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LA PUERTA

pastor Carlos león

“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí,
como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que
sucederán después de estas.”.
Apocalipsis 4:1
INTRODUCCIÓN

En los capítulos 2 y 3 hemos visto al Cristo Resucitado andando entre sus Iglesias en la Tierra.
Ahora cambia la escena a la corte del Cielo. La expresión “Después de esto” nos introduce a una
nueva sección donde ya no se mencionará la iglesia hasta el capítulo 19 en las bodas del Cordero. y
abrirá la sección de la adoración celestial y la ira de Dios. Este capítulo abre una nueva sección en el
libro de Apocalipsis que revelo los hechos terribles que han de ocurrir en el futuro y que se conoce
como el periodo de la gran tribulación o la semana número 70 de Daniel.

Sin embargo, salta la pregunta, ¿pasará la iglesia por la gran tribulación? En cuanto a si la iglesia
atravesará por este período, hay diferentes posiciones que se relaciona directamente con lo que
nosotros llamamos el rapto de la iglesia. Cuando estudiamos el mensaje a la iglesia de Filadelfia
vimos la promesa que Jesús le hace en cuanto a librarle de la hora de prueba que ha de venir sobre
el mundo entero, lo cual creemos es la promesa de que la iglesia no atravesará por el período de la
gran tribulación.

Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba
que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra”.
Apocalipsis 3:10

Inmediatamente después del mensaje a las 7 iglesias encontramos una puerta abierta y una voz
como de trompeta que le dice a Juan “sube acá” lo cual creemos que es una referencia al rapto de la
iglesia, pero ¿por qué creemos eso? Las razones son las siguientes:

1. El termino iglesia no vuelve a aparecer, su última mención es hasta el capítulo 3 (en el


mensaje a las 7 iglesias) y a partir del capítulo 4 inician una serie de acontecimientos
relacionados con la gran tribulación donde sus protagonistas son Israel, los pueblos gentiles
no se hallan arrepentido, satanás y las dos bestias lo cual sería un indicador de que la iglesia
no atravesará por este periodo de gran angustia.

2. La iglesia del Señor aparece hasta el capítulo 19 donde se habla de las bodas del Cordero,
después de haber terminado con los juicios y antes de hablar del Milenio en el siguiente
capítulo. Sin embargo, no aparece directamente con el nombre de iglesia, sino con el de la
esposa del Señor: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las
bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de
lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los
santos”, (Apocalipsis 19:7-8).

3. Creemos que la esposa del Señor es la iglesia ya que en el Nuevo Testamento se le da este
título, el cual no es exclusivo de Israel. En la Biblia podemos hallar algunas evidencias que
corroboren esta aseveración. Por ejemplo, Pablo se refirió a la iglesia como una novia que
estaba cuidando para entregarla al Novio, Cristo: “Porque os celo con celo de Dios; pues os
he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo”, (2
Corintios 11:2). En el último capítulo de Apocalipsis aparece una exclamación de anhelo por
la venida de nuestro Señor Jesús donde el Espíritu y la esposa dicen ¡ven!: “Y el Espíritu y la
Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven”, (Apocalipsis 22:17).

Obviamente la Esposa en este versículo es la iglesia, ya que ni Israel, ni los pueblos gentiles ansían
su regreso. Por tanto, basado en estos argumentos creemos que la iglesia no pasará por la gran
tribulación y esta será librada por medio del rapto.

EL RAPTO DE LA IGLESIA

“Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos,
los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al
Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con
estas palabras”.
1 Tesalonicenses 4:16-18

La palabra rapto viene de la palabra latina raptus que significa ser arrebatado, así como cuando el
águila caza su presa.
En 1 Tesalonicenses la palabra griega que se traduce como arrebatados es harpadso (ἁρπάζω).
Cuando Pablo escribió esta carta, la iglesia en Tesalónica espera ansiosamente el regreso de Cristo
por su iglesia; sin embargo, la persecución arreciaba y muchos creyentes comenzaron a morir lo que
provocaba una enorme tristeza en el corazón de ellos ya que se preguntaban ¿qué de aquellos que
ya habían muerto para cuando el Señor regresara por su iglesia?
Pablo les responde que tendrán una misma gloria los que ya habían muerto y los que estuvieran
vivos. Les dice que no deben tener tristeza como los que no tienen ninguna esperanza. Ante la
muerte, el mundo pagano se encontraba sumido en la desesperación. Se enfrentaban con ella con
una sombría resignación y una árida desesperanza.

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
Juan 11:25

En este pasaje de 1ª Tesalonicenses 4:16-18 está clara la enseñanza del rapto, sin embargo,
veamos en que consiste.

El rapto es únicamente para la iglesia.

“… los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos
quedado, seremos arrebatados…”
1 Tesalonicenses 4:16b-17ª

Tal y como Pablo lo menciona en 1 Tesalonicenses 4:16-18 el rapto es exclusivo para los creyentes
y en él podemos ver el siguiente orden:
Primeramente, los muertos en Cristo resucitarán.
Luego los que hallamos quedado para aquel tiempo seremos arrebatados para recibir al Señor en el
aire.

Nuestro cuerpo corruptible será transformado en uno glorioso venciendo a la muerte.

“He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un
momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los
muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario
que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto
corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces
se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu
aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder
del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro
Señor Jesucristo”.
1 Corintios 15:51-57

Podríamos preguntarnos si los muertos en Cristo resucitarán, qué hay de aquellos que han muerto y
sus cuerpos ya no existen. Otros preguntarían qué de aquel hombre que fue a la guerra y pisando
una mina perdió la vida y una pierna que nunca fue encontrada.
Posteriormente su cuerpo fue arrojado al mar y la mayor parte de su cuerpo fue devorado por los
tiburones, la otra que no fue consumida se descompuso y se dispersó en el océano, cayendo y
siendo absorbido por el plantum del cual se alimentaron los caballitos de mar, luego un caballito de
mar fue devorado por un gran pez el cual fue pescado y consumido por un ser humano.
La pregunta sería ¿cómo hará el Señor para resucitar su cuerpo si ya no existe? La repuesta es
fácil. En el libro de Ezequiel encontramos una escena de un valle lleno de huesos secos en gran
manera los cuales no tenían esperanza de vida, los huesos estaban todos regados de tal manera
que era imposible tratar de armar el esqueleto ya que estaban todos revueltos. Sin embargo, Dios le
mostro a Ezequiel que podía realizar el milagro.

“La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un
valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que
eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera. Y me dijo: Hijo de
hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes. Me dijo entonces: Profetiza sobre
estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos
huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros,
y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y
sabréis que yo soy Jehová. Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo
profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he
aquí tendones sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos; pero no había en
ellos espíritu. Y me dijo: Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Así ha dicho
Jehová el Señor: Espíritu, ven de los cuatro vientos, y sopla sobre estos muertos, y vivirán. Y
profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies;
un ejército grande en extremo”.
Ezequiel 37:1-10
Aunque Ezequiel 37:1-14 se trata de una visión que habla de cómo iba a restaurar al pueblo de Israel
a su nación, podemos también agregar que para Dios no hay nada imposible y él es capaz de
resucitarnos aun cuando nuestro cuerpo no exista.
También puede darse el hecho de que Jesús nos resucite con un cuerpo nuevo. El texto dice: los
muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. La palabra
incorruptible proviene del griego afzartos (ἄφθαρτος) que hace referencia a algo incapaz de
corromperse, no como lo es nuestro cuerpo actual,
también encontramos la palabra transformados que se traduce del griego alásso (ἀλλάσσω) que
sugiere una transformación a algo totalmente diferente. Por tanto, podríamos decir que Dios puede
resucitarnos a un cuerpo completamente diferente del que actualmente tenemos,
lo cual parece la opción más aceptable. Esto se deja claro cuando el apóstol Pablo recalca la
diferencia entre el actual cuerpo y el cuerpo glorioso que Dios nos dará: Porque es necesario que
esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. (1 Corintios 15:53-
54). En versículos anteriores el Apóstol estaba hablando de la diferencia que hay entre lo espiritual y
lo físico, añadiendo:
“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará en
incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en debilidad, resucitará en
poder. Se siembra cuerpo animal[1], resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo
espiritual”.
1 Corintios 15:42-44

El Rapto de la iglesia es una promesa de Cristo

“No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si
me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy,
vosotros también estéis”.
Juan 14:1-3

En el evangelio Juan 14:1-3 Él los exhorta a tener ánimo, a creer, ya que después de hablarles
acerca de su muerte y pronta partida Él les prometió:
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
La pregunta que podría surgir en este pasaje es: ¿Se refiere a su segunda venida, o está
refiriéndose al rapto de la iglesia? En estos versículos aparece un verbo clave el cual dice os tomaré.
En el griego original proviene de la palabra paralambáno (παραλαμβάνω) la cual sugiere una acción
recibir algo.
Ahora bien, durante el rapto de la iglesia, Jesús recibirá a los suyos en el aire: seremos arrebatados
juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire. Mientras que, en la segunda
venida, los creyentes vendrán en gloria junto con su Señor al final de la gran tribulación ya con los
cuerpos glorificados. Por tanto, parecería que esta promesa es una alusión al rapto de la iglesia,
misma promesa que el apóstol Pablo hablo en 1 Tesalonicenses 4:16-18.

¿Cuándo ocurrirá el Rapto, antes o después de la Gran Tribulación?


Los pasajes bíblicos anteriores nos enseñan acerca del rapto, sin embargo ¿cuándo ocurrirá? En
cuanto a esta pregunta hay tres posiciones:

 El rapto pre - tribulación. “Pre” significa “antes”; por lo tanto, esta opinión declara que Jesús
nos arrebatará para estar con Él antes de los 7 años de la gran tribulación.
 El rapto mid - tribulación. Este punto de vista ensaña de que el rapto de la iglesia ocurrirá a la
mitad de la gran tribulación. Los que apoyan este punto de vista consideran que los pasajes
de (Apocalipsis 6:9-11; 20:4) hablan acerca de la iglesia que atravesará por la gran tribulación;
pero que serán raptados a la mitad de la misma.

 El rapto pos-tribulación. Este punto de vista sostiene que Jesús vendrá al final de la gran
tribulación y por tanto confunden la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo con el rapto.

Nosotros creemos en el rapto pre-tribulación. El apóstol Pablo habla acerca de esto en su segunda
carta a la iglesia de Tesalónica. Prácticamente toca tres temas: nuestra reunión con él, el día del
Señor y la venida de nuestro Señor Jesucristo.

“Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos,
hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por
espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está
cerca.
2 Tesalonicenses 2:1-2

En estos versículos el apóstol Pablo aclara la confusión que los tesalonicenses tenían con respecto a
la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con Él. Ya en su primera carta a los
Tesalonicenses los había exhortado a consolarse con el rapto y la segunda venida de Cristo; pero
por alguna razón después de algún tiempo los tesalonicenses estaban confundidos.
Obviamente en esta epístola Pablo quiere hacer distinción entre la venida de nuestro Señor
Jesucristo, nuestra reunión con él, y el día del Señor.
Cuando Pablo habla acerca de nuestra reunión con él utiliza un verbo en griego que
es episunagogé (ἐπισυναγωγή), el cual significa congregarse o reunirse, de ahí que pensamos que
se refiere al rapto de la iglesia, ya que anteriormente había hablado que los cristianos seriamos
arrebatados junto con los muertos en Cristo que resucitaran primero para encontrarnos en las nubes
con Jesús.
Esto nos habla de una reunión, o como el apóstol lo diría: nuestra reunión con él. Ahora bien,
después de la reunión con Él, viene su segunda venida ya que es en esta cuando Jesús regresa con
su iglesia: “para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios
nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”, (1 Tesalonicenses
3:13).
Por tanto, primero tiene que ocurrir el Rapto para reunirnos con Él en los cielos, y luego Cristo
regresara con su iglesia en su segunda venida al final de la gran tribulación.
El segundo concepto que Pablo toca en esta carta es la venida de nuestro Señor Jesucristo. La
palabra griega que el apóstol usa para referirse a la venida del Señor es parousía (παρουσία), la
cual se refiere a su advenimiento y esta ocurrirá al final de la gran tribulación.
El tercer concepto que Pablo enseña en estos versículos es el día del Señor. Este concepto aparece
también en el Antiguo Testamento, específicamente en los profetas y aparece como el día de
Jehová, tiempo de angustia para Jacob o aquel día y se usa para referirse al día del juicio de Dios a
las naciones. En el Nuevo Testamento este terrible día de juicio se conoce como el periodo de la
Gran Tribulación. El apóstol Pablo en 2 Tesalonicenses nos muestra que realmente esto ocurrirá así.

“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se
manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que
se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose
pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora
vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en
acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez
sea quitado de en medio. Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el
espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida; inicuo cuyo advenimiento es por obra
de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para
los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les
envía un poder engañoso, para que crean la mentira, a fin de que sean condenados todos los que no
creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia”.
2 Tesalonicenses 2:11-12

Pablo explica que la gran tribulación no vendrá sin que antes venga la apostasía y se manifieste el
hombre de pecado (el Anticristo). Ahora bien, el apóstol aclara que este Anticristo no puede aparecer
todavía en el escenario porque hay algo que lo detiene: “Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a
fin de que a su debido tiempo se manifieste. Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad;
sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio. Y
entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá
con el resplandor de su venida”. (2 Tesalonicenses 2:6-8).
Creemos que lo que lo detiene hasta la fecha es la presencia del Espíritu Santo en la iglesia, el único
poder que puede detener al diablo, pero cuando Éste sea quitado el Anticristo aparecerá en acción.
Obviamente esto ocurrirá el día del rapto ya que el Espíritu Santo no puede irse de esta tierra sin la
iglesia del Señor.

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le
conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a
vosotros”.
Juan 14:16-18

Jesús prometió que el Espíritu Santo estaría con nosotros, su iglesia, para siempre; de tal manera
que si Éste se va de esta tierra la iglesia tendría que irse y esto ocurrirá obviamente el día del rapto
de la iglesia. Entonces, recapitulando, el rapto de la iglesia ocurrirá el día que inicie la gran
tribulación, pero, ¿cuándo ocurrirán estos eventos? La fecha exacta es imposible determinar, aunque
el Señor hablo de las señales antes del fin allá en el capítulo 24 de Mateo, también algunas de las
cartas del Nuevo Testamento dejan claro que antes que este día se acerque la apostasía se
manifestará, tal y como lo vimos en 2 Tesalonicenses 2:11-12.

“Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el
Padre. Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo.”.
Marcos 13:32-33
Ante tal realidad Jesús nos exhorta a velar y orar porque nadie sabe el día y la hora en que ocurrirán
estos eventos. Si no fuera así no tendría sentido el hacerlo ya que sabríamos exactamente cuándo
ocurrirían estos hechos.

Diferencias entre el Rapto y la Segunda Venida de Cristo

Otro problema que frecuentemente se encuentra cuando se estudia este tema es el de confundir la
Segunda Venida de Cristo con el Rapto de la iglesia. En el rapto Cristo viene por su iglesia, pero no
pone sus pies en la tierra, sino que se reúne con ella en las nubes. Al sonar de la trompeta los
muertos en Cristo resucitan primero y luego los que estemos vivos para ese tiempo seremos
arrebatados con un cuerpo completamente transformado y glorificado. Nuestra reunión con Él será
en las nubes. Sin embargo, cuando hablamos de su segunda venida nos referimos al evento que
tendrá lugar al final de los 7 años de gran tribulación, cuando Jesús venga con su iglesia. En su
Segunda Venida Cristo vendrá con su iglesia a derrotar al Anticristo y a su ejército, y a establecer su
reinado de mil años en esta tierra, mientras que en el rapto Jesús vendrá a tomar a su iglesia para
que esta no atraviese por la gran tribulación.

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