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RESUMEN
Los problemas degradativos más comunes en las zonas de ladera tropicales de Colombia,
son las cárcavas profundas de tipo remontante y los movimientos masales, los cuales son de
diferentes tipos y magnitudes, con consecuencias catastróficas.
∗
Ing. Agrónomo, Doctor en Ingeniería Area Aprovechamiento en Recursos Hidráulicos, MSc. en Suelos y
Aguas y Especialista en Uso, Manejo y Conservación de Suelos, Aguas y Bosques. Segundo Premio
Latinoamericano de la Ciencia del suelo 2001 y Premio Nacional de la Ciencia del Suelo, 1993. Investigador
Científico y Líder por 20 años de la Disciplina de Conservación de Suelos de Cenicafé. Consultor en
Conservación de Suelos y Control de Erosión. Actualmente investigador del CENTRO PARA LA INVESTIGACIÓN
EN SISTEMAS SOSTENIBLES DE PRODUCCIÓN AGROPECUARIA (CIPAV).
Dirección: Calle 68 Nº 28-30 T5 Apto. 1202 Manizales.
E-mail: horaciorivera@telesat.com.co
Celular 315 5415772.
2
de prácticas de tipo biológico y bioingenieril, utilizando como recursos para las soluciones
los materiales disponibles en las fincas de los agricultores, tales como especies vegetales de
fácil propagación vegetativa o por semilla. De esta forma, se ha logrado la recuperación de
procesos avanzados de degradación en corto tiempo (3 meses a tres años), con obras
sencillas acordes con el medio ambiente y a un costo bajo, 2 al 15%, en relación con los
costos de las obras mecánicas convencionales. Se busca, que los tratamientos
bioingenieriles, se conviertan a través del tiempo en obras vivas no perecederas y que estén
acordes con el ambiente natural, sin causar impacto ambiental negativo.
1. INTRODUCCION
Las pérdidas altas de productividad de los suelos por procesos degradativos como la
erosión por el agua, ha conducido a los investigadores de diversos países del mundo a la
realización de estudios numerosos de suelos y aguas para cuantificarla, con el fin de
predecir la erosión tolerable bajo determinadas condiciones (lluvia, suelos, pendiente,
cultivos) lo que facilitaría la selección de prácticas integrales de conservación (prácticas
agronómicas, obras civiles, construcciones, conducción de aguas de escorrentía entre otras),
para diferentes usos del suelo y su protección, a los niveles de finca y cuenca hidrográfica.
Por lo general, se habla hoy día acerca de la Sostenibilidad y Biodiversidad de estas zonas
de ladera, de la competitividad de los agricultores, pero desafortunadamente, nada se está
haciendo para lograrlo, ya que los suelos continúan en un proceso de degradación acelerada
e irreversible. No se puede lograr ser sostenible ni competitivo con suelos agotados para la
agricultura, donde ya se ha perdido la materia prima principal como es la materia orgánica
o en regiones, donde ya no existe suelo y tan solo aflora el material parental que dio su
origen. Tampoco se puede hablar de regulación y almacenamiento de agua en lugares
donde ya ha desaparecido el horizonte orgánico o aflora la roca madre, no se puede hablar
de biodiversidad, donde ya se ha perdido el suelo y a la vez el agua. De ahí que cuando se
3
2. Erosión en Cárcavas
Hudson, 1982, explica la formación y avance ilimitado de una cárcava, mediante la fórmula
de Manning, la cual relaciona el gradiente y la rugosidad del terreno con la velocidad, de
manera que:
V = R2/3 S1/2/n
Una vez ha comenzado la cárcava, el canal es de sección más angular y profunda que la
original, es decir, aumenta R (Radio hidráulico). El cauce esta libre de vegetación, de tal
forma que el coeficiente de rugosidad, n, probablemente disminuye. Para que la velocidad
(V) permanezca constante se debe disminuir el gradiente y esto es lo que ocurre casi
invariablemente; el gradiente del lecho es más llano que el original. A la medida que la
cabeza de la cárcava retrocede curso arriba es mayor la altura de caída del agua. Dicho
tramo es el que experimenta por lo general una erosión más activa. El efecto de cascada es
el que erosiona el suelo ya que salpica y arremolina contra el escarpe. La parte más baja del
mismo se erosiona, dejando la parte alta en saliente, hasta que cae dando lugar a una cara
vertical, momento a partir del cual todo el proceso comienza de nuevo.
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Una vez comienza la cárcava, los cambios se manifiestan en un aumento del radio
hidráulico R, disminución del coeficiente de rugosidad n y una probable disminución del
gradiente S. En resumen, el efecto general es que aumente la velocidad, razón por la cual, la
erosión en cárcavas se perpetua así misma y no se autocorrige.
3. Movimientos masales
Son los desplazamientos de masas de suelo, causados por exceso de agua en el terreno y
por efecto de la fuerza de gravedad.
Por lo general los movimientos masales son conocidos como volcanes por el común de las
gentes. Los movimientos masales, toman nombres diversos (deslizamientos, derrumbes,
coladas de barro, solifluxión, hundimientos desprendimientos y desplomes) (Federación
Nacional de Cafeteros de Colombia, Federacafe,1975), los cuales dependen del grado de
saturación del terreno, velocidad del desplazamiento, profundidad de la masa desplazada y
grado y longitud de la pendiente del terreno. Por tanto, Dolffus (1973) los agrupa con el
nombre de golpes de cuchara, por sus dimensiones siempre pequeñas, profundidad escasa y
su relación directa con la intervención del hombre.
En España los estudios relacionados con las pérdidas debidas a fenómenos naturales, sitúan
a los deslizamientos en el tercer lugar en cuanto a pérdidas económicas, detrás de las
inundaciones y la erosión hídrica (Ayala et al, 1987 citado por Tragsa y Tragsatec, 1994).
Una situación similar se observa en Sudamérica, ya que de acuerdo con estadísticas de la
OEA, los derrumbes se clasifican como uno de los 5 fenómenos naturales más destructivos
y que más pérdidas económicas y número de muertes causan al año. En el período
transcurrido entre 1960 – 1993, los movimientos masales dejaron cerca de 6.084 víctimas
humanas, 4.117 damnificados y alrededor de 7 millones de dólares en pérdidas (OEA;
1994). En Nagasaki, Japón, en 1982, un aguacero intenso (127 mm.h-1), activó 4.300
derrumbes, que causaron la muerte de 299 personas y destruyeron 2.200 casas (Abe y
Ziemer, 1991b).
Tabla 2. Movimientos masales en Colombia 1981 – 2001 (Galvez, et al. , 1989 – IDEAM, 2001*).
Depto. Nº
Nº Nº Nº Otras
Año más Eventos %
Eventos Muertos Heridos pérdidas
afectado Depto.
1981 34 89 2 Antioquía 23 67,6
1982 122 93 -- Caldas 9 7,3
1983 24 197 -- Antioquía 7 29,1
1984 16 37 65 R/da y Antioquía 4 25
1985 20 -- -- Antioquía 6 30
1986 35 51 26 Norte Sant. 6 17,1
1987 125 580 54 Caldas 75 60
1999* 417 -- -- Antioquía 56 13,4
Nov 2000* 10 16 12 Tolima 3 30 125 damnificados
Marzo 2001* 3 1 -- Tol. -R/lda.-C/marca 1 100 409 familias damn.
Abril 2001* 2 -- -- Nariño 2 100
Mayo 2001* 5 -- 28 Tolima 2 40 1.785 damn.
Junio 2001* 3 4 -- Antioquía 2 66 22 familias damn. y vías
Julio 2001* -- -- -- Cundinamarca 1 100 Daños Infraestructura vial
Es común encontrar movimientos masales por toda la Zona Cafetera (Figura 1), los cuales
crecen todos los años en períodos lluviosos, sin que se les de solución alguna, ya que por lo
general son considerados como problemas de no solución por los costos muy altos de
control debido al desconocimiento de las causas del problema y de soluciones económicas
apropiadas.
Esto ha sido corroborado por trabajos reportados por el Instituto Geográfico Agustín
Codazzi (IGAC), realizados por Florez (1986) en el área comprendida entre Manizales y
Chinchiná, mediante seguimiento aerofotográfico y comprobaciones de campo, de zonas
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Los movimientos masales se han constituido en uno de los fenómenos naturales más
destructivos que afectan a los humanos en el mundo entero, causando grandes catástrofes,
víctimas humanas y pérdidas por miles de millones de dólares cada año tanto en zonas
urbanas como rurales (Blume, et al, 1998, citado por Suárez, 1998).
Se estima que las perdidas causadas por este tipo de proceso degradativo, constituyen una
cuarta parte de las pérdidas totales ocasionadas por desastres naturales (Van Westen, 1994),
ya que se causan daños grandes a instalaciones, propiedades y vías de transporte y se
pierden áreas extensas de suelos agrícolas y forestales (Gray y Sotir, 1996).
De acuerdo con estudios del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) (Florez, 1986),
la construcción de vías por zonas de inestabilidad potencial, acelera la remoción en masa y
las convierte frecuentemente en sitios de inestabilidad crónica, con reactivaciones en cada
período lluvioso.
σn tan Φ
S = Cσ
S = C’ + σ’ tan Φ’
σ’ = σ - U
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Estos resultados dieron lugar a investigar la influencia del sistema radical de algunas
especies arbóreas y arbustivas de la Zona Cafetera Colombiana sobre la resistencia directa
en el campo al cortante tangencial (Tablas 3 y 4)
Longitud Profundidad
Relación
Especie Promedio raíces promedio sistema
suelo/raíces (%)
laterales (m) radical (m)
Cordia alliodora 11,7 2,8 0,01
Inga codonantha 5,5 2,2 0,10
Trichanthera gigantea 5,0 1,6 0,11
Coffea arabica 1,2 0,60 0,036
Profundidad (cm)
Especie 0-20 20-80 80-120
kPa
Cordia alliodora 55,65 64,97 76,00
Inga codonantha 40,28 60,31 76,33
Trichanthera gigantea 52,63 70,52 57,53
Coffea arabica 36,36 44,21 55,50
Testigo 34,16 43,39 53,61
1
Jorge Barrera Gutiérrez, trabajo de Tesis de pregrado de Ingeniería Forestal de la Universidad Distrital de Bogotá.
2
José Horacio Rivera Posada, Ingeniero Agrónomo, Ph.D., Líder Disciplina Conservación de Suelos, Cenicafé
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4. Filtros vivos
L2 = 8K2hd/R + 4K1h2/R
Siendo:
El primer sumando 8K2hd/R se refiere al movimiento del agua por debajo de los drenajes, y
el segundo, 4K1h2/R, al movimiento por encima.
Zona altamente lluviosa por naturaleza (2.500 mm promedio anual) con suelos derivados de
rocas anfibolitas, muy meteorizadas y fracturadas, de cohesión baja, donde se hace
necesario el anclaje, refuerzo mecánico y la disminución de presión de poros (desaturación
del terreno) por parte de la vegetación boscosa y arbustiva, para aumentar su estabilidad.
En este caso con una población multistrata de nacedero, guadua, matarratón, leucaena y
guaduilla entre otras especies de la zona, se ha logrado este objetivo en Cenicafé y en
suelos de ladera de toda la Zona Cafetera Colombiana, donde para contrarrestar la
formación de surcos y cárcavas profundas, se hace un manejo adecuado de las aguas de
escorrentía con el establecimiento de trinchos vivos escalonados y manejo de las aguas
subsuperficiales con filtros vivos para la estabilización de movimientos masales.
Derrumbe talud bajo de carretera Zanjas profundas parte baja del derrumbe
Zanjas profundas para filtros vivos Filtro vivo, Guadua y estacas de Nacedero Filtros vivos funcionando
Recuperación del área Establecimiento de la vegetación en las terrazas vivas y recuperación del derrumbe
Figura 6. Secuencia de procesos de recuperación de movimiento masal sobre la vía que conduce a
Cenicafé Plan Alto (1999 – 2001).
Esta vegetación, a la vez que actúa como refuerzo al aumentar la cohesión del suelo y de
los materiales fracturados, permite una evapotranspiración permanente, disminuyendo la
presión de poros en el terreno, coeficientes importantes de tener en cuenta en la resistencia
de estas laderas al cortante tangencial, parámetro muy relacionado con los movimientos
masales. Como complemento a la función que esta ejerciendo este bosque natural, se han
venido reforzando los taludes altos y bajos de la carretera que conduce a Plan Alto, con
siembra de vegetación multistrata de buen anclaje profundo y lateral, tales como el
nacedero (Trichanthera gigantea), matarratón (Gliricidia sepium), leucaena (Leucaena
leucocephala), guadua (Guadua angustifolia), guaduilla (Phylostachys aurea), eucaliptus
(Eucaliptus spp), entre otras, buscando con ello la estabilidad de estas laderas, lo cual ya se
ha ido logrando paulatinamente.
Se tienen resultados exitosos con nacedero, matarratón y caña brava en trabajos realizados
en cañadas y ríos en diferentes localidades de la Zona Cafetera Colombiana, utilizando
tratamientos bíoingenieriles y bíotecnologicos.
Estos trinchos deben llevar especificaciones especiales, ya que los caudales de agua son
muy variables en el año y a través del tiempo, debido a la presencia de lluvias de duración e
intensidades diferentes, lo cual conduce a hacer cálculos dispendiosos de intensidades y
caudales máximos, con sus períodos de retorno respectivos y probabilidad de ocurrencia de
los eventos.
No obstante, en la mayoría de los casos, no es posible realizar los cálculos necesarios para
diseñar obras muy precisas, ya que son pocas las regiones del país que cuentan con
información histórica de cantidad e intensidad de lluvias. Además, las soluciones tendrían
que ser dadas por personal muy capacitado, lo que haría aún más costosa la solución. Esto
induce a buscar alternativas con obras baratas, sencillas y eficientes que den un margen de
seguridad alta contra aquellos eventos máximos, como son los trinchos vivos. Estos son
estructuras construidas con materiales vivos existentes en el lugar donde se pretende
manejar las aguas de escorrentía. Son permanentes y de costo bajo, y pueden ser realizados
por los mismos agricultores en la finca.
H
E= x100
S
Otros autores reportan la misma ecuación con algunas constantes empíricas implícitas
(Kirby y Morgan, 1984; Gray y Leiser, 1982).
En la Figura 7 se observa como el vertedero del trincho de abajo, debe quedar a nivel de la
base del vertedero del trincho de arriba, para evitar el socavamiento y volcamiento de este
último.
Con los trinchos vivos, se busca tener una estructura bioingenieril, es decir totalmente viva,
donde el sistema radical de las plantas (estacas vivas) utilizadas en su construcción, se
conviertan en el agente estabilizador principal, mediante el entrecruce del sistema radical
de las mismas.
Cuando las aguas del río avanzan y golpean en algunos puntos de la base de sus taludes,
ocurren socavamientos y desplomes, los cuales están relacionados con la presencia de
horizontes sueltos con materiales gruesos (conglomerados) y deleznables, especialmente en
ausencia de raíces de vegetación multistrata. Al ser socavado el segundo horizonte, se
origina el desplome rápido del primero, convirtiéndose en un proceso remontante, que
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dependiendo de la pendiente y longitud del talud o ladera, puede llegar a desestabilizar gran
parte de la cuenca. La mayoría de los sedimentos que arrastran los ríos, provienen de
socavamientos, desplomes, y retomas de materiales asentados en los tramos medios e
inferiores.
Al establecer alguna práctica de control de erosión en un río, hay que tener presente el
aumento de los caudales en épocas lluviosas y especialmente con aguaceros de intensidades
altas y duraciones largas. En estos casos la siembra simple de vegetación arbórea y
arbustiva, no es suficiente, ya que el material puede ser transportado fácilmente por el agua.
Por tanto, es necesario en estos casos establecer estructuras biotecnologicas principalmente,
utilizando los recursos disponibles en el lugar.
estabilización del talud con un ahorro hasta del 82 % en relación con las obras ingenieriles
convencionales.
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