You are on page 1of 3

JOSÉ ORTEGA Y GASSET Y LA RAZÓN VITAL

José Ortega y Gasset nació en Madrid en 1883 en el seno de una familia liberal
vinculada al periodismo. Perteneció a la generación de escritores de 1914, la anterior a
la famosa generación del 27. Fue doctor en filosofía y tuvo una cátedra de metafísica en
Madrid. Murió en 1955.
Sus obras más conocidas son Meditaciones del Quijote y ¿Qué es filosofía?

LA RAZÓN VITAL

Estuvo influido por Nietzsche en esa predilección por la vida misma, más que por los
conceptos abstractos. Para Ortega, la vida, la sociedad y el ser humano no tienen tanto
naturaleza, sino historia. La realidad radical es la vida misma y esta se manifiesta
principalmente en la historia. El ser humano es vida o realidad radical y todas las demás
realidades se dan en el interior de él.
La vida se desarrolla en la historia y el ser humano vive unas circunstancias, es decir,
una situación concreta que proporciona las facilidades u obstáculos para realizar nuestro
proyecto vital. Así, cada ser humano vive en su perspectiva o en sus circunstancias.
Su modo de conocimiento se conoce como perceptivismo. La perspectiva no es un
punto de vista sin más, sino la intuición personal que tenemos cada uno de nosotros de
la vida misma. Esta perspectiva tiene un lado subjetivo, la del espectador, y un lado
objetivo, el de la realidad o el objeto que estamos contemplando. La perspectiva es el
conjunto de los dos elementos, el sujeto y el objeto que observamos. Este es el método
que podemos usar los humanos para alcanzar la verdad, que es una cualidad del objeto
que nosotros observamos, pero que puede ser cambiante según esa misma perspectiva.
Así, no hay como tal una verdad absoluta, sino diferentes puntos de vista sobre lo
mismo. El error se produce cuando carecemos de perspectivas. Cada sujeto accede a la
verdad, que se encuentra en la propia vida.
Por todo esto, Ortega defenderá el Perspectivismo: cada individuo tiene una perspectiva,
una verdad propia. Estas verdades individuales son perspectivas de la realidad y no
pueden ser, por tanto, tomadas como verdades absolutas. Así, la realidad se dará
siempre en perspectivas diversas y cambiantes de cada uno, el cual se relaciona con
ellas también desde diversas perspectivas cambiantes, desde las que les da un
significado, un valor y un sentido, creando así un mundo, el mundo propio. A su vez,
estas perspectivas propias podrán unirse con la de otros formando perspectivas más
amplias y verdaderas, pero nunca se llegaría a la verdad absoluta pues esto implicaría la
suma de todas las perspectivas pasadas, presentes y futuras.
Además, el propio sujeto tendrá en su mente Ideas y Creencias: las primeras, son
aquellas con un puro contenido intelectual; las segundas, las creencias, tendrán un
contenido vivencial o existencial que se vivirá en la propia existencia individual.
La razón emerge de la vida, a la vez que ésta no puede existir sin la razón. La razón está
unida, así, a la vida, no se excluyen mutuamente. La razón abstracta, que no está
conectada con la vida, es inútil.
El pensamiento es, en sí mismo, subjetivo, ya que lo utilizamos desde nuestra necesidad
personal, pero tiene un alcance objetivo, puesto que buscamos la verdad. Es decir,
intentamos pensar acercándonos lo máximo posible a la objetividad de lo que las cosas
son.
Una de las formas de pensamiento es el conocimiento, que es una función vital y una
actitud ante la realidad. Es actitud nace del asombro ante lo que habitualmente damos
por sentado. La vida es tomar conciencia al mismo tiempo que tenemos conciencia de
nosotros mismos y de nuestra capacidad de pensar. Es decir, la vida no es algo pasivo
que nos ocurre, sino tomar conciencia de ella y de nuestros pensamientos mientras lo
hacemos.
También es importante preguntarnos qué es la filosofía. Es tomar conciencia de nuestra
capacidad racional de pensar. El detonante es el asombro, pero la filosofía no se queda
paralizada ante él, sino que se hace preguntas y se interroga por todo lo que damos por
sentado. La filosofía es un continuo contraste con las opiniones establecidas. Además,
no se delimita a un solo objeto, porque es conocimiento del universo, del todo. Consiste
en el examen racional del mundo y de la vida, ya que todo puede ser examinado por la
razón, incluso la razón misma.
La vida a la que se refiere Ortega no es solo un concepto biológico, sino un concepto
que tenemos nosotros en la conciencia y que se refiere a todo lo que nos ocurre. La vida
es hacer, encontrarse y concienciarse de cada cosa que nos pasa. Es un acontecimiento
individual por el que el individuo se va conociendo a sí mismo, viviendo su vida en
unas circunstancias que nunca eligió.
La meta del ser humano es vencer a sus circunstancias, es decir, llevarlas a su máximo
sentido. Para hacer esto es necesario comprender adecuadamente el valor de su utilidad
y su significado sociohistórico. Es decir, se comprende la vida y las circunstancias de
cada uno como algo que nos es dado, pero que nosotros durante el camino tenemos que
resolver. Hay que interpretar las circunstancias, entenderlas, para poder ir resolviendo la
vida, como si se tratara de un problema con diferentes variables.
Sin embargo, la experiencia de la vida no se compone únicamente de actos propios, sino
que también se compone de mi pasado y el de mis antepasados, es decir, todo lo que ha
sido transmitido de generación en generación. Así, para comprender la vida,
necesitamos de la razón histórica.
La razón abstracta, la que sirve para hacernos preguntas metafísicas, no nos sirve para
comprender este fluir vita, pero la razón histórica sí es capaz, puesto que examina las
diferentes etapas de la vida, sabiendo que éstas están en movimiento. Puesto que un
individuo no es un ente abstracto, para entenderlo usamos esa razón histórica, es decir,
examinamos y estudiamos sus circunstancias vitales presentes y apostamos por el
conocimiento de su historia. No nos referimos a la historia como ciencia, sino que nos
fijamos en la historia del individuo (su biografía), como la historia de los individuos de
la misma época (el conflicto generacional, anterior y presente de esa persona).
Así, la razón abstracta no nos sirve, sino que podemos utilizar la razón histórica, como
hemos comentado, y la razón vital, puesto que ésta se encuentra dentro de la propia vida
en sí misma, guiándola. Es lo que se llama raciovitalismo.
Razón Vital y Razón Histórica no son pues dos razones distintas sino una misma
racionalidad que asume a la vida y a la realidad en su devenir. La razón histórica o vital
no acepta nada como un hecho fijo, sino que estudia el proceso de la realidad mediante
esquemas intelectuales, categorías y conceptos, que van cambiando y modificándose
con la vida misma. Por ello, la razón vital e histórica es algo móvil, igual que la realidad
que trata de conocer, siendo un proceso que nunca acaba.
Para Ortega, la historia se puede analizar de acuerdo con las generaciones. En su Teoría
de las generaciones, Ortega asume que en toda sociedad humana conviven distintas
generaciones. Estas generaciones se cumplen en periodos de quince años y hay dos tipos
fundamentales: las establecidas, las mayores que ya poseen el control social, y las
emergentes, las nuevas. Cuando los presupuestos teóricos de ambas son compatibles, la
sociedad se desarrolla sin sobresaltos; cuando, sin embargo, hay una ruptura entre una y
otra, surge la crisis social.
Además, según Ortega, en nuestra época se da una crisis concreta en la sociedad pues ha
ocurrido un fenómeno especial: la rebelión de las masas. Para Ortega los hombres se
dividen en hombre masa y en minoría selecta. No se trata de una división de acuerdo
con el puesto social que se ocupa, sino de acuerdo a una forma de ser y actuar en la
vida. El hombre masa es aquel que se encuentra satisfecho de sí mismo creyéndose
completado moral e intelectualmente y actúa como el niño mimado que pretende que
todo esté para él sin exigirse nada. Sin embargo, y frente a esto, la minoría selecta es
aquel tipo de persona que se exige a sí mismo más que a los demás y vive su vida
buscando alcanzar ese desarrollo máximo ateniéndose a deberes y al trabajo vital.
El problema actual, piensa Ortega, es que el hombre masa gobierna la sociedad sin
atender a la minoría selecta, imponiendo su capricho uniformador y poco respetuoso
con la auténtica libertad individual y creando, por ello, una crisis social.

You might also like