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Cesar vallejo y su opinión sobre el vanguardismo

Al respecto comenta Washington Delgado: “El nacimiento del


vanguardismo peruano se produjo en un momento de cambios y
conmociones sociales que si no llegaron a constituir una revolución
explícita, mostraban por lo menos un malestar en el cuerpo del país
que en cualquier momento pudiera haberse generalizado y vuelto
explosivo (…) Una conciencia social que, algo más tarde, se
manifestará con mayor claridad, en la huelga de 1919 por las ocho
horas de trabajo. La elección de Billinghurts en 1912 y la huelga
general de 1919 con fechas que marcan una nueva etapa en la
historia del Perú. Entre ambas se fermenta nuestra vanguardia.
El movimiento vanguardista significó estéticamente un giro de ciento
ochenta grados; pero, como todas las revoluciones, si bien realizó un
cambio fundamental de dirección, no dejó de aprovechar la lección de
algunos miembros de generaciones y escuelas anteriores (…) El
modernismo último inició el acopio de unos materiales que serían más
exacta y abundantemente aprovechados por los movimientos de
vanguardia.

El Vanguardismo inaugura un nuevo modo de ver la literatura


caracterizado por la primacía del prosaísmo versus musicalidad,
feísmo versus preciosismo y absurdo versus comunicación lógica. De
ahí que las vanguardias tuviesen en sí un carácter límite.
Con Trilce, Vallejo se alejó de la lírica modernista que habían forjado
Rubén Darío y otros, para componer un lenguaje distinto, propio de la
vanguardia del momento. De este modo, también se alejó del registro
de su primer poemario, Los heraldos negros (1918). Se trata del primer
poemario de Vallejo, publicado en 1918.
Cesar vallejo y su opinión sobre el vanguardismo
Al respecto comenta Washington Delgado: “El nacimiento del
vanguardismo peruano se produjo en un momento de cambios y
conmociones sociales que si no llegaron a constituir una revolución
explícita, mostraban por lo menos un malestar en el cuerpo del país
que en cualquier momento pudiera haberse generalizado y vuelto
explosivo (…) Una conciencia social que, algo más tarde, se
manifestará con mayor claridad, en la huelga de 1919 por las ocho
horas de trabajo. La elección de Billinghurts en 1912 y la huelga
general de 1919 con fechas que marcan una nueva etapa en la
historia del Perú. Entre ambas se fermenta nuestra vanguardia.
El movimiento vanguardista significó estéticamente un giro de ciento
ochenta grados; pero, como todas las revoluciones, si bien realizó un
cambio fundamental de dirección, no dejó de aprovechar la lección de
algunos miembros de generaciones y escuelas anteriores (…) El
modernismo último inició el acopio de unos materiales que serían más
exacta y abundantemente aprovechados por los movimientos de
vanguardia.

El Vanguardismo inaugura un nuevo modo de ver la literatura


caracterizado por la primacía del prosaísmo versus musicalidad,
feísmo versus preciosismo y absurdo versus comunicación lógica. De
ahí que las vanguardias tuviesen en sí un carácter límite.
Con Trilce, Vallejo se alejó de la lírica modernista que habían forjado
Rubén Darío y otros, para componer un lenguaje distinto, propio de la
vanguardia del momento. De este modo, también se alejó del registro
de su primer poemario, Los heraldos negros (1918). Se trata del primer
poemario de Vallejo, publicado en 1918.

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