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Ciencias sociales Ramén Alberch Fugueras José Ramén Cruz Mundet iArchivese! Los documentos del poder El poder de los documentos El libro de bolsillo Comunicacién Alianza Editorial Ellugar dela memoria ‘Durante muchos aiios, la consideracién de que los docu mentos obrantes en los archivos constituyen los elemens tos fundamentales paral recuperacidn ya preservacién. de la memoria hist6rica ha sido una conviccién arraiga+ dasélo ene dmbito de los historiadores y delos profesio= nales del patrimonio documental. Fl ciudadano asocia Josarchivos, en el mejor de los casos, alos centros donde secustodian los antiguos documentos de letra carolingit © gética y las miniaturas artisticas, o bien con pergami- nos medievales dotados de interesantisimos sellos, de manera que percibe los archivos de més relieve como. positaris de un «tesoron documental que es neces reservar en atencién a su elevado valor econémico. cultural, Para que el ciudadano de este pais asuma que los chivos hist6ricos no son mas que el lento sedimento la produccién de documentacién administrativa parte des instituciones pablicaso las personas p das alolargo de decenas de anos, y que este inmenso lumen de documentacién constituye el objeto pri 150 SLAUGARDELA MESON, 151 ssiado para la investigacisn del pasado remoto o recien- te,ha sido necesario que estallacan en la prensa una sus cesién de problemas que tenian como comiin denomi- nador Ia instrumentalizacién de temas archivisticos como arma de enfrentamiento politico partidista. La controvertida disputa de la documentacién catalana si- ‘tuadaen el Archivo de Salamanca, lagestién del Archivo dela Corona de Aragén en Barcelona o el traslado del archivo de Medinaceli de Sevilla a Toledo provocaron un parad6jico salto ala fama de los archivos hasta el punto de convertirlos por primera vez en tema principal y re- currente en los medios de comunicacién yen un sinfin de debates y tertulias, A pesar de sus momentos de crispacién, esta serie de suucesos ha situado en primera linea la necesidad de pre- servar la documentacién en tanto que signo de identidad colectiva, y paralelamente ha evidenciado que mésall de estos casos de claro impacto mediatico persiste actual. mente una falta de conciencia del interés por recuperar la ‘memoria colectiva yla constatacién de que se mantienen alejados atin del acceso a los investigadores muchos do- cumentos de la Guerra Civil, asi como un niimero consi- derable dearchivos del perfodo franquista, La guerra delosarchivos [lretorno de los documentos catalanes depositados en el Archivo de Salamanca es una antigua reivindicacién de ‘odos los partidos politicos representados en el Parla- mento de Catalufia. Desde e ato 1980, y de manera pe- 1iddica, diferentes diputados catalanes yel mismo Parla mento de Catalusia instaron repetidamente al Ministerio 182 ‘ancivust ‘de Cultura para que iniciase los trémites necesarios para la devolucién de los fondos documentales de proceden= cia catalana requisados por el ejército del general Franco. en las postrimerfas de la Guerra Civil espafiola, Hay que tener en cuenta que nos estamos refiriendo a una docu- ‘mentacién sustraida ala administracion catalana al final dela guerra y que fue trasladada al convento de San Am= brosio.en Salamancaen tanto que botin de guerray conel objetivo prioritario de utilizarla como elemento de prue- baen los procesos y actuaciones que pudieran seguirse ‘contra personas einstituciones que lucharon en el bando. republicano. La actividad del Tribunal para la RepresiOn dela Masoneria y el Comunismo se apoyaba en el uso de esta documentacién incautada a instituciones, partidos, — sindicatos y particulares para disponer asi de un arsenal de informacion muy potente que permitié proceder ala represién y depuracién politica de los individuos poco. proclivesal nuevo régimen franquista. ‘Una vez cubierta esta etapa inicial de uso partidistade Ja documentacién, los fondos catalanes, juntamente con ‘ott0s requisados en distintas zonas del Estado, sufrieron sucesivos cambios en su adscripcién organica hastainte- grarse en el aio 1979 en la recién creada Seccién Guerra Civil del Archivo Hist6rico Nacional de Salamanca. Las. razones esgrimidas para oponerse a la devolucién del fondo catalin ~307 legajos, o sea, unos 50 metros linea: les- se sustentaban en una supuesta «unidads de esta see- cidn que, evidentemente, quedaba rota si se accedia a la reivindicacién catalana. Por otra parte, se argumentaba que launificacién, aunque forzada en sus origenes, delos_ documentos dela Guerra Civil beneficiaba de manera in= dlscutible alos investigadores de este periododelahisto= ria contemporiinea de Espaia. LAvaaR Dita Meson 133 Por parte catalana se defendia que con el retorno de la documentacién se reparaba un agravio hist6rico, elhe- cho de que era el Gobierno de Cataluia el titular de los fondos por derecho y por historia, yfinalmente se valora- ba que la reivindicacién respondia ala voluntad undnime del Parlamento elegido por todoslos catalanes. Desde un punto de vista estrictamente técnico, es evidente que la Seccién Guerra Civil de Salamanca se caracteriza por |a pluralidad de la procedencia institucional y territorial de sus fondos, de manera que parece evidente su caricter artificiosamente unitario, Elhecho de que el momento dlgido del debate se sola- Para con la campaiia de las elecciones municipales del mes de mayo de 1995 provocé una imparable politiza- cin del tema, que pasé a convertirse en un arma electo- raly que tuvo su culminacién en la masiva manifestacién de los ciudadanos de Salamanca solicitando la perm: neneia fntegra del archivo de la Guerra Civilen laciudad. Por otra parte, la intensidad del debate periodistico sobre el tema se evidencia en el plano puramente cuantitativo: nel plazo de un ano fueron més de doscientos os articu- ‘os aparecidos en la prensa sobre la problemética de estos ‘ondos documentales. Con todo, y més alld de la tension titucién antimarxista “Maitre Aubert” en Ginebra, la “National Herstel” en Holanda, etc. Entre los materiales «que interesaba con preferencia recoger se explicitaba la documentacién delas sociedades masénicas, dela Liga de Derechos del Hombre, Amigos de Rusia, Socorro Rojo Internacional, ligas antifascistas,ateneos libertarios, ins-_ tiruciones naturistas ligas contra la guerra y el imperialis-_ ‘mo, asociaciones pacifistas, ederacisn de los Trabajado- res dela Ensefianza, entre otros. i Bl Servicio de Recuperacién de Documentos incres ment6 de manera extraordinaria su labor después dela caida de Madrid y Barcelona en manos del ejército fran quista, de manera que aument6 el niimero de equipos para poner répidamente a buen recaudo una documenta: in que literalmente conceptuaban como «tesoro de an= tecedentes». Con todo, el formidable valor de futuro de. este arsenal de informacién, mas alld dest uso inmediato para la represién, no pasé totalmente inadvertide para algunos integrantes del establishment franquista. En este sentido, Marcelino de Ulibarri y Eguilez, delegado del Servicio de Recuperacién de Documentos, propuso en mayo de 1939, recién finalizada la contienda, que estos. archivos superasen su vertienterepresiva yseintensificas ra su cardcter hist6rico con la finalidad de proporcionar alos estadistas y gobernantes provechosas lecciones d politica contemporsinea. Proponia denominarlos «Archis ‘vos Documentales de la Cruzada Espafola», y ubicarlos. Luca La eso a9 en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial. La propuesta no fue atendida, en tanto que la prioridad del momento era utilizar profusamente estos fondos para di- lucidar responsabilidades politicas. Ha sido necesario que pasaran varios lustros para que estos documentos fueran accesibles alos investigadores y tuvieran un uso de caracter vico y cultural. Desgraciadamente, no todos los archivos generados por el franquismo han conseguido perdurar hasta nues- tros dias. Restan, por otra parte, grandes voltimenes de documentos en archivos extranjeros que obligan al inves- tigador de este periodo a un personal y costoso viacrucis archivistico. El caso mds relevante de fondo documental deinteréslo constituye el Archivo del «International Insti- tut voor Sociale Geschiedemus» en Amsterdam, que retine unos fondos documentales de importancia excep- cional para el estudio del anarquismo. Paralelamente otros fondos han sido recuperados, aunque en algunos ‘casos no han sido depositados en archivos piiblicos. Seria elcaso del archivo que el presidente de la Generalitat cata- lana en el exilio, Josep Tarradellas, reunié en su residencia francesa de Saint-Martin-le-Beau y que finalmente lego ‘en depésito al Archivo de Poblet con una cléusula que im- pide el acceso publico hasta que nohayan trascurrido cin- ‘cuenta afios. Un final parecido, aunque garantizando su inmediata accesibilidad, constituye elcaso del Archivo de la Republica Espafolaen elexilio, queestuvo durante mu- cchos aiios en la sede del «Gobierno de la Republica» en Paris, pas6 posteriormente a ser depositado en los subte- rréneos de la embajada de Yugoslavia y finalmente fue a pararaun chalé propiedad de un refugiado espanol. La ratificaci6n implicita del apoyo populara la transi- «in politica que significaron las elecciones del mes de ju- 160 sanctus nio de 1977 provocé que José Maldonado y Fernando Va« lera, tltimos presidentes de la Repiiblica y del Gobierno. enelexilio, dieran poracabada la legitimidad institucio= nal que hasta el momento habian detentado y tomaran|a decisién de trasladar el archivo.a Espana. Fieles a su ideo logia republicana, no quisieron entregarlos archivosaun Estado que habia adoptado la monarquia como formade ‘gobierno, e hicieron cesién del mismo en el aio 1978 ala Fundacién Universitaria Espaftola, Este archivo contiene la documentacin de las instituciones dela Repuiblicaen elexilio desde el afio 1945 hasta el aio 1977, i Otro caso emblematico de recuperacién de documens tacidn referida ala Guerra Civil o constituye el p desarrollado por la Asociacién del Archivo de la Guerra Civil, que ha tecogido un amplio corpus documental so brelas brigadas internacionales, los denominados «ninos dela guerra», la resistencia y el exilio, Entre los fondos cuperados destacan los procedentes de archivos rusosy dirigentes comunistas espafoles, entre ellos parte perteneciente a Dolores Ibsrruri cla Pasionaria», y damentalmente los documentos que componen el ar ‘vo delos nifios trasladados ala antigua Unién Sovietica que habia conservado el Centro Espatiol de Moset, destino final de todos estos archivos es su traslado al chivo dela Guerra Civilen Salamanca, Esta relativaescaser y dispersién de a documentaci relacionada con la Guerra Civil el franquismo ha pote ciado también la recogida de testimonios orales de cit dans que fueron protagonistas de este periodo hist co, La emergencia dela denominada shistoria oral» to su pleno sentido en tanto que la grabacién del testi de ciudadanos de diversa clase social y de ideologia, {rapuesta permite complementar yen algunos casos sLaweaR DELANO 161 tituir las limitadas y a menudo oficialistas fuentes escri- tas. Muchos historiadores del franquismo se han servido de las entrevistas a personas que vivieron la guerra para plasmar una crdnica més personal y colorista, En este sentido cabe destacar al historiador inglés Ronald Fraser, ‘que recogié un rico fondo sonoro que legé al Archivo Histérico de la Ciudad de Barcelona y que permitié en el afio 1985 crear una seccién especifica dedicada ala reco- sida, tratamiento y difusion dela historia oral. Tiene usted derecho a guardar silencio ‘Sinos viéramos en la disyuntiva de tener que asignar una puntuacién a cada una de las asignaturas pendientes que restan por solventar en el mundo de los archivos, la peor parada en esta hipotética puntuacién seria indudable- mente la referida a la preservacién y acceso de los archi- vos generados por la acciGn represiva del régimen fran- quista. En este sentido la preservacién de los archivos policiales sea cumplido en una minima parte, dado que Jos cuantiosos fondos documentales que generé la vigi- lancia policial sobre instituciones y personas desafectas al franquismo han desaparecido en buena parte durante los aos mas problemsticos de la transicién, concreta- mente desde la muerte del general Franco en noviembre de 1975 hasta la celebraci6n de las primeras elecciones democraticas en junio de 1977, o bien se mantienen atin enn estado de absoluta inaccesibilidad. Las numerosas fichas que la policia elabord como me dio de controlar a personalidades o simples ciudadanos destacados por su actividad favorable ala democratiza- ci6n del pais. por significarse en el fomento de asociacio- 162 ances | nes o entidades civicas poco proclives al régimen estable= ido fueron climinadas fraudulentamente en el posfran= {uismo, alegando en algunos casos, siempre a posteriori, tuna yez.consumado el hecho, que dicha eliminacién re- dundaba en beneticio de las personas vigiladas, obviando tanto su interés para la investigacidn hist6rica como la posibilidad de que los propios interesados quisieran co- ‘nocer su contenido para reparar su buen nombre. En la actualidad, quedan algunos fondos documentales de in- terésen los archivos de algunos Gobiernos Civiles, y tam bién la documentacién policial que se transfiris en sumo- mento al Archivo Hist6rico Nacional de Madrid. Parecida problemstica plantean los archivos que con= tienen informacién referida a juicios sumarisimos, sobre todo cuando se trata de personas que alcanzaron en su momento gran relevancia politica. Seria el caso del suma= rio del consejo de guerra que en 1940 conden a muerteal presidente de la Generalitat Lluis Companys, después ser entregado al Gobierno de Franco por la Gestapo ale ‘mana. A pesar del hecho de que a familia del antiguo} sidente catalin expresé reiteradamente su anuencia a solicitud del Ayuntamiento de la ciudad de Rubi de deral sumario en atencién ala necesidad de dar ac al pucblo catalin la muerte de una personalidad que ajusticiada por representar unos determinados i politicos y sociales, el Tribunal Militar numero 3 de! celona rechazé en abrill de 1997 Ia peticién municipal poder consultar este sumario, Sibien laley de pate hist6rico del Estado y la propia ley de archivos cata permiten una actitud més apertuista, finalmente Ta consideracién de que no se podian consultar are posteriores al aio 1939. Con todo, y después de ni también el acceso a diferentes historiadores catal LeAnDRLA Mason 163 tuna simple solicitud del historiador Josep M. Figueres ‘merecié finalmentela aprobacién y elacceso franco aeste controvertido expediente. Laaccesibilidad del denominado «Sumario Companys» ropicid, posteriormente, latoma de una serie de decisio- ‘es por parte de tribunales militares que han derivado en a mayoria de os casos en la apertura alos investigadores de otros sumarios. Diferentesarticulos de la Constitucién espaiola, de la Ley de Procedimiento Militar y de la Ley de Patrimonio Hist6rico han sentado el principio de que, tuna vez transcurridos cincuenta afios, el derecho a la pu- blicidad debia prevalecer sobre el derecho alla privacidad. Elinterés de los archivos dela seguridad del Estado de los desaparecidos regimenes represivos queda perfecta- ‘mente reflejado en el estudio elaborado por un grupo de trabajo del Consejo Internacional de Archivos en los afios 1995 y 1996 coordinado por el archivero espanol Antonio Gonzalez Quintana. Este informe abraza el pe- riodo 1974 1994, y se circunscribe a analizar la situa- iG delos archivos de la represidn en paises tan diferen- tes, pero con el denominador comin de haber suftido largo tiempo la opresién de un estado totalitario de dere- chas o izquierdas, como Espaia, Grecia, Portugal, paises de la América Latina (Argentina, Paraguay, Chile, Bra- ), Zimbabwe, Surfrica y los paises dela Europa central ydeleste, En el estudio se reafirma el interés desu conser- vacién, no sélo para ilustrar las claves de un pasado re- ciente, sino fundamentalmente en su vertiente adminis- ativa en tanto que constituyen elementos basicos en el éjercicio delos derechos democréticos: amnistia para los delitos de opinién, indemnizacién alas victimas dela re- presidn 9 sus familias, entre otros. Eneste mismo informe se evidencia como la desapari- 164 amc

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