TEMA: LA ENSEÑANZA DE JESÚS SOBRE LA ORACIÓN
TEXTOS BÍBLICOS: Mateo 6:9-13
VERDAD APLICAD: A través de la oración, cultivamos una relación con
Dios y expresamos nuestra dependencia e interés en glorificar Su Nombre
en nuestras vidas.
INTRODUCCIÓN: La oración va más allá de la conversación. En su
definición, se encuentran entre sus significados suplicar o implorar. Y en
estas palabras está implícito el atributo de la insistencia o de la
coherencia. A este respecto, en 1 Tesalonicenses 5:17 está escrito orar sin
cesar. Es con esta búsqueda e insistencia constante que debemos buscar
a Dios, conocer Su voluntad para nuestras vidas.
1. LA ORACIÓN MODELO DE LOS DISCÍPULOS DE CRISTO
Una de las técnicas para la enseñanza es organizar el conocimiento de
forma didáctica, creando, por ejemplo, un método o un modelo. Jesús,
nuestro Maestro, en respuesta a uno de los discípulos (Lucas 11:1)
describe la oración titulada "Padre nuestro", que es sencilla a la vez que
completa; Es breve, al mismo tiempo que abarca profundamente todas las
necesidades del hombre.
1.1. Enséñanos a orar: El modelo de oración conocido por los discípulos
era el practicado por los fariseos, que oraban para ser vistos por los
demás. Jesús vino a poner una lente en las distorsiones que los religiosos
han puesto en los mandamientos de Dios y señalar el camino correcto, tal
como lo hizo Pablo: Inmediatamente algo como escamas cayeron de sus
ojos, y comenzó a ver de nuevo. Luego se levantó y fue bautizado.
(Hechos 9:18). Jesús rescata el verdadero sentido de la oración, la
sinceridad y la humildad en el reconocimiento de la gloria de Dios y no en
la autopromoción ante los hombres.
1.2. La oración y su orden: Al analizar la oración enseñada por Jesús,
podemos dividirla en dos partes.
a) La primera en reconocimiento de la grandeza de Dios
b) la segunda como nuestro proveedor que nos sostiene y satisface
nuestras necesidades.
Estas dos partes también se pueden ver en Mateo 6:33, que dice: "Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os
serán añadidas". La primera parte es identificar con quién estamos
hablando, el Dios poderoso que hizo el cielo y la tierra. Adorad al Señor en
la belleza de la santidad; tiemblen delante de él toda la tierra (Salmo 96:9).
En la segunda parte, las necesidades humanas están presentes, que por
fe confiamos en que Dios nos sostendrá. (Salmo 3:5)
1.3. Del Padre a los Hijos: Jesús, al enseñar la oración, nos transmite la
misma relación que tiene con Dios. Y a través del sacrificio de Jesús,
también somos hijos. (Efesios 1:5). Y como Padre, Dios nos protege, nos
provee, nos alimenta, nos da paz, nos da fuerza. Sin embargo, como
Padre, también tiene autoridad (está por encima de todo y de todos) y nos
corrige.
2. DIOS Y SU GLORIA
¡El Dios que hace lo imposible, que transforma nuestras vidas, que nos
rescata del pecado, que nos da esperanza, el único que es digno de
alabanza! Este es el Dios que escucha y contesta nuestras oraciones.
2.1. Padre nuestro que estás en los cielos: La Biblia enseña que Jesús es
el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). A través de Su sacrificio de amor
en la Cruz, Él nos acercó y nos dio libre acceso a Dios (Efesios 3:12). El
velo se rasgó (Mateo 15:38). Ahora somos hijos de Dios (Efesios 1:5). La
oración enseñada por Jesús no menciona "Padre mío que está en los
cielos" sino "Padre nuestro" que está en los cielos. Aquí notamos el
propósito de la comunión del cuerpo de Cristo. Comulgar es hacer algo
juntos, es estar en sintonía en el pensar, en el actuar y en el sentir. Y para
nosotros los cristianos, lo que tenemos en común es Jesús, su Palabra
viva.
2.2. Santificado sea tu nombre: La reverencia y el respeto están ligados al
miedo. Jesús enfatiza que, si bien tenemos libre acceso al Padre, es
importante saber con quién estamos hablando. El Yo Soy el que Soy
(Éxodo 3:14). El Dios que es santo. El temor enseñado por Jesús en la
oración fue subrayado por Dios mismo cuando describió a Job, el siervo
temeroso de Dios: Y el Señor dijo a Satanás: "¿Has visto a mi siervo Job?
No hay nadie en la tierra como él, irreprensible, irreprensible, hombre que
teme a Dios y se aparta del mal (Job 1:8). Es importante no convertir el
libre acceso a Dios en algo ordinario, que se puede lograr de cualquier
manera. El miedo y el respeto se notan en la forma en que tratamos a una
persona. En una audiencia, por ejemplo, cuando se dirija al juez, éste debe
referirse solemnemente a "Su Excelencia". La importancia dada al nombre
de Dios también está registrada en la Biblia entre los Diez Mandamientos:
"No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no
dejará sin castigo a nadie que tome su nombre en vano" (Éxodo 20:3).
2.3. Venga tu reino, y hágase tu voluntad. Toda la Biblia apunta a Jesús, el
plan perfecto de salvación para el pecador. Y esta salvación da acceso a la
promesa: "Y cuando vaya y os prepare lugar, vendré otra vez, y os traeré a
mí, para que donde yo estoy, vosotros también estéis" (Juan 14:3). La
promesa es estar con el Padre Celestial, disfrutar de su presencia y de su
reino. La oración nos recuerda esta promesa y sabe que Él es fiel para
cumplirla: Aferrémonos a la esperanza que profesamos, porque fiel es el
que prometió (Hebreos 10:23).
3. NUESTRAS NECESIDADES Y CARENCIAS
3.1. El pan nuestro de cada día. El contacto diario, esta es la enseñanza
dejada por Jesús en "nuestro pan de cada día". Hablar con Dios y confiar
en Su cuidado conduce a la dependencia de Él. Porque sin Él no podemos
hacer nada (Juan 15:5). ¿Y si durante el día me faltan fuerzas? Da fuerza
a los cansados, y multiplica la fuerza a los fuertes (Isaías 40:29). ¿Y si
estamos solos, sin saber qué hacer, sin dirección? Alzaré mis ojos a los
montes, de donde viene mi socorro. Mi ayuda viene del Señor que hizo el
cielo y la tierra (Salmo 121:1,2).
3.2. La condonación de nuestras deudas: Donde hay amor, hay perdón.
Donde hay perdón, hay amor. Uno no existe sin el otro. En una familia, por
ejemplo, ¿cuántas veces tenemos que perdonar? Una palabra colocada en
un contexto inapropiado, una mirada más dura, falta de afecto, falta de
comunicación. Todo esto es inevitable en la vida social y solo es posible
seguir caminando juntos si hay perdón. Y solo perdona a los que ama. El
pecado nos separó de Dios, pero el perdón, a través de su amor, nos ha
rescatado y nos ha traído vida. El perdón implica renuncia, incluso puede
traer dolor físico, porque un acto nos ha herido profundamente. También
saco a relucir ese pensamiento: ¿Por qué tengo que perdonar? ¡Tengo
razón, la otra persona se equivocó! ¡Ella es la que tiene que pedirme
perdón! Y al leer la palabra de Dios, Él nos enseña a mirar dentro de
nosotros mismos, viendo nuestras impurezas como no merecedoras del
perdón de Dios y, sin embargo, ¡hemos sido perdonados! El perdón que se
nos ha concedido se ha manifestado por el sacrificio más grande, Jesús
(Juan 3:16). Si hemos sido perdonados, también debemos perdonar.
3.3. Líbranos del mal: El cristiano batallas todos los días en dos campos.
La batalla interior, contra la carne, contra nuestra naturaleza pecaminosa.
Porque la carne es codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne; y
éstos se oponen unos a otros, para que no hagáis lo que queráis (Gálatas
5:17). La batalla externa, en el campo espiritual. Sé sobrio; Reloj; porque
tu adversario el diablo merodea como león rugiente, buscando a quién
devorar (1 Pedro 5:8). En estas batallas, no podemos ganar solos. Solo
Dios puede guiarnos, protegernos, darnos estrategias, fortalecernos. Por la
oración y a través de su Palabra viva y eficaz. Una de las enseñanzas
registradas en la Biblia es la de la vigilancia. Orando en todo momento con
toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en esto con toda
perseverancia y súplica por todos los santos (Efesios 6:18).
CONCLUSIÓN
Nuestro maestro, Jesús, como se dijo anteriormente, utiliza la didáctica
para llevar su mensaje de vida. Además de las parábolas, Jesús usó su
testimonio, su ejemplo. Y lo que más me llama la atención, es que como
todo lo que Jesús predica, Siendo todo esto tenía, como hombre en la
tierra, el hábito de la oración constante y la dependencia de Dios. Pero él
se retiró al desierto y oró allí (Lucas 5:16). La oración enseñada por Jesús
nos muestra la importancia de la reverencia, la autoridad y la gloria al Dios
al que servimos
La soberanía de Dios: Padre nuestro que estás en los cielos
La santidad de Dios: Santificado sea tu nombre.
La autoridad de Dios: Venga tu Reino, hágase tu voluntad, así en la tierra
como en el cielo
Los 3 “TU” del Padre nuestro
a) TU nombre debe ser santo (reverencia)
b) TU reino debe Venir (dependencia)
c) TU voluntad se ha de cumplir (constancia)
Los 3 tiempos del Padre Nuestro
a) Presente: Danos el pan de cada día,
b) Pasado: Perdona nuestras faltas
c) Futuro: No nos dejes caer en la tentación