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PREVENCION Y RESTAURACION DE SUELOS DEGRADADOS EN ZONAS DE

LADERA TROPICALES MEDIANTE TRATAMIENTOS BIOLÓGICOS Y DE


BIOINGENIERIA.

José Horacio Rivera Posada∗

RESUMEN

Los problemas degradativos más comunes en las zonas de ladera tropicales de Colombia,
son las cárcavas profundas de tipo remontante y los movimientos masales, los cuales son de
diferentes tipos y magnitudes, con consecuencias catastróficas.

Al nivel de Prevención de la Erosión y control de cárcavas y movimientos masales, se ha


venido investigando por parte del autor desde 1982 a 2002 en el Centro Nacional de
Investigaciones de Café (CENICAFE) y a partir de allí Asesorando la CVC en alianza con el
CENTRO PARA LA INVESTIGACIÓN EN SISTEMAS SOSTENIBLES DE PRODUCCIÓN AGROPECUARIA (CIPAV).

Para entender la problemática de erosión y movimientos masales, se hace necesario un


conocimiento de la Relación Causa - Efecto a la luz de las interrelaciones: roca – suelo –
grado y longitud de la pendiente - clima – planta – animal - infraestructura – hombre. Es así
como en las Zonas de ladera del país se presentan gran número de rocas diferentes, las
cuales por su constitución física, química y mineralógica originan suelos con propiedades
físicas y químicas distintas, que los hacen en mayor o menor grado resistentes o
susceptibles a la degradación por erosión y movimientos masales. Así mismo factores
como el grado de la pendiente desde planas (0 - 12%) hasta muy escarpadas (mayores del
75%) y su longitud desde largas (300 a 500 m) a muy largas (500 a 800 m), influyen
igualmente en las pérdidas de suelos por erosión y en la formación de cárcavas profundas y
presencia de movimientos masales. Además, estas regiones se caracterizan por la presencia
de lluvias de intensidades (intensidades máximas en treinta minutos de 66 a 86 mm/h)
duración y frecuencia altas. El uso y el manejo de los suelos de estas regiones del país, no
han sido los más adecuados. Por tanto, se han estudiado algunos de los parámetros físicos
químicos y biológicos de los suelos relacionados con los procesos degradativos más
frecuentes en estas Zonas de Ladera como son la formación de cárcavas y los movimientos
masales. Se viene estudiando la resistencia al cortante tangencial que ofrecen diferentes
especies forestales (Café, Coffea arabica; Nogal cafetero, Cordia alliodora, Guamo, Inga
codonantha y nacedero, Trichanthera gigantea) a los suelos de ladera en la prevención y
control de los movimientos masales. Para solucionar estos problemas, se aplican una serie


Ing. Agrónomo, Doctor en Ingeniería Area Aprovechamiento en Recursos Hidráulicos, MSc. en Suelos y
Aguas y Especialista en Uso, Manejo y Conservación de Suelos, Aguas y Bosques. Segundo Premio
Latinoamericano de la Ciencia del suelo 2001 y Premio Nacional de la Ciencia del Suelo, 1993. Investigador
Científico y Líder por 20 años de la Disciplina de Conservación de Suelos de Cenicafé. Consultor en
Conservación de Suelos y Control de Erosión. Actualmente investigador del CENTRO PARA LA INVESTIGACIÓN
EN SISTEMAS SOSTENIBLES DE PRODUCCIÓN AGROPECUARIA (CIPAV).
Dirección: Calle 68 Nº 28-30 T5 Apto. 1202 Manizales.
E-mail: horaciorivera@telesat.com.co
Celular 315 5415772.
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de prácticas de tipo biológico y bioingenieril, utilizando como recursos para las soluciones
los materiales disponibles en las fincas de los agricultores, tales como especies vegetales de
fácil propagación vegetativa o por semilla. De esta forma, se ha logrado la recuperación de
procesos avanzados de degradación en corto tiempo (3 meses a tres años), con obras
sencillas acordes con el medio ambiente y a un costo bajo, 2 al 15%, en relación con los
costos de las obras mecánicas convencionales. Se busca, que los tratamientos
bioingenieriles, se conviertan a través del tiempo en obras vivas no perecederas y que estén
acordes con el ambiente natural, sin causar impacto ambiental negativo.

1. INTRODUCCION

La degradación de los recursos suelo y agua y la contaminación ambiental, son percibidos


como los problemas mayores en los trópicos. Existen áreas extensas de tierras, que están
siendo sometidas a la degradación en forma irreversible por procesos degradativos como la
erosión acelerada y la desertización, compactación, endurecimiento, acidificación,
disminución en el contenido de materia orgánica, disminución de la biodiversidad y
agotamiento de la fertilidad natural del suelo. El área degradada en el trópico por diferentes
procesos es estimada en 915 x 106 de hectáreas por erosión hídrica, 474 x 106 de hectáreas,
como erosión por el viento, 50 x 106 de hectáreas, por degradación física, y 213 x 106 de
hectáreas, por degradación química (Lal, 1994).

Las pérdidas altas de productividad de los suelos por procesos degradativos como la
erosión por el agua, ha conducido a los investigadores de diversos países del mundo a la
realización de estudios numerosos de suelos y aguas para cuantificarla, con el fin de
predecir la erosión tolerable bajo determinadas condiciones (lluvia, suelos, pendiente,
cultivos) lo que facilitaría la selección de prácticas integrales de conservación (prácticas
agronómicas, obras civiles, construcciones, conducción de aguas de escorrentía entre otras),
para diferentes usos del suelo y su protección, a los niveles de finca y cuenca hidrográfica.

En la zonas de ladera colombiana la lluvia es el agente activo natural principal de la erosión


(Erosividad), debido a la frecuencia y a la energía cinética de los aguaceros por su
intensidad alta. La erosión se ve favorecida, además, por las pendientes fuertes (mayores
del 75%) y longitudes del terreno muy largas (mayores de 800 m) y la heterogeneidad y
juventud de los suelos (entisoles e inceptisoles), en su mayoría susceptibles a la erosión
(Federacafé, 1975).

Por lo general, se habla hoy día acerca de la Sostenibilidad y Biodiversidad de estas zonas
de ladera, de la competitividad de los agricultores, pero desafortunadamente, nada se está
haciendo para lograrlo, ya que los suelos continúan en un proceso de degradación acelerada
e irreversible. No se puede lograr ser sostenible ni competitivo con suelos agotados para la
agricultura, donde ya se ha perdido la materia prima principal como es la materia orgánica
o en regiones, donde ya no existe suelo y tan solo aflora el material parental que dio su
origen. Tampoco se puede hablar de regulación y almacenamiento de agua en lugares
donde ya ha desaparecido el horizonte orgánico o aflora la roca madre, no se puede hablar
de biodiversidad, donde ya se ha perdido el suelo y a la vez el agua. De ahí que cuando se
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hable de sostenibilidad, biodiversidad y competitividad, no se puede dejar de lado el


recurso más importante, base de todo lo demás como es el suelo, el cual no es un recurso
renovable en corto tiempo, si se tiene en cuenta que la formación de un centímetro de
espesor de suelo en condiciones naturales sin intervención del hombre, tarda entre 120 y
400 años (Resende, 1985). En el caso de las laderas Colombianas, con el uso del azadón se
pierden en promedio 0,15 a 4,3 cm/ha año de espesor del suelo (presumiendo una densidad
aparente del suelo de 1g/cm3), pérdida irrecuperable y que convierte estos recursos en no
renovables e insostenibles para las generaciones presentes y futuras, ya que en un solo año
para el caso de 4,3 cm/ año de pérdida, equivaldría a perder lo que la naturaleza formó en
1720 años.

2. Erosión en Cárcavas

Las cárcavas son la consecuencia de un proceso acelerado de erosión y se definen como


zanjas más o menos profundas originadas por socavamientos repetidos sobre el terreno,
debido al flujo incontrolado del agua que escurre ladera abajo (agua de escorrentía).
Cuando las cárcavas evolucionan con crecimiento hacia arriba y hacia los lados de la
ladera, toman el nombre de cárcavas remontantes (Federacafé, 1975). La presencia de
cárcavas en un terreno indica un grado avanzado de degradación, ya que la mayoría de las
veces se inician luego de la pérdida superficial del suelo por efecto del impacto de las
lluvias, destrucción de los agregados naturales del suelo, la erosión laminar y en surcos,
como consecuencia del uso y manejo inadecuados de los suelos y ausencia de prácticas de
conservación, o por la construcción de vías sin obras conductoras de aguas de escorrentía y
por descargas de caudales sobre taludes inferiores sin disipación de su energía cinética.
Una de las limitantes principales en el control de cárcavas remontantes son los costos en su
control cuando la solución se enfoca hacia la Ingeniería Convencional con estructuras
hechas en concreto y por el desconocimiento de otras soluciones alternas, eficientes y de
menor costo, como son los tratamientos de tipo biológico, utilizando los recursos existentes
en la finca o área de influencia del problema.

Hudson, 1982, explica la formación y avance ilimitado de una cárcava, mediante la fórmula
de Manning, la cual relaciona el gradiente y la rugosidad del terreno con la velocidad, de
manera que:

V = R2/3 S1/2/n

Una vez ha comenzado la cárcava, el canal es de sección más angular y profunda que la
original, es decir, aumenta R (Radio hidráulico). El cauce esta libre de vegetación, de tal
forma que el coeficiente de rugosidad, n, probablemente disminuye. Para que la velocidad
(V) permanezca constante se debe disminuir el gradiente y esto es lo que ocurre casi
invariablemente; el gradiente del lecho es más llano que el original. A la medida que la
cabeza de la cárcava retrocede curso arriba es mayor la altura de caída del agua. Dicho
tramo es el que experimenta por lo general una erosión más activa. El efecto de cascada es
el que erosiona el suelo ya que salpica y arremolina contra el escarpe. La parte más baja del
mismo se erosiona, dejando la parte alta en saliente, hasta que cae dando lugar a una cara
vertical, momento a partir del cual todo el proceso comienza de nuevo.
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Una vez comienza la cárcava, los cambios se manifiestan en un aumento del radio
hidráulico R, disminución del coeficiente de rugosidad n y una probable disminución del
gradiente S. En resumen, el efecto general es que aumente la velocidad, razón por la cual, la
erosión en cárcavas se perpetua así misma y no se autocorrige.

3. Movimientos masales

Son los desplazamientos de masas de suelo, causados por exceso de agua en el terreno y
por efecto de la fuerza de gravedad.

Por lo general los movimientos masales son conocidos como volcanes por el común de las
gentes. Los movimientos masales, toman nombres diversos (deslizamientos, derrumbes,
coladas de barro, solifluxión, hundimientos desprendimientos y desplomes) (Federación
Nacional de Cafeteros de Colombia, Federacafe,1975), los cuales dependen del grado de
saturación del terreno, velocidad del desplazamiento, profundidad de la masa desplazada y
grado y longitud de la pendiente del terreno. Por tanto, Dolffus (1973) los agrupa con el
nombre de golpes de cuchara, por sus dimensiones siempre pequeñas, profundidad escasa y
su relación directa con la intervención del hombre.

3.1 Los movimientos masales y sus consecuencias

3.1.1 Los movimientos masales en el ámbito internacional.

En España los estudios relacionados con las pérdidas debidas a fenómenos naturales, sitúan
a los deslizamientos en el tercer lugar en cuanto a pérdidas económicas, detrás de las
inundaciones y la erosión hídrica (Ayala et al, 1987 citado por Tragsa y Tragsatec, 1994).
Una situación similar se observa en Sudamérica, ya que de acuerdo con estadísticas de la
OEA, los derrumbes se clasifican como uno de los 5 fenómenos naturales más destructivos
y que más pérdidas económicas y número de muertes causan al año. En el período
transcurrido entre 1960 – 1993, los movimientos masales dejaron cerca de 6.084 víctimas
humanas, 4.117 damnificados y alrededor de 7 millones de dólares en pérdidas (OEA;
1994). En Nagasaki, Japón, en 1982, un aguacero intenso (127 mm.h-1), activó 4.300
derrumbes, que causaron la muerte de 299 personas y destruyeron 2.200 casas (Abe y
Ziemer, 1991b).

3.1.2 Los movimientos masales en el ámbito nacional.

El territorio Nacional por sus condiciones geológicas geomorfológicas y climáticas,


presenta una degradación por movimientos masales de 19.137.239 ha, equivalente al 16,18
% del área del país y por erosión hídrica superficial de 73.000.000 ha equivalentes al 64 %
del área del país (Instituto de Estudios Ambientales - IDEAM, 2000) (Tabla 1). De acuerdo
con Galvez, et al. , 1989 – IDEAM, 2001 (Tabla 2), en Colombia el problema de
movimientos masales viene creciendo a través de los años con grandes consecuencias en
pérdidas de vidas humanas, de infraestructura y damnificados. Es así como en 1981, se
reportaron en el país 34 movimientos masales, 89 muertos y dos heridos, de los cuales 23
eventos se presentaron en Antioquía. En el año 1987, ocurrieron 125 movimientos masales,
los que ocasionaron 580 muertos y 54 heridos, siendo Caldas el mayor afectado, con un
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saldo de 75 eventos. En 1999, se presentaron 417 movimientos masales, ocupando


Antioquía el primer lugar con 56 eventos (Tabla 2).

En la parte rural del municipio de Palestina Caldas, en un solo aguacero mayor de 90 mm


en 24 horas, ocurrido en Noviembre 17 de 2000, se presentaron gran número de derrumbes
y negativos de carreteras, afectando 120 fincas aproximadamente, con: pérdida de áreas
grandes sembradas en café, destrucción de carreteras, beneficiaderos de café y viviendas.
Así mismo, en el mes de Mayo del año 2001, un solo aguacero de 150 mm durante 24
horas, ocurrido el municipio de Marsella, en la cuenca del Río San Francisco, ocasionó
movimientos masales con daños por un valor de dos mil millones de pesos
($2.000.000.000). Este problema ya había ocurrido en los años 1985 y 1990 en la misma
zona.
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Tabla 1. Procesos de degradación hídrica de los suelos en Colombia (IDEAM, 2000).

Procesos Total (Ha) %


Escurrimiento superficial difuso leve, o disección incipiente
51.588.306 45,5
y truncamiento de suelos
Escurrimiento superficial difuso y concentrado o disección
12.564.047 11,1
moderada
Escurrimiento superficial concentrado o disección profunda 8.848.434 7,8
TOTAL EROSIÓN 73.000.787 64,4
Remoción en masa fuerte 12.440.010 11,0
Remoción en masa moderada 5.797.737 5,1
Remoción en masa leve 899.492 0,8
TOTAL REMOCIONES MASALES 19.137.239 16,2
Inundación, desbordes, sedimentación y socavamiento 17.591.229 15,5
Otros procesos 2.707.258 2,3
TOTAL PROCESOS DEGRADATIVOS 112.436.513 98,4

Tabla 2. Movimientos masales en Colombia 1981 – 2001 (Galvez, et al. , 1989 – IDEAM, 2001*).
Depto. Nº
Nº Nº Nº Otras
Año más Eventos %
Eventos Muertos Heridos pérdidas
afectado Depto.
1981 34 89 2 Antioquía 23 67,6
1982 122 93 -- Caldas 9 7,3
1983 24 197 -- Antioquía 7 29,1
1984 16 37 65 R/da y Antioquía 4 25
1985 20 -- -- Antioquía 6 30
1986 35 51 26 Norte Sant. 6 17,1
1987 125 580 54 Caldas 75 60
1999* 417 -- -- Antioquía 56 13,4
Nov 2000* 10 16 12 Tolima 3 30 125 damnificados
Marzo 2001* 3 1 -- Tol. -R/lda.-C/marca 1 100 409 familias damn.
Abril 2001* 2 -- -- Nariño 2 100
Mayo 2001* 5 -- 28 Tolima 2 40 1.785 damn.
Junio 2001* 3 4 -- Antioquía 2 66 22 familias damn. y vías
Julio 2001* -- -- -- Cundinamarca 1 100 Daños Infraestructura vial

Es común encontrar movimientos masales por toda la Zona Cafetera (Figura 1), los cuales
crecen todos los años en períodos lluviosos, sin que se les de solución alguna, ya que por lo
general son considerados como problemas de no solución por los costos muy altos de
control debido al desconocimiento de las causas del problema y de soluciones económicas
apropiadas.

3.2 Efecto de la vegetación arbórea y arbustiva en la estabilización de los suelos a los


movimientos masales.

La vegetación arbórea y arbustiva permite que se presenten sistemas radicales de anclaje


mayor en lo profundo y hacia los lados en el perfil del suelo, aumentando su resistencia a la
ruptura, facturación o fallamiento y con ello la estabilidad del terreno a los movimientos
masales (Figura 2).
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Figura 1. Movimientos masales en suelos formados a partir de materiales metamórficos en


el Norte de Caldas (Pácora, Aranzazu y la Merced).

Figura 2. Sistema de raíces de la vegetación arbórea la cual permite mayor anclaje en lo


profundo y hacia los lados en el perfil del suelo

Esto ha sido corroborado por trabajos reportados por el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi (IGAC), realizados por Florez (1986) en el área comprendida entre Manizales y
Chinchiná, mediante seguimiento aerofotográfico y comprobaciones de campo, de zonas
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con sistemas agroforestales que pasaron a monocultivos, en suelos inestables pedregosos,


de pendientes fuertes y longitudes largas. Se comprobó que después de dos a seis años de
transformado el sistema agroforestal, con eliminación de las especies forestales, se
presentaron en épocas lluviosas ocho derrumbes por km2, debido a la pérdida de estabilidad
de los suelos como consecuencia de la suspensión del anclaje y amarre ejercido por los
sistemas radicales de los árboles forestales, ya que al cortarlos se inicia un proceso de
pudrición de las raíces. Lo anterior es confirmado por varios autores quienes afirman que
un tiempo después de remover la vegetación en zonas montañosas, aumenta la frecuencia y
la cantidad de deslizamientos y derrumbes (Waldron, 1977; Ziemer, 1981; O’Loughlin y
Ziemer, 1982; Abe y Ziemer, 1991; Watson et al, 1999). Las raíces de las plantas
aumentan la resistencia a la ruptura del suelo, en forma directa por reforzamiento mecánico
e indirectamente por la extracción del agua del suelo por transpiración (Waldron, 1977),
haciendo que el suelo permanezca en condición de campo, es decir con un contenido de
humedad que permita el desarrollo normal de las plantas. El refuerzo mecánico se
manifiesta en un aumento considerable en la componente cohesiva, debido al peso de la
vegetación y a la interacción entre el suelo y las raíces (O’Loughlin y Ziemer, 1982). De
ahí, que la vegetación al remover cantidades considerables de agua del suelo por
evapotranspiración, disminuye la presión de poros del suelo. Por consiguiente cuando se
remueve la vegetación se acelera la ocurrencia de deslizamientos, debido a que se aumentan
las presiones intersticiales que disminuyen la resistencia a la ruptura del suelo en un 60%
(Swanston, 1969; citado por Ziemer, 1981).

El efecto protector de la vegetación maderable en la estabilidad de laderas ha sido un tema


muy debatido y estudiado en los últimos años y ha ganado un reconocimiento considerable,
especialmente en el reforzamiento dado por las raíces de los árboles a la resistencia a la
ruptura del suelo (Abe y Ziemer, 1991b; Coppin y Richards, 1990; citados por Gray y Sotir,
1996; Suárez, 1998; O’Loughlin y Ziemer, 1982). La mayoría de estudios relacionados con
el tema, se han desarrollado en Austria, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Japón,
Nepal y Alemania (Coker y Flores, 2000) y Ahora último por Rivera (1999c) en la Zona
Cafetera Colombiana.

Los movimientos masales se han constituido en uno de los fenómenos naturales más
destructivos que afectan a los humanos en el mundo entero, causando grandes catástrofes,
víctimas humanas y pérdidas por miles de millones de dólares cada año tanto en zonas
urbanas como rurales (Blume, et al, 1998, citado por Suárez, 1998).

Se estima que las perdidas causadas por este tipo de proceso degradativo, constituyen una
cuarta parte de las pérdidas totales ocasionadas por desastres naturales (Van Westen, 1994),
ya que se causan daños grandes a instalaciones, propiedades y vías de transporte y se
pierden áreas extensas de suelos agrícolas y forestales (Gray y Sotir, 1996).

La tala completa de la vegetación arbórea para el establecimiento de pastos y cultivos


genera una inestabilidad de las formaciones superficiales expresada por una gran cantidad
de movimientos en masa. En pendientes fuertes, parte de la estabilidad se debe al
enraizamiento (Rice, 1977 citado por Florez, 1986), tanto por el anclaje vertical como por
el horizontal (Gray, 1971, Dyrnes, 1967, citados por Florez, 1986).
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Los daños ocasionados a las vías se traducen en pérdidas económicas para la


comercialización y en inversiones altas en obras de mantenimiento y control. En los
Estados Unidos, la reparación de los daños causados por deslizamientos en las autopistas
federales le generó a ese país en 1973, gastos por 50 millones de dólares y en el sistema de
vías forestales en 1975 gastos cercanos a los 82 millones de dólares (Gray y Sotir, 1986).

De acuerdo con estudios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) (Florez, 1986),
la construcción de vías por zonas de inestabilidad potencial, acelera la remoción en masa y
las convierte frecuentemente en sitios de inestabilidad crónica, con reactivaciones en cada
período lluvioso.

Lo anterior ha conducido a la Disciplina de Conservación de Suelos de Cenicafé desde el


año 1989 a establecer, evaluar y hacer seguimiento en forma continuada e ininterrumpida
hasta la fecha, de una gran cantidad de prácticas preventivas y de control de erosión y de
los movimientos masales, estos últimos mediante obras bioingenieriles adecuadas de
conducción de aguas de escorrentía y aguas subsuperficiales.

3.2.1 Resistencia al cortante Tangencial

El esfuerzo cortante, es definido por la siguiente ecuación, llamada la Ley de Coulomb,

σn tan Φ
S = Cσ

Donde S es el esfuerzo cortante, C es la cohesión del suelo, σn esfuerzo normal sobre un


plano crítico, tan Φ es el coeficiente de fricción y Φ es el ángulo de fricción interna
(Lal,1990). Terzaghi (1925) citado por Lal (1990), reportó la importancia de la presión de
los poros con agua sobre el esfuerzo cortante. Existe una forma modificada de esta
ecuación, llamada ecuación de esfuerzo cortante de Coulomb-Hvorslev (Hvorslev, 1937
citados por Lal, 1990).

S = C’ + σ’ tan Φ’

Donde C’ es la cohesión efectiva del suelo (o efecto de la atracción entre partículas), σ’ es


el esfuerzo normal efectivo y Φ’ es el ángulo efectivo de la fricción normal. El esfuerzo
efectivo es dado por

σ’ = σ - U
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Donde σ’ es el esfuerzo efectivo o intergranular, σ es el esfuerzo total y U es la presión de


los poros de agua (Lal,1990).

En trabajo realizado en la Zona Cafetera Colombiana, con cinco unidades de suelos


contranstantes, se encontró que las unidades Chinchiná y Montenegro melanudands
presentaron resistencia al cortante tangencial promedio de (112,37 kPa y 106,94 kPa,
respectivamente), con diferencias altamente significativas en relación con las unidades
Fresno, Melanudands (84,97 kPa), Guamal (69,65 kPa) y Parnaso (43,83 kPa) Typic
eutropepts, las cuales presentan diferencias altamente significativas entre sí y con todas las
unidades de suelos estudiadas. Los valores mas altos están en la unidad Chinchiná (112,37
kPa) y los más bajos en Parnaso (43,83). Esta es una de las razones por las cuales en suelos
de la unidad Parnaso y Guamal, se presentan problemas graves de remociones masales a
gran escala, en los períodos muy lluviosos, especialmente cuando el uso del suelo es
monocultivo con sistemas radicales superficiales (0-30cm de profundidad), fenómeno que
no ocurre o solo se presenta a escala pequeña, cuando los sistemas de uso del suelo son
Agroforestales, Agropastoriles, Silvopastoriles o Agrosilvopastoriles (Figura 2).

Estos resultados dieron lugar a investigar la influencia del sistema radical de algunas
especies arbóreas y arbustivas de la Zona Cafetera Colombiana sobre la resistencia directa
en el campo al cortante tangencial (Tablas 3 y 4)

Tabla 3: Características del sistema radical de algunas especies vegetales de la zona


cafetera colombiana (Barrera1 y Rivera2, 2002, sin publicar).

Longitud Profundidad
Relación
Especie Promedio raíces promedio sistema
suelo/raíces (%)
laterales (m) radical (m)
Cordia alliodora 11,7 2,8 0,01
Inga codonantha 5,5 2,2 0,10
Trichanthera gigantea 5,0 1,6 0,11
Coffea arabica 1,2 0,60 0,036

Tabla 4 Resistencia al cortante tangencial promedio (kPa) de algunas especies vegetales de


la zona cafetera colombiana (Barrera1 y Rivera2, 2002, sin publicar).

Profundidad (cm)
Especie 0-20 20-80 80-120
kPa
Cordia alliodora 55,65 64,97 76,00
Inga codonantha 40,28 60,31 76,33
Trichanthera gigantea 52,63 70,52 57,53
Coffea arabica 36,36 44,21 55,50
Testigo 34,16 43,39 53,61

1
Jorge Barrera Gutiérrez, trabajo de Tesis de pregrado de Ingeniería Forestal de la Universidad Distrital de Bogotá.
2
José Horacio Rivera Posada, Ingeniero Agrónomo, Ph.D., Líder Disciplina Conservación de Suelos, Cenicafé
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4. Filtros vivos

Los filtros vivos, consisten en la construcción de zanjas en espina de pescado, en sentido de


la pendiente del terreno de 0,5 a 1 m de profundidad. Estas Zanjas se llenan con varios
tendidos (3 a 4) de guaduas jóvenes (menores de dos años de edad) para que rebroten
fácilmente, o con ramas vivas de quiebrabarrigo, matarratón, leucaena entre otras, tendidas
a todo lo largo y en el sentido de la pendiente. La longitud de la guadua y las ramas vivas
pueden ser de 1 a 3 m dependiendo de la irregularidad del terreno, las cuales se colocan
unas a continuación de otras en forma ininterrumpida hasta el drenaje natural bien
protegido (Figura 3). La finalidad de estos filtros es la de sacar del terreno lo más
rápidamente posible los excesos de agua saturantes y dejarlo en una condición de capacidad
de campo que impida su desplazamiento ladera abajo. A la vez el material vivo rebrota y
aumenta el amarre, anclaje y cohesión del terreno. Existen formulas para determinar el
espaciamiento entre drenajes, como la formula general de Hooghoudt (Pizarro 1978), que
consiste en:

L2 = 8K2hd/R + 4K1h2/R

Siendo:

L: espaciamiento entre drenajes (m)


R: percolación (m/día)
K1: permeabilidad del estrato situado sobre los drenajes (m/día)
K2: permeabilidad del estrato situado bajo los drenajes (m/día)
h: altura de la capa freática en su punto medio, respecto al nivel de los drenajes (m)
d: espesor equivalente de Hooghoudt, que depende de L, D (espesor del estrato a través del
cual se mueve el agua y r (radio de los drenajes).

El primer sumando 8K2hd/R se refiere al movimiento del agua por debajo de los drenajes, y
el segundo, 4K1h2/R, al movimiento por encima.

No obstante, en zonas de ladera y especialmente en aquellos sitios irregulares y totalmente


inestables, es preferible hacer un sistema de drenajes en forma empírica, buscando los
afloramientos de agua o donde se está acumulando, los cuales son detectados fácilmente ya
sea utilizando un barreno o caminado, ya que por lo general son los lugares más blandos
dentro del terreno al caminar. Por lo general los movimientos masales se presentan en
épocas lluviosas y en lugares donde no se cuenta con información básica para el
establecimiento más técnico de un sistema de drenajes, siendo necesario dar soluciones
inmediatas y sencillas para evitar que el proceso continúe ladera arriba y hacia los lados,
poniendo en peligro el resto de la finca o su infraestructura.

5. Uso de vegetación multistrata en la estabilización de movimientos masales en


Cenicafé Plan Alto.

Cenicafé Plan Alto, se encuentra localizado en el Municipio de Manizales, en el extremo


suroccidental, Cerca a Chinchiná Caldas, entre 1300 a 1600 m de altitud, en la zona de vida
bosque muy húmedo premontano.
12

Figura 3. Filtros en espina de pescado hechos con guadua y nacedero.

Zona altamente lluviosa por naturaleza (2.500 mm promedio anual) con suelos derivados de
rocas anfibolitas, muy meteorizadas y fracturadas, de cohesión baja, donde se hace
necesario el anclaje, refuerzo mecánico y la disminución de presión de poros (desaturación
del terreno) por parte de la vegetación boscosa y arbustiva, para aumentar su estabilidad.
En este caso con una población multistrata de nacedero, guadua, matarratón, leucaena y
guaduilla entre otras especies de la zona, se ha logrado este objetivo en Cenicafé y en
suelos de ladera de toda la Zona Cafetera Colombiana, donde para contrarrestar la
formación de surcos y cárcavas profundas, se hace un manejo adecuado de las aguas de
escorrentía con el establecimiento de trinchos vivos escalonados y manejo de las aguas
subsuperficiales con filtros vivos para la estabilización de movimientos masales.

En la Figura 4 se observa gran cantidad de movimientos masales y las prácticas


bioingenieriles para la recuperación. Estos problemas, se vienen presentando a través de
los años en los taludes altos y bajos de la carretera que conduce a Cenicafé Plan alto e
internamente en las instalaciones de Cenicafé, especialmente en los períodos lluviosos,
aunque también se presentan en ausencia de lluvias derrumbes en seco, conocidos
popularmente como desplomes, indicando la susceptibilidad alta de estos suelos a los
movimientos masales.

En la Figura 5 se presenta la secuencia del proceso de recuperación de un Negativo de


Carretera (pérdida de la banca de la carretera) cerca a la planta eléctrica de Cenicafé (Mayo
de 2000 – Noviembre de 2001).
13

Canal de corona Siembra de estacas de Nacedero Establecimiento de filtros vivos

Construcción de terrazas vivas Terrazas vivas escalonadas Recuperación definitiva


Figura 4. Secuencia de proceso de recuperación de Negativo de Carretera (pérdida de la banca de la
carretera) frente a la entrada de empleados de Cenicafé Plan Alto (1994 – 2001). Se observan filtros vivos en
guadua y una población multistrata, donde el nacedero es planta pionera y fundamental de la recuperación del
problema.

Derrumbe talud bajo de carretera Zanjas profundas parte baja del derrumbe

Zanjas profundas para filtros vivos Filtro vivo, Guadua y estacas de Nacedero Filtros vivos funcionando

Recuperación del área Establecimiento de la vegetación en las terrazas vivas y recuperación del derrumbe

Figura 5. Secuencia de proceso de recuperación de Negativo de Carretera cerca a la planta


eléctrica de Cenicafé (Mayo de 2000 – Noviembre de 2001).
14

Se observa el establecimiento de filtros vivos de guadua y nacedero, conformando una


población multistrata y la construcción de terrazas escalonadas en tierra , reforzadas con
nacedero, guadua (Guadua angustifolia), guaduilla (Phylostachys aurea) y eucaliptus
(Eucaliptus spp).

En la Figura 6 se presenta la secuencia del proceso de recuperación de un movimiento


masal sobre la vía que conduce a Cenicafé Plan Alto (1999 – 2001).

Movimiento masal Establecimiento de filtros vivos de Nacedero

Rebrote de filtros vivos de Nacedero Recuperación del área degradada

Figura 6. Secuencia de procesos de recuperación de movimiento masal sobre la vía que conduce a
Cenicafé Plan Alto (1999 – 2001).

Se retira el derrumbe, se establecen filtros vivos de nacedero, se siembra Arachis pintoi


(Maní forrajero) como cobertura densa de protección contra las lluvias y se complementa
con estacas vivas de nacedero en toda el área del derrumbe.

Lo anterior ha conducido a la Disciplina de Conservación de Suelos de Cenicafé desde el


año 1990 a establecer, evaluar y hacer seguimiento en Cenicafé Plan Alto, en forma
continua e ininterrumpida hasta la fecha, una gran cantidad de prácticas preventivas y de
control de erosión y de los movimientos masales, mediante obras bioingenieriles adecuadas
de conducción de aguas de escorrentía y aguas subsuperficiales, tecnologías desarrolladas
por esta misma Disciplina. A nivel biológico, se ha procedido a cubrir todos los taludes
con vegetación de cubrimiento denso como el maní forrajero (Arachis pintoi), para evitar el
impacto directo de las lluvias y contrarrestar así las pérdidas de suelo por erosión. Para
prevenir los movimientos masales en Cenicafé Plan Alto, se ha recomendado por parte de
la Disciplina de Conservación de Suelos como práctica preventiva primordial, dejar el
bosque existente en sus condiciones naturales de población multistrata, es decir sin
disturbar, para que sirva como un sistema de anclaje, amarre, refuerzo y disminución de la
presión de poros de estos suelos y de la roca anfibolita subyacente, meteorizada y
fracturada, de tal forma que se aumente la cohesión de los suelos y se disminuyan los
movimientos masales en los períodos lluviosos.
15

Esta vegetación, a la vez que actúa como refuerzo al aumentar la cohesión del suelo y de
los materiales fracturados, permite una evapotranspiración permanente, disminuyendo la
presión de poros en el terreno, coeficientes importantes de tener en cuenta en la resistencia
de estas laderas al cortante tangencial, parámetro muy relacionado con los movimientos
masales. Como complemento a la función que esta ejerciendo este bosque natural, se han
venido reforzando los taludes altos y bajos de la carretera que conduce a Plan Alto, con
siembra de vegetación multistrata de buen anclaje profundo y lateral, tales como el
nacedero (Trichanthera gigantea), matarratón (Gliricidia sepium), leucaena (Leucaena
leucocephala), guadua (Guadua angustifolia), guaduilla (Phylostachys aurea), eucaliptus
(Eucaliptus spp), entre otras, buscando con ello la estabilidad de estas laderas, lo cual ya se
ha ido logrando paulatinamente.

6. Experiencias en la recuperación de orillas de cañadas y ríos usando vegetación


multistrata.

Se tienen resultados exitosos con nacedero, matarratón y caña brava en trabajos realizados
en cañadas y ríos en diferentes localidades de la Zona Cafetera Colombiana, utilizando
tratamientos bíoingenieriles y bíotecnologicos.

6.1 Construcción de trinchos vivos.

Estos trinchos deben llevar especificaciones especiales, ya que los caudales de agua son
muy variables en el año y a través del tiempo, debido a la presencia de lluvias de duración e
intensidades diferentes, lo cual conduce a hacer cálculos dispendiosos de intensidades y
caudales máximos, con sus períodos de retorno respectivos y probabilidad de ocurrencia de
los eventos.

No obstante, en la mayoría de los casos, no es posible realizar los cálculos necesarios para
diseñar obras muy precisas, ya que son pocas las regiones del país que cuentan con
información histórica de cantidad e intensidad de lluvias. Además, las soluciones tendrían
que ser dadas por personal muy capacitado, lo que haría aún más costosa la solución. Esto
induce a buscar alternativas con obras baratas, sencillas y eficientes que den un margen de
seguridad alta contra aquellos eventos máximos, como son los trinchos vivos. Estos son
estructuras construidas con materiales vivos existentes en el lugar donde se pretende
manejar las aguas de escorrentía. Son permanentes y de costo bajo, y pueden ser realizados
por los mismos agricultores en la finca.

Los trinchos vivos en zonas de ladera, no pueden asimilarse a un muro de contención en


concreto o de gaviones en piedra. Estos son disipadores simples de energía del agua que
escurre y por tanto, estas estructuras no deben obstruir el paso libre del agua, y como tal, no
pueden ser muy altos (mayores de 1 m), ya que así se convierten en acumuladores de
sedimentos tal como están recomendadas para terrenos planos En zonas de ladera los
trinchos muy altos se pueden volcar fácilmente, represar el caudal de agua y originar
avalanchas catastróficas en épocas de lluvias largas y de intensidades altas (Figura 7).

La formula más sencilla recomendada para calcular el espaciamiento entre trinchos es la


propuesta por Anaya et al.,1977:
16

H
E= x100
S

E = Distancia entre dos trinchos consecutivos (m).


H = Altura efectiva entre trinchos (m).
S = Pendiente de la cárcava (%).

Figura 7. Construcción de trincho vivo en cauce de drenaje natural

Otros autores reportan la misma ecuación con algunas constantes empíricas implícitas
(Kirby y Morgan, 1984; Gray y Leiser, 1982).

En la Figura 7 se observa como el vertedero del trincho de abajo, debe quedar a nivel de la
base del vertedero del trincho de arriba, para evitar el socavamiento y volcamiento de este
último.

Por lo general las pendientes en la Zona Cafetera Colombiana son superiores al 50 %. De


ahí que al hacer los cálculos de distancia entre trinchos para una pendiente del 50 % y una
altura efectiva del trincho de 50 cm, sería necesario hacer trinchos cada 1 m. Esto sería
dispendioso y costoso, por lo cual para un caso de estos se recomiendan los trinchos cada 2
m, siendo necesario hacer seguimiento y evaluación periódicos, para observar si se
presentan socavamientos entre trinchos consecutivos en el cauce de la cárcava o lecho del
drenaje natural, para colocar en dichos sitios una estructura nueva.
17

Con los trinchos vivos, se busca tener una estructura bioingenieril, es decir totalmente viva,
donde el sistema radical de las plantas (estacas vivas) utilizadas en su construcción, se
conviertan en el agente estabilizador principal, mediante el entrecruce del sistema radical
de las mismas.

6.2 Estabilización de cañada en la Finca Rafael Escobar en Supía Caldas.

En la Figura 8 se presenta la secuencia del tratamiento de una cañada en la localidad de


Supía Caldas, con una altitud de 1320 m, precipitación promedio anual de 2254 mm,
temperatura promedio anual de 21,7 °C y suelos Unidad Guamal, typic eutopepts, altamente
susceptibles a la erosión superficial y movimientos masales (Rivera, 1999c).

Zanjas a través de la pendiente para empotramiento de trincho vivo de Guadua y Nacedero

Construcción de trinchos vivos escalonados Establecimiento de la vegetación multistrata en la quebrada

Figura 8. Secuencia de recuperación de una quebrada erosionada en su cauce y taludes


laterales (Granja Rafael Escobar, Supía, Caldas).

Se observa la construcción de trinchos vivos escalonados, construidos en guadua (Guadua


angustifolia), quiebrabarrigo (Trichanthera gigantea)y cañabrava (Gynerium sagittatum),
con el fin de estabilizar el cauce evitando su profundización y el socavamiento de taludes.
Los trinchos van bien empotrados en el cauce y en los taludes, para evitar su socavamiento,
siguiendo las instrucciones sobre construcción de trinchos vivos (Rivera, 2002). Los
trinchos se inician de arriba hacia abajo, con el fin de ir disipando la energía del agua
paulatinamente.
18

6.3. Estabilización de cañada en la Finca La Sirena en Sevilla Valle.

En la Figura 9 se presenta la secuencia del tratamiento de una cañada en la localidad de


Sevilla Valle, con una altitud de 1540 m, precipitacion promedio anual de 1617 mm,
temperatura promedio anual de 20,3 °C y suelos Unidad Parnaso, typic eutopepts,
altamente susceptibles a los movimientos masales.

En la Figura 9 se observa la construcción de trinchos vivos escalonados, construidos en


guadua y quiebrabarrigo, con el fin de estabilizar el cauce evitando su profundización y el
socavamiento de taludes. Los trinchos van bien empotrados en el cauce y en los taludes,
para evitar su socavamiento, siguiendo las instrucciones del avance técnico (Rivera, 2002)
sobre construcción de trinchos vivos. Los trincho se inician de arriba hacia abajo al igual
que en el caso anterior.

En la Figura 9 se presenta la estabilización del cauce, y el restablecimiento rápido de la


vegetación multistrata nativa de la zona, en un tiempo menor de tres meses. Esto
demuestra al igual que en el primer caso, como bajo condiciones de buena humedad, la sola
estabilización del cauce y de sus taludes laterales, inducen al establecimiento rápido de la
vegetación natural preexistente.

Figura 9. Secuencia de recuperación de un drenaje natural en la Granja La Sirena en el


municipio de Sevilla Valle.

6.4 Estabilización de tramos de ríos con tratamientos biotecnológicos.

Los tratamientos biotecnológicos se refieren al establecimiento de prácticas usando la


ingeniería convencional de muros en concreto o piedra, complementados con la vegetación
de la zona para aumentar la vida útil de la obra, o permitir que al final perdure el
complemento biológico.

Cuando las aguas del río avanzan y golpean en algunos puntos de la base de sus taludes,
ocurren socavamientos y desplomes, los cuales están relacionados con la presencia de
horizontes sueltos con materiales gruesos (conglomerados) y deleznables, especialmente en
ausencia de raíces de vegetación multistrata. Al ser socavado el segundo horizonte, se
origina el desplome rápido del primero, convirtiéndose en un proceso remontante, que
19

dependiendo de la pendiente y longitud del talud o ladera, puede llegar a desestabilizar gran
parte de la cuenca. La mayoría de los sedimentos que arrastran los ríos, provienen de
socavamientos, desplomes, y retomas de materiales asentados en los tramos medios e
inferiores.

La medida principal de control es el establecimiento de vegetación multistrata a lado y lado


de las corrientes de agua, tales como quiebrabarrigo (Trichanthera gigantea), guadua
(Guadua angustifolia), cañabrava (Gynerium sagittatum), matarratón (Gliricidia sepium),
arboloco (Montanoa quadrangularis), sauce (Salix humboldtiana), leucaena (Leucaena
leucocephala), guaduilla (Phyllostachys aurea), dependiendo de las condiciones climáticas
de la zona.

Al establecer alguna práctica de control de erosión en un río, hay que tener presente el
aumento de los caudales en épocas lluviosas y especialmente con aguaceros de intensidades
altas y duraciones largas. En estos casos la siembra simple de vegetación arbórea y
arbustiva, no es suficiente, ya que el material puede ser transportado fácilmente por el agua.
Por tanto, es necesario en estos casos establecer estructuras biotecnologicas principalmente,
utilizando los recursos disponibles en el lugar.

6.4.1 Estabilización de un Tramo del Río Chinchiná (Chinchiná – Caldas).

En la Figura 10 se observa a la entrada de Cenicafé, un tramo del río Chinchiná, donde el


agua golpea el talud formado de conglomerados y totalmente desprotegido de la vegetación
natural. En este caso, ya se han presentado varios desplomes y perdida del área productiva
en la parte alta. Se sugirieron varias alternativas de control, tales como encauzamiento del
río por el centro del cauce y el establecimiento de estructuras en gaviones. Es muy
importante tener en cuenta en estos casos el costo de las obras, su eficiencia y persistencia
en el tiempo. Encauzar el agua por el centro, es una alternativa sencilla, pero de poca
duración ya que en una sola crecida del río se pueden arrastrar demasiados sedimentos
aguas arriba y colmar nuevamente el cauce con el desvío posterior de las aguas. Las
estructuras en gaviones, presentan una vida útil corta, ya que cualquier contacto de este con
una piedra arrastrada por el río puede reventar el alambre y conducir a que el gavión se
desocupe rápidamente, además, por lo general los gaviones se llenan con piedras pequeñas
que pueden ser arrastradas fácilmente por el agua al quedar el gavión suelto. Estas
estructuras también se pueden volcar en poco tiempo por socavamiento del río en su base.
Lo más recomendable en este tipo de casos, son las obras biotecnologicas (Combinación de
estructuras mecánicas y vivas (plantas)) (Gray y Sotir, 1996; Gray y Leiser, 1982), que
consiste para este caso en conformar un muro con piedras grandes sueltas existentes en el
río, cerca al sitio donde las aguas hacen su impacto contra el talud (Figura 7). Se deja una
playa libre de tres metros entre el muro en piedra y el talud, para ser sembrada
inmediatamente con arboles y arbustos de la región y permitir la regeneración natural de la
vegetación nativa preexistente, especialmente el quiebrabarrigo que se comporta en estos
casos por precocidad en una planta pionera (Figura 7). De esta manera, se logra el
establecimiento de una vegetación multistrata, capaz de estabilizar con su sistema radical y
entrecruce de raíces la base del talud (Figura 7). Esto permite con el paso del tiempo, el
establecimiento de una estructura definitiva y no perecedera. Con este sistema, se logró la
20

estabilización del talud con un ahorro hasta del 82 % en relación con las obras ingenieriles
convencionales.

Talud desprotegido, erosionado por el Río Muro en piedra Siembra de Nacedero y


vegetación multistrata detrás
del muro de piedra
Figura 10. Secuencia de tratamiento biotecnológico sobre el río Chinchiná (Cenicafé,
Diciembre de 2000 a Octubre de 2001).

Todo este cúmulo de experiencias producto de la investigación, han permitido dar


soluciones eficientes, persistentes y de costos muy bajos equivalentes a una reducción del
98 % en relación con las obras de ingeniería convencional. Estos trabajos, están siendo
utilizados como vitrinas demostrativas para hacer transferencia de tecnología a todos los
niveles, es decir, a agricultores, técnicos de todas las profesiones, entidades públicas y
privadas como Comités de Cafeteros de todo el país, Corporaciones Regionales
Autónomas, Alcaldías municipales Universidades, Sociedades de ingenieros, ONG´s,
Fundaciones Ecológicas y de Investigación, Organismos Internacionales como la FAO y el
Banco Mundial. Además, han permitido escribir gran cantidad de publicaciones como
parte de las transferencias de tecnologías (Rivera, 2001; Rivera, 1999a,b; Rivera, 1998).

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