"Lo que creamos o lo que pensemos, al final, no tiene mayor importancia.
Lo único que realmente importa es lo que hacemos". John Ruskin. Empieza con esta cita ya que muchas veces pensamos algo y lo demostramos con actos, pero no siempre es así. Nuestros pensamientos y sentimientos influyen mucho sobre nuestro comportamiento, y viceversa. También podemos cambiar nuestro sentimiento o pensamiento hacia algo o alguien dependiendo de cómo nos comportemos con ello. Los sociólogos llaman ‘praxis’ al hecho de que los comportamientos positivos acaben generando sentimientos positivos, nos apegamos a todo aquello a lo que prestamos atención, a lo que dedicamos tiempo, a lo que servimos. Y también ocurre en sentido contrario, es decir, si alguien no nos gusta y lo tratamos mal a alguien con frecuencia, esa persona va a gustarnos cada vez menos y lo odiaremos cada vez más. Por lo tanto, es posible que si queremos tener sentimientos positivos hacia una persona o cosa, aunque no nos guste, podemos lograrlo. El liderazgo empieza por la elección de querer tener las habilidades del líder y continúa si asumimos la responsabilidad de esa elección. Esto implica no excusarse con el determinismo de Freud para justificar nuestra irresponsabilidad. Ya que Freud mantiene que en lo fundamental, los seres humanos no tienen posibilidad de elección, y que el libre albedrío no es más que una ilusión. Simeón explica que el determinismo significa que para cada suceso, físico o mental, existe una causa. Es decir que, según esta teoría freudiana, podemos decir que no somos buenos líderes porque nuestros genes no nos crearon así, simplemente no nacimos buenos líderes, o porque mis padres no fueron yo tampoco puedo ser. Pero según la teoría de la elección, sí podemos decidir ser líderes o no. Cada uno se determina a sí mismo, y decide cómo desarrollar su potencialidad porque cada uno elige. Todos estamos sometidos a diferentes estímulos, buenos y malos que no podemos evitar, pero lo que podemos hacer es elegir como responder a ellos y eso depende de cada uno. Podemos disciplinarnos para hacer algo que nos parece antinatural, hasta que se convierta en algo natural y habitual, como una costumbre. Durante el aprendizaje hay cuatro etapas: 1. Inconsciente e inexperto: no se es consciente o no estamos interesados en aprender la destreza y no sabemos hacerla. 2. Consciente e inexperto: somos conscientes de un nuevo comportamiento, pero aún no hemos desarrollado las destrezas necesarias. 3. Consciente y experimentado: ya adquirimos la destreza y la disfrutamos. 4. Inconsciente y experto: Hemos conseguido que el comportamiento nos resulte natural, y ya no tenemos que pensar en cómo hacerlo.
Etapa en la que el líder ha conseguido incorporar esos comportamientos a
sus hábitos, le salen naturalmente, ya no es necesario realizar un esfuerzo por comportarse de esa forma.