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Bilingüismo: Consecuencias para la mente y el cerebro

Ellen Bialystok,
York University
Fergus I.M. Craik, and
Rotman Research Institute of Baycrest
Gigi Luk
Harvard Graduate School of Education

Resumen

En base a evidencias anteriores que demuestran un efecto beneficioso del bilingüismo


en el desarrollo cognitivo de los niños, revisamos estudios recientes que utilizan tanto
métodos de conducta como de neuroimágenes para examinar las consecuencias del
bilingüismo sobre la cognición en la adultez y explorar posibles mecanismos para estos
efectos. Esta investigación muestra que el bilingüismo tiene un impacto tenue en la edad
adulta pero adquiere un papel más importante en la edad avanzada en la protección
contra el deterioro cognitivo, un concepto conocido como "reserva cognitiva".
Analizamos evidencia reciente que indica que el bilingüismo está asociado con un
retraso en el comienzo de los síntomas de demencia. La reserva cognitiva es un área de
investigación crucial en el contexto del envejecimiento de la población; en la medida
que las poblaciones se vuelven más diversas, la posibilidad de que el bilingüismo
contribuya a la reserva cognitiva se vuelve cada vez más importante.

¿Por qué bilingüismo?

Se cree generalmente que más de la mitad de la población mundial es bilingüe [1]. En


Estados Unidos [2] y Canadá [3], aproximadamente el 20% de la población habla en
casa un idioma que no es el inglés. Estas cifras son más altas en las zonas urbanas;
llegan a alrededor del 60% en Los Angeles [4] y el 50% en Toronto [3]. En Europa, el
bilingüismo es aún más frecuente: en una encuesta reciente, el 56% de la población de
todos los países de la Unión Europea reporta ser funcionalmente bilingüe; algunos
países registran tasas particularmente altas, como Luxemburgo al 99% [5]. Los
bilingües constituyen, por lo tanto, una porción significativa de la población. Más
importante aún, el conjunto de investigaciones demuestra que el desarrollo, la eficiencia
y el deterioro de habilidades cognitivas cruciales son diferentes para los bilingües que
para los monolingües ¿Qué son estas diferencias cognitivas y cómo el bilingüismo
conduce a estos cambios?
El contexto para examinar cómo el bilingüismo afecta las habilidades cognitivas
es la neuroplasticidad funcional, el estudio de cómo la experiencia modifica la
estructura y la función cerebral. Tales modificaciones se han encontrado en relación con

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experiencias tan diversas como practicar malabarismo [6], jugar videojuegos [7], seguir
carreras de arquitectura [8] manejar un taxi [9], y poseer entrenamiento musical [10,
11]. El bilingüismo es diferente de todas estas: al igual que el malabarismo y los
videojuegos es intenso, y como la arquitectura y la conducción de taxis en Londres es
sostenido, pero a diferencia de todas ellas, los bilingües no suelen ser preseleccionados
por su talento o interés. A pesar de que, sin duda, los bilingües difieren de los
monolingües de cierta manera, generalmente no eligen el bilingüismo. Por el contrario,
son simplemente las circunstancias de su familia, su lugar de nacimiento o la historia de
la inmigración los que requieren que aprendan más de un idioma.

¿Qué es diferente en la mente de los bilingües?

Desde hace tiempo se da por sentado que el bilingüismo infantil afecta el


desarrollo mental, pero la creencia era que las consecuencias para los niños eran
negativas: el aprendizaje de dos idiomas podía confundirlos [12]. Un estudio realizado
por Peal y Lambert [13] pone en duda esta creencia al reportar que niños en Montreal
que eran francófonos monolingües o hablantes bilingües de Inglés-Francés se
desempeñaron de manera diferente en una batería de pruebas. Los autores esperaban
encontrar puntajes más bajos en tareas de lenguaje en el grupo bilingüe pero
puntuaciones equivalentes en pruebas espaciales no verbales. En cambio, encontraron
que los niños bilingües eran superiores en la mayoría de las pruebas, especialmente en
aquellas que requerían manipulación y reorganización de símbolos. Esta diferencia
inesperada entre niños monolingües y bilingües fue explorada posteriormente en
estudios que mostraron una ventaja significativa para los niños bilingües en su habilidad
de resolver problemas lingüísticos basados en la comprensión de conceptos tales como
la diferencia entre la forma y el significado, es decir, la conciencia metalingüística [14-
20], y los problemas no verbales que exigían a los participantes ignorar información
engañosa [21, 22].

La investigación con adultos bilingües se basó en estos estudios con niños y


reportó dos tendencias. En primer lugar, un gran conjunto de pruebas demuestra que las
habilidades verbales de los bilingües en cada idioma son generalmente más débiles que
las de los monolingües de cada lengua. Considerando simplemente el tamaño del
vocabulario receptivo, los niños [23] y adultos bilingües [24] manejan un vocabulario

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más pequeño en el lenguaje de la comunidad que sus contrapartes monolingües. En las
tareas de denominación de imágenes, los participantes bilingües son más lentos [25-
28] y menos precisos [29, 30] que los monolingües. También se encontraron respuestas
más lentas para los bilingües en la comprensión [31] y la producción de palabras [32],
incluso cuando los bilingües responden en su lengua primera y dominante. Por último,
las tareas de fluidez verbal son una medida neuropsicológica común del funcionamiento
cerebral en la que se pide a los participantes que generen tantas palabras como puedan
en 60 segundos conformes a una pista fonológica o semántica.
El desempeño en estas tareas revela déficits sistemáticos para los participantes
bilingües, particularmente en condiciones de fluidez semántica [33 - 37], incluso si las
respuestas pueden proporcionarse en cualquiera de los dos idiomas
[38]. Así, el simple acto de recuperar una palabra común conlleva más esfuerzo para los
bilingües.
En contraste con este patrón, los bilingües de todas las edades demuestran un
mejor control ejecutivo que los monolingües emparejados en edad y en otros factores.
El control ejecutivo es el conjunto de habilidades cognitivas basadas en recursos
cognitivos limitados para funciones tales como inhibición, cambios de atención y
memoria de trabajo [39]. El control ejecutivo emerge tarde
en el desarrollo y declina temprano en el envejecimiento, sostiene actividades tales
como el pensamiento de alto nivel, las tareas múltiples y la atención sostenida. Las
redes neuronales responsables del control ejecutivo se centran en los lóbulos frontales,
con conexiones a otras regiones del cerebro necesarias para tareas específicas. En los
niños, el control ejecutivo es fundamental para el rendimiento académico [40] y, a su
vez, el éxito académico es un predictor significativo de la salud y del bienestar a largo
plazo [41]. En un metaanálisis reciente, Adesope et al. [42] calculó el tamaño de
efectosde medianos a grandes para las ventajas de control ejecutivo en niños bilingües y
Hilchey y Klein [43] sistematizaron los hallazgos de un gran número de estudios con
adultos sobre las ventajas bilingües. Se ha mostrado que estas ventajas se extienden
hasta la vejez y protegen contra el deterioro cognitivo [25, 44, 45], un punto al que
volveremos luego.
En esta revisión, examinamos la evidencia de las ventajas bilingües en el control
ejecutivo y exploramos los posibles mecanismos y los correlatos neurales que pueden
ayudar a explicarlas. Nuestra conclusión es que la experiencia de toda una vida en
administrar la atención hacia dos lenguas reorganiza redes específicas del cerebro, lo

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que crea una base más efectiva para el control ejecutivo y sostiene mejor el rendimiento
cognitivo a lo largo de la vida.

Procesamiento del lenguaje en bilingües

Activación conjunta de las lenguas


Una posibilidad lógica para la organización de una mente bilingüe es que consista en
dos sistemas de lenguaje representados de forma independiente, a los que se accede de
manera única en respuesta a un contexto: un bilingüe fluido de francés-inglés que pide
un café en París no tiene ninguna razón para considerar cómo formular el pedido en
inglés, y un bilingüe cantonés-inglés que psicología en Boston no necesita reestructurar
el material a través del chino. Sin embargo, evidencia importante demuestra que no es
así como está organizada la mente bilingüe. Los bilingües fluentes muestran algún
grado de activación de ambos idiomas y cierta interacción entre ellos todo el tiempo,
incluso en contextos que están totalmente impulsados por sólo una de las lenguas.
La evidencia para esta conclusión proviene de estudios psicolingüísticos que
utilizan tareas tales como priming translingüístico (En el cual una palabra en un idioma
facilita la recuperación de un palabra semánticamente relacionada en el otro idioma) y
de decisión léxica (en la que los participantes tienen que decidir si una cadena de letras
es una palabra legal en uno de los idiomas) que muestran la influencia de la no lengua
que no está siendo utilizada tanto en la comprensión como en la producción del habla
[46-52]. Existen otras pruebas que provienen de estudios de pacientes que muestran
intrusiones de la lengua irrelevante o cambios inapropiados de lengua, [53] y estudios
de imagen que muestran que durante la realización de una tarea lingüística en una
lengua determinada también hay compromiso de la lengua que no es blanco de la tarea
[54-56]. Utilizando la tecnología de eye-tracking, por ejemplo, Marian, Spivey y Hirsch
[57] observaron que los bilingües inglés-ruso, que realizaban una tarea en inglés en la
que tenían que mirar una imagen mencionada entre cuatro alternativas, eran distraídos
por una figura cuyo nombre compartía rasgos fonológicos con el ruso, incluso cuando
no había conexión con el significado de la imagen target ni pistas contextuales que
indicaran que el ruso era relevante. Del mismo modo, Thierry y Wu [58] presentaron
pares de palabras inglesas (traducidas al chino para los chinos monolingües) a
monolingües ingleses, bilingües chino-inglés y monolingües chinos y pidieron a los

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participantes que decidieran si las palabras estaban semánticamente relacionadas o no.
Los pares se manipularon de tal forma que la mitad de las palabras contenía un carácter
repetido al ser traducidas a las formas chinas escritas, aunque esa característica
ortográfica no estaba relacionada con el significado en inglés. Las ondas derivadas de
los análisis del electroencefalograma (EEG) se utilizan para indicar la respuesta
neuronal al lenguaje en una escala de milisegundo por milisegundo. Este Potencial
Relacionado con el Evento (ERP) señala el esfuerzo asociado a integrar el significado
de las palabras a través de una onda de polaridad negativa que ocurre típicamente
alrededor de 400 milisegundos después del estímulo, por lo que es llamada N400.
Cuanto más similares sean las palabras entre sí, menor será la amplitud del N400. En el
estudio de Thierry y Wu, la relación semántica se asoció con una amplitud de la N400
significativamente menor en todos los grupos, como se esperaba, pero la presencia de
un carácter repetido también condujo a una menor N400 para los dos grupos chinos. Por
lo tanto, aunque fuera irrelevante para la tarea, los participantes estaban accediendo a
las formas chinas al hacer juicios sobre la relación semántica entre las palabras inglesas.
La investigación posterior ha refinado estos resultados mostrando sus bases en la
fonología en lugar de la ortografía de la lengua hablada [59] y extendió el fenómeno a
las formas fonológicas de la mano en el Lenguaje de Señas Americano [60].
Esta activación conjunta es el mecanismo más probable para comprender las
consecuencias del bilingüismo para el procesamiento lingüístico y no lingüístico. Para
el procesamiento lingüístico, la activación conjunta crea un problema de atención que
no existe para los monolingües: además de restricciones de selección en dimensiones
tales como registro, colocación y sinonimia, el hablante bilingüe también tiene que
seleccionar el idioma correcto de las opciones en competencia. A pesar de que
la activación conjunta crea un riesgo de interferencia y errores de lengua, esto raramente
sucede, lo que indica que la selección del idioma de destino se produce con gran
precisión.
Sin embargo, esta necesidad de seleccionar en el nivel del sistema lingüístico
hace que el procesamiento sea más esforzado para los bilingües que para los
monolingües y explica algunos de los costos en los estudios psicolingüísticos descritos
anteriormente. Para el procesamiento no lingüístico, la necesidad de resolver la
competencia y la atención directa es principalmente responsabilidad de los sistemas
cognitivos generales, en particular de las funciones ejecutivas. La posible influencia de
los procesos lingüísticos sobre el control ejecutivo no lingüístico tiene enormes

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consecuencias para la cognición a lo largo de la vida; discutiremos este asunto en la
sección siguiente.

Consecuencias de la activación conjunta


Una alternativa atractiva respecto de cómo el sistema de control ejecutivo logra la
selección lingüística en el contexto de activación conjunta es mediante la inhibición de
la lengua que no se desea utilizar.. Se han propuesto al menos dos modelos influyentes
que sitúan la inhibición en el centro de esta selección. El primero, el modelo de Control
Inhibitorio [61], se basa en el Sistema Atencional Supervisor [62] y extiende un sistema
de atención de dominio general y de recursos limitados a la gestión de lenguas en
competencia. El segundo, el Modelo de Activación Interactiva Bilingüe (BIA+) [63],
utiliza la simulación por computadora para modelar la selección léxica de competidores
tanto intralingüísticos como extralingüísticos. Aunque ambos modelos asignan un papel
primordial a la inhibición, son muy diferentes entre sí y abordan aspectos diferentes del
problema de la selección. Por eso, es útil considerar la distinción entre la inhibición
global y la inhibición local propuesta por De Groot y Christoffels [64]. La inhibición
global se refiere a la supresión de todo un sistema lingüístico, como la inhibición del
francés cuando se habla inglés, y la inhibición local se refiere a la inhibición de un
distractor específico en competencia, como el equivalente de traducción del concepto
requerido. Ambos procesos son necesarios para una selección fluida de la lengua, pero
los dos se llevan a cabo de manera diferente. Guo, Liu, Misra y Kroll utilizaron la
resonancia magnética funcional (fMRI) en una muestra de bilingües chino-inglés para
demostrar el reclutamiento de diferentes sistemas para la inhibición global (giro frontal
dorsal izquierdo y corteza parietal) y para la inhibición local (corteza cingulada dorsal
anterior y el área suplementaria motora), y validaron su función distinta en el control
bilingüe del lenguaje. Mientras que el modelo de control inhibitorio de Green es
consistente con ambos tipos de inhibición, el modelo BIA+ de selección de item de
Dijkstra es consistente con el sistema de inhibición local.
Estos tipos de inhibición también difieren en su dominio primario de influencia:
la inhibición local afecta en gran medida el desempeño lingüístico y la inhibición global
afecta tanto el desempeño lingüístico como el cognitivo. La consecuencia lingüística de
la inhibición para los bilingües es la reducción de la velocidad y de la fluencia en el
acceso léxico,,como se describió anteriormente. Sin embargo, el desempeño también
requiere un sesgo de la selección hacia el idioma blanco, lo que demuestra que tanto la

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activación [66, 67], como la inhibición cumplen un papel. Estas alternativas no son
mutuamente excluyentes; más bien, indican la necesidad de una descripción más
completa de cómo se maneja la atención en el procesamiento del lenguaje bilingüe. En
última instancia, el grado de inhibición y activación es relativo más que absoluto y será
modulado por factores contextuales, lingüísticos y cognitivos. El resultado cognitivo de
la inhibición lingüística es un mejor control atencional, que se describirá con más
detalle en la siguiente sección. Es importante destacar que los resultados cognitivos y
lingüísticos están relacionados. Tres estudios han informado una relación entre la
inhibición y la capacidad en las tareas verbales y no verbales, al poner en evidencia una
correlación entre el rendimiento de la tarea Stroop y la selección de palabras en
competencia [68], la realización de la prueba Simon y el cambio de lengua en la prueba
de denominación de imágenes [69] e interferencia translingüística y una variedad de
medidas de control ejecutivo [70]. Estos resultados apuntan a una extensiva
reorganización de los procesos cognitivos y lingüísticos en los bilingües.

Redes cognitivas en bilingües

Rendimiento de los bilingües en pruebas de conflicto


En un estudio inicial, Bialystok y Majumder [21] presentaron evidencia de que los niños
bilingües resolvían tareas de conflicto no verbales de forma diferente de los niños
monolingües. Se les dio a niños de ocho años de edad una variedad de problemas no
verbales para resolver, algunos de los cuales contenían una distracción perceptiva
(diseño de bloques de la Escala de Inteligencia de Wechsler para Niños (WISC)) [71] y
algunos no (Noelting's Juice Task) [72, 73]. Los niños bilingües superaron a los
monolingües en las tareas de conflicto, pero los niños de los dos grupos fueron
comparables en tareas que no incluyeron información perceptiva distractora, lo que se
confirmó en estudios de niños y adultos usando una tarea de flancos (niños: [74,75]),una
tarea de teoría de la mente (niños: [76, 77], adultos: [78]) y una prueba Simon (niños:
[79], adultos: [44]). Otros estudios con adultos mostraron mejores rendimientos de los
bilingües en nombrar el color de fuente en una tarea Stroop [25], menores costos en el
cambio de tareas [80], una mejor capacidad para mantener una tarea establecida en una
prueba de atención [81], y más susceptibilidad al priming negativo, presumiblemente
debido a una mayor inhibición [82].

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Algunos estudios han extendido estas ventajas bilingües a la edad avanzada.
Bialystok, Craik, Klein y Viswanathan [44] analizan un experimento en el que adultos
de mediana edad y adultos mayores, que eran monolingües o bilingües, recibieron una
versión de la tarea de Simon. A los participantes se les mostró un cuadrado verde o rojo
en cada ensayo, y la tarea era presionar una tecla de respuesta asociada lo más rápido
posible. Las teclas estaban situadas a cada lado de la pantalla de presentación. En una
condición, los cuadrados aparecían ubicados en el centro de la pantalla, por lo que no
había conflicto espacial entre la localización de los estímulos y las respuestas; en esta
condición no hubo diferencias de tiempo de reacción (TR) entre los grupos lingüísticos.
En una segunda condición, los cuadrados coloreados aparecían ubicados a los costados
de la pantalla, directamente encima de la tecla de respuesta apropiada (condición
congruente) o en el otro lado, por encima de la clave de respuesta incorrecta (condición
incongruente). La diferencia de TR entre ensayos de respuesta congruentes e
incongruentes (el efecto Simon) es una medida del control atencional. Los bilingües
produjeron efectos Simon más pequeños que los monolingües en todas las edades.
Cabe resaltar otros tres resultados de este estudio. En primer lugar, la
disminución del control atencional en adultos mayores se redujo en los grupos
bilingües, lo que sugiere que el bilingüismo puede ser protector contra los efectos del
envejecimiento cognitivo. En segundo lugar, mientras se esperaba la ventaja bilingüe
para los estímulos incongruentes, se encontró también ante estímulos congruentes. Este
resultado se ha replicado en estudios posteriores [43] y es difícil de explicar en términos
de respuesta conflicto o inhibición. Tercero, la práctica prolongada redujo tanto el
efecto Simón como el tamaño de la ventaja bilingüe. Al parecer, todos los participantes
pueden aprender a no tener en cuenta los efectos perturbadores de los estímulos de
interferencia dada la práctica suficiente en una tarea, pero parece que los bilingües
pueden aprender este tipo de inhibición más rápidamente. Una pregunta interesante a
este respecto es la medida en que esta atenuación del control atencional es específica de
la situación practicada, o si se generaliza a tareas que implican control atencional de una
manera diferente. Nuestra conjetura es que el efecto de atenuación es específico del
contexto.
Una complicación que ha surgido en la medida en que se fueron publicando más
resultados es que la ventaja bilingüe no siempre se encuentra en muestras de adultos
jóvenes. Por ejemplo, un estudio que examinó el desempeño en la tarea de Simon en
niños de 5 años, adultos jóvenes, de mediana edad, y adultos mayores encontró una

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ventaja bilingüe en TR en los niños de 5 años y en los adultos mayores, pero no en el
grupo de adultos jóvenes [83]. Del mismo modo, un estudio del efecto Stroop en adultos
jóvenes y mayores encontró una ventaja bilingüe en ambos grupos de edad, pero cuando
los mismos participantes realizaron la prueba de flechas de Simon, la ventaja bilingüe se
encontró sólo en los adultos mayores. Del mismo modo, Salvatierra y Rosselli [45]
utilizaron una versión sencilla de la tarea de Simon y reportaron una ventaja bilingüe
para adultos mayores pero no para adultos jóvenes. Existe, por lo tanto, alguna
evidencia de que la ventaja bilingüe es mayor en los niños y en los adultos mayores,
pero está presente de modo mucho menos constante en los adultos jóvenes, tal vez
porque el grupo de jóvenes adultos está en la edad más alta de desarrollo para el control
cognitivo.
Parece que las ventajas bilingües para los adultos jóvenes tienden a surgir en
tareas o condiciones que son difíciles. Por ejemplo, Bialystok [84] encontró que los
adultos jóvenes bilingües superaron a sus contrapartes monolingües en la tarea de la
flechas direccionales de Simon, pero sólo sobre la condición de que incluyó más
monitoreo y cambios que una condición más simple. Del mismo modo, varios estudios
de Costa y sus colegas han informado de una ventaja bilingüe en adultos jóvenes [75,
85, 86], pero sólo en algunas condiciones. Por ejemplo, Costa et al. [85] demostraron
que la ventaja bilingüe en una tarea de flancos sólo se mantenía bajo altas condiciones
de monitoreo. En versiones donde la mayoría de los ensayos eran de un tipo (congruente
o incongruente) no se observó ventaja bilingüe; la ventaja se encontró, sin embargo, en
una condición que implicaba el 25% incongruente y el 75% de ensayos congruentes,
aunque incluso allí la ventaja disminuyó con los bloques del experimento (ver, [44]).
Costa et al. [85] concluyeron que la ventaja bilingüe refleja un sistema de monitoreo
más eficiente para la resolución de conflictos, según el cual los bilingües pueden ser
mejores para determinar cuándo la información engañosa se puede ignorar con
seguridad. Finalmente, Hernández et al. [86] utilizaron una versión no lingüística del
efecto Stroop y encontraron una tendencia tanto a la reducción de la interferencia como
al fortalecimiento de la facilitación en adultos jóvenes bilingües en comparación con los
monolingües (cf., participantes mayores en [25]). Un aspecto interesante de los estudios
de Costa, Hernández y colegas es que los monolingües eran hablantes de español y los
dos idiomas de los bilingües eran el catalán y el español. La mayoría de los
participantes eran estudiantes de pregrado y no eran inmigrantes, por lo que los dos
grupos estaban bien equiparados aparte de la diferencia de idioma. En resumen, la

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evidencia de una ventaja bilingüe en adultos jóvenes es más esporádica que en otros
grupos de edad, aunque en todas las edades hay algunos reportes de estudios que no
muestran diferencia entre monolingües y bilingües que realizan una tarea de conflicto.

Correlatos neurales de la reorganización cognitiva


Recientemente, han comenzado a investigarse los correlatos neurales del procesamiento
bilingüe examinados en la investigación conductual. La mayoría de estas
investigaciones han utilizado la fMRI para observar a bilingües que realizan una tarea
lingüística en sus dos idiomas. Por lo general, los participantes nombran imágenes o
generan palabras en respuesta a una señal que indica el idioma requerido y se compara
el rendimiento en la condición que implica una sola lengua contra la condición que
implica mezcla de lenguas. Dos estudios tempranos revelaron resultados prometedores.
El primero condujjo al sorprendente descubrimiento de que el cambio de lengua iba
acompañado por la activación en la corteza prefrontal dorsolateral (DLPFC), un área
conocida por ser parte del sistema de control ejecutivo general [28]. Menos
sorprendente fue un estudio que mostró la participación del área de Broca, así como un
área frontal izquierda en una tarea de cambio de lenguas [87]. Investigaciones
posteriores han corroborado la participación de estos sistemas y han demostrado que el
cambio de lengua provoca un patrón de activación distribuido espacialmente que
implica regiones frontales bilaterales, áreas precentrales bilaterales, áreas caudadas
bilaterales, áreas pre-suplementarias (pre-SMA)bilaterales y regiones temporales
bilaterales. Este patrón se ha observado para bilingües germano-franceses [88],
bilingües hispano-catalanes [89], bilingües chino-ingleses [65, 90, 91] y bilingües
hispano-ingleses [92]. Algunos estudios [65, 88] también han informado de la
activación en la corteza cingulada anterior (CCA), pero la activación en esta área no se
observa constantemente. Abutalebi y colegas [93] ampliaron este hallazgo para mostrar
la activación de CCA en el cambio tanto de lengua como el cambio no verbal. Es
importante destacar que estos estudios confirman que los sistemas frontales
involucrados en el control ejecutivo son utilizados para manejar la atención al lenguaje
en los bilingües.
Abutalebi y Green [94] realizaron una revisión cualitativa de estos estudios y
propusieron que la CCA, la corteza prefrontal izquierda, el giro caudado izquierdo y el
giro supramarginal bilateral (SMG) constituyen los correlatos neurales del mecanismo
de control para la producción bilingüe del lenguaje. Este modelo fue confirmado en un

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meta-análisis cuantitativo que examinaba el cambio de la lengua bilingüe [95] (Figura
1]. Tanto el análisis cualitativo como el cuantitativo indican que el bilingüismo causa la
alteración de la actividad funcional en múltiples regiones corticales, pero queda
pendiente la pregunta de si la actividad en estas regiones es simultánea, y forma una red
neuronal que responde a la experiencia de los bilingües en manejar dos lenguas. Para
ello, un estudio realizado por Nakamura y colaboradores [96] mostró una fuerte
conectividad entre el giro frontal inferior izquierdo (IFG) y el giro temporal izquierdo
(MTG) en un grupo de bilingües japonés-inglés que realizaban una tarea de priming
translingüístico. La conectividad fue más fuerte en el acoplamiento frontal-temporal que
en la dirección inversa. Este patrón se replicó utilizando estimulación magnética
transcraneana (TMS) con participantes bilingües japonés-inglés que realizaban la misma
tarea de priming con lenguas cruzadas. Nakamura et al [96] interpretaron los resultados
como indicadores de un control de arriba hacia abajo desde el IFG izquierdo al MTG
izquierdo en un contexto bilingüe
En conjunto, la investigación con fMRI sobre el cambio de lengua en bilingües
ha implicado una activación cortical distribuida que converge en las regiones frontales.
Sorprendentemente, las regiones cerebrales relacionadas con el cambio bilingüe también
son críticas para la atención general y el control cognitivo [97, 98]. Esta superposición
en las regiones cerebrales activadas para el cambio bilingüe y el control cognitivo
implica que los mismos mecanismos pueden estar involucrados en ambas actividades y
que estos procesos compartidos podrían ayudar a explicar el desempeño superior de los
bilingües en las tareas de conflicto no verbales. En otras palabras, el uso de estas redes
de control cognitivo para el procesamiento del lenguaje bilingüe puede reconfigurarlas
para otros fines, proporcionando parte de la explicación de las diferencias de
comportamiento entre monolingües y bilingües que se encuentran en las tareas de
conflicto no verbales. Específicamente, la evidencia sugiere que las redes de control
cognitivo pueden tener una base más amplia en los bilingües como resultado de su
doble función. Sin embargo, los estudios de fMRI sobre cambio de idioma en bilingües
sólo pueden mostrar que estas redes están incluidas en la selección de lengua. La
determinación de si tal reconfiguración ocurre sólo puede ser evaluada comparando
monolingües y bilingües realizando tareas de conflicto no verbales. La hipótesis es que
monolingües y bilingües resolverán problemas de control no verbales usando redes algo
diferentes; específicamente, que la red utilizada por los bilingües tendrá una base más
amplia.

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Sólo unos pocos estudios han contrastado los correlatos neurales del control cognitivo
no lingüístico en los bilingües y los monolingües. Garbin y colaboradores [99] hicieron
un estudio de fMRI en el que dieron una tarea de cambio color-forma a adultos jóvenes
bilingües español-catalán y a monolingües españoles. Se les mostró un estímulo
bivalente (por ejemplo, un círculo rojo) y una señal (por ejemplo, "color" o "forma"), y
los participantes respondieron a la dimensión indicada. Tanto los TR de los costos del
cambio como la precisión en las respuestas favorecieron a los participantes bilingües,
pero los patrones de activación también fueron diferentes para los dos grupos: los
monolingües mostraron mayor activación en el IFG derecho, mientras que los bilingües
mostraron mayor activación en el IFG izquierdo. Más interesante, los niveles más altos
de activación en el IFG izquierdo y el estriado izquierdo se asociaron con menores
costos de cambio para los participantes bilingües, pero la mayor activación en el IFG
derecho se asoció con mayores costos de cambio. A la luz de la falta de efecto de
cambio en los datos de comportamiento, es posible pensar que los bilingües se apoyan
más en el IFG izquierdo y el estriado frente a la demanda para cambiar entre respuestas
asociadas con un estímulo bivalente. El IFG izquierdo fue identificado como activo
tanto en los meta-análisis cualitativos [94] como en los cuantitativos [95] de cambio de
lengua en bilingües. Esta región es central para la producción del habla [100] y se ha
demostrado que tiene mayor activación para los bilingües que los monolingües durante
la producción del habla [101, 102]. Por lo tanto, el IFG izquierdo parece ser una de las
regiones del cerebro que se superponen en los bilingües que manejan el cambio de
lengua y el control cognitivo no lingüístico.
Un estudio de Luk et al [103] utilizó una adaptación de una tarea de flancos para
comparar la activación en participantes monolingües y bilingües. Los estímulos
consistían en una cadena de cinco paréntesis angulares, y la tarea consistía en indicar la
dirección del paréntesis angular rojo (que podría aparecer en una de tres posiciones),
ignorando los cuatro negros. En un estudio conductual previo con estos estímulos, los
bilingües realizaron esta tarea más rápidamente que los monolingües [104]. Los
resultados mostraron que monolingües y bilingües utilizaron diferentes redes neuronales
tanto para ensayos congruentes como incongruentes. Otra condición que probó las
respuestas 'no-go' indicó que no había diferencia entre los grupos. Es importante
destacar que una mayor actividad en la red bilingüe, incluidas las áreas identificadas en
el metanálisis [95], se relacionó con menores costos de TR para ensayos incongruentes.
Estos resultados tienen dos consecuencias importantes. En primer lugar, el bilingüismo

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altera la red neuronal funcional en el nivel de la selección de la respuesta (ensayos
congruentes e incongruentes), pero no en el nivel de ejecución motora (ensayos de
inhibición de respuesta no-go), un patrón consistente con resultados previos tanto para
adultos como para niños [79, 107]. En segundo lugar, los bilingües mostraron una
correlación cerebro-comportamiento al suprimir la interferencia de flancos en conflicto,
replicando un estudio previo utilizando magnetoencefalografía (MEG) [108].
Aunque el bilingüismo es una capacidad lingüística, el manejo de la atención a
dos lenguas impone demandas al sistema cognitivo que requieren regiones cerebrales
que no se usan típicamente para el procesamiento del lenguaje. De los estudios de
cambio de lengua bilingüe y de control cognitivo no lingüístico, y del metanálisis
citados anteriormente, parece probable que el locus neural del control cognitivo en los
bilingües esté en las regiones frontales bilaterales. Para facilitar la transferencia de
información entre los hemisferios, también es posible que una prolongada experiencia
bilingüe altere las estructuras anatómicas además de las redes funcionales corticales. La
actividad cortical evaluada por fMRI se limita a la señal que depende del nivel de
sangre oxigenada (BOLD) en la sustancia gris. Sin embargo, al investigar los cambios
neuronales de dominio general (control cognitivo) en respuesta a la experiencia
específica de dominio (bilingüismo), es importante utilizar métodos que permitan no
sólo la identificación de redes funcionales sino también sus estructuras anatómicas
subyacentes [109, 110].
Hay alguna evidencia de la plasticidad de la materia gris cortical en respuesta al
bilingüismo. Mechelli et al. [111] reportaron una mayor densidad de materia gris en las
regiones parietales inferiores izquierdas en un grupo de bilingües italiano-inglés en
relación con monolingües ingleses. Sorprendentemente, la competencia en inglés, el
segundo idioma, correlacionó positivamente con la densidad de materia gris en esta
región. Un estudio reciente ha extendido la plasticidad cerebral a la materia blanca. Luk,
Bialystok, Craik y Grady [112] (Figura 1) utilizaron imágenes de tensor de difusión
(DTI) para medir la conectividad funcional de reposo en adultos mayores monolingües
y bilingües. Los resultados mostraron mayor integridad de la sustancia blanca en adultos
mayores bilingües, principalmente en el cuerpo calloso que conecta los dos hemisferios,
pero también se extiende a fascículos longitudinales superiores bilaterales, fascículo
frontal-occipital inferior derecho y fascículo uncinado. Luk et al. mostraron que el
bilingüismo está asociado con un mejor mantenimiento de las estructuras de materia
blanca en el curso del envejecimiento normal [113]. Similares resultados de DTI

13
también han sido informados recientemente en los niños bilingües alrededor del
fascículo frontal-occipital inferior izquierdo[114].

Naturaleza de la ventaja bilingüe

¿Por qué se puede asociar el bilingüismo con una ventaja en el control


atencional? La necesidad de manejar dos lenguas activadas conjuntamente conduce
aparentemente a una mejora de los mecanismos posterofrontales de control atencional,,
con la consecuencia de que también se potencian otros tipos de control cognitivo. En los
primeros estudios se sugirió que el mecanismo relevante era el control inhibitorio [44,
61] y algunos investigadores aún apoyan esta hipótesis [51, 115]. Un problema con este
punto de vista, sin embargo, es el hallazgo recurrente de una ventaja bilingüe tanto en
ensayos congruentes (para los cuales no hay conflicto) como en ensayos incongruentes
[44, 75]. Por lo tanto, la inhibición por sí sola es insuficiente al menos para explicar las
diferencias de procesamiento bilingüe. El punto de vista de la inhibición también es
cuestionado por la evidencia de los niños preverbales que demuestran los efectos
tempranos del bilingüismo, pero para quienes la inhibición de la lengua no pertinente no
es una explicación plausible (Recuadro 1).
Una alternativa a la inhibición es considerar las demandas impuestas por un
conjunto mezclado de ensayos congruentes e incongruentes: siempre hay alguna
probabilidad de que la siguiente presentación pueda ser un ensayo incongruente. Por lo
tanto, incluso en ensayos congruentes hay que evaluar la información que se presenta de
comprometerse con una respuesta. Las respuestas congruentes serán típicamente más
rápidas que las respuestas incongruentes, pero las personas con procesos de control de la
atención superiores (por ejemplo, bilingües) podrán llevar a cabo tales decisiones
evaluativas de forma más rápida y eficaz. Por lo cual, una explicación diferente de la
ventaja bilingüe es en términos de monitoreo de conflictos [43, 85, 86]. La evidencia
que respalda esta perspectiva proviene de situaciones en las que las demandas de
monitoreo son bajas -por ejemplo si la mayoría de los ensayos son de un solo tipo [84,
85], la información potencialmente engañosa (posición espacial en la tarea de Simon,
ítems del flanker en el paradigma flanker) puede ser tratada como una señal válida,
incluso si el participante debe responder en la dirección opuesta a la indicada por la
señal. En tales condiciones de bajo monitoreo, la ventaja bilingüe típicamente no se

14
encuentra. Más en general, Hernández, Costa y Humphreys [116] abogan por una
ventaja bilingüe en el despliegue de la atención, permitiéndoles resistir la "distracción"
de información irrelevante; tales diferencias en el control de la atención pueden ser la
consecuencia de un superior monitoreo del conflicto. El monitoreo y la inhibición no
son mutuamente excluyentes: aunque el monitoreo es consistente con la evidencia de
que monolingües y bilingües rinden igual con los bloques de ensayos congruentes [106,
117], se requiere de la inhibición para explicar la evidencia de que los bloques puros de
ensayos incongruentes son a veces realizados más rápidamente por los bilingües,
especialmente por los adultos mayores para quienes la tarea requiere más esfuerzo[106].
Otro problema con la perspectiva de la inhibición pura es que las ventajas
bilingües sólo se encuentran con algunos tipos de inhibición. La distinción relevante se
observa en el contraste entre los conceptos de inhibición de la respuesta y supresión de
interferencia [79, 118]. En la inhibición de la respuesta, un estímulo univalente se
asocia con una respuesta prepotente que debe ser rechazada, como decir "día" frente a
una imagen de la noche o pulsar "izquierda" cuando la flecha apunta a la derecha. Los
hablantes bilingües, por lo general, no muestran ninguna ventaja en estas situaciones
[79, 107]. En la supresión de interferencias, un estímulo bivalente contiene dos señales,
cada una asociada con una respuesta diferente, como la palabra "rojo" escrita en tinta
azul, por lo que la atención debe centrarse selectivamente en la señal pertinente. Los
bilingües suelen superar a los monolingües en estas tareas [25]. El sello distintivo de las
tareas de inhibición de la respuesta univalente es que la respuesta correcta puede
preprogramarse antes de que aparezca el estímulo de la indicación (por ejemplo, si
aparece el sol, diré 'noche', si la flecha apunta a la derecha responderé a la izquierda).
En tareas bivalentes, en cambio, la naturaleza de la información interferente no se revela
hasta que aparece la pantalla; por ejemplo, en la tarea de Simon el participante se
prepara para responder a la izquierda si el estímulo es verde, pero no puede prepararse
para hacer frente a la posible información competitiva hasta que se muestre la pantalla.
Los bilingües son más eficientes para hacer frente a esta interferencia en línea, de la
misma manera que la imagen de un caballo presentado a un bilingüe francés / inglés
evocaría tanto "caballo" como "cheval", uno de los cuales debe ser suprimido. En cierto
sentido, el bilingüe debe mantener constantemente el conjunto de "responder en un
idioma, suprimir el otro idioma" siempre que exista la posibilidad de usar las dos
lenguas (inhibición global). Además, este mantenimiento del conjunto debe coexistir
con el procesamiento de los estímulos y respuestas de la lengua utilizada en el momento

15
preciso de una manera fluida y apropiada (inhibición local). Por lo tanto, el uso del
lenguaje para los bilingües implica la supresión de interferencias. Además, la
supervisión en línea, requerida tanto en la conmutación de tareas no verbales como en la
selección de idiomas, es similar.
La tesis de que los bilingües son particularmente expertos en el mantenimiento
de uno de dos (o más) objetivos relevantes de una tarea, o conjuntos atencionales en la
memoria de trabajo, tiene mucho en común con la noción de selección de estímulos
buscados en oposición a la inhibición de los no deseados. El efecto neto es el mismo,
pero para este punto de vista la supresión de información potencialmente interferente es
esencialmente una consecuencia de la selección activa de la información relevante, en
lugar de un mecanismo primario de inhibición directa. Esta visión es consistente con la
propuesta por Colzato y colegas [81], quienes concluyeron que la ventaja bilingüe no se
debe al constante ejercicio de la inhibición, sino que el aprendizaje de mantener dos
lenguas separadas conduce a una mejora en la selección de la información objetivo-
relevante sobre la información objetivo-irrelevante.
La suma de la evidencia sitúa la ventaja bilingüe más allá del poder explicativo
de un solo proceso, una simple red neuronal o un único componente de control
ejecutivo. En cambio, la experiencia continua de monitorear dos lenguas, en conjunción
con la necesidad de monitorear el contexto, al hablante y otras señales ambientales,
mientras inhibe la atención a la lengua actualmente no usada pero activa, modifica cómo
la mente y el cerebro participan en una conversación normal para bilingües. Cuanto
mayor sea el esfuerzo de cualquiera de estos componentes, más probable es que surjan
ventajas bilingües en tareas no verbales. Sin embargo, el impacto de esta modificación
puede verse más claramente en las tareas que guardan mayor parecido con el uso del
lenguaje bilingüe, como el cambio de tareas. En este caso, es fácil ver cómo la tarea de
atender a la forma de un estímulo en lugar de su color se asemeja a la tarea de recuperar
el nombre de un objeto en francés en lugar de en inglés. No es sorprendente que los
bilingües realicen estas tareas típicamente mejor que los monolingües, aunque los
detalles de esas actuaciones aún no están bien comprendidos. De manera más general,
es importante señalar que no siempre se encuentran las ventajas bilingües, incluso en
tareas para las cuales se esperan tales diferencias de desempeño. Algunas de las
condiciones que apoyan la aparición de una ventaja bilingüe han sido discutidas, como
la necesidad de monitoreo y dificultad de las condiciones, pero otras son aún
desconocidas. Otro factor para determinar los resultados de desempeño es

16
probablemente la naturaleza o el grado de bilingüismo en los participantes (Cuadro 2).
Más detalles sobre las tareas específicas e historias lingüísticas precisas de los
participantes bilingües pueden resolver estas diferencias.

Bilingüismo y demencia
El hallazgo de que el bilingüismo mejora el control cognitivo plantea la
posibilidad de que pueda proteger contra el deterioro cognitivo relacionado con la edad
e incluso puede posponer el inicio de los síntomas de demencia. En este caso, el
bilingüismo puede ser uno de los factores ambientales que contribuyen a la reserva
cognitiva o reserva cerebral [120]. La reserva cognitiva es la idea de que estimular la
actividad física o mental puede ayudar a mantener el funcionamiento cognitivo en el
envejecimiento saludable y posponer el inicio de los síntomas en aquellos que sufren de
demencia. Estos factores incluyen la educación, la ocupación, una clase socioeconómica
alta y la participación continua en las actividades físicas, intelectuales y sociales [121-
123]. Si el bilingüismo contribuye a la reserva cognitiva, entonces los bilingües deben
mantener niveles más altos de funcionamiento cognitivo y lidiar mejor con los síntomas
de la demencia que los monolingües que son, por otra parte, equivalentes.
Para probar esta idea, Bialystok, Craik y Freedman [124] examinaron los
registros hospitalarios de pacientes monolingües y bilingües que habían sido
diagnosticados con varios tipos de demencia. A pesar de ser equivalentes en una
variedad de factores cognitivos y de otros factores, los bilingües experimentaron
síntomas iniciales y fueron diagnosticados aproximadamente 3-4 años más tarde que los
monolingües. Específicamente, los pacientes monolingües fueron diagnosticados en
promedio a la edad de 75,4 años, y los bilingües a los 78,6 años. Una réplica de un
nuevo conjunto de pacientes todos diagnosticados con probable enfermedad de
Alzheimer (EA) [125] confirmó los resultados.
Tres preguntas sobre estos resultados son su confiabilidad, validez y causalidad.
Por confiabilidad, varios estudios han replicado estos hallazgos. Chertkow et al. [126]
informó una confirmación parcial de los resultados originales y mostró que los
multilingües fueron diagnosticados con EA más tarde que los monolingües
comparables, aunque cuando se compararon los monolingües con los bilingües se
encontró un efecto más limitado. Una relación positiva similar entre el multilingüismo y
el funcionamiento cognitivo de alto nivel fue informada por Kavé et al. [127] en un
estudio con ancianos israelíes. Gollan et al. [128] reportaron un estudio con bilingües

17
español-inglés que habían sido diagnosticados con EA probable y encontraron que un
mayor grado de bilingüismo estaba asociado con la edad de aparición y el diagnóstico,
aunque sólo en los pacientes menos educados.
En segundo lugar, la validez requiere demostrar la relación específica entre el
predictor y las variables de resultado. Anteriormente, se sugirió que el estatus
socioeconómico, las diferencias culturales y el estatus migratorio contribuían o incluso
eran las causas de la ventaja bilingüe. Sin embargo, en ambos estudios de Toronto, el
nivel educativo y la posición ocupacional favorecieron al grupo monolingüe y el estatus
migratorio fue descartado como un factor.
Tercero, en cuanto a la causa y el efecto, ¿es posible que las personas con
"buenos cerebros" sean resistentes a la demencia y también más propensas a aprender
una segunda lengua? Esto es poco probable: la mayoría de las personas no se vuelven
bilingües porque son brillantes o tienen un talento para aprender idiomas, sino por
necesidad. Apoyando esta interpretación, un estudio reciente mostró que en una muestra
de pacientes con EA monolingües y bilingües, emparejados en edad, nivel cognitivo y
otros factores, el scan TC mostró más patología EA en el cerebro de los bilingües, lo
que concuerda con la idea de que son más capaces de hacer frente a la enfermedad y
pueden funcionar más tiempo sin manifestar síntomas [129].

Conclusiones
En el primer estudio que reportó el sorprendente resultado de una ventaja en el
rendimiento cognitivo y lingüístico de los niños bilingües, Peal y Lambert [13]
concluyeron: "La experiencia intelectual con dos sistemas lingüísticos parece haberle
dejado [al niño bilingüe] una flexibilidad mental, una superioridad en la formación del
concepto, un conjunto más diversificado de habilidades mentales". (p.20) Peal y
Lambert no explicaron qué entendían por “flexibilidad mental", pero la descripción
funciona bien para dar cuenta de los datos acumulados en 50 años desde su estudio
original. Los bilingües a veces tienen una ventaja en la inhibición, pero también tienen
una ventaja en la selección, a veces en la conmutación, pero además tienen una ventaja
en mantener la atención; suelen tener una ventaja en la memoria de trabajo, pero
también en la representación y la recuperación. En conjunto, este patrón suena como
"flexibilidad mental": la capacidad de adaptarse a cambios en curso y procesar la
información de manera eficiente y adaptativa.

18
No debe sorprendernos que la experiencia intensa y sostenida deje su huella en
nuestras mentes y cerebros -las conexiones funcionales que provienen de la práctica son
cambiadas seguramente por la experiencia masiva, y las regiones estructurales que son
utilizadas para actividades específicas sin duda cambian también a través del uso. Estas
respuestas a la experiencia son precisamente lo que entendemos por neuroplasticidad.
Sin embargo, en el caso del bilingüismo, se ha dado por sentado desde hace mucho
tiempo que tales efectos podían ser profundamente negativos: como dijo un influyente
investigador educativo en 1926: "Esto podría considerarse una prueba de que el uso de
una lengua extranjera en el hogar es uno de los principales factores en la producción de
retraso mental medido por las pruebas de inteligencia "([130], p. 393). Casi un siglo más
tarde, y frente a pruebas sustanciales de lo contrario, sigue habiendo resistencia a la idea
de que el bilingüismo puede mejorar aspectos de la función cognitiva. Los profesionales
de la educación y de la clínica aconsejan sistemáticamente a los padres que
"simplifiquen" el entorno lingüístico de sus hijos cuando hay signos de dificultades
académicas, y los profesionales del lenguaje prescriben horarios óptimos (y métodos)
para introducir idiomas a los niños para minimizar la inevitable confusión. Pero tales
opiniones se basan en el miedo y la anécdota -el peso de la evidencia científica apoya la
promesa de "flexibilidad mental". Todavía hay mucho que no sabemos sobre el efecto
del bilingüismo en la mente, los correlatos neurales de esos efectos y los componentes
causales de la experiencia que da lugar a ellos. Pero ya es demasiado tarde para
retroceder: está claro que la mente bilingüe ha sido singularmente moldeada por la
experiencia.

19
Cuadro 1: Bilingüismo en la infancia

La investigación con niños que se criaron en hogares bilingües ha producido evidencia


contundente de los efectos muy tempranos del bilingüismo. Esta investigación pone en cuestión
algunas de las explicaciones que suelen ofrecerse en relación con el mecanismo subyacente a
estos efectos. Desde hace mucho tiempo se sabe que los niños que se crían con dos lenguas no
las confunden al aprender a hablar, a pesar de que pueden utilizar préstamos de una lengua
cuando hablan la otra [131]. También es bien sabido que los niños monolingües pierden la
capacidad de hacer discriminaciones fonéticas no presentes en su idioma cerca de los 10 meses
de edad, mientras que los niños bilingües siguen distinguiendo entre categorías fonéticas
relevantes para todos los idiomas. Por lo tanto, no es sorprendente que los niños bilingües
puedan diferenciar entre sus dos lenguas esencialmente desde el nacimiento [132]. Lo
sorprendente, sin embargo, es la extensión de esta discriminación a las propiedades no
acústicas del lenguaje. Weikum y sus colegas [133] mostraron videoclips silenciosos a niños de
8 meses de edad criados en hogares monolingües de inglés o criados en hogares bilingües
inglés-francés. Utilizando el paradigma de la habituación, los investigadores medían si,
después de haberse habituado al video de un hablante utilizando una lengua, los bebés
recuperaban el interés cuando el mismo hablante pasaba a utilizar la otra lengua. Los resultados
mostraron que los niños bilingües renovaban su atención con el cambio de lengua, mientras que
los monolingües no lo hacían. Para determinar si los niños bilingües habían aprendido acerca
de las estructuras faciales que acompañan a cada lengua o algo más general, los mismos
materiales se presentaron a bebés monolingües de español o bilingües español-catalán [134].
Una vez más, sólo los niños bilingües notaron el cambio de lengua, a pesar de que los niños de
este estudio no tenían experiencia con ninguna de las dos lenguas. Los autores concluyeron que
el bilingüismo aumenta la capacidad perceptiva general a través de la experiencia de atender a
dos conjuntos de señales visuales.

Incluso antes de que los niños tengan una capacidad productiva de lenguaje, la experiencia de
construir dos sistemas de representación distintos les otorga mayores recursos perceptivos y
atencionales que sus pares monolingües. A la luz de estas pruebas de las ventajas bilingües en
el primer año de vida, las explicaciones del mecanismo responsable de las ventajas encontradas
después pueden necesitar ser reconsideradas para incluir un papel para tales procesos
perceptivos.

20
Cuadro 2:¿Qué tan bilingüe?

El bilingüismo no es una experiencia de todo o nada, pero los diseños de investigación


experimental requieren que se la trate como tal: los participantes son monolingües o bilingües y
se evalúan las diferencias en el desempeño entre los miembros de los dos grupos. Sin embargo,
los individuos nunca pueden ser perfectamente monolingües o bilingües: incluso los más
monolingües han tenido cierta experiencia con otro idioma, por ejemplo como una materia
escolar o una necesidad de viaje, y todos los bilingües tienen idiomas preferidos o contextos
preferidos para cada uno. Este carácter gradual plantea tres preguntas sobre los resultados de la
investigación.
La primera pregunta atañe a la posibilidad de un beneficio acumulativo para múltiples idiomas.
Si la gestión de dos lenguas mejora los procesos de control cognitivo, ¿se obtendría una mejora
adicional de la gestión de tres o más lenguas, tal como propone explícitamente Diamond [136]?
La investigación de Chertkow et al. [123] sobre la enfermedad de Alzheimer y Kavé et al. [127]
sobre el envejecimiento normal mostraron mejores resultados para los multilingües que para los
bilingües, pero puede haber diferencias significativas entre los multilingües y los bilingües que
no existen entre bilingües y monolingües. Como hemos sugerido, los bilingües no suelen elegir
las lenguas por talento o interés, mientras que los multilingües a menudo son individuos con alta
capacidad y motivación para aprender otros idiomas, factores que pueden afectar también el
rendimiento cognitivo.
La segunda pregunta tiene que ver con el grado de bilingüismo requerido para que surjan estos
beneficios. Si el bilingüismo es protector contra algunas formas de demencia, entonces las
personas de mediana edad querrán saber si es demasiado tarde para aprender otro idioma, o si su
francés del secundario cuenta para la reserva cognitiva. Una pregunta relacionada se refiere a la
edad de adquisición de una segunda lengua: ¿Es mejor antes? La mejor respuesta en la
actualidad es que la adquisición temprana, la fluidez general, la frecuencia de uso, los niveles de
alfabetización y la precisión gramatical contribuyen a la ventaja bilingüe, sin que ningún factor
sea decisivo [137, 138]. Aumentar el bilingüismo en sus distintas dimensiones conduce a la
modificación creciente de los resultados cognitivos.
Por último, si los beneficios del bilingüismo son explicados, al menos parcialmente, por la
activación conjunta de dos lenguas, ¿es importante la similitud de los dos idiomas? ¿El
bilingüismo español-inglés requiere más (¿o menos?) control atencional para mantener la
separación que el bilingüismo chino-inglés? En un estudio con niños que hablaban inglés y
francés, español o chino, no había efecto del tipo de bilingüismo, y todos los niños bilingües
superaban a los niños monolingües en las pruebas de control ejecutivo [139].

21
Cuadro 3: Preguntas pendientes

1. Naturaleza de la ventaja bilingüe: ¿Cuáles son los límites y cuáles son las condiciones
mínimas para la ventaja bilingüe y por qué no siempre se encuentra? ¿Cuál es el papel de los
componentes estándar del control ejecutivo -inhibición, cambio y memoria de trabajo- en las
diferencias bilingües en el procesamiento? ¿Cambian estas relaciones durante la vida útil?
2. Reserva Cognitiva: ¿Es la protección bilingüe contra el deterioro cognitivo similar a otros
tipos de reserva cognitiva en términos de mecanismos y correlatos neurales?
3. Correlatos cerebrales: ¿Qué cambios ocurren en los lóbulos frontales? ¿Existen efectos en
otras regiones del cerebro? ¿Cuál es el mecanismo para estos cambios dependientes de la
experiencia en las redes frontales?
4. Psicopatología: ¿Cuáles son los correlatos neurales de los efectos protectores de los pacientes
con demencia? ¿Tiene el bilingüismo efectos diferenciales en varios tipos de demencia?

22
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