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= CY TRO libro sobre el atormentado asumto de las formas histéricas del Estado? No exactamente; mds bien uno menos. En él se entiende que endo viene ilegitimamente ocupando la historia; més polémica nose arrastra sobre Estados feudales, estamcntales, duales, corporativos, mixtos 0 absolu~ tetas, aqui no hay Estado. No se mponen nuestros conceptos a otras épocas ya porgue se tene una confinza en su inteligencia que normalmente no se oto za. Otros conceptos politicos supicron gobernar las sociedades histéricas: de Esco se trata: de la recuperaciOn de los primeros para el entendimiento de las Segundas, opsrdndose asf sobre un presupuesto tan elemental como el de que mis tended que ver eon usa sociedad su propia cultura que Ia nuestra, "Es cuestion de método, que este libro atiende, optando, frente al engolfa- cbrico de la bistoria, por el de la mas ambiciosa antropologia. De ahi lo. Mas también es cuestion de prucba, apicindose el mismo libro ‘ia indagacidn de la estructura politica de la edad moderna. De abi su ttul. Yya ic inspira la certeza de que no hay metodologia sin investigaci6n; ambos flaneos, y no tan separadamente, quiere cubrir. De ahi también su origina fograma de estudio de ual también pertenece ‘publicado en esta mis 1200 esto su panicul dela rligidn emia hist coleecin. ‘SOUVIS OWOD SVNOSWAd SVINVI/o1aN1D puIOjOLIES 940.4 cere TANTAS PERSONAS COMO ESTADOS Por una antropologia politica de la historia europea Bartolomé Clavero 4 Fecpos BARTOLOME CLAVERO TANTAS PERSONAS COMO ESTADOS POR UNA ANTROPOLOGIA POLITICA DE LA HISTORIA EUROPEA mw CCENTRODE hivEsTiGAcioNEs YESTUDIOS SUPERIORES EN ANTROPOLOGIA SOCIAL BIBLIOTECA wl ENRIQUE LUNO PERA 00055653 €P Ineeson de cube: "Saxe Mois | A Merche, por esto también en deuda, > sin una ginecologia politica de menos pretéritas edades. Acecas nos os eon Na tia ld ho re sept yeae fotocopis, probes magnteno cosguer wats Bec linssoe } stn fe rowers, pom exo de Spinal Teesos 8 EDITORIAL TECNOS, 8. A, 1986 ‘O Banos, 1-220 Mais RN ehson eet ao Deptt Lees 5 TERRE E ERB EBRREHREHREeeee||!) INDICE There is sich widespread dsaisfiction vith existing theories of jsp i des enon tha he ot a se uo they pretend to dipose oo futiy the suspicion that some line of igus recesory"o pect res ‘has Been Inonpltly followed or atop tome by ther thors. When they turned ther ateton to ache states socket they unformily ceased to bterte and Began guesing Prevoco, = HEeNay SUMNER MAINE, 1861. Carmuig | INSTITUCION POLITICA Y DERECHO: DESVALIMIENTO DEL ESTADO MODERNO. | Desconcierto tan extendido ante la ciencia del derecho hace sospechar su 1, Desplazamiento y adopcién del concepto estat. 3 | ciencia a estados sociales arcaicos no observa: alucina, ee i | © ieee pees ecg ae ae a es ean 2 isin somina! dl feo entre hacendes serie, elec y munich 3. Rostén stant de) derecho fal sxe prnieioeasbtarion,wehpeane { | CwrruxolllHISPANUS FISCUS, PERSONA FICTA: CONCEPCION DEL. SUE. JOP E Ree Ree eee eee = 10 ‘TANTAS PERSONAS COMO ESTADOS 46) Determine fasions de! pusnnio Sal ens mito deta soberana: 0 pig 71> pivado o 5. Persoonlad figura 6 fico ae ors sto soils cues de persona fia ea a ems, plien maser. " i ots. u PROLOGO soice oe rues Mero partcipio de verbo de conexién o casi exclusvamente copulativo, Estado resulta primariamente, desde luego, un término bastante inexpresivo, que ya por esta misma virtud vendria a cargarse de sentido. Permite una designacidn sin concepto, una identificacién que nada traciona: las razcnes de Estado aparecieroa como arcana imperil, misterios del poder, goz0s0s para pocos, dolorosos para muchos; la diferencia la ponia el conocimiento, GY qué decir de persona? Ya se sabe: originariamente mascara, con una foncén alm més drama y menos pudorosa todavia de encbrimiento © | He agui los sujetos: politico, el Estado; la persona, civil {Qué sociedad | podria de ellos privarse? {Qué historia, prestindir de sus figuraciones? Como | Imagenes cirtamente aacieron; como ctiaturas, entonces tendrin su histo- | ria, Asi también a su modo se concede: habré sociedades sin Estado y sin | sujetos, pero ya por ello con sntropologia, que tampaco es exactamen'e | trig. En éSta, por lo que a la misma sociedad que ciencias produce ie interesa, seguirin tales idolos imperando. Mas es la propia historia la que los ha causado: la que ha podido ya también exist en algia momento sin alos. Es entonces Ia propia historia In que pueiora precisr, si tal resulta, ef remedio de Ja antropologia. Cuindo, para culles épacas, ya se discute, traduciéndose en distanciamiento ahora la resistencin; Io: periodos de priv. cidn seguirian de otra forma ajenos. Resignada nmestra historia a tener sus primitivos, ya consigue también su extrafiamiento, reducéndotes a la reser- ‘va de In prehistonia, pero pugnan contra el confinamiento. La historia se contamina, desfigurindose sus sujctos, ;Cabe realmente sin ellos? Mejor seria ya preguntarse: {No eabe realmente con otros? Ya el problema podi ser que no se Jes deja espacio, poblada de fantasmas, Aqui, en estas piginas, el desahucio se preiende, y 20 para derribo; Ia tatea se la reparten sus sucesivos capitulos: el primero despeja la estancia; cf segundo, prepara la recepcién; sf tercero ya introduce embajadores de TEE REE HRE HERR HREHRE RRR ies foe fa TANTAS PERSONAS COMO ESTADOS ‘otros distintos sujetos. Son capitules unitariamente concebidos, bien que ‘nteriormente desgajados para una publicidad més especiakizada, Aparceis cl primero en la Revista de Estudios Politicas del Centro de Estudios Const- tacionaes (19, 1981); se presenté el segundo, en 1982, 2 un Seminario de Historia del Derecho Privado, que animara Pablo Salvador, dela Univers dad Auiénoma de Barcelona, recogitndase més tarde en sus actas; el tercero viola luz en los Quaderni de! Centco de Estudios por la Historia del ensamiento Jutidico Moderno de ia Universidad de Florencia (11-12, 1982- 1983), que ditige Paolo Grossi y sin cuyo estimulo ia operaciéa més dil. ‘mente se habria vitmado, ‘Asi recuperan su unided, con algin ajuste de epigrafes y alguna revisién e notas aiadiendove mis que quitindose, salvo el terceo, que Ya quiso set ‘exhaustivo en su exploracién de la rama’ mis téenica de un pensamiento politico. Tampoco lo logré, pero lo que podria hoy afiadir lo recargaria ‘in mis sin enriquecerio;algerarlo no sabra, debiendo recorrerse su largo ¥ tortuoso camino hasta Ia conclusién barroce: Tot personae quot feuta, ‘cantas personas como estadoss, sin aplicarse siguiers, a la hora de te verdad, este aitimo vocablo. Sintoma antropologico de nuestro. problema histérico: a ello vamos. Mas ao sin antes cumplimentar la ciusula mis grata de estos protoco- fos. Si las deudas de sus capitulos ya ban quedado rezistradas, y lay gracias entendidas, resta la del libro en si Se habré advertdo la divisa de la Fundacién Ludo Pefia, que asi reincide; mi agradecimiento Antonio que Pérez Luiio 20 por mas obligado es menos libre, Playa de Rota, enero de 1986 CAPITULO 1 INSTITUCION POLITICA Y DERECHO: DESVALIMIENTO DEL ESTADO MODERNO. 1. DESPLAZAMIENTO Y ADOPCION DEL CONt 0 ESTATAL Existen expresiones que notoriamente gozan de incontrastada aceptaciSn gnire los historiadores bajo el presumible entendimiento de que ha llevado encerrarse felizmente en ellas toda Ia sustancia de una compleja realidad histérica, aunque tal vez su suerte, en ocasiones, pueda mis bien denon de 4, con clas, realmente se eluda la misma conttontacion con el problems que se pretende cerradamente expresar. Asi, por ejemplo, el términe ae Estado moderno en su aplicacion precisa a la institucion politica imperants entre los silos Xv a xvii, o en parte de los teritorios eiropeos eh aga Periodo extenso durante dichos sigios Puede, al menos. suscturse legtimaiente la duda. ante evidencias como la de que su propio termina de Estado moderno histéricanente surgié pars ‘identificar y caliiear a Ia posterior institucida politica de ln Edad fone ordnea, extendiéndose retrospectivamente a los siglos inmetlisios ely Edad Moderna en le medida que la doctrina jucidica mis conervadora 4ueria evitar, mediante precisamente lz inclusién en él de dementos histor £08, Como la monarguia o Ia represeatacién corporativa, us implicaciones ids constituyentes, 0 en la medida también que, proyectirdose gualimene ‘a historia, a historiograia econstitucionaly contemorines. vers situarse en el mismo terreno anacrénico del derecho". La aparicign on ol cumpo de ia investigacin histérica de un coneepto constuldo de Doredy do simpicmente deberse a la proyecciSn de su idea contemporines, Io ual ha podido desde luego hacerse valer, desclificatoriamente, frente o suposiciones de +Estados» mas remotos?, pero no se ha aplicade con igual aleanee crtico @ dicho supuesto con todo més resstente de Estado madrten ¥ 0 tal vez porgue el uso politico, aun con ottos siguifcador menos 4 TTANTAS PERSONAS COMO ESTADOS cepetios, del mismo tino de tts o estado rane paca pares 8 miter unto aoe preven eft de tnidades polite prose an de ie categoria slerinmente deiidayelsborada det Estado como supe pbc! "Faungue tanta hay que adver qu, a ceria distancia de tales orge nex ya no mala hoy ela mejor hstoiograta de un simple proyecto; fete propia invexigactny i historopaa del Estado moderna pute const hoy u conarpo de tse con Geta autonome independenea de in problemi del Estado contesporineo, ran pola gis eqella tencinno psd ors sola basar por la desatifearion deo sues: Siaoo stamor et low terapos en que eto sobre Ierature politica do 1s Ela! Moderea peda inpuserente intr el conept etal bajo I Sinple postalcin Ge que ana sca a, in Estado, es un Congo metado gregnion®; hoy lor mismos hatoriadores, tras dead de debate Fonte tuo incontrlado de conrposo frente a Melogissproyestadas ca Is storia se seta segramente abochoraos ame exe po de tad SGonates simplest toca as bt itt Toy el conepo, al menor en lor cass ms atorizados que habia especloente de interstron so nets constr en la ei invergaion hltorica sobre propia experiencia poli de pea en coon Aa por employ Stryer eo ss eonferencas sobre los erigenss mefleaes del ‘Estado mide, procrand encarta e tran es Neto mls ssn vad histone poles prose: Estado modero, x deci, aguel que “Shen ttn coae son snes penn y ae fusca grido Je imponer sv autorided y derecho, aun tn monopole por Poder, por ends pariclarmene de vnc ode ballads fri Fes comanitaras 9 relics anterior y Strayer, sertamene, eomtepla {contiaaion fs pope Toran y nj de ets fares ent Europa o mis espcanete en Franca y en Inglaterra, dele silos it 2 AVL Mas wn par de cmcones al menot co dhe debaiion raroriah mmayor sonsiercion de a que a Ks otorg: derecho ~relente ba nlondad svat, gupedtacion —eetvamente— de ott seatadeo? xa sgunia, de esto se postula por Stayer mis que = demuestra, no entrandove mintnament, y por cect tal ez de recazo. por et miso Concept, en ln constercia de orden fai, seri, corporatve joss ch dei de todo dl eneanade plea taenoseeaaly de Edad Frode, y no pedendow, por tnt, prssarreamemte el seanee 0 i Chtad de estas tras eae. Resecto 2 lo convene o todo £0 ‘inlrie quel dbidenencon a te Complejo mundo moder dene. tacione coportivasy scorns 0 patos Boy conducr na revit ftstantva dl propio conepte de Edad moder: exudi, en tos INSTITUCION POLITICA ¥ DERECHO 1s «280s, de dicha materia viene hoy a superponerse o 2 agregarse, entiquecien ‘do indudablemente de forma notable nuestro conocimiente de la estructura politica de la Edad Moderna y cualificando asi de alguna manera la idea de icho «Estado», pero no incidiendo de modo aprecishie en su misma represeniacién como «Estado» rigiendo todo este complco”. Mis decisiva podri resultar a nuestro efecto aquella ot-a cuestién de la presunta dependencia del derecho respecto al Estado moderna, No. puede ecitse que Strayer entre tampoco con alguna profundilad en ella; su exposiciéa, refiriéndose en lo que a esto pueda interesir a la efectiva, imposiion de la jurisdicion real sobre la generalidad de otras jurisdiccio- tes, a hace més bien derivar hacia vertentes menos sustantivas de aplica ‘idm det derecho, de un derecho cuya determinacién primaria queda cieria- mente en Ia sombra, Por una parte, el hecho de que el «Estado modernor haya de dejar subsisir wcostumbres» e insttuciones de otra indole y de ro poca entidad, Je parece a Strayer tan solo una «férmula ingenioss» para lograrse, sobre las, su propia constitucién y desenvolvimiento; por otra pete, la presencia por encima del mismo «Estado», sein sus términos, de un «derecho roma no» de vigencia igualmeate heterdnoma sélo le merece lt consideracion fateral de que sin tal tipo de derecho el Estado moderno tambien se habia constituido®,llamandole asi este fenémeno Ia atencién s6lc en cuanto. que su sustrato impedal,aplicado a las diversas monarquias, pudo contribuit & su afirmacion politica, y no respecto a la cuestién primordial de que su misma fermacién y reproduccidn en estudios y corporacienes por encima sustaneiaimente del control de los poderes presuntamente «estataies» (y esto ‘no de un simple aderecho romano, sino de toda tin nuevo sistema desarto. lado en base a su tradicidn y al derecho canénico}? piiede estar hstovieas ments cuestionando esta configuratién como Estado de dichos poderes politicos, conforme a la propia definicién que, no sin una fa implicacion el sentido uiterior del término, se nos ha justamente oftecido, Y esto, mis que la misma reduccion de la materia corporativa y seRria parece cfctivamente un presuncién comin y accssaria, aunque generale ‘mente implicita, a todo eoncepto historiogréfico actual del Estado moderno; toda defnicion bajo eategorias estaales de la institucién politica moderna parece que ha de presumir su conexién con el derecho en tales tarminos de Gependencia del segundo respecto al primero que resultan histdricamente bastante improbables; una conexién que, si se sigue realirmaads, es mis como postulado del concepto que como evidencia de la investigncion. La suestin, incluso, persistentemente se confunde con su convencional limita- ida, requerida desde ivego por los mismos supuestos estates, & temas como el de la ubicacidn de un poder legislativo entre reyes o principes ‘|\S BEBE HEHEEBEHRHE EE 16 TANTAS PERSONAS COMO ESTADOS cortes © parlamentos, pues no es mediante «eyes» precisamente como en esta época, bien activo aquel sistema romano-canénico «no estataby de sreacin y reproduceién del derecho, se establecen y desarrollan los elemen. {os esenciales det orden jutidico'® Hemos podido enconirar ciertamente en Strayer elementos paradigmiti- 208 del concepio de Estado moderno hoy en curso, y ellos, aparte sus personales recursos de menor interés a nuestros efectos, consisten esencial- ‘mente en Ia pretericin de las instituciones seforale y corporativasy, sabre todo, en la desiguracion del orden juridico de la Edad Moderna. Pedemos 4 continuacién, y con enslogo propésite de determinacion del paradigma ‘general mis que de valoraciGn de aportaciones particulares, acudir 2 la Somposicin del tema del mayor espocalista espaol en la materia. cuya, obra por Jo demas justamente destaca en términos genereles dentro del jampo historiogrfico del Estado moderno CONSTRUCCION PATRIA: LA OBRA DE MARAVALL Se introdujo ya hace aflos en esta materia nuestro autor precisamente con una Teoria espaola del Estado en el siglo XVI que, de alguna forms, Dnubo de encontrarse con el punto del cancepto que aqui os interesa, ‘aunque no abordindolo, de hecko, tan directa o frontalmente como el ‘mismo titulo haria esperar'’. En todo caso, se nos presentaba el wEstador ‘como «una creacion del Renacimiento» que habia de implicar wune organi zacién juridicamente estableida, objetiva y duradera, con un poder supre- mmo independiente en su esfera’ de cualquier otto, ejerciéndose sobre. un ‘Erupo fhumano determinado y diferenciado de los demi, para la conscct. s, particula- sismos y oscuridades, regia entonces la vida social; o nade de elo sirve para impugnar su misma importsncia institucional como jurisprudercia que real- mente, y en una época no tan moderna como se presume, respondia a las condiciones imperautes, aunque no desde luego & 1 seciores mis renovado- res de la cultura de los que, concctindose hoy mejor con ellos, puede erivar ia misma engafiosa imagen de modernided. Mas bien resulta, con todo, fo contrario: pueden ser razones que, previsamente y segin deberia sor siempre regla del hstoriador, recomiendan su consideracién como fendmieno social a! iempe que intelectual, © como fenémeno que pued> justamente decitse antropolégica, Si realmente se pretende comprender la estructora institucional del mun- do moderno, y no complacerse en la reinvencién del contemporaneo, no parece evistir otra via, aln poco gralifiante para el estudioso calto, que la TTANTAS PERSONAS COMO ESTADOS que oftece esta jurisprudencia del derecho comin; que la de stender & les representaciones de aquellos autores que, en la época, precisamente se hallan con esto mis alejados de nuestra sensbilidad o de nuestra mental dad contemporincas —-de su antropoiogia de Estado y de mercado— y resultan con todo mas ajenos a la génesit de nuestro propio mundo con ccuyos indices mis espontineamente puede y suele concctarse, con el consa- bido efecto de modernizaciia de ta sociedad histérica, o von el citculo vicioso de la evidencia que ya esté en los presupuestos de la investigacin. Ja misma conciencia antropolégica puede ayudar romperlo; o la misma ‘portacién de una historin del derecho, ya avisada, a tal tipo de concienci. La propis historia del derecho ha contribuido decitivamente desde luego 1 dicha asimilacién més resistente dela sociedad moderna a la antropologia, contempordinea, con sus proyecciones doctsinarias de mis amplio espectro {que primariamente la definieron y a las que desde un comienzo debimos sfudir; aunque tainbign es cierto que el mismo efecto se ha mantenido, y ‘aun acentuado para este capitulo segiin ya también indicamos, tras aquella crisis que redujo bastante, y hasta hoy, su influencia en el conjunto de las representaciones histéricas; en todo caso, aun no siendo exclusive su res. Ponsabilidad, parece que sélo a ella le compete o que slo a su alcance se encuentra, frente a otras excectativas de la propia disciplina de le historia, 4a convenienterectfcacin del entuerto, aunque no, desde luego, la posibl sdad en solitario de su entera superaci6n. Y puede repacarse finalimente ca la ircunstancia de que, a efectos sustantivos, bajo unas u otras ideas, algunos pasos ya se han dado en tai sentido, pasos que convendrd resehar en sus ‘érminos més generales, sin circunseribirnos a nuestro caso, y con le debida Secuencia, aun a riesgo de resultar, en principio, elementals y de incurrir en alguna reiteracii, Ante todo, conviene sefalarse que el propio reconocimiento en su singu- Jaridad dei derecho comiin de formacién medieval y aplicacién y desenvolvi- tmiento moderros, no ha resultado tradicionalmente obvio para la misma historia del derecho, consttuyendo el primer y fuadamental de dichos pasos. Sobre los supuestos ya conocides de continuidad particularmente identifica. {da con la tradieiOn romanisia mediante !a proyecciin incontrolade de sus categorias contemporineas, la historia clisice del derecho no solie ciecta- ‘mente plantearse desde tal tipo de reconocimientos; en ella, la jurisproden- ia del llamado ius commine quedaba subsvinida en dicha tradicion, sia ‘asgos propios ni caracterizacién especfics, sin posibilidad de representacion it a de categories juridicas particulates o de conceptos culturales propios que pudieran consiguientemente servir ai eonocimiento de fa sociedad a la que histéricamente pertenecia, "No ha solido ciertamen'e coneebirse con verdadera ideatidad histériea el, ‘ i : overseer ner mars HISTORIA Y ANTROPOLOGIA 4 {us commune bajomedicval y moderno; ya refundido sin mis en dicha tradicién del derecho romano desde la antigiedad”", o ya tambign de otro ‘modo refundido con el derecho altomedievsl como vlrito intermedia entre tuna imagen clisica del derecho romano y el actual derecho contempordnes que asi también seguirian ideolégicamente conectando"®, su idetidad igual, mente se pierde; cuando se le viene finalmente a reconocer, ya s¢ tence a confinarle en unas coordenadas excesivamenie nacionalistas, et la lala del fascio, y medievales, ya a refundirle ahora, bajo unas mas apropiadas coordenadas europeas’y moderaas en la Alemania postnazi, tambien en exces, como Privatrecht der Neuseit, con el derecho. contemporineo 0 posterior al racionalismo y a las revoluciones liberales!* ‘Wdentiicado el jus commune bajomedieval y moderno, © propiamente dlifeenciado en su identidad histérica, otros pasos preliminares todavia siertamente s© precisan y s6lo més timidamente se ensayan: asi, cl de la ‘caracterizaciéa ulterior del segundo, o derecho comin moderno, si teaimen. 1, con toda la continuidad jurispeudencial del easo, pero en tina sociedad en iransformacin, tal distinei6n interna hubiera de proceder. Cenvendrla en ‘odo caso subrayar que, frente a la imagen més persistentemente medieval el derecho comin, éste dst mucho de ser un fendmeno cara:teristico de ichos siglos mis que de los siguientes; si fueron indudablemente os siglos bbajomedievales los de formacin y extensién de este fenémeso cultura, Jos de su definitiva implantacién institucional o verdadera encsrnacién so. cial son, ciertamente, los sighos de la edad moderna, del XV a! XVII y 4éste inclusive en el continente europeo. Con todas sus raices medievates, ¥ frente a lo que suele todavia presumirse incluso en el propio ambito e Ia historia de derecho, a efectos sociales el ius commune coasltuye esen,

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