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236 Historia de ta tengua espafola $62 Llevada de la mano por Ja gnémica oriental y por las maravillas de los dos Testamentos, la prosa castellana habia salido de su infancia. Ya se habia hecho apta para recibir cultivo cientifico, doctrinal e histérico por obra del Rey Sa- bio. 3446; R. Levy, The Vocabulary of the Escorial Manuscript 1.4, Tbid. XI, 1943, 57.63; R. Oroz, El vocabulario del ms. escurialense I--8 segtin 1a ‘Biblia Med. Romanceada, Bol. del Inst. de Filol. de la Univ, de Chile, IV, 1944-1946, 261434; Margherita Morreale, Los catélogos de virtudes y vicios en las Biblias romanceadas de ta Edad Media, Nueva Rev. de Filol. Hisp., XII, 1958, 149-159; Biblia romanceada y Diccionario hhistorico, «Studia Philologica. Homen. a Démaso Alonso», II, 1961 509.536; Arcaismos y aragonesismos en el Salterio del Ms. Biblico Escur. 1-j8, Arch, de Filol. Aragon., XIFXIII, 1961-1962, 7-23; Latin eclesidstico en los libros sapienciales y romanceamientos biblicos. Cua dros para el estudio comparado det téxico med. cast., Bol. R. Acad. Esp., XLIT, 1962, 461-477; Aspectos no filoldgicos de las versiones bi. blicas med. en cast., Annali del Corso di Ling. e Lett. Straniere, V, Bari, 1962, 161187; El Canon de ta Misa en lengua verndcula y ta Biblia romanceada del s. XIII, Hispania Sacra, XV, 1962, 203219; La fraseo- logia biblica en la General Estoria, «Ling. and Lit. Studies in honor H. A. Hatzfelds, Washington, 1964, 269.278; Apostillas lexicales a tos romanceamientos biblicos: letra A, «Homage to J. M. Hills, Indiana University, 1968, 281308; De ta comparacién biblica en un romancea- miento castellano del s. XIII, eLitterae Hispanae et Lusitanaes, Miin- chen, 1968, 241-298; Sobre ef iéxico de la traduccién del Nuevo Testa ‘mento en el ms. escurialense 1.6, Medioevo Romanzo, I, 1974, 304315, Lectura del primer capitulo del Libro de la Sabiduria en los roman: ceamientos biblicos contenidos en Esc. I-l6, General Estoria y Esc 14, Rev. de Filol. Esp., LVI, 1976, 133; Una lectura de Sab. 2 en la General Estorias: 1a Biblia con su glosa, Berceo, 1978, ne 9495, 235254; y La «Biblia moralizadas latino-castellana de la Bibliot. Nac. de ‘Madrid, Spanische Forschungen der Gérresgesellschatt, XXIX, 1978, 437 456; Maria Lacetera Santini, Tropos con palabras que indican partes del ‘cuerpo en un romanceamiento biblico del s. XIII, Annali del Corso di Ling. ¢ Lett. Straniere, X, Bari, 1968; Dolores Brown, Los prefacios @ las Epistolas de San Pablo en el ms. escur. 11.2, Nueva Rev. de Filol. Hisp., XIX, 1970, 87-101, etc. IX. LA EPOCA ALFONSI Y EL SIGLO XIV! § 63. ALFONSO EL SaBto. 1. El reinado de Alfonso X (1252-1284) es un perfodo de intensa actividad cientifica y literaria dirigida por el mismo rey. Siendo atin infante habia patrocinado la versién al cas- tellano del Lapidario (1250) y del Calila (1251), y apenas here- da el trono emprende la redaccién del Setenario. En torno al monarca se congregan juglares y trovadores, jurisconsul- tos, historiadores y hombres de ciencia. Prosigue la costum- bre de que en las versiones de lenguas orientales trabajen emparejados judios y cristianos, y fruto de su labor con- junta son varias traducciones latinas; pero es mas frecuente que la obra quede en romance y que el cristiano ponga en castellano mis literario la versién oral de su compafiero. Esta preferencia por un texto romance, absteniéndose de asarlo al latin, respondfa a los afanes del monarca en punto @ difusién de la cultura; pero es indudable que obedecié también a la intervencién de los judios, poco amigos de la len- gua littirgica de los cristianos*. La consecuencia fue la creacién 1 Véase el estudio de R. Menéndez Pidal De Alfonso a los dos Juanes. Auge y culminacion del didactismo (12521370), incluido por Diego Catalin en los «Studia Hispanica in hon. R. L», T, 1972, 6383. 2 Véanse A. G. Solalinde, Intervencién de Alfonso X en la’ redac- idn de sus obras, Rev. de Filol. Esp., II, 1915, 283288; J. M. Mills 238 Historia de ta lengua espanola 863 de Ia prosa castellana. El esfuerzo aunado de la corte alfonst dio como resultado una ingente produccién: tas Cantigas, el més copioso cancionero dedicado a la Virgen; obras juridicas que culminan en el admirable cédigo de las Siete Partidas; una historia de Espafia, la Primera Crénica General, y otra universal, la General Estoria; tratados de astronomia, mi- neralogia y astrologia (Saber de Astronomia, Lapidario, Libro de las Cruzes); obras relativas a juegos y entretenimientos (Libro de Ajedrez), y una serie de traducciones y adaptacio- nes que, si no proceden todas directamente del Rey Sabio, fueron hechas siguiendo su ejemplo, en la corte 0 fuera de Vallicrosa, El literalismo de tos traductores de ta corte de Alfonso el Sabio, Al-Andalus, I, 1933, 155187; E. S. Procter, The Scientific Activities of the Court’ of Alfonso X of Castile: The King and his Collaborators, Modern Language Review, XL, 1945, 12:19; Gonzalo Menéndez Pidal, Cémo trabajaron las escuelas alfonsies, Nueva Rev. de Filol. Hisp., V, 1951, 363380; Américo Castro, Espafia en su historia, 1948, 478486; La realidad histérica de Espaiia, 1954, 451-468, y Acerca del castellano escrito en torno a A. el S., Filol. Romanza, 1 1954, 1.1; G. Hilty, prélogo a EI libro conplido en los iudizios de’ las estrellas de Aly Aben Ragel, Madrid, 1954, y articulo sobre él en Al-An: dalus, XX, 1955, 1.74; A. Galmés de Fuentes, Influencias sint. y estl. det drabe en ia prosa medieval cast., Madrid, 1956, 29; Diego Catalin Mz. Pidal, De Alfonso X al Conde de Barcelos, Madrid, 1962, y El taller historiogréfico alfonsi. Métodos y problemas en el trabajo compitato rio, Romania, LXXXIX, 1963, 354375; W. Mettmann, Stand und Aufga ben der alphonsinischen Forschungen, Romanistisches Jahrbuch, XIV. 1963, 269.293; David Romano, Le opere scientifiche di Alfonso X ¢ Vintervento degli ebrei, «Oriente e Occidente nel Medioevo», Acad. Naz. dei Lincei, Roma, 1971, 677-711; Francisco Rico, Alfonso el Sabio y la General Estoria, Madrid, 1972; C. Faulhaber, Latin Rhetorical Theory in Thirteenth and Fourteenth Century Castile, Univ. of Calif. Press, Berkeley, 1972; H. y R. Kahane y A. Pietrangeli, Hermetism in the Alfonsine Tradition, «Mélanges Rita Lejeunes, Gembloux, 1969, 443- 485; Hans-Josef Niederche, Die Sprachauffassung Alfons des Weisen, Tibingen, 1975; Georg Bossong, Los Canones de Albateni, ibfd., 1978, Probleme der Obersetzung Wissenschaftlichen Werke aus dem Ara- bischen in das Altspanische zur Zeit Alfons der Weisen, ibid., 1979. 963 Epoca alfonsi y siglo XIV 239 algunas de sus obras se acabaron durante los reinados de ‘sus sucesores. 2, En produccién tan extensa y en que intervenian tantos colaboradores no es exigible la absoluta uniformidad de cri- terio lingtiistico: en efecto, el Libro de las Cruzes tiene arago- nesismos y occitanismos como uaraioron ‘barajaron, pelea- ron’, uetz ‘ver’, triplicitades, uocables, segont, Tolomeu o Tolomyeu; en el de la Ochava Espera se lee «yunc 0 enclum sobre el que maian el fierro»; y en el de la Agafeha hay creptiscol, ponent, tauletas, perpendicle. No es de extrafiar, pues en las respectivas traducciones intervinieron Juan y Guillén Aremén de Aspa, de nacimiento u origen gascén’, y Bernaldo el Arabigo, cuyo nombre era propio de «francos» en el siglo x111. Otras diferencias corresponden al cambio del gusto linglifstico segiin los tiempos: los 116 primeros capitulos de la Crénica General, compuestos hacia 1270, tienen arcais- ‘mos que no aparecen, con tanta intensidad por lo menos, en Jos capitulos restantes, escritos mas tarde. La diferencia entre unos y otros nos ilustra acerca de la fijacién interna | de la Lengua a 10 largo del reinado de Alfonso X. La parte més vieja de la Crénica presenta, como los textos del si- glo x11 o principios del xt1r, gran intensidad en la pérdida de la /-e/ final (trist, quebrantest, recib, adux ‘aduje’, pued), que es muy general en los pronombres encliticos (dint ‘dime’, tomeét ‘te tomé’, quet la dard, quem lo faze)‘; y ofrece tam- bién amalgamas fonéticas de palabras distintas (quemblo ‘que me lo’, igual al nimbla ‘ni me la’ de Mio Cid, mayuntasse ‘me ayuntase’, 1é perdudo ‘te he perdido’, marid e mugier, Poc a poco, tod esto). En las partes mas recientes la lengua 3 Aspa es ‘Aspe’, en Ia vertiente septentrional del Pirineo, junto a Som Port; Aremon es la forma gascona de ‘Ramén’. + Véanse los estudios citados en el § 51, nota 9, y R. Lapesa, Contien- da de normas lingiiisticas en el castellano alfonsi, Actas del Coloquio hhispano aleman celebrado en Madrid, 1978 (de préxima publicacién). 240 Historia de la lengua espanola $63 de la Crénica posee mayor fijeza. Disminuye ostensiblemente Ja pérdida de /-e/ final, y sin Hegar a una regularidad com- pleta (queda todavia alguna alternancia entre mont y monte, pris y prise, etc.), domina el mantenimiento de la vocal en las palabras que hoy la conservan; desaparecen las formas reducidas, -m, -t por me, te encliticos, y amengua -s por se, quedando s6lo abundante uso de -I en lugar de le 0 104%. De igual modo tienden a eliminarse las alteraciones produci- das por el contacto fortuito de unas palabras con otras: no es tan frecuente ya encontrar tod esto 0 casos similares, y faltan en absoluto los conglomerados como quemblo. 3. En este cambio fue decisiva la intervencién del rey, que no se contenté con tener emendadores del lenguaje, sino que actué personalmente en la correccién. Desde las primeras obras que salen de su corte se advierte que los prélogos reales no participan en algunos rasgos —como la apécope extrema de /-e/— que abundan en los textos pro- logados. Pero en 1276 el monarca dio un paso mas: des- contento con la versién que sus colaboradores habian hecho afios antes del Libro de la Ochava Espera, resolvio darle 41 la forma definitiva, para lo cual «tollé las razones que entendié eran sobejanas et dobladas et que non eran en castellano drecho, et puso las otras que entendié que com- plian; et cuanto en el lenguaje, endrecélo él por sise»: Al- fonso X, por si mismo, suprimié las repeticiones y enmen- 6 la expresién hasta conseguir la correccién pretendida. EI «castellano drecho» era refractario a la apécope ex- tranjerizante: aunque los colaboradores regios de la General ‘4bis También difieren los distintos fragmentos de la Primera Cré nica General en el uso de le y lo para el acusative masculino, asi como fen Ia frecuencia con que uno y otro se apocopan. Véase Maria Teresa Echenique Elizondo, Apdcope y leismo en ta P. C. G. Notas para una cronologia, Studi Ispanici, Pisa, 1979. 563 Epoca alfonsi y siglo XIV 241 Estoria siguieran empleando en 1280 fuert, huest, yent, dix y hasta lech, nief, laf ‘Mave’ (probablemente por influjo de versiones biblicas anteriores) y aunque no falten doblet, uiolet, baldrac, etc., en la nomenclatura del Libro de Acedrex, de 1283, el ejemplo del rey contribuyé decisivamente a la reposi- cién 0 adicién de la vocal, triunfantes por completo en tiempo de sus sucesores. Por otra parte ese «castellano drecho» respondia en general al gusto de Burgos, pero con ciertas concesiones al lenguaje de Toledo y Leén. Algunos rasgos burgaleses demasiado regionales, como el paso de Jf] > (h] (fijo-hijoy' «*, la reduccién de -iello a -illo (castiello- castillo) y 1a igualacién de /v/ y /b/, quedaron todavia fuera de la lengua literaria , deslizéndose en ella subrepticiamente, En cambio se incrementé la interposicién de palabras entre el pronombre y el verbo (que me non den; se de mi partid; que me ti diziés), menos desarrollada antes en Castilla y caracteristica de Leon, Galicia y Portugal. Toledo, donde con _ mis frecuencia se hallaba la corte, habfa eliminado ya los asgos més salientes de su anterior dialecto mozérabe. No parece tener base histérica la tradicién, persistentemente " alegada siglos més tarde, segin Ia cual Alfonso X ordené gue en los usos juridicos el sentido de las palabras ambiguas © regionales se determinase de acuerdo con el uso de Tole- ‘dot; pero aunque no hubiera disposicién legal del rey en tal 41s A pesar de que en Toledo hijo se encuentra atestiguado cinco "veces entre mozirabes © moriscos en una escritura de 1206 (Doc. Ling. ‘2p, final), no debia de ser uso preferido allt. 5 Aunque el mismo rey introdujera los castellanismos pecadilla, Pintadilla en el gallego de su Cantiga 169, haciéndolos rimar con filla, ‘trilla, Sevilla (ed. de W. Mettmann, IL, Lisboa, 1961, 174176). Lo ad- “Yirtié ya Américo Castro, Espafia en su historia, 342, $ Véarise Amado Alonso, Castellano, espafiol, idioma nacional, 2. ed., 1943, 6667, y Fernando Gonzalez Ollé, El establecimiento del castellano como tengua oficial, Bol. R. Acad. Esp., LVI, 1978, 229-235, 242 Historia de la lengua espafiola § 63 § 63 Epoca aljonsi y siglo XIV 243 sentido, el habla toledana, castellanizada, pero sin los exclu- sivismos de la de Burgos 0 la Bureba, sirvié de modelo en la nivelacién lingiifstica del reino. La grafia quedé s6lidamente establecida; puede decirse que hasta el siglo xvr la transcripcién de los sonidos espa- fioles se atiene a normas fijadas por la cancilleria y los es- critos alfonsies’, 4. La labor de Alfonso X capacité al idioma para la ex: posicién didéctica. Tuvieron que ser abordados dos proble- mas fundamentales, referentes a la sintaxis y al Iéxico. Se requeria disponer de una frase mas amplia y variada que la usual hasta entonces. La prosa de las Partidas su- pone un esfuerzo extraordinario y fructifero. El pensamiento discurre en ella con arreglo a un plan riguroso, de irrepro- chable légica aristotélica, con perfecta trabazén entre los miembros del perfodo. Valga como ejemplo un fragmento de Ja segunda Partida: ‘Como el rey debe amar, et honrar et guardar a su muger— ‘Amar debe el rey a la reina su muger por tres razones: la pri- mera porque él et ella por easamiento segund nuestra ley son como una cosa, de manera que se non pueden partir sinon por muerte 0 por otras cosas ciertas, segunt manda santa Eglesia; la segunda porque ella solamente debe ser segunt derecho su compafia en los sabores et en los placeres, et otrost ella ha de seer su aparcera en Jos pesares et en los cuidados; Ja tercera porque el Tinage que de ella ha o espera haber, que finque en su lugar después de su muerte. Honrarla debe otrosi por tres razones: la primera porque, pues ella es una cosa con él, cuanto mas honrada fuere, tanto es él mas honrado por ella; 1a segunda, Observemos que al encabezamiento, exposicién de una idea general, sucede el estudio de los aspectos parciales, y 7M. G. Newhard, Spanish Orthography in the Thirteenth Century, Ph. Dissertation, Univ. of North Carolina, 1960. dentro de cada uno, la enumeracién de los fundamentos Jégicos, las razones que apoyan Ia afirmacién inicial. La frase se alarga, complicada en oraciones incidentales, sin que flaquee la solidez del razonamiento ni se pierda el hilo de la idea directriz Esta frase, relativamente tan compleja, necesitaba con- junciones y locuciones conjuntivas especiales para cada tipo de relacién entre las oraciones, y echa mano, aparte de los nexos que existfan ya en tiempos del Cantar de Mio Cid (como porque y otrosi del pasaje citado y pues que, de guisa que, ‘maguer que, etc.), de alguno hasta ahora no registrado antes de Berceo: «como quier que él tenié ley de los moros, amaua mucho los gentiles» (Lapidario); 0 sin testimonio prealfonsi conocido: «aun que perdiesse, ...no auié ¥ cul- pa» (Acedrex)7*, Asf la sintaxis ganaba flexibilidad y riqueza de matices. Quedan, no obstante, muchos rasgos de inma- durez. La conjuncién que se repite cuando un inciso inte- rrumpe el curso de la frase: «dixo el rey Salomén... que el que hobiese sabor de facer bien, que se acompafiase "con los buenos». Como en los més antiguos textos en pro- "8a, la repeticién de et es excesiva: «Et amistad de natura 5 la que ha el padre ef la madre a sus fijos, et el marido ala muger; ef esta non tan solamiente la han los homes». Reiteracién tan monstona se da sobre todo en enumeracio- “hes, textos histéricos y pasajes descriptivos. 5. El problema del vocabulario consistia en la necesidad de hallar expresién romance para conceptos cientificos © Pertenecientes al pasado histérico, que hasta entonces s6lo habian aparecido en lenguas més elaboradas, como el latin 7m Véanse José Luis Rivarola, Las conjunciones concesivas en “Espafiol medieval y clisico, Tubingen, 1976; Antonio Narbona Jiménez, roposiciones consecutivas en espaiiol medieval, Univ. de Gra- 244 Historia de la lengua espafola § 63 © el drabe*. En sus obras astronémicas y astrolégicas Al- fonso X y sus colaboradores usan numerosos tecnicismos 4rabes, muchos de los cuales han perdurado®; pero siempre que pueden aprovechan las disponibilidades del castellano, y las incrementan forjando derivados sobre la base de pala. bras ya existentes, como fadeza ‘anchura, latitud’, longueza ‘longitud’, asmanza ‘opinién, creencia’, efiadimiento ‘aumen- to’, paladinar ‘publicar’, procedentes de lado ‘ancho’, Iuengo, asmar ‘creer’, efiader ‘afiadir’, paladino. Cuando se trata de ideas referentes al mundo antiguo, sustituyen en unos casos la palabra latina por otra romance que indique algo similar de la actualidad medieval, a veces con una explica- cién aclaratoria: las Euménides o Furias son en la Crénica General «las endicheras (‘plafiideras’) dell infierno, a que Maman los gentiles deessas raviosas porque fazen los coraco- nes de los homnes raviar de duelo», Mas frecuente es citar el vocablo latino 0 griego acompaiiéndolo una vez de su definicién castellana, para después poderlo emplear como término ya conocido: «fizieron los principes de Roma un corral grand redondo a que Mamaban en latin teatro»; «di- zen en latin tribus por linage»; «tanto quiere seer dictador cuemo mandador, et dictadura tanto cuemo mandado»; «ti rano tanto quiere dezir como sefior cruel, que es apoderado en algtin regno o tierra por fuerca, 0 por engafio, 0 por ® Véanse L. G. Ingamells, Neologism in Book II of eEspéculo» of Al- fonso el Sabio, «Medieval Hispanic Studies to Rita Hamilton», London, 1916, 87.97; M. Haring, Los derivados aspectivos de base verbal en cl sSetenario» de Aljonso el Sabio, Cahiers de Ling. Hispan. Médiévale, IL, 1977, 101-117; G. Bossong, La abstraccién como problema lingilistico en Ia literatura diddctica de origen oriental, Ybid., TIL, 1978, 99-132, ast como sus Probleme der Ubersetzung y demas bibliografia citada en lan.2, 2 Véase A. R. Nykl, Glosario preliminar de voces de origen drabe y persa en las traducciones hechas por orden del rey don Alfonso el Sabio, Univ. de Wisconsin, 1957. $63 Epoca alfonsi_y siglo XIV 245 traicién». Los tecnicismos insustituibles, como septentrién, horizén ‘horizonte’, equinoctial, precisos en los tratados de astronomia, se incorporan decididamente al castellano, y Jo mismo acontece con voces latinas de facil comprensién tuimido ‘himedo’, diversificar, deidat. Alfonso el Sabio, a pesar de haber introducido abundantisimos cultismos, no se salié de la linea trazada por la posibilidad de compren- ‘sién de sus lectores, y por ello casi todas sus innovaciones Jograron arraigo ", 6. La prosa alfonsi, aunque tiene rasgos inconfundibles, no posee estilo personal; lo impedian la diversidad de las materias, el cardcter de vasta compilacién y el esfuerzo por amoldarse al estilo de sus distintas fuentes. Limiténdonos a las obras historicas, la vemos reflejar la expresién apasio- nada 0 conceptuosa de Ovidio, la pintoresca de Suetonio, el barroquismo de Lucano 0 la retérica de San Isidoro y del Toledano don Rodrigo; y ello, luchando con la necesidad de aclarar cuanto a sus lectores pudiera resultar oscuro, y con las dificultades de una lengua literariamente incipiente para reproducir el arte de lenguas muy elaboradas " 7. La prosa castellana quedaba definitivamente creada. La enorme gimnasia que supone la obra alfonsi la habia con- 10 H. A. Van Scoy, Alfonso X as a Lexicographer, Hisp. Rev., VIII, 1940, 277-284; J. Roudil, Alphonse le Savant, rédacteur de définitions lexicographiques, «Mélanges P. Fouché», Paris, 1970, 153-175 NAparte dei art. de Menéndez Pidal citado en la n. i y de su anterior Antologia de prosistas espafioles, 64 ed., Madrid, 1932, 7-10, véanse D. Donald, Suetonius in the Primera Crénica General through the «Speculum Historiale», Hisp. Rev., XI, 1943, 95 y sigts.; A. M. Ba ia Margarit, La frase de la Prim. Crén, Gen. en relacién con sus fuentes latinas, Rev. de Filol. Esp., XLII, 19581959, 179210, y Los “Monumenta Germaniae Historica» 9 la «Prim. Cr. Gen» de A. el S., 4Strenae. Homenaje a Garcia Blanco», Salamanca, 1962, 69-75; Mar Rosa Lida de Malkiel, La «General Estorias: notas literarias ¥ filologi- cas, Rom. Philol., XII, 1958, 111-142, y XIII, 1959, 130; Fernando Lazaro Carreter, Sobre ef «modus interpretandi» alfonsi, Tberida, n.° 6, De- zembro 1961, 97-114 246 Historia de ta lengua espaiiola § 63 vertido en vehiculo de cultura, cumpliendo asi el generoso afén de divulgacién expuesto en el prélogo del Lapidario: Jo mand «trasladar de arduigo en lenguaie castellano porque los omnes lo entendiessen meior et se sopiessen dél mas aprouechar» Si en las Cantigas y otras poesias siguid el Rey Sabio Ja costumbre de usar el gallego como lengua lirica, su vasta produccién en prosa favorecié extraordinariamente la pro- pagacién del castellano, elevado al rango de lengua oficial en los documentos reales. Este nuevo impulso se deja ver en las comarcas dialectales de Ledn: hacia 1260, en los comienzos del reinado de Alfonso X, se tradujo el Fuero Juzgo en una versién fuertemente leonesa ®; por .entonces los notarios de Salamanca y Occidente de Asturias empleaban un Ieonés muy influido por el gallego. Pero después, hacia 1275, cuando ya se habia difundido el ejemplo de las leyes y documentos alfonsies, un cambio radical de orientacin sustituyé la influencia gallega por Ja castellana. De todos modbs, continué el uso de una mezcla de leonés y castellano tanto en documentos cum en textos literarios, segin mues- tra, entre otros, el poema juglaresco Elena y Maria, En Na- varra y Aragén, que tenfan cancilleria real propia, la penetfa- cién castellana en el lenguaje notarial y juridico fue menor ® Publicada por la R. Acad. Esp. en 1815. Véanse E. Gessner, Das Altleonesische, Berlin, 1867; R. Menéndez Pidal, El dialecto leonés, § 2y; Manuel Garcia Blanco, Dialectalismos leoneses de un eddice dei Fuero Juzgo, Salamanca, 1997; V. Fernéndez Llera, Gramdtica y voca- bulario del Fuero Juzgo, Madrid, 1929. Para el leonés del siglo x11t es fundamental la obra de Erik Staaff, Etude sur Vancien dialecte léonais, Upsal, 1907. También es de interés el articulo de Takamasa Hata Las formas procedentes de -ct- y de -act-,-ect- en Ledn y Zamora en la Edad Media, 1969 (titulo trad, del japonés). 3 Véanse R. Menéndez Pidal, Origenes del esp, § 50, y R. Lapesa, El diatecto asturiano-oceidental' en los documentos notariales de Ia baja Edad Media, «Homen. a V. Garcia de Diego», Madrid, 1976, I, 225.245, | p64 Epoca alfonsi y siglo XIV 247 que en tierras leonesas. De todos modos, hacia 1300 el Fuero General de Navarra ofrece dicho, drecho, fecho, taiar, seme- jar, meior, aunque en minoria respecto a dito, dreyto, fruyto, tayllar, semeyllar, mettor ; en los Fueros de Aragén y en el de Alfambra se repiten ermano y pechar, frente a peytar y ‘un conjunto de rasgos aragoneses bien conservados. En el Fuero de Teruel, de igual fecha aproximada, las soluciones castellanas derecho, prowecho, trasnochar, abeja, aparejado, coger, coneio son casi generales, mientras escasean las ara- gonesas feyto, feytico, fruyto, fillo, aparellado, muller § 64, La HERENCIA ALFONs{ (1284-1320). Muerto Alfonso X, el trabajo de sus escuelas disminuyé en intensidad y redujo su campo de accién. Sancho TV (1284- 1295) no se sintié atraido por Ia ciencia ardbiga ni continué la ambiciosa historia universal que su padre habia emprendido. Concentré su interés en dar a su heredero ensefianzas précti- ‘cas sobre conducta y gobernacién, en procurarse un vademé- ‘cum que condensara los saberes reconocidos sobre Dios y el geen OVE © + Véanse Francisco Indurain, Contribucién al estudio del dialecto “navarro-aragonés antiguo, Zaragoza, 1945, y Angeles Libano Zumala- “cirregui, El Romance Navarro en tos Manuscritos del Fuero Antiguo del Fuero General de Navarra, Pamplona, 1977. En cambio los docu- tos de Irache estudiados por C. Saralegui (v. § 43 n. 4) y los in- dos en los cémputos de Takamasa Hata (Las formas procedentes -ct-y -(u)It- en la Edad Media en el Norte de la Peninsula rica, 1968, en japonés) ofrecen predominio absoluto de /¢/ sobre it/ en Navarra desde mediados del siglo xt. 48 Gunnar Tilander, Los Fueros de Aragén, segtin el manuscrito 458 a Biblioteca Nacional de Madrid, Lund, 1937 (fragmentos de ellos '¥ del Fuero de Alfambra en Alvar, Textos hispénicos dialectales, 1, rid, 1960, 367.372; en el de Alfambra hay también lecho, y muger frente a ouellas, concello, orella); Max Gorosch, El Fuero de Teruel, ‘kholm, 1950. En el Alto Aragén el dialecto se conservaba més véanse los Documentos Lingiiisticos del Alto Aragén publicados ‘Tomas Navarro, Syracuse, N. Y., 1957, ¥ resefia de J. Corominas, fueva Rev. de Filol. Hisp., XII, 1958, 6575, 248 Historia de la lengua espaiola 8 64 mundo, y en reajustar los textos y materiales alfonsies sobre el pasado de Espafia. Asi surgieron los Castigos e documentos, el Lucidario y una produccién cronistica que habia de pro- seguir durante los reinados de sus sucesores. Es probable que La Gran Conquista de Ultramar se debiera también a iniciativa de don Alfonso Hevada a cabo por Sancho IV, con interpolaciones posteriores***; las leyendas que en ella se entrelazan con la historia de las Cruzadas marcan el prin. ipio de la novela caballeresca, con su ambiente exdtico y abundantes galicismos. Fuera de la corte la actividad litera. ria culta se reparte entre la didactica moralizante y la eva- sign de la fantasfa, orientaciones que se combinan en el Zifar. Faltan la grandeza de miras y la potencia impulsora del Rey Sabio, pero se prepara el camino a los grandes mora- listas don Juan Manuel, don Sem Tob y Ayala”. E] «castellano drecho» propugnado por Alfonso X como norma de la lengua escrita triunfa ahora definitivamente. Los documentos notariales sdlo ofrecen predominio de la apécope siet, -ment, Torr, recibient en la Rioja Baja, lindan- te con Navarra y Aragon, y en Murcia, donde Jaime I habia asentado muchos vasallos catalanes; en la Montafia este, Parte, siete se equiparan con mont, dont, Escalant; y en la Castilla del Norte, Alava, Ia Rioja Alta y Toledo hay todavia Lop, veynt, -mient, «argent bibo», fuent, etc., en proporcién estimable, pero muy minoritaria. En el resto del territorio castellano los notarios habfan generalizado las formas con /-e/; 10s casos de apécope son muy raros 6 Castigos e documentos, ed. Agapito Rey, Bloomington, Indiana, 1952; Los «Lucidarios» espafioles, ed. R. P. Kinkade, Madrid, 1968. bis Uno de los manusctitos da como promotor a Alfonso X y otro a Sancho IV. 1 Richard P. Kinkade, Sancho IV: puente literario entre Alfonso el Sabio y Juan Manuel, PMLA, LXXXVIT, 1972, 1039-1051. 4 Los cito en La apdcope de la vocal en cast. antiguo, «Est. ded. @ M. Pidal», 11, 1981, 221-222. 965 Epoca alfonsi y siglo XIV 249 § 65. Los ESTILOS PERSONALES: DON JUAN MANUEL, JUAN Ruiz, DON Sex Top y AYALA. Desde el segundo cuarto del siglo x1v la literatura caste- lana cuenta con escritores de fuerte personalidad que deja huella inconfundible en su respectivo estilo. _ 1, La prosa de Alfonso X se contimia y perfecciona en la ‘obra de don Juan Manuel, que le da acento més personal y " reflexivo, Don Juan Manuel es el primer autor preocupado por la fiel transmisin de sus escritos, que corrige de su pro- pia mano, dejandolos en un monasterio para que no le sean imputables los errores de copia. Es también el primero en tener conciencia de sus procedimientos estilisticos: «Sabed que todas las razones son dichas por muy buenas palabras et por los mds fermosos latines que yo nunca of decir en libro que fuese fecho en romance; et poniendo declarada- “mente complida la razén que quiere decir, pénelo en las menos palabras que pueden seer». El estilo de don Juan Manuel, basado en la expresién selecta y concisa, era el que ‘convenia a su espiritu de grave moralista. Su frase es densa, ‘cargada de intencién, precisa. Pero tal justeza no evita repe- ticiones debidas a Ia insistencia en el encadenamiento légico: ‘Ket porque cada homne aprende mejor aquello de que se mas paga, por ende el que alguna cosa quiere mostrar a otro, ‘débegelo mostrar en la manera que entendiese que serd mds agado el que lo ha de aprender» ®, | ‘Expresiones clegantes'. Véase A. G. Solalinde, La expresién snuestro latin» en ta General Estoria de Alfonso el Sabio, «Homenatge ® Antoni Rubié i Lluch», T, 1936, 133-140. © ® Véanse F. Donne, Syntaktische Bemerkungen zu Don Juan Ma- Nuel's Schriften, Jena, 1891; J. Vallejo, Sobre un aspecto esilistico de don Juan Manuel, «Homenaje a Menéndez Pidal», II, 1925, 6345; AeXcUA EsPAgoLA. — 9 250 Historia de la lengua espaniola 8 65 2. Otro gran estilista, de temperamento opuesto al de don Juan Manuel, es Juan Ruiz, Arcipreste de Hita. Su len. guaje efusivo y verboso trasluce un espiritu Meno de ape. tencias vitales y de inagotable humorismo. Escribe para el pueblo, y al pueblo deja su Libro de Buen Amor, con libertad para afiadir o amputar estrofas. Extraordinario observador de la vida y Ia realidad, las plasma en escenas animadas y pintorescas enumeraciones. No se detiene en seleccionar la expresién: acumula frases y palabras equivalentes, todas jugosas y esponténeas. Prodiga los diminutivos reveladores de afecto, ironia o regodeo sensual: R. Menéndez Pidal, Nota sobre una fébula de don Juan Manuel y de Juan Ruiz, «Hommage & Ernest Martinenches, Paris, [1939], 183-18 (después en Poesia drabe y poesia europea, Buenos Aires, 1941, 128 133); Marfa Rosa Lida de Malkiel, Tres notas sobre don J. M., Rom. Philol., IV, 19501951, 155494; Giovanna Marrone, Annominazione ¢ iterazioni sinonimiche in J. M., Studi Mediolatini © Volgari, II, 1954, 5110; K. Scholberg, Sobre el estilo del Conde Lucanor, Kentucky Foreign Lang. Quarterly, X, 1963, 198203, y Figurative Language in J. M,, «Don Juan Manuel Studies», London, 1977, 143156; R. Esquer, Dos tasgos estilisticos en Don Juan Manuel (paralclismos y aime. trias], Rev. de Filol. Esp., XLVII, 1964, 429-435; E. Caldera, Retorica, narrativa ¢ didattica nel «Conde Lucanors, Miscellanea di Studi Ispa- nici, XIV, Pisa, 1966.1967, 5.120; M. Mufioz Cortés, Intensificacion y perspectivismo lingilistico en la elaboracién de un ejemplo de «El C. Luc, ¢Estudios dedic. a M. Baquero Goyanes», Murcia, 1974, 529-586; Ms del Carmen Bobes, Sintaxis narrativa en algunos ensiemplos de *ELC. Luc.», Prohemio, VI, 1975, 254276; J. E. Keller, A Re-Examination of D. J. M/s Narrative Techniques. La Mujer Brava, Hispania, LVIII, 1975, 4551; B. Darbord, Relations casuelles et étude textuelle (El C. Luc.), Cahiers de Ling. Hisp. Médiévale, I, 1977, 49-100; Diego Catalan, Don J. M. ante el modelo aifonsi, «Don J. M. Studies», London, 1977, 172; José Romera Castillo, Estudios sobre «El Conde Lucanors, Ma- rid, 1980, etc. Excelente bibliografia es la de Daniel Devoto, Introduc- cidn al estudio de don J. M. y en particular de El C. Lue., Pavis, 1972 José Manuel Blecua, a quien se debe Ia ed. del Libro Infinido y del Tratado de ta Asuncién (Granada, 1952), asi como la mejor que hay de El Conde Lucanor (Madrid, Castalia, 1969), prepara la de las restantes obras de don Juan Manuel. Epoca alfonsi y siglo XIV 251 Los labrios de la boca tiémbranle un poguitlo, EL color se le muda bermejo e amarillo, El coragén le salta asi a menudillo, Apriétame mis dedos en sus manos quedillo Y su vocabulario inagotable, concreto y realista, es pro- = vechoso ejemplo para el lector moderno, acostumbrado a la expresién intelectual y abstracta. El Arcipreste de Hita inicia el empleo de modismos y refranes (pastrafias, fablillas), que habian de tener gran cabida en obras culminantes de nues- tra literatura, 2 Ediciones de J. Ducamin (Toulouse, 1901); J. Cejador (Madrid, Clas. Castell, 1913); Maria Rosa Lida (seleccién, Buenos Aires, 1941); Chiarini (Milano-Napoli, 1964); M. Criado de Val y E. W. Naylor (Madrid, 1965); Joan Corominas (Madrid, 1967); R. S. Willis (Princeton, 1972); J. Joset (Madrid, Clis. Castell, 1974), y C. Real de la Riva (Salamanca, 1975). Vocabularios de J. M. Aguado, Glosario sobre Juan Ruiz, Madrid, 1929; H. B. Richardson, An Etymological Voca: bulary to the L. de B. A., Yale Univ. Press, 1930; y M. Criado de Val, E. W. Naylor y J. Garcia Antezana, L. de B. A. Glosario de la edi- én critica, Barcelona, 1972. Atafien al lenguaje ¥ estilo del L. de B. A: R. Menéndez Pidal, resefta sobre la ed. de Ducamin, Romania, XXX, 1901, Poesia jugiaresca y juglares, Madrid, 1924, y articulo cit. en nues. tran. 20; F. Weisser, Sprachliche Kunstmittel des Erzpriester von Hita, Volkstum und Kultur der Romanen, VIL, 1934, 164243; L. Spitzer, Zur Auffassung der Kunst des Arc. de H., Zeitsch. f. rom. Phitol., LIV, 19§, 237-210; F. Lecoy, Recherches sur le L. de B. A., Paris, 1938; Maria Rosa Lida, Notas para la interpretacién, influencia, fuentes y to del L. de B. A., Rev. de Filol. Hisp., 11, 1940, 105-150, ¥ Nuevas fas para ta interpretacién det L. de B. A., Nueva Rev. de Filol. Hisp., IIT, 1959, 1782; Américo Castro, Espaita en su historia, Buenos Aires, , 371-469, y La realidad histérica de Espaiia, México, 1954, 378-44 % Lizaro, Los amores de Don Melén y Dofla Endrina, Notas sobre el de Juan Ruiz, Arbor, n.° 62, febrero 1951, 5.27; Lore Terracini, uso delt'articolo davanti al possessivo nel L. de B. A., Univ. di Torino, I; Damaso Alonso, La bella de Juan Ruiz, toda problemas, insula, H, no 79, julio de 1952 (incluido en De tos siglos oscuros al de 2, Madrid, 1964, 86:99), y La cdrcel del Arcipreste, Cuadernos His- im., XXX, n° 86, 1957, 1654177; A. Castillo de Lucas, Refranes de Herés médico en el L. de B. A., Rev. de Dial. y Tradic. Pop., TX, 1953, Ulrich Leo, Zur dichterischen Originalitd des Arc. de H., Frankfurt 252 Historia de la lengua espanola § 65 3. Al morir Alfonso XI (1350) y heredar el trono Pedro I, el rabino don Sem Tob de Carrién le aleccioné con una colee cién de Proverbios morales que, a pesar del fuerte lastre que la tradicién hace gravitar sobre el género, revelan notable originalidad, tanto en su contenido como en su forma. Su religiosidad no impide que Ia existencia humana aparezca en ellas como azarosa contienda en que es preciso poner en Juego sagacidad y cautela. Si en esta moral del vivir alerta se trasluce el alma judaica del autor, también se manifiesta en la exaltacién del intelecto y Ia alabanza del libro, Por otra am Mein, 1958; Margherita Morreale, Apuntes para un comentario literal del «L. de B. Ax, Bol. R. Acad. Esp., XLII, 1963, 249.364; ds apuntes para un comentario literal del «L. de B. Ax con otras observa, lones al margen de la reciente ed. de G. Chiarini, Wbid.. XLVIL, 1967, 233286 y 417-497, XLVITT, 1968, 117144; Glosario parcial del «L. de B. Aw: palabras relacionadas por su posicién en el verso, «Homenaje, Univ. Utrecht, La Haya, 1966, 391-448; Mds apuntes... sugeridos por la ed. de J. Corominas, Wisp. Rev., XXXIX, 196011, 272313; El fio ero en el L. de B. A., Arch. de Filol. Arag., XIV-XV, 19631968, 235244, 9 sFallé cafir gotpador: andlisis de la adaptacién de una fabula esdpice 7h et L. de B. A, «Studia Hisp. in hon. R. L.», IIT, 1975, 369374; A. N. Zaha reas, The Art of Juan Ruiz, Archpriest of Hita, Madrid, 1965; ‘C. Ga iano, El mundo poético de J. R, Madrid, 1968; A. Varvaro, Nucei studi sul L. de B. A., Rom. Philol., XXII,*1968, 133157; K. W. J. Adame J, Ruiz's Manipulation of Rhyme: Some Linguistic and Stylistic Com, sequences, «Libro de B. A. Studiese, London, 1970, 128; A.D. Dever, mond, Some Aspects of Parody in the L. de B. A., Ibid., 5377; Diego Cata- lin, sAungue omine non goste la pera del peral...» (Sobre la sentencia de J. Ry ta de su «B. A.»), Hisp. Rev., XXXVIIL, 1970, 5696; GB. Gybbon-Monypenny, The text of the «L. de B. Aw: recent editions and their ‘critics, Bull. of Hisp. St, XLIX, 1972, 217235; El Arc. de Hite. El libro, et autor, la tierra, ta época, «Actas del I Congr. Intern, sobre el Are, de H., Barcelona, 1973 (con articulos de R. S. Willis, E- Alar gos Llorach, N. Salvador, J. Martinez Ruiz, F. Marquez Villanueva, J; Garcia Antezana y J. Gela Iturriaga tocantes a lenguaje y estilo), J. Muiioz Garrigés, Un leonesismo del «L. de B. A, Est. lit. dedic. a M, Baquero Goyanes, Murcia, 1974, 339.350, y El manuscrito T del al. de B. A, Anales de la Univ. de Murcia, XXXV, Curso 1976.71, 147.225, E. Alarcos Llorach, Apostilias textuales’al L, de B. A, «omen, a V. Garefa de Diego», I, 1976, 1-12, etc. § 65 Epoca alfonsi y siglo XIV 253 parte los hemistiquios heptasilabos, leves aunque prenados de sentido, se pueblan de comparaciones con riqueza imagina. tiva de origen oriental, 4. En cl terrible reinado de Pedro I se forja el alma de Pero Lopez de Ayala, conciencia vigilante de un mundo en ‘caso. Ante el resquebrajamiento de la sociedad medieval la mirada penetrante del cronista descubre los males que la han minado, analiza la concatenacién de los hechos y los narra con aparente objetividad e implacable calculo de los efectos. Su poesia satirica tiene igual carga de intencién e igual acier. to.en la cleccin de detalles significativos; y en la religiosa personaliza la tensién de los salmos penitenciales con angus- tia y hondura nuevas en la lirica de Castilla (estr. 740, 749): Non entres en juizio con tu siervo, Sefior, a Yo s6 tu vencido conozco mi error. Los dias me fallescen, el mal se me acrescienta, non ha mal nin perigros quel coragén non sienta.... 2 Proverbivs morates, edited with an introduction by Ig. Gonzélez Llubera, Cambridge, 1947; Américo Castro, Espaiia en st historia, Buenos Aires, 1948, 561572; E. Alarcos Llorach, La lengua de los «Pro. Yerbios morales» de don Sem Tob, Rev. de Filol. Esp, XXXVI, 1951, 249-309; y Luisa Lépez Grigera, Un nuevo cddice de los «Proverbios morales de Sem Tob, Bol. R. Acad. Esp., LVI, 1976, 221-281, % Véanse Américo Castro, Lo hispdnico y el erasmismo, Rev, de Filol. Hisp., TV, 1942, 411 (después en Aspectos del vivir hispanico, Santiago de Chile, 1949, 62-72); R. Lapesa, El Canciller Ayala, «Historia General de las Literaturas Hispénicass dirigida por G, Diaz Plaja, Barcelona, I, 1949, 493512; R. B, Tate, Lépez de Ayala, humanist his. torian?, isp. Rev., XXV, 1957, 157-174; J. Gimeno Casalduero, La per. Sonatidad del Cancitier P. L. de A., Monteagudo, no 36, 1961, 28 (am. Pliado, en Estructura y disefto en ta liter. cast. medieval, Madsid, 1975, M3.161), y P. L. de A. y el cambio poético de Castilla a comienzos del XV, Hisp. Rev., XXXIII, 1965, 1-4; L. Urrutia Salaverri, Algunas observa. Giones sobre el libro por muchos mal llamado «Rimado de Palacion, Cuadernos Hispanoam., niims. 738-240, 1969, 459.474; G. Di Stefano, Aspetti del «Realismo Morale» nel Rimado de Palacio, Miscellanea di 254 Historia de la lengua espanola § 66 ENGUAS Y DIALECTOS EN EL SI- § 66. GENERoS LITERARIOS, GLo xiv. 1. El Libro de Buen Amor, aunque en gran parte fuese narrativo y conservara la tradicional estrofa del mester de clerecia, contenia abundantes fragmentos liricos —oracio- nes, cantigas varias, canciones de serrana— en otras formas de versificacién, especialmente el zéjel 0 villancico, de vieja raigambre hispano-arabiga. Otro tanto ocurre con el Rimado de Palacio del Canciller Ayala, donde hay algunas canciones religiosas. El castellano invade el terreno reservado al galle- go: Alfonso XI escribe en castellano una linda poesia tro- vadoresca™, y a fines del siglo x1v, aunque algunos de los poetas mas antiguos del Cancionero de Baena prefieran toda- Studi Ispanici, Pisa, 1969-1970, 523; Kenneth R. Scholberg, Sdtira ¢ invectiva en la Espafia medieval, Madrid, 1971, 179-189, etc. Las Cré- nnicas de Ayala carecen de edicién que responda a las exigencias de la ‘moderna critica textual; hay que acudir, pues, a la de Llaguno, Crén. de los Reyes de Castilla, 1719, 0 2 Ia de Rosell en la Bib. de Aut. Esp.. LXVI y LXVIT. Del Rimado 0 Poesias hay las eds. de A. F. Kuersteiner (New York, 1920, 2 vols.), K. Adams (Salamanca, 1971), J. Lopez Yepes (Vitoria, 1974), J. Joset (Madrid, 1978, 2 vols.) y Michel Garcia (Madrid, 1978, 2 vols.); estd dispuesta para publicacién otra de German Orduna. Del Libro de Job y Las Flores de los «Morales de Job» hay las de F. Braneiforti (Messina Firenze, 1962, y Firenze, 1963; resefia de Margherita Morreale, Hisp. Rev., XXXIV, 1966, 361-366). De interés para el len- ‘uaje y texto del Rimado son’ los articulos de A. F. Kuersteiner, The use of the relative pronoun in the «R. de P.», Revue Hisp., XXIV, 1911, 46.70; D. C. Clarke, Hiatus, Synalepha and Line Length in Lépez de Ayala's ‘Octosyllables, Rom. Philol., I, 198, 347356; G. Orduna, El fragmento P del «R. de Ps y un continuador andnimo del C. A., Filo- logia, VIT, 1961, 107-119, y Una nota para el texto del «R. de P.»: 'Vene- cia, Venencia, Abenencia, Bull. of Hisp. Studies, XLI, 1964, 111-113; y sobre todo M. A. Zeitlin, A Vocabulary 10 the «R. de P» of P. L. de A, tesis inédita, Univ. de California, 193). ™ Cancionero de la Vaticana, 209%. Los abundantes galleguismos parecen ser, en gran parte, de copia sélo. t ' § 66 Epoca alfonsi y siglo XIV 255 via el gallego en sus obras de amores, la mayoria de la total produccién lirica esté en castellano. Ademas el gallego usa- do es muy impuro; a veces se trata realmente de una lengua Aibrida, con un ligero barniz galego”. De todos modos, el influjo de la lirica gallego-portuguesa dejé huellas lingiiis- ticas en castellano: asi coita, coitado se usaron durante algiin tiempo junto a cueita > cueta, cuita, cuitado, originariamente Jeoneses o aragoneses. Como derivados de laetus habian " contendido en el Centro de Espaiia cl castellano liedo y el gallego-portugués ledo; desde el siglo xiv sélo se registra ledo. A fines de la misma centuria se incrementa en Castilla el empleo de alguién, alguien, bajo la accién del portugués alguem*, 2. El dialecto leonés se mezcla con el castellano en cierto miimero de producciones literarias. No sabemos si la primi- tiva versién, hoy perdida, de la Demanda del Santo Grial, seria leonesa pura o ya mediatizada: los textos conserva- dos guardan muchos occidentalismos, igual que la Estoria del rey Guillelme, la de Otas de Roma y otros relatos nove- Tescos”. El Poema de Alfonso Onceno pretende estar «en Jenguaje castellano», aunque se escapen algunos lusismos y muchos rasgos leoneses *; también abundan éstos en el Libro ® Véase mi articulo La lengua de la poesia lirica desde Macias hasta Villasandino, Rom. Philol., VII, 1953, 5159. « ® Véase Y. Malkiel, Hispanic «aigu(ilén» and related formations, "Univ. of California Publications in Linguistics, 1948. 2K. Pietsch, Modern Philology, XIII, 191546 y Spanish Grait Fragments, Chicago, 192425; Estoria'del rey Guillelme y El caballero Plécidas, ed. Knust, Dos obras diddcticas y dos leyendas, Biblisf. Esp., ‘Madrid, 1878; Otas'de Roma, ed. H. L. Baird, Madrid, 1976; Francisco Marcos Marin, Comentario morfoldgico y sintdctico de un texto me-

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