves, hemos estado hablando veinte años seguidos, sin que se
nos agoten los temas. (Silencio) ¿Tú que crees Julia? ¿Le decimos al chico que siga
adelante y que se case?
SEÑORA GIBBS: Parece que fuéramos nosotros los que tenemos que decidir. Marta y
Philip Webb dicen que por ellos no hay inconveniente. Que a los jóvenes hay que
echarlos al mar cuanto antes y dejar que naden o que se hundan.
DOCTOR GIBBS: ¿Estás segura Julia? ¿No tendremos que arrepentirnos?
SEÑORA GIBBS: Yo no quiero cargar con esa responsabilidad. Qué quieres que te diga.
Parece demasiado pedir a un muchacho que se ha criado al aire libre, que vaya a
encerrarse en las aulas tres años seguidos. Y si se marcha a la granja, más vale que no
vaya solo, ya que ha tenido la suerte de encontrar a una muchacha tan buena como
Emilia. Sí, sube y dile que sí. (El Doctor Gibbs sube a hablar con George). ¡Espera un
momento!
DOCTOR GIBBS: Sí.
SEÑORA GIBBS: De pronto me he acordado de todo lo que tuvimos que pasar tú y yo
los primeros años, cuando George y Rebeca eran dos críos… Tú, paseándolos arriba y
abajo a las tres de la mañana, la varicela, aquella vez que George se cayó del porche.
Ni siquiera teníamos veinticinco años… Sí Frank, dile que sí. Vale la pena.
DOCTOR GIBBS: ¡Eh, George! ¿Quieres bajar un momento? Tu madre y yo queremos
hablar contigo.
SEÑORA GIBBS: ¡Qué tonta soy! ¿Pues no estoy llorando?

You might also like