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4 Cc. SILVA Y LA NOVELA DE FIN DE SIGLO KLAUS MEYER-MINNEMANN Universidad dé Hamburgo d En el primer ltistro de los ‘afios ochenta del siglo’ pasado surge en Francia un nuevo tipo de novela que, debido al. prestigio. cultural que goza ese pais eh aquel tiempo, muy pronto se difunde por Europa y América Latina, Se trata de un tipd de novela que, gn una complicada relacién con las caractersticas mas avanzadas de la sociedad burguesa de la época, proclama su absoluta moderidad, definiéndose, en lo que corresponde a sus rasgos de contenido y expresién, en franca oposicién a la todavia poderosa novela naturalista. En De sobremesa,de José Asuncion Siva, que serd el primer ejempi6 cabel hispanoamericano de este tipo de «novela nueva, segun la expresi6n de un ensayo sefiero de Rodé (1), esta oposicion en relacion a los rasgos de novedad de las demas artes, se ve caracterizada de la siguiente manera blockquote Nota En vez de las prostitutas y de las cocineras, de los ganapanes y de los cempleadillos que ganan cien pesetas al. mes, deléitanse tos novelistas en pintamos grandes damas que se muevén en suavisimos ambientes, magas que realizan los prodigios de los antiguos tetrgos y sabios que poseen los: secretos supremas. Tésnase la mésica de sensual modulacién que acariciaba los ofdos y sugeiia voluptuoses tentacionés;ien, misteriosa voz que habla al cerebro; pasan misticas sombras por-entre ef creptisculo que envuelve las estrofas y toman forma en los lienzos, las visjones del mas-alla. Los exploradores que vueiven Ue la Canaan ideal del arte, trayendo en las manos frutas que tienen sabores desconocidos y deslumbrados por los horizontes que entrevieron, se laman Wagner; Verlaine, Puvis de Chavannes, Gustave Moreau. En manos de los maestros la novela y la erltica son medias de presentar al public los aterradores ° problemas de - la ‘responsabilidad humana y : de .‘discriminar _psicolégicas complicaciones; ya.el lector no pide al libro, que lo divierta sino que lo haga pensar y ver el misterio cut en cada particula del Gran Todo (2). Vale la pena detenerse un momento en esta cita que en el marco intraficcional del mundo de la novela procede.de La pluma de su protagonista José Femandez. Las «prostitutas» y las «cocineras», los «ganapanes» y los «empleadilos que ganan cien pesetas» como aquel M Folantin de la novela corta A-vau-feau (1882) de Huysmans (3), representan metonimicamente a los personajes de la novela naturalista cuyo interés por los pobres y marginados de la sociedad se habia iniciado con Cerminie Lacerteux de Los hermanos Goncourt, una novela que fue publicada en 1865 y saludada calurosamente por el joven Emile Zola (4). Estos personajes vulgares a modo de una Gervaise 0 una Nand (5) son reemplazados ahora, es decir, en el momento en el cual José Fernandez redacta esa nota de su diario y que sefala la casi costaneidad con el momento de la (e-)escritura de la novela en las.pocas semanas que preceden al suicidio de su autor (6), por «grandes damas qué se muever en suavisimos ambientes, magas que realizan los prodigios de los antiguos teurgos 'y sabios que poseen los secretos supremos». El reemplazo. del personal novelistico que seftala losé Fernandez podria hoy parecernos cursi sino se le observa. sobre el ttasfondo de un cambio de enfoque en la narrativa de finales del siglo XIX. Mientras eh la noveld naturalist prevalecia el interés por ina narracién que hacia entendible el porqué de determinados. comportamientos humanos, ios cuales se explicaban -incluso «experimentaiménte» (7)-recurriendo a los detalles de origen, momento y ambiente social de los personajes narrados, en la ariovela nueva», que solo mucho después recibira el nombre de «novela de fin de siglo» (8), dominaba un interés hacia el cémo, ya no tanto de comportamientos humanos, sino de disposiciones. psiquicas complejas en su funcién instigadora de estos ‘comportamientos. En perfecta cofrespondencia con la critica mas exigente de su época, Rodd plante6, casi al mismo tiempo en, que Silva redactaba su novela, que con esta nueva forma de nrarrar, [..] debemos admitir al experto peregrino de nuestro mundo interior, al novelista de la universalidad humana que brinde, en la copa exquisita de sus cuentos, af extracto sutil de sus torturas intelectuales, de sus contemplaciones intinias, de sus estremecimientos profundos, para los curiosos de la inteligencia y los «curiosos de la vida» que quieren ver brilar sobre of frente det Ate la luz que los guie hacia lo hondo en los misterios de fa Idéa y el antro obscuro de la Pasién; 1 rocio que fiota, como exhalacién de playas nuevas, en el ambiente de fos que se lanzan, argonautas del perdido Ideal, a los mares del espiril, para las alias inquietas, anhelantes, para los visionarios del porvenir, que refiejan sobre la profundidad del horizonte humano los mirajes dorados de sus suefios; las raras exquisiteces de su expresién, para los refinados de la forma que iden a la magia omnipotente del verbo la entera imitacién de todos los estremecimientos de la vida, el placer condensado de todas las sensaciones de arte; Ig quintaesencia de sus nostalgia indefnibles y sus penas agudas, para los paladares finds en lo amargo, para los que Anatole France llama los gourmets del dolor (9), Aunque formulada a propésito de un relato de Carlos Reyles, cuyo protagonista a primera vista muy poco tiene que ver con el personaje de la novela De sobremesa de Silva (10), esta larga cita se lee como una evocacién de los estados animicos de José Fernandez, las preocupaciones lterarias de su autor y el pablico lector ideal que, segiin Rod6, quiere «ver brillar sobre la frente del ‘Atte le luz que lofs] gule hacia lo hondo en los misterios de la Idea y en el antro obscuro de la Pasion». Esté claro que el camino hacia estas honduras no podra arrancar de las disposiciones psiquicas de las «prostitutes» y las «cocineras, y tampooo de los, «ganapanes» y «empleadilos» que ganan cien pesetas al mes», por lo menos nd gn ld persp del fin de siglo XIX asumida por José Femandez, sino més bien de las «grandes dahvadi jie se mueven wen suavisimos ambientes» como las protagonistas de II piacere (4888) de Gatfiele D'Annunzio (11), 0 de las «magas que realizan los prodigios de los antiguos, tetrdfosit odo (en. cierta forma) la Mme. Chautelouve de La-bas (1891) de Huysmans © aun deljos ddfbios que poseen los secretos Supremos» 0, por lo menos, creen poseerios como.Adrieh SiXtgen Le disciple (1889) de Paul Bourget. El mismo Bourget, en un importante enayo spbre! Stendhal, habia afimado que sélo los seres superiores eran portadores de experiencias psiquicdS Capaces de, reflejar la totalidad compleja de la vide humana (12), La caracterizaoi6n, de Ja novela finisécular por parte dei protagonist de Silva llama la atencién sobre uf segundo rasgo que la distingue; esta, vez nd de la novela naturalista que también aspiraba a «hacer pensar», sino, de la-narrativa céntemporénea de entretenimiento. También en este aspecto coincitila cor: Rod6 que diagnostioé con.desdén: Hay esplitus vanés para quienes esté enferma toda literatura que no ria, 0 que no duerma, 0 que no sea discreta y canta como podria serio la Musa de Bouvard, 0 que no aspire slo a aque! fin do alegre @ inofensiva diversién que Se cumple sin dejar surcos ni sombras en el alma, y hace de! libro grato arrullo de las cabezas softalientas que conciben el arte como el sueno tranguilo de sus noches y al artista como el juglar que las liberte de! formento odiaso de pensar (13), Rodé, como sabemos, no pudo leer De sobremesa que tan bien encajaba en su descripcién de la «novela nueva». Resultarla, por tanto, vano especular sobre lo que hubiera pensado de la novela de Silva en el conjunto de un juicio suyo que, con todo, no se mostraba enteramente favorable a las novisimas tendencias en la literatura hispanoamericana: Nuestra reaccién antinaturalista es hoy muy clerta, pero es muy candorosa. Nuestro modemismo apenas ha pasado de la superticialidad. Tenemos, si, coloraciones raras, ritmos exéticos, manifestaciones de un vivo afin por la novedad de lo aparente, osadas aventuras en el mundo de la imagen, refinamientos curiosos y sibariticos de la sensacion... Pero el sentimiento apenas ha demostrado conocer las fuentes nuevas de la emocién, y el pensamiento duerme en la sombra, 0 sigue los rumbos conocidos, 0 representa sdlo la manifestacin de algunas individualidades aisiadas, el vano concitar en que se pierde la voz de espiritus sin séquito (14). Por lo menos en lo que se referia a «las fuentes nuevas de la emocién» 0 el pensamiento contemporéneo, De sobremesa manifestaba fundarse en un conocimiento de experto. Prueba de ello son las muchas lecturas de José Femandez que se mencionan a lo largo del texto. Entre las que més comentarios han recibido por parte de la critica cuenta el Journal de Marie Bashkirtseff, que se habia publicado en forma mutiiada, como saberos hoy, en dos tomos en Paris en 1887 (15). José Femandez se esfuerza por arrebatar a su autora de Las «rudas manos tudescas» de Max Nordau, imaginéndosela «de acuerdo con las paginas del Diario» (16), el que la joven pintora rusa, fallecida prematuramente victima de la tisis, habia dejado antes de haber podido entregar

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