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a | gun su cualidad, puede ser afirmativo 0 negativo, y que, segtn su cantidad, puede ser universal o particular (prescindimos aho- ra de los juicios singulares); obtendremos estas cuatro formas tipicas de juicio categérico: 1. Juicio universal afirmativa. 2." Juicio universal negativo. 3.° Juicio particular afirmativo. 4, Juicio particular negativo. Estos cuatro tipos de juicios se designan respectiva mente con las letras mayisculas A, E, I, O, por ser la A y laT las dos primeras vocales de la palabra latina Affirmo, y la Ey la O las dos vocales de la palabra nEgO. Dichas cuatro formas tipicas se enuncian con el célebre verso mnemotécnico. Asserit A, negat E, verum generatiter ambo. Asserit I, negat O, verum specialiter ambo. O sea: A afirma y E niega, mas ambos son universales. 1 afirma y O niega, mas ambos son particulares. Ejemplos de juicios categéricos segtin sean universales 0 par- ticulares y, en su caso, afirmativos 0 negativos: A. Juicio universal afirmativo: « Todos los animales son sen- sibles». E. Juicio universal negativo: « Ningun vegetal es sensible». 1. Juicio particular afirmativo: «Algunos vivientes son ani- males». O. Juicio particular negativo: «Algunos vivientes no son ve- getales». 70 Para la rectitud de estas cuatro formas de juicio precisa una razon suficiente para atribuir al sujeto o excluir del sujcto el predicado, ora segun toda la extensién del sujeto, ora segun par- te de la extension del mismo. 11. Relaciona entre las cuatro formas tipicas de juicio ca- tegérico segtin sea su cualidad o cantidad.— Partiendo del su- puesto de que los juicios categoricos tengan en cada una de sus cuatro formas tipicas el mismo sujeto, el mismo predicado, de tal suerte que tan s6lo difieran entre si., segun sean universales 0 particulares y, en su caso, afirmativos o negativos; estos juicios guardan entre si una relacién, bien de oposicion, bien de subal- ternacion. Llamase oposicién la relacién que media entre dos juicios de los cuales uno niega lo que afirma el otro, y viceversa. Llamase subalternacion la relacion que media entre dos jui- cios de los cuales uno de ellos contiene al otro segin el todo contiene a la parte, o el segundo esta contenido en el primero, segun la parte esta contenida en el todo. Estos juicios se llaman indistintamente subalternos; pero especificamente el juicio uni- versal —continente— se Ilama subalternante, y el juicio particular -contenido- se llama subalternado. Salta a la vista que los jui- cios subalternos han de coincidir en todo —materia y cualidad— a excepcion de su cantidad, de modo que uno ha de ser universal y el otro particular. Por ejemplo: «Todas las aves son canoras», y su subalternado: «algunas aves son canoras»: «ninguna ave es canora», y su subalternado: «algunas aves no son canoras ». La oposicién entre los juicios puede ser contradictoria, con- traria y subcontraria. Juicios contradictorios son aquellos cuya oposicién consiste en que el uno es la negacién del otro, pero sin mas, es decir, sin expresar mas que Jo suficiente, 0 expresando solo lo minimo, para que la negacién se produzca. La contradiccidn se da entre 4 yy los juicios que difieren por su cualidad y su cantidad, a saber, entre universal afirmativo y el particular negativo, y entre ¢| universal negativo y el particular afirmativo, como es de ver, ag exemplum, en los siguientes juicios: «Todos los hombres son prudentes» y «algunos hombres no son prudentes», y «ningin hombre es prudente» algun hombre es prudente». Prima facie puede parecer que la contradiccién no es completa, y sin embar- go lo es. En efecto, para contradecir la afirmacién de que todos los hombres son prudentes, basta con negar que algunos lo sean, Y ello es asi en virtud del propio principio de contradiccién, segun el cual no es posible a la vez que todos los hombres sean prudentes y algunos no lo sean; puesto que decir «algunos hom- bres no son prudentes» equivale a decir: «No todos los hombres son prudentes», que es la manera mas simple de contradecir la afirmacién de que todos los hombres lo sean. Aunque provisionalmente hemos excluido los juicios singu- lares de las formas tipicas de los juicios categoricos -y ello, conforme hacen todos los autores, en gracia a la simplicidad y simetria del cuadro grafico expresivo de las relaciones entre dichas formas de juicios, que mas adelante esbozaremos-, no podemos omitir la referencia a aquellos al tratar de la oposicién por contradiccién y contrariedad. En la contradiccién no hay problema: asi, para contradecir el juicio Juan es virtuoso», bas- ta con decir simplemente: «Juan no es virtuoso». La cuestién estriba en la contrariedad, como veremos mas adelante. Juicios contrarios son aquellos cuya oposicién consiste en que el uno niega al otro, pero expresando la negacién hasta el _ maximo, es decir, todo cuanto sea posible de ella. La contrarie- dad se da entre los juicios universales que difieren solo por su cualidad, es decir, entre el juicio universal afirmativo y el uni- versal negativo. Asi, por ejemplo, el juicio contrario de-«todos los hombres ‘son prudentes» sera «ningun hombre es prudente». 72 er En el segundo se niega hasta el mAximo el predicado prudente del sujeto hombre. Mas examinemos ahora la contrariedad referida a los juicios singulares. Antes hemos visto que para contradecir el juicio «Juan es virtuoso)) basta con decir «Juan no es virtuoso)). Mas, {qué decir ahora de la contrariedad? ;Cual es el juicio contrario al expresado? Tratandose de juicios universales, ya contradictorios, ya con- trarios, la oposicién se produce no slo cambiando el signo de la cualidad, sino ademés actuando sobre la cantidad. (es decir, re- duciéndola o anulandola). Empero los juicios singulares no tie- nen cantidad. Vemos, pues, que la cuestion de la contrariedad de los juicios singulares excede de los dominios de la Logica por sus claras implicaciones ontoldégicas. Para la contrariedad en el supuesto contemplado, no basta la oposicién de negacién légi- ca, sino que precisa la oposicién de repugnancia ontoldgica. Para poder formular un juicio contrario de «Juan es virtuoso», no nos basta con negar formalmente el predicado del sujeto, sino que debemos buscar otro predicado que real y entitativamente repugne al anterior por hallarse en el otro extremo de la gama real de valores en la que se encuentra el primer predicado. En consecuencia, para poder formular el juicio contrario de un jui- cio singular, es necesario cambiar el predicado, y mantener, en cambio, la misma cualidad. Por consiguiente, el juicio contrario al repetidamente expuesto seré, como ya se ha advertido, el de «Juan es vicioso». Lo que si tienen de comin los juicios contrarios universales y singulares, es que siempre expresan mas de lo estrictamente necesario para una mera negacién, aunque en el segundo caso deba expresarse mediante una nueva afirmacién. Finalmente, juicios subcontrarios son los que se oponen en- tre si por razon de ser subalternados de dos juicios contrarios, y 73 wy como los juicios subalternados se han respecto a sus subaltey. nantes al modo como la parte se ha respecto al todo, los juicio, subcontrarios son ambos particulares y difieren solamente entre si por razon de su cualidad, es decir, en cuanto el uno es afirma. tivo y el otro negativo; de lo cual.se infiere que de dos juicios subcontrarios el uno sera particular afirmativo y €] otro particu. lar negativo, conforme es de ver en los ejemplos: «algunos hombres son prudentes» y «algunos hombres no son prudentes», juicios respectivamente subalternados de los dos subalternantes universales, afirmativo y negativo: «todos los hombres son pru- dentes» y «ningin hombre es prudente». En méritos de lo expuesto, se puede esbozar asi el sigul cuadro de juicios opuestos y subalternos: iente Ai.—__—____,,_,,contrari0s,. .——— aap WE | Ses anys | $ ty ot g bh E ae i Ha F 3 pti Mey & ee I subcontrarios oO E] precedente esquema se ejemplifica con los tres siguientes cuadros relativos a juicios que versan: 74 I. Sobre materia necesaria A) Todas las aves Ninguna sve son vertebrados contrarios ——— os vertebrade | I , of : g oe & Ft hee ~~ | ? arekinese —— ears, TES II. Sobre materia imposible Tadas las aves ‘ Ninguna ave 4 smmaniferes —— Tet ome es uaalfere a eee a us 5 we % a | | a nee ve ten 75 III. Sobre materia contingente pp Algunas aves Algunas aves (g 12. Reglas aplicables a la relacién de los juicios opuestos y subalternos por razén de su verdad o falsedad.— a) Reglas relativas a juicios contradictorios. Por imperio del principio de contradiccién, «los juicios contradictorios no pueden ser ambos verdaderos, ni ambos falsos, sino que necesariamente uno de ellos ha de ser verdadero y el otro falso; y por consiguiente, de la verdad de uno de ellos se infiere necesariamente la falsedad del otro, y de la falsedad de uno se sigue necesariamente la ver- dad del otro». Esta regla vale también para los juicios singula- res. Si versan sobre materia necesaria, sera verdadero el juicio afirmativo, y falso el negativo; si versan sobre materia imposi- ble, Sera verdadero el negativo y falso el afirmativo; y si versan sobre materia contingente, sera verdadero el juicio particular y falso el universal. Véanse los ejemplos en los cuadros expuestos. b) Reglas relativas a los juicios contrarios.— «Los juicios contrarios no pueden ser ambos verdaderos, pero pueden .ser 76 ambos falsos, 0 uno verdadero y el otro falso; y por consiguien- te, de la verdad de un juicio se infiere la falsedad del contrario, pero de la falsedad de uno no puede inferirse la verdad ni la fal- sedad del contrario» o Si versan sobre materia necesaria, sera verdadero el juicio afirmativo y falso el negativo; si versan sobre materia imposi- ble, sera verdadero el negativo y falso el afirmativo; y si versan sobre materia contingente. seran ambus falsos. Véanse los ejemplos en los cuadros expuestos. c) Reglas relativas a los juicios subcontrarios.— «Los juicios subcontrarios no pueden ser ambos falsos. pero pueden ser am- bos verdaderos, o uno verdadero y el otro falso; y por consi- guiente, de la falsedad de uno puede inferirse la verdad del otro, pero de la verdad de uno no puede inferirse la falsedad ni fa verdad del otro.» No pueden ser ambos falsos porque, de serlo, sus respectivos contradictorios, que son contrarios entre si, en virtud del princi- pio de contradiccién, tendrian que ser ambos verdaderos, lo cual es imposible. Si versan sobre materia necesaria, sera verdadero el juicio afirmativo y falso el negativo; si versan sobre materia imposi- ble, ser verdadero el negativo y falso el. Afirmativo, y si versan sobre materia contingente, seran ambos verdaderos. Véanse los ejemplos en los cuadros expuestos. d) Reglas relativas a los juicios subalternos.— «Los juicics subalternos pueden ser ambos verdaderos, ambos falsos, 0 uno verdadero y el otro falso; y por consiguiente, de la verdad del juicio subalternante se infiere la verdad del juicio subalternado, pero no viceversa; y de la falsedad del juicio subalternado se infiere la falsedad del subalternante, pero no viceversa.» Si versan sobre materia necesaria, seran ambos verdaderos, si son afirmativos, y ambos falsos, si son negativos; si versan so 77 yy bre materia imposible, serin ambos verdaderos, si son negatj. vos, y ambos falsos, si, son afirmativos; y si versan sobre mate. ria contingente, el juicio subalternado serd verdadero, y el subal. ternan te serd falso. Véanse los ejemplos en los cuadros expuestos. 13. Conversién y contraposicién de juicios.— a) Conver. sién— Conversién es la inversién o transposicién del sujeto y del predicado de un juicio, conservando éste su cualidad. E] juicio sobre el que se opera la conversién se llama convertido, y el que resulta de la conversién, convertiente. La conversién puede efectuarse simpliciter y per accidens, En la conversién simple se conserva la misma cantidad del jui- cio. Por ejemplo, el juicio: «todos los hombres son racionales» se convierte simpliciter en este otro: «todos los [seres] raciona- les son hombres». En la conversién per accidens se altera la cantidad del j , pasando de universal a particular, y algunas veces de particular a universal. Por ejemplo, el juicio: «todos los animales son sensibles» se convierte per accidens en este otro: «algunos [seres] sensibles son animales». b) Contraposicién.— Contraposicién es la inversion , transpo- sicién del sujeto y del predicado de un juicio, de todo que no el mismo concepto del predicado sino su contradictorio, pasa al lugar del sujeto, mientras éste, sin mas, pasa al lugar del predi- cado, alterandose 1a cualidad del juicio. El juicio sobre el que se opera la contraposicién se llama contrapuesto, y el resultante de la contraposicién, contraponente. Por ejemplo, el juicio «todos los hombrés son racionales» se contrapone en este otro: «todos Jos no racionales (irracionales) no son hombres». c) Reglas para la conversion y contraposicién de juicios.— 1. La conversién debe operaise conforme a las siguientes reglas: 78 1.° El juicio universal negativo se convierte simpliciter y per accidens 2.* El juicio particular afirmativo se convierte siempre sim- pliciter. y s6lo excepcionalmente es convertible per accidens cuando e] predicado sea la diferencia especifica 0 ¢] concepto especifico subordinado al género a que pertenecen los indivi- duos denotados por el sujeto. 3.* El juicio universal afirmativo se convierte siempre per ac- cidens, y sdlo excepcionalmente es convertible simpliciter cuan- do el predicado denote una realidad que conviene exclusivamen- te al sujeto. 4. El juicio particular negativo no es convertible simpliciter ni per accidens, y s6lo excepcionalmente es convertible simpli- citer cuando, versando sobre materia contingente, el predicado cc..venga a individuos no representados en el concepto del suje- to. 2. La contraposicién se verifica conforme a la regla segun la cual s6lo son susceptibles de contraposicién los juicios universal afirmativo y particular negativo. 3. Todas las reglas enuriciadas se resumian por los escolasti- cos en el verso mnemotécnico siguiente: EI simpliciter convertitur, E A per accidens; OA per contra: sic fil conversio tota. O sea: E I se convierten simplemente, E A per accidens y O A por contraposicién; asi se hace toda conversién. d) Reglas sobre la verdad y la falsedad de los juicios resul- tantes de la conversion y la contraposicién.— Supuesto que la conversion y la contraposicién se haya verificado legitimamen- te, veamos ahora las reglas relativas a la verdad y la falsedad de los juicios convertientes y contraponentes segtin sean verdade- 10s 0 falsos los juicios convertidos 0 contrapuestos. 79 YY 1." En cuanto a la conversion simpliciter, siempre que Uno dy los dos juicios -convertido o convertiente- sea verdadero o fa). so, el otro seré también respectivamente verdadero 0 falso. 2.* Respecto a la conversién per accidens, de la verdad dej juicio convertido se infiere la del convertiente, pero no vicever. sa; y de la falsedad del juicio convertiente se infiere la falsedag del convertido, pero no viceversa. 3.- Por lo que atafie a la contraposicién, andlogamente a la conversién simple, siempre que uno de los dos juicios —contra. puesto 0 contraponente— sea verdadero 0 falso; el otro sera tam- bién respectivamente verdadero 0 falso. C. ELJUICIO Y LA PROPOSICION 14. Relacién entre el juicio y la proposicién.— Asi como el lenguaje es la expresién del pensamiento y el término es la ex- presion del concepto, asi también la proposicién es la expresion del juicio. Del mismo modo que el término corresponde grama- ticalmente al nombre, la proposicién, de ordinario, es correlativa de la oracién gramatical. Hay varias clases de proposiciones. Se denominan simples las que expresan un solo juicio («la prudencia es una virtud»). Compuestas son las que expresan dos o mas juicios («el hombre es responsable, porque es libre»). Las proposiciones simples se subdividen en definidas, que son aquellas cuyo sujeto se acompafia de un sincategorema que determina su cantidad y por ende la de la proposicién; e indefi- nidas, cuyo sujeto no va acompafiado de palabra alguna indica- tiva de su extensién. Las proposiciones compuestas se subdividen en proposicio- nes solo realmente compuestas, y real y manifiestamente com- puestas. Las primeras, que son aquellas cuya estructura, aunque 80 en realidad. sea compuesta. es aparentemente simple, a su vez pueden ser: comparativas. que son aquellas en qué se expresa que una cosa es superior. igual o inferior a otra (uel leon es el més fiero de todos los animales»): exclusivas. que expresan la conveniencia unica de un predicado a un sujeto y viceversa («sdlo los animales son sensibles», 0 «la vida es solamente tem- poral»); exceptivas, en las que parte de la extensidn del sujeto es excluida del predicado 0 en que parte de la comprension de éste es excluida de] sujeto («todas las lenguas hispanicas. salvo la éuscara, son neolatinas»): restrictivas. en las que al sujeto, solo en sentido limitado, le conviene el predicado («los hombres. ante la ley, son iguales»): reduplicativas, en las que se reafirma el concepto del sujeto («a la mujer, en cuanto tal. le conviene la maternidad», «los casados, en tanto subsista el vinculo, no pue- den contraer matrimonio»). Las proposiciones real y manifiestamente compuestas son aquellas cuya misma estructura pone en evidencia la presencia de dos o mas proposiciones. Entre estas proposiciones figuran: las copulativas 0 conjuntivas, que tienen varios sujetos, 0 varios predicados, o varios sujetos y predicados a la vez («Juan es vir- tuoso e inteligente», «Juan y Pedro son virtuosos», «Juan y Pe- dro son virtuosos e inteligentes») ; disyuntivas, en las que el sujeto o el predicado es alternativo («Juan o Pedro Ilegaran ma- fiana», «Juan es inteligente o lo parece»); causales, en las que se expresa la razon o e] fundamento de la conveniencia del predi- cado al sujeto («el hombre es responsable, porque es libre»): condicionales, que son aquellas en que se expresa la circunstan- cia que determina la efectividad de la relacion del predicado y el sujeto («el sol iluminard la estancia, si se abre la ventana»). etc. Las proposiciones pueden entenderse en distintos sentidos: In sensu composito e in sensu diviso, se entienden en el primer sentido cuando las realidades que denotan el sujeto y predicado. 81 ee son concebidas simulténeamente, es decir, al mismo tiempo, y se toman in sensu diviso-cuando dichas realidades se conciben referidas a tiempos distintos; in sensu reali e in sensu formali, segun la conveniencia del Predicado al sujeto se conciba como verificandose: objetivamente 0 solamente como teniendo lugar en el pensamiento; in sensu literali e in sensu allegorico, segin los términos de que consta la proposicién se tomen en sentido propio o figurado («el tigre es una fiera» o «Juan es una fiera»). | 82 Seccién II El razonamiento 0 raciocinio A. CONSIDERACIONES GENERALES 1, Nocién.— Razonamiento o raciocinio, en general, es la operacién intelectual en virtud de la cual pasamos de una cosa conocida a otra desconocida. Psicolégicamente, asi como la funcién del entendimiento, como inteligencia, es la intuicién, la funcién del entendimiento, como razén, es el discurso, y tam- bién desde el punto de vista de la Logica, "que contempla esta funcién racional como un proceso formal, la esencia del .razo- namiento reside en el paso o transito de lo conocido a lo desco- nocido, en una palabra, en el discurso, y siendo el juicio la ope- racién intelectual por antonomasia, podemos decir que el razo- namiento, en sentido, estricto, es aquella operacién intelectual mediante la cual, de unos juicios dados, inferimos otro juicio; pues esta inferencia, ilacién o conexién de los juicios ya esta- blecidos con el que se trata de establecer, constituye la forma légica del discurso, a saber. de aquel paso o transito de lo ya conocido a lo que se preiende conocer. 2. Elementos del razonamiento.— Las cosas conocidas de las cuales parte e] razonamiento, 0 si quiere, los juicios dados desde los cuales pasa o discurre a un nuevo juicio, constituyen el antecedente; y aquella cosa que se trata de conocer, partiendo 83 oy de lo ya conocido, se denomina consiguiente. Finalmente, |, conexién 0 ilacién entre el antecedente y el consiguiente, a sa. ber, aquello que hace que se pueda pasar del primero al segun. do, 0 que Jegitima el transito 0 discurso del antecedente al con. siguiente, se llama consecuencia. Sdlo a titulo de digresion dj. remos que a veces la consecuencia se considera materialmente en oposicién a principio, a guisa de resultado del mismo. Y por este motivo -es decir, por el problematico paralelismo entre consiguiente y consecuencia, como las respectivas secuelas de| antecedente y del principio-, en el lenguaje corriente se emplean indistintamente las locuciones «por consiguiente» y «en conse. cuencia». 3. Materia y forma del razonamiento.— De los elementos indicados, las cosas ya conocidas, 0 los juicios de que se parte, y la nuevamente conocida en consideracin a aquéllas, o el nuevo juicio inferido de los que han sido dados, a saber, el antecedente y el consiguiente, constituyen la materia de] razonamiento. Yia ligaz6n, el vinculo o la ilacién éntre el antecedente y el consi- guiente, 0 sea el paso o recorrido legitimo del antecedente al consiguiente, en una palabra, la consecuencia, constituye la for- ma del razonamiento. 4, Clases de razonamiento.— Este nexo o vinculo de union entre e] antecedente y el consiguiente, 0 como también hemos dicho, el recorrido legitimo de] primero al segundo, puede se- guir dos sentidos o direcciones opuestas. Puede, efecto, partir de verdades 0 juicios generales para descubrir otra verdad o inferir un nuevo juicio, mas particulares, 0 sea, descender de unos co- nocimientos generales a otros particulares; o puede, por el con- wario, partir de verdades 0 juicios particulares para alcanzar otros mas generales, esto es, ascender de unos conocimientos 84 | particulares a otros generales. En el primer supuesto, tenemos el razonamiento deductivo 0 simplemente deduccidn, cuyo antece- dente es mas general que e] consiguiente; en el segundo, el ra- zonamiento inductivo, o induccidn, en .¢| cual, por ¢] contrario, el antecedente es mas particular que el consiguiente, que infiere una ley general de una pluralidad de datos particulares. Esta division del razonamiento es fundamental. En cambio, es inadmisible la consideracion de una doble forma del razona- miento, a saber, mediata e inmediata, toda vez que el razona- miento es, por esencia, mediato: cabe, si se quiere, un concepto, o hasta un juicio, intuitivo, pero un razonamiento intuitivo es una contradiccion in terminis. El mero hecho de la interposicién del nexo 0 encadenamiento del antecedente al consiguiente, lo cual hace que no se dé una mera yuxtaposicién entre ellos, evi- dencia la mediatez del razonamiento. Una inteligencia perfecta, como la divina, se basta con la intuicién, sin que necesite de la razon, cuya funcién —el discurso— es de suyo laboriosa. Referir en especial e] pretendido razonamiento deductivo inmediato, a la relacién de dos juicios, sin mediacidn de un tercero, como la que se da entre juicios subalternos, de los cuales el subalternado se contiene en el subalternante, es proponer un ejemplo de lo contrario de Io que se afirma, pues sabido es que los juicios subalternados nada afiaden al conocimiento que encierran sus tespectivos subalternantes, y por consiguiente no se pasa de lo conocido a lo desconocido, cuyo paso precisamente constituye la esencia del razonamiento. Asi, por ejemplo, al conocimiento que implican los juicios universales: «todos los leones son fie- Tos» 0 «ningun cordero es fiero», nada nuevo afiaden los respec- tivos subalternados: «algunos leones son fieros» 0 «algunos corderos no son fieros». Prescindiendo del posible problema de la prioridad y prima- cia del razonamiento deductivo y el inductivo en orden a la in- 85 Yy coacién y enriquecimiento de nuestro patrimonio intelectua), comenzaremos con el estudio del razonamiento deductivo, tz, s6lo en consideracién a la tradicién y al maravilloso artificio de} silogismo y sus variedades, que constituye la forma y el instru. mento técnico de la estructura de aquél. B. RAZONAMIENTO DEDUCTIVO 5. Nocién y fundamento.— Cuando no es posible el conoci- miento inmediato, necesitamos recurrir a otros conocimientos adquiridos, relacionandolos entre si, para tratar de obtener un nuevo conocimiento. Y refiriéndonos al razonamiento deductive etricto sensu, si no podemos proferir un juicio sobre la conve- niencia © no conveniencia entre dos conceptos, habremos de requerir la mediacién de un tercer concepto, con el cual compa- raremos los dos primeros, estableciendo asi dos juicios, de los cuales, segin la conveniencia o no conveniencia de aquellos dos conceptos con el mediador, podremos inferir un tercer juicio que se pronuncie acerca de la conveniencia 0 no conveniencia entre los primeros conceptos. | El fundamento de esta operacién reside en los principios axiomaticos: 1.° Quae conveniunt in uno tertio, canveniunt inter se (las cosas que convienen con una tercera, convienen entre si), y 2.° Quae repugnant in uno tertio, repugnant inter se (las cosas que repugnan con una tercera repugnan entre si). Y como sea que para confrontar cada uno de los dos concep- tos cuya relacién se desconoce, con un tercero cuyas relaciones son ya conocidas, se requiere formular dos juicios, de los que necesariamente se inferira un tercero decidiendo sobre Ia rela- ci6n entre los dos primeros conceptos; el razonamiento deducti- vo en sentido estricto consistira en la operacién intelectual me- 86 diante la cual relacionamos 0 comparamos dos juicios, para in- ferir un tercero que tenga conexion con ellos. Paradigma o instrumento técnico de la estructura del razona- miento 0 raciocinio deductivo, es el silogismo. 6. El silogismo. Nocién y elementos componentes.— Asi, pues, el silogismo es el esquema formal del raciocinio deducti- vo, y puede definirse como la forma técnica del raciocinio en virtud del cual inferimos un juicio 0 proposicién de otro juicio o proposicién, mediante un tercer juicio 0 proposicién. Aristoteles lo definid como un argumento en el cual. establecidas ciertas proposiciones, se sigue necesariamente otra proposicién distinta, por el solo hecho de haber sido puestas aquéllas; y Kant dice que es el conocimiento de que determinada proposicidn es nece- saria (la conclusion) por la concordancia de su condicién (la premisa menor) con una regla general dada (la premisa mayor). Los elementos del silogismo son, pues, los dos juicios que constituyen el antecedente del razonamiento que formaliza, y el tercer juicio que constituye el consiguiente de aquél. Los dos primeros juicios, a saber, los constitutivos del antecedente del raciocinio, se denominan premisas, y el tercer, juicio, constituti- vo de] consiguiente, se llama conclusion. Pero como quiera que los juicios 0 proposiciones componentes del silogismo constan a su vez de elementos propios, que son los conceptos 0 términos de que se componen, resulta que el silogismo prdéximamente consta de tres juicios 0 proposiciones (las dos premisas y la conclusién), y remotamente de los tres conceptos.o términos que se combinan en aquellos juicios. a saber, los dos conceptos que se trata de relacionar, y el tercer concepto mediador, en vir- tud del cual podra establecerse la relacion entre los dos prime- ros. 87 2.° Otro juicio o proposicién en el cual el 1érmino menor se relaciona con el medio. el cual juicio se llama premisa menor (propositio minor). 3.° Un tercer juicio o proposicién en el cual se declara la re- lacién que, en méritos de los dos juicios anteriores, resulta entre el érmino menor y el mayor, el cual juicio se designa segiin va se ha dicho, con el nombre de conclusién (conclusio). Estos tres juicios 0 proposiciones se relacionan entre si de tal guisa que la premisa mayor incluye potencialmente, pero no de manera manifiesta, la conclusién, lo cual hace necesaria la me- diacién de la premisa menor, que pone de manifiesto aquella inclusion, sirviendo asi como de puente para el paso 0 trdnsito a la conclusion. Los tres *érminos de un silogismo se designan con las siglas: Término medio = M; término menor = S (sujeto en la conclu- sion), y 'érmino mayor = P (predicado en la conclusién). Asi, pues, con tres conceptos podemos formar tres juicios, y con ellos formar, a su vez, un silogismo. Tenemos, por ejemplo, los conceptos: Jaudabilis (laudable). virtus (virtud) y justitia (justicia), los cuales constituyen los tres términos, a saber: Término mayor P laudabilis (laudable). Término medio M virtus (virtud). Término menor Ss Justitia (justicia). Con estos tres términos formamos los tres juicios 0 proposi- ciones integrantes de] silogismo, de esta manera: Premisa mayor: Omnis virtus (M) est laudabilis (P) (toda virtud (M) es laudable (P». Premisa menor: Atqui justitia (S) est virtus (M) (es asi que la justicia (S) es virtud (M». Conclusién: Ergo justitia (S) est laudabilis (P) (luego la justicia (S) es laudable (P». 89 S Este silogismo responde, pues, a la formula: MP: SM SP El esquema de que se sirvié Aristoteles para formular el silo- gismo es: Si P es predicado de todo M y Mes predicado de todo S, entonces P es predicado de todo S. Esta forma silogistica aristotélica, es curioso observarlo, se acerca mucho mis a la formulacién moderna del silogismo, que ‘algunas de las Ilamadas tradicionales. La formula moderna es la siguiente: Si todo M es P y todo S es M. entonces todo S es P. - Como se ve, de los términos del silogismo el término medio, debido a su funcién mediadora entra los: dos extremos, no entra en la conclusién, en la cual sdlo figuran dichos dos extremos. Por lo demas, el silogismo puede ser considerado tanto desde el punto de vista de su extensién como desde el punto de vista | de su comprensién. Decir que el hombre es viviente significa — que todos los hombres estan incluidos en el ambito —extensién- de los seres vivientes, y que las notas del ser viviente se integran en el concepto —comprensién- de hombre. 7. Materia y forma del silogismo.— Constituyen la materia del silogismo los elementos de que se compone; y como quiera que estos elementos pueden ser proximos, a saber, los tres jui- | cios que integran el silogismo, 0 remotos, a saber, los tres con- | ceptos que a su vez integran aquellos juicios; sera materia pro- | cima del silogismo los tres juicios 0 proposiciones de que se compone, esto es, la premisa mayor, la premisa menor y la con- clusién; y seré materia remota los tres conceptos 0 términos que 90 vy se combinan en estos juicios, 0 sea, el férmino mayor (P). ¢t término medio (M) y el término menor ($). Y ta forma del sile gismo consiste en la conexidn o ilacién que hace que la conclu sidn se sigue (sequitur), esto es, se deduce de la premisa mayor por medio de la premisa menor, 0 en otras palabras, en aquello que hace que la conclusion (que es el consiguiente del racioci- nio) sea consecuente con e] antecedente, constituido por las dos premisas 8. Valor del silogismo.— Ya de antiguo viene criticandose el raciocinio deductivo, y de un modo especial la insigne formula en que se manifiesta, que es el silogismo, de carecer de valor inventivo, y poseer a lo sumo un valor expositivo 0 demostrati- vo. Esta critica estaba justificada por el excesivo uso, es decir. por el abuso que del silogismo se hizo en la Edad Media, el cual, para algunos, representaba el esquema exclusivo de todo el ra- zonamiento. Empero, reivindicado por Bacén el razonamiento inductivo, y reducido por ende a sus justos limites, el deductivo, y su formulacién técnica mediante la silogistica, no hay duda de que, conjugadas debidamente ambas clases de razonamiento, el silogismo, cuya invencién consideré Leibniz como uno de los mas bellos hallazgos del entendimiento humano, constituye, aparte de su incuestionable valor demostrativo y expositivo, un maravilloso instrumento de disciplina mental, por lo demas no del todo carente de virtualidad inventiva, pues son muchos los principios generales, cuyo inmenso contenido no puede conside- rarse agotado, y que por lo tanto puede beneficiarse progresiva- mente mediante el empleo del silogismo. 9. Reglas sobre la verdad o falsedad de la conclusién se- gin sean verdaderas o falsas las premisas, y viceversa.— El silogismo se considera materialmente verdadero cuando las’ 91 a. proposiciones de que consta sean realmente verdaderas, ¥ for- malmente verdadero, cuando es lédgicamente correcto, sin que las proposiciones de que consta hayan de ser de modo necesario verdaderas realmente. Y sera légicamente correcto el silogismo cuando tanto sus elementos remotos (los términos) como los proximos (las proposiciones) se dispongan de tal suerte que la conclusion se infiera necesariamente de las premisas. Asi. pues, puede suceder que un silogismo sea formalmente verdadero (0 sea légicamente correcto) y materialmente falso, y viceversa. Ahora bien; supuesta la verdad formal, 0 sea la correccién légica del silogismo, la verdad y la falsedad materiales dela | conclusién segiin sean verdaderas o falsas materialmente las premisas, depende de las reglas siguientes: | 1.° Si las dos premisas son materialmente verdaderas, la con- clusi6n también lo sera, en virtud del principio: ex vera non se- | quitur nisi verum, 2. Si las dos premisas son materialmente falsas, la conclu- si6n también lo sera, en virtud del principio: ex falso non sequi- tur nisi falsum. 3. Si una de las premisas es verdadera y la otra falsa, la con- clusion no es necesariamente verdadera ni falsa, sino que puede ser falsa o verdadera, y en este ultimo supuesto huelga decir que la verdad no resultaria del silogismo, sino de que la proposicién que enuncia la conclusion seria verdadera en si misma. Y viceversa: supuesta también la verdad formal 0 correccion légica del silogismo, la verdad o falsedad materiales de las pre- misas, segtin sea verdadera o falsa la conclusion, depende de las reglas siguientes: 12 Sila conclusin es materialmente falsa, necesariamente ha de ser falsa también por lo menos una de las premisas. 92 r 2." Si la conclusion es materialmente verdadera, no han de ser necesariamente verdaderas ambas premisas, sino que puede ser una verdadera y otra falsa. 10. Division fundamental del silogismo.— De la misma ma- nera que los juicios por raz6n de la relacin, o sea por el modo como el predicado es afirmado o negado del sujeto. se dividen en juicios categoricos, hipotéticos 0 disyuntivos, asi también, tratandose del silogismo, es primordial Ia division conforme a la cual éste puede ser asimismo categérico, hipotético y disyunti- vo; y la razon de esta divisién fundamental del silogismo es la misma de que parte la homologa division del juicio, a saber, la correspondencia a la forma de la relacién de los juicios con que se enuncian los primeros principios o principios fundamentales del pensamiento, a saber: el principio de identidad y de contra- diccion, enunciado de forma absoluta 0 incondicional; el princi- pio de razon suficiente, enunciando, en cambio, en: forma con- dicional; y el principio del tercio excluso; enunciado en forma alternativa. Refiriendo estas tres formas de los primeros princi- pios al silogismo, la conclusion se inferira de las premisas, bien segun la forma absoluta del principio de identidad y contradic- cién, bien segun la forma condicional del principio de razon suficiente, bien segun la forma alternativa del principio del ter- cio exclusivo; y como estas tres formas de inferencia de la con- clusion dependeran de la naturaleza de las premisas, en el pri- mer supuesto la premisa mayor consistiré en un Juicio categéri- co; en el segundo, en un juicio hipotetico, y en el tercero, en un juicio disyuntivo. Por lo tanto, silogismo categérico sera aquel cuya premisa mayor es un juicio categorico y la conclusion se infiere segun el principio de identidad y contradiccién: el silogismo hipotético sera aquel cuya premisa mayor es un juicio hipotético y la con- 93 clusion se infiere segin el principio de razon suficiente; y e} silogismo disyuntivo sera aquel cuya premisa mayor es un juicio disyuntivo y la conclusion se infiere segun el principio del tercio excluso. Conviene observar que puede darse el caso de que un silo- gismo, cuya premisa mayor afecte la forma disyuntiva. sea, no obstante, categérico, y en tal supuesto la conclusién también ,Seré disyuntiva. 11. Silogismo categérico. Leyes fundamentales del mis- — Ya hemos dicho que el principio fundamental del silogis- mo categérico es el principio de identidad y contradiccién, el cual al aplicarse a aquél se desdobla en las leyes Iamadas Dic- tum de omni y Dictum de nullo, las cuales pueden enunciarse de dos maneras, seguin se atienda a la extensi6n 0 a la comprensién. a) La ley Dictum de ommi se enuncia asi: quidquid universali- ter distributive affirmatur de aliquo subjecto nequit non affir- mari de particularibus, quae subjecto illo includuntur (lo que se afirma universalmente de algun sujeto, no puede dejar de afir- marse de los individuos que bajo aquel sujeto se comprenden), 0 en otros términos: Quidguid de omnibus valet, valet etiam de quibusdam et singulis (lo que vale para todos, vale también para cualesquiera de ellos y para los individuos); lo cual quiere decir que lo que conviene al género conviene también a las especies comprendidas debajo de él, y lo que conviene a la especie, con- viene también a los individuos contenidos en ella. Como se ve los enunciados anteriores se atienen a la, extension; desde el punto de vista de; la comprension, dicha ley se enuncia asi: Nota notae rei est nota rei ipsius (la nota de la nota de una cosa es nota de la misma cosa). b ) La ley Dictum de nullo se enuncia asi: quidquid universa- liter distributive negatur de aliquo subjecto, nequit non negari 94 de particularibus, quae subjecto illo continentur (lo que se nie- ga universalmente de algun sujeto, no puede dejar de negarse de los individuos que bajo aquel sujeto se contienen), 0 en otros términos: Quidquid de nullo valet , non valet de quibusdam et singulis (lo que no vale para ninguno, no vale para cualesquiera ni para los individuos); lo cual quiere decir que lo que repugna al género repugna también a las especies comprendidas debajo de él, y lo que repugna a la especie, repugna también a los indi- viduos que contiene. Estos enunciados se atienen a la extensién; desde el punto de vista de la comprension, dicha ley se enuncia asi: Nota repugnans notae rei, repugnat rei ipsi (la nota que repugna a la nota de una cosa, repugna a la misma cosa). 12. Las reglas silogisticas.— Enunciadas, en su doble dimen- sién cuantitativa y cualitativa, las dos leyes del silogismo cate- gorico, que hemos calificado de fundamentales por derivar di- rectamente del principio de’ identidad y contradiccién en que dicho raciocinio se funda, pasamos ahora a exponer las reglas del silogismo, formuladas de manera tan precisa, que seria harto dificil superar, por cuanto presentar todas las facetas posibles de las relaciones de los conceptos y juicios que constituyen la ma- teria remota y proxima del silogismo, siendo por lo demas ex- ponente de la claridad y agudeza del ingenio de los sabios que las redactaron. Estas reglas son ocho, cuyo orden y redaccidn literal no siempre coinciden, de las cuales las cuatro primeras afectan a los términos 0 materia remota del silogismo, y las cuatro ultimas alas proposiciones o materia proxima del mismo. Expuestas en forma de hexdmetros, hemos elegido el orden y la presentacién siguientes: Terminus esto triplex: medius, majorque minorque. Latius has quam premissae conclusio non vult. 95 Nequaquam médium capiat conclusio oportet. Aut semel aut iterum medius generaliter esto. Ambae affirmantes nequeunt generare negantem. Utraque si praemissa neget nihil inde sequitur. Nihil sequitur geminis ex particularibus unquam. Pejorem semper sequitur conclusio partem. a) Reglas relativas a los términos del silogismo.— Ya hemos dicho que son las cuatro primeras, las cuales son las reglas es- tructurales del silogismo, porque tratan de la disposicién de los términos en el mismo. ; 12 regla. Terminus esto triplex: medius, majorque minorque. «El silogismo ha de constar de tres términos: medio, mayor y menor»; pues el fundamento de la validez de la inferencia de- ductiva estriba en la referencia de los dos extremos a un mismo medio. Con sdlo dos términos 0 con mas de tres no cabe silo- gismo. 2° regla. Latius has quam praemissae conclusio non vult, «Los términos no pueden tener mayor extension en la conclu- sion que en las premisas»; pues de lo contrario nada podria con- cluirse respecto al incremento de la extensi6n. 32 regla. Nequaquam medium capiat conclusio oportet. «La conclusién no puede contener nunca el término medio»; 0 como también se dice: «el término medio nunca debe entrar en la con- clusién»; y ello atendida la misma funcién del término medio, que precisamente se llama asi porque ha de servir de término de comparacién y sdlo ha de figurar donde la comparaci6n es nece- saria. 42 regla. Aut semel aut iterum medius generaliter esto. «El término medio ha de ser tomado al menos una vez universal- mente»; pues de lo contrario, en el caso de ser particular en am- bas premisas, podria ser tomado en una segiin una parte de su 96 rr extension y en la otra segin otra parte distinta, de lo cual nada podria inferirse en la conclusion En suma, de estas cuatro reglas, la primera establece ec} nu- mero de términos, y por lo tanto a todos ellos se refiere; la se- gunda afecta a los extremos, y la tercera y Ja cuarta solamente al término medio. Los resultados de infringir las precedentes reglas son: si se falta a la primera, nada puede concluirse; si a la segunda, se incurre en. el sofisma de transito de.lo dicho secundum quid a lo dicho simpliciter, que en su lugar estudiaremos; sia la tercera, no hay raciocinio sino serie de juicios; y si a la cuarta, se cons- truye un silogismo de cuatro términos, lo que infringiria de con- suno la primera regla, b) Reglas relativas a las proposiciones del silogismo.— Ya hemos dicho que son las cuatro tltimas, y asi como las primeras regulan la estructura del silogismo, en cuanto tratan de la dispo- sicién de los términos, en el mismo, éstas, en cambio, son reglas funcionales, pues responden a la concepcién del silogismo como un proceso légico consistente en pasar de una proposicién a otra, por mediacién de una tercera. 52 regla. Ambae affirmantes nequeunt generare negantem. «De dos premisas afirmativas no puede seguirse una conclusion negativa»; pues lo contrario seria una infraccion del principio de identidad y de contradiccion. 62 regla. Utraque si praemissa negel, nihil inde sequitur. «Si ambas premisas son negativas, nada se sigue». Parte del supues- to negativo del de la regla anterior, y la imposibilidad de toda inferencia es notoria por cuanto con dos negaciones no hay ma- nera de establecer la comparaci6n entre términos y proposicio- nes, en la cual radica la esencia del silogismo. 72 regla. Nihil sequitur geminis ex particularibus unquam. «De dos premisas particulares nada se sigue»; puesto que si, 07 co ademés, ambas son negativas, nada puede concluirse en méritos de la regla 6.*; si, en cambio, ambas son afirmativas, ¢! término medio se tomaria dos veces particularmente, con infraccién de la regla cuarta; y si, por ultimo, una premisa fuese afirmativa y Ja otra negativa, la conclusion, debiendo ser negativa, tendria el predicado universal, y por ende de mayor extension que en las premisas, con infraccién de la regla segunda. 8." regla. Pejorem semper sequitur conclusio partem. «La conclusién sigue siempre la peor parte» (0 si se quiere, «la parte mas débil»), debiendo entenderse aqui por parte «peor» 0 «mas débil», lo particular respecto a lo universal y lo negativo respec- to a lo afirmativo; lo cual significa que si una de las premisas es negativa, también habra de serlo la conclusion, pues dos cosas que difieren respecto a una tercera, también difieren entre si; y si una premisa es particular, la conclusion lo serd también, pues | _ de una identidad parcial de los extremos con el medio, no cabe concluir una identidad total de los extremos entre si. En suma, de estas cuatro ultimas reglas, la quinta y la sexta se refieren a la cualidad; la séptima, a la cantidad, y la octava, a la cualidad y a la cantidad a la vez. 13. Figuras y modos del silogismo categérico. Figuras si- logisticas.— Llamanse figuras del silogismo las diversas disposi- ciones de los términos en las premisas, 0 mas precisamente las diferentes posiciones del término medio en las citadas premisas. Como es facil de ver, caben cuatro formas distintas de disposi- cin del término medio en las premisas, las cuales corresponden a las cuatro figuras del silogismo. En efecto, el término medio (M) puede ponerse: 1.° Como sujeto en la premisa mayor y como predicado en la menor; 2.°, como predicado en ambas premisas; 3.°, como sujeto 98 yr en ambas premisas; y 4.°, como predicado en la premisa mayor y como sujeto en la menor. La légica tradicional, designando las palabras sujeto (subjec- tum) y predicado (praedicatum) respectivamente con sus silabas iniciales, formulé el siguiente verso mnemotécnico para referir- se a las cuatro posibles posiciones del término medio, como sujeto 0 como predicado, en cada una de las dos premisas, de- signando asi las cuatto figuras silogisticas: Sub-prae (1.*), tum prae-prae (2.*), tum sub-sub (3.*), denique prae-sub (4,*), Lo cual puede representarse graficamente en el cuadro si- guiente: No obstante estas cuatro posibilidades, discrepan los logicos en cuanto a precisar cudles son las figuras que pueden dar lugar a silogismos verdaderamente concluyentes, Aristételes admitia solamente las tres primeras figuras, y llamaba a la 2.* y a la 3.* imperfectas, porque la necesidad de la conclusién no resulta absolutamente evidente, sino que precisa reducir sus modos a los de la primera figura. La primera figura, que constituye la figura regular, procede del antecedente ldgico al consiguiente légico y corresponde a la subalternacién; la segunda procede del consiguiente al antece- dente, y su naturaleza es la contraposicién; y la tercera procede por analogia 0 ab exemplo, y puede llamarse de la conversion; la cuarta figura, atribuida erréneamente a Galeno, llamada por ello figura galénica, necesita, lo que no ocurre con Jas otras tres, ser demostrada por la conversi6n o por la contraposicién. 99 dy 14. Modos silogisticos.- Denominanse modos del silogiony, las distintas formas que, con independencia de la posicién by término medio, pueden presentar los silogismos s¢gun sean |, cantidad y la cualidad de las proposiciones de que se COMponen, Recordando que la proposicién universal afirmativa se desig. na por A, la universal negativa por E, la particular afirmativ, por I y la particular negativa por O, siendo por lo tanto cuatr, las formas tipicas del juicio categérico, las premisas podran dis. ponerse de estas dieciséis maneras, segun las combinaciones binarias que pueden obtenerse con dichas cuatro letras: Premisa mayor: AAAA EEEE III OOOO. Premisa menor: AEIO AEIO AEIO AEIO. Y como estos 16 modos se encuentian en cada una de las cuatro figuras del silogismo, tendremos, en principio, 64 modos posibles. Y si consideramos, en fin, no solamente la disposicién de las premisas, sino también Ja dela conclusi6n, refiriéndola asimismo a las cuatro figuras, tendriamos que el mimero de combinaciones temarios que podria hacerse seria 256. Ahora bien; de la expresada cantidad total de modos de silo- gismos posibles, 216 no concluyen por faltar a alguna de las ocho reglas generales del silogismo, ya enunciadas, y otros 2] tampoco son concluyentes por faltar a alguna de las reglas espe- ciales de cada una de las figuras, que se expondran en su lugar oportuno; quedando por Jo tanto un resto de 19 modos conclu- yentes, segiin el parecer de la mayoria de los autores (aunque algunos admiten solamente 15). Lo cual se explica facilmente partiendo del principio de que la conclusién viene determinada cuantitativa y cualitativamente por la naturaleza de las premisas, de cuyas dieciséis combinaciones binarias, antes expuestas, re- sultan inutiles siete (EE, EO y OE, por ser las dos negativas; II, 10 y Ol, por ser ambas particulares, y OO, por ser a la vez parti- cular y negativa); quedando, pues, nueve combinaciones aptas 100 para concluir (AA, AE, Al, AO, EA, El, IA, IE y OA), de Sas cuales hay dos de conclusién alternante (AA ~aaa, aai~ y LA eae, €a0-), y las otras siete concluyen siempre por la regia Pejo- rem (8."); resultando, en consecuencia: 1.”, que la conclusion universal-afirmativa (A) sdlo se sigue de dos universales afir- mativas (AAA); 2.°, que la particular-afirmativa (1) puede pro- ceder, bien dedos universales afirmativas (AAI), bien de dos afirmativas, una universal y otra particular (IAI, AH); 3.°, que la universal-negativa (E) sélo proviene de dos universales, una afirmativa y otra negativa (AEE, EAE); y 4.°, que la particular- negativa (O) puede seguirse, ora de universal-afirmativa y parti- cular-negativa (AOO, OAO), ora de universal-negativa y parti- cular-afirmativa (EIO, IEO), ora, en fin, de dos universales, una afirmativa y otra negativa (AEO, EAO). Mas hay que tener presente que no todas las combinaciones son adaptables a las diversas figuras, pues la distinta posicién del término medio (M) en las premisas, al influir en la cantidad y cualidad de la conclusién, hace imposibles varios modos en cada figura, quedando, segtin hemos dicho, diecinueve modos concluyentes, que la légica escolastica designaba por las respec- tivas palabras, de estos versos mnemotécnicos: 1. Barbara, Celarent, Darii, Ferio data primae. 2. Cesare, Camestres, Festino, Baroco secundae. 3.8 Tertia grande sonans recitat Darapti, Felapton Adjungens Disamis, Datisi, Bocardo, Ferison. 42 Bamalip, Calemes, Dimatis, Fesapo, Fresison. Los que sélo admiten quince modos los relacionan con estos términos: 1.8 Barbara, Celarent, Darii, Ferio. 2.* Cesare. Camestres, Festino, Baroco. 3.8 Datisi, Ferison, Disamis, Bocardo. 4. Calemes, Fresison, Dimatis. 101 Siendo de advertir que los que slo admiten tres figuras con- sideran los modos de la cuarta como modos indirectos de lz primera. Pasan, pues, a agregarse como modos indirectos de la primera figura, Bamalip, Calemes, Dimatis Fesapo y Fresison, si se admiten 19 modos, y Calemes, Dimatis y Fresison, si se admiten 15. La distribucién de los diecinueve modos segun las cuatro fi- guras se representa gréficamente en el siguiente cuadro: 1 figura | 2? figura | 3." figura | 4.* figura | AAA | Barbara =| | | Daraptt_[ Bamalip | All| Darii Datisi IAI Disamis | Dimatis AEE Camestres Calemes: EAE | Celarent_| Cesare AOO Baroco OAO Bocardo EIO_| Ferio Festino Ferison_| Fresision EAO Felapton | Fesapo Como se ve, las vocales de estas palabras representan la can- tidad y cualidad de las proposiciones por el orden que sé dan en el silogismo (premisa mayor, premisa menor y conclusién); las consonantes iniciales B, C, D y F, que son las primeras del alfa- beto, indican en las tres ultimas figuras el modo correspondiente de la primera a que deben reducirse: asi Bamalip se reduce a Barbara, Cesare a Celarent, Datisi a Darii, Felapton a Ferio. Y atin no se agota aqui el potencial simbidlico de este prodigioso artificio, pues algunas consonantes intermedias indican e] cam- bio ldgico que ha de verificarse -conversién simple 0 per acci- dens, transposicién o reduccién al absurdo- para que un modo pueda ser reducido a su correspondiente de la primera figura, de tal suerte que la S indica la conversién simple, la P la conver- 102 we. | sién per accidens, la M la metatesis o transposicién de premisas. y la C la contradiccién 0 reduccién al absurdo; lo cual se expre- sa en los siguientes versos mnemotécnicos: S vult simpliciter verti, P vero per accidens: | M vult transponi, C per impossibile duci. | Para representar graficamente los silogismos se han usado | diversos diagramas, siendo los més conocidos los célebres circulos de Euler (matematico aleman del s. XVIII), si bien pa- rece que antes ya habian sido usados por Leibniz, y posterior- mente han sido perfeccionados por Venn. Como muestra de ellos nos limitamos a reproducir los representativos de las cuatro proposiciones y de los modos de la primera figura. Diagramas de las cuatro proposiciones: Proposicién universal afirmativa Proposicitn universal negativa todo Bes Co ‘caingan Bes C> Proposicion particular afirmativa Proposicién particular negativa : «todo Bes Co «todo B no es Co 103 Diagramas de los cuatro modos de la 1.” figura: Barbar (Celarent Darii Faro 15. Reglas especiales de las figuras silogisticas Y modos posibles en cada una de ellas.- Ademas de las ocho reglas generales del silogismo existen otras especiales de cada una de las figuras, que son el resultado de aplicar aquéllas a Ja estructu- ra especial de los modos de cada figura. a) Primera figura o figura regilar.— Ya hemos dicho que la primera figura o figura tipo del silogismo se caracteriza por la disposicién del término medio (M), de tal forma que es sujeto en la premisa mayor y predicado en la menor (Sub-Prae, segin el mnemotécnico tradicional), lo cual se representa en la formula E] término medio (M) se relaciona con el menor (S) como el género y la especie, 0 en su caso como la especie y el individuo, y el extremo mayor (P), a su vez, conviene o repugna al término medio (M) como al género, 0 en su caso, como a la especie, en 104 consecuencia el extremo mayor (P) debe convenir 0 repugnar al extremo menor (5) como al concepto especifico, 0 en SU Case como al individuo. Ejemplos: Todos los mamiferos son vertebrados (MP). Es asi que los felinos son mamiferos (SM). Luego: Los felinos son vertebrados (SP). Ningun irracional es libre (MP). Es asi que los felinos son irracionales (SM). Luego: Los felinos no son libres (SP). La regla especial de la |.* figura establece que la premisa ma- yor ha de ser siempre universal, pudiendo ser afi rmativa 0 nega- tiva; que la premisa menor ha de ser siempre afirmativa, pu- diendo ser universal o particular; y que la conclusion, en cuanto a cualidad, se rige por la premisa mayor, la cual si es afirmativa o negativa determinara la misma cualidad de la conclusion; y en cuanto a la cantidad se rige por la premisa menor, la cual si es universal o particular asi seré universal o particular la conclu- sion. Esta regla se resume asi: Sit minor affirmans, major vero ge- neralis (la premisa mayor debe ser siempre universal y la menor afirmativa). Por lo que concierne a los modos silogisticos posibles en la primera figura, en aplicacién de la precedente regla, habra sélo cuatro, entre las dieciséis combinaciones binarias que puede formarse con las premisas, pues sdlo en cuatro se cumple el] re- quisito de que la premisa mayor sea universal y la menor afir- mativa, como es de ver en el grafico: AA | AE | Al | AO EA | EE [El | EO TAs JE pollo lO, OA OE O!] OO 105 Estos cuatro modos se indican en el mnemotécnico ©” lag palabras: Barbara, Celarent, Darii, Ferio. Ejemplos: Bar - ba - rae Ce - la - rent - Da - riya eines Fer ri ti 1 2 2 Todos los animales son sensibles, Todos los vertebrados son animales. Todos los vertebrados son sensibles. Ningun vegetal es sensible. Todos los pinos son vegetales. : Ningun pino es sensible. Todos los animales son sensibles. Algunos vivientes son animales. Algunos vivientes son sensibles. Ningun vegetal es sensible. Algunos vivientes son vegetales. Algunos vivientes no son sensibles. OM MT > mh mr D> Las proposiciones particulares pueden ser singulares, como en los ejemplos: Da - ri © = Bs o> lait Fe —- i. = oe Todos los hombres son mortales. Sécrates es hombre. Socrates es mortal. Ningun hombre es inmortal. Socrates es hombre. Socrates no es inmortal. b) Segunda figura— En la segunda figura el término medio (M) es predicado en ambas premisas (Prae-Prae, seguin e] mne- motécnico), lo cual se representa en la formula: PM: SM SP La regla especial de la segunda figura establece que la premi- sa mayor ha de ser universal, bien sea afirmativa, bien negativa, v que una de las premisas habra de ser negativa; lo cual se ex- 106 y rs. mas brevemente diciendo: Una negans esto, major vero generalis (0 nec major sit specialis). , Por consiguiente, habra cuatro modos silogisticos posibles en esta figura, los cuales se expresan en el mnemotécnico con las palabras: Cesare, Camestres, Festino, Baroco Ejemplos: Ce —- E: Ningan ser sensible es vegetal. sa — A: Todos los pinos son vegetales. re — E: Ningin pino es sensible. Ca - A: Todos los pinos son vegetales. mes — E: Ningun ser sensible es vegetal. tres — E: Ningun ser sensible es pino. Fes — E: Ningun animal es insensible. ti — L: Algun ser viviente es insensible. no — O: Algan ser viviente no es animal. Ba — A: Todos los mamiferos son vertebrados. to — O: Algunos animales no son vertebrados. co — O; Algunos animales no son mamiferos. e) Tercera figura.— En la tercera figura el término medio (M) es sujeto en ambas premisas (Sub-Sub, segin el mnemotécnico), lo cual se representa en la formula MP: MS SP. La regla especial de la 3.‘ figura establece que la premisa menor debe ser afirmativa, bien sea universal, bien particular, y que la conclusién debe ser particular, bien sea afirmativa, bien negativa; lo cual se expresa de manera mas concisa con las pa- labras: Sit minor affirmans, conclusio particularis. En consecuencia, habra seis modos posibles en esta figura, los cuales se expresan en el mnemotécnico con las palabras: Darapti, Felapton, Disamis, Datisi, Bocardo, Ferison. 107 Ejemplos: Da rap ti Fe lap ton Di sa mis Da ti si Bo car do Fe ri son OF MOPOTT RT RT OR MERE ertebrados. males. Todos los mamiferos son v Todos los mamiferos son anil Algunos animales son vertebrados- Ningin felino es racional. Todos los felinos son mamiferos- Algunos mamiferos no son racionales. Algunos vegetales son arboles. : Todos los vegetales son insensibles. Algunos seres insensibles son drboles. Todos los mamiferos son vertebrados. Algunos mamiferos son bipedos- Algunos bipedos son vertebrados- ‘ Algunos seres vivientes no son sensibles. Todos los seres vivientes son corpéreos. Algunos seres corporeos no son sensibles Ningin ser insensible es animal. Algan ser insensible es viviente. Algin ser viviente no es animal. ) Cuarta figura.— En la cuarta figura el término medio (M) es predicado en la premisa mayor y sujeto en la menor (Prae-Sub, segun el mnemotécnico), lo cual se representa en la formula: PM: MS SP La regla especial de la cuarta figura establece que si la pre- misa mayor es afirmativa, la menor ha de ser universal; si la premisa menor es afirmativa, la conclusion ha de ser particular 3 y si una de las premisas es negativa, la premisa mayor ha de ser universal; lo cual escoldsticamente se expresa asi: Major si affirmans, esto minor generalis; si minor affirmat, conclusio sit specialis; quandoque negans modus est, major genera lis habetur. 108 eo Por lo tanto, aplicando estas reglas resultaran cinco modos si- Jogisticos posibles en la cuarta figura, los cuales se expresan cn el mnemotécnico con las palabras: Bamal Fesapo, Fresison. Ejemplos: Ba ma lip Ca le mes Di ma tis Fe sa po Fre si * son OF MO>Mr ps mm>re> ip, Balemes, Dimatis, Todas las aves son animales. Todos los animales son sensibles. Algunos seres sensibles son aves- : Todas las aves son animales. Ningun animal es insensible. Ningun ser insensible es ave. Algunos vertebrados son mamiferos. Todos los mamiferos son animales, Algunos animales son vertebrados. Ningun pajaro es mamifero, Todos los mamiferos son vertebrados. Algunos vertebrados no son pajaros. Ninguna ave es vivipara. Algunos viviparos son bipedos. Algunos bipedos no son aves. 16. Reduccién de los silogismos.— La legitimidad de los cua- tro modos de la primera figura silogistica, considerados perfec- tos por Aristételes, es evidente, porque en ellos se manifiesta claramente la aplicacién de las leyes fundamentales del silogis- mo categérico; mas no ocurre otro tanto tratandose de los modos de las restantes figuras, Ilamadas por esto irregulares, a saber, de 2 segunda, de la tercera y de Ja cuarta. Su legitimidad es tam- bién incuestionable, pero no aparece tan claramente como en la figura y en los modos silogisticos regulares; es decir, que la conclusién en los silogismos no pertenecientes a la primera figu- ta, es también legitima, por cuanto se establece en conformidad 109 OY con las reglas especiales de cada figura, pero tal legitimidad ny, aparece de manera inmediata. Por ello, para evidenciarla, ¢ decir, para que aparezca claramente que la conclusi6n SE Sigue necesariamente de las premisas, hace faltar convertir una 0 dos de las proposiciones del silogismo, con lo cual éste se reduce a un silogismo de la primera figura, cuya conclusion es evidente. mente legitima; y tal operacién se llama reduccion del silogis. mo. La reduccién puede efectuarse de dos maneras: por conver. sién y por la llamada reduccién ad impossibile. En su lugar Oportuno nos ocupamos de la conversién de los juicios, la cual, “segun dijimos, puede hacerse simpliciter 0 per accidens, siendo de aplicacién las reglas alli expuestas a la conversion de las pro- posiciones del silogismo, la cual puede efectuarse, bien dejando las premisas en su mismo lugar, bien verificando una metatesis 0 fransposicion entre ellas. 1. Son susceptibles de conversién a distintos modos de la primera figura, todos los silogismos de la segunda, tercera y cuarta, con la salvedad de los silogismos de los modos Baroco y Bocardo, que solo pueden ser objeto de reduccién ad impossibi- le. Ya hemos anticipado que varias de las consonantes de las pa- labras con que se designan los diversos modos silogisticos indi- can la manera como debe efectuarse la reduccién a los modos de la primera figura, de los pertenecientes a las restantes figuras. Recordemos ahora: 1.° Las consonantes iniciales de los modos .de las figuras irregulares (B, C, D, F), sirven para indicar los correspondientes modos de la figura regular a que deberan convertirse, que son los que llevan la misma inicial. Asi, Bamalip se convierte en Barbara; Cesare, Camestres y Calemes, en Celarent; Darapti, Datisi, etc., en Darii, y Ferison, Felapton, etcétera, en Ferio. 110 wv 2 La consonante S intercalada indica que la conversion al modo correspondiente de la primera figura debe hacerse Simpli- citer. Asi, un silogismo en Cesare debera ser objeto de conver- sion simple en un silogismo en Celarent. "3 La consonante P intercalada indica que la conversion al correspondiente modo de la figura regular debe hacerse Per ac- cidens. Asi, un silogismo en Felapton debera ser objeto de con- version per accidens en un silogismo en Ferio. 4° La consonante M intercalada indica que no basta con efectuar la conversion que se requiera, sino que precisa ademas verificar la Metdtesis o transposicién de las premisas al cfectuay la reduccién. Asi, un silogismo en Disamis requerira Ja inver- sién del orden de las premisas al efectuar la conversion. Ejemplos: a) De conversién simple: EI silogismo en Cesare (de la 2.* figura): Ningan ser sensible es arbol, Todos los pinos son Arboles, Luego: Ningin pino es sensible, se reduciré en un silogismo en Celarent (de la 1.* figura), con- virtiendo simpliciter la premisa mayor de esta manera: Ningun drbol es sensible, Todos los pinos son arboles, Luego: Ningun pino es sensible. 5) De conversion per accidens: El silogismo en Felapton (de la 3." figura): Ningun vegetal es sensible, Todos los vegetales son vivientes, Luego: Algunos seres vivientes no son sensibles, se reducira en un silogismo en Ferio (de la 1." figura), convir- tiendo per accidens la Ppremisa menor de esta manera: 111 Ningun vegetal es sensible, Algunos seres vivientes son vegetales, Luego: Algunos seres vivientes no son sensibles. c) De conversién simpliciter y per accidens: El silogismo en Fesapo (de la 4.* figura): Ningun ser sensible es vegetal, Todos los vegetales son vivientes, Luego: Algunos seres vivientes no son sensibles, se reducira en un silogismo en Ferio (de la 1.” figura), convir- tiendo simpliciter la premisa mayor y per accidens la menor, de esta manera: Ningun vegetal es sensible, Algunos seres vivientes son vegetales, Luego: Algunos seres vivientes no son sensibles. d) De metdtesis 0 transposicion de las premisas: EI silogismo en Bamalip (de la 4.? figura): Todos los hombres son animales. Todos los animales son sensibles. Luego: Algunos seres sensibles son hombres. se reducird en un silogismo en Barbara (de la 1.* figura), convir- tiendo per accidens 1a conclusion y transponiendo las premisas, de esta manera: Todos los animales son sensibles. Todos los hombres son animales. Luego: Todos los hornbres son sensibles. Il. La reduccién ad impossibile tiene por objeto manifestar que de la proposicién que es contradictoria de la conclusion de un silogismo irregular se sigue una proposicién que es también contradictoria de alguna de las premisas del propio silogismo, de suerte que quien niega la conclusién no puede conceder las dos premisas y, por ende, quien concede las dos premisas no puede negar la conclusion 112 El mecanismo general de la reduccién ad impossibile consis- te en combinar la contradictoria de la conclusion que se nos nie- ga con una de las dos premisas que han sido concedidas, para inferir la proposicion contradictoria de la otra premisa concedi- da. Todos los modos silogisticos irregulares son susceptibles de reduccién ad impossibile, pero, segin hemos dicho, este proce- dimiento es ¢l unico que se puede aplicar a los modos irregula- res en Baroco y Bocardo, cuyos nombres son también los tini- cos que tienen intercalada la consonante C, que significa que dichos dos modos pueden ser solamente objeto de reduccion ad impossibile, es decir, por Contradiccién; y por la misma razon estos dos modos son igualmente los unicos que se reducen ad impossibile al modo de la figura regular que comienza con su misma inicial, es decir, a Barbara, mientras que los demas mo- dos irregulares, como quiera que ya son susceptibles de reduc- cién conversiva a los correspondientes modos de la figura regu- lar que comienzan con sus mismas iniciales, se reducen ad im- possibile a modos de la figura regular cuyos nombres ya no co- mienzan con sus mismas iniciales. Este procedimiento varia segun la figura a que pertenezca el modo del silogismo que se ha de reducir, y como quiera que son tres las figuras irregulares, tres seran también los procedimien- tos de reduccién ad impossibile. Helos aqui: 1.° Para Baroco y los demas modos de la 2.° figura, se toma la premisa mayor ~ya concedida- del silogismo que se reduce y se le afiade como premisa menor la contradictoria de la conclu- sin, la cual ha de ser necesariamente concedida por quien ha negado dicha conclusién. Pero como de estas dos pre misas del nuevo silogismo se seguira la contradictoria de la premisa me- nor del silogismo propuesto, la cual también habra sido conce- dida, result@ra que quien niegue la conclusién de dicho silogis- 113 >| mo no podrd conceder ambas premisas, y por lo tanto que quien conceda ambas premisas deberd conceder también la conclu- sién. Como se ve, en este primer procedimiento permanece la premisa mayor del silogismo propuesto. Los silogismos en Baroco se reducen ad impossibile a Bar- bara; los en Cesare, a Ferio; los en Camestres, a Darii, y los en Festino, a Celarent. ‘ Ejemplo de Baroco a Barbara: Baroco Barbara Todos los hombres son Todos los hombres son racionales. racionales. Algunos animales no son C. Todos los animales racionales. son hombres. C. Algunos animales no Todos los animales son son hombres. racionales. 2.° Para Bocardo y los demas modos de la 3.° figura, se toma la contradictoria de la conclusién del silogismo propuesto como premisa mayor del nuevo, la cual ha de ser necesariamente con- cedida por quien ha negado dicha conclusién, y se le afiade la premisa menor del primero, también concedida. Pero como de estas dos premisas del nuevo silogismo se seguira la contradic- toria de la premisa mayor del silogismo propuesto (a veces in- mediatamente, y otras por medio de la subalternante), resultara que quien niegue la conclusion de dicho silogismo no podra conceder ambas premisas, y por lo tanto que quien conceda am- bas premisas deberd conceder también la conclusién. Como se ve, en este segundo procedimiento permanece la premisa menor del silogismo propuesto. Los silogismos en Bocardo se reducen ad impossibile a Bar- ara, asi como los en Felapton; los en Darapti y en Disamis, a elarent; los en Datisi, a Ferio, y los en Ferison, a Darii. 114

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