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Sociología y sociedad

Alfredo Alfageme

La Sociología no pretende juzgar,


sino explicar.

¿Qué es la Sociología?1

La Sociología se ocupa del estudio de la sociedad, de «lo social». Definir la Sociología,


por tanto, supone definir la sociedad, o «lo social», lo cual entraña ciertas dificultades.
Es más fácil explicar de lo que no se ocupa que de lo que sí se ocupa nuestra disciplina.
También es más fácil poner ejemplos que establecer generalizaciones.

La Sociología hace referencia a una forma de analizar los fenómenos o procesos en los
que están implicadas personas o grupos humanos. Se trata de desentrañar lo que se da
por supuesto, de cuestionar lo que parece «de siempre», para descubrir las razones que
hay detrás de ello. El objetivo es captar la influencia que ejerce la sociedad, como entidad
que transciende a los individuos, en los pensamientos y sentimientos de las personas y,
por tanto, en sus acciones.

¿Qué es la Sociología?

 Problemas de definición: Sociología, sociedad,


lo social, ...
 Una forma de analizar la realidad, de
cuestionar lo que parece “de siempre”
 Lo “natural” y lo “social”
 Lo “individual” y lo “social”
 La Sociología explica, no juzga

«Lo social», en cierto modo, se opone o complementa a «lo natural». El contraste entre
estos dos ámbitos, aunque la frontera entre uno y otro no pueda establecerse con
precisión, es lo que da sentido a una perspectiva sociológica. Así, por ejemplo, los seres
humanos tenemos una necesidad «natural» de alimentarnos para sobrevivir, pero el modo
en que satisfacemos esa necesidad es una cuestión «social» en gran medida, puesto que
es diferente en unos y otros lugares y épocas.

1
Para ampliar este tema, puede consultarse cualquier manual de sociología. Recomendados: Macionis y
Plummer, 2012; Giddens, 2018.

1
Para entender el objeto de estudio de la Sociología, imagina que una persona, única
superviviente de un naufragio, llega nadando a una pequeña isla desierta. Imagina
también que llega a esa misma isla una segunda persona, procedente de otro naufragio.
Cuando se encuentran, se alegran, pero comprueban que no tienen prácticamente nada
en común (idioma, costumbres, etc.). Empiezan a entenderse mediante signos, en torno
a cuestiones relacionadas con su propia supervivencia (alimentación, refugio, etc.). Al
cabo de algunos días, van solucionando problemas relacionados con las necesidades
más básicas, alcanzando algunos acuerdos y desarrollando un lenguaje común
incipiente. Ocurre entonces que llega a la isla una tercera persona, que apenas tiene
nada en común con las dos anteriores. Recapitulemos. La primera persona en llegar
encuentra tan solo una isla desierta, con sus recursos naturales. La segunda persona
encuentra eso mismo y, además, otra persona. La tercera persona en llegar encuentra
la isla con sus recursos naturales, dos personas que ya estaban allí y, ¿algo más? ¡Claro
que sí! Se encuentra también todo lo que han desarrollado las dos personas que ya
llevaban algunos días en la isla, tanto material como inmaterial, y podrá influir sobre
ello interactuando con aquellas. En realidad (simplificando mucho las cosas), lo que se
encuentra la tercera persona es similar a lo que se irá encontrando una criatura que
nace actualmente en cualquier lugar del Mundo: Un hábitat natural, personas, y todo
lo que éstas han ido desarrollando a base de acuerdos y conflictos (lo que llamamos
‘cultura’). Pues bien, éste es el objeto de estudio de la Sociología: todo lo que no es
simplemente individual, aunque depende en gran parte de las personas, y les afecta, en
forma de acuerdos, conflictos, lenguajes, costumbres, normas, … (Sigue imaginando
… Espero que te resulte útil volver sobre este relato ficticio, el de una isla a la que van
llegando náufragos, para ir aprendiendo Sociología).

Origen histórico de la Sociología como disciplina científica

Aunque, desde muy antiguo, las y los estudiosos han sido conscientes de la importancia
de elementos sociales y políticos para comprender los procesos humanos, la Sociología
como disciplina independiente tiene un origen histórico mucho más reciente. Este origen
está ligado al proceso de industrialización y sus correlatos, que ha tenido lugar en
Occidente a lo largo de los últimos siglos (desde el siglo XIX y, de modo más decisivo,
desde principios del XX). Una serie de procesos interrelacionados propiciaron el
surgimiento de la Sociología:

 La revolución científica. La ciencia consigue explicar cada vez más cosas,


comiendo terreno a la religión. Por qué no pensar, entonces, que todavía más
cosas, incluso los acontecimientos humanos, pueden tener una explicación
científica; por qué no pensar en una ciencia de lo social.

 La Revolución Industrial, con la consecuente concentración de trabajadores/as en


las fábricas, caldo de cultivo del sindicalismo y del movimiento obrero. Las
personas tienden a agruparse por razones sociales, relacionadas con su posición
en el sistema económico y social, y en defensa de sus intereses.

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 La Revolución Francesa, como principal vector sociopolítico del proceso, uno de
cuyos resultados fue el incremento del protagonismo de la burguesía y que
transformó radicalmente la sociedad.

 El proceso de urbanización o crecimiento de las ciudades, acompañado por una


serie de cambios en las formas de vida tradicionales (más propias del medio
rural). Se produce una complicación extraordinaria de las relaciones individuo-
sociedad, adquiriendo cada vez más importancia las instituciones educativas y los
medios de comunicación.

Origen de la Sociología: Tormentas


sociales de la modernidad

 La revolución científica: de la magia a la


ciencia
 La revolución industrial: el trabajo en las
fábricas
 La revolución francesa: el ascenso de la
burguesía
 Urbanización y nuevas formas de vida

En definitiva, se multiplican y adquieren relevancia las relaciones sociales, entre


individuos y grupos, lo que invita a los pensadores de la época (la mayoría hombres por
aquél entonces, merced a procesos de exclusión social de las mujeres) a ocuparse
específicamente de la sociedad.

Las primeras aportaciones sociológicas relevantes tienen lugar en Francia, por autores
como Comte (1798-1857) y Durkheim (1858-1917), con pretensiones generalistas en
torno a una idea de la Sociología como «física social». También en Alemania, donde
pensadores como Marx (1818-1883) y Weber (1864-1920) se centraron, entre otras
cosas, en el análisis de la sociedad capitalista. Por su parte, en Estados Unidos, las
primeras aportaciones son producidas por los sociólogos de la «Escuela de Chicago»,
cuyo origen data de principios del siglo XX en la Universidad de aquella metrópoli. La
sociología americana nace muy ligada al crecimiento de las ciudades, constituyendo el
principal antecedente de la sociología urbana.

Autores clásicos

El conocimiento de las principales aportaciones que realizaron los clásicos resulta, por
así decirlo, «rentable» para las personas que quieren aprender Sociología. Esto es así

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porque los clásicos están muy presentes en las aportaciones recientes. Quizás, al no
encontrar nuestra ciencia formulaciones, o leyes, tan aceptadas y útiles como las que se
proponen en el ámbito de las ciencias naturales, continuamos recurriendo a las
principales perspectivas teóricas que arrancan de los primeros personajes ilustres que se
ocuparon del estudio de los procesos sociales.

Filósofos y teólogos se ocupaban de analizar cómo debía ser la sociedad. Por el contrario,
Auguste Comte (1798-1857) acuñó el término «Sociología» para referirse a una nueva
disciplina que debía ocuparse de entender cómo es o cómo funciona la sociedad, al
margen de distintas ideas acerca de cómo debía ser. Fueron otros, no obstante, los autores
más influyentes en el desarrollo de la disciplina.

Emile Durkheim (1858-1917)

Durkheim retomó el planteamiento de Comte, siendo el primero en abordar el estudio de


la sociedad desde una perspectiva decididamente científica. En su obra titulada Las
reglas del método sociológico, se encuentra la que podría ser su propuesta más célebre:
Los «hechos sociales» deben ser analizados «como si fueran cosas». Es un mensaje que
enfatiza una objetividad posible y necesaria en el estudio de la sociedad. Esta cuestión,
vinculada a la posibilidad de una ciencia social libre de valores, es uno de los debates
sociológicos nunca resueltos.

Se puede considerar a Durkheim como el principal precursor del paradigma estructural-


funcionalista de la Sociología. En otra de sus obras más importantes, La división del
trabajo social, presenta el carácter funcional de las divisiones sociales basadas en la
especialización y la división del trabajo que caracterizan a las sociedades industriales, y
que dan cohesión a la sociedad como un todo («solidaridad orgánica»). En las sociedades
preindustriales, lo que mantenía unidos a sus miembros era una moral y una visión común
del mundo («solidaridad mecánica»).

Karl Marx (1818-1883)

Las aportaciones de Marx no son específicas de la Sociología, aunque sí muy relevantes


para la disciplina. Frente a las propuestas de Durkheim de «solidaridad» y «cohesión»
social, la idea de «conflicto social» es central en el pensamiento de Marx. Más
concretamente, Marx es un teórico del cambio social, cambio que arranca siempre de la
existencia de un conflicto entre clases sociales. Aplicado al capitalismo –a la sociedad
resultante del proceso de industrialización– Marx destaca el conflicto entre la clase
capitalista (propietaria de los medios de producción) y la clase proletaria u obrera (que
dispone únicamente de su fuerza de trabajo que vende a los capitalistas, trabajando para
ellos). Junto al Marx «científico» (plasmado, entre otras obras, en El Capital), el Marx
«político» (reflejado, sobre todo, en El manifiesto comunista) prevé y promueve, además,
la «revolución del proletariado», proceso de emancipación de la clase obrera que daría
lugar a una sociedad más igualitaria y justa (como la revolución burguesa, en la época
feudal, dio origen a la sociedad capitalista).

Así pues, Marx es el principal precursor del paradigma del conflicto o crítico de la
Sociología. Sus propuestas, además, son esencialmente «materialistas» en el sentido de

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que, en la base de los procesos sociales, se encuentra todo lo relacionado con la economía
(base o «infraestructura»), mientras que las ideas, valores y otras instituciones sociales
(«superestructura») se encuentran supeditadas a la base económica, de la cual derivan o
a la cual sirven.

Max Weber (1864-1920)

Al igual que en el caso de Marx, los escritos de Weber son relevantes para la Sociología
aunque no atañen exclusivamente a ella. En cierto modo, las aportaciones de Weber
vienen a añadir complejidad a las de Durkheim y Marx. Por ejemplo, Weber recupera al
individuo, destacando la importancia del estudio de las relaciones entre los individuos y
la sociedad, lo que le convierte en precursor del paradigma interpretativo de la Sociología
(centrado en el estudio de la acción humana dotada de sentido). Además, frente al
materialismo de Marx, otorga gran importancia al ámbito de las ideas y de la tradición,
que se encuentran en la base de muchos procesos. Así, en su obra La ética protestante y
el espíritu del capitalismo, intenta mostrar la importancia decisiva que pudo tener un
conjunto de ideas religiosas (las del protestantismo ascético) en el surgimiento del
capitalismo. Destaca también su obra Economía y sociedad, sin duda uno de los textos
más relevantes de la historia de la Sociología.

También son bien conocidos los conceptos weberianos de racionalidad y burocracia. El


capitalismo es superior a otras formas de organización en virtud de su mayor
racionalidad, que significa, ante todo, una mayor capacidad o eficacia para alcanzar
objetivos. Las virtudes de la organización burocrática operan en esa misma dirección, si
bien Weber dedicó la parte más pesimista de su obra a analizar los efectos negativos de
la burocracia, que terminaría convirtiendo a las personas en meras ejecutoras de tareas
muy especializadas y deshumanizadoras.

Los clásicos

 Durkheim (1858-1917)
 La ciencia de la sociedad: los hechos sociales como “cosas”
 División del trabajo, funcionalidad y cohesión social

 Marx (1818-1883)
 El conflicto de clases
 El materialismo histórico

 Weber (1864-1920)
 La importancia de la tradición
 La racionalidad del capitalismo

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Los grandes paradigmas de la Sociología: las perspectivas funcionalista, crítica e
interpretativa

Durkheim, Weber y Marx pueden considerarse como los principales precursores,


respectivamente, de los paradigmas funcionalista, interpretativo y crítico de la sociología.
La presentación individualizada de estas perspectivas teóricas ayuda, probablemente, a
comprender sus fundamentos. Sin embargo, no son perspectivas necesariamente
excluyentes, sino que se puede entender que resultan más o menos útiles o adecuadas
para el abordaje de distintos aspectos de la realidad social. Se trata, por tanto, de descubrir
sus puntos fuertes, más que de optar por alguna de ellas.

La perspectiva funcionalista o estructural-funcionalista

Desde planteamientos funcionalistas, se tiende a analizar la sociedad tal como es, en línea
con los puntos de partida de Comte y Durkheim, tratando de descubrir las funciones que
cumplen las estructuras, hechos o realidades sociales tal como están. Si las cosas están
así –es el supuesto subyacente– por alguna razón ha de ser. Se tiende a enfatizar el
consenso en torno a una serie de valores y costumbres que dan cohesión a la sociedad,
que la mantienen unida. Se percibe con claridad el sesgo conservador del que adolece
esta perspectiva. Ante cualquier realidad, por extraña, injusta o incomprensible que
pueda parecer, es posible un análisis funcional.

Las desigualdades sociales, por ejemplo, son vistas no sólo como inevitables, sino
también necesarias para el funcionamiento de la sociedad. Se tiende a aceptar la idea de
que las personas y grupos alcanzan distintas posiciones sociales dependiendo de sus
capacidades y de sus deseos, dando cohesión y sentido a la sociedad en su conjunto. Las
instituciones educativas, entre otras, cumplen funciones relevantes en esta línea.

La perspectiva crítica o sociología del conflicto

Frente a la visión funcionalista de las sociedades en permanente consenso, la perspectiva


crítica enfatiza el conflicto entre categorías o grupos dentro de una misma sociedad,
generalmente en forma bipolar (dominadores y dominados, capitalistas y obreros, ricos
y pobres, etc.). En sintonía con las propuestas de Marx, se tiende a situar la cuestión
económica en la base de la mayoría de los procesos sociales.

Las desigualdades sociales son evitables, pues son producidas en gran medida por los
grupos o clases dominantes, que modelan y utilizan las instituciones sociales en defensa
de sus intereses. Las instituciones educativas, por ejemplo, no cumplen una función
general que favorece a toda la sociedad, sino que son utilizadas en beneficio de los grupos
o sectores que tienen el poder. Los conflictos derivados de las desigualdades sociales
llevan a cambios revolucionarios y transformaciones sociales.

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La perspectiva interpretativa o paradigma de la acción

Tanto la perspectiva funcionalista como la crítica mantienen una orientación general


macrosocial. La perspectiva interpretativa, por su parte, sitúa su punto de partida en el
nivel microsocial, en el proceso continuo de interacción entre individuos que imprimen
sentido a sus acciones y las interpretan, construyendo socialmente la realidad que, a su
vez, influye en los actos individuales. El trabajo de Berger y Luckman sobre «la
construcción social de la realidad» es referencia obligada.

Es evidente que la sociedad está formada, en última instancia, por individuos que
interactúan, produciendo consenso en algunas ocasiones y conflictos en otras. Se puede
decir que las perspectivas funcionalista y crítica tienden a integrar el análisis de la acción
de los individuos en sociedad de acuerdo con sus respectivas visiones de la sociedad. Así,
por ejemplo, desde planteamientos funcionalistas se enfatizará la libertad de acción
individual mientras que, desde posiciones críticas, se destacará la manipulabilidad de las
opiniones y acciones individuales desde los centros de poder.

Los grandes paradigmas


teóricos de la Sociología
 La perspectiva funcionalista o
estructural-funcionalista

 La perspectiva crítica o sociología del


conflicto

 La perspectiva interpretativa o
paradigma de la acción

El concepto de estructura social

Se puede afirmar que el concepto de estructura social tiene tantas acepciones como
perspectivas teóricas desde las cuales es utilizado. A nivel microsocial, la idea de
estructura social se corresponde bastante bien con el conjunto de costumbres, tradiciones
e instituciones en general con las que se encuentran los individuos a la hora de
relacionarse con los demás dentro de una sociedad.

A escala macrosocial, habría que diferenciar, obviamente, entre las perspectivas


resumidas arriba. Así, desde posiciones funcionalistas, el concepto de estructura social
adquiere quizás la máxima centralidad, en tanto que recogería el conjunto mismo de

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instituciones sociales en torno a las cuales se propone la existencia de un consenso que
mantiene unida a la sociedad. Desde planteamientos críticos, sin embargo, cualquier idea
de estructura social conduce a la idea de conflictos estructurales básicos o centrales en
cada sociedad determinada.

El concepto de estructura social

 Nivel “micro”: conjunto de tradiciones,


costumbres, instituciones, etc. con que se encuentran
los individuos

 Nivel “macro”:
 Conjunto de instituciones funcionales que
mantienen unida la sociedad (visión funcionalista)
 Ejes estructurales del conflicto (visión crítica)

Grandes temas de la Sociología

Se puede hacer sociología de cualquier cosa. Basta con observar los contenidos de los
distintos grupos de trabajo dentro de cualquier congreso de sociología para comprobarlo.
Con todo, se puede extraer una reducida serie de «grandes temas» de la sociología, temas
de los que se ha ocupado la disciplina de un modo preferente desde sus orígenes. Una
enumeración sugerente podría ser la siguiente: desigualdad y estratificación social;
desviación social y delincuencia; sociología de la familia; sociología de la educación;
sociología urbana y sociología rural; sociología de la religión; sociología del trabajo.

Algunos de estos temas, como el estudio de las desigualdades sociales, se encuentran en


la base de las principales orientaciones teóricas a nivel «macro». Sobre la mayoría de los
temas, se pueden realizar análisis desde las principales perspectivas teóricas que he
resumido más arriba. Sobre algunos, como la sociología de la familia, del trabajo o de la
educación, cabe diferenciar con claridad relativa entre el enfoque micro (en el ámbito del
hogar, del centro de trabajo o del aula, respectivamente), y el macrosocial (poniendo en
relación las instituciones con el funcionamiento de la sociedad en general). Por lo demás,
los distintos temas no son compartimentos estanco. Precisamente, los mejores análisis
derivan, a menudo, del encuentro de relaciones entre unos y otros temas, incluso cuando
se muestran aparentemente distantes.

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Bibliografía

BERGER, P. Y T. LUCKMANN (1991): La construcción social de la realidad, Buenos Aires,


Amorrortu.
CHINOY, E. (1966): La sociedad. Una introducción a la sociología, México, Fondo de
Cultura Económica.
DURKHEIM, E. (1988): Las reglas del método sociológico y otros escritos sobre filosofía
de las ciencias sociales, Madrid, Alianza.
DURKHEIM, E. (1987): La división del trabajo social, Madrid, Akal.
GIDDENS, A. Y SUTTON, P. W. (2018): Sociología, Madrid, Alianza.
MACIONIS, J. J. Y K. PLUMMER (2012): Sociología, Madrid, Pearson.
MARX, K. (1996): El capital, Madrid, Pirámide.
WEBER, M. (1989): La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Barcelona,
Península.
WEBER, M. (1964): Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, México,
Fondo de Cultura Económica.

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