- Al empezar la clase, conviene explicitar brevemente los objetivos que se quieren
conseguir, los principales contenidos que se van a abordar y las actividades que se van a realizar, escribiendo en la pizarra un pequeño guion o resumen que pueda servir al alumno como marco de referencia o para retomar el hilo, si se perdiera. Durante la clase, se podrá hacer referencia al guion o esquema previo que se mantiene en la pizarra. Al finalizar la clase resulta útil hacer una breve síntesis, remarcando las palabras y conceptos clave. - Recuerda que los alumnos con pérdida auditiva no pueden estar mirando la cara del profesor y tomar apuntes al mismo tiempo (atención dividida). Por lo tanto, hay que tratar de proporcionarle apuntes, esquemas o resúmenes o darles tiempo para hacer sus propias anotaciones. - Utiliza siempre que sea posible información visual (fotografías, dibujos, planos, mapas, etiquetas…) para complementar los soportes de información tradicionales: libros de texto, fotocopias, pizarra… La información visual resulta mucho más clara y directa para un alumno con pérdida auditiva y a la vez más atractiva y motivadora - Anota en la pizarra las palabras técnicas y los términos nuevos que vayas utilizando. Eso facilita su reconocimiento y su comprensión. - Algunos recursos tipográficos como el subrayado, el empleo de diferentes tipos de letra o de tamaños o colores distintos permiten distinguir unas informaciones de otras: ideas principales de secundarias, ejemplos, vocabulario nuevo... - Cuando utilice el vídeo, películas u otros materiales en soporte informático, busca aquellos que estén subtitulados o que sean accesibles a través de la lengua de signos, si tus alumnos son competentes en esa lengua. Si es preciso apagar o disminuir la luz (para ver una presentación, una película…) explica antes en qué consiste y cómo se va a desarrollar la actividad, evitando explicaciones con la luz apagada. - Es importante animar al alumnado con discapacidad auditiva a que pregunte siempre lo que no haya entendido. Si acude a ti con frecuencia para cerciorarse de que ha comprendido bien la información que le has transmitido estará poniendo de manifiesto su interés por aprender. - Es habitual que al preguntar a un alumno con pérdida auditiva si nos ha entendido nos conteste afirmativamente por no ponerse en evidencia ante el resto de la clase. Verifica que realmente el alumno ha entendido aquello que se está explicando, formulándole alguna pregunta concreta. Si notas que no se ha comprendido bien, vuelve a repetir la misma información, pero intentando hacerlo de otra forma, cambiando alguna palabra de la que puede no saber el significado, con frases más breves y sencillas, con ejemplos más concretos, utilizando sinónimos más usuales …. No resulta eficaz repetir una y otra vez la misma frase exactamente de la misma forma. - Es conveniente dar por escrito los avisos importantes: controles, fecha de entrega de trabajos, cambio de horarios, actividades extraescolares, etc y cerciorarse de que el alumno con pérdida auditiva se ha enterado. El hecho de recibir esta información por escrito subrayará la obligatoriedad de las normas, consignas, etc., de cuyo cumplimiento no está exento este alumnado, que no debe esperar de los profesores actitudes más permisivas que sus compañeros oyentes. - Si se trabaja en grupos y éstos están formados por alumnado con discapacidad auditiva y oyente es aconsejable que no sean muy numerosos (tres o cuatro personas) para no complicar la comunicación y facilitar la lectura labiofacial. - Si en clase va a celebrarse un debate o cualquier otra actividad en la que los alumnos y las alumnas van a intervenir oralmente, es preciso que los chicos y chicas con pérdida auditiva se sitúen en un lugar desde el que puedan “leer" los labios de sus compañeros y utilizar algún recurso que les permita identificar inmediatamente quién va a tomar la palabra y, por tanto, a quién deben mirar en cada momento: levantar un brazo antes de empezar a hablar y esperar unos segundos a que el alumno identifique al nuevo interlocutor. - Los alumnos con discapacidad auditiva, en general, requieren pasos más cortos en el aprendizaje, más tiempo para practicar, más oportunidades para repasar. No bajes tus expectativas sobre los logros que estos alumnos pueden alcanzar. Las personas con discapacidad auditiva no son menos inteligentes que las oyentes, sólo precisan estrategias comunicativas y metodológicas adaptadas a sus especiales necesidades educativas.