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Matias Barrios - 2do Parcial Filo. Educacion
Matias Barrios - 2do Parcial Filo. Educacion
Dolor el de la serpiente que no posee párpados. “Los anillos de la gran serpiente de cascabel
¿Cómo no tener el veneno de saludo se apretaban convulsivamente sobre la víctima
ignorando la fácil solución de incluirnos en la sombra? en el momento en que yo levanté los ojos”
Roque Dalton, Revisión de causa Raymond Roussel
“Triste generación la que carece de maestros”, así empezaba Gilles Deleuze el homenaje que
realizaba a Sartre, reconociéndolo como su maestro. Y aludía con esa tristeza al sentimiento
generacional moderna por falta del elemento formador, del determinante de la Bildung, el maestro que
nos guía a la mayoría de edad. El maestro oficiaba de precursor oscuro, portador de un poder de
impresionar, de señalar la novedad en curso, catalizando el tiempo de una actualidad o modernidad
para una generación, al evidenciar las dificultades de las problemáticas que se le presentaban, el
desafío a superarlas como también los difusos entusiasmos de sus resoluciones parciales (Deleuze
2005). Sartre significo para una generación la exigencia de una oposición al orden de la
representación, una revuelta al conformismo burgués francés de postguerra que se atrincheraba en el
buen (pre)juicio de un orden moral idealmente instituido, la mala fe colonial servida en café tibio para
guerras frías, café pagado en las cómodas cuotas de conservación ideológica del Plan Marshall. Frente
a ello, oponía las potencias desnudas de lo “pre-judicativo”, ese magma irreflexivo de la existencia
que podía asumirse con la misión de transformarlo todo y de estar a la altura de una sociedad en
revolución permanente. El maestro aporta una voluntad y una exigencia, en un estilo nuevo para
pensar, nueva posición enunciativa del pensador privado que agitaba su soledad para vislumbrar una
reelaboración de la totalidad de la existencia humana acorde con las potencias colectivas y singulares
de la libertad comprometida. Exigencia de movimiento para incorporar la existencia y destituir las
falsas esencias, era la voluntad de construir una sociedad libre hecha junto y para el Otro, y realizado
en un estilo que se transmuto en novelas, periodismo, teatro, ensayos y obras filosóficas, en constante
carácter dialógico y polémico con su sociedad. Fue el intelectual critico siempre desvelado por
denunciar la explotación ydemoler su representación, siempre comprometido con la experiencia
existencial de un pensamiento y una libertad radical hacia el Otro.
Pero quizás existe otra tristeza, ya no por carencia sino por sobreabundancia de maestros, en
tiempos de formación permanente y evaluación continua, donde nunca se termina ninguna clase, pues
estamos en prórroga indefinida del aprendizaje por el endeudamiento crediticio a otra modalidad del
saber que a cambio nos promete invención, creatividad y maneras participativas en el juego de lo real.
Así hemos visto esa proliferación de maestros, en nuevas modalidades enunciativas de enseñanza
(como el coaching, o toda la oferta de clases vía youtube o streaming, la formación a distancia). El
archivo cultural se ha desbordado, volumen insondable de lo sublime digital que fulgura en saltos
hipertextuales inabarcables para nuestra experiencia y curricula, y que han transformado la manera de
tratar con las empiricidades cotidianas que adquieren ahora relieves de un detalle minorizado y
exhaustivo que complican nuestro “ser y estar” en el mundo, trastornado por incorporación
tecnológica el reparto cultural de lo sensible. Incluso aparecen nuevas disciplinas como las
“Humanidades digitales”, proponiendo arreglar e intermediar las apropiaciones culturales de las
tecnologías. La pandemia fue el acontecimiento culmine, movimiento forzado de desplazamiento de
las practicas sociales hacia sus modalidades virtuales, y en el campo académico volvió ineludible esta
cuestión. El espacio del aula, que era el molde privilegiado donde se desenvolvían las practicas del
conocimiento, donde se producían sociedades de discurso, ya tambaleante luego de las
transformaciones sociales del siglo XX, por contagio se disolvió y todo lo solido del aprender se
desvaneció en la pantalla de su archivo y su contraseña.
El desasosiego por estas alteraciones de la vida cotidiana, la inquietud por la inmersión en
nuevas modalidades tecnológicas, la preocupación por las tramas políticas que le subyacen en esa
reverberancia para transducir en nuevas dinámicas reticulares “demasiado sobre-humanas” las
relaciones de poder y sus jerarquías, la perplejidad frente a la decodificación técnica de la intimidad
humana y las nuevas subjetividades que emergen alteradas por ese shock tecnológico, ha provocado
ya cantidad de diagnósticos que rankean los playlists del pensamiento crítico que preferimos omitir
por su densidad y evidencian la positividad de un problema. El esfuerzo hacia la sabiduría decae en la
pendiente vertical del enunciado de explicitud al que la técnica nos execta, al límite “cerebral salvaje”
del uso de nuestras facultades y potencias. Esto es lo que quisiéramos plantear desde la situación
disparadora del “caso Google”, intentado sugerir un movimiento de salida de la misma.
Conclusión
“ (…) una sociedad sueña en sus pedagogías su edad de oro (piénsese en la de Platón y Rousseau, en la
institución republicana de Durkheim, en el naturalismo pedagógico de la República de Weimar),
comprendemos que las fijaciones o regresiones patológicas solo son posibles dentro de cierta cultura, que se
multiplican en la medida en que las formas sociales no permiten liquidar el pasado y asimilarlo al contenido
actual de la experiencia.” Michel Foucault, Enfermedad mental y psicología
“(...) podría deducirse que somos una colectividad en la que los principios de la civilización siguen siendo una
especie de bocado exquisito, reservado a quienes tienen la posibilidad de formarse en las instituciones
escolares, mientras que la barbarie es una especie de ideología por defecto, que se concede gratis a todo el
mundo y que es consumida de una forma masiva por quienes no tienen acceso a otras fuentes de formación (…)
una inmensa tarea histórica de una política cultural sería que quienes la idean se dieran cuenta de que no es la
astuta salvación del pasado, sino, en todo caso, la noble realización del presente lo que hay que hacer para
asegurar a las inteligencias una mínima protección ante el azar del mercado puro y simple.”
Alessandro Baricco, Los barbaros (pg. 187 y 190)
“A partir de cierta edad, nuestros recuerdos están tan entrecruzados unos con otros, que la cosa que pensemos,
el libro que leamos apenas tiene importancia. Hemos puesto algo de nosotros en todas partes, todo resulta
fecundo, todo es peligroso y se pueden hacer descubrimientos tan preciosos en los Pensamientos de Pascal
como en un anuncio de jabón”. Proust
“ Google (…) en lugar de canalizar los ríos de sabiduría, dirige la corriente humana hacia los nichos de
mercancías, en lugar de esparcir las semillas de la cultura, esparce bombas de información incendiarias de
dispersión ciudadana, y que con la inteligencia artificial ha encontrado un nuevo medio para deshacerse del
aura de la inteligencia.” Matias Barrios, Transposición retorica de Benjamín, del Epilogo de la Obra de arte en
la reproductibilidad técnica
Para finalizar quisiéramos insistir, en el hecho de que las nuevas tecnologías han transformado
los modos en los que se produce y circula el Saber, y posiblemente sea en el espacio escolar donde se
puedan trazar nuevos modos de resistencia contra los abusos avasallantes de la tecnología. Cuestión
difícil, que no debe soslayarse ni pensarse solitariamente, sino que debería plantearse y pensarse
colectivamente, tarea de una ontología del nosotros mismos y de la lenta labor del pensamiento por
redimir la impaciencia de la libertad. Una política de la enseñanza institucional, se plantea estas
preguntas: “¿cómo ayudar a que muchos otros enseñen en grandes redes institucionales? (…) ¿Cómo
pensar la producción de recursos que a la par que promuevan un desarrollo profesional autónomo y
rico de cada docente, también se preocupe por el “para todos”, por el conjunto del cuerpo de
enseñantes, y no solo por los más experimentados?” (Dussel 2011, pg. 84). Asuntos que deberíamos
plantear con énfasis en la universidad, pues en ella se cifra la posibilidad de elaborar alternativas, de
realizar propuestas y brindar nuevas herramientas que permitan una codificación estratégica de las
resistencias al campo informacional. En todo caso, el punto débil de algoritmos como Google, radica
en el desfasaje entre la cantidad de información efectivamente significativa e interesante y la cantidad
de información técnicamente empleada, un mecanismo como el PageRank solo es un relevo, la estela
de estereotipias y automatismos complejos que no conforman el aura de ningún pensamiento. Quizás
su punto fuerte, radica en que ha concretizado el acceso de una red informacional que son
oportunidades interesantes para el conocimiento, han instaurado un archivo que conserva al detalle, y
he aquí la paradoja, tanto los más bellos enunciados y las más nobles verdades, como las más atroces
vulgaridades y las falsedades más infundadas, nueva biblioteca de Babel aplanada según la brújula del
mercado. Lo que se debería intentar experimentar son usos y medios más sinérgicos entre las
modalidades tecnológicas y las posibilidades de elección de los sujetos, orientado por una politización
de la tecnología, que apunte a otros simbolismos para filtrar el campo de las insignificancias,
criticarlas y experimentar modalidades compartidas de producción colectiva del sentido. Estas
modalidades sinérgicas resultan difíciles señalarlas en prácticas pedagógicas concretas a nivel
universitario, porque hasta ahora los intentos de realizarlas se han contentado con usos vulgares y
representativos de las tecnologías. Por ejemplo: sumar un PowerPoint en una clase, puede ser como
tan frecuentemente lo es, solo una manera de desplazar hacia un medio representativo grafico el
contenido de una exposición, a lo sumo ahorrarse el uso de la pizarra, darle un poder organizativo y
compensarlo con un plusvalor de imágenes. Y que muchas veces es un medio de camuflar la
redundancia estetizándola. Pero no es la única secuencia didáctica hoy en día experimentable, en el
arte dramático, como Brecht, hallariamos inspiraciones para este tipo de ejercicios. En todo caso es
una cuestión que bien valdría la pena investigar e imaginar políticamente, la positividad de un
problema esta constituida en una dificultad que nos interpela, la de una salida de la minoría de edad
informativa y mayoría de datos al que nos someten los actuales regímenes de poder empresarial.
Bibliografia
Baricco, Alessandro, 2008, Los barbaros. Ensayos sobre la mutación en curso, - Barcelona:
Anagrama.
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Buenos Aires : Tinta Limón, 2007.
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Deleuze, Gilles, 2006, “Post-scriptum sobre las sociedades de control”
Dussel, Ines, 2011, VII Foro Latinoamericano de Educación : aprender y enseñar en la
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Dussel, Ines, 2012, “La formación docente y la cultura digital: métodos y saberes en una nueva época”
En: Birgin, A. (comp.) 2012. Más allá de la capacitación. Debates acerca de la formación docente en
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Simondon, Gilbert, 2007, El modo de existencia de los objetos técnicos, Buenos Aires, Prometeo.
Rodriguez, Pablo “Manolo”, 2019, Las palabras en las cosas, Buenos Aires, Cactus.