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LÓGICA,---___,

LENGUAJE Y REALIDAD
Examen crítico del programa absolutista
Víctor M. Hernández Márquez

(1)
CoLEcci óN TExTos UNIVERSITARIOS

Universidad Autónoma de Chihuahua


Chihuahua, México, 2001
Mi invención comprende el uso de la I'BZÓn entera: un juicio pBJ'a
las controversias, un intérprete de las nociones, una bal811ZB
pBJ'Slss probabilidades, uno brújula que nos guiB!'á a través del
océano de los experiencias, un inventBI'io de los cosas, uno tabla
de Jos pen88I1Jientos, un microscopio plll'S exsminB!' las cosas
preaetJte.s, un telescopio pBJ'a sdivinBI' 188 lejanas, un c8Jculo
gB/181'81, uno magia in0C811te, uno cábala no quimérics, una
811Cl'itur8 que csds uno 1881'ti en su propill lengua; y. finalmente,
UD8 ltJD6U8 que ae podrá aprender en JJOC8.8 BetnllDBB y que
et1JI8f/lJids se sxtendería por todo 81 mundo.
W.G. Leibniz

G'80 podsr bsc8r mil)' al8rs l81'8i8cióD de mi 0011C6JJiogrs/18 con


sJ Jeogusje comúrJ IJi 18 oorn¡J8l'O Con ill que existe entre eJ
miorolloopio y 81 ojo. &te último... OODJJidersdo oomo sparsto
dptico, mU6811'8 sin duda muah88 imperfeccian68, 188 cual68
pBIIII/1 iDIMhfJI1idss, por Jo común sólo COilJO COI188CuetJci8 de su
estrecha relaaiÓll con Js vida mentBl. Pero ton p!'OIJIO como /o8
propósi/08 CÍ81JtibOOB 88tsblecen mayot'88 exigenciss en Js

p~Óldei8m,BItsJ
001111'8rio, sJ .mictwcopio 88 de Jo más sdecusdo psrs ts/88 .l.in66
aunque por ello, DO 88 utilizsble psrs otrotJ.
F.L.G. Frege

FJ llimbo/ituno ds IÚIIIJ sJ intelecto.


G.Peano

L8 cieDais 6B 8118llaisJmBnfe ló(¡ica. ¡;j DBZO BDIJ'e 8U8 concepta.


6B UD D8XO Jó6jco y la. fundsmenlos de 8U8 BlirmsciOD8811011
/Q¡¡iOOB. Dijo sJ rey Jscobo: 'Si DO bsy obiiJpoB, DO bsy rey~ T
DOIJOtrrJS podemos decir con CODiiaOZII: 'Si DO /Jsy lógico, DO bsy
oienciiJ':
A.N. Whitehead

LB t81'88 de Jo filOBOiía no 88 ill are11món de un lenguaje 1deal sino


sclBI'Bl' el uso del lenguaje exiatente.
L. Wittgenstein
!UBU80 "3
"BgOIIOig Bf.IJP0/81
·11BfJ¡fJ/I'I{OalB 9p '8JQ8P8!J8Jd llfPIOI!IIIf IJPOJ 9p ag /9 OfJlRIJ'/PSP
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lndice

Prólogo................................................................................................... 13
Introducción .......................................................................................... 19

Capítulo 1
El proyecto leibniziano en torno a una charscteristica
uníveNJ8lis
1.1. Introducción ................................................................................ 25
1.2. Los ideogramas chinos como lengua filosófica ........................ 28
1.3. El arte combinatoria ................................................................... 30
1.4. La lógica como lingua charactBI'ica ........................................... 34
1.5. Nominalismo y lingua characterica ......... :.................................40
1.6. La influencia del programa leibniziano .................... ~ ................ 50

Capítulo 2
El programa conceptográfico de Frege
2.1. Introducción ................................................................................ 61
2.2. Génesis del programa conceptográfico ..................................... 63
2.3. Conceptografía y logicismo ........................................................ 74
2.4. El Gedankey la verdad según Frege ......................................... 78
2.5. Semántica y ontología fregeana ................................................. 84
2.6. Interpretaciones sobre ·ner Gedanke· ·..................................... 87

11
LóGicA, LENGWUE v REAI.IDIU>. EXAMEN cRITK:o DEL ~ MSOLunSTA

Capitulo 3
El ambiente intelectual del programa conceptográfico
3.1. El trasfondo ................................................................................. 93
3.2. fundamentos nuevos para Wla ciencia antigua ....................... 99
3.3. Boole y el álgebra de la lógica .................................................. 104
3.4. Boole y Frege ............................................................................. 114
3.5. La lingua ch8J'acterica de Peano .............................................. 121

Capitulo 4
Los origenes dellogiciamo
4.1. Los antecedentes ...................................................................... fSf
4.2. Whitehead y el álgebra universal ........................................,.-·fSS
4.3. Russell y la herencia de Peano ................................................ 138
4.4. Russell y la lógica de relaciones ..........................................•... Uf
4.5. Russell, Leibniz y la carsctwtica uni"V'BI'tl81.....•......•••••••.••••• 150
4.6. El contacto con la escuela de Peano ........................................ 153

Capitulo 5
El absolutismo lógico del »wctstus
5.1. Balance y perspectiva ............................................................... 168
5.2. La proposición ........................................................................... 168
5.8. Lo indecible ............................................................................... 176
5.4. Gramática filosófica ......................................... ;....................... 181
5.5. Observaciones finales .............................................................. 188

Notas ...·................................................................................................ 198


Referencias bibliográficas ................................................................. 248

12
Prólogo

CoMo SUELE OCURRIR EN casos similares, este libro tiene ya su historia;


lo terminé de escribir en i 996 y lo presenté como tesis de maestría en
1998, pero las ideas principales que priman en él datan de mucho
tiempo atrás y se encuentran ya en un ensayo inédito que lei en la sala
·rederico Ferro Gay• de la Facultad de Filosofía y Letras de la UACH
para celebrar el centenario del nacimiento de Ludwig Wittgenstein, en
i 989. El ensayo decía, de manera grosera y provocativa, que Wittgens-
tein no era para nada un genio, pues en ülosofía, para bien o para mal,
no se dan ese tipo de naturalezas. Argüía que la originalidad de la tilo-
solía expuesta en el Tractatus descansaba en la forma de explotar las
consecuencias de una venerable tradición que·se remontaba a Leib-
niz, y explicaba que sus diferencias con Russell y Frege, exageradas y
malentendidas hasta el cansancio por la mayoría de sus seguidores,
eran principalmente divergencias sobre la formulación •coiTeCta• de
una concepción universalista o absolutista de la lógica Decía también
que la ruptura entre esta primera obra y las Investigaciones blosófi-
cas era más débil de lo que sus admiradores podían sospechar, y que
el moto de Nestroy al inicio de este último •libro• describía en cierta
forma lo que había ocurrido con el resultado.
Pero ciertamente este ensayo mostraba muy poca evidencia a fa-
vor de las tesis que defendía, de modo que quedaba por mostrar de
manera clara y documentada que, en efecto, el Tractatuses el eslabón
final, y no el principio, de una larga cadena intelectual. Entonces es-
cribí una colección de ensayos relativamente independientes entre sí

13
l0GICA, LENGUAJE Y REALIDAD . EXAMEN CRiTICO DEL PROGRAMA ABSO LUTISTA

que, no obstante, no lograban dar del todo con la interpretación que


me proponía ofrecer y que tampoco salían bien librados ante los ojos
. críticos del Dr. Carlos Pereda, mi asesor, y el profesor Hugo Padilla, mi
maestro de lógica. Además, tuve la mala idea de cambiar el acento en
el planteamiento al darme cuenta de la complejidad de los nudos y es-
labones que forman esa cadena, así como los distintos ambientes por
los cuales cruzaba. Fue así como me olvidé relativamente del eslabón
final y me di a la tarea de describir con cierto detalle ya no uno o dos
eslabones sino la cadena rrusma.
Debo confesar, no obstante, que en realidad se trata aún del es-
queleto de esa tradición pues queda mucho material por comentar. El
lector podrá echar en falta demasiadas cosas pero también debo decir
que, en principio, muchas de las ramas discursivas pueden añadirse
sin problema, del rrusmo modo como un fotógrafo decide lirrlltar el
margen en una impresión. Desde luego, se trata en esto último de una
decisión hasta cierto punto de gusto, pues, para seguir hablando de
cadenas, el conocedor podría pedir por lo menos unas líneas sobre la
manera como Leibniz adopta la concepción arcaica relativa a la ca-
dena del ser. Podría incluso exigirme una detallada relación de cómo
aparece esa cadena en el Libro del ascenso y descenso del entendi-
miento de Lulio y cómo determina ciertas formas de integrar la pre-
tendida enciclopedia o la ciencia general leibniziana. ¿Determina
también el orden lógico de los simbolos que representarían los pensa-
mientos fundamentales? Ante semejante reclamo no tendría mucho
que decir, quizás y para salir mal del paso, diría que Arthur Lovejoy ya
había descrito con cierto detalle esa otra tradición y que la manera co-
rno se juntaban ambas historias era, más o menos, un asunto aparte.i
Pero algo sirrlllar se podría decir con respecto a Frege, Russell y
Wittgenstein. Del primero se me podría objetar que ni siquiera he re-
tomado las grandes tesis de Dumrnett y que me he lirrlltado a hacerle
una crítica pueril y marginal. Sobre esto podría replicar, en primer lu-
gar, que sería absurdo de rru parte intentar competir en inteligencia,
tiempo y presupuesto con Dumrnett. Ciertamente, no me han faltado
ganas de comentar muchos de sus puntos de vista que tienen que ver
con la manera como yo presento las cosas, pero dado el gran volumen
de sus estudios y la brevedad de rru trabajo en comparación con el su-
yo, tal empresa se antoja ridícula pues no aspiraría a ser más que una
14
PROt.ooo

marginalia. Además, aquí se dan por sentado muchas de sus brillan-


tes tesis aun y cuando ni siquiera se mencionen (i. e., que el principio
del contexto nunca fue explícitamente rechazado por Frege en sus es-
critos posteriores. el 'hecho' de que usa distintos sentidos de Bedeu-
tung y bedeuten, etc.); pero hay puntos fundamentales en los cuales
es evidente nuestro desacuerdo. Por ejemplo. Dummett comete par-
cialmente el mismo error que cometen los seguidores de Wittgenstein,
al afirmar que Frege no tiene antecesores. Y digo parcialmente porque
si bien es cierto, como señala Dummett, que no hay antecedentes téc-
nicos en cuanto a la cuantificación fregeana, no estoy de acuerdo en
sostener que "Frege's formallogic is the principal factor determining
the subsecuent development of his philosophy, and certainly of his
philosophy of language". 2
Desde otro ángulo, puedo decir que, en este sentido, los libros de
Dummett sobre Frege se parecen al libro de Russell (y Couturat) sobre
Leibniz, al intentar derivar su íílosofia a partir de su lógica. El mérito
del presente trabajo, si es que en realidad lo tiene, consiste en mos-
trar la tesis inversa; a saber, que es la concepción absolutista de la ló-
gica como lenguaJe la que determina la teoría cuantiticacional fregea-
na, el atomismo russelliano y la metafísica, a la Wittgenstein, que es-
tablece lo que se puede o no decir.
Persiste, no obstante, Wl pecadillo menor de mi parte al continuar
atribuyendo a Dummett la versión "ortodoxa• o "estándar" de la que
tanto se queja. Esto obedece en parte al hecho de que entre la gran di-
versidad de interpretaciones sobre Frege, la versión de Dummett es
sin lugar a dudas la más amplia, documentada e influyente hasta la
fecha; y por lo tanto, merece considerarse, muy a su pesar y sin nin-
gún tipo de carga peyorativa, como la versión estándar. Por último, la-
mento tanto como Dummett el hecho de que no exista aún consenso
sobre la importancia fundamental de las doctrinas filosóficas de Fre-
ge; sin embargo, creo que será así en tanto no exista acuerdo sobre la
tradición y objetivos que representa.
Por otra parte, quiero expresar aquí mi agradecimiento a quienes
me han ayudado a sacar adelante esta investigación. En primer lugar,
qui3ro expresar mi profunda gratitud a mi asesor y de alguna manera
me: ttor, el Dr. Carlos Pereda f, quien me ha apoyado de manera desin-
t, - , ~ esad y generosa desde mi paso por el programa de maestría en fi-

15
lóGICA, LENGUAJE Y REALIDAD. EXAMEN CRITICO OEL PROGRAMA ABSOLUTISTA

losofía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM; y mostró siem-


pre paciencia y confianza en este trabajo.
Doy igualmente las gracias al profesor Hugo Padilla Chacón,
quien, además de ser una influencia importante para nú, se tomó la
molestia de leer casi en su totalidad las primeras versiones de este
escrito, formulando numerosas críticas, sugerencias y comentarios
relevantes y alentadores.
También estoy en deuda con la Maestra Martha Elena Venier, del
Colegio de México, con quien tuve la oportunidad de trabajar sobre el
Mercurio de Wil.kins y el problema de los lenguajes artificiales en el
siglo XVII y, de esta manera, ampliar así la visión de fondo que sustenta
el primer capítulo. Mis amigos de aula, Dr. César Santiesteban y Mtro.
Arturo Yáñez jugaron un papel muy importante para conseguir mate-
rial bibliográfico, y este último·discutió conmigo, en distintos momen-
tos, muchos de los puntos de vista aquí expuestos; a ellos doy también
las gracias. El culpable de que este escrito se haya convertido al fin en
libro es el licenciado Heriberto Ramírez Luján, coordinador editorial
de la UACH y, desde luego, no puedo más que sentirme agradecido por
sus buenos oficios.
Al escribir este texto no he tenido mayores pretensiones que ela-
borar una interpretación de carácter introductorio al absolutismo ló-
gico, dirigida a estudiantes y legos que quieran adentrarse en el pen-
samiento y la lectura de las obras de los representantes más desta-
cados de esta tradición; no obstante, el lector más adelantado o el
estudioso podrá encontrar en las notas discusiones de interés, co-
mentarios más detallados y lecturas especializadas para continuar la
discusión. El lector principiante puede prescindir de la lectura de
esas notas si así lo desea. A diferencia de las usuales obritas introduc-
torias, este trabajo es bastante polémico ya que intenta hacer frente a
distintas interpretaciones (todas ellas, en mayor o menor grado, fami-
liares y con respaldo: i.e., la influencia kantiana en Frege y Wittgens-
tein) que merecen la pena combatirse si se quiere llegar a un acuerdo
sustancial como el que reclama Dummett para el caso particular de
Frege.
También he tenido en mente un público hispanohablante al mo-
mento de poner citas y dar las debidas referencias bibliográficas. En
este último caso, siempre he procurado, cuando me ha sido posible,
16
PRÓlOGO

ofrecer la ficha y la paginación de las traducciones en nuestro idioma.


Algo similar he hecho al recW'rir a las versiones en inglés cuando los
originales. en latín o alemán, no contaban con su correspondiente en
nuestro idioma. Por desgracia, no contamos aún con traducciones
castellanas canónicas para la mayoría de los autores aquí involucra-
dos, de tal suerte que la limitación de tira)e y la mala distribución de la
mayoría de esas publicaciones vuelve un tanto inútil su búsqueda. Si a
esto sumamos lo poco generosas que suelen ser las bibliotecas de
nuestros centros de estudio, se podrá entender perfectamente el esta-
do de precariedad intelectual que vive la filosofía y, en general, las
ciencias del espíritu, en el mundo hispanoparlante.
Como ya mencioné, este libro lo terminé a principios de f996. Pero
para la presente publicación he añadido y comentado nuevo material
a lo largo de los cuatro primeros capítulos. También he intentado me-
jorar el estilo de la exposición hasta donde me ha sido posible. Una
versión abreviada del primer capítulo apareció en Diánoia(n. 45, 1999,
pp. 35-63).
Por último, durante dos años y medio disfruté de una beca doble
para estudios de maestría que me fue otorgada por la Dirección de In-
tercambio Académico de la UNAM, y la Dirección de Investigación y
Posgrado de la UACH, respectivamente; y de nueva cuenta, estoy agra-
decido con ambas instituciones. Queda por señalar que los errores
aquí contenidos son de mi entera responsabilidad y de nadie más.

Víctor M. Hernández Márquez


México, DF
Mayo del 2000

17

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