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CLAVES PRÁCTICAS DE LA COMUNICACIÓN

JURÍDICA

María del Carmen Burgos Goyé


Universidad de Granada

1. Algunas consideraciones introductorias


Uno de los problemas fundamentales con el que se encuentran los ju-
ristas cuando trasmiten su discurso es el desconocimiento generalizado
de las técnicas de expresión oral y escrita, la retórica y la correcta utiliza-
ción de la voz, para lograr el fin último de nuestra profesión —persuadir
en un proceso—. De ahí que en muchas ocasiones, los juristas cuando
impartimos docencia en la heterogénea composición de grados en que
actualmente compone la enseñanza universitaria en nuestro país, la for-
mulación empleada consiste en utilizar el primer principio del existencia-
lismo «Cada hombre es lo que hace con lo que hicieron de él1, es decir, les
enseñamos a los estudiantes cuando les estamos formando a «pensar
como juristas,» como previamente lo hicieron con nosotros »; y para ello,
utilizamos una metodología específicamente jurídica, es decir, se instruye
a solventar problemas jurídicos, para ello, les enseñamos una serie de
reglas básicas para investigar en Derecho, como son: detectar problemas
jurídicos, investigar en Derecho y a redactar documentos legales, así
como a argumentar jurídicamente y para lograrlo, utilizamos una meto-
dología dogmática-académica, que consiste básicamente en estudiar de
un caso especifico, analizarlo para determinar el procedimiento más ade-
cuado y de este modo, lograr una respuesta jurídica que nos permita re-
solver el problema jurídico planteado o la resolución del litigio. Desde mi
modesto punto de vista, este planteamiento tradicional es perfecto, si su
destino final es opositar, porque esta tipología de salida profesional, lo

1
Sartre, J.P. El existencialismo es un humanismo, Ed. Losada, Manuel Lamana
(trad.) Buenos Aires, 1998, pp. 13.

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que demanda es fundamentalmente «memoria». Lo cual nos obliga a re-


mitirnos a la eufemística maldición de KIRCHMAN, que si bien, su dis-
curso trata sobre la ciencia del derecho, nos recuerda el carácter vacuo
que es extrapolable a la memoria «(…) En tres palabras rectificadoras del
legislador convierten bibliotecas enteras en basura».2
El problema en la praxis reside en que este planteamiento sólo es ade-
cuado si los alumnos se decantan por opositar o por la docencia (la carre-
ra académica está diseñada para formar investigadores, no para formar
docentes). Sin embargo, si por el contrario, se inclinan por el ejercicio
profesional, esta metodología que hasta ahora se les había venido propor-
cionado en la Universidad, no solo no es válida sino que además es in-
completa y errónea, porque la práctica profesional suele alejarse del sen-
tido teórico que suele tener la Universidad. Por lo tanto, lo que realmente
precisan los futuros juristas, es una metodología judicial, es decir, aquella
que se produce en la práctica del derecho ante los tribunales, además de
fomentar la apertura hacia la utilización de otro tipo de técnicas de ense-
ñanza que exigen las nuevas realidades sociales. 3
Desde mi modesto punto de vista, considero que en un mundo compe-
titivo como el actual, donde la globalización de los servicios jurídicos esta
a la orden del día, y en consecuencia, donde probablemente los futuros
profesionales se vean obligados a cambiar de trabajo varias veces en su
vida profesional, hay que «saber derecho y tener rigor y profesionalidad»,
hay que tener la flexibilidad de cambiar en cada momento, hay que saber
divulgar el conocimiento jurídico y saber anticipar las necesidades del
cliente. Por eso creo que, preparar el caso concreto está muy bien, pero
es incoherente si no se tiene una buena base de conocimiento general,
que exige que los estudiantes hayan adquirido un nivel mínimo de com-
petencias genéricas tanto cognitivas (solución de problemas, pensamien-
to crítico, observar, uso de la información, desarrollar habilidades orales
y escritas, entre otras) como competencias meta-cognitivas (que se foca-
lizan primordialmente en la autoevaluación y a la autorreflexión), tam-
bién denominadas «competencias sociales» que se destacan por el traba-
jo en equipo y la disposición afectiva como la responsabilidad, la
independencia y la flexibilidad, para que, de este modo, llegados al caso
puedan especializarse; y para ello, resulta obligado conocer el derecho
vigente y la última jurisprudencia (lamentablemente muchos estudiantes
acaban la carrera sin apenas haber manejado un repertorio de jurispruden-
cia).

2
Kirchman, J.V.H. La Jurisprudencia no es Ciencia, 2.ª Edición, Madrid, Institu-
to de Estudios Políticos, 1961, p. 54.
3
Benito A. y Cruz A. Nuevas claves para la Docencia Universitaria en el Espacio
Europeo de Educación Superior, Madrid 2007, Narcea, p. 18.

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2. El arte de la persuasión en el derecho


Partiendo de la premisa, de que el fin de cursar estudios superiores en
general, y en la especialidad jurídica en particular, es adquirir una base
sólida de conocimientos para después poder llevarlos a la práctica. En el
caso de los profesionales que pretendan «ejercer», resulta ineludible uti-
lizar una de las herramientas más poderosas para nuestra profesión» la
persuasión», para conseguir que su argumentación sea lo más creíble
posible.
¿Pero que es la persuasión? En sentido amplio «Es esforzarnos en con-
vencer a una persona, a un tribunal, sala o foro, de algo, esgrimiendo diver-
sos motivos o apelando a distintas técnicas». ¿Y cómo lo hacemos? In-
fluenciándolo con la intención es que un sujeto modifique su forma de
pensar o sus conductas, para lo cual, es necesario incidir en él a través de
sus sentimientos o suministrándole cierta información que, hasta el mo-
mento, desconocía4.
Por ello, el fin último del jurista, en cualquier sector del campo jurídi-
co en que desempeñe su actividad, es siempre persuadir, que en el fondo
no es más que mover a otra persona a aceptar nuestro punto de vista de
manera voluntaria. Pero además hay que tener presente que el jurista
utiliza un discurso que no va dirigido a demostrar nada, sino a convencer
(para ello debe utilizar la retórica).Y esto, nos lleva al planteamiento de
otra cuestión ¿Qué es la retórica5? Sintetizada de forma sucinta en dos
palabras es: «la retórica es el arte de la palabra», es decir. «el arte de persua-
dir a través de la palabra.6»
Por este motivo, los juristas, cuando realizan su argumentación jurí-
dica, disponen de una batería de argumentos estructurados en paralelo,
que son de utilidad para sostener cualquier tesis, que no tiene que ser
blanco o negro, sino que, admite matices y grados, argumentos fuertes y
débiles pero la discusión queda restringida por unos parámetros que
marcan las instituciones —los órganos de última instancia— que ponen

4
Roiz, M.: Técnicas modernas de persuasión, EUDEMA, Madrid, 1994, pp.19-21.
5
Albaladejo Mayordomo, T.: «Retórica, Comunicación, Interdiscursividad», Re-
vista de Investigación Lingüística, Vol. VIII, 2005, pp. 7-33, especialmente p.8.
6
Platon: Filebo, 58.ª. Afirmaba al referirse al arte de la persuasión, un razona-
miento axial en esta materia» Pude decir (…) muchas veces a Gorgias que el arte de
la persuasión difiere mucho de todas las artes. Porque todo queda sometido a la es-
clavitud que ella le impone, por medios voluntarios, no por la violencia». Por ello
considera que para vencer la esclavitud del arte de la persuasión se pueden utilizar
dos vías antagónicas de forma simultánea —ofensiva y defensiva—. Con relación a la
primera, se debe realizar un discurso atractivo, racional y entusiasta, acompañado de
un lenguaje corporal de apoyo como instrumento para convencer a los demás de la
idoneidad de nuestras propuestas. Y la segunda, mediante la «defensa», detectando
el uso de la persuasión en los demás, y logrando de este modo, discernir el fondo de
la forma, y para ello, lo más efectivo es analizar sobre todo su retorica.

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punto final a la discusión, y la justificación de esto, es que estas institu-


ciones jurídicas, no tienen como función central la de aumentar el cono-
cimiento del universo(como en física o matemáticas)7 sino la de resolver
las controversias que específicamente le han sido planteadas, puesto que
la interpretación del Tribunal Supremo o el Tribunal Constitucional, a
pesar de que son impuestas en virtud del principio magister dixit (de au-
toridad), su contenido nunca puede presentarse en términos de ver­dad
absoluta e incontestable.8 Es cierto que, los tribunales de última instan-
cia pueden determinar en qué sen­tido se debe interpretar una determina-
da norma, un enunciado o un concep­to. Pero esta fijación del sentido de
las normas —que naturalmente vincula las futuras decisiones de los ór-
ganos judiciales— no implica que la interpretación realizada por el Tri-
bunal Supremo o el Tribunal Constitucional sea la mejor o la más correc-
ta entre todas las posibles. Se impone, eso sí, a través del principio de
autoridad pero su contenido nunca puede presentarse en términos de
ver­dad absoluta e incontestable. De ahí que, los juristas persuadan ade-
más de por la fuerza del argumento 9 y su certeza (evidencia), por la
fuerza y autoridad del orador y el estado emocional del auditorio. Al mis-
mo tiempo, hay que traer a colación que, la fuerza de un argumento está
subordinado a la concurrencia de una dualidad de variables. De un lado,
de la validez del argumento que es jurídica y cuya eficacia depende de su
mayor o menor proximidad (coherencia)10 con el corpus jurídico vigente;
y, de otro, el argumento es fuerte porque el discurso es eficaz para un
auditorio determinado (que comparte las ideas propuestas por el orador).
Por lo tanto, es el auditorio el que en última instancia, acepta y legitima
el argumento. Por este motivo, el jurista no llega nunca a demostrar
nada, sino que lo que consigue, en su caso, es convencer que es su obje-
tivo fundamental.
De modo que, para lograr este fin, el jurista debe ser buen orador y
también como no buen escritor. Debe por esta razón saber transmitir sus

7
Gorgias .Sobre lo que no es o sobre la naturaleza, Sexto empírico, Contra los
matemáticos, VII, pp.65 ss. Desarrolla 3 argumentos. El primero, es que nada existe,
en el segundo aun en el caso de que algo exista, es inaprehensible para el hombre, y
el tercero, que, aun cuando fuera aprehensible, no pude ser comunicado ni explicado
a otros.
8
Segura Ortega, M. «La Argumentación Judicial: Control y Responsabilidad le
los Órganos Jurisdiccionales, Τέλος Revista Iberoamericana de Estudios Utilitaristas»
XVIII/1-2, 2011, pp.197-229, especialmente p. 202.
9
García Amado, J. A. «La teoría de la argumentación: logros y carencias»,
Revista de Ciencias Sociales, núm. 45, 2000, p. 116. Señalaba que la clave de la re-
solución del litigio no depende de su contenido intrínseco sino de cómo se justifique».
10
Vernengo, R. J. Curso de teoría general del Derecho, Segunda Reimpresión de la
Segunda Edición, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1986, pp. 299-300.Considera que
toda proposición jurídica debe tener un carácter sistemático, para que sea compatible
con el resto del discurso jurídico y sirva para enlazar e interrelacionar las diferentes
partes que lo componen.

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pensamientos y argumentos mediante la palabra y, mediante la redacción


y además, ser elocuente para ello, que no basta con tener un discurso flui-
do y con gran contenido, sino que debe hacerse oír y comprender por
todos aquellos que le escuchan o leen, por eso, son importantes: las téc-
nicas dicción, una buena estructura, capacidad de síntesis, conocimiento
del lenguaje tanto verbal como no verbal, conocimiento de los medios de
comunicación, etc. Por este motivo, no basta con ser concreto en la expo-
sición de sus argumentaciones, sino que también, debe ser igual de breve
en la presentación de pruebas y en el informe final, a lo que debe adicio-
narse la exigencia de que también sea claro y persuasivo.
No obstante, todo se puede aprender y también como no la comunica-
ción jurídica. Para ello, se precisan solo cumplir la una triada de premi-
sas:
1. Querer comunicar en este ámbito.
2. Conocer el proceso de la comunicación.
3. Y también como no su práctica.

3. Requisitos que debe cumplir toda argumentación


jurídica

Existe un elenco de exigencias que requiere la elaboración de una ar-


gumentación jurídica para que lograr que sea atractiva y persuasiva, sin
pretender ser exhaustivo destacamos como primordiales los siguientes:
1. Delimitar el tema a tratar y estudiarlo en profundidad para poder
escribir un trabajo científico (artículo, capítulo, etc.).De modo que, para
estructurar la exposición del tema, el primer paso es saber qué quiero
decir. Sócrates decía que:» todo el mundo es elocuente cuando habla de lo
que sabe», y es que cuando se tienen cosas que decir la charla resulta
amena, sobre todo, si se conocen aspectos originales.
2. La actitud, la confianza en uno mismo, la buena disposición y com-
portamiento a la hora de enfrentarnos día a día a nuestras tareas, es la
mejor publicidad que podemos hacer de nosotros mismos en el ámbito
laboral. La actitud muestra, claramente, las ganas de implicarse en el
trabajo y de integrarse en el equipo, de seguir aprendiendo y mejorando
constantemente, de colaborar en cuestiones que se puedan salir de las
estrictas tareas de cada uno y de ayudar a que se genere un buen ambien-
te. En síntesis, ganas de trabajar y aprender porque las empresas y los
despachos (sobre todo los colectivos) quieren tener en su plantilla a pro-
fesionales luchadores pero que también sean afables, con buena disposi-
ción al trabajo y con habilidades sociales. Por ello, debemos programar
la mente con una actitud idónea para ganar los juicios. Debemos tener
una actitud y una motivación de que nos creamos que llevamos la razón
y ser consecuente, porque el resultado del caso y del juicio —éxito o fra-
caso— depende únicamente de nosotros. Además el ejercicio de la aboga-

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cía, se basa en una relación de confianza que constituye su esencia. El


cliente confía en su abogado y le encomienda la solución de un problema
y, sin esa confianza, es imposible prestar un asesoramiento adecuado.
A lo expuesto debe apostillarse, que las nuevas tecnologías también
han realizado su inserción en el mercado de trabajo de los juristas dando
lugar a una nueva figura community manager, cuya función es redirigir la
mayor cantidad de tráfico a la web del despacho, estos nuevos profesio-
nales que se demandan precisan tener unos conocimientos básicos tanto
de derecho como de organización de despachos profesionales, deben sa-
ber redirigir la mayor cantidad de tráfico a la web del despacho, y par-
tiendo de solventar el despacho el caso concreto que solicitan su resolu-
ción, terminen finalmente siendo clientes, siendo la titulación requerida
ideal para su desempeño de forma más optima en la actualidad, la titula-
ción doble de derecho y periodismo11. Además hay que tener presente,
que la evolución de la profesión de jurista, en particular, en grandes es-
tructuras, está conduciendo actualmente a que se centren en labores de
gestión empresarial o captación de clientes. Pero esos abogados general-
mente están ahí, porque con carácter previo han sido grandes especialis-
tas en sus respectivas áreas de ejercicio, por este motivo deben también
formarse a los futuros juristas en otras facetas como: idiomas; capacidad
de gestión y eficiencia a la hora de gestionar y ordenar los asuntos; cono-
cimiento de las fuentes y recursos jurídicos; conocimientos de las Tics y
recursos web 2.0; visión comercial y empresarial, entre otras.
3. La función cognoscitiva, es decir la aptitud (formación, preparación,
cualificación) necesarias para cada puesto todos podemos adquirirlas,
pero potenciarlas y mejorarlas es una decisión personal, de ahí que, para
lograr una formación práctica efectiva, se requiere una base teórica sóli-
da. Por tanto, deben tener el futuro jurista un nivel medio de capacidades
y bagaje de conocimientos, aptitudes y destrezas que habéis adquirido
previamente en los estudios formales de las disciplinas jurídicas, es decir,
léxico jurídico, que tanto en sala como en los escritos se aprecia importan-
tes deficiencias, carencias que se observan en el conocimiento del voca-
bulario jurídico avanzado, que suplen con el uso no siempre correcto del
diccionario, o en otras ocasiones, se aprecia una errónea o escasa utiliza-
ción de aforismos latinos para sustentar su argumentación en el caso de
comunicación escrita. Mientras que por el contrario, es la comunicación
oral, donde se aprecia como los juristas no utilizan adecuadamente la
lengua oral. Como resultado de estas carencias, se efectúan ambigüedades
en el lenguaje, que dan lugar a construcciones farragosas del conjunto de
la frase; o bien, por el contario, se realiza una redacción deficiente.
Ante esta tesitura ¿Cómo podemos subsanar estas deficiencias? La res-
puesta es obvia, utilizando un lenguaje claro y persuasivo, sobre una te-

11
Puede consultarse el enlace http://www.bluelawmarket.com/el-community-ma-
nager-del-despacho-de-abogados/?utm_source&utm_medium&utm_campaign

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mática controvertida para lograr que sea atractivo al presunto cliente,


editorial, sala o juez. Pero eso sí, respetando el lenguaje especializado
propio de nuestra rama. Por lo tanto, considero que es necesaria forma-
ción tanto en expresión oral como escrita para lograr un uso adecuado de
estas a través de cursos especializados en técnicas de expresión escrita y
en oratoria y expresión oral, que hoy por hoy, no figuran en sus progra-
mas de estudios de nuestra Universidad.

3.1. Habilidades de los escritos


La formulación de un escrito requiere observar una serie de requisitos
específicos, de tal forma que, teniendo en cuenta la especialidad del len-
guaje jurídico, con una mera ojeada del texto, el lector comprenda cada
una de sus partes (esto no implica que el texto no contenga gráficos, o
tablas, sin embargo lo fundamental para el lector es el léxico escrito).
Sirva de ejemplo, cuando se cite por primera vez una norma, debe in-
cluirse la denominación completa de la misma, recogiendo sus siglas en-
tre paréntesis y junto con la expresión «en adelante», para a partir de ese
momento podernos referirnos a la misma simplemente con sus siglas.
Además en esta formulación hay que prestar especial atención a la sinta-
xis y al léxico. Precisión y frases cortas. Es decir, simplificación cualitati-
va es la construcción jurídica.
En síntesis, la comunicación escrita posee un mayor nivel de elabora-
ción que la oral, al exigir ser más meticuloso en la elección del léxico,
asimismo existe la posibilidad de borrar y replantear una formulación,
por ello, requiere no sólo ha de saber, sino también debe demostrarse que
se sabe hacer, en cambio, en la comunicación oral, no es suficiente saber,
sino que debe también saber estar, lo cual añade un plus de dificultad.

3.2. Habilidades en la oratoria judicial


Con respecto a la comunicación oral, el contexto es diferente por lo
que exige que cambiemos nuestras premisas. Aquí importa la palabra
porque se persuade a través de ella pero no es el único elemento a tener
en cuenta, en esta tipo de comunicación no puedo borrar o volver más
tarde cuando este inspirada, por lo tanto, antes de plantearse la estrategia
a seguir, es fundamental en primer lugar, saber claramente lo que se quie-
re comunicar, para transmitirlo con total confianza y contundencia, para
ello, en primer lugar, debe estructurase el discurso siguiendo una estruc-
tura lógica: definir conceptos, antes de desarrollarlos y realizar un resu-
men o conclusiones al finalizar .Todo ello utilizando un lenguaje claro
—para evitar que su significado sea equivoco— además debe ser oportu-
no y útil. El mensaje debe ser adecuado al receptor e identificable con el

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mismo12. Para que un mensaje sea comprensible se precisa que el recep-


tor pueda enlazar las nuevas ideas o conceptos con sus experiencias an-
teriores. Deben utilizarse palabras sencillas, coloquiales, propias del vo-
cabulario del receptor y nunca emplear un lenguaje técnico o científico
cuando los receptores no son profesionales del tema.
Es imprescindible recordar este principio, porque palabras de uso co-
mún para un profesional pueden ser totalmente incomprensibles para el
usuario. También es importante el tono de voz, que debe adaptarse a las
características del receptor. El lenguaje y el tono de voz serán diferentes
según la edad, así el tono es diferente si nos dirijamos a un niño o a un
adulto. También es importante, controlar el miedo escénico, los nervios
cuando hablamos en Sala.
Otro factor a tener en cuenta, es situarnos en el mismo plano comuni-
cador-receptores, el mensaje debe tener en cuenta los referentes sociocul-
turales del público, siguiendo el esquema aristotélico de los discursos
jurídicos distingue entre los discursos en relación con los cuales el oyente
es espectador .Para ello, debemos tener en cuenta su —edad, educación,
identidad cultural, étnica, religiosa, o nivel socioeconómico— (discursos
de género epidíctico) y aquellos a propósito de los que es juez o sala decida
sobre cosas pasadas (discursos de género judicial) o sobre cosas futuras
(discursos de género deliberativo)13. Es decir, se debe conocer bien al públi-
co y saber lo que espera oír y para lograrlo lo mejor es practicar. Además
la información de nuestro discurso jurídico debe ser transmitida comple-
ta y no fragmentada; objetividad, información veraz; -oportunidad- la in-
formación debe trasmitirse en el momento adecuado; atractiva, debe
aportar interés al receptor y asimismo de tener credibilidad no solo en el
mensaje sino simultáneamente del emisor, debiendo transmitir, confian-
za, honestidad, coherencia, veracidad, razonamiento14 y ser jurídicamen-
te relevante al receptor. Además hay que apostillar que, no solo debe saber
hablar, sino que además debe saber lo que se va a decir antes de hacerlo.
Además hay que —saber escuchar de manera objetiva— premisa que
habitualmente de forma errónea creemos que es automático, si bien, en

12
Krawietz, W.» Sistemas jurídicos modernos en transición, Sobre la comunica-
ción jurídica en las teorías contemporáneas de las normas y de la acción», en Doxa,
núm. 21/I, 1997, p. 136. Señala que los sistemas jurídicos de información y comuni-
cación, deben tener en cuenta los destinatarios del Derecho, desde un enfoque inter-
disciplinariedad que abarque la antropología, sociología y el derecho entre otras ra-
mas .Para de este modo, revertir sus conocimientos sobre nuestro objeto de estudio,
debido a la complejidad del fenómeno jurídico.
13
Aristóteles, Retórica. Madrid, Instituto de Estudios Políticos, 1971. Esta triada
de tipologías las recoge y desarrolla en la obra aristotélica, en la que se dividen los
tres géneros que componen la retórica.
14
Bain, K. Introducción al libro de Finkel: Teaching with your mouth shut, Univer-
sidad de Valencia, Valencia, 2008, p. 12. Señala que «Si queremos que nuestros estu-
diantes aprendan a razonar, debemos proporcionarles todas las oportunidades para que
lo hagan».

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la praxis paradójicamente evidencia que requiere un mayor esfuerzo que


hablar» es más difícil escuchar que hablar». El siguiente elemento del
argumento, es verificar que los hechos aportados son los adecuados para
sostener sólidamente las argumentaciones expuestas, por ello, el jurista
debe ser proactivo, jugando desde una posición «positiva» y aseverativa
no «defensiva», anticipándose a los problemas, y no esperando que los
problemas lleguen, también debe demostrar celeridad —estar listo para
dar respuestas rápidas y profesionales— y solo preguntar cuando se co-
nozca la respuesta.
También es importante, no quedarse sin palabras «ligua lapsa verum
dict» o quedarse sin palabras a la hora de escribir» lapsus calami» (esto
nos ha pasado a todos).Una técnica muy recurrente, es la repetición. Este
principio tiene especial interés en la comunicación verbal, en la que las
palabras y las ideas se emiten rápidamente. Consiste en repetir la idea o
el concepto que consideramos clave para que se retenga mejor. Entre las
muchas técnicas existentes, una de las técnicas más sencillas y eficaces
consiste en realizar un resumen final y repetir los conceptos importantes,
para que sean guardados. También debe realizarse un apoyo selectivo. Es
importante, reforzar los conceptos importantes, separándolo de aquellos
que no lo son. Para ello, no es suficiente repetir los conceptos importan-
tes sino que además debemos utilizar técnicas que atraigan la atención
del receptor.
Otro punto básico en la comunicación verbal, es lograr que el audito-
rio tenga empatía con la proposición objeto de controversia. Por lo tanto,
en esta comunicación verbal, juega un papel fundamental conocer el au-
ditorio al que se dirige, al que se le debe seducir15, por eso, la trascenden-
cia que tiene analizar en un primer momento, la actitud del público y
elegir a raíz del mismo el discurso que mejor se ajuste a su persuasión. Y
para ello, es fundamental la percepción que tenga el público del jurista,
en este sentido debe traerse a colación un adagio popular» la primera
impresión jamás se olvida». La regla de oro: «caer bien a los demás».

4. El aspecto estratégico
Otro factor también relevante cuando se realiza una comunicación,
son los aspectos ambientales o estructurales que pueden interferir en el
proceso. Es decir, la configuración de la sala, la audición, el tipo de asien-
tos, la decoración, la visibilidad, el lugar que ocupe el comunicador, su
vestido, etc., son factores que influyen poderosamente en las actitudes del

15
Vid, Perelman, C. y Olbrecht-Tyteca, L. «Le raisonnement pratique», en R.
Klibasky (ed.) Contemporary Philosophy, Florence la Nuova Italia, Florencia, 1969,
p.168-276, especialmente p.242. Considera que el auditorio universal, no se diferencia
del particular, porqué se va transformando al ir adaptándose al mismo el orador.

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auditorio y en su capacidad de atención y de comprensión. Es preciso


que el emisor esté vigilante y, si detecta impedimentos ambientales que
interfieren en la comunicación y que no puede evitar, como la carencia de
recursos técnicos (luces, material audiovisual), o que resultan incómodos
(como los asientos), se refiera explícitamente a ellos para ganar así la
complicidad del auditorio. Con ello, puede evitarse los comentarios con-
tinuos, disminuir la tensión y la irritabilidad del oyente.
Los referidos al ambiente: Pueden perturbar al orador, desde el esce-
nario donde se produce el discurso:

—Los ruidos que se generan dentro o fuera del auditorio.


—Fallos en la luz del auditorio.
—Malos olores.
—Lluvia, frío, calor.
—Desperfectos en los equipos de audio.
—El micrófono puede convertirse en enemigo.

Asimismo la estructura del local, puede condicionar la eficacia de


nuestro discurso. Por ejemplo, si la conferencia en lugar, de estar alinea-
das las sillas y existir una «distancia espacial» entre el jurista y el audito-
rio, se realizara en un espacio donde «todos» hablarán o se movieran, los
conceptos retenidos serán más permanentes.
También los referidos a la audiencia. Resulta más complicado es cuan-
do los factores exógenos provienen de interrupciones del público, que hay
que tratar de entender en sus motivaciones para responder adecuada-
mente. De modo que, las interrupciones van desde las de mera curiosi-
dad, hasta las eventualmente ofensivas .Así por ejemplo, si organizamos
una discusión de grupo con una distribución circular de las sillas, en la
que el educador forme parte del propio grupo y utilice como material
para analizar y discutir las experiencias vividas, los problemas, las creen-
cias de los asistentes, la eficacia educativa será muy superior.

5. El dominio del cuerpo en la comunicación no verbal.


Mirada, postura corporal y gestos
En los países de tradición jurídica latina, como es España, celebramos
los juicios sentados, con lo que nos «amputan» la mitad de las posibilida-
des de comunicación con el cuerpo. Por todo ello la franja de importan-
cia entre el lenguaje no verbal (25%) y la voz (25%) por un lado y el len-
guaje verbal (50%) por otro es menor16.

16
Por todos, Martínez Selva, J.M. La Psicología de la Mentira, Paidós Ibérica,
2005.Realiza un estudio exhaustivo sobre la «Comunicación no Verbal», y en particu-
lar, de las distintas formas de engaño, y una revisión crítica de las técnicas e instru-

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Comenzaremos por la mirada es un elemento expresivo, produce en el


juicio oral un efecto psicológico y sugestivo sobre el auditorio, por ello es
utilizada como un mecanismo de convicción y control, de los interlocu-
tores con los ojos, por este motivo debe ser firme pero no desafiante, de-
bemos mantenerla no en sus ojos sino en su cara para que les presten
atención pero sin llegar a ponerlos nerviosos. Con respecto a la mirada,
esta no debe ser vaga ni dormida, sino, viva. Debemos buscar contacto
ocular con caras amigos dirigiese en principio a ellos. Ver al público
como amigos y no como espectadores o jueces. Para ello, es aconsejable
hablar con alguno de ellos antes de empezar la exposición o alegato.
Asimismo además de la mirada, son importantes las expresiones facia-
les, sirva de ejemplo —la sonrisa— cuando sonreímos a alguien, casi
siempre nos devuelve la sonrisa y, así como las expresiones faciales des-
encadenan los sentimientos asociados, la sonrisa que nos devuelve cam-
bia positivamente el estado emocional de la persona que la hace. Es con-
veniente sonreír al principio, porque la sonrisa relaja, ello implica para el
receptor que si se la devuelve cree que nos e va a aburrir. Por este motivo
debemos demostrar que disfrutamos de estar allí hablándoles. (Sirva de
paradigma J. F. Kennedy siempre sonreía pero nunca reía).
De otra parte, la voz, en la oratoria judicial esta debe ser tener un vo-
lumen, timbre, ritmo, modulación y dicción adecuados, de forma que,
debe evitarse que el timbre o matiz de la voz sea gutural, nasal, aguda,
ronca o temblorosa, puesto que, con este instrumento debemos lograr
acaparar la atención de la audiencia y evitar la monotonía y su inflexión,
por eso, es fundamental que la modulación o entonación utilizada sean
adecuadas realizando un « baile ascendente, descendente y sostenido»,
en función de los puntos que queramos subrayar y que sean retenidos
introduciendo pausas y silencios que siempre que se manejen con segu-
ridad sirven para ocultar el nerviosismo, para pensar y, sobre todo, para
lograr un control efectista del tiempo, así si la pausa o silencio precede a
las palabras haciendo que su sentido gane interés. Hay que partir de la
premisa de «El silencio es tan elocuente como las palabras»17, por lo tanto,
el que no sabe utilizar el silencio tampoco sabe utilizar la palabra. Tam-
bién con relación a la dicción o articulación fonética y silábica deben
evitarse defectos habituales como: multillas, adicionar o suprimir pala-
bras, etc. para lograr conseguir una fonación natural. También es conve-
niente saber cuándo elevar el tono de voz, hacer una pausa o reformular
la idea y debatirla.
Por su parte, las manos son el elemento vehicular más efectivo des-
pués de la palabra y la imagen que tenemos con el público, la ofrecer una

mentos de detección en diferentes ámbitos no sólo en la comunicación pública sino


en el ámbito forense.
17
Fromm, E. Silencio y verdad, Negación y estima en el psicoanálisis. Bogotá, Ins-
tituto Caro y Cuervo. 1987, p.12.

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importante información sobre nosotros, si apenas gesticulas con ellas


demostraremos que somos personas reservadas, por el contrario si gesti-
culamos con ellas, produciremos el efecto inverso, en consecuencia debe-
mos mostrarlas, ya que ocultarlas va a transmitir una gran desconfianza
a la sala o al cliente, debemos siempre dirigirlas hacia arriba y alejándo-
las del cuerpo para trasmitir franqueza y optimismo, debe evitarse los
gestos por debajo de la cintura, puesto que trasmiten falta de seriedad del
interlocutor. Asimismo también debemos tener en cuenta la gesticulación
de las manos por parte del receptor, así si se manosea o se toca la ropa o
se entretiene con algo mientras hablamos, nos da la alerta de que ese
sujeto no atiende a nuestro mensaje y debemos establecer una pausa para
volver a lograr que se interese por nuestros argumentos.
En resumen, podemos afirmar que para la comunicación oral se debe
utilizar otra técnica diferente para persuadir, al tratarse de una comunica-
ción informal hay que tener en cuenta no solo elementos verbales (voz,
intensidad, tono, timbre, entonación, etc.) como no verbales (gesticulación,
mirada, expresión facial, apariencia personal, etc.).Con respecto a los pri-
meros, llega antes la imagen y nuestra tonalidad que las palabras, por lo
que se habrá hecho una idea de nuestras intenciones antes de valorar nues-
tro mensaje verbal, por ello, la vestimenta se recomienda que debe ser dis-
creta y acorde a la situación, de modo que evite distracciones innecesarias.
Por último, es preciso aludir a otras habilidades diferentes a la persua-
sión que se están demando hoy día para el ejercicio profesional, nos refe-
rimos a nuevas actitudes y aptitudes, entre ellas solo haremos referencia
a dos de ellas. La primera, la capacidad de trabajar colaborativamente en
entornos laborales multidisciplinarios, o lo que es lo mismo, empatía con
el compañero o superior, con el fin de lograr una mejor colaboración,
estamos demostrando que trabajamos en equipo, que tenemos disposi-
ción para conseguir buen ambiente de trabajo, somos flexibles y no que-
remos generar problemas.
Que tiene como reverso de la moneda, la inteligencia emocional, una
cosa es ser empático y otra bien distinta, es pecar de buenos y que nos
tomen por tontos, no velar por nuestros intereses o de no defender nues-
tras posiciones, siendo una herramienta clave para su desarrollo, el auto-
control, para saber gestionar cada situación susceptible de conflicto, no
solo entre compañeros, sino lo que es más importante, en la relación con
nuestros superiores. Es importante es saber controlar nuestras emocio-
nes o actuaciones en determinados momentos, bien callando o bien ex-
presando las cosas con mesura.

6. A modo de conclusión
La metodología en la Universidad de los actuales grados, sigue un mo-
delo dogmático basado en clases magistrales cuya transmisión de conoci-

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Claves prácticas de la comunicación jurídica163

mientos se realiza de forma verbal, posponiendo la formación práctica del


jurista por la realización obligatoria de máster especializados. Sin perjui-
cio del carácter técnico-jurídico que tiene la rama del Derecho, al jurista
se le debe enseñar a utilizar correctamente las técnicas de deliberar, argu-
mentar y convencer específica de esta profesión. Puesto que este para per-
suadir, a diferencia de otras disciplinas no debe probar nada, sino conven-
cer con su argumentación, si bien, la técnica difiere según el medio
utilizado sea escrito u oral. Así en el primer caso, cobra más importancia
el diseño formal: Lingüística, dicción, para atenuar o disimular ideas como
la ironía, alusiones, perífrasis, como otras para expresar y dar a conocer
las pasiones: exclamaciones, reticencias, conminaciones, etc. Mientras que
en el segundo caso, la morfología es informal, de ahí que, sean relevantes
otros elementos diferentes como: escenografía, gesticulación y silencios.
En todo caso, independientemente de la técnica que utilicemos la ve-
racidad no es lo fundamental sino el poder de convicción, de persuasión,
con el público, jurado o la sala, por lo tanto, esa seguridad que deben
adquirir debe sustentarse siempre en buenos argumentos planteados ade-
cuadamente.
Nos encontramos ante una nueva habilidad que debe ser instruida a
los juristas si realmente aspiramos a que el derecho se adecue a la reali-
dad y deje de ser una entelequia y para ello, las medidas que se adopten
deben ser bidireccionales, tanto para los alumnos como para los profeso-
res ya que ambos son parte del problema y por tanto, también de la solu-
ción. Un jurista alemán decía»: «en los tribunales no pretendas ser más
que el Juez pero no consientas ser menos». Ante este difícil equilibrio.
Debemos cuidar nuestra manera de informar ante los tribunales y juzga-
dos, tanto por escrito como oralmente, por autoestima, aunque el pleito
se pierda, que no se pierde por utilizar un lenguaje apropiado y técnico,
y una expresión sonora y rítmica.

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