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Una fábula fantástica un cuento casi de hadas donde Richard Bach hablaba de la

vida de una gaviota, una gaviota común y corriente, una gaviota que vivía donde
había miles donde había cientos y miles de gaviotas. Era tan común que se
llamaba Juan como cualquier Juan, se llamaba Juan Salvador…Gaviota era una
gaviota con un pico con dos hojas con plumas como cualquier otra gaviota que
vivía en esta bandada en un acantilado, todas las mañanas y cientos de gaviotas
extendían sus alas, utilizaban su extraordinaria capacidad de volar para
conducirse unos cien metros mar adentro y es que unos metros mar adentro
había un barco pesquero que arrojaba por la borda los desperdicios de la pesca
del día anterior, pedazos de pescado podrido, escamas, pellejos, y ese era el
alimento de las gaviotas. Todas las mañanas volaban hasta el barco se
alimentaban y regresaban para dormir en la playa, dormían para descansar y
descansaban para hacer exactamente lo mismo. Juan, una gaviota joven, idealista,
se preguntaba: ¿será esto la vida? Dios nos dio esta extraordinaria capacidad de
volar para esto, yo creo que no; y Dios es un Dios es un padre bueno; yo no me
imagino a un padre bueno que nos haya dado la capacidad de soñar si no nos dio
la capacidad de convertir nuestros sueños en realidades , yo creo, se decía, que
arriba debe de haber un cielo, debe de haber un cielo grande para las gaviotas,
cuando decía esto, las grandes autoridades de la comunidad le decían: Juan,
encima de las nubes es un cielo para halcones, está prohibido ir allí no lo intentes,
tus pulmones de gaviota no son capaces de respirar allá arriba no es para ti
conténtate con ser una gaviota, conténtate con alimentarte de carroña para eso
estamos las gaviotas y, Juan no sabía si era ignorancia o sabiduría de sus líderes
pero lo intentó; sabe Dios que lo intentó y durante algunas semanas trató de
comportarse como una gaviota e iba venía de la playa al barco y del barco a la
playa, se alimentaba de carroña, se lastimaba, pero se daba cuenta que las
gaviotas se peleaban, se daba cuenta que había guerras de que había odios de
que entre hermanas se ensangrentaban, se picoteaban se sacaban los ojos por un
pedazo de mediocridad y entonces se dio cuenta y dijo: si de esto se trata ser
gaviota yo renuncio, no estoy dispuesto a vivir mi existencia así; no estoy
dispuesta a conformarme así, no estoy dispuesto; debe de haber algo, debe de
haber algo para las gaviotas; estoy dispuesto a arriesgarlo por todo por intentarlo;
tomó su cuerpo, extendió la envergadura de sus plumas, colocó su rostro justo
hacia el norte junto con el viento con todos sus temores con toda su pasión con
toda su certeza de que había algo mejor, juan: subió y subió y subió… y cuando
cruzó por encima de la última de las nubes descubrió que había un horizonte
extraordinariamente grande un cielo donde cabían sus vuelos donde cabían sus
sueños …donde cabían sus alas…se dio cuenta…se dio cuenta de estaba volando
en un cielo de halcones; cuanto sentido tiene la vida ahora entender que Dios nos
dio alas para volaras, cuando los demás se enteren, qué fantástico, podemos
vencer nuestros límites; hablando de límites ¿Cuál será el límite de la velocidad de
una gaviota? Mis alas ¿a qué velocidad se moverán? Vamos a investigarlo; subió
trescientos metros y empezó a descender a gran velocidad, sesenta kilómetros
por hora, ochenta kilómetros por hora noventa, a ciento veinte y el mar se hacía
grande, muy grande y a Juan le dio muchísimo miedo…e interrumpio el vuelo…
ahí…fue cuando por primera vez se le presento su verdadero gran maestro, una
voz, una voz que nacía en su mente y que se alojaba en su corazón, una voz que
retomaba en su cerebro y le preguntaba… ¿a qué le tienes miedo? ¿qué harías de
tu vida si no tuvieras miedo? ¿tienes miedo a estrellarte en el mar, Juan? ¿tienes
miedo a morir estrellado? Bueno, mira en el peor de los casos si es to fuera, qué:
no es mejor forme de morir que picoteado persiguiendo un pedazo de
mediocridad, un pedazo de pescado podrido, Juan…no tienes nada que perder…
rétate…descúbrete…quítate el miedo; Juan, subió trescientos metros y empezó a
descender a gran velocidad sesenta kilómetros por hora, ochenta, ciento diez
ciento veinte y el mar se hacía grande muy grande y todo pasaba muy rápido,
ciento treinta y cinco ciento cuarenta y siete todo pasaba tan rápido no supo
cómo no supo controlar la situación y Juan se estrelló en el mar…quedó
ensangrentado…adolorido con dolor en el cuerpo con sangre en las plumas…con
un fracaso en el alma…así…como un remedo de ave…Juan se dio cuenta que
seguía vivo empezó a recriminarse ¿por qué me hago esto? Se decía, porque me
obligo a algo que no soy, porque me obligo a tener sueños e ilusiones y
expectativas que no me corresponden, es que Dios no me hizo como halcón, es
que sí tú, sí tú quisieras que volara rápido me hubieras dado alas cortas como los
halcones ¿por qué no me hiciste halcón? ¿y, porque entonces me das sueños de
halcón? Qué injusto, quítame los sueños o dame las alas, pero no me dejes a
medias, mira nada más como me dejé; tengo que aprender como soy y entender
que no tengo alas de halcón, ¿alas de halcón? A…alas de halcón…alas de halcón…
por supuesto…lo que tengo que hacer, al descender encoger las alas mover la
punta y salir de la vertical…por supuesto alas de halcón. Juan, entonces se sacudió
la sangre, se sacudió el dolor y se dio cuenta que en esta vida en muchas
ocasiones cuando estás dando lo mejor de ti y cuando crees que todo va a salir
bien simple y sencillamente se presenta un maestro en la universidad y te dice
tienes algo que aprender; ese maestro se llama: fracaso, S e quito el dolor, se
quitó la sangre y se dio cuenta que el fracaso existe para enseñarte algo, se dio
cuenta señores y señoras, que no es con ganas , d que en este mundo hace falta
más que ganas lo que se tiene que hacer es investigar que tiene que hacer para
lograr lo que quieres lograr y hacerlo. Subió, subió trescientos metros, conforme
iba subiendo se iba diciendo alas cortas , alas cortas como halcón, alas cortas,
trescientos metros; empezó a descender a gran velocidad, sesenta kilómetros por
hora, ochenta , ciento veinte , ochenta kilómetros, ciento veinte, ciento cuarenta
kilómetros, el mar se hacía grande muy grande ciento sesenta, ciento ochenta y
siete, encogió las puntas de las plumas movió apenas las puntas de las plumas y
salió de la vertical a ciento ochenta y siete kilómetros por hora completamente
ileso, Una voz, una voz incendio su corazón e irradió su alma, una voz que gritaba,
lo hice lo logré; ciento noventa y tantos …es que…es que… ni una gaviota alguna
había tenido la capacidad de volar a esa capacidad; y, como nadie nunca lo había
hecho, todos los demás pensábamos que era imposible. Esa noche, juan llegó a su
casa y durmió y por primera vez en su vida, al dormir, descanso. La mañana se
avecinaba, el sol junto con ella y antes de que sol estuviera en lo alto ya había
pájaro arriba, ya había una allá, comprometida con el cielo, comprometida con el
sueño, comprometida, comprometida con sus propios ideales; se hizo la promesa
de no desperdiciar una sola oportunidad para descubrirse así mismo, a aprender
que era capaz una gaviota. Juan aprendió a volar rápido, Juan aprendió a volar
despacio, de día, aprendió a planear, aprendió, sabes, aprendió que si se hacía un
vuelo invertido podría zambullirse a tres o cuatro metros bajo la profundidad del
mar y alimentarse de esos hermosos peces de diferentes colores tan exclusivos
que siempre han estado ahí para ir por ellos. Un día las grandes autoridades le
mandaron llamar: Juan, te queremos en la roca del consejo, y Juan pensó: ya se
dieron cuenta y me quieren llenar de honores, ya se dieron cuenta de que
podemos romper nuestros límites. Juan Salvador Gaviota, por no ser una gaviota
normal, por ser diferente, por desafiar las reglas de esta comunidad, ponerte en
riesgo a ti y a tus hermanas, estás exiliado y lo corrieron de su bandada; la peor
de las humillaciones, lo corrieron por ser diferente, lo corrieron por atreverse a
soñar. Juan se fue, tomó sus sueños t se hizo a la mar. En el exilio, juan descubrió
que el mundo era mucho más grande de lo que él pensaba, conoció el desierto, la
estepa, le dio la vuelta al mundo, se dedicó a la tarea de perfeccionar el vuelo, y
de amar. Cansado, viejo. Un día, en su acantilado privado, en su playa vip.
Llegaron dos gaviotas jóvenes, blancas, resplandecientes, dos gaviotas que
volaban con una perfección extraordinaria. ¿Quiénes son ustedes? Les pregunto.
¿Quiénes son ustedes que aprendieron a volar así tan jóvenes? ¿Quiénes son
ustedes y de dónde vienen? Nosotras, Juan, nosotras somos cómo tú, venimos de
otras bandadas, de otras latitudes, de otros cielos, pero, Cómo tú estamos
comprometidos con los sueños con la grandeza, estamos comprometidos con que
Dios nos dio alas y seguro nos dio un espacio para volar; ¿quieres volar con
nosotros, Juan? ¿quieres ir al siguiente nivel? Y Juan les dijo: estoy viejo, cansado;
cómo, Juan, Juan, es lo que pongas en la mente en el corazón, lo que te atrevas
intentar; ¿quieres venir con nosotras, Juan? ¿Juan, quieres venir a volar? Volar es
lo que soy. Y, se llevaron a Juan, a otro siguiente nivel. Un nivel donde había
pocas pero selectas gaviotas. Todas comprometidas con la grandeza con el sueño.
Todas comprometidas con fabricarse con un mejor estilo de vuelo. Poco tiempo
fue suficiente para que juan se convirtiera en instructor del vuelo y cuando eso
sucedió les dijo: hermanas, me voy, pero, ¿a dónde vas Juan? Voy de regreso a la
vieja bandada, a la del odio, a de la mediocridad, Juan, allá no te quieren, te van
rechazar te ven distinto, si, me ven distinto, me critican porque no saben lo que
yo veo en ellos, ellos ven algo en mí; pero tengo que compartir la oportunidad,
tengo que ir a decirles que hay algo mejor para nosotros. Sí, a mí alguien de joven
me hubiera invitado, sí, a mí alguien de joven me hubiera dicho cómo, hubiera
llegado más rápido y sin dolor; tengo que ir a compartir lo que sé. Juan, regresó,
no le gusto lo que vio, las gaviotas seguían peleándose, pero no habló, actuó,
inicio un vuelo casi perfecto por encima de toda la bandada, no fue hablando fue
con hechos, con su conducta su plan fue fantástico, era infalible; todavía no eran
las seis de la tarde cuando ya eran diez y luego eran catorce y luego las dieciocho
gaviotas jóvenes que se le acercaban y preguntaban ¿oye Juan, nos puedes
enseñar? ¿qué haces y, cómo lo haces? Oye Juan, queremos a volar como tú, oye
Juan es siempre estás de buen humor siempre estás bien ¿nos puedes enseñar?
Juan les decía, sí, es de adentro hacia afuera: abre tú corazón y piérdelo todo;
pierde tus excusas, pierde tus pretextos, pierde tus apatías y pierde tus prejuicios
y vuelve a comenzar, vuelve a comenzar con una oportunidad distinta, tienes que
entender que, de punta a punta, toda la envergadura de tus alas eres una copia
exacta de la gran gaviota.
Todo este tiempo señores y señoras, todo este tiempo no te he estado hablando
de un pájaro, todo este tiempo note he estado hablando de una novela rosa, todo
este tiempo te he estado hablando de ti, he estado hablando de tu vida, he
estado hablando de la forma en que has decidido vivir, he estado hablando de la
cantidad de años que ya usaste y de los que tienes por vivir, todo este tiempo, te
he estado diciendo conceptos reales tan reales como tus manos, tan reales como
tus sueños, reales como tu anatomía misma, Dios te dio la extraordinaria
capacidad de soñar en grande prueba de ello es que tienes sueños en el corazón,
pero Dios hubiera sido muy injusto si no te hubiera dado la capacidad de no
convertir tus sueños es una decisión tuya, y no, va a ser fácil, en muchas
ocasiones por confiar, en muchas ocasiones por dar lo mejor de ti, por confiar te
estrellas y te lastimas y el fracaso duele, sí; y, sale sangre, sí; y, sientes que ya no
puedes más, sí; Y, la gente te traiciona, sí; y, no hay sentido en la vida, sí; sí, sé
que fracasado como todos, como yo, como todos; y, sé que cuando fracasas es
doloroso y, ahí, cuando ya no sabes más la vida te manda una tablita de salvación
que se llama rutina o, que se llama mediocridad, te subes a ella y flotas y puedes
pasar cinco, diez, quince, veinte años flotando ahí en esa rutina; pero mira, el
fracaso es tan contundente que nadie te critica al contrario, critican a los que
intentan salir, ahí, lastimado adolorido: ay, pobrecito animal cómo quedó; mira
por construir sus sueños, ya ves te lo dije, te dije que eso no para ti. Tú mismo, tú
misma, tú mismo, tú misma te haces lo mismo; oye Helios mira como estoy;
Helios, yo tomé un proyecto me comprometí, di lo mejor de mí, después de algún
tiempo mis socios me traicionaron se fueron con el dinero, mira como quedé, ¿y,
así quieres que vuelva a confiar en la gente?, sí; oye helios, mira, pues, conocí una
persona, le di mi corazón, le abrí mi corazón le di mi vida me enamore, me
traiciono, se fue; y, así, quieres que siga creyendo en la gente, sí, sí; oye Helios,
cómo, de dónde saco fuerzas; si, si, la vida no es fácil, si, la vida no es nada fácil
pero afortunadamente, afortunadamente tus alas están diseñadas para volar no
para flotar. Como yo lo veo, este negocio, esta comunidad, esta estructura está
hecha de gente, que antes que tú tuvo sueños y logró caminos y que estando en
su postura de congruencia te dice, oye ¿quieres volar como nosotras? Oye, oye,
hay algo mejor para ti allá arriba, oye, ¿quieres modificar realmente esa realidad?
Ven, nosotros ya supimos cómo, nosotros te decimo cómo, te ayudamos, vamos,
vamos, y es ahí donde tienes que encontrar un motivo interno, es ahí cuando te
miras en el espejo, en tus pupilas, salen las pupilas de esas mágicas personas que
están en tu vida, esas criaturas de diez años, de siete de seis, esa pareja que en las
mañanas te ve y te ve, te ve cómo te vistes, esas criaturas que por la mañana te
ven cómo te vas y te dicen que te vaya bien en el trabajo papito, entonces te das
cuenta que no te hace motivación, entonces te das cuenta que yo no te puedo
motivar, te das cuenta que la motivación es de adentro hacia afuera, sino te
motivan tus hijos, sino te motiva tu pareja, sino te motiva la vida misma, si no son
suficiente para salir y decir basta, basta de apatía, basta de rutina, voy
arriesgarme x cantidad de tiempo, voy hacer esta oportunidad pero al cien con
enfoque y pasión, voy hacer que mis espacios vitales, que mis sueños coronen un
espacio encima de nubes, porque si Dios me dio sueños de halcón seguramente
también me dio la capacidad de aprender, de aprender a volar…como halcón.
Señoras y señores, yo les quiero agradecer enormemente, les quiero agradecer
enormemente su presencia en este lugar pero no por el ego fantástico que tu
aplauso me provoca, no, te quiero agradecer tu presencia en este lugar por la
contundencia en vida y en la gente que tu amas porque en casa dejaste, dejaste a
tus propios motivos, en casa te esperando tus hijos, esos que te ven salir tan
convencidos con tu traje, tan convencidos con tu bizarra, esos que te ven salir y
que te dicen, ojalá, ojalá significa Que Dios quiera, ojalá, ojalá que de verdad
quieras, que de verdad eso sea para bien, y ojalá, ojalá de verdad tomes una
oportunidad, ojalá y ojalá de verdad abras tu mente y entiendan y se convenza de
cuantos años tienen y de que cuantos años tenemos y de que podemos hacer un
decisión elemental de conciencia, decisión de ser felices y de hacer.

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